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La Iliada

En el campamento que los griegos montaron alrededor de Troya, se presenta el sacerdote de Apolo, Crises, para exigir al comandante
de la tropa, Agamenón, la liberación de su hija Criseida. Cuando Agamenón se niega, Apolo castiga a la tropa griega con una peste. El
más valiente de los griegos, Aquiles, interviene entonces con vehemencia para lograr la liberación de la prisionera y despierta así la
ira de Agamenón. Finalmente, el comandante libera a Criseida, pero como compensación exige que le entreguen a Briseida, una joven
esclava de Aquiles de la que Agamenón se ha enamorado. El héroe obedece, pero abandona, ofendido, la batalla. Enojado, se sienta a
orillas del mar y llama a su madre, Tetis. La diosa del mar le promete intervenir por él ante el padre de los dioses, Zeus. Tetis se
arroja a los pies de Zeus y lo adula mientras pide ayuda para su hijo. Zeus accede: mientras los griegos no ofrezcan una satisfacción
por la ofensa a Aquiles, los troyanos saldrán siempre victoriosos.
Retrospectiva: los griegos sitian la ciudad de Troya porque los troyanos raptaron a la bella Helena, casada con Menelao, hermano de
Agamenón. Paris, que antes del rapto había visitado a Menelao, infringe de modo imperdonable las leyes de la hospitalidad. Al principio,
las partes tratan de resolver el conflicto con un duelo entre los dos hombres que se disputan a Helena. Cuando Menelao gana el duelo,
interviene la diosa Afrodita, quien envuelve a Paris en una espesa niebla y lo transporta directamente desde el lugar de la disputa a la
habitación de Helena en la fortaleza troyana. Afrodita se siente unida a Paris porque tiempo atrás, con su voto, le ayudó a ganar un
concurso de belleza contra Hera y Atenea. A cambio, la diosa le prometió entregarle la mujer más bella del mundo: Helena. Luego de la
inexplicable desaparición de Paris del campo de batalla, Menelao es declarado triunfador. Pero la paz firmada entre los hombres se
opone al plan trazado por los dioses: Zeus le pide a su hija Atenea que incite al troyano Pandaro a disparar una flecha contra Menelao.
El griego queda herido, los troyanos vuelven a aparecer como culpables y la guerra continúa.
“Canta, oh diosa, la cólera de Aquiles de Pléyade, cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas
almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves”.
El más valiente y fuerte de los guerreros troyanos es Héctor, hermano de Paris, y cuya repentina muerte está predestinada por los
dioses. Antes de partir a la batalla se despide de su hijo y de su esposa, Andrómaca, quien se encierra en su casa y, presagiando el
funesto futuro, entona un canto triste por su esposo que pronto morirá. Helena, por el contrario, se queja de su suerte de ser
disputada por dos hombres; su esposo, Menelao, y su raptor, Paris. Al mismo tiempo, sabe que su destino está determinado por Zeus y
que ella logrará la vida eterna a través de las canciones que escribirán las generaciones venideras sobre su mítica figura.
Durante las primeras batallas, las tropas son nobles, pues ambas reciben el apoyo de los dioses: del lado de los griegos está Atenea,
del lado de los troyanos, Marte. Al final de cada batalla, las partes acuerdan un alto al fuego para poder enterrar con honor a los
numerosos caídos. Zeus pide a los demás dioses que se mantengan ajenos al caos bélico. Mientras no satisfagan a Aquiles por la
ofensa sufrida, la suerte seguirá estando del lado de los troyanos. El segundo día de lucha, Héctor llega hasta la fosa del campamento
griego y planea incendiar los barcos enemigos. Ahora, Agamenón reconoce su error y envía a tres mensajeros cargados con
suntuosos obsequios para Aquiles, entre quienes se encuentra Odiseo, que presiona a Aquiles para reintegrarse a la lucha. Pero, en un
impetuoso discurso, Aquiles rechaza el pedido y hasta amenaza con abandonar por completo el campo de batalla.
“Cuando los ejércitos llegaron a juntarse, chocaron entre sí los escudos, las lanzas y el valor de los hombres armados de broncíneas
corazas, y al aproximarse los abollonados escudos se produjo un gran alboroto”.
El grado de presión que sufren los griegos es tal que solo esperan salvarse por medio de una argucia: Patroclo, el mejor amigo de
Aquiles, se pondrá su armadura y hará creer al enemigo que el gran héroe ha regresado a la lucha. Pero Héctor arroja una piedra
contra las puertas del campamento griego y tira abajo el muro mientras los griegos huyen hacia los barcos. Cuando Zeus, que observa
el tumulto, se descuida por un momento, su hermano, Poseidón, aprovecha la oportunidad y se apresura a ayudar a los griegos de la
mano de Hera, esposa de Zeus y la más acérrima enemiga de los troyanos entre los dioses. Luego de seducir a Zeus, Hera se aleja
mientras el dios duerme. Por un momento, parece que la suerte de los griegos ha cambiado, pues bajo el mando de Poseidón logran
atacar al enemigo y herir a Héctor. Cuando Zeus despierta, les recuerda que él es el padre de los dioses, reprende fuertemente a su
esposa y obliga a su hermano Poseidón a retirarse de la batalla. Los dioses se quejan de las órdenes de Zeus y Poseidón le recuerda
que la caída de Troya es inevitable, pero no se produce una rebelión contra el padre de los dioses. Zeus permite que Apolo cure a
Héctor, con lo que los troyanos vuelven a atacar los barcos.
Cuando se incendia el primer barco, Patroclo pide ayuda a su amigo Aquiles. Él héroe le permite usar su armadura para la batalla,
pero también le advierte que solo debe alejar a los troyanos de los barcos, sin perseguirlos después. Sin embargo, Patroclo hace
oídos sordos a la advertencia, avanza hasta los muros de Troya y por poco conquista la ciudad. La intervención de Apolo lo detiene: el
dios le roba la armadura, Héctor lo atraviesa con su lanza y se burla de su muerte. A punto de morir, Patroclo le dice a Héctor que
también a él lo espera la muerte. El troyano le quita las armas y amenaza con dar su cadáver a los perros.
“¡Oídme todos, dioses y diosas, para que os manifieste todo lo que en el pecho mi corazón me dicta! / Ninguno de vosotros, sea varón
o hembra, se atreva a transgredir mi mandato; antes bien, asentid todos, a fin de que cuanto antes lleve a cabo lo que pretendo”.
Cuando Aquiles se entera de la suerte de su amigo, esparce cenizas en su cabeza, se revuelca en el polvo y se arranca el cabello. Tetis
oye los gritos de dolor de su hijo y sale del mar para enterarse de lo sucedido. Aquiles se queja por la pérdida de su amigo y quiere
vengar su muerte. Mientras tanto, se ha desatado una fuerte riña por el cadáver de Patroclo. Tres veces logra Héctor tomar el
cadáver por los pies y tres veces logran los griegos recuperarlo. Pero el héroe troyano hierve como un toro y pone todo de sí para
recuperar el cuerpo del muerto. Aquiles se debate entre intervenir o no, después de todo, ¿cómo podría luchar sin armas? La diosa
Hera le aconseja presentarse frente a los muros del campamento, pues eso bastará para sumir a los troyanos en un miedo profundo.
Le coloca la égida, la coraza divina de piel de cabra capaz de infundir miedo, y Aquiles aparece bramando fuertemente frente a la
muralla de defensa. La diosa Hera también responde con un grito. Los troyanos tiemblan de terror y se reúnen. Aquiles vuelve a
bramar. La escena se repite tres veces. Finalmente, los griegos logran poner a resguardo el cadáver de Patroclo. Lo transportan
llorando y Aquiles también llora la muerte de su amigo.
El asesinato de Patroclo a manos de Héctor hace que Aquiles cambie de opinión. Su furia permanece, pero experimenta un cambio: ya
no está enojado por la ofensa de Agamenón, sino que su furia se orienta ahora a Héctor, el asesino de su mejor amigo. Para regresar
a la guerra, Aquiles necesita nuevas armas que se las proporciona Hefesto, el feo y tullido dios herrero. A pedido de una Tetis cubierta
de lágrimas, el dios vuelca plata, oro y cobre al fuego, toma su martillo, yunque y pinza y construye un gigantesco escudo cubierto de
maravillosos relieves. Luego fabrica la armadura y las armas. En un intento por reconciliarse con su mejor guerrero, Agamenón lo
cubre de obsequios y le devuelve a su amada esclava Briseida.
“Aquí estaba la diosa, profiriendo gritos poderosos y terroríficos / al ejército aqueo y equipó los pechos de los hombres con fuerza
para enfrentar la lucha y pelear”.
Esta reconciliación en el campamento de los griegos obliga a los troyanos a ponerse nuevamente a la defensiva, con lo que la sucesión
de hechos prevista por Zeus vuelve a ponerse en marcha: con el regreso de Aquiles, la suerte está otra vez del lado de los griegos.
Las tropas avanzan, Aquiles se pone su nueva armadura. De repente, el caballo inmortal, Xanthos, puede hablar gracias a la
intervención de Hera, y le anuncia al héroe griego el destino que le espera: primero matará a Héctor, para luego morir de manos de un
hombre y de un dios. Aquiles acepta con orgullo esta profecía y marcha ansioso a la batalla, que pronto se convierte en una
gigantesca lucha cósmica, pues Zeus ha autorizado a los dioses a participar de los sucesos, y la interacción de hombres y dioses
sacude incluso al Olimpo. Los hechos se suceden: Aquiles arroja tantos troyanos abatidos al río Escamandro, que el dios del río se
enfurece ante tanta sangre, crece y amenaza con ahogar al héroe. Se necesita de un gigantesco fuego desatado por el dios Hefesto
para hacer retroceder las aguas y salvar a Aquiles.
Finalmente llega el duelo entre los dos héroes, Aquiles y Héctor. El dios Apolo ayuda al troyano evitando que el enemigo de Héctor
pueda acercársele. Pero, cuando Zeus sostiene la balanza del destino y ésta se inclina hacia Héctor, Apolo debe retirarse. Ahora es
Aquiles quien recibe la ayuda de Atenea. La diosa de la sabiduría se acerca al héroe troyano disfrazada de Deifobo, hermano de
Héctor, y le ofrece luchar a su lado contra los griegos. Pero, en el momento decisivo, el falso hermano desaparece. Héctor ha caído en
la trampa de la diosa. Sabe que morirá, pero también lo llena de orgullo la idea de morir como un héroe y de saber que su muerte será
recodada. Finalmente, el troyano muere atravesado por la lanza de Aquiles.
“Destruyó los anglos, atravesó el mármol con la espada / secamente crujió el portal; tampoco los fuertes cerrojos lograron detenerlo
/ y los maderos se rompieron aquí y allí / bajo el poder de la piedra”.
Antes de morir, Héctor pide que entreguen el cuerpo a sus padres. Pero Aquiles le responde que antes de hacerlo él mismo devorará
su carne y aunque le dieran su peso en oro jamás entregaría el cuerpo del caído. Efectivamente, embargado por la sed de venganza,
profana el cadáver de su enemigo: lo ata a uno de los carros de batalla y lo hace marchar alrededor del sepulcro de su amigo muerto,
Patroclo. Príamo, padre de Héctor y rey de Troya, se retuerce de horror ante este espectáculo. Los habitantes de Troya a duras penas
logran evitar que salga de la ciudad para rogarle al vencedor que le entregue el cadáver de su hijo.
La desmesura de los actos de Aquiles enfurece a los dioses. Por orden de Zeus, Tetis pide a su hijo cegado por la ira que deje de
profanar el cadáver de Héctor y lo entregue para darle un entierro digno. Bajo la protección del mensajero Hermes, Príamo ingresa a
la tienda del furioso Aquiles. Príamo le recuerda a su propio padre, Peleo, por lo que la furia aparentemente infinita del héroe griego
pronto se convierte en compasión. Finalmente, el guerrero cede y es capaz de compadecerse y perdonar. El rey troyano puede
llevarse el cadáver de su hijo en un carro tirado por burros. La primera en ver el carro fúnebre y dar aviso a los troyanos de la
muerte de su gran héroe y protector es Casandra, la vidente. La esposa de Héctor, Andrómaca, entona varias veces un largo canto
fúnebre, en el que anuncia la caída de Troya. Héctor es honrado durante varios días por los troyanos. Mientras tanto, los griegos
lloran la muerte de Patroclo.
Personajes:

La Odisea

La odisea empieza en Grecia años después de la Guerra Troyana. Odiseo (o Ulises, la versión latinizada de su nombre), el rey de Ítaca,
no ha logrado volver a casa y muchos creen que está muerto. Sabemos desde el principio del cuento que eso no es la verdad. Se lo
llevaron preso a la isla de la diosa Calipso. De hecho, es prisionero del amor. Además, Poseidón, el dios del mar, no está contento con
Odiseo y no está dispuesto a dejarle volver a casa.
En Ítaca, la esposa de Odiseo, Penélope, es asediada de pretendientes que quieren casarse con ella ahora que su esposo no está. La
diosa Atenea, quien ha sido siempre una amiga de Odiseo, guía a su hijo, Telémaco a que vaya en busca de información sobre su padre.
Primero, Telémaco va a Pilos para visitar al rey Néstor, que le da una muy buena acogida, le da de comer y le dice que vaya a ver al
rey Menelao en Esparta. El príncipe itacense lo hace y se entera de que su padre está vivo y de que es prisionero en la isla de Calipso.
Oímos muchas veces la historia del hermano de Menelao, el rey Agamenón, quien fue asesinado por su esposa infiel y su amante. Su
hijo, Orestes, se venga de ellos. Esto no es muy importante para el trama sino que es un punto temático importante en el épico en
cuanto a la venganza y la lealtad.
Mientras tanto, en Ítaca, los pretendientes hacen planes de matar a Telémaco cuando vuelva. ¡Mucha tensión!
En Olimpos, donde los dioses pasan el rato, Atenea le ruega a su padre Zeus, el rey de los dioses, que tenga piedad de Odiseo y que
haga que Calipso lo deje marcharse. Zeus lo hace y Odiseo emprende su viaje pronto, con muchas quejas de Calipso. La balsa de
Odiseo se choca en la tierra de los feacios, donde lo ayuda Atenea, quien hace que la princesa se enamore de Odiseo y que convenza a
sus padres que le den comida y refugio. A cambio por su ayuda, los feacios le piden que cuente su historia y aquí se empieza el largo
cuento de las aventuras de Odiseo durante los años posteriores a la guerra.
Odiseo salió de la Guerra de Troya con una nave llena de itacenses. Primero llegaron a una tierra extranjera y saquearon el pueblo.
Unos días de tormentas más tarde, llegaron a la tierra de los lotófagos, donde los hombres comen el loto y se olvidan de sus casas y
sus familias. Luego a la isla de los cíclopes, monstruos enormes con un solo ojo. Por desgracia, los itacenses se encuentran en la
cueva de uno de estos monstruos, quien bloquea la salida con una piedra grande y se come a algunos de los hombres. Odiseo, sin
embargo, mantiene la calma y le dice al cíclope que su nombre es "Nadie", lo emborracha y el monstruo se duerme. En la noche,
Odiseo y sus compañeros afilan un palo grande y ciegan a Polifemo con él. El monstruo llama a los otros, "¡Nadie me ha arruinado!", lo
cual los hace pensar que nadie ha lastimado a su compañero. Tal es la inteligencia de Odiseo.
Pues, todavía queda el problema de salir de la cueva. Odiseo ata a sus hombres a los estómagos de las ovejas de Polifemo. Cuando el
cíclope mueve la piedra para dejar que salga el rebaño, toca los dorsos de las ovejas para asegurar que no hay nadie escapándose y
así lo engañan otra vez. Por desgracia, cuando está huyendo en su nave, Odiseo revela su nombre mientras se mofa del cíclope.
Resulta lo que Polifemo es el hijo de Poseidón y ora a su padre, el dios del mar, y le pide que Odiseo sufra. Y que sufra más y que
pierda a sus compañeros y que tal vez muera. Ésta es la razón por la que Poseidón odia a Odiseo tanto.
Odiseo sigue con su historia. Él y sus compañeros llegan a la isla de Eolo, el dios de los vientos. Eolo los ayuda y pone todos los vientos
menos el poniente en una bolsa, de modo que los marineros vayan directamente a Ítaca. Por desgracia, Odiseo no les dice a sus
compañeros qué hay en la bolsa. Creen que es un tesoro y la abren durante el viaje de vuelta, y se ven enfrentados a tempestades de
nuevo —a ocho a la vez, de hecho.
Luego llegan a la tierra de Circe, una hechicera que convierte a muchos de los hombres en cerdos. Con la ayuda de los dioses, Odiseo
logra convertirlos en hombres de nuevo y hace el amor con Circe. Por un año. Uno de sus compañeros le pregunta, "¿Ya podemos
irnos?" y Odiseo dice que sí. Con tristeza, Circe le dice que ahora tiene que bajar al infierno para recibir los consejos del profeta
Tiresias. Lo hace y Tiresias le profetiza que llegará a casa pero con mucha dificultad. Odiseo habla con otras personas famosas que
han muerto, como sus amigos de la guerra Aquiles y Agamenón. Encuentra también al espíritu de su madre, que se murió por de la
pena que le causó la larga ausencia de su hijo.
Los itacenses regresan a la tierra de Circe para pedir consejos sobre cómo deberían navegar las aguas peligrosas. Después de
desembarcar, se encuentran con las Sirenas, mujeres monstruosas con voces hermosas que pretenden atraer a los marineros hasta
su muerte. Odiseo será el primer hombre que las oye cantar y que vivirá para contarlo. Ordena que sus compañeros se tapen los
oídos y que lo aten al mástil para que pueda oír la canción de las Sirenas. Luego hay dos monstruos aterradores que son, por
coincidencia, femeninos: Escila y Caribdis. Como predijo Circe, seis itacenses pierden la vida a causa de Escila, que tiene seis cabezas.
Los marineros apenas se escapan de Caribdis, una vorágine enorme que traga el mar y luego lo vomita.
Los itacenses aterrizan en la isla de Helios, el dios del sol. Allí están sus vacas muy especiales. A pesar de haber recibido varios avisos
de no comer las vacas —uno de Tiresias y otra de Circe— lo hacen en lugar de morir de hambre, una muy mala decisión. Todos los
hombres mueren en una tormenta, excepto Odiseo, quien se encuentra en la isla de Calipso por los siguientes siete años.
Así termina la historia de Odiseo como la narra a los feacios. Están tan conmovidos que le dan muchos tesoros y lo llevan a Ítaca. Una
vez ahí, Atenea le pone un disfraz para que pueda enterarse de la situación. Los pretendientes todavía están en su casa, comiendo
toda su comida y creando problemas, y piensan que si se quedan bastante tiempo, Penélope tendrá que casarse con uno de ellos. Le
pide ayuda al encargado de sus puercos, Eumeo, quien lo recibe y le da una cama para la noche. Atenea vuela a Esparta para
encontrar a Telémaco y llevarlo a casa.
Cuando vuelve el principe, Odiseo se revela a su hijo. Tras una reunión alegre, Odiseo viaja al palacio, todavía disfrazado como
mendigo. Habla con Penélope y trata de convencerla de que Odiseo va a volver pronto. Ella no lo cree. Odiseo aprovecha de esta
oportunidad para ver cuáles de los sirvientes aún son fieles y cuáles están en el lado de los pretendientes.
Penélope está cansada de esperar tanto y les ofrece una prueba a los pretendientes. Inventa una competencia de fortaleza física y
declara que se casará con el ganador. Los pretendientes tienen que encordar el arco de Odiseo y lanzar una flecha por los cabezales
de doce hachas. Muchos pretendientes lo intentan y no tienen éxito, hasta que el mendigo (es decir, Odiseo disfrazado) pide la
oportunidad de intentarlo. Tiene éxito, se quita el disfraz y, con la ayuda de Telémaco, unos sirvientes leales y la protección de Atenea,
mata a todos los pretendientes —más de 100— en una masacre sangrienta. Odiseo y su esposa se reunen y todo está bien. Pues,
todavía queda el detalle de que Odiseo acaba de matar a todos los nobles jóvenes de Ítaca y sus padres están furiosos.
Odiseo sale del palacio, se reúne con su padre Laertes y se esconde mientras los padres buscan la venganza. Parece que habrá más
violencia pero Atenea acude y pide que todos dejan de pelearse. Esto les parece una buena idea y la paz vuelve a Ítaca.

Personajes:

Ulises/Odiseo: Odiseo es el héroe griego, Rey de Ítaca, hijo de Laertes, esposo de Penélope, padre de Telémaco, favorito de Atenea,
némesis de Poseidón e inventor del caballo de Troya. Su característica dominante, además de sus pectorales, es su astucia. Es
conocido por ser el más voluntarioso de los héroes griegos, y su ingenio salvó su vida muchas veces, la más notable, fue el episodio de
Cíclopes. Su dominio de la improvisación, de los disfraces y el disimulo, lo ayuda a esconder su identidad de potenciales enemigos y
lograr la lealtad de las personas a quienes engaña. Aunque algunos sensibleros moralistas de la actualidad cuestionan la moralidad de
Odiseo por sus constantes mentiras (como pretender ser cretense y engañar a su mujer e hijo) el héroe justifica estas acciones por
el resultado. Sus disfraces y mentiras suelen ser aprobados por Atenea, su diosa patrona, quien también actúa bajo varios disfraces
para manipular a los humanos y lograr su cometido.
Laertes: Padre de Odiseo. Por alguna razón, parece vivir en una choza en las afueras de Ítaca. Penélope le está tejiendo su sudario.
Ktimene: La hija de Laertes, hermana de Odiseo.
Anticlea: La madre de Odiseo. Conversa con ella en el inframundo y descubre que se suicidó por la ausencia de su hijo.
Filetio: Boyero de Ítaca y uno de los criados leales a Odiseo. Lucha del lado de Odiseo contra los pretendientes durante la masacre.
Pireo; Uno de los tripulantes de Telémaco. Cuando el príncipe regresa a Ítaca, a instancias de Atenea, Pireo se compromete a darle
albergue a Teoclímeno, el vidente fugitivo que recogieron en el camino (como verás, otro gesto de hospitalidad).
Alcínoo: Rey de los feacios, esposo de Arete, padre de Nausícaa. Es el hombre que le pide a Odiseo que cuente su historia.
Mentor: Arete: Reina de los feacios, esposa de Alcínoo y madre de Nausícaa. Es quien domina las cosas en su matrimonio, por lo que
Odiseo tiene que conseguir su aprobación, con el fin de obtener ayuda de su marido y su gente. Arete es también una mujer inteligente,
ya que se da cuenta, por la ropa de Odiseo, de que Nausícaa ya le ha ayudado. Su nombre significa "excelencia".
Antifo: Uno de los itacenses. Sigue siendo fiel a Odiseo; Telémaco lo consulta, entre otros, en el Libro XVII.
Anfínomo: El pretendiente relativamente bueno. Penélope parece reconocer su bondad, al igual que Odiseo, tanto que éste último le
advierte que se vaya antes de la masacre. Por desgracia, Atenea quiere que todos mueran. Así que eso será todo para él.
Anfimedonte: Uno de los pretendientes. En el Inframundo, narra la historia de la masacre a Aquiles y Agamenón. Está claro por su
versión que los pretendientes no están demasiado arrepentidos de su comportamiento.
Orestes: Hijo de Agamenón. Mata a Clitemnestra con todo y amante (Egisto) en venganza por la muerte de su padre. Al comienzo de La
Odisea, en la reunión de los dioses, su asesinato está como primer punto en la agenda del día y se discute si fue o no una venganza
justa. Esto no es casualidad. Consulta "Simbolismo, imaginería, alegorías" para más información.
Ctesipo: Un pretendiente de los malos. Casi todo lo que hace en la Odisea es tirarle la pata de una vaca a Odiseo, cuando está
disfrazado de mendigo.
Euríalo: Feacio que compite en los concursos de atletismo celebrados durante la estancia de Odiseo. Se burla de Odiseo por no querer
participar, lo que lleva a Odiseo a patear traseros lanzando discos.
Eupites: Padre de Antínoo. Nos encontramos con él después de la masacre. Está buscando vengarse de Odiseo y Telémaco.
Eumeo: Porquero itacense que cuida de Odiseo cuando regresa a Ítaca con la apariencia de un mendigo. Es un excelente ejemplo de
hospitalidad.
Clitemnestra: La malvada esposa de Agamenón. Se acuesta con Egisto mientras su marido se ha ido y luego lo mata cuando por fin
regresa. Encuentra la muerte de la misma forma que su amante, por la mano de Orestes, su hijo con Agamenón.
Agamenón: Hermano de Menelao y rey griego. Estuvo casado con la infiel Clitemnestra quien lo mató con ayuda de su amante a su
regreso de Troya. Consulta "Simbolismo, imaginería y alegorías" para obtener más información.
Clitoneo: Príncipe feacio, hijo de Alcínoo y Arete. Gana la carrera pedestre en los juegos atléticos, antes de que Odiseo comience a
mostrarles sus músculos a todos.
Casandra: Princesa de Troya. Fue violada y asesinada por Áyax, el Menor, en el altar de Atenea, lo que significaba que él tenía que
morir por semejante falta (el problema era por el lugar donde ocurrió el acto como tal, más que por la violación misma, lo cual es
extraño).
Iro: También conocido como Arnaeus. El verdadero mendigo del palacio de Ítaca. Se vuelve posesivo cuando un mendigo nuevo (que
sabemos que es Odiseo disfrazado) comienza a husmear en su territorio. Posiblemente una de las escenas más hilarantes de La
Odisea ocurre cuando Iro reta a Odiseo, y el héroe responde rasgándose la camisa y asustando a su oponente.
Iftima: Hermana de Penélope. No está realmente presente en la Odisea, pero en el libro IV Atenea le envía en sueños una imagen suya
a Penélope para tranquilizarla, diciéndole que su marido pronto estará en casa.
Ifito: Es el hombre que le da el arco a Odiseo.
Hermes: El mensajero de los dioses. No parece tener una personalidad propia, pero sin duda es el chico obediente de Zeus.
Hefesto: Herrero lisiado y marido de Afrodita. Por pura suerte, se casó con una hermosa diosa. Por desgracia, ella termina
engañándolo.
Helios: Dios del sol. Quizá te preguntes cuál es la importancia de su ganado. Bueno, básicamente, Helios era famoso, no solo por
controlar el cuerpo más importante del sistema solar, sino por tener un ganado increíble que nadie podía tocar, mucho menos matar y
comer. Por esto los hombres de Odiseo se metieron en problemas, y cuando decimos “problemas” es que hubo que castigarlos con la
muerte.
Eurímaco: Uno de los infames pretendientes. Quiere matar a Telémaco y engaña a Penélope sobre ello.
Euríloco: Uno de los itacenses que viaja con Odiseo al volver de Troya. Es un hombre prudente, ya que se niega a entrar en la sala de
Circe, incluso estando acompañado por hombres armados. También es la mente brillante que convence a todos de permanecer una
noche en Trinacia (tierra del ganado de Helios) donde sabemos que mueren todos menos Odiseo.
Euriclea: Fue enfermera de Odiseo cuando éste era un niño. Sigue trabajando en el palacio como sirviente, y cuando Odiseo regresa lo
reconoce por la cicatriz en su muslo.
Helena: Esposa de Menelao e instigadora de toda la Guerra de Troya. Aunque no nos cuentan esta historia en La Odisea, lo siguiente
era conocido por toda la audiencia de Homero. Esto fue lo que pasó: Helena era la mujer más bella de todas. En serio. Estaba casada
con un griego llamado Menelao, quien hasta donde sabemos, la estaba pasando de lujo hasta que Paris, el hombre más guapo de los
troyanos, decidió que la quería (en realidad hizo un concurso entre tres diosas, y fue ella quien ganó, pero esa es otra historia).
Entonces se la robó. Los griegos comenzaron la Guerra de Troya, con muchas naves, espadas, lanzas, flechas y muertes. Entonces
Menelao rescató a su mujer. En La Odisea, conocemos a Helena cuando Telémaco visita Esparta buscando noticias de su padre. Es
bastante cortés, le cuenta historias de Odiseo y trata de no comenzar otra guerra mientras comen (quizá haya ayudado que drogó la
bebida de todos para que se durmieran).
Haliterses: Augur itacense y leal a Odiseo. En el libro II interpreta a las dos crueles águilas como una señal de que Odiseo regresará
pronto a casa.
Epérito: El nombre que Odiseo le da a su padre, Laertes, en el libro XXIV, antes de revelar su verdadera identidad.
Idotea: Ninfa que se conoce a través de la historia que Menelao le cuenta a Telémaco sobre la vez que naufragó en una isla. Fue Idotea
quien le aconsejó capturar a Proteo, anciano de los mares, para saber cómo escapar.
Demódoco: Bardo ciego de los feacios. Tradicionalmente, se pensaba (sin una base real) que era una representación del mismo
Homero. Por esta razón creemos que Homero fue ciego. Demódoco canta acerca de Aquiles y Odiseo (sin saber que uno de los
hombres está presente), y después sobre Afrodita.

Caribdis: Monstruo número 2 del peor dúo en la vida. Escila y Caribdis son dos monstruos que Odiseo y sus hombres tienen que pasar
en el camino a Ítaca, y el último es el que se traga el mar, para luego vomitarlo.
Aquiles: Gran héroe griego que luchó contra los troyanos. Está muerto para el momento en que comienza La Odisea, por lo que solo lo
vemos en el Inframundo. Es interesante que en La Ilíada leamos que Aquiles tiene que elegir entre vivir una vida larga sin mayores
logros, o tener mucha gloria y morir joven. Obviamente, él eligió la segunda opción, pero cuando oímos hablar a su "sombra" (en el
Inframundo) parece arrepentirse. Dice que prefiere vivir en el mundo real como el más humilde esclavo, que ser hombre con gloria en
la tierra de los muertos.
Autólico: Abuelo materno de Odiseo. Solo sabemos de él por un flashback, que es cuando Odiseo estaba cazando de chico y se hizo la
cicatriz reveladora en su muslo por la que más tarde lo reconocería Euriclea.
Ares: Dios de la guerra. Se lo menciona en la Odisea como el amante de Afrodita, quien ya estaba casada. Fue capturado junto a
Afrodita (durante el acto sexual) por Hefesto, marido de la diosa, quien los atrapa en una red para mostrar públicamente lo que han
hecho.
Argos: Es el perro fiel de Odiseo. Cuando éste regresa, después de casi veinte años, Argos lo reconoce, se alegra y se muere. Si
piensas que Penélope tuvo que esperar mucho tiempo para ver Odiseo de nuevo, imagínate esos veinte años, pero en años de perros,
que el pobre animal tuvo que esperar.
Melantio: Cabrero itacense. A diferencia de muchos de los otros sirvientes leales, Melantio está del lado de los pretendientes que
insultan al mendigo Odiseo. También es quien arma a los pretendientes durante la masacre, y quien también, contradictoriamente, es
torturado antes de morir.
Menelao: Rey de Esparta y marido de Helena. Es el segundo hombre que visita Telémaco cuando busca a Odiseo, y es Menelao quien
confirma que el padre del niño sigue vivo en la isla de Calipso.
Melanto: Es la versión femenina de Melantio, una sirvienta del palacio que es leal a los pretendientes en lugar de ser leal a la Reina.
También recibe su justo castigo.
Afrodita: Diosa del amor. En la tierra de los feacios, el bardo Demódoco canta un relato sobre el engaño de Afrodita a su marido
(Hefesto) con el Dios de la guerra (Ares), y cuando son sorprendidos en el acto, su marido, literalmente, captura a los amantes en una
red para que todos puedan verlos.
Noemón: Un adinerado vendedor de naves en Ítaca. Atenea obtiene un barco para Telémaco de Noemón.
Mentes: Mentes, el hombre que Atenea pretende ser la primera vez que llega a Ítaca, es el gobernante de los tafios.
Pisístrato: Hijo de Néstor. Acompaña a Telémaco hasta Esparta para ver al rey Menelao.
Micenas: A veces escrito como Micenea. Significa, Reino de Agamenón.
Néstor: Rey de Pilos y el primer hombre que visita Telémaco al buscar noticias de su padre. Néstor es otro gran ejemplo de un buen
anfitrión griego, agasajando al príncipe itacense con regalos, comida e incluso transportándolo a su siguiente destino (Esparta). De
hecho, es tan bueno, que Telémaco tiene que esquivar su palacio al regresar a Ítaca para evitar los grandes festejos que su visita
provocaría.
Elpenor: Uno de los itacences, con la mala suerte de ser uno de los acompañantes de Odiseo, y con peor suerte aún al vagar en el
techo de Circe para luego caer desde allí y morir antes de partir con el rey. Odiseo conversa con él en los infiernos, donde Elpenor
pide un entierro digno, este personaje nos recuerda la importancia de estas cosas (hay que tener un entierro adecuado, incluso si
esto significa que todos tengan que navegar de vuelta a la isla de una hechicera para hacerlo).
Eolo: Dios de los vientos. Ayuda a Odiseo y a sus hombres en el libro X, antes de que se diera cuenta de que no hay esperanza alguna
para los itacenses.
Polifemo: Monstruo de un solo ojo que los itacenses encuentran durante su regreso a casa. Por desgracia para todos los
involucrados, Polifemo come carne humana. Para más desgracia todavía, Polifemo es hijo de Poseidón. Una vez que los griegos lo
ciegan y escapan, Polifemo llama a papi para que lo ayude. Esto se transforma en años y años de tortura para Odiseo (y para sus
hombres, hasta que éstos mueren). Básicamente, Polifemo es la explicación de la indignación de Poseidón en contra de Odiseo.
Escila: La primera de los dos horribles monstruos femeninos que Odiseo debe sortear con sus hombres (el segundo es Caribdis).
Escila tiene seis cabezas y le arrebata al rey seis hombres al paso de su barco. Odiseo ha recibido instrucciones de no tratar de
luchar contra el monstruo, sino más bien pasar lo más rápido posible. Desafortunadamente, necesitará padecer bastante antes de
recordar esas instrucciones.
Nausícaa: Princesa feacia, hija de Alcínoos y Arete. Nausícaa es la primera de su pueblo en encontrar a Odiseo, y es ella la que lo lleva
al palacio (de manera algo indirecta) para pedirle ayuda a la reina. Su padre, el rey, ofrece su mano en matrimonio a Odiseo, lo que
habría estado bien, de no haber sido porque éste ya estaba casado.
Antínoo: Antínoo es la cara humana que le ponemos al grupo de infames pretendientes. Como tal, Antínoo representa la codicia
impropia y la deshonestidad. Come, bebe, asalta toda la provisión de comida que tiene Odiseo y no tiene sentido del límite o del respeto
por la casa del rey. Esto nos muestra que él, y como extensión, el resto de los pretendientes, abusaron de su rol como invitados en la
casa de Odiseo, sin respeto por su anfitriona (cuya mano, irónicamente, intentan ganar). Por lo tanto, ellos pasan por alto el valor de
la hospitalidad, y al hacerlo, se muestran como subhumanos. Recuerda, hemos visto a través de La Odisea que para los griegos la
hospitalidad es algo importante. Como es una de las reglas que Zeus personalmente pide a los mortales, romper la ley de la
hospitalidad es impío y sacrílego. La falta de todo respeto a los límites y a la mesura de Antínoo se aprecia en ciertos momentos
claves: cuando intenta hacer que el mendigo Odiseo pelee contra el mendigo Iros, cuando le lanza el banco al mendigo, ah, sí,
¿mencionamos el entramado para matar al príncipe, su propio anfitrión? Muy mal, Antínoo. No nos debería sorprender, que dada la
increíble importancia que se le da a la hospitalidad, y la increíble forma en que los pretendientes la pisotean, Atenea quiera que TODOS
mueran. Para colmo de males, Antínoo es un vago.
Antíloco: Uno de los compañeros de Odiseo en la guerra y con quien conversa en el Inframundo. Cuando estaba vivo, era un buen
amigo de Aquiles.
Neoptólemo: También conocido como Pirro. Hijo de Aquiles. Su padre pregunta por él a Odiseo en el inframundo y éste le da detalles
de los logros del niño en las batallas. En otras palabras, el chico le lleva a papá buenas calificaciones.
Egisto: Amante traicionero de la esposa de Agamenón, Clitemnestra. Conspiró con ella para matar a su marido y más tarde fue
asesinado por Orestes, hijo de Agamenón, en un acto de venganza.
Patrocio: Uno de las sombras que Odiseo ve en el inframundo. Patroclo era el mejor amigo de Aquiles. La Ilíada cuenta cómo el gran
guerrero troyano Aquiles, jura venganza después de que Héctor mata a Patroclo. Al matar a Héctor, sella su propio destino. (Para
obtener más información sobre esto, échale un vistazo a nuestra guía de La Ilíada, y luego lee el libro, si no lo has hecho).
Proteo: Dios de una isla, del cual nos enteramos por el cuento de Menelao a Telémaco. Él es quien le revela al rey Menelao cómo
escapar de la isla en donde está atascado (es decir, viajar a Egipto y hacer sacrificios a Zeus).
Los lestrigones; Los monstruos que los itacenses se encuentran en Lamos de camino a casa a su regreso de Troya. Su rey es
Antífates, a quien se recordará como el hombre bebedor de sangre.

Atenea: La hija de Zeus, Atenea, es la diosa de la sabiduría y patrona de la guerra. Por estos atributos, no nos debería extrañar que le
guste un héroe con inteligencia como Odiseo. Tanto es que lo ayuda a hacer de todo; pequeños favores, elaboración de planes,
sobrevivir, verse sexy. Atenea también se parece a Odiseo en su afición por los disfraces, como el anciano itacense, o el mendigo, o el
príncipe residente. Pero para hacerlo más claro, la última línea del poema dice cómo la disputa entre Odiseo y las familias de los
pretendientes muertos fue arreglada por Atenea quien “estableció entre ellos un pacto para el futuro, semejante a Méntor en el
cuerpo y en la voz”. ¿Por qué a Atenea le gusta disfrazarse tanto? Tenemos dos ideas al respecto. Uno: porque es divertido y porque
puede. Dos: es una forma de probar a los mortales, para ver si la tratan bien cuando se disfraze como uno de ellos. Tres: le ayuda a
mantener un perfil bajo. Así, cuando ande por ahí con la égida en la mano, todos sabrán que habla en serio.
Antífates: Rey de Lamos, tierra de los no muy humanos lestrigones. Les da su saludo a los itacenses atacando al primer hombre y
bebiendo su sangre.
Etón: Es el nombre falso que le da Odiseo a Penélope cuando está disfrazado de mendigo. La crítica Olga Levaniouk ha dicho
recientemente que este nombre significa “ardiente”, o arder con deseo o ansias. De esta forma, diciéndole a Penélope su nombre,
Odiseo está haciendo una referencia velada a su estatus como mendigo, pero también a su deseo de retomar su vida, arrasando con
unos cuantos.
Egiptio: El señor itacense presente en la reunión de Telémaco en el Libro II.
Mentes; Atenea primero toma el disfraz de este hombre, amigo de Odiseo y caudillo de los tafios, cuando llega a Ítaca para aconsejar
a Telémaco.
Méntor: Puede haber un poco de confusión con Méntor en la Odisea ya que el nombre se refiere o bien a Méntor, el anciano itacense, o
a Méntor, Atenea con uno de sus tantos disfraces. (Imagina lo fácil que sería la vida de todo el mundo si los dioses no anduvieran con
estos jueguitos).
Neleo: Este tipo es parte de la digresión sobre Teoclímeno, vidente fugitivo que Telémaco recoge en su camino al regreso de Esparta.
En la historia, es el despreciable rey que manda al exilio a Melampo, antepasado de Teoclímeno.
Femio; Bardo residente en Ítaca. Lo vemos por primera vez al entristecer a Penélope cantándole los sucesos de la guerra de Troya.
Más adelante, se salva de la masacre porque ha sido fiel a Odiseo durante su ausencia.
Poseidón: Dios del mar, y un tipo que se la pasa furioso y con sed de venganza. Es el que obliga a Odiseo a vagar por los mares
durante casi veinte años, y todo porque apuñaló el ojo de su hijo, quien hizo un gran alboroto al respecto.
Los feacios: El hospitalario pueblo de Esqueria que hospeda a Odiseo. Ellos escuchan su historia y lo ayudan a volver a Ítaca. Por esto,
Poseidón los destruye. Es el pueblo del rey Alcínoo, la reina Arete, y la hermosa Nausícaa.
Laodamante: Príncipe feacio, hijo de Alcínoo y Arete. Gana el combate de boxeo durante los juegos atléticos, antes de que Odiseo
supere a todos en todo.

Telémaco: es el hijo de Odiseo y su protagonismo es muy importante en la obra. Por un lado, La Odisea comienza relatando su historia
ya que, de este modo, se nos permite conocer todo lo que había ocurrido en Ítaca mientras Odiseo estaba luchando en la guerra.
Además, gracias a la colaboración de Telémaco, Odiseo puede vencer a los pretendientes de Penélope y volver a coronarse como el
rey de Ítaca. Se trata de un personaje con buen corazón pero al que todavía le falta valentía y coraje como para luchar él solo contra
los pretendientes de su madre. Gracias su viaje, Telémaco consigue madurar y volver al reino con la valentía suficiente como para
luchar al lado de su padre.
Áyax, "El grande": También conocido como Áyax Telamonio. Héroe griego de la guerra de Troya que Odiseo encuentra en el
Inframundo. Áyax se suicidó después de que Odiseo fuera nombrado mejor hombre que él, y todavía se niega a hablar con su amigo,
incluso después de morir.
Áyax, "El menor": Un griego que luchó en la guerra de Troya y también un irreverente imbécil que violó y mató a una princesa en el
altar de Atenas y fue asesinado por sus acciones.
Penélope: es otro de los personajes de La Odisea más destacados ya que se trata de la esposa de Odiseo y, por tanto, de la reina de
Ítaca. Ella es la que motiva que Telémaco se marche de viaje a buscar a su padre y de que todos los pretendientes hagan cola para
esperar su aprobación como marido. Homero describe a este personaje como una mujer fiel, inteligente y un poco fría; nunca pierde la
fe del regreso de su marido de la guerra. Sin embargo, a medida que avanzan los años empieza a plantearse la posibilidad de casarse
con otra persona y, por eso, crea un concurso de tiro a sabiendas de que el único que podría superarlo sería Odiseo, su marido.
Las sirenas: en la obra conocemos a dos sirenas en concreto cuyos nombres son Escila y Caribis. Son las responsables de que la
tripulación del barco de Odiseo enloquezca debido a la voz de las sirenas que es capaz de embrujar a cualquier persona. Aunque
consiguen escapar de las sirenas, lo cierto es que los hombres quedaron locos por sus voces; todos menos Odiseo que se tapó los
oídos con cera y que se ata a un mástil para evitar físicamente acudir a su llamada.
Dioses griegos: la presencia de los dioses es un clásico en la literatura griega y, por eso, en este poema tampoco faltan. Los dioses
que más aparecen en la obra son Zeus, el rey de los dioses, que es el presta cierta ayuda al héroe así como permite que Atenea
también le brinde ayuda. También aparece Atenea, la diosa que protege a Odiseo y que es la diosa de la guerra, de las artes y de la
sabiduría; en la obra, ella ayudará en diferentes momentos al héroe para que pueda regresar a casa. Y, por último, otro de los dioses
que aparecen es Poseidón, el encargado de torpedear el viaje de Odiseo.
Los cicones: Indígenas residentes en Ismaro, donde Odiseo atraca por primera vez después de salir de Troya. Los itacenses los
saquean, porque pueden, y los Cicones, razonablemente, toman represalias, también porque pueden.
Circe: mencionamos aparte a esta diosa griega porque tiene una incidencia muy destacada en La Odisea. Se trata de la encargada de
transformar a toda la tripulación de Odiseo en cerdos; además, el héroe se convierte en su amante y vivirá junto a ella de forma lujosa
durante todo 1 año.
Dolio: El cuidador de la casa de Laertes.
Rey Menelao: es uno de los personajes de La Ilíada más destacados y que aquí también tiene cierto protagonismo. En esta obra
aparece como el informador de Telémaco ya que le indica que su padre está vivo y que está preso en la isla de Calipso. Gracias a esta
información, el hijo de Odiseo emprenderá su viaje para rescatar a su padre.
Los lotófagos: Son uno de los pueblos idílicos con los que Odiseo se encuentra a lo largo de su aventura. Es un pueblo cuyos
habitantes únicamente comen loto y, debido a que es un lugar casi mágico, Odiseo se olvida incluso de su amada Ítaca y, por un
momento, desea quedarse a vivir allí para siempre.
Pretendientes de Penélope: son los hombres que esperan a que la reina de Ítaca decida casarse con otro marido. Todos creen que
Ulises está muerto y, por tanto, que el reino necesita a un nuevo gobernador. Se instalan en el palacio real a la espera de que la reina
tome su decisión.
Melampo: Otro nombre de menor importancia en una digresión importante sobre un personaje secundario. Vamos a ver si podemos
identificar algún tipo de relevancia para nuestra historia: en el libro XV, Telémaco recoge un vidente fugitivo en su camino de regreso
a Ítaca, cuando venía de Esparta. El nombre es Teoclímeno, y es un descendiente de Melampo. Entonces, nos vamos con la historia de
Melampo, y encontramos que fue desterrado injustamente hasta que volvió y se vengó, al más puro estilo de Odiseo.
Los cíclopes: Monstruos de un solo ojo que se encuentran los itacenses en el camino a casa.
Marón: El guardián de los bosques de Apolo en Ismaro. Le da vino a los itacenses.
Medonte: Heraldo de Ítaca. Es un hombre leal a Odiseo, y no lo matan en la masacre.
Calypso: es la ninfa que se encargó de cuidar de Odiseo después de que su barco naufragara por la intervención de Júpiter. En la isla
de Calipso es donde Odiseo permanece durante algún tiempo hasta que Hermes interviene y le pide a la ninfa que deje libre al héroe y
le brinde material para crear un nuevo barco.
Teoclímeno: Vidente fugitivo que toma un paseo con Telémaco al salir de Esparta. Un vidente es un accesorio conveniente cuando hay
varios presagios sobre el lugar, lo que ocurre en los libros XV-XIV.
Tiresias: otro de los personajes de La Odisea que tiene cierta relevancia para el transcurso de la obra es Tiresias, un fantasma al que
el héroe le pide consejo para poder superar las pruebas que le esperan durante el viaje. Para poder reunirse con él, Ulises debe viajar
hacia el Hades.

La Eneida

En el mar Mediterráneo, Eneas y sus compañeros troyanos huyen de su ciudad natal de Troya, que ha sido destruida por los griegos.
Navegan hacia Italia, donde Eneas está destinado a fundar Roma. A medida que se acercan a su destino, una tormenta feroz los desvía
del rumbo y los lleva a Cartago. Dido, fundador y reina de Cartago, les da la bienvenida. Eneas relata a Dido la larga y dolorosa historia
de los viajes de su grupo hasta el momento. En el mar Mediterráneo, Eneas y sus compañeros troyanos huyen de su ciudad natal de
Troya, que ha sido destruida por los griegos. Navegan hacia Italia, donde Eneas está destinado a fundar Roma. A medida que se
acercan a su destino, una tormenta feroz los desvía del rumbo y los lleva a Cartago. Dido, fundador y reina de Cartago, les da la
bienvenida. Eneas relata a Dido la larga y dolorosa historia de los viajes de su grupo hasta el momento.
Eneas habla del saqueo de Troya que fin a la Guerra después de diez años de asedio griego. En la campaña final, los troyanos fueron
engañados cuando aceptaron en las murallas de su ciudad un caballo de madera que, sin saberlo, albergaba a varios soldados griegos
en su vientre hueco. Él cuenta cómo escapó de la ciudad en llamas con su padre, Anchises; su hijo, Ascanius; y los dioses del hogar que
representan su ciudad caída.
Asegurado por los dioses que un futuro glorioso lo esperaba en Italia, zarpó con una flota que contenía a los ciudadanos
sobrevivientes de Troya. Eneas relata las pruebas que enfrentaron en su viaje. Dos veces intentaron construir una nueva ciudad, solo
para ser expulsados por malos presagios y plagas. Las arpías, criaturas que son en parte mujeres y en parte aves, las maldijeron,
pero también se encontraron inesperadamente con amigos compatriotas.
Finalmente, después de la pérdida de Anchises y un terrible clima, se dirigieron a Carthage. Impresionado por las hazañas de Eneas y
simpatizante de su sufrimiento, Dido, una princesa fenicia que huyó de su casa y fundó Cartago después de que su hermano asesinó a
su marido, se enamora de Eneas. Viven juntos como amantes durante un período, hasta que los dioses le recuerdan a Eneas su deber
de fundar una nueva ciudad.
Él determina zarpar una vez más. Dido está devastado por su partida, y se mata al ordenar que se construya una enorme pira con las
posesiones náufragas de Eneas, trepando sobre ella y apuñalándose con la espada que Eneas deja atrás. Como los troyanos hacen
para Italia, el mal tiempo los lleva a Sicilia, donde tienen juegos funerarios para los Anquises muertos. Las mujeres, cansadas del viaje,
comienzan a quemar los barcos, pero un aguacero apaga el fuego.
Algunos de los cansados de viajar se quedan atrás, mientras que Eneas, revigorizado después de que su padre lo visita en un sueño, se
lleva el resto hacia Italia. Una vez allí, Eneas desciende al inframundo, guiado por la Sibila de Cumae, para visitar a su padre. Se le
muestra un desfile de la historia futura y los héroes de Roma, que lo ayuda a comprender la importancia de su misión. Eneas regresa
del inframundo y los troyanos continúan por la costa hasta la región de Latium.
La llegada de los troyanos a Italia comienza pacíficamente. El Rey Latino, el gobernante italiano, extiende su hospitalidad, esperando
que Eneas resulte ser el extranjero que, según una profecía, se supone que su hija Lavinia se casará. Pero la esposa de Latinus, Amata,
tiene otras ideas. Ella quiere que Lavinia se case con Turnus , un pretendiente local. Amata y Turnus cultivan enemistad hacia los
troyanos recién llegados.
Mientras tanto, Ascanius caza un ciervo que era una mascota de los pastores locales. Se desata una pelea y mueren varias personas.
Turnus, montando esta corriente de ira, comienza una guerra. Eneas, por sugerencia del dios del río Tiberino, navega hacia el norte
por el Tíber para buscar apoyo militar entre las tribus vecinas.Durante este viaje, su madre, Venus, desciende para darle un nuevo
juego de armas, forjado por Vulcano.
Mientras el líder troyano está fuera, Turnus ataca. Eneas regresa para encontrar a sus compatriotas enredados en la batalla. Palas, el
hijo del nuevo aliado de Eneas, Evander, es asesinado por Turnus. Eneas se enfurece violentamente, y muchos más mueren al final del
día. Las dos partes acuerdan una tregua para poder enterrar a los muertos, y los líderes latinos discuten si continuar la batalla.
Deciden evitar cualquier carnicería innecesaria proponiendo un duelo mano a mano entre Eneas y Turnus. Cuando los dos líderes se
enfrentan, sin embargo, los otros hombres comienzan a pelear, y se reanuda la batalla a gran escala. Eneas es herido en el muslo,
pero eventualmente los troyanos amenazan a la ciudad enemiga. Turnus sale corriendo para encontrarse con Eneas, quien hiere a
Turnus gravemente. Eneas casi salva a Turnus, pero, al recordar al asesinado Pallas, lo mata en su lugar.
Personajes:
Eneas: El protagonista de la Eneida. Eneas es un sobreviviente del asedio de Troya, una ciudad en la costa de Asia Menor. Su
característica definitoria es la piedad, un respeto por la voluntad de los dioses. Es un temible guerrero y un líder capaz de motivar a
sus hombres frente a la adversidad, pero también un hombre capaz de gran compasión y dolor. Su destino es fundar la raza romana
en Italia y subordina todas las demás preocupaciones a esta misión.
Dido: La reina de Cartago, una ciudad en el norte de África, en lo que hoy es Túnez, y amante de Eneas. Dido abandonó la tierra de Tiro
cuando su esposo fue asesinado por Pigmalión, su hermano. Ella y su ciudad son fuertes, pero se convierte en un desafortunado peón
de los dioses en su lucha por el destino de Eneas. Su amor por Eneas demuestra ser su perdición. Después de que la abandona,
construye una pira funeraria y se apuñala con la espada de Eneas.
Turnus: El gobernante de los Rutulianos en Italia. Turnus es el mayor antagonista de Eneas entre los mortales. Él es el pretendiente
principal de Lavinia hasta que llega Aeneas. Esta rivalidad lo incita a emprender la guerra contra los troyanos, a pesar de la voluntad
de Latinus de permitir que los troyanos se asienten en el Lazio y la comprensión de Turno de que no puede desafiar con éxito el
destino.
Ascanius: El hijo pequeño de Eneas por su primera esposa, Creusa.Ascanius (también llamado Iulus) es más importante como símbolo
del destino de Eneas: su futura fundación de la raza romana. Aunque todavía es un niño, Ascanius tiene varias oportunidades en el
transcurso de la épica para mostrar su valentía y liderazgo. Dirige una procesión de niños a caballo durante los juegos del Libro V y
ayuda a defender el campamento troyano del ataque de Turnus mientras su padre está ausente.
Anchises: El padre de Eneas, y un símbolo de la herencia troyana de Eneas. Aunque Anchises muere durante el viaje de Troya a Italia,
continúa en espíritu para ayudar a su hijo a cumplir los decretos del destino, especialmente guiando a Eneas a través del inframundo y
mostrándole lo que el destino le depara a sus descendientes. Si deseas leer un genero diferente te recomiendo Las aventuras de
Huckleberry Finn
Creusa: La esposa de Eneas en Troya, y la madre de Ascanio. Creusa se pierde y muere cuando su familia intenta huir de la ciudad,
pero le dice a Eneas que encontrará una nueva esposa en su nuevo hogar.
Latinus: El rey de los latinos, la gente de lo que hoy es el centro de Italia, alrededor del río Tíber. Latinus le permite a Eneas entrar en
su reino y lo alienta a convertirse en pretendiente de Lavinia, su hija, causando resentimiento y finalmente guerra entre sus súbditos.
Él respeta a los dioses y al destino, pero no tiene un control estricto sobre su gente.
Juno: Reina de el rey de los dioses, la esposa y la hermana de Júpiter, y la hija de Saturno. Juno (Hera en la mitología griega) odia a
los troyanos debido al dominio de Trojan Paris contra ella en un concurso de belleza. Ella es también patrona de Cartago y sabe que
los descendientes romanos de Eneas están destinados a destruir Cartago. Ella atrae su ira contra Eneas a través de la épica, y en su
enojo actúa como su principal antagonista divino.
Venus: La diosa del amor y la mamá de Eneas. Venus es un benefactor de los troyanos. Ella ayuda a su hijo cada vez que Juno intenta
lastimarlo, causando un conflicto entre los dioses. También se conoce como Cytherea, después de Cythera, la isla donde nació y donde
su santuario se encuentra.
Júpiter: el rey de los dioses y el hijo de Saturno. Mientras que los dioses a menudo luchan unos contra otros en batallas de voluntad,
la voluntad de Júpiter reina y se identifica con la fuerza más impersonal del destino. Por lo tanto, Júpiter dirige el progreso general
del destino de Eneas, asegurando que Eneas nunca se desvía permanentemente de su curso hacia Italia. El comportamiento de Júpiter
es controlado y equilibrado en comparación con la volatilidad de Juno y Venus.
Neptuno: Dios del mar, y generalmente un aliado de Venus y Eneas. Neptuno (Poseidón en la mitología griega) calma la tormenta que
abre la épica y conduce a Eneas de manera segura en la última etapa de su viaje. No dejes de leer Los viajes de Gulliver.
Allecto: Una de las Furias, o deidades que vengan los pecados, enviada por Juno en el Libro VII para incitar al pueblo latino a la guerra
contra los troyanos.
Minerva: la diosa que protege a los griegos durante la Guerra de Troya y les ayuda a conquistar Troya. Al igual que Juno, Minerva
(Pallas Athena en la mitología griega) está motivada contra los troyanos por el juicio del Troyano de París de que Venus era la más
bella entre las diosas.
Apolo: Un hijo de Júpiter y dios del sol. Apolo nació en Delos y ayuda a los troyanos en su viaje cuando se detienen allí. Debido a que a
menudo es retratado como un arquero, muchos personajes invocan su nombre antes de disparar un eje en la batalla.
Cupido: un hijo de Venus y el dios del deseo erótico. Cupido (Eros en la mitología griega) se disfraza de Ascanio, el hijo de Eneas, y
hace que Dido se enamore de Eneas.

Héctor: El más grande de los guerreros troyanos, asesinado en Troya. Héctor es en cierto modo una figura paralela a Turnus, quien
también defiende su ciudad natal hasta la muerte.

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