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Esto sin embargo está cambiando rápidamente. Es probable que los cambios
no respondan a otra cosa que a la misma inercia de los fenómenos externos,
pero en todo caso se están produciendo.
Ningún otro factor afecta los intereses del Negocio de la forma en que lo hace
la Competencia. Sólo ella es una variable del entorno que tiene el propósito
específico de generar "daño". Ninguna otra variable se sustenta en intenciones
ordenadas para afectar los intereses del Negocio propio cómo lo hace un
competidor.
Los efectos del fenómeno competitivo son notables entre las organizaciones de
negocios. Las estadísticas en todas las economías del mundo coinciden que el
riguroso veredicto de los mercados desplaza, año tras año, muchas más
organizaciones de negocios que aquellas que se mantienen en la dinámica. Es
mayor el número de negocios que salen e ingresan a los mercados que
aquellos que permanecen en él durante periodos de tiempo más largos. Sin
embargo éste mismo periodo de tiempo que la Organización de negocios
promedio permanece con cierta "salud" en el mercado, se está reduciendo.
Son cada vez más frecuentes las fusiones, las compras de negocios enteros
por parte de otros, las "alianzas estratégicas", las declaraciones de bancarrota,
las "reducciones", etc.
El conjunto de las organizaciones que tienen éxito durante periodos de tiempo
más extendidos se está reduciendo en proporción al tamaño que
progresivamente adquieren las economías y los mercados. Y el propio éxito de
éste conjunto pequeño de organizaciones puede ser en esencia muy
transitorio, porque en la mayoría de los casos no se fundamenta en la
capacidad propia tanto como en la relativa incapacidad del resto.
El motivo por el que las cosas son así es uno muy sencillo pero tremendamente
sutil:
El Libre Mercado es un Sistema, la Competencia es un Fenómeno amparado
por el primero. En cambio los Negocios no son, necesariamente, ni lo uno ni lo
otro.
Ante una situación así, las personas no pueden por un lado condicionar el
Sistema, deben adaptarse a él; y por otra parte no pueden responder al
Sistema pretendiendo a su vez "construir" un Sistema. Es absolutamente
indispensable que "personalicen" las respuestas.
Este es un juego de individuos ante Sistemas.
El primer caso es, en teoría, más sencillo de resolver, porque se trata de una
cuestión de "conocimiento".
El segundo es mucho más complejo y nocivo en sus efectos finales.
Poco queda por decir sobre la necesidad que las organizaciones de negocios
conozcan profundamente el sistema para poder adaptarse a él. Sin embargo el
afán de "construir sistemas para responder al Sistema" merece más atención
porque involucra a muchos actores, entre ellos, esencialmente a los hombres y
a los pensadores del mundo de los negocios.
Estos Sistemas de Pensamiento están dotados de mucha técnica, más allá que
emergen como producto de conceptos. Si no fuesen planteamientos técnicos,
poco tendrían de práctico para enfrentar eficazmente la fenomenología
competitiva y el Mercado. Es asombroso como la ciencia de Administración de
Negocios se encuentra plagada de técnicas para resolver problemas
vinculados a estos Fenómenos. El número de ellas excede todo cálculo, es un
torbellino de propuestas que periódicamente se ponen "de moda": las matrices
insumo-producto, las curvas de experiencia, los círculos de calidad, los
sistemas de administración de calidad total, la reingeniería, el "downsizing", la
Planificación Estratégica, el Mercadeo (que trae aparejado otro conjunto grande
de técnicas), etc.
Dado que las organizaciones están formadas por individuos, éstos son los que
en última instancia deberán adaptarse a los sistemas y actuar con ventaja en
ellos. Y si de formar sistemas se tratara, entonces deben formarse Sistemas de
Profesionales que puedan entender y actuar positivamente sobre los
Fenómenos. Sólo entonces se justifica el desarrollo enfático del Pensamiento y
de las técnicas.
Negocio y Estrategia.-
Y dado que debe asumirse que las organizaciones no producen nada que
entiendan que no puede venderse, entonces la función de Ventas tiene
preeminencia sobre la de Producción, convirtiéndose en la función
organizacional que por excelencia perfecciona el Negocio.
Las Ventas, por ello mismo, se encuentran ubicadas en un sitial que no puede
alcanzar ninguna otra tarea en la Organización, incluida por supuesto, la
Mercadotecnia, la misma que se entiende sólo como un conjunto de técnicas
destinadas a soportar la tarea vital de Ventas.