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16.1 AUTOEROTISMO
Uno de los ámbitos en los que la Teología del Cuerpo ─que acabamos de estudiar
en la lección anterior─ tiene más repercusiones, es en el de la sexualidad. Sobre
todo si se trata de los adolescentes y de los jóvenes,1 que viven hoy en un mundo
hipererotizado, donde se les “bombardea” constantemente con imágenes que
despiertan, a veces con gran fuerza, las pulsiones sexuales, ya de por sí tan
intensas en esa etapa etaria de la vida.
De los diversos tópicos que abarca la sexualidad humana, aquí nos limitaremos a
algunos de los que se consideran más recurrentes en las etapas juveniles de la
vida. Comenzaremos por el autoerotismo.
16.1.1 NOCIÓN
1
Esta lección de nuestro curso y la siguiente, se desarrollarán con un enfoque “juvenil”, es decir, que
frecuentemente se tratarán los diversos temas como si los destinatarios de dichas reflexiones fueran
adolescentes y jóvenes, no porque se pierda de vista que los participantes en este curso son adultos, o
porque a ellos no incumban estos temas, sino porque nos parece que dándole ese enfoque, será más factible
que este material sirva para ser reflexionado con los alumnos de secundaria, preparatoria y licenciatura de
nuestros Colegios o en los grupos juveniles de las parroquias, o incluso, con sus propios hijos.
Otra causa podría ser el ambiente permisivo e incluso favorecedor, de parte por
ejemplo, de un padre que anima a su hijo varón a tal práctica, cual si fuera
sinónimo de virilidad.
16.1.3 CONSECUENCIAS
2
Cf. G. Capelli, citado por José Román Flecha Andrés en Moral de la Persona. Amor y sexualidad. Biblioteca
de Autores Cristianos. Madrid (2002) 189.
3
Cf. Declaración emitida por la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la Persona Humana, Acerca de
ciertas cuestiones de ética sexual (PH) 9.
4
PH 9.
Para precisar esta terminología, recordemos que una cosa es el pecado objetivo
y otra cosa es el pecado subjetivo.
Pecado objetivo: se refiere a las conductas que las leyes o normas
morales, generalmente emanadas de la ley natural, han declarado como
pecado; matar, robar, mentir…; hay pecado objetivo cuando una persona
comete dichas faltas con pleno conocimiento y pleno consentimiento.
Pecado subjetivo: se refiere a que esas conductas objetivamente
inmorales, pueden no ser pecado cuando el sujeto (en ingles “subject” y
de ahí “subjet-ivo”), por algunas circunstancias, no ha pretendido cometer
tal falta, o no sabía de su gravedad, o no era realmente libre para
realizarla o evitarla, y por lo tanto, su responsabilidad se ve limitada o
incluso, anulada.
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OAH 98.
O sea, masturbarse es, objetivamente, “un grave desorden moral”, pero habrá
que hacer un discernimiento para ver si en cada caso concreto hubo tal desorden,
o si hay causas atenuantes; así lo expresa el ya citado documento sobre
Orientaciones Educativas sobre el Amor Humano (OAH):
Desdramatizar el asunto
Recomendaciones pastorales
Como ya hemos dicho, no podemos perder de vista que en no pocos casos, esta
práctica no es sino el síntoma de situaciones mucho más complejas, que no se
pueden simplificar diciendo que no es más que una búsqueda de placer:
En verdad hay ocasiones en que los adolescentes y los jóvenes asumen esta
práctica porque no han aprendido a amar, porque son inmaduros afectivamente;
o porque no tienen nada mejor qué hacer, pues no están socialmente integrados,
o no han desarrollado el sentido de alteridad haciendo que, al ocuparse de los
otros, de ayudarlos, de servirlos, de trabajar por la justicia y por las causas
sociales, su vida tendría una plenitud que ya no daría cabida a conductas
egoístas, hedónicas e individualistas. Se trata de ir a la raíz del problema y
tratar de sanarlo desde ahí, ofreciéndole el apoyo y la cercanía de su familia y
de sus formadores.
Por supuesto, el Catecismo también indica que se ha de recurrir a los medios que
Gracias,Señor, la espiritualidad cristiana ofrece, como ciertas
prácticas ascéticas, pues el que no se priva de nada en
porque para Ti,
otros ámbitos del placer, no tendrá voluntad para
nadie está nunca dominarse en el ámbito del placer sexual; el recurso a la
demasiado lejos, oración, buscando establecer y crecer en la amistad
demasiado sucio, con Jesús, el Gran Amigo que te comprende y siempre
está a tu lado, al cual puedes recibir en los sacramentos,
demasiado perdido.
especialmente de la Reconciliación y la Eucaristía.
16.2 PORNOGRAFÍA
16.2.1 NOCIÓN
Texto, imagen o producto audiovisual que hace una presentación abierta y cruda
del sexo con el fin de producir excitación. Es dar a conocer actos sexuales,
reales o simulados, fuera de la intimidad de los protagonistas, exhibiéndolos ante
terceras personas de manera deliberada. Es la degradación del erotismo, una
erotografía de baja calidad; lo que está en juego es la imagen que se ofrece
sobre la sexualidad. El erotismo tiene un valor humano, lúdico y placentero, pero
la pornografía lo degrada y envilece a simple utilidad y mercancía.
Una definición más elaborada sería: La violación, merced al uso de las técnicas
audiovisuales, del derecho a la privacidad del cuerpo humano en la naturaleza
masculina y femenina, una violación que reduce la persona humana y el cuerpo
humano a un objeto anónimo destinado a una mala utilización con la intención de
obtener una gratificación concupiscente (Cf. infra PVCS 9).
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En las redes, se pueden encontrar diversos testimonio de hasta dónde la pornografía puede crear problemas
de adicción con sus múltiples daños colaterales. Ver, por ejemplo:
file:///C:/Users/Toshiba/Documents/1.%20%20%20Teolog%C3%ADa%20Moral%202019%20-
%202020/1.%20%20Gu%C3%ADas%20Teolog%C3%ADa%20Moral/16.%20%20Autoerotismo,%20pornogra
f%C3%ADa,%20violaci%C3%B3n/Pornograf%C3%ADa%203.html
16.2.3 CAUSAS
Finalmente, nos parece oportuno añadir los intereses políticos que también
entran en juego, pues conviene a quienes detentan el poder, distraer al pueblo
de otras preocupaciones más importantes y urgentes, dándoles “pan y circo”;
y mientras más enajenados estén los jóvenes, menos peligro hay de que se
preparen y se organicen para exigir un cambio social, económico, político.
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De hecho, ya hay países que han legislado al respecto, por impensable que eso pueda parecer:
file:///C:/Users/Toshiba/Documents/1.%20%20%20Teolog%C3%ADa%20Moral%202019%20-
%202020/1.%20%20Gu%C3%ADas%20Teolog%C3%ADa%20Moral/16.%20%20Autoerotismo,%2
0pornograf%C3%ADa,%20violaci%C3%B3n/Pronograf%C3%ADa.html
16.3 PROSTITUCIÓN
Nótese que, mientras que al hablar del cliente,8 el Catecismo le hace reo de
pecado, al hablar de quienes ejercen dicha actividad ─generalmente mujeres que
en realidad se sienten indignas de ser amadas─, lo hace señalando las razones
por las cuales puede ser atenuada su responsabilidad (recordar lo del pecado
subjetivo). Justificar esta práctica como algo socialmente permitido o hasta
esperado de un hombre para que pueda ─¿presumir?─ asegurar ser tal, es
situarse en un nivel absolutamente ínfimo, no sólo desde el punto de vista moral,
sino incluso desde el punto de vista meramente racional.
autoestima lesionada de por vida. Caso extremo en el que no hay amor que
expresar ni vida que suscitar, en el que triunfa sólo el instinto, la fuerza, a
menudo teñida de odio. La violación es una conculcación total de todo lo bueno
de la relación sexual. No hay reciprocidad; la mujer no da su consentimiento,
sino que es objeto de una agresión.
Habrá que tener siempre precauciones extremas para evitar correr peligros: las
dichosas “pintas”, “salarse las clases” (o como se diga en cada región), son mucho
más peligrosas de lo que se imaginan, pues no ha faltado ocasión en que semejante
"travesura"” acabó en tragedia, 9 es decir, acabó en una violación. Éstas y otras
imprudencias, como andar sola demasiado noche en la calle, salir con alguien a
quien apenas conoces, citarse con alguien a quien sólo conoces por internet, etc.
son una ocasión que puede propiciar esta espantosa experiencia.
Por supuesto que el Catecismo de la Iglesia Católica (CEC) tiene una palabra de
fuerte condenación ante esta situación.
16.5 EL PUDOR
No podemos concluir esta lección sin hacer una breve reflexión sobre el pudor,
que es esa especie de instinto de preservación de la propia intimidad, de defensa
ante la ruptura de esa intimidad, pues oculta aquello que, aunque sea bueno, no
se debe revelar por el momento a cualquier persona.
Controlar las miradas y los gestos, como señala aquí el Catecismo, implica una
actitud de autodisciplina, que supone saber ponerse límites, saber controlar
sus sentidos; quien se lo permite todo, quien no se quiere privar de ninguna
satisfacción sensible, de ningún placer en ningún aspecto de su vida, difícilmente
podré llevar una vida sexual moralmente correcta y, por lo tanto, plenamente
satisfactoria.