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J Rousseau
Humanidades
2017
PALABRAS CLAVES
LIBERTAD
VOLUNTAD
SOBERANÍA
ESTADO
IGUALDAD
EL CONTRATO SOCIAL
J.J ROUSSEAU
“El hombre ha nacido libre, y en todas partes se halla entre cadenas”, es así
como comienza el primer capítulo del cual se desprenderán, lo que, para
Rousseau, sustenta la base de la libertad, como un concepto no sólo natural sino
intransferible, donde supone que todos los hombres nacen libres e iguales por
naturaleza. Del cual el yugo, y el sometimiento a obedecer; conformará hombres
en discrepancia, y se forjará como derecho fundamental, el ser libre.
Sin embargo, el orden social es un derecho sagrado que sirve de base a todos los
demás derechos y no porque venga de la naturaleza, sino porque está
fundamentada en convenciones. Tal y como se menciona en la capitulo l; donde
se pone como ejemplo a la familia, como primera sociedad existente, y que por
consiguiente se infiere que el modelo de familia, padres e hijos, son jefe y pueblo;
que permanece unida no por voluntad, sino por convención.
De hecho, uno de los temas que más toca Rousseau, es el de la legitimación, por
lo cual su obra suma gran importancia en la construcción de sujetos pensantes,
tanto desde su individualidad como en colectivo. Lo que pierde el hombre al
momento de sujetarse a un pacto social es su estado de naturaleza, es decir su
libertad natural, y su poder ilimitado a todo lo que desee alcanzar, ganando
entonces, por fin su libertad civil y la propiedad de aquello que posee, a esto se le
puede agregar también la libertad moral que sólo hace al hombre verdaderamente
dueño de sí.
Sólo la voluntad general dirige las fuerzas del estado, dice Rousseau, según el fin
de su institución, el cual es el bien común, es ese entonces el acuerdo y el
principio de un bien colectivo, y no individual, ni particular, siendo así la Soberanía,
el pilar fundamental de una sociedad, y quién dirige las decisiones principales para
un país, obligando a sus dirigentes a guiarse por lo que el pueblo decida.
Ésta voluntad general debería perseguir la utilidad pública, sin embargo, está
conformada en su totalidad por pequeñas partes que se visualizan una dentro de
otra, haciéndose invisibles, y sólo puede estar representado por sí mismo, puesto
que el poder se puede trasmitir, pero su voluntad no. Y es esa la gran diferencia
entre la voluntad particular y la voluntad general, pues la primera se inclina hacía
sus privilegios y la segunda en un término de igualdad. De esta forma, siendo la
voluntad general, inalienable e intransferible, es también indivisible, puesto que la
voluntad, o es de todo el pueblo, o es de una gran parte, lo que la constituye como
un acto de soberanía y una ley. Y no pudiendo los políticos dividir la soberanía, la
constituyen entonces en objetos, como fuerza y voluntad, como poder ejecutivo y
poder legislativo, en derecho de justicia. Y en una analogía expuesta por
Rousseau, es como si compusieran al hombre de varios cuerpos, de los cuales
uno tuviera ojos, otro sus pies, y otros su brazos y cabeza, y nada más. Y a este
error se le atribuye entonces la falta de descripción y de conceptos exactos para la
autoridad soberana.
Dicho esto, se puede llegar a creer que la voluntad general siempre es correcta, y
que siempre está dirigida en fin de un bien común, pero es también cierto que el
pueblo puede dejarse guiar a través de voluntades personales y particulares,
aprovechando la desinformación de los soberanos, dando paso a formar de ésta
una precaución para que la voluntad general sea siempre icono de ilustración y
que el pueblo no se engañe.
El estado siendo una persona moral cuyo cuidado más importante es el de su
conservación, requiere una fuerza superior que la impulse, y que le dé un poder
absoluto sobre todos sus miembros, dirigidos por la voluntad general, lo cual le da
el nombre de soberanía. Aquí el poder y la fuerza emana desde sus particulares
hacía el estado y de allí depende su retribución correcta con el pueblo.
A diferencia de toda monarquía absoluta; y de poderes autocráticos, la voluntad
general da garantía de que la soberanía residirá en el pueblo, dado que no
depende de ninguna otra autoridad política, consolidándose así libertad y
obediencia, mediante las leyes, que son quién constituye su cuerpo político. Y
habiéndose entonces presencia de leyes, los soberanos obedecerán a la voluntad
general, aun cuando los juicios que los guían no sean muy claros, y se forjará una
disyuntiva entre lo bueno y lo malo, para que entre ellas se distinga ahora un
término de derecho y deber, asegurando justicia, la cual estuvo exenta en su
estado de naturaleza. Rousseau, en el capítulo Vl, dice, que sí el pueblo es quién
ejecuta la ley; éstas deberían ser escritas por ellos mismos, pues nada de lo que
se propone, puede ser ley sin su consentimiento, esto, según el autor, la ley será
de carácter general y será destinada a la población en su totalidad.
A raíz de esto surgirá un legislador, de quién se menciona deberá ser un hombre
extraordinario dentro del estado, alguien que no pertenezca a su misma
naturaleza, para que pueda operar a favor del pueblo, y no a través de intereses
propios, es entonces necesario diferenciar entre quienes hacen reales las leyes y
quien las ratifica, por tanto, según Rousseau, el pueblo deberá ser buen receptor
de las leyes ya redactadas, para que en caso de existir alguna repulsión a ellas,
no se cree un vicio como dogma negativo, y llegue consigo la intolerancia.
"todos los sistemas de legislación, se reducen a dos objetos principales:
Libertad e igualdad." La razón por la cual Rousseau manifestó esto, se
fundamenta en que la libertad que posea el pueblo, hará más fuerte al estado, y la
igualdad, indudablemente hará que el sistema funcione, y bajo éste compromiso
las legislaciones se deberán adaptar a las necesidades que el país establezca,
consiguiendo una constitución más sólida y eficiente. Otro punto que Rousseau,
trae a colación es el número de pobladores, (ya en éste punto se puede
determinar los tres elementos del estado: Territorio, población y soberanía, en el
libro llamada Gobierno) la relación que allí se establece, se forja a través de la
cantidad de habitantes que posea un territorio y con ello la dificultad o la facilidad
de ejercer un modo de gobierno.
Dándole entonces fin al libro, Rousseau hace una clasificación propia de las leyes,
y las divide en tres: Leyes políticas, leyes civiles, y leyes penales. En su orden
especifico, las leyes políticas, harán referencia a las regulaciones del cuerpo
político o del soberano con el estado, las leyes civiles, se encargarán de regular
Lina Marcela Rodríguez Triana
Humanidades
Ensayo, El contrato social, J.J Rousseau
las relaciones entre sus miembros con el estado, y las leyes penales o nombradas
en el libro como leyes criminales, atajarán cualquier tipo de desobediencia civil.
Sumado a esto Rousseau también menciona una cuarta ley que atribuirá
importancia a las costumbres, puesto que la cataloga como la más importante, ya
que actúa bajo el corazón y la consciencia de cada hombre.
Ahora bien, como ya se había expuesto anteriormente, el cuerpo político se
constituía por una voluntad general que apoyaba toda necesidad proveniente del
pueblo, y aquella voluntad particular se enfocaba en intereses ajenos, es decir
únicamente propios. Con ello el poder legislativo tuvo que acatar consigo
intermediarios a quienes se les asigno la ejecución de las leyes, entre ellos
magistrados y todo el cuerpo del príncipe, así el gobierno se encargaría de dar las
ordenes al pueblo, ya previamente autorizadas por los soberanos. Para determinar
la cantidad de personas bajo el cuerpo político o cuerpo del príncipe, se deberá
tener en cuenta el tamaño del pueblo, para ejercer una mejor organización y con
ello se incluyen tres voluntades entre los magistrados, la primera que es propia de
cada miembro, la segunda que es la voluntad común, y la tercera que es la
voluntad del príncipe.
Aparecen también tres formas de gobierno, la democracia, la aristocracia y la
monarquía, y es cuando el autor expresa que ningún estado u organización
Resistirá eternamente, por lo tanto, cada de forma de gobierno aplicada,
dependerá del territorio, y la clave está en el poder legislativo que allí se preste,
pero si por el contrario las leyes se debilitaran con los años, ese estado perecerá.
Lo que no se puede olvidar es que sólo permanecerá firme aquel estado en que su
pueblo se encuentre unido y es ahí cuando el poder ejecutivo queda en suspenso.
Rousseau, afirma que en cuanto un estado, esté mejor articulado se impondrán
más los asuntos públicos sobre los privados, buscando así cada ciudadano un
bien general y no el propio. Así el autor demuestra que la soberanía no puede ser
representada, sin embargo, el poder ejecutivo sí debe serlo, y este hecho se debe
a que el poder no creará nuevos derechos ni relaciones aplicadas a las que ya el
mismo pueblo ha regulado. por ello no se puede pretender que el poder ejecutivo
se vea como un contrato, por el contrario, se debe concebir como un acto
soberano, y por lo tanto como una ley.
La voluntad general dominará en cuanto más unánimes sean las decisiones que
se tomen, y para ello es necesario articular un buen sistema de elección por medio
del voto, el cual se ejerce con completa libertad para decidir, proponer y discutir.
Conclusiones
1. Se puede concluir, que el objetivo y el ideal del autor para la época, era
hallar un camino teórico para sustentar el orden civil de una manera
legítima, puesto que según Rousseau, el orden social era sagrado, al
provenir desde su propia naturaleza, ya que no acreditaba por ello algún
tipo de dominación, y viendo que su voluntad no provenía ni de la
esclavitud, ni de la fuerza, ni de la guerra, su único camino a seguir era
conformarse como estado o como pueblo organizado para finalmente
constituirse como un pacto social, puesto que también afirma que todo
hecho “macabro” con desigualdad provenía de la propiedad privada. Así el
hombre abandona su libertad particular haciendo parte ahora de la libertad
civil, la cual proponía no sólo enajenarse de sí mismo, sino ser participe, de
una nueva democracia.