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DOLTO - Resumen

Capítulo 1. “Siempre hay una razón” (Cuando el niño aparece)


Siempre hay una razón (Cuando el niño aparece)
Francoise Dolto:
Ayuda a los padres con dificultades que proceden de cambios, desvíos, una
incompatibilidad o una discordancia de una norma o de una práctica.

Los padres tienen una preocupación que es que su hijo ha cambiado.  La autora
menciona que vale más prevenir que curar.

El nacimiento de un hijo es también una fuente de alegría y de felicidad. ¡Hay que


comprender a esos niños! Y no siempre sucede eso. Por ejemplo, ocurre es que esperan
un bebe y luego es un varón o una niña, pero habrían preferido a una niña si es un varón
o viceversa.

El autora menciona que si un hijo mayor, entre 18 meses y 4 años no siente celos con el
nacimiento de un nuevo hijo es un pequeño esa es una señal muy mala. 

El hijo anterior debe manifestar celos porque para él es un problema ver por primera vez
que todo el mundo admira a alguien menor que él. Y se pregunta ¿ De qué manera hay
que “hacerse el bebé” para ser  admirado? 

Hay que tener en cuenta que el niño que reacciona de manera insólita siempre tiene una
razón para hacerlo. Por ejemplo:  Se habla mucho de los caprichos de los niños. En
realidad, cuando un niño muestra pronto una reacción insólita que molesta a todo el
mundo, nuestra obligación es tratar de comprender lo que ocurre. 

Por ejemplo: cuando un niño no quiere avanzar por la calle. 


 Puede ser porque no quiere los zapatos.
 No quiere continuar porque no le gusta ir por ese camino.
 Puede ser porque se lo hace caminar con demasiada rapidez y tal vez seria
necesario llevarlo en cochecito.
Los caprichos surgen por la incomprensión del niño: él ya no se comprende porque el
adulto no lo comprende. Esto ocurre a todo niño vivaz e inteligente que quiere expresar
lo desea y no sabe cómo hacerlo, es por eso que protesta.El autora menciona que no hay
que reaccionar gritandole. Lo que corresponde en este caso es tratar de comprender y
decirle: “Tiene que haber una razón”. No lo comprendo, ¡pero reflexionemos! 

Otro acontecimiento que interesa a toda familia es el inicio de clase.


 
El primer caso es de una pequeña que va por primera vez a la escuela.
Una niña recibe a su padrino en medio de aplausos; la llegada del padrino para ella era
una fiesta. El señor menciona que ha crecido y que pronto tendrá que ir a la escuela. La
niña encantada le responde que si, si, iré a la escuela. Entonces el padrino le dice que ya
verá que no es divertido, le dice que ahí tiene que estar quieta, que no va a poder correr.
En un momento la niña se mete el dedo en la nariz y el padrino le dice eso no podrás
hacerlo. Y además están tus compañeros de los cuales tendrás que defenderte.
Verdaderamente le estaba pintando un cuadro horroroso. La niña estaba de ánimo
festivo antes de la llegada del padrino. Después, ya no le oí decir. Aquella niña había
quedado completamente desmoronada por las palabras de un adulto.

No hay que asombrarse entonces de ver a los niños que lloran y a los que hay que
arrastrar prácticamente por la calle porque no quieren entrar.

Lo mejor es decir a los niños que va a ocurrir, sin asustarlos pero haciéndoles sentir que
uno está con ellos: “pensare en ti” los niños tienen la necesidad de eso o bien “toma te
he traído una figurita, o un boleto de metro. Así tendrás más confianza.

La autora además menciona que el niño no puede hablar de lo que ocurrió en la escuela.
Ya que el niño vive el presente. Sin embargo se le pregunta “¿Qué ocurrió hoy en la
escuela? Y se lo regaña porque no puede contestar nada.

El segundo caso: es de una niño que reinicia la escuela, pero que ya ha perdido el miedo
ya que ha ido a la escuela dos o tres años. Pero se siente turbado el niño por el cambio
del maestro. Acá es importante si el chico fue feliz el año anterior. Sí se mostró un tanto
indiferente o tuvo disgustos con la docente. Muchos niños eran llevados al hospital por
sus padres que decían: “Están enfermos todos los días pero cuando tiene que ir a la
escuela y el domingo está sano. Cuando se le preguntaba al niño era porque no quería a
esa maestra. Quería tener a la maestra del año anterior. Desgraciadamente la nueva
maestra les dijo: “Los que no sigan mis lecciones volverán con los pequeños”. Si los
niños no quieren a su maestra, la pregunta que hay que hacerles es ésta: “ Y explica bien
tu maestra? Muy frecuentemente los niños responden: “No me gusta mi maestra pero, sí
explica muy bien”. “Y bueno eso es lo principal, una maestra está para explicar, para
todo lo demás está tu mamá”.

Capítulo 2. “El hombre lo sabe todo desde pequeñito” (Cuando


aparece un hermanito)
Volvamos a la llegada de un bebé en una familia en la que ya hay varoncitos o
niñitas de tres o cuatro años. ¿Hay que avisar a esos niños con anticipación,
explicarles el embarazo de la madre?

Hay que explicar a los mayores que va a llegar un bebé y que no se sabe si será varón o
nena; así los chicos comprenden por qué la madre prepara una cuna. Y las madres no
deben sorprenderse de que todo lo que ella va a tener la oposición de los chicos,
ejemplo cuando el niño patea la cuna. No debemos decirle nunca que es malo. El nene
se encuentra en una situación insólita. Se está preparando para la llegada del bebé, y
para él, ser un bebé es menos importante que ser un niño ya crecido. 

“Vamos a comprar un bebé”, suelen decir las madres. Frente a esto, se está burlando de
un ser humano que sabe muy bien que él mismo fue bebé antes. En el inconsciente, el
ser humano sabe todo desde pequeño. La “inteligencia” del inconsciente es la misma
que la de los adultos. 
Cada vez que tenemos ocasión de hablar a los niños de las cosas de la vida, hay que
decirlas tal como son. 

Con respecto al bebé que nacerá, el niño/a mayor podrá decir: “¿Por qué?, yo no
quiero” 
En varias familias, los padres dicen: “tendrás un hermanito/a para vos”. El niño se
imagina que inmediatamente tendrá un compañero (camarada) de su edad porque
conoce a niños que tienen hermanos y hermanas y dice que venga yá.  
“pero cuando vos naciste eras un bebé muy pequeño” y se le muestran fotos.
Y si el nene/a decide de antemano: “si es un varón no lo quiero!” o “si es una nena no la
quiero!”. Se le responderá que el bebé no tiene necesidad de ser lo que él/ella quiera.
“tendrá padres como vos los tenés”. 
El niño, a quien se le dice que no necesita querer a su nuevo/a hermano/a, va a ser el
que más los quiera porque es la cosa más natural del mundo. Cuando un niño dice que
no quiere a su hermanito/a, lo hace para provocar a su madre.

Hace un rato, hablaba usted de los puntapiés dados a la cuna. Eso no es muy grave.
Pero creo que a veces esa actitud tiene consecuencias peores. He oído hablar del
caso de un chico de cuatro o cinco años que había mordido bastante violentamente
a un bebé. ¿Es eso corriente?

Es común. En estos casos, la madre debe tener una enorme presencia de espíritu. No hay
que regañar brutalmente al mayor que ya está bastante avergonzado de lo que hizo. 
Hay que decirle: “ves que eres muy fuerte, pero tu hermanito/a no. Es muy débil y
chiquito como vos lo eras antes. no lo debes morder a él, ya que no sirve de nada. no lo
podés comer”
Los niños pequeños cada vez que encuentran algo se lo llevan a la boca y se lo comen.
El canibalismo no está lejos según ellos. Ven con frecuencia cómo el bebé mama de la
mamá. Desde su punto de vista, un bebé que mama de su madres es un caníbal. Pero esa
actitud termina, cuando la madre se da cuenta que la reacción del niño no es de maldad,
sino de angustia.

Pero cuando las reacciones de celos o de rechazo continúan, ¿no asume esta actitud
cierto carácter de gravedad? ¿Qué hay que hacer en esos casos?
La situación se hace grave sólo si los padres son ansiosos. El niño sufre al sentirse
abandonado. Puede que el niño no esté abandonado, pero tal vez no se lo ayude como
sería adecuado.  Para ayudar a un niño celoso que sufre, el padre es quien mejor puede
remediar la situación. Puede ser el padre, la hermana de la madre, abuela, tía, etc. Si se
trata de un varón tiene que ayudarlo un hombre. 
Ejemplo: “vamos, nosotros los hombres vamos a dar un paseo.” Dejan a la madre con su
bebé. “Ella solo piensa en el bebé” “tu ya eres grande y podes venir conmigo”
Haciendo esto se está promocionando al mayor, le da valor, y contrarresta sus
reacciones de celos, los cuales pueden ser mojar la cama o no querer alimentarse sino de
productos lácteos, gimotear o no querer caminar.
Hay un problema de identidad: un niño tiende a imitar a los que admira y admira lo que
admiran los padres. Por lo cual, si parece que admiran al bebé, la situación no tiene
salida: hay que sostener al mayor en su desarrollo, invitarlo a salir a jugar con niños de
su edad y que no esté constantemente alrededor de la madre y el bebé.
Caso de una familia que ya hay niños un poco mayores, de 6 o 7 años. Estos no
tienen reacciones de rechazo cuando llega el bebé, pero tienen a veces reacciones.

A partir de los 5 o 6 años, un niño quiere apropiarse del bebé. Desea ocuparse de él
mejor de lo que puedan hacerlo el padre y la madre. Hay que poner atención porque el
niño no debe desviarse de su destino, de ser niño/a. Esto es malo para el niño y para el
bebé, quien sentirá que la mamá tiene dos cabezas y dos voces. Conviene que los padres
traten a sus hijos o se comporten con ellos, como si fueran padres de un hijo único. 
Está bien que los otros cooperen pero no hay que cargarlos con esa obligación.
Si quiere ocuparse del bebé, hay que decirle: “te doy permiso por hoy para que lo
hagas” 
Pero tampoco debemos hacer que se convierta en una excusa para la madre. Esto sería
perjudicial para el bebé. 
Para la autora existe un peligro en designar como padrino o madrina a un hermano/a, ya
que los niños no comprenden lo que es un vínculo espiritual. Ellos creen que es una
relación de autoridad. 
Malo por dos razones:  Es mejor elegir padrinos o madrinas adultos, quienes ayudarán
realmente al niño en caso de que la madre no pueda ocuparse de él; es más interesante
designar padrinos y madrinas que no pertenezcan a la familia.

Capítulo 3. “Ya ves, te esperábamos” (La llegada del hijo)

 Cuando llega el hijo, algunos padres consideran a sus bebés como pequeños
objetos y se preguntan: ¿Habrá que hablar al niño con lenguaje de bebé? o
habrá que considerarlo como un adulto pequeño? ¿Habrá que aislar al niño?
¿Habrá que guardarlo? ¿Habrá que retirarlo cuando lleguen los amigos?

Antes todo el mundo vivía en una sala común, allí se ponía la cuna y es por eso que
aquellos niños eran más sociables ya que los de hoy están demasiado protegidos del
ruido familiar.
IN UTERO: El niño oye al padre y está vinculado al entorno de la vida de la madre
(sobre todo, durante las últimas semanas escucha todo).Al nacer oye ruidos violentos y
él necesita oír la voz de su madre y padre. De hecho,las primeras palabras de la madre
hacia el niño son muy importantes
 
 Palabras como“ya ves, te esperábamos, tal vez escuchaste que esperábamos
una niña pero estamos contentos de que seas un niño” ¿Que efecto tienen en
un bebé de apenas unas horas o días?

Tienen gran efecto, hay niños que recuerdan las primeras cosas que se dijeron alrededor
de ellos. Uno puede dirigirse a un niño desde el momento de su nacimiento, de esta
forma introducimos al niño en nuestro mundo, en su condición como futuro hombre o
mujer y no como una “cosita”. No hay que olvidar que es humano y si bien es
importante cuidarlo y “mimarlo” hay que respetar al futuro hombre o futura mujer que
se está formando

 Hacer participar al niño en la vida de la familia los primeros meses de vida


Es por ello que es de suma importancia hacer partícipe al niño en la vida de la familia y
en los hechos del día desde los primeros meses, sobre todo en aquellos que le
conciernen a él poniéndolo en palabras. Utilizando tonos y frases que acompañen sus
sentimientos. 

“Todo lo hablado se hace humano, todo lo que no es hablado, es para el niño un estado
insólito y no se integra en la relación que se tiene con la madre”.

 Normalmente los padres primerizos se plantean si habrá que dejar llorar al


niño o tomarlo en brazos. A menudo se teme que el niño tome malas
costumbres, pero ¿hay que dar costumbres al niño? 

La autora menciona que no hay que dejarlo llorar demasiado tiempo. Se lo puede acunar
devolviendole el ritmo, esta sensación le recuerda al niño los movimientos que sentía
cuando estaba en el vientre de la madre y ésta se movilizaba por diferentes lugares
Dolto también menciona, que al acunarlo se lo debe acompañar con palabras como
“Mamá y papá están aquí”. Entonces: 

“cuando el niño sienta deseos de llorar, las modulaciones de los padres serán oídas de
nuevo en su memoria y se calmará” 

 ¿Hay que obligar al niño a tomar ese descanso que no desea?

Cada uno debe tomar su propio ritmo, cuando un niño tiene sueño, duerme en cualquier
parte. Cuando oye hablar alrededor de él se dormirá fácilmente. 
El bebé tiene necesidad de dormir mucho pero no es necesario apartarlo, ya que cuando
dormía en el vientre de la madre el ruido no le molestaba. 

 El bebé debe integrarse a la familia pero, ¿No tendrá necesidad de estar


aislados algunos momentos y de tener un mundo propio?

Respecto al espacio propio del niño, la autora menciona que muchas familias preparan
el cuarto del niño y que este era conservado tal cual hasta que el niño tenía 14 años
debido a los gastos de la construcción, pero que el niño solo necesita una cuna para
dormir, un cajón para guardar sus juguetes y una alfombra cuando comienza a gatear
pero que es importante que tenga su rincón. 
En caso de que no esté la posibilidad de tener dos cuartos, se debe separar la habitación
con una cortina y si es posible que el niño tenga su propia habitación, se sugiere que los
muebles sean sencillos y hechos por el padre ya que son mejores que los muebles
nuevos que los niños suelen romper hasta los 4 o 5 años. 
La autora menciona que el niño debe romper cosas, que los juegos de los niños no
presentan respeto por las cosas y que se le enseña respeto por las cosas que cuestan
desde una edad temprana, esto le impedirá estar lleno de vida. El niño está sano cuando
se muestra alegre y cuando los padres no están en estado de alerta pensando en lo
próximo que su hijo romperá. 
“Respetar al niño es integrarlo en la vida de los padres y enseñarle a respetarlos a su
vez; por otra parte, el niño debe sentir también que se respeta también su propia
tranquilidad y que nadie va contra su propio ritmo”

 Dijo usted que una mamá no debería alejarse nunca de su bebé. Pero hay
muchas madres que por trabajo u otras razones le deben confiar a otra
persona el cuidado de su hijo/a, aun siendo pequeños. ¿Hay que tratar de
evitar lo más posible esta situación? ¿cómo debe procederse?

Supongamos que los padres hayan elegido mandar al niño a una guardería o dejarlo a
cargo de una persona que lo cuide fuera de la casa. Lo mejor sería una persona que lo
cuide en la propia casa. La idea de una guardería está bien, siempre y cuando el
reglamento sea flexible y le permita a la madre retirar al niño en el momento que ella
dispone. Y es necesario hablarle al niño y decirle por ejemplo: “te llevo a la guardería y
más tarde voy a buscarte. Ahí vas a ver a todos tus amiguitos y amiguitas”. También es
importante que cuando la madre vuelva a ver al niño, se abstenga de abrazar y besar al
niño, si este no da el primer paso. Es mejor que la madre le lleve una golosina y se
abstenga de besarlo.

 Decía usted que la presencia de la madre es sumamente importante en el


desarrollo del niño. ¿Habrá que considerar que eso, en el caso ideal, es
válido durante uno, dos o tres años?

Seria valido hasta la edad en que el niño anda definitivamente, al comienzo de las
acrobacias, alrededor de los dieciocho meses, a fin de que las madres tengan momentos
de descanso, que se arreglaran entre dos o tres que tuvieran hijos más o menos de la
misma edad y se turnen en el cuidado de los niños. Con el tiempo, los niños se van a
acostumbrar a ese ritmo. Los niños se crían mejor con otros niños de la misma edad que
solos. 

 Deberíamos decir algunas palabras sobre las abuelas. Hay muchas abuelas
que nos escriben…

La abuela es un personaje muy importante. Es conveniente que el niño sepa su nombre


desde muy temprano, que no llame “abuelita” a cualquier persona anciana y no se
confunda a la abuela materna con la abuela paterna. Decirle al niño “La abuelita que
viene hoy, es la mamá de tu papá o es la mamá de tu mamá”. A veces hay tensiones
entre la madre del niño y su madre o su suegra. El niño pronto se da cuenta de la
situación y no hay que ocultársela; conviene que se la tome con humor. Es importante
que la madre y la abuela no disputen nunca delante del niño. También conviene que las
abuelas no hagan como que el niño les pertenece y digan por ejemplo: “¡Este es mi
nene! ¡Esta es mi nena!”. Deben decirles “Sos mi nietito o mi nietita; tu papá es mi hijo
o tu mamá es mi hija”. En sentido genético, de descendencia. 
Por otro lado, es bueno que las abuelas no tengan miedo y digan: “¡Ah, no se si mi hija
(o mi nuera) estará contenta con lo que hago!”. Que hagan con los niños lo que tengan
ganas de hacer y después den sus explicaciones. Además, una abuela puede mostrarle
fotos al niño desde los tres o cuatro años de edad para que ellos vean en esas fotos que
sus padres también fueron niños. 

 Ya que estamos hablando de abuelas, una madre nos escribe que su hija de
cinco años va a la escuela este año por primera vez; al principio todo estaba
bien. La madre había hecho un esfuerzo por llevarla ella misma por las
mañanas y hacer que el padre la retirara al mediodía, a fin de que la niña se
sintiera segura. Los primeros quince días todo estuvo bien, pero luego de
una visita que hizo la suegra, la niña se puso a llorar y se negaba a asistir a
la escuela. La madre trata de analizar la situación y dice: “Mi suegra le dijo
a mi hija: ´Trata de trabajar bien en la escuela porque a la abuelita no les
gustan los niños perezosos que trabajan mal´”. La madre se pregunta qué
debe hacer para que la niña recupere el gusto de asistir a clases…

Es difícil responder a esta cuestión; pero consideremos que la abuela habló de trabajar.
Se trata de un jardín de infantes, la niña tiene conciencia de que ahí no se trabaja. La
madre debe decirle a la niña: “La abuelita no comprende lo que es un jardín de infantes,
cuando ella era pequeña no había jardines de infantes” o decirle que para la abuelita
trabajar quería decir hacer cosas con las manos, bailar o cantar. También prometerle que
mamá o papá le explicarán a la abuelita lo que es un jardín de infantes.

4- Cuando el padre se ausenta

“Cuando nace un niño, se tiene la tendencia a considerar que se establecen primero


relaciones privilegiadas con la madre y que el niño se identifica más con la madre que
con el padre. A menudo ocurre que cuando el padre se ausenta por algunos días o
semanas, al regresar el niño no lo acepta o le pone mala cara.”

AUSENCIA, DESPECHO Y PERCEPCIÓN DEL TIEMPO

Por lo que el padre se puede llegar a sentir despechado. En primer lugar, hay que
comprender que el tiempo no es el mismo para el niño que para el adulto. Es decir, para
un niño dos días pueden parecer como dos o tres semanas, esto es mucho tiempo para él.
Es por ello que es muy importante la comunicación, cuando el padre se marcha debe
avisarle al niño y decirle “Pensaré en ti”. A su vez, es conveniente que la madre le hable
de ese padre ausente con el fin de que éste continúe existiendo en la palabra de la
madre. Al volver el padre, no debe manifestar su sentimiento de despecho, sino que
debe comportarse con total naturalidad, al poco tiempo el niño tornara a reconocer al
padre y volverá a dar vueltas alrededor de él.

MANIFESTACIÓN DE AMOR
Otro aspecto importante sobre esta situación, es que al regresar no debe precipitarse
sobre su hijo para besarlo. Ya que, comúnmente no lo saben, pero hasta los tres años, el
niño no siente esos abrazos y besos como algo bueno pues no saben a dónde irán a
parar. Principalmente, porque el niño ama mucho, y para él cuando es pequeño, amar
significa llevarse a la boca lo que ama. Se podría decir, que devorar (signo de amor) es
algo que está muy cerca del canibalismo que es reemplazado por algún tabú en el
momento del destete. Los padres creen que besando al niño le manifiestan su amor, y
que el niño si los besa manifiesta el suyo. Eso no es cierto, sino que es un ritual que se
le impone al niño, que debe soportar y que no manifiesta nada. Pero, se puede decir, que
el niño manifiesta su amor de otra manera, por ejemplo, llevándole sus juguetes al
padre, trepando en sus rodillas, dándole un muñeco, etc. Es por ello que ese padre
ausente al volver, debe hacer “cumplidos” al respecto de los juguetes que el niño le
alcanza, ya que esto es su manera de manifestar amor, de esta manera, todo se arreglara
porque el objeto que interesa al niño interesa también al papá.

SEPARACIONES TEMPORALES:

¿CÓMO EXPERIMENTA EL NIÑO/A ESA SEPARACIÓN?

“En lo que refiere a separaciones temporales, hemos recibido muchas cartas de padres
que deben viajar por obligación: camioneros, representantes de firmas comerciales,
periodistas de radio y de televisión; todos se preguntan si su ausencia no representa un
gran drama en la vida del hijo, que se ve casi constantemente separado del padre.
Algunos hasta contemplan la posibilidad de cambiar de profesión. ¿Cómo experimenta
el niño esa separación?”

Como respuesta a esta interrogante, es importante decir que todo depende de la manera
en que se le hable. Es muy común que las personas piensen que los niños no
comprenden lo que se les dice, pero aunque así parezca, es muy importante mantener
una comunicación constante con ellos. El padre debería explicarle lo que hace cuando
está ausente, contándole a su hijo por ejemplo que trabaja manejando un camión o
cualquier otra actividad profesional. Debe hablarle y explicarle de una manera viva y
con palabras sencillas, estas permanecerán en el oído del niño. Del mismo modo,
cuando el padre no está presente, la madre o quien cumpla la función materna debe
recordarle al niño que el padre trabaja, que piensa en ellos y que pronto regresara.
Asimismo, si los niños son lo suficientemente grandes se les puede mostrar un
calendario e indicarles el día que él regresa, ver cuánto falta y preguntarles si le harán
algo (como por ejemplo un dibujo) para cuando vuelva. Entonces, como ya
mencionamos la madre debe hablar del padre cuando está ausente, y después de la
tercera o cuarta ausencia el niño consciente (un niño es “consiente” ya a los 12,14 o 18
meses) sabrá que cuando el padre se marcha, él regresara y que durante su ausencia
todos piensan en él ya que hablan de él y lo tienen “presente”.

PADRE GENDARME

Es importante aclarar que cuando el padre se ausenta y el niño queda al cuidado de la


madre, y éste hace un berrinche o tiene un comportamiento desobediente no debe
decirle al niño “Se lo diré a tu padre”. Ya que se le hará creer al niño que cuando el
padre regrese hará las veces de “gendarme”. Esto sería un error muy torpe, debido a que
el niño acumulara una multitud de pequeños sentimientos de culpabilidad que asociara
con la idea del regreso del padre, y ese sentimiento de malestar empañara la alegría del
retorno.

A veces, puede suceder en niños ya mayores que le piden a la madre que no le cuente al
padre algo que ha hecho y de lo que estan poco orgullosos. Si se trata de alguna tontería,
la madre debería responder con un buen criterio “Por supuesto que no diré nada, tu
sabes que has obrado mal y no habrías hecho eso si tu padre hubiera estado aquí; no voy
a molestarlo con estas cosas de niños”. En cambio, si se trata de algo serio donde la
madre siente la necesidad de contárselo o recurrir al padre, no debe mentirle al hijo pero
tampoco debe amenazarlo. La madre debe acostumbrar al hijo a considerar al padre
como un auxiliar inteligente que ella tiene y como responsable junto con ella en cuanto
a tomar medidas que ayuden al niño a superar sus dificultades.

Es importante que cuando el padre está ausente la madre mantenga el pensamiento de


presencia del padre y de la confianza que en él tiene en todos los niños.

5- ¿Qué es lo justo?: Nerviosismos y caprichos

PRIMER CASO:

FALTAS DE CONTROL FRENTE A LOS/AS HIJOS/AS

¿SON PERJUDICIALES?
“Una madre nos dice que, desde el nacimiento de su primer hijo, esta persuadida de la
necesidad de escuchar, de comprender, de dialogar. Sin embargo, escribe lo siguiente:
´La vida no es sencilla. Sobreviene el cansancio, el nerviosismo y a veces se dan
situaciones en las que tiendo a perder el dominio de mi misma delante de mi hijo´. Y
nos pregunta: ´ ¿Creen ustedes que esos momentos de falta de control, propios de toda
madre, sean perjudiciales para el hijo?´.

Según la autora, aquí se trata sobre todo del carácter de la madre, y ésta no va a cambiar
su carácter por la presencia del hijo. Cuando suceden estas situaciones, se debería actuar
o decir, por ejemplo:

-Si un niño pone a veces nerviosa a su madre, hay que decirle: “Ya ves, hoy estoy
nerviosa”, el niño lo comprenderá muy rápidamente ya que tiene la intuición de lo que
pasa.

-Después de un momento de cólera (enojo), habría que decirle: “No es nada, estaba
nerviosa”.

Pero, algo que no se recomienda hacer, es que posterior a ese momento la madre se
ponga a besar al niño con la intención de borrar su mala impresión. Lo que hay que
hacer es hablarle con vos suave y reír con él. En todo caso, no hay que hacerlo sentir el
único responsable de una nerviosidad que procede de la madre. Abrazarlo y besarlo no
serviría de nada, ya que el niño no comprenderá un acto brusco seguido de besos y
abrazos. Hablar siempre es preferible a un “transporte”, ya sea de enojo o de ternura, los
transportes son más animales que humanos.

RECONOCER LOS ERRORES EN FRENTE DE LOS HIJOS/AS

¿ESTA BIEN?

“La misma madre nos hace otra pregunta: ´ ¿Cree usted que una madre que acaba de
cometer un error y que lo reconoce ante su hijo sale enaltecida a los ojos del niño?´ La
señora se interroga, pues, sobre el juicio que podrá hacer el niño sobre ella”.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que para los niños lo que hace la madre está
siempre bien. Es por ello, que no deben sorprenderse, si a la edad de dos o tres años, sus
hijos tienen también algunos saltos de humor o pronuncian palabras desagradables. La
autora menciona que en tal caso, la madre deberá reír y decirle: “¡Ah, tú también te
pones nervioso, de ven en cuando, lo mismo que yo!”
A lo que la madre vuelve a consultar: “De manera que, según usted, no es un error por
parte del adulto reconocer su nerviosismo pasajero ante el niño.”

Dolto menciona que de ninguna manera eso sería un error. Pero, que la madre no debe
decir “Me he equivocado”, sino que debe decirle “estaba nerviosa”; la madre puede
agregar “excúsame/perdóname”, puesto que el niño siempre quiere perdonar a sus
padres.

SEGUNDO CASO:

TENSIONES Y HUMOR

Este es un testimonio considerado “humorístico y profundo”. Una señora le escribe lo


siguiente:

“Tengo un hijo de trece años; cuando tenía cinco o seis años y cando yo lo regañaba o
lo corregía por alguna tontería, él rompía a reír a carcajadas. En una ocasión, yo
desde luego alcance el paroxismo de la cólera. Le habría arrancado lo pelos. Luego me
calme, pasado un rato. Nos sentamos y le pregunte por que se había puesto a reír a
carcajadas. Entonces me dijo: ´Mamá, si pudieras verte cuando estas encolerizada, tu
misma serias la primera en reírte´. Verdaderamente creo que no debo tener un aspecto
muy bonito en esas exhibiciones. Ahora que el chico tiene trece años, cuando quiero
corregirlo le digo: ´Ven conmigo, me parece que es hora de que vayamos ante un
espejo´. Y así la cólera disminuye y los dos nos reímos...”.

Dolto responde, que ellos lograron poner cierto humorismo en sus tensiones y que eso
está muy bien. Además, destaca que el hijo ayudo a su madre a superar sus momentos
de cólera/enojo.

TERCER CASO:

LOS CELOS

En este caso, alguien escribe lo siguiente:

“¿Cómo proceder con un niño que siente celos de un hermano mayor? … Tengo tres
hijos, dos niñas de doce y nueve años y un varón de tres. Ahora bien, la chica de nueve
años está siempre celosa de todo cuanto hace, dice o recibe su hermana mayor. Le
aseguro que hago lo imposible para ser siempre equitativa. Con todo, esa chica nunca
está contenta: como es hipersensible, la menor contrariedad es todo un drama, con
gritos, lagrimas, rabietas. Pretende entonces que no la quieren lo bastante, y quiere
marcharse de casa y, como es muy independiente, obedecer supone para ella una gran
dificultad ¿Cómo hacer?”

Dolto expresa que esa niña se encuentra en una situación difícil: es la segunda hija y del
mismo sexo que la mayor. Lo que desea es igualar siempre a la mayor. Se podría decir
que cuando nació el hermanito, el primer varón, los padres sintieron verdaderamente
que se trababa de un hijo nuevo. Ya que un segundo hijo del mismo sexo solo es de
alguna manera una repetición de lo ya conocido. La autora expresa que luego del
nacimiento de este hermanito, los celos se podrían haber hecho dolorosos para la niña.

Ahora bien, la madre se engaña al tratar de establecer una perfecta equidad, ya que para
la niña no hay “justicia”, es decir, que desde su perspectiva todo es injusto cuando no lo
tiene todo. Entonces, la madre debería decirle: “Es verdad, tienes razón, soy injusta,
muy injusta. Tal vez te sientes desgraciada de pertenecer a esta familia”.

En este caso, es muy importante que la madre le hable a solas a la niña y no en


presencia de su hermana mayor o de su hermanito. Dolto da varios ejemplos de posibles
“cosas” que se le podrían decir:

-La madre y el padre podrían decir: “Si realmente te sientes muy desdichada… tu padre
y yo veríamos si nos es posible hacer el sacrificio de colocarte en un internado. Eso
supondrá un gran sacrificio pecuniario para nosotros, pero realmente, si te sintieras allí
más feliz…, bueno, contemplaríamos la posibilidad”.

-Otro ejemplo, cuando deben comprar ropa esta bueno que la madre les hable en voz
baja y por separado a cada una de ellas, y preguntarles al oído que prefieren. De esta
manera se les alienta a reflexionar en el propio gusto y elegir por su cuenta. De no ser
de esta manera, la segunda hija pensara que lo que elige la mayor está bien o es lo mejor
que existe.

En este caso, la madre no debe intentar se justa, ya que el mundo mismo no es justo. Y
por sobre todo, ella debería resaltar las diferencias entre ella y su hermana mayor, ya
que señalar esas diferencias o cualidades ayudaría a los niños identificarse con ellos
mismos y no con otra persona. También expresa que “[…] es doloroso envidiar a otro y
siempre inimitable.”
Por otro lado, la autora expresa que se trata de una niña demasiado dependiente que
sufre mucho por esa circunstancia; ella finge ser independiente. La dependencia, al igual
que los celos, procede del sentimiento imaginario de valer menos que los demás. Es por
ello, que es el deber de la madre dar valor personar a cada uno de los hijos.

La madre realiza otras preguntas como:

-“¿Esa es una situación corriente en los niños?” (Haciendo referencia a los celos).

A lo que Dolto responde que sí, pero que en este caso la niña siente que su situación
apena a la madre, ya que ésta última dice que los celos son un defecto, pero eso no es
cierto. Según la autora, los celos son un sufrimiento que pide compasión y amor por
parte de la madre. Se trata de una etapa normal e inevitable del desarrollo entre niños de
edades aproximadas.

- “¿Y eso es grave?”

La autora no tiene una respuesta concreta, hace especulaciones sobre que posiblemente
la madre sufre con el sufrimiento de la hija y que si ésta la ayudara a expresar ese
sufrimiento en palabras la niña se sentiría más comprendida (siempre a solas y no frente
a los hermanos). Además dice que no está del todo segura de que toda esta situación que
se da, sea resultado de ciertos que siente la mayor por la pequeña (al revés).

Su último consejo es que no trate de ser justa, lo que debe hacer esta madre es hablar
con franqueza a la niña, de todas maneras ella se quejara de cualquier cosa.

CUARTO CASO:

“Una señora nos dice: ´Tengo una niña de cinco años cuyas reacciones me dejan a
veces perpleja ¿Qué actitud asumir con una pequeña que me pega o hace ademán de
darme un golpe cuando le ordeno hacer algo o me niego a darle algo? Claro está que
estas cosas solo ocurren cuando esta de mal humor´. Esta señora agrega que lo ha
´intentado todo´: la diferencia, la ironía, el furor…”

Dolto se hace varias preguntas acerca del caso y que no estan especificadas en la carta,
por ejemplo: ¿Se trata de la abuela o de la madre? ¿Se dan estas escenas cuando estan
solas o cuando hay otras personas?

Comienza a examinar el caso, haciendo énfasis en donde dice “Lo intente todo: la
indiferencia, el furor, y la ironía…”Al mencionar esto último, la autora menciona que
estas dos personas han entrado en una especie de juego donde se ve quien será la que
mande a la otra. Además, menciona que debe ser una niña muy inteligente ya que no es
lo mismo pegar que hacer ademán de pegar, esto último significa “¡Cuidado! ¡Cuidado!
¡La que manda soy yo, no tú!”. Pero, cuando ella pega de verdad debe ser porque está
nerviosa.

Ahora bien, no se debería fingir que uno está enojado u ofendido con la niña, sino que
hay que hablar y también bromear con ella puesto que da la impresión de que la niña
quiere que se ocupen de ella y solo de ella. Por ejemplo:

- Podría decir “Oye, te digo cosas que no te gustan, pero hago lo que puedo, si no estás
contenta no tienes que venir a verme. Puedes permanecer en tu cuarto. Pero si te acercas
a mí, te diré lo que pienso”

- “Vaya ¿Por qué quiere pegarme esa mano? ¿Por qué te dije algo que no te gusto? Pero
tú también me dices cosas a mí que no me gustan y ¿Acaso te pego yo?”

-O bromear: “Aquí tienes el chirlo que me diste, se la devuelvo a tu osito ¿Y qué dice el
osito?”.

La autora se encuentra con otras interrogantes sobre el caso, por ejemplo, si estas
situaciones suceden en público o en privado, y si en la casa hay costumbres de “pegar”.
A lo que se afirma que los niños, sobre todo cuando son pequeños, toman las
costumbres de los mayores. Ellos ven “bien” todo lo que hace el adulto. Y que
posiblemente, esta niña haya tomado el leguaje de los mayores. Es por ello, que no
deben sorprenderse cuando los niños comienzan a hacer lo mismo que ellos. Ya que
tarde o temprano el niño o la niña comenzaran a imitar, tanto esas conductas frente a los
adultos o con los demás niños.

Otra pegunta que surge es, de manera general, si hay actitudes que merecen un par de
bofetadas. A lo que responde que no se puede decir de manera absoluta si los azotes son
buenos o malos, ya que suponen un conjunto de cosas...

Pero sí, recalca la importancia de evitar humillar a los niños. Ya que la humillación, se
infiere por burla, se haga por enojo u otra cosa y es destructora. Si los padres desean
castigar al hijo, no debe ser en público, lo podrían llevar a una habitación y allí dar la
reprimenda. Ahora bien, si la madre se pone nerviosa y se le van las manos, eso no
quiere decir que sea mala madre. Hay madres que jamás tocan a sus hijos y que sin
embargo sus palabras y comportamiento son mucho más agresivas y sádicas que las
madres que dan una paliza. Pero, hay que aclarar que la paliza nunca debe ser una cosa
“propuesta”, por ejemplo, “esta noche te daré “la” paliza”; ya que aquí se comienza a
dar una actitud perversa y gozosa del adulto (además de ser anti educativo).

6- Retener y hacer.

“Soy madre de cinco hijos que tuve bastante seguidos, pues el mayor tiene diez años y
el ultimo veinticinco meses. Entre mis dos primeros hijos hay un año de diferencia.
Como muchas madres, tenía prisa por ver a mi primer hijo habituado a pedir para ir al
baño, sobre todo porque la hermanita lo seguía de cerca. Por eso me empeñe
tenazmente en presentarle el orinal con la mayor frecuencia posible, a veces a cada
hora, y lo reprendía severamente cuando no obtenía resultados o cuando ensuciaba los
pañales. Al cabo de un año de esfuerzos, el chico se había habituado a pedir a tiempo:
a los dos años de edad, durante el día y a los dos años y medio durante la noche. No
era, pues, resultados muy brillantes”. Con el segundo hijo modifico un poco el
procedimiento; le presentaba el bacín sin regañar a la niña o la regañaba sin
presentarlo, etc., y fue variando hasta llegar al quinto hijo a quien le otorgo libertad
total: nunca le presento el orinal. La conclusión de la madre es la siguiente: todos sus
hijos llegaron a controlar sus necesidades a los dos años durante el día y a los dos
años y medio durante la noche. Además, agrega “Creo que es inútil, querer a toda
costa que el hijo pequeño adquiera hábitos de limpieza.”

La autora considera divertida e instructiva la carta de esta madre. Además, dice que tuvo
suerte de que el hermano mayor no continuara mojando la cama ya que comenzó a
instruirlo demasiado temprano. Solo alrededor de los dos años, cuando el niño ya es
capaz de subir y bajar solo por una escalera, es el momento en el que el sistema
nervioso del niño está constituido y solo así puede adquirir hábitos de limpieza, antes no
está en condiciones de hacerlo.

Considera que lo que la madre hizo es muy acertado, aun sin saberlo, continúo
acaparando la atención maternal de su hijo mayor después del nacimiento del segundo
hijo. Los demás se continúan educando por identificación con el mayor. Aunque
también se pregunta ¿Ese hijo mayor no es un poco perfeccionista, un poco menos libre,
menos suelto que los otros en sus movimientos?

Además, afirma que es una lástima perder tanto tiempo en el orinal cuando hay que
hacer tantas cosas para fomentar el desarrollo de las manos, la boca, la palabra, de todo
el cuerpo.

Por último, da un consejo dirigido a las madres, que nunca pongan el orinal en la cocina
o en la habitación de los niños, que lo coloquen en el cuarto de baño. Ya que es
recomendable que el niño siempre haga sus necesidades en el baño y nunca en
habitaciones donde se vive y se come.

CAPITULO 7 “¿QUIÉN ABANDONA A QUIÉN?”


En este capítulo, Dolto presenta cuatro cartas:

En la carta Nº 1 hay una mamá que tiene un bebé de 3 meses y cuenta que cuando
cumpla 6 meses, el niño ingresará a la guardería, entonces le consulta a la autora cómo
podría facilitar ese paso de la vida en familia a la entrada a la guardería, si debe
ocuparse menos de su hijo durante la semana que precede a su partida o si debe
confiarselo lo más posible a familiares (abuelos, por ejemplo). La autora a esto
responde que de ninguna manera, que la madre se tiene que ocupar de su bebé; lo
importante es que vaya a ver a otras personas junto con su hijo y no sólo se lo confíe a
ellos y luego se vaya, ya que para ese niño no es lo mismo ser confiado a otras personas
y en medio de otros, como será la situación que vivirá en la guardería, que ser
abandonado en casa de gente adulta. Es decir, si ese niño ve que su madre siempre
habla con otros adultos, en lugar de estar a solas con él, eso lo ayudará a adaptarse,
confiar y conocer a otros familiares, pero, la madre en ese caso, no debería marcharse.

De cualquier manera, la autora sostiene que 6 meses es una edad molesta para enviar a
un niño a la guardería ya que sentirá mucho la falta materna, por eso es necesario
prepararlo.

Esta madre, aparentemente no quiere abandonar la actividad que ejerce en este


momento; se encuentra con licencia de maternidad y desea reemprender su trabajo. El
niño se acostumbrará al régimen en unas semanas pero es necesario que la madre le
explique que se ve obligada a ir a trabajar, que le apena mucho dejarlo en la guardería
pero que allí encontrará otros amigos. Debe hablarle con frecuencia de los otros bebés,
llevarlo a la plaza para mostrarle a los demás niños con sus madres y no decirle nunca
que ese otro niño es más bueno que él porque es preciso que el niño sepa muy bien que
para la madre, es él quien más le interesa. Estas cuestiones tienen mucho que ver con
el problema de la separación de un bebé, al igual que las otras caras que presenta
Dolto a continuación.

La carta Nº 2 es sobre una abuela que debe cuidar a su nieta. Le consulta a la autora qué
precauciones deberá tener en cuanto a ese cambio de vida. Para ese entonces la niña
tendrá 3 meses. Cuenta que la cuidará desde las 8 am hasta las 19 pm salvo miércoles,
sábados y domingos, de manera que la niña tendrá diferentes personas que la cuiden,
diferente cama y ambiente. Entonces, en base a estas cuestiones y retomando también el
caso anterior, la autora confirma que sería conveniente que esta niña desde ahora pasara
unas horas en compañía de la madre o del padre, en la casa de la abuela para que
conozca el ambiente y su mamá le comente de quién es esa casa. Además, conviene que
tenga con ella algunas cosas de la madre para que sienta su olor, que también tenga
juguetes de su casa y otros objetos que podrá encontrar siempre en la casa de la abuela,
y viceversa. De esta manera tendrá dos lugares en los que se encontrará igualmente
bien.

También sería bueno que la abuela la llevara a pasear durante la semana y los padres los
días que se hacen cargo de ella. En esas condiciones todo marchará bien.

Por otro lado, la carta Nº 3, es sobre una pareja que se divorcia y tienen un hijo; el
hombre le pregunta a la autora cuáles podrían ser las consecuencias inmediatas y a largo
plazo de una separación de tres meses y medio, para un niño que ahora tiene 20 meses.
Dolto dice que ya teniendo 20 meses, el niño debe caminar, correr y hablar de manera
que resultara fácil comprender su lenguaje aunque todavía no hable muy claro. Plantea
que los padres tienen que prepararlo para la separación hablándole del cambio, que el
padre o la madre lo lleven al lugar en el que vivirá y se despidan, aún cuando el chico
llore. Que no se vayan cuando el niño está durmiendo o sin que él los vea partir. Luego,
que le escriban cartas, notas, le envíen caramelos, galletas, etc. Cualquier gesto de amor,
al menos una vez a la semana para que él reciba señales de que los padres lo piensan.
Veinte meses, dice la autora, es una buena edad para separarse pero es necesario que los
padres le demuestren que se acuerdan de él. Ellos no deben mostrar señales de asombro
si el niño no está contento, porque es su manera de reaccionar ante esa separación. Y es
mejor que eso pase. Cuando vuelva a ver a sus padres, si se muestra arisco, es
fundamental que ellos lo comprendan, le hablen cariñosamente y no le reprochen. Así,
todo ocurrirá del mejor modo. Como esa separación es indispensable, representará una
prueba por la que el niño debe pasar.

Después de la separación, los padres deberán hablarle de la alegría que sintieron al


volver a verlo, sin hacer la menor alusión a la indiferencia que el niño mostró en ese
momento.

Por último, en la carta Nº 4, una mujer cuenta que tiene un hijo de 2 años y medio, y
que, cuando este tenía 7 meses, lo abandonaba tres días por semana . La autora dice que
claramente esta madre se siente culpable, porque dice “abandonaba” en vez de decir “le
confiaba” su hijo a otras personas de la mañana a la noche.

Como esta mujer es docente, dejó a su hijo a cargo de una niñera pero quiere agregar
que goza de ciertas ventajas por su trabajo, como por ejemplo; vacaciones muy largas
para pasar tiempo con su hijo.

Durante el segundo año también cuenta que trabajó todos los días y dejó a su hijo en
casa de la niñera, todo transcurrió bien pero este año (que el niño ya tiene 2 años)
decidió enviarlo al jardín para que tenga contacto con otros niños. Lo raro es que lo
envíe ahora que no está trabajando.

Desgraciadamente, el niño desde el primer día de clase, se niega a ir al jardín y llora


mucho, entonces ella se plantea la cuestión si convendría insistir o esperar algunos
meses antes de volver a enviarlo. Obvio que, ir al jardín a los 2 años y medio, cuando la
madre que acaba de reencontrar permanece todos los días en la casa, es una situación
insólita para él ya que la madre podría hacer por él todo lo que puede hacerse en un
jardín de infantes y lo que no puede hacerse allí, es decir, la posibilidad de hablar con
ella y de participar de todo lo que ella hace, por ejemplo hacer las compras, ayudarle a
cocinar, a limpiar, etc.

La autora dice que tiene la impresión de que ella procedió así para que el niño tenga
contacto con otros niños. Se trata de un hijo único. Precisamente ya que es una madre
que sabe instruir a los niños, ahora podría pasar a otro estilo de maternidad; sería
conveniente que lo siga enviando a lo de la niñera una o dos tardes por semana y de esta
manera ella tendría tiempo para descansar ya que probablemente, ese haya sido el
motivo por el cual dejó su trabajo o por otro motivo que no quiso contar. Entonces, tal
vez, podría arreglar las cosas de forma que ella misma cuide a su hijo y al mismo
tiempo, ahora que el niño sabe lo que es un jardín, prepararlo; preparar juegos, dibujos,
canto, con el fin de que el chico fije su atención en esas cosas. Aunque la autora dice
que 2 años es muy temprano para enviar a un niño al jardín, sobretodo para un hijo
único que primero tiene necesidad de habituarse a frecuentar otros niños. Una edad
aproximada para hacerlo sería a los 3 años.

CAPITULO 8. DOLTO

Cada niño es diferente para dormir

Madre

Ø Hijo de dieciséis meses que no duerme si no está en su propia cama, pero cuando
se encuentra en compañía de alguien se esfuerza por permanecer despierto.

Dolto

Ø Este niño probablemente depende mucho de la relación con los adultos.

Ø La madre debe haberlo acostumbrado a dormir solo en su propia cama, entonces


el niño ya se habituó a un determinado ritmo de vida.

Ø Cuando un niño tiene costumbres, se adapta con menos facilidad a los cambios,
lo que genera menos seguridad en sí mismo.

Dolto: “El sueño es uno de los aspectos esenciales del desarrollo de un niño de esa
edad“. A raíz de esto, la autora sugiere que, si esta madre ya acostumbro a su hijo a un
determinado ritmo de vida, que continúe procediendo así y que no se plantee ningún
problema.
¿El hecho de dormir en la habitación de los padres puede tener repercusiones en la
“salud mental” de un niño de cinco a seis años?

Dolto

Ø Es necesario que el niño sepa respetar la velada de sus padres, ya que los adultos
tienen la necesidad de descansar y de estar juntos sin la presencia de los hijos.

Ø No hay que regañarlo si manifiesta el deseo de estar con ellos, pero si el niño se
despierta y quiere saludarlo, es bueno dejarlo y permitir que este unos minutos en la
habitación de los adultos para recibir las “buenas noches” de su padre.

¿Y habrá que despertarlos cuando llega el padre?

Dolto

Ø Si realmente están dormidos, no.

Niña que ahora tiene diez años y medio, compartía habitación con su hermano de seis.
Ella quiere volver con su hermano porque se siente angustiada ¿Qué se debe hacer?

Dolto

Ø Los padres parecen haber dispuesto esa habitación separada sin que la niña lo
haya pedido.

Ø Lo mejor hubiera sido que los niños continuaran durmiendo juntos hasta la
nubilidad de la niña.

Ø Por el momento no conviene separar a los niños.

¿Qué es la nubilidad? La nubilidad hace referencia a las reglas, es decir el momento en


que la niña se vuelve una muchacha.

Dolto sugiere que conviertan una de las habitaciones en un espacio de juego y que los
niños continúen durmiendo juntos.

Angustias nocturnas
Las angustias nocturnas están relacionadas con un problema particular del niño. En este
caso, la niña se angustia porque no puede seguir durmiendo en la misma habitación que
su hermano.

Dolto

Ø Se trata de una niña que se “achicó” demasiado para acercarse a la edad del
hermano, en tanto que éste debió “agrandarse” para estar a la altura de su hermana.

Ø Sería necesario que los dos niños tuvieran amigos diferentes.

Ø Hay que proceder lentamente, tratando de modificar la psicología del niño que
en gran parte puede proceder del trato con los amigos, ya que cada niño tiene la
necesidad de tener su propio amigo y compañeros de juegos diferentes. En el caso
de estos hermanos, cada uno es el YO auxiliar privilegiado del otro. Es necesario
enseñarles a vivir separados durante el día.

Ø Cada cual debe tener sus propios amigos y compañeros de juego diferentes.

Ø Hasta ahora, cada uno es el YO auxiliar privilegiado del otro.

¿Hasta qué edad es conveniente que dos hermanos (dos varones) compartan la misma
habitación?

Dolto

Ø Durante toda la niñez y hasta la adolescencia.

Ø No es conveniente que las camas estén superpuestas, ya que durante el sueño se


transmiten todos los movimientos de una cama a la otra.

Ø Dependencia el uno con el otro.

Ø Conviene que cada cual tenga su propio espacio durante la noche.

En cambio…

Ø Dormir en la misma habitación no resulta perjudicial, a menos que la diferencia


de edad sea muy notoria.
CAPÍTULO 9

Carta 1

➔ Niña de tres años que desde hace 3 meses se despierta en las noches. La madre
va a ver al pediatra para que le recete calmantes a la niña porque ella no
aguantaba más despertarse a la madrugada por su hija.

Dolto

➔ Es a esta edad donde el niño comienza a interesarse por la diferencia de sexos y


dónde concibe un fuerte amor por el padre. La niña quiere un compañero para
dormir como la madre.
➔ La solución sería que el mismo padre la calme y que los deje dormir, además
sería de ayuda que tuviera un vaso de agua a mano para calmar la angustia.
➔ Charlar acerca de la diferencia sexual que comienza a notar y darle más
autonomía de la madre.

Carta 2

➔ Carta de una abuela preocupada por su nieto de 11 años que continúa haciéndose
pis en la cama.

Dolto

➔ Explica que la razón de mojar la cama en los varones tiende a ser por problemas
en la sexualidad.
➔ Sugiere a la abuela que recurra a especialistas en el tema (consulta médica
psicopedagógica) porque es signo de una inmadurez psicológica donde la
familia puede ser responsable.

Carta 3

➔ Es acerca de un adolescente de 14 años que experimenta angustias nocturnas,


desde los 7 años que tiene gran miedo a la oscuridad.
Dolto

➔ Es a los 7 años donde comienzan a tener pesadillas, suelen ser acerca de la muerte
de los padres. A los ojos del niño, los padres se quieren bien y, en la intimidad del
cuarto, se aman con deseo y esto último le genera angustia.
➔ Las pesadillas ocurren porque comienzan a deconstruir la imagen infantil de ellos y
forma una más real.
➔ Como el niño no cumplió con este proceso siguen ocurriendo las pesadillas.
➔ Sugiere que hable con un psicoterapeuta.

Capítulo 10: Gritar para hacerse oír


Carta de una madre docente porque su hijo de 3 años y medio actualmente tiene algunas
dificultades.

El padre del nene trabaja y generalmente vuelve a su casa tarde, de todas maneras,
siempre encuentra un momento para jugar con sus hijos (tienen otro bebe de 1 año).

El niño que presenta las dificultades, va al jardín desde los 2 años y medio. Al comenzar
hubo algunas dificultades ya que era considerado el más “chiquito” por lo que l
amaestra lo trataba un poco como un bebé, cosa que a él lo ofendía, pero luego las cosas
se acomodaron.

Durante el último tiempo tuvieron muchos cambios de cuidadoras (tres durante el año
escolar) pero la cuidadora actual no puedo dominar la situación de cuidado con el niño.
Esta mujer tiene 52 años y una hija mujer de 18. Se queja de que el nene la desobedece
y es grosero con ella.

Cada día hay un nuevo conflicto. Ahora durante la noche el pequeño se muestra cada
vez más nervioso e irritable, grita sin razón. La autora dice: el niño es un manojo de
nervios Esto ocurre hasta en detalles de la vida cotidiana como por ejemplo cuando la
mama le pide que vaya a lavarse las manos y el nene le grita “basta, basta, deja de
hablar”

Carácter del niño: sensible, afectuoso, mimoso y juega a menudo con su hermanito a
quien a la vista se ve que quiere. La madre hace una autocrítica y dice que a veces ellos
son muy exigentes y quisieran encontrar un equilibrio. Entonces la madre le pide un
consejo sobre:
¿Qué actitud deben tomar para que ese nene no se cierre tanto en sí mismo y sea
menos agresivo?

Autora: Al parecer hay un rechazo a la actual cuidadora, la cual parece no haber criado
a ningún varón y estos son muy diferentes a las niñas. Si los varones no son un poco
violentos cuando son pequeños no es una buena señal. El nene tiene la necesidad de
decir “No” a lo que le dice una mujer y no deben enojarse por eso ya que a esa edad
cuando dicen “no” dos minutos después hará lo que le pidieron como si hubiera dicho
“si”.

Sostiene que el nene está demasiado atado a su hermanito menor, tiene necesidad de
jugar fuera de la escuela con niños de su edad porque un bebé no le alcanza como un
compañero de juegos.

Y en cuanto a la pregunta que la madre le hace, piensa que ella podría ayudar a que su
hijo se calme y, por ejemplo, en lugar de andarlo a lavarse las manos lo invitara y
acompañara a lavárselas para asistirlo en esa actividad. Es bueno que tenga con él una
intimidad. También actividades como las de jugar con agua pueden ayudar a que los
niños se tranquilicen. Cree que no está lo suficiente ocupado como correspondería a su
edad, no tiene lugar donde desahogarse.

Por otro lado, cree que le dan exigencias como para niños de 5 o 6 años y que de alguna
manera esta “pagando el precio” de ser hermano mayor. Un chico necesita alegría y que
jueguen con él. Es bueno que la mamá le dé el lugar para elegir qué acciones quiere
realizar y no siempre prestar algún servicio. Por ejemplo. ¿A que quieres jugar hoy? En
lugar de pedirle que haga algún trabajito. Y en algunas ocasiones ella como madre
también prestarle pequeños servicios al niño como ofrecerle ayudarlo a juagar los
juguetes ya que es muy pequeño para hacerlo solo.

Posiblemente el nudo de la cuestión está en que su profesión docente la lleva a ser un


poco perfeccionista e intelectualizaste como lo hace con sus alumnos. Pero sus alumnos
cuando llegan a su casa tienen una madre con quien jugar, para reír y divertirse, cosa
que no le sucede a este niño.

Capítulo 11: Separación, angustias


Carta de un padre que formula el problema de los hijos de una pareja separada o que se
encuentra en situación ilegal/concubinato (cuando convive con la pareja de uno de sus
progenitores) La pregunta es ¿sufre un niño en esta situación?

Autora: Lo importante es que los padres asuman su situación y que puedan decirle al
niño quien lo concibió. Los niños tienen la necesidad de saber quiénes son sus
progenitores por más pequeños que sean. Y también deben saber si el hombre, el
compañero elegido por la madre, es decir su “papá” actual, es o no es su padre o
viceversa.

Si los padres carnales viven separados cada cual lo ama y los dos se sienten
responsables del hijo. El niño también necesita saber que el hijo de su “nuevo padre o
padrastro” es su hermanastro. Debe explicársele el apellido que lleva, etc.

NUNCA HAY QUE OCULTARLES LA SITUACION. De esto depende la confianza


que el niño tenga en sí mismo y en sus padres.

En la carta el hombre también menciona que se separó de su mujer y entre los dos
decidieron que días iba a pasar el niño con cada uno, debiendo vivir el mismo tiempo,
las mismas comidas y todo con cada uno. Incluso pasan 8 días anuales los tres juntos.
Frente a esto la gente le dicen que están locos.

La autora sostiene que la verdadera solución está en que los padres continúen
entendiéndose. Esto que cuenta este hombre sería lo ideal. Pero esto desgraciadamente
es raro por una rivalidad entre los padres separados, obsesionados por el tiempo que
cada uno “posee” a su hijo. Esto perjudica al niño ya que él no puede vivir bien los
ritmos de su propia vida, según la edad, la asistencia a la escuela, sus grupos de amigo,
etc.

Capítulo 12: Preguntas Indirectas (paternidad, nacimiento,


sexualidad)
La primera carta es enviada desde Suiza en el cual es una mujer que adopto a una
niña de dos meses, la cual su madre carnal hablaba el lenguaje alemán y su madre
adoptiva el lenguaje francés. Lo que le preocupa a dicha madre es si este cambio de
idiomas traerá consecuencias a la niña.
Pregunta: ¿Podrá resurgir algún día lo que esta niña vivió en el útero y durante
los dos primeros meses de vida? ¿Como explicarle que es adoptada y en qué
momento decírselo?

Autora: No debemos ocultarle nunca su identidad al niño, es importante que se


mencione desde muy pequeños, como por ejemplo decir frente de el que la madre
adoptiva no podía engendrar y que por eso decidieron ir a buscarlo. Frente a estos
comentarios comenzaran a surgir preguntas indirectas acerca de donde estaba antes,
a donde lo fueron a buscar, etc.

Ante la pregunta acerca del lenguaje la autora hace referencia a que la niña la lengua
alemana permanecerá en su inconsciente la cual tal vez cuando se mas grande tenga
afinidad con la misma, en ese caso explicarle que es de esa manera ya que sus papas
carnales son suizos alemanes.

Segunda Carta: Es una madre la cual tiene un bebe de dos meses que se pone a llorar
regularmente en el atardecer.

Pregunta: ¿Los bebes tiene la necesidad de llorar o gritar en determinados


momentos, así como las personas adultas necesitan hablar?

Autora: No hay una necesidad de gritar, en todo caso ese grito es de desesperación,
ante ese grito es necesario que la madre se de cuente de que tipo de llanto es o de
que se trata esa angustia. Si es que el bebe llora siempre a la misma hora es que algo
debe haber pasado a lo largo de esos dos meses. Para que se tranquilice debe
tomarlo en brazos y mecerlo ya que esto le recuerda la marcha de la madre cuando
se encontraba en el vientre.

La carta agrega: “cuando tuve a esta niña mi marido aprovecho la ocasión para
filmar su nacimiento”

Pregunta: ¿Si se puede mostrar esta grabación ¿y a qué edad?

Autora: Si pueden mostrarle la grabación, siempre y cuando la niña está interesada en la


misma o haga preguntas indirectas como podrían ser ¿Cómo nací yo? Desde estas
preguntas contarle que grabaron un video cuando nació y que cuando ella quiere lo
pueden ver todos juntos. También debemos comprender si a la misma no le importa ese
video ya que los niños solo les interesa su presente y futuro, no el pasado.
Pregunta sobre la sexualidad de los niños:

Una madre consulta que tiene niños entre ocho y doce años, lo cual se pregunta como
hablarle de la sexualidad si es necesario que las preguntas aparezcan por parte de ella o
de los niños.

Autora: Generalmente es por parte de los niños ya que hacen preguntas indirectamente
acerca de la sexualidad. Como por ejemplo el engendramiento debemos explicarle
claramente, es decir, que estaba en el vientre para que comprenda mejor mostrarle una
mujer embarazada.

Frente a siempre ver una mujer se preguntarán ¿Qué papel desempeña el padre?

Es necesario explicarle que todos tenemos un “padre carnal”. Para esta explicación es
necesario que se lo explique el padre o los dos juntos.

También en esta carta se menciona que dicha madre no esta de acuerdo con su marido:
“Mi marido sostiene que de cualquier manera es menester que el niño lo sepa todo y
hasta que lo vea todo, y que debamos instruirlo sobre el placer sexual. No comparto
semejanza opinión”.

Autora: El placer es algo que el niño conoce, lo que no conoce es el placer con el
contacto de otro cuerpo. Hay que enseñarles sobre el deseo sexual el cual da placer a los
adultos, es necesario que siempre se hable de deseo y que en el aparecerá cuando sea
mas grande.

Pregunta: planteando por un varoncito y aconseja que se lo remita al padre. Pero ¿Qué
se hace si no hay padre?

Autora: No es la madre quien debe explicarlo, puede ser algún familiar hombre. En el
caso de que no haya familiares hombres, debemos llevarlo a un medico especialista el
cual le explique cerca de la sexualidad, del placer, del deseo, pero ante todo del respeto
por la falta de deseo del otro. Es necesario que se le explique que este deseo no se podrá
dar con ningún familiar, si no con alguien que no sea de la familia, ya que es una ley de
todos los humanos.

La autora se remite “Mi marido sostiene que de cualquiera manera es menester que el
niño sepa todo y hasta que lo vea todo”.
Es muy peligroso que el niño este presente en el acto del coito. Pero si asistió, tendrán
que decirle “esto es lo que te había explicado, eso es lo que acabas de ver”. Lo que
ocurre con esto es que traumatizan al niño, ya que esta construidos por pudor, en respeto
de los demás y en la castidad de los adultos ante los niños.

Lo único que genera esta experiencia es la perversión del niño.

CAPITULO 13 DE DOLTO: ¿Hay madres fatigadas?


Una madre comienza diciéndole que el cuándo habla se olvida de las realidades
sociales, esas madres que al cabo de 2 o 3 meses gritan ”estoy harta de ellos”. Y luego
de esto le pregunta porque habla tan poco de los padres. En cuanto a la primera pregunta
le respondió que primero no escuche la trasmisión, luego que reconoce las dificultades
sociales pero que a pesar de eso muchas mujeres estén en las condiciones que estén
tratan de criar a sus hijos. Los hijos elijen a sus padres y saben que su mama es como es,
al estar constituidos por elementos hereditarios saben el nerviosismo de esta. Dolto dice
que es falso plantear la cuestión social cuando se trata del amor de los padres hacia sus
hijos.

Por otro lado, si se puede permanecer con el niño sin que se haga pesado y en el caso de
no poder deben salir, ver otras mujeres con sus hijos, llevar al niño a ver amigos.

En cuanto a la segunda pregunta relacionada a los padres ella responde que sí, que los
padres se podrían hacer cargo de un 50%, que la mujer tiene razón pero que muchas
veces el trabajo no se los permite o no se atreven a hacerlo. Según ella debemos
enseñarles a ocuparse del bebe y ahí descubren alegrías.

Otra madre habla de los besos en los niños y del amor, ella dice que muchas veces
cuando se los llena de besos no se le pregunta al niño y es más para satisfacer na
necesidad propia. Dolto dice que es verdad y la mujer le plantea también por momentos
hasta detesta a los niños y a veces se pregunta si tuvo algún acto de amor, porque se
cansa entones propone hablar de amor. Dice que hay que hablarle al niño por ejemplo
decirle “te quiero siempre pero me irritas, me pones nerviosa” y el niño puede decir que
el avece también es así con la mama o que no la quiere. Amar significa ser natural y
asumir sus propias contradicciones. Entonces ella pregunta ¿decirle al niño que no lo
amas puede ser una manera de hablar de amor? Y ella responde que sí.

Por otro lado, sobe los besos de los adultos a los niños, ella dice que no se los debemos
dar u menos si el niño no los pide ya que pueden crear una excitación sensual. Entonces
ella pregunta que pasa en el caso de los rusos, acá Dolto responde que al tratarse de un
hecho social no son intimidades sensuales y cierra diciendo que hay que evitar
intimidades que asuman una dimensión erótica dentro del marco de nuestra sociedad.

Capítulo 14:
Este capítulo habla de los hermanos, la coexistencia entre los niños, es decir como es la
convivencia y las relaciones de ciertos diablillos con sus padres.

1RA CARTA: DOS VARONES. 7 y medio // 4 años

La madre manifiesta por qué el hijo mayor no tiene celos del hermano menor.

La autora dice que cuando hablaba de celos se trataba de niños de entre 18 meses y 5
años. Cuando el hermano menor nació, el hermano mayor ya tenía 5 años. El problema
de los celos proviene de lo que experimenta el hijo mayor, ¿Qué vale más?
(considerando la admiración de la familia): identificarse con un bebe, volviendo a pasar
por un proceso de regresión, retomando las costumbres que tenía cuando era chico; o
progresar e identificarse con los adultos. El hijo mayor optó por la 2da opcion, ya que lo
que sintió fue cierta resistencia y temor a sufrir un proceso de regresión viendo a su
hnito, al mismo tiempo ya era capaz (ya que frecuentaba niños de su edad e iba al
colegio) de identificarse con su padre o con otros chicos más grandes.

Eligió esa posibilidad muy temprano, según lo que dice la madre, se maneja y habla
como un adulto pequeño. Cuando los 2 chicos están juntos, se puede notar una gran
diferencia entre ellos; y es así como el mayor muestra sus celos de manera indirecta. El
mayor asume que está al nivel de los adultos, cuando no lo está, para que no se lo
confunda con el pequeño.

LA MADRE debería recibir en su casa a niños de la misma edad o más grandes que el
mayor y a otro grupo de niños de menor edad o la misma que el pequeño. Los chicos
siempre tienen interés de estar con chicos de otras edades, no solo de su misma edad.
¿En qué momento el lenguaje de los adultos se hace demasiado complicado para
entenderlo? ¿Cómo saber cuando ya no comprende las explicaciones?

La madre plantea estas preguntas pq dice que el chico no es tan grande que sólo tiene
siete y medio. Aunque a los siete y medio el chico comprende todas las explicaciones.

El único peligro que podría haber es que se ponga sólo a hablar, que no haga ninguna
otra cosa, ni con sus manos ni con su cuerpo, que no presente sentimientos, sensaciones
y deseos de su edad.

SI NO TUVIERA MANOS, BRAZOS Y PIERNAS, SE ENCONTRARÍA


SEPARADO DE SUS CAMARADAS. Por eso la madre dice “el menor es como las
piernas”. Sería bueno que el mayor juegue a la pelota, haga deportes, que su padre lo
lleve a nadar a la pileta.

Hay un peligro si el niño quiere ser compañero de los adultos, utilizando sólo palabras y
se aleje completamente de los chicos de su edad, de sus juegos o intereses, solo para
hacer un papel de una persona mayor.

2DA CARTA: 3 varones de 14, 12 y 8 años

Los chicos se pelean mucho entre ellos. La madre dice que es víctima de una crisis
nerviosa por causa de ciertos incidentes; el padre que ve y analiza la situación dice que
los chicos lo hacen a propósito para irritar a la madre y sacarla de quicio.

¿Es posible que los chicos puedan ser bastante perversos para divertirse con la
crisis nerviosa de su madre?

No hay perversión, solo que es divertido para los chicos molestar a la madre, el hecho
de manipular a los adultos. Tratan a la madre como si fuera un títere o un muñeco.

Para calmar estas situaciones la madre debería encerrarse en algún cuarto, taparse los
oídos sin ocuparse de lo que ocurre y pensar: “bueno si se matan, los llevó al hospital y
listo, pero no quiero ocuparme más de sus peleas.” También, si ella saliera a dar una
paseo/vuelta las cosas se calmarían porque ella estaba ausente (los chicos no tendrían a
quien irritar) y así también para que se sienta mejor ella.
Con 3 varones la situación es difícil, estaría bueno que el más grande saliera lo más
posible del medio familiar para juntarse con chicos de su edad. A los 14 años ya debería
tener su propia vida, sus grupos, y luego poder volver a la hora de la cena para estar con
sus papas y hacer lo que tenga que hacer (deberes).

Esta situación podría mejorar si la familia tuviera una habitación en donde los chicos
pudieran trabajar tranquilos o aislarse cuando cada uno quiera. También, utilizar
MEDIOS DE DEFENSA PASIVA, como por ejemplo poner una traba en la puerta. Si
la persona deja abierta esa traba es pq le divierte discutir o tener peleas con los demás, y
ahí es cuando empieza el problema; pero por lo menos se propone el hecho de que
cuando uno quiere estar tranquilo tiene la posibilidad.

3RA CARTA: 3 varones de 7 y medio // 4 y medio // 2 años

Aquellos padres preocupados por las “rabietas” (berrinches, enojos) de sus hijos.

La madre cuenta que el menor desde el momento que aprendió a andar, se hizo muy
colérico y muy exigente, no deja de molestar a sus hermanos durante todo el día.

Entonces se pregunta ¿qué hay que hacer para calmar el cólera de un niño?
¿Pueden evitarse semejantes escenas siendo uno muy conciliador?

Hay que tener en cuenta que ese niño goza de buena salud y también que su madre no se
preocupaba mucho por esos accesos hasta que los vecinos le llamaron la atención sobre
esto. Cuando un día escucharon al chico en un ataque de cólera fueron a decirle a la
madre que debería tener cuidado, que el chico estaba enfermo y que tendría
convulsiones.

Las convulsiones no se producen durante los ataques de cólera, estos accesos pueden ser
muy dramáticos en un niño pero no generan convulsiones.

La autora dice que puede que la familia no se de cuenta, pero muchas veces quien pone
nervioso al hijo menor es el hijo segundo desencadenando estos ataques de cólera,
porque está celoso del pequeño. El lugar de hijo segundo es difícil. El hijo segundo
quiere mantener una relación especial con el hermano mayor y aislar al más chiquito de
ellos dos o del más grande. La situación con 3 varones es complicada. El segundo es el
que pone, sin que nadie se de cuenta, al tercero en un lugar de niño verdaderamente
pequeño; haciéndolo sentir inferior, sin permitirle jugar con los más grandes.

Lo que debería hacer la madre es interesarse más por ese pequeño y ayudarlo a
desarrollarse pero sin ser conciliadora.

Es totalmente normal que los chicos sean coléricos. La autora le dice que busque entre
sus familiares si hay algún miembro colérico.

“MI MARIDO CUANDO ERA NIÑO ERA EXTREMADAMENTE


COLÉRICO.”

Lo conveniente sería que el padre se ocupara más de ese hijo sin echarle la culpa, ya que
el mismo se reconoce en él. Ser más compasivo.

Lo que se debería hacer frente a una situación de ataques de cólera infantil sería
dialogar con el niño y no ponerse a los gritos o retarlo. Hablar es casi imposible durante
uno de esos accesos.

Sería bueno que si el padre está, lleve al niño a otra habitación y que lo calme ahí a
solas. Luego el padre volvería dónde están los demás y diría: “Bueno, ya pasó. Cuando
sea grande va a poder controlarlos, aún es muy chico; no es agradable ni cómodo tener
semejante naturaleza.”

¿Hasta qué edad ese niño puede sentirse impulsado a dar alaridos?

Un chico no puede dominarse sin una ayuda afectuosa antes de los 4 años y medio o 5.
El niño colérico tiene la necesidad de calmarse. El agua calma mucho a los chicos y más
a los coléricos. Los divierte también, por eso cuando se sufren estos accesos o se ve que
están por suceder es conveniente que tomen una ducha de agua tibia (NO FRÍA) o
pasarle por la cara y manos una esponja húmeda.

Tampoco esos baños tienen que convertirse en un instrumento de tortura, ni hay que
amenzar al chico con un baño o una ducha cada vez que hace un berrinche.

Además, sería bueno que vea otros chicos de su edad, porque él molesta a los hermanos
ya que no tiene otros compañeros.
Cap 15 de Dolto: “¿Qué es una cosa verdadera?”
Hay un padre que pregunta Debemos dejar que los niños crean en Papá Noel, el ratón
Pérez, en los huevos de Pascua? ¿Alcanzará la explicación de los padres sobre el
simbolismo de Papá Noel para compensar la decepción del niño, quien se dará cuenta de
forma brusca que sus padres le mintieron?
A lo que la autora responder que u mito es una poseía y que esta tiene su parte de
verdad. Lo que si no hay que hacer es continuar mucho tiempo con el juego ni decir que
si se portan mal no les van a traer regalos. Ella dice que el día que se los cuente se les
debe explicar la diferencia entre mito y una persona viva, con sentimientos, que nace,
muere, etc.
Por otro lado comienza a contar una historia donde el nene le preguntaba a la mama
¿Cómo se explica que haya tantos papa Noel? ¿Cuál es el verdadero? Entonces la mama
le da el ejemplo de un chico que salía de la ferretería y le cuenta quien es y que se
disfraza. En cuanto a la segunda pregunta la madre le responde que el verdadero está en
nuestros corazones y le da ejemplos de cosas que sabe que no existen como los duendes
gigantes.
No es un ser vivo sino que vive en un momento determinado en el corazón de todos los
que les quieren dar una sorpresa a los hijos pequeños durante las fiestas.
“Cuando uno es pequeño no sabe diferenciar entre las cosas realmente vivas y las cosas
verdaderas que se encuentran sólo en el corazón.”
“La imaginación y la poesía de los niños no son ni credulidad ni puerilidad, sino que
suponen inteligencia en otra dimensión.”

Capítulo 16
Dolto, arranca mencionando que a ella le gustan las cartas “con objeciones”, le gusta
cuando madres le escriben diciéndole que “proceden de otra manera y todo marcha
bien”. Esto le hace ver que existen otros tipos de madre, y que llevan adelante las
mismas dificultades de otra manera. 
Además, dice que tenemos tendencia a buscar la solución en lo que nuestros padres han
hecho con nosotros o lo contrario. HAY QUE ESTUDIAR A CADA NIÑO, descubrir
su naturaleza, y ayudarlo a superar sus dificultades. 
1ERA CARTA: ¿Cómo hablar a los niños de la muerte? “Los niños ven morir animales
y eso los lleva a hacer muchas preguntas”. 
Hay que serles sinceros, decirles que vivimos y todo lo que vive muere. La vida es parte
de un ser vivo, así como lo es la muerte. Forma parte del destino. 
La muerte de los animales es algo diferente, los animales no pueden hablar ni tienen
historia. La historia de los animales domésticos se mezcla con la vida de la familia.
Nosotros si tenemos una historia, por ende, hay que responder a los niños que preguntan
sobre ella y no llamar al silencio. 
Lxs niños comienzan a considerar este problema cuando ABORDAN LA DIFRENCIA
DE LOS SEXOS. Hacen preguntas indirectas. Lo hacen desde los 3 hasta los 7, sin
sentir angustia, la angustia la sienten los adultos. 
“Quédate tranquilo, solo morirás cuando hayas terminado de vivir”. 
Si muere algún miembro de la familia, no hay que ocultar nunca al niño, la noticia de
esa muerte. El lo persigue enseguida. Al no hacerlo, es tratarlo como un gato, se lo esta
excluyendo de la comunidad con sus seres parentales. 
¿MENTIR? Suele hacerse, se habla de un viaje lejano, una enfermedad interminable, y
se logra una situación sofocante. EJEMPLO: niño disminuyo considerablemente su
rendimiento escolar a partir de una fecha determinada. Al buscar, se encontró que el
fenómeno comenzó a partir de la muerte de su abuela, persona de la que nadie hablaba.
El niño pedia ver a su abuela, y la familia le decía “Bien lo sabes, ha ido al hospital, esta
muy enferma”. ¿QUÉ TENDRIA QUE HABER PASADO? Explicado al niño que su
abuela había muerto, y haberlo llevado al cementerio. 
EJEMPLO DE MUERTE DE UN ANIMAL: patito que se fue aplastado por el cajón.
La autora dice que la muerte puede ser muy dolorosa si amamos a aquella persona o
animal, perdemos una parte de nuestra vida, perdemos sensibilidad y no la recuperamos.
Solemos sentir culpa, nos lamentamos contra el vínculo que teníamos con ese ser. 
Ella dice que NO hay que burlarse de un niño que llora a su animal, ni de un niño que
guarda trozos de una muñeca u osito, ya que el no ve la diferencia, todo lo que ama esta
vivo, desde luego con una vida diferente.

Capitulo 17: EL BEBE HACE A LA MAMÁ.


Carta sobre el problema de la lactancia, una actualmente embarazada pide que se hable
de las ventajas e inconvenientes de la lactancia materna. 
Ejemplo: En sus residencias, una interna dio a luz, y tenía “una cantidad soberbia de
leche”, al amamantar a su hijo por primera vez, la leche se le retiró por completo. La
autora recomendó hablar con ella ya que quizás su madre no la había amamantado, y al
sentir ahora a su bebe, siente culpa. Todxs se le rieron, pero cuando ella volvió, la
recibieron a los aplausos, ya que le habían pasado lo que ella dijo, a la jefa enfermera.
La misma, hablo con la madre y ¿QUÉ SUCEDIÓ? Culpabilidad profunda, de niña
había sido abandonada y nunca había conocido a su madre. Le dijeron que ella estaba
hecha para ser buena mama, que conservara a su bebe; y la enfermera le dio el biberón
que su mama no le había dado. 
La leche volvió.

Esta carta es de una mujer vietnamita y menciona que su hijo de casi 7 años solo se
alimenta de arroz, pastas, carne de vaca y papas, en cuanto a las frutas solamente
naranja, banana y manzana y que se niega a comer lo que el mismo no eligió, ella relata
que no prepara platos de su nacionalidad pero que aun así el niño la rechaza, la pregunta
es “¿esto pondrá en peligro su crecimiento?”

La autora comenta que lo que este niño come, lo alimenta de manera suficiente y que no
hay nada por lo que preocuparse, lo inquietante es que la mama se inquiete tanto.

El chico se comporta de esa manera para tomarle el pelo a la madre, recomienda que
haga platos para ella y su marido y al cabo de cierto tiempo, el niño también lo comerá,
sobre todo si realmente lo deja elegir y comer lo que él quiere.

CAPÍTULO 18
El punto 18 arranca mencionando que también le llegan un montón de cartas diciendo
que todo marcha bien en la casa de quien la escribe.

Es el caso de la carta de una mujer con dos hijos de 6 y 3 años, que agradece por no
agregarle drama a algunas situaciones que son comunes y menciona que la vida de
familia aporta muchísimas alegrías a pesar de los problemas que se presenten, ya que
son una familia sólida y unida; desde su perspectiva, los psicólogos complican esta vida
de familia.
Acá hay otra carta de una madre que es maestra jardinera que tiene dos mellizos de 19
meses, en la carta plantea que cuando estos niños estaban entre los 15 y los 18 meses,
todo el mundo le decía que lo mejor era que pronto vayan a la escuela, para no quedarse
demasiado tiempo en la casa.

Ella plantea, que prefiere que sus hijos se queden con ella y dentro de las posibilidades
armarles un jardín de infantes dentro del hogar para que estén ahí hasta la edad de 5/6
años y pregunta si sería grave esta situación.

La autora contesta que si los padres pueden cuidar a sus hijos hasta la edad de ingreso
del nivel primario y estos llegan verdaderamente socializados (conocen a otros
compañeros, saben jugar solos y con otros, se han acostumbrado a estar sin sus padres,
saben valerse de las manos, del cuerpo y la palabra, saben divertirse y a la vez ser
estables) no habría problema, ya que eso se supone es lo que debe dar el jardín de
infantes.

En este caso se presenta un problema y es que los niños son mellizos, es decir son dos
niños y muy chicos, que tienen la necesidad de vida social y cuando los padres no
pueden brindarles dos o tres horas diarias de esta vida social, cree que conservar a los
niños en la casa no es bueno.

Otra de las preguntas que hace es “en caso de hacer el jardín de infantes en mi casa
¿habrá que organizar horarios, darles hábitos o habrá que dejar que se dediquen a las
ocupaciones que les dicte su humor?”

La autora comenta que a partir de los 3 o 4 años lo mejor es acostumbrarlos a que se


estabilicen a una determinada tarea, hay que elegir objetos que el propio niño luego
agrupará; conviene que el niño no haga estos trabajos de una manera exclusivamente
lúdica, si no que haga algo que le interese, pero regido por una disciplina de horario y
de lugar.

Otra carta es la de un varón de 3 meses, el cual los padres describen como vivaz, alegre
y adelantado para su edad, el acuerdo que hicieron entre los padres es que la madre
dejaría de trabajar hasta que el niño cumpliera dos años para poder seguir
amamantándolo; esto trajo problemas financieros y como solución a estos pensaron
hacer posar al bebe para fotografías publicitarias; la pregunta que hacen es si puede ser
perjudicial para el bebe y hasta que edad se recomienda realizar esta actividad.
La autora menciona que este inconveniente podría atenuarse depositando una parte de lo
ganado en una caja de ahorros a nombre del niño, de manera que cuando este sea grande
se sienta orgulloso de haber ayudado a su familia, en el caso contrario se sentiría
“explotado”.

No conviene pasar de los tres años.

PUNTO 19: Algo sobre: “debe hablar a esta edad” (palabras y


besos)

En este punto, la autora presenta una serie de cartas recibidas de madres preocupadas
por diversas situaciones que ven alarmantes sobre sus hijos e hijas y procede a
analizarlas y dar algunos consejos a seguir.

En la primera carta, una madre expresa que su hija de 18 meses siempre fue una niña
“perfectamente feliz”, fácil de criar, dormía y comía bien, sonreía mucho…
Sin embargo, siente que algo cambió después de volver de las vacaciones que
emprendieron por 3 semanas en Francia, en las cuales ambas recorrieron muchos
kilómetros en muy poco tiempo. Los cambios que detecta son: no soporta que la tomen
en brazos, llora por cualquier cosa, si se le pide mover una silla se niega a hacerlo y se
pone a dar gritos… La madre pregunta sobre el significado de ese cambio de actitud y
termina diciendo que en el mes de febrero su hija tendrá un hermanito.

Entonces, si el bebé nacerá en febrero, quiere decir que en julio ya estaba en camino
(aprox embarazada de 2 meses), mes en el que los cambios de la niña comenzaron.

Esta niña pasaba por dos pruebas al mismo tiempo:

● Cambio de ambiente (veia muchas personas nuevas)


● Sentir que su madre estaba embarazada
Por ello, sería menester que la madre pasara tiempo de calidad con la niña, que
manipulara objetos conversando con ella, que practican toda clase de juego juntas.
Además, debería poner los sentimientos de la niña en palabras, explicarle que en ese
momento está sufriendo porque su mamá va a tener otro bebé que fue deseado por
ambos padres, que en ese momento es sufrimiento pero que pronto va a estar contenta
de tener un hermanito.

La segunda carta trata sobre una madre de un varón de 18 meses que manifiesta
dificultades de retención, especialmente con la orina. Dice, que las madres jóvenes se
ven desorientadas por los manuales para criar a un bebé. Expresa su preocupación
referente al habla del niño, que no está desarrollada y pregunta ¿A qué edad debe
hablar un niño?

La autora menciona que es falsa la idea de que se debe hablar a cierta edad. Pero, para
que hable, es importante que el adulto reconozca que el niño que le habla es un ser vivo
que lo mira, que hace movimientos de mira, que busca contactos y quiere hacerse
comprender.
Por otro lado, el niño aprende el lenguaje hablado observando como la madre habla de
él o por él y cuando se lo introduce en una conversación. Además, el niño tiene que
hablar con otras personas y “hablar” es llevarles sus juguetes o cosas.

El lenguaje de las palabras, nace cuando el niño tiene algo que expresar, que decir.
Antes de esto, dice muchas cosas, las da a entender aun antes de hablar.
La madre no debe inquietarse ya que en general, un varón tarda más en hablar que una
niña ya que estas últimas al no tener un “pajarito” (pene) deben hacerse notar por otra
cosa (el lenguaje).
Los primeros hijos hablan antes porque quieren ser una tercera persona en la
conversación de la madre y el padre. Los segundos hijos no tienen tal urgencia, el
primer hijo habla por él.
Por ello, sería necesario que la madre trate de establecer intercambios con el hijo,
trabajos manuales, observación sobre objetos manipulados…
El niño, a los 17 meses, aún no tiene control sobre la retención o no de orina.
Se recomienda el adiestramiento manual (apilar cubos, jugar con pelotas), practicar
juegos con la boca (hacer burbujas o cantar con cierto ritmo sonoro) ya que esa es la
mejor manera de enseñarle a hablar a un niño.

La madre añade que su hijo es muy afectuoso, acostumbrado al afecto en la familia,


cuando está con otros niños o en presencia de animales, es muy pero muy afectuoso
con ellos.
Cuenta que una de sus amigas tiene un bebé de catorce meses al cual su hijo besa,
abraza, mima y aquella sostiene que es demasiado pegajoso y molesto. ¿Puede hacerse
algo para remediar esto?

La autora plantea que cuando los niños hablan, hacen contacto con los demás mediante
los brazos y la boca, es decir, abrazando y besando.
Antes de los 2 años/ 2 y medio, confunde el beso con el canibalismo. Aman mediante el
contacto corporal.
Recomienda que cuando esté en presencia de otro niño se le diga “ves que es muy
chiquito, va a creer que lo queres comer, tal vez vos creas que vamos a comerte cuando
te abrazamos y besamos… ese chiquito quiere defenderse y su mamá también lo
defiende porque a él no le gustan esas cosas”ya que deben borrarse esas prácticas, jugar
de esa manera “pegajosa” a los abrazos y besuqueos todo el tiempo.
A esa edad, debe moverse, hacer acrobacias y trasladarse de un lado a otro, jugar a la
pelota, tocarlo todo.
En conclusión, ese niño hace al otro lo que le hicieron a él y todavía le hacen.
Un niño que fue concebido como un objeto manipulado, besuqueado, mimado, que es
tratado como un osito, que no fue asociado a la vida de los adultos mediante el lenguaje
y la acción cooperativa, al crecer se hace agresivo.

PUNTO 20: SERÁ ARTISTA

Llega una carta de una madre con 3 hijas, de 9, 7 y 6 años, que expresa que la mayor y
la más pequeña (9 y 6 años) manifiestan disposiciones notables para el dibujo.
La mayor, desde los 18 meses le gustaba mucho dibujar, convirtiéndose en su única
ocupación al igual que el juego con muñecas.
Los dibujos realizados presentan temas análogos: princesas, hadas con vestidos muy
largos y cubiertos de encaje, con motivos geométricos y muy precisos. Pero en la
escuela es una “alumna mediocre” que presenta muchas dificultades.
La menor, hace dibujos con colores muy vivos, a veces que no guardan relación con la
realidad. Por ejemplo, un sol con rayos rojos o anaranjados. La pregunta deducida es
“Hay que explicar o interpretar los dibujos de los niños?”

La autora, expresa que de ningún modo, ya que lo que puede interesarle a los niños es
hablar de sus dibujos y no que se los admiren. Que si a una madre se los muestran, no se
limite a decir “son muy bonitos” y nada más, sino que le pregunte lo que cada dibujo
representa, de la historia que pretende describir y preguntar “Y esto, y aquello, que
significa esto otro?”
Tal vez la razón por la que no se adapte en la escuela es que quiso interesar a su mamá
con sus dibujos cuando nacieron las otras dos hermanas.
La madre podría, por ejemplo, inventar un juego a partir de sus dibujos: que se recortan
los personajes y se coloquen en un ambiente determinado, inventar historias con cada
uno de ellos. Así, a la niña le gustará y ayudará a activar su trabajo en la escuela.

Por otro lado, cada vez hay más niños con agudo sentido de los colores, tal vez por la
televisión o por las revistas policromas de la actualidad.
Todos los niños pasan por un periodo “artístico” de dibujo y musical. Es conveniente
desarrollar aquel gusto artístico cuando la actividad le interesa al niño.
El niño se expresa por el dibujo, y cuando puede, traducir en palabras el mismo.
Y cuando no puede expresarse en palabras, puede expresarse en dibujos u de otros
modos: confeccionar títeres, jugar con los sonidos, moldear figuras. Si solo se expresa
mediante dibujos, termina por ver el mundo en dos dimensiones, como la hija mayor.
Además, la madre podría ayudar a sus hijas a modelar o dibujar al son de la música (las
niñas podrían corresponder ambientes de colores a cierta música), leerle cuentos o
inventarlos, para que luego pueda ilustrarlos.
Los niños que ahora no dibujan pueden llegar a ser buenos artistas después de la
pubertad, y los que son dotados en la infancia pueden dejar de serlo después de la
pubertad.

Una madre con 4 hijas: una de 5 y medio, dos mellizas de 4 años y una pequeña de 1
año. La pregunta de la madre se refiere a una de las mellizas que se llama Claire, que es
muy mimosa, muy sensible y parece que tiene un temperamento de artista (la música
ejerce una fuerte atracción sobre Claire). Esta se entristece y llora cuando deja de
sonar la música. Por otro lado, aclara la madre que es muy distraída (y los padres están
de acuerdo con no darle una mayor importancia para no crearle más problemas).
Entonces la madre pregunta cuales son las actividades que puede hacerle desarrollar un
poco el don natural.

Si la niña tiene oído y ama a la música, podría empezar con la enseñanza musical, en
donde un profesor se interese y aprenda. También hay discos que pondrán a la niña en
contacto con grandes compositores, que escuche música verdadera, directa y no
grabada.

La música es una expresión muy útil en el caso de muchos niños sensibles. La música
habla a los sentimientos, pero también a los músculos, y es importante que esta pequeña
sepa expresarse con todo su cuerpo, lo que siente. Si esta niña es música, no hay que
perder tiempo en construirla.

Por el contrario, si a la nena se le da un piano de juguete este nos da notas falsas y


podría deformar el oído que tan importante es (por eso no hay que deformarlos). Es
preferible carecer de instrumentos. Importantes las melodías

Un niñx artista tiene antenas especiales y siente las cosas más agudamente, por eso debe
ser respetado y no reaccionar a la potura que tsuelen tener los padres en el sentido de
¡que tonto eres! cuando expresan un sentimiento de alegría. Darles los medios a los
niños artistas para que se expresen es posicionarse en un lugar de respeto. Además, será
importante que estos sean educados por un maestro en la disciplina que los atrae; que
escuchen música, pero no por mucho tiempo, que visiten museos, obras musicales;
realizar estas actividades, desde pequeño es muy importante.

PUNTO 21: PREGUNTAS MUDAS (TODAVÍA LA


SEXUALIDAD)
1 ) Una joven de 23 años, casada hace 3 años y es una “futura mamá”, futura porque
todavía no tiene hijos y ni siquiera está embarazada. Hace la pregunta: si los padres
pueden estar desnudos delante de sus hijos, sin que eso presenté una experiencia
traumática para el bebé.

Al cual se responde, que ese espectáculo siempre es traumatizante para el niño.

Los padres siempre deben respetar a los hijos como si estos fueran huésped de honor en
la casa. Para un niño la desnudez es tan placentera, tan seductora, que se siente poca
cosa comparado con ellos. Al cual, estos niños van a desarrollar sentimientos de
inferioridad o lo que es peor, se ven asi mismo y ni siquiera sienten derecho de poseer
un propio cuerpo.

Otra pregunta: hay que explicarles a un niño de 3 o 4 años por qué los padres se besan
en la boca y no hacen lo mismo con él. Y acá va otra pregunta en relación con la
primera: ¿debe besarse a un niño en la boca cuando uno está en la casa y evitar hacerlo
en público?

A lo que se responde ¡Ni en casa ni en público!. Es una práctica aún más seductora si se
realiza en la intimidad.

Los niños entienden que los padres tienen intimidades entre sí, intimidades que ellos
mismos no tienen derecho a experimentar. Como padres y como adultos, hay que
decirles “cuando tengas mujer o un marido lo harás vos también”. Tampoco hay que
jugar a darles celos, esto no tiene ningún sentido.

Entonces, cuando un niño ve a los padres besarse y este se acerca para que lo bese, ¿hay
que negárselo? La respuesta es, hay que buscarlo en las mejillas y decirle “Eso no, a vos
te quiero mucho. A el que es mi marido o mi mujer, lo amo.

“Una mamá no besa a su hijo en la boca” si el niño tiene abuelos puede decirles: “yo no
beso a mi mama o a mi papá como beso a tu papá” y tampoco lo hace él con sus padres.
2) Otro caso, mamá de 23 años y un hijo de 6:

Lo interesante de este caso es que la mamá expresa que el hijo aprendió un juego
inteligente que es levantarle la falda de las nenas en la escuela. La mamá juzgo aquello
como algo grave y se limitó a decirle que eso no corresponde hacerlo.

Pero un día lo lleva al trabajo (la mamá trabaja como secretaria) y el hijo levantó la
falda de una joven, en presencia de todos. Acto por el cual la mamá se enoja y le baja
los pantalones y le da una fuerte paliza. Y expresa que el niño se sintió humillado pero
por los menos aprendió.

Una lástima porque: ¿qué es más importante corregir o humillar? Claro lo más
importante es corregir y comprender lo que está pasando. Este niño estaba formulando
una pregunta muda acerca del sexo de la mujeres, aca lo que paso es que no se le
respondió a tiempo y por eso continuo con el juego.

Es acá donde se le debe decir al chico: ya viste que las niñas no tenían el mismo
“pajarito” que los chicos y vos.

22. A lo hecho pecho


(Ansiedad)

La primera situación presentada es una madre que escribe lo siguiente: “es muy cierto lo
que usted dijo. Siempre es el hijo mayor el que paga la novatada en una familia”. Esta
señora tiene una nena de 3 años y medio y un nene de dos años y medio. Ella expresa
que solo se sintió verdaderamente madre con el segundo hijo.
Expresa que cuando nació su primera hija, la señora y el marido estaban recién
desprendidos del medio familiar y en esa circunstancia ella vio a su hija un poco desde
el exterior.

“debo haber acumulado situaciones traumatizantes para mi hijita durante los tres
primeros años. ¿Pueden repararse los cacharros rotos? Porque esta madre escucho que a
los tres años estaba todo resuelto y no se puede dar marcha atrás.

El autor nos dice que en la situación no expresa si realmente hubo cacharros rotos. Pero
que esa madre se siente culpable, lo cual no significa que la niña no se haya desenvuelto
bien en tales circunstancias. Pero no sabemos... El autor dice que en cierta medida la
madre tiene razón, en que hay un momento en que todo está resulto a cierta edad,
aunque esa edad es la de los 6 años y no a los 3.

A los 6 años el niño ya se ha formado según experiencias que vivió hasta ese momento.
Porque al comienzo de la vida, el niño se encuentra aun sin referencias. Pone de
ejemplo que si hubiera sido criado entre chinos, hablaría chino. Pero no, habla francés y
además, “habla” el comportamiento de los padres, aprendió que para llegar a ser una
persona grande, hay que ser como su padre y madre. El niño tendrá un carácter que
exhibirá la marca del tipo de relaciones que mantuvo, pero en algún modo tendrá un
carácter catastrófico o neurótico.

A lo hecho pecho: lo importante es hablarle a la niña, y cuando llegue el día que ella
diga “¡Ah, pero vos no me quieres!”, replicarle: “Si, te quiero mucho, pero fíjate que
cuando naciste, yo no sabía lo que era ser mamá y tal vez tú me lo hayas enseñado….
Gracias a vos, supe serlo para tu hermano”.

Para la niña, va a ser extraordinario escuchar a su mama decir que fue torpe, y que
gracias a ella será menos que con el segundo y los que sigan. Es importante decírselos, y
no ocultarles que por esa razón, ella sufre a menudo crisis de cólera.

Entre padres e hijos las cosas deben ser claras y no hay que intentar de recuperar lo
“perdido”. Si a un bebe dentro de los 3 a 18 meses, le faltaron biberones y esta
raquítico, no se le van a dar a los nueve años los biberones que le faltaron.

Esta niña se ha formado tal y como es: con un carácter más difícil que el de su hermano,
es cierto que la estructura de la personalidad a partir de la cual se desarrollara luego
todo, ya está resuelta a esa edad, y aun antes de los tres años. Por eso es necesario
comprender ese carácter, y el mismo niño también, por eso hay que ayudarlo a que se
comprenda.

Si se trata de un varón, el papel del padre es fundamental o de un tío o abuelo. La madre


sola no puede arreglarlo todo, si el niño ya se ha replegado un poco sí mismo. Se abrirá
de nuevo con un hombre. A los tres años el niño quiere comportarse como el padre del
mismo sexo para integrar al otro.

Otro ejemplo: “al escucharlo a ustedes, comprendí que si no fui una madre ejemplar,
seré por lo menos una abuela perfecta con los hijos de mis hijos”. Los hijos de esta
señora tiene 11, 12 y 13 años y ella cree que incurrió en algunos errores de educación
cuando sus hijos eran pequeños.

“tengo la impresión de que los problemas que debía afrontar se deben a la sensibilidad
de mis hijos. Creo que, en última instancia, los niños son más equilibrados y serenos
cuando son menos sensibles”

Él dice que es cierto, pero entonces a los niños sensibles hay que tratarlos de manera
diferente? No, hay que reconocerles esa sensibilidad. El niño tiene necesidad de que se
hable su sensibilidad, pero no marcándolo como un bien o mal, sino como un hecho
dado que le pertenece y que se le reconoce, un hecho que implica por parte del niño
aceptación y dominio, pero no vergüenza.

Otra carta se refiere a un niño de cuatro años muy agitado y agresivo; también presenta
signos evidentes de inadaptación en la escuela, en la que tropieza con dificultades;
exhibe gran agitación verbal y motriz y falta de concentración, todo lo que le impide
participar en las actividades de su clase. “Está constantemente en rebelión contra lo que
se le pide. No se alimenta bien y moja todavía la cama. Es un niño ansioso”

El autor dice que ya parece ser un caso serio. La mama debería llevar al hijo a una
consulta medico pedagógica. Se trata de un niño inestable, y por lo tanto, un niño
ansioso. En lo que refiere a los” medios caseros”: cuando el niño se pone nervioso que
evite ponerse ella nerviosa, por el contrario debe mantenerse serena y tratar de hacer
beber algo al niño, que beba y juegue con el agua.

Jugar y darse baños ayuda a los niños nerviosos. También la música, como la de Mozart
.
A lo que la madre dice que el niño no se alimenta bien, él dice que eso no es cierto. Si
lo dejara comer tranquilo, lo que él quiera y sin molestarlo con las comidas se habrá
adelantado mucho; ya que es malo hacerlo comer cuando no quiere, en esas condiciones
el niño solo se alimenta de su angustia.

23. Comprender otra lengua. Adopta nuevos padres.


Una mujer adopto dos niños: uno de ellos tiene ahora nueve años; el otro, que constituye
el motivo de las preguntas formuladas, es un pequeño vietnamita, que llego a Francia a
la edad de seis meses y medio, a fines de abril de 1975.

Sorprendió a su madre adoptiva por ciertos espasmos y sincopes que ocurrían cuando el
pequeño tenía alguna contrariedad. Esto ocurrió entre los seis meses y medio y los 9,
por ejemplo, cuando terminaba su biberón, sufría violentos espasmos.

Se trata de un niño traumatizado por el hecho mismo que motivo su adopción. Se vio
bruscamente separado de su madre cuando todavía tomaba teta; su país se encontraba en
plena guerra. A su alrededor se combatía con violencia en plena guerra, y él lo guardo
en su memoria. A los seis meses el niño ya es un bebe grande que conoce el olor a su
madre, el sonido de su voz. Todo eso quedo roto, quizá por la muerte de su madre y en
todo caso, por su viaje a Francia.

El niño encontró ahí una seguridad existencial para su cuerpo, pero toda su personalidad
simbólica estaba formada de una manera diferente y de acuerdo con un proceso que se
detuvo de manera diferente y de acuerdo con un proceso que se detuvo de golpe.

“experimentó” un segundo nacimiento al llegar en avión, que lo dejo con un recuerdo de


vida fetal prolongada, experimento una ruptura que fue un segundo nacimiento
traumático. Dice que no le sorprendería que el chico fuera algo retrasado. Es necesario,
que pase por esos estados de cólera. Es absolutamente necesario. Esos espasmos son la
manera de revivir, para agotar esos acontecimientos que vivió.

Ahora tiene 2 años y no quiere adquirir hábitos de limpieza personal. Cuando la madre
lo cambia, el niño no quiere que le saquen los pañales sucios, como si no quisiera
perderlos.

Ante sus necesidades persiste el recuerdo de su deseo por la primera mama de antes de
los seis meses. Siente esa necesidad en su cuerpo. Dice que él bebe todavía no tiene dos
años y que puede decirse que no paso los 18 meses, porque tuvo que tener tiempo para
comprender otra lengua, adaptarse a otro medio y para adoptar a sus nuevos padres
(necesito 3 o 4 meses para eso)

Aunque su cuerpo tenga más edad, hay que considerar que ese niño tiene nueve meses
menos. Desde el punto de vista del lenguaje, de la manera de reaccionar afectivamente
tiene nueve meses como mucho.

Los accesos de cólera. Este niño fue llevado en el vientre de su madre y vivió luego los
primeros meses de vida en un país agitado por el ruidoso drama de la guerra y la
angustia; tal vez pasaron días enteros que no fue alimentado. Lleva dentro de el la
guerra, y sus accesos de cólera son una manera de reencontrarse el mismo en la época
en que se hallaba su mama carnal.

¿Qué puede hacer la madre adoptiva para ayudarlo? Explicarle, ahora que es lo bastante
crecido para comprender francés, que cuando era pequeño, su mama y su papa carnales
estaban en la guerra, que murieron o desaparecieron, que él estaba solo y por eso lo
recogieron.

Aunque parezca no comprender estas razones, si se le repite muchas veces, terminara


por comprenderlas y esa comprensión dará sentido a esos accesos que son signos de
sufrimiento moral.

No hay que enojarse cuando aparecen esos accesos, sino comprenderlo.

“uno tiene la impresión de que los castigos le resbalan”.

Eso no es cierto, los padres interpretan como si le resbalara. Pero eso no es cierto. El
chico vive en una fuerte tensión nerviosa: la risa y el llanto pueden ser simplemente la
misma cosa. Son solo expresiones de esa tensión. Está sometido a tensiones y la expresa
así, probablemente porque es muy orgulloso.

No hay que humillarlo, cuando sufre un acceso de cólera, lo mejor sería llevarlo aparte,
a otra habitación, y hablarle en voz baja, con calma. Y una vez pasado el acceso de
cólera decirle lo que acabo de indicar.

Como hay que hacer en ese caso?

Repetir siempre expresiones “padre y madre carnal” “otro país” “otro lugar” “Otra casa”
Cuando se trata de niños que estuvieron en casa-cuna y que vivieron en una pequeña
comunidad de chicos con algunas familias adoptivas se asombrar mucho al ver que esos
niños ya no buscan la compañía de los adultos y que son perfectamente felices cuando
están con cinco o seis niños. Lo que vivió en los primeros meses de vida, quedo
grabado en la psique del niño, es una manera conocida y tranquilizadora de vivir. Esto
se expresa en comportamientos agradables o desagradables.

Los niños encuentran la explicación con mayor facilidad si los padres se la dan con
palabras. Luego todo se arregla porque un niño adoptivo, adopta a sus padres como
estos lo adoptan a él.

También le pregunta si hay periodos particulares en el desarrollo del niño en los cuales
sería preferible utilizar solo la lengua paterna. Desgraciadamente no nos indica la edad
del niño. Supongo que será muy pequeño.

¿Ni tampoco indica el sexo?

No, sin embargo, pienso que debe de tratarse de un varón porque en toda la carta la
madre habla de un hijo.

Sabemos que el feto oye las sonoridades de las palabras, la voz de los padres; sin duda
estos padres hablaban y continúan hablando entre si alternativamente en francés y en
alemán; pues que continúen haciéndolo así. De todas maneras, será mejor que el niño
curse toda la escuela primaria en la misma lengua hasta que sepa leerla y escribirla bien.
En ese momento, el padre o madre la ayudar a afianzar la lengua de la escuela, el
francés o el alemán. Pero, como la madre es alemana, es imposible que se comporte de
manera verdaderamente maternal sin utilizar su propia lengua; si debe disfrazar su habla
natural empleando una lengua que no es la suya, ya no podrá expresar los sentimientos
directos e intuitivos que una madre experimenta naturalmente por su hijo.

De manera que en este caso, no hay riesgo de que se produzcan traumatismos. No?

Si un niño de alrededor de dos años, cuando está aprendiendo la lengua, es trasladado a


otro país, hay que ayudarlo; generalmente cuando deja de hablar su primera lengua hay
que tratar de volver a hablarle en ella, cantarle canciones de cuando era pequeño e
introducirlo poco a poco ( los nombres de los objetos

Conviene que aprenda la nueva lengua con los otros niños.


24. los niños tiene necesidad de vida (esparcimientos)

Hablemos ahora un poco de los esparcimientos de los niños.

“tengo un varoncito de quince meses. Aunque permanezco bastante tiempo en casa me


es un poco difícil ocuparme de mi hijo porque tengo mucho trabajo doméstico y
también trabajo universitario”. Tiene la impresión de que el nene se aburre “anda
chupándose el dedo. Viene a pedirme siempre que lo suba sobre las rodillas” pregunta si
hay juegos para esa edad o si aconseja libros.

No. Quince meses todavía es muy pequeño para libros o cosas de ese género. Los
esparcimientos deben siempre realizarse en compañía de otra persona. Tiene la
necesidad de frecuentar con otros niños. Si está muy ocupada le recomiendo emplear
una cuidadora que lo lleve dos veces por semana. Y de todas formas, ella podría jugar
con su hijo dos veces por día durante media hora. Que juegue con cubos de madera, que
corra tras él, a trepar por las escalerillas y que practique juegos con agua. La madre
tiene razón, el niño se aburre. También le tiene que hablar de vez en cuando; si no lo
hace, el niño puede encerrarse en su aislamiento interior. Tiene razón en preocuparse y
buscar una solución.

Otra madre que tiene cinco hijas y un varón. Tuvo su última hija a los cuarenta y un
años: la niña tiene ahora cuatro años. Fue al jardín de infantes y como todos los niños,
experimento pequeños problemas de rechazo. Ahora pareciera que se adaptó, pero la
madre dice que desde que ingreso en el jardín de infantes, comprobó que la niña se
niega a dibujar, actividad que antes les gustaba mucho. ¿ Qué actitud hay que adoptar?

Los hermanos de la niña ya son grandes: 25, 23, 17, 15 y 14 años.

Entonces es como una hija única, ya que hay 10 años de diferencia entre ella y el
hermano más chico. Y ahí está la razón de su comportamiento: vivió en una condición
especial, rodeada de muchas personas adultas. Hay que explicarle que le resulta difícil
asistir a la escuela, porque antes estaba siempre con personas mayores, pero que en la
escuela tratara con niños que son más divertidos que los adultos.

Esta niña consiente en dibujar solo para una primita que es su amiga. Al hacerlo, ella se
identifica con las personas mayores que se ocupaban de ella. Piensa que el padre debería
prestarle más atención a la niña, y que él tiene la clave para facilitarle el paso del estado
de bebe al estado de niña crecida. Le da impresión que todos en esa familia hacen el rol
de padres y madres.

En cuanto al dibujo, parece que es solo la madre quien se siente frustrada. No dibuja
más, porque ahora tiene otras cosas en las que ocuparse. Un niño que no está
acostumbrado a estar con niños de su edad, necesita 3 meses para observar y sentirse
como en el jardín de infantes.

Cap 25. Cuando se toca el cuerpo del niño. (Las operaciones).


Tras algunas cartas de operaciones quirúrgicas de los niños, en las cuales deben
internarse en un hospital, tenemos la siguiente.

Niña de dos años y medio, hija única, debe internarse por dos meses, días de
recuperación, y ser objeto de una operación “a corazón abierto”. Además debe contar
con visitas limitadas.

Lo más importante aquí es que los padres contengan la ansiedad, la operación es


corriente y no entraña peligro.

El porqué de la operación: Su finalidad es eliminar las perturbaciones que presenta


ahora la niña y que puedan agravarse con el correr del tiempo si no realiza la operación.

¿Cómo ayudarla? Solicitar a la jefa de enfermeras un acompañamiento más frecuente a


su hija. En el caso de no poder ser así, puede preparar de antemano muñecas para la
niña; que compre 4 (dos vestidas de enfermera y dos de médicas) y se las dará a la niña
cuando esté en el hospital. Como uno no puede llevarse los juguetes con los que estuvo
acompañado en el hospital, las otras dos muñecas deberá dejarlas en su casa (vestidas
iguales) y la niña las encontrará en su regreso a la casa. Esto facilitará el vínculo entre la
casa y el hospital, esto es lo difícil del regreso del hospital, la niña debe encontrarse con
lo mismo que había en el hospital.

El autor cree que la angustia de los padres proviene de expresiones como “operación a
corazón abierto”, pero que no se trata de una operación peligrosa. Conviene que la
madre sepa que nadie va a cambiar el “corazón de su hija”, y al mismo tiempo decirle a
la nena, “el corazón que el doctor va a operarte es el corazón de tu cuerpo, pero el
corazón que ama nadie podrá tocártelo ni abrirlo”.

Una cuestión que se presenta con mucha frecuencia es el problema de la FIMOSIS o de


la HIPOSPADIAS.

Fimosis, se trata de pequeñas anomalías en el pene de los chicos, consiste en que el


prepucio es demasiado estrecho lo cual puede impedir al niño orinar como corresponde,
le molesta cuando se produce las erecciones. Muchos niños son afectados. Conviene
pues eliminar la fimosis, pero quien debe decidirlo es el pediatra.

La operación asusta a los niños, hay que explicarles que la operación es necesaria para
que tenga un pene con erecciones sin dolores, además que no es dolorosa.

El autor le pregunta… entonces ¿se trata de una fimosis?

A lo que la madre le responde, perdón me he equivocado, se trata de una hipospadias


bastante pronunciada.

Entonces el autor le explica que la hipospadias es algo completamente diferente. En la


hispospadias, el orificio del pene, en lugar de estar situado en el centro del glande, este
encuentra en la parte inferior del pene, a veces muy cerca de este.

Caso: Luis XVI sufría de esta anomalía, siendo ya adulto y que sin esta operación no
podía ser padre.

Un niño que padece de hipospadias, moja sus calzones y no puede evitarlo.

Según el autor no entiende la angustia de los padres, que no tendrían por qué
preocuparse dice que después de la operación el niño estará mucho más satisfecho, se
sabe que es una operación desagradable, pero ese momento de disgusto no se compara
con la satisfacción de poseer un miembro normal.

Todo esto plantea en general el problema de internar niños en un hospital. En los


hospitales a menudo el niño solo puede ver a sus padres a través del vidrio, es normal
que este llore, en ese momento es preciso que los padres puedan soportar el llanto de
este. (Vale más que el niño llore, grite y sienta la pena de haber visto a la mamá y no
poder haber estado en sus brazos, a que evitarle esa pena). Es menestar que la madre
tenga el coraje de estar conmovida sin mostrarlo demasiado, para el niño es bueno ver a
su mamá. Mucho peor sería no verla y creerse olvidado por ella.
Cap 26. Un bebé debe ser alzado de su cuna. (Apaciguar al
niño)
Carta de una madre cuyo hijo (18 meses) desde el nacimiento tuvo vómitos bastantes
repetidos.

Alrededor de los 11 meses fue confiado durante unos diez días a los abuelos, a partir de
aquel momento el chico empezó a golpearse la cabeza contra la cuna. Tal
comportamiento llegó a convertirse en un medio de ejercer presión para el niño; sabe
que cuando lo hace los padres acuden enseguida.

La madre nos informa que el niño a los nueve meses fue operado de fimosis y que
seguramente conservó un recuerdo un poco doloroso de aquella operación. La madre se
pregunta.. “quisiera comprender lo que significa el comportamiento de mi hijo, ¿es un
niño que busca una respuesta a alguna pregunta? ¿Cómo pueden explicarse esas
perturbaciones?, por lo demás se trata de un niño feliz, que juega mucho.

El autor le responde, creo que se trata de un niño al que no habían preparado para la
operación mediante claras explicaciones, ni tampoco para la permanencia en las casa de
sus abuelos. Cuando se golpea la cabeza el padre debería acariciarle la cabeza de atrás
hacia adelante y decirle: “Cuando eras pequeño te dejamos en la casa de tus abuelos y
no sabías que íbamos a volver a buscarte. No te habíamos explicado y tú te creíste en
una prisión. Y ahora te golpeas la cabeza como un preso, pero no lo eres. Nosotros te
queremos mucho y además mamá y papá están a tu lado en este cuarto, muy cerca de ti”

Lo que la madre nos cuenta de los vómitos es una señal de que necesitaba compañía,
una compañía particular y no la de cualquiera.

Los niños que sufren de vómitos tienen la necesidad de ser alzados en brazos, y en este
caso, es necesario hacerlo. El niño solo siente esa seguridad cuando se pega a su madre.
En la cuna hay que acolcharla con muchos almohadones. Ya lo han hecho y desde
entonces el asunto va perdiendo importancia.

El autor dice que tal vez habría que quitar los barrotes de la cuna y hablarle al niño de
su operación de fimosis y explicarle la razón por la cual fue operado. Hay que hablarle
que la operación era necesaria para que se termine ese sufrimiento de dolor cada vez
que orinaba, que por eso se sentía tan mal. Decirle que todos harán lo posible para
ayudarlo, pero que esa operación no podía operarse.

Carta de un pediatra: “Quisiera que usted hablase de lo que se llama cólicos de lactante,
los niños que los padecen lloran de manera prolongada, a veces seis u ocho horas por
día”.

Autor: opino que un bebe que llora de esa manera tuvo un nacimiento un poco
traumático o que es un niño más sensible que los demás a la brusca separación con la
madre, o puede haber ocurrido que cuando se encontraba in utero su madre estaba
ansiosa. Hay que alentar a la madre a alzar a sus hijos y estrecharlo contra su pecho.
Para el niño que siente el mundo, este es su mamá.

Llorar es mejor que no llorar y sufrir, pero no hay que dejarlo que llore a solas. Es
necesario que el niño oiga una voz que lo comprende. Un bebé si debe ser alzado. El
bebé debería estar en brazos de alguien cuando no duerme. Tienen la necesidad de que
los tomen en brazos y los acunen.

También puede hacerse otra cosa que las mamás piensan; dar suaves masajes en el
vientre del niño. Contribuye a que el niño no sienta frio en el vientre. Ciertos bebés
sufren verdaderamente dolores en el vientre.

Es preciso hablarle al bebé en tonos amables, sereno y nunca decirle palabras como
¡cállate!, el niño se callará pero se sentirá aún más angustiado al no poder manifestar su
angustia para someterse al deseo de la madre, queda atemorizado y ya no manifestará
más nada. Vale más hablarle cariñosamente y ni bien la madre pueda que lo acune un
poco, le dé masajes en el vientre y le hable.

En ese mismo orden de ideas tenemos una carta de una madre de mellizos nacidos
prematuramente.

David y Cathy. Nacieron a los siete meses y medio y por eso, según cuenta la madre,
debieron permanecer durante un mes y medio en servicios para prematuros. “Alrededor
de los cinco/seis meses, tuve la necesidad de confiar a mis hijos muchas veces a
guarderías de paso, tres o cuatro horas por día”. A la hora de la comida o de cambiar los
pañales, ocurría lo siguiente: las puericultoras usaban guardapolvos blancos y tomaban a
los niños, los míos comenzaban a llorar ni bien se acercaban estas y continuaban
llorando durante el acto. Entonces pensé que mis hijos asimilaban a las chicas con
guardapolvos blancos con las enfermeras que habían conocido en los servicios para
niños nacidos prematuramente. Entonces decidí yo misma que para bañarlos o darles el
biberón en casa me pondría un guardapolvo blanco. A partir de aquel momento, ya no
se registró ninguna reacción de miedo o desagrado. Lo mismo pasó en la guardería.

Esta situación muestra hasta que punto los niños necesitan la mediación maternal en
todo lo que sea nuevo para ellos. Aquí no se trata de algo nuevo, sino algo angustioso de
su pasado que no quisiesen recordar. Esta mamá ha dado a través de su intuición.

Capítulo 27
Comienza con una carta de una madre. Esta comenta que tiene mellizos. Un varón y una
Mujer. La mujer dice que son muy distintos, que sus focos de intereses también lo son y
siempre hubo entre ellos una rivalidad, aunque no se notara una dominación de uno
sobre el otro. Comenzaron a ir a la escuela y la primera impresión fue que la niña estaba
más avanzada que el niño. Dado por la desenvoltura de esta. Alrededor de los cinco
años, el niño dio un gran salto, obtenido avances y logros de los cuales la docente a
cargo lo felicitaba.

La madre siempre dijo que en la casa no hacían comparaciones ni que hacían


comentarios sobre ellos. Ella decía que la niña estaba dejándose aplastar por su hermano
y que había comenzado a tener conductas regresivas, como: retraso del habla, fallas de
memoria, etc. La situación dura seis meses, hasta que la madre pide en la institución
que separen a los niños, y, los pongan en cursos distintos. A lo cual, estos respondieron
muy bien.

La pregunta es esta: ¿Cómo ayudar a la pequeña para que salga de ese punto
muerto? ¿Cómo hacer para que recobre la confianza en sí misma?

Winnicot dice que la chica acababa de descubrir su feminidad. O sea, lo que la


diferencia del hermano. Es posible que los padres no les hayan hablado de la diferencia
que había entre ellos, por ejemplo, que uno iba a ser un hombre y que ella una mujer .
Esta niña tuvo la mala suerte de tener en su clase a una maestra. Dado que si fuese un
maestro, ella habría desplegado todos sus recursos para exhibirlos ante él. Como por
ejemplo, la lengua bien suelta.
También sucedió, que el niño al estar en contacto con otros nenes, se dio cuenta que
estos eran igual a él y que la hermana no. Por esto recalca el autor, la importancia de
que no le hayan explicado la diferencia sexual.

A su vez, cuenta que los niños a la edad de tres años, es normal que se gusten entre sus
pares y que esto no iba a poder ser así, ya que eran hermanos. Por lo que la hermana en
ese momento estaba en el rol de vigilar al niño, ya que, ella era en su momento, la
preferida. Esta se sintió desplazada de su lugar de compañera única y de única amiga del
hermano.

Por lo que en este caso, es necesario que los padres se sienten con los niños y le
expliquen que siempre tendrán una amistada entre sí, pero desde la condición de
hermana y hermano tendrán que separarse alguna vez, ya que este conocerá a alguna
chica que luego se convertirá en su mujer y ella conocerá a algún chico que se
convertirá en su marido.

¿Y cuando se trata de “verdaderos” mellizos, dos varones y dos mujeres?

Siempre es muy grande la rivalidad entre dos gemelos, la cual se disimula hasta la
pubertad. Los dos mellizos, suelen ser como un binomio, no se los puede separar. Por lo
que podrían hacer los padres es: vestirlos de manera diferente, darle juguetes diferentes,
hacerlos invitar por separado a casas de amigos, colocarlos en clases diferentes.

Puede suceder que haya gemelos realmente inseparables. En este caso si se desarrollan
bien, sin dañarse el uno al otro con una excesiva dependencia, se los puede dejar juntos.

Los gemelos deberían individualizarse porque de otra manera, se pegan el uno al otro y
uno de ellos domina mientras que el otro es dominado. Es muy malo para ambos, pero
es peor para el dominado. Es aconsejable enviarlos a dos jardines de infantes diferentes
en lo posible. Dado que, una vez que ya tomaron la costumbre de estar siempre juntos,
ya no se los puede separar.

¿Qué ocurre en ese momento?

Uno de ellos siempre se sitúa como rival del otro, si este presta atención a otra persona.
Por esto es importante que no estén juntos. Los padres también deben considerarlos
como personas eternamente diferente. Distinguirlos permanentemente el uno del otro y
permitirles que desarrollen personalidades tan distintas como sea posible. El autor dice
que, no porque antes de nacer hayan estado juntos hay que continuar viéndolos como el
reflejo de uno en el otro. Es como si se los cosificara: se los refiere siempre a su pasado.

Capítulo 28:
Una mujer envía una carta. Plantea que tiene un hijo de dos años y el problema de la
autoridad en la familia: ¿a partir de qué edad se puede exigir obediencia a un niño?
Hace meses el niño se encuentra en un “no” sistemático, que se afianza cada vez más.
Este niño está cambiando su psicología de bebe. Antes era siempre como su madre
quería, porque la mamá y él eran una sola persona. Pero ahora el niño llega a distinguir
el “yo-yo” del “yo-tu”. Se siente tan yo como la madre

El niño dice “no” para hacer “si”. Con esto quiere decir que, no porque la madre se lo
pida, sino porque el mismo quiere hacerlo. La madre cuando le pide hacer algo, puede
decirle que el padre también le pediría que lo haga. Con esto el niño, lo hará para
convertirse en un “hombre” y para no permanecer siendo un “niño” mandado.

También habla por ejemplo, de “ordenar los juguetes”. Un niño no puede poner orden
sin riesgo antes de los tres años y medio o cuatro. El nene que ordena sus cosas
demasiado temprano puede convertirse en un obsesivo. Se empieza a crear una especie
de rito. Mientras los padres conocen muy bien la utilidad de poner orden, el niño no la
conoce en modo alguno y lo hace por hacer.

El autor comenta, que cuando un niño juega, lo desordena todo y eso debe ser así. El
niño todavía no tiene su orden; ese orden llegará a los siete años. De todas formas,
puede comenzar a arreglar sus cosas a los cuatro años. La madre debe incentivarlo a la
hora de juntar sus juguetes y hacer el mayor trabajo ella, para que este junte lo que
quede. En este punto, es muy importante la imagen del padre. Si el padre es ordenado, el
niño adquiere esa costumbre y con más razón lo hace. Si este tiene un padre que no
ordena nunca las cosas, tiene muchas dificultades para hacerse ordenados.

Otro problema es que debe permanecer sentado en la mesa o irse a dormir. ¿Qué se hace
si el niño dice simplemente “no” y no va a acostarse?

Los padres le deben plantear que es hora de que los dejen tranquilos, que quieren estar
tranquilos. Que vaya a su habitación y que se acueste cuando tenga sueño.Por lo tanto,
el niño se acostará cuando tenga sueño, en el lugar que se sienta cómodo dentro de su
habitación. Los padres luego, pueden ir a acostarlo en la cama. Así aprende los ritmos
de la propia vida. Si la madre le dice todo el tiempo lo que debe hacer, no se forma su
propia autonomía.

Otra carta, es de una madre que tiene una bebe de actualmente 14 meses, pero que a los
8 meses, rompió los barrotes de la cuna para poder bajar y golpear a la puerta cuando ya
no quería dormir. Pero a los 14 meses encontró otro sistema. Se queda dormido en la
puerta ventana del departamento. Los padres respetaron eso, pero le colocaron una
alfombra para que pueda dormir y no pase frío. Pero este, desde ese momento, acude
cada vez menos a ese lugar.

El autor dice que la alfombra no tuvo nada que ver. Que el niño se sitúa en los lugares
que le parece una salida. Si el niño no tiene sueño, capaz que le gustaría salir a la calle.
Por lo tanto se distrae mirando hacia afuera. Ve todo lo que está en movimiento.

Cuando los niños se acuestan no hay que juntarles los juguetes antes de que se duerma.
Porque los juguetes forman parte de su vida y estos se van a dormir porque el niño ya lo
ha hecho. Poco a poco, se habituará a su propio ritmo y a sus necesidades de descanso y
de sueño.

Sobre el periodo del “no” en los niños…

Este periodo se sitúa alrededor de los dieciocho meses en los niños muy precoces y a los
veintiún meses en el resto de los casos. Es un momento que hay que respetar ya que,
este hará poco después lo que su madre le ha pedido.

La tercera carta, es sobre una madre que tiene una niña de 5 años y medio y dos niños
más chicos. El problema está en que ella y el marido no están de acuerdo a la forma de
comer y comportarse de la niña en la mesa. Otro aspecto importante, es que el marido le
da pinchazos con el tenedor a la hija, cuando se comporta de esta manera.

Preguntas: ¿Qué se le puede exigir a una niña de 5 años? ¿Cómo llegar a un equilibrio
entre la comida educativa y comida agradable por otra parte?

El autor, comenta que el hombre a la hora de estar en la mesa, su comportamiento casi


raya un poco la histeria. Dice que a la edad de esta niña, ya debería comer con toda
corrección como una persona mayor. Es posible que la madre no le haya enseñado a
hacerlo convenientemente. Cree que el padre quiere que su hija sea como para
“comérsela” con los ojos, por lo que la pincha con el tenedor y, que fuera perfecta.
Comenta que la niña debe sentir ese deseo del padre.
La actitud de la madre en este caso debería ser que en vez de perder la paciencia, hable
con la niña acerca de lo que sucede en la mesa cuando comen, de la forma que en
realidad debería hacerlo y que por más que a la nena le divierta que el padre tenga toda
la atención puesta en ella, a la madre no le gusta.

El momento de guerra en la mesa, es malo para la madre pero no es ni bueno ni malo


para la niña, ya que, se trata de intimidades del papá con ella, obtenidas como rival
triunfante de su madre. La niña provoca al padre para interesarlo. A esta edad resulta
cómico ver como papa y mama pelean a causa de uno. La niña siente en el fondo, que
durante las comidas ella es la reina, dado que el padre solo se ocupa de ella. Al mismo
tiempo, es posible que esto también divierta al marido y ese es otro problema. Ya que el
autor dice que no recibieron ninguna queja de él.

La última carta, es sobre una madre que tiene tres hijos. Dos varones de siete y cuatro
años y una niña de tres. La causa del problema son las palabrotas. Dice que en su
familia no se acostumbran a decir malas palabras y que seguramente fue algo que
adquirió desde la escuela.

Él explica que para un niño, decir palabrotas es darse tono. Se siente importante y
realmente una persona mayor. Los padres en esta ocasión, debe hacerles preguntas
como: ¿qué palabras sabes? ¿No sabes más que esas? ¡Tienes que aprender más! Porque
en la escuela necesitaras decir otras. Por lo que el padre, inventará cualquier palabra, le
mostrará cómo se escribe y el niño, quedara muy contento.

Uno debe decirles que si necesita descargarse diciendo palabrotas, debe hacerlo por
ejemplo, en su pieza, en el baño. Ya que estos necesitan descargar y al hacerlos, quedan
contentos. Si es un niño, que no lo comprende de esta manera, la madre debe hacerse la
sorda y de esta forma, el chico entenderá de forma sutil, que no está bien decir estas
cosas.

Capítulo 29: “¿Desnudos ante quién?”


Este capítulo comienza hablando sobre lo que consideran los naturistas: Los niños no
tienen vergüenza de sus cuerpos ni del cuerpo de sus padres; además, esas experiencias
las usan como punto de partida para la educación sexual de sus hijos. Una madre está en
desacuerdo con un comentario de la autora: “tenemos que ser naturales en todo”, pero a
lo que ella se refiere con esto es que los niños se sienten orgullosos del cuerpo de sus
padres, es más, los consideran perfectos, como todo lo que hacen, pero en la vida de los
niños hay ciertos períodos donde “no ven” todas las cosas, por ejemplo, los órganos
sexuales, y más adelante cuando el niño advierte la diferencia sexual y la diferencia de
las formas, es cuando comienza a observar los cuerpos (entre los 18 meses y los 2 años
y medio de edad); luego de esto, empiezan a darse cuenta de las diferencias y entre ellos
se estructura la realidad. En esta edad, el niño compara la diferencia de tamaños con la
belleza, “el grande es mejor que el pequeño”, y se sienten inferiores a los adultos.

En cuanto a los adultos que se desnudan en la playa, se trata de un hecho social que a
los niños no les interesa, lo toman como un descubrimiento más sobre el mundo, ya que
no tiene nada de malo que vean que otros adultos están formados igual que sus padres.
Es diferente el hecho de que los niños estén constantemente viendo la desnudez de sus
padres, es más, va a llegar un momento en que los niños ya no van a querer verlos así,
porque esa desnudez hiere su belleza.

A partir de los 5 años y medio, 6 o 7, dependiendo del caso, los niños solo prestan
atención a sí mismos y a sus compañeros, y en ese momento los padres pueden hacer lo
que quieran, sin obligar a sus hijos a hacer lo mismo. Luego, en el momento de la
pubertad, vuelven a encontrarse en ese lugar de inferioridad.

La autora cuenta acerca de casos de niñas que mandaban a campamentos nudistas,


creyendo que tenían la edad suficiente para asistir ahí, pero al volver a sus casas se las
notaba más tímidas o apagadas, y esto se debe a que ya no querían ver absolutamente
más nada y además se sentían feas, decían que todas las demás eran mucho más lindas
que ellas. La autora menciona que esto sucede porque si todo lo que tienen se ve, se
desgasta su valor de persona. También agrega que en la pubertad se sienten devorados
por los ojos de los demás.

Por este motivo, la autora remarca esto de la desnudez de los padres; si los niños están
desnudos frente a niños de las mismas edades, no van a sentir ningún tipo de
inferioridad, cosa que con adultos sí.

Luego, se plantea una pregunta: ¿sería lógico que los que practican el naturismo vayan
de vacaciones a un campamento nudista y una vez que vuelven a su casa ya no se
muestren desnudos frente a sus hijos? La autora dice que esto no estaría mal, pero que
lo principal sería preguntar a sus hijos su opinión y no imponerles cualquier cosa,
también agrega que cada vez que hay dificultades entre padres e hijos, la razón es que el
niño no tuvo toda la libertad de decir que “no”, o sí lo pudo decir, pero su decisión no
era aceptada.

Algunas cartas hablan del “retorno a lo natural”, y una madre dice, que, si no se esconde
para comer, ni para dormir ¿Por qué tendría que esconderse cuando se baña o cuando se
desviste?, y otros padres opinan que andar desnudos por la casa es un buen comienzo de
educación sexual. La autora no está de acuerdo con esto, ya que los adultos que se
muestran desnudos, no permiten que los niños los toquen, ni el cuerpo ni el sexo,
entonces, esto no tiene ningún tipo de sentido, no se llegaría a nada, y para el ser
humano es perturbador no ser iniciado en la prohibición de un incesto, ya que el valor
del sujeto se construye sobre su prohibición. Desde el punto de vista de la energía de su
libido el sujeto no puede volverse hacia su madre (si es hombre) o hacia su padre (si es
mujer).

La autora compara la energía sexual con un río que nace y va hacia el océano; si este se
detiene, se convierte en un lago, que no tiene dinamismo, y si ese río se remonta a su
fuente, las aguas se acumulan, y esa acumulación de energía, crea tensiones en el niño.

El niño no comprende la prohibición del incesto hasta los 7, 8 o 9 años en algunos


casos. Entonces, antes de esa edad, el niño quiere tocar lo que le excita y entra en un
estado de tensión sexual, que en los varones se nota por las erecciones, y en las nenas no
se puede ver, pero existe.

En cuanto a la educación sexual a esa edad, casi no tiene que ver con la apariencia o
forma de los órganos sexuales. Es más que nada una educación en cuanto a la
sensibilidad, empezando con la prohibición de seguir tomando la teta, o que la madre le
siga limpiando; la prohibición de que tenga intimidades sexuales con la madre.

Una señora comenta que no busca a su hijo mientras se desviste, pero también dice que
a la hora de desvestirse no cierra ninguna puerta. Ante esto, la autora dice que tiene que
permitirles a sus hijos cerrar la puerta cuando quieran, porque a los 7 u 8 años hay niños
que no quieren que los vean desnudos. Siempre hay que respetar lo que el niño desea,
mientras no sea perjudicial.
La autora cree que los padres que siguen tanto esta “naturaleza”, tuvieron padres
demasiado rígidos. En cambio, quienes tuvieron padres naturistas saben que en algunos
momentos era incómodo y saben que la desnudez solo estimuló una reacción sexual que
hacía vibrar únicamente el cuerpo.

En el niño, hay ciertos períodos que son críticos; en el momento de la pubertad, las
pulsiones sexuales pueden desbordar las barreras de la moral consciente y crear en los
individuos conflictos existenciales. En estos períodos el papel de los adultos es el de
ayudarlos a conocer y dominar sus deseos, y no aprovecharse de ellos. A corto plazo,
esto provoca seducción y dependencia que sería lo contrario de la autonomía y del
sentido de las responsabilidades; y a largo plazo, represión o desarreglo de la
sexualidad.

Estas son las razones por las cuales los actos nudistas de algunos padres le parecen tan
peligrosos a la autora.

Capítulo 30: “Uno diría que está muerta” (La agresividad)


Este capítulo comienza con el relato de una madre que dice que su hija tiene el deseo de
verla muerta. Dice que le gusta jugar a la mamá y al papá, y que, al momento de dividir
los roles, ella es la mamá, su padre el papá y su madre el bebé. O bien, dice que ella es
el papá y que la mamá no está, porque está muerta.

Ante esto, la autora dice que su hija está usando el modo potencial, el cual es muy
importante para entrar en el mundo de los fantasmas, o el mundo de imaginario.

Los niños se imaginan que están en otro mundo en el que podrían ser adultos, y no vale
la pena que los padres intervengan en sus juegos. Además, así se experimenta el
complejo de Edipo, entonces los padres deben aceptar verbalmente que están muertos,
pero no es necesario que imiten que lo están o que se pongan en esa posición, porque
para los niños van a estar muertos. Todo esto, es positivo para el niño.

A raíz de esto, surge la duda de qué pasa con los juguetes se guerra (fusiles o
revólveres), porque hay padres que están en contra de la industria de este tipo de
juguetes. A lo que la autora responde que, si no le regalan este tipo de juegos, igual ellos
los van a fabricar con cartón o con cualquier otro material, y dice que los niños tienen
necesidad de esos fantasmas de dominio de la vida y la muerte, y para lograrlo, el niño
se introduce en el mundo imaginario, gracias al juego soporta la realidad, la restricción
de la libertad que nos es impuesta a todos por naturaleza, por el sufrimiento, por las
leyes sociales, por la muerte. Lo imaginario sirve para para defenderse de la realidad, y
no es necesario que los padres entren en ese juego, ni les compren juguetes de guerra;
solo alcanza con que sepan que los niños tienen necesidad de jugar a esas cosas.

Por otro lado, aparece un caso de una madre con cuatro hijos; dos nenas, una de 22
meses y otra de 7 años; y dos nenes, uno de 5 años y otro de 2 meses. Ella está
preocupada ya que el niño mayor es muy agresivo y quiere saber la razón.

La autora dice que es muy difícil la posición en la que se encuentra este niño, ya que se
trata de un segundo hijo que llegó después de una nena, entonces puede ser que sienta
deseos de tener la edad de su hermana. El niño todavía no entiende la diferencia de
crecer a la imagen de otra persona y ocupar su lugar; para él, es una situación de
peligro, quiere hacer todo lo que hace su hermana, quiere ser su hermana para ser
grande, pero no para identificarse como una niña. En realidad, quiere hacerse como su
padre, pero su hermana mayor está en el medio.

Ante esta situación, la autora dice que el padre debería ocuparse más de su hijo, tener
momentos de juego y conversación con él, ya que un varón debe ser educado por el
padre, mucho antes que una niña. El padre puede decirle que él es el mayor de los
varones y que su hermana es la mayor, pero de las mujeres. De esta forma, el padre va a
permitir que la nena y el nene se desarrollen de manera diferente, ya que, a partir de los
3 años y medio, deben desarrollarse de manera diferente.

Por otro lado, la madre agrega que el niño es agresivo y no sabe cómo controlarlo, y
menciona que en su casa ven poca televisión, ya que cree que esto podría influir en algo.
La autora dice que en este caso se trata de la influencia insuficiente de un hombre, y que
la madre debería hacerlo frecuentar con otros varones y tendría que decirle que es un
varón y su hermana es mujer; que podría usar su fuerza de otra manera, y además el
padre le va a enseñar juegos de varones y de fuerza, y la madre se va a ocupar de la
niña.

Acá, se plantea una pregunta: ¿Existen casos de agresividad en general? A lo que la


autora responde que, entre los 3 años y medio y los 7 años, los varones son más
agresivos que nunca. Hasta que se dan cuenta que la virilidad no es la agresividad ni la
fuerza, sino que es el uso de la fuerza según las leyes de la sociedad, la inteligencia de
conducta y de fines, el respeto y la tolerancia por los demás, la amistad, el amor, etc. Y
todas estas cosas en un niño, exigen el amor de un padre que reconozca en su hijo esas
cualidades y lo guíe para poder desarrollarlas, lo que lleva mucho tiempo. También,
agrega que la madre se preocupa mucho y que al niño le faltan cuidados del padre.
Quizás la madre no haya tenido un hermano, entonces al ser hija única, no tiene mucha
información, al igual que el padre, en el caso de que sea hijo único.

31. ¿Quién es “uno”? (Papá y mamá)

Primer caso: Una niña de tres años llora cuando uno le pide que haga algo y no dice por
qué lo hace. ¿Por qué cada vez que alguno de sus padres le pide que haga algo, responde
llorando? 

Acaso se trate de una niña que tiene miedo, que se siente inferior a la tarea que los
padres le proponen hacer -se trataría de una niña “inhibida”-. 

¿El niño se da cuenta que los padres tienen opiniones diferentes?

Cada uno tiene el derecho de adoptar y sostener sus ideales. 


Se discute y no se comparte la misma opinión. 
Cuando el niño se encuentra en presencia de alguna discusión, los padres deben
conversar con él y explicarle, justamente, que no siempre van a estar de acuerdo en
todo. Aun cuando se pueden llegar a entender en muchas cosas y comparten un gran
sentimiento de cariño por el niño, tienen diferencias que resolver. 
El niño no debe ser motivo de pelea de sus padres, en relación a las “idas y vueltas” del
hijo con su madre o su padre. Por eso mismo, los padres deben limitar el “poder” que
gestiona su hijo ante estas situaciones entrometidas. 
Los padres ante esto, deben entablar un diálogo con el niño para hacerle saber que
puede acudir a ellos para hablar, sin intermediario alguno que sea motivo de excusa para
acercarse. 

Segundo caso: Una madre que tiene una hija de ocho años; está divorciada y volvió a
casarse hace dos años. En el nuevo matrimonio, tuvo un bebe, que ahora tiene cuatro
meses. El padre de la niña es testigo de Jehová y ella comparte las mismas creencias. La
madre se encuentra preocupada porque la niña considera lo que “está bien” y lo que
“está mal”, sin dejarse interpelar por otras cuestiones que van más allá de la propia
creencia. ¿Cómo hablar a un niño de Dios? ¿Y en qué momento conviene hacerlo? 

Se habla del tema con total simplicidad y sencillez, con naturalidad. 


Lo importante es que la madre continúe siendo ella misma, sin aparentar o sobreexigirse
en el tema. 
La niña debe saber que, aunque la madre no entienda ciertas cuestiones propias de la
religión, ella la acompaña y la apoya en sus ideales. Se debe de sentir respetada. 

“Le recuerdo que la madre volvió a casarse hace dos años. La hija ahora tiene ocho años
y tenía seis cuando sus padres se separaron. ¿No será resultado de esto, la actitud de la
niña?” 

La niña se complace mucho en aportar a este hogar la sombra o la luz de su papá. De


esta manera, emplea las creencias de su papá en apoyo de sus deseos de rivalidad frente
al pequeño que tiene un padre diferente del suyo. Expresa la ambivalencia de su amor a
su madre -y a su padrastro-. 

32. Jugar al Edipo…

Primer caso: Una madre, separada de su marido hace seis años; tiene un varón de seis
años que nació un mes después de la separación. Tiene 28 años y vive con sus padres.
Nunca sale. No posee vínculos o relaciones amorosas. 
¿Cómo se puede ayudar a solucionar el problema del niño a partir de la ausencia
paterna? 

El abuelo es un objeto de identificación para el niño. 


Se identifica un elemento de entrada al Complejo de Edipo, esa relación en la que el
niño se identifica con el adulto y ve en ese adulto la imagen acabada de sí mismo. El
niño tiene ciertamente, en la figura de su abuelo, el modelo para hacerse el mismo
adulto. 
¿Cómo deben reaccionar los padres cuando se manifiesta el complejo?

Entender que el Complejo de Edipo es algo normal que se debe transitar. 


Imponer y bordear límites para que sepan que bajo el cargo de sus padres, pueden hacer
determinadas cosas y otras no. 
Se le debe comunicar al niño que sus padres también pasaron por este momento para
que él, encuentre en ellos la empatía de haber transitado por lo mismo. 
Que la madre ponga atención.
Que no permita nunca ciertos deslices.
Que no permita que un hijo (o hija) tome prerrogativas que son del marido respecto a
ella, y del padre respecto a sus hijos menores.

Segundo caso: Una madre de dos hijos, una niña de cuatro años y un varón de un año.
Desde que nació el varón, la niña muestra una constante oposición frente al padre y
también mucha exigencia y demanda hacia la madre. Tiene una relación muy cariñosa
con su hermano. Está muy comprometida con las responsabilidades de la escuela. Pero
la madre siente que cuando llega a casa “se desquita”. 
“Según me han dicho, en el caso de una niña, la situación edípica debería provocar el
apego al padre y celos de la madre. ¿No estaría mi hija dentro de las normas?”

La niña está en pleno complejo de Edipo. Está muy celosa que el padre le haya dado un
hijo a su madre y no a ella. Entonces, acapara al niño, para hacer de cuenta que ella es la
mamá del bebe. 

Tercer caso: Se trata de un niño muy inteligente, muy sensible, pero también muy
charlatán. Tiene un hermanito muy pequeño de 10 meses. 
¿Cómo hacer comprender a un niño de cinco años, que está lleno de vida y tiene sed de
aprender, que hay momentos en que hay que dejar la palabra a las personas mayores y
que él debe callarse siquiera algunos minutos en el día? 

Identificar que se encuentra en pleno Complejo de Edipo


Ambas figuras -sobre todo la paterna- deben ser rígidas a la hora de no dejar
entrometerse al niño en cada conversación que se inicia. Se les debe imponer un límite
ante los momentos y tiempos en los que se debe hablar y se debe hacer silencio. 
Si el niño persiste e interrumpe la conversación nuevamente, se le dice algo simple que
le guste para que sepa que sus padres, aun cuando estén hablando, lo incluyen de cierta
forma en esa charla.

Capítulo 33: Cuestiones que vuelven a aparecer (La separación,


los mellizos)

Este capítulo comienza resaltando el problema de la presencia prolongada de la madre


junto a sus hijos. 
El primer caso que la autora recibe, es el de una mujer con tres hijos: un varón (14), una
niña (7) y otra niña más pequeña (4). Esta madre manifiesta que para la crianza de la
tercera niña ha abandonado todos sus quehaceres personales (trabajo y demás) para
ocuparse de ella. A pesar de su incesable compañía hacia la niña, considera que ha
fallado en su crianza ya que ésta tiene un comportamiento fastidioso y atormenta a todo
el mundo, y aún más de manera exagerada a su hermana de 7 años golpeándola y luego
como forma de autocastigo, se golpea a sí misma; aunque destaca que la niña menor
estando sola con ella o sólo con su hermana es un encanto. 
Cuando se le comunica a la niña sus malos comportamientos, ella responde: “Bueno,
una va a tratar de ser amable”. La situación hace que la madre se encuentre agotada y
deprimida. 

La autora inicialmente afirma que la madre jamás debería haber abandonado su trabajo,
educar a un hijo no significa consagrarse enteramente a él y a partir de determinada
edad, saben desenvolverse solos.
La respuesta de la niña da cuenta de considerar que hay alguien más en ese lugar
comportándose de esa mala manera. Tampoco se da a conocer en ningún momento el
contexto de la violencia entre ella y su hermana, es decir, la menor ¿agrede o se
defiende?
Se considera que el motivo de la autoagresión de la niña es porque de esta manera pone
la atención sobre ella misma al notar que su madre está en depresión evitando que
decaiga aún más. En el caso de la hermana del medio, solo quiere el amor de su madre,
por eso no se defiende. 
La madre debe recurrir a un psicoanalista para darle un sentido a su depresión y la niña
mayor debe aprender a no ceder ante su hermana menor; ambas deben crear defensas
suficientes. 
El problema no es solo de la niña menor. Ella se encuentra sin límites y cansada de las
consideraciones y se siente de alguna manera culpable: sufre y hace sufrir, por lo tanto,
debe romperse esa dependencia. 
Hay ausencia rotunda de algún rol paterno, quienes deberían ocuparse de los límites y
no hay ninguna intervención del hijo varón.

En un segundo caso, se reciben dos perspectivas contrarias acerca de los mellizos. La


primera (melliza verdadera) manifiesta que todos los especialistas se obstinan en separar
a los gemelos y que para ella, en realidad, no hay amor fraternal más puro que ese y que
solo puede suceder de esa manera siendo, justamente, gemelos. Actualmente, tiene dos
hijos con un año de diferencia a los que ha criado de igual manera (como mellizos),
pero estos se disputan todo el día. 

La autora al respecto, dice que el amor sororal (de hermandad) existe y no


necesariamente deben ser mellizos. El amor entre hermanos/as puede ser auténtico y sin
ambigüedades toda la vida.
Tampoco fue conveniente criar como mellizos a quienes no lo son, por más mínima
diferencia que haya. A las niñas les gusta ser dos, hasta que hay un hombre en disputa.
Los niños, se sienten menos ligados.

En la segunda objeción, se manifiesta una mujer que ha leído recomendaciones de la


misma autora en donde se recomendaba siempre diferenciar a los mellizos (en cuanto a
ropa) pero que ella hizo lo contrario y le resultó mejor, ya que, cuando los diferenciaba
la niña agredía al varón. Luego, con un tercer hijo al cual la niña también agredía, se le
ocurrió vestirlos iguales a todos y la niña perdió esa mala costumbre. Entonces, destaca
que no hay un “niño tipo” o “niño ideal”. 

A esto, la autora le otorga absoluta razón. Cada cual debe buscar la respuesta a sus
propias cuestiones, porque claro, no existe ese niño ideal.
  

Capítulo 34: ¿Niños agresivos o agredidos? (El regreso de la


escuela)

Una madre tiene tres hijos, y pregunta en relación a la mayor (cinco años y medio),
quien va a la escuela y la describe como “bastante desarrollada para su edad” y “un
poco redondita”. Esta niña vuelve de la escuela muy triste y manifiesta que sus
compañeros le dijeron “gorda batata podrida”. ¿Cómo se puede ayudar a un niño a
adquirir su propio sistema de defensa?

La autora menciona que en este caso, a quien la situación deprimió más, fue a la madre.
Recomienda hablar con la niña preguntándole qué hubiera respondido y diciéndole que
le dijeron eso por celos.
Es muy frecuente que los niños actúen así por esa razón, celos o quizás sufre y detesta a
ese otro, lo envidia o quiere su amistad. 
Los padres deben dirigirse de forma directa al agresor cuestionando su actuar y
reprendiéndolo, luego para suavizar hacerle entender que si su hija no le ha hecho nada,
no debe apenarla, entonces debe pedirle perdón. 
Otro tipo de resolución que recomienda, es que en familia se hallen respuestas
divertidas a esa agresión incorporando el sentido de la broma.

Hay casos en el que los niños castigan constantemente a otros y si son circunstancias
graves, el padre debería ver qué es lo que sucede. Pueden ser pequeños que agreden a
los mayores porque saben que ellos no pueden defenderse por ser más fuertes. 
También están quienes buscan ser agredidos (masoquistas), a los que se los debe
incentivar a que presten atención a esos golpes que duelen para lograr defenderse. A
veces suelen ser hijos únicos, que nunca tuvieron la ocasión de ser agresivos, entonces
se los debe ayudar a que aprendan a defenderse y a hacerse respetar.

Existen también, ciertas situaciones que ocurren en base al diálogo “mi padre es
más/tiene más que el tuyo”. En estos casos, solo se les debe recordar al niño con
seguridad, que eso no importa, porque él tiene mucho amor y eso es todo. 
“…Ser padre no es algo innato, sino algo que se aprende” : ¡El hijo es el padre del
hombre!

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