Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
SITUACIÓN PROBLEMA:
Frente a las reflexiones propuestas por Sócrates y Platón, ¿cuál es el planteamiento de Aristóteles sobre
el problema antropológico?
A propósito de los modelos económicos desarrollados por la humanidad, ¿cómo visualizar el futuro
inmediato en términos económico-políticos?
Tras varias décadas de implementación del neoliberalismo en Colombia, ¿cuáles han sido las
repercusiones sobre los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de los ciudadanos?
RED CONCEPTUAL:
El problema antropológico en la filosofía aristotélica.
Modelos económicos.
Neoliberalismo y derechos Humanos en Colombia.
ACTIVIDADES:
1. ACTIVIDADES LIBRES (1 semana, tiempo estimado para realizarlas):
Lea el siguiente texto y luego resuelva las actividades:
El alma y el hombre:
En Aristóteles, igual que en Platón, el problema del hombre era el problema de la physis, referido al hombre; por
consiguiente, su solución suponía el estudio de la naturaleza humana. Dicho estudio nos pone de inmediato
frente a esta cuestión: ¿Qué es el hombre?
Para solucionar el problema de la physis, Aristóteles formuló su teoría hilemórfica (o hilemorfismo), según la cual
todos los seres tienen como constitutivos últimos dos elementos: lo que él llamó materia prima y forma
sustancial. Aplicando dicha teoría al hombre, éste se concibe como un compuesto de dos elementos; uno de los
cuales tiene las características de la materia prima, porque es pasivo y es potencial; el otro tiene las
características de la forma sustancial, es decir, es acto o causa de movimiento.
1
Los dos elementos anteriores son, respectivamente, el cuerpo y el alma. El hombre es una naturaleza o una
esencia compuesta de cuerpo y alma, unidos sustancialmente. En dicho compuesto el alma es la forma sustancial,
porque ella informa al cuerpo, el cual funciona como materia prima. El alma, por ser forma, es también el acto
respecto del cuerpo, el cual, en esta unión, es el aspecto potencial.
El alma, según Aristóteles, es el principio de la vida en todos los seres orgánicos; de igual manera, en el
compuesto humano, el alma es el principio vital. Los seres vivos en general son aquellos que son capaces de
moverse espontáneamente, porque llevan en sí mismos la causa de su movimiento. Esa causa o principio del
movimiento espontáneo se llama alma. Al movimiento inmanente que se da en los seres orgánicos, por su propia
naturaleza, Aristóteles lo llamó vida.
En la escala de los seres orgánicos, el nivel superior corresponde al hombre, porque su alma es racional; esto
quiere decir que el alma humana es fuente de todas las actividades que constituyen los tres tipos de vida que
conocemos: la vegetativa, la sensitiva y la racional.
Leamos ahora una breve selección de la obra aristotélica relativa a este asunto:
Decimos que un cierto tipo de entre los seres es la sustancia. Y ésta es, en un primer sentido, la materia, lo
que por sí no es una cosa determinada; en un segundo sentido, es la forma, según la cual la materia es
llamada un ser determinado; y un tercer sentido, es lo que está compuesto de materia y forma. La materia
es potencia y la forma acto; y el acto se dice en dos sentidos: como la ciencia y como el ejercicio de la
ciencia.
Pero lo que principalmente parecen sustancias, son los cuerpos, y entre ellos los cuerpos naturales, pues
estos últimos son principios de los otros. Entre los cuerpos naturales, unos tienen vida y los otros no.
Llamamos vida al hecho de nutrirse, crecer y consumirse por sí mismo. De ello resulta que todo cuerpo
natural que participa de la vida será una sustancia, y sustancia en el sentido de compuesto. Y puesto que
se trata de un cuerpo poseedor de una cierta cualidad, es decir, de un cuerpo que posee la vida, el cuerpo
no será el alma, pues el cuerpo no es el atributo de un sujeto, sino que más bien es sustrato y materia. Es
necesario pues que el alma sea sustancia, en el sentido de que es la forma de un cuerpo natural que tiene
la vida en potencia. La sustancia es acto, el acto de un cuerpo tal. Pero el acto se dice en dos sentidos,
uno, como la ciencia, otro, como el ejercicio de la ciencia. Es pues evidente que el alma es como la ciencia,
porque tanto el sueño como la vigilia implican la presencia del alma, la vigilia es análoga al ejercicio de la
ciencia y el sueño a la posesión de la ciencia sin el ejercicio. Ahora bien, en un mismo individuo la
anterioridad en el orden de la generación pertenece a la ciencia. Por ello el alma es el acto primero de un
cuerpo natural que tiene la vida en potencia, es decir, de un cuerpo organizado.
Aristóteles, “Del alma” II: 1.
El conocimiento:
El alma humana, como ya se dijo, es la fuente de las actividades vitales que en el hombre tienen lugar. Una de
estas actividades es la cognoscitiva, la cual puede darse en el nivel sensitivo y en el racional. Hay dos tipos de
conocimiento: el sensible y el intelectual.
El conocimiento sensible se produce por medio de la sensación, que es la facultad por la cual un ser es capaz de
sentir. Dicho conocimiento, que siempre es intuitivo, tiene como objeto lo particular y concreto, y sólo entra en
acción cuando está frente a una cualidad sensible. La sensación se realiza en los sentidos. Hay dos clases de
sentidos, los externos y los internos.
Los sentidos externos tienen como objeto la percepción de una cualidad sensible, la cual puede ser propia o
común. El carácter sensible propio de un sentido únicamente puede ser captado por ese sentido; por ejemplo, el
color y el sonido son sensibles propios, respectivamente, de la vista y del oído. La cualidad sensible común puede
ser percibida por dos o más sentidos; por ejemplo, el movimiento.
2
Como sentidos internos, Aristóteles mencionaba tres: el sentido común, la imaginación y la memoria. El primero
permite al sujeto captar las impresiones comunes. La imaginación es la capacidad de sentir algo sin que sea
necesario estar frente al estímulo. La memoria permite reconocer algo como aprehendido anteriormente.
En el conocimiento sensible intervienen tres elementos: el órgano sensorial, o facultad de sentir; las cualidades
sensibles, o sea, las propiedades de los objetos captadas cuando actúa la facultad sensorial; y la sensación, es
decir, el acto que realiza la facultad al aprehender una cualidad sensible.
El otro grado de conocimiento es el intelectual, llamado así porque se adquiere a través del entendimiento. Este
conocimiento es superior al sensible, pero no puede darse sin éste.
Según Aristóteles, nada hay en el entendimiento que no se haya dado antes en los sentidos. En otras palabras, la
experiencia sensible es la única fuente original del conocimiento.
El conocimiento intelectual es de carácter universal; para esto, es necesario que el entendimiento (agente) realice
abstracciones sobre los datos adquiridos por los sentidos. Así, el entendimiento desmaterializa los datos
sensoriales, prescinde de particularidad y concreción, quedándose únicamente con los rasgos esenciales; de esta
manera construye una forma universal que se llama concepto.
Posteriormente, Aristóteles estudió el conocimiento intelectual en su aspecto lógico, es decir, trató de precisar
las estructuras del conocimiento que pueden considerarse como correctas.
Leamos un pasaje de Aristóteles relativo a dichos temas:
En el estudio de cada sentido, hay que tratar primero de lo sensible. Se habla de sensible bajo tres
conceptos. Decimos que los dos primeros son sentidos por sí, el tercero por accidente.
De las dos primeras clases, la una es el sensible propio de cada sentido, la otra el sensible común a todos.
Llamo sensible propio a aquel que no puede ser sentido por otro sentido y respecto del cual es imposible
equivocarse: por ejemplo, la vista es el sentido del color, el oído del sonido y el gusto del sabor. El tacto
tiene por objeto muchas diferencias. Pero cada sentido juzga de sus sensibles propios y no se equivoca
sobre la existencia del color o del sonido, sino solamente sobre la naturaleza y el lugar del objeto
coloreado, o sobre la naturaleza y el lugar del objeto sonoro. Éstos son los sensibles que se llaman propios
de cada sentido.
Los sensibles comunes son el movimiento, el reposo, el número, la figura y el tamaño, porque los sensibles
de esta clase no son propios de ningún sentido, sino que son comunes a todos. Así, un movimiento es
sensible tanto al tacto como a la vista.
El acto del sensible y el del sentido son un solo y mismo acto, pero su esencia no es la misma. Tomo como
ejemplo el sonido y el oído en acto. Es posible que el que posee el oído no oiga, y lo que está dotado de
sonoridad no resuene siempre. Pero cuando pasa al acto aquel que está en potencia de oír, y suena lo que
está en potencia de sonar, en este momento se producen simultáneamente el oído en acto y el sonido en
acto, que podríamos llamar, respectivamente, audición y resonancia.
Por lo tanto, el movimiento, la acción y la pasión residen en el paciente, necesariamente el sonido y el
oído en acto residen el uno y el otro en el oído en potencia; puesto que el acto del agente y del motor se
produce en el paciente, y por ello no es necesario que el motor sea movido. El acto de lo sonoro es pues
sonido o resonancia, y el de lo auditivo, oído o audición; porque el oído tiene un doble significado y lo
sonoro igualmente. Y lo mismo podemos decir de los demás sentidos y de los demás sensibles. En efecto,
igual que la acción y la pasión residen en el paciente y no en el agente, así el acto del sensible y el acto del
sentido residen en el que siente. Pero en ciertos casos los dos actos reciben un nombre; por ejemplo, la
resonancia y la audición, mientras que en otros casos el uno o el otro no tienen nombre. Así, se llama
visión al acto de la vista, pero el de color no tiene nombre. Se llama gustación al acto del gusto, pero el de
lo sápido no tiene nombre.
Aristóteles, “Del alma” II: 6.
La historia de la economía estudia la economía desde sus inicios: desde el simple y local trueque que, con el paso
de los milenios, ha acabado evolucionando en el complejo y globalizado capitalismo, pasando por otros modelos,
como el esclavista, el feudal o el mercantilista.
La economía es tan antigua como la propia humanidad. Hace cinco mil años, cuando dos pastores intercambiaban
una cabra por cinco gallinas, estaban haciendo economía. Desde entonces se han sucedido, uno tras otro,
diferentes sistemas económicos. ¿Podemos entonces, mirando al pasado, intuir lo que nos depara el futuro?
Cada sistema económico, se ha visto precedido de un cambio en la filosofía de la sociedad, además, dicho sistema
ha respondido a una serie de necesidades e inquietudes propias de la época en la que fue creado.
2. El sistema feudal
Con el derrumbamiento del imperio romano se produjo una gran vertebración de la actividad económica. El
concepto de imperio protector con fronteras bien definidas se vino abajo y los campesinos, principales
generadores de riqueza, se mudaron al castillo más cercano para protegerse de las hordas de invasores y
saqueadores.
Cada señor feudal protegía a un número determinado de vasallos que trabajaban las tierras. A cambio de la
protección, les entregaban una cantidad anual de su cosecha al señor y a la iglesia. Esto era lo que se conocía
como diezmo, por equivaler a la décima parte de la cosecha. Durante esta época el comercio se reducía a ciertas
ferias de carácter anual donde se compraban y vendían artículos artesanales.
A finales de la época feudal comenzó a surgir una nueva forma de producción de riqueza, diferente a todo lo
conocido hasta entonces (agricultura, ganadería, pesca y conquista) y basada en la aportación de un cierto valor
añadido a las mercancías. Hablamos del gremio de artesanos, precursores de las fábricas. En esta etapa los ricos
debían purgar su condición de privilegio mediante la entrega de limosna (caridad) y el cobro de intereses se
consideraba una blasfemia.
3. El sistema mercantilista
Conforme los tiempos avanzaron y las hordas invasoras redujeron su flujo, las ciudades comenzaron a crecer
fuera de las murallas, y comenzó la difusión de la moneda, la letra de cambio y los pagarés. Con ello, el ser rico no
estaba mal visto ya que si el trabajo dignifica, la riqueza, como producto del trabajo, era igualmente digna. Surge
una nueva clase social entre los campesinos, la nobleza y el clero: la burguesía, aupada por el comercio.
5
Con todos estos cambios, el cobro de interés deja de ser un tabú. Se entiende que el que presta corre el riesgo de
que no se le devuelva el dinero de modo que el interés se entiende como una compensación a dicho riesgo.
Además, el que presta dinero tampoco puede utilizarlo en otra cosa así que el cobro de interés se ve legitimado
una vez más por lo que se conoce como "lucro cesante".
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:
Chávez Calderón, Pedro. Historia de las Doctrinas Filosóficas. Pearson Educación, México, 2008.
Historia de la economía: los cuatro grandes modelos económicos. En: https://www.bbva.com/es/la-
economia-en-la-historia-una-mirada-al-pasado-una-vision-de-futuro/
7
El modelo económico y su relación con los derechos humanos en Colombia. Revista Finanzas y Política
Económica, vol. 4, núm. 1, enero-junio, 2012, pp. 55-81. Universidad Católica de Colombia.
ESTRATEGIAS DE EVALUACIÓN: