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Ríos, Nicolás Alberto

Trabajo práctico nro. 1 – Historiografía

1. ¿Cuándo surge la verdadera historia científica?


2. Cuál es la diferencia entre los estudiosos eruditos y los creadores de
grandes síntesis
3. Señale por qué afirma Marrou que la historia es conocimiento y no
narración. Explique por qué considera que es conocimiento y no
investigación. Explique por qué, según el autor, el conocimiento histórico
es válido y verdadero
4. Según Marrou ¿es posible captar el pasado tal cual fue? Explique su
posición.
5. Marque las diferencias, según Traverso, entre historia y memoria. ¿Cuál
sería la tarea del historiador frente a la memoria?
6. Ambos autores (Cattaruzza y Traverso) abordan el surgimiento y
explosión de la memoria. Mencione los factores que tuvieron influencia
para que la memoria se transforme en un tema historiográfico.
7. Explique los lazos que unen a la historia y la memoria con la verdad y la
justicia.

Desarrollo

1. Siguiendo la línea del autor Marrou podemos afirmar que la historia


científica finalizó de constituirse en el siglo XIX, luego de que el rigor del de los
métodos críticos (puestos a punto por los grandes eruditos de los siglos XVII y
XVIII) se extendiese desde la zona de las ciencias auxiliares (numismática,
paleografía, entre otras) a la construcción misma de la historia. Podemos
confirmar que nuestra tradición sólo la inauguraron definitivamente Niebuhr y
Ranke.

2. La diferencia que tenemos entre ambos es que, mientras los primeros


(eruditos) realizan un análisis demasiado minucioso sobre sus trabajos a
publicar, llegando a asimilarse más a estudio filológico que histórico, los
segundos (creadores de síntesis) parecen pasar por alto algunos detalles de
los sucesos históricos, dando la impresión de que rebasan el nivel de la
historia, con un punto de vista más general.

3. El autor Marrou afirma que la historia es conocimiento, pero no es


narración ya que, si bien la labor histórica tiende a conducir normalmente a una
obra escrita, esta es una exigencia de carácter práctico, debido a que la historia
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existe ya, anteriormente, elaborada en el pensamiento del historiador, incluso


antes de que éste la hubiese escrito.
De la misma manera, el autor afirma que la historia es conocimiento, pero
no investigación, porque la historia es el fin y la investigación es el medio, es
decir, que lo que de verdad nos importa a nosotros es el resultado obtenido por
medio de la investigación, no ella en sí.
Finalmente, el autor continúa diciendo que la historia es un conocimiento
válido y verdadero porque se ésta se opone a todo lo que podría haber sido
falso o falsificado, a lo imaginario, a la novela histórica, entre otros relatos
ficticios. Y esto se logra, además, ya que este conocimiento es elaborado
científicamente, en cuento a la técnica, oponiéndose así a al conocimiento
vulgar de la experiencia cotidiana. Además, podemos agregar que el
conocimiento del pasado tiene un rasgo esencial, como dice Marrou, es un
pasado ocurrido y real, sobre el cual el historiador vuelve.

4. El autor dice que la historia, bien definida como conocimiento, supone


un objeto: pretende alcanzar el pasado realmente vivido por la humanidad.
Ahora bien, afirma que ese pasado llega a nosotros casi ontológicamente.
Tenemos la certeza de que ese pasado existe, pero afirma que no podemos
describirlo, ya que cuando es aprehendido, lo es ya como conocimiento, por lo
que ya ha sufrido una metamorfosis y es remodelado según las categorías del
sujeto cognoscente, es decir, por la lógica y la técnica que se le imponen a la
ciencia histórica en el momento en el cual vuelve hacia el pasado.

5. El autor Enzo Traverso nos habla de las relaciones que podemos


establecer entre la historia y la memoria, como así también de algunas
particularidades que nosotros podemos encontrar en ambos términos.
- Lo primero que nos dice el autor es que la historia es un relato, una
escritura del pasado que nace de la memoria. Ahora bien, si la historia nace de
la memoria, también afirma que se emancipa de ella en el momento en el cual
la memoria se transforma en uno de sus temas de investigación, como sucede
en la historia contemporánea.
- Lo segundo que podemos remarcar es que la memoria, como bien
señala el autor, es subjetiva, ya que queda anclada a los hechos a los que
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hemos asistido, de los que hemos sido testigos y a las impresiones que dichos
sucesos generaron en nosotros. Esta memoria es singular, poco cuidadosa de
las comparaciones, de la contextualización, no tiene necesidad de pruebas
para quien la transporta. Esto es diferente del saber objetivo del historiador,
que debe convertirse en un conocimiento con pruebas que avalen lo que
afirma, tener en cuenta el contexto sobre el cual escribe, entre otras
precauciones con las que debe contar.
- En tercer lugar, otra diferencia que tienen es la temporalidad. Mientras la
memoria posee un tiempo cuantitativo, vivido, la historia puede responder a un
tiempo línea, cronológico, para poder ser estudiada.
Finalmente, luego de la lectura, podemos decir que la tarea del historiador
consiste en poder transcribir la singularidad de una experiencia vivida (por él o
por otro testigo) en un contexto histórico más global, para poder analizar un
hecho con mayor amplitud, tratando de discernir las causas, las condiciones,
las estructuras, la dinámica de conjunto.

6. El autor Enzo Traverso comienza hablando del origen y expansión de la


memoria por medio de la distinción establecida entre “experiencia trasmitida” y
“experiencia vivida” por Walter Benjamín. Este autor dice que la primera se
perpetúa casi naturalmente entre una generación a otra, forjando una identidad
grupal, mientras que la segunda es un rasgo típico de la modernidad, es una
vivencia individual, efímera.
Dicho esto, el autor afirma que la modernidad se caracteriza precisamente
por el declinamiento de la experiencia transmitida, de la cuál considera a la
Primera Guerra Mundial como el hecho culminante. Es decir, la obsesión por la
memoria en nuestros días es producto de la caída de esa memoria transmitida,
el resultado paradójico de una declinación de la transmisión en un mundo sin
referencias.
Por otra parte, el autor Alejandro Cattaruzza afirma que, si bien la
publicación de Halbwachs sobre los cuadros sociales de la memoria en 1925
abre el camino a la cuestión de la memoria, no es sino recién la década del 70’,
y más específicamente entre 1978-1986, cuando empezamos a notar una gran
cantidad de artículos y trabajos que ponían el análisis histórico de la memoria
en un lugar relevante entre los problemas atendidos por los historiadores.
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La historia oral, en estos momentos, registraba grandes avances. La


“historia desde abajo” británica mostraban también muy buenos atributos en
esta mirada del pasado. Podemos plantearnos, entonces, que desde mediados
de la década del 70´ comenzó a crecer el interés por la memoria en los trabajos
de los historiadores.
Finalmente, el autor Cattaruzza señala algunos de los factores
concomitantes que contribuyeron a que la memoria se transforme y tenga un
papel muy relevante dentro del campo historiográfico. Esos factores son:
- La práctica profesional, y la fundación de revistas especializadas en el
campo de la memoria y de la historia oral.
- El derrumbe del bloque soviético, entre 1989-1991, produjo lo que
algunos autores concibieron como una “liberación de la memoria”, por efecto
del fin de la censura estatal. Finalmente, los países soviéticos finalizaron con el
silencio de las masas y éstas pudieron expresar libremente su pensar y hacer
pública la memoria.
- La importancia de los soportes y de los medios de comunicación
(fotografía, fonografía, el cine, la radio, la televisión, el video, entre otros) que
desde hacía 150 años mejoraron la capacidad de registro y reproducción de las
memorias colectivas.

7. Siguiendo la línea del autor Enzo Traverso, podemos decir que uno de
los lazos que unen a la historia y memoria con la verdad y justicia se puede ver
en la reciente tendencia de la “judicialización de la memoria”, en la cual los
historiadores en algunos procesos han sido convocados en calidad de testigos.
Se trata, de alguna manera, de una revisión pública de la historia donde el
pasado ha sido revivido y juzgado en una sala de tribunal, en cual los
historiadores acuden a testimoniar. Si bien la verdad y la justicia pueden
encontrarse en la historia, es imprescindible, como señala el autor, marcar
algunos matices.
- Un primer matiz es que la verdad de la justicia es normativa, definitiva y
obligatoria. No obstante, citándolo a Ginzburg, sólo en los regímenes
totalitarios, donde los historiadores son reducidos al rango de ideólogos y de
propagandistas, los mismos poseen una verdad oficial. La verdad del
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historiador no puede emitir sentencias, su verdad es provisoria, jamás


definitiva.
- Un segundo matiz es en cuanto a la justicia, la cual cumple una misión
señalando o condenando el culpable de un crimen. Donde la justicia termina su
tarea, la historia la comienza, con un trabajo de búsqueda y de interpretación
tratando de explicar cómo éste llegó a ser un criminal, su relación con la
víctima, el contexto donde surge, entre otros.

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