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1.

De qué hablamos cuando hablamos de factores


culturales en salud. A modo de presentación"!

Tullio Seppilli

Es un hecho reciente y suficientemente contrastado que en bastantes


países la antropología de la medicina se va consolidando, bajo distin-
tas denominaciones, como el campo de las disciplinas antropológicas
con un más rápido desarrollo y más extensa utilización operativa.
Esto es cierto para Estados Unidos, en donde este fenómeno se cons-
tató por primera vez, pero también se observa en los países industria-
lizados, y en gran parte de América Latina. En la determinación de
este dinamismo parecen haber intervenido, en gran medida, factores
contextuales.
El desarrollo de investigaciones sIstemáticas en antropología de
la medicina ha estado vinculado -en Europa desde finales del si-
glo XIX-, a un contexto histórico en el que, pese a los grandes avan-
ces cognoscitivos y operativos de la biomedicina.i a su control legal
progresivo de toda la actividad preventiva y terapéutica y a la fuerte
tendencia a la expansión de la sanidad pública para una cobertura to-
tal de la población, persiste en amplios estratos sociales, sobre todo
rurales, una evidente y no desdeñable distancia cultural y actitudinal
respecto a los modelos que, paso a paso, va proponiendo la biomedi-
cina. Esto supuso, para estos estratos sociales, una dificultad objetiva
y subjetiva para buscar en ella la ayuda, para aceptar integralmente su
lógica y reconocer su única y absoluta competencia con respecto a la

* Traducción de Carmen Colesanto.Revisión de Josep M.' Comelles y Enrique Per-


diguero.
1. Publicado en italiano como: «Presentazione», en D. Cozzi y D. Nigris, comps.,
Gesti di cura, Oriss-Colibri, I-XXIII (1996).
2. En el original medicina uJficiale. (N de la t.)
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totalidad de eventualidades del «estar mal». Esta dificultad va mucho El conocimiento resultante no atañe únicamente a la diversidad
más allá de los obstáculos objetivos derivados de una insuficiente ex- cultural de los estratos populares del Occidente industrializado. Las
tensión de los servicios sanitarios, de las dificultades de acceder a investigaciones se han ampliado a otros contextos geográficos de la
ellos, o del coste excesi vo de sus prestaciones. Se traduce en un reco- mano de la creciente globalización de los procesos y de los proble-
rrido paralelo o alternativo hacia «otras» respuestas preventivas y te- mas. Se refleja en la planificación sanitaria -y no sólo a escala in-
rapéuticas -como las ofrecidas por los sanadores populares o por los ternacional en la cual se sitúan numerosas iniciativas de asistencia y
ministros eclesiásticos-, juzgados por la cultura hegemónica como de control-, produciendo, más específicamente, dos nuevos terrenos
puras y simples prácticas supersticiosas carentes de eficacia. de intervención: el de los programas de asistencia sanitaria en los paí-
En situaciones de este tipo, caracterizadas por una gran diversi- ses en vías de desarrollo (la llamada cooperación internacional), y el
dad en las concepciones relativas a las causas y a la naturaleza misma de la organización de una respuesta sanitaria adecuada en los países
del «estar mal», y por una más general y significativa heterogeneidad industrializados a la inmigración creciente de otros países, que con-
en los horizontes culturales de amplios estratos populares y del pro- lleva la formación de extensas áreas multiétnicas y multiculturales
pio personal sanitario, se observa la imposibilidad de una articulación con una población de usuarios heterogénea y caracterizada por la
efectiva entre la oferta de los servicios sanitarios y las expectativas de multiplicidad de modelos concernientes a la salud y a su defensa.
los posibles usuarios. Por decirlo sintéticamente, las ofertas y las ex- Una situación de significativa disociación entre las orientacio-
pectativas -la demanda-, no consiguen superponerse. nes culturales de la biomedicina, y las de una parte sustantiva de la
Por esta razón, las investigaciones sobre la diversidad cultural población fundamenta, desde hace tiempo, una demanda de investi-
de los estratos populares en sus confrontaciones con los problemas de gación en antropología de la medicina, cuya finalidad es verificar e
salud dentro de su horizonte cognitivo aparecen a menudo, desde el interpretar los procedimientos controlados de la intervención. Por
punto de vista de la biomedicina, como fuentes de conocimientos ne- esto mismo ha ido creciendo un corpus de conocimientos en antropo-
cesarios para individualizar la naturaleza y la consistencia de los pre- logía de la medicina dirigido a la programación y el control de la efi-
juicios que están en la base de las dificultades y de las resistencias po- cacia de la actividad sanitaria con el fin de enlazar culturalmente la
pulares en su relación con los servicios sanitarios y, por lo tanto, para red de usuarios con las instituciones sanitarias. Esto se ha llevado a
proyectar y desplegar políticas de intervención dirigidas a una más cabo, por un lado, ajustando la cultura y la organización de los servi-
incisiva y extensa expansión de los cánones y los esquemas de con- cios a sus destinatarios; y, por otro lado, orientando la cultura y el
ducta elaborados por la ciencia médica. En resumen, una inserción comportamiento de la población en la dirección en la que el estado de
efectiva y orgánica de toda la población como usuaria de la medicina la investigación parece poder garantizar una máxima probabilidad
considerada legítima. de salud (para entendernos, la educación sanitaria, o como hoy se
Ya en la época positivista, y en fases sucesivas: la constitución prefiere llamar, la educación para la salud).
de los nuevos escenarios político-sociales, el desarrollo creciente de Esta exigencia de un corpus de conocimientos en antropología
la investigación biomédica y de la ciencia antropológica, han supues- de la medicina y su constante puesta al día y ampliación, no disminu-
to, un gran número de investigaciones sobre las representaciones y ye el valor de cuanto se ha realizado hasta ahora, no sólo a causa de
las prácticas populares relativas a la salud y a su defensa, sobre las la progresiva implicación de nuevos territorios, estratos sociales y
causas y las clasificaciones de la enfermedad, sobre los procedimien- grupos étnicos, sino también por la aparición de nuevos riesgos y pro-
tos diagnósticos y terapéuticos, sobre los distintos personajes que de blemas, y por el mismo desarrollo de la investigación y la práctica
modos y con razones diversas afrontan el «estar mal», las articulacio- biomédicas.
nes y las correlaciones de los usuarios con éstos, con los médicos y En suma, la estrategia subyacente en el uso de la investigación
con las estructuras hospitalarias. antropológica está destinada a sustentar científicamente la programa-
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ción de las intervenciones sobre los problemas de la salud, a apoyar la compatibilidad de las mismas con las concepciones generales del
una conciencia científica de masa y una utilización lo más racional mundo y de la vida que constituyen. A partir de estas cosmovisiones
posible de los servicios y de los recursos que la biomedicina puede una población simboliza e interpreta la realidad, le da sentido y valor,
ofrecer a los usuarios. Puede producirse también algo más que un uso y se coloca operativamente frente a ella, arraigándose a su vez pro-
racional de cuanto ya existe: ya que la toma de conciencia de los fac- fundamente en la institución y en las dinámicas del sistema social y,
tores de riesgo inscritos en las propias condiciones de vida y de tra- por lo tanto, en las condiciones objetivas de existencia de los hom-
bajo, o el conocimiento de la falta de disponibilidad de las prestacio- bres que la componen. De modo que cada operación dirigida a modi-
nes y de los servicios que ofrece la biomedicina como esenciales para ficar en un determinado grupo social una creencia etiológica o un ri-
la defensa de la salud tiende inevitablemente a traducirse en impulsos tual terapéutico especial-por poner un ejemplo-, pone en cuestión
reivindicativos «desde abajo» dirigidos a conseguir la objetiva re- correlaciones sociales, órdenes ideológicos y equilibrios subjetivos
ducción de los riesgos y la creación de las condiciones objetivas in- bastante más profundos y resistentes de lo que a menudo sospechan,
dispensables para la adopción de aquel tipo de comportamiento que todavía hoy, algunos organismos que plantean las ingenuas y frustra-
las intervenciones de educación sanitaria proponen a la población. das campañas denominadas «de educación sanitaria».
Pero al mismo tiempo, y a través de una estrategia que se da en Pero quizá el salto de calidad más incisivo, aquello que ha afian-
el marco de la globalización de la hegemonía urbano-industrial occi- zado y transformado radicalmente el conjunto de la antropología de la
dental, se alienta una política de plena y exclusiva afirmación de los medicina, ampliando su densidad crítica, modificando sus relaciones
fundamentos, de las opciones históricas, de las contradicciones y de con otros ámbitos de investigación y desplazando su significado ope-
los compromisos con los poderes económicos y políticos, en que se rativo, ha sido la decidida ampliación de su campo de investigación.
ha venido expresando la biomedicina como institución en Occidente. Esto ha ocurrido cuando ha ido más allá del estudio de la alteridad
Por otro lado, la mirada antropológica sobre la salud y la enfer- -en resumen, el estudio de la medicina folklórica europea o bien de
medad ha de superar por sí misma su institucionalización inicial, los sistemas médicos no occidentales o «heterodoxos»-, y ha inicia-
fuertemente marcada por el evolucionismo positivista. En cierto sen- do el abordaje, cada vez más frecuente, de la biomedicina misma, es-
tido, la historia de la constitución de la antropología de la medicina tudiada como uno más de los sistemas médicos que se han constitui-
como disciplina científica es la de su tendencia a liberarse de una vi- ! do en el mundo. Sistema, ciertamente diferente, por basarse en el .
sión estrechamente eurocéntrica y de una unívoca función de apoyo a método científico (con todos los presupuestos y las implicaciones que
una estrategia operativa cuyo objetivo era promover la pura y simple esto comporta), pero al mismo tiempo, al igual que los otros sistemas,
adhesión de la población a los cánones de la biomedicina y sus insti- institución social y estructura de poder, y como los otros, en cada
tuciones. De ahí el abandono de cualquier forma de diversidad cultu- caso, aparato ideológico-cultural y organizativo históricamente de-
ral y conductual en la relación con tales cánones o instituciones. La terminado.
diversidad era entendida sin matices como prejuicio, superstición, El sistema de la biomedicina ha sido examinado, aunque quizá
simple retraso con respecto a la biomedicina y en general a la cultura aún de forma insuficiente, en un gran número de contextos y de va-
de clase, hegemónica en la Europa contemporánea. riantes sobre la base de una amplia diversidad de perspectivas y de di-
Esta profundización y revisión teórica basada en análisis empí- rectrices: las grandes opciones históricas de fondo en que se ubica, el
ricos cada vez más sofisticados, permite, entre otras cosas, dar cuen- carácter esencialmente biologicista de su paradigma, su fondo ideo-
ta del carácter no fragmentario ni arbitrario de las representaciones y lógico y sus valores implícitos, sus estrategias de formación y los me-
prácticas relativas a la salud y a la enfermedad, sobre las que la an- canismos de promoción profesional, la articulación de los servicios
tropología de la medicina había indagado desde sus inicios. Así ha sanitarios con la red de usuarios y las actitudes de los profesionales
aclarado, una y otra vez, los vínculos significativos, la coherencia y en su relación con los asistidos, la complejidad y la dinámica hetero-
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génea de la relación entre el médico y el paciente, las dimensiones medicina. Ahora, en cambio, se considera la biomedicina como cual-
rituales de los aparatos simbólicos que se manifiestan en el funciona- quier otro sistema médico, se sitúa, en tanto que producto histórico,
miento aparentemente secular de las profesiones sanitarias, las insti- como objeto posible de la investigación antropológica. Se supera,
tuciones hospitalarias como microsistemas sociales, sus estratifica- pues, la aproximación acrítica y etnocéntrica que veía en la biomedi-
ciones jerárquicas internas y sus «normas», los flujos comunicativos cina el punto de llegada de una única y larga línea evolutiva, mientras
que se estructuran, su carácter sustancialmente totalizador y su im- que todos los demás sistemas médicos parecían estar detenidos en es-
pacto en la condición existencial, sus vivencias subjetivas y el mismo tadios previos. Así pues, se ha modificado radicalmente la perspecti-
curso clínico de los rehabilitados, las relaciones de la investigación y va de conjunto de todos los sistemas médicos. Y también ha cambia-
de la profesión sanitaria con la industria farmacéutica y con otros de- do el modo de hacer la historia de la misma biomedicina. Es decir, ha
partamentos industriales, la influencia de la biomedicina como «sis- variado, el sentido y la función operativa de la antropología de la me-
tema» en la sociedad, su imagen en los grandes medios y sus efectos dicina, ya que esta nueva perspectiva unitaria exige rediseñar profun-
en la cultura de masas y sobre las costumbres. damente las perspectivas de las investigaciones, la articulación de los
Paralelamente, se han hecho numerosas investigaciones sobre intereses temáticos, los objetivos y las estrategias acerca del uso so-
otra vertiente --en cierto sentido interna al sistema médico de los cial de la investigación, los propios criterios de una comparación de
países desarrollados, o por eso, en gran medida coherente con el mis- las diferentes respuestas a la patología. Si quisiéramos resumir el sen-
mo-, la constituida por los colectivos de usuarios «modernos» que tido de este salto cualitativo, a costa de banalizarlo, podríamos decir
viven en zonas urbanas. Así, se han explorado los modelos culturales que la antropología de la medicina deja de ser una recopilación de da-
relativos al propio cuerpo y a la salud/enfermedad y a su marco ideo- tos sobre prejuicios «curiosos» obtenidos en poblaciones ajenas a la
lógico y de valores; el imaginario, las representaciones y los valores sociedad civil -útil como fuente de información sobre las resisten-
simbólicos y emocionales referentes a cada una de las enfermedades; cias concretas que se oponían al desarrollo del saber médico-, y se
su etiología y su curso; las vivencias subjetivas de la enfermedad iill- convierte en el instrumento necesario para obtener datos con los cua-
ness) como su componente esencial incluso desde el punto de vista les proponer respuestas eficaces a los problemas cotidianos, al servi-
clínico, a la par que los procesos biológicos que la constituyen en el cio de su mismo contexto sociocultural. Aún más, supone incluso ex-
organismo (disease), la modalidad temático-estructural del «hablar» tender la perspectiva -con cierto carácter destructivo-, poniendo
(illness narratives), y las expectativas en las relaciones con el médi- todo el edificio de la medicina occidental y su lógica institucional
co y los diferentes servicios sanitarios. En fin, las condiciones mate- ante la mirada científica y crítica del observador externo.
riales y los factores socioculturales específicos que inciden sobre Este desarrollo de una perspectiva científico-crítica en las rela-
todos estos elementos y modelan el horizonte de la subjetividad indi- ciones de la biomedicina se acompaña y se cruza con el emerger de
vidual y colectiva concerniente a la salud, la insidia que la amenaza, elementos de crisis en su funcionamiento interno y en sus mismas re-
los ámbitos de su defensa. laciones con los usuarios.
No debe infravalorarse la conversión radical de los puntos de Hacia mediados del siglo xx, en muchos países la biomedicina
vista que ha comportado este decidido ensanchamiento del campo había alcanzado el punto álgido de su legitimación y de su expansión
para el desarrollo de la antropología de la medicina. cultural. Para valorar la importancia del fenómeno hay que recordar
El antropólogo había observando las representaciones y «las que aún a finales del siglo XIX perduraban en Europa, además de los
otras» prácticas médicas partiendo del punto de vista de «su» propio médicos, una multitud de terapeutas de variada matriz y una heterogé-
sistema médico, asumiéndolo como el indiscutible modelo de refe- nea red de usuarios: sanadores urbanos y rurales, parteras empíricas,
rencia y teniendo todavía el reparo de la mirada objetiva de la inves- sangradores y barberos dedicados a la pequeña cirugía, frailes dispen-
tigación; afrontaba solamente la diversidad y su distancia de la bio- sadores de elixires, religiosos empeñados en dar respuestas a los tras-
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tomos somáticos y psíquicos... y recordar también que este proceso de pleja concomitancia de factores objetivos y subjetivos, extensos pro-
centralización y legitimación de toda la actividad preventivo-terapéu- cesos de burocratización que entorpecen el funcionamiento y la utili-
tica bajo el único control de la medicina universitaria ha sido comple- zación de servicios. Estos procesos acentúan todavía más la desperso-
jo, difícil, precursor de la resistencia, la conflictividad y las nuevas nalización, anonimato y empobrecimiento emocional en las relaciones
contradicciones, y se ha abierto camino hacia el prudente recurso de directas entre médico y paciente, especialmente en las grandes estruc-
una articulada normativa jurídica represiva. turas hospitalarias.
En efecto, incluso las grandes conquistas cognoscitivas y opera- Como he apuntado, en todos los países occidentales, --e inclu-
tivas de la medicina contemporánea en la lucha contra las patologías so en los centros urbanos más cosmopolitas-, se van asentando las
infecciosas también han jugado su papel respecto a la crisis. Éstas formas más diversas. yen cierto sentido «nuevas», de las así llama-
han supuesto un cambio radical del peso de las diferentes enfermeda- das medicinas alternativas. Se trata de formas de muy diverso origen
des, con la casi total desaparición de algunas y el consecuente pro- y de diferente grosor cultural: filones heterodoxos de la misma medi-
gresivo emerger de nuevas formas infecciosas y otras patologías, cina occidental, como la homeopatía o la pranoterapia; survivals de
como, por ejemplo, las degenerativas, contra las que los modelos pre- viejas tradiciones herbolarias cultas o populares; producciones se-
cedentes, victoriosos con el trabajo científico -basados en la indivi- miindustriales de instrumentos de «defensa mágica» comercializadas
dualización de un agente agresor y la consecuente puesta a punto de a través de redes publicitarias y canales de distribución a domicilio;
una respuesta farmacológica rápida y adecuada-, pierden gran parte formas actualizadas de sanadores; técnicas de prevención o terapia
de su valor. Se ha producido pues, una creciente desilusión de las ex- -como el yoga, la acupuntura, la moxibustión o el shia-tzu- proce-
pectativas de la opinión pública con respecto a la esperanza-certeza dentes de las grandes culturas médicas del Extremo Oriente. Y tam-
de desarrollo sin límites de la medicina fundada sobre aquellos mo- bién nuevas o renovadas organizaciones de tipo religioso, con evi-
delos. dentes funciones de intensa, aunque limitada, resocialización y de
Pero emergen también otros elementos de crisis en el desarrollo fuerte reforzamiento psíquico. Este fenómeno es sostenido por el de-
interno del sistema médico occidental en sus relaciones con los usua- sarrollo de una constelación de valores -de signo no unívoco-, pre-
rios. Su hiperespecialización sectorial yel sustancial abandono, des- sentes de forma variada en todos los países occidentales: revaloriza-
pués de la Segunda Guerra Mundial, de las tendencias de recupera- ción de la naturaleza y del ambiente, nostalgia «rural-folklórica»,
ción de una perspectiva holística que habían emergido tras las dos actitudes antiindustriales y actitudes de rechazo de algunas grandes
guerras en algunos países europeos y, en particular. en la medicina so- alternativas que están en la raíz de la así llamada civilización occi-
viética de derivación pavloviana, de los cuales sólo las orientaciones dental (la razón, la ciencia, la tecnología), con la consecuente valora-
psicosomáticas, parecen mantenerse en Occidente. Esta hiperespeciali- ción de prácticas-símbolo «invertidas» o provenientes de otra civili-
zación, junto al progresivo recurso a procedimientos diagnósticos ba- zación. Y en particular, modelos holísticos y empáticos de relaciones
sados en exámenes de laboratorio o en el uso de la tecnología, introdu- interpersonales, combinados con la hostilidad a toda terapia «no na-
cen en la relación clínica una fuerte «objetivación» o «reificación» del tural», «incisiva», «violenta». Pero es evidente. en relación con esta
paciente, una atención sanitaria centrada en el proceso patológico más constelación de valores, que el desplazamiento de crecientes sectores
que en el enfermo y en su subjetividad, una despersonalización y un de la población hacia el recurso paralelo o alternativo a las «nuevas»
empobrecimiento emocional de la correlación interna entre el médico formas de «la otra» medicina, encuentra un fuerte estímulo en la in-
y el paciente. Al mismo tiempo, en los países en los que la presión de tensa carga emocional y en la atención personalizada, que a diferen-
grandes movimientos populares por el derecho a la salud había sido cia de la biomedicina, caracterizan las formas de relación con el pa-
una tarea laboriosa de producción de estructuras de sanidad pública ciente y con su contexto.
abiertas a todos los ciudadanos, tienden a verificarse, por una corn- Este fenómeno se está desarrollando en el mismo período en que
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la propia investigación biomédica está aclarando -a través de la lla- les del prestigio y de la carrera, en la organización de la práctica pro-
mada psiconeuroinmunologia-«, la función esencial del sistema ner- fesional, en el saber y en la lógica compleja sobre el que se rige hoy
vioso central en el condicionamiento del sistema inmunitario y, en el sistema de la medicina como institución y se estructuran sus jerar-
general, de las defensas y del complejo equilibrio del organismo hu- quías y sus relaciones con la economía y el poder.
mano. En este contexto se está produciendo la revalorización de la No parece aventurado prever que en este complejo y dinámico
importancia de los estados emotivos y de las vivencias psíquicas, pro- marco cognoscitivo y operativo irá siempre configurándose clara-
ducto de las relaciones interindividuales y de los estilos de vida como mente un insustituible rol de «conciencia crítica» por parte de la an-
factores patógenos o, viceversa, como factores de defensa orgánica o tropología de la medicina.
de auténtica terapia. Una problemática que se dirige -como he indi- He indicado al principio que en muchos países la antropología
cado en otras ocasiones-, al núcleo de las modalidades del trabajo y de la medicina se va asentando como el sector de la disciplina antro-
de los mecanismos de eficacia de gran parte de las medicinas tradi- pológica con mayor desarrollo y más extensa utilización operativa.
cionales y alternativas, en que la determinación ritual de intensos es- Una utilización que va desde la simple puesta a punto de conoci-
tados emotivos en las expectativas de curación y, en general, la pro- mientos funcionales para la conducción y el control de los proyectos
funda implicación psíquica del paciente parecen desempeñar un papel específicos de la intervención sanitaria, hasta llegar, como he obser-
esencial. Hoy parece importante llevar a cabo un cuidadoso proceso vado, a un posible rol de «conciencia crítica» en la transición hacia
de revisión crítica de las prácticas efectuadas por estas medicinas. un nuevo orden teórico-práctico del conjunto de la biomedicina.
La atención en una perspectiva holística orientada al psiquismo Para Italia o para España esto parece una verdad a medias. En el
y a la subjetividad psicocultural parece motivar una ulterior conside- ámbito de los estudios antropológicos y entre los jóvenes aumenta
ración, que se dirige inevitablemente hacia un cambio radical de toda el interés por las investigaciones de antropología de la medicina y por
la estrategia sanitaria. Es decir, frente al peso creciente de las patolo- sus potenciales implicaciones operativas. A menudo y justamente al
gías degenerativas y de largo curso, emerge netamente la oportunidad contrario, es la propia perspectiva de tales implicaciones la que moti-
y la necesidad de ajustar la práctica de los servicios sanitarios a la va inicialmente la investigación y alimenta las demandas de su cone-
cultura de la red de usuarios y confiar en aspectos relevantes de los xión con las instituciones implicadas en la formación de los sanita-
estilos de vida y los numerosos comportamientos terapéuticos, y so- rios, en la gestión de los servicios de prevención o asistencia y en la
bre todo preventivos, que lleva a cabo la población en forma de auto- planificación de la sanidad pública.
gestión «participada». El proceso de institucionalización de la antropología de la me-
Los problemas emergentes, las respuestas que respecto a estos dicina está bastante más retrasado en las estructuras universitarias, en
se vislumbran, el mismo estado actual del saber científico, tienden particular en las Facultades de Medicina, y en los servicios sanitarios,
hacia una apertura, hacia una profunda revisión teórico-práctica de aunque se advierte cierta apertura en sectores médicos tradicional-
nuestra medicina en una dirección sistémica en la que se ha hecho un mente interesadas en lo social (la salud pública, la psiquiatría, y la
gran espacio a una integración orgánica de cuanto proviene de la in- educación para la salud), o en lugares e instituciones en las que por
vestigación biológica, con las múltiples contribuciones provenientes cualquier motivo es factible desde hace un tiempo, un trabajo de co-
de las disciplinas psicosociales. Pero esta profunda revisión de los laboración.
mismos fundamentos -incluso biológicos-, de la cultura médica y Mientras tanto, una creciente demanda de antropología de la
de sus expresiones concretas y operativas no será ni fácil ni rápida, medicina se está abriendo camino, incluso en nuestros países, en re-
porque choca inevitablemente con mecanismos de resistencia profun- lación con las actividades de cooperación internacional y, sobre todo,
damente arraigados en los procesos y los programas de la formación frente a la constitución en el propio estado de nuevas y evidentes si-
universitaria en ciencias de la salud, en los mecanismos promociona- tuaciones de diversidad cultural, de variabilidad y heterogeneidad en
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las demandas y las expectativas, que son el fruto de las crecientes mi- 2.
graciones desde las más variadas áreas del llamado «sur del mundo», De qué hablamos cuando hablamos de factores
con su correlato de progresiva formación en Europa de una sociedad culturales desde la demografía y la epidemiología
multiétnica. Una condición «excepcional» propone de nuevo la cues- históricas
tión del ajuste cultural de los servicios a su red de usuarios, que en rea-
lidad es, siempre más claramente, una cuestión de interés general, con- Elena Robles, Enrique Perdiguero, Josep Bernabeu'
cerniente no sólo a una minoría, sino a la mayoría de los ciudadanos.
Es una prioridad en todo ello la formación orientada a la promo-
ción de la investigación y al uso social de la antropología de la medi-
cina. Es preciso aproximar la excelente tradición italiana (y española)
de los estudios de medicina popular y folklore médico, y los de la an-
tropología italiana aplicada a la educación sanitaria con las problemá-
ticas, los posicionamientos metodológicos, las adquisiciones cogniti- Los cambios en las tendencias de mortalidad y fecundidad en
vas y la experiencia del trabajo que constituyen hoy el patrimonio Europa occidental, cuya explicación intenta la teoría de la transición
internacional de la antropología de la medicina. Y establecer en torno demográfica, han sido durante mucho tiempo el centro de atención de
a estas conexiones los nuevos marcos de investigación e intervención. investigadores procedentes de distintos campos de las ciencias socia-
les (Arango, 1980; Chesnais, 1992; Kirk, 1996).
La transición puede resumirse, brevemente, en el proceso de
transformación del comportamiento de las poblaciones en el terreno
de la fecundidad y la mortalidad. Supone el paso de poblaciones con
tasas altas de fecundidad y mortalidad a poblaciones caracterizadas
por tasas bajas. Este proceso aparece ligado, entre otros factores, al
crecimiento económico contemporáneo 0, lo que algunos autores de
un modo más amplio, denominan modernización (Castells, 1987; Car-
nero, 1990).
El desarrollo de la teoría de la transición demográfica en mate-
ria de mortalidad se ha producido en las últimas décadas, cuando el
estudio de su declive ha suscitado interés entre los investigadores
procedentes de distintas disciplinas (McKeown, 1978; Schofield et
al., 1991). Uno de los motivos de este interés puede ser, a nuestro jui-
cio, los intentos de explicación que se vienen realizando de la rela-
ción entre el descenso de la mortalidad, la evolución de los patrones
epidemiológicos y los procesos de modernización económica.
Los cambios producidos en la estructura por edad y causa de
muerte, por un lado, y la inclusión de los cambios en los patrones

l. Grup Gadea d'Historia de la Ciencia, formado por historiadores de la ciencia de


las universidades de Alicante y Miguel Hernández de Elche.

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