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Clio_____
1º Grado en Historia
Se empieza estudiando las acciones movidas por dos tipos de venganza y sus
consecuencias sociales e individuales, de tal forma que acabe con una explicación unitaria.
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La inocencia pasa a ser culpable si es de origen troyano. Es la primera gran
deshumanización, la del verdugo, al que sólo le queda el dolor acompañado por los jinetes
del apocalipsis. No son las acciones individuales las que marcan el delito, sino el ser
colectivo.
Penetra en el río de Janto y a golpes de espada logra enrojecer las aguas de este
río de origen divino. El primer en caer en sus garras es Licaón, hermano paterno de Héctor,
quien intenta acogerse a la piedad reconociendo a Aquiles como divinidad, pero no lo
consigue. Incluso cambia la argumentación en medio del discurso, renegando de sus
vínculos con Héctor y anteponiendo así la vida al honor: <<No me mates; pues no soy del
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mismo vientre que Héctor, el que dio muerte a tu dulce y esforzado amigo>>,
mostrando las transformaciones sociales y aristocráticas de la época, ahora reflejadas en la
figura del héroe. Igual que se deshumaniza al verdugo, se deshumaniza a la víctima.
En el discurso explicando por qué le niega el perdón, uno de los motivos de Aquiles
es que Patroclo ya está muerto, mostrando así que la cólera también le ha nublado la razón.
Ante el cadáver de Licaón sus palabras son aún más duras: <<Descansa ahí entre los
peces tranquilos que te lamerán la sangre de la herida. No te colocará tu madre en un
lecho para llorarte, sino que serás llevado por el voraginoso Escamandro al vasto
seno del mar. Y algún pez, saliendo de las olas en la negruzca y encrespada
superficie, comerá la blanca grasa de Licaón. Así perezcáis los demás troyanos hasta
que lleguemos a la sacra ciudad de Ilio, vosotros huyendo y yo detrás haciendo gran
El primer tipo de venganza que hemos visto puede considerarse racional aunque
sea personal, va asociada con la justicia tomada por la mano del héroe, y su fin utilitario es
resarcir el daño y servir como modelo para la sociedad; un uso equivalente al derecho penal
hoy en día.
El segundo tipo, brota directamente de un dolor lacerante y las acciones que
provoca desembocan directamente en las tinieblas del corazón, antitéticas a las pasiones
positivas. De estas emociones dependerá la conducta de la persona, incluso llegando al
odio hacia la colectividad y transformando su visión de la realidad. Da lugar a
consecuencias impensables en condiciones normales. La consecuencia es la
deshumanización del verdugo así como de la víctima, rechazando los parámetros humanos.
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- ¡Hermano querido! Juntémonos para contener la fuerza de ese hombre, que pronto
tomará la gran ciudad de Príamo, pues los troyanos no le resistirán la batalla>>.
Canto XXIII: clímax de la Ilíada, enfrentamiento entre Héctor y Aquiles. Podría haber
acabado aquí, pero Homero ya sabía que después de la muerte también hay vida.
Príamo y Hécuba, los padres de Héctor, le pidieron que no luchase, mostrando el
dolor que les causaría su muerte, dándole también consejos estratégicos como no cederle
el honor de su muerte. Sin embargo, Héctor tenía un honor granítico, e igual que ignoró a
Andrómaca lo hace con su padre.
Cuando Héctor se queda sólo ante la batalla, el miedo se apodera de él y huye,
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venganza. Se podría decir que se le hace homenaje a la cobardía, rindiéndoselo al valor
que anteriormente les infundió tanto miedo.
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Hasta el momento nos hemos topado con dos tipos de venganza, la primera
identificada con la justicia, y la segunda como su directa negación. La justicia quedaría a
partir de ahí emancipada definitivamente de ambas, porque en la primera está la raíz
potencial de la segunda. Pero esa emancipación inicia una serie de nuevas divisiones más
o menos estrechamente enlazadas con la primigenia, dando origen a un proceso que en la
propia Grecia tardará siglos en consumarse, y cuando lo haga no siempre será definitivo,
sobre todo en el primer caso, el de la escisión entre moral y justicia. A eso, y a la escisión
entre voluntad personal y justicia del segundo caso, dedicaremos el resto del análisis.
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Canto XXIII: Aquiles, cumpliendo su promesa hecha a la muerte de Patroclo, celebra una
exequia en su honor. La primera parte consiste en un concurso entre héroes y
combatientes, una carrera de cuádrigas, con premio para los dos primeros. En medio de la
carrera, el agonismo de los dioses altera el desarrollo de la misma: la lid entre Apolo y
Atenea se salda con la caída del protegido de este. Emuelo, de quien hablamos, no se
retiró, sino que prosiguió hasta el final a pie, cruzando la meta herido y tirando de los
caballos. La compasión se adueñó a través de los ojos de los corazones de los asistentes, y
el mismo Aquiles, conmovido por la mala suerte de quien consideraba el <<mejor>>, decidió
asignarle el premio inicialmente establecido para el segundo. Aquiles tomó la decisión por
cuenta propia, pero contaba con el beneplácito de todos.
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indigente que tuviera poco caudal para mantenerse, a reinar sobre todos los
muertos>>, palabras que nunca nos imaginaríamos en labios de un héroe al comienzo de
su historia, y revolucionando el concepto del mismo.
Canto VII: Odiseo llega al palacio de Alcinoo como único superviviente del naufragio, y los
feacios lo acogen de la mejor forma posible en su época: con un banquete. Tras verlo limpio
y aseado, lo comparan con una deidad, a lo que él responde: <<Mas dejadme cenar,
aunque me siento angustiado; que no hay cosa tan inoportuna como el vientre, que
nos obliga a pensar en él aun hallándonos muy afligidos o con el ánimo lleno de
pesares como me veo yo ahora, nos incita siempre a comer y a beber, y en la
actualidad me hace echar en el olvido los trabajos que he padecido, mandándome
Canto V: Odiseo se encuentra atrapado en una isla remota, después de que Calipso lo
salvase, y sin manera de volver a casa. Es entonces cuando los dioses intervienen, y Venus
manda a Hermes para que Calipso libere a Odiseo. Ella vivía en una isla alejada de todo, e
incluso en ella vivía en una cueva cercada; calipsei significa ocultar.
El destino de Odiseo era volver, <<porque no es su destino morir lejos de los
suyos sino que la Moira tiene dispuesto que los vuelva a ver, llegando a su casa de
elevada techumbre y a su patria tierra>>. SIn embargo, Calipso no acepta muy bien esta
decisión, ya que era algo habitual que los dioses interviniesen cuando las diosas se
acostaban con mortales, a pesar de que ellos sí podían hacerlo.
Mientras tanto, Odiseo no dejaba de sufrir, <<Sin que sus ojos se secasen del
continuo llanto, y consumía su dulce vida suspirando por el regreso>>, <<pasaba el
día sentado en las rocas de la ribera del mar y consumiendo su ánimo en lágrimas,
suspiros y dolores, clavaba los ojos en el ponto estéril y derramaba copioso llanto>>.
El ser humano no está hecho para vivir solo y oculto. Calipso acepta de mala gana dejarlo
marchar, a pesar de querer convertirlo en inmortal, pero aún así intenta convencerlo una
última vez de que se quede: <<Así, pues, deseas irte en seguida a tu casa y a tu patria
tierra. Sé, esto no obstante, dichoso. Pero si tú inteligencia conociese los males que
habrás de padecer fatalmente antes de llegar a tu patria, te quedarás conmigo,
custodiando esta morada, y fueras inmortal, aunque estés deseoso de ver a tu
esposa, de la que padeces soledad todos los días>>. Con todo, y afrontando su destino,
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recuerdos, paisajes; todo esto se encuentra en el ánimo de Ulises muy por encima del resto.
Canto IX: Cuando llegan a la tierra de los lotófagos van a investigar quiénes de aquellos
hombres comían pan y no sólo manjares y flor de loto. El problema llegó cuando algunos de
los tripulantes lo probaron: <<cuantos probaron este fruto, dulce como la miel, ya no
querían llevar noticias ni volverse; antes deseaban permanecer con los lotófagos,
comiendo loto, sin acordarse de volver a la patria>>. Odiseo los arrastra a la fuerza a la
nave para luchar contra el olvido; se reduce entonces la humanidad a la memoria, todo lo
que los hacía ser quienes eran. Pierden la humanidad al centrarse únicamente en el placer,
no son capaces de razonar y pasan a ser únicamente una prolongación en la vida del loto.
En este mismo cántico, llegan a la tierra de los cíclopes, una isla remota alejada de
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dejándolo ciego; es el precio pagado por su inmoderación. Al chillar de dolor, la gente se
acerca y pregunta que quién lo ataca, a lo que responde ‘’Utis’ ’.
Al día siguiente, salen enganchados al lomo de las cabras. Cuando finalmente están
fuera, Odiseo se ríe de él y le dice que si alguien le pregunta quién le causó eso, le diga que
fue Odiseo. Lamentablemente, la soberbia también será pagada, ya que Polifemo era
protegido de Poseidón, quien al enterarse se vengará con vientos.
Del mal absoluto de las cualidades de la fuerza bruta, sacan el bien que los va a
permitir seguir con la vida y con el viaje.
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Canto XII: Las sirenas eran conocidas por atrapar a los marineros con su canto irresistible
con único destino que es la muerte. En este caso, Odiseo les cuenta a todos el plan de la
diosa Circe, y les pide que lo aten al mástil mientras ellos se tapan los oídos con cera para
evitar la atracción. El ansia de conocimiento siempre acompaña a Odiseo, pero deja
instrucciones de que no se le desate en ningún momento.
El canto de las sirenas decía: <<¡Ea, célebre Odiseo, gloria insigne de los
Aqueos! Acércate y detén la nave para que oigas nuestra voz. Nadie ha pasado en su
negro bajel sin que oyera la suave voz que fluye desde nuestras bocas; sino que se
van todos después de recrearse con ella, sabiendo más que antes, pues sabemos
cuántas fatigas padecieron en la vasta Troya argivos y Teucros, por la voluntad de los
Canto VIII: Odiseo llega a la isla de los feacios, donde es agasajado. Lo convencen para
que no regrese de inmediato y les cuente su historia. Se reúne en un banquete la
aristocracia de la isla, con un aedo que cantará la guerra de Troya, haciendo a Odiseo sentir
una emoción indescriptible que se traduce en lágrimas. Este llanto mezcla tanto el dolo y la
añoranza como algo más: resulta que cuando oye hablar de la guerra, él es uno de los
participantes, sabiéndose ya en boca de todos y no en manos de sí mismo; ya no tiene
control de su imagen ni de sus actos, ya es un héroes que forma parte de la memoria
colectiva y del proceso de identidad. Esto provoca una disociación que hace que el destino
de su figura de héroe no le pertenezca, ya no es ni será nunca más un individuo, ya no se
pertenece a sí mismo.
La vida se desdobla y, en ese desdoblamiento, nace la historia, empezando a tener
un destino independiente a su propia voluntad y formando parte de la identidad general.