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“Se verán reflejados en los ejes de trabajo de la Sensopercepción, algunos de los aspectos de la
Eutonía de Gerda Alexander que me fueron significativos en los cursos que tomé con ella, con
Berta Vishnivetz y con Joyce Rivera, dejo constancia que no enseño La Eutonía de Gerda
Alexander, y que reconozco y apoyo a los eutonistas en su interés por defender la idoneidad de
su trabajo.”
Patricia Stokoe.
La concepción de Danza con la cual nos identificamos, sustenta que todos podemos bailar y
disfrutar de esta actividad. De aquí se desprende que pretendemos que cada persona se
contacte con su propio cuerpo real, -sea alto, bajo, gordo, flaco, flexible, rígido, “lindo” ó “feo”,
joven ó viejo- y no dependa de un modelo de cuerpo determinado al cual ajustarse como
premisa previa, sino que llegue a bailar desde su propia realidad corporal y universo de
posibilidades. La Sensopercepción propone la posibilidad de una vida corporal más armónica
que permita vivir una realidad corporal gozosa, desplegando el máximo de flexibilidad tónica
que cada uno logre desarrollar.
Comenzamos por lo que llamamos “El despertar”, pretendemos agudizar y reafinar nuestra
capacidad de observación, de captación sensoperceptiva para formar e integrar imágenes lo
más fieles posibles a la realidad de nuestro propio cuerpo, acortando así la distancia entre una
representación intelectual, la ó una representación ideal del mismo y la percepción ó
conciencia de su realidad concreta en cada momento. Orientamos la atención, el interés hacia
el mismo, desarrollamos la capacidad de estar alertas y presentes, hacia “lo que habita de la
piel para dentro”, registrar nuestro tono muscular tanto en la quietud como en el movimiento y
captar el universo de mensajes que provienen de su interior. Este despertar ó registro, consiste
en una observación guiada que invita “a hacer presente”, a llevar el interés hacia lo que
habitualmente pasa desapercibido. Solemos partir de una presencia global y totalizadora hacia
la diferenciación de cada zona en forma detallada para reinsertarla nuevamente en el todo. El
“todo corporal” se irá diferenciando progresivamente, desplegando así el pasaje de ese “todo
indiferenciado” hacia un todo “claro y distinto”.
“Un poeta tiene que ser profesor en los cinco sentidos corporales: vista, oído, tacto, gusto y
olfato, en ese orden, para poder ser dueño de las más bellas imágenes, tiene que abrir las
puertas de comunicación entre todos ellos.” Federico García Lorca
Observamos una zona del cuerpo por vez, orientamos nuestra atención a un sentido por vez
para aprender a detenernos y hacer conciente, hacer presente tanto lo que habita de la piel
para dentro cómo lo que nos rodea. El camino que tomamos hacia este estar alertas,
perceptivos de nosotros mismos y del mundo que nos rodea parte de lo más cercano y
accesible a cada uno. Es a través de nuestros sentidos exteroceptivos -mirar, tocar, escuchar,
oler, gustar- que recibimos los estímulos del mundo exterior ó de la envoltura del propio
cuerpo (la piel), y será nuestra propioceptividad la que nos brinde la información acerca de la
posición, movimiento, distribución del peso, ubicación, presión, tensión, distensión de nuestro
cuerpo.
Que los sentidos se entrenan con la práctica, significa que se estimula el orientar nuestro
interés, que se afina la capacidad de discernir. Esto los saben por ejemplo los obreros textiles,
que pueden diferenciar infinidad de matices entre las tinturas del mismo color, ó
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Este trabajo forma parte de la exposición presentada por Marina Gubbay y Déborah Kalmar en el Ier 1
a
Congreso de Enseñanza Artística, La Habana, Cuba, 1989,(trabajo revisado en 1999) n
pintores como Picasso, quien decía que salía al bosque a “llenarse de verde”, antes de buscar
aquellos verdes que volcaría en el lienzo.
El entrenamiento de la capacidad de observación sensorial orientado al propio cuerpo nos
permite tenerlo presente en todo momento y no esperar solamente aquellos momentos en que
nos duele para reconocer su presencia. Nos permite reducir el margen de error entre la imagen
del cuerpo que hemos construido y la realidad del mismo.
Al utilizar el tacto mantenemos nuestra conciencia dentro del límite de nuestro organismo a
través de frotar, pellizcar, rascar, acariciar, palpar. Al realizar contacto nos referimos a la
capacidad de traspasar concientemente el límite visible de nuestro cuerpo tanto hacia el
interior del mismo como hacia los seres y objetos del entorno. Como ejemplo, el violoncelista
que al tocar pone en contacto su brazo y mano derecha con las cuerdas de su instrumento a
través del arco que pasa a ser una continuación del brazo. Los dedos de la mano pueden llegar
a percibir las cerdas del arco frotando las cuerdas como si este fuera parte del propio cuerpo.
Experimentamos contacto directo con los objetos, por ejemplo, al entregar el peso del cuerpo
al piso ó a un banco ó silla a través de los puntos de apoyo. También cuando sostenemos una
caña de bambú entre dos dedos incorporando el espacio de este objeto al espacio del propio
cuerpo. Como el bambú tiene la cualidad de ser un excelente conductor de la energía corporal,
esta ejercitación nos permite regularlas tensiones de los brazos y faja escapular y esto puede
ser el punto de partida para el logro de determinada calidad de movimiento sin sobreesfuerzo.
“Haz todo sin esfuerzo, cuando tienes que forzar un movimiento, una acción, entonces algo
anda mal. Escucha, no esperes que las cosas se realicen como tu crees que deben ser, estate
atento, alerta, para sensibilizarte a lo que ocurre realimenta en cada instante, viviendo y
moviéndote en armonía”. (Al Chuang Liang).
Los ejes de trabajo giran también alrededor de una serie de otros temas como la utilización
conciente de nuestros apoyos, tanto los apoyos internos de unas zonas internas del cuerpo
sobre otras, específicamente de unos cuerpos vertebrales sobre otros (cabeza sobre cervicales,
fémur sobre tibia, etc.); como los apoyos externos de unas superficies corporales sobre el piso,
sillas, bancos, mesas, paredes, árboles, tacos de zapatos, bambúes, pelotas de diversos
tamaños, como también de superficies del propio cuerpo sobre el cuerpo de otras personas.
Aprendemos a observar la calidad de estos apoyos, si son duros ó blandos; óseos ó
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musculares, definiendo cada vez con mayor precisión su tamaño, ubicación, la relación ó a
resonancia entre unos y otros, la posibilidad de entrega y distribución del peso corporal en g
cada momento, tanto en la quietud como en el despliegue del movimiento. Aprendemos a jugar
y registrar las sutiles ó grandes variaciones del traslado del centro de gravedad del cuerpo y su
relación con los apoyos, exploramos el fenómeno del equilibrio en quietud y en
movimiento.También exploramos la diferencia entre lo que llamamos apoyos activos y apoyos
pasivos, los primeros siendo aquellos sobre los cuales ejercemos una presión, tanto de tracción
como de rechazo, con el consiguiente cambio tónico ó desencadenamiento del movimiento que
genera. Pasividad tiene que ver con la capacidad de entrega de todo o partes del cuerpo a ser
sostenidos ó movidos por otra persona, objeto ó elemento de la naturaleza así como también la
entrega de zonas del propio cuerpo para ser sostenidas ó movidas por otras. La pasividad
implica una inhibición conciente.
Otro eje del trabajo es la toma de conciencia del esqueleto, la percepción ósteo-articular.
Reconocer y ubicar cada hueso, observar su forma, tamaño, consistencia, zonas articulares y
movimientos posibles en cada articulación para ir completando, detallando los espacios
internos y relaciones de un hueso con otro en quietud y en movimiento. Al pensar en el hueso
o zona del hueso que guía al movimiento estamos influyendo los músculos vinculados a él y
nos permite alivianar el movimiento distribuyendo y adaptando el trabajo muscular con el tono
adecuado a la necesidad de desplazamiento en cada ocasión. A partir de la alineación ósea, se
puede estimular el buen uso y funcionamiento de la musculatura esqueletal ó profunda
(musculatura roja), que tiene como función mantener la posición erguida del cuerpo, dejando
libre la musculatura superficial ó externa (musculatura blanca), cuya función es la del
desplazamiento de los segmentos óseos haciendo posible los movimientos de locomoción
tanto lenta como así los cambios rápidos en la dirección del movimiento. Esta musculatura
superficial, generalmente se encuentra tensionada, en forma inconciente (por ejemplo en
zonas como los hombros, la cintura, los muslos, las pantorrillas y sobre todo en la zona de
sostén de la cabeza, el cuello, zona sub-occipital, mandíbulas, garganta) con el consiguiente
bloqueo de la energía y fatiga que esto genera, y que va anulando nuestra capacidad de estar
alertas, listos para la acción en cada instante. Así por el contrario, la recuperación de la
alineación de nuestro esqueleto, la flexibilidad y el equilibrio neuromuscular, nos permite estar
alertas, vitalizando y potenciando cada momento que vivimos.
Entendemos por Tono el grado de contracción básica que mantiene el músculo, aún cuando
está en reposo. El tono está regulado por todo el sistema neuromuscular, es el estado de
preparación ó alerta que permite la constante adaptación y organización fisiológica. No es
simplemente un estado de la musculatura sino del funcionamiento del sistema en su conjunto
y responde a las experiencias, aprendizajes, vivencias en los planos físicos, afectivo,
emocionales, racionales y sociales que hacen a la particular personalidad de cada individuo.
Buscamos su movilidad, su flexibilidad, que no quede fijado y tenga la posibilidad de
adaptación a las cambiantes necesidades. Un ejemplo de esta facilidad de adaptación debemos
buscarla en los animales, y en los niños pequeños. Si observamos un gato por ejemplo,
descubriremos su facilidad de pasar en un período muy breve, del reposo absoluto al salto, en
cambio, las personas adultas tenemos la tendencia a fijar el tono, tender hacia la hipotonia
(tono bajo) ó hipertonía (tensión excesiva) de todo ó partes del cuerpo como rasgo habitual.
“El arte modifica al mundo, no es solo una manera de sentir al mundo” (Francisco
Berdichevsky)
Ya hemos visto que es a través del proceso de apertura y entrenamiento de los sentidos que
emprendemos el camino de toma de conciencia, de conocimiento tanto del mundo que nos
rodea como del propio cuerpo, y justamente la búsqueda nuestra se basa en mantener estas
vías de comunicación abiertas entre lo externo y lo interno del propio cuerpo.
Entrenamos el constante pasaje y confrontación entre los múltiples mensajes que nos llegan
del exterior así como del interior del cuerpo con las imágenes que vamos formando y
estructurando en nuestro psiquismo. Para poder captar al mundo, decodificarlo,
así como para poder accionar en el mundo al manifestarnos como seres íntegros, por g
“Hoy sabemos que se forman las imágenes al integrar percepciones, que uno percibe como
resultado del movimiento, el componente motor es fundamental no solo como expresión sino
como fundador de imágenes sensoperceptivas. Al chico antes se lo enfajaba y prohibía
moverse, ahora sabemos que si el chico no se mueve y no experimenta en la práctica, no podrá
captar conceptos ni abstracciones lingüísticas, lógicas y matemáticas y por otro lado si un
adulto deja de tener una rica vida de movimiento y percepción, abre la brecha entre su
imaginación y su vida corporal; se irá empobreciendo o fijando en lo que una vez recogió de la
realidad sin retro-alimentarse y enriquecerse constantemente como resultado de una práctica
conciente.” (Francisco Berdichevsky)
talento para ser músico, bailarín, pintor, matemático ó cirujano, no es exactamente así, a
sino que estas premisas se irán conformando, entrenando, desplegando y orientando como g
fruto de todos los aprendizajes, y actividades socialmente condicionadas que a su vez irán
orientando la atención hacia posteriores aprendizajes según las posibilidades, motivación,
necesidad y oportunidades que encontrará cada persona.
El papel de la Sensopercepción es el de re-estimular incesantemente la capacidad de
observación y de asombro. Guiar, orientar, pautar, abrir puertas, dar permiso para volver a
mirar lo que tal vez miramos todos los días y descubrir en ellas nuevos elementos que hasta
ese entonces pasaban desapercibidos, “descubrir lo desconocido dentro de lo aparentemente
conocido”, nos decía Patricia Stokoe muy amenudo en sus clases.
Tocar y tocarnos, mirar y ver, oír y escuchar, probar constantemente los mismos ó nuevos
movimientos y posturas dándoles un nuevo cariz, un nuevo ángulo. Desarrollar la capacidad de
reorganizarnos, de establecer nuevas vías de enlace y conexión y “encontrar no solo la unidad
entre la diversidad sino la variedad, la multiplicidad en la unidad”(Humberto Eco).
Muchos alumnos descubren que tienen aptitudes y enorme placer en bailar, cuando creían que
esta posibilidad había quedado olvidada en algún rincón de su niñez, descubren incluso la
posibilidad de mejorar la calidad de su danza por medio de esta práctica y entrenamiento
conciente. Lo esencial de esta práctica que Patricia ha llamado Sensopercepción, es entonces
el abarcar la persona íntegra en su propia vida afectiva, pensante, y emocionada, hacia una
danza propia y significativa.
“Trabajo la corriente de Expresión Corporal que la considera Danza, aquella que desarrolla las
características personales y por eso accesibles y dentro del alcance de cada ser humano, que
será su danza, la que él puede manejar, la danza pensada como producto único, la poesía
corporal de cada individuo. Sabemos también que si bien todo ser humano puede ser poeta,
solo algunos llegarán a ser grandes poetas. Sabemos además que los grandes poetas no están
para anular a todos los poetas sino para estimularlos. La poesía está en cada ser humano, en
todos, no solo en los grandes. De la misma manera pensamos que la danza está en todos, no
solamente en los bailarines profesionales...” Patricia Stokoe
Sensopercepción
Feldenkrais, Moshe: "Body and Mature Behaviour", Edit Alef, Ltd, Tel- Aviv
Peck, Skott: “Una nueva psicología del amor", Edit. Emecé