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Nombre: Katherine Nicole Rojas Matricula: 100613404

La sabiduría

´´El sabio y el sabichoso´´


La sabiduría es una herencia común de la humanidad.
El sabio es conocedor profundo y acucioso. Su tiempo tan costoso lo dedica
especialmente al estudio, a la observación, a la meditación.
El conocimiento del sabio tiene por raíz la bondad, la justicia, la unidad, la
libertad y la verdad, siendo sus ramificaciones las diversas utilidades que se
cosechan en la vida práctica que conducen a la realización plena del ser.
El sabichoso, por su parte, es la caricatura del sabio, es como una mueca o
una imitación de mal gusto. El ser del sabichoso es paradójico, ya que es
apariencia, es decir, un no-ser o un ser inauténtico, como decía ORTEGA Y
GASSET.
El sabichoso es sabio en apariencia, está entrenado en el fariseísmo y la
hipocresía. Aparenta saber, pero en verdad no sabe; es un “bultero” o
“avivato”, como decimos los dominicanos.
En los estratos jerárquicos de las religiones se tiende a delegar la verdad
eterna por el “espíritu del tiempo”. No se acepta verdad alguna que pueda
desalojar a los que se consideran privilegiados del status quo, imponiéndose
así el carpe diem (vivir el momento) y las cupiditas naturalis (instintos)
sobre los designios divinos que se les ha confiado administrar. El coqueteo
con los gobernantes y ricos desplaza a la humildad

¿Qué es la sabiduría? Generalidades


El sabio es un observador acucioso y reflexivo, valora y enjuicia toda
realidad a la que accede en el espacio y el tiempo, ya sea desde la luz eterna
de sus creencias, o desde los parámetros fijos de la razón (de su razón), o
desde una combinación de ambos paradigmas, que es lo más común. Su
pretensión se dirige a la inteligibilidad, es decir, a establecer el valor
probablemente estable y constante de las cosas más indispensables para la
raza humana, incluyendo a ésta y a sus acciones, de manera primordial
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Con la sabiduría se reconoce el lugar, el tiempo y el rol asignados a


determinados fenómenos, acciones y procesos, en las interdependencias de
ellos y en la jerarquía axiológica en que se manifiestan. Ese “reconocer”
conduce al sabio, tanto al comportamiento correcto como a expresar las
palabras adecuadas en determinadas situaciones de la vida. En efecto, el
sabio se esfuerza incesantemente por determinar la convergencia entre el
pensamiento y la acción.
SANTO TOMÁS DE AQUINO distinguió, desde una perspectiva cristiana, tres
modalidades y estadios de la sabiduría1, a saber: el primer peldaño lo ocupa
la sabiduría filosófica o metafísica, con la que el ser humano intuitiva y
reflexivamente trata de ordenar su vida en las diferentes culturas. En el
segundo peldaño se encuentra la sabiduría teológica que, fundamentada en
la fe, trata de concebir y ordenar el mundo según la revelación divina. El
tercer peldaño sapiencial está determinado por la concepción de “obsequio
del Espíritu Santo”. En este peldaño el ser humano experimenta la presencia
de Dios en cada acontecimiento e intuye el orden dispuesto por Dios para las
cosas.

El pueblo hebreo, por ejemplo, conoció y asumió la sabiduría de otros


pueblos circundantes, adaptándola a su fe en JAHVÉ.

Mientras la sabiduría egipcia estaba dirigida a letrados y funcionarios de la


administración pública, la de Israel no se limitó a una clase determinada, sino
que se dirigió a todas. La sabiduría hebrea se desarrolló generalmente en el
tiempo del post-exilio babilónico. El tiempo del exilio (597-538 a.C.)
terminó bajo la autorización de liberación decretada por el rey C IRO de
Persia.
Durante el reinado de SALOMÓN se comenzó a coleccionar el acervo
sapiencial de Israel. Es el tiempo en el que nace la historia de JOSÉ y el libro
de RUTH
En la India, Gautama BUDDHA (ca. 560-480 a.C.) destacó la dinámica del
sufrimiento, del dolor y señaló el camino de la liberación del ser humano de
éstos.
La sabiduría China fue muy variada, pero siempre centrada en aspectos
humanos y políticos.
En la antigua Grecia se encuentra, ya en el Siglo VIII a.C., al poeta HOMERO
reflexionando sobre el significado moral del sentimiento de la vergüenza, y
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a HESIODO (ca. 700 a.C.) destacando que la verdadera justicia es la que viene
de Zeus, pues el derecho humano y su virtud pueden degenerar en injusticia
y en malas costumbres.

El silencio docto de la sabiduría

El silencio del sabio es un acto de humildad de la docta ignorancia, que está


pronta a reconocer que hay muchas cosas de las que no sabe y que lo que
sabe será siempre insignificante e ínfimo con relación a lo que ignora.

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