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Consultar métodos de romper latencia en semillas en botánica y vigor de las semillas

Métodos para romper la latencia en semillas

Remojado en agua

Varios tratamientos comprenden el remojado de las semillas en agua u otros líquidos. Estos
tratamientos en húmedo combinan a veces dos efectos, el de ablandar la cubierta dura y el de
extraer por lixiviación los inhibidores químicos.

Algunas semillas que tienen poca resistencia a la germinación pueden responder bien al remojado
durante 24 horas en agua a temperatura ambiente (Kemp 1975c). Esto puede deberse a una
imbibición más rápida que la que puede obtenerse en un semillero humedecido. En algunas especies
está recomendado aplicar este tratamiento después de la escarificación manual, mecánica o con
ácido (Seeber y Agpaoa 1976, Elamin 1975). Matias y otros (1973) comprobaron que las semillas
de Pinus caribaea que habían estado en remojo en agua a temperatura ambiente durante 48 horas
tenían una germinación más uniforme que las semillas que no se habían tratado.

Más eficaz, especialmente en los climas cálidos, es el tratamiento que consiste en alternar el
humedecimiento y el secado de la semilla. Este tratamiento se ha aplicado con frecuencia a los
frutos de Tectona. En Tailandia, y después de la escarificación, se alternaban el remojado y el
secado, cuatro veces el primero y tres veces el segundo, durante 30–45 minutos cada operación
(Bryndum 1966). En otros lugares, aun cuando no se efectúe una escarificación previa, es práctica
habitual extender las “semillas” al sol sobre una superficie dura, en una capa de unos 5 cm de
grosor, y mojarlas bien; se les da la vuelta de vez en cuando y se deja que se sequen y tuesten al sol
durante uno o dos días. Este proceso de remojado, secado y tueste se repite varias veces, por lo
general entre cinco y diez, hasta que aparecen signos de germinación. Cada ciclo puede comprender
un día de remojado y 3–5 días para el secado y tueste. Tan pronto como se inicia la germinación
deben sembrarse las “semillas” en el vivero (Laurie 1974). En Tanzanía el remojado inicial se
prolonga durante 72 horas y se efectúa llenando unos sacos y poniéndolos en un arroyo o en
grandes tambores. Se siembran después en la superficie a razón de 5 kg/m 2 y, tras un par de días al
sol, se recubren con una capa de tierra de unos 2–5 cm de grosor y se riegan todos los días (Wood
1967).

Tratamiento con ácido

La sustancia química que más se utiliza para romper la latencia de la cubierta es el ácido sulfúrico
concentrado. En algunas especies es más eficaz que el tratameinto con agua caliente. Es posible que
las semillas que han estado almacenadas durante un período prolongado deban estar más tiempo en
el ácido que las semillas frescas, las cuales podrían resultar gravemente dañadas con un tratamiento
de esa duración (Kemp 1975c). Hay que extremar los cuidados al manipular el ácido sulfúrico, por
lo que este método no está indicado para los trabajadores no capacitados.

En Bonner y otros (1974) figuran unas instrucciones pormenorizadas para la utilización del ácido
sulfúrico, que se reproducen a continuación:

Son necesarios los materiales y el equipo siguientes: ácido sulfúrico de calidad comercial (peso
específico 1,84, 95 por ciento de pureza); recipientes resistentes al ácido (preferiblemente de
plástico grueso); recipientes y cribas de tela metálica, para manipular, escurrir y lavar las semillas;
agua corriente en abundancia; un lugar seguro para tirar el ácido diluido procedente del enjuague de
las semillas, y medios adecuados para secar las semillas una vez enjuagadas.

La precaución es en este caso esencial. Todos los trabajadores deben conocer y observar las
medidas de seguridad relativas a la utilización del ácido. Las semillas, los recipientes, las
herramientas y el ácido mismo deben manipularse con sumo cuidado para evitar los accidentes. No
debe salpicar agua al ácido, pues se produce una violenta reacción. Todos los trabajadores deben
vestir la ropa de seguridad adecuada y llevar guantes y gafas u otra protección para los ojos.

Métodos biológicos

En la naturaleza, los animales y microorganismos son un factor importante a la hora de romper la


impermeabilidad de la cubierta seminal. Aunque resulta difícil utilizar a esos organismos como un
tratamiento previo y controlado de las semillas, en algunos casos se han obtenido resultados
satisfactorios.

Las semillas de Acacia senegal y Ceratonia siliqua a las que se ha hecho pasar por el tracto
digestivo de una cabra germinan enseguida cuando se colocan en condiciones favorables, y ello se
debe a la acción de los fuertes jugos gástricos del animal. En estas especies funciona bien el
procedimiento que consiste en dar las vainas como alimento a cabras estabuladas y recoger después
las semillas de sus excrementos (Goor y Barney 1976). Se afirma que en el caso de algunas
especies, como Gmelina arborea, el animal regurgita las semillas después de rumiarlas parcialmente
(Greaves 1981). Troup (1921) afirma que las ovejas y cabras expulsan las semillas de Acacia
nilotica después de rumiarlas, mientras que en el caso del ganado bovino pasan por todo el tracto
digestivo. En ambos casos, la acción digestiva mejora la germinación.

Calor seco y fuego

La radiación solar no se utiliza por sí sola para promover la germinación, pero es un componente
importante del tratamiento que consiste en alternar remojado y secado y que se describe supra bajo
el epígrafe “Remojado en agua”.

En los trópicos que son estacionalmente húmedos y secos, el fuego es un poderoso factor natural
para eliminar la latencia de la cubierta. Un fuego fuerte mata las semillas, pero un fuego entre leve y
moderado, como los que se asocian con la combustión temprana controlada, reduce la
impermeabilidad de la cubierta y estimula la germinación. El fuego se ha utilizado en varios países
para estimular la germinación de Tectona (Laurie 1974). A veces se extienden los frutos en el suelo,
en una capa gruesa, y se cubren con hierba a la que se prende fuego, o también se pueden
chamuscar ligeramente los frutos con una pistola de llama. Ajustar el calor del fuego para conseguir
el máximo efecto en el pericarpo sin dañar el embrión de la semilla es una operación que requiere
experiencia. En Filipinas se utiliza un tratamiento parecido con Aleurites moluccana. Las nueces se
extienden de manera uniforme en el suelo y se cubren con una capa de hierba seca de  Imperata, de 3
cm de grosor, a la que se prende fuego. En cuanto el fuego quema la hierba, se ponen las semillas
en agua fría. Este rápido cambio de temperatura hace que las nueces se casquen y estén listas para la
siembra (Seeber y Agpaoa 1976). Otra posibilidad consiste en sembrar las nueces con el
espaciamiento adecuado y enterrándolas en el suelo sólo hasta la mitad de su diámetro. Por encima
se extiende una capa de hierba de Imperata y se prende fuego. Tras la combustión, se rocía con agua
el semillero, se presionan las nueces para enterrarlas en el suelo a unos 2 cm de profundidad y se
riega bien.
Tratamientos especiales para romper la latencia mecánica

La cubierta gruesa y dura, aunque permeable al agua, de la semilla que presenta latencia mecánica
impide el crecimiento del embrión aun cuando permita la libre imbibición de agua. Esta obstrucción
mecánica a la germinación puede eliminarse mediante un período de tratamiento con “calor
húmedo” cuya duración varía según la especie de que se trate. Gordon y Rowe (1982) recomiendan
para las especies de la zona templada el tratamiento siguiente:

1. Remojar las semillas en agua fría, a 3–5°C aproximadamente, y a razón de varias partes de
agua por cada parte de semillas, durante 48 horas.

2. Escurrir y mezclar las semillas con un medio humedecido que retenga el agua, como arena,
mezcla de arena y turba o vermiculita, a razón de entre dos y cuatro partes de ese medio por
cada parte de semillas.

3. Almacenar a una temperatura templada. Para muchas especies está indicada una
temperatura constante de 20–25°C, o la alternancia de 20 y 30°C.

4. Abrir los recipientes una vez a la semana, remover las semillas y, si éstas muestran en la
superficie signos de sequedad, volver a humedecerlas rociándolas con agua.

Este tratamiento con “calor húmedo” puede acortarse en algunas especies aplicando previamente un
tratamiento con ácido sulfúrico. Esta operación requiere más cuidado y experiencia que la
utilización de ácido para romper la latencia física. Las semillas o frutos deben secarse
perfectamente antes de iniciar el tratamiento, y el proceso debe limitarse únicamente a la digestión
parcial de las capas externas, dejando que las capas internas se debiliten después por la acción del
calor húmedo del tratamiento (Gordon y Rowe 1982). En la mayoría de los casos es preferible
adoptar como único método la aplicación de calor húmedo, que aunque más lento es también más
seguro. La duración del tratamiento oscila entre dos semanas en algunas especies de Prunus y 16
semanas en algunas especies de Crataegus.

Vigor de las semillas


El vigor de las semillas ha sido definido como la sumatoria total de aquellas propiedades de
las semillas que determinan el nivel de actividad y el comportamiento de las semillas o de un lote
de semillas durante la germinación y emergencia de las plántulas.
El vigor de las semillas es el conjunto de propiedades que determinan la actividad y desempeño en
el crecimiento favorable de lotes de semillas.
La International Seed Testing Association (ISTA) menciona que el vigor de las semillas determina
el desempeño de una germinación aceptable en un amplio rango de ambientes. El vigor no es una
propiedad individual ya que describe varias características asociadas con los siguientes aspectos:

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