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ARGENTINA
1
Profesor Titular y Director de Maestría en Derecho Comercial y de los Negocios en la Facultad de
Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Profesor Emérito de la UBA. Autor de más de veinte libros.
Arbitro internacional. Arbitro del CIADI. Presidente de la Fundación FEIEI y del Centro Internacional de
Arbitraje y Mediación de la Argentina
Doctor en Derecho y Ciencias Sociales de la UBA, Doctor en Ciencias Jurídicas de la Universidad
Católica Argentina y Doctor en Ciencias Jurídicas de la Universidad de Castilla La Mancha (España)
2
2
Panero, Ricardo, “Formación de los conceptos jurídicos”, tirant le blanch, Valencia 2006, página 45.
3
Digesto, fr. 5º Lib II, tít. XIV.
4
Carames Ferro, “Curso de Derecho Privado Romano”, Perrot, Buenos Aires, 1953, página 161.
5
Di Pietro, Alfredo y Lapieza Elli, Ángel Enrique, “Manual de Derecho Romano”, Cooperadora de Derecho
y Ciencias Sociales, Buenos Aires, 1976, página 281/282.
3
Nominados
Contratos
Innominados
1º Provistos de
acción
Pacta vestita -Pretorianos
-Legítimos
Convenciones -Agregados a
o Pactos un contrato
2º Desprovistos
de acción Pacta nuda
6
Carames Ferro, obra citada, página 163.
4
7
Di Pietro y Lapieza Elli, a quienes venimos siguiendo, relatan esta evolución.
LLambías, Jorge J., “Código Civil Anotado”, Tomo III-A Contratos. Abeledo Perrot, Buenos
8
10
De Castro y Bravo, Federico, “El negocio jurídico”, Civitas, Madrid, reimpresión 2002, página 31, nº 28.
6
11
Llambías, Jorge J., “Tratado de Derecho Civil”, t. III, Editorial Perrot, Buenos Aires, 1977.
7
acto a cuya formación concurre, ejerce una prerrogativa jurídica propia 12 y crea
derechos y obligaciones exigibles. Efectuada esta distinción, cabe concebir que
al acto concurra una sola persona pero más de una parte; así acontece en la
doble representación y en todo supuesto de autocontrato.
b) El segundo recaudo es que medie una declaración de voluntad
común; ha de entenderse que debe existir un acuerdo y no una mera
coincidencia circunstancial de voluntades; y la declaración debe ser expresión
de la voluntad de ambas partes.
c) El tercero, es que la declaración de voluntad de las partes que se
anuda, esté destinada a reglar sus derechos.
Es conveniente recordar algunas de las conclusiones de la Comisión 4
de la IV Jornadas Sanjuaninas de Derecho Civil, de 198913.
“1. En el Código Civil argentino, en su redacción originaria, el contrato se
muestra, preponderantemente, como una categoría jurídica basada en el
voluntarismo.
“2. En la realidad presente se destaca el contrato como instrumento
económico, como un elemento objetivo y funcional en la operación de los
mercados.
“3. La respuesta de los operadores jurídicos, en la hora actual, debe
armonizar lo jurídico con lo económico. El contrato como concepto jurídico con
el contrato como operación económica. La justicia con la utilidad.
“4. El régimen contractual debe realizar el valor utilidad, que le es propio,
pero siempre en miras a la realización de la justicia y a su principio supremo, la
personalización del hombre…
“7. Las normas contractuales son captaciones de las adjudicaciones
humanas autónomas de contenido económico. Estas adjudicaciones han de
respetar los límites impuestos por las leyes económico-sociales y dirigirse, en
principio, por la ejemplaridad, si bien deben ser orientadas por un plan de
gobierno socio-político-económico que contrarreste las influencias humanas
difusas del mercado.
12
Llambías, obra citada.
13
Conclusiones de la Comisión 4 de las Jornadas Sanjuaninas de Derecho Civil. Las conclusiones son
recordadas por Vítolo, Daniel R., contratos comerciales, Ad.Hoc, Buenos Aires, 1994, p. 193.
8
14
Alpa, Guido, Les nouvelles frontiéres du droit des contrats, en Revue Internationale de Droit Comparé”,
Nº 4, L. g. D. J., París, 1998, p. 1029.
15
Mosset Iturraspe, Jorge, “Calificación, integración e interpretación del contrato”, Revista de Derecho
Privado y Comunitario, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2006, págs.23/24.
16
Galgano, Francesco, “Libertad contractual y la justicia del contrato”, en LL del 13 de marzo de 2008.
17
Díez-Picazo, Luis, Fundamentos del Derecho Civil patrimonial, 5º ed., Civitas, Madrid, 1996, t. I,
Introducción. Teoría del contrato, p. 395.
18
Díez-Picazo, Luis, ob. cit., p. 393. Compulsar también PÉREZ GALLARDO, De la interpretación e
integración contractual, en AA. VV.; Derecho de Contratos, t. I, Teoría general del contrato, Félix Varela,
La Habana, 2003, p. 232. Mosset Iturraspe, Jorge, obra citada, pág.27.
9
19
Para otro tipo de figuras jurídicas, de organización para la administración autónoma de un patrimonio
por ejemplo, las regulaciones legales europeas no aluden a formas contractuales. Como ejemplo se
puede ver la nueva regulación propuesta para las small business europeas.
20
Cfr. Acuerdo sobre Arbitraje Comercial Internacional del MERCOSUR (ley argentina 25.223) en su
artículo 3 apartados 3.b, 3.c , 3.d y 3. e.
21
Para nosotros, el acuerdo o convenio arbitral no es un contrato, sino que posee otros alcances que
explicamos en el trabajo “Un sistema de arbitraje muy positivo para América del Sur” en “El Arbitraje en el
Perú y en el Mundo”, Instituto Peruano de Arbitraje, Ed. Magna, 2008.
10
sociedad que debe relacionarse con el comentario al artículo 1648 del Código
Civil.
Para alguna doctrina civilista argentina, otra figura como el “acto jurídico
complejo” – que no existe como categoría jurídica legal - sería aquel en el cual
la declaración de voluntad de los otorgantes se integra con la declaración de
voluntad constitutiva de otro sujeto. Ejemplo de esta categoría es el
matrimonio, que –otras razones aparte- no es contrato por cuanto a la
declaración de la voluntad de los contrayentes debe adicionarse la voluntad
integrativa del oficial público. Para Llambías, la actuación del oficial público no
integra el elemento voluntario del acto matrimonial sino constituye un requisito
de forma. No obstante no cabe conceptuar contrato al matrimonio, porque lo
esencial de aquella figura es que implica una regulación gobernada en lo
fundamental y sin desconocer las cortapisas legales, por la autonomía de los
particulares lo que no se aplica al matrimonio.22
La pandectística alemana y la teoría normativista de Kelsen coinciden
en que el negocio jurídico tiene eficacia en virtud del poder que el Estado le
concede al individuo.
Siguiendo lo estatuido en Europa, tanto el derecho japonés como los de
Taiwan y Corea han incorporado, plenamente, al doctrina alemana del negocio
jurídico (§ 104 a 113, BGB).
Sin embargo, en tanto el BGB sigue un camino subjetivo, el Código Civil
japonés lo hace desde una perspectiva objetiva (ver su artículo 90), que se
refiere a la nulidad del negocio jurídico contrario al orden público o a las buenas
costumbres.
De Castro y Bravo entiende, citando a Betti, que el negocio jurídico tiene
una doble eficacia y señala: “a) la de título de una serie de derechos,
facultades, obligaciones y cargas o, expresando de otro modo, de fundamento
de una relación jurídica, de creador de una nueva realidad jurídica; b) la de
establecer una regla, con la que se mide la conducta de autorizados y
obligados (lo permitido, lo debido, el incumplimiento); lo que se ha designado
con el término sugestivo, aunque equívoco, de “preceptivo” del negocio” 23.
22
Llambías, Jorge Joaquín – Alterini, Atilio A. “Código Civil Anotado” Tomo III-A Contratos. Abeledo Perrot
1982, págs. 12, 13, 14 y 15. Véase también Obligaciones, t. III, nº 1807, nota 183.
23
De Castro y Bravo, obra citada, p. 32.
11
24
Mayo, en Bueres (dir.) – Highton (coord.), Código Civil, citado, t. 2-B, p. 508, nº6, con cita de Orgaz.
25
De Castro y Bravo, obra citada, p. 34, nº 33.
26
De Castro y Bravo, obra citada, p. 34, nº 34.
27
Fachin, Sobre o projeto do Codigo Civil brasilero: critica a racionalidade patrimonialista e conceitualista,
“Boletín de Faculdade de Direito”, citado, páginas 129 y ss, y 132.
12
28
Ejemplificamos con los conceptos de sociedades civiles y comerciales, asociaciones, fundaciones,
consorcios en sus diversos matices, fideicomisos de administración, fondos comunes de inversión y
muchos otros.
29
Nosotros pensamos que los conceptos referidos a la personalidad jurídica, pertenecen al pasado,
aunque también debemos conceder la facilidad y simplificación jurídica que el uso de ellos permite.
30
Rivera, Julio César, “Calificación, integración e interpretación del contrato”, Revista de Derecho Privado
y Comunitario, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2006, pág. 149.
31
Confrontar, Galgano, “Libertad contractual …”, obra citada.
32
Di Pietro, Alfredo y Lapieza Elli, Ángel Enrique, obra citada, página 282.
33
Di Pietro y Lapieza Elli, obra citada, página 283.
13
con los contratos típicos Estos criterios, que pueden coincidir en algunos
supuestos, son diferentes porque se basan en comprobaciones jurídicas
distintas, según se establecerá en el número 5.
En Roma, los contratos innominados eran los que enunciaban conductas
genéricas de intercambio:
Do ut des
Do ut facius
Facio ut dês
Facio ut facias34
Los contratos nominados son los nombrados o regulados por la ley35. De
otro lado, el caso de los “innominados” revela el permiso legal amplio para
crear formas contractuales nuevas, según lo vaya necesitando el tráfico.
Siempre referidos al cambio o intercambio, que para nosotros es el
núcleo verdadero de la noción, de esta forma, se describían las cuatro
conductas posibles en el sistema jurídico del derecho contractual.
En el Derecho Civil argentino el artículo 1143 del Código, señala: “Los
contratos son nominados, o innominados, según que la ley los designa o no,
bajo una denominación especial”. La nota al pie del artículo dice: “L.5, tít. 6,
part. 5ª. Pothier dice: que esta división exacta en los principios del Derecho
romano, no tiene hoy lugar. Duranton sostiene la división diciendo: que en
cuanto a la acción, los efectos son los mismos en los contratos innominados
que en los que tienen nombre; pero que la diferencia entre unos y otros, en
cuanto a sus efectos posibles y a la extensión de la obligación, no puede dejar
de existir”.
Es de observar que todos los contratos del Derecho Romano fueron
nominados como tales36 y siempre se refirieron al cambio; si bien llegaron a
desarrollar una sólida doctrina clasificando a los contratos (verbis, litteris reales,
consensuales) no alcanzan a distinguir la estructura legal de las sociedades.
34
El nombre de “innominados” lo adoptan los romanistas a partir de la Edad Media, según dice José
Caramés Ferro, en su obra citada, página 387 nota 1. La definición de contrato innominado se refiere a
una convención sinalagmática que se hace obligatoria y se transforma en contrato cuando una de las
partes ha ejecutado su prestación. La acción de estos contratos, al parecer, se debe al jurisconsulto
Labeón quien imaginó la acción que permitía a una de las partes reclamar el cumplimiento de su
obligación o prestación.
35
La ley puede nombrar un tipo contractual sin establecer un sistema o regulación con diferentes efectos.
O bien, puede armar todo un sistema legal de concepto, efectos y variantes, cuando se refiere a un
contrato (ejemplo, la compraventa, que en el derecho argentino está regulada de tres formas diferentes)
36
Hasta que se desarrolla la noción del contrato innominado.
14
Los contratos que llamamos típicos (en contraposición con los atípicos),
refieren a la identificación posible y mas o menos cierta del negocio revelada
por el uso reiterado de ciertas formas contractuales, independientemente de
que la ley los estructure o siquiera los nombre. La tipicidad está caracterizada
por el uso constante que hace reconocible al contrato, es decir, puede haber
una tipicidad legal o una social-económica sin que la ley los registre como un
subsistema o simplemente los nombre.
El Proyecto de Código Civil de 1998 escrito en Argentina y que no ha
recibido sanción legal, distinguía otras variantes: contratos discrecionales, con
contenidos predispuestos y por adhesión.
Denomina contrato discrecional a aquel cuyas estipulaciones han sido
determinadas de común acuerdo por todas las partes. Contrato predispuesto es
37
Al respecto, enviamos a nuestro trabajo “Necesidad de una reforma legislativa para un sistema claro,
orgánico y coherente de los entes de organización y autogestión”, en La Ley del 08 de abril de 2009.
15
38
Rivera, Julio César, obra citada, págs. 152/153.
16
6. La interpretación jurídica.
39
Ver Etcheverry, Raul Anibal “Derecho Comercial y Económico. Obligaciones y contratos comerciales.
Parte General. Capítulo VI- B “Interpretación, integración y rectificación del contrato”, Astrea, Buenos
Aires 1988, páginas 282 a 314.
17
40
Siguiendo la línea del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, 21 ed., página 1181,
que sostiene que interpretar es explicar o declarar el sentido de una cosa y principalmente el de textos
faltos de claridad. Idem, Alegría, Héctor “La interpretación de los contratos en el Derecho Argentino”, La
Ley, 2005-E, 952.
41
Pueden verse, entre otros, los fallos: CNCom., Sala A, “in re” Zaidman, Jorge Alberto c. Sistema de
Protección Médica SA s. ordinario”, del 31.10.2006; íd. Íd., “in re” Rothberg, Oscar Edgardo y otros c.
Porto, Sergio Fabián y otro s. ordinario”, del 31.11.2006; íd. Íd., “in re” Zabuski, Bernardo y otro c. Vismore
Company SA s. ordinario, del 29.02.2008; y la obra de Betti, Emilio, “Interpretación de la ley y de los actos
jurídicos”, Ed. Revista de Derecho Privado, traducción de De los Mozos, Madrid, 1975, página 24.
42
Botteri, José David (h), “La interpretación de los contratos comerciales”, La Ley, del 22/07/2009, página
1.
43
Lo anterior conforme Manuel Atienza, citando a Chaim Perelman, “Las razones del Derecho. Teorías de
la Argumentación jurídica”. Centro de Estudios Constitucionales, página 85.
44
Botteri, José David (h), “La interpretación de los contratos comerciales”, obra citada, página 1. Danz, E.,
“La interpretación de los negocios jurídicos”, trad. de W. Roces, Reimp. de la ed. de Madrid, Librería
General de Victoriano Suárez, 1926; Gadamer, “El círculo hermenéutico”, trad. de Arturo Parada, Cátedra,
Madrid, 1995.
45
Danz, ob. cit., p. 3.
18
46
Mosset Iturraspe, Jorge, obra citada, págs. 25/26.
19
47
Actualmente, pareciera que ambos grandes sistemas legales se acercan, porque en los países del
common law se dictan crecientemente leyes generales; en el derecho continental, muchas reglas dejan
paso a una abierta solución de equidad o de razonabilidad.
48
Conf. SC Buenos Aires, AC 24.055, 21.575 y 22.623 del año 1977.
49
Friedmann, W., “El derecho en una sociedad en transformación”, Fondo de Cultura Económica, Mexico,
1966, página 78.
20
grandes jueces, a diferencia de los meramente competentes, han sido los que
tomaron sobre sí aquel peso e hicieron de sus fallos un reflejo todo lo articulado
posible de los conflictos que tuvieron ante sí. No descartan las técnicas del
derecho, pero saben que por sí solas no dan solución a los conflictos sociales
de los cuales la ley es un reflejo inevitable. Vivimos en una época de
incertidumbre y peligros, época en que no es sino demasiado tentador tratar de
escapar a la responsabilidad de decidir acudiendo a alguna clase de mitología.
Millones de seres humanos han sucumbido a los sistemas autoritarios de
gobierno o a fórmulas emocionales que ayudan a absolver al individuo de la
necesidad de decidir y de la responsabilidad moral y que ofrecen un modo de
escapar a los duros hechos de la vida. En la administración del derecho
también es tentador buscar un modo de rehuir el peso de las decisiones. El
derecho debe aspirar a la certidumbre, a la justicia, al progreso, pero esos
objetivos constantemente están en conflicto uno con otro. Lo que nos han
enseñado los grandes jueces y los grandes juristas no es un conocimiento
infalible, ni una respuesta cierta para todos los problemas jurídicos, sino la
percepción de los problemas de la sociedad contemporánea y la aceptación del
peso de las decisiones que ninguna suma de conocimientos jurídicos técnicos
puede quitarnos de encima".
¿Qué encuentra el juez en materia contractual? Generalmente los
pleitos, en alto porcentaje, se originan en fallas documentales; oscuridad de
expresiones, frases o ideas incompletas, variantes no previstas, conductas
insuficientemente objetivadas en el documento que resultan contradictorias,
errores de hecho y de derecho.
Frente al contrato, el juzgador o el árbitro tendrá la tarea interpretativa -
que no es la única a su cargo, por supuesto- y deberá desarrollar esa creación-
construcción del derecho, a que se refería Ross 50.
Es muy ilustrativo transcribir una nota de este autor, donde reproduce las
palabras de un juez:
"Las observaciones siguientes, hechas por el juez Bernard Botein 51,
ilustran la función constructiva del juez, aunque se atienen a la ficción de que el
juez sólo "conforma" el derecho: "El juez indaga primero en los hechos, luego
50
“Sobre el derecho y la justicia”, página 105 y siguientes.
51
Trial Judge, 1952, 52. Trial Judge, 1952, 52. Trial Judge, 1952, 52,
21
52
Transcripto del libro de Alf Ross, citado en nota 50; el comentario figura en la página 146, nota 2.
53
Carnelutti, “Sistema de derecho procesal civil” volumen II, página 105; este autor se ocupó
reiteradamente de este tema en numerosos trabajos.
22
54
Eco, Humberto, “Los límites de la interpretación”, Lumen, Barcelona, 1998, página 10.
23
55
V. CNEspecial Civil y Comercial, sala 4º, 23/02/1977, en autos “Policano c. Salco, Soc. en Com. por
Accs”, en Rep. La Ley, XXXVIII, A-I, p. 395, sum. 102.
56
El art. 15 del Código Civil argentino dice: “El juez no puede dejar de juzgar bajo pretexto de silencio,
oscuridad o insuficiencia de las leyes”.
24
57
Mosset Iturraspe, Jorge, obra citada, págs. 28/29.
58
Rivera, Julio César, obra citada, pág. 158.
59
Lorenzetti, Ricardo, “Tratado de los contratos” Rubinzal Culzoni, Buenos Aires, p. 461. Cfr. también
Andrada, Alejandro Dalmacio, “Calificación, integración e interpretación del contrato”, Revista de Derecho
Privado y Comunitario, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2006, pág. 184.
60
Betti, “Teoría General …”, obra citada, página 254/255.
61
Scialoja y otros autores que cita Betti: “Teoría General …”, obra citada, página 256, nota 20.
25
Todas las personas tienen una responsabilidad jurídica en sus actos que
constantemente es evaluada en los estrados judiciales. El Código Civil
argentino señala que “cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y
pleno conocimiento de las cosas, mayor será la obligación que resulte de las
consecuencias posibles de los hechos” (artículo 902).
Los sujetos actuando, es decir, sus conductas, deben ser sometidas al
análisis legal antes, durante y después del acto vinculante. El artículo 218,
inciso 4º del Código de Comercio argentino, alude a la dimensión temporal y en
62
Observemos cómo el ordenamiento crea una familia de conceptos afines: no cabe duda de que el
artículo 59 de la ley de sociedades comerciales argentina, procede del 902 del Código Civil. Al respecto,
estas normas dicen:…..copiar las dos
27
63
CNCiv., sala C, 5/05/1977, “in re”: “Freijoo c. Merin SA”, Ver. La Ley, t. 1978-B, página 651, fallo
34.537-S): CNCom., Sala A: 16/10/1978, en autos “Grasso c. Talleres Ind. Vozza SA”.
64
CNCom., Rev. La Ley, t. 63, página 728.
65
CNCiv., sala E, 29/07/1977, caso “Laposky c. Zelentcher”, en Rev. La Ley, t. 1978-D, página 485.
28
9. 5. Las declaraciones
Las formas están tratadas directas indirectamente por la ley y ella las
establece (artículo 973 y siguientes del Código Civil argentino).
La regla esencial y central en nuestro derecho en estos temas, que
anuda conducta con actos, es la que establece en la primera parte del artículo
1198 del Código Civil argentino: “Los contratos deben celebrarse, interpretarse
y ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que verosímilmente las partes
entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado y previsión”
Tanto la voluntad objetivada como las expresiones del contrato o acto
vinculante, no pueden tomarse aisladamente 67. Ellas tienen sentido en función
del texto total del convenio (artículo 218, inciso 2º del Código de Comercio
argentino): el significado de las palabras68 debe atender al sentido que le da el
uso corriente del lugar y medio en que se vierten (artículo 217, Código citado).
Es importante tener en cuenta el valor de la declaración de voluntad y
son numerosos los casos de jurisprudencia donde se aplica una interpretación
selectiva69. Las declaraciones de voluntad, previa constatación del
66
CFed. Mendoza, caso “López Migueles c. Sasetru SA”, publicado en Rev. La Ley, t. XXXVIII, A-I,
página 394, sum. 97.
67
La CNCiv., sala E, 31/12/1976, por el primer voto del doctor Cichero, puso de resalto la unidad vital de
todo el contrato, en vez de considerarlo una mera yuxtaposición de reglas (publicado en Rev. La Ley, t.
1977-C, página 182).
68
V. las aclaraciones a los estudios de Ross, de López de Zavalía, en su obra citada, página 244 y
siguientes. Conf. también el fallo de la CNCiv., sala C, 15/12/1977 “Cohen c. Editorial Intermédica SA”,
Rev. La Ley, t. 1978-B, página 339 y el voto del doctor Plíner en la C1ºCC de Bahía Blanca, fallo 31.437,
Rep. La Ley, t. XXXIX, A-I, página 389.
69
V. el famoso caso Singer, en Zavala Rodríguez, C. J., “Código …”, t. I, página 252.
29
Básico será saber qué negocio se propusieron las partes hacer. Cuál es
su naturaleza jurídica y dentro de ella, sus grados. Según Le Pera73 al
determinarse la naturaleza jurídica de un contrato, se sabrá todo el sistema de
70
Betti, E., “Teoría general de las obligaciones”, t. I, cáp. V, página 69 y siguientes.
71
Fargosi, H. P., “Sobre los contratos con cláusulas predispuestas”, Rev. La Ley, t. 1976-A, página 566.
72
Llambías, obra citada, núm. 1557.
73
Le Pera, S., “La naturaleza jurídica”, Buenos Aires, 1971; en especial el cáp. IV, p. 71 en adelante.
30
7.8. Validez
Solo la ley puede establecer causas de invalidez para los actos jurídicos,
lo que incluye a los contratos (Código Civil argentino artículo 1037, que impide
a los jueces establecer otras causas de invalidez distintas a las previstas por la
ley).
El principio de validez contractual surge de la ley: tanto el Código Civil
argentino que establece reglas generales, como el artículo 218, inciso 3º del
Código de Comercio; tienen correlato lógico para todo el derecho. Los actos
nacen para ser cumplidos, para producir efectos, para que se mantengan vivos
y no se anulen. Es el principio del "máximo significado útil" del contrato74.
Toda la corriente legislativa moderna, se dirige a validar los actos,
aliviando crecientemente las causas nulificantes que impiden la producción
parcial o total de efectos jurídicos. Un ejemplo de ello lo tenemos en las
regulaciones de las sociedades comerciales modernas 75.
La conservación de los actos jurídicos puede conceptuarse como un
principio general del derecho, reconocible en innumerables normas dispersas,
tanto en el Código Civil como en normas mercantiles.
7. 9. El "favor debitoris"
74
Spota, “Contratos”, vol. II, ps. 102 y siguientes.
75
Conf. mi trabajo “Sociedades comerciales: replanteo doctrinal de los efectos de su acto creativo"
(Separata 64) en Revista del Derecho Comercial y de las Obligaciones, número extraordinario de 1978, t.
II, página 13.
31
Este es un principio que tiene como origen aquel poder abusivo del
acreedor, en el viejo derecho. Presupone la debilidad de los deudores y como
esto ya no es lo común en la actualidad, aparece para nosotros, como una
regla obsoleta.
Ya no aparece justo en las relaciones bilaterales, porque si ambas
partes deben cumplir prestaciones, no habría por qué liberar al deudor. Y ello
sin contar con que deberíamos primero dilucidar quién es el deudor en un
contrato bilateral.
Ciertos Códigos y la doctrina, se inclinan por aceptar su aplicación
solamente para los contratos gratuitos, excluyendo á los onerosos: así, el
Código Civil español con su regla en el artículo 1289; el italiano (artículo 1371);
el mexicano (artículo 1857) y el portugués (artículo 1866).
El uso literal de esta cláusula puede subvertir la buena fe en las
relaciones bilaterales. Por ello, la solución preferible es la del derecho
comparado: si el contrato es a título gratuito, ha de ser interpretado en el
sentido menos gravoso al obligado; si es oneroso, su interpretación correcta
atenderá al sentido que satisfaga lo más adecuado a los intereses de las
partes. Siempre estarán los jueces para corregir otras situaciones en las cuales
aparezcan injusticias.
que sólo son comerciales, que no es lo mismo. Ellas realizan actos civiles o
mercantiles; pueden tener un objeto civil, comercial o el correspondiente a una
asociación. Por ello, esta presunción sólo cabe para el comerciante individual.
De modo general, podemos advertir que son muchas las reglas que
directamente o de modo indirecto, ayudan en la tarea interpretativa. Un
ejemplo, es el texto del artículo 219 del Código de Comercio y otro, el del
artículo 220 del mismo Código. Ellas se aplican en el uso judicial corriente.
Hay que agregar, la naciente cantidad de "normas de hecho" que
aparecen en base a principios lógicos aplicados a soluciones nuevas del
derecho. Esto se advierte, como he dicho antes, en el Derecho Mercantil con
especial referencia a la nueva contratación masiva (contratos en masa,
formularios, con cláusulas predispuestas, autorregulatorios) y en especial, si la
contratación es internacional, a la cual se aplicarán los principios de la lex
mercatoria, entre los cuales merece citarse los Principios Unidroit para los
contratos internacionales76.
La legislación italiana, v. gr., contiene una regla que dispone que, frente
a los contratos normativos o con cláusulas predispuestas, en caso de duda se
estará en favor de la parte que tuvo menor injerencia en la preparación del
acuerdo (artículo 1370) regla común cuando se pautan contratos con
condiciones predispuestas en todo Occidente.
Muchos tribunales del país han aplicado esta presunción de parte más
débil en casos de contratos de adhesión, contratos tipo o formularios, pólizas
de seguros.
No debe olvidarse el caso de ciertas cláusulas expresas que las partes
incorporen a sus contratos. Por ejemplo, una previsión especial sobre
resolución, prevenciones interpretativas o acuerdos especiales, como la
previsión del arbitraje en caso de dificultades de interpretación y cumplimiento.
Con respecto a disposiciones contradictorias entre cláusulas impresas y
manuscritas, también existen fallos que dan alcance preferente a las
76
Galgano, Francesco, obra citada.
33
77
CNCiv., sala C, 24/11/1976, “in re”: “Ramírez de Critelli c. Lapetina”, en Rev. La Ley, t. 1977-D, página
253.
78
El artículo 1198 del Código Civil argentino, en su párrafo segundo, dice: “En los contratos bilaterales
conmutativos y en los unilaterales onerosos y conmutativos de ejecución diferida o continuada,
si la prestación a cargo de una de las partes se tornara excesivamente onerosa, por
acontecimientos extraordinarios e imprevisibles, la parte perjudicada podrá demandar la
resolución del contrato. El mismo principio se aplicará a los contratos aleatorios cuando la
excesiva onerosidad se produzca por causas extrañas al riesgo propio del contrato”.
34
79
Borda, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil. Parte general, Perrot, Buenos Aires, 1976, t. II, p. 130,
Nº 888.
35
80
Rezzónico, Principios fundamentales de los contratos cit., p. 532.
81
Betti, obra citada, p. 275.
82
Betti, obra citada, p. 275.
83
Cornet, Manuel, “Calificación, integración e interpretación del contrato”, Revista de Derecho Privado y
Comunitario, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2006, págs. 54/55.
36
84
Ver nuestro trabajo “Necesidad de una reforma legislativa para un sistema claro, orgánico y coherente
de los entes de organización y autogestión” publicado en La Ley del 8 de abril de 2009, 1.
37
Para el contrato innominado no hay apoyo legal alguno, salvo las reglas
generales y la “construcción” que haga el intérprete.