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1. ¿Qué es la ética?
Es una ciencia de la moral. Se divide en ética normativa y teoría de la moral. La
primera es el problema del bien y del mal, establece el código moral de la
conducta, señala qué aspiraciones son dignas, y cuál es el sentido de la vida. La
teoría de la moral investiga la esencia de esta última, su origen y desarrollo, las
leyes a que obedecen sus normas, su carácter histórico. La ética normativa y la
teoría de la moral son inseparables entre sí. Últimamente se ha desarrollado la
metaética, que investiga las enunciaciones éticas, su relación con la verdad, la
estructura y constitución de la teoría ética. No hay que identificar la ética con la
moral vigente, “práctica”, con la moralidad; la ética es la ciencia, la teoría de la
moral y de la moralidad. La moral surgió antes que la ética, existía ya en el
régimen de la comunidad primitiva, mientras que la ética apareció al formarse la
sociedad esclavista. La ética ha sido un elemento de las doctrinas filosóficas, de la
teoría filosófica. Desde que apareció, en ella ha habido lucha entre la concepción
materialista de la moral y la idealista. Los materialistas premarxistas no podían
comprender las leyes objetivas reales del desenvolvimiento de la moral.
2. El bien moral
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El bien en el ser humano consigue la magnitud moral, pues el ser
humano es independiente, de tal forma que la obtención de su bien es
causada por su independiente autodeterminación. Este orden natural se
muestra al hombre como algo que debería respetar: si lo respeta, el
individuo humano es buena, o sea, tiene buena voluntad; si no respeta
el orden natural, es malo, o sea, tiene mala voluntad.
Estos fines esenciales de la naturaleza son fines morales en la medida
en que son la norma de la acción libre del hombre. Estos fines pueden
captarse de varias formas: primero, a través del sentido moral común.
Pero además de este sentido moral común, la ética se basa en el
conocimiento científico de la naturaleza humana. Y es por ello que
Santo Tomás de Aquino dice que "la razón entiende por buenas todas
aquellas cosas a las que tiende la naturaleza". Por eso se llama recta
razón a la que conoce sin error los fines que el hombre debe buscar con
sus acciones. Ahora es más fácil comprender que la norma de la
moralidad es la razón justa, ya que la racionalidad indica la condición
específica del hombre; "Derecho" significa que no se desvía hacia fines
no racionales, en los que no se reconoce la razón, como el mero deleite
de los sentidos o la pura autoafirmación de la voluntad (obstinación). Por
tanto, podemos concluir que el bien moral es el bien adecuado a la
naturaleza humana según el principio de la justa razón.
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A partir de la noción de mal que hemos visto, podemos definir el
mal físico como "la privación de un bien debido a la naturaleza
corporal del individuo".
También, podemos considerar el mal físico sólo como maldad
en un sentido impropio, ya que no constituye desorden con
respecto al fin último. En los seres irracionales hay que tener en
cuenta el bien de la especie y del Universo. Por tanto, que un
animal devore a otro es un mal relativo, ya que es necesario
para mantener la armonía entre las especies. Y en el hombre, el
mal físico es la oportunidad que Dios nos da para ganar mayor
mérito y fortalecer virtudes.
2.2. La mal moral
Definimos el mal moral, también llamado pecado, como "el
insulto a Dios, Creador y fin último del hombre, y que se traduce
en la libre transgresión del ser racional de las exigencias de la
naturaleza, que ordenan hasta el final”.
Este es el único mal real, pues implica la pérdida del fin último,
es decir, la retirada del mal bien real en sentido absoluto,
mientras que el mal físico hace El mal solo en un sentido
limitado, y en este sentido podemos decir que el mal moral
denota no solo una carencia o privación, sino una cualidad de
las acciones humanas.
Pero incluso si el mal no tiene causa en sí mismo, debe tener algún tipo
de causa real. La causa del mal es el bien, pero lo es de la única
manera en que el mal puede tener una causa, es decir, como una causa
accidental. Que la causa sea per accidens aquí significa que el mal no
es lo que pretende el hombre, sino el bien que connota alguna
imperfección moral
2. La felicidad humana
2.1. La felicidad natural
La felicidad perfecta que corresponde a la naturaleza humana
sería un conocimiento natural muy perfecto y el amor a Dios,
situación que surgiría si el alma se separara del cuerpo y el
conocimiento que el hombre tendría de Dios lo satisfaría por
completo, aunque sus conocimientos eran, análogamente, más
perfectos que los de esta vida, pero no intuitivos como los que
disfrutan de la visión dichosa. Sabemos por la teología que esta
situación ciertamente ocurrirá entre las personas no bautizadas
que han muerto sin razón; sería justo si el hombre no fuera
exaltado por la gracia.
2.1. La felicidad sobrenatural
El hombre está destinado a un estado superior al que le
corresponde por naturaleza humana y, por tanto, gozará de una
felicidad sobrenatural. Esta felicidad sobrenatural consistirá en
una posesión más perfecta de dios, a la que seguirá una alegría
y un amor que calmarán por completo la voluntad, mucho más
allá de lo que solo se puede lograr con las fuerzas de la
naturaleza. El conocimiento de dios es intuitivo, es decir, cara a
cara, y se llama visión dichosa. Y para esta visión dichosa, como
ya hemos visto, se necesita una ayuda de la gracia llamada
lumen gloriae.
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palabras: el bien como tal, al que tiende la voluntad como objeto
propio, no se equipara inmediatamente con ninguno de los
bienes individuales finitos que son objeto del conocimiento de la
naturaleza.