Está en la página 1de 18

Medicina ​y ​Reumatología P

​ e​ruanas

M​edicina pre-hispánica
Oscar Pamo​-​Reyna

I ​a ​América pre-hispánica​, ​aislada del resto del mundo​, ​tuvo sus propias
enfermeda
des y padecimientos​. ​Los antiguos habitantes ​de ​estas ​tierras ​debieron luchar con
tra el hambre como consecuencia de cambios climáticos adversos​, ​contra ​las ​secuelas
derivadas ​de ​las ​guerras ​y también contra los padecimientos causados ​por ​las infeccio
nes​. ​Estas enfermedades eran tratadas ​por ​los curanderos que, con diferentes denomi
naciones, intentaron pal​iar el dolor ​y ​prolongar ​la ​vida​.

Al ​i​gual ​que ​en ​el ​resto ​del ​mundo​, ​hubo ​una ​altísima ​mortalidad infantil ​y ​materna​. ​La
elevada mortalidad causada por las enfermedades​, ​el hambre y la guerra fueron com ​pensadas
con una alta ​tasa ​de natalidad​. ​Los pueblos, ​como ​los ​aztecas ​e incas​, ​que ​hacia ​el ​s​i​glo XVI​,
habían alcanzado ​un ​alto ​nivel ​de ​desarrollo ​político​, ​social ​y ​econó ​mico, se
preocuparon de asegurar la provisión de alimentos entre sus pobladores.

En ​cuanto ​a las ​enfermedades​, ​los ​curanderos ​debieron ​de ​recurrir ​a ​una ​práctica ​basa
da en concepciones mágico-religiosas y en el conocimiento empírico de las plan​tas ​con
propiedades curativas, ​contando ​con ​una ​rica ​despensa ​natural para ​esto ​último.

No podemos hablar de una sola medicina pre​-​hispánica ​o pre​-​colombina pues,


en rea ​lidad​, ​hubo varias​. ​Hubo tantas ​me​di​cinas ​como culturas pre​-​hispánicas existieron​. ​Así
que ​cuando ​nos ​vamos a referir a la medicina ​pre​-​hispánica ​debemos ​precisar ​a ​cuál
de ellas nos estamos refiriendo​. ​Por supuesto que hubo prácticas comunes ​o
semejantes en ellas. Para la precisión mencionada debemos recurrir a las fuentes que nos den
alguna información sobre estas prácticas curanderiles pre-hispánicas.

FUENTES PARA SU ESTUDIO ​Cuando ​buscamos fuentes ​escritas ​tenemos que ​no ​son
muchas pues salvo los ​códices ​maya​s ​-​y​, ​quizás los quipus ​que ​fueron verdaderos sistemas
contables utilizados por los ​incas​- no hubo un legado escrito por los propios aborígenes de este
continente​. ​Por tanto, se recurre a los testimonios ​de ​los llamado​s ​cronista​s​. ​Es​tos​, españoles
en ​su ​mayoría, fueron ​muy ​disímiles en su formación -los hubo militares, frailes y
letrados ​relat​aron lo que vieron en ​el ​Nuevo Continente en los siglos X​V​I y XVII.
Estos cronistas ​escribieron ​años ​más ​tarde ​de ​sucedido ​los hechos y algunos escribie
ron lo referido por otros sin haber pisado estas tierras. Como los cronistas relataron los ​hechos
relacionados ​con ​el ​incario​, ​podemos ​afirmar ​que ​estas ​referencias son válidas
únicamente ​para ​la medicina ​incaica. ​Este ​punto ​de ​vista ​es ​muy ​importante​: ​las refe rencias
relatadas en la crónicas solo son válidas para el pueblo indígena al cual se refiere puesto que
las costumbres fueron muy diferentes ​y ​prácticamente no hubo con ​tacto alguno entre los
pueblos muy distantes.

En ​estas ​tierras ​se ​desarrollaron ​numerosas ​culturas a lo largo del tiempo y todas ​ellas
tuvieron su evolución: crecimiento​, ​apogeo ​y ​declinación​. ​Por ejemplo​, ​las
culturas Chavín y Cupisnique pertenecen al Período Horizonte Temprano
(​1500-200 A​.​C​.​)​, ​Moche y ​Nasca al Intermedio Temprano (100-700 D​.​C​.​)​, ​Wari ​y
Tiahuanaco ​a​l ​Horizonte Medio
Medicina ​y Reumatología Pe​ruanas

​ 00-1200)​, ​Chimú al Intermedio Tardío (1200-1460) y ​el ​Imperio ​Inca ​al Horizonte
(7
Tardí​o (1460-1532)​. ​Así ​qu​e​, ​en ​sentido ​estricto​, ​cuando ​hablamos ​de ​medicina
prehispánica debemos especificar a cuál de las culturas nos estamos refiriendo. ​Se
suele caer en un gran er​ror al englobar a todas las medicinas prehispánicas como si
fueran una sola​.

Por tanto​, ​para ​tener una idea de sus enfermedades y problemas de salud tenemos que
recurrir ​a los restos materiales que nos han dejado. Estos ​son ​coprolitos, restos óseos y
momias​. ​Otra fuente de información puede ​ser ​el ​arte cerámico que retrato y
recreó a ​los individuos y hechos de la época​. ​Este es el caso, casi exclusivo​, ​de la cultura
Moche.

Coprolitos ​Los ​coprolitos ​son ​las ​hece​s ​secas ​y apelmazadas​, ​endurecidas por la
deshidratación​, ​que debidamente tratadas pueden darnos información sobre los
parásitos intestinales ​de ​los ​individuos ​de ​los ​cuales ​provinieron. En ​esta ​parte del
continente ​se ​ha ​encontra ​do diversos ​parásitos ​intestinales ​en ​los ​coprolitos
ha​ll​ados en las letrinas d​e ​restos ​prehispánicos​. ​A​lg​unos ​son ​muy ​antiguos ​como
los hallados ​en ​Los Gavilanes ​(​Ancash​)​, ​con ​una ​datación entre los años 2850 y 2700
antes de nuestra era​, ​correspondiente al período ​Arcaico ​Tardío​, ​y ​donde ​se ​ha​ll​aron
huevos ​de ​Diphyllobotrium pacificum​. En ​res​tos de la cultura Chiribaya, del sur del Perú
y que se desarrolló entre el año 700 y ​1​350 de nuestra era​, ​se ha​lla​ron huevos de ​D​.
pacificum y T​. ​trichuris ​en los coprolitos ​(​1-​3​)

En otros restos ​y ​con dataciones más recientes se han hallado huevos de


Enterobius vermicularis, ​As​caris lumbricoides, Trichiura trichuris, Giardia lamblia,
entre otros.

Estos hallazgos ponen d ​ e ​manifiesto ​que ​estos parásitos intestinales conviven con
el ​habitante americano ​de​sde ​la ​migración ​del hombre asiático hacia este continente
hace u​ nos ​15 ​000 años​.

Restos Óseos ​El estudio ​de ​los restos ​óseos ​suele ​revelar ​los ​diversos ​padecimientos
que ​debieron ​soportar ​en ​el ​pasado (4-​7​). ​Así tenemos:
• Las líneas de Harris​, ​aquellas línea​s transversales en l​as diáfisis de los huesos largos
que indican detención del crecimiento metafisiario como consecuencia de situacio ​nes
de ​estrés ​seve​r​o​, ​enfe​rmedad ​o ​desnutrición​, ​fueron halladas en ​el ​15% ​de ​un
conjunto de ​restos óseos ​pertenecientes ​a ​l​as ​culturas ​Nazca​, ​Paracas​,
Tiahua​naco, ​Ica ​e ​Inca​. ​El ​osteoma ​del conducto ​auditivo externo es una
prominencia ósea que se forma ​como una reacción ante fr​ecuentes infecciones del
conducto au​ditivo externo y que suele verse en l​os zambu​lli​dores o recolectores de
mariscos de aguas profundas​. ​Esta lesión también ha sido de​scrita en otros
continentes, siempre en poblaciones costeras ​y en ​sujetos que ​suelen ​sumergirse,
por ​lo ​que casi fue exclusivo de los varones. ​Sólo ​se le ha encontrado en los restos de los
pueblos c​osteros o adyacentes a los grandes ​lagos por lo que la relación con la actividad
laboral del buce​o es cercana. ​Entre ​el 3% y 13% de los ​cráneos de ​los h​abitantes
preincas ​de ​la costa presentaron las lesiones c​onocida ​como ​hiperostosis
porótica ​o ​espongiohiperostosis que suele ​ser un ensancha​miento del tejido
esponjoso de los huesos planos del cráneo, espe ​cialmente de los frontales y parietales
y que es ​un signo ​indirecto ​de ​una m ​ arcada ​hiperplasia de la médu​l​a ósea​, ​como
suele verse en las anemias severas crónicas​. ​Esta hiperostosis porótica ​suele
hallarse ​en ​los ​cráneos ​de poblac​iones costeras ​y ​correspondería ​a ​anemia
nutricional severa en la infancia. ​Han sido ​muy ​raros ​los ​casos ​de ​raquitismo ​y
de ​escorbuto ​a ​juzgar ​por ​los ​restos ​óseos.
Medicina ​y ​Reumatolo​gía P
​ eruanas

Han ​sido ​varios ​los ​casos ​de ​tuberculosis ​vertebral ​o ​mal ​de Pott hallados ​en ​las
momias ​preincas ​e ​incas, ​con ​lesiones radiológicas características y a​l​gunos
con confirmación bacteriológica ​por ​la técnica de reacción en cadena por
polimerasa
(polimerase chain reaction​, ​PCR).
• ​Se han descrito los cambios característicos ​de ​espondiloartrosis en algunos
restos.
• ​Se ​han ​hallado ​malformaciones ​congénitas como coxa vara​, ​luxación congénita de
cadera y escoliosis​.
• Ocasionalmente se han encontrado restos óseos con cambios que sugerían
periostitis
u osteomielitis.
• ​Los cráneos de los antiguos aborígenes fueron mesocefálicos
predominantemente​;
las formas braquicefálicas y dolicocefálicas correspondieron a cráneos deformados
artificialmente. Contrariamente ​a ​los que se sostuvo en el pasado, ​el ​llamado h​ueso
epactal​ o ​hu​eso i​ ​nca - que ​es ​un hueso wormiano situado entre los bordes
posteriores ​de ​los parietales ​y el superior del occipital - y la llamada ​fosita a​ym​ar​a - que
es un hoyuelo medio en ​la car​a endocraneal del occipital​, ​entre las crestas que
separan las fosas cerebelosas ​– son dos variaciones anatómicas que se encuentran en
los cráneos de los antiguos pobladores en la misma proporción que en los cráneos de
cualquier otro grupo hu ​mano​. ​Aparte de las trepanaciones​, ​vé​ase más adelante, ex​i​ste
evidencia de que algunos cráneos fueron cauterizados​. ​Las deformaciones craneales
fueron practicadas en grado variable por las culturas ​preincas ​e ​incas​, ​tanto ​de ​la costa
​ l parecer como un signo de distinción social​. ​Estas
como de la región andina​, a
deformaciones craneales se in​ic​i​aban ​en ​la ​infancia ​con ​aditamentos compresivos sobre el
cráneo en las cunas o por compresión con ​bandas ​o llautu​. ​Los estudios de los cráneos
deformados ha demostrado que se ​mantenía la capacidad ​craneana ​en ​estos casos.
Existe evidencia basada principalmente en los estudios óseos de q​u​e hubo sífilis en
América cuando ​arribó ​Colón y ​de ​aquí ​fue ​llevada ​al ​Viejo ​Continente​. ​Es
interesante ​hacer ​notar ​que ​los cambios característicos de artritis reumatoide han
sido descritos en ​restos ​óseos de este continente pertenecientes a los tiempos de 4
000 ​años ​AC mientras que ​no s​ e ​tiene evidencia de ​ellos e ​ n ​l​os ​restos ​óseos
europeos ​anteriores al siglo XVIII ​y ​de África antes del siglo XX.

Trepanaciones ​Mucho se ha hablado y especulado sobre las trepanac​i​ones en


los cráneos de los ​restos p​rehispánicos, tanto preincas como incas​. ​El interés por el estudio
de las ​trepanaciones s​e dió ​en ​las últimas décadas ​del ​siglo XIX cuando
estudiosos ​como ​Squier, Nelaton y Broca tuvieron en sus manos estos cráneos. Lo
que más les llamó la ​atención fue el hecho de que existiera evidencia de reg​eneración ósea
en l​os bordes ​de ​los ​orificios ​de ​trepanación​, ​sugiriendo ​que e
​ l ​sujeto ​trepanado
habría ​sobrevivido ​al procedimiento​.

La práctica de la trepanación se ha llevado a cabo en varias ​culturas ​en ​todos ​los


continentes ​en e
​ l ​pasado​. ​Dicha práctica ​obedecía ​principalmente ​a ​rituales ​mágico
​ ún espíritu maléfico o extraño que se hubiese alojado ​en el
rel​i​giosos ​con ​el fin de el​i​minar a​lg
enfermo. Esta ​práctica ​se ​realizaba ​en ​base ​a ​ensayo ​y ​error ​pues ​los que la
ejecu ​taban desconocían totalmente la anatomía humana​, ​debió hacerse en pocos
minutos y ​sin los conocimientos ​de ​asepsia y antisepsia. Sin embargo, no era ​de ​extrañar que
algunos individuos sobrevivieran algunos días ​o ​mucho tiempo al ​procedimiento​.

En nuestro medio fueron varios los médicos que se ocuparon del tema​: ​Lorena​, ​Muñiz,
Lavor​ería, Tello​, ​Bello, Quevedo​, ​Mongrut Steane, Fernández, Trelles ​y​, sobre todo​,
Weiss (​ ​4​-​6​, 8)

21
Medicina y Reumatología Peruanas

Las técnicas empleadas fueron: el raspado con aberturas de contornos circulares


(​espe ​cialmente los ​de ​tipo Paracas en ​cráneos ​deformados​, ​y ​los ​de ​tipo ​Inca ​en
cráneos ​no ​deformad​os​)​; de los cortes rectilíneos​, ​rígidos​, ​en forma de huso​; ​y ​de los orificios
cilín ​dri​cos cónicos. Se ​ha ​hallado ​en las ​tumbas ​un ​conjunto de ​herr​amientas ​y ​utensilios ​que a
juzgar por su semejanza ​con ​los instrumentos quirúrgicos actuales es muy proba ​ble que hayan
sido ​empleados en las trepanaciones.

Momias y Enfermedades Prehispánicas ​Se tiene evidencia de los estudios ​en ​las
momias incaicas, inicialmente de anatomía ​macroscópica, y después radiológicos, que
hubo tuberculosis ​de ​la columna vertebral o ​mal de Pott. Esto ha sido confirmado con
la técnica de PCR (del inglés polymerase chain reaction), demostrándose la ​presencia ​de
ADN de M​yco​bacterium tuberculosis ​(​9​)​. ​En ​el ​estudio ​de ​una ​momia ​de ​un ​varón ​de
unos 50 ​años ​de edad, ​de ​la cultura ​Nasca​, ​del año 900 de nuestra era, se encontró
compromiso de varios órganos ​(pleuropulmo​nar y osteoverteb​ral​) ​con confirmación
anatomopatológica, radiológica​, ​hallazgo de la bacteria con microscopía electrónica ​y ​con
PCR ​(​10)

Con la misma técnica de PCR ​se ​ha ​demostrado ​la ​presencia ​de ​Tr​ypanos ​ o​ma cru​zi​,
causan​te del mal de Chagas​, ​en momias preincas ​e ​incas ​(​11-​14​). ​Del mismo modo​, ​la
presencia ​de material ​g​enético ​del ​virus ​del ​linfoma ​de células T humano (HTLV-1) ​en
momias preincaicas muy similar ​a ​las cepas orientales, apoya la teoría del pasaje de ​este
retroviru​s con la migración de los asiáticos a través del Estrecho de Bering ​(​15​).

El estudio de ​los ​coprolitos hallados en los ​intestinos ​de ​las ​momias ​brindan ​mayor
y ​mejor información que los hallados en las letrinas de las antiguas viviendas. De los
ectoparásitos, ​se ​han hallado piojos en las momias Chinchorro​.
El estudio radiológico de 188 momias Leimebamba​, ​cultura Chachapoyas (Intermedio
Tardío, 500-1500 AC) reveló: 22 (12%) casos de ​osteoartriti​s vertebral, 12 (6%) casos de
probable ​tuberculosis ​vertebral ​y ​9 (​5​%) ​casos ​de ​osteomalacia ​(​16​)​.

La Enfermedad a Través de los Ceramios Mochicas ​La cultura Moche se desarrolló


en la costa norte del Perú en los actuales departamentos ​de Piura, Lambayeque y ​La
Libertad​, ​entre ​los ​años ​100 ​a ​750 de ​nuestra ​era​. ​Los ​mochicas alcanzaron un alto grado de
desarrollo político​, ​social y económico con un ​estado teocrát​ico​-​militar​. ​Una de sus
manifestaciones más destacadas fueron los ceramios que​, ​gracias a los hábiles
ceramistas​, ​nos han ​dejado valiosa ​información sobre ​la ​salud y la ​enfermedad ​en ​esos
tiempos.

Aparte de los c​eramios retrato q ​ ue ​dan testimonio de las rostros de los ant​i​guos
pobla ​dores ​en diversas circunstancias, tenemos cer​amios ​que ​nos ​evidencian ​la
presencia ​de ​def​ormaciones congénitas (labio leporino​, ​prognatismo, enanismo​, ​pie ​bot,​
mongolis ​mo​, ​polidactilia) y de otros padec​imi​entos adquiridos (​ceguera​, ​cicatrices​,
tumores, probable leishmaniasis mucocu​tánea o ​uta​, exofta​lmos​, ​pará​li​sis de Bell​,
xifosis o g​i​ba ​por probable mal de Pott, amputaciones​, ​uso de prótesis​, ​edemas, lesiones
dérmicas, ​etc​.​)​. ​Tanto en los ceramios Moche como en otros Chimú​, ​Chancay y algunos monolitos
Recuay se representa ​a ​individuos con lesiones dérmicas cuya naturaleza es muy difícil
de ​precisar​. ​Se suele ​especular ​que ​serían ​casos ​d​e sífilis, ​pián​, ​v​errugas​, etc.

Los mochicas también dejaron ​ceramios ​con ​representaciones de la ​vida sexual ​en ​sus
​ riadas manifestaciones​, ​relacionadas probablemente con concepciones mágico ​religiosas​.
va
Medicina y ​Reumatología ​Peruanas

La Medic​ina In​caica a Través de los Cronistas Para ​tener ​una ​idea ​de la medicina
incaica ​tenemos ​que ​recurrir ​a las únicas fuentes ​escritas qu​e fueron los testimonios d
​ e
los ​llama​dos ​cronis​t​as​ . Los más ​importantes ​son ​aquellos que ​estuvieron presente
durante ​o inmediatamente después de la conquista ​pues las informaciones s​uelen
modificarse si ​son ​provistas por segundas ​o ​terceras personas ​o ​si ​fueron ​escrita​s muchos
años ​después de ​ocurridos ​los ​hechos​.

La medicina incaica fue una mezcla de concepciones mágico​-​rel​i​giosa ​con ​un


empirismo ​dado fundamentalmente ​por ​el ​conocimiento de las propiedades curativas
de ​las ​plan ​tas m​edicinales​, ​al ​ig​ual que las otras medicinas de las demás culturas
prehispánicas que la precedieron ​o e​xistieron ​conjuntamente ​con ella en todo el
continente.

Los curanderos tuvieron diferentes denominaciones regionales según la


actividad que ​realizaban.

​ c
Se tiene refere​ncia de los curanderos llamado​s ca​mas ​ as,​ ​como ​lo
relatan Polo de ​Ondegardo​, ​Molina ​y ​Cobo​.

Polo ​de ​Ondegardo ​escribió ​(​17​), ​“​También ​ay ​indios que c ​ uran ​enfermedad​e​s,
assi ​hombres c ​ omo m ​ ugeres q​ ue ​se l​ l​ a ​man camasca ​o s​ oncoy​ ​oc y no hazen cura
que no proc​e​da s ​ a​crificio y suertes,​ y ​dizen ​estos que entre sueños se ​les ​dio el
oficio de c​ur​ar apareciéndoseles alguna persona qu ​ e ​se dolía de su ne ​ ​cesidad, y
que les dio el tal pode​r.​ Y a​s​sí siempre ​ ​que curan hazen sacrificio a esta
per​s​ona que dizen se les apar​ec​ió entre sueños ​ ​y q
​ ue les ense​ñó el m ​ odo ​de
cur​ ar ​y ​los instrument​ ​os dello”​.

O​, ​como ​lo ​relatara ​Molina ​(​18​)​: ​"​auí ​ a​ n otros llamados camascas, l ​ o
​ s cuales
decían que aquella gracia y ​ ​virtud q ​ ue ​t​e ​nían los vnos l​ a ​auían receuido del
trueno​, d ​ iciendo que cuando algun rayo caya ​y ​quedaua alguno atemorizado
después de buelto en sí decía que el trueno ​le a ​ uía ​mostra
​ ​d​o aquel arte, ora
fuese de curar con yeruas, ora fuese de dar sus respuestas en las cos ​ ​as​ ​que se
les p ​ r​eguntauan ​ .​ Y
​ así mism​o ​q​uando ​alguno ​se ​esc​apaua ​de ​ ​algun r​ ío o ​ ​peligro
grand ​ ​e decía​ ​n se les apar​ e​cía e ​ l ​demonio​; ​ylos ​ que quería q ​ ue c
​ uras ​ ​e con yeruas
se las mostraua, de a donde ha procedido ​ayer ​muchos indios grande ​ s
heuolarios​”​.

Una de las descripciones más detalladas fue la del padre Cobo, quien llegó al Perú en
1599, vivió aquí 48 años y murió en Lima en 1657. En su obra publicada en 1653
también habla de los ​camasca o sonccoyoc​, que eran los curanderos que trataban con
​ ​unca ​usar​o​n medicamentos compues
hierbas y rituales ​y ​que (19)​: ​“N ​ tos​; ​sus
c​uras todas eran con yerbas simples​, ​y ​entre ellos s​e hallaban ​grandes
herbolarios, de los cuales habemos nosot​r​os venido a ​co​nocer las virtudes de
muchas plantas que usamos ya en nuestra ​ s ​curas ​ ambién con s
​ ​. T ​ imples solían
hacer ​fomentaciones ​y p
​ erfumes ​que a
​ plicaban a calentura
​ s ​y ​a ​otras
dolencias.​

Alcanzar​ o​n tambi​é​n a ​ ​conocer​ ​ser provechosa ​la ​evacuación p ​ o


​ r ​sa​ngría
​ urga​; ​pero ​n​o s​u​pie​ ro​n de pulso ni mirar la or​ina, ​ni​ ​mucho m​e​nos tuvieron
y p
a​te​nción ni respe​t​o ​en a
​ plicar estas medicinas a las complexiones de los
enfermos ni a ​ ​las causas ​de ​que pr​ oce ​dían lo
​ s males; porque no tuvieron
noticia de los cuatro humores más que de la sangr​e​, ​sin invest​i​gar su naturaleza
y propiedades"​.
El ​mestizo ​Garcilaso ​de la ​Vega ​escribió ​(​20​)​. ​"Es assí qu ​ ​e atinaro ​ n q​u​e ​era cosa
provecho​s​a, ​y a​ u
​ nn
​ ec​esaria, la evacuación po ​ r s​an ​gría y​ pu ​ rga, ​y, por ende, se
sangravan de bra​ços ​y piernas, sin saber aplicar las sangría ​ ​s
Medicina y Reumatología Peruanas

ni la disposición de las venas para tal o cual enfermedad, sino que abrían la
que estava ​más cercana del dolor que padecían. Cuando sent​ía​n m​u​cho dolor de
cabeç​a, se s​ angravan de las juntas de las cejas, e​n​cima de las narices​ ​. La
lanceta era un ​ ​a punta de p ​ e
​ dernal que ponían en un pal​ i​llo hendido, y lo atavan
porque no ​ s​e cay​ esse, y ​aquella ​punta ponían sobre la ven​a y en​cima le davan un
papirot​e, y a​ssí abrían la vena c​ on ​menos dolor que con las lanceta ​ ​s comunes.
Para aplicar la​s ​purgas tampoco supieron
cono​cer los humores por la urina, ni miravan en ella, ni supieron qué co​s​a era cólera
ni ​flema ni melancol​ ía​ ”...​

"Estas purga​s y ​sangrías mandavan haze ​ r ​los más e


​ ​xperimentados en ellas,
particular mente viejas (como acá las parteras) y grandes hervolario ​ s, ​que los h​uvo
muy fa ​ ​mosos ​en tiempo de los Incas, que c​ on​ocían la virtud de muchas​ y​ervas ​y ​por
tradición las e ​ ​eñav​ an a sus hijos,​ y ​éstos eran tenidos por médicos, no para
​ ns
cu​ra​r ​a todos, sino a los R ​ ​ey​ es​ y ​a los de su sangre​ ​y a los curaca​s ​y a sus parientes.
La gente común s​ ​e curavan ​u​nos a otros por lo que havían oído de medicamentos​”.

El cronista indio Guamán Poma de Ayala diferenció varios tipos de hechiceros y para
referirse a los h​echiceros chupad​or​ e​s escribió (21); “​ Estos hechiceros hablaban con
los demonios y dicen que chupando sacaban enfer​me ​dades del organism​o y
​ p
ex​traían plata, piedra, palillos, gu​s​anos, sapos, paja o maiz que ​ odía existir en el
​ ​stos eran falsos hechiceros ​y ​vivían
cuerpo de los hombres o mujeres. E

engañando tanto a la gente como a los demonios con el fin de explotar la riqueza
de los indios haciéndoles creer como idólatras que existían las siguientes
enfermedades: ​Taqui o sea enfermedad originada por las fiestas y diversiones;
Oncuychirapa, enferme dad producida por la aparición del arco iris; Onco ​ ​ypucyo,
enfermedad de los manatiales; Uncuy Pachamasc​as​ca ​ ​, enfe ​ ​rmedad del suelo o
tierra; Capac Uncu​y​uacamascasca, ​enfermedada de la Vaca; Pucyotap
Y​a​scansara, enfermedad del maíz o viruela y Papa A ​ ​coya Ormachisc​ ​an
Oncuy​ c​ ona, enfermedad ocasionada por la ca
​ ​ída. To​das esta ​ s en ​fermedades
era​ ​n motivo de hechicería a causa de las idolatrías que ens​ ​eñó el Inca a los
hechiceros​ ".
En los meses de setiembre, ​Coya Raymi​ , se celebraban las procesiones para alejar a las
enfermedades (21): ​“Durante ​ e
​ l me​s y ​por mandato del Inca, tenían la
costumbre de echar las enfermedades y ​ ​pestes de​ los pueblos de todo el
reino. Con​ est​e objeto se
​ ​presentaban t​o​dos los hom bres armados y juntos, como
si fueran a pelear en la guerra y tiraban al aire ​con ​su​s ​hondas o simplemente con
las manos proyectiles encendido​s​, diciendo a grandes vo​ces: ​salgan
enfermedades y pestes de este pueblo, dejando tranquilos a nuestros habitante​s.
Al mismo tiempo que daban estos gritos, echaban agua a las casas y regaban las calles,
realizando así, una limpieza general".

Al igual que Garcilaso, Guamán Poma también hizo mención que ciertos indios curan
deros realizaban sangrías y purgas "sin conocer de los humores”. Es muy
probable que ​estas prácticas no hayan sido propiamente indígenas sino que
rápidamente fueron co ​piadas de los cirujanos barberos españoles e incorporados a sus
prácticas curanderiles. La razón de esta aseveración estriba en que las sangrías y purgas
obedecen a una ​concepción humoral de las enfermedades, lo que era desconocido
para los curanderos ​indígenas quienes practicaban una medicina empírica y
mágico-religiosa (22): ​“​Los indi​os ciru​jano​s​, barbe​ros ​qu​e ​curan
​ s​an​gran y ​saben
de enfermedades y llagas, conocen las yerbas co ​ n ​que se van a curar; las
medicin​as y ​pur​ gantes que deben se​r ​utilizados par​a ​sanar​ ​enfermos. Curan
tambié​ ​n como lo hacen un Licenciado de Medi ​cin​a o Doctor con
medicamentos, afirmando que todas las enfermedades proceden en el ​hombre de
dos​ cos​ ​as: del calor y del frío, cual​ quie
​ ra que sea el mal... En las mu ​ s ​y
​ jer​es ​beata
mé​dicas​ ​comadronas, curan y ayudan a bien parir a las mujeres
embarazadas, y
Medicina ​y Reum​atología Peruanas

alg​u​nas atienden ta ​ ​mbién a los que sufren desc


​ o​yunturas y otras
enfermedades.​ ..​ ​”​.

Sobre la Sífilis en el Nuevo Mundo Aunq​ue el verdadero origen ​de ​las


trepanom​atosis estaría ​en ​el ​África​, ​pasó ​al ​Asia ​y ​de ​allí a ​este ​c​ontinente​. ​Por ​sus
características, la pinta (​Treponema ​carateu​m​) d ​ ebió ​ser ​la más a​ntigua ​de ​ellas. ​En
Africa, esta bacteria ​muto ​para ​convertirse ​en el ​pián ​(​Treponema p ​ ertenue​) ​y ​en ​la
sífilis ​endémica ​o ​bejel ​que ​se diseminaron en Europa y ​Asia​. ​Más recientemente, en el
Nuevo Continente la pinta dio lugar ​a ​la sífilis v​enérea ​(lúes) ​que ​llegaría ​a ​Europa luego ​de
los ​viajes ​de ​Colón ​(23​)​.
Por ​supuesto que muchos de los males atribuidos a la sífilis no fueron tales lo que se
puede comprobar prestando atención a las descripciones de los cuadros clínicos.
En ​una época en que las enfermedades no se reconocían como las identificamos ahora​, ​era
m​uy ​frecuente ​confundir los diagnósticos y bajo una sola denominación se englobaban
una serie de padecimientos. Por ejemplo​, ​bajo la denominación de ​bubas ​se referían a
cualqu​ier padecimiento que originara ​el ​crecimiento ​de ​los ​ganglios; del ​mismo ​lepra i​ ncluía ​a
muchas enfermedades ​de ​la piel ​que ​no ​tenían ​ninguna ​relación ​con ​ella​. ​Lo ​mismo
sucedió ​con ​los ​vocablos ​viruela y verruga.​

Lo que contribuyó a la rápida diseminación de la sífilis venérea fueron los


desplaza ​mientos ​humanos ​masivos ​–​por ​comercio​, ​por ​las ​guerras ​o por ​colonización​,
y ​coinci ​dent​e ​con ​la ​apertura ​a ​un ​comportamiento sexual más liberal ​que ​en ​el ​pasado​,
acorde ​con ​una Europa recién salida de ​la ​Edad Media.

AMÉRICA: LA DESP​EN ​ SA DEL MUNDO ​Si tuviéramos que resumir de qué


manera el Nuevo Continente ​contribuyó ​a ​la medici ​na universal o​, ​m​ejor aún, a la
salud mundial podemos afirmar con seguridad que ​fue​ron dos grandes contribuciones​:
las plantas y frutos alimenticios y las pla​ntas medi ​cinales.

A lo largo de muchos años​, ​los aborígenes de este continente lograron domesticar algu
nas plantas ​para ​obtener variedades ventajosas​. ​Esto supuso dominar la distr​i​bución del
agua ​y ​la ​disponibilidad ​de ​tierras ​cultivables​. ​Por lo ​menos ​durante ​el ​Incario​, ​según ​la
evidencia​, ​se logró ​alcanzar ​una producción agrícola que satisfacía las necesidades ​de
alimentos ​de ​la población ​(​24). En algunos casos, probablemente en las culturas y
grupos humanos que no alcanzaron un elevado nivel de desarrollo, se
presentaron si ​tuacione​s de hambruna cuando las ​reservas ​s​e ​agotaron ​o ​se malograron por
los d​esas ​tres naturales​.

Los españoles ​se ​demoraron algunas decenas de años para darse cuenta del valor nu
tritivo de los variados productos vegetales (plantas, frutos y raíces) de esta parte del
mundo y que eran ampliamente consumi​dos por los ind​íg​enas. La razón estribó proba
blemente en una normal desconfianza pero que una ​ve​z ​conoc​id​o el producto no vaci
laron en transplantarlo a Europa​, ​Asia y África​, ​desarrollando un robusto comercio
de ​ell​os. Citaremos a los siguiente productos originarios del Continente Americano
​ apa, camote, achira, maca, arracach​a, jicama, mashua, mauka, oca, olluco,
(​25​): p
yacón, maní, yuca, palta, caigua, zapallo, calabaza, guayaba, pacae, piña, papaya,
pepino, ​pasionarias (​granadilla​, ​maracuyá​, ​tumbo)​, ​chirimoya​, ​cocona​, ​lúcuma​, ​tuna, quinua,
kañiwa​, ​kiwi​cha​, ​maíz​, ​girasol; ají​, ​rocoto​, ​molle, vaini​ll​a​, ​achiote, huaca​tay, paico​, ​muña,
frijol, ​pallar​, tarwi, algodón, y, coca.

El destino que muchos ​de e


​ stos ​ve​getales​, ​como fueron ​los ​casos ​de ​la ​papa,
yuca ​y

33
.
Medicina ​y ​Reu​matología ​Peruanas

tomate​, ​por citar a​l​gunos​, ​tuvieron en Europa​, ​Africa y Asia para paliar la
hambruna es ​otra historia.

​ evea brasiliensis​ ​) ​fue llevado a Europa como una curiosidad y recién


El c​ aucho ​(H
a ​principios ​del ​siglo XIX ​le ​hallaron aplicaciones útiles ​e ​industriales. El ​algodón​, la
espe ​cie ​de América del Sur (​G​. ​barbadendse ​ ), ha sido hallado en textiles con
unos 2500 a ​ ños ​A​.​C​. ​en ​la costa peruana.

Actualmente​, ​en ​el ​Perú ​se ​tiene ​una ​flora ​con ​más ​de ​25 000 plantas​, ​de ​los ​que ​el
30​% s​ on oriundas, con más de 4 400 plantas útiles (alimentos​, ​medicinales​, ​maderas, colo
rantes​, resinas, etc.); 182 son nativas domesticadas.

Las fuentes ​de ​proteínas de ​origen ​animal ​estuvieron ​dadas ​por ​el ​consumo ​de ​pro
ductos ​de ​mar ​y de ​agua ​dulce ​(​ríos ​y lagos) ​como ​peces, ​mariscos​, ​moluscos​, ​crustá
ceos​, ​etc​. ​Otras fuentes fueron el cuy o cobayo​, ​el pato​, ​el pavo​, ​camélidos (llama​, ​alpaca y
vicuña), huangana, agutí, ​sajino​, y los caracoles terrestres del género S​cutalus.​

LAS PLANTAS MEDICINALES ​Son numerosas​, ​más ​de ​1 400 especies​, ​las plantas
con propiedades medicinales que ​existen en nuestro país​. ​Muchas de ellas vienen
siendo explota​das masivamente​. ​Las ​propiedades medicinales de las plantas fueron
descubiertas por ensayo y error por los ​antiguos curanderos. Este conocimiento se ha
transmitido oralmente​. ​Con el tiempo​, ​ha ​ocurrido lo que ​es ​característico ​de ​la
transmisión ​oral: la ​información ​se ​deforma ​o ​cambia conforme se va transmit​iendo
de generación en generación. Esto ​se ​puede co ​rroborar ​con ​a​l​gunos e
​ scritos ​dejados
antaño ​donde ​se ​puede ​apreciar q ​ ue la forma de preparar ​o ​las ​indicaciones ​de
determinada ​planta ​curativa ​son d ​ iferentes a la forma como ahora ​se ​le prepara
o de sus indicaciones ​actuales​. No existe evidencia de que los ​curanderos
prehispánicos emplearan pesos y medidas para determinar las posologías ​de ​sus ​brebajes ​o
infusiones​.

La práctica de curar con plantas o de causar maleficios fue un atributo de los


curande ​ros esp​ecializados en ​estas artes y siempre estuvo ac​ompañado de una
buena dosis de ​magia.

La medicina fol​kl​órica actual es la heredera de aquellos conocimientos que se iniciaron


desde ​los ​tiempos prehispánicos​. ​Pero por lo ​mismo ​que es oral​, ​tiene muchas variacio
nes ​en ​la ​forma ​de ​prepararlos ​y ​en ​las ​indicaciones​, ​especialmente ​dependiendo de ​la
región​, ​y sobre todo por la inclusión de elementos extraños - de origen hispánico - que ​fue
incorporando ​desde ​la Colonia hasta el ​presente​. Se ​estima ​que actualmente ​la
medicina folklórica emplea más del 30% de las plantas medicinales usadas por los
curanderos del Incario​, ​según fueron descritas ​por ​los ​cronistas españoles

Entre las plantas medicinales de mayor impacto tenemos la ​q​uina, que inicialmente fue
empleada ​como ​febrífugo ​inespecífico pero ​que ​después ​se ​definió ​su ​propiedad
antimalárica exclusiva​; ​la coca, cuyo alcaloide principal​, ​cocaína, dio or​i​gen a
los ​anestésic​os locales​; ​y la ipecacuana, emético muy útil en ​el ​tratamiento ​de ​la
a​mebiasis ​intestinal​.

Existen plantas medicinales descritas por los cronistas que tienen reconocidas propie
dades farmacológicas pero que no son usadas actualmente​. ​Es ​el caso del bálsamo
del Perú​, ​bálsamo de Tolú​, ​as​ipa​, ​apincoya,​ a
​ yrampo,​ ​capulí​, ​chucho​, ​huayruru​, ​layan,​
llampu ​quisa​, l​ ucetmusque,​ ​maju​, m ​ ancapaqui,​ ​m​a​yte​, ​reja​lg​arillo​,
sa​cha​-sol​ i​mán​, s
​ ackarar​a​,
Medicina ​y ​Reumatolo​gía ​Peruanas

thoupa​, ​yerba ​de la ​trinidad​, etc​. ​Existen ​muchas otras cuyas propiedade​s
farmacológicas ​no ​han ​sido comprobadas ​(​26)​.

El curare ​(Chondrodendron tomentosu ​ ​m​), cuyo extracto del tallo fue usado por
los in ​dios ​de ​la Amaz​onía ​para ​envenenar ​las ​puntas ​de ​sus ​dardos y lanzas, fue
conocido en Europa ​en ​el ​siglo XVI​. ​Su ​principal alcaloide​, ​la d​-​tubocurarina​, ​tiene un
potente efecto ​paralizante ​de la musculatura por lo cual a partir de 1942 ​se ​le ​empleó ​como
relajante ​muscular durante la anestesia general​.

El ​chamanismo ​de ​nuestra ​medicina folklórica ​ha ​rescatado el ​empleo ​de las plantas
alucinógenas por los antiguos curanderos en el diagnóstico y tratamiento. El
T​r​icho​cereus ​pachano​i ​es ​un cactus conocido com​o San Pedro ​que contiene el
alcaloide ​mescalina, ​de mayor ​uso ​en la región de la costa norte ​peruana​; ​y de la ​liana
conocida como ​ayahuas ​ ​ca (Banisteriopsis caap​i) ​de ​la ​que ​se ​hace un ​preparado ​que
contiene el alca loide ​harmina,​ de uso en la región ​de ​la selva y que suele combinársele
con la ​chacruna (Psychotria viridiris).​

Las plantas como la ​coca ​y ​el ​tabaco ​(​N​icotina ​tabacum​) ​tuvieron ​un ​uso ​r​itual ​en ​los
tiempos prehispánicos​. ​Desafortunadamente​, ​los derivados de estas plantas han dado
lugar a su consumo exagerado dentro del hedonismo característico ​del ​mundo occiden
tal actual, con consecuencias deletéreas para la salud de las personas.

E​L ​USO DE LA CO​CA ​ Las referencias que se pued​en encontrar sobre el


cu​l​tivo ​y ​el uso de la coca ​(Erythroxylon ​c​oca​) ​en ​la ​alimentación, rituales ​y ​otras
actividades de las culturas andinas preincaicas ​son escasas​. ​Se ha encontrado hojas
de coca ​en ​tumbas preincas ​correspondiente ​al ​año 500 ​de n ​ uestra era.

Con relación al periodo inca​, ​en las versiones dejadas por ​los cronistas se sostiene
que su cultivo y consumo fueron ​reducidos ​y restringidos a la nobleza y a los sacer
dotes quienes la empleaban en actos rituales, ​que ​era almacenada ​y que ​los
indios ​bajaban a las zonas cálidas a cultivarla, donde los ​indios morían o adquirían una
enfermedad ​que les ​destruía ​la ​nariz ​y los ​labios ​(al p​arecer, se trató de la
leishmaniasis cutáneomucosa​)​. ​Otr​os cronistas señalar​on que​, ​luego de la con ​quista​,
el consumo de la coca tuvo una mayor difusión (​27​-​28​). Asimismo, ​parece ser ​que
la coca cumplió la función de valor de cambio en un contexto de ausencia de ​moneda y de
reglas ​andinas ​para ​la ​circulación ​de ​bienes de ​consumo​. Esta ​función ​es
comprensible si se trató de un bien muy preciado en un sistema de intercambio ​de ​bienes
o ​trueque​.

Desde las prime​ras incursiones de los españoles en la zon​a del Tahuantinsuyo, ellos
tuvieron n​oticias de la existencia de los cultivos de coca y ​los cronistas y visitadores
comenzaron ​a ​averiguar ​sobre sus ​características ​y ​u​sos​. Muy ​pronto ​se ​abrió ​un
deba ​te sobre si debía o no permitirse que siga siendo cultivada y consumida por los
ind​í​ge nas​. ​El ​clero ​consideró ​que ​debía prohibirse el cultivo y consumo de la «hoja del
diablo» ​por su relación con prácticas mágico​-​religiosa, lo que fue parte de la
«extir​pación de i​ dolatrías». Llevada l​a coca a Europa​, ​junto con otras plantas
s​upuestamente curativas, ​a part​ir del siglo X​V​II se encuentran referencias sobre sus
propiedades ​en ​los ​textos ​de medicina europea.

Los indígenas masticaban las hojas de coca, mezclando el a​masijo con saliva,
en ​un ​alto de la actividad laboral​, ​para obtener una sensación de bienestar ​y
resistir el can

37
Medicina y Reumatología Peruanas

sanci​o​, ​la ​sed y e


​ l ​hambre. El ​«​acullico​» ​(​masticación ​de ​hojas d
​ e ​coca​), ​que
empezó ​como un acto sagrado entre los incas​, ​se generalizó durante la colonia ​y ​fue
aprovecha do por los españoles quienes lo introdujeron ​como ​parte del consumo de los
indígenas ​en ​los ​trabajos ​de ​las ​encomiendas ​y ​en ​el ​laboreo ​de ​las ​minas​, donde ​debían
cumplir ​la ​mita ​(jornada de trabajo en ​el ​interior de la mina).

LA QUINA ​No hay evidencia de que las propiedades antipiréticas de la corteza del
árbol de la ​quina fueran conocidas en el incario ​o ​antes. ​Lo ​concreto ​es ​que ​hacia principios del
siglo ​XVII se ​le ​v​enía ​empleando ​como ​febrífugo y como tratamiento de ​la ​malaria
por ​los curanderos de la provincia de Loja​, ​en ​el actual Ecuador​. ​Conocido ​esto último ​por
los españoles no tardó mucho en ser usado también por ellos​.

Existe toda una leyenda​; ​hacia 1629 la esposa del conde de Chinchón, ​virrey del ​Perú​,
enfermó de fiebres, al parecer palúdicas, y fue curada por los polvos de ​una corteza que
resultó ser del árbol de la quina. Esta ​le ​fue administrada por la información que los
jesuitas habían recogido de los indios ​ojeños ​(​29)​.

Fue el padre Antonio ​de ​la Calancha ​el ​primer ​cronista ​que ​dio ​referencia ​de ​la ​quina
como febrífugo ​en ​su ​obra ​de 1638. ​La ​corteza ​de la ​chinchona​, ​desecada ​y ​pulveriza ​d​a,
fue introducida en España por los jesuitas​: ​se la conoció como ​polvo de los jesuitas o ​
polvo de la condesa y,​ entre 1640 y 1660, fue difundida en España, Francia, Italia ​e ​Inglaterra. En
este último país fue utilizada para combatir ​el ​paludismo, muy prevalerte ​en ese entonces, por
el famoso médico Thomas Sydenham ​(​1624-1689), conocido como el ​“​Hipócrates inglés”.
Sus propiedades febrífugas ​fueron ​puestas ​en ​duda hasta ​que ​Richard Morton
(1635-1698) observó que la corteza ​de ​la quina permitía diferenciar a ​la fiebre
producida ​por ​la malaria de ​otras ​fiebres​. ​Linneo, ​en ​1753, clasificó al árbol como
Cinchon​a o
​ fficinalis.

La introducción de la quina en la farmacopea fue una gran contribución de los


indíge ​nas americanos​, ​lo ​que fue posible gracias a ​s​us ​conoc​imi​entos ​sobre ​las
propiedades ​curativas d​e sus plantas.
RESUMEN ​En ​suma​, ​la medicina de las culturas prehispánicas ​fue ​empírica y con
un marcado ​carácter mágico​-​religioso al igual que la medicinas de las otras culturas del
mundo ​antiguo. Quizás su mayor fortaleza estuvo en la riqueza de las plantas con
propiedades ​medicinales existentes en el continente americano​. ​La gran variedad plan​tas
comesti ​bles es otro hecho que debemos enfatizar ya que ello haría que el Nuevo Mundo se
convierta en la despensa del resto del mundo​; ​lo atestiguan la papa​, ​el m
​ aíz​, ​la yuca y ​el ​tomat​e
por citar algunos ejemplos​.

En el mundo prehispánico​, ​la vida no fue fácil y ​se ​debió luchar permanentemente contra
el ​hambre​, ​la ​guerra ​y ​las ​enfermedades​. ​Una manera de hacerlo fue alcanzar un
elevado índice de natalidad, lo que probablemente no siempre ​se ​cons​ig​uió ​y ​esto
nos ​explicaría el porqué de la extinción de sucesivas culturas​, ​incluso ​después ​de
haber alcanzado un alto grado de desarrollo político​, ​económico y social​.

Medicina y Reumatología Peruanas

REFERENCIAS

11
1. ​Patrucco R. Tello R, Bonavia D. Parasitological studies of
coprolites of prehispanic peruvian populations.
Current Anthropology 1983; 24(3): 393-394. Ferreira L. F; Araujo A. J; Confalonieri U.E.
C; Nune​z ​L. The finding of eggs of Diphy​l​lobothrium in human coprolites (4,100-1,950
B.C.) from Northern Chile. Mem. Inst. Oswaldo Cruz 1984; ​79 ​ (2):175-180. ​Martinson,
Elizabeth, Reinhard, Karl J, Buikstra, Jane E et al, Pathoecology of Chiribaya
parasitism. Mem. Inst.
Oswaldo Cruz. 2003; (98 suppl. 1): S195-S205. ​4 Weiss, Pedro. Osteologia
Cultural. Prácticas cefálicas. Primera parte. Lima: Imprenta de la Universidad Nacio
nal Mayor de San Marcos; 1958: 524-651. ​Weiss, Pedro. Osteología Cultural.
Prácticas cefálicas. Segunda parte. Lima: Imprenta de la Universidad
Nacio n​ al Mayor de San Marcos; 1961:26-58. Mongrut Steane, Andrés. Craneología
​ s antiguos pobladores peruanos. Tesis Doctoral. Lima, Perú: Facul tad de
de ​lo
Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1957: 110 pp. ​Mendoza
Vizarreta, Daniel D. Contribución radiológica al estudio de la paleopatología en el sur del Perú.
Tesis D
​ octoral. Lima, Perú: Facultad de Medicina Humana de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, 1987. Weiss, Pedro. Las trepanaciones de los antiguos
peruanos. Estudio osteo-cultural. Anales de la Facultad de
Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima 1961; XILV (2): 133 ​9.
Lombardi GP, Detección de Mycobacterium tuberculosis en una momia de la cultura
Nazca con mal de Pott.
Cuaderno de Resúmenes, II Congreso Internacional de Estudios sobre Momias.
Cartagena de Indias; 1995. 10- Lombardi, Guido P., García Cáceres, Uriel.
Multisystemic tuberculosis in a pre-columbian Peruvian mummy:
four diagnostic levels and a paleoepidemiological hypothesis. Revista de
Antropología Chilena (Chungará) 2000; 32 (1):55-60. Guhl F, Jaramillo C,
Yockteng R, Vellejo GA, Arroyo FC. Trypanosoma cruzi DNA in human
mummies. Th​e ​Lancet 1997;349: 1370. Guhl F Velle​j​o GA, Yockteng R,
Cardenas-Arroyo F, Fornaciari G, Arriaza B, Aufderheide AC. Isolation of Trypanosoma
cruzi DNA in 4,000-year-old mummified human tissue from Northern Chile. Am J Phys
Anthropol
1999; 108: 401-407. ​13-
Ferreira LF, Britto C, Cardoso MA, Fernandes 0,
Reinhard K, Araújo A. Paleoparasitology of Chagas disease
revealed by infected tissues from Chilean mummies. Acta Trop 2000; 75​: ​79-84. ​14- Araújo,
A, Reinhard, Kart J, Fernando Ferreira, Luiz. The role of mummy studies in
paleoparasitolo​gy​. Revista
de Antropología Chilena (Chungará) 2000; 32 (1): 11​1​-115. 15- Sonoda, Shunro; Li
Hong-Chuan; Cartier, Luis; Nunez, Lautaro, Tajima, Kazuo. Ancient HTLV Type 1
Provirus
DNA of Andean Mummy. AIDS Research and Human Retroviruses 2000; 16(16):
1753-1756. 16- Conlogue, Gerald J; Bravo, Anthony J, Guillen, Sonia. 87th Scientific
Assembly and Annual Meeting of the
Radiological Society of North America (RSNA), Chicago, November 28; 2001. ​17-
Polo de Ondegardo, Juan. Los errores y supersticiones de los indios, sacadas del
tratado y averiguación que hizo
el Licenciado Polo (21585?). En: Colección de libros y documentos referentes a la
historia del Perú por Horacio Arteaga. Vol. III. Lima: Imprenta y Librería Sanmartí; 1916:
13. Molina, Cristóbal de Relación de las fábulas y ritos de los Incas. Relación de la
conquista y población del Perú (1575). En: Colección de libros y documentos referentes
a la historia del Perú por Horacio Arteaga. Vol. I. Lima: Imprenta y Librería Sanmartí;
1916:21. ​Cobo, Bernabé. Historia del Nuevo Mundo (1653). En: Obras del P.
Bernabé Cobo, tomo II, Biblioteca de ​Autores Españoles tomo XCII. Madrid:
Ediciones Atlas; 1964: 257​. D
​ e la Vega, Inca Garcilaso. Comentarios Reales de los
Incas (1609). Lima: Biblioteca Clásicos del Perú/1,
Ediciones del Centenario, Banco de Crédito del Perú; 1985: 85. ​21​- Poma de Ayala,
Felipe Guamán (1587-1615). La Nueva Crónica y Buen Gobierno. Primera Parte,
Interpretada
por el Tnte. Coronel Luis Bustíos Gálvez. Lima: Taller del Servicio de Prensa,
Propaganda y Publicaciones
Militares; 1956: 200-201. ​22​- ​Poma de Ayala, Felipe Guamán (1587-1615). La
Nueva Crónica y Buen Gobierno. Tercera Parte. Interpretada
por el Tnte, Coronel Luis Bustíos Gálvez. Lima: Talleres de Imprenta Gráfica Industrial; 1966:
72. ​23​- ​Naranjo, Plutarco. Sífilis, Otra enfermedad que nos llegó de Europa. Quito:
Corporación Editora Nacional,
Universidad Andina Simón Bolívar, 1999: 1​1​3-121. ​2​4. Antúnez de Mayolo, Santiago E.
La nutrición en el antiguo Perú. 4a Ed. Lima: Fondo Editorial del Banco
Central de Reserva del Perú; 1988: 27-​1​37. ​25​- ​Cabieses, Fernando. Cien S​ig​los de
Pan. Lima: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC);
1995: 11-241. ​2​6- ​Chávez Velásquez, Nancy A. La Materia Médica en el Incanato.
Lima: Editorial Mejía Baca; 197​7: 3​47-348. 27- Gutiérrez Noriega, Carlos. Datos
históricos sobre la habituación a la coca en el Perú. Revista Peruana de
Medicina Experimental y Salud Pública 1944;3(4):341-353. ​28 ​Castro de la Mata,
Ramiro. Inventario de la coca. Lima: CEDRO-Academia Nacional de Historia;
2003:51
​ rgas Ugarte R. El Tercer Centenario del Descubrimiento de la Quina.
108. ​2​9- ​Va
En: De la Conquista a la República.
Artículos Históricos. 2a. Ed. Lima: Editorial Gráfica Pacific Press S. A.; 1970: 62-70
20

También podría gustarte