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y vosmros, amiga mía.

Y mi preocupación por CAPÍTULO I


lo que os -nos- debilita y desconcierta. Las pá-
ginas que siguen no pretenden más que acom- F l aprendizaje humano
pañar a quienes se lanzan valientemente a este
~ar perplejo de la enseñanza y también suscitar
en el resto de la ciudadanía el necesario debate
' pue da ayuaarnos.
que a touos '

En alguna parte dice Graham Greene que <<ser


humano es también un deber». Se refería proba-
blemente a esos atributos como la compasión
p-or el prójimo, la solidaridad o la benevolencia
hacia los demás que suelen considerarse rasgos
propios de las-personas «muy humanas», es de-
Referencia bibliográfica
cir aquellas que han saboreado <<la leche de la
Savater, F. (2010). El valor de educar. Barcelona. Ariel humana ternura,, según la hermosa expresión
shakespeariana. Es un deber moral, entiende
Greene, llegar a ser humano de tal modo. Y si es
un deber cabe inferir que no se trata de algo fa-
tal o necesario (no diríamos que morir es un
<<deber>>, puesto que a todos irremediablemente
nos ocurre): habrá pues quien ni siquiera inten-
te ser humano o quien lo intente y no lo logre,
junto a los que trilinfen en ese noble empeño.
Es curioso este uso del adjetivo «humano», que
convierte en objetivo lo que diríamos que es
inevitable punto de partida. Nacemos humanos
pero eso no basta: tenemos también que llegar a
serlo. ¡Y se da por supuesto que podemos fraca-
sar en el intento o rechazar la ocasión misma de

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..
intentado! Recmdemos que Píndaro, el gran
poeta griego, recomendó eDigmáticamente: <<Lle-

por mea1o ,
ae •
nuestro prop1o r
esruerzo y d e .~.a
1

ga a ser el que eres». relación con otros humanos se- confirme defini-
Desde luego, en la cita de Graham Greene y tivamente el primero. Hay que nacer oara hu-
,, l "
mano, pero sow l egamos plenamente a serlo
en el uso común valorativo de la palabra se em-
plea «humano» como una especie de ideal y no -·. cuando los demás nos conÚgian su humanidad
;encillamente como la denominación especifi-ca a- propósito ... y con nuestra complicidad. La
de una clase de ma¡rJ:feros parientes de los gori- condicién humana es en parte espontaneidad
las y los chimpancés. Pero-hay una importante natural pero también deliberación artificial: lle-
verdad antropológica insinuada en ese empleo gar a ser humano del todo -sea humano bueno o
de la voz «humano>>: los _humanos nacemos humano malo- es siempre un arte.
siéndolo ya pero no Io somos del todo hasta A este proceso peculiar los antropólogos lo
después. Aunque no concedamos a la noción de llaman neotenia. Esta palabreja quiere indicar
<<humano» niRguna especial relevancia moral, que los humanos nacemos aparentemente de-
aunque aceptemos que también la cruel lady masiado pronto, sin cuajar del todo: somos
Macbeth era humana -pese a serle extraña o re- como esos condumios precocinados que para
pugnante la leche de la humana a..mabilidad- y hacerse plenamente comestibles necesitan toda-
que son humanos y hasta demasiado humanos vía diez minutos en el microondas o un cuarto
los tiranos, los asesinos, los violadores brutales de hora al baño María tras salir del paquete ...
y los torturadores de niños ... sigue siendo cier- Todos los nacimientos humanos son en cierto
to que la humanidad plena no es simplemente modo prematuros: nacemos demasiado peque-
algo biológico, una determinación genética- ños hasta para ser crías de mamífero resp~ta­
mente programada como la que hace alcachofas bles. Comparemos un niño y un chimpancé
a las alcachofas y pulpos a los pulpos. Los de- recién nacidos. Al principio, el contraste es evi-
más seres vivos nacen ya siendo lo que definiti- dente entrelas·inciprentes habilidades del moni-
vamente son, lo que irremediablemente van a to y el completo desamparo del bebé. La cría de
ser pase lo que pase, mientras que de los huma- chimpancé pronto es capaz de agarrarse al pelo
nos lo más que parece prudente decir es que na- de la madre para ser transportado de un lado a
cemos para la humanidad. Nuestra humanidad otro, mientras que el retoño humano prefiere
biológica necesita una confirmación posterior, llorar o sonreír para que le cojan en brazos: de-
algo así como un segundo nacimiento en el que pende absolutamente de la atención que se le
preste. Según va crecíendo, el pequeño antro-
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po1·d. e illilltlp.Jca
1 • r , ·r1.'-amente su ....:.estreza
rapL el
y en
comparación el niño resulta lentísimo en la su- siasta se adElÍra ante la habilidad de un chim-
pera~ión de su invalidez originaria. El mono oancé v le proclama «más inteligente que los
está programado para arreglárselas solito como buman~s", ~n
¿]viciando desde luego que si hu-
buen mono cuanto a.11tes -es decir, para hacerse mano mostrase la miSma destreza Dasaría inad-
pronto adulto-, pero el bebé en ca;,.bio parece vertido y si no mostrase destrezas ~ayo res sería
diseñado para mantenerse infantil y minusváli- tomado por imbécil irrecuperable. En una pala-
do el mayor tiempo pnsible:cuanto más tiempo bra, el chimpancé -como otros mamífews supe-
dependa vitalmente de su enlace orgánico con riores- madura antes que el niño humano pero
los otros, mejor. Incluso su propio aspecto físi- también envejece mucho antes con la más irre-
co refuerza esta diferencia, al seguir lampiño y versible de las ancianidades: no ser va caoaz de
rosado junto al monito cada vez más velludo: aprender nada nuevo. En cambio,' los indivi-
como dice el título famoso del libro de Des- duos de nuestra especie permanecen hasta el fi-
mond Morris, es un «mono desnudo», es decir nal de sus días inmaduros, tanteantes y falibles
un mono inmaduro, perpetuamente iniantiliza- pero siempre en cierto sentido juveniles, es de-
do, un antropoide impúber junto al chimpancé cir abiertos a nuevos saberes. Al médico que le
que pronto diríase que necesita un buen afei- recomendaba cuidarse si no quería morir joven,
tado ... Roben Louis Stevenson le repuso: «¡Ay, doc-
Sin embargo, paulatina pero inexorablemen- tor, todos los hombres mueren jóvenes!». Es
te los recursos del niño se multiplican en tanto una profunda y poética verdad.
que el mono empieza a repetirse. El chimpancé ,';t'leotenia significa pues «plasticidad o dispo-
hace pronto bien lo que tiene que hacer pero no . nibilidad juvenil» (los pedagogos hablan de
tarda demasiado en completar su repertorio. :educabilidad) pero también implica una trama
Por supuesto, sigue esporádicamente apren- de relaciones necesarias con otros seres -huma-
diendo algo (sobre todo si está en cautividad y nos. El niño pasa por dos gestaciones: la prime-
se lo enseña un humano) pero ya proporciona ra en el útero materno según determinismos
pocas sorpresas, sobre todo al lado de la aparen- biológicos y la segunda en la matriz social en
temente inacabable disposición para aprender que se cría, sometido a Yariadísimas determina-
todo tipo de mañas, desde las más sencillas a las ciones simbólicas -el lenguaje la primera de to-
más sófistica:das, que desarrolla el niño mientras das- y a usos rituales y técnicos propios de su
crece. Sucede de vez en cuando que algún entu- cultura. La posibilidad de ser humano sólo se
realiza efectivamente por medio de los demás,
de los semejantes, es decir de aq'Jellos a los que en SaJonia, no habría producido rn el menor
el niño hará ensegtúda todo lo posible por pare- fragmente de una coral o una sonata, aunque
cerse. Esta disposición mimética, la voluntad de podemos confiar en que hubiera superado a sus
imitar a los congéneres, también existe en los .
compatnotas '
en alguna {
otra rorma d-e- mus1ca)>.
' .
antropoides oero está multiDlicada enorme- Hay otra diferencia importante entre la imita-
mente en el ~ono humano: ;omos ante todo ción ocasional que practican los antropoides res-
monos de imitación y es por medio de la imita- pecto a los adultos de su grupo -por la que apren-
ción por lo que llegamos a ser algo más quemo- den ciertas destrezas necesarias- y Ia que po-
_nos. Lo específico de la sociedad humana es que dríamos llamar imitación forzosa a la que los
sus miembros no se convierten en modelos para retoños humanos se ven socialmente compeli-
los más jóvenes de modo accidental, inadverti- dos. Estriba en algo decisivo que sólo se da al
damente, sino -de forma intencional y conspi- parecer entre los humanos: la constatación de la
cua. Los jóvenes chimpancés se fijan en lo que ignorancia. Los miembros de la sociedad huma-
hacen sus mayores; los niños son oblrgados por na no sólo saben lo que saben, sino que también
los mayores a fijarse en lo que hay que hacer. perciben y persiguen corregir la ignorancia de
Los adultos humanos reclaman la atención de los que aún no saben o de quienes creen saber
sus crías y escenifican ante ellos las maneras de la erróneamente algo. Como señala Jerome Bru-
humanidad, para que las aprendan. De hecho, ner, un destacado psicólogo americano que ha
por medio de los estímulos de placer o de dolor, prestado especial interés al tema educativo, «la
prácticamente todo en la sociedad humana tiene incapacidad de los primates no humanos para
una intención decididamente pedagógica. La adscribir ignorancia o falsas creencias a sus jó-
comunidad en la que el niño nace in:1plica que se venes puede explicar su ausencia de esfuerzos
verá obligado a aprender y también las peculia- pedagógicos, porque sólo cuando se reconocen
ridades de ese aprendizaje. Hace casi ochenta esos estados se intenta corregir la deficiencia
años, en Sll artículo <<The Superorgan-i-c» apare- por medio de la demostración)a explicación o
cido en American Anthropologist, lo expuso Al- la discusión. Incluso los más "culturizados"
fred L. Kroeber: <<La distinción que cuenta en- clllmpancés muestran poco o nada de esta atri-
tre el animal y el hombre no es la que se da entre bución que conduce a la actividad educativa».
lo físico y lo mema!, que no es más que de grado Y concluye: «Sl no hay atribución de ignorancia,
relativo, sino la que hay entre lo orgánico y lo tampoco habrá esfuerzo por enseñar». Es decir
social... Bach, nacido en el Congo en lugar de que para rentabihzar de modo pedagógicamen-

3I
te estimulanr:e le que uno sabe hay que com- (a través de los padres o de cualquier adulto dis-
prender también que otro no lo sabeo .. y que puesto a dar lecciones) o formal, es decir efec-
~onsideramos deseable que lo ;cepa. La enseñan- tuado por una persona o grupo de personas
za voluntaria y decidida no se origl,·;a en la socialmente designadas para ello. La primera ti-
constatación de -conocimientos compartidos tulación requerida para poder enseñar, formal o
sino en la evidencia de que hay semejantes que informalmente y en cualquier tipo de sociedad,
aún no los comparten. es haber vivido: la veteranía siempre es un gra-
Por medio de los procesos educativos el gru- do. n-e aquí proviene sin duda la indudable pre-
oo social intenta re~ediar la ignorancia amnési- sión evolutiva hacia la suoervivencia de ancia-
~a (Platón dixit) con la que naturalmente todos nos en las sociedades hum~nas. Los grupos con
venimos al mundo. Donde se da por desconta- mayor índice de supervivencia siempre han de-
a' o que todo' e·l mundo
' sabe, o que cana
' cual sa- bido ser los más capaces de educar y preparar
brá lo aue le conviene, o que da lo mismo saber bien a sus miembros jóvenes: estos grupos han
que ign'orar, no puede haber educación.,. ni por tenido que contar con ancianos (¿treinta, cin-
t-;,_nto verdadera humanidad. Ser humano con- cuenta años?) que conviviesen el mayor ~tiem­
siste en la vocación de compartir lo que ya sabe- po posible con los niños, para ir enseñándoles.
mos entre todos, enseñando a los recién llega- Y también la selección evolutiva ha debido pre-
dos al grupo cuanto deben conocer para hacerse miar a las comunidades en las cuales se daban
socialmente válidoso Enseñar es siempre ense- mejores relaciones entre viejos y jóvenes, más
ñar al qu~ no sabe y quien no indaga, constata y afectuosas y comunicativas. La supervivencia
deplora la ignorancia ajena no puede ser maes- biológica del individuo justifica la cohesión fa-
tro, por mucho que sepa. Repito: tan cmcial en miliar pero probablemente ha sido la necesidad
la dialéctica del aprendizaje es lo que saben los de educar la causante de lazos sociales que van
que enseñan como lo que aún no saben los que más allá del núcleo procreador.
deben aprender. Éste es un punto importante Creo que puede afirmarse verosímilmente
aue debemos tener en cuenta cuando más ade- que no es tanto la sociedad quien ha inventado
lante tratemos de los exámenes y de otras prue- la educación sino el afán de educar y de hacer
bas a menudo plausiblemente denostadas que convivir armónicamente maestros con discípu-
pretenden establecer el nivel de conocimientos los durante el mayor tiempo posible, lo que ha
de los aprendices. creado finalmente la sociedad humana y ha re-
El proceso educativo puede ser informal forzado sus vínculos afectivos más allá del es-

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tricto ámbito familiar. Y es importante subrayar nes genéricas fruto del azar biológico: a través
por tanto que el amor posibilita y sin duda po- del aprendizaje (no sólo sometiéndose a él sino
tencia el aprendizaje pero no puede sustituirlo. también rebelándose contra él e iw¿)vando a
También los animales quieren a sus hijos, pero partir de él) se fraguará su identidad personal
lo propio de la humanidad es la compleja com- irrepetible. Por supuesto, .se trata de una forma
binación de amor y pedagogía. Lo ha señalado. de condicionamiento pero que no pone fin a
bien John Passmore en su excelente Filosofía de cualquier prístina libertad originaria sino que
la enseñanza: «Que todos los seres humanos posibilita precisamente la eclosión eficaz de lo
enseñan es, en muchos sentidos, su aspecto más
"
que humanamen-te namamos '"b ertaa.' ~La ve-or
11

importante: el hecho en virtud del cual, y a dife- de las educaciones potencia la humanidad del
rencia de otros miembros del reino animal, pue- sujeto con su condicionamiento, mientras que
den transmitir las características adquiridas. Si un ilusorio limbo silvestre incondicionado no

renunciaran 1
a 1a -
ensenanza y se contentaran con haría más que bloquearla indefinidamente. Se-
el amor, perderían su rasgo distintivo». gún señaló el psicoanalista y antropólogo Géza
De cuanto venimos diciendo se deduce lo ab- Roheim, «es una paradoja intentar conocer
surdo y hasta inhumano de los recurrentes mo- la naturaleza humana no condicionada oues la
vimientos antieducativos que se han dado una y esenciade la naturaleza humana es estar"condi-
otra vez a lo largo de la historia, en ciertas épo- cionada>>. De aquí la importancia de reflexionar
cas en nombre de alguna iluminación religiosa sobre el mejor modo de tal condicionamiento.
que prefiere ·¡a ingenuidad de la fe a los artificios El hombre lleg.a a serlo a través del aprendi-
del saber y en la modernidad invocando la «es- zaje. Pero ese aprendizaje humanizador tiene
pontaneidxd» y «creatividad» del niño frente a un rasgo distintivo que es lo que más cuenta de
cualquier disciplina coercitiva. Habremos de él. Si el hombre fuese solamente un animal que
volver sobre ello pero adelantemos ahora algo. aprende, podría bastarle aprender de su propia
Si la cultura puede definirse, al modo de Jean experiencia y del trato con las cosas. Sería -un
Rostand, como «lo que el hombre añade al proceso muy largo que obligaría a cada ser hu-
hombre», la educación es el acuñamiento efecti- mano a empezar prácticamente desde cero, pero
vo de lo humano allí donde sólo existe como en todo caso no hay nada imposible en ello. De
posibilidad. Antes de ser educado no hay en el hecho, buena parte de nuestros conocimientos
niño ninguna personalidad propia que la ense- más elementales los adquirimos de esa forma, a
ñanza avasalle sino sólo una serie de disposicio- base de frotarnos grata o dolorosamente con las

34 35
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la teoría de la sociabilidad, las personas hacen


tuviésemos otro modo de aprendizaje, aunque cosas con, para y en relación cor{ los demás, uti-
quizá lográramos sobrevivir físicamente toda- lizando medios que podemos describir, si lo de-
vía nos iba a faltar lo que de específicamente hu- seamos, como culturales». El destino de cada
maniza-dar tiene el proceso educativo. Porque humano no es la cultura, 11i siquiera estricta-
lo propio del hombre no es tanto el mero apren- mente la sociedad en cuanto institución, sii1o
der como. el aprender de otros hombres, ser los semejantes. Y precisamente la lección funda-
enseñado por ellos. Nuestro maestro no es el mental de la educación no puede venir más aue
mundo, las cosas, l-os sucesos naturales, ni si- a corroborar este punto bá~ico y debe parti/ de
quiera ese conjunto de técnicas y rituales que él para transmitir los saberes humanamente re-
llamamos «cu-ltura» sino la vinculación inter- levantes.
subjetiva con o-tras conciencias. Por decirlo de una vez: el hecho de enseñar a
En su choza de la playa, Tarzán quizá puede nuestros semejantes y de aprender de nuestros
aprender a leer por sí solo y ponerse al día en semejantes es más importante para el estableci-
h~storia, geografía o matemáticas utilizando la miento de nuestra humanidad que cualquiera de
biblioteca de sus padres muertos, pero sigue sin los conocimientos concretos que así se perpe-
haber recibido una educación humana que no túan o transmiten. De las cosas podemos apren-
obtendrá hasta conocer mucho después a Jme, a der efectos o modos de funcionamiento, tal como
los watuzi y demás humanos que se le acerca- el chimpancé despierto -tras diversos tanteos-
rán ... a la Chita callando. Éste es un punto atina a empalmar dos cañas para alcanzar el raci-
esencial, que a veces el entusiasmo por la cultura mo de plátanos que pende del techo; pero delco-
como acumulación de saberes (o por cada cultu- mercio intersubjetiva con los semejantes apren-
ra ·como _supuesta «identidad colectiva») tiende demos significados. Y también todo el debate y
a pasar por-alto . .Algunos antropólogos perspi- la negociación interpersonal que establece la vi-
caces han corregido este énfasis, como hace Mi- gencia siempre movediza de los significados. La
chael CaLrithers: «Sostengo que los individuos vida humana consiste en habitar un mundo en el
interrelacionándo-se y el carácter interactivo de que las cosas no sólo son lo que son sino que
la vida social son ligeramente más irnportantes, también significan; pero lo más humano de
más verdaderos, que esos objetos que denomi- todo es comprender que, si bien lo -que sea la
namos cultura. Según la teoría cultural, las per- realidad no depende de nosotros, lo que la reali-
sonas hacen cosas en razón de su cultura; segú-n dad significa sí resulta competencia, problema y

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en cierta medida opción nuestra. Y por «signifi- otros en que consiste mi propia existencia como
cado» no hay que ~ntender una cualidad miste- ser mental. La verdadera educación no sólo
riosa de la:s cosas en sí mismas sino la forma consiste en enseñar a pensar sino también en
mental que les damos los humanos para relacio- aprender a pensar sobre lo que se piensa y este
narnos unos con otros por medio de ellas. momento reflexivo -el que con mayor nitidez
Puede aprenderse mucho sobre lo que nos marca. nuestro
rodea sin -que nadie nos lo enseñe ni directa ni . salto evolutivo respecto a otras
especies- exige constatar nuestra pertenencia a
indirectamente (adquirimos gran parte de nuesc · una comunidad de criaturas pensantes. Todo
tras conocimientos más funcionales así), pero • puede ser privado e inefable -sensaciones, pul-
en cambio la llave pan entrar en el jardín sim- síones, deseos, .. - menos aquello que nos hace
bólico de los significados siempre tenemos que. partícipes de un universo simbólico y a lo que
pedírsela a nuestros semejantes. De aquí el pro~ llamamos «humanidad».
fundo error actu-al (bien comentado por Jerome' En sus lúcidas Reflexiones sobre la educación,
Bruner en la obra antes citada) de homologar 1a Kant constata el hecho de que la educación nos
dialéctica educativa con el sistema por el que se viene siempre de otros seres humanos («hay que
programa la información de los ordenadores. . hacer notar que el hombre sólo es educado por
N o es lo mismo procesar información que com-..·¿ hombres y por hombres que a su vez fueron
prender significados. Ni mucho menos es igual - educados») y señala las lin1itaciones que derivan
que participar en la transformación de los signi- de tal magisterio: las carencias de los que instru-
ficados o en la creación de otros nuevos. Y la•.;- yen reducen las posibilidades de perfectibilidad
objeción contra ese símil cognitivo profunda- ;5 por vía educativa de sus alumnos. «Si por una
mente inaceptable va más allá de la distinción .. vez un ser de naturaleza superior se encargase
tópica entre <<información» y «ecJf!.cación» que··--" de IJJJestra educación -susoira Kant- se vería
veremos en el capítulo siguiente]Lincluso para por fin lo que se puede hac;r del hombre.>> Este
procesar información humanamente útil hace desideratum kantiano me recuerda una inteli-
lfalta previa y básicamente haher..re.ciliido entre _ gente novela de ciencia ficción de Arthur C.
ilnami~to __en__8._comJ2l:¡,nsión de sig_~ficaqos:-f Clarke titulada El fin de la infancia: una nave
CPorque el significado es lo que yo no puedo in-
extraterrestre llega a nuestro planeta y desde su
2_1'j ventar ' adquirir ni sostener en aislamiento sino
interior, siempre oculto, un ser superior pacifi-
: que depende de la mente de los otros: es decir, ca a nuestros turbulentos congéneres y los ins-
! de la capacidad de participar en la mente de los truye de mil modos. Al final, el benefactor alie-
J

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nígena se revela al mundo, al que sobrecoge con depende la propia calidad de los nuestros. Lo
su aspecto físico, pues tiene cuernos, rabo y pa- cual implica considerarles sujetos y no meros ob-
tas d~ macho cabrío: ¡si se hubiera mostrado de- jetos; protagonistas de su vida y no meros com-
masiado pronto, nadie habría prestado respe- parsas vacíos de la nuestra. El poeta Auden hizo
Luosa atención -a sus enseñanzas ni hubiera sido notar que da gente nos parece "real", es decir
posible cnnvencer a los hombres de su buena parte de nuestra vida, en la medida en que so-
voluntad! En taies formas de pedagogía supe- mos conscientes de que nuestras respectivas
rior -sean diablos, ángeles~ m~cianos o Dios voluntades se modifican entre sÍ». Ésta es la
mismo quienes compongan el equipo docente, base del proceso de socialización (y también el
corno parece anbelar Kant, al menos retórica- fundamento de cualquier ética sana), sin duda,
mente-las ventafas no compensarían los incon- pero primordialmente el fundamento de la hu-
venientes, porque se perdería siempre algo manización efectiva de los humanos porencia-
esencial: el parentesco entre ense_ñantes y ense- les, si-empre que a la noción de «voluntad» ma-
ñados. La principal asignatura que se enseñan nejada por Auden se le conceda su debida
los hombres unos a otros es en qué consiste ser dimensión de «participación en lo significati-
hombre, y esa materia, por muchas que sean sus vo». La realidad de nuestros semejantes implica
restantes deficiencias, la conocen mejor los hu- que todos protagonizamos el mismo cuento:
manos mismos oue los seres sobrenaturales o ellos cuentan para nosotros, nos cuentan cosas
los habita,-otes hi;otéticos de las estrellas. Cual- y con su escucha hacen significativo el cuento
quier pedagogía que proviniese de una fuente que nosotros también vamos contando ... Nadie
distinta nos privaría de la lección esencial, la de es sujeto en la soledad y el aislarniento, sino que
ver la vida y las cosas con ojos humanos. siempre se es sujeto entre sujetos: el sentido de la
Hasta tal punto es así que el primer objetivo vida humana no es un monólogo sino que pro-
de la educación consiste en hacernos conscien- viene del intercambio de sentidos, de la polifo-
tes de la realidad de nuestros semejantes. Es de- nÍa coral. Antes que nada, la educación es la
cir: tenemos que aprender a leer sus mentes, lo revelación de los demás, de la-condición huma-
cual no equiv~le simplemente a la destreza es- na comó un concierto de complicidades irreme-
tratégica de prevenir sus reacciones y adelantar- diables.
nos a ellas para condicionarlas en nuestro be- Quizá mucho de lo que vengo diciendo en
neficio, sino que implica ante todo atribuirles estas últimas páginas resulte para algunos lecto-
estados mentales como los nuestros y de los que res demasiado abstracto, pero me parece cr-

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miento imprescindible sin el que sería imposi-
ble exponer el resto de estas reflexiones. Quisie- CAPÍTULO 2
ra aquí iniciarse una elemental filosofía de la
educación y toda filosofía obliga a mirar las co- Los contenidos de la enseñanza
sas desde arriba, para que la ojeada abarque lo
esencial desde el pasado hasta el presente y qui-
zá apunte auroras de futuro. Pido pues excusas,
supíico la relectura paciente y benevolente de
los párrafos recién concluidos y sigo adelante.
Como hemos visto, el aprendizaje a través de la
comunicación con los semejantes y de la trans-
misión deliberada de pautas, técnicas, valores y
recuerdos es proceso necesario para llegar a ad-
quirir la plena estatura humana. Para ser hom-
bre no basta con nacer, sino que hay también
que aprender. La genética nos predispone a lle-
gar a ser humanos pero sólo por medio de la
educación y la convivencia social conseguimos
efectivamente serlo. Ni siquiera en todos los
animales basta con la mera herencia biológica
para conseguir un ejemplar cuajado de la espe-
cie (algunos mamíferos superiores y ciertos in-
sectos sociales se transmiten unos a otros cono-
cimientos por la vía de la imitación, cuvas di-
~ '
ferencias con la enseñanza propiamente dicha
hemos señalado en el capítulo anterior), pero en
el caso del género humano ese proceso formati-
vo no hereditario es totalmente necesario. Qui-
zá no resulte inevitable contraponer abrupta-
mente el programa genético al aprendizaje
social, lo que heredamos por la biología y lo que

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