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LA ÉTICA DE ANTÍGONA,
LAS LEYES NO ESCRITAS Y EL ERROR DE CREONTE*
Abstract: This papers consists of a study of the tragedy ‘Antigone’, the famous work of
Sophocles, with particular regard to the moral conflicts about the law of the
polis, the law of the family, politics and power. The Greek tragedy continues to
be an important reference of philosophical reflection for contemporary thought,
in particular in relation to moral, legal and political philosophy. The focus is on
the unwritten laws (nomoi agrafoi) and their interpretations.
1. INTRODUCCIÓN
autores que han estudiado desde todos los ángulos, la historia de Atenas en el siglo
V a.C., especialmente en los años centrales asociados a Pericles; puede por ello,
parecer innecesario volver a abordar el tema. Y sin embargo, cada generación, in-
voluntariamente, ve el pasado a su manera y halla en él algo aplicable a sus pro-
pias necesidades y experiencias. Este continuo cambio de enfoque mantiene vivo el
pasado”1. La descripción de las cuestiones que afronta C.M. Bowra en este
párrafo es perfectamente trasladable a nuestro tiempo. Y podemos atrever-
nos a hacer el experimento de sustituir Atenas por la tragedia Antígona,
esa obra maestra de Sófocles. Tanto han aumentado en los últimos tiem-
pos los buenos estudios sobre la Atenas de Pericles como lo han hecho los
autores y obras consagradas a analizar y valorar el papel y el alcance de
la Antígona de Sófocles. Y no hay temporada de teatro en cualquier po-
blación importante donde no se represente Antígona. Y por supuesto una
Antígona frecuentemente adaptada a las necesidades y experiencias de
cada generación, tomada ésta en su enriquecedora diversidad y no como
un todo compacto y uniforme. De ahí la pluralidad de interpretaciones que
brindan los papeles de Antígona, Creonte o Polinices. Además, como seña-
la C.M. Bowra, este continuo cambio de enfoque mantiene vivo el pasado.
Esto parece una apreciación acertada a la que se podría añadir que, en el
caso de Antígona, su oportunidad y continua vitalidad se encuentra tam-
bién en la importancia de las cuestiones que trata y en la riqueza humana
de sus personajes. La excelencia de la conciencia moral individual, la nece-
sidad de las leyes y el orden político, la lealtad familiar, los deberes sociales
y la obligación política, los condicionamientos del destino, la muerte, la
libertad, la desmesura a que puede llegar el gobernante, los peligros del
poder político, las atrocidades de toda tiranía, la responsabilidad moral y
política, la existencia de leyes morales superiores a las leyes positivas y a
los mandatos del poder político o las consecuencias y justificaciones del
desafío a la autoridad pública son algunas de las cuestiones contempladas
en esta tragedia de Sófocles que contactan con problemas permanentes de
la Ética, la Filosofía Política o la Filosofía del Derecho.
Por ello, no debe sorprendernos que existan autores, contemporáneos
nuestros, que se identifiquen con Antígona (me parece que los más) pero
1
C.M. BOWRA, La Atenas de Pericles, trad. de Alicia Yllera, Alianza Editorial, Madrid,
1974, p. 9. Acerca de la personalidad de C.M. Bowra puede leerse el capítulo dedicado a él por
Isaiah BERLIN en sus Impresiones personales, comp. Henry Hardy, introd. de Noel Annan y
trad. de J.J. Utrilla y A. Coria, Fondo de Cultura Económica, México, 1984, pp. 242 y ss.
2
J. Mª LUCAS DE DIOS, Introducción a su traducción de Sófocles. Áyax, Las Traquinias,
Antígona y Edipo Rey, Alianza Editorial, Madrid, 1988, p. 43.
3
A. TOVAR, Antígona y el tirano o la inteligencia y la política, artículo publicado en la re-
vista falangista Escorial, 1942, recogido en su libro Ensayos y peregrinaciones, Ed. Guadarrama,
Madrid, 1960, pp. 1 y ss.
4
B.H. LÉVY, El testamento de Dios, trad. de Joaquim Sala-Sanahuja, El Cid Editor,
Buenos Aires, 1979, pp. 95-96. M.C. NUSSBAUM, La fragilidad del bien. Fortuna y ética en la
tragedia y la filosofía griega, trad. de Antonio Ballesteros, Ed. Visor, Madrid, 1995, pp. 89 y ss. E.
HERRERAS, “Antígona y la democracia deliberativa”, en Sistema. Revista de ciencias sociales,
núm. 212, Madrid, sept. 2009, pp. 87 y ss.
5
G. STEINER, Antígonas. La travesía de un mito universal por la historia de Occidente, trad.
de Alberto L. Bixio, Ed. Gedisa, Barcelona, 2009. Se puede leer con provecho el trabajo de Mª
O. SÁNCHEZ MARTÍNEZ, “Las Antígonas merecen ser vividas. Reflexiones sobre género
y paz”, en E. FERNÁNDEZ y J. I. MARTÍNEZ GARCÍA (eds.), Los derechos en el contexto éti-
co, político y jurídico, El Tiempo de los derechos 1, Consolider-Ingenio 2010, Tirant lo Blanch,
Valencia 2014, pp. 235-261.
2. TEMAS DE ANTÍGONA
“Muchas cosas asombrosas existen y, con todo, nada más asombroso que
el hombre. El se dirige al otro lado del blanco mar con la ayuda del tempestuoso
viento Sur, bajo las rugientes olas avanzando, y a la más poderosa de las diosas,
a la imperecedera e infatigable Tierra, trabaja sin descanso, haciendo girar los
arados año tras año, al ararla con mulos”8.
6
K. REINHARDT, Sófocles, trad. de Marta Fernández-Villanueva, Ed. Destino,
Barcelona, 1991.
7
A. LESKY, La tragedia griega, trad. de Juan Godó, revisada por Montserrat Camps y
present. de Jaume Pòrtulas, El Acantilado, Barcelona, 2001.
8
SÓFOCLES, “Antígona”, en Tragedias, introd. de José S. Lasso de la Vega, trad. y no-
tas de Assela Alamillo, Ed. Gredos, Madrid, 1998, p. 261.
“(primer canto del coro) El coro entona un himno a la grandeza del hombre
creador de todas las artes, dominador de las poderosas fuerzas de la naturaleza me-
diante la fuerza del espíritu y que como el más alto de todos los bienes ha llegado a la
concepción de la fuerza del derecho, fundamento de la estructura del estado (…).Y
en el ritmo del coro de Sófocles podemos comprobar el orgullo prometeico que do-
mina este primer ensayo de una historia natural del desenvolvimiento del hombre.
Pero con la ironía trágica peculiar de Sófocles, en el momento en que el coro acaba
de celebrar al derecho y al estado, proclamando la expulsión de toda sociedad huma-
na de aquel que conculca la ley, cae Antígona encadenada (…)”11.
“No fue Zeus el que los ha mandado (se refiere a los decretos de
Creonte) publicar, ni la Justicia que vive con los dioses de abajo la que fijó tales
leyes para los hombres. No pensaba que tus proclamas tuvieran tanto poder
como para que un mortal pudiera transgredir las leyes no escritas e inquebran-
tables de los dioses. Éstas no son de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie
sabe de dónde surgieron. No iba yo a obtener castigo por ellas de parte de los
dioses por miedo a la intención de hombre alguno”12.
9
Idem p. 262.
10
Ver, al respecto, el libro de C. GARCÍA GUAL, Prometeo: mito y literatura, Fondo de
Cultura Económica, Madrid, 2009, pp. 220 y ss.
11
JAEGER W., Paideia. Los ideales de la cultura griega, trad. de Joaquín Xirau y Wenceslao
Roces, Fondo de Cultura Económica, México, 1990, p. 259.
12
SÓFOCLES, Antígona, cit. p. 265.
13
A. LESKY, La tragedia griega, cit. p. 209.
14
SÓFOCLES, Antígona, cit. pp. 290 y 291.
tes de los que se jactan en exceso, tras devolverles en pago grandes golpes, les
enseñan en la vejez la cordura”15.
palabras de Luís Gil, de esta manera: “una muchacha muere por desobedecer un
mandato del poder establecido que pugna con imperativos ético-religiosos de orden
superior, un gobernante, accedido al poder en trágicas circunstancias, bienintencio-
nado quizá, pero en exceso celoso de su mando, incurre en la hybris de un autócrata
tiránico; por último el derrumbamiento de éste, con la reacción en cadena de suici-
dios que su actitud, modificada demasiado tarde, provoca”19.
Parece, por tanto, que hay que leer Antígona como la pugna entre lo
perdurable y siempre válido de las leyes no escritas (e inquebrantables de
los dioses) y las leyes de los hombres que se enfrentan a los contenidos de
aquellas. La superioridad y la primacía en su respeto de las leyes no escri-
tas sobre las del poder político es, sin lugar a dudas, la primera consecuen-
cia que podemos y debemos sacar de la narración de la tragedia Antígona.
Ello significa dejar de lado una interpretación muy seguida desde que
Hegel la expusiera en su Estética (II, 2, I), o en su Filosofía del Derecho (Parte
Tercera, sección primera, 166), describiéndola como un conflicto entre dos
derechos, el familiar y el estatal, igualmente válidos. En todo caso, la últi-
ma palabra y la jerarquía superior la tienen las leyes no escritas de carácter
divino. Y por ello es repudiado Creonte por parte de su hijo y prometido de
Antígona, por parte de los dioses por medio del adivino Tiresias, y por su
propia esposa Eurídice. Y, además, no parece haber dudas en el hecho de
que no solo las simpatías, sino las convicciones de Sófocles estén del lado
de Antígona. Por ello no es difícil coincidir con Albin Lesky, cuando, fren-
te a la interpretación hegeliana, ha señalado que “trasladada a Antígona, la
teoría de los valores igualmente legítimos que chocan entre sí es una interpretación
errónea”20.
La fórmula que hace su aparición en uno de los momentos cumbre de
la Antígona: “leyes no escritas e inquebrantables de los dioses” no admite gran
discusión en cuanto al objetivo de su utilización por parte de Sófocles. Parece
incuestionable que las leyes no escritas son las leyes seguras e intemporales
de los dioses, es decir, la ley divina. Pero ya en la época de Sófocles la propia
19
L. GIL, Presentación a su traducción de Sófocles. Antígona, Edipo rey y Electra, Ed.
Labor, Madrid, 1986, p. 5.
20
A. LESKY, Historia de la literatura griega, versión española de José Mª Díaz Regañón
y Beatriz Romero, Ed. Gredos, Madrid, 1989, p. 307. En este sentido se expresa también el
juicio de José S. LASSO DE LA VEGA en su Introducción a Sófocles. Tragedias, Ed. Gredos,
Madrid, 1998, pp. 78 y 79. Ver, también, la breve presentación de Antígona en Esquilo, Sófocles,
Eurípides. Obras completas, bajo la coord. de Emilio Crespo, Ed. Cátedra, Madrid, 2004, pp. 523
y 524.
21
J. DE ROMILLY, ¿Por qué Grecia?, trad. de Olivia Bandrés, Ed. Debate, Madrid, 1997,
p. 251. Ver, también, otro de sus libros, Problèmes de la démocratie grecque, Ed. Hermann, París,
1975, pp. 80 y 81.
22
SÓFOCLES, “Edipo rey” (863 y ss.), en Tragedias, introd. de José S. Lasso de la Vega,
trad. y notas de Assela Alamillo, Ed. Gredos, Madrid, 1986, pp. 343 y 344.
23
W. K. C. GUTHRIE, Historia de la Filosofía griega, tomo III, siglo V: Ilustración, trad. de
Joaquín Rodríguez Feo, Ed. Gredos, Madrid, 1988, p. 134.
24
TUCÍDIDES, Historia de la guerra del Peloponeso, Libro II, 38, 3, op. cit. pp. 344 y 345.
Ver, al respecto, la obra de N. LORAUX, La invención de Atenas. Historia de la oración fúnebre en
la “ciudad clásica”, trad. de Sara Vassallo, Ed. Katz, Madrid, 2012.
25
J. DE ROMILLY, La ley en la Grecia clásica, trad. de Gustavo Potente, Ed. Biblos,
Buenos Aires, 2002, p. 31.
26
M. SANCHO IZQUIERDO y J. HERVADA, Compendio de Derecho Natural, I, Eunsa,
Pamplona, 1986, p. 82.
27
A. TRUYOL Y SERRA, Historia de la Filosofía del Derecho y del Estado, De los orígenes a
la baja Edad Media, Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1970, p. 127.
28
G. FASSÓ, Historia de la Filosofía del Derecho, 1º. Antigüedad y Edad Media, trad. de
José F. Lorca Navarrete, Ed. Pirámide, Madrid, 1978, pp. 25 y 26.
dice: “su existencia no es de ahora o de ayer, sino de siempre”; de otro lado, el nuevo
Derecho, el Derecho masculino o de Zeus, al que se aferra Creón como rey”29.
La discusión sobre la distinción entre legalidad y justicia, deudora, en
parte, de las teorías iusnaturalistas, en la que reaparece el principal moti-
vo, ya señalado, de la Antígona de Sófocles como pretexto, sigue siendo una
cuestión actual de la Filosofía del Derecho. No en vano Hasso Hofmann en
su Filosofía del Derecho y del Estado, en su segunda parte Derecho injusto del
Estado y Derecho por naturaleza nos encontramos un capítulo primero con el
título La ira santa de Antígona, donde leemos: “La imposición jurídica injusta
de un poder estatal tiránico y la espantosa envoltura de rígida sofistería son, si bien
se mira, antiguas y siempre repetidas experiencias. Por ello Antígona y Creonte en
su lucha en torno al entierro de Polinices nos hablan directamente hoy, más allá de
la profundidad del abismo de los tiempos (…). El sacrificio de Antígona rubrica el
carácter inextinguible de la pregunta por la justicia conforme con el derecho o de los
límites de la legitimidad del derecho”30.
Y un filósofo del Derecho actual, tan poco dado a veleidades iusnatura-
listas, como Luigi Ferrajoli, ha escrito: “La primera consecuencia de la primacía
axiológica de la persona, con la que hemos identificado el “punto de vista externo”, es
su autonomía en caso de conflicto entre derecho vigente y derechos fundamentales.
La cuestión tiene antiguas resonancias, que evocan el conflicto entre derecho y mo-
ral, es decir, entre obligación política de obedecer las leyes aun cuando sean injustas
y autodeterminación moral de las personas. La opción por la autonomía de la persona
frente al estado se encuentra expresada de manera ejemplar en la tradición griega por
la figura de Antígona”31.
29
E. BLOCH, Derecho Natural y dignidad humana, trad. de Felipe González Vicén, Ed.
Aguilar, Madrid, 1980, p. 117. Ver, al respecto, el excelente artículo de F. GONZÁLEZ VICÉN,
“Ernst Bloch y el Derecho Natural”, en Sistema, núm. 27, noviembre de 1978, pp. 45 y ss. Incluido
en su libro Estudios de Filosofía del Derecho, Ed. Facultad de Derecho de la Universidad de La
Laguna, La Laguna, 1979.
30
H. HOFMANN, Filosofía del Derecho y del Estado, trad. de Luís Villar Borda,
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2002, pp. 108 y 110.
31
L. FERRAJOLI, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, prólogo de Norberto
Bobbio, trad. de Perfecto Andrés Ibáñez, Alfonso Ruiz Miguel, Juan Carlos Bayón Mohino,
Juan Terradillos Basoco y Rocío Cantarero Bandrés, Ed. Trotta, Madrid, 1997, p. 920.
32
F. RODRÍGUEZ ADRADOS, Religión y política en la Antígona, Revista de la
Universidad de Madrid, núm. 13, 1964, pp. 493-523 e Ilustración y política en la Grecia clásica,
Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1966, pp. 316 y ss.
33
F. RODRÍGUEZ ADRADOS, Democracia y literatura en la Atenas clásica, Alianza
Universidad, Madrid, 1997, pp. 211 y 212.
34
L. GIL, Presentación a Sófocles. Antígona, Edipo rey y Electra, cit., p. 14.
35
Op. cit. pp. 16 y 17. Ver su artículo “Antígona o la areté política. Dos enfoques:
Sófocles y Anouilh”, Anuario de Letras, II, México, 1962, pp. 159-190.