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Familias disfuncionales atravesadas por divorcios destructivos con niñ@s y/o

adolescentes que quedan afectados en su salud integral. La transgresión de la orden


judicial e indicación terapéutica.
Lic. Silvia Crescini, Lic. Laura Vidal, Lic. Giselle López Fernández

El presente artículo intentará describir la complejidad que tiene el abordaje de familias


gravemente disfuncionales con intervención judicial, en las cuales toda propuesta de
resolución de la problemática planteada realizada por el contexto judicial y otros
organismos intervinientes (escolares, de salud, sociales, de protección de derechos, etc.)
fracasa y/o es boicoteada por miembros de la misma familia.

Convengamos que la disfunción de estas familias gira en torno a las problemáticas que los
llevaron al estrado judicial, sumado a la falta de motivación para establecer una relación
terapéutica. En general, son familias multiproblemáticas en las que los miembros adultos
que sostienen el litigio, parejas en proceso de divorcio destructivo, pierden de vista el
interés superior del niñ@ y/o adolescente.

El objetivo del trabajo apunta a poder proponer herramientas de intervención posibles que
promuevan resoluciones saludables y no generen respuestas iatrogénicas que agraven y/o
cronifiquen las problemáticas familiares a abordar.

La propuesta a desarrollar surge de años de trabajo y de investigación por parte de las


autoras en el abordaje de familias judicializadas, poniendo el énfasis, sobretodo, en el daño,
en ocasiones irreversible, que pueden sufrir los/as niños/as integrantes de esas familias.

En el contexto actual, nos encontramos con una gran dificultad que se genera en los equipos
de trabajo: las personas que acuden a la justicia no cumplen con lo acordado y/o lo
ordenado por el juez o jueza. El contexto judicial en el ámbito de familia, que podía
funcionar como marco de contención y ordenamiento, se ve actualmente interpelado por
algunas familias para las cuales pareciera que la indicación judicial careciera de legitimidad
o fuera pasible de ser transgredida sin mayores consecuencias. Cabe aclarar, que si le
sumamos la falta de articulación y/o trabajo en red de los profesionales intervinientes, la
situación podría agravarse y complejizarse aún más.

¿Qué medidas tomar con esas familias? ¿Sirve penalizar? ¿Cómo intervenir con adultos que
no cumplen con los tratamientos indicados psicológicos/psiquiátricos? Nos encontramos
con progenitores que no llevan a sus hijos a los tratamientos o entran en conflicto por cuál
sería el más adecuado: adultos que sostienen durante años su propia conflictiva a través de
sus hijos, involucrándolos y ocasionando graves daños que no podrán revertirse. También
observamos adultos que obstaculizan sistemáticamente el vínculo con el progenitor no
conviviente y/o su familia extensa haciendo que los niños pierdan referentes familiares y
afectivos.

En todas las situaciones descriptas el daño y el sufrimiento se producen en mayor medida,


en los niños/as involucrados. En ese sentido es que puede considerarse como un modo de
maltrato psicológico hacia los niños/as, constituyendo una vulneración de sus derechos por
parte de quienes deberían ser los primeros en velar por su cuidado y protección.
Precisamente, estas parejas en disolución destructiva son descriptas por Glasserman M.R.
(2011) como imposibilitadas de “separarse”, permanecen unidas post-divorcio…”el tiempo
pasa pero no pasa” (pág.293) permanecen congelados.1

Los progenitores que se observan en estos casos, son adultos que la escalada judicial los va
empoderando a medida que pasa el tiempo en su propia rigidez y posicionamiento y en los
cuales las denuncias mutuas constituyen su principal herramienta de resolución.

Los/as niños/as, según cada situación, edad, y lugar que ocupan dentro de la familia
disfuncional, expresan a través de sus síntoma el malestar y sufrimiento que les produce la
conflictiva parental. Con frecuencia, puede observarse en ellos distintos tipos de trastornos:
del desarrollo, de conducta, problemas de aprendizaje, dificultad en la socialización,
enfermedades psicosomáticas, etc. También nos encontramos con niños y niñas
sobreadaptad@s a la realidad, sabiendo las consecuencias futuras que pueden tener.

Algunas ideas acerca de cómo sortear el obstáculo que plantean estas familias
judicializadas, en la interfase psicosociojurídica

Cuando el obstáculo interrumpe el trabajo del operador generativo, la interfase


psicosociojurídica pierde fluidez, se daña la dinámica de trabajo, paralizando la posibilidad
de crear alternativas que permitan verificar nuevas posibilidades para las familias
judicializadas.
“Los modelos generativos que trabajan con el diálogo y el aprendizaje en contextos de
intervención familiar, psicosocial y educativa tienen el potencial de abrir nuevos horizontes
para las personas utilizando abordajes co-participativos, complejos, no lineales”. 2

Ahora bien, ¿en qué consiste el mencionado obstáculo? Poder determinar el origen del
problema, permite que las personas involucradas en el mismo, adquieran la posibilidad de
transformarlo durante el proceso terapéutico.

1
Glasserman M. R. (2011) Clínica del divorcio destructivo. En Más allá de pactos y traiciones. Doreven J. (comp). 251-
295. Psicolibro Ediciones
2
Fried Schnitman D. (2013) Prácticas dialógicas generativas en el trabajo con familias .Revista
Latinoamericana de Estudios de Familia, (5) 2013, 127-159.
El operador generativo es quien detecta en qué momento necesita expandir su contexto de
trabajo incluyendo a los profesionales de otras disciplinas, inclusive el juez o la jueza. En
los casos en que el juzgado posea equipo técnico, donde revistan psicólog@s, trabajador@s
sociales y psiquiatras, la inclusión de los mismos en el abordaje a las familias
judicializadas, es altamente beneficiosa para facilitar el trabajo en la interfase. En los otros
casos, donde el juez o jueza, sólo cuenta con l@s trabajador@s sociales, la tarea se
dificulta, en la medida en que l@s mencionad@s profesionales deben dar respuesta a sus
superiores jerárquicos y/o a las familias con las que lidian al interior del juzgado de familia.

Podríamos decir, que tanto en un caso como en el otro, los profesionales que revistan
puertas adentro del Juzgado de Familia, devienen necesariamente en operadores
generativos, dado que muchas veces funcionan como puentes conversacionales en las
distintas instancias del proceso.
En este sentido, es que mencionamos “el obstáculo” en el párrafo inicial. Este puede venir
enmascarado de diferentes modos, es decir que, cualquier miembro de la familia
judicializada se puede convertir en la piedra en el zapato del operador generativo. Depende
de la habilidad, rapidez en detectarlo, y cintura terapéutica que tenga el operador-terapeuta
en este caso, para que él o la operadora generativa consiga moverse en la dirección más
conveniente para “generar” aliados en el juzgado que aporten a su propósito.
Habitualmente, se trata de facilitar a los niños, niñas y/o adolescentes que componen las
familias judicializadas, herramientas que les permitan elaborar los vínculos dañados con
padres o madres que fracasan en el ejercicio de la responsabilidad parental. Y con los
adultos se trabaja en pos de fortalecer y generar idoneidad en el ejercicio del rol parental.
Es dable considerar que surge como indispensable la necesidad del tratamiento familiar a
los fines de trabajar en la modificación de las pautas de interacción disfuncionales que
perpetúan la no resolución de la conflictiva.
En nuestra experiencia como operadores generativos, el obstáculo mayor, lo constituyen
aquellas personas que utilizan el ámbito judicial como “teatro de operaciones” para la
disputa, cebándose en ella, sin considerar el daño que estas conductas pueden “generar” a
sus hij@s.
Es en estas circunstancias, hemos descubierto que las prácticas dialógicas posibilitan, tanto
al interior de las familias como de la institución judicial, alternativas novedosas, respecto
de cómo trabajar mancomunadamente y/o interdisciplinariamente para no dejarse atrapar
por el obstáculo.

Cuando se produce un diálogo fluido interdisciplinario, no le es tan fácil al obstáculo,


interferir la propuesta terapéutica en el espacio psicosociojurídico. Sin embargo, no siempre
es posible acceder al interlocutor válido en el momento preciso. En estas situaciones, es
cuando debemos estar atentos para no tropezar con el obstáculo, y si de todos modos
sucede, depende de nuestra creatividad, encontrar el atajo que nos permita recuperar nuestra
posición en la plataforma de trabajo que construimos, o por lo menos, lo intentamos con
nuestros socios interdisciplinarios.

Propuesta de un abordaje posible

Existen equipos especializados en Familia que pueden realizar estas evaluaciones en un


corto plazo, incluyendo psicodiagnósticos individuales, y de interacción familiar,
ampliando la red de trabajo a otros significativos como la escuela, terapeutas intervinientes,
familia extensa, abogados de las partes, etc. Y pueden dar un informe respecto de lo
aconsejable para dar el marco de contención necesaria a l@s niñ@s que forman parte de
estas familias.

Aun así, los equipos de terapeutas, especialistas en familias judicializadas, necesitan


trabajar en la interfase psicosociojurídica en consonancia con los jueces y juezas de familia.
Conjuntamente con los defensores/asesores de menores, quienes tienen la responsabilidad
de tomar medidas y diseñar una estrategia articulada y de acción conjunta con los
profesionales intervinientes a los fines de ampliar su poder de intervención y facilitar la
resolución de conflictos.

Cuando se interrumpe el diálogo interinstitucional, genera impotencia al interior del equipo


de salud mental. Observar el deterioro progresivo de los niñ@s que atraviesan una infancia
cargada de mensajes contradictorios, negligencia, controversia judicial, incertidumbre,
tensiones , sin tener la contención adecuada, confirma la urgente necesidad de trabajar en el
espacio “inter” para promover un crecimiento saludable.

A continuación, ofreceremos la descripción de familias gravemente disfuncionales en las


que hay adultos con posibilidad de llevar a cabo la crianza, siempre y cuando la justicia les
habilite esa posibilidad.

No siempre son los niños los que pueden decidir con quién vivir: existen lealtades, alianzas
y coaliciones, miedos que juegan un papel de peso y no les permiten hacer una elección
saludable. En estos casos, puede considerarse que los tiempos procesales son iatrogénicos
respecto de los tiempos y las necesidades psicoemocionales de los niños.

Descripción de dos familias en las que se observa qué ocurre a partir del abordaje del
equipo de salud mental y en los que se sugiere habilitar un régimen de comunicación
con el progenitor no conviviente.

Familia Pérez/ Rodríguez

Son derivados al Equipo de Familias y Parejas perteneciente al centro de Salud Mental N° 1


perteneciente al GCBA, a fin de realizar la revinculación paterno filial.
Los niños se encontraban realizando tratamientos individuales con terapeutas del Equipo de
Niños del mismo Centro de Salud Mental.

Vera de 9 años, presenta un cuadro de angustia, observándose signos de sobreadaptación y


Lucio de 7 años con sintomatología manifestada con serios problemas de aprendizaje, de
conducta y encopresis.

Ambos padres estuvieron casados durante 10 años. La separación se produce en el año


2014, siendo que en el año 2016 la madre realiza una denuncia por violencia familiar contra
el padre, a raíz de un hecho concreto en el que el padre, frente a un conflicto con su hijo
Lucio, le pincha su pelota.

A partir de dicha denuncia, el padre no ve a sus hijos. Al momento de las entrevistas,


llevaba un año sin verlos. Luego de 5 meses de tratamiento, se observó un vínculo
afectuoso recíproco entre el padre y sus hijos y pudieron dialogar sobre lo ocurrido y las
causas del distanciamiento. El padre pudo pedirles perdón expresando su deseo respecto a
continuar con el espacio de terapia familiar a fin de seguir trabajando sobre el vínculo. Los
niños pudieron expresar su incomodidad respecto a los encuentros de los padres en la sala
de espera, temiendo se reactive el conflicto parental. Los niños manifestaron su deseo
respecto a poder ver a sus abuelos, tíos y primos. Durante el tiempo de tratamiento se
produjo intercambio con cartas y dibujos.

La madre continúa expresando la negativa a que puedan verse fuera del ámbito terapéutico,
ya que considera que el padre no estaría en condiciones psicológicas.

Se informa al Juzgado, sobre lo trabajado y se sugiere dar comienzo con los encuentros del
padre con sus hijos, en principio sin pernoctar. Un día de semana desde la salida del colegio
hasta las 20hs y un día del fin de semana de 10 a 20hs. Se sugiere que durante los
encuentros acompañe otro adulto de la familia paterna a fin de evitar situaciones confusas
que puedan derivar en otras denuncias. También se sugiere la continuidad de la terapia
familiar a fin de seguir trabajando el vínculo paterno/filial y materno/filial, apostando en un
futuro hacer una terapia de coparentalidad. Se sugiere que continúen tanto los niños como
los adultos con sus terapias individuales.

Este informe se elevó en abril de 2018. En mayo del año 2019 se presenta el padre
solicitando ayuda ya que no se había establecido el Régimen de comunicación, siendo que
desde la Justicia los habían derivado al Jardín Japonés, lugar donde la madre no llevó a sus
hijos. Refiere haber sido citado por la terapeuta de Lucio en dos oportunidades y en cuanto
la madre se enteró de ello habría interrumpido ese tratamiento.
Reflexiones

Estos niños pasaron un año sin ver a su padre, luego lo vieron durante 5 meses en el espacio
de terapia familiar, en donde se les dijo que retomarían el contacto con él. Desde ese
momento pasó otro año. Y continúan sin tener vínculo.

En este caso se observa un padre con una personalidad que refleja signos de debilidad, con
pocas herramientas para posicionarse de otro modo. Respecto a la madre se observa una
personalidad que muestra conductas de manipulación, de rigidez respecto a sus creencias, y
con serias dificultades para visualizar las necesidades emocionales de sus hijos.

Respecto a la elección de los abogados, reflejan en este caso las características de los
padres. El padre permitiendo el alargamiento de los plazos y la madre poniendo palos en la
rueda a fin de obstaculizar el vínculo del padre con sus hijos.

Familia Suárez/Fernández

Este tratamiento dio comienzo en el año 2015.

La pareja convivió un par de años, de dicha unión nacieron mellizos, Juana y Felipe.
Cuando los niños tenían un año, se separan. En septiembre del 2014 el padre llevaba 4
meses sin ver a sus hijos, como consecuencia de la conflictiva parental.

Desde la Instancia Judicial se sugiere realizar los encuentros en el Jardín Japonés, pero la
madre refiere no poder llevarlos los sábados.

En aquel momento había una gran disputa por el tema alimentos. Se llega a un acuerdo,
respecto a los alimentos, el Juez resuelve que el padre concurra a la casa materna a ver a
sus hijos.

Como dicha opción no prosperó, el Juez solicita un tratamiento de revinculación Paterno/


Filial. En ese momento los niños tenían 3 años.

Se realiza dicho tratamiento, observándose un vínculo afectuoso del padre hacia sus hijos y
viceversa. Se observa también una disputa entre los padres que no permite realizar
encuentros de coparentalidad ya que las discusiones se tornaban muy agresivas entre ellos.

En aquel momento se sugiere un Régimen de comunicación Paterno filial, en un lugar


neutro, no el hogar materno. Se recomienda terapia familiar, a fin de acompañar el primer
momento, en esta nueva dinámica de encuentros. Los niños presentaban sintomatología
psicosomática como vómitos, molestias abdominales, infecciones urinarias y dolores de
cabeza.
En febrero del presente año llega al Centro de Salud un nuevo pedido de revinculación
Paterno Filial. El padre refiere que luego de la última intervención y una vez que el Juez
estableció un Régimen de Comunicación, la madre, primero apeló la medida, y al no darle
lugar, realizó una denuncia Penal por sospecha de abuso sexual del padre hacia Juana, la
cual fue investigada y de la cual quedó sobreseído.

El padre lleva más de 2 años sin ver a sus hijos. La escalada continúa ya que ambas
familias comparten el barrio y hubo denuncias cruzadas de las que participaron la familia
extensa paterna y la madre de los niños, peleas en la vereda, estando presente los niños.

Respecto de los adultos, se observa un padre que refleja signos de debilidad, aferrado a su
familia de origen, y una madre dañada en su narcisismo que no distingue las necesidades
psicoemocionales de sus hijos.

En los niños se observan muchas contradicciones respecto al padre y su familia extensa ya


que se evidencia en su discurso las referencias del discurso de la madre con respecto a que
el padre es malo. Sin embargo afloran durante las entrevistas con ellos recuerdos positivos.

Los niños se encuentran realizando tratamiento psicológico con profesionales del CIENA
con los que nos hemos reunido (Centro Integral Especializado en niñez y adolescencia,
perteneciente a la Dirección de la Mujer de la Ciudad de Buenos Aires, que se especializa
en la evaluación y asistencia integral del maltrato infantil). Los mismos coincidieron
respecto a los rasgos evaluados de la personalidad de la madre que no facilitarían la
inclusión del padre. No le han dado mucha participación al padre, centrándose en el espacio
de cada niño, con foco en lo intrapsíquico.

Ambos padres se encuentran realizando tratamientos individuales.

Hemos propuesto, en ambos casos, la inclusión de una audiencia con la participación del
equipo interdisciplinario, a fin de pensar estrategias priorizando la integridad de los niños.

Consideramos necesario, para la protección de los mismos, generar más espacios de


encuentros entre el equipo judicial y el equipo terapéutico. Poder sumar al equipo de salud
a las audiencias. Como así también sumar al equipo judicial a encuentros en el Centro de
Salud. Convirtiendo a los operadores en un equipo sólido que pueda abordar la conflictiva
planteada y focalizar en el bienestar de los niños.

Uno de los obstáculos a vencer, surge cuando el funcionamiento judicial es funcional a la


patología del progenitor que pretende inhabilitar al progenitor no conviviente (siempre y
cuando se hubiera evaluado/descartado que no hay riesgo para los niños en ese vínculo
interrumpido). Estos son casos en los que se invisibiliza a l@s hij@s.

Siguiendo a Fried Schnitman D. (2017) quien propone el “afrontamiento generativo” para


abordar estas cuestiones, a saber:
“El afrontamiento generativo propone una forma de coordinación social que requiere
disposición a trabajar con otros. Implica que las personas puedan vincularse entre sí,
escuchar aquello que cada uno puede aportar, clarificar contextos y propósitos, poner el
foco en los temas a resolver, desarrollar matrices de significado compartidas, y diálogos
que promuevan la coordinación productiva de acciones.”(pag.18)3

Hemos comprobado que cuando se logra construir puentes interinstitucionales, el trabajo


generativo tiene mayores probabilidades de éxito. En ese sentido puede decirse que a partir
de los casos mencionados y de las investigaciones realizadas por las autoras, el obstáculo
no surge sólo de las familias gravemente disfuncionales que promueven y perpetúan la
conflictiva en detrimento de la salud de sus hijos, sino que también nosotros mismos, como
profesionales involucrados, podemos constituirnos en obstáculos de la resolución de
conflictivas tan complejas. Es responsabilidad de todos poder “desarmar” las trabas que
dificultan la fluidez y las acciones tendientes a la resolución de las problemáticas.
Deberíamos ser quienes desde las distintas disciplinas podamos facilitar y acompañar
procesos terapéuticos transformativos y saludables para las familias pero sobretodo, para
los niños involucrados. De nosotros depende la acción conjunta y la co-construcción de ese
espacio “inter” que pueda dar, tanto una respuesta eficaz a las familias judicializadas como
ser, sobretodo, protectora de los derechos de l@s niñ@s.

3
Fried Schnitman D. (2017) Afrontamiento generativo como formador de futuros. En Diálogos para la
transformación. Desarrollo de proyectos e investigación generativa orientados a la construcción de futuros
en Iberoamérica. Volumen 3. Fried Schnitman (edit) 17-42. WorldShare Books - Taos Institute Publications.

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