Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Soledad: Poetisa, desde luego solterona, pero raramente hermosa, con unos
cuarenta y cinco años
Fausto: Muchacho que a veces demuestra inteligencia
Simón: Vejete, calvo, irritable, desdentado; es padre del anterior. Tendrá unos
setenta y mas años. Impaciente, desbaratado pero persona melancólica
por dentro
Constan: Mujer de Simón, que ha sufrido contagio. Es un animalito manso y
resignado
Leticia: Una muchacha que quiere ser feliz y es fea
Moveo: Especie por extinguirse, con sotana
Irene: Mujer misteriosa por ser bella, pero no tiene misterio alguno
Jonás: Segundo a bordo, afable, condescendiente, Treinta y pico de años, bien
cuidado
Oliver: Militar retirado, obeso, casto
Manuela: Rara avis, mujer del anterior, simple como una vocal consonante con su
marido
Trapaza: Visionario, defensor de la Naturaleza
Valentín: Veinte años y blue jeans, aprendiz de borracho, levemente afeminado
Elena: Muchacha que pertenece al gremio de los tristes
Morris: Todo un carácter británico, capitán del navío. Célibe, bien parecido
ESCENA PRIMERA
A bordo de El Arca de Noé, una mañana de septiembre de 1963.
Estamos en la proa. Varias sillas de reposo. Fausto, de espaldas, en el suelo, torso
desnudo.
Soledad, gafas oscuras, lo mide y observa.
Las velas, hinchadas por el viento, son averno de mujeres encinta que corren al
encuentro del mediodía
Soledad: ¿No quiere usted fumar? (El muchacho indolente se da media vuelta, se ríe
y muestra la dentadura sin caries) ¿No sabe donde nos hallamos?
Fausto: En el mar
Soledad: Claro que estamos en el mar! Hemos zarpado esta mañana
Fausto: “Viento en popa, a toda vela” (y se ríe a carcajadas)
Soledad: De veras, ¿No le apetece fumar? (el muchacho se levanta perezoso, va
hacia la solterona)
Fausto: Si insiste… Me aburro ¿Sabe? El mar me enferma es una cosa insufrible
Soledad: ¿El mar es una cosa?
Fausto: ¿Y que mas puede ser?
Soledad: Admiro la riqueza de su vocabulario ¿A qué se dedica usted?
Fausto: Soy un hombre que se aburre y nada más
Soledad: ¿Por qué se ha mezclado con nosotros? Va a echar a perder esta aventura
inolvidable
Ya, vamos que estoy esperando ese cigarrillo
Soledad: Ah, si… téngalo ¿Fuego? Yo diría que usted es un muchacho magnífico
aunque un tanto apagado ¿No practica alguna religión, algún deporte?
Fausto: Fumo cuando las mujeres me brindan
Soledad: ¿Le brindan, ha dicho? Vaya con el niño vanidoso! No me hace gracia
alguna lo que ha dicho
Fausto: Y yo me siento muy bien a su lado
Soledad: Tengo algo más de treinta años
Fausto: ¿Cuantos más?
Soledad: Los que usted no ha vivido… ¿Viaja solo?
Fausto: Eso quiere decir que aun no ha conocido a mis padres
Soledad: No los he visto; es decir, todavía no he tenido el placer de ser presentada.
¿Forman ellos parte del grupo?
Fausto: Son una pareja adorable: mi padre, enfermo consuetudinario, y mi madre
un poco mística…
Soledad: Esas son palabras extrañas (su voz empreñada de ironía).
Fausto: Vea primeramente a mis padres para que sepa qué es raro o extraño. Lo
demás son pendejadas
Soledad: Ah si, la generación agriada! Limón entre los dientes y alguna palabrota… y
la infalible goma de mascar
Fausto: ¿Y usted a qué se dedica?
Soledad: Es un poco descortés esa pregunta. Soy poetisa
Fausto: (riéndose) Una mujer haciendo versos! Serán versos crudos.
Soledad: Se equivoca, los sé guisar muy bien. Y sé barrer las metáforas y coser las
estrofas rotas, y limpiar las frases, sé arreglar el poema, y regar las floras y
cuidar de esas criaturas que son mis libros. Soy una mujer! Además, el sol
es mi dios. ¿Usted qué piensa al ver el sol?
Fausto: Cuando estoy romántico, pienso que es un huevo frito. Claro señora! Un
amanecer con huevo frito. ¿No cree que si usted me enseña todo, todo…
pueda llegar a poeta?
Soledad: La gente que teme la soledad, jamás llegará a conocerse.
Fausto: Y eso ¿qué es? ¿Filosofía? Al diablo con todo eso!
Soledad: ¿Como se llaman sus padres?
Fausto: Le intrigan mis padres…. Eso era de esperarse deberían vivir en las Islas
Encantadas, son especie única.
Soledad: Me dijo que su padre está enfermo.
Fausto: Lo que yo he dicho es que mi padre tiene la costumbre de enfermarse.
Ayer fue un cólico, hoy es neuralgia, mañana úlcera. En el fondo, es
malestar continuo; el odio a la gente sobretodo a los jóvenes. Detesta la
vida.
Soledad: ¿Egoísmo?
Fausto: Reumatismo sentimental. Los padres son animales extraños. Siempre viven
en el día de ayer, pero un ayer de hace un siglo. Se necesita estudiar
prehistoria para entender a los viejos. Yo envidio a uno de mis
compañeros, cuando voy a su casa, me presenta a sus padres, y ellos están
callados, muy callados, colgados en una pared retratos al óleo, sesenta por
noventa. Eso es un hogar de verdad
Soledad: No me gustaría posar para esa eventualidad
Fausto: Cuando mi padre se siente enfermo, mi madre la comedia -hasta ese
momento, nada ha sucedido- y llora, zapatea, lo arrulla, lo desviste, lo baña
lo arropa.
Soledad: ¿Se aburre mucho an contármelo?
Fausto: Como siempre
ESCENA TERCERA
fin de la comedia.