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Salud Mental en la República Dominicana

En la República Dominicana un 4.7% de la población padece de trastornos depresivos,


mientras que un 5.7% sufre de trastornos de ansiedad (OMS, 2017). Estas cifras han
aumentado en los últimos 15 años, pero podrían duplicarse en los próximos meses por la
pandemia que estamos viviendo, según publicaciones recientes. Además, según este
informe, la depresión es ya la primera causa de discapacidad, medida en años vividos
con discapacidad (AVD o YLD). Esto representa un reto para los centros y servicios de
salud mental de América Latina y el Caribe, que han tenido que adaptarse a la nueva
realidad, afrontando una demanda creciente con recursos menguados.

Las limitaciones existentes en el sistema de salud mental de la República Dominicana


fueron confirmadas mediante los resultados de la aplicación del Instrumento de
Evaluación para Sistemas de Salud Mental de la OMS (IEMS-OMS). La falta de
recursos financieros y humanos, deficiencias en la protección de los derechos de salud,
la falta de atención a la salud mental y la poca participación de la sociedad civil, entre
otras, representaron las principales limitaciones. De igual forma, la escasez de
establecimientos con personal debidamente entrenado para abordar los trastornos
mentales, la baja importancia brindada por los profesionales de la salud al aspecto
psicológico del individuo, los estigmas sociales ante las enfermedades mentales, así
como la baja comprensión de la relevancia del trabajo en equipo y la atención
escalonada que se requiere para el buen tratamiento de trastornos mentales, son puntos
importantes que perjudican la atención de la salud mental en la nación.

Todo esto puede provocar que se brinden diagnósticos inadecuados de la enfermedad


que presenta el paciente. Por ejemplo, puede que se aborden continuamente
sintomatologías a nivel físico sin que se trate la causa psicológica que realmente las está
provocando. El diagnóstico y, en consecuencia, la intervención y el tratamiento
inadecuados provocan que los pacientes frecuenten más los centros de atención
primaria, se realicen pruebas innecesarias, se cronifique y agrave el desorden o
enfermedad mental, se incrementen los gastos tanto para el paciente como para el sector
de salud, entre otros efectos negativos adicionales.

En la actualidad, el sistema social y de salud de la República Dominicana se encuentra


aún en una etapa temprana de evolución y no son fácilmente accesibles las técnicas y
tecnologías para el tratamiento de trastornos psicológicos. Es por esto por lo que se hace
necesario realizar nuevas investigaciones para comprender mejor la forma de abordar
eficazmente los trastornos de salud mental en esta región caribeña y que permitan a su
vez mejorar las herramientas de salud mental disponibles en la actualidad para la
población necesitada. Sin embargo, los proyectos y estudios en los que se han
desarrollado e implementado protocolos de tratamiento basados en la evidencia para la
salud mental pública nacional son nulos.

El presente estudio aplicaría las recomendaciones nacionales e internacionales de


implementar protocolos que mejor en la intervención en salud mental dentro de los
centros de atención primaria. Asimismo, tratará de contribuir con la consecución de la
meta no alcanzada a cabalidad que se propuso en el Plan Decenal de Salud (2006-2015):
desarrollar los servicios de salud mental.

En mi opinión puedo decir que la Salud Mental Busca un estado de bienestar en cada
individuo Dónde puede afrontar las diferentes dificultades normales de la vida también
pueda tomar conciencia de sus propias capacidades, saber identificar lo que sentimos y
más en estos tiempos que han sido de pandemia por causa del covid-19. En lo que es la
ansiedad y la depresión ya que dentro de las mismas surgen cambios físicos
emocionales y mentales Encontramos diferentes tips que nos pueden ayudar a cuidar
nuestra salud mental para eso debemos de acudir a nuestro centro de salud primario más
cercano

Bibliografía
(Caplan et al., 2016; OMS/OPS/SESPAS, 2008). Investigación de la
Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra Dr. Antonio Cano-Vinde.

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