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Un contrato es un acuerdo legal, oral o escrito, manifestado en común entre dos o
más personas con capacidad jurídica (partes del contrato), que se vinculan en
virtud del mismo, regulando sus relaciones a una determinada finalidad o cosa, y a
cuyo cumplimiento pueden compelerse de manera recíproca, si el contrato es
bilateral, o compelerse una parte a la otra, si el contrato es unilateral.1Es el
contrato, en suma, un acuerdo de voluntades que puede generar derechos,
obligaciones y otro tipo de situaciones jurídicas relativas; es decir, que solo
vinculan a las partes contratantes y, eventualmente, a sus causahabientes. Pero,
además del acuerdo de voluntades, algunos contratos exigen, para su perfección,
otros hechos o actos de alcance jurídico, tales como efectuar una determinada
entrega (contratos reales), o exigen ser formalizados en documento especial
(contratos formales), de modo que, en esos casos especiales, no basta con la sola
voluntad. De todos modos, el contrato, en general, tiene una connotación
patrimonial, incluso parcialmente en aquellos celebrados en el marco del derecho de
familia, y es parte de la categoría más amplia de los negocios jurídicos. Es
función elemental del contrato originar efectos jurídicos (es decir, obligaciones
exigibles), de modo que a aquella relación de sujetos que no derive en efectos
jurídicos no se le puede atribuir cualidad contractual.
La forma escrita atribuye seguridad a los términos de los contratos. En este caso
se contrata, mediante obligaciones emitidas unilateralmente, la financiación de una
sociedad. En el ejemplo una obligación de la Compañía Neerlandesa de las Indias
Orientales, emitida en 1623 con sus anotaciones y firmas que acreditan la
prestación de voluntades en la transmisión de la misma.
Índice
1 Conceptos legales de contrato
2 Antecedentes históricos del contrato
2.1 Sistema contractual romano
2.1.1 Acciones en los contratos en Roma.
2.1.2 Contratos nominados en el Derecho de Roma
2.2 Contratos tipificados en las Siete Partidas
3 Interpretación de los contratos
3.1 Métodos de interpretación
3.1.1 Teoría subjetivista
3.1.2 Teoría objetivista
3.2 Pautas para la interpretación de expresiones ambiguas
3.3 Interpretación a favor del deudor
3.4 Teoría de la imprevisión
4 Formación del contrato
4.1 Acuerdo de voluntades
4.2 Oferta y aceptación
4.3 Aceptación en el contrato entre ausentes/distantes
4.4 Etapa precontractual
5 Elementos del contrato
5.1 Elementos esenciales
5.1.1 Consentimiento
5.1.1.1 Los vicios del consentimiento
5.1.2 Objeto
5.1.3 Causa
5.1.3.1 Teoría de la Causa
5.1.3.2 La doctrina causalista de Domat y Pothier
5.1.3.3 El anticausalismo de Ernst, Laurent, Planiol y los grandes civilistas
europeos
5.1.3.4 La reacción neocausalista de Henri Capitant, Maury y Josserand
5.1.3.5 La causa en el reciente Código Civil (Argentina)
5.2 Elementos personales
5.3 Elementos reales
5.4 Elementos formales
5.5 Elementos accidentales
6 Forma de los contratos
7 Clasificación de los contratos
7.1 Contratos unilaterales y bilaterales
7.2 Contratos onerosos y gratuitos
7.3 Contratos conmutativos y aleatorios
7.4 Contratos principales y accesorios
7.5 Contratos instantáneos y de tracto sucesivo
7.6 Contrato consensual y real
7.7 Contrato formal, solemne o no solemne, y no formal
7.8 Contrato privado y público
7.9 Contrato nominado o típico e innominado o atípico
7.10 Contratos determinados únicamente en su género
7.11 Por su publicidad
8 Principales tipologías de contratos
9 Regulación por países
10 Efectos de los contratos
10.1 Efectos entre las partes
10.2 Efectos respecto de terceros
10.2.1 Terceros involucrados forzosamente
10.2.2 Terceros involucrados voluntariamente por las partes
11 Garantía
12 Perfección de la efectividad en el pago
12.1 Perfecta consolidación de deuda y pago
12.2 Del intermediario legitimado
12.3 Del instrumento de cobro
12.4 Incierta cualificación informática - Pérdida de Derecho por omisión
12.5 Invalidez de ejecución crediticia a la falta de instrumentos
12.6 Ejecución formal
13 Responsabilidad contractual
14 Ineficacia de los contratos
15 Véase también
16 Referencias
17 Bibliografía
18 Enlaces externos
Conceptos legales de contrato
Conceptualmente es un tipo particular de convención, desde la construcción
doctrinal de derecho romano republicano; la doctrina clásica romana depuró su
definición y se ha integrado en la práctica totalidad de las arquitecturas
jurídicas occidentales (por no decir mundiales); evidentemente, existen algunos
matices que no son ahora de interés referir, aunque sí el relativo a que, en
propiedad, la construcción jurídica de contrato debe de entenderse como una forma
particular de convención. Así, en el Digesto de Justiniano, se pone en autoría de
Ulpiano la siguiente definición de convención: “Conventio (est) duorum, vel plurium
in ídem placitum consensus de dando aliquo, faciendo, vel praestando” [la
convención es el consentimiento de dos o más personas que se avienen sobre alguna
cosa, que deben de dar o hacer], que debe de complentándose con la definición
doctrinal romana de contrato, así: "contractus (est) conventio quae habet vel
nomen, vel causam” [el contrato es la convención que tienen bien nombre, o bien
causa]. El literal latino resulta explícito. Por efecto de la codificación acaecida
durante el siglo XIX en Europa, se incorporó la definición sintética de contrato
como convención a los cuerpos del distinto derecho civil nacional, sin que por ello
se deba de considerar como novedad alguna, por cuanto que el Código justinianeo no
dejó de ser derecho aplicable, directamente o por incorporación a otros repertorios
nacionales, desde antes de los diferentes códigos de leyes modernos. Por lo tanto,
no debe de entenderse, bajo ningún concepto, una creación propia del derecho
francés o napoleónico; ni siquiera en el literal de la expresión, como queda
demostrado por la fuente original del Digesto.
El BGB, Código civil alemán prescribe por su parte que "para la formación de un
negocio obligacional por actos jurídicos, como para toda modificación del contenido
de un negocio obligacional, se exige un contrato celebrado entre las partes, salvo
que la ley disponga de otro modo". Por su lado el Código civil suizo señala que
"hay contrato si las partes manifiestan de una manera concordante su voluntad
recíproca; esta manifestación puede ser expresa o tácita".
El Código Civil de la antigua Unión Soviética solo expresaba que "los actos
jurídicos, esto es, los actos que tienden a establecer, modificar o extinguir
relaciones de Derecho Civil, pueden ser unilaterales o bilaterales (contratos)".
El Código Civil español, en su art. 1254, como todos los de la Europa continental,
sigue también el rastro marcado por el Corpus Iuris Civilis de Justiniano, como no
podría ser de otro modo a tenor de las propias fuentes de derecho castellano o
aragonés, ateniéndose a su propia tradición; si bien, los trabajos de codificación
a lo largo del siglo XIX en España se ajustaron, entre otras recopilaciones
propias, a la sistemática del Código Napoleónico. Por influencia directa del
Digesto, se expresa la norma así: "el contrato existe desde que una o varias
personas consienten en obligarse, respecto de otra u otras, a dar alguna cosa o
prestar algún servicio."2El Código Civil argentino, en su art. 1137, establece que
"hay contrato cuando varias personas se ponen de acuerdo sobre una declaración de
voluntad común, destinada a reglar sus derechos."3
Conforme al Código Civil del Uruguay (art. 1247), "Contrato es una convención por
la cual una parte se obliga para con la otra o ambas partes se obligan
recíprocamente a una prestación cualquiera, esto es, a dar, hacer o no hacer alguna
cosa".
Influenciado por la evolución del derecho civil en Sur América, en la República del
Ecuador en un similar sentido prescribe como contrato en el art. 1454 "Contrato o
convención es un acto por el cual una parte se obliga con otra a dar, hacer o no
hacer alguna cosa. Cada puede ser una o muchas personas"
El Código Civil de Bolivia (art. 450) indica, “Hay contrato cuando dos o más
personas se ponen de acuerdo para constituir, modificar o extinguir entre sí una
relación jurídica.”
«Actio directa»: Acciones directas eran aquellas con que contaba el acreedor,
frente al deudor, desde el momento mismo de la celebración del contrato, tales
como. la «actio certi» (que persigue un objeto específico, suma de dinero o cosa);
la «actio ex stipulatio» (que tiene el acreedor cuando el objeto no era ni dinero,
ni bienes genéricos sino que implicaba un hacer); la «actio locati» (que tiene el
arrendador contra el arrendatario); la «actio commodati directa» (para lograr la
restitución de la cosa dada en préstamo); la «actio depositi directa» (ara exigir
al depositario la restitución de la cosa depositada); la «actio mandati directa»
(para exigir al mandatario cuentas del mandato); la «actio pignoraticia directa»
(para que el dueño recupere la cosa dada en prenda); la «actio negotiorum gestorum
directa» (para exigir rendición de cuentas al gestor de un negocio).
«Actio contraria»: Acciones por las cuales se pide siempre indemnización, o sea,
nacen después de haberse realizado el contrato, como, la «actio fiduciae» (para la
devolución de la propiedad transmitida en garantía); la «actio redhibitoria» (para
rescindir el contrato por encontrase vicios ocultos en la cosa vendida); la «actio
quanti minoris» (por la que el comprador exige una reducción en el precio de la
cosa por no corresponder al precio real), esta última también llamada «actio
estimatoria»; la «actio conducti» (para hacer cumplir las obligaciones al
arrendador); la «actio commodati contraria» (para lograr el resarcimiento de los
posibles daños o gastos causados por la cosa dada en comodato le hubiere causado al
comodatario; la «actio depositi contraria» (para que el depositante pague los
gastos del depósito); la «actio mandati contraria» (para exigir al mandante cuentas
de los gastos realizados durante el mandato); la «actio pignoraticia contraria»
(para que el acreedor prendario exija recuperar los daños y gastos causados por la
cosa pignorada); la «actio aerviana» (que permitía al pignorante quedarse en
posesión de los invecta et illata que iban a servir de garantía); la «actio quasi
serviana» (extensión de la actio Serviana a otros objetos dados en prenda, también
llamada hypotecaria. La «actio negotiorum gestorum contraria» (para que el gestor
recupere los gastos); la «actio depensi» (para que el fiador cobre al deudor
principal lo que no se le hubiera reembolsado); la «actio poenae persecutoria»
(para la reparación del daño); la «actio rei persecutoria» (para recuperar la cosa
perdida y sus pertenencias, la actual reipersecutoriedad); la «actio praescriptis
verbis» (en situaciones en que el actor había cumplido y el demandado no), llamada
también «actio civilis incerti» o «civilis in factum», típica de los contratos
innominados; y la «actio doli» (acción penal que se ejercita contra quien daña con
dolo).
Contratos nominados en el Derecho de Roma
Algunos tipos de contratos en el derecho romano eran:
Aestimatum. Contrato en virtud del cual una parte recibe objetos tasados con la
obligación de venderlos o devolverlos después de cierto tiempo.
Chirographum. Forma de obligarse de los peregrinos, en virtud de la cual el deudor
entregaba al acreedor un recibo.
Syngraphae. Forma literal de obligarse los peregrinos, consistente en dos copias,
una en poder del acreedor y la otra en poder del deudor.
Conventio in manum: Contrato verbis en virtud del cual la mujer al contraer nupcias
entra a la familia del marido, ocupando jurídicamente el lugar de una hija.
Depositum: Depósito. Contrato que se perfecciona con la entrega de la cosa que el
depositario ha de devolver cuando el depositante la requiera.
Depositum irregulare: Depósito de dinero o bienes fungibles.
Dictio dotis. Contrato verbis en el que el padre, un tercero o la mujer se
comprometen a constituir una dote.
Iusiurandum liberti: Contrato verbis en virtud del cual el esclavo se compromete a
prestar ciertos servicios al patrón. También llamado promissio iurata liberti.
Locatio conductio: Arrendamiento. Una de las partes (locator) se obliga a procurara
la otra (conductor) el uso y el disfrute temporal de una cosa o la prestación de
determinado servicio (locatio conductio operarum) o la ejecución de una obra
(locatio conductio operis), a cambio de una cantidad de dinero llamado merces.
Mandatum: Mandato. Contrato en virtud del cual una persona (mandante) encarga a
otra (mandatario) la realización gratuita de determinado acto, por cuenta o interés
de aquella o tercero.
Pignus: Prenda. El deudor, o un tercero, entregan al acreedor la posesión de una
cosa, en garantía de una deuda.
Precarium: Contrato inominado por el cual una de las partes concede el préstamo de
una cosa a la otra parte, quien se lo ha solicitado especialmente (preces) la que
está obligada a devolverlo a la primera solicitud.
Societas: Sociedad. Contrato entre dos o más personas, con el fin de participar en
ganancias y pérdidas.
Stipulatio: Estipulación contrato verbal, solemne, unilateral que consiste en una
pregunta seguida de una respuesta congruente.
Transactio: Contrato inominado que consiste en un convenio extrajudicial en virtud
del cual las partes se hacen concesiones para evitar los resultados del juicio
posterior.
Portada de Las Siete Partidas. Edición de 1555, glosada por Gregorio López.
Contratos tipificados en las Siete Partidas
El Código de las Siete Partidas del Rey Alfonso X (1252-1284), de Castilla, ha
ejercido, durante varios siglos, una enorme influencia jurídica en el derecho
contractual de España y también de la mayoría de los países hispanohablantes de
América. La Partida Quinta compuesta de 15 títulos y 374 leyes, se refiere a los
actos y contratos que puede el ser humano realizar o celebrar en el curso de su
vida (derecho privado). Trata del contrato de mutuo, prohibiendo el cobro de
intereses o "usura"; de comodato; de depósito; de donación; de compraventa, con la
distinción entre título y modo de adquirir (proveniente del derecho romano); de
permuta; de locación o arrendamiento; de compañía o sociedad; de estipulación o
promesa; y de la fianza y los peños (hipotecas y prendas). Se refiere, también, al
pago y a la cesión de bienes. Asimismo, incluye importantes normas de derecho
mercantil, referidas a los comerciantes y contratos mercantiles.
Métodos de interpretación
Existen varios métodos de interpretación que pueden variar según el Código Civil
que rija.
Teoría subjetivista
Según esta teoría, el juez debe buscar la solución basado en las intenciones que
hayan tenido las partes al momento de contratar. La labor del juez consistiría,
entonces, en investigar estas intenciones. Es la opción que siguen, entre otros, el
Código Civil chileno (art. 1560) y el español (arts. 1281 y 1286).
Teoría objetivista
El juez debe evaluar los datos objetivos que emanan del acuerdo para precisar cual
fue la intención común de las partes. Es la opción que siguen, por ejemplo, el
Código Civil francés y el del Distrito Federal de México.5
Teoría de la imprevisión
La teoría de la imprevisión también se aplica a los contratos, en caso que, por
cambios radicales en las condiciones económicas generales, la satisfacción del
contrato se le haga en exceso gravosa, y deban ajustarse las condiciones del
contrato para que se asemejen a lo que las partes tuvieron en mente originalmente.
Acuerdo de voluntades
El contrato necesita de la manifestación inequívoca de la voluntad de las partes
que conformarán el acto jurídico. Así, cuando las partes contratantes expresan su
voluntad en el momento que se forma el contrato, se denomina entre presentes.
Cuando la manifestación de la voluntad se da en momentos diferentes, se denomina
entre ausentes. La distinción es importante para poder determinar con exactitud el
momento en que el contrato entra en la vida jurídica de los contratantes. El
contrato entre presentes entrará en vigencia en el momento de la manifestación
simultánea de la voluntad, mientras que el contrato entre ausentes solamente hasta
que el último contratante haya dado su manifestación.
Oferta y aceptación
La oferta es una manifestación unilateral de voluntad, dirigida a otro. El ejemplo
clásico es el del comercio minorista que ofrece sus productos a cualquiera, a un
precio determinado. La oferta es obligatoria, es decir, una vez emitida, el
proponente no puede modificarla en el momento de la aceptación del sujeto
interesado.
La aceptación de la oferta debe ser explícita, de modo que el otro contratante debe
mostrar su consentimiento expreso o tácito, de manera que indique su inequívoca
intención de aceptar la oferta y adherirse a las condiciones del oferente.
La vigencia obligatoria de la oferta varía en los distintos ordenamientos
jurídicos. Para algunos, el oferente puede variar la oferta mientras ésta no haya
sido aceptada; en cambio en otros la oferta debe mantenerse intacta por todo el
período que, usual o legalmente, se reconozca al contratante para aceptarla.
Elementos esenciales
Básicamente son tres, aquellos requisitos que, en casi todos los sistemas
jurídicos, exigen las leyes, para alcanzar la eficacia del contrato:
consentimiento, objeto y causa.
Consentimiento
Es el elemento volitivo, el querer interno, la voluntad que, manifestada bajo el
consentimiento, produce efectos en derecho. La perfección del contrato exige que el
consentimiento sea prestado libremente por todas las partes intervinientes, por
razón o efecto del principio de relatividad de los contratos. La voluntad se
exterioriza por la concurrencia sucesiva de la oferta y de la aceptación, en
relación a la cosa y la causa que han de constituir el contrato. Será nulo el
consentimiento viciado, por haber sido prestado por error, con violencia o
intimidación, o dolo, o por sujeto ajeno al objeto del contrato.
(a) El error: Cuando versa el error, existe una equivocación sobre el objeto del
contrato, o sobre alguno de sus aspectos esenciales. El error es motivo de nulidad
del contrato cuando recae sobre la naturaleza del contrato (quería hacer un
arrendamiento e hizo una compraventa), sobre la identidad del objeto, o sobre las
cualidades específicas de la cosa.
El error no debe ser de mala fe, porque de lo contrario, se convierte en dolo.
Causa
Normalmente, la normativa civil de los ordenamientos jurídicos exige que haya una
causa justa para el nacimiento de los actos jurídicos. La causa es el motivo
determinante que llevó a las partes a celebrar el contrato. Un contrato no tiene
causa cuando las manifestaciones de voluntad no se corresponden con la función
social que debe cumplir, tampoco cuando se simula o se finge una causa. El contrato
debe tener causa y ésta ha de ser existente, verdadera y lícita.
El objeto: como la materia sobre la cual versa el acto jurídico o sea los hechos,
las cosas y;
La causa: como la finalidad tenida en cuenta o en miras por las partes al celebrar
el negocio.
Teoría de la Causa
Dificultad de la materia.
Aparición del problema de la causa en el campo del derecho.
La doctrina causalista de Domat y Pothier
Jean Domat fue el primero que desarrolló la teoría causalista de las obligaciones,
este sostenía que la causa de las obligaciones residía en la contraprestación que
ejercía una persona con relación a otra. Su doctrina fue seguida y difundida por su
discípulo Robert-Joseph Pothier, y que luego fue recogido por el Código Civil
Francés de 1804. Estos causalistas distinguieron los contratos sinalagmáticos de
los contratos reales, unilaterales y los de títulos gratuitos. Domat y Pothier
exigían como elemento para la validez de un contrato «una causa licita en la
obligación».
Planiol afirma que: «La causa es falsa e inútil». Es falsa porque si se dice que en
los contratos bilaterales la causa de la obligación de una de las partes es la
prestación de la otra, olvida que la prestación y la obligación nacen al mismo
tiempo y no es posible que una cosa sea causa de la otra. A estas teorías se han
volcado la mayoría de los causalistas franceses y europeos.
Elementos personales
Los sujetos del contrato pueden ser personas naturales (físicas) o jurídicas, con
la capacidad de obrar en derecho, necesaria para obligarse. En este sentido pues,
la capacidad en derecho se subdivide en capacidad de goce (la aptitud jurídica para
ser titular de derechos subjetivos, comúnmente denominada también como capacidad
jurídica) y capacidad de ejercicio o de obrar activa o pasiva (aptitud jurídica
para ejercer derechos y contraer obligaciones sin asistencia ni representación de
terceros, denominada también como capacidad de actuar).
Elementos reales
Integran las denominadas prestación y contraprestación, o sea, la cosa o el
servicio objeto del contrato, por un lado, y la entrega a cambio de ello de una
suma de dinero, u otro acuerdo, por otro.
Elementos formales
La forma es el conjunto de signos mediante los cuales se manifiesta el
consentimiento de las partes en la celebración de un contrato. En algunos contratos
es posible que se exija una forma específica de celebración. Por ejemplo, puede ser
necesaria la forma escrita, la firma ante notario o ante notario y ante testigos,
etcétera. En el caso de la forma escrita, el documento puede incluir las siguientes
secciones: antecedentes o considerandos, declaraciones y cláusulas.
Elementos accidentales
Son aquellos que las partes establecen por cláusulas especiales, que no sean
contrarias a la ley, la moral, las buenas costumbres, o el orden público. Por
ejemplo: el plazo, la condición, el modo, la solidaridad, la indivisibilidad, la
representación, etc. En consonancia con la autonomía de la voluntad, los
contratantes pueden establecer los pactos, cláusulas y condiciones que tengan por
convenientes, siempre que no sean contrarios a la ley, la moral, los buenos usos y
costumbres, o el orden público.
Los contratos que tienen forma electrónica o digital (aquellos que no son firmados
en papel) tiene igual validez que cualquier otro contrato según lo indica La Ley
Modelo de la CNUDMI sobre comercio electrónico en sus artículos 5 y 11.7
Los contratos escritos pueden además ser solemnes o no, dependiendo de si deben
formalizarse en escritura pública notarial, e incluso si la ley exige su
inscripción en algún tipo de registro público (Registro de la propiedad, Registro
mercantil, Registro de cooperativas, Registro de entidades urbanísticas
colaboradoras, etc.). En los denominados contratos reales, la perfección de su
forma exige además la entrega de la cosa (por ejemplo el préstamo, aunque se recoja
en escritura pública, este no nace si no se entrega el capital prestado en el acto
de la suscripción del contrato).
Por su publicidad
Públicos: cuando son realizados bajo la autoridad de notarios o jueces.
Privados: son los contratos otorgados por las partes contratantes sin la
autorización o la existencia de fedatario público, aunque pueden contar con la
presencia de testigos.
Principales tipologías de contratos
Es ilimitado el número de modalidades de contratos que puede ofrecer un sistema
jurídico que cuente con libertad de contratación, como casi infinitos son los
derechos y obligaciones que pueden crear las partes, incluyendo el hacerlo de
manera pura y simple, o sometida a alguna modalidad. Sin embargo, la legislación
civil de la mayoría de los países ha regulado los más importantes de estos, bien
sea en sus respectivos Códigos Civiles, o bien en leyes especiales, creando un
sistema de contratos típicos o nominados, cuya regulación esencial consta en la
leyes y se halla sustraída a las partes del contrato, con fines de seguridad,
protección y equilibrio entre los eventuales sujetos. La «tipicidad de los
contratos» se hace efectiva mediante el «principio de integración del contrato»,
aplicado bien con arreglo a la formulación que las partes hubieren atribuido a su
contrato, o bien conforme se deduzca del contenido de las cláusulas del texto, si
fueren oscuros los términos en que el contrato se hubiese formulado por las partes.
https://web.archive.org/web/20131212043737/http://www.secretariasenado.gov.co/
senado/basedoc/codigo/codigo_comercio.html -- cod com art 864
Bandera de Chile Chile Libro IV Libro II Ley de Protección de los Derechos
de los Consumidores --
Flag of Costa Rica.svg Costa Rica Libro IV --
Flag of Cuba.svg Cuba Libro III --
Bandera de Ecuador Ecuador Títulos XXII a XXXI --
Flag of El Salvador.svg El Salvador Libro IV --
Bandera de España España Libro IV, Título II Libro I, Título IV y Libro II
Ley 7/1998 sobre Condiciones Generales de la Contratación
Ley 34/2002, de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la Información y de
Comercio Electrónico Título IV
Ley 30/2007, de 30 de octubre, de Contratos del Sector Público
--
Bandera de Honduras Honduras --
Flag of Mexico.svg México Libro IV, Primera parte, Título I --
Flag of Nicaragua.svg Nicaragua Libro III, Título I, Capítulo X
--
Flag of Panama.svg Panamá Libro I, Título XVIII, Capítulo I --
Flag of Paraguay.svg Paraguay Libro III --
Flag of Peru.svg Perú Libro VII --
Bandera de Puerto Rico Puerto Rico Artículos 1206 a 1786 --
Bandera de la República Dominicana República Dominicana Artículos 1101 y
siguientes --
Flag of Uruguay.svg Uruguay Libro IV, Parte II Ley de Relaciones de
Consumo (Ley N° 17.250) --
Bandera de Venezuela Venezuela Título III, Capítulo I, Sección I
--
Nota: solo se mencionan los cuerpos legales más relevantes.
Efectos de los contratos
Efectos entre las partes
"El contrato es ley entre las partes" es una expresión común (contractus lex). Sin
embargo, esto no significa que los contratos tienen un poder equivalente al de las
leyes. Los preceptos fundamentales nacidos de los contratos, que los intervinientes
deben observar serán los siguientes: Las partes deben ajustarse a las condiciones
estipuladas en el contrato (principio de literalidad). Las condiciones y los
efectos del contrato solo tienen efecto entre las partes que aceptaron el contrato,
y sus causahabientes (principio de relatividad del contrato). Los pactos contenidos
en los contratos deben ejecutarse en los términos que fueron suscritos. Las
estipulaciones de los contratos típicos, que fueran contrarias a la ley, se tienen
por no puestas. Las disposiciones legales reconocen al contrato como fuente de
obligaciones. Las obligaciones contractuales son obligaciones civiles, por lo que
el acreedor puede exigir del deudor la satisfacción de la deuda según lo pactado.
En caso que el cumplimiento del objeto de la obligación no sea posible, por
equivalencia, el acreedor puede demandar la indemnización de daños y perjuicios.
Una vez que un contrato ha nacido válidamente, se convierte en irrenunciable, y las
obligaciones originadas por el contrato válido no se pueden modificar
unilateralmente.
Garantía
Usados como método para obtener seguridad jurídica, en sentido genérico, la
garantía es una de las consecuencias de los contratos, en especial de los
traslativos onerosos, en tanto que su existencia atribuye a las partes la facultad
indubitada para adquirir, ocupar, exigir o mantener el derecho real o personal
transmitido, esgrimible tanto frente a la persona que lo ha transmitido, como
frente a terceros, que por ello deben cesar en las persecuciones al mismo objeto
del contrato, de modo que, en su virtud, el sujeto pueda persistir en goce pacífico
del beneficio, o del patrimonio, obtenido por medio del contrato. La prueba más
ostensible del sistema de protección del contrato lo hallamos en el «saneamiento
por evicción» y el «saneamiento por vicios ocultos» al que legalmente se hallan
sujetos los transmitentes en un contrato, se origina un punto de protección con el
que se propicia que en caso que el adquiriente sea despojado del objeto por acción
reivindicatoria de un sujeto con mejor título de derecho (reipersecutoriedad),
entra en juego la «garantía por evicción» y el enajenante debe devolverle no
solamente el valor de la cosa, sino también los gastos legales del contrato y de la
acción emprendida de contrario, en su caso. Del mismo modo ocurre con los «vicios
ocultos» del bien transmitido. De modo que, una cosa es la «garantía de los
contratos» y otra son los «contratos de garantía». Estos últimos en sí contienen
las dos virtudes, es decir, son garantía genérica de su contenido para los sujetos
que los han suscrito y además contienen como parte de su objeto, el mérito de
asegurar el cumplimiento de otro contrato u obligación distinta. Ejemplo de estos
últimos son los contratos de aval, comfort letter, stand-by letter, fianza, prenda,
hipoteca, anticresis, seguro, etc.
En la acción práctica del pago del deudor, es una función exclusiva y obligada por
el acreedor dar fe de que el pago se ha realizado o se encuentra al corriente de
pago, pero este jamás puede constituirse en juez y parte “iudex et iudices” ya que
resulta “ab absurdo” esta posición, porque nunca puede decidir de manera imparcial
como consecuencia de su propio interés. No puede ser el mismo acreedor quien
determine la posición del deudor, situación que define un “testis unus, testis
nullus” [testimonio único, testimonio nulo].
A título de ejemplo es el caso de cuando una entidad siendo parte del contrato a su
vez resulta Juez en la determinación del pago.
La imperativa mediación de un tercero, quien recibe los pagos del deudor, para
hacerlos efectivos en el acreedor. Por lo tanto este tercero es el verdadero
testigo que de forma inequívoca, da testimonio independiente y efectivo a las
partes del estado del cumplimiento del contrato parcial o total.
La emisión de los respectivos documentos (letras, pagarés, etc.) que certifican el
pago como también la capacidad del ejercicio de cobro por parte del acreedor,
cuando estos se encuentran en su poder.
Cualesquiera de estos dos elementos son suficientes para que el acreedor pueda dar
fe en el cumplimiento de las obligaciones del deudor ya que el primero interpone un
testigo independiente y el segundo instrumentos genuinos que en poder del deudor
legitiman y acreditan fehacientemente el monto adeudado.
De esta forma se diluye toda duda acerca de la deuda y el acreedor posee toda
prueba independiente sin caer en la figura de “juez y parte” que lo imposibilita a
poder hacer efectiva la reclamación de una deuda, ya que toda liquidación
unilateralmente elaborada por su parte, que no posee fuerza jurídica alguna ya que
el instrumento de cobro pasa a ser “constituto possessorio” de la deuda en
cuestión, debido a que esta obligación es “accesorium sequitur principale” a la
deuda, entre los que se encuentran los instrumentos de cobro, únicos para la
materialización contable efectiva del pago “ad probationem”, que también establece
la existencia del resto adeudado.
Bajo ningún concepto, sea cual fuere el medio manual o tecnológico, puede ser el
acreedor Juez y parte de un proceso.
Ejecución formal
No existiendo intermediario imparcial, la emisión de instrumentos de cobro es este
el único sistema válido, cuando es el acreedor quien pretende ejecutar una deuda
con una declaración presentada a su juicio y valor. Es entonces simplemente la suma
algebraica de los instrumentos de cobro en su poder (del acreedor) la deuda
consolidada. La falta de existencia de los documentos de cobro, dan por finalizada
la obligación, quedando cancelada la deuda y ambas partes tienen una
Responsabilidad contractual
Artículo principal: Responsabilidad contractual
La responsabilidad contractual es aquella que nace del contrato (a diferencia de la
responsabilidad extracontractual) y requiere que la parte (sujeto) que la exige se
halle ligada mediante un nexo contratual a la persona que la debe. La noción de
incumplimiento es ampliamente debatida en derecho comparado, sin embargo, puede
reducirse a tres grandes opciones.9 Se reputa como incumplimiento la no-
verificación tout court de la prestación en su materialidad, la no-consecución del
resultado comprometido y la especificación de tipos de infracciones contractuales.
Anulabilidad
Nulidad
Resciliación
Rescisión
resolución
revocación
Simulación contractual
Véase también
Ver el portal sobre Derecho Portal:Derecho. Contenido relacionado con Derecho.
Cuasicontrato
Contrato mercantil
Vicios de la voluntad
Simulación contractual
Cláusula abusiva
Referencias
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Enlaces externos
Contrato | Recurso Legal. Página sobre temas conceptuales de los contratos.
Control de autoridades
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