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33 - Artículo - Kanban y Gestión Ágil Del Proceso de Postventa
33 - Artículo - Kanban y Gestión Ágil Del Proceso de Postventa
“Esto no es serio”. Esta fue la frase que me vino a la cabeza cuando, después
de esperar pacientemente durante dos horas, llegó a mi casa el técnico para
revisar la avería de mi nevera. Cinco minutos después de haber entrado —su
trabajo consistió en anotar en un cuaderno el número de serie del frigorífico
estropeado— se marchó: tenía prisa por ir a ver las incidencias de los demás
vecinos del portal.
Buscando la raíz del problema, ésta se explica utilizando la ley de Little, que
se expresa como L = λ * W, donde, L es el número medio de incidencias
abiertas en un período (también denominado WIP), λ es el número de
incidencias registradas en ese tiempo, y W el tiempo medio que permanece
abierta una incidencia (lead time). Aunque no resulte intuitivo, queda claro que
al reducir la media de incidencias abiertas se acortará el tiempo de
resolución o, lo que es lo mismo, al dejar de empezar a hacer cosas se
empezará a finalizar cosas.
Trabajo secundario
Kanban, como método de gestión, ofrece una respuesta a hacer visible la
relación entre WIP, incidencias bloqueadas, tiempo ocioso e inicio de un nuevo
trabajo en curso. Cuanto más trabajo haya en curso, más bloqueos aparecerán
en el proceso. En el ejemplo que nos ocupa, un bloqueo podría ser que la pieza
de repuesto necesaria para la reparación no se encuentre disponible en el
almacén. Esto modela las situaciones en las que los bloqueos o impedimentos
se deben a factores externos, pero permite que, al poner el foco sobre ellos,
se pueda agilizar su resolución.
Enfoques ágiles
Algunos de los problemas que se pueden identificar en este ejemplo son:
Falta de visibilidad sobre la situación de las incidencias dentro del proceso (por
parte tanto de la organización como del cliente).
Sobrecarga del servicio técnico.
Tiempos de resolución de las incidencias muy elevados.
Falta de consistencia en la resolución de las incidencias.
Parece razonable aproximarse a los enfoques ágiles, por sus beneficios tanto
en la dimensión organizativa (gracias a valores como el de establecer
organizaciones centradas en las personas) como en la operativa técnica, que
se han obtenido a través de principios que explicitan el foco en el cliente, la
mejora continua y la transparencia, entre otros.
Conclusión
En resumen, la eficiencia de recursos ya no es el indicador principal en la
evaluación de un servicio, como puede ser el de postventa visto en el ejemplo.
Cede su protagonismo a la eficiencia de flujo, que permite controlar la
orientación al cliente del proceso, maximizando el tiempo de valor y aportando
una visión de este de extremo a extremo.