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Juan Camilo Gereda

Equilibrio estático y homeostático del libro Eclesiastés

En teoría general de sistemas, el equilibrio homeostático dictamina el carácter adaptativo de

cualquier sistema frente a todo tipo de estímulos que este sistema recibe de manera externa.

Aquellos sistemas que poseen equilibrio homeostático tienen un progreso referido al fin

deseado, el cual es un límite definido como tolerable. Por otro lado, el equilibrio estático

hace referencia a un sistema que no adquiere un cambio con el pasar del tiempo en sus

condiciones internas. En el libro Eclesiastés, podemos ver evidenciadas muchas de estas

características que nos presenta el principio de la organicidad, ya que el autor su sabiduría

para trabajar y examinar la experiencia humana y de igual forma valorar sus situaciones. Él

considera la vida como la ha experimentado y observado entre los horizontes del

nacimiento y la muerte, por ende, vemos como el equilibrio homeostático y el estático se

reflejan en el hombre y su búsqueda de sus límites más profundos y conocer el trasfondo de

su felicidad.

El ser humano, por naturaleza, es un ser “vanidoso”, ya que, según Eclesiastés, los

humanos no pueden lograr únicamente con su esfuerzo algo duradero o de gran significado.

Nada parece ir a ninguna parte y las personas no pueden, únicamente con sus esfuerzos,

romper esta caminadora enjaulada; ellos no pueden cambiar nada fundamentalmente. Por lo

tanto, a menudo se esfuerzan tontamente. Todos sus logros “bajo el sol” son metas irreales

que llevan solo a la desilusión. Eclesiastés nos da a entender con todo esto un equilibrio

estático, ya que a pesar de que el ser humano intente llegar a un punto de paz y tranquilidad

gracias a la adquisición de dinero y sus grandes esfuerzos por lograr todo aquello que se

proponga, solo obtendrá como recompensa desesperación y preocupación, forzándolo a


llevar una vida menos tranquila. A pesar de que el sistema, que en este caso es el ser

humano, adquiera dinero y tenga cambios drásticos en su vida, no encontrara paz y seguirá

siendo un ser vanidoso y sus metas solamente serán irreales y esto lo conllevara a una gran

desilusión.

En Eclesiastés, también se dice que la sabiduría es mejor que la locura, es el regalo de Dios

a aquellos que lo complacen. Pero incluso, esperar tanto de la sabiduría no ofrece garantías:

esperar que la sabiduría humana sea capaz de resolver todos los problemas o de asegurar

por sí misma recompensas o ventajas, lo que también seria un equilibrio estático ya que la

sabiduría es una condición que afecta directamente al ser humano, pero no es capaz de darle

una respuesta a todo lo que este se cuestiona, por ende, el conocimiento puede llegar a

cambiar de cierta manera al sistema pero no en su totalidad, ya que hay cosas a las que el

ser humano no puede dar respuesta simplemente con el conocimiento y debe recurrir a otras

fuentes para lograrlo.

Por otra parte, el equilibrio homeostático lo vemos reflejado en Dios ya que Dios mantiene

a los humanos en sus lugares. Dios ha ordenado todas las cosas y un ser humano no puede

cambiar el orden de Dios o entenderlas por completo o anticiparse a ellas. Pero el mundo

no es fundamentalmente caótico o irracional. Esto quiere decir, que Dios es aquella

característica en los seres humanos que es capaz de lograr que los seres humanos se adapten

a su entorno, que logra un cambio en el pensamiento y en la forma de ser de las personas.

Por ende, Dios sería el equilibrio homeostático del ser humano, ya que el sabe organizar

todo a su debido tiempo y siempre pone todo en su lugar. Aceptar el estado humano como

está moldeado por el orden de Dios y disfrutar la vida que se ha otorgado plenamente. Para

poder estar en plenitud y tranquilidad, es decir, lograr un equilibrio homeostático en el ser


humano, este debe no turbarse con metas irreales y conocer la medida de las capacidades

humanas, ser prudente en todas tus formas, seguir la orientación de la sabiduría, tener temor

a Dios cumpliendo con sus mandamientos, comenzando en la juventud antes de que los días

de la madurez hayan pasado y los “días malos” lleguen cuando las enfermedades de la

avanzada edad vejen e impidan probar, ver y sentir las cosas buenas de la vida. Solo de esta

manera, el ser humano lograra un equilibrio homeostático en su vida y llegara a conocer un

verdadero cambio en ella.

En conclusión, el ser humano es un ser que siempre quiere llevar la delantera, que cree

conocer todas aquellas cosas que ni siquiera su propio conocimiento puede llegar a

comprender, debido a que el ser humano no puede conocer su futuro y anticiparse ante

cualquier cosa que pueda llegar a suceder a causa de su trabajo y su esfuerzo, dándonos a

entender que el equilibrio estático del ser humano es su propio conocimiento y su esfuerzo

por lograr cambiar su futuro. Por otra parte, el ser humano debe depositar en su totalidad su

confianza en Dios y tener temor de este mismo para poder alcanzar la paz y la tranquilidad

de su conciencia de manera plena, y que todas estas preguntas lleguen a ser respondidas

desde Dios y lo que el pueda llegar a construir a partir de su omnipresencia, por lo que Dios

se puede considerar el equilibrio homeostático de este sistema ya que de esta forma, el ser

humano podrá cambiar su mentalidad y sus pensamientos depositando toda su confianza en

Dios y explicando el origen de las cosas desde su idea y su poder.

Referencias:
Eclesiástes. (Siglo III A.C). San Pablo. Obtenido de San Pablo:
https://www.sanpablo.es/libro-pueblo-de-dios/la-biblia/los-demas-
escritos/eclesiastes

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