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¿De qué nos morimos en

Argentina en tiempos de
pandemia?
En cualquier análisis, las estadísticas cuentan una parte
de la historia, pero ninguna cuenta toda la verdad
11

Autor/a: Martín Lombardero


INDICE: 1. Texto principal | 2. Referencias bibliográficas
Texto principal

> Introducción

Cada persona que fallece tiene una historia de vida y un dolor familiar,
intransferible e individual, cualquiera sea su edad e
independientemente de su estado general previo (enfermedades y
comorbilidades). Y desde hace más de 120 días y como nunca antes en
nuestra historia, hablamos tanto y tantas veces de muertos/día casi
como un índice de esperanza de vida al… “no morir”. Esto nos lleva a
un estado de miedo continuo que en cierta medida nos paraliza.

La infección por COVID-19 pareciera ser la única causa de muerte,


donde lo urgente desplaza y va en detrimento de lo importante. En
cualquier análisis, las estadísticas cuentan una parte de la
historia, pero ninguna cuenta toda la verdad. Por eso, en este
artículo trataremos de hacer foco en biología, estadísticas y
epidemiologia, planteando algunas hipótesis de números estimados
(no podemos ser exactos, dado que en algunos temas aún no hay datos
concretos), intentado hacerlo desde un punto de vista diferente al que
nos muestran a diario.

Partimos de la base del último registro (año 2017) con 341.688


defunciones en nuestro país¹ y veamos de qué podríamos fallecer en
una Argentina con y sin Pandemia.

> ¿Cuál es la principal causa de muerte hoy en


Argentina?

Ayer y hoy, en Argentina y en el mundo desarrollado, la principal causa


de muerte es la de origen cardiovascular: 280 individuos fallecen
por día por problemas cardiovasculares (97.219 al año) tomando el
último registro del año 2017, y sobre un total de 341.688, lo que
representa el 28,5% de la mortalidad global en nuestro país.¹

Por otra parte, entre 2000 y 2010, se redujo la mortalidad


cardiovascular en Argentina un 22% (de 271.4 a 211.6 por cada
100.000 habitantes)², gracias a la implementación de programas de
prevención, diagnóstico con avanzada técnicas de imagen cardiaca y un
óptimo y renovado intervencionismo cardiovascular³.
Fuente: elaborado por el SILVER-Ca en base a los registros de mortalidad de la DEIS (Dirección de
Estadística e Información de Salud), Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nacion. Instituto
Nacional del Cáncer. (INC). Argentina 2019.

Sin embargo, durante la pandemia, muchos de estos avances se


amortiguaron o inclusive o disminuyeron. Un reciente trabajo
multicéntrico argentino4 (participaron 31 centros de salud) mostró que
las consultas debido a emergencias cardiovasculares disminuyeron un
75% y las hospitalizaciones un 48%; los ingresos por dolor de origen
coronario un 62% y por accidente cerebrovascular en un 46%, los
procedimientos invasivos también disminuyeron: 59% las angioplastias
coronarias (colocación de stent), y 58% las cirugías cardiacas.

En otro trabajo reciente, los Dres. P. Lamelas, A. Alves de Lima, F.


Botto y col, del Instituto Cardiovascular de Bs As5, concluyeron que
como consecuencia del menor control de los factores de riesgo
cardiovasculares de abril a octubre de 2020 podríamos tener hasta
10.500 nuevos casos de enfermedad cardiovascular que pudieron ser
prevenibles. Por ejemplo, un infarto de miocardio tardíamente tratado,
podría llevar a un exceso de 6000 a 9000 muertes evitables con el
tratamiento a tiempo.

Un reporte del mes de junio del corriente año de la iniciativa Stent-


Save a Life! 6 Argentina, demostró mayor mortalidad en el infarto
tratado cuando compararon abril del 2019 versus abril del 2020: 6%
versus 11.6% de mortalidad respectivamente, con diferencias
estadísticamente significativas (p <0.009).

Todo esto se traduce en mayor número de muertos por día por


enfermedad cardiovascular, por no prevenir, no consultar o
llegar tarde a la consulta.

Ese “enorme” 22% porcentaje de reducción de la mortalidad


cardiovascular que se logró en las últimas décadas, se debería haber
perdido transitoriamente en la cuarentena, lo que equivaldría a
aproximadamente 50 a 60 fallecidos/día más que se agregarían a los
280 fallecidos/día en épocas de no pandemia. Es decir, fallecerían
HOY en Argentina hipotéticamente 340 individuos por día de los
cuales 50 a 60 no deberían haber fallecido según protocolos de
prevención e intervencionismo optimo previos a la pandemia.

Recordemos que, en la crisis del 2001, la depresión económica llevo a


depresión psicológica, desesperanza, estrés negativo, insomnio,
ausencia de proyectos y perdida de autoestima entre otros aspectos
psicológicos que reflejaron un estrés “negativo” y que pueden ser
gatillo de infarto agudo de miocardio.

En año 2005 el Dr. Enrique Gurfinkel7 presento un trabajo clave que


mostró los efectos de la crisis argentina del 2001. Fue la primera
información epidemiológica oficial mundial en donde una crisis
financiera, social y económica fue relacionada con mayor mortalidad e
infarto. La crisis habría dejado 20.000 muertes por exceso de infartos
entre 1999 y 2002. Y dijo “Esto debería servirnos de advertencia, ya
que, si vuelve a pasar, los responsables de tomar las decisiones
estarían provocando un genocidio" (Dr. Enrique Gurfinkel (1957-
2011) 7 en un reportaje al diario La Nación en el año 2005).

Al periodo actual habría que agregar el encierro (con aumento


de todos los factores de riesgo y disminución de ejercicio físico
aeróbico) y el miedo a la pandemia en si misma (además del miedo a la
crisis económica) como gatillo de enfermedades cardiovasculares.

En un trabajo en vías de publicación sobre 1000 encuestas en


Mendoza, el Dr. Sebastián Wolff y col observaron que un 60% de los
individuos “sanos” en pandemia sufrieron depresión, ansiedad,
tristeza, falta de voluntad o desesperanza. No hay dudas que además de
mayor mortalidad por no consultar, habrá (como en el 2001) mayor
tasa de eventos cardiovasculares por estrés psíquico negativo.

La 2da causa de muerte en Argentina son las enfermedades


por tumores (cáncer). En 2017, 65.488 (19,2% del total) fallecieron
por esta enfermedad que hoy en muchísimos casos se previene con
diferentes protocolos de diagnóstico precoz…. ¿Cuántos de estos
diagnósticos precoces que salvan vidas hoy no se están
haciendo?

Imposible saber hoy cuanto representa un retraso de más de 6 meses


de diagnóstico precoz de un tumor incipiente de cualquier órgano. Para
citar un ejemplo, los investigadores han informado que el retraso en la
endoscopia gástrica en personas con sangre oculta en materia fecal
podría llevar a un diagnóstico precoz perdido y afectar negativamente
la supervivencia. Una vez más, las consultas y técnicas que detectan
precozmente alteraciones, en este caso tumorales, podrían ser causa de
mayor mortalidad futura, pero con datos aun inciertos e impredecibles
en la actualidad.

La 3er causa de muerte en Argentina es “la enfermedad


respiratoria” cuyo principal exponente es la EPOC (Enfermedad
Pulmonar Obstructiva Crónica, con Enfisema y Bronquitis Crónica
como principales causas), con 64.869 fallecidos en 2017, un 19% del
total¹. En la EPOC existe alteración estructural del parénquima
pulmonar, y el tabaquismo sigue siendo la causa principal de esta
enfermedad en el mundo
desarrollado.

El estudio EPOC.ar8 (realizado en 4000 pacientes de Argentina y en


varias provincias) mostró una prevalencia de 14,5% con una gran tasa
de sub-diagnostico (77%). En la Argentina (donde el 25% tiene el
hábito de fumar) habría alrededor de 1,5 millones de personas con
EPOC, donde la mayoría ignora su condición.

Una de las causas de internación, re-internación y mortalidad en EPOC


ocurren en las llamadas “reagudizaciones”. En invierno y antes de la
pandemia, es ampliamente conocido que las terapias intensivas
tienden a saturarse con pacientes con infecciones respiratorias por
virus estacionales (influenza, rinovirus entre otros) y bacterias
oportunistas. Particularmente en invierno en un año normal, es
relativamente difícil conseguir una cama en terapia intensiva por las
frecuentes complicaciones de enfermedades “estacionales”, siendo
muchas de ellas de reagudizaciones de EPOC agravadas por infecciones
respiratorias.

La edad avanzada (mayor de 75 años), es un agravante ya que


infecciones por el rinovirus (el virus más frecuente en reagudizaciones)
o el virus influenza (gripe) pueden complicar el cuadro ?. Existen datos
que muestran que hasta el 40% de pacientes EPOC avanzado pueden
fallecer por infecciones respiratorias estacionales (virus o bacterias). Y
existen otras enfermedades respiratorias cuyo final puede ser una
infección respiratoria oportunista.

El último Informe de Estadísticas Vitales, publicado por la Dirección de


Estadística e Información de Salud (DEIS) de la cartera de Salud,
reportó que en 2018 murieron en Argentina 31.916 personas por
infecciones respiratorias¹³ (neumonía e influenza), de las cuales 1/3
(13.246) fueron mayores de 85 años. Ahora bien… suponiendo que, de
los 31.916 fallecidos por infecciones respiratorias en Argentina del año
2018, el 70% (22.341) lo hayan hecho durante el invierno, (es decir
infecciones respiratorias estacionales) la mortalidad en esta época del
año seria de 124 pacientes por día.

Pero… ¿Cuántos de estos pacientes se están viendo HOY en las


terapías intensivas? ¿Cuántos pacientes con reagudizaciones de EPOC
con virus estacionales o bacterias habituales están graves en esta
época fría de Buenos Aires?

No hay datos oficiales, pero claramente y en interconsulta con jefes de


terapia intensiva y neumólogos, y también por lo que se observa en la
práctica diaria, se ven muchas menos internaciones por esta
enfermedad que en años anteriores y que ahora fueron reemplazados
por enfermos infectados por COVID-19. También las terapias infantiles
están con marcada disminución de bronquiolitis y de circulación de
VSR (Virus Sincitial Respiratorio), dejando camas libres que en
algunos centros son adaptadas para COVID 19 de adultos.

Claramente, todas las medidas adoptadas en los últimos 120


días han hecho disminuir la circulación de virus estacionales.

¿Dónde están los EPOC reagudizados de esta época? La cuarentena,


el aislamiento estricto de personas mayores, uso universal de máscaras,
distancia óptima y el cuidado de pacientes con EPOC en sus domicilios,
trajo como consecuencia que este grupo de pacientes tenga menos
visibilidad, y veamos en los centros de salud menos reagudizaciones
por virus/bacterias estacionales. Es decir… hoy en las terapias
intensivas, los pacientes con enfermedad respiratoria grave son
COVID-19, y no (o en mucha menos proporción) las habituales
reagudizaciones de EPOC de esta época con virus
estacionales.

¿Sería válido afirmar que “del punto de vista estadístico”


los fallecidos infecciones oportunistas (con foco en EPOC)
de otros años han sido reemplazados por fallecidos de
COVID 19?

Por ahora, y haciendo una estimación hipotética si tuviéramos 100


fallecidos/día de COVID-19 durante los próximos 2 meses en
Argentina, tendríamos alrededor de 10.000 fallecidos a fin del invierno
vs un aproximado e hipotético 22.341 fallecidos con infecciones
respiratorias estacionales en un invierno “habitual y sin pandemia”.
Cabe destacar que ambos comparten la misma franja de edad de riesgo
(mayores de 75 años). Por ahora hay esperar los datos de
Agosto/Septiembre.

El promedio de fallecidos por COVID-19 en Argentina es al día 24 de


julio de 18.7 fallecidos/día (total 2807) en 5 meses de pandemia y
merced a una larga cuarentena que no genero pico de contagios. Pero
en los últimos días ha aumentado a algo más de 100 fallecidos por día.
Es decir, no podemos precisar números futuros, pero hasta ahora es
probable como hipótesis, que la mortalidad global del COVID-19 en
Argentina pueda ser semejante y hasta menor a la de los fallecidos por
infecciones respiratorias estacionales graves de años anteriores sin
COVID.

Si en el 2018 el total de fallecidos para infecciones respiratorias por


virus y bacterias oportunistas (y no) fue de 31.916, y suponiendo que
este año solo tengamos un 30% de ese total, es decir 9.574, deberíamos
llegar a 22.342 fallecidos/año de COVID-19 para equipar el numero
total de fallecidos “por enfermedad respiratoria infecciosa global” en
2018.

Una estimación con un escenario de COVID 19 que no esperamos


tener. En España e Italia los fallecidos al día de hoy son 28.432 y
35.097 respectivamente, SIN haber hecho cuarentenas a tiempo ni
óptimas; y con un rebrote actual en algunas ciudades con muchos
contagiados y poca mortalidad. (Es importante destacar que los
fallecidos con infecciones por enfermedad respiratoria grave de otros
años fueron estimados sin cuarentena ni medidas de distanciamiento.
Y que también la mayoría de los centros tienen una clara disminución
de pacientes EPOC en
seguimiento).

> ¿Cuál fue la mortalidad de la gripe “común” o influenza en


el mundo pre-pandemia? ¿Y versus COVID-19?

Según datos de la OMS fallecen en el mundo y entre 290.000 y


650.000 por gripe estacional (Virus Influenza). Los datos de la OMS
están basados en un artículo de A. Danielle Iuliano y col, publicado en
The Lancet ¹°, donde se pudo obtener información de países que
representaron el 57% de la población mundial.

La media anual estimada de muerte respiratoria asociada a la influenza


varió de 0,1 a 6,4 por 100.000 individuos para personas menores de 65
años, 2,9 a 44 por 100.000 individuos para personas entre 65 y 74
años, y 17,9 a 223,5 por 100.000 para personas mayores de 75 años.
Estimaron entonces que por virus influenza fallecieron de 4 a 8.88 por
100.000 individuos, es decir: 0.04 a 0.08 cada 1000 individuos.

Pero es difícil estimar la tasa de letalidad por infección (Índice IFR) en


virus influenza, porque la inmensa mayoría que tiene una gripe por
influenza, ni consulta ni se hace un test diagnóstico. Además, la media
anual estimada de muerte por virus Influenza y publicada por la OMS
tiene una importante variación. A pesar de la variación descripta, el
IFR para gripe común estacional ha sido estimado en 0,1%.
(1/1000)¹²

En cuanto al COVID-19, los últimos datos de 27 países muestran más


de 600.000 fallecidos en 6 meses, aunque se estima que
extraoficialmente fueron más. La tasa de letalidad (IFR) estimada de
COVID-19 estaría entre 0.1-1.08% y fue estimada “universalmente” en
0.64% (6 pacientes cada 1000
infectados)¹¹¯¹².
No hay dudas que “hasta ahora” el COVID tiene mayor
mortalidad que la gripe estacional. Y en ambos virus el gran
factor de riesgo es el ser mayor de 75 años.

Pero… de todas maneras hay datos que las hacen hoy poco
comparables: COVID-19 es con cuarentena, medidas preventivas y sin
vacuna, y la Gripe/Influenza es la inversa de lo descripto: sin
cuarentena, sin medidas preventivas y con vacuna.

Por otra parte… ¿Cuál es la causa de muerte más frecuente en


menores de 35 años en Argentina?

Los accidentes viales siguen siendo la causa más frecuente. En el


2019 la mortalidad anual fue de 6.627 (datos de luchemos por vida.org)
lo que equivale a 19 fallecidos/día. De acuerdo a datos del gobierno de
la ciudad de Buenos Aires la mortalidad por accidente vial cayó un 56%
en abril 2020 (cuarentena estricta) vs abril 2019. Y hoy los politraumas
de accidentes viales no se ven en las terapias intensivas como en una
época normal.

> En síntesis …. ¿De qué nos morimos en tiempo de


Pandemia en Argentina?

1. La causa nro. 1 sigue siendo la Enfermedad Cardiovascular. A los


280 fallecidos diarios de años no COVID, la pandemia generaría un
exceso de mortalidad, difícil de estimar pero que podría rondar un 20%
(50 a 60 fallecidos por día que se agregan a los 280 diarios). Aun no se
sabe cuánto influirá el estrés negativo en la tasa final de enfermedad
cardiovascular (como ya ocurrió en 2001)

2. Tampoco se sabe cómo y cuánto va a repercutir el menor


diagnóstico precoz de tumores que no se está descubriendo en
pandemia. En los próximos años se conocerán datos de cuanto influyó
(y si es que influyó) en la mortalidad total la falta de estudios
preventivos.
3. Aun sin datos oficiales, la mortalidad de la nueva infección
respiratoria del COVID-19, se neutraliza y contrapone en número y
hasta ahora, con la menor mortalidad observada en este invierno
por infecciones (virus y bacterias) estacionales (como la gripe por
influenza). La ausencia de pacientes EPOC en esta época puede deberse
a que están muy cuidados, resguardos y sin circulación de virus
estacional. La tasa hipotética de fallecidos/día sería hasta el día de
hoy mayor para las infecciones respiratorias estacionales (basado en
registro del 2018) con 124 fallecidos/día de promedio en invierno,
mientras que para el COVID-19 corresponde hoy a un promedio de
18/día, pero es importante tener en cuenta el aumento de las cifras de
mortalidad de COVID-19 en las últimas semanas con más de 100
fallecidos/día. De acuerdo al IFR, el COVID 19 tendría mayor
mortalidad que el virus de la gripe, (6.4/1000 vs 1/1000
respectivamente.) Los próximos 2 meses serán claves en Argentina
respecto a la evolución y pronostico del COVID 19.

4. Por otra parte, y lógicamente, disminuyó el número de


fallecidos por accidente vial.

En el mundo aún se discute la cuarentena estricta. Pero cuando se


realiza en un momento estratégico, optimo y por un tiempo limitado,
es decir 4 semanas¹¹ el resultado es beneficioso y con una ecuación
salud vs economía que lógicamente debe ir en detrimento de la
economía. Pero cuando se alargan, las cuarentenas ya no tienen el
mismo efecto, el beneficio comienza a revertirse y no hay manera que
no circule el virus en una comunidad moderna.

De persistir la idea de la ecuación salud vs economía con largas


cuarentenas, habría que aplicar el mismo criterio y también cerrar todo
lo que aumente dramáticamente los factores de riesgo
cardiovasculares: fast-food, tabacaleras y distribuidoras de cigarrillos,
bebidas azucaradas, los “snacks”, los embutidos y hasta carnicerías que
no vendan carne magra…. y más aún… poner en cuarentena a todos
aquellos que tengan sobrepeso hasta que adelgacen…
¿Por qué? porque en la Argentina se mueren 280 personas /día de
enfermedades del corazón y es la 1er causa de muerte. Pero no es
posible hacerlo… no es lógico ni siquiera razonable. Entre otras cosas,
por las fuentes de trabajo y la economía que se pierde. Con el mismo
razonamiento para evitar las muertes por accidente de tránsito en los
jóvenes, no deberíamos darles el registro automotor a los menores de
35 años hasta que cumplan 35 años. Como es lógico de suponer, esto
no es tampoco aceptable ya que repercutiría en la economía y en sus
derechos y libertad de acción.

¿Entonces? Hemos aprendido a convivir con estos malos hábitos y


precursores modernos de enfermedad, con campañas de prevención,
concientización, educación, como también inculcando la importancia
de generar salud con deporte individual “moderado y constante”.

Lo mismo ocurre con este nuevo coronavirus, debemos aprender a


convivir con él, con campañas de buen hábito de bioseguridad, usos de
máscaras oro-nasales, distancia, lavado de manos, ventilación, ejercicio
físico, cuidar el grupo más vulnerable, rastreo de contactos, testeos y
aislar solo los focos, y demás medidas que se irán flexibilizando según
evolucione el COVID-19.

Una segunda parte de “De que nos morimos en tiempos de pandemia


en Argentina” nos dará seguramente, y en el futuro, datos más precisos
de algunas de las hipótesis basados en la observación que fueron
presentados aquí.

Autor: Dr. Martin Lombardero

Jefe de Imagen Cardiaca de Sanatorios de la Trinidad. Miembro


Titular de la Sociedad Argentina de Cardiología y de la Sociedad de
Imágenes Cardiovasculares de la Sociedad Interamericana de
Cardiología (SISIAC)
Agradecimiento: Colaboraron en la revisión y corrección de este
articulo las Dras. Silvia Makhoul y Graciela Reyes, y Dres. Gustavo
Domeniconi y Pablo Pratesi.

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