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2.1 (T2). El pensamiento político anterior a Grecia. El ser humano y las primeras ideas de
la historia.- De las tribus nómadas al surgimiento de las ciudades.- Los grandes imperios
de la Antigüedad: Mesopotamia y Egipto.
2.2 (T3). El pensamiento griego: de los orígenes a los sofistas. Del mito y logos.- La polis.-
Primeras ideas sobre la Justicia.- Los sofistas.- La democracia ateniense: el siglo de
Pericles.- Sócrates.- La crisis del siglo IV.
2.5 (T6). El final de la polis y las escuelas helenísticas. El ocaso de la polis.- Las
monarquías helenísticas.- Los cínicos.- La escuela epicúrea: Epicuro.- Los estoicos (la Stoa
Vieja): Zenón, Crisipo.
b) de espacios fértiles: con grandes ríos, que hacen necesarias obras colectivas
de regadío, generan excedentes y, en consecuencia, concentración de riqueza,
aparición de nuevos oficios (comerciantes, artesanos, intelectuales) y un
poder político relativamente fuerte con estructuras a su servicio: ejército,
burócratas, religiosos, etc.
Los sacerdotes controlan las cosechas y las actividades agrícolas. Aparece una
burocracia necesaria para mantener el templo y las oraciones. Y también un
ejército/policía para controlar la población.
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Los enfrentamientos entre las diferentes ciudades dieron lugar a la aparición de
jefes militares, dependientes del jefe religioso y político. Pero, progresivamente,
los jefes militares controlaron el poder político y acabaron con las teocracias,
convirtiéndose ellos mismos en monarcas y concentrando el poder político de
manera separada de las jefaturas religiosas.
Hacia el 3.500 ane, entre los sacerdotes y los burócratas, aparece la escritura
(lengua codificada y jerarquía lingüística) por la necesidad de registrar la
propiedad y controlar las cosechas, tierras y bienes.
Entre el 3.050 ane y hasta la conquista romana (31 ane) se desarrolla en el valle
del Nilo del Imperio Egipcio. Un único imperio durante 3 milenios.
Por el contrario, Egipto (especialmente, el Alto Nilo) tenía una enorme frontera
natural (el desierto) que dificultaba las invasiones y era étnicamente bastante
homogéneo.
El estado egipcio era dominado por un rey, el faraón, que tenía un poder absoluto.
Su poder se fundamentaba en: la divinización de su persona, el control y la
dirección de las obras de canalización e irrigación de las tierras, mando del ejército
y un sistema de servidores fieles (gobernadores) para controlar un territorio muy
extenso.
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Además contaba con grupos especializados, escribas, ejército y gobernadores, que
controlaban numerosos funcionarios y hacían cumplir las órdenes del faraón, eran
los grandes pilares del poder del faraón.
Religión, divinización del faraón y ritos religiosos eran centrales para la cohesión
colectiva y la aceptación de la estratificación social.
Hay escritura y el derecho escrito. La religión y los ritos tienen una función política
muy relevante para cohesionar la sociedad. Hay estratificación social y política.
Pero no conocemos pensamiento político que explicara y legitimara ese estado de
cosas.
Primero, el mito
El predominio del mito va ligado a las sociedades griegas arcaicas. A caballo entre
las tribus y las polis primitivas.
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El logos y la polis
De todos los primeros filósofos griegos de los que tenemos noticia (Tales,
Anaximandro, Anaxímenes, Parménides, Heráclito, Empédocles o Anazágoras), no
sabemos demasiado de su pensamiento; pero plantean dos cuestiones
trascendentales:
La vida política de los griegos no se podía entender sin la polis. La polis es símbolo
de civilización que diferencia los griegos de los pueblos bárbaros que viven en
tribus.
Está constituida por una o varias ciudades y por las tierras y los campos que
dependen de las ciudades.
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La ciudadanía griega no es parecida a la contemporánea. No es una persona con
unos derechos individuales. La ciudadanía griega no es individual; es social y
colectiva, conlleva formar parte de la polis y ser miembro de ella, seguir sus leyes
y participar la política.
Toda la vida de los ciudadanos griegos está marcada por el hecho hacer de formar
parte de la polis.
La ciudad, por tanto, está por encima de todo, las personas son ciudadanos en
función de su papel cívico en la ciudad. No había nada peor en el mundo griego
que los «idiotas»: ciudadanos que no se interesaban por la vida de la polis.
En el inicio (s. XII-IX ane), las polis primitivas son monarquías. En el siglo VII ane, la
mayoría eran oligarquías aristocráticas; pero los aristócratas perdían poder ante
los comerciantes, los artesanos y los hoplitas.
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La justicia como signo de civilidad
Homero (Siglo VIII ane) recoge la idea de que las relaciones humanas están
sometidas a la Justicia (plasmada en las leyes) y protegidas por Zeus, y que los
dioses castigan quienes atentan contra la Justicia.
Pero, entonces, las leyes eran fruto de la tradición y de las decisiones cambiantes
de los reyes y los oligarcas. No estaban escritas ni formaban parte de las
costumbres de la polis, porque las leyes podían cambiar según la voluntad de los
gobernantes.
Un siglo después, Hesíodo (hacia el VIII-VII ane) escribe el poema Trabajos y Días y
afirma que en el mundo de las bestias domina la ley del más fuerte, pero esto no
ocurre entre los humanos.
Zeus y el pueblo son los garantes del respeto a la ley como forma de Justicia.
A partir de ese momento, la idea de que una ciudad sólo puede ser feliz y
próspera si es justa será común en el pensamiento griego. Se considerará que sólo
la Justicia pondrá fin a las luchas sociales y políticas internas que debilitan la
ciudad. Y que sólo la Justicia hace grande la ciudad y le da cohesión.
Un siglo después las leyes serán por escrito. En todas las polis se da el fenómeno
de establecer códigos legales y constituciones escritas. Esto debilitó aún más el
poder de los últimos monarcas y oligarcas.
El valor de la ley escrita es doble: por un lado, fija la norma y obliga a todos; por
otro, determina y delimita la comunidad cívica y política.
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Todas las legislaciones del siglo VI ane, tratan de establecer un cierto equilibrio de
poderes entre grupos sociales. Quieren la paz social, la cohesión interna y la
estabilidad del gobierno con formas participativas, más o menos abiertas al
conjunto de la población.
Su reforma abrió las puertas a las posteriores reformas democráticas. Creía por
principio, como todo el pensamiento antiguo hasta el cristianismo, que los ricos
son buenos (la riqueza es producto de la virtud); pero fue capaz de darse cuenta
de que en la realidad concreta la bondad de los ricos no tenía consecuencias
sociales positivas de manera espontánea.
La democracia ateniense
La democracia fue el sistema político de Atenas durante el siglo V ane (el llamado
siglo de Pericles, 495-429 ane) y parte del siglo IV ane.
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Hay que huir de la idealización de la democracia como participación igualitaria de
todas las personas de Atenas: el demos es reducido, el número de excluidos muy
grande, la participación de todos los ciudadanos relativa, la capacidad de
manipulación en ocasiones es alta y, en el época final, la violencia social y la
demagogia fueron fenómenos habituales.
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El tiempo de permanencia en los cargos judiciales, ejecutivos y de administración
era muy breve, para evitar la profesionalización, y para favorecer la rotación de
los cargos entre todos los ciudadanos.
Ser miembro de un tribunal solía durar pocos días, los miembros del consejo o de
las magistraturas lo eran durante un año. No se podía ser miembro del Consejo
durante más de dos mandatos no consecutivos. Así, muchos ciudadanos acababan
teniendo responsabilidades en la gestión de lo público.
Como en la época de Solón, la Atenas democrática tuvo que hacer frente a las
desigualdades sociales. La desigualdad era el gran elemento de tensión en la
democracia ateniense. Y buscar el equilibrio social una preocupación constante.
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ya no era una sociedad expansiva. El pueblo tendía a desconfiar de la gente más
formada. Las revueltas y las contrarevueltas dominan buena parte de la época
decadente de la democracia ateniense.
Sofista significa sabio. Los sofistas eran intelectuales griegos de los siglos V y IV
ane. No forman una escuela, pero tienen unos rasgos comunes como maestros de
retórica y de cultura general.
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La persona, para los sofistas, es la medida de todas las cosas. La naturaleza
humana es igual en todas partes; pero las costumbres y las leyes son diferentes en
cada lugar. En consecuencia, hay que aceptar la diversidad y saber encontrar una
concordia general entre pueblos y ciudades con pactos y acuerdos civilizados.
En política, consideran que la polis y de la vida social no son hechos naturales, sino
convencionales, surgidos de un pacto social.
Hay una concepción negativa de los sofistas construida por los críticos de la
democracia (Sócrates, Platón y, en parte, Aristóteles). Se les acusa de pensadores
escépticos, materialistas y relativistas que no buscan verdades indiscutibles,
elevadas y sólidas. Y también se dice de ellos que su función social era oportunista
porque cobraban por su trabajo y favorecían la demagogia.
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Fue condenado por la Asamblea de Atenas al exilio (pérdida de la ciudadanía) o en
la muerte, y eligió la muerte por coherencia con su sentimiento de ciudadanía; sin
implorar clemencia. La acusación era que introducía nuevos dioses y llevaba la
juventud por caminos equivocados.
A diferencia de los sofistas, cree que la diferencia entre el bien y el mal la puede
establecer la razón humana y no es una convención social.
Conocer la diferencia entre el bien y el mal era la clave de la felicidad y por eso no
se pueden contradecir las propias convicciones.
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2.3. Platón (427-347ane)
Fue mucho más que un pensador político. Estableció un sistema filosófico que se
fundamenta en un racionalismo radical (racionalismo), que busca definiciones
esenciales de los hechos (esencialismo) y considera las ideas como una realidad
objetiva y perfecta en contraposición al mundo real material lleno de engaños
(idealismo).
Su pensamiento propondrá una reforma de la polis que será también una reforma
del individuo. Una reforma que debía fundamentarse en el saber filosófico y se
situaba fuera de la historia y de la realidad concreta.
La gran aportación de Platón a la filosofía fue la teoría de las Ideas que elabora
sobre la base del lenguaje matemático. Las figuras geométricas perfectas no
existen en el mundo natural, son construcciones intelectuales que los
matemáticos pueden captar. Partiendo de esta consideración, Platón entiende
que debe haber un mundo de Ideas o formas perfectas distinto al mundo
material. Los sentidos no pueden percibir el mundo de las Ideas, la razón sí.
Con esta alegoría Platón afirma que nuestros sentidos sólo perciben las sombras
proyectadas de la realidad. Cada objeto, ser o valor humano (justicia, orden,
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bondad, etc.) existe en el mundo perfecto de las Ideas. La cuestión será, para
Platón, ¿cómo llegar desde las sombras de la caverna a la luz del mundo de las
Ideas?
Los humanos tenemos cuerpo y alma. El cuerpo (mortal) posee los sentidos y con
ellos percibimos el mundo natural. El alma (inmortal) cuenta con la razón y la
razón permite acceder al mundo de las Ideas. Sólo el filósofo puede llegar a
contemplar las Ideas tras un esfuerzo ingente. Sólo el filósofo distinguirá entre el
bien y mal, y verá la realidad tal como es. El resto de personas serán ignorantes y
sólo verán sombras.
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Es un tratado de 10 libros. Muy extenso. Contiene, entre otras cosas, el esquema
de la ciudad ideal, construyendo teóricamente un proyecto político reaccionario e
innovador al mismo tiempo.
Justicia, unidad y cohesión de la ciudad, paz social y alma humana son hechos
íntimamente relacionados. La justicia significa armonía y equilibrio social. Y esto
se consigue cuando cada grupo o clase de personas cumple sus funciones sociales
y no interfiere en las de los otros grupos.
La justicia resulta de la armonía entre las funciones y las virtudes de cada clase. En
cada clase le corresponde una virtud: inteligencia (gobernantes), valor (guerreros)
y equilibrio/contención (obreros).
Para conseguir cada clase cumpla su función, la educación de los dos primeros
grupos es esencial; así como, la obediencia del tercer grupo, que no necesita ser
educado.
Reconoce a las mujeres las mismas capacidades que los hombres y, por tanto, el
mismo derecho a la educación.
Las clases superiores deben tener una vida austera, sin lujo, sin ambición, ni
privilegios ni propiedad privada.
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Los filósofos no pueden dedicarse a una vida contemplativa, están obligados a
gobernar a partir de los 50 años, tras una larga y muy exigente formación.
Política es una obra a medio camino entre la madurez y la vejez. Aquí defiende
que un buen político es un buen profesional, que conoce la ciencia de la política.
Son más importantes los buenos políticos que las buenas leyes. Las leyes son muy
importantes; pero aún más los buenos políticos.
El buen gobernante debe ser pastor y tejedor. Debe saber guiar la ciudad (pastor)
y debe conseguir los mejores resultados con los elementos concretos que tiene
para gobernar (tejedor pragmático).
Durante su vejez, escribe un nuevo texto político importante, Leyes, donde hay
una cierta aproximación de su pensamiento político a la realidad concreta. Leyes
es el diálogo más extenso de Platón. El estaba revisando cuando murió.
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Para garantizar el seguimiento de las leyes, propone la creación de un Consejo de
Ciudadanos (elegidos por sorteo entre personas de edad). Y para la persecución
del ateísmo y la corrupción de las creencias religiosas propone la creación del
Consejo Nocturno que era una especie de lo que luego serán los tribunales de la
Inquisición.
Para la cohesión interna son esenciales las fiestas civiles y religiosas porque la
pacifican, hermanan y reducen el conflicto.
La polis debe educar a todos sus ciudadanos (mujeres y hombres) para hacerlos
mejores. La educación debe ser reglada y asumida por la ciudad. La educación
debe ser moralizante. Tiene que favorecer virtudes cívicas (ausencia de conflicto,
armonía, paz social). Desde la niñez a vigilar (y censurar) juegos y canciones, la
música, el teatro y los mitos que se cuentan, etc.
Con todo, en Leyes todavía hay una pulsión utópica. Quiere una sociedad más
próspera; pero que sea solidaria, estable, piadosa; sin ánimo de lucro, sin
ambición excesiva, sin demagogos ni división interna. Sin diferencias sociales
grandes (4/1), sin plata ni oro, sin grandes beneficios, sin viajes al extranjero, ni
presencia de extranjeros.
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Contemporáneo del ascenso de Macedonia y de la creación del imperio de
Alejandro. Discípulo (y rival filosófico) de Platón (367-347).
Vivió en Atenas mucho tiempo y pensó mucho sobre su modelo político, pero era
un meteco (un extranjero) y no podía participar en su política.
Han sobrevivido los escritos de escuela, un tipo de apuntes y notas para clase. En
consecuencia, en la obra que conservamos de Aristóteles predomina el
esquematismo didáctico y la precisión terminológica.
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Rechaza el utopismo y el idealismo de Platón. Para Aristóteles (como para Platón),
ética y política van unidas. La vida humana plena se realiza en sociedad y la forma
más acabada de sociedad es la polis.
Las personas necesitamos la sociedad para vivir plenamente. Somos seres sociales
y esto nos hace animales políticos. El individuo no es autosuficiente, necesita la
sociedad y sólo puede alcanzar la perfección vital en un ámbito cívico. El
ciudadano libre, responsable, integrado y participativo es el ideal de su
pensamiento (un principio clásico del republicanismo).
Las leyes y las instituciones sirven para avanzar en la consecución de la vida feliz
que es la meta de toda persona. Y para ello es muy importante la educación de la
comunidad, ya que facilita la conducta justa, libre y bien orientada.
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revolucionarias. Recordando, así, en muchos aspectos, las consideraciones y los
principios de las reformas de Solón y las bases de las democracias liberales
posteriores a la IIGM.
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Las dos cosas exigen ausencia de trabajo físico y tiempo libre: ocio. El ocio es la
base de la verdadera libertad y el requisito para la auténtica ciudadanía.
De su modelo, son excluidos los libres sin tiempo, también las mujeres “libres”
(aunque sin derechos políticos), los extranjeros y los esclavos.
La dedicación a la vida política es el fin natural del hombre libre, así puede
conseguir el bienestar y la vida feliz para él y para toda la comunidad. Para la
política necesita ocio (tiempo), que le permita estudiar y participar en el gobierno
público de manera virtuosa. Y, para tener ocio, se deben haber cubierto las
necesidades inmediatas.
Atender las necesidades primarias pide trabajo corporal casi permanente y esto es
incompatible con disponer de ocio. Ante el problema, había tres alternativas:
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3. Admitir que hay hombres que no pueden llevar una vida superior: los
esclavos.
De acuerdo con la tercera opción, los esclavos son una especie de seres al servicio
de los hombres libres. Pero existe el problema de la razón. Tener uso de razón era
una característica esencial de todos los seres humanos. Tener uso de razón era la
condición básica para ser una persona libre. ¿Los esclavos tienen uso de razón?
Aristóteles observa que hay esclavos superiores a hombres libres, y entiende que
esto es así porque son esclavos por la fuerza (por una situación injusta) y no por
condición natural. Los que lo son por la fuerza tienen capacidad de razonar y
podrían ser hombres plenamente libres, en otras circunstancias.
Pero los que lo son por naturaleza no tienen la misma naturaleza que el hombre
libre. Tienen percepción de la razón, pero no la poseen, no razonan, no usan la
razón, y, por ello, nunca podrían ser hombres libres.
En el fondo, los esclavos naturales de Aristóteles, como las mujeres o los menores
de edad no serían unos seres humanos plenos. Una afirmación poco
metodológicamente «científica».
Ahora bien, Aristóteles no era más inhumano que los otros filósofos antiguos. Al
contrario. De hecho, es el primero que escribe a fondo sobre la esclavitud. Y, si
justifica la realidad dominante en las sociedades antiguas, es porque entiende que
es el precio a pagar para que los mejores dotados por la naturaleza puedan
alcanzar la felicidad, participar en el gobierno de la polis, mejorar las condiciones
de vida de la comunidad, y para ello deben estar liberados del trabajo
embrutecedor.
Con todo, sería una ilusión creer que con la eliminación actual de la esclavitud ha
desaparecido el problema que Aristóteles planteó de manera lúcida y cruda: la
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disposición de tiempo y la estrecha relación entre trabajo necesario y ocio
formador y activo son elementos básicos en toda persona que quiera ser libre y
realizada, y para cualquier persona que pueda participar en la actividad política en
condiciones de igualdad.
Su voluntad no era hacer una ciudad perfecta, sino intentar algo más modesta y
urgente: la paz social, la seguridad, la moderación de los conflictos, el progreso
económico colectivo y la supervivencia equilibrada del poder político de la polis.
Cabe decir, que escribe en una Atenas empobrecida, en decadencia y dividida por
intensos conflictos políticos y sociales. Es el último gran defensor de las
instituciones que afirmaban el hombre libre, educado para la política y la vida
cívica dentro de la polis.
Tras él, la filosofía estoica hablará del cosmopolitismo y la autarquía del sabio, y
los epicúreos defenderán el alejamiento de la política, terreno conflictivo y poco
propicio para la sabiduría pura
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En el siglo IV ane, Macedonia acaba con el mundo de la polis griega y construye
un imperio inmenso (de Macedonia en la India).
La derrota griega se produce el 338 ane (Queronea) y Alejandro muere el 323 ane.
En estos 15 años, la realidad griega cambiará radicalmente y los cambios
sobrevivirán a la división del Imperio macedónico en diferentes reinos, a menudo
en guerra entre ellos.
Desde principios del siglo IV ane, las ciudades griegas estaban en decadencia, los
conflictos sociales internos eran permanentes, la participación ciudadana y la idea
de un interés superior de la ciudad había perdido fuerza. La democracia ateniense
estaba dominada por demagogos pagados, tenía una participación escasa y
enfrentamientos radicales. Esparta era una sociedad militarizada, cada vez más
rígida y cerrada. Y ninguna ciudad griega continental conseguía ser hegemónica y
modélica.
Entre el 338 ane y el dominio total de la Grecia continental por Roma (142 ane), la
idea de la antigua de la polis no sobrevive más que formalmente y de forma ya
menudo artificial en algunos aspectos del gobierno municipal.
Serán monarquías orientales. El rey helenístico, aunque hablara griego, era la ley
encarnada. La norma era producto de su voluntad (o su capricho) y la polis como
centro político, la participación como forma gobierno colectivo, así como la
noción del interés superior y colectivo desaparece. Domina sólo el criterio del rey.
El poder real se ejecuta por los funcionarios y por los oficiales de un ejército
sometido a sus órdenes. La ciudadanía griega (colectiva y ligada a la ciudad)
desaparece. Ya no hay ciudadanos, sino súbditos. Ya no hay participación en la
política, hay obediencia.
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Se dirá que el rey gobierna porque es un ser excepcional, distinguido por los
dioses y favorecido, de manera especial, por la diosa Fortuna. El rey, favorecido
por Fortuna, participa de aspectos de la divinidad y su persona quedaba así al
margen de cualquier crítica humana.
El origen de estas ideas divinizantes era oriental; pero los ideólogos del nuevo
poder tuvieron la habilidad de envolverlas con la mitología griega, cambiando su
significado.
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Muerto Sócrates, Antístenes empezó a enseñar en el gimnasio del cinosarges
("perro ágil") y él mismo se comparaba con los perros (perro, en griego, es Cino),
y, por ello, el nombre del grupo: cínicos.
El cínico más emblemático fue Diógenes de Sinope (413-327 ane), para muchos el
prototipo de ideal cínico de vida: contrario a la opulencia y la riqueza y
comprometido con la vida natural.
Pero Diógenes sabía que alcanzar este ideal implica un gran esfuerzo y superar
muchas dificultades: hay que endurecer el cuerpo (pasar frío, hambre, dolor), hay
que endurecer el carácter (aguantar insultos, no ambicionar). Se requiere un alto
dominio personal.
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Conecta, así, la filosofía helenística con el pensamiento cínico (nacido como una
reacción radical contra una sociedad opulenta y orgullosa) y su ideal de
autorrealización individual; pero lo hace con perspectivas muy diferentes.
La lucha contra las supersticiones y los miedos sin sentido de los humanos se
convertirá en el elemento dominante de su pensamiento. Para Epicuro, la filosofía
tiene una función fundamentalmente práctica. Primero, hay que liberar al hombre
de las turbaciones y, después, conducirlo a la conquista de la felicidad. El primer
paso se obtiene de los 4 remedios del epicureísmo contra el miedo. Considerando
que hay que evitar el sufrimiento de las personas y saber vivir el dolor (como el
budismo distingue entre dolor y sufrimiento).
Los miedos de la gente son: las decisiones de los dioses sobre nosotros, la muerte,
el destino, las necesidades naturales y los males.
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necesidades naturales (beber, comer, dormir...) y la serenidad de espíritu
conseguida a través de la filosofía y de los "cuatro remedios".
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algunos eran muy poderosos. También, a diferencia de los epicúreos, los estoicos
acogieron políticos y gobernantes.
Zenón (332-262 ane) considera que el cosmos estaba gobernado por leyes
naturales, ordenadas por una inteligencia (logos) superior, y que las personas no
podemos hacer nada para cambiar esta realidad.
Las personas tienen libertad y criterio, alma racional, y nadie está determinado a
vivir una vida "buena" o "mala"; eso depende de las opciones y decisiones
personales. Como depende también de las decisiones personales aceptar las leyes
naturales y entenderlas o ignorarlas y luchar contra ellas, tratar de cambiar cosas
sobre las que se tiene muy poco control.
Los estoicos, al igual que los epicúreos, dividen la filosofía en tres partes: física,
lógica y ética.
Física. La concepción que los estoicos tienen del Universo condiciona toda su
filosofía. El Universo es un ser vivo integrado por dos principios: una materia
pasiva y un alma activa que le da fuerza, vida y sentido. Es una física panteísta. El
cosmos está ordenado por una inteligencia divina, todo está previamente
determinado y tiene sentido, ningún acontecimiento es producto del azar. Todo lo
que le pasa al hombre, un microcosmos dentro del macrocosmos, también tiene
una lógica y sentido. El sabio es el que comprende lo que pasa y lo acepta.
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realidad predeterminada e inevitable. Los humanos pueden luchar y sublevarse
contra lo inevitable; pero esto sólo genera dolor y no cambia las cosas. Por lo
tanto, si como inteligentes y razonamos correctamente, concluiremos que lo
mejor es aceptar el orden natural y no luchar su en su contra.
Ahora bien, a pesar del destino y la predeterminación de las cosas, los estoicos
hablan de libertad. Para ellos, la persona libre es aquella que no permite que
ninguna pasión o deseo perturbe su aceptación del orden cósmico. La
imperturbabilidad es la virtud de los fuertes. Así, el estoicismo identifica la
perfección humana con la apatheia (ausencia de pasiones o deseos): el ideal es el
del hombre inmutable ante los infortunios. La libertad es sinónimo de evitar ser
prisioneros de las pasiones y los deseos.
La concepción del universo de los estoicos, los llevará a apoyar y justificar las
monarquías helenistas. El respeto del orden cósmico estaba en coherencia con la
aceptación de la autoridad real porque era el orden político existente.
Partiendo de esta idea, los estoicos entendieron que su función política era
aconsejar a los reyes, porque la mejor manera de instaurar un orden social más
justo y mejorar la política y sus efectos sobre la sociedad era contar con un rey
sabio.
Roma: la monarquía
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La historiografía considera que, aunque desconoce nombres y etapas de los
reinados, Roma debió de estar durante un tiempo subordinada en Etruria.
No se sabe demasiado del procedimiento, pero se considera que los reyes eran
elegidos por el Senado cuando moría el rey anterior. Parece que el Senado
proponía y decidía, a pesar de que formalmente (no realmente) el pueblo elegía.
Finalmente, los augures confirmaban que los dioses aceptaban la elección.
Roma: la República
Dos senadores, los cónsules (renovados cada año), ocupaban las más altas
magistraturas y asumían las competencias ejecutivas. Después, se añadieron dos
magistraturas más: pretor (impartía justicia) y censor (controlaba el censo). En la
etapa final, después de intensas luchas sociales, aparecen los tribunos de la plebe
para defender al pueblo y el sistema de magistraturas se hace más grande.
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Las luchas sociales y las reformas políticas hacen evolucionar el sistema político
hacia el período central republicano, descrito por Polibio.
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Polibio fue amigo de Escipión, quien lo liberó y a quien acompañó en múltiples
viajes alrededor del imperio. En Roma, formó parte de la élite cultural y política.
Acabó siendo el director de la Academia de Atenas, al morir Escipión.
Monarquía
Olocracia o
Tiranía
anarquía
Democracia Aristocracia
Oligarquía
Hay, sin embargo, una forma de romper el ciclo y evitar la degradación de los
sistemas políticos: la constitución mixta, de la que el mejor ejemplo era Roma.
Cuando escribe esto Polibio (alrededor de 150 ane), hacía un siglo que las
principales luchas internas de Roma habían terminado, que la expansión territorial
romana no dejaba de aumentar y que las instituciones republicanas parecen
funcionar sin tensiones.
El equilibrio entre los tres elementos es para Polibio lo más importante, lo que
imposibilita la degeneración del sistema y hace posible escapar de los ciclos de la
política o anacyclosis.
Las tres partes de la república, que son también la base de los tres sistemas
potencialmente buenos, se necesitan y son indisociables.
Polibio, con una óptica política patricia, considera que hay un elemento que puede
romper el equilibrio: el pueblo. Considera que el pueblo es el grupo social más
grande, más difícil de controlar, más cambiable, con más tensiones y
desequilibrios.
Poco después de publicarse la obra de Polibio, los conflictos sociales y las reformas
sociales de los Graco a favor del pueblo y en contra de los patricios provocaban
una crisis social profunda, anunciarán la fase final de la República y mostrarán la
grave división social que había en el pueblo y los patricios.
Para él, no hay otra vida, los humanos no somos el centro del universo, y por
nuestras acciones no hay ningún tipo de recompensa ni castigo.
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En el siglo XVI fue revalorizado, se considera que inspiró Maquiavelo y al
materialismo contemporáneo.
El orden social y moral existe, no por un designio divino; sino, únicamente, por la
voluntad de cooperar para organizar la sociedad.
El cambio político en las sociedades está motivado por las reacciones contra la
violencia y por la búsqueda del equilibrio y la concordia en la comunidad. El buen
gobierno debe procurar el equilibrio y la concordia social.
Escribe la obra (54-51 ane) después de volver del exilio. Entonces era partidario de
César, quien estaba enfrentado a Pompeyo. Es un momento convulso. El 52, el
Senado nombra Pompeyo príncipe único. Es una solución de compromiso para
evitar las divisiones: todas las magistraturas se concentran en una persona.
Pero, mientras que Polibio considera que la constitución mixta era buena porque
generaba estabilidad política y paz social, Cicerón introducirá una finalidad ética
en la acción política, y siguiendo el pensamiento griego clásico, afirmará que la
justicia era la única fuente de autoridad, y que sólo un estado justo podía llegar a
ser eterno. Por ello, y para conseguir la paz social, la fortaleza de las instituciones
republicanas y la justicia, la república tenía la obligación prioritaria de educar a los
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ciudadanos. De hecho, la inteligencia y la razón bien educadas eran las que habían
hecho posible, en el pasado, que los romanos tuvieran leyes, instituciones y
organización política adecuadas.
La república funciona bien cuando los ciudadanos defienden los valores colectivos
de la república y cumplen sus obligaciones y compromisos públicos. Y considera
que la decadencia de la república romana en su tiempo era debida a la pérdida de
valor de los asuntos públicos (res publica) y considera, además, que Roma
necesitaba responsable políticos virtuosos, justos e inteligentes. No hay nada
público ni pueblo si no están gobernados con justicia.
El estado mixto era el único que podía garantizar el equilibrio de las distintas
fuerzas, y conseguir la concordia y la justicia. Pero debía basarse en una educación
que hiciera que las personas fueran autoexigentes y se autorepresentaran y
respetaran los demás.
Esta idea (el respeto propio y a los demás) está ligada también a la necesidad de
continencia personal y de fidelidad a las relaciones familiares y sociales en todos
los ciudadanos y en los gobernantes.
Establecido esto, considera que el buen gobernante debía ser como un pater
familias (jefe de la familia romana, muy ancha y no exclusivamente sanguínea):
procurar a sus conciudadanos el bienestar, la seguridad, la prosperidad suficientes
a través de la lealtad a la república y la defensa de la ley.
Roma: el Imperio
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Augusto concentrará en sus manos, de por vida, las principales competencias del
Senado, de las magistraturas, los tribunos de la plebe, el título de imperator (jefe
militar) y la capacidad de hacer leyes. Y lo hará sin demasiada oposición. Pero el
nuevo régimen no quiere adquirir la forma exterior de una nueva monarquía o de
una dictadura. En el Principado, Augusto explica el poder que él acumula en sus
manos tanto por su auctoritas o prestigio militar, por la virtus o posición material,
por su moral (clementia con los adversarios), por la paz social, y directamente por
el poder político (potestas o poder material). Todo reforzaba el poder del princeps.
Ahora bien, más allá de las formas, el poder del príncipe respeta las formas
republicanas sólo en Roma y en Italia, donde de hecho el sistema era una especie
de monarquía (sin este nombre) colegiada, ya que el poder del princeps estaba
limitado del Senado; pero en el resto del Imperio el poder se acercaba a las formas
de las monarquías helénicas sin ningún tipo de contrapoderes.
El Principado existió del 27ane al 284. Tuvo tres etapas básicas: Asentamiento (-27
hasta 96); Central o de los grandes emperadores (96-180); y Decadencia (180-
284).
Sólo puede gobernar bien quién es sabio. Pero un sabio estoico, que ejerce las
virtudes del sabio: clemencia, magnanimidad, rechazo de la crueldad.
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El gobierno es una carga, una servidumbre, para que el pueblo progrese y viva
bien. El gobernante no puede descansar nunca y debe pagar el precio de vivir
aislado: no puede vivir anónimamente como cualquier ciudadano.
Considera que todas las acciones humanas carecen de sentido profundo y que el
sabio debe saber vivir su vida sin pasiones ni perder el equilibrio de sus
emociones. La vida es un camino hacia lo desconocido (la muerte), y toda la gloria
y el placer de este mundo acaban siempre en el olvido.
La etapa final del Principado (180-284) está dominada por una sucesión de jefes
militares (imperator) que llegan al poder tras una proclamación en una de las
provincias romanas y después de haber asesinado el princeps anterior.
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Imperio Romano de Occidente) y en Oriente hasta 1453 (caída del Imperio
Romano de Oriente o Bizancio).
Monarquía, imperio, unidad y paz cristianas son una misma realidad en el dominus
et imperator christianissimus.
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decadencia de las ciudades, desplazamiento de población al campo, retroceso
demográfico, alistamiento de germanos en el ejército, etc., al tiempo que se vive
bajo la amenaza de una invasión germánica, con pueblos germanos establecidos
dentro de las fronteras del imperio y con invasiones y saqueos germánicos cada
cierto tiempo.
En 475, el jefe del ejército imperial que tenía que luchar contra los visigodos,
derribó al emperador (Nepote) y puso a su hijo, Romulo Augusto, menor de edad.
El 476, el germano Odoacro da un golpe de estado y se proclama emperador, pero
no es reconocido fuera de Italia. El 480, el exemperador Nepote es asesinado y sus
territorios italianos pasan a ser controlados, una parte, por Odoacro y otra por el
Imperio de Oriente.
El pensamiento político que nacerá a Occidente en esta etapa del Imperio y que
dominará el mundo occidental durante toda la Edad Media será el de Agustín de
Hipona (354-430) y su Civitas Dei, que romperá con la relación Dios-monarca que
había establecido Eusebio de Cesárea.
Tenemos noticias de derecho romano durante más de 1.000 años. Desde las XII
Tablas (449 ane) y hasta la Digesto, que es ingente recopilación de todo el derecho
romano hecha por Justiniano I de Bizancio (529).
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Sobre la costumbre, se fundamenta el concepto de ius civile (el que rige entre
ciudadanos), que nace en esta época, y los derechos que se derivan: a matrimonio,
a voto, al comercio, a los cargos públicos, etc.
Las XII Tablas cierran el periodo arcaico y, con la creación los pretores
(administradores de justicia), el derecho se independiza de los pontífices, y,
además del Ius Civile (derecho de los ciudadanos romanos), aparece el Ius Gentium
(derecho de los forasteros).
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