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Antecedentes:
El feminismo en Corinto
En Corinto, las mujeres exigían el mismo trato que los hombres. Similar a lo
que demandan muchas mujeres hoy, consideran el matrimonio y la crianza de
los niños como limitaciones injustas de sus derechos. Resentían concebir hijos
por el temor de que ello afectara su apariencia. Afirmando su independencia,
dejaron a sus esposos y sus hogares, rehusaron cuidar de los niños que
tenían, vivieron con otros hombres, demandaron trabajos tradicionalmente
ocupados por hombres, usaron ropa y estilo de peinados de hombres, y
abandonaron toda apariencia de feminidad.
Elementos indispensables
1 Corintios 11:3
Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la
cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
La clarificación de autoridad
1 Corintios 11:3
Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la
cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
La autoridad de Cristo
Así todo, hay cristianos que son judíos, gentiles, esclavos, libres, hombres y
mujeres. Pablo, sin embargo, hablaba de distinciones espirituales, diferencias
en posición delante del Señor, valor espiritual, privilegio y mérito.
Es por eso que Pablo no establece ninguna diferencia entre hombres y mujeres
en lo que concierne a habilidades, intelecto, madurez o espiritualidad. De
hecho, algunas mujeres son superiores a algunos hombres en esas áreas.
La autoridad de Dios
Esos tres aspectos de autoridad y sumisión son inseparables. Tal como Cristo
se sometió al Padre, los cristianos deben someterse a Cristo y las mujeres
deben someterse al hombre. Uno de esos aspectos no puede rechazarse sin
rechazar los otros. Cualquiera que rechaza el principio de la sumisión de la
mujer al hombre tiene que rechazar la sumisión de Cristo al Padre y la sumisión
de los creyentes a Cristo.
Un símbolo de trascendencia
(1 Corintios 11:4-6).
Lo mismo era verdad respecto de una mujer. En los días de Pablo se usaban
numerosos símbolos para manifestar la subordinación de la mujer en su
relación con el hombre, particularmente la de la esposa con su esposo.
Normalmente el símbolo tomaba la forma de una cubierta para la cabeza, y en
el mundo greco-romano de Corinto el símbolo evidentemente era el velo. En
muchos países del medio oriente , por ejemplo, el velo de una mujer casada
indica que ella reserva su belleza y encantos totalmente para su marido y no se
descubrirá delante de otros hombres. Del mismo modo, en la cultura del siglo
primero en Corinto, usar una cubierta en la cabeza mientras adoraba era la
manera cómo una mujer mostraba su devoción y sumisión a su marido, y al
orden de Dios.
Pablo señala que “el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón” (1
Co. 11:8). Adán fue creado primero y se le dio dominio sobre la tierra antes de
que la mujer fuera formada de él. Adán le dio el nombre de “varona, porque del
varón fue tomada” (Gn. 2:23; vea 1 Ti. 2:11-13).
La mujer fue creada no solo del hombre, sino también para el hombre: “Y
tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del
varón” (1 Co. 11:9). Ella no es ni intelectual, ni moral, ni espiritual ni
funcionalmente inferior al hombre, pero singularmente procede de él. Su papel
es depender de su liderazgo, protección, cuidado y ser “ayuda idónea para él”
(Gn. 2:20).
Aunque eso es comprensible, ¿por qué Pablo dice que las mujeres deben tener
ese símbolo “a causa de los ángeles”? Los “ángeles” a los que Pablo se refiere
son los santos ángeles, los ángeles que sirven a Dios. A través de las
Escrituras los santos ángeles de Dios son presentados como criaturas de gran
poder, pero derivan su poder de Dios y lo someten a Él. De modo que son
ejemplo principal de la subordinación correcta de las criaturas.
La verdad equilibrada
Para que los hombres no abusen de su autoridad sobre las mujeres, Pablo les
recuerda de su igualdad y dependencia mutua: “Pero en el Señor, ni el varón
es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del
varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios” (1 Co.
11:11-12). La autoridad del hombre sobre la mujer le es delegada por Dios para
que sea usada para su propósito y según su norma. Como compañero de
creación, el hombre no posee superioridad innata sobre la mujer ni tiene el
derecho de usar su autoridad ni tiránica ni egoístamente.
Dios creó a la primera mujer del hombre, pero desde entonces todo hombre
nace a través de una mujer (1 Co. 11:12). Esa es la sabia armonía y el
equilibrio de la gracia de Dios.
2. ¿Cómo responde a las personas que ejercen autoridad sobre usted que
saben menos que usted dentro de su esfera de influencia particular? ¿Sigue su
liderazgo gustosamente o se irritas bajo su autoridad? Basado en lo que usted
ha aprendido, ¿cuál debía ser su respuesta adecuada y por qué?
TALLER
2.¿Cuáles son algunas de las maneras cómo los hombres abusan sus
posiciones de autoridad, específicamente respecto de la mujer?
6.¿De qué manera elevó el cristianismo a las mujeres a una posición que no
habían conocido previamente?
8.En la iglesia en Corinto ¿qué comunicaba la esposa al usar una cubierta para
su cabeza? ¿Qué revelaba una mujer cuando dejaba de cubrir su cabeza?