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$ 1 principio de supremacía constitucional

A C7&fecedenfos
-.,./ his tbricos

E n su sentido actual, la supremacía constitucional se origin6


con el ya enunciado Articulo Seis, pArrafo segundo, de la
Constitucibn de Ios Estados Unidos de América, y se ratificó en
virtud del caso Marbuy vs.Madison, resuelto por la Suprema Corte
de aquel país en 1803. Sin embargo, la idea de una norma superior,
no susceptible de ser contradicha por otra, ha existido desde Ia
antigüiedad; por ejemplo, Cicerón sostenía que la nata lex deri-
vaba de la naturaleza de las cosas y no debía ser contrariada por
la scripta lex. En Grecia existió la graphé parunornón, acusación
criminal contra ciudadanos que hubieran aprobado una ley contra-
ria a las normas constitucionales. Los atenienses distinguieron
entre nomos (leyes constitucionales modificables mediante proce-
dimiento especial) y pséjma (decretos y leyes secundarias). Los
Jueces no debían resolver segtin los psefzmata si contrariaban a
los nornoi.

En la Edad Media se sostuvo que el derecho natural era


superior al positivo. En 1283, los hidalgos aragoneses impusieron
301
Serie GrairdeG tenrac dcl ronsliturionalismo mprrcano

al rey el privilegium generale auagarum, fuero que fue la Ley


Suprema, por lo que todos los actos de las autoridades aragonesas
debían lespetarlo. En los siglos XVIl y XVIII, los juristas de la
escuela del derecho natural distinguieron entre leyes funda-
mentales y ordinarias. En Francia se generó la doctrina heureuse
impuissanct, relativa a la impotencia del rey para vioIar las leyes
constitucionales del reino.61Por otra parte, en Inglaterra se
aceptaba que sus leyes eran superiores a las constituciones
de las colonias asentadasen América, cuestión que tom6 en cuenta
e1 Constituyente de Filadelfia de 1787.62

De la ejecutoria Marbuy vs. Madiso~ise desprende que la


constitucibn es la ley superior del orden jurídica; todo acto legis-
lativo contrario a ella es inexistente: los tribunales deben negarse
a aplicar la ley que pugne con la norma fundamental; si el tribu-
nal aplica una norma contraria a la constitucibn, se quiebra el
fundamento de las constituciones escritas.

El Artículo Seis, párrafo segundo, de la Constitucidn esta-


dounidense indica:

Esta constitucibn, y Ias leyes de los Estados Unidos que


se expidan con arreglo a ella, y todos los tratados ceIebra-

CARPIZO, Jorge, op. cit., pp. 2-3 y 47.


ARELLANO GARcIA, Carlos, El juicio de amparo, 7a. ed., Mbxico, PorrCia, 2001, pp.
362-362; CARPIZO, Jorge, La Constitución inexicnnii de I917,9a. ed., Mkxico, PorrSia,
1995, p. 258; ETO CRUZ, Gerardo, "John Marshall y la sentencia Marbury v s .
Madison", en FERRER MAC-GREGOR, Eduardo (coord.), Derecho procesal
constiiuci3nal, t. 1, 4n. ed., Mbxico, Porrúa/Colegio de Secretarios de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, A. C., 2003,p. 79;FtX-ZAMUDIO, H+ctor y Salvador
Valencia Carmona, op cit., p. 68; KELSEN, Hans, op. c i f , ,pp. 201-202 y 206; GARC~A
DE ENTERRÍA, Eduardo, Lio Constiiuciiín como norma y d Tribunal Constitucional, 3a.
ed., Madrid, Civitas, 1994,p. 54; OSORNIO CORRES, Francisco Javier y Ma. de
Lourdes Martinez Peña, voz "supremacía de la Constitución", en VV.AA., N m o
diccio?~ariajurídico niexicano, t . IV, Mbxico, PorrÚajUNAM, 2001, pp. 3600-3602;
T A M AYO Y SALMORAN, Rolando, op. cit., pp. 251 -256 y 266-277; TENA RAM~REZ,
Felipe, op. cit., p. 1 2 .
La supremacía conetItuclona1 131

dos o que se celebren bajo la autoridad de los Estados


Unidos, serán la suprema ley del país y los jueces de cada
Estado estarhn obligados a observarlos, a pesar de cual-
quier cosa en contrario que se encuentre en la constitucibn
o las leyes de cualquier Estado.63

Elaborar este texto respondió a que el sistema de gobierno


estadounidense fuera federal y a que su constitución fuera rígida
y escrita. Así se justific6 que la Ley Fundamental debiera pre-
valecer sobre 10s tratados internacionales y las leyes ordinarias,
y que las leyes ordinarias se encontraran subordinadas a la
constitución. A partir de entonces, los Jueces estadounidenses
se dedicaron a proteger la supremacía constitucional, labor que
hasta hoy ha caracterizado el proceder de todos los juzgadores
de la Unión Americana, sin importar su jerarquía.

En 1792, una ley aprobada por el Congreso ordenó a los


Tribunales de Circuito que conocieran de ciertas demandas rela-
tivas al pago de pensiones de inválidos, bajo Ia supervisión del
Secretario de Guerra y del propio Congreso. La primera de esas
demandas llegó al conocimiento del Tribunal de Circuito del
Distrito de Nueva York e1 5 de abril del año indicado. Tras aducir
que "ni la rama legislativa ni la ejecutiva podían asignar a la
rama judicial otros poderes que los propiamente judiciales", aquel
tribunal se negó a aceptar la jurisdicción, tambien por el hecho
de que su sentencia seria revisada por entidades no judiciales
-el Secretario de Guerra y el Congreso -, lo que resultaba ina-
ceptable. Más tarde, el Tribunal de Circuito de PennsyIvania
tampoco aplicó la ley, en vista de que la constitución es la "Ley
Suprema" que "todos los funcionarios judiciales de Estados
Unidos están obligados a mantener por j ~ r a m e n t o " Antes
.~~

63
Base de Datos Políticos de las Americas, en www.georgetown.edu/pdba.
64
VPace el articulo 60., pirrafo tercero, de la Constitución estadounidense.
32)Serie Grandes irmas del constrlucionalismo rnwcano

de que una de esas demandas llegara al Tribunal de Circuito de


Carolina del Norte, dicho brgano tampoco aplicó la ley por con-
sider arla inconstitucional. Aunque el A t torney General -Procu-
rador General - intento que la Suprema Corte de Justicia
declarara la vaIidez de la Iey, e1 Congreso atendió a las opinio-
nes de los Tribunales de Circuito y la derog6.

La ratificación judicial de la supremacía de la constitución


quedó consoIidada en 1803, cuando la Suprema Corte de Justicia
resolvib el caso Marbury vs. Madis0n,6~ el cual se presentó bajo
las siguientes circunstancias: John Adams, miembro de1 Partido
Federalista, ganb la eleccidn presidencial de 1796, contra la oposi-
ci6n del Partido Republicano, liderado por Thomas Jefferson,
quien sucedería a Adams en la presidencia en 1800. Antes de que
Jefferson tomara posesi6n1 en 1801, los federalistas intentaron
colocar a sus partidarios en posiciones estratégicas de1 gobierno.
En enero de 1801, Adams nombrb a John MarshalI -quien fun-
giera como su Secretario de Estado - Chiej Justice de la Corte
Suprema. Mas aún, el Congreso dictd una ley que permitió a Adams
nombrar a 42 Jueces de paz para el Distrito de Columbia. Todos
los designados fueron federalistas, pero algunos no recibieron
su nombramiento porque Adams no pudo firmarlo sino hasta la
medianoche del 3 de marzo de 1801.Todavía no se entregaban
muchos de los nombramientos cuando Jefferson tom6 posesibn;
entonces, el nuevo Secretario de Estado, James Madison, recibib
órdenes de Jeffersonde no entregarlos.

Uno de los "designados de medianoche" que se quedaron


sin nombramiento fue William Marbury, quien promoví6 un wrif

65 JOHNSON, Herbert A., voz "Marbury vs. Madison",enUALL, Kermit L. (ed.), The
Oxford companion to the Supreme Court of flie United States, New York, Oxford
University Press, 1992, pp. 521-523.
LB supremacla constitucional
L
33

of mandawiuse6 ante la Suprema Corte de Justicia, para que esta


ordenara a Madison entregar los nombramientos faltantes.
En su peticibn, Marbury invocb la Judiciary Act de 1789,67que
permitia la expedición de los nombramientos en casos como el
que se había presentado, y daba competencia a la Corte para
dirimir un conflicto de esa naturaleza.

Marshall redactd la sentencia. En lugar de ordenar a Ma-


dison que entregara los nombramientos, indic6 que la judiciarg,
Act era inconstitucional, pues la Ley Fundamental no daba a la
Corte competencia en Única instancia en un caso como aquel:
" .. .la autoridad dada a la Corte Suprema por la ley que establecid
los tribunales de Estados Unidos, para expedir brdenes a los
agentes de autoridad, parece no otorgada por la constitución y
se hace necesario analizar si una jurisdiccibn asi otorgada pue-
de ser ejercitada.''@ La sentencia reconoció el nombramiento de
Marbury y su derecho a recibirlo, así como el hecho de que entre-
garlo no era una facultad discrecional ni del presidente ni del
Secretario de Estado; pero, por otra parte, indicaba que la Corte
era s61o una instancia de apelacibn, sin jurisdiccibn originaria
para conocer del caso, de ahí que la Judiciary Act, al considerar
posible que la Corte diera órdenes a ciertos funcionarios, era in-
constitucional y el propio Alto Tribunal debía declararla
inaplicable.

-
...O la constitución señaló Marshall- es una ley supre-
ma que no puede ser modificada por medios ordinarios, o

66 Orden de la Suprema Corte dirigida a un funcionario, uria corporación o un tribunal


inferior, para que lleve a cabo un deber no discrecional y previsto por la ley.
JOHNSON, Herbert A., voz "writof mandamus",en HALL, Kermit L. (ed.),op. cit.,
p. 519.
6' HOLT, Wythe, voz "JudiciaryAct of 1789",idem, pp. 472-474.
Fallos históricos de Ia Suprema Corte de Estados Unidos de Arnéricn, seleccibn, traduccibn
y prblogo de Guillermo Guzman Orozco, Mbxico, Suprema Corte de Justicia de la
Nacibn, 2000, p. 83.
4 Serie Grandes temns del constitucionalismo mexitano

está al mismo nivel que las leyes ordinarias y, como cuaI-


quier otra ley, se puede cambiar cuando le parezca a la
legislatura. Si el primer termino de la alternativa es cierto,
entonces un acto legislativo, contrario a la constituci6n,
no es ley. Si el segundo término es cierto, entonces las
constituciones escritas son intentos absurdos del pueblo
para limitar un poder que, por naturaleza, no es limitable.69

Con independencia de este fallo y del texto del articuIo 40.,


parrafo segundo, de la Constituci6n, en 1868 se reafirm6 el
principio de Ia supremacia constitucional, gracias a Ia enmienda
XIV, primer párrafo, que previ6 los principios del due process of
law (debido proceso legal) y rule of reasonableness (regla de justicia)
en los siguientes tbrminos:

Todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados


Unidos y sometidas a su jurisdicci6n son ciudadanos de
los Estados Unidos y de los Estados en que residen. Ningiin
Estado podrA dictar ni dar efecto a cualquier ley que limite
los priviIegios o inmunidades de los ciudadanos de los Es-
tados Unidos; tampoco podr5 Estado alguno privar a
cualquier persona de la vida, la libertad o la propiedad sin
el debido proceso legal; ni negar a cualquier persona que
se encuentre dentro de sus limites jurisdiccionales la pro-
teccidn de las leyes, iguaI para todos.

El Artículo Seis, parrafo segundo, de la Constitucibn estado-


unidense influyó en el constitucionalismo mexicano. Todas las
constituciones que han estado vigentes en este país han aco-
gido, con mayor o menor claridad, el principio de la supremacia
constitucional. Ha sido previsto en el artículo 237 de Ia Cons-
titución de Apatzingán (1814); en el Reglamento Provisional
Político del Imperio Mexicano (1822); en e1 articulo 27 de1 Acta
La supremacta conetitucional 135

Constitutivay de Reformas (1824);en el 161, fraccibn 111, de la Cons-


titución Federal de 1824, y en el 126 de la de 1857.70Este ultimo
precepto era casi identico al señalado en la constituci6n estado-
unidense. Más tarde, en el Congreso Constituyente de 1916-1917,
el principio se incluyb en el artículo 133, aprobado por votacibn
unanime de 154 diputados.'l El artículo decía originalmente:

Esta constitución, las leyes del Congreso de la Unión que


emanen de ella, y todos los tratados hechos y que se hicieren
por el presidente de la República, con aprobaci6n de1 Con-
greso, serhn Ia ley suprema de toda la Uni6n. Los jueces
de cada Estado se arreglardn a dicha constitucibn, Leyes y
Tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pue-
da haber en las constituciones o leyes de los Estados.'*

En 1934, la frase "hechos y que se hicieren", relativa a Ios


tratados internacionales, se cambió por "celebrados y que se
celebren", y se aclaró que tales tratados deben ser ratificados por
el Senado, no por el Congreso.

La terminante redaccibn del artículo significa que en el


sistema jurídico mexicano hay una supremacía de la constitucibn
por encima de leyes federales y tratados, así como de la consti-
tución y las leyes de Ias entidades federativas. AdernAs, existen
diversas instituciones procesales y procedimentales q u e
resguardan el orden constitucional. Respecto de las leyes fe-
derales, la supremacía de la constitucibn deriva de la expresibn
"las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella". Esto sig-
nifica que tales leyes deben apegarse aI texto constitucional.

SÁNCHEZ BRINCAS, Enrique, op. cit., pp. 42-43.


G ~ M E Z - R O B L E D OVERDUZCO, Alonso, "Comentario al articulo 133 de la
71

Constitucibn Política de los Estados Unidos Mexicanos", en VV.AA., Constituci6n


Política de los Estados Unidos Mexicanos, Comentadn y concordada, t. V, 17a. ed., Mbxico,
PorrÚajUNAM, 2003, p. 133.
~ Corte de Justicia. Sus lcyes y sus hombres, Mbxico, Suprema Corte de Justicia
7 VSuprerna
de la Nación, 1985, p. 315.
L a Real Academia Española sostiene que la palabra supremacía
significa "grado supremo en cualquier línea", así como
"preeminencia, superioridad jerárq~ica".'~ Con base en estas
acepciones, así como en el desarrollo de Ia doctrina y la jurispru-
dencia, puede afirmarse que la supremacía constitucional se traduce
en la cualidad que tiene la constitución de ser la norma quefunda y da
validez a la totalidad del ordenamienfojurídico de un país deferminado.

A partir de que la IegisIacibn secundaria deriva de las pro-


pias disposiciones de la constitución, se entiende que ésta funda
-fundamenta- el orden jurídico creado; del mismo modo, toda
Iey es válida mientras no controvierta el texto constitucional del
que proviene. Pero la supremacía de la constitución no responde
exclusivamente a que de ella derive el resto de la normativa juri-
dica. La importancia de este principio se refuerza porque expresa

73 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA,voz "supremacía",op. cit., p. 2112.

1371
38)5erie Grondes Irmas dcl conrtitucionali~momexicano

la soberanía de una nacidn, organiza a los poderes del Estado y


restringe la actividad de las autoridades, con tal que las libertades
públicas no sean arbitrariamente restringidas por los depositarios
del poder ptibIico. Esto ultimo conIleva la existencia de Ia segu-
ridad jurz'dica. Al respecto, el Pleno de Ia Suprema Corte de Justicia
de la Nacibn ha considerado:

La supremacía constitucional se configura como un prin-


cipio consustancial del sistema jurfdico-político mexicano,
que descansa en la expxesidn primaria de la soberanfa en
Ia expedici6n de la constitucibn, y que por el10 coloca a
6sta por encima de todas las Ieyes y de todas las autori-
dades, de ahí que las actuaciones de &as deben (sic) ajus-
tarse estrictamente a las disposiciones de aquklla. En este
sentido, mas que una facultad, la suprernaciaconstitucional
impone a toda autoridad el deber de ajustar a los preceptos
fundamentales, los actos desplegados en ejercicio de sus
atribuciones. (. ..)74

Asimismo, la jurisprudencia de la Corte ha estimado que


la teoría de la suprernacia constitucional se integra por los si-
guientes factores? a) se exige la declaracidn expresa de ella en un
precepto de Ia constitución; b) la Ley Fundamenta1 de un Esta-
do debe ser expedida por el Poder Constituyente del pueblo; c) su
revisi611 y reforma debe realizarlas un 6rgano especial, con la
observancia de un procedimiento peculiar, diverso de1 previsto
para las leyes ordinarias, y d ) su respeto o reparaci611,en caso de
infracción a sus normas, debe realizarse mediante medios espe-
ciales, como el juicio de amparo, entre otros.

74 Tesis P./].73/99, Seinanario Judicial de la Federación y su Gnceta, Novena Época, t. X,


agosto de 1999,p. 18.
Informe de 1970, Septima Época, Parte 111, p. 36.
C.d p i i c a c i o n e r del principio

L os tribunales del Poder Judicialde la Federacibn han resuelto


que del principio de supremacía constitucional se despren-
den diversas implicaciones. En primer lugar, al ser la consti-
tución la Ley Suprema de la nación, su contenido no puede
desvirtuarse por ningún otro ordenamiento legal, pues se
sobrepone a Ias Ieyes comunes federales y locales;76es decir, tales
ordenamientos guardan una subordinaci6n natural respecto de
la c o n s t i t ~ c i 6 n . ~ ~

Igualmente, los Estados deben sujetarse a los mandamien-


tos de la constitución, considerada constitutiva del sistema fede-
ral, aun cuando sean libres y soberanos en cuanto a su regimen
interior; por tanto, siempre que una Iey local contraríe los pre-
ceptos constitucionales, éstos deben prevalecer, incluso en el su-

76 Semanario Judicial de Ia Federación, Sexta Bpoca, vol. XLIV, Primera Parte, p. 28.
77 Idern, Octava Época, t. 1, Segunda Parte, enero a junio de 1998,p. 394.
40(Serie Grandes iimaa del cunítilaicionalism~melirairo

puesto de que Ia legislacidn expedida por la Legislatura local se


adecue a su propia constituci6n y emane de autoridad compe-
tente?%y a que dichos Estados deben permanecer en uni6n con
la Federacidn, segfinlas principios de la propia Ley Fundamental.

Por otra parte, toda institución o dependencia, asl como


todo individuo, deben someterse a las disposicionesconstituciona-
les, respetando sus garantias y postulados, sin que ninguna perso-
na -física o moraI, publica o privada - pueda de~conocerlas.~~

Adernhs, todas las normas secundarias, en cuanto no estén


en franca contradiccibn con la constitucibn, deben interpre-
tarse de manera tal que no se le opongan;80es decir, deben recha-
zarse categóricamente interpretacionesjurídicas opuestas al texto
y sentido de la Ley Suprema.*l

Por ultimo, en virtud de su jerarquía, la constitución unica-


mente puede modificarse o adicionarse con base en los lineamien-
tos que para tal efecto se indican en y por conducto de un
6rgano especialmente ~alificado.~"

7 V d e e m , SPptima Bpoca, vol. 40, Primera Parte, p. 45.


79 G n c e t ~del Semanatio Judicial de la Federación, Octava Época, No. 86, febrero de 2995,
p. 19.
Semnnario Iudicial de Ia Federación, Octava Época, t . VII, febrero de 2991, p. 53.
Semanario judicisl de la Federación y su ~ a c e t a Novena
, !&oca, t. XLI, octubre de 2000,
p. 30.
Articulo 135 de la CoristituciSn Federal.
83 Semannrio Judicial de la Ecdeínción, Septirna Epoca, vol. 39, Primera Parte, p. 22.
IIIsupremacia constitucional en México

A CS&ícUIDs constitucionales relntivar

E 1 principio de supremacía constitucional se desprende de


los artículos 15,40,41, primer párrafo, 128 y 133 de la Cons-
titucibn FederaLs4 que respectivamente disponen:

Art. 15. -No se autoriza la celebracibn de tratados para la


extradicibn de reos politicos, ni para la de aquelIos delin-
cuentes del orden comdn que hayan tenido en el país donde
cometieron el delito, la condicibn de esclavos; ni de conve-
nios o tratados en virtud de los que se aIteren Ias garantías
y derechos establecidos por esta constituci6n para el hom-
bre y el ciudadano.

Art. 40. -Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en


una República representativa, democrática, federal, com-

BURGOA, Ignacio,op. cit., p. 363; ARTEAGA NAVA, Elisur, op. cit., p. 3; SANCHEZ
BRINCAS, Enrique, o p . cit., p. 2; FIX-ZAMUDIO, Héctor y Salvador Valencia
Carmona, o p cit., p. 68.
4?)Serie Grande* tenras del constitar~ionalismlimex~ciliro

puesta de Estados libres y soberanos en todo lo concer-


niente a su régimen interior; pero unidos en una federacihn
establecida según los principios de esta ley fundamental.

Art. 41.-E1 pueblo ejerce su soberania por medio de los


Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de
éstos, y por Ios de los Estados, en Jo que toca a sus regfme-
nes interiores, en los términos respectivamente establecidos
por la presente constitución federal y las particulares de
los Estados, las que en ningdn caso podrdn contravenir las
estipulaciones del Pacto Federal.

Art. 128.- Todo fuiicionario público, sin excepcibn alguna,


antes de tomar posesión de su encargo, prestará la protesta
de guardar la constitución y las leyes que de ella emanen.

Art. 133.-Esta constitucibn, Ias leyes del Congreso de la


Unión que emanen de ella y todas Ios Tratados que estén
de acuerdo con la niisma, celebrados y que se celebren por
el Presidente de la Repiíblica, con aprobacibn del Senado,
ser6n Ia Ley Suprema d e toda la Uni6n. Los jueces de cada
Estado se arreglarBn a dicha constitucidn, leyes y tratados,
a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber
en las constituciones o leyes de los Estados.

El principio en comento se establece expresamente en el


artículo 133; sin embargo, la hegemonía de la constitucidn sobre
los convenios y tratados internacionales se manifiesta en el diver-
so 15. A su vez, los artículos 40 y 41 disponen, respectivamente,
que la forma de Estado y la de gobierno se adecuen a los
principios de la ley fundamental, y que las constituciones loca-
les no contravengan las estipulacionesde la federal. Por lo demás,
el artfculo 128 exige que todo funcionario piiblico, sin excepcidn
alguna, proteste guardar la constitucidn y las leyes que de ella
emanen antes de tomar posesibn de su cargo.
doctrinarias y
este principio

L os artículos transcritos suponen que la Conctituci6n Federal


ocupa la cúspide del orden jurídico nacional; origina a los
poderes constituidos y ninguna ley debe contrariar1anB5

En cuanto a los tratados internacionales, el articulo 133


constitucional significa que aquéllos no deben contravenir lo dis-
puesto en la constitucibn, y que el amparo puede solicitarse por
un gobernado contra un tratado internacionaI que vulnere garan-
tías individuales o afecte la distribuci6n competencia1 entre
Federaci6n y Estados. En este sentido, t a m b i h la acción de
inconstitucionalidad puede ser procedente para impugnar la
posible contradiccibn entre un tratado y la Constitucibn Federal.

La supremacla constitucional también se produce respecto


de las constituciones o leyes de los Estados, por disponerlo asi

CARPIZO, Jorge,La Constitución Mexicana de 1917, op. cit., p. 258.

m
4 Serie Grarides temiic del constitucioisalisnro rncwicano

la parte final del propio artículo 133, que asimismo faculta a los
Jueces de los Estados para coadyuvar al control de la supremacía
constitucional, al preferir las disposiciones federales a las cons-
titucionaIes y legales de las entidades f e d e r a t i v a ~ . ~ ~

La dogmática constitucional sostiene que esta supremacia,


asi como sus efectos y consecuencias, se deben en principio al
contenido de las disposiciones constitucionales; esto es, la cons-
titucibn goza de "supremaciamaterial",que la dogmiitica consti-
tucional ha defendido con base en diversos dogmas del
constitucionalismo. Así, la jurisprudencia dogmatica constitu-
cional ve la supremacía de la constitución en su contenido o en
su objeto, y sostiene que dicha supremacía no se debe a una carac-
terística jurídico-formal, sino que es consecuencia del simple hecho
de que la consfifucion es s u p e r i o ~ La
. supremacía resulta de una
caracterizacion jurídico-formal, toda vez que la constitucidn orga-
niza el régimen competencia1 de los poderes púbIicos. En un
régimen constitucional, los órganos constituidos no tienen
ningfin derecho propio a ejercer sus funciones, sino una compe-
tencia derivada de la constitucibn. El sistema de reglas de com-
petencia es distintivo del Estado de derecho. Si la constitución
determina la competencia de los brganos, entonces es necesaria-
mente "superior"a las disposiciones y mandatos de éstos.87

Sobre el tema, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justi-


cia ha emitido el siguiente criterio:

SUPREMAC~ACONSTITUCIONAL Y ORDEN JERAR-


QUICO NORMATIVO, PRINCIPIOS DE. INTERPRE-
T A C I ~ NDEL ART~CULO133 CONSTITUCIONAL QUE
LOS CONTIENE. En e1 mencionado precepto constitu-

8b ARELLANO GARC~A,Carlos, op. cit., pp. 361-362.


TAMAYO Y SALMORAN, Rolando, o p . cit., pp. 251-256, 266-277.
L
La supremacia conatiiucional 45

cional no se consagra garantía individual alguna, sino que


se establecen los principios de supremacía constitucional
y jerarquía normativa, por los cuales la constitución fede-
ral y las leyes que de ella emanen, asi como los tratados
celebrados con potencias extranjeras, hechos por el presi-
dente de la Reptiblica con aprobación del Senado, cons-
tituyen Ia Ley Suprema de toda la Unibn, debiendo los
Jueces de cada Estado arreglarse a dichos ordenamien-
tos, a pesar de las disposiciones en contrario que pudiera
haber en las constituciones o en las leyes locales, pues
independientemente de que conforme a lo dispuesto en e1
artículo 40 de la Conctitucibn Política de 10s Estados Unidos
Mexicanos, 10s Estados que constituyen la RepúbIica son
libres y soberanos, dicha libertad y soberanía se refiere a
10s asuntos concernientes a su regimen interno, en tanto
no se vulnere el Pacto Federal, porque deben permanecer
en uni6n con la Federaci6n según los principios de la Ley
Fundamental, por lo que deberhn sujetar su gobierno, en
el ejercicio de sus funciones, a los mandatos de la Carta
Magna, de manera que si las leyes expedidas por las Legis-
laturas de los Estados resultan contrarias a los precep-
tos constitucionales, deben predominar las disposiciones
del C6digo Supremo y no Ias de esas leyes ordinarias, aun
cuando procedan de acuerdo con la constitucibn local
correspondiente, pero sin que ello entrañe a favor de las
autoridades que ejercen funciones materialmente jurisdic-
cionales, facultades de control constitucional que les permi-
tan desconocer las Ieyec emanadas del Congreso Local
correspondiente, pues el articulo 133 constitucional debe
ser interpretado a la luz del regimen previsto por la propia
Carta Magna para ese efecto."

La desaparecida Sala Auxiliar de la Corte se pronunció


sobre Ia naturaleza de este principio, y sostuvo que se trata de un

BB Tesis l a . / J . 80/2004, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t.


XX, octubre de 2004, p. 264.

PtlBLIOTECA DE LA
m CORTE DE NSTICIA DE M HAU11
-) Serie Grandes tenras del con.titucionalismo mexicano

derecho fundamental del hombre, en cuya virtud la constitucidn


se reconoce como norma de normas y se coloca sobre cualquier
acto -legislativo, administrativo o jurisdiccional- que vulnere
su contenido.89

Informe de 1970, Séptima Época, Parte 111, p. 36.


de las normas en el
ordenamiento mexicano

E 1 articulo 133, en relacibn con los diversos 16,103 y 124, todos


de la Constitución de nuestro país, estatuye la jerarquía
normativa dentro del sistema jurídico m e x i c a n ~que
, ~ en primer
lugar presenta a la constituci6n federal, seguida por las leyes
constitu~ionales~~ y Ios tratados internacionales y, finalmente,
por las leyes federales y las locales.92Con todo, el artículo 133 se
ha considerado poco claro, sobre todo en cuanto a que debe enten-
derse por "leyesdel Congreso de la Unión que emanen de ella".
Independientemente de que se considere que dichas leyes son
las reglamentarias o las que estén de acuerdo con la constitu-
cihn, lo cierto es que fodas las leyes derivan de ella.93

90 Cfr. COSS~O,Jusé Ramdn, Dogmática constitucional y régimen nu tnritnrio, MÉxico,


Fontamara, 1998, pp. 32-41.
9' "Las leyes conctitucionalcs son aquellas que afectan la unidad de1 estado federal, es
decir, su ámbito de aplicación es tanto federal como local; como ejemplo se puede
seflalar la Ley de Amparo."CARPIZO, Jorge, Estudios constitucionales, op. cit., p. 442.
y2 CARFIZO, Jorge, loc. cit. DE LA CUEVA, Mario, op. c i t . , pp. 117 y 129.
y3 GÓMEZPÉREZ, Mara, La protección internacional de Ios derechos ltumanos y Ia soberaniu
nacional, Breviarios Jurtdicos No. 8, MPxico, Porrúa, 2003, p. 49.
48)Serie Grandes temas del consfitucionalismo mexicano

La constitución estadounidense de 1787 abrió la posibi-


lidad de que los tratados internacionales integraran el orden
juridico interno de una nación. Tras la segunda posguerra creció
Ia importancia de esos tratados, gracias a la gIobalizaci6n de los
fenbmenos políticos y sociales. Esta circunstancia produjo que
la doctrina considere a la jurisdicción constitucional ftansnacional
como un aspecto derivado del derecho procesal constitucio-
nal. Han proliferado los tratados relativos a los derechos hu-
manos; a1 incorporarse al orden juridico interno, pueden ampliar
los derechos individuales y prever acciones que los Estados de-
ben ejecutar para proteger a ciertos grupos minoritarios.%

Las constituciones italiana, alemana, portuguesa y española,


entre otras, contienen disposiciones que obligan a interpretar
las libertades fundamentaIes - segun el derecho interno - con
arreglo a la normativa internacional." En México, el artículo 133
ctlnstitucional da a los tratados internacionales la categoría de
"LeySuprema de toda la Unibn". Sin embargo, la jerarquía de dichos
tratados en el ordenamiento mexicano motivb profundos debates.
La cuestión fue zanjada por la interpretacibn constitucional de la
Corte; al resolver el amparo en revisión 1475/ 98, el Pleno produjo
una tesis aislada con el rubro TRATADOS INTERNACIONALES.
SE UBICAN JERARQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS
LEYES FEDERALES Y EN UN SEGUNDO PLANO RESPECTO
DE LA CONSTITUCI~NFEDERAL, que dice:

Persistentemente en la doctrina se ha formulado la (sic)


interrogante respecto a la jerarquía de normas en nuestro
derecho. Existe unanimidad respecto de que la constitu-

94 BECERRA RAMÍREZ, Manuel, "M6xico y la Corte Interamericana de Derechos


Humanos", en VV.AA., Estudios en homenaje n don Manuel Gufiérrez de Velasco, Serie
Doctrina Jurídica No. 43, Mbxico, UNAM, 2000,p. 78.
95 FIX-ZAMUDIO, Héctor, Introducción pl derecho procesal constitucional, Colecribn Dere-
cho, Administracibn y Política, No. 1, Mbxico, Fundap, 2002,pp. 106-108.
La suprernacla constitucional

ci6n federal es la norma fundamental y que aunque en


principio la expresibn "...serán la Ley Suprema de toda la
Uni6n ..."parece indicar que no s61o la Carta Magna es la su-
prema, la objecidn es superada por el hecho de que las Ieyes
deben emanar de la constitución y ser aprobadas por un
brgano constituido, como lo es el Congreso de la Unibn y
de que los tratados deben estar de acuerdo con la Ley Fun-
damental, lo que claramente indica que s61o la constitución
es la Ley Suprema. El probIema respecto a Ia jerarquía de
las demás normas del sistema, ha encontrado en la juris-
prudencia y en la doctrina distintas soluciones, entre las
que destacan: supremacía del derecho federal frente al local
y misma jerarquía de los dos, en sus variantes lisa y ilana,
y con la existencia de "leyes constitucionales", y la de que
será ley suprema la que sea calificada de constitucional.
No obstante, esta Suprema Corte de Justicia considera que
los tratados internacionales se encuentran en un segundo
plano inmediatamente debajo de la Ley Fundamental y por
encima del derecho federal y e1 local. Esta interpretación
de1 artícuIo 133 constitucional, deriva de que estos compro-
misos internacionales son asumidos por el Estado mexicano
en su conjunto y comprometen a todas sus autoridades frente
a la comunidad internacional; por ello se explica que el
Constituyente haya facultado a1presidente de la República
a suscribir los tratados internacionales en su calidad de
jefe de Estado y, de la misma manera, el Senado interviene
como representante de la voluntad de las entidades federa-
tivas y, por medio de su ratificacibn, obliga a sus autori-
dades. Otro aspecto importante para considerar esta
jerarquía de los tratados, es la (sic) relativa (sic) a que en
esta materia no existe Iimitación competencia1 entre la
Federación y las entidades federativas, esto es, no se toma
en cuenta la competencia federal o local del contenido del
tratado, sino que por mandato expreso del propio articulo
133 el presidente de la República y el Senado pueden
obligar al Estado mexicano en cualquier materia, inde-
pendientemente de que para otros efectos esta sea compe-
tencia de Ias entidades federativas. Como consecuencia
9
Serie Grandes temas del constiturionalisrno m a r i r a n o

de lo anterior, la interpretación del articulo 133 lleva a con-


siderar en un tercer lugar al derecho federal y al lotal en
una misma jerarquía en virtud de lo dispuesto en el articulo
124 de la Ley FundamentaI, el cual ordena que "Lasfacul-
tades que no estan expresamente concedidas por esta
constituci6n a los funcionarios federales, se entienden
reservadas a los Estados.".No se pierde de vista que en su
anterior conformacibn, este Mgximo Tribunal había adop-
tado una posicibn diversa en la tesis P. C/92, publicada en
la Gaceta de1 Semanario Judicialde la Federacibn, Nfimero
60, correspondiente a diciembre de 1992, pagina 27, de
rubro: "LEYESFEDERALES Y TRATADOS INTERNACIQ-
NALES. TIENEN LA MISMA JERARQU~A NORMATI-
VA.";sin embargo, este Tribunal Pleno considera oportuno
abandonar tal criterio y asumir e1 que considera la jerarquia
superior de los tratados incluso frente al derecho federal.%

La jerarqula alcanzada por los tfatados internacionales ha


reforzado la creacidn jurisprudencia1 de cortes o tribunales supra-
nacionales que, en última instancia, interpretany aplican las dis-
posiciones d e ciertos convenios o tratados, y cuyas resoluciones
son vinculantes para los Estados que los hayan firmadaq7Los
tribunales mencionados realizan un control concentrado de un
instrumento internacional que, al haberse incorporado a uno o
varios derechos internos, ha obtenido un rango prácticamente
constitucional o, al menos, superior a la legislacibn ordinaria del
país sobre el que tenga vigencia.98

96 Tesis P. LXXVII/99, SemanarioJudicial de la Federación y su Gaceta, t. X, noviembre de


1999, p. 46. Vease tambibn CARPIZO, Jorge, Estudios constitucronales, op. cit., pp. 1-31.
97 FERRER MAC-GREGOR,Eduardo, Los tribunales constitucionnles en Iberoaméricn,
Coleccibn Derecho, Administracibn y Politica, No. 8, Mexico, Fundap, 2002, pp.
122-129.
9B Los tribunales coiistitucionales y la Suprema Corte de Jidcticia de la Nación, Mbxico,
Suprema Corte de Justiciade la Nacián, 2003,pp. 6 7 0 .
del principio de
supremacía constitucional

A. coHtmi de in ronrtitiicionniitind dr leyes


y actos de autoridad

E I control constitucional tiende a garantizar la supremacía


constituciona1 y a evitar que las autoridades actúen fuera de
los principios y Iineamientos previstos en Ia c o n s t i t u ~ i b n . ~ ~
Su objeto consiste en proteger los drdenes jurídicos, de modo
que por conducto de los medios previstos para ello debe estu-
diarse todo tipo de violaciones a Ia constitucibn federaI, base y
sustento de los sistemas jurídicos.100
Todos los actos de autoridad
deben sujetarse a este control para que nada impida la protec-
ci6n de Ia normativa nacional.101

Juntocon la forma de protección constitucional consolidada


en Estados Unidos a partir de la resolucidn de1 caso Marbury vs.
Madison, en Occidente se han generado otras vías para asegurar

99 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. X, septiembre de


1999,p. 703.
lW Idem, t. XI, junio de 2000, p. 339.
lo' Idem, t. XII, septiembre de 2000, p. 23.
52 Serie Grandes lpmas del constifurronnlismo rnuxicanii

la constitucionalidad de las leyes y los actos de autoridad. Aparte


del llamado control t'difuso" o "americano", existe el "concen-
trado" o "europeo", así como uno mixto, cuyo nombre responde a
que en él se conjuntan las características esenciales de los sistemas
señalados en primer lugar.

El sistema "americano"se llama así porque comenzó a prac-


ticarse en los Estados Unidos de América. En El federalisfa,
Harnilton defendió que los tribunales pudieran declarar nulos
los actos de la legislatura, bajo el argumento de que el poder del
pueblo, que se habia traducido en la formacibn de la constitu-
ción, prevalece sobre las actividades de los poderes Legislativo
y Judicial. Segfin Hamilton, la voluntad de los legisladores no
puede soslayar la del pueblo; es decir, una Iey que es contraria a
la constitucibn tambibn lo es a 1a voluntad popular. Por tanto,
como en Ia propia Ley Fundamental se habia establecido su
supremacía, los Jueces debían preferirla a cualquier otra ley, con
tal de respetar las aspiraciones populares. Estas consideraciones
fueron criticadas, en el sentido de que permitir que los Jueces anu-
laran 10s actos de los JegisIadores redundaba en una superioridad
jerárquica del Poder Judicial respecto del Legislativo, pero en
contra se reiteró que 10s jueces no podían predominar porque la
voluntad popular se encontraba por encima de los poderes.

Formalmente, el control difuso de Ia constitucionaIidad naci6


con el caso M a r b u y vs. Madison. John Marshall, presidente de
la Corte a la sazón, redactó Ia sentencia y dej6 en claro que el
deber del Juez estadounidense consistía en preferir la constitu-
ci6n a cualquier otra ley, dado que aquella, en tanto Ley Suprema,
controlaba todos los actos del Legislativo. Permitir la eficacia de
una ley inconforme con el texto del que debía haber provenido,
implicaba destruir el principio de la supremacía constitucional
y, en consecuencia, limitar las libertades civiIes. Así, al fallar un
La surremacla constitucional [53

caso concreto que involucraba una ley inconstitucional, los Jueces


debían abstenerse de aplicarla en favor de la constitucibn.

El control difuso se ha extendido casi por toda América.


Se caracteriza por dejar en manos de cualquier Juez,sin impor-
tar su fuero, Ia regularidad constitucional de las leyes. En otras
palabras, todo Juez puede -y debe -,ante un caso concreto sobre
cualquier materia, inaplicar una ley inconstitucional y fallar con
una sentencia con efectos infer partes. Se trata, pues, de un tipo
de control difuso, incidental, especial y declarativo. Difuso porque
la competencia para conocer de la constitucionalidad de una ley
o un acto de autoridad asiste a todos los jueces sin excepcibn.
En cuanto a su carácter incidental, se debe a que la cuesti6n de
constitucionaIidad se desprende de una controversia princi-
pal, que es la que de entrada ocupa al Juez. Por ultimo, es especial
porque los efectos de las sentencias alcanzan s61o a las partes, y
declarativo en tanto que se limita a clarificar una situacibn jurí-
dica controvertida.

Sobre los efectos relativos de las sentencias, en los sistemas


jurídicos del cummon law -tal como el estadounidense- la doc-
trina del sfare decisis - obligatoriedad del precedente - permite
que todos los tribunales queden vinculados por una declaracibn
de inconstitucionalidad hecha por un tribunal superior. En tal
virtud, aunque una declaracibn de inconstitucionalidad haya
tenido, en un primer momento, efectos infer partes, con el paso
del tiempo puede adquirir eficacia erga omnec al ser invocada en
otros asuntos similares. Sin embargo, ningún Juez está obligado
a observar un determinado precedente para fundar sus propios
razonamientos, de ahí que aquel pueda ser superado en cualquier
momento y comenzar a proyectar, a su vez, efectos pro futuro en
el tiempo y en el espacio.

La presencia de este sistema en América Latina se explica


por la influencia que tuvo la constitucibn estadounidense en los
4 Serie Gtandir temas del con=titucionaIiimomeximno

países que, poco a poco, lograron su independencia y buscaron


organizarse en Estados de derecho. No obstante, en varios terri-
torios americanos se ha tendido a adoptar el sistema concentrado
de control constitucional, o bien, un sistema mixto. Los ras-
gos del sistema concentrado son completamente opuestos a los
del difuso, incluso en lo relativo a su origen. El papel que debían
jugar los Jueces en la sociedad no derivb de constitución alguna,
sino de ideas filosdficas que detonaron dramaticos movimientos
sociales. El pensamiento de Rousseau y Montesquieu implicb el
estallido de la Revoluci6n Francesa, cuya persecución de la igual-
dad, la libertad y la fraternidad se bas6 en los intereses de la
voluntad de todo el pueblo. Como se aceptó la preeminencia del
órgano legislativo, único depositario de la voluntad generaI, se
estimb inaceptable que los Jueces se atrevieran a cuestionar las
leyes; a ellos les correspondía aplicarlas, no criticarlas.Para Mon-
tesquieu, un Juez no era sino "la boca que pronuncia las palabras
de la ley". Por lo demas, en la constitucibn francesa de 1799 se
encarg6 a un Cenado Conservador - sena t conservafeur - el con-
trol de Ia conctitucionalidad.

En 1920, en la constituci6n austriaca -proyectada por


Kelsen- se previ6 por primera vez la instalacibn de un Tribunal
Constitucional, dedicado a resolver en exclusiva -concentra-
damente- las cuestiones de inconstitucionalidad, de manera
principal y a través de sentencias con efectos erga omnes. Este
sistema tambien se conoce como "austriaco" por razones obvias.
No toma en cuenta a la jurisdiccidn ordinaria para la defensa
constitucional. Ésta compete a un solo órgano con integraci6n y
funciones muy especificas, y que, ademas, no forma parte de
alguno de los poderes. Ahora bien, en este sistema, a diferencia
del "americano", siexiste un contencioso constitucional. Mientras
que el control difuso se produce sin importar el tipo de conflicto
sometido al conocimiento de un juzgador, en el sistema concen-
trado el asunto debe ser del orden constitucional. Asimismo, es
La eupremacla constitucional 155

abstracfo porque los casos a resolver por el Tribunal Consti-


tucional no entrafían una controversiajurídica entre partes. El tri-
bunal se limita a declarar si una ley se adecua o no a los
postulados de la Ley Suprema, previo estudio de una cuesfión de
incons f i fucionalidad que s61o puede ser promovida por 6rganos
poIiticos.

Entonces, este sistema puede calificarse de concentrado,


principal, general y consfitutivo. Su naturaleza concentrada radica
en que sblo a un brgano le corresponde determinar si una ley
o un acto son o no constitucionales. Por otra parte, es principal
porque el punto a dirimir no se desprende de una controversia,
sino que es la controversia misma. En tercer término, la generalidad
responde al alcance de los fallos, que pueden generar la desa-
parición de una ley de1 orden normativo. Finalmente, se trata de
un control constitutivo porque da lugar a sentencias consti-
tutivas, que fijan una nueva situacibn de derecho.

Desde 1920 se han creado Tribunales Constitucionales tanto


en Europa como en Oriente y América Latina, donde han llegado
a asumir formas que no satisfacen la totalidad de las características
que presentan en otros paises, sobre todo europeos. Por ejemplo,
en Costa Rica existe una Sala de 10 Constitucional que integra la
-
Corte Suprema de justicia dentro del Poder Judicial-, pero
cuyas funciones son específicamente de control concentrado y
abstracto. Sobre todo en Latinoamérica se ha desarrollado un
modelo de control constitucional que participa de las caracte-
rísticas de los sistemas concentrado y difuso. El control mixto de
la constitucionalidad entraña la combinación de1 control abs-
tracto a cargo de un brgano supremo -una Corte Suprema o
Suprema Corte -, con la facultad de todos los Jueces de desaplicar
las leyes que estimen inconstitucionales al caso concreto. Así, al
tiempo que existe un drgano del Poder Judicial que desempeña
funciones de controI de tipo abstracto, e1 resto de los tribunales
56 Serie Grandes temas d ~ consiiiucionalismo
l marirano

tiene competencia para realizar un examen incidental y difuso,


que llega a conducirlos a inaplicar una ley determinada por estar
viciada de inconstitucionalidad. Este fendmeno se nota en países
como Colombia, Venezuela y México.

En el caso mexicano, la Suprema Corte de Justicia puede


realizar un control abstracto al resolver acciones de inconsti-
tucionalidad, y pronunciarse sobre la inconstitucionalidad de una
ley e inaplicarla a un caso concreto sometido a su consideracibn.
Concomitantemente, los tribunales y juzgados de amparo tie-
nen competencia para desaplicar leyes, pero no para analizar en
abstracto su posible inconstitucionalidad. Más todavía, el control
difuso no florece por motivos jurisprudenciales:

CONTROL DIFUSO DE LA CONSTITUCEONALIDAD DE


LAS LEYES. Del artículo 133 de la Carta Magna, se deriva
el principio de supremacia constitucional, según el cual
una norma secundaria contraria a la Iey suprema, no tiene
posibilidad de existencia dentro del orden jurídico. Asi-
mismo, se desprende de dicho numeral, el llamado control
difuso del Código Político que implica el que todo juzga-
dor, federal o local, tiene el indeclinable deber de preferir
la ley de Ieyes a cualquier otra aplicaci6n de normas
secundarias que la contraríen; es decir, toda vez que la
constituci6n es la ley suprema, ningtrn precepto puede con-
tradecirla y como a los juzgadores les corresponde inter-
pretar las leyes para decir el derecho, a la luz de ese numeral
cimero, &tos tienen el inexcusable deber de juzgar de
conformidad o inconformidad de la Iey secundaria con la
fundamental, para aplicar o no aquéila, según que al cbdigo
político le sea o no contraria. El control difuso de la cons-
titucionaIidad de las leyes, no ha sido aceptado por la
doctrina jurisprudencial. Los Tribunales de Amparo se han
orientado por sostener que, en nuestro regimen de derecho
debe estarse al sistema de competencias que nos rige, según
el cual s61o el Poder Judicialde Ia Federación puede hacer
La supremacla constitucional 157

declaraciones d e inconstitucionalidad y no tiene interven-


cibn alguna la justicia local en la defensa jurisdiccional de
la constituci6n aun en e1 caso del articulo 133 de la misma,
en relacibn con e1 128 del propio ordenamiento, que impone
a los juzgadores la obligaci6n de preferir a la Ley Suprema,
cuando la ley del estado o local la contraria, ya que, d e
acuerdo con los artículos 103 de la ley suprema y primero
de la Ley de Amparo, la constitucionalidad o inconstitu-
cionalidad de las leyes, es de la competencia exclusiva de
los Tribunales Federales de Amparo, y los tribunales locales
carecen en absoIuto de competencia para decidir contro-
versias suscitadas con ese motivo. Ahora bien, aun cuando
el Tribuna1 Fiscal d e la Federaci6n,lo2no sea un tribunal
local; sin embargo, también carece de competencia para
decidir sobre cuestiones constitucionales, ya que es un
tribuna1 s61o de legalidad, en los términos del C6digo Fiscal
de la Federacidn y de la Ley OrgAnica de1Tribunal Fiscal de
la Federacibn, por lo que, de conformidad con el articulo
104 del precepto cimero, s61o compete al Poder JudiciaI
Federal juzgar de las controversias que surjan contra los
actos de los demais Poderes de la Unidn y si bien el mismo
precepto prevC la existencia de Tribunales Administrativos,
pero cuyas resoluciones o sentencias pueden ser revisa-
das, en ÚItimo extremo, por Ia Suprema Corte de Justicia
de la Nacibn, iria contra Ia división de poderes que estable-
ce e1 artículo 49 constitucional, que el Tribunal de Anu-
laci6n en México tuviese competencia para conocer de la
constitucionalidad de una ley expedida por el Poder
Legislativo, ya que el Poder Ejecutivo, a través de "su tribu-
naI", estaría juzgando actos emitidos por el Poder Legis-
lativo. En estas condiciones, no le asiste razdn a la quejosa
en el sentido de que, en los t6rminos del artículo 133muI-
ticitado, el Tribunal Contencioso Administrativo debi6
examinar el concepto de nulidad donde planteaba el argu-
mento reIativo a la "ineficacia" de la Ley Orgdnica de la

'" Hoy Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.


58 Serie Grendes femas del constitucionalisrno rncxifano

Administraci6n Pública FederaI por carecer del refrendo


de los Secretarios de Estado, a que se refiere el artícuIo 92 de
la Carta Magna ya que el Tribunal Fiscal carece de compe-
tencia para pronunciarse sobre tales cuestionamientos por-
que el argumento de mbrito no es, en absoluto, de contenido
meramente legal, aun cuando el requisito del refrendo tam-
biCn se encuentre contemplado en una ley ordinaria, sino
que alude a la constitucionalidad de dicha ley, pues si se
sostuviera que la misma es "ineficaz" por carecer del refren-
do, como pretende Ia quejosa, la consecuencia seria su no
aplicabilidad en el caso concreto por ser contraria a la Ley
Suprema, cuestionamientoque, lbgicamente, es de natura-
leza constitucional, sobre el cual el Tribunal Contencioso
Administrativo no puede pronunciar~e.'~~

'O3 Semanariu Judicial de la Federación, Octava Época, t. 111, Segunda Parte-1, enero a
junio de 1989, p. 228.

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