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TEXTO-GUÍA

Prof. José Gerardo Chacón Pernía

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INDICE

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………………………………………..

CONCEPTOS PRELIMINARES: Pensamiento-inteligencia-conocimiento-pensamiento

social-pensamiento crítico………………………………………………………………………………………… 1

TEMA 1: El Estado- Política-Fe y política- Iglesia y política- Democracia-Derechos

Humanos …………………………………………………………………………………………………………………… .3

TEMA 2: DIMENSIÓN SOCIAL DE LA PERSONA HUMANA: Familia y sociedad-La sociedad y

Los procesos sociales-la sociedad en América Latina…………………………………………………. .10

TEMA 3: ECONOMÍA Y TRABAJO: El trabajo como derecho humano fundamental – visión

Cristiana del trabajo………………………………………………………………………………………………….. 16

TEMA 4: ECOLOGÍA Y POBLACIÓN: La carta a la tierra- Amenaza ambiental- Encíclica

“LAUDATO SI”…………………………………………………………………………………………………………….. 20

TEMA 5: LATINOAMÉRICA: Factores que han influido en la formación de las naciones

Latinoamericanas…………………………………………………………………………………………………………..22

TEMA 6: LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA: Su naturaleza, método, vida cristiana y compromiso

social, fe y razón…………………………………………………………………………………………………………..27

TEMA 7: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA…………………………………..30

TEMA 8: LOS PRINCIPIOS ORIENTADORES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA…………………….33

TEMA 9: LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA……………………………………………..34

TEMA 10: DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA EN VENEZUELA………………………………………………………..37

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………………………………………………………………….37

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1.- Descripción

El Pensamiento social se basa en el análisis de elementos del ámbito social, en dónde se


plantean interrogantes y se hacen críticas que ayuden en la búsqueda de soluciones a las mismas.
Además, puede considerarse como el pensamiento que tiene cada persona dentro de la sociedad.

El término es también comúnmente utilizado como forma genérica que define todos los
productos que la mente puede generar, incluyendo las actividades racionales del intelecto o las
abstracciones de la imaginación; todo aquello que sea de naturaleza mental es considerado
pensamiento, bien sean estos abstractos, racionales, creativos, artísticos, etc. Se considera
pensamiento también la coordinación del trabajo creativo de múltiples individuos con una
perspectiva unificada en el contexto de una institución.

El pensamiento social de la Iglesia, además alude a la reflexión ética y moral que los
cristianos han hecho como comunidad, expresado a través de los documentos que conocemos
como encíclicas sociales, sobre los problemas surgidos en la sociedad moderna por la llegada y
desarrollo de la industrialización y por los sistemas económicos sociales que le sirvieron de marco:
El Socialismo y Capitalismo. Se puede considerar también como un cuerpo de enseñanzas
formuladas que no está plenamente hecho (cerrado) ni podrá estarlo nunca, sino que se debe ir
haciendo a la medida de la evolución de los mismos fenómenos históricos a los que debe referirse
con su función normativa y crítica.

Objetivo general

Desarrollar habilidades de pensamiento superior (pensamiento crítico, procesamiento de


información, solución de problemas, creatividad, análisis, conceptualización, evaluación y
autoevaluación, entre otros) en las aulas universitarias, para la respectiva comprensión y
aplicación del conocimiento en situaciones concretas.

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Objetivos específicos:

 Brindar herramientas didácticas para la facilitación de procesos de


aprendizaje que permitan el desarrollo de las capacidades intelectuales,
psicomotoras y/o socio-afectivas, para una mejor toma de decisiones y
solución de problemas.
 Dotar al estudiante de habilidad de pensamiento que lo convierta en un
pensador crítico, es decir, capaz de pensar, sentir y actuar con propiedad
en su quehacer diario.
 Ofrecer un espacio de formación y profundización en la doctrina social de
la Iglesia, con el fin de reforzar y promover el compromiso cristiano que
ayude a la transformación, promoción humana y cambio de las
estructuras sociales.

CÁTEDRA DE PENSAMIENTO SOCIAL

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CONCEPTOS PRELIMINARES

Inteligencia, conocimiento, pensamiento:

La inteligencia: Es la capacidad para resolver problemas utilizando las herramientas que tenemos,
solución de complicaciones. Es innato, es un equipamiento mental. Tiene que ver con el manejo
cognitivo, con la actividad mental, con la energía intelectual y desempeño de la memoria

Pensamiento: El pensamiento es una habilidad, es un conjunto de habilidades creadas por la mente,


las cuales al practicarlas desarrollan estrategias para manejar los conocimientos y ser una persona
eficaz.

Se puede aprender a pensar bien y no pobremente

Es una actividad que al practicarla va mejorando y afinando

Conocimiento: es el almacenamiento de ideas. Es formado como una estructura dinámica con datos
e información, operado en el cerebro por la inteligencia a través de ejercicios mentales y habilidades
del pensamiento, que crea un modelo de la realidad en la mente para la resolución adecuada de
problemas

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El hombre para actuar y poder realizarse requiere de la asimilación de ideas, juicios y teorías.

Pero para lograr esto y pretender lograr un conocimiento, primero se tiene que aprender a
pensar.

Algunas perspectivas sobre el pensamiento: Los conceptos de inteligencia y pensamiento están


relacionados. La mayoría de nosotros suponemos que cuanto más inteligente es una persona, este es
un pensador eficaz. Aceptamos a su vez que una buena capacidad de pensamiento es prueba de una
gran inteligencia. Pero es un hecho que se puede ser muy inteligente y pensar pobremente y/o
viceversa. Al igual que un deporte, el pensamiento hay que ejercitarlo.

PENSAMIENTO SOCIAL: Concepto y su historia

(Tomado del Dr. José Anazagasty Rodríguez- Sociólogo/ Revisión -Adaptación: Prof. José Gerardo
Chacón)

El pensamiento o conocimiento social se refiere a un conjunto de ideas, sentencias y


pronunciamientos notables acerca de la sociedad, sus procesos, eventos y fenómenos,
producidos por una persona o colectivo. Como lo sugiere el concepto, este conjunto de ideas y
declaraciones acerca de lo social es producto de una práctica: pensar.

El pensamiento social lleva entonces a imaginar, considerar y discurrir fenómenos,


procesos y eventos sociales. Es reflexionar, estudiar, y evaluar, a distintos niveles de
cuidado, la sociedad misma. Se trata de especular acerca de la sociedad y originar
conocimiento especulativo, de producir teoría social. Pensamiento social y teoría, esta última
entendida en su sentido más amplio, son la misma cosa. Al final, la teoría social, como plantea
Paul Filmer (1998), es la construcción y realización del mundo en el pensamiento. Es una
construcción sujetada a la preocupación humana con el ámbito social, con el carácter y
condición de nuestra vida social. Se trata entonces de la conciencia social, un modo específico
de pensamiento, de pensar la vida en sociedad.

Pensar y producir ese conjunto de ideas acerca de la sociedad no es una práctica extraña o
poco común. Al contrario, se trata de una práctica habitual. Para Charles Lemert (1999) la
teoría social es, inclusive, un logro normal y mundano de los humanos—criaturas
esencialmente sociales que necesitan, requieren y precisan entender lo que otros humanos
hacen en relación a ellos, en relación a otros humanos, y en relación a su entorno y objetos que
les rodean. Para Lemert la teoría social es inclusive una destreza básica de supervivencia, una
actividad consecuentemente mundana, cotidiana.

Más aún, el conocimiento social también irrumpe en otros dominios. La historia de la


conciencia y el conocimiento social nos demuestra que su estudio nos requiere muchas veces

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examinarlo en el contexto de sus intersecciones con otros conocimientos. Nos requiere
examinar los encuentros y confluencias entre la filosofía social, la filosofía política, la
filosofía del derecho, la ética, la historia e inclusive la teología y la literatura. Y desde que
brotó la modernidad también nos requiere tomar en cuenta las intersecciones complejas y
muchas veces conflictivas entre las diversas ciencias sociales, y también los cruces,
igualmente complejos, con otras ciencias.

¿Qué es Pensamiento crítico?:

El pensamiento crítico es un proceso cognitivo de carácter racional, reflexivo y analítico,


orientado al cuestionamiento sistemático de la realidad y el mundo como medio de acceso a la
verdad. En este sentido, el pensamiento crítico es fundamentalmente racional, no fortuito ni casual,
y dispone de la razón como principal herramienta efectiva para su propósito: identificar aquello que
es éticamente justo, correcto y verdadero.
Para ello, además, requiere de otras herramientas esenciales, como lo son el conocimiento, la
información, la observación y la experiencia. Todo esto, articulado de manera inteligente, es
fundamental para desarrollar un buen pensamiento crítico, con claridad de pensamiento, foco en
aquello que es relevante, y capacidad de realizar o formular las preguntas pertinentes.
El pensamiento crítico dota al individuo de una serie de habilidades que se expresan mediante
la capacidad para reflexionar y razonar de manera eficiente, hacer juicios de valor; analizar,
sintetizar y evaluar información; y tomar decisiones y resolver problemas en situaciones críticas o
extremas. En este sentido, también está enfocado en la acción, en la capacidad de evaluar y decidir
qué hacer en un momento determinado.
No obstante, uno de los rasgos más positivos del pensamiento crítico es su carácter
cuestionador de lo establecido. En este sentido, se erige como la herramienta indispensable de la
evolución del pensamiento humano, del avance tecnológico y del progreso social.

TEMA I: EL ESTADO- POLÍTICA-DEMOCRACIA Y DERECHOS HUMANOS

(Tomado de Manuel Méndez. Profesor de Filosofía /Adaptación : Prof. José Gerardo Chacón)

1.1-INTRODUCCIÓN.

Vivimos en una sociedad democrática, disfrutamos de libertad, justicia, educación, sanidad,


etc., podemos elegir a nuestros representantes, formamos un pueblo bajo la jurisdicción de un
Estado, disponemos de un gobierno elegido democráticamente, ... pero ¿cómo hemos llegado a
esto?, ¿qué pasos históricos hemos tenido que dar? Esto es lo que estudiaremos en este tema.

1.2.- Qué es el estado.

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La mayor parte de los contenidos expresados por la palabra "Estado" (poder, organización,
dominio, soberanía, etc.) son muy antiguos. Muchos de estos elementos se encuentran ya presentes
en los grandes imperios de la Antigüedad, en los imperios de Egipto, Mesopotamia, Persia, en la
organización griega -la polis-, y en el Imperio romano. Pero el propio término "Estado" es
relativamente reciente; surgió a comienzos del siglo XVI y tuvo su origen en el político
Maquiavelo, quien, en su obra El príncipe, con esta palabra se refiere a la autoridad o al poder que
ejerce un gobernante sobre las personas que habitan en un determinado territorio: "todos los
Estados, todas las soberanías, que han tenido y tienen autoridad sobre los hombres fueron y son
repúblicas o principados". Posteriormente, el uso de este término se hizo común a partir del siglo
XIX.

El Estado supone la existencia de un poder centralizado capaz de obrar de modo coordinado


sobre el conjunto de un territorio sometido a su autoridad. Su característica esencial estriba en la
soberanía, es decir, en la capacidad de mandar y de prohibir por iniciativa propia y sin ninguna
dependencia. En este sentido, podemos definir el Estado como una asociación (una organización
jurídica social) establecida por la sociedad y dotada de personalidad jurídica, que en virtud de su
autoridad o poder ejerce su soberanía sobre un grupo de seres humanos en los límites de un
territorio. Desde otro punto de vista, el Estado debe encontrarse orientado a regir la vida pública de
una sociedad, intentando dirigirla hacia la consecución del bien común. Max Weber definió el
estado como "una relación de dominación del hombre sobre el hombre fundada por medio de la
violencia legítima, es decir, por la violencia que es considerada como legítima".

1.3.- Los elementos constitutivos del estado.

El Estado se encuentra presente en numerosas actividades cotidianas de las personas; por


ejemplo, el Estado nos proporciona el DNI, recauda impuestos, distribuye becas y subsidios,
organiza la enseñanza, vigila las fronteras, garantiza ciertos títulos y diplomas, etc. El Estado, pues,
posee multitud de capacidades y realiza diversas actividades de tipo administrativo. Pero aquellas
capacidades y estas actividades las posee dentro de un determinado territorio, en virtud de cierto
poder jurídico, y afectan a unos grupos concretos (o población).

a.- Territorio. De manera primaria y fundamental, el dominio del Estado aparece definido por
un territorio delimitado por sus fronteras. Con frecuencia, esta delimitación obedece a diversos
hechos históricos más o menos complejos (guerras, transmisiones hereditarias, accidentes
geográficos, etc.), pero su conocimiento oficial se establece convencionalmente y de forma solemne
por medio de tratados.

Además, en la actualidad, se consideran territorios de un Estado el litoral o las zonas de mar


próximas a sus costas (200 millas marinas), las islas que en éste se encuentren, las embajadas, las
naves o barcos con pabellón de dicho Estado y determinados espacios aéreos.

b.-) Pueblo. El pueblo se encuentra constituido por las personas y los grupos sociales que
residen en el territorio puesto bajo la jurisdicción del Estado. La relación entre los diversos seres y
grupos humanos que forman un Estado suele fundamentarse en una serie de sentimientos comunes
difíciles de explicar con precisión, pero que, en general, pueden basarse en ciertos rasgos comunes
de tipo histórico, lingüístico, cultural, así como raciales, organizativos, etc. Aunque estos rasgos

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poseen un importante significado respecto al surgimiento de los Estados concretos, todos ellos
poseen un valor relativo y, en último término, el fundamento esencial de los Estados ha de venir
constituido por la voluntad libre de las personas singulares y concretas; por tanto, es necesario
rechazar todo sentimiento nacionalista que intente identificar el Estado con determinada raza,
tradición, lengua o cultura. En este sentido, los Estados son cada vez más pluralistas y. por
consiguiente, los sentimientos nacionales, aunque justos y legítimos, han de ser cada vez más
abiertos y tolerantes.

c.- Soberanía. La característica esencial del Estado es la soberanía, la posesión de un poder


soberano, es decir, no sometido a ningún otro poder superior. Desde este punto de vista, el Estado
es una organización social que tiene por misión garantizar su propia seguridad y la de las personas,
grupos y sociedades que se encuentran bajo su jurisdicción, tanto contra los peligros exteriores
como contra los interiores. De esta forma la soberanía se manifiesta tanto en el plano interno como
el plano externo.

Por otra parte, el desarrollo de las instituciones democráticas ha contribuido a reforzar la


idea de soberanía, ya que éstas han proporcionado al Estado un fundamento humano; la soberanía
del Estado, de esta manera, no es más que la expresión de la voluntad y de los deseos del pueblo (de
las personas de una comunidad) de establecer su propia organización y de disponer de su propio
destino.

2.-Estado, sociedad, nación y gobierno.

El Estado, en tanto en cuanto asociación de carácter político dotada de personalidad jurídica


propia, debe ser distinguido de otro tipo de realidades que guardan con él unas relaciones profundas
y estrechas, a saber: sociedad, nación y gobierno.

a.- La sociedad. En su significado más general, se entiende por sociedad (sociedad civil) el
conjunto de individuos y agrupaciones que constituyen la base y la manifestación de la vida social,
económica, cultural, recreativa, etc. o, lo que es lo mismo, el conjunto de personas que conviven en
un mismo territorio, formando parte de los diversos grupos, comunidades y asociaciones. En este
sentido, el desarrollo de la vida social ha originado toda una amplia gama de asociaciones que son
el fruto de la expresión de la libre voluntad y de la libre iniciativa de las personas.

El Estado, por el contrario, es una asociación de tipo político, establecida por la propia
sociedad civil, que posee la misión de organizarla y dirigirla. De esta manera, podemos afirmar que
la sociedad se encuentra constituida por la esfera privada e individual de las personas, el Estado, por
el contrario, por lo público, por lo común; lo primero es la comunidad, lo espontáneo, lo natural; el
Estado es posterior, es la asociación política establecida por la sociedad para organizarse a sí misma
con el fin de dirigir de forma independiente y soberana sus propios asuntos

b.- La nación. El término "nación" deriva de natio, del verbo latino nascor, acto de nacer o relativo
al nacimiento. Nación viene a significar el conjunto de seres humanos (o pueblo) con un origen, un
pasado o una patria (es decir, unos padres) comunes y, generalmente, establecidos sobre un
determinado territorio. Vemos, pues, que el concepto de nación, de manera principal, hace
referencia a la idea de un pueblo con sentimientos comunes, sin que sea posible determinar de
forma precisa, ni siquiera aproximada, el elemento aglutinante de dichos sentimientos. La idea de
nación es, ante todo, una forma de comunidad, de sociedad natural que surge y se mantiene gracias
al predominio de las relaciones de tipo afectivo, sentimental, cultural, lingüístico, etc.

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Frente a ella, el Estado significa una asociación (una organización) racional y voluntaria de las
personas y grupos que lo integran

c.- El gobierno. El gobierno se encuentra integrado por el conjunto de personas que dirige el
Estado o, expresado de otra manera, el conjunto de personas en quienes la sociedad civil delega
directa o indirectamente el poder (o la autoridad) para dirigir el Estado: el jefe de gobierno, los
ministros y el resto de las personas asociadas a la tarea de gobernar, que constituyen el Poder
ejecutivo. El gobierno es el órgano encargado de llevar a cabo todas las tareas administrativas que
compete realizar al Estado.

La organización gubernativa de los Estados democráticos posee una estructura vertical, junto
con una pluralidad de órganos políticos y administrativos autónomos, y, en último término, todos
los poderes descansan en la voluntad libre del pueblo.

3.- La dimensión política

(Tomado de Enrique Neira Fernández/ Revisión y adaptación: Prof. José Gerardo chacón)

a.- El Ser político

No poca luz arroja sobre lo que es la política, el concepto etimológico del término. Bien
sabemos que la polis griega se constituyó en la época clásica (siglo IV antes de Cristo). Fue la
organización autárquica, autosuficiente, la unidad soberana de organización social.
Se llamaba <política> la actividad referida a la polis, es decir, la actividad de organización y
manejo de esa pequeña comunidad local autónoma que era la polis.
Cuando Aristóteles enseñaba que la vida humana era impensable fuera de la polis, estaba
diciendo que el ser político no es algo que se le añade al ser humano desde fuera y
posteriormente, sino que es algo constitutivo de su ser. El ser humano, varón y mujer, es, por
definición, un zoón politikón.
De su misma naturaleza relacional, sociable y transformadora, brota en el ser humano su
dimensión <cívica>, su dinamismo <político>, su responsabilidad <ciudadana>, su actividad
<patriótica>.
Con razón, desde muy antiguo, Aristóteles definió al hombre como zoón politikón, es
decir, <animal cívico> o <animal político>. En cierto sentido, el animal es también social; pero
sólo el hombre es político. Los hombres no podemos con-vivir si la convivencia no se organiza.
El hombre no vive en manadas ni en rebaños. Su carácter específico es vivir insertado en el
organismo social que constituye la polis, la ciudad, la comunidad política bajo una autoridad
común. Ella es para el hombre tanto una necesidad natural como una idea.

En otras palabras, es consustancial a los humanos el vivir juntos organizadamente bajo


una autoridad común que dirime pleitos, coordina acciones para el bien común, organiza la
convivencia. El hombre fabrica sus sistemas de relaciones sociales y las ideas que los presiden.
Construye así esa complicada y fina "tela de araña" de sus instituciones sociales y políticas.
Instituciones que él mismo hace evolucionar a lo largo de la historia. Son las manos y la
inteligencia del hombre las que construyen el mundo social y político, podemos decir
parodiando a Spengler.

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En síntesis, al hombre le pasa y le acontece ser político, como le pasa y le acontece ser
transformador, ser sociable y ser-en-el-mundo. Todo le pasa simultáneamente en razón de la
intrínseca constitución de su ser.
b.- Participación en lo público
Asumiendo un concepto muy moderno, hoy enfatizamos la política como la actividad
participativa y racional de los ciudadanos en la vida pública. Subrayando, así, que es la
actividad que gira alrededor de la conducción y administración de la polis, pero no reservada
únicamente a los gobernantes y políticos de oficio, ni siquiera a las minorías que conforman la
vanguardia de la revolución o las élites y categorías dirigentes, que parecieran reservarse para
sí la política.
c- La Iglesia y la política

La Iglesia tiene conciencia clara de que su misión propia no es de orden político sino
religioso. Pero también sabe que precisamente de su misión religiosa derivan funciones y
competencias temporales (socio-económicas y políticas) que no le pueden ser ajenas.
"La misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político,
económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso. Pero precisamente
de esta misma misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden
servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley
divina(Concilio Vaticano IIº, Gaudium et Spes, 42).
La misión de la Iglesia no es solamente religiosa sino también busca la humanización del
mundo. "La misión integral de la Iglesia, que es exclusivamente religiosa y trascendente en
principio, tiene como consecuencia una misión igualmente específica en relación con el mundo,
o sea, la ordenación del proceso de humanización del mundo hacia la salvación escatológica".
(E. Schillebeeckx, God the future of Man, p. 199).

d.- Fe y política

Todas las doctrinas o actitudes humanas tienen ineludiblemente una dimensión política, es
decir, tienen incidencia en la vida de los hombres y en la organización de las polis, que es el
campo de la política.

Nuestra fe cristiana tiene, evidentemente, una dimensión política. La fe cristiana no puede


caer en un angelismo desencarnado, sino debe proyectarse activamente hacia la construcción de
una mejor polis y de un Reino de Dios que ya se inicia en este mundo. Un cristianismo que no
se proyecte sobre la realidad terrena y que no se comprometa en la implantación del Reino de
Dios en el mundo -que es reino de justicia, de amor y de paz- no sería un cristianismo
auténtico. Y todos sabemos que la vida de los pueblos y la realización de la justicia en el
mundo se consigue por medio de las leyes, es decir de la acción política. Por medio de la
política es, pues, como se consigue una sociedad más justa, más libre, más equitativa para
todos.
d.- Jesús y la política

Jesús, al nivel de profundidad que convenía a su misión, y tomando sus distancias ante las
presiones que se hacían a su persona, abordó tres problemas concretos. Trató el tema del
matrimonio (evangelio de Mateo 19), el del dinero (varias veces en el evangelio de Lucas) y
también el del poder. Respecto de la política, supo dar respuestas, sin caer en sus trampas, a las
preguntas insidiosas de los herodianos -por una parte- (ellos eran colaboradores oportunistas
del poder romano que por entonces ocupaba el territorio judío) y -por otra- de los guerrilleros
zelotes (extremistas violentos y revolucionarios alzados contra el poder ocupante).

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4.- La democracia

El término Democracia proviene de los vocablos griegos demos que significa gente y
kratos que significa autoridad o poder.

"... un gobierno conducido con el consentimiento libremente otorgado por el pueblo”.

"...un sistema de gobierno en el que la autoridad suprema recae en el pueblo”.

"Gobierno del pueblo ejercido directamente o por medio de representantes”

La palabra democracia proviene de los antiguos griegos, quienes establecieron una


forma directa de gobierno en Atenas. Todos los hombres adultos se reunían para discutir
diferentes temas y votaban levantando las manos. El paso de la democracia directa (en
donde la gente vota directamente por determinados temas) a la democracia representativa
(donde la gente vota por representantes o políticos para tomar decisiones en su nombre)
resultó inevitable en la medida en que se fueron estableciendo democracias en las
sociedades más grandes y más complejas.

5.- Los derechos humanos

Es lamentable que los derechos humanos de las personas, no estén todavía protegidos en la
forma debida en el mundo entero, especialmente en las sociedades democráticas a pesar de la
igualdad y dignidad proclamada en la Carta Magna:

“Todas las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Están dotados
de razón y conciencia y deben actuar con espíritu de fraternidad en relación a otros”
(DDHH, 1948, Art, 1).

Sencillo y bien explícito aparece este texto, que es el primer artículo de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos (DDHH), aprobado solemnemente por la Asamblea General de
las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Este artículo muestra la característica principal del
mundo que se quería construir entonces, después de la pesadilla de una guerra mundial. La
Declaración enumera los diversos tipos de libertad que es preciso asegurar y los derechos inherentes
a la condición humana, que deben ser respetados dentro de las naciones y en las relaciones entre los
diversos países. Y en su trigésimo y último artículo, establece que ningún Estado tiene el derecho
de practicar cualquier acto que conculque esos derechos y libertades.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, es una base muy importante para
afirmar el reconocimiento del derecho a la paz como un derecho a la persona. Su artículo 28
propicia no sólo la instauración de mecanismos internacionales de protección de los derechos
humanos, sino que, según Victoria Abellán (1998), constituye el fundamento jurídico de la

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formulación de nuevos derechos humanos cuyo contenido y ejercicio son específicamente
internacionales. Y continúa el texto del artículo 28:

“En efecto, en un mundo interdependiente, donde los problemas y los riesgos son de
alcance mundial, la concepción de los derechos humanos fundamentales se amplía
fijándose una nueva frontera: responder a las necesidades e insuficiencias creadas a
nivel mundial. Así, frente a la amenaza nuclear, al subdesarrollo, o a la degradación
medioambiental, se proclama el derecho a la paz, el derecho al desarrollo, o el derecho
a un medio ambiente sano y equilibrado” (op. cit., art. 28).

TEMA II: LA DIMENSIÓN SOCIAL DE LA PERSONA. FAMILIA Y SOCIEDAD

La familia es el componente fundamental de toda sociedad, donde cada individuo, unido por
lazos de sangre o afinidades logra proyectarse y desarrollarse. Es en este contexto familiar, que
empieza desde la infancia y la convivencia propia, donde el hombre y la mujer adquirirán
habilidades y valores que lo ayudarán a superarse y replicar estos principios al momento de
conformar su propia familia. Los conocimientos aprendidos de sus padres y madres, y demás
personas de su núcleo familiar, serán los modelos que necesitará la persona para fortalecer su
identidad y las habilidades básicas de comunicación y relación con la sociedad. Los lazos creados
serán también importantes en el desarrollo de su personalidad.

La familia es la célula y la base fundamental de la sociedad sobre la cual se construyen los


Estados y la Iglesia. Sin embargo, debido a una serie de causas, la familia se halla, en la actualidad,
en crisis sufriendo constantes conflictos entre esposos, que dan lugar a una cantidad alarmante y
progresiva de matrimonios rotos, tolerados, separados, divorciados y anulados y a una serie de
relaciones problemáticas, discusiones tirantes, distanciamientos odiosos y malos modos entre
padres e hijos.

El concepto de familia ha evolucionado históricamente, desde la familia patriarcal, compuesta


por tres o más generaciones que viven juntas y participan de las mismas actividades siendo más
solidarias y de apoyo mutuo, a las familias actuales de diversa tipología que van desde familia
matrimonial, clásica, adoptiva y rehecha, compuesta de padre y madre e hijos, a las familias de
hecho y monoparentales

Las familias deben ser centros de amor, paz y educación cívica, de relaciones íntimas y
gratificantes, de fácil comunicación, de apoyo práctico, de estabilidad emocional, seguridad y
permanencia.

La familia tienes tres funciones: Primera, ofrecer un ambiente seguro y estable a sus hijos
donde puedan alimentarse, vestirse y cobijarse compartiendo todos sus miembros las tareas y
responsabilidades del hogar. Segunda, enseñarles unas normas ético-sociales de conducta en
relación con las demás personas. Tercera, conseguir que sus hijos se sienta queridos y libres.

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Es necesario para ello, un buen gobierno familiar, en el que los padres e hijos fomentan la
igualdad, la libertad responsable, el afecto, respeto, trabajo, la amabilidad y complacencia para
satisfacer las necesidades mutuas de cada uno. La genética personal, las creencias, la educación, los
mitos, los contratos, las reglas, los roles familiares y el medio ambiente tiene mucha importancia en
el buen gobierno familiar.

El diálogo claro, abierto y sereno debe ser el medio de entendimiento y comprensión familiar
indispensable para la comunicación y para expresión mutua de las ideas sentimientos y opiniones de
cada uno de los miembros, buscando siempre la ocasión propicia para hablar y escuchar, y
mirándose atentamente con respeto, porque ante todo las familias deben ser escuelas de amor y
sacrificio. (José Barros Guede.)

1.- POBLACIÓN Y FAMILIA

1.1.-Población mundial

La población mundial actual es de aproximadamente 7.000 millones de personas y las


estimaciones más recientes de la Naciones Unidas indican que para el año 2025 será de 8.500
millones. Si se analiza desde una perspectiva histórica su ritmo de crecimiento, se observa que
después de la Segunda Guerra Mundial se produce una explosión demográfica sin precedentes,
producto de un aumento de la tasa de crecimiento. Una forma de percibir este efecto es observar
cómo ha ido disminuyendo el tiempo transcurrido para que la población mundial se duplique.

Los motivos de este incremento están vinculados principalmente a un mejoramiento en las


condiciones sanitarias y alimentarias básicas; progresos en el campo de la medicina tales como el
descubrimiento de los antibióticos y vacunas fueron decisivos para el aumento de la expectativa de
vida, las condiciones de reproducción y sobre todo para la disminución de la tasa de mortalidad
infantil. El índice de natalidad y supervivencia superó ampliamente al índice de mortalidad, y
mejoraron sustancialmente las perspectivas de vida.

El incremento poblacional aumentó paralelamente el “consumo humano” en términos


energéticos, alimentarios y en general de productos y servicios.

Debido a las características de los sistemas socioeconómicos y políticos adoptados, histórica y


actualmente, las condiciones de vida de la población mundial son muy desparejas sobre todo en lo
que se refiere a necesidades básicas: acceso a la salud, alimentos, vivienda, educación, trabajo y
servicios. Las últimas estimaciones de las Naciones Unidas indican que aproximadamente el 20%
de la humanidad (~ 1000 millones de personas!) vive en condiciones de pobreza absoluta, y es este
sector de la población el que crece más rápido. En el año 1950, en los países industrializados
(desarrollados) vivía el 34% dela población mundial; 25 años después, en 1975, esa cifra era de
28%, y en el año 2000 los países “ricos” alojan aproximadamente el 21% de la población mientras
que en los más pobres reside el 79%.

El incremento demográfico implica también un mayor impacto negativo sobre el ambiente,


producto de las actividades humanas de todos los sectores: del industrial, del energético, del
agropecuario y del de la producción de residuos.

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Este crecimiento ilimitado de la población mundial conduce inexorablemente al deterioro del
ambiente, que sí es limitado en tiempo y espacio y produce, como nos muestra la realidad,
profundas asimetrías sociales en cuanto a condiciones y calidad de vida que son cada día más
graves e inaceptables éticamente. Un rasgo significativo de este crecimiento está dado por el
aumento de la población urbana, que crece a un ritmo sostenido de 4 a 7% anual, conduciendo a
una expansión desordenada de las ciudades que alcanzan densidades críticas y en las que la presión
demográfica potencia graves problemas sociales (marginación, alienación, incremento del delito,
etc.) y ambientales (contaminación en todos sus aspectos).

Nuestro planeta dispone de una “capacidad de carga” o densidad máxima de población todavía
mal definida, que corresponde al número de habitantes que pueden vivir en él de manera razonable.

El crecimiento demográfico constituye uno de los grandes problemas que debe enfrentar la
humanidad. Dada su complejidad y a que esencialmente se origina en un acto privado y natural, la
reproducción, que además constituye uno de los derechos elementales de todo ser humano, resulta
de difícil solución.

2.- LA SOCIEDAD Y LOS PROCESOS SOCIALES

Sociedad es un término que describe a un grupo de individuos marcados por una cultura en
común, un cierto folclore y criterios compartidos que condicionan sus costumbres y estilo de vida y
que se relacionan entre sí en el marco de una comunidad. Aunque las sociedades más desarrolladas
son las humanas (de cuyo estudio se encargan las ciencias sociales como la sociología y la
antropología), también existen las sociedades animales (abordadas desde la sociobiología o la
etología social).

Las sociedades de carácter humano están constituidas por poblaciones donde los habitantes y su
entorno se interrelacionan en un contexto común que les otorga una identidad y sentido de
pertenencia. El concepto también implica que el grupo comparte lazos ideológicos, económicos y
políticos. Al momento de analizar una sociedad, se tienen en cuenta aspectos como su nivel de
desarrollo, los logros tecnológicos alcanzados y la calidad de vida.

Los expertos en el análisis de las sociedades establecen una serie de señas de identidad o de
características que exponen que son imprescindibles que se cumplan para que las reuniones o
asociaciones de grupos se consideren sociedades como tal.

Así, entre otras cosas, requieren tener una ubicación en una zona geográfica común, estar
constituidos a su vez en diversos grupos cada uno con su propia función social, deben tener una
cultura común, pueden considerarse una población en su totalidad…

De la misma forma establecen que las sociedades tienen una serie de funciones que pueden
clasificarse en dos. Por un lado estarían las generales y por otro lado las específicas. Respecto a las
primeras destacarían el hecho de que son los instrumentos a través de los cuales se hacen posibles
las relaciones humanas o que desarrollan y establecen una serie de normas de comportamiento que
son comunes para todos sus miembros.

La sociedad existe desde que el hombre comenzó a poblar el planeta, aunque su forma de
organización sufrió variaciones a lo largo de la historia. La sociedad del hombre prehistórico se

14
encontraba organizada de modo jerárquico, donde un jefe (el más fuerte o sabio del conjunto)
concentraba el poder. A partir de la Grecia antigua, la tendencia absolutista del poder empezó a
modificarse, ya que los estamentos inferiores de la sociedad pudieron llegar a ciertos sectores de
importancia en la toma de decisiones a través de la democracia.

Recién en 1789, con la Revolución Francesa, la organización social cambió en forma radical:
desde entonces, cualquier persona puede subir a un estamento superior de la sociedad.

Cabe mencionar que el concepto de sociedad también puede entenderse desde una perspectiva
económica y jurídica, para definir a la unión de al menos dos individuos que se comprometen a
realizar aportes y esfuerzos en común para desarrollar una actividad comercial y repartir entre sí las
ganancias obtenidas.

2.1.- Proceso social


Un proceso social, en definitiva, está formado por una serie de interacciones dinámicas que se
desarrollan en el seno de una sociedad. Estos procesos pueden provocar cambios en la estructura
social.

Muchos son los autores que, a lo largo de la historia, han estudiado y analizado los distintos
procesos sociales existentes. En concreto, uno de los más importantes al respecto es Durkheim,
quien llegó a determinar que el individuo es un producto de la sociedad y que la educación ejerce un
papel fundamental a la hora de conseguir que los ciudadanos se integren en la sociedad a partir de
determinados comportamientos e ideas.

De la misma manera, tampoco podemos olvidar los estudios llevados a cabo sobre el proceso
social por otras figuras tales como Herrera Figueroa. Este, por ejemplo, determinó que aquel y el
sujeto está íntimamente relacionados ya que el individuo, desde el momento que nace, forma parte
de una sociedad, es un ser social, y está unido a lo que son las acciones del resto.

Max Weber, Berger o Luckman fueron otros de los pensadores que también dedicaron parte de
su trabajo al estudio y análisis del proceso social, dando forma a conceptos tales como socialización
primaria y socialización secundaria.

Lo que se entiende por realidad social incluye a personas, grupos e instituciones, vinculadas
entre sí mediante las relaciones sociales (que pueden implicar cooperación, oposición, competencia,
etc.). Las distintas formas de interacción son calificadas por los sociólogos como procesos sociales.
Puede definirse al proceso social, por lo tanto, como una forma de conducta que aparece de manera
repetida en una sociedad.

Un ejemplo de proceso social es el compromiso de muchos ciudadanos con la protección de la


ecología. Este proceso implica la interrelación de numerosas personas convencidas acerca de la
necesidad de conseguir un cambio en la sociedad para conservar el medio ambiente. A partir de
estos vínculos, la comunidad comienza poco a poco a adoptar nuevas costumbres, tendientes a
reducir el impacto de la huella ecológica

La emigración también puede considerarse como un proceso social que provoca cambios en la
estructura del lugar de origen y también del sitio que acoge a los inmigrantes.

2.2.- Realidades sociológicas que condicionan fuertemente la cultura, la religión y la educación

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Los vaivenes del cambio sociocultural inciden poderosamente en los comportamientos
religiosos, culturales y educativos que son parte integrante del complejo mundo de las
conductas humanas. Existe un marco sociocultural y psicosocial que orienta, a través de sus
sutiles mecanismos, las pautas de pensar y de actuar de las personas en la sociedad.

Fenómenos sociológicos como el cambio, la globalización, la tecnología, el consumo,


la movilidad, el anonimato, la incomunicación, la secularización, el pluralismo, la
tolerancia, etc., son verdaderos desafíos que a menudo representan el desmoronamiento de
viejas formas de pensar . Con todo, dicho desmoronamiento no es negativo, sino que más
bien reviste un carácter ambivalente, es decir, comporta ventajas e inconvenientes, valores
y contravalores que iremos analizando poco a poco.

Lo que interesa ahora es saber analizar críticamente estos fenómenos antes citados
para extraer de los mismos todas sus virtualidades. Situarse al margen de ellos significaría
perder el tren de la historia y oponerse a los mismos sería absurdo, ya que son hechos
irreversibles a cuyas consecuencias no podemos escapar; consecuencias que, por otra parte,
trastocan muchos de los valores tradicionales y nos cuestionan diariamente.

2.3.- La sociedad en América Latina.


América Latina se debate entre una serie de situaciones críticas, como son: la corrupción
administrativa, el narcotráfico, la necesidad de mejorar la cobertura educativa y la calidad de la
enseñanza, la urgencia de dotar de una vivienda digna a numerosa población, combatir la
insalubridad, la desnutrición y mejorar el ingreso económico de la mayor parte de sus pobladores.

La violencia y el grado de inseguridad ciudadana imperante en América Latina alcanza


proporciones epidémicas. Esa violencia y esa inseguridad, en lo económico y social,
socavan por una parte las bases del sistema democrático y, por otra parte, drenan una
enorme cantidad de recursos públicos y privados que son indispensables para el desarrollo
y para el crecimiento con equidad.

En lo político, crean condiciones de inestabilidad y reacciones de grupos humanos


contra causas y actores aparentes, contribuyendo a volver más erráticas algunas políticas
gubernamentales y al deterioro adicional de instituciones públicas que deberían ser los
pilares fundamentales para la contención y erradicación de la violencia.

La violencia se expande y se instala cotidianamente en ámbitos que tradicionalmente


funcionaban como lugares de contención y educación como las escuelas. Los hechos de
violencia escolar grave, incluyendo el uso de armas, han comenzado a ser rutinarios en la
región. La presencia del tráfico de drogas en recintos escolares y de enseñanza secundaria
tampoco son hechos infrecuentes.

La violencia también se instala progresivamente en los espacios públicos: el vandalismo


contra la propiedad pública y privada, violencia en espectáculos artísticos, en eventos
deportivos y en fiestas y reuniones juveniles es un hecho cotidiano, transformando a

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muchos de esos espacios en “territorios hostiles”. Esto contribuye decisivamente en el
sentimiento de inseguridad de los ciudadanos y abona el cambio de actitudes vitales con
respecto a esos espacios.

Otro de los principales problemas que aqueja a nuestras sociedades latinoamericanas hasta el día de
hoy es la ausencia de los derechos sociales, entre ellos el acceso a condiciones mínimas de vida
(vivienda, salud, educación básica). El problema de la desigualdad impide que parte de la población
tenga inclusión jurídica, es decir acceso a los derechos. Así es muy difícil que se puedan ejercer los
derechos de libertad de expresión, de participación y protagonismo.

3.-BLOQUES ECONÓMICOS E IDEOLÓGICOS

Según los especialistas en geopolítica mundial, en la actualidad los bloques regionales más
poderosos del planeta son: Estados Unidos (que es considerado un bloque por sí solo), la Unión
Europea y Asia del Sudeste. No debe dejar de mencionarse el BRICS, bloque regional en auge
constante que incluye a las llamadas potencias emergentes (Brasil, India, China, Sudáfrica) y
Rusia.

Por el lado de América Latina, cabe destacarse, el MERCOSUR, UNASUR, CELAC, ALBA y la
CAN entre otros.

UNASUR *: (Union de Naciones Sudamericanas)

MERCOSUR *: (Mercado Común del Sur)

ALBA *: (Alternativa Bolivariana Para las Americas)

CAN: *(Comunidad Andina)

ALADI*: (Asociación latinoamericana de Integración)

CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños

De manera más concreta, es importante profundizar la integración entre los países


latinoamericanos, esfuerzo que implica superar las dificultades por las que atraviesan los esquemas
existentes en la región y que son sobre todo de orden político. Mencionamos aquí tres de las más
relevantes escuchadas en los diferentes paneles. En primer lugar, se planteó el problema de la
“politización del comercio”, es decir, cómo los antagonismos políticos, en términos de ideologías o
de políticas públicas, priman sobre las ganancias que tendrían los países integrándose. Este
problema fue resaltado en el caso de la CAN que se encuentra en una fase de crisis por falta de
consenso político. Mientras Colombia y Perú están negociando TLC (Tratados de Libre Comercio)
con Estados Unidos, Venezuela decidió por un lado retirarse e integrar MERCOSUR y por otro lado
crear el nuevo eje de integración ALBA al cual adhirió también Bolivia. Esto se debe a una
polarización política de los presidentes de los países miembros (Ver ficha 58). Cabe aquí
preguntarse sobre la importancia de hacer de la integración regional una política de Estado más que
una política de gobierno, sujeta a fluctuaciones políticas e ideológicas.

17
TEMA III: LA DIMENSIÓN SOCIAL DE LA PERSONA. ECONOMÍA Y TRABAJO.

1.- El trabajo humano.

El trabajo humano es una actividad que realiza el hombre en pro de su supervivencia


desde casi cuando apareció en la tierra, pues aunque al principio tuvo que procurarse el
alimento mediante la caza, la pesca y la recolección de frutos, lo que no podemos llamar
trabajo, pues no era creativo ni productivo, sino simplemente necesario, como lo hacen los
animales, y no transformaban el medio, ya cuando se hizo sedentario, comenzó a trabajar
pues ayudado por algunas herramientas sacó provecho de la tierra. A este primer trabajo
manual, le sucedió el trabajo con máquinas y también el desarrollo del trabajo intelectual.

Para diferenciar legalmente el trabajo humano de otras actividades que suelen llamarse así, pero
no lo son para el Derecho, podemos decir que es trabajo toda actividad que realiza el hombre, con
esfuerzo físico o intelectual, dentro de lo permitido por la ley, que sea creativa y productiva, a
cambio de una remuneración

Como excepción, el trabajo “ad honorem”, puede tener alguna protección legal, como en
algunos casos concedérsele a quienes los desempeñan una obra social, como lo que ocurre con los
bomberos voluntarios

2.- El trabajo como derecho humano fundamental

El derecho a trabajar representa un derecho fundamental de las personas reconocido por la


Constitución Nacional que encuentra su fundamento en los principios de dignidad y autonomía de
cada persona.

En la mayoría de las sociedades modernas el trabajo se ha configurado como el gran ordenador


de la vida social, comunitaria y familiar. A través de una actividad laboral, las personas acceden,
por medio de un ingreso económico, a cierto nivel de bienestar.

Se entiende que el trabajo es ordenador de la vida familiar y de los roles que se desempeñan al
interior de una familia puesto que muchas rutinas personales están organizadas en base a las
exigencias u obligaciones laborales. De hecho, es a través del empleo cómo las personas configuran
ordenadamente su tiempo ocioso – descanso en función del tiempo laborioso.

Además constituye un elemento indispensable para la movilidad social ascendente y para


mejorar las condiciones de bienestar. Cuando se encuentra regulado, el trabajo registrado no
solamente configura una fuente de obtención de los ingresos necesarios para la manutención y
subsistencia personal y familiar, sino que además se encuentran a él asociado el ejercicio de toda
una serie de derechos.

Esos derechos devienen del llamado “salario indirecto” que posibilita el acceso a la salud a
través de los regímenes de obras sociales, a los regímenes de previsión social para jubilación,
mutuales, seguridad social, representación sindical, vacaciones, servicios crediticios generales y de
viviendas, coberturas por enfermedades o fallecimientos, asignaciones familiares, acceso a servicios
educativos, entre otros.

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Asimismo, el trabajo tiene la capacidad de otorgar identidad y pertenencia a un colectivo que,
generalmente, está vinculado a la actividad laboral que desarrolla (agremiación sindical, cámaras
profesionales u otros) y que permite tener un anclaje que otorga filiación.

3.- El trabajo: clave de la cuestión social/ Visión cristiana del trabajo

No resulta fácil enunciar un concepto del trabajo humano; de manera muy general, se ha
definido como la actividad personal en la que el ser humano emplea de manera total o parcial sus
energías físicas y/o mentales en orden a la obtención de algún bien material o espiritual, distinto
del placer derivado directamente de su ejecución1. Sin embargo, en los últimos años han ido
apareciendo formas peculiares de actividad, de indudable utilidad social, que plantean la posibilidad
de revisar este concepto. El trabajo es una actividad que realiza toda la persona y que por lo tanto
implica a toda la persona, en la cual deja una marca indeleble.
Siguiendo a Burgos2, podemos analizar el trabajo tanto desde un punto de vista objetivo como
subjetivo: objetivamente considerada, esta actividad tiene un doble carácter: productivo y transitivo,
que incluye tanto los resultados materiales como los de índole cultural, es decir, todo aquello que
crea fuera del interior de la persona; su dimensión subjetiva implica que el hombre, al trabajar, no
sólo modifica la sociedad y el entorno, sino que también se modifica y realiza a sí mismo,
desarrollando su personalidad. Es precisamente este aspecto subjetivo el que constituye una
actividad exclusiva del ser humano y a la vez hace del hombre el fin último de todo el proceso
productivo. Por supuesto, ello no excluye de manera alguna la intrínseca dimensión social del
trabajo, pues, “...si no existe un verdadero cuerpo social y orgánico, si no hay un orden social y
jurídico que garantice el ejercicio del trabajo (...) la eficiencia humana no será capaz de producir
sus frutos (...). el trabajo no puede ser valorado justamente ni remunerado con equidad si no se
tiene en cuenta su carácter social e individual”3.( 3 SS Pío XI. Carta enc. Quadragesimo anno,
1931).
En sus obras, Karl Marx señaló la despersonalización y cosificación del hombre, debido a la
sobreexplotación de su trabajo por las estructuras sociales injustas, las cuales generan lo que él
llamó una alienación económica, que afecta por igual (aunque de distinta forma) al obrero y al
capitalista. Esta alineación es, para Marx, la clave de la desarmonía entre trabajo y capital y la
superación de la misma, mediante la praxis revolucionaria, es a su vez la clave del progreso hacia la
construcción de una sociedad nueva4. Es, por consiguiente, en la segunda mitad de ese siglo, que se
pone sobre el tapete por primera vez la cuestión de la instauración de un orden social más justo.
En ese espíritu, SS León XIII redactó, en 1891, su encíclica paradigmática, Rerum novarum,
primer documento del Magisterio de la Iglesia Católica sobre cuestiones sociales. En ella, sostenía
que la propiedad privada era un derecho natural, dentro de los límites de la justicia; pero condenaba
al capitalismo como causa de la pobreza y degradación de muchos trabajadores. El Papa
recomendaba que los católicos, si así lo desean, organicen partidos socialistas propios y uniones de
trabajadores bajo principios católicos. Como es obvio, las líneas de acción para lograr la
transformación de las relaciones sociales, difieren considerablemente entre las distintas tendencias;
pero hay algunas claves coincidentes entre todas ellas, de las cuales la primera es la primacía del
trabajo sobre los bienes, el capital y la técnica. Este concepto será revisado a continuación.
Su Santidad Juan Pablo II, en su encíclica Laborem exercens, consideró el trabajo como bien
fundamental para la persona, factor primario de la actividad económica y clave de toda la cuestión
social5. En el mismo documento delinea una espiritualidad y una ética del trabajo y alerta sobre el

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riesgo de que “...el hombre sea tratado, a la par de todo el complejo de los medios materiales de
producción, como un instrumento y no según la verdadera dignidad de su trabajo, o sea, como
sujeto y autor”. Es decir, el verdadero criterio pare valorar la importancia y dignidad del trabajo, no
está en lo que se hace, sino en la persona que lo hace.

SS Pío XI. Carta enc. Quadragesimo anno, 1931.


Fazio, M Fernández, F Historia de la filosofía. T. IV (Filosofía
contemporánea) Ediciones Palabra, SA, Madrid, 2004.
SS Juan Pablo II. Carta enc. Laborem exercens, 1981.

4.- La propiedad privada y la “ Hipoteca social”

(Tomado de: David Noel Ramírez Padilla (*) Lunes, 6 de enero de 2014 - edición impresa)

Es importantísimo que la propiedad privada esté subordinada al bien común: Yo no


puedo hacer algo por beneficio propio si eso implica un daño a los demás. Tenemos que
entender que el problema de la pobreza no es un asunto sólo del gobierno federal o estatal,
sino de toda la sociedad y cada uno de nosotros debemos aportar.

El concepto de la hipoteca social es el compromiso que tenemos todos los seres humanos
con el Ser Supremo: ninguno de nosotros pagó por el don de la vida, el de la inteligencia, el
de crear o el de innovar. Por eso, no es ético ni moral usar estos dones solamente para
beneficio personal.

Recordemos que nuestra vida es breve y fugaz, y no nos llevaremos nada material, sólo
la satisfacción de haber administrado los recursos que recibimos, pensando en la manera de
multiplicar sus beneficios para favorecer a gran cantidad de seres humanos.

a.- Propiedad privada

El ayudar a los hombres de nuestro tiempo a entender que el derecho a la propiedad privada
nunca puede estar desligado de lo que la Iglesia ha llamado destino universal de los bienes y bien
común, creemos que es una llamada urgente para su re-educación.

El Papa Juan Pablo II explicitó clarísimamente en su encíclica Sollicitudo rei socialis los
alcances que la propiedad privada tiene: «Es necesario recordar una vez más aquel principio
peculiar de la doctrina cristiana: los bienes de este mundo están originariamente destinados a
todos. El derecho a la propiedad privada es válido y necesario, pero no anula el valor de tal
principio. En efecto, sobre ella grava «una hipoteca social», es decir, posee, como cualidad
intrínseca, una función social fundada y justificada precisamente sobre el principio del destino
universal de los bienes. En este empeño por los pobres, no ha de olvidarse aquella forma especial de
pobreza que es la privación de los derechos fundamentales de la persona, en concreto el derecho a la
libertad religiosa y el derecho, también, a la iniciativa económica» (SRS 42)

El concepto de hipoteca social, que a muchos les cuesta comprender y que a otros les genera un
espíritu de rebelión, es una figura que el Papa polaco ha tomada del sistema micro y macro
económico –en el que se designa una suma de dinero o un bien para «garantizar el cumplimiento de
una obligación o el pago de una deuda»– con el fin de mostrar que los bienes propios deben siempre

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servir a la destinación general que Dios les ha dado, y por lo tanto siempre incurren para los
propietarios en una deuda para con los demás hombres y la sociedad. Advierte Juan Pablo II que
«nunca se puede estar de acuerdo que sea conforme con el designio de Dios usar de tal modo los
bienes que sus beneficios favorezcan sólo a unos pocos» (Citado en LS 93)

TEMA IV: LA DIMENSIÓN SOCIAL DE LA PERSONA: ECOLOGÍA Y POBLACIÓN

La ecología es la ciencia que estudia las relaciones entre el medio ambiente y los
organismos, así como las relaciones entre unos organismos y otros. La ecología se ocupa
de los niveles de organización que están situados por encima del individuo: población,
biocenosis, ecosistema, etc. La misma biosfera, como unidad, es objeto de estudio de la
ecología.

El ecologismo es otra cosa distinta a la ciencia, que suele amparar los movimientos
verdes, ambientalistas o conservacionistas. El ecologismo es básicamente un movimiento
sociopolítico dentro del cual existen muchos colores y tendencias. En este caso, una
persona podría declararse como ecologista si sus ideales defendieran la protección, la
gestión sostenible y la restauración del medio ambiente. El movimiento ecologista satisface
una necesidad de crítica de nuestra sociedad que comporta reformas legales y
concienciación social, pero no es ecología.

Sin embargo, frecuentemente, ecología y ecologismo se confunden. Además, nos


enfrentamos a menudo a un ecologismo light, construido básicamente sobre aspectos
afectivos y estéticos, un ecologismo publicitario, hecho de slogans vacíos y sin sentido, que
muestra siempre una visión parcial de los acontecimientos, un ecologismo que es la excusa
perfecta para tranquilizar (y silenciar) conciencias.

La ecología es una ciencia objetiva, y como tal, no toma partido. El ecologismo sí lo


hace, apostando por la vida y enfrentándose, muchas veces, a los intereses económicos de
unos pocos. De esta manera, cualquier actitud vital responsable desde el punto de mira del
consumo y del ambiente, debe sustentarse en la información y el rigor científico. Sólo así,
podrán entrelazarse adecuadamente la ecología y el ecologismo, o dicho con otras palabras,
sólo así las relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad serán capaces de construir un futuro
provechoso.

1.- La Carta a la Tierra: visión para una vida sostenible en el planeta

La carta a la tierra, que está siendo adoptada como recurso educativo en todo el mundo para
promover y motivar la construcción de una sociedad global más justa, pacífica y sostenible, es una
síntesis de valores y principios que reflejan consultas internacionales conducidas por un período de
varios años y que están basadas en la ciencia contemporánea y las leyes internacionales.

La peculiariedad de este documento es que superando una visión puramente antropocéntrica,


sitúa en paridad las responsabilidades de los seres humanos de respetar la tierra y la vida en toda su

21
diversidad, con las de construir sociedades democráticas, justas, sostenibles, participativas y
pacíficas.

Como nunca antes en la historia nuestro destino común nos insta a buscar un comienzo
nuevo. Dicha renovación es la promesa de la carta de la tierra, y para hacerla realidad urge el
compromiso que nos debe mover a adoptar y a promover los valores y objetivos de esta carta. Este
proceso requiere de un cambio de mentalidad y de corazón; además de asumir un nuevo sentido de
interdependencia global y responsabilidad universal. Nuestra diversidad cultural es un patrimonio
precioso lleno de sabiduría, que ciertamente guiará a cada cultura a encontrar su propia forma de
cumplir estos objetivos para desarrollar y aplicar con gran imaginación y voluntad a nivel local,
nacional, regional y global, la visión de un modo de vida sustentable y pacífica.

2.- ¿por qué nos empeñamos en contaminar y destruir?

Nuestra madre tierra era un lugar maravilloso para vivir con aire limpio y agua clara. Hermosas
montañas y lagos cristalinos. Un paraíso a la luz del sol. Sin embargo, el ser humano se ha
empeñado en dejar un rastro de contaminación y destrucción, deteriorando así el ambiente humano.

Los derrames petroleros cual fantasmas gigantes, destruyen y contaminan mares y playas,
aniquilando la vida de cantidad de peces y aves, dañando así irreparablemente los ecosistemas
marinos.

Industrias químicas lanzan al aire toneladas de dióxido de azufre y otros gases contaminantes. Y
una multitud interminable de vehículos dejan cantidad de kilogramos de venenoso monóxido de
carbono en las calles de ciudades y pueblos.

Nos estamos convirtiendo de esta forma en los aniquiladores de nuestro propio hogar, acabando
con las posibilidades de supervivencia de las demás especies. Nuestras manos, como escribe Phil
Bosmans (1981) en su obra, “El derecho al amor”, las estamos convirtiendo en garfios, que todo lo
atraviesan y rompen, y nuestros pies en un bulldozer que aplana y destruye todo lo que encuentra a
su paso.

En un planeta con suelos destrozados por la erosión, con aire contaminado y sin agua potable,
no es posible que la humanidad siga avanzando, creando, y amando.

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), en su informe bienal
Planeta vivo 2012, señala que el ritmo de destrucción del medio ambiente no tiene precedentes.
“Vivimos como si tuviéramos otro planeta disponible, estamos usando el 50% más de recursos de
los que el planeta puede ofrecer”, advirtió Jim Leape Director General de WWF Internacional. Cada
diez segundos desaparece el quivalente a cinco campos de fútbol en bosques y selvas, cada diez
segundos se extingue una especie animal.

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Hemos sido advertidos que si en los próximos años no disminuye y en lo posible se corrige el
abuso de los recursos naturales, habrá tan pocos alimentos y tan baja disponibilidad de agua
potable, que todos los seres humanos, tanto pobres como ricos, sufrirán desnutrición y un sin
número de enfermedades.

3.- Amenaza ambiental por el uso irracional de los recursos humanos

Los recientes informes de los expertos convocados por la ONU han despejado las pocas
dudas que aún quedaban en algunos círculos políticos al confirmar la amenaza ambiental que el uso
irracional de los recursos humanos ha provocado.

Existe pues la certeza de que las emisiones de los combustibles fósiles y otras alteraciones
han empezado a cambiar la calma climática que se había disfrutado durante los últimos milenios,
como lo expresa la ONU en su informe (2007) cuando afirma que se están fracturando los
casquetes en ambos polos y los glaciares de los Andes y los del Himalaya se deshielan.

Según la nueva evaluación de gran alcance coordinada por el Programa de las Naciones para
el Medio Ambiente (PNUMA), el mundo sigue precipitándose por una pendiente no sostenible, a
pesar de los más de quinientos objetivos acordados a nivel internacional para respaldar la gestión
sostenible del medio ambiente y mejorar el bienestar humano,

En el informe, Panorama ambiental global 5 (GEO5), divulgado por PNUMA (2012), 300
especialistas del mundo revisaron el nivel de cumplimiento de las 90 metas medioambientales
impuestas en 1992. La conclusión final es que los avances son escasos, lo que lleva al planeta a que
esté hoy al borde de alcanzar su límite sostenible, ya que si la humanidad no cambia de inmediato
sus hábitos, se puede llegar a sobrepasar umbrales críticos a partir de lo cual las funciones vitales
del planeta pueden sufrir cambios bruscos e irreversibles.

En consecuencia, tendremos que dejar de maltratar a la tierra, no talar tantos árboles,


contaminar menos la atmósfera con dióxido de carbono, reducir la dependencia del petróleo y hacer
las cosas de otra manera, con más conciencia, respeto y responsabilidad, garantía de una vida más
sana y una convivencia en paz y armonía con el planeta Tierra y entre todos los seres humanos.

Con este fin han surgido las cumbres internacionales dentro de la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que permitirán arribar a un acuerdo entre países para
reducir la emisión de gases contaminantes, lograr un desarrollo sustentable y mejorar la relación
con el planeta y sus ecosistemas.

23
TEMA V: LATINOAMÉRICA. FACTORES QUE HAN INFLUIDO EN LA FORMACIÓN DE LAS
NACIONES LATINOAMERICANAS: Determinismo geográfico. El aporte indígena. El
mestizaje y la herencia española. Clero y catolicismo. El conquistador y el militarismo.
Revoluciones en América Latina.

Los estados independientes en América Latina se constituyeron a principios del siglo


XIX, sobre la base de las divisiones administrativas que había establecido la corona
española lo que significó el desmembramiento del imperio en el continente y la formación
de los estados-naciones, cuya consolidación se dificultaba por las rivalidades internas
dentro de cada uno y de ellos entre sí, amén de las aspiraciones de dominio por parte de
otras potencias.

La percepción de tal situación llevó a algunos líderes de la época a pensar en la unidad


como medio para contrarrestar esta situación de debilidad. Simón Bolívar convocó en 1826
al Congreso Anfictiónico de Panamá con el objetivo de crear una confederación de
naciones hispanoamericanas. El Tratado de Unión, Liga y Confederación perpetua que se
acordó no llegó a ser ratificado y varios estados firmantes como Centro América y
Colombia, se dividieron en varios estados separados, lo que aumentó su debilidad política.
Sin embargo el objetivo de una integración latinoamericana quedó planteado desde
entonces.

Desde esa época los nuevos estados de América presentaron insuficiencias económicas
por la devastación de la producción tradicional que la guerra de independencia había
producido como las deudas contraídas en el extranjero para su financiamiento. Las pocas
exportaciones de la región, como el algodón, el azúcar y otros productos tropicales
experimentaron bajos precios durante la primera mitad del siglo XIX

1.- Procesos independentistas

Venezuela

La independencia de Venezuela se inicia en Caracas, el 19 de Abril de 1810, cuando un


grupo de criollos caraqueños aprovechó la excusa de que en España estaba mandando un
francés, para convocar una reunión del cabildo y proclamar un gobierno propio hasta que
Fernando VII volviera al trono de España. El Capitán General, Vicente Emparan, no estuvo
de acuerdo con esto, y cuando desde la ventana del ayuntamiento le preguntó al pueblo que
se había reunido en la plaza mayor (hoy plaza Bolívar) si quería que el siguiera mandando,
el presbítero José Cortés de Madariaga, le hizo signos a la multitud para que contestaran
que "NO". Y eso fue lo que ocurrió. Emparan dijo que entonces, el tampoco quería mando,
renunció y se fue a España con sus colaboradores. Se había iniciado la independencia de
Venezuela.

El 5 de Julio de 1811, los miembros de la Sociedad Patriótica, convencieron a todos


los congresantes menos uno, de declarar la independencia de Venezuela, olvidándose de
una vez de la defensa de los derechos de Fernando VII. Esto marcó la fundación del Estado
Venezolano
México firmó su independencia en 1821, tras la Guerra de Independencia mexicana. Esta
24
guerra comenzó en 1810 como un movimiento insurgente político y social en contra de la
“nueva España” que terminó resolviéndose por la violencia. En 1821, Agustín de Itúrbide y
Vicente Guerrero firman el Pacto de Iguala, y el 28 de septiembre el virrey Juan O’Donojú
firma el Acta de Independencia de México.

La independencia de Ecuador comenzó a fraguarse en 1809, con los primeros signos


visibles del descontento de la población criolla contra el poder real español. Con la victoria
independentista en la Batalla de Pichincha en 1822, Ecuador pasó a formar parte de la gran
Colombia, que acabó siendo disuelta por las confrontaciones entre Simón Bolívar y
Francisco de Paula.

Los primeros movimientos insurgentes en Bolivia fueron provocados también por la


población criolla a finales del siglo XVIII. El proceso independentista duraría desde 1810
hasta 1819. Terminaría con la victoria de Simón Bolívar en le Batalla de Boyacá, después
de 77 días de avance y combate desde Venezuela.

Perú firmó su independencia en 1821 pero la selló en 1824 en la Batalla de Ayacucho, la


batalla que desterró definitivamente el Virreinato de Perú y una de las batallas clave para la
independencia de América Latina-

En 1780 se produjeron los primeros movimientos insurgentes entre los indígenas de


Bolivia. El movimiento independentista surgió con los levantamientos en ciudades como La
Paz o Sucre. Finalmente, se firmó la independencia en 1825, dando paso a más de medio
siglo de guerras e enfrentamientos constantes.

La Revolución de Mayo de 1811 terminó con el poder colonial español en Paraguay y dio
paso al poder a los criollos. Aunque no existe una fecha exacta, se considera que a partir de
este momento Paraguay es independiente en tanto en cuanto no depende de ninguna nación
exterior.

Uruguay alcanza su independencia en 1828 tras la firma de la Convención Preliminar de


Paz entre Brasil y las provincias unidas del Río de la Plata. En este momento Uruguay pasa
a ser un estado independiente, separado de Brasil y Argentina.

La independencia de Argentina fue firmada por San Miguel de Tucumán en 1816. En ella
las provincias unidas de Rio de la Plata (Argentina, Uruguay y la República de Bolívar)
declaraban su independencia del estado español y renegaban de la sumisión ante cualquier
otro país extranjero.

El proceso de independencia de Chile empezó en 1810 y tuvo uno de sus goles de efecto
finales con la victoria de José de San Martín en la Batalla de Chacabuco, en 1817. La
independencia se formó al año siguiente.

La Independencia de Brasil es un proceso totalmente diferente al del resto de los países


latinoamericanos. Se trata de un proceso llevado a cabo por una serie de hechos que
suceden en su metrópoli, Portugal. La Independencia de Brasil comprende una serie de

25
eventos políticos acaecidos entre 1821 y 1825, la mayoría de los cuales incluyeron
conflictos entre Brasil yPortugal con respecto a la proclamación de independencia
presentada por el Imperio de Brasil el 7 de septiembre de 1822. Fue un período importante
en la historia del país y se diferencia del resto de guerras de independencia
hispanoamericanas en que ocurrió mientras la Corona portuguesa estaba presente
en América.

2.- El aporte indígena

(Tomado de: Carmen Arteaga Mora1 y Pedro Alemán Guillén: América Latina y
la representación de la identidad – Adaptación prof. José Gerardo Chacón))

Según Yepes (2006) y Bargach (2004), la denominación América Latina surgió en Francia a
mediados del siglo XIX, en 1836, cuando Michel Chevalier publicó una obra en la cual planteaba
que el continente americano era un reflejo de las divisiones étnicas europeas, donde el sur del
continente era latino (por el uso de lenguas romances, particularmente español, francés y portugués)
y católico, mientras el norte pertenecía a una población protestante y anglosajona. Esta visión
eurocéntrica, legado de la historia colonial, dejaba de lado las numerosas poblaciones indígenas de
ciertas naciones como Guatemala, Bolivia, Ecuador, México y Perú, así como aquellas
descendientes de africanos y asiáticos. Ideológicamente, formaba parte de un proyecto político
motorizado por Napoleón III para afirmar la influencia de Francia en América, enfrentada al
poder de Estados Unidos.

En todo caso, este territorio comprende geográficamente el subcontinente sudamericano, el


conjunto de archipiélagos del mar Caribe, los istmos de América central y la parte sur del
subcontinente norteamericano. La mayor parte del mismo correspondió, durante la época colonial,
al imperio español, y en menor grado, a Portugal, y en la región insular, a Inglaterra, Francia y
Holanda.

Antes de la llegada de los europeos, la región fue asiento de grandes civilizaciones, como la
azteca, la inca y la maya, así como de otras con menor grado de complejidad, como la de los
pueblos caribe, arahuacos, timotocuicas, etc. Tras el choque civilizatorio con los europeos, las
civilizaciones indígenas quedaron desarticuladas y la región se incorporó a los imperios coloniales
ya mencionados, hasta aproximadamente el siglo XIX, cuando se producen los movimientos de
independencia que dieron origen a la configuración política latinoamericana actual.

Se observa entonces una fuerte reivindicación del elemento indígena, a través del cual se
vinculan las diversas regiones y naciones del continente, concretamente Centro y Suramérica, donde
se asentaban las grandes civilizaciones prehispánicas (inca, maya y azteca). La vinculación de la
sociedad venezolana con estas sociedades se realiza a partir de la reivindicación de la existencia de
un pasado precolonial indígena en su territorio (si bien de culturas con desarrollo civilizatorio
mucho más simple, como los caribes, arahuacos, timotocuicas, etc.), que tendría en común con los
imperios prehispánicos la identidad étnica aborigen. En otras palabras, la variable racial indígena
juega un papel central como lazo que hermanaría a la sociedad venezolana a una identidad
latinoamericana más amplia.

26
3.- El mestizaje y la herencia española/ Clero y catolicismo

Lo que dejaron por herencia los españoles en América fue principalmente el idioma.
Pero también la religión, catedrales, alimentos y una nueva raza llamada el mestizaje
producto de las relaciones de estos con las mujeres indianas o africanas.
La herencia española está presente en el idioma. El español fue la lengua que se
instauro en toda la América española y que permitió la comunicación política y económica
con la madre patria, situación que ha favorecido la comunicación actual entre las naciones
latinoamericanas. Si bien los indígenas adaptaron la lengua de la dominación, varias
comunidades conservaron su idioma nativo, como una manera de conservar su identidad,
por ejemplo, del idioma mapudungun en las comunidad mapuches.
La religión es el segundo elemento aglutinante en la configuración de una identidad
americana. La labor doctrinaria de la iglesia y la aceptación indirecta del sincretismo hizo
de América un continente católico que actualmente aglutina a la mayor cantidad de fieles
en el mundo. De esta forma la colonización española implico la instauración de un sistema
de dominación común para toda Latinoamérica, adoptando nuevos sistemas políticos y
económicos, los que hoy en día se siguen aplicando en las relaciones comerciales entre
América y el resto del mundo.

4.- Tipología de las revoluciones en América Latina


Contextualización temática:

Revolución es el cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato. Se puede producir en
varios ámbitos al mismo tiempo, tales como económicos, culturales, religiosos, políticos, sociales, militares, etc. Los
cambios revolucionarios, además de radicales y profundos, y sobre todo traer consecuencias trascendentales, han de
percibirse como súbitos y violentos, como una ruptura del orden establecido o una discontinuidad evidente con el
estado anterior de las cosas, que afecte de forma decisiva a las estructuras. Si no es así, debería hablarse mejor de una
evolución, de una Transición o de una crisis. Si lo que falta es su carácter trascendental, debería hablarse mejor de una
revuelta.
Las revoluciones son consecuencia de procesos históricos y de construcciones colectivas, para que una revolución
exista es necesario que haya una nueva unión de intereses frente a una vieja unión de estos.
Revolución Mexicana: 1.910. Derrocamiento del dictador Porfirio Díaz, llegada al poder de Francisco I Madero.
Revolución Cubana: 1.959. Inicialmente un movimiento guerrillero liderado pos Fidel Castro contra la dictadura de
Fulgencio Batista. El acercamiento a la URRS acentuó su carácter anticapitalista y antiestaudinense hasta alinearla con
el denominado bloque socialista.
Revolución Chilena:1.970-1.973. La elección presidencial del socialista Salvador Allende lleva a un cambio brusco
en la economía y vida social de Chile, y provoca una resistencia que culmina con el golpe militar y la dictadura de
Augusto Pinochet Ugarte.

Revolución Sandinista: 1.979. Popular derrocamiento en Nicaragua de la dictadura de Somoza por un creciente
movimiento campesino.
Revolución Guatemalteca: 1.944. Derrocamiento de la dictadura de Jorge Ubico. Abre un período de reforma
agraria y social.

27
Revolución Boliviana: 1.952. Revolución protagonizada por el Movimiento Nacionalista Revolucionario
(revolución agraria, nacionalización de las minas, voto universal y eliminación del pongueaje-trabajo gratuito en los
latifundios).
Revolución Dominicana: 1.965. Período intermedio entre la dictadura de Trujillo y la presidencia de Balaguer.
Revolución Bolivariana: Hugo Chávez Frías ganó las elecciones presidenciales de manera democrática en el año
1.998 con una aplastante mayoría popular; modificando toda la estructura jurídica y administrativa de Venezuela y
decretando la nacionalización de casi la mayoría de los sectores estratégicos de país.

TEMA VI: LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA: Su naturaleza-método-vida


cristiana y compromiso social-fe y razón.

(Tomado de: Adolfo Andrés: http://www.monografias.com/trabajos40/doctrina-social-


iglesia/doctrina-social-iglesia.shtml#ixzz3oMVyf6Md)

1.- Definiciones

Dos son las definiciones que se han dado sobre la Doctrina Social de la Iglesia: La más
clásica afirma que es el conjunto de enseñanzas de la Iglesia sobre los problemas de orden
social o el conjunto de conceptos que el Magisterio escoge de la ley natural y de la
revelación y que adapta a los problemas sociales de su tiempo con la finalidad de ayudar a
los pueblos y a los gobiernos a organizar una sociedad humana y más conforme con los
designios de Dios sobre el mundo

Otra definición más actual la encontramos en el número 45 de la Solicitudo rei socialis


de Juan Pablo II. Aquí se define la Doctrina Social como «la cuidadosa formulación del
resultado de una atenta reflexión sobre las complejas realidades de la vida del hombre en la
sociedad y en el contexto internacional, a la luz de la fe y de la tradición eclesial». En el
mismo sentido se expresa el Catecismo de la Iglesia Católica en el canon 2422:

«La enseñanza social de la Iglesia contiene un cuerpo de doctrina que se articula a


medida que la Iglesia interpreta los acontecimientos a lo largo de la historia, a la luz del
conjunto de la palabra revelada por Cristo Jesús y con la asistencia del espíritu Santo. Esta
enseñanza resultará tanto más aceptable para los hombres de buena voluntad cuanto más
inspire la conducta de los fieles».

2.- Naturaleza de la Doctrina Social de la Iglesia

la Doctrina Social «aplica la luz de los principios evangélicos a la realidad en cambio de


las comunidades humanas, interpreta con el auxilio del Espíritu de Dios los signos de los
tiempos e indica proféticamente las máximas necesidades de los hombres hacia dónde
camina el mundo» . El Magisterio de la Iglesia ha convertido, por tanto, la Doctrina Social
en un método de evangelización.

Con anterioridad al Concilio la Doctrina Social se incluía en el ámbito de las ciencias


de la sociología. Pero en la actualidad se inserta en el ámbito de la teología y de la moral

28
social específicamente. Así queda excluida del campo de la ideología para trasladarla al
marco de la moral.

3.- Fuentes

Las fuentes de la Doctrina Social se encuentran en el derecho natural y en la revelación.


Así lo recuerda los papas Pío XII y Juan XXIII. También los Santos Padres y los concilios.
El derecho natural es el lugar de encuentro de todos los hombres. Todo hombre es persona,
y de esa naturaleza personal nacen los derechos y deberes que son a su vez universales,
inviolables e inalienables. El derecho natural podría entenderse «como el conjunto de
instancias fundamentales de las personas que crean una plataforma de encuentro entre todos
los hombres»

La revelación es la segunda fuente que impulsa y orienta la Doctrina Social hacia la


comunión y la disponibilidad. Las disposiciones bíblicas de alteridad, fraternidad,
comunidad, sociabilidad, generosidad, así como las exigencias de justicia, de misericordia,
de gratuidad y de sinceridad orientan un nuevo humanismo en el que el hombre se
comprende a sí mismo y a sus demás hermanos. Con estas dos fuentes – revelación y
derecho natural- la Doctrina Social evita, por una parte, convertirse en pura ética y, por
otra, reducirse a ideología y praxis relativa.

4.- Vida cristiana y compromiso social

Para el cristiano, entonces, a la luz de cuanto hemos venido exponiendo, la política no es una
prohibición sino un “deber”. El cristiano sabe que, en el Evangelio, no encontrará un código de
moral política donde se puedan conseguir soluciones técnicas a los problemas, sino un espíritu que
le haga superar la cómoda neutralidad y le impulse a luchar por la justicia y a rectificar conductas
socialmente incorrectas. Se trata de un espíritu que cuestiona toda política y, al mismo tiempo,
subversivo de toda estructura inhumana existente. Sabemos que este espíritu es universal y está por
encima de todo tipo de opción partidista, de izquierda o de derecha, y que lo que nos pide a todos es
la obligación de estar incondicionalmente de lado de los pobres, de los desafortunados y de los
desposeídos. Esto es lo que, en efecto, nos exige el Evangelio de Jesús, aun cuando no todos lo
hemos entendido.

5.- Fe y Razón

Fe y Razón habían caminado juntas hasta el Renacimiento, preludio de la Ilustración. El


divorcio comenzó con aquel. La ilustración presentó a la Fe (en este caso cristiana, pues nació en
países cristianos) como contradictoria de la razón. Para los ilustrados y racionalistas el binomio no
es fe y razón, sino fe o razón, o lo peor, la razón contra la fe. En nuestro pueblo sencillo, y no tan
sencillo, encontramos en el substrato de su pensamiento esto último, cuando atribuyen a la fe la
ciega actitud que explica lo que la razón o las ciencias empíricas hasta el momento, no pueden
explicar.
La mayoría de las personas y de los católicos ignoran lo que el Concilio Vaticano I (1870)
expuso clarividentemente: la razón puede alcanzar por sí sola las verdades de orden natural, y tiene
límites para alcanzar otras verdades de orden sobrenatural (las propiamente religiosas) que sólo se

29
alcanzan con la revelación divina, contenida en las sagradas Escrituras y en la Tradición. Ha sido un
error de muchos cristianos identificar una fe ciega, irracional por esencia, a lo cual se le da el
nombre de fideismo, a la verdadera fe cristiana, que nada tiene que ver con aquella. El mismo error
se ha desarrollado en no creyentes. La culpa de unos (muchos cristianos) ha provocado la confusión
de los no creyentes, y las diversas actitudes que han tomado con respecto a la Fe Cristiana,
lógicamente comprensibles. Significativamente los primeros diálogos ocurridos entre marxistas y
cristianos hace cincuenta años se esforzaron por aclarar de ambas partes esta mutua incomprensión.
La constitución “Dei Filius” del Concilio Vaticano I, que condenó el fideísmo, aclara que entre la
revelación y la razón no existe desacuerdo alguno, pues Dios es autor de una y de otra. La fe, que es
un don de Dios, es también un acto racional y libre.

6.- Ciencia y fe

Ciencia y fe son dos modos de entender la realidad, se mueven en campos diferentes y no tienen
por qué interferirse. La ciencia tiene sus propias técnicas y métodos para investigar las cosas, la
vida y al hombre mismo. La fe a partir de experiencias fundamentales de la vida se refiere a un Dios
de gracia como origen y salvador.

No debemos pensar que cada vez que la ciencia descubre un secreto, la religión retrocede. La
ciencia ofrece la tentación de querer conocer toda la realidad con una exactitud matemática. Pero
suele olvidarse de algo esencial: que la exactitud de las matemáticas se debe a considerar solamente
los aspectos cuantificables de la realidad. Y esto es una simplificación demasiado grande.

Las cifras solamente expresan magnitudes, y la magnitud es solo una parte de la realidad. Y los
números siempre presentan un conocimiento insuficiente. Por ejemplo : puede que una persona pese
80 kilos, pero no es sólo 80 kilos.

Las dimensiones más genuinas de la persona no son cuantificables. No se pueden determinar


numéricamente las responsabilidades, la libertad, la capacidad de amar o la ganas de ser feliz.

Más allá de la ciencia existe otra cara de la realidad, tal vez la más interesante del ser humano, los
sentimientos. Y estos no se pueden pesar, pero nada pesa más que ellos en la vida.

TEMA VII: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

La doctrina social parte de una actitud realista, que conoce la lucha eterna entre el bien y el mal
a que está sometido el hombre, y por ello “valiéndose de todas las aportaciones de las ciencias y de
la filosofía, se propone ayudar al hombre en el camino de la salvación.” (CA, p. 54). Como definió
Pío XII esta doctrina está fijada definitivamente en sus principios fundamentales, pero se adapta a
las situaciones variables a las que debe aplicarse (Aloc. 29-4-1945). Por ello, desde la Populorum
Progressio hasta la última encíclica social, Caritas in Veritate, ha hecho hincapié en el concepto de
desarrollo humano. El desarrollo es algo más que simple crecimiento económico; “es el paso, para

30
cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas, a condiciones más humanas” (PP,
20). La economía debe estar al servicio del hombre, teniendo en cuenta sus necesidades materiales y
espirituales.

La primera encíclica social fue la “Rerum novarum” (sobre las cosas nuevas), escrita por León
XIII en 1891. Esta encíclica fue publicada en el contexto de los eventos económico-políticos que se
produjeron en el Siglo XIX, con la Revolución Industrial y el surgimiento de la denominada
“Cuestión obrera”. En esta encíclica, el Papa León XIII examina la condición de los trabajadores
asalariados de la industria y afronta la necesidad de establecer una justa relación entre trabajo y
remuneración. Con mucha claridad, la encíclica toma nota de la situación precaria de la clase
obrera, obligada a vivir en la miseria y en la explotación, e indica los principales deberes tanto de
los empresarios como de los obreros. La Rerum Novarum expone los principios acerca del trabajo,
habla sobre el derecho a la propiedad, sobre el principio de colaboración contrapuesto a la lucha de
clases como medio para el cambio social, sobre el derecho de los más débiles, sobre la dignidad de
los pobres, sobre las obligaciones de los más ricos, sobre la justicia y sobre el derecho de los
trabajadores a formar uniones y sindicatos.

Encíclica Quadragesimo Anno. Carta Encíclica promulgada por el Papa Pío XI el 15 de mayo de
1931.

El panorama histórico que antecede a la encíclica es que: se vivía cada vez y en mayor escala
una actitud de indiferencia, no sólo hacia Dios, sino también ante las miserias ajenas. El liberalismo
filosófico nutría con sus ideas al sistema económico que conocemos como capitalismo liberal. La
utopía de los idealismos socialistas, principalmente de origen marxista, fomentaba las
inconformidades y los reclamos de los trabajadores y los empujaba a la lucha de clases. Se
necesitaría estar ciego para no ver la pobreza escandalosa de los asentamientos humanos en los
barrios proletarios, la carencia de lo necesario para vivir dignamente, esas familias no vivían,
subsistían.
Esta encíclica establece en qué consiste la autoridad que tiene la Iglesia en materia social y
económica, al poner en claro la relación que existe entre la economía y el orden moral. Condena
por igual al socialismo, y al individualismo como impedimentos para la restauración del respeto a la
vida humana y a las costumbres cristianas.

Aun cuando ya la Rerum Novarum mencionaba el principio de subsidiaridad sin darle este
nombre, Quadragesimo Anno expone las exigencias y condiciones del salario justo, y propone
como medio para atacar el problema social, la cristianización de la vida económica y ejercicio de la
caridad. Así enfrentaba valientemente a los ídolos del liberalismo y los echaba a tierra, superaba,
prejuicios se adelantaba a los tiempos y contribuye a una nueva filosofía social.

La Octogesima adveniens es una carta apostólica del Papa Pablo VI publicada con motivo del
LXXX aniversario de la publicación de la encíclica Rerum Novarum el 14 de mayo de 1971. Trata
igualmente de ampliar la Doctrina Social de la Iglesia e iluminar, ya que las condiciones laborales
de la producción, la inequidad de los intercambios internacionales, el consumismo en grandes
sectores de la población y el atraso agropecuario persistentes ya eran alarmantes. Además se
agudizaban otros problemas conexos con los anteriores, tales como: la explosión demográfica, el

31
desempleo, la injusticia social, los egoísmos, el feminismo, las discriminaciones raciales, las
emigraciones desordenadas, el impacto incontrolado de los medios de comunicación entre otros.

En este marco histórico algunos dirigentes cristianos, laicos y religiosos, se inclinaban


impacientes por caminos revolucionarios violentos, y armados.

Da pues, algunas orientaciones, sobre el pluralismo en la vida política. Reconoce un


llamamiento a nivel universal en la práctica de una mayor justicia. La diversidad de situaciones de
los cristianos en el actual mundo, y los convoca a un pluralismo ético en la acción. A la luz del
evangelio ilumina el análisis de los nuevos problemas sociales y da directrices para su solución: la
urbanización, la situación de los jóvenes, de la mujer, de los trabajadores, de las discriminaciones,
de los medios de comunicación, y del medio ambiente.

Laborem Exercens. Carta Encíclica promulgada por el Papa Juan Pablo II el 14 de Septiembre de
1981. Sobre el trabajo Humano.

La presente encíclica trata la concepción del hombre y del trabajo. Llega al corazón del
concepto mismo del trabajo humano. En lugar de trazar un modelo ideal, Juan Pablo II ayuda a
comprender lo que ha acontecido y sigue aconteciendo en la historia, de qué modo puede el hombre
transformarse con su trabajo, hacerse más hombre. Además Laborem Exercens muestra cómo los
socialismos tratan a los seres humanos como instrumentos de producción y no como personas-
sujetos de trabajo. Por otra parte, en los liberalismos se les trata como mercancía sujeta al mercado
de la oferta y la demanda.

Enfatiza los elementos de una espiritualidad del trabajo: los seres humanos comparten sus
actividades con la acción de Dios; el trabajo imita la acción de Dios y otorga dignidad al trabajador.
Nuestro Señor Jesucristo fue un hombre de trabajo. Hay en la Sagrada Escritura muchas referencias
al trabajo; el Concilio Vaticano II dice que: el trabajo es necesario para el progreso terreno y para el
desarrollo del Reino.

"Sollicitudo Rei Socialis" Encíclica de Juan Pablo II

La Carta Encíclica "Sollicitudo rei socialis" (La preocupación social de la Iglesia) fue
promulgada por el Papa Juan Pablo II en el décimo año de su pontificado. La firmó en
Roma el 30 de diciembre de 1987. En este documento, el Pontífice asegura que "el proceso
del desarrollo (de los pueblos) se concreta en el ejercicio de la solidaridad, es decir, del
amor y servicio al prójimo, particularmente a los más pobres".
Con este documento, el Santo Padre quiso rendir homenaje a la Encíclica "Populorum progressio"
(1967), de Pablo VI, y reafirmar "la continuidad de la doctrina social junto con su constante
renovación".
Con la encíclica « Sollicitudo rei socialis », Juan Pablo II conmemora el vigésimo aniversario de
la « Populorum progressio » y trata nuevamente el tema del desarrollo bajo un doble aspecto: « el
primero, la situación dramática del mundo contemporáneo, bajo el perfil del desarrollo fallido
del Tercer Mundo, y el segundo, el sentido, las condiciones y las exigencias de un desarrollo digno
del hombre ».189 La encíclica introduce la distinción entre progreso y desarrollo, y afirma que « el
verdadero desarrollo no puede limitarse a la multiplicación de los bienes y servicios,

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esto es, a lo que se posee, sino que debe contribuir a la plenitud del "ser" del hombre. De este modo,
pretende señalar con claridad el carácter moral del verdadero desarrollo ».

Centesimus annus Carta Encíclica del Papa Juan Pablo II, promulgada el 1 de mayo de 1991, con
ocasión del Centenario de la encíclica Rerum Novarum, de allí su nombre en latín Centesimus
Annus.

La Encíclica “Centesimus Annus” considera justo rechazar un sistema económico que asegura el
predominio absoluto del capital respecto a la libre subjetividad del trabajo del hombre, y no
garantiza el bien común mediante un sólido contexto jurídico. Cuando el capitalismo asume este
enfoque, se considera inaceptable.

Promueve, por el contrario, una sociedad basada en el trabajo libre, en la empresa -entendida
como comunidad de hombres- y en la participación. Este tipo de sociedad, acepta el mercado como
un instrumento eficaz para colocar los recursos y responder a las necesidades, pero exige que sea
controlado por las fuerzas sociales y por el Estado, de manera que garantice la satisfacción de las
exigencias fundamentales de toda la sociedad. Cuando el capitalismo responde a esta descripción,
se considera aceptable.

La Iglesia no tiene un modelo económico que proponer. Pero ofrece, como orientación ideal e
indispensable, la propia doctrina social, la cual (...) reconoce la positividad del mercado y de la
empresa, pero al mismo tiempo indica que éstos han de estar orientados hacia el bien común.

El hombre mismo es el principal factor de la producción: en él se funda la riqueza de las


naciones más que en los recursos naturales. También se afirma de un modo nuevo que la
contribución auténtica de la Iglesia en el campo social se realiza en el corazón del hombre . Es así
como la Iglesia promueve los comportamientos humanos que favorecen la cultura de la paz, del
desarrollo y de la solidaridad. Se señala que para construir una sociedad más justa y digna del
hombre es necesario un compromiso de servicio en los órdenes político, económico, social y
cultural.

En conclusión, vivimos en una época, signada por la globalización y enormes injusticias


sociales; por eso, el desarrollo humano exige un esfuerzo enorme, al que todos estamos llamados, y
obligados moralmente, por lo tanto, no se justifican ni la desesperación, ni el pesimismo, ni la
pasividad. “Aunque imperfecto y provisional, nada de lo que se puede y debe realizar mediante el
esfuerzo solidario de todos y la gracia divina en un momento dado de la historia, para hacer más
humana la vida de los hombres se habrá perdido ni habrá sido en vano.

33
TEMA VIII: LOS PRINCIPIOS ORIENTADORES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

La Doctrina Social de la Iglesia ha sido creada a la luz del evangelio para que hombres y
mujeres comprendamos el camino hacia la humanización, lo que Juan Pablo II llamó la
civilización del amor, el respeto por la dignidad humana, el bien común, el destino
universal de los bienes, la solidaridad, subsidiariedad, la participación, y la solidaridad.

La misión propia que Cristo le confió no es de orden político, económico, jurídico, o


social sino de orden religioso, pero considerando al mismo tiempo de que de esa misión
derivan ¨tareas, luces y energías¨ que pueden servir para establecer y consolidar la
comunidad humana según la ley divina.

A su vez, la Iglesia deja claro que su doctrina social no es una "tercera vía", un camino
intermedio entre el capitalismo y el socialismo. No tiene nada que ver con una agenda
económica o política, y no es un "sistema".

Si entendemos la ética como un “tipo de saber de los que pretende orientar la acción
humana en un sentido racional; es decir, pretende que obremos racionalmente. A diferencia
de los saberes preferentemente teóricos, contemplativos, a los que no importa en principio
orientar la acción, la ética es esencialmente un saber para actuar de un modo racional”
(Cortina, 1994)

La acción y el compromiso pastoral de la Iglesia son orientados por los principios básicos de la
Doctrina social de la Iglesia que podemos sintetizar en los siguientes:

• La centralidad del hombre: el hombre es el camino de la Iglesia y toda actividad humana está
centrada en la persona y de allí nace el valor de la sociedad y no a la inversa. Toda actividad
humana exige un ámbito de libertad y éste es uno de los criterios fundamentales de la relación con
la organización social y con el Estado.
• El destino universal de los bienes como la expresión del don común de Dios y de la solidaridad
que debe caracterizar las relaciones entre los hombres.
• La primacía del hombre sobre el capital y sobre la técnica. De allí la importancia del trabajo ya
que es una persona quien lo realiza (subjetividad)
• La propiedad privada tiene una función social y es una condición indispensable para lograr la
autonomía personal y familiar.
• El capital es trabajo acumulado y está al servicio de éste para hacer posible el destino universal de
los bienes
• El respeto de la vida desde su concepción hasta su ocaso natural como base y fundamento de la
cultura de la vida.
• La función social del Estado es ofrecer las garantías jurídicas para una convivencia ordenada y
asegurar a los más débiles el apoyo que necesitan para no sucumbir a la prepotencia o a la
indiferencia de los poderosos.
• El valor de la democracia como gestión participativa al servicio del bien común.
• Una economía al servicio de las personas y de sus necesidades con responsabilidad
social de sus actores.

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TEMA IX: LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA

(Tomado de: Olaf Jacob Reportajes internacionales - Aparecido Brasil, 16 de marzo de 2011)

América Latina es un subcontinente mayoritariamente cristiano, rico en recursos


naturales y con un importante crecimiento macroeconómico en la mayoría de los países. Sin
embargo, un porcentaje importante de la población vive debajo de la línea de pobreza,
mientras grupos minoritarios gozan de gran riqueza. El coeficiente Gini (medición de
desigualdad en el ingreso) de los países Latinoamericanos, es el más alto a nivel mundial.

Esta desigualdad no solamente se manifiesta en la diferencia de ingresos sino también


en la desigualdad de oportunidades con respecto a la accesibilidad a una educación pública
que permita el desarrollo de las personas así como a un sistema de salud de calidad.

Durante una conferencia organizada por la Fundación Konrad Adenauer sobre responsabilidad
ética y social de las élites realizada en el año 2007 en Quito, Ecuador, en la cual participaron líderes
económicos, políticos y representantes de la iglesia católica de la región, se llegó a la conclusión
que las élites políticas y económicas actuales de América Latina no han desarrollado una conciencia
relacionada a su responsabilidad con respecto a los enormes desafíos referentes a los temas de
pobreza y distribución de la región. Paradójicamente, ellos son en su mayor parte ex alumnos de
colegios y universidades católicos. Estas élites muchas veces no conocen la verdadera magnitud de
los problemas que aquejan a la región.

En este contexto, el Cardenal Renato Martino, entonces Presidente del Pontificio Consejo
Justicia y Paz y el Vicepresidente de la Fundación Konrad Adenauer, Anton Pfeifer, llegaron a la
conclusión que la mejor manera de abordar la situación de falta de compromiso de las élites sería
trabajar con los jóvenes estudiantes de las Universidades Católicas, quienes probablemente
formarán las futuros grupos tomadores de decisiones de la región. Un instrumento esencial para
transmitir a los jóvenes latinoamericanos el interés por los problemas sociales y económicos de la
región y su responsabilidad en el proceso de solución de los mismos sería el Compendio de la
Doctrina Social de la Iglesia así como su puesta en práctica. Con este fin, la Fundación Konrad
Adenauer se comprometió a coordinar el desarrollo de un curso sobre “Doctrina Social de la
Iglesia” para Universidades Católicas de América Latina, el cuál fue elaborado por expertos en
teología, sociología, economía y ciencias políticas.

1.- El compromiso social y la pastoral de la iglesia

El Concilio Vaticano II reflexionó acerca de la relación entre Iglesia y Sociedad especialmente


en el documento Gaudium et Spes con una visión antropológica. El protagonista del mundo es la
persona humana, es decir, la humanidad con su historia.
El Concilio Vaticano II elabora, como base y fundamento de reflexión, una antropología general
previa al abordaje de las cuestiones sociales. Los Padres Conciliares se concentraron en tres
referencias fundamentales, determinantes de lo que es el hombre y de lo que es el mundo: el hombre

35
es persona humana, el hombre es un ser social llamado a vivir en sociedad y tercero, el hombre es
acción y esta actividad es lo que denominamos cultura, como actividad.
Es interesante señalar que el Concilio define a la persona por el concepto de relación y el modelo
es el Dios Trinitario y esta concepción es el punto de partida para dialogar con la sociedad a partir
de la búsqueda de lo que tienen en común. Y los laicos son la bisagra de este diálogo, los cristianos
que viven y trabajan en la sociedad, a quienes compete la secularidad.
Del Concilio Vaticano II se desprenden dos líneas pastorales muy fuerte: la evangelización de la
cultura, es decir, cómo se propone la fe y la opción preferencial
por los pobres.

2.- Ejes del compromiso social de la iglesia latinoamericana.


a.- Medellín
La Segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano reunida en Medellín (Colombia) en
1968 coloca como tema central la liberación. El sentido más profundo de todos los cambios y
convulsiones del continente latinoamericano, se dice en los Documentos de Medellín, en este
“momento decisivo de su proceso histórico”, ese hecho de que “nuestros pueblos aspiran a su
liberación y a su crecimiento en humanidad”. La Iglesia se reconoce parte de esa comunidad de
pueblos históricos en América Latina y el Caribe.
Medellín constituye el momento de aplicación de la Constitución sobre la Iglesia en el Mundo
Contemporáneo, (Gaudium et Spes) a la Iglesia de nuestro continente. En los años sesenta, hay un
retorno en la Iglesia hacia la toma plena de conciencia de la problemática latinoamericana y de su
situación particular.
En la Conferencia de Medellín se dejan de lado las categorías económicas de desarrollo-
subdesarrollo utilizadas en la encíclica de Pablo VI Populorum Progressio (1967) por categorías
más políticas pero que también son bíblicas como son las de liberación-opresión.
Juan Pablo II resumió la originalidad de Medellín en tres puntos: “Con su opción por el hombre
latinoamericano visto en su integridad, con su amor preferencial pero no exclusivo por los pobres,
con su aliento a una liberación integral de los hombres y de los pueblos”

b.- Puebla
El Documento final de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano reunido en la ciudad
de Puebla de los Ángeles (México) tiene la impronta del pensamiento de Pablo VI en la Evangelii
Nuntiandi (1975) ya que recupera la centralidad de la cultura, envolvente de lo social y coloca a los
valores como núcleo central. Puebla considera que el núcleo de la cultura es la fe expresada en la
religiosidad popular, que es “el núcleo que ha sellado el alma de América Latina marcando su
identidad histórica esencial” 13 con lo cual pierde su protagonismo lo socio-económico y reflexiona
en términos histórico-culturales sobre la situación de América Latina., la evangelización de la
cultura es asumida como núcleo central del compromiso social con los pobres. El eje pastoral será
expresado en el lema “Comunión y Participación”.

Los Obispos reunidos en Puebla no dudan en definir la situación de América Latina como “de
injusticia” (Puebla, 1258) o situación de “pecado social” (28, 328) de “estructuras injustas” (1257) y
resaltan “la creciente brecha entre ricos y pobres” (30,1160)
Por esos años la violencia guerrillera y la respuesta de las Dictaduras basadas en la Doctrina de la
Seguridad Nacional enlutó a América Latina. Los Obispos reunidos en Puebla convocaban a los
cristianos latinoamericanos a construir una nueva sociedad. Es un llamado a la evangelización
liberadora, entendida como liberación del pecado personal, promoción humana integral, liberación
social (485 y 1145) denominadas como “estructuras de pecado” como raíces de los verdaderos

36
males de la sociedad que se manifiestan en estructuras económicas, sociales y políticas, a veces de
alcance internacional”. La evangelización de la cultura es punto clave para una nueva sociedad en
América Latina.

c.- Santo Domingo

En el documento de Santo Domingo se privilegian diez preocupaciones como los nuevos signos de los
tiempos en el campo de la promoción humana. Mifsud18 los clasifica en cuatro ejes: la política, la economía,
lo social y la familia.
En el eje de la política se señalan las preocupaciones de los derechos humanos, la democracia, la integración
latinoamericana.
En el eje económico se mencionan la economía de mercado, la deuda externa, el deterioro de la dignidad
del trabajo, la tenencia y explotación de las tierras, la ecología y el desarrollo sostenible.
El eje social señala el problema de la movilidad humana y el creciente empobrecimiento. La familia es
definida como el santuario de la vida y se presenta la preocupación por el deterioro de la institución familiar y
la creciente amenaza del terrorismo demográfico. El documento de Santo Domingo coloca a la promoción
humana como desafío pastoral tal como fuera el pedido explícito de Juan Pablo II al aprobar el título de la
Conferencia.

3.- La Iglesia Católica como actor social

Los últimos veinticinco años han mostrado a la Iglesia Católica como uno de los protagonistas activos de
la realidad Latinoamericana en diferentes instancias y situaciones, tales como el acompañamiento de los
procesos de paz en Centro América en la década de los ochenta; el fortalecimiento de la transición
democrática luego de la etapa de las Dictaduras de la Seguridad Nacional a principios de los ochenta o la
mediación internacional por la paz con la participación activa del Vaticano en la década de los ochenta con
ocasión del posible conflicto armado entre Argentina y Chile por conflictos limítrofes en la región Patagónica
(1979)22; la guerra del Atlántico Sur entre Gran Bretaña y Argentina (1982); el conflicto armado entre Perú y
Ecuador (1994-1995). En muchos de nuestros países la Iglesia Católica pagó un alto precio en vidas humanas
como testimonio de su compromiso con los pobres, la defensa de los derechos humanos y la paz en la región.
Son muchos los agentes pastorales, religiosos y religiosas, sacerdotes y obispos que en estos años dieron
su vida por el Evangelio y sus hermanos.

TEMA X: LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA EN VENEZUELA:

- Desafíos de la DSI frente a la situación actual. (Actividad especial)

Referencias bibliográfica

- SS PÍO XI. Carta enc. Quadragesimo anno, 1931.


- FAZIO, M FERNÁNDEZ, F Historia de la filosofía. T. IV (Filosofía
contemporánea) Ediciones Palabra, SA, Madrid, 2004.
- SS JUAN PABLO II. Carta enc. Laborem exercens, 1981.
- CAMACHO, Ildefonso, Cien años de Doctrina Socialde la Iglesia, Col “Cuadernos F y S,
Sal Terae , Santander, 1998.

- BELAUNDE , Cesar H., Persona y sociedad en las enseñanzas de Juan Pablo II,
Claretiana, Buenos Aires, 1981

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- CALVEZ, Jean-Yves. La enseñanza social de la Iglesia. La economía, el hombre, la
sociedad, tr. M Villanueva Salas, Herder, Barcelona 1991.

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