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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

INSTITUTO DE FORMACION INTEGRAL HAGIOS


PROGRAMA COMPONENTE TEOLOGICO
CATEDRA: TEOLOGIA SISTEMATICA I

ENSAYO SOBRE LOS ATRIBUTOS DE DIOS

Estudiante: Luis José Figueroa R.


C.I. V-8.766.867
PROFESOR: Daniel Contreras
Introducción

El consenso entre los eruditos más destacados es que existen solo dos aspectos en
los que se centra la doctrina del Espíritu Santo: Su persona y su Obra, desde allí se
desprenden diferentes funciones o manifestaciones que se evidencian en los relatos
bíblicos y que han sido punto de controversias entre diferentes grupos religiosos
incluyendo cierto denominación evangélica. En este sentido el presente ensayo recoge
de manera muy sucinta mi posición con respecto a lo que la biblia enseña acerca de la
obra del Espíritu Santo, que es realmente mi convicción doctrinal acerca de cómo
opera la tercera persona de la Trinidad en la vida de un creyente en Cristo.

Con apoyo en la lectura de las fuentes bibliográficas citadas y con revisión del
texto bíblico he procurado ser objetivo y puntual en este asunto, pues es fundamental
que la doctrina de un creyente en cuanto la obra del Espíritu Santo sea completamente
Bíblica y sobre todo los que aspiran obispado o ejercen el ministerio de la enseñanza
en grupos o congregaciones Cristianas Evangélicas.
Mi Posición sobre la Obra del Espíritu Santo

Considero que la obra del Espíritu es la de manifestar la presencia de Dios en el


mundo a través de la vida de los miembros de su iglesia. En la biblia hay mucha
evidencia tanto en el Antiguo Testamento donde la presencia de Dios se manifestó
muchas como su gloria de y en diversas teofanías, y en el Nuevo Testamento, en los
evangelios Jesús es la primera fuente de manifestación de la presencia de Dios entre
los hombres, cuando el Espíritu Santo descendió sobre El cómo paloma (Juan 1:32-
34). Luego de la ascensión de Jesús a los cielos y hasta la presente fecha el Espíritu
Santo es la manifestación primaria de la presencia de la Trinidad entre nosotros. Creo
firmemente que debido a que el Espíritu Santo es la persona de la Trinidad mediante
la cual Dios manifiesta particularmente su presencia en la era del nuevo pacto, puedo
mencionar de manera muy sucinta cuatro aspectos de la obra del Espíritu Santo que
dan evidencias de la presencia y de la obra de Dios en sus escogidos:
I. El Espíritu Santo habilita:
Se ve por primera vez y de una forma plena en el ungimiento y habilitación de
Jesús como el Mesías. El Espíritu Santo descendió sobre Jesús en su bautismo (Mt
3:16; Mr. 1:11; Lc 3:22). Juan el Bautista dijo: «Vi al Espíritu descender del cielo
como una paloma y permanecer sobre él» Gn 1:32).
II. El Espíritu Santo purifica:
Espíritu Santo produce un rompimiento con el pecado en nuestra vida y también
produce un crecimiento en la santidad del creyente. Hace que brote dentro el «fruto
del Espíritu» (amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad
y dominio propio», Gá 5: 22-23), cualidades que reflejan el carácter de Dios. A
medida que continuamente «somos transformados a su semejanza con más y más
gloria» hay que mantener presente que esto sucede «por la acción del Señor, que es el
Espíritu» (2ª Co 3:18). La santificación viene por el poder del Espíritu Santo (2ª Ts
2:1 3; 1ª P 1: 2; Ro 8: 4, 15-16).
III. El Espíritu Santo revela;
Revela la palabra de Dios a los Profetas y los Apóstoles de tal manera que en muchos
casos esas palabras pudieron ser expresadas mediante las Escrituras ( Nm 24: 2; Ez
11: 5; Zac 7: 12, Mt 22: 43; Hch 1: 16; 4: 25; 28: 25; 1ª P 1: 11).) y otros que
escribieron las palabras de las Escrituras del Nuevo Testamento fueron también
guiados «a toda la verdad» por el Espíritu Santo (Jn 16: 13), quien también les habló
a los apóstoles lo que él escuchó de parte del Padre y del Hijo, y les anunció las
«cosas por venir» (Jn 16:13; Ef 3:5).
IV. El Espíritu Santo unifica
Cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre la iglesia en Pentecostés, Pedro
proclamó que se estaba cumpliendo la profecía de Joel 2: 28-32 donde se creó una
nueva comunidad que era la iglesia. La comunidad estaba marcada por una unidad sin
precedentes, como se menciona en Hechos 2:44-47 “Todos los creyentes estaban
juntos y tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían
sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno. No dejaban de reunirse en el
templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con
alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del
pueblo, y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos”

Bibliografía
Conner, W.T – Doctrina Cristiana –Editorial Mundo Hispano 2003 (pp 82-91)
Berkhof, L –Teología Sistemática Completa –Michigan 1949 (pp 526-530)
Grudem, W- Teología Sistemática- Editorial Vida- 2007 (pp 666-686)
Biblia Plenitud – Versión Reina-Valera 1960.

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