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! 29/09/2015 - 15:27 Ι Clarin.

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Relatos, secretos y fantasmas de la f


argentina
De la 5cción a la crónica, la familia sirvió para narrar y hacer que en un país d
presente de la crisis, el tiempo de las historias volviera a correr. Tres libros re
conmovedora vigencia del tema.

Día de campo. Esta diapositiva familiar anónima y la de abajo acompañaban un proyector de segunda mano, comprado en un n
Fermin A. Rodriguez Para la imaginación liter
" Edición Impresa las jóvenes repúbli
latinoamericanas c
asuntos de familia. Antes de que el estado tom
novela familiar servía para integrar afectiva y
relaciones de poder de una sociedad convulsio
guerras civiles.

Los finales felices se multiplicaban por una fic


a desear una felicidad doméstica en deslizami
hacia el bien público: las cuestiones conyugale
políticas; la alianza matrimonial, una alegoría
nacional; los asuntos de alcoba de sus héroes y
bellas, puras y delicadas–, una consumación d
goce político sin el cual es imposible entender
identificaciones nacionales.

Si en la ficción de una Argentina sin Estado tod


un asunto de familia, es concebible que, en un
sentido por décadas de desnacionalización y d
volvieran a multiplicarse por la realidad y la fi
mecanismo pospolítico capaz de articular la te
Argentina que hacia el año 2000 parecía haber

La literatura argentina del siglo XX, que supo i


terminó como había empezado un siglo y med
triangulando padres, madres e hijos según un
fuerzas que recorre buena parte de la ficción c
Encadenando biológica, afectiva, económica y
generación con otra, la familia sirvió para nar
un país detenido en el puro presente de la cris
años de neoliberalismo, el tiempo de las histor
correr.

De una generación a otra


Claro que ahora, sin un deseo de Estado en el h
elimine las diferencias, las cosas terminan frac
para Sergio Correa Funes, el filósofo maldito d
última novela de Gustavo Ferreyra (Buenos Ai
reciente novela de Juan Becerra, Ferreyra arm
espectáculo del paso del tiempo a lo largo de tr
una familia en perpetuo estado de desmembra
fragmentación.

Ultimo vástago de un linaje liberal maldito que


Correa Funes le pone punto final al siglo XX e i
Argentina del siglo XXI una corriente filosófico
un fondo de pérdida y crisis familiar, mientras
derrumba, se alza al grito resentido de ¡no má
familia y la naturalización de sus vínculos.

Se trata de la historia de un bancario-filósofo b


acomodaticio, un burgués “pequeño, pequeño,
se afana por medios deplorables por arrancars
donde lo humano está en deslizamiento perma
el campo meramente reproductivo de la espec

Lábil, infantil y narcisista, incompetente para


Sergio rabia por terminar con la familia y deve
soberano y autónomo, gobernando en soledad
pequeño burguesa de un yo ideal sin deseo ni
predeterminado por los vínculos de sangre qu
pasado y a las leyes férreas de una herencia qu
generación a otra, se transmite de padres a hij
enfermedad o automatismos de conducta.

Sergio terminará recluido en la caverna de un


monstruosa, desintegrándose subjetivamente,
vida y su potencia de diferenciación. Pero el si
novela, será correísta: un mundo donde la máq
montada por Sergio un siglo antes se multiplic
una Nueva York donde nadie pertenece a ning
lucha contra la vida de los partidarios del suje
irónicamente política de masas.

Relaciones de poder
Pero más allá de Sergio Correa Funes como esl
esa nueva humanidad, La familia es una novel
ferreyrismo entendemos un trabajo visceral e
palabra orientado hacia el hueso duro de lo re
años de El amparo (1994) le permite al escritor
lenguaje potencias inéditas: la potencia de la im
fuerza del servilismo, el placer del displacer qu
relación de dominación. En las novelas de Ferr
servidumbre, la mediocridad, la humillación, e
agachadas, producen una intensidad insoporta
sobre todo en el uso abyecto de diminutivos (“
“ideílla”, “mierdilla”, “puertita”) que parecen p
cualquier absoluto humano”.

Cartografía de las relaciones de poder de una é


novelas de Ferreyra es relación de fuerzas, tod
producción de jerarquías. La familia, la pareja
sexualidad, la propia conciencia, se vuelven ar
microscópicas que proliferan por la vida de un
hombrecitos infames, “liliputienses” de la vida
agresivos que no pueden gozar sino de su prop
topándose con las relaciones de poder que les

Al igual que su padre y su abuelo, Sergio es un


del superhombre nietzscheano, clasemedieros
inteligencia maniática deslizándose por una p
indignidad más allá del bien y del mal, a fuerz
abyección más que de voluntad de poder. En la
personajes de Roberto Arlt, buscan elevarse po
“sin elegancia, sin dignidad, sin pruritos, sin la
sin ningún raciocinio, como sea”, traicionándo
excitación mental es constante –un estado de e
umbrales y gradientes, de ascensos y descenso
lenguaje que talla en el tiempo de la concienci
esculturas de palabras cargadas y retorcidas p
desequilibrante.

Pero se trata de construcciones giratorias de u


ambivalente que proviene de la misma vida qu
abolir. Porque las palabras se hincan en la car
el lazo social es un lazo libidinal, el territorio v
lucha contra la vida es la lengua pulsional del
hace tambalear las desequilibradas y verborrá
construcciones mentales de Sergio con una fue
cuentas, pertenece menos a la conciencia mora
misma del animal humano que apenas la repr
funcionar, se revela como una bestia destructi
por el prójimo y por la propia especie.
Fermín A. Rodríguez enseñó teoría literaria en
latinoamericana en San Francisco State Univer

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