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Guerrilla
La guerrilla colombiana conoce bien el negocio del oro ilegal
porque lleva años haciendo lo mismo en su país. Por eso se
presume que el metal podría estar siendo utilizado para lavar
ganancias provenientes de la venta de estupefacientes y armas,
lo que lo convertiría en un elemento que financia el terrorismo.
Tras la disolución de las FARC-EP, el ELN emergió como el
grupo guerrillero dominante en la frontera colombo-venezolana
y consolidó su poder dentro del país.
Se conoce bien su actividad en las zonas mineras de los
parques nacionales Caura (Bolívar) y Yapacana (Amazonas), e
incluso en los yacimientos de El Callao en donde trabajan con
la protección de los militares.
También se ha confirmado que controlan los flujos de gasolina,
comida y otros productos en las poblaciones aledañas a los ríos
Autana, Cuao, Guayapo y Sipapo, en Amazonas.
Tienen además un fuerte presencia en Apure y una base en
Falcón que les da acceso a las islas ABC (Aruba, Bonaire y
Curazao), a donde se ha comprobado el tráfico del oro.
Las disidencias de las FARC también están en el negocio del
oro.
Se encuentran en áreas mineras de Amazonas, Bolívar y Apure
bajo las órdenes de comandantes como “Gentil Duarte,” “Iván
Mordisco” y “Leonardo Posada”.
Mientras, los miembros del “Frente 16” y el “Frente Acacio
Medina”, cuyo líder es “Jhon 40”, están a cargo de una empresa
criminal con múltiples actividades como la minería ilegal, la
extorsión y el tráfico de drogas que desarrollan tanto en
Atabapo (Amazonas) como en Zulia y Táchira.
En este último, dominan los pasos fronterizos ilegales por donde
sale el metal dorado.
Carteles mexicanos
El informe asegura que los carteles mexicanos de Sinaloa y
Jalisco Nueva Generación están involucrados en el tráfico del
oro venezolano, pues se sabe que llevan varios años en
Colombia y que se aprovechan de estas rutas y sus buenas
relaciones con jefes de las disidencias de las FARC para sacar el
metal del país.
GAOS
Aunque su participación en el tráfico del oro es mucho menor
que la de los grupos guerrilleros colombianos, los “grupos
armados organizados” (GAOS) están en el negocio.
El Clan del Golfo (también conocido como Los Urabeños), que
opera en zonas mineras lejos de la frontera con Venezuela, se
alió en los últimos años con el ELN para controlar las trochas o
pasos fronterizos ilegales por donde también pasa el oro.
Estas agrupaciones son consideradas como la “tercera
generación” de los carteles colombianos de narcotráfico y
trabajan enlazados con los carteles mexicanos.