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I.

Introducción

Inicialmente como preámbulo a nuestro tema damos a cocer algunos aspectos


importantes del acto jurídico, el articulo 140 lo define como la manifestación de
voluntad destinada a crear, regular, modificar, extinguir relaciones jurídicas. Nos
encontramos frente a un acto jurídico simulado cuando por consentimiento o
concierto de las partes se intenta dar una apariencia distinta a la que no realmente le
corresponde a un negocio, se sale del esquema de negociar, mostrando un negocio
jurídico como fuera real, estaríamos entonces ante una voluntad falsa, ficticia, en
donde no existe la verdadera intención de celebrar el negocio, sino por el contrario
detrás de este supuesto se escode un acto engañoso destinado a terceras personas, la
intención de negociar quedaría excluida de esta figura fraudulenta, consideramos
que esto se da para ofrecer una garantía, para erradicar a los curiosos, o para
disminuir el patrimonio por seguridad propia, pero también puede servir para un
negocio prohibido que parecería ser licito pero en realidad no lo es, nos referimos a
los actos fraudulentos que buscan perjudicar a un acreedor, evadir impuestos e
incluso perjudicar las sociedades ganancial en el matrimonio, entrando un poco más
en contexto la palabra simulación proviene del latín simulare que resultaría ser
imitar y representar lo que no es, o mencionándolo de manera ordinaria seria
presentar una cosa de manera mentirosa o engañosa, aparentando algo que no existe.
Queremos dejar claro que no estamos frente a una causal de nulidad nueva o
recientemente creada, porque si nos ponemos a revisar el código civil peruano de
1936 en donde estaba estipulado en el libro V. O en el C.C del año 1852 en su
artículo 1329 que servía para los contratos de compra y venta. En nuestro código de
1984 el cual rige hasta hoy lo adhiere en su artículo 190, 191, simulación absoluta,
simulación relativa, no obstante existen más tipos de simulación, un negocio
jurídico que no existe en realidad es sancionado para nuestro ordenamiento jurídico
como un negocio nulo esto es un remedio para este acto mentiroso, así lo expresa
más adelante en el artículo 219 inciso 5 del código en mención. Pero no se puede
dejar de lado los negocios jurídicos simulados que no tienen la intención fraudulenta
de mala fe, si no que la intención es aparentar y disminuir su patrimonio y evitar la
delincuencia, ejemplo a los estafadores, extorsionadores etc. La inseguridad en
nuestro país se ha incrementado de manera negativa para nuestra sociedad por ello
algunos toman medidas para no dar luz de su verdadero patrimonio, trasfiriendo sus
vienes a nombre de otro sujeto de confianza, estaríamos ante la figura de un negocio
simulado pero hay que tomar en cuenta que este no contradice ni perjudica la
normativa ni mucho menos a terceros daría como resultado un negocio excusable o
justificado, surge la interrogante ¿nuestra legislación admite los negocios simulados
que no contradicen la misma? La respuesta seria que no permite este tipo de
situaciones de ninguna manera, por lo que toda simulación absoluta estaría dentro de
la nulidad.

Prescripción de acciones

Se puede decir que es el método de tener las cosas impropias, como también de cesar
los derechos y accionares ajenos, ya esta sea por la posesión de las cosas o por no
haberse obrado las acciones como también derechos, esta siendo en un determinado
tiempo, y a su vez frecuentando las demás estipulaciones licitas.

Cabe recalcar que los accionares privados, que padezcan de plazo propio, están
prescritas a los 5 años, siempre y cuando esta puede exigir la responsabilidad de
constricción, si la obligación es continua (no hacer o hacer) su plazo vario, ya que esta
iniciará cada que se vulnere.

 La prescripción también forma parte del derecho, puesto que abarcaría a un instituto
jurídico, ya que al pasar del tiempo está suscitará un efecto de consolación por las
situaciones de hecho, la cual permitiría la extinción del acto. Esta no vulnera en
absoluto al derecho.

Concluyendo con esta pequeña introducción al tema de “Prescripción de acciones”, cabe


concluir que, si en caso queremos renunciar a la prescripción, esta tendrá que ser de
forma clara y diplomáticamente, siempre y cuando dicha renuncia ya haya operado la
prescripción.

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