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GUERRA DE LA INDEPENDENCIA:

Causas, desarrollo y bandos

Causas
En los primeros años del siglo XIX la monarquía de Carlos IV se encontraba muy
desprestigiada. Las razones residían en una crisis del sistema de gobierno, cuyas
figuras más destacadas eran entonces el rey, su esposa, María Luisa de Parma, y,
sobre todo, el favorito. Manuel Godoy, quien desde 1802 había acumulado un gran
poder
La desamortización ordenada por Godoy en 1798 para hacer frente a la crisis
financiera generada por las guerras con Francia y el Reino Unido había enemistado a
la Iglesia con el valido
Otro motivo de descontento era la subordinación de la política exterior española a las
necesidades de la Francia de Napoleón. Una de las consecuencias más graves de
esta sumisión fue la derrota en la batalla de Trafalgar (1805), donde fue destruida gran
parte de la armada española. Un nuevo acuerdo con Francia, el Tratado de
Fontainebleau (1807), permitió la entrada de tropas francesas para ocupar el reino de
Portugal y dividirlo en tres provincias, una de las cuales sería para Godoy.
Esta política errática levantó la oposición de un llamado «partido antigodoyista»,
también conocido como fernandino. Estaba integrado por nobles y clérigos favorables
al príncipe Fernando, hijo de Carlos IV. El partido fernandino preparó una conspiración
contra el rey. El a llamado proceso de El Escorial (1807) mostró las miserias de la
monarquía española, pues el mismo Fernando pidió perdón por haber conspirado
contra su propio padre y rey.
El segundo acto de esta crisis sucedió entre el 17 y el 19 de marzo de 1808. cuando el
motín de Aranjuez provocó la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su
hijo Fernando
La caída de Godoy y de Carlos IV agravó la crisis de la monarquía. Las tropas
napoleónicas, ya en España gracias al Tratado de Fontainebleau. era mal vistas por
los españoles. El ataque a Portugal se percibía como una e. cusa francesa para
ocupar toda la Península.
A la vez, Napoleón intervino en los asuntos de la familia real española y convocó a la
ciudad francesa de Bayona.
Desarrollo
La ocupación de España no fue tan rápida como creía Napoleón. victoria española en
la batalla de Bailén (julio de 1808), obligó al rey José I a abandonar Madrid y las tropas
se retiraron al norte de la Península.
Napoleón tuvo que replantearse la que llamó da maldita guerra de España y él mismo,
al mando de un ejército de 150.000 hombres, entró en Madrid el 2 de diciembre de
1808. El rey José I regresó también a la capital Durante su estancia en España el
emperador francés llevó a cabo reformas de corte revolucionario por las que suprimió
la Inquisición, el régimen señorial y los conventos.
Mientras, un ejército inglés, al mando del duque de Wellington, desembarcó en la
Península para ayudar a los portugueses en agosto de 1808. El ejército español
colaboró con Wellington.
La victoria francesa en Ocaña en octubre de 1809 y el avance hacia el sur permitieron
a Napoleón ocupar casi toda España, quedando libres solo Cádiz y el este peninsular.
En 1812, los efectos adversos de la campaña de Rusia, comandada por el propio
Napoleón, obligaron al emperador a retirar tropas de España para centrarse en otras
zonas de Europa. El debilitamiento de las tropas francesas en la Península fue
ampliamente aprovechado por las tropas anglo-españolas de Wellington.
Tras las batallas de Ciudad Rodrigo y los Arapiles la guerra se inclinó hacia el lado
anglo-español. La derrota francesa en Vitoria precipitó el abandono de José I en
agosto de 1813
Napoleón al borde de la derrota en Europa firmó con Fernando VII el Tratado de
Valençay. Con la firma de este tratado, Fernando VII fue repuesto en el trono y se dio
por finalizada la guerra.

Bandos
Durante la ocupación francesa, el pueblo español adoptó dos actitudes ante el ejército
invasor y la nueva dinastía de José I Bonaparte impuesta por Napoleón: patriotas y
afrancesados.
Los patriotas eran defensores de la monarquía borbónica y contrarios a la nueva
dinastía impuesta por Napoleón. Pero entre ellos también surgieron dos posturas:
- Unos vieron en la invasión la oportunidad para iniciar la reforma de
monarquía. Los partidarios de la reforma adoptaron el liberalismo con ideario y
fueron defensores de los cambios emprendidos por las juntas y las Cortes.
-Otros «patriotas» eran absolutistas, valedores del viejo orden, y veían en la
invasión francesa la justificación para mantener el sistema anterior sin reformas
ni aventuras revolucionarias.
El bando afrancesado también era heterogéneo. Hubo quienes se comprometieron
con la nueva dinastía de José I y colaboraron con ella en cargos y honores y quienes
adoptaron una actitud ambigua o interesada, derivada de la necesidad de mantener su
estatus social. Existió afrancesamiento cultural, político y de conveniencia.
INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS:
Causas y desarrollo

Causas
El Imperio español en América se mantuvo durante tres siglos con gran estabilidad y
fortaleza. Sin embargo, a comienzos del siglo XIX una serie de factores dieron lugar al
movimiento independentista:
-Los principales cargos económicos y de la administración de las colonias pertenecían
a españoles provenientes de la metrópolis y no a los criollos, que eran despreciados
socialmente.
-Los criollos se quejaban de los altos impuestos que tenían que pagar y de la
independencia comercial a España a la que estaban sometidos.
- La influencia de la revolución americana, iniciada en 1776, que supuso el nacimiento
de Estados Unidos.
- La revolución francesa de 1789, cuyas ideas inspiraron el pensamiento
emancipador.
- Los intereses del Reino Unido. Este país prefería países independientes en América
con los que poder comerciar libremente.

Desarrollo
Hubo dos fases:
- De 1808 a 1815: Coincide con la guerra de independencia en la metrópoli. En
América se creó un vacío legal similar al de España. También se formaron juntas
leales a Fernando VII, que al principio lo cuestionaron la administración española. Pero
en ellas el elemento criollo fue desplazando al peninsular En 1810, las juntas de
Caracas, Buenos Aires y Santa Fe de Bogotá proclamaron su intención de separarse
de España, según el ideario de las revoluciones americana y francesa. A pesar de las
reformas de las Cortes de Cádiz, con numerosos diputados americanos, la rebelión no
se detuvo. Las proclamas de 1810 contagiaron a otros territorios: Venezuela fue la
primera en declarar su independencia agosto de 1811.
La vuelta de Fernando VII en 1814 cerró esta fase.
-De 1816 a 1824 la lucha estuvo más organizada. Simón Bolívar y San Martín iniciaron
una serie de campañas que culminaron en la Conferencia de Guayaquil, donde
acordaron sus áreas de influencia. José de San Martin logró la independencia de Chile
(1817). En 1820 avanzó hasta Perú. Juntos consiguieron vencer a los españoles en
Carabobo y Ayacucho en 1824.
México consiguió la independencia en 1821
Consecuencias
La monarquía de Fernando VII no pudo frenar un proceso que parecía inevitable. A
ello se dedicaron ingentes recursos financieros, humanos y militares que dejaron
exhausta la Hacienda real y agravaron la tremenda crisis del país.
La independencia supuso, además, la pérdida del imperio americano para España, a
excepción de Cuba y Puerto Rico.
La intención de Simón Bolívar era crear en la zona que su ejército liberó una gran
federación de Estados americanos: la Gran Colombia. Este proyecto fracasó y el
territorio se dividió en tres repúblicas: Colombia, Venezuela y Ecuador. En el resto del
territorio independizado se crearon los diversos Estados que forman la actual
Hispanoamérica; la mayoría adoptaron la república como forma de gobierno en sus
constituciones, inspiradas en la de Cádiz.
En ellos el poder político y económico quedó en manos de la minoría criolla. El resto
de la población fue excluida del gobierno.

GUERRAS CARLISTAS:
Ámbito geográfico, ideario y apoyos sociales

Los carlistas eran los partidarios de que el sucesor de Fernando VII fuera su hermano,
Carlos María Isidro.
El programa ideológico del carlismo se resumía en la defensa de la religión, el
absolutismo monárquico, el foralismo (de ahí el apoyo que recibió en Cataluña,
provincias vascas y Navarra) y los privilegios del Antiguo Régimen. Su rechazo a las
reformas liberales iniciadas en las Cortes de Cádiz fue total, especialmente las que
afectaron a la Iglesia. Sus bases sociales fueron el clero, el campesinado pobre, gran
parte de la nobleza y sectores de las clases medias defensoras de los fueros.
La primera guerra carlista (1833-1840) se inició nada más morir Fernando VII. Se
pueden distinguir tres fases:
- Desde finales de septiembre de 1833 hubo brotes armados en Valencia, Castilla,
Navarra y las provincias vascas, con partidas rurales del jefe carlista Zumalacárregui.
La muerte de Zumalacárregui en el asedio de Bilbao en julio de 1835 finalizó esta fase.
- La segunda etapa de la guerra discurrió de julio de 1835 a octubre de 1837, con su
difusión a todo el territorio nacional. Destacó el general Cabrera
-De octubre de 1837 a agosto de 1839 tuvo lugar la tercera fase, que acabó con el
triunfo de las tropas gubernamentales. Dentro del carlismo surgió una división entre los
más conservadores (apostólicos) y los menos radicales, partidarios de negociar.
Triunfó esta última postura, lo que permitió la firma del Convenio de Vergara (29 de
agosto de 1839) entre los generales Espartero, del ejército isabelino, y Maroto, de las
fuerzas carlistas. En él se prometía el mantenimiento de los fueros vascos, que
Espartero incumplió. El rechazo a este acuerdo por el sector apostólico y del propio
don Carlos prolongó la guerra en Cataluña y Aragón hasta la derrota definitiva en
Morella (junio 1840) del general Cabrera.
Segunda guerra carlista (1846-1849)
Esta guerra se había iniciado en Cataluña y se desarrolló en diversos escenarios:
Cataluña, Valencia y Toledo. La razón de esta rebelión carlista estuvo en la oposición
al posible matrimonio entre Isabel II y don Carlos Luis, hijo de Carlos María Isidro, algo
que nunca se hizo realidad.

La tercera guerra carlista (1872-1876)


La persistencia del conflicto carlista todo este siglo se explica por tres razones: la
resistencia campesina a las formas de producción capitalista, la resistencia de los
antiguos territorios forales al centralismo liberal y la resistencia de la religiosidad
tradicional frente a la secularización iniciada con la revolución liberal. Por todo ello, la
ideología carlista idealizaba el mundo rural y de las tradiciones, con un intenso
catolicismo y la defensa de los fueros. La tercera guerra carlista se inició en abril de
1872 con levantamientos en Barcelona, Valencia, Gerona, el Maestrazgo y las
provincias vascas. A pesar de que el autoproclamado Carlos VII entró en España,
todos los levantamientos fracasaron.
Las hostilidades se reanudaron en diciembre de 1872 y la guerra se generalizó
durante 1873: don Carlos volvió a entrar en España y los carlistas ocuparon las
provincias vascas, Navarra y parte de Aragón, Valencia y Castilla la Nueva. En el norte
se creó un Estado alternativo (Estella), integrado por las provincias vascas y Navarra,
que llegó a legislar en cuestiones de enseñanza, orden público, levas de soldados o
economía; emitió moneda y tuvo servicio de correos propio.
La centralización establecida en 1876, tras el fin de la guerra, acabó con los restos del
sistema foral vasco y abrió el camino para la transformación del viejo fuerismo en un
nacionalismo de base étnica, católica y xenófoba.

CARACTERÍSTICAS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS DURANTE


EL REINADO DE ISABEL II
Los cinco grandes partidos del reinado de Isabel II fueron, según su tendencia, desde
la izquierda a la derecha: el demócrata, el progresista, la Unión Liberal, el moderado y
el carlista.
Los partidos políticos del siglo XIX eran muy distintos a los actuales. Se trataba de
agrupaciones de personas influyentes y poderosas (notables), con un fuerte
componente individualista, lo que los llevaba a la división interna y al enfrentamiento
entre sus líderes. Las características de este sistema eran las siguientes:

- Una práctica electoral sometida a la corrupción y el arreglo.


- La gran influencia de los líderes.

Estos partidos apenas tenían contacto con la realidad social a la que ignoraban. La
escasa participación en las elecciones hacía del pueblo, analfabeto y sumido en la
pobreza, mero espectador de la vida política, centrada en Madrid, sede del gobierno,
la corona y las instituciones. Consecuencia de ello fue un sistema electoral en el que
solo participaban los mayores contribuyentes.
Partido carlista
• Retorno al Antiguo Régimen.
• Absolutismo monárquico y soberanía real.
• Privilegios forales y estamentales:
• Restauración de la Inquisición
• Tuvieron el apoyo de la nobleza reaccionaria y de campesinos temerosos del
liberalismo.

Partido moderado
• El líder era el general Narváez
• Querían integrar a los carlistas, pero consideraban acabado el Antiguo Régimen.
• Soberanía compartida entre las Cortes y el rey, con más atribuciones de la corona.
• Ante todo estaba el “orden”
• Estado y administración muy centralizados
• Reconciliación con la Iglesia, aunque sin dar marcha atrás en las desamortizaciones,
• Representaban a las clases más ricas (alta burguesía, intelectuales, ejército...)
• Partidarios de unas Cortes bicamerales (Senado y Congreso)

Unión Liberal
• Surgieron en la década de 1850.
• El líder era el general O’Donnell
• Ausencia de una doctrina y de unos planteamientos políticos claros
• Se dedicaron a las obras públicas y a proyectos de modernización económica
cuando llegaron al poder.
• Recurrieron a las campañas militares en el exterior para desviar la atención de los
problemas internos
• Eran un término medio entre los moderados y los progresistas.
• Representaban a los sectores más acomodados de la sociedad.
• Defendían la soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
• Defendían el orden social.

Partido progresista
• El líder era el general Espartero
• Partidarios de las Cortes bicamerales electivas
• Soberanía nacional, representada por las Cortes.
• El rey ejercería el poder ejecutivo.
• Apoyaban el sufragio censitario, pero más amplio que los moderados.
• Pretendía robustecer los poderes locales.
• Apoyaban la Milicia Nacional.
• Su dogma económico se basaba en el librecambismo.
• Su base social eran las clases medias.
• Solo estuvieron en el poder por sublevaciones o pronunciamientos. La corona
siempre los marginó.

Partido demócrata
• Fundado en 1849.
• Soberanía nacional representada por las Cortes.
• Sufragio universal masculino.
• Limitación de los poderes del rey al mínimo.
• Apoyo a los poderes locales elegidos democráticamente.
• Fuerte apoyo a la Milicia Nacional.
• Contaron con el apoyo de las clases medias y bajas
• Reconocimiento de amplios derechos individuales y algunos derechos sociales como
el de huelga
• Defendían tanto la monarquía constitucional como la República
CONFLICTOS DEL SEXENIO DEMOCRÁTICO
Consecuencias políticas
La Monarquía democrática: Amadeo I (1871-1873)

Tras aprobarse la constitución en la que se establecía la monarquía como forma de


gobierno, el general Serrano (Unionista) fue nombrado Regente y Prim (Progresista)
pasó presidir un nuevo gobierno. Desechada la opción de los Borbones, se inició la
búsqueda de un candidato adecuado a la Corona entre las familias reales europeas.
Finalmente, las Cortes eligieron como nuevo rey a Amadeo de Saboya, hijo del Víctor
Manuel II, rey de la recién unificada Italia, y perteneciente a una dinastía con fama de
liberal.

El mismo día de la llegada de Amadeo a España fue asesinado el general Prim. El


general progresista era el principal apoyo del nuevo rey. Su ausencia debilitó
grandemente la posición del nuevo monarca.

Amadeo se encontró inmediatamente con un amplio frente rechazo. Aquí estaban


grupos variopintos y enfrentados: los carlistas todavía activos en el País Vasco y
Navarra; los "alfonsinos", partidarios de la vuelta de los Borbones en la figura de
Alfonso, hijo de Isabel II; y, finalmente, los republicanos, grupo procedente del Partido
Demócrata que reclamaba reformas más radicales en lo político, económico y social y
se destacaba por un fuerte anticlericalismo.

Mientras, la alianza formada por unionistas, progresistas y demócratas, que había


aprobado la constitución y llevado a Amadeo al trono, comenzó rápidamente a
resquebrajarse. Los dos años que duró su reinado se caracterizaron por una enorme
inestabilidad política, con disensiones cada vez más acusadas entre los partidos que
habían apoyado la revolución.

Impotente y harto ante la situación, Amadeo I abdicó a principios de 1873 y regresó a


Italia. Sin otra alternativa, era impensable iniciar una nueva búsqueda de un rey entre
las dinastías europeas, las Cortes proclamaron la República el 11 de febrero de 1873

La Primera República

La República tue proclamada por unas Cartes en las que no habla una mayoría de
republicanos Las ideas republicanas tenían escaso apoyo social y contaban con la
oposición de los grupos sociales o instituciones más poderosos del país. La alta
burguesía y los terratenientes, ios altos mandos del ejército, la jerarquía eclesiástica
eran contrarios al nuevo régimen.

Los escasos republicanos pertenecían a las clases medias urbanas, mientras las
clases trabajadores optaron por dar su apoyo al incipiente movimiento obrero
anarquista. La debilidad del régimen republicano provocó una enorme inestabilidad
política. Cuatro presidentes de la República se sucedieron en el breve lapso de un
año: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar.
En este contexto de inestabilidad, los gobiernos republicanos emprendieron una serie
de reformas bastante radicales que, en algunos casos, se volvieron contra el proplo
régimen republicano. Estas fueran las principales medidas adoptadas
• Supresión impuesto de consumos. La abolición de este impuesto Indirecto,
reclamada por las clases más populares, agravo el déficit de Hacienda.
• Eliminación de las quintas. De nuevo una medida popular propició el
debilitamiento del estado republicano frente a la insurrección carlista.
• Reducción edad de voto a los 21 años
• Separación de la Iglesia y el Estado. Este dejo de subvencionar a la Iglesia
• Reglamentación del trabajo infantil. Prohibición de emplear a niños de menos
de diez años en fábricas y minas.
• Abolición de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico,
• Proyecto constitucional para instaurar una República federal.

Este programa reformista se intentó llevar a cabo en un contexto totalmente adverso.


Los gobiernos republicanos tuvieron que hacer frente a un triple desafío bélico:
• La nueva guerra civil carlista.
Carlos VII, nieto de Carlos María Isidro, encabezó una nueva
insurrección carlista en el Pals Vasco y Navarra. Aprovechando el caos
general, los carlistas llegaron a establecer un gobierno en Estella,
Navarra.
• Las sublevaciones cantonales.
Los republicanos federales más extremistas se lanzaron a proclamar
cantones, independientes en Valencia, Murcia y Andalucía,
sublevándose contra el gobierno republicano de Madrid. El ejército
consiguió reprimir la insurrección. La resistencia del cantón de
Cartagena le convirtió en el símbolo de este movimiento en el que las
ideas republicano-federales anarquistas se entremezclaron.
• La guerra de Cuba
En 1868 se inició en isla caribeña una insurrección anticolonial que
derivó en lo que los cubanos denominan la "Guerra Larga". Tuvieron
que pasar diez años hasta que las autoridades españolas consiguieron
pacificar la isla con la firma de la Paz de Zanjón en 1878.
• Las conspiraciones militares alfonsinas.
Entre los mandos del ejército se fue imponiendo la idea de la vuelta de
los Borbones en la figura del hijo de Isabel II, Alfonso. Pronto
empezaron las conspiraciones para un pronunciamiento militar.

La república del año 1874: el golpe del general Pavía y el camino a la


Restauración

El 4 de enero de 1874, el general Pavía encabezó un golpe militar. Las Cortes


republicanas fueron disueltas y se estableció un gobierno presidido por el general
Serrano que suspendió la Constitución y los derechos y libertades.

El régimen republicano se mantuvo nominalmente un año más, aunque la dictadura de


Serrano fue un simple paso previa a la restauración de los Borbones que planeaban
los alfonsinos con su líder Cánovas del Castillo. La restauración se vio finalmente
precipitada por un golpe militar del general Martínez Campos el 29 de diciembre de
1874. El hijo de Isabel II fue proclamado rey de España con el título de Alfonso XII. Se
iniciaba en España el período de la Restauración.
CONSTITUCIÓN DE 1876
Características

El sistema de la Restauración se basó en una nueva constitución y en elt no pacifico


en el poder de dos grandes partidos a través del fraude electoral.

La Constitución de 1876 ha sido, hasta el momento, la de mayor vigencia en la


historia contemporánea de España, pues duró hasta 1923. Su principal logro fue la
estabilidad, de la que había carecido el país desde 1808

Se trata de un texto breve, con solo 89 artículos, que surgió como una síntesis y un
punto intermedio entre las dos constituciones precedentes, las de 1845 y 1869.

La forma en que se elaboró mostraba el espíritu de partida: el pacto, que explica su


durabilidad. Su escasa concreción dejaba en manos del partido gobernante aspectos
básicos como el sufragio o la cuestión religiosa que ocupó más debates. Los rasgos
básicos del texto eran:

- La soberanía compartida rey-Cortes.


La corona regulaba los tres poderes. Se fortalece el poder de la Corona
que se constituye como el eje del Estado: poder ejecutivo (el rey
designa a los ministros y tiene el mando directo del ejército) Comparte
el poder legislativo con las Cortes: derecho de veto absoluto y puede
convocar, suspender o disolver las Cortes

- El derecho de sufragio
Se dejaba pendiente al no precisar el sistema de votación. Dos leyes
electorales definirán este derecho: la de 1878 que retomó el sufragio
censitario, y la de 1890, que recuperó el universal.

- La cuestión religiosa provocó un intenso debate.


Se declaraba el Estado confesional y se le encomendaba el
mantenimiento del culto, pero se introducía la libertad religiosa, aunque
limitada a las manifestaciones privadas Cortes.

OPOSICÓN AL SISTEMA CANOVISTA


Nacionalismos periféricos y movimiento obrero

Nacionalismo catalán
La reivindicación de cultura y la lengua catalanas dio lugar a la Renaixença desde el
segundo tercio de siglo, como movimiento literario y cultural. Durante la Primera
República.cl federalismo se convirtió en la base de una opción política del catalanismo,
bajo la dirección de Valentí Almirall, Pero el fracaso de la república postergó la
eclosión nacionalista. Fue con la Restauración cuando el nacionalismo catalán supuso
una reacción a la concepción de nación española de Cánovas. Hubo dos modelos
alternativos de catalanidad:
-El republicanismo federal catalán, que reclamaba la autonomía para Cataluña.
Su principal defensor fue Valentí Almirall.

-Otro, de carácter conservador y católico, defendía desde posiciones


regionalistas una Cataluña singular dentro de una España plural
(Unión Catalanista, 1891).

El sector conservador se impuso a final de siglo. Con las Bases de Manresa (1892)
son un programa en el que se reclama el autogobierno y una división de competencias
entre el Estado y la autonomía catalana (La Unión Catalana sigue estos ideales), el
catalanismo adquirió un carácter de orientación tradicionalista y burguesa, con
intelectuales como Prat de la Riba y Cambó. En 1901 se creó la Liga Regionalista,
primer partido del nacionalismo catalán.

Nacionalismo vasco

El nacionalismo vasco surgió de dos hechos: las guerras carlistas, que acabaron con
la abolición de los fueros, y la industrialización, que provoco la llegada de inmigrantes
de otras provincias españolas y la rápida transformación de la sociedad vasca
tradicional.

Tras la derrota del carlismo en 1876, los fueristas se dividieron en dos grupos políticos:
unos defendían la unión vasco-navarra para reivindicar los fueros, mientras que los
segundos evolucionaron al autonomismo. La burguesía industrial enriquecida por el
desarrollo de la siderurgia y el comercio optó por apoyar el sistema canovista. La clase
obrera se distanció del nacionalismo.

Los principales líderes nacionalistas vascos procedían del carlismo. Sabino Arana, su
máximo líder e ideólogo, militó en el carlismo en su juventud. En 1895 fundó en la
clandestinidad el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Arana, de ideología clerical y
tradicionalista reivindicó la raza, la lengua y las costumbres con un carácter xenófobo y
racista.

Nacionalismos periféricos

El regionalismo gallego tuvo poca implantación, hasta que en 1890 se creó la


Asociación Regionalista Gallega de Santiago, aunque su actividad política no comenzó
hasta el siglo XX.

En Andalucía, el primer signo de regionalismo fue la Asamblea Federal de Antequera


(1883), que llegó a redactar un proyecto de constitución federal para Andalucía sin
mayores efectos.
El movimiento obrero

En 1879, Pablo Iglesias fundó el Partido Socialista Obrero Español

A partir de 1883, el PSOE combinó el ideario revolucionario marxista con medidas más
realistas, como la participación en la vida política, la creación de las sociedades de
producción y consumo o la Mutualidad Obrera de Madrid. En 1886 apareció el
semanario El Socialista, pronto convertido en diario. En 1888, en un congreso en
Barcelona, se fundó la Unión General de Trabajadores (UGT) sindicato de orientación
socialista. En 1890 se celebraba por vez primera el 1° de Mayo con pequeñas
manifestaciones, y el mismo año se fundaba la primera casa del pueblo.

El anarquismo fue la ideología obrera más influyente en la Restauración. Fue


introducido durante el sexenio por el italiano Fanelli, discípulo de Bakunin. En esta
etapa se centró en la captación de seguidores y la acción terrorista, por lo que fueron
clandestinos y perseguidos. La mayor difusión se dio durante la regencia de María
Cristina, sobre todo entre el campesinado andaluz y los obreros catalanes.

Su oposición a toda forma de poder, la acción violenta contra miembros del gobierno,
el ejército, la burguesía o la Iglesia o el ataque a las instituciones del Estado hicieron
del anarquismo una amenaza al poder establecido. Cánovas fue asesinado por un
anarquista, al igual que otros políticos de la época; incluso llegaron a atentar contra el
rey.

La organización La Mano Negra sembró el terror en la década de 1880. Andalucía y


Barcelona fueron los principales centros del anarquismo español.

CRISIS DE 1898
Consecuencias

Casi todo el Imperio español había alcanzado la independencia durante el ardo de


Fernando VII Solo Cuba y Puerto Rico, en América, y las islas Filipinas, en el Pacifico,
se mantuvieron bajo soberanía española. Fue en la da final del siglo XIX cuando los
problemas coloniales se agudizaron por el auge del imperialismo europeo y el
creciente expansionismo de Estados Unidos, convertido ya en gran potencia industrial
y militar.

La política colonial y su fracaso

La política de los gobiernos españoles ante las demandas independentistas fue


insuficiente.

Puerto Rico no planteaba serios problemas, pues en 1872 había conseguido su


autonomía, la esclavitud había sido abolida y tenía una economía saneada.

En Cuba, sin embargo, las reformas fueron más polémicas por la importancia de la isla
para España. En 1886 se abolió de forma total la esclavitud.

Los sectores «españolistas», partidarios de no ceder a ninguna presión reformadora,


chocaron con los intentas del gobierno de conceder cierto grado de autonomía. En el
extremo contrario estaba el movimiento independentista del Partido Revolucionario
Cubano, creado por José Martí en 1892.
Se formaron, por tanto, tres corrientes: españolista, autonomista e independentista.
Las islas Filipinas se diferenciaban de las Antillas por la escasa presencia española,
excepto en la capital, Manila, y su entorno, Mestizos y nativos pidieron reformas lo que
originó un movimiento emancipador. José Rizal fundó en 1893 la Liga Filipina.

La pérdida de las colonias

En 1895 se produjo la insurrección nacionalista que dio lugar a la última guerra


cubana, que primero enfrentó al ejército español con los independentistas nativos, y
más tarde se produjo la intervención directa de Estados unidos. La guerra
hispanocubana se desarrolló en cuatro etapas.

La guerra hispano-estadounidense de 1898

Estados Unidos, interesado en el Caribe desde tiempo atrás, intentó varias veces
comprar la isla de Cuba a España. Además, la guerra hispanocubana coincidió con la
expansión del imperialismo norteamericano en el propio continente, en el Caribe y en
Asia.

En febrero de 1898 la explosión del acorazado estadounidense Maine, anclado en el


puerto de La Habana, con 266 víctimas, provocó la declaración de guerra.

La prensa y la diplomacia estadounidenses acusaban a los españoles de haber


provocado el hundimiento, que exaltó más el fervor patriótico de ambos países.
Estados Unidos declaró la guerra a España el 25 de abril de 1898. A ella se opusieron
parte de los carlistas, republicanos, anarquistas, socialistas y sectores populares, ya
que estos soportaban el conflicto de forma directa como soldados, mientras que los
jóvenes de clase alta se libraban mediante pago del alistamiento Aun conscientes de
la inferioridad militar, la flota española se enfrentó a la poderosa armada de Estados
Unidos. El resultado fueron dos derrotas, una en Cavite (Filipinas) y otra en Santiago
de Cuba.

El 10 de diciembre de 1898 se firmaba el Tratado de París por el que España


reconocía la independencia de Cuba, y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a
Estados Unidos, a cambio de una compensación 20 millones de dólares.

En febrero de 1899, España entregó al Imperio alemán las islas Carolinas, las
Marianas y las Palaos, a cambio de 25 millones de dólares. Quedaba así liquidado el
Imperio Español.

Consecuencias

La derrota no produjo un cambio de gobierno ni hizo peligrar la monarquía, pero surgió


el regeneracionismo un replanteamiento general llevado a cabo por intelectuales y
políticos que buscaban la dignificación de la política, la modernización social y la
superación del atraso cultural.

Sus defensores más activos fueron políticos como Francisco Silvela y Antonio Maura.
Como resultado de ese ambiente y de los debates en la prensa de la época, se formó
en marzo de 1899 un gobierno presidido por Francisco Silvela. Pretendía regenerar el
país sin modificar el sistema ni el papel de la corona, el ejercito o los partidos. A pesar
de las buenas intenciones, el fracaso de este gobierno mostró la incapacidad del
sistema para evolucionar.
Por ello, hubo otro movimiento regeneracionista al margen del sistema: el de los
intelectuales, como Joaquín Costa, y unos escritores con los mismos principios, la
llamada generación del 98 (Unamuno. Valle-Inclán). Para ellos, España estaba en un
estado de postración. Partiendo de postulados pesimistas, intentaron formular un
diagnóstico y unas soluciones que denominaron «regeneración nacional». De las
obras sobre este tema destacó Oligarquía y caciquismo (1901), de Joaquín Costa.
Todas ellas cuestionaban la capacidad del pueblo español para progresar,
consideraban la falta de educación una de las causas fundamentales del atraso del
país y criticaban el sistema la Restauración y su funcionamiento.

Cuando Alfonso XIII subió al trono ya habían desaparecido Cánovas, Castelar y


Pi y Margall, y pocos meses después fallecía Sagasta. SE cerraba una época de la
vida política de España y del siglo XIX

EVOLUCIÓN DE LA INDUSTRIA TEXTIL, LA SIDERURGIA Y LA


MINERÍA.
OBJETIVOS DE LA RED FERROVIARIA Y CONSECUENCIAS DE
LA LEY GENERAL DE FERRROCARRILES DE

La industria textil

El camino hacia la industrialización fue iniciado por el textil, principalmente el algodón.


A pesar de la escasez de carbón como fuente de energía y la reducida demanda
surgieron fábricas de tejidos de algodón.

Cataluña fue el centro de esta actividad fabril por la abundancia de mano de obra, la
mentalidad empresarial y la política proteccionista. Los industriales catalanes y los
terratenientes castellanos. o andaluces se oponían a la libertad de mercado. Hasta
1849 se optó por medidas proteccionistas. El resultado de ese proteccionismo supuso
la parálisis del comercio y de toda mejora de la actividad productiva, ya que la
ausencia de competencia desincentivó la innovación y la introducción de tecnología en
el sistema de producción.

El desarrollo industrial catalán se basó en la introducción a principios del siglo XIX de


máquinas movidas por ruedas hidráulicas o máquinas de vapor.

Tras la parálisis producida por la guerra de la independencia y la pérdida de las


colonias americanas, la etapa 1830-1855 fue de expansión. Le siguió una recesión
debida a la desviación de capital hacia otras inversiones (ferrocarril)

A partir de la libertad de comercio de 1869 se produjo un periodo de recuperación,


favorecida por el reforzamiento del monopolio mercantil con Cuba y Puerto Rico. La
independencia de estas islas en 1898 tuvo efectos demoledores sobre esta industria.

Minería y siderurgia

La siderurgia española estuvo muy supeditada a la explotación minera de sus materias


primas: hierro y carbón.
España posee gran riqueza mineral, pero durante el siglo XIX, solo se explotaron los
yacimientos cercanos a los puertos mientras que las minas del interior apenas fueron
trabajadas.

La minería estuvo estancada durante casi todo el siglo por la escasa demanda, el
atraso económico, la falta de capitales y de tecnología y la intervención del Estado,
que frenaba la inversión extranjera.

La Ley de Bases sobre Minas de 1868 y otras de carácter librecambista favorecieron la


minería a la vez que crecía la demanda por la construcción ferroviaria, la arquitectura
del hierro y la mecanización de los procesos industriales. Esa expansión se apoyó en
la inversión extranjera y la llamada desamortización» del subsuelo. A partir de 1871 se
fundaron más de 20 empresas británicas para explotar el hierro.

El hierro representaba el 60% de las explotaciones mineras, seguido de lejos por el


plomo, el cobre y el mercurio. España era a finales de siglo el principal exportador de
hierro de Europa, mientras que su producción siderúrgica era de las más bajas,
síntoma claro de una economía tecnológicamente atrasada y dependiente de los
mercados exteriores.

Aun así, la minería desarrolló la siderurgia vasca concentrada en Bilbao en el último


cuarto de siglo.

Esta industria conoció una gran expansión a partir de 1871, con la creación de varias
empresas, como la sociedad Altos Hornos y Fábricas de Hierro y Acero, origen de los
Altos Hornos de Vizcaya.

El atraso relativo de la siderurgia se explica por la libertad de importación que


estableció la ley de ferrocarriles de 1855, la reducida demanda interna, el atraso
técnico y la escasez de carbón, que se importaba.

Transporte ferroviario.

En 1844 una real orden iniciaba el primer proyecto ferroviario, que se inauguró en
1848 con la línea Barcelona-Mataró.

En la etapa del bienio progresista se aprobó la Ley General de Ferrocarriles de 1855,


que estimuló la construcción de la red viaria básica, uno de los anhelos progresistas.

La de ferrocarriles fue acompañada de otras dos leyes sobre bancos y sociedades de


crédito para financiar la obra.

La mayor intensidad constructiva se dio en la década que siguió a la ley de 1855, con
una media de 450 km por año

A esta rapidez contribuyeron la ayuda estatal, los avances técnicos y el capital


extranjero, sobre todo francés. Se crearon unas veinte compañías ferroviarias

Pero la rentabilidad fue escasa debido a: el ancho de vía español era mayor al
europeo, el trazado radial siguió los intereses políticos y no económicos, mala calidad
de la vía de construcción, falta de viajeros y mercancías, baja demanda de productos
siderúrgicos y mecánicos españoles
REVISIONISMO POLÍTICO: Maura y Canalejas
A comienzos del siglo XX el sistema político de la Restauración seguía vigente. Pero a
finales del siglo XIX, una corriente ideológica, el regeneracionismo denunció los vicios
de ese sistema y realiza una serie de propuestas para la modernización política, social
y económica de España.

Cuando Alfonso XIII accedió al trono en 1902, los partidos dinásticos vivieron sendas
crisis. Ambos partidos optaron por reforzarse eligiendo nuevos líderes: Antonio Maura
(conservador) y José Canalejas (liberal), que representaban la nueva corriente de
políticos regeneracionistas. En 1905 se produjo una de las peores crisis del reinado.
Bajo la presión de militares, el gobierno aprobó, en 1906, la ley de jurisdicciones, por
la que los delitos contra el ejército y la patria serían juzgados por tribunales militares.
Esta ley mostró la creciente intervención del ejército en la política

Maura y el regeneracionismo conservador

El llamado «gobierno largo» de Maura (1907-1909) puso en marcha su ‘’revolución


desde arriba’’. Se trataba de hacer hondas reformas del sistema liberal-parlamentario,
pero sin alterar las bases del régimen, Con el objetivo de propiciar la limpieza
electoral, erradicar el caciquismo y lograr el apoyo de las clases medias, se aprobó, en
1907, la ley electoral. Declaraba el voto obligatorio, pero en la práctica no consiguió
sanear las elecciones. Su programa más importante fue el proyecto de ley de
administración local. Contemplaba una mayor autonomía para las corporaciones
locales y la posibilidad de crear mancomunidades (agrupaciones de municipios o
provincias) locales y provinciales. Otro de sus objetivos era satisfacer las crecientes
aspiraciones autonomistas de Cataluña, y abrió la vía para un entendimiento con la
Lliga Regionalista, que suscitó la oposición de liberales, republicanos e incluso de los
conservadores por lo que no fue aprobada por el Parlamento.
Su programa incluyó otras disposiciones, como una política económica de intervención
estatal y de protección y fomento de la industria nacional; y medidas sociales, como la
creación del Instituto Nacional de Previsión, la ley de descanso dominical y la
legalización de la huelga.

El regeneracionismo liberal: Canalejas

El monarca llamó a formar gobierno a José Canalejas, que emprendió el intento más
importante de regeneración del sistema para lograr su progresiva democratización
La modernización del país implicaba la separación de la Iglesia y el Estado, la libertad
religiosa y el fin del monopolio religioso en la educación, así como la implantación de
una enseñanza laica.
Mientras tanto, se aprobó la llamada ley del candado (1910), que limitaba el
establecimiento de nuevas órdenes religiosas en España. Esto le valió la dura
oposición de los sectores católicos y del papado. Más fructífera fue su política de
reformas sociales. Se mejoraron las condiciones de vida y de trabajo de las clases
humildes con medidas de protección social: reducción de la jornada laboral, la ley de
accidentes de trabajo prohibición del trabajo nocturno de la mujer, la regulación del
derecho de huelga y los contratos colectivos. También sustituyó el odiado impuesto de
consumos por otro sobre las rentas urbanas, y con la ley de reclutamiento estableció el
servicio militar obligatorio en caso de guerra.
Respecto a las demandas descentralizadoras del catalanismo de la Lliga, logró que las
Cortes aprobasen la ley de mancomunidades en 1912. En Marruecos negoció con
Francia un nuevo tratado en 1912, que fue la base del Protectorado franco-español
sobre Marruecos.
CRISIS DE LA MONARQUÍA DE ALFONSO XIII:
Consecuencias de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa

Durante esta etapa hay que resaltar:

-La falta de intención de hacer una renovación política por parte de los partidos
dinásticos obligó a hacer a estos gobiernos de concentración. Destacar el de 1918 en
el que estaban conservadores, liberales y miembros de la Lliga regionalista, con el
fracaso de éstos se volvió al turno dinástico.

-Se sumaba el enorme aumento de la conflictividad social en el periodo posterior a


1917, resaltando hechos como: a) la huelga en La Canadiense en Barcelona; b) el
denominado trienio bolchevique (1918-1920) que se dio especialmente en el campo
andaluz y extremeño y se manifestó a través de huelgas, ocupaciones de tierras...
Terminó con la ilegalización de los grupos obreros y el encarcelamiento de sus líderes;
c) el pistolerismo en Cataluña (1916 -1923), provocado por los asesinatos realizados
por pistoleros contratados por los empresarios catalanes. Estas muertes fueron
respondidas con atentados anarquistas contra patronos.

-Un acontecimiento especial fue el desastre militar de Annual (1921) en la guerra de


Marruecos. Una acción militar dirigida contra varias tribus rifeñas que hostigaban al
Ejército español en las cercanías de Melilla terminó en una derrota desastrosa: 13.000
bajas y la perdida de casi todo el territorio ocupado en Marruecos. Al mando estaba el
general Silvestre (que murió) y se vio implicado el rey Alfonso XIII. Para depurar
responsabilidades se formó una comisión parlamentaria y se redactó un informe
(Picasso), que indicaba negligencias del Ejército y la responsabilidad del propio
monarca. El golpe de Primo de Rivera vino en auxilio de la monarquía.

DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA:


Desde el Directorio Militar al Directorio Civil y su final

El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera,


acaudilló un pronunciamiento militar contra el gobierno constitucional.
Contó con el apoyo de los sectores empresariales, especialmente de la burguesía
barcelonesa, de los principales bancos nacionales y de la Iglesia. La opinión pública lo
acogió favorablemente o se mostró pasiva. Primo de Rivera presentó la dictadura
como un régimen transitorio. Alfonso XIII le concedió el cargo de presidente y de
ministro único (Directorio Militar).

Directorio Militar

El Directorio Militar proclamó el estado de guerra durante dos años, suspendió la


Constitución de 1876 y las garantías constitucionales disolvió las Cortes, implantó la
censura de prensa y prohibió las actividades de los partidos políticos y de los
sindicatos. Impuso el orden público con duras medidas represivas contra la CNT y el
PCE. También se reprimió cualquier manifestación del nacionalismo, tachado de
separatista, y se prohibió el uso del catalán en el ámbito oficial, de la bandera y del
himno de Cataluña. Los gobernadores civiles fueron sustituidos por gobernadores
militares. En Cataluña, con el Estatuto Provincial (1925) desapareció la
Mancomunidad, lo que potenció el nacionalismo radical e incluso separatista.
Primo de Rivera, consciente de la impopularidad de la guerra marroquí, asumió
personalmente el Alto Comisariado en Marruecos. En 1925, España y Francia
acordaron una ofensiva militar conjunta. Fue un rotundo éxito y un año después quedó
sometido todo el protectorado.

Directorio Civil

En esta segunda fase de la dictadura, Primo de Rivera sustituyó el Directorio Militar


por un gobierno civil con la clara intención de permanecer en el poder, y afirmó su
voluntad de construir un régimen inspirado en las dictaduras autoritarias de la Europa
de entreguerras, especialmente la de la Italia fascista de Mussolini.
Impulsó desde el poder la formación de un gran partido de derechas, la Unión
Patriótica (1924). Carente de un programa y una ideología definida, fue solo un
instrumento de propaganda gubernamental para asegurar el apoyo popular al régimen.
En 1926 anunció la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva, encargada de
elaborar una nueva «constitución». Sin embargo, sus funciones eran meramente
consultivas.
Su política económica se caracterizó por el intervencionismo estatal. Sus objetivos
fueron impulsar la industria nacional mediante unos elevados aranceles
proteccionistas y la concesión de ayudas a las grandes empresas. También creó
grandes monopolios estatales, como la Compañía Telefónica Nacional de España.

El fomento de las obras dos de esta etapa. En 1926 se crearon las confederaciones
hidrográficas para aprovechar los ríos, tanto para el regadío como para la producción
de energía eléctrica.
La escasa conflictividad social del periodo de la dictadura se explica por la represión y
el desarrollo de una amplia política social y de una legislación laboral inspirada en el
sistema corporativo, basado en la intervención y mediación por parte del Estado

Final de la dictadura

A partir de 1926, la dictadura empezó a perder apoyos y creció la crítica y la oposición,


de las que no se libró Alfonso XIII.
El primer intento de acabar con la dictadura y restablecer el régimen constitucional
tuvo lugar en junio de 1926 y surgió de dirigentes de los partidos del turno y
republicanos. Con el apoyo de algunos militares descontentos optaron por la vía del
pronunciamiento militar
Ese mismo año estalló un conflicto militar. Cuando Primo de Rivera promulgó una
norma general que suprimía los ascensos por estricta antigüedad. Primo de Rivera,
forzó al rey a que ratificase el decreto de disolución del cuerpo de artillería. Desde ese
momento, parte del ejército se distanció de la dictadura y del rey.

En 1926 se formó la Alianza Republicana, liderada por Manuel Azaña.


Antiguos liberales como Alcalá-Zamora fundaron la Derecha Liberal Republicana como
una alternativa republicana, católica y conservadora.

También fue en aumento la oposición de los intelectuales, escritores y periodistas,


entre los que destacaban figuras como Unamuno y Ortega y Gasset.

Por su parte, los estudiantes se movilizaron contra la dictadura y protagonizaron


manifestaciones callejeras. También las fuerzas republicanas nacionalistas y
regionalistas cobraron gran vitalidad. Pequeños partidos catalanes de izquierda se
agruparon en Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

Primo de Rivera falto de apoyos presentó su dimisión en enero de 1930


REFORMAS DEL BIENIO REFORMISTA
Aprobada la Constitución de 1931, Alcalá Zamora fue elegido presidente de la república, quien
encargó a Azaña que formara gobierno. Azaña optó por la alianza de los republicanos de
izquierda y socialistas al considerarla más estable.

La instauración de la república coincidió con la crisis mundial de 1929. El sector más afectado
fue el comercio exterior, la agricultura de exportación y la minería. Las dificultades económicas
más graves para la población se debieron a la falta de inversión.
La evolución negativa de la economía dificultó las reformas e intensificó la conflictividad social.
Aun así, fueron sobre todo los problemas políticos los que condicionaron negativamente las
reformas.

Las reformas
La política religiosa. El gobierno quería establecer una clara separación Iglesia-Estado y reducir
la influencia de la Iglesia en la sociedad española. Para ello desarrolló una serie de leyes en
cumplimiento de los principios secularizadores de la constitución, como la ley de divorcio de
1932. La Compañía de Jesús fue disuelta y sus bienes fueron nacionalizados. Por la ley de
confesiones y congregaciones religiosas de 1933 el Estado dejaba de realizar aportaciones a la
Iglesia y ordenaba el cierre de los centros docentes religiosos. Esto desencadenó una nueva
ofensiva de la jerarquía eclesiástica y de la prensa católica que la calificaron de persecución
anticlerical.

La reforma educativa y la política cultural. Las bases de la reforma educativa consistían en


hacer de la educación gratuita y laica un derecho universal. Se calculó. más de 27.000 escuelas
primarias y dotarlas de maestros Finalmente, se construyeron unas 13.000 escuelas y aumentó
notablemente el número de maestros, de 36.000 a 51.000. Se multiplicó la red de bibliotecas
en las escuelas primarias. Se crearon las Misiones Pedagógicas destinadas a la extensión de la
cultura en las áreas rurales, en las que colaboraron intelectuales como Federico García Lorca.

Las reformas laborales. El ministro de Trabajo, Largo Caballero, líder socialista, prosiguió la
política Social y laboral que ya había iniciado el gobierno provisional con una serie de leyes que
fueron aprobadas por las Cortes entre 1931 y 1932 como la ley de contratos de trabajo, que
regulaba los convenios colectivos en asuntos como la jornada laboral o el trabajo de las
mujeres y niños. Los contratos se harían por escrito con una duración mínima de dos años,
para proteger al trabajador.

Los estatutos de autonomía. Uno de los problemas que se arrastraba desde la Restauración
era la organización territorial del Estado. La constitución intentó resolverlo mediante el
reconocimiento del derecho a la autonomía de las regiones.
·En Cataluña la iniciativa partió de Esquerra Republicana.
·La elaboración del estatuto vasco fue difícil y compleja por las diferencias entre la izquierda
republicana-socialista y la derecha, PNV y carlistas. El proyecto fracasó porque Navarra lo
rechazó. Además, quedó paralizado tras la victoria de la derecha en las elecciones de 1933. No
fue aprobado hasta octubre de 1936.
·En Galicia se retrasó por la falta de un partido nacionalista fuerte y no llegó a ser ratificado
por el estallido de la guerra civil.
·En Andalucía una Asamblea Regional celebrada en enero de 1933 aprobó un anteproyecto de
estatuto.
·En Valencia, Aragón y Baleares sus aspiraciones autonomía se vieron frenadas por la guerra
civil.
La reforma agraria. Fue la obra de mayor envergadura del bienio de izquierdas. El problema
agrario presentaba una doble vertiente: presentaba rasgos arcaicos: atraso técnico, baja
productividad y mano de obra abundante y barata; y una inadecuada estructura de la
propiedad con predominio de parcelas minúsculas en el norte, y extensos latifundios en el
centro y el sur. Había un enorme proletariado rural en la miseria.

La ley de reforma agraria de septiembre de 1932 era muy moderada. Pretendía la


modernización técnica, acabar con el latifundismo y realizar una redistribución de la propiedad
más justa mediante el asentamiento de campesinos en las tierras expropiadas. Todos los
propietarios expropiados debían ser indemnizados. La propiedad de las fincas correspondió al
Estado. Sus resultados fueron muy limitados. El plan era asentar entre 60.000 y 75.000
familias, finalmente solo se establecieron 12.000. El fracaso de la ley cabe se debió
complejidad técnica, el escaso presupuesto e interés de los republicanos de izquierda, la
oposición de la derecha y los grandes propietarios. La lentitud de su aplicación y el aumento
del paro provocaron protestas radicales. Estallaron insurrecciones anarquistas con trágicos
enfrentamientos con las fuerzas de orden público.

CAUSAS DE LA FORMACIÓN DEL FRENTE POPULAR


En febrero de 1936 se celebraron las últimas elecciones de la Segunda República y las últimas
elecciones libres en España en más de 40 años. Fueron unas elecciones limpias y con una
elevada participación. La CNT cambió de actitud al no pedir la abstención e incluso llegó a
recomendar votar. Los partidos de izquierda constituyeron en enero de 1936 una gran alianza,
el Frente Popular, resultado de un acuerdo electoral, pero no de gobierno entre los partidos
republicanos de izquierda los socialistas y los comunistas. Frente a esa coalición electoral, las
derechas y el centro se presentaron desunidos.
Los resultados electorales arrojaron una victoria muy ajustada del Frente Popular. Las
izquierdas triunfaron en las grandes ciudades, en Extremadura, en Asturias y en el litoral
mediterráneo y en el centro y norte de la península. Las derechas obtuvieron sus mejores
resultados en los medios rurales

Alcalá Zamora encargó a Azaña la formación del gobierno, compuesto solo. por republicanos
de izquierda, ya que los socialistas rechazaron volver a una coalición con los republicanos.

De inmediato se adoptó una serie de medidas urgentes en cumplimiento del programa


electoral Se concedió una amnistía general para los encarcelados por los acontecimientos de
octubre de 1934. Lluís Companys fue repuesto como presidente de la Generalitat, y se
restableció la autonomía de Cataluña. Se obligó a los empresarios a readmitir a los obreros
despedidos. En los ámbitos agrario, religioso, social y militar se reanudó el proceso reformista
eliminado durante el bienio derechista.
la enorme presión de los jornaleros y de los sindicatos del campo llevó a la masiva ocupación
de tierras en las zonas de latifundio.
Desde la derecha y los sectores más conservadores estos hechos fueron percibidos con mayor
alarma aún que en los primeros años de la república. Lo consideraron medidas revolucionarias
que amenazaban el orden social. También volvió al primer plano la confrontación entre a
Iglesia y la república.

Constituidas las nuevas Cortes, se abrió una inoportuna crisis que debilitó al ya frágil gobierno
republicano: la Cámara destituyó al presidente de la república, Alcalá Zamora, rechazado tanto
por la izquierda como por la derecha. En mayo Azaña fue elegido presidente.
Azaña intentó formar un gobierno de coalición de republicanos y socialistas, presidido por
Prieto, y encargó a Casares Quiroga la formación de un gobierno de republicanos de izquierda.
Mientras, triunfaban los anarquistas y del sector más radical de la UGT, dirigido por Largo
Caballero, en las derechas autoritarias, cuyo líder era Calvo Sotelo, se afianzó el discurso de la
subversión y la insurrección.
Ante los violentos enfrentamientos callejeros entre militantes de la izquierda y la derecha, en
particular la impulsada por las milicias armadas falangistas, el gobierno reaccionó deteniendo a
José Antonio Primo de Rivera y cerrando las sedes de Falange. La violencia callejera y los
crímenes políticos siguieron. El 13 de julio fue asesinado Calvo Sotelo, como represalia al
asesinato del teniente Castillo de la Guardia de Asalto, hecho que aceleró la sublevación
militar.

La organización de la conspiración militar partió de algunos militares de extrema derecha, y se


planificó tras el triunfo del Frente Popular. El gobierno republicano trató de desarticular la
trama golpista realizando cambios y traslados en los altos mandos sospechosos de participar
en la conspiración.
En marzo se reunió en Madrid un destacado grupo de generales, entre ellos Mola, que acordó
un alzamiento militar para restablecer el orden. De acuerdo con las instrucciones del general
Mola, el golpe militar debía realizarse con extrema violencia. Primero se declararía el estado
de guerra y luego se procedería a la detención y eliminación de los principales dirigentes
políticos y sindicales de izquierdas. El plan consistía en una serie de sublevaciones simultáneas
del mayor número posible de guarniciones que deberían hacerse con el poder en sus
respectivas zonas. Tomada la capital, se formaría una junta de generales que sustituiría al
gobierno.
El 17 de julio comenzó la sublevación en las guarniciones del Protectorado de Marruecos y al
día siguiente se sumaron otras guarniciones de la Península. El fracaso de la rebelión militar en
la mayor parte de las grandes ciudades derivó en una trágica y sangrienta guerra civil que duró
tres años.

EVOLUCIÓN POLÍTICA Y SITUACIÓN ECONÓMICA DE ESPAÑA DURANTE


LA GUERRA CIVIL, EN LA ZONA REPUBLICANA Y FRANQUISTA.

La España Republicana
Tras producirse la sublevación militar el 18 de julio, el jefe del gobierno, Casares Quiroga,
ordenó disolver las guarniciones rebeldes y librar a los soldados de la obediencia a sus jefes.
Temeroso de la revolución e incapaz de controlar la situación, dimitió.
Azaña encargó formar gobierno a José Giral, que al no tener ejército para detener la
sublevación dio orden de repartir armas a los militantes de las organizaciones obreras. Con
esto, el Estado republicano se desplomó y el poder en el territorio se fragmentó y cayó en
manos de las milicias armadas de los partidos y sindicatos obreros que trataron de organizarse
en comités, juntas y consejos. Estos organizaron de forma autónoma la lucha y la represión
contra los sublevados, y comenzaron una revolución.

Desde ese momento y hasta los primeros meses de 1937, se desató un terror incontrolado a
manos de los comités, de las milicias y de los «tribunales populares». Empezó con la
eliminación de quienes habían participado en la sublevación o bien de personas de ideológica
derechista. Hubo incendios de iglesias y conventos, y asesinatos de militares y políticos
derechistas.
Paralelamente, los anarquistas de la CNT y gran parte de la UGT emprendieron una profunda
revolución social, cuya mejor expresión fueron las colectivizaciones.

A finales de agosto de 1936, el rápido avance de los sublevados hacia Madrid y la política de no
intervención de Francia y el Reino Unido provocaron la dimisión del gobierno de Giral. Hubo
que formar un gobierno de coalición.
En septiembre, Largo Caballero formó un gobierno al que se incorporaron socialistas,
republicanos, comunistas y nacionalistas catalanes y vascos. Largo Caballero remodeló su
gobierno y entraron cuatro ministros anarcosindicalistas. Entre ellos Federica Montseny, la
primera ministra de la historia de España. Los objetivos eran reconstruir los poderes del Estado
republicano, dirigir y frenar la revolución y transmitir una imagen de la república aceptable a
los ojos de las democracias europeas. Pero lo prioritario era formar un verdadero ejército
regular, el Ejército Popular de la república, y constituir un mando centralizado.
Las tensiones se acrecentaron, los comunistas y la mayoría de los socialistas eran partidarios
de poner fin a la hegemonía política de los sindicatos, mientras que los anarcosindicalistas no
estaban dispuestos a renunciar a las colectivizaciones.

En mayo de 1937 se formó el gobierno del socialista Juan Negrín, con representantes de todos
los partidos del Frente Popular.
Este gobierno reforzó el ejército y unificó los planes militares bajo un solo mando. Intentó
organizar una industria de guerra y acabó con la etapa revolucionaria, desmantelando las
colectividades y restituyendo las tierras a los propietarios.

Ante el rumbo desfavorable de la guerra, estallaron las tensiones entre los partidarios de
negociar la paz con Franco (Azaña y Prieto) y los de resistir a ultranza (Negrín y los comunistas).
Tras la caída de Cataluña, se produjo el reconocimiento del gobierno de Franco por Francia y el
Reino Unido. La dimisión de Azaña en febrero de 1939, la difícil situación de la retaguardia y la
falta de alimentos básicos aceleraron el pesimismo de la población y de los jefes militares y
dirigentes socialistas y republicanos. Solo Negrín, con su lema «Resistir es vencer», y los
comunistas, defendían la necesidad de resistir hasta el final. En estas circunstancias se produjo
el golpe de Estado del coronel Casado, jefe del Ejército del Centro, que aceleró el fin de la
república.

La España ‘’nacional’’
Como la CEDA, la extrema derecha monárquica, los carlistas y Falange carecían de un proyecto
político unitario, el ejército se convirtió en el pilar básico en la formación del nuevo Estado. Se
constituyó en Burgos una Junta de Defensa Nacional, integrada solo por militares que
proclamó el estado de guerra y todo el territorio quedó bajo control militar. Se prohibió toda
actividad política y sindical de cualquier signo ideológico; se paralizo la reforma agraria y se
devolvieron las tierras a sus antiguos propietarios; y se restableció la bandera roja y gualda
como bandera de España en lugar de la tricolor republicana.
Entre julio y septiembre de 1936, los militares sublevados practicaron una brutal y selectiva
represión en forma de ‘’sacas’’ y ‘’paseos’’. Las primeras víctimas fueron los militares y
miembros de las fuerzas del orden público que se negaron a secundar la rebelión y que fueron
inmediatamente fusilados. A continuación, miembros del Frente Popular, intelectuales y
funcionarios, principalmente maestros fueron encarcelados, torturados y fusilados, sin juicio
previo o mediante juicios presididos por tribunales militares.
El paso siguiente de la Junta de Defensa fue establecer una dirección militar y política
unificada.

El 4 de octubre de 1936 se nombraba a Franco ‘’Generalísimo de los Ejército’’ y ‘’jefe del


gobierno del Estado español’’, concentrando en sus manos todo el poder militar y político del
nuevo Estado. Adoptó el título de caudillo e inició el camino hacia una dictadura personal.
Poco después las potencias fascistas, Alemania e Italia, reconocieron oficialmente el gobierno
de Franco.

En esta tarea de unificación política fue esencial la labor de Ramón Serrano Súñer, miembro de
la CEDA, que convenció a Franco para crear un régimen de partido único similar al de los
Estados fascistas mediante la fusión de Falange Española y la Comunión Tradicionalista.
El 19 de abril de 1937 se dio a conocer el Decreto de Unificación por el que se creaba un
partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, que fusionaba a falangistas y
carlistas bajo la jefatura suprema de Franco. El nuevo partido adoptó el saludo fascista de
brazo en alto, el uniforme de camisa azul de los falangistas y la boina roja de los carlistas, y
como emblema, el yugo y las flechas de los Reyes Católicos.

La Iglesia no participó directamente en la conspiración, pero manifestó desde el principio su


apoyo a la rebelión militar.

En enero de 1938 se formó el primer gobierno de Franco, en el que estaban representadas las
distintas fuerzas (militares, falangistas, carlistas y monárquicos). Franco derogó toda la obra
reformista de la república. Abolió los estatutos de autonomía e impuso el castellano como
única lengua oficial. Anuló la legislación laica. La Iglesia recuperó todos sus bienes y privilegios.
Una de las principales preocupaciones fue el control ideológico. Para lograrlo se suprimieron
las libertades de reunión y de asociación. Se implantó la censura previa, y todos los medios de
comunicación de producción cultural se pusieron al servicio del Estado. En el ámbito exterior el
régimen franquista fue reconocido oficialmente por la Alemania nazi y la Italia fascista desde
noviembre de 1936 y por Portugal y el Vaticano a partir de 1938. En 1939 lo hicieron Francia y
el Reino Unido.

COSTES HUMANOS Y CONSECUENCIAS POLÍTICAS Y ECONÓMICAS


Consecuencias humanas
Se han dado cifras muy dispares sobre las pérdidas humanas que causó el conflicto, entre las
que se pueden incluir los muertos en el frente, por la represión en la guerra y en la posguerra,
por el hambre y las epidemias; y la pérdida de población joven y la consiguiente reducción de
la natalidad. Los cálculos consideran unos 500.000 los muertos en la guerra. Otra de las
consecuencias fue el exilio republicano. Ya durante la guerra hubo una primera oleada de
exiliados huyendo de las represalias de los militares sublevados, entre ellos los llamados
«niños de la guerra» que fueron evacuados a países extranjeros. Pero la gran oleada se
produjo entre febrero y marzo de 1939 con la caída de Cataluña. Unos 450.000 republicanos
cruzaron la frontera francesa. Los hombres fueron internados en campos de concentración en
desoladas playas del sudeste de Francia, en condiciones muy penosas y, a menudo, tratados
como delincuentes, y los demás, dispersados por toda Francia en centros de acogida. Entre los
exiliados también se encontraban intelectuales contrarios al régimen franquista como Antonio
Machado, Alberti, Cernuda… el pintor Picasso, el filósofo Ortega y Gasset. Otros como Luis
Rosales o Dalí apoyaron a los sublevados. Algunos fueron víctimas de la represión como Lorca
o Miguel Hernández.
Consecuencias políticas y económicas
La guerra civil tuvo unos efectos económicos desastrosos y dejo al país exhausto. La
destrucción fue muy intensa en los sectores directamente relacionados con las operaciones
militares, como las comunicaciones.
Las comunicaciones por carretera se hicieron difíciles debido a la falta de conservación y a la
sistemática destrucción de los puentes. Aunque se perdió una parte de la maquinaria y del
utillaje industrial no hubo grandes destrucciones de fábricas. La producción industrial
descendió por la falta de materias primas y de energía, y la agrícola debido a la marcha de los
hombres al frente, la falta de abonos, simientes y animales de tiro. La cabaña ganadera
también se redujo. Cayó la inversión, el comercio exterior y el consumo privado, la
construcción de viviendas privadas y de obras públicas se paralizó. La Hacienda Pública estaba
arruinada y sin reservas financieras y la inflación multiplicó los precios.

FASES DE LA GUERRA
El avance nacionalista durante los primeros meses de la guerra
Un elemento clave para comprender la victoria final de los nacionales fue el "puente aéreo"
organizado con aviones alemanes e italianos que permitió el rápido traslado del Ejército de
África a la península. Los legionarios y regulares iniciaron un rápido avance hacia Madrid. En el
camino, el general Yagüe decidió desviarse hacia Badajoz, la ciudad cayó y se inició una brutal
represión que escandalizó al mundo y produjo un gran número de víctimas.
Las tropas continuaron su avance hacia Madrid y antes de llegar, Franco decidió desviar de
nuevo las tropas para lograr la "liberación del Alcázar", que fue un gran triunfo
propagandístico para Franco. Mientras, Mola aisló al Pals Vasco de la frontera con Francia.

La Batalla de Madrid
El 18 de octubre de 1936 las fuerzas nacionalistas dirigidas por Varela llegaron a las afueras de
Madrid. En noviembre se inició la Batalla de Madrid, ocuparon Alcorcón, Leganés, Getafe y
Cuatro Vientos. La caída de la capital en manos de los rebeldes parecía inminente. La moral de
la población madrileña aumentó con la llegada de refuerzos exteriores. Las Brigadas
Internacionales, organizadas esencialmente por los comunistas; tanques y aviones rusos…
llegaron para ayudar en la defensa de la capital. La ciudad fue sometida a bombardeos aéreos
por aviones alemanes y se produjeron duros combates. Las tropas republicanas consiguieron
resistir y, finalmente, Franco ordenó el fin del asalto frontal a la ciudad.

Las Batallas del Jarama y Guadalajara. La toma de Málaga


Tras fracasar su ataque a Madrid, Franco intentó cercar la capital. Esto dio lugar a la A batalla
del Jarama, una de las más encarnizadas de la guerra, y la batalla de Guadalajara, donde las
tropas italianas fueran derrotadas. Mientras las tropas franquistas tomaban Málaga y de nuevo
se producía una dura represión. El fracaso ante Madrid hizo que Franco optara por una nueva
estrategia, fue atacando las zonas más débiles de los republicanos.

La Campaña del Norte


De la primavera al otoño de 1937, las tropas nacionales conquistaran la zona norte republicana
que había quedado aislada. País Vasco, Cantabria y Asturias fueron cayendo en manos de
Franco. Durante esta campaña tuvo lugar el célebre bombardeo de Guernica. Durante la
campaña vasca, Mola, el único general que podía competir con Franco en el liderazgo del
bando nacional, murió en accidente de avión. La conquista del norte tuvo graves
consecuencias para la República. No sólo perdieron las minas de carbón y hierro de la zona,
sino que los franquistas pudieron concentrar todas sus tropas en la zona sur.
De Teruel a la batalla del Ebro
En diciembre de 1937, tuvo lugar una ofensiva republicana en Teruel. Las condiciones
climáticas marcaron una ofensiva que finalmente fracasó. Tras asegurar el dominio de Teruel,
Franco lanzó un ataque general en Aragón. El éxito fue fulgurante y la zona republicana quedó
partida en dos. La última gran ofensiva republicana dio lugar a la Batalla del Ebro con más de
100.000, muertos, esta fue la más cruel de las batallas de la guerra civil y agotó
definitivamente a los republicanos.

El final de la guerra
Tras tomar Barcelona, las tropas franquistas llegaron a la frontera francesa en febrero de 1939.
Ante la inminente derrota, las divisiones internas se hicieron aún más profundas en el bando
republicano. El gobierno de Negrín proponía la resistencia a ultranza, para que el conflicto
español quedara integrado en la inminente guerra mundial. Así, la República española
encontraría aliados que le permitirían cambiar el signo de la guerra. Defendiendo la
negociación de la derrota con Franco, el coronel Casado dio un golpe contra el gobierno de
Negrín. Pese a las propuestas de negociación de Casado, Franco exigió la rendición
incondicional. El 28 de marzo, las tropas franquistas entraron en Madrid y el 1 de abril de 1939
terminaba la sangrienta guerra.

INSTITUCIONES Y EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL FRANQUISMO.


PROTAGONISMO DE LAS FAMILIAS POLÍTICAS FRANQUISTAS.

Fundamentos ideológicos, sociales y políticos


El nuevo régimen tuvo desde un principio unos fundamentos ideológicos muy claros:
• Concentración del poder político en Franco.
• Anticomunismo.
• Antiparlamentarismo y antiliberalismo. Contrario a las libertades políticas.
• Nacionalcatolicismo. La Iglesia dominó la vida social y la educación.
• Defensa de la "unidad de la Patria". Negativa a cualquier autonomía y fomento del castellano
• Tradicionalismo.
• Militarismo. Superioridad social del estamento militar
• Rasgos fascistas: símbolos y uniformes, exaltación del Caudillo...

Las bases sociales de la Dictadura


Franco asentó su nuevo régimen en:
• La oligarquía terrateniente y financiera
• Clases medias rurales del Norte y Castilla
La mayor parte de las clases medias urbanas de las clases trabajadoras apenas respaldaron a la
dictadura. La represión, la miseria y la desmoralización impidieron que esa falta de apoyo se
concretara en oposición al régimen.
La situación cambió en los años sesenta. El desarrollo económico hizo que el régimen contara
con mayor consenso social entre las clases medias y trabajadoras, la tímida liberalización del
país ablandó el desarrollo de la oposición.

Las bases políticas del régimen


La dictadura se basó en la estricta prohibición de los partidos políticos y la brutal represión
Sin embargo, dentro del régimen, bajo una completa subordinación al Caudillo, hubo
diferentes familias políticas, que trataron de influir en la toma de decisiones de Franco:
Falangistas: se hallaban integrados en el partido único bajo el liderazgo absoluto de Franco. Su
principal función fue el control de la vida social y económica del país a través de diversas
instituciones del régimen: el Frente de Juventudes, la Sección Femenina, y la Organización
Sindical
Militares: tuvieron prestigio y poder político, pero estuvieron completamente subordinados a
Franco.
Católicos: muchos dirigentes de la dictadura procedieron de Instituciones religiosas como el
Opus Dei
Monárquicos: los carlistas jugaron un papel secundario, desapareciendo como fuerza política
relevante. Pese a que Franco se negó a ceder la jefatura del estado a Don Juan de Borbón, hijo
de Alfonso XIII y padre de Juan Carlos I, muchos monárquicos colaboraron con la dictadura

Todas estas familias tuvieron un papel secundario, Franco siempre impidió que alguien
acaparara demasiado poder y buscó un equilibrio que garantizara su poder total.

Evolución política y coyuntura internacional 1939-1959


La institucionalización del régimen: las leyes orgánicas
El dictador asumió la función constituyente. Poco a poco el régimen fue aprobando diversas
Leyes Orgánicas, que establecieron las Leyes Fundamentales del Movimiento:
Fuero del Trabajo, 1938: Prohibición de los sindicatos libres.
Ley Constitutiva de las Cortes, 1842: Cortes elegidas por sufragio indirecto que, en la práctica,
eran unas elecciones totalmente amañadas
Fuero de los Españoles, 1945: declaración de derechos y deberes que no supuso ningún
reconocimiento real
Ley de Referéndum Nacional, 1945: permitía al jefe del Estado convocar plebiscitos para que
el pueblo aprobara una ley.
Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, 1946: España fue declarada "reino" y Franco se
reservó el poder de proponer su futuro sucesor.

Hambre y represión de la posguerra


Los años 40 y hasta bien entrados los 50 fueron los "Años del hambre":
• Racionamiento de los alimentos.
• Extensión del mercado negro de todo tipo de productos.
• Corrupción generalizada. La vida social se basó en la "recomendación

Represión
La Ley de Responsabilidades Políticas de 1939 fue la herramienta jurídica utilizada para la dura
represión que llegó al final de la guerra. Se habilitaron campos de concentración y las
ejecuciones se contaron por decenas de mies.
La represión de la posguerra propició un clima de terror generalizado entre gran parte de la
población.

Cambios legislativos
• Ley de Prensa, 1966: levantó algo la presión de la censura.
• Ley Orgánica del Estado; 1966: no trajo ningún cambio de interés.
• Forzado por su avanzada edad, Franco tuvo que designar un sucesor, Juan Carlos de Borbón,
nieto de Alfonso XIII
EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL DEL FRANQUISMO

La autarquía de posguerra
En 1939 España era un país arruinado, destruida demográficamente, el hambre y la extrema
necesidad eran la realidad cotidiana.
La solución que dio el régimen franquista fue la autarquía, una política económica basada en la
búsqueda de la autosuficiencia económica y la intervención del Estado. El intervencionismo del
Estado se extendió par gran parte de la economía nacional. El Estado fijó los precios agrícolas y
obligó a los campesinos a entregar los excedentes de las cosechas.

Un gran fracaso económico


Los años de la posguerra marcaron una tremenda represión. El hundimiento de la producción
agrícola e industrial fue acompañado de una vuelta atrás histórica. En un contexto de escasez e
intervención estatal, el mercado negro, el estraperlo, y la corrupción generalizada se
apoderaron de la economía del país. Esta situación se vio fuertemente agravada por la
coyuntura internacional y por la condena internacional del régimen de Franco como aliado del
Eje.

Los años 50: el fin de la autarquía


El fracaso del modelo autárquico llevó a que desde los años cincuenta se produjera un giro en
la política económica. Se aplicó una liberalización parcial de precios y del comercio y la
circulación de mercancías. Estas medidas trajeron una cierta expansión económica.
Finalmente, en 1954 se superó la renta por habitante de 1935. Se ponía fin a veinte años
perdidos en el desarrollo económico español. La guerra fría y el consiguiente cambio en la
política internacional norteamericana propiciaron que desde 1951 comenzara a llegar ayuda
económica norteamericana que permitió importaciones de bienes de equipo imprescindibles
para el desarrollo industrial. El incipiente desarrollo trajo una fuerte inflación que propició un
fuerte malestar social. La necesidad de reformas estructurales en la economía era evidente.
Finalmente, Franco, tras veinte años de políticas económicas nocivas, permitió la entrada en el
gobierno en 1957 de un grupo de tecnócratas del Opus Dei, que diseñaron el giro definitivo en
la política económica: el Plan de Estabilización de 1959 que trataba ante todo de liberalizar la
economía, acabando con el periodo autárquico e intervencionista. Se recortó el gasto público y
disminuyó el intervencionismo del Estado, a la que se abría la economía al exterior.
Las consecuencias se apreciaron en poco tiempo, tras recibir abundantes inversiones del
exterior, España inició un acelerado crecimiento económico.

El desarrollo económico de los años sesenta


El período (1961-1973) vino marcado por un rápido crecimiento industrial y del sector
servicios.
La apertura económica al exterior provocó un aluvión de inversiones extranjeras que llegaron
atraídas por los bajos salarios. El desarrollo industrial desencadenó una intensa emigración de
mano de obra campesina hacia las ciudades y hacia Europa. A la vez que la agricultura se
modernizaba, amplias zonas del interior quedaban desertizadas. En el terreno comercial,
España alcanzó un superávit en su balanza de pagos.
Para tratar de dirigir el crecimiento económico, el gobierno aprobó a partir de 1963 varios
Planes de Desarrollo que tuvieron un resultado bastante inferior al previsto. La economía
siguió creciendo, pero la planificación no funcionó. En definitiva, el período 1961-1973 estuvo
marcado por un gran desarrollo económico. Ese contexto exterior favorable permitió
abundantes inversiones extranjeras, una masiva llegada de turistas y la eliminación del paro
mediante la emigración a Europa.
Los grandes cambios sociales de los años sesenta
Los años sesenta presenciaron un acelerado cambio social. Estos fueron algunos de sus
principales rasgos: masiva emigración rural a las ciudades y a Europa occidental, más de un
millón de españoles se desplazaron a Francia, Alemania, Suiza, Bélgica y otros países europeos
para desempeñar los trabajos que no querían los nativos.
La emigración trajo consecuencias positivas como la reducción del paro o el ingreso de las
abundantes facturas enviadas por los emigrantes, pero trajo consigo el desarraigo humano que
toda emigración implica y la agudización de las diferencias de riqueza entre las diversas
regiones del país.
Fuerte incremento de la población. Para atender las necesidades de esta población creciente el
gobierno no aumentó el gasto público lo que llevó a que los servicios públicos fueran
claramente insuficientes: en el terreno educativo, la cobertura sanitaria siguió estando muy
alejada, el crecimiento demográfico provocó un enorme déficit en vivienda.

La sociedad de consumo
Pese a sus limitaciones, el desarrollo económico propició la aparición de la sociedad de
consumo en España. La extensión del uso de electrodomésticos, de televisión y del coche,
fueron los elementos que mejor ejemplificaron la nueva sociedad.
La sociedad de consumo, caracterizada por el acceso a más información y por una mayor que
movilidad, trajo, especialmente entre los más jóvenes, una nueva mentalidad que chocaba con
el tradicionalismo del régimen:
• Progresiva relajación de la importancia de la Iglesia.
• Nuevos hábitos de relación social y nuevas pautas de relación entre ambos sexos.
• Costumbres e indumentarias que llegaron a través del turismo.

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