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ESTAR DISPUESTO A
BUSCAR LA SABIDURÍA
Uno de los rasgos más deseables que puede caracterizar a los jóvenes de todos los
tiempos, es el de la sabiduría –admitiendo que la noción que de ella se tiene, puede
ser considerablemente diferente de una cultura a otra–; carecer de ella ha de ser una
alerta acerca de algunos riesgos que los jóvenes, por su falta de sabiduría, debida
seguramente a su edad e inexperiencia, pueden correr.
1
Si la sabiduría fuera un cúmulo de conocimientos, tendríamos que hablar no de hombres sabios, sino
sabihondos, y por lo tanto, ¿en vez de sabiduría tendríamos que hablar de sabihonduría?
2
«Los sabios se las ingeniaron para exponer desde diversos ángulos su doctrina de los dos caminos:
el que conduce a la autorrealización y el que lleva a la autodestrucción (con sus respectivas
repercusiones comunitarias). Quien elige el primero es denominado sabio o justo; quien opta por el
segundo recibe el apelativo de necio o malvado. El primer tipo humano colabora en la consolidación
de los órdenes cósmico y social; el segundo favorece el progresivo asentamiento de las fuerzas del
caos». Víctor MORLA ASENSIO. Proverbios. Comentario al AT. La Casa de la Biblia. PPC, Sígueme,
Verbo Divino. Estella 1995. 594.
físico, como moral y espiritual; sabio es el que cumple la voluntad de Dios, que no se
circunscribe a la Ley recibida por Moisés (Ley Mosaica), sino que va más allá de lo
local, de lo temporal y tiene una base racional3 –lo que se podría llamar una sabiduría
objetiva–, por lo que tiene siempre una dimensión ética y abarca todos los aspectos
de la vida humana, hasta el último detalle de la vida cotidiana; es la búsqueda de la
felicidad en base al discernimiento entre lo justo y lo injusto, entre lo valioso y lo
pseudovalioso, entre lo que construye al hombre y lo que lo destruye, a la luz de la
experiencia y de la sabiduría divina –aunque no siempre se hable explícitamente de
Dios–; es en síntesis, el arte de hacer y de vivir, de aquí que sus enseñanzas tengan
un alcance universal, constituyéndose en patrimonio de la humanidad:
La sabiduría constituye el entramado básico sobre el que el sabio tejerá no sólo sus
enseñanzas, sino su propia vida. Si se considera que Israel era una cultura teocéntrica,
se entiende por qué absolutamente todas las cosas y absolutamente todo lo que sucede,
está vinculado con Dios, por lo que no se puede clasificar la sabiduría en religiosa y
profana, ni mucho menos se puede ver en ella una filosofía al estilo griego, lo cual no
obsta para reconocer la influencia que dicha filosofía tuvo en el pensamiento
sapiencial israelita, lo mismo que la sabiduría del Próximo Oriente Antiguo (Egipto,
Mesopotamia, Siria, Fenicia), situación que se vio favorecida por la ubicación
geográfica de Palestina, paso obligado entre los pueblos de aquella región.
3
La sabiduría, si bien tiene un trasfondo religioso, en general se trata de reglas que se podrían llamar
de prudencia humana, del orden de las virtudes morales; es precisamente por esto que podemos
considerar que tienen una dimensión universal, pues no están ligadas al nacionalismo israelita, sino
a las demandas de la naturaleza humana. Este carácter profano de la mayoría de los proverbios, de
ninguna manera prescinde del tono religioso propio de una cultura teocéntrica.
4
J. MENCHÉN CARRASCO. Escritos Sapienciales. 544
la habilidad para elaborar las vestiduras sacerdotales (Ex 28,3); sabio es el campesino
que conoce las estaciones y su relación con sus tareas; con más propiedad se llama
sabios a los que tienen las dotes necesarias para juzgar y gobernar prudentemente a
los pueblos: José, el hijo de Jacob (Gn 41,39), Moisés, Josué (Dt 34,9), David…; y por
supuesto que es Salomón el sabio por excelencia en Israel (1Re 3,28; 5,11-14).
5
«¿Acaso no nos enfrentamos hoy nosotros con las mismas cuestiones? Los comités de ética, los
grandes debates políticos y sociales, la solidaridad necesaria del hombre con sus semejantes en
todos los niveles de la escala planetaria, así como el aprendizaje de la vida en sociedad, el duro
descubrimiento de la felicidad en la tierra de los hombres, todo esto no es patrimonio exclusivo
del creyente» D. DORÉ. Eclesiastés y Eclesiástico. 5.
6
H. RENARD citado en Maximiliano GARCÍA CORDERO – Gabriel PÉREZ RODRÍGUEZ. Biblia
Comentada. Vol IV. Libros Sapienciales. BAC. Madrid 19672. 11-12
El autor del libro de la Sabiduría la pondera de tal manera, que en sólo dos versículos,
acumula 21 calificativos (el 21 es el resultado de 7 x 3, lo que significa la perfección
suprema) que nos permiten captar su naturaleza:
Pues hay en ella un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil,
perspicaz, inmaculado, claro, impasible, amante del bien, agudo, incoercible,
bienhechor, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, que todo lo puede, todo
lo observa, penetra todos los espíritus, los inteligentes, los puros, los más sutiles.
Sab 7,22-23
La literatura sapiencial enuncia algunos rasgos que relaciona con los jóvenes,
poniendo de manifiesto que la sabiduría no es algo ajeno a esta etapa etaria de la vida,
sino por el contrario, un tiempo privilegiado para adquirirla, siempre y cuando no se
piense por ello en un concepto escolarizado, sino fruto del continuo contacto con el
entorno socio – histórico, con la tradición heredada, la auscultación personal y
meditada de lo cotidiano. La persona que aspiraba a la sabiduría tenía que renunciar a
convertirse en un simplemente espectador del paisaje social.
En los textos en que La Sagrada Escritura se refiere a la relación entre los jóvenes y
la sabiduría, lo hace ya sea para reconocer sus aspiraciones a lograrla, para suscitar el
interés por alcanzarla, para recomendarla, o bien para expresar su presencia – ausencia
en ellos, o con algún otro matiz de ese difícil binomio juventud – sabiduría. Su
inexperiencia y su vulnerabilidad frente a las diversas influencias –positivas y
negativas–, su propensión a caer en trampas y engaños –o autoengaños– le hacen
acreedor a una urgente formación sapiencial.
La palabra, es el medio privilegiado mediante el cual Dios se revela, sobre todo a los
profetas; el uso reiterativo de la expresión oráculo del Señor, hace alusión justamente
al uso de la palabra por parte de Yahvéh, que comunica al profeta aquello que ha de
decir en Su Nombre. De aquí el aprecio y veneración que por la manifestación de Dios
mediante su Palabra, han tenido todos aquellos que aspiran a la sabiduría.
7
«Cuando la Biblia habla de la sabiduría, conocimiento, inteligencia y cosas parecidas, la mayoría
de las veces se refiere directamente a la relación del hombre con Dios expresada con esos términos.
En ese sentido no se trata de una categoría simplemente antropológica, sino religiosa. […] El sabio
no es solamente alguien que conoce cosas, leyes del universo, del ser humano, misterios… es,
sobre todo, quien sabe cómo vivir en plenitud al modo propiamente humano. Lo cual incluye en
primer –y casi único– lugar, saber vivir ante y para Dios, según sus planes». F. PASTOR RAMOS,
Antropología bíblica. El mundo de la Biblia. Verbo Divino. Estella. 1995. 95-96.
¿Y qué es lo que hay qué hacer respecto de la Palabra de Dios? Guardarla, cumplirla,
observarla, adecuar la conducta a su voluntad; llevar una vida honesta, recta,
guardando su Palabra (Sal 119,9; Prov 20,11).
¿Cómo podrá un joven proceder limpiamente?
Guardando tu Palabra.
Sal 119,9
El sabio que da consejo a los jóvenes, ha de suscitar en ellos, primero, la convicción
de que son aprendices de la vida y por lo tanto necesitan de la orientación de los
sabios, luego, la decisión de acoger esa enseñanza y finalmente, vivirla, es decir, hacer
de la Palabra de Dios, la fuente de una vida recta.
Por otra parte, hay que asumir con lucidez la fugacidad de la propia juventud, su
transitoriedad, pues luego llegan los tiempos difíciles, en los que la vida pareciera que
ya no tiene sentido y la capacidad de disfrutar va menguando irremediablemente, así
Cierto que Dios mismo otorga la sabiduría a su pueblo (Prov 2,6), pero es también una
tarea a realizar (Bar 3,9-4,4); hay cierta sabiduría innata en el hombre, pero crece con
la experiencia personal, resumen de todas las observaciones y reflexiones,
enriquecida sobre todo mediante las diversas formas de educación y del esfuerzo
personal, que no siempre depende de la edad (Jb 32,7-8). Se requiere la disposición
para buscar y alcanzar la sabiduría, sobre todo cuando se es joven (Sab 8,10) y con
facilidad se confunde el vigor y la fureza con ser sabio (Prov 24,5).
8
George Bernard Shaw dixit. (1856-1950).
Uno de los aspectos en los que el necio actúa en las antípodas del sabio es que,
mientras aquél acapara avariciosamente sus posesiones, entre ellas su supuesta
sabiduría, éste sabe que la sabiduría crece en la medida en que se comunica, pues
no se divide al compartirla, sino que se multiplica (Sab 7,14); la envidia y la aspiración
al monopolio son propias del necio, no del sabio que, en general, es generoso y
pacifista; el rey sabio se entiende, de hecho, en clave de paz.
La necedad puede l egarPero resulta que al corazón del joven está adherida la necedad
(Prov 22,15), Doña Necedad (Prov 9,13-18); el necio, en el
al extremo de decir:
contexto sapiencial, no es sinónimo de malcriado, de terco,
“No soy tan joven
sino de algo mucho más grave, pues tiene una connotación
como para saberlo todo.”
moral de imprudencia, de impiedad, de insensatez, por lo
OSCAR WILDE que la tarea de ayudarlo a adquirir la sabiduría deberá ir
acompañada del rigor de la disciplina, cual vara correctiva, pues si algo está adherido
tercamente, requiere gran firmeza para ser desprendido, arrancado, lo que, por
extremo que parezca, no le causará daño; ahorrarse el esfuerzo de educarlo, de
corregirlo, de castigarlo si es preciso (Prov 23,13), sí que le causaría graves
consecuencias; el castigo físico no le matará, pero si le matará espiritualmente la falta
de corrección (Prov 23,14).
Lograr tal adquisición supone un esfuerzo sostenido, pues los frutos no se ven de
inmediato y ello puede llevar al desánimo; el autor sagrado compara este esfuerzo con
el del sembrador, que ha de arar y trabajar arduamente y ya después, disfrutar el fruto
de su trabajo (Eclo 6,19).
El joven que desee adquirirla se ha de esforzar en esta tarea, que no podrá ser realizada
por los negligentes, pues no serán capaces de soportar tan prolongado esfuerzo (Eclo
6,20-21), al cual renunciarán aún antes de haber comenzado; la dificultad de la empresa
es puesta de relieve por la cantidad de expresiones que al respecto anota el texto;
Las ventajas que la sabiduría reporta (Eclo 6,28-31) superan con creces los esfuerzos
que por conseguirla se han de hacer. Ante todo, el gozo mismo de poseerla (v 28),
tanto mayor, cuanto más dura ha sido la lucha por alcanzarla (v 29-31).
Para orar, habrá que propiciar ciertos espacios de ocio y una actitud de sosiego, de
silencio, sin lo cual no se puede escuchar al Señor (Eclo 51,13-15). Por supuesto, no
basta con encontrar la sabiduría a través de la oración; habrá que ponerla en práctica,
en lo cual consiste la auténtica sabiduría, según la concepción que de ella tienen los
israelitas, como arte de vivir (Eclo 51,18-19).
El libro de los Proverbios −que es una especie de refranero−, nos dice cuál es esa
sabiduría y señala que, enseñar a los jóvenes “ciencia y reflexión” (Prov 1,1-7), implica
enseñarles todos los rasgos de la sabiduría y las actitudes que requiere:
9
EQUIPO «Cahiers Evangile». En las raíces de la Sabiduría. Cuadernos Bíblicos 28. Verbo Divino.
Estella 19874. 62.
El libro de la Sabiduría habla sobre la forma en que piensan los necios, acerca de la
actitud que han de asumir frente a la existencia: Vengan, pues, gocemos de los bienes
presentes, aprovechémonos de todo con ansia juvenil10 (Sab 2,6). Hay que hartarse de
vino –y de los placeres de la mesa que conlleva–, llenarse de perfumes, divertirse
hasta el delirio, hacer de la vida una –¿desordenada?– fiesta permanente que se torna
en orgía como principal ocupación, antes que la juventud se pase, dejando constancia
de sus excesos (Sab 2,7-9); la falta de límites se confunde con la realización personal.
10
Esta expresión evoca inevitablemente el texto de Is 22,13: Comamos y bebamos que mañana
moriremos, y aquélla, idéntica, reseñada por San Pablo cuando arguye a los corintios a favor de la
resurrección: Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos que mañana moriremos (1Cor
15,32).
¡Que lamentable actitud ante la vida! ¡Qué falta de sabiduría! Y más lamentable aún
la alusión a la juventud que en este contexto se hace, como quien considera que la
nefasta conducta descrita, es propia de esta etapa de la vida. ¿Tienen
razón? ¿Todos los jóvenes son chicos borderless, incapaces de BORDERLESS
respetar los límites que señala la Ley dada por Dios, que nos insta a Sin límites
llevar una conducta moralmente correcta, en consonancia con su
dignidad humana –y habría que añadir, en consonancia con su identidad cristiana–?
Si el placer se constituye en un absoluto, entonces el quebranto de todo límite va
implícito y las conductas borderless se enseñorean del hombre, no para darle una
libertad sin límites, sino para esclavizarlo precisamente por falta de límites.
Cierto que un tema que resulta por demás inoportuno e incluso molesto para los
jóvenes, es el de los límites; si por ellos fuera, no existirían normas, criterios ni
autoridades que señalaran los límites que no se han de franquear, sobre todo por lo
que respecta a la experiencia del placer, del disfrute de la vida y las delicias que ella
ofrece.
11
La crueldad va frecuentemente unida a una vida de libertinaje y liviandad; Sab 12,10.
12
La veneración a los ancianos era parte importante de la tradición israelita: Lv 19,32; Prov 16,31;
20,29.
13
Se enlistan las personas que expresamente estaban protegidas por la Ley: Ex 22,21; Lv 19,32; Dt
10,18; 14,28-29; 16,11.14; 24,17.19.20.21; 26,12.13; Is 10,2; Jr 22,3; Ez 18,11; 22,29.
14
Esta recomendación contradice la forma en que, en general, se refiere la Escritura al hecho de ir
tras los propios apetitos: Apartad de vosotros los deseos del corazón y de los ojos que os seducen;
Num 15,39 (cfr. Job 31,7-8; Eclo 5,2). Sin embargo aquí –insistimos– el disfrute se enmarca en
el proyecto de Dios, lo cual supone que no se ha de convertir en un atentado contra la propia
dignidad.
utilizando ni más ni menos que cuatro imperativos: alégrate (11,9a); sigue (11,9b);
ten presente (11,9c); aparta (11,10a); aleja (11,10b):
Alégrate, muchacho, mientras eres joven, y que tu corazón sea feliz en tus años
juveniles. Sigue los impulsos de tu corazón y lo que es un incentivo para tus
ojos; pero ten presente que por todo eso Dios te llamará a juicio. Aparta de
tu corazón la tristeza y aleja de tu carne el dolor, porque la juventud y la aurora
de la vida pasan fugazmente. Ecl 11,9-10
15
El epicureísmo es la doctrina de Epicuro (s. IV a.C.), que pone la suprema felicidad del hombre en
el placer de los sentidos, convertido así en un absoluto; no hay otra moral.
16
El primer límite impuesto por Dios al hombre fue en el paraíso, cuando les señaló el árbol de cuyo
fruto no debían comer.
y festivo? «Yahvéh tu Dios está en medio de ti, ¡un poderoso salvador! El exulta de
gozo por ti, te renueva por su amor; baila por ti con gritos de júbilo» (Sof 3,17).
Claro que todo esto ha de ser sin perder de vista que, en último término, la felicidad
plena sólo la vamos a encontrar en Dios; ciertamente cuando le veamos cara a cara,
pero también ahora, en la medida en que en nuestra vida Él ocupe el lugar que le
corresponde, el lugar que nuestro propio corazón anhela darle, pues como decía San
Agustín: Nos hiciste Señor, para ti, y nuestro corazón se sentirá insatisfecho mientras
no descanse en ti.17 De no ser así, la otra opción daría la razón al autor del libro del
Eclesiastés (también llamado Qohélet) que, en otro pasaje dice con aire pesimista
repite: vanidad de vanidades, todo es vanidad.18
17
Confesiones de San Agustín.
18
«Qohélet quiere enseñar un arte de vivir. Una existencia vivida como una lucha, como una
conquista, como una carrera hacia el éxito, hacia el dinero, hacia el placer, hacia la gloria... acaba
irremediablemente en la decepción y el fracaso. De lo que se trata es de aprender a vivir. Es una
desgracia vivir en la oscuridad del sin-sentido, en un mundo que parece absurdo. El sentido de la
vida, o mejor dicho, del vivir no está ni en la riqueza, ni en el trabajo, ni en el placer: todo esto es
tan fugitivo como el vaho sobre el cristal. Para Qohélet, el vivir, en todas sus dimensiones es un
don gratuito ofrecido a todos» D. DORÉ. Eclesiastés y Eclesiástico. 13.
19
Si se considerara a los adultos como los únicos responsables de que los jóvenes se condujeran
adecuadamente, estaríamos cayendo en el ya mencionado adultocentrismo o bien en la imposición
de criterios establecidos por instituciones gerontocráticas.
Sin embargo, no se ha de perder de vista que, incluso antes que la autoridad, el propio
sujeto es quien ha de fijarse los límites que su dignidad y sabiduría no le permiten
franquear.
tipo de saberes. El axioma clásico Pienso, luego existo dio paso al Siento, luego existo.
Si no me emociona, no me dice nada, incluso, no es verdad; la diosa razón fue
desplazada por la diosa emoción, y la sabiduría sigue brillando por su ausencia.
20
Los metarrelatos clásicos pueden ser de tipo filosófico, político, religioso… y los hay positivos y
negativos: por ejmplo, es un metarrelato la creencia del poder omnímodo de la razón; el marxismo,
con su postulado de la lucha de clases; Freud, que propone el dominio del inconsciente sobre el
consciente; el liberalismo con su preeminencia del capital y la idea del progreso indefinido; y hasta
el propio cristianismo constituye un metarrelato, con su utopía del evangelio.
Si algún terreno resulta pantanoso para los jóvenes, es el relacionado con el placer
sexual. El despertar de la sexualidad va unido a la inseguridad en la forma como se
han de situar ante ella, al peligro de experimentarla como algo malo –moralmente
malo–, al riesgo de perderse en la embriaguez que sus excesos le reportan. La
Escritura tiene palabras sabias al respecto, palabras que han de ser situadas según las
distintas épocas, las diferentes concepciones del ser hombre y ser mujer, y los
múltiples influjos culturales.
21
La noche ejerce una fascinación irresistible sobre los jóvenes; divertirse es muy importante, pero
si es de noche, qué mejor. La noche les permite liberarse del ojo vigilante de los adultos y poder
disfrutar a sus anchas de lo que desean hacer. De esto hablaremos más delante; cf. 18.10.
22
«Frente a la maraña de confusiones y pasiones que configuran nuestra sexualidad, la primera
cuestión que se plantea un católico serio no es: “¿Qué me está prohibido hacer?”, sino más bien:
“¿Cómo puedo expresar mi sexualidad de modo que, al mismo tiempo, afirme mi dignidad
humana?”. Y lo bueno es que no hay manera de afirmar mi dignidad sin afirmar al mismo tiempo
la dignidad del “otro”. Ese es el contexto en que nos movemos: “dignidad”. En ese contexto, hay
ciertas cosas que, según la doctrina de la Iglesia, no llevamos a la práctica porque vulneran nuestra
dignidad y perturban el ritmo de “dar y recibir”, que es lo que crea una verdadera comunión entre
los seres humanos». G. WEIGEL. Cartas a un joven católico. 156.
23
Así lo muestra la historia del joven y la prostituta, narrada en Prov 7,1-27.
–ser chicos borderless– la amistad como derecho al usufructo del otro en beneficio
propio.
Sacudida por las convulsiones macrosociales, la escuela corre el riesgo de ser fuente
de exclusión y no de integración social. El conocimiento ya no está vinculado a ella
como su principal proveedor –el niño está expuesto a los medios masivos de
Conviene, además, superando la aversión hacia todo lo que proviene de los adultos,
que los jóvenes puedan aceptar que algunos maestros –no todos ciertamente– pueden
ser verdaderos maestros de sabiduría, de los cuales se puede aprender.
Se argumenta que el lenguaje moldea nuestro pensamiento, puesto que no puede haber
pensamiento sin lenguaje, y dado que el conocimiento está mediado por el lenguaje,
resulta que entonces no podemos conocer la verdad, la realidad objetiva ni, por ende,
hacer afirmaciones universales.
24
«Que la familia abandone en la escuela su responsabilidad educativa no depende de la escuela sino
de la familia. Pero no se puede negar el hecho empírico de que crecientemente muchos padres
“depositan” a sus hijos en los establecimientos educacionales para ganar el tiempo destinado a
ellos para la actividad productiva o profesional». P. Morandé. «La imagen del padre en la cultura
de la postmodernidad». 253.
distintivo de las emociones–, con cierta alergia a las exigencias radicales, con toda la
carga de inestabilidad que esto supone. Se afirma que los compromisos fuertes y
permanentes hacen vulnerables a las personas, pues engendran dolor y dependencia;
el miedo al compromiso se ha convertido en pánico y, la palabra dada, se ha
trivializado. De aquí que el matrimonio para toda la vida, con la “carga” que suponen
los hijos, e incluso la permanencia en la vida sacerdotal o en la vida religiosa, se torna
cada vez más difícil. Ahora los compromisos son sólo provisionales, blandos, sin
consistencia.
25
«Nos hallamos ante la saturación de información, un alud de noticias sin estructura axiológica que
nos hace perder el norte de lo importante y lo trivial; una difusión inmediatista y acelerada que no
le permite a la noticia durar y al destinatario reflexionar sobre ella; una proliferación de efectos
especiales y secundarios, que fragmenta, aproxima o aleja el objeto y le quita al sujeto la
posibilidad de ver con cierta distancia crítica el aspecto de las cosas. El resultado final es el
secuestro del acontecimiento, la imposibilidad de la reflexión, de la vuelta sobre las cosas,
impidiendo la recuperación de la secuencia de significados y erradicando el sentido». J. M.
MARDONES. «Modernidad y postmodernidad. Un debate sobre la sociedad actual (I)» 215.
26
El término cybernética proviene del griego kubernhtikh, (cybernetiké), que significa arte de
gobernar una nave, de aquí que se utilice el término navegar para referirse a la actividad de
acceder a la red. Nótese que la Real Academia de la Lengua Española la registra como cibernética
(con i latina).
virtual, que rápidamente van desplazando los medios considerados clásicos, como la
televisión, constituyen su hábitat, a pesar de su virulencia –¿cuándo se declaró la
netwar? ¿cuándo nos preparamos para las e-battles? ¿o para el ciberbullying?–.
Las redes sociales, más que de información, son fuente de interacción, por eso, fuera
de ellas – o mejor dicho, fuera de la sociedad–red constituida en netocracia como
poder paralelo –, su vida no tiene sentido; después de todo, ésta ha quedado reducida
a un reality show, a una selfie convertida en hipernews que, si no está en el face, o en
instagram no sucedió; la literatura ha sido sustituida por la twitteratura y la cibervida,
que sólo puede ser vivida en el cibermundo, en la iconósfera, donde su amigo más
íntimo es el mouse (bueno… ahora más bien su dedo, pues casi todas las pantallas son
touch).
En las redes sociales ‒donde pareciera que la discreción brilla por su ausencia‒, les
resulta difícil establecer una conversación propiamente dicha, donde haya un
verdadero intercambio verbal entre dos personas, que resulte valioso, enriquecedor.
Se utilizan las redes para satisfacer la tentación de contradecir por sistema, en cuanta
ocasión sea posible, discutiendo cuestiones que incluso ni siquiera se conocen a fondo.
27
Hablamos de ambivalencia de la redes, porque si bien encierran graves riesgos, son también una
riqueza gracias a la cual se han logrado avances inimaginables hasta hace un tiempo. Baste con
pensar qué hubiera sido de la humanidad sin la ayuda de las redes para enfrentar los horrores de
la pandemia del coronavirus, recién padecida. La escuela misma, obligada al confinamiento, sólo
pudo cumplir su encomienda gracias a la ayuda de la educación virtual.
ES CONVENIENTE,
DE VEZ EN VEZ,
AUDITAR NUESTRA VIDA,
PARA VERIFICAR CUÁN
SABIOS SOMOS
28
Si tuvieras que relacionar este tercer rasgo del perfil que proponemos −Estar dispuesto a buscar la
sabiduría−, con alguno de los valores de la Constelación de Valores de los Colegios Guadalupanos
Plancartinos, ¿con cuál lo relacionarías?