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El cuento narra la historia de amor entre Taehyung y Jungkook. Cuando Jungkook enferma gravemente, Taehyung teje incansablemente para vender sus creaciones y comprar medicinas, a pesar del dolor que le causan sus dedos lastimados. Aunque Jungkook muere, Taehyung siente el consuelo de su amor eterno.
El cuento narra la historia de amor entre Taehyung y Jungkook. Cuando Jungkook enferma gravemente, Taehyung teje incansablemente para vender sus creaciones y comprar medicinas, a pesar del dolor que le causan sus dedos lastimados. Aunque Jungkook muere, Taehyung siente el consuelo de su amor eterno.
El cuento narra la historia de amor entre Taehyung y Jungkook. Cuando Jungkook enferma gravemente, Taehyung teje incansablemente para vender sus creaciones y comprar medicinas, a pesar del dolor que le causan sus dedos lastimados. Aunque Jungkook muere, Taehyung siente el consuelo de su amor eterno.
La nieve revolotea, coloreando de blanco la cresta de la montaña.
Los dos se encontraban en una casa dañada de un pueblo desolado, acurrucándose en la noche de invierno. —También nevaba el día que nos conocimos —Murmuró Jungkook con una sonrisa, acobijando a Taehyung entre sus brazos. Taehyung también sonrió, sintiendo sus mejillas sonrojarse mientras escondía su rostro en el hogar que formaba el cálido cuello del mayor. ✿✿✿ Con un aliento de alegría, Taehyung cantó la llegada de la primavera con el sonar de los pájaros. —Tu voz es hermosa —Le dijo Jungkook, recostado sobre sus piernas, sus ojos brillaban de amor. Tan solo eso, esas solas palabras, bastaron para hacer a Taehyung inmensamente feliz. —Y sí algún día ya no tengo más esta hermosa voz, ¿vas a seguir amándome entonces también? —Susurró, inclinando su cabeza para mirarle. —Por supuesto —Respondió con una sonrisa gentil, acariciando la mejilla del rubio con su gran mano. ✿✿✿ Una tarde de verano, mientras trabajan en su campo, en aquel pacifico silencio, Jungkook colapsó terriblemente enfermo por una enfermedad desconocida. Ah, su pobre vida de casados. Taehyung no tenía el dinero suficiente para pagar las medicinas que curarían a su amado. El día siguiente, y los días siguientes, no hizo más que tejer. Él no iba a permitir que la vida de Jungkook se esparciera como las hojas débiles de otoño. No le importó arrancar sus plumas para gastarlas y tejerlas. Aunque dolía y se sentía cada vez más débil, tenía que hacer todo lo que fuera necesario para conseguir la medicina y mantener con vida a Jungkook. ✿✿✿ Las estaciones pasaron, los sonidos de los grillos marcaron el final del verano. Taehyung se apresuró a darle el caldo que había preparado. Estaba en una pequeña taza que aún humeaba, lo había retirado de la estufa tan solo unos minutos atrás. —Tienes unos dedos hermosos —Susurró Jungkook, con su voz desgastada. —… Y sí un día ya no tengo estos hermosos dedos… —Dijo en un hilo de voz, abrazando al azabache con muchísimo cuidado— ¿Vas a seguir amándome entonces también? —Por supuesto —Respondió, tosiendo, mientras sostenía las manos cubiertas de heridas de Taehyung. El menor sintió morirse al comprobar las del contrario muy heladas. Lloró, en silencio, sin dejar que escuchará ni uno de sus sollozos. El dolor de sus dedos no era nada comparado al dolor que le penetraba y le quebraba el alma. ✿✿✿ Día y noche, no podía dejar de tejer, ni siquiera cuando la brisa del atardecer le acariciaba el rostro. Rápido, rápido, tiene que comprar la medicina. Un poco más, ¡solo un poco más! Antes de que las hojas de otoño caigan. Tiene que tejer hasta que esos dedos ya no se puedan mover más, hasta que todas las plumas sean usadas. Vio sus manos llenas de heridas sangrantes, dolían como el infierno, pero si se detenía, no podría vender el tejido y no podría comprar el medicamento, no podría salvar a Jungkook, a su amado Jungkook. Los buenos recuerdos inundaron su mente como una ola. Su pecho ardió al tener la vaga sensación de aquella felicidad que le invadía cada vez que reía con el mayor, cada vez que lo besaba, cada vez que lo abrazaba, cada vez que vivía a su lado. Las lagrimas mojaron sus mejillas, pero no podía detenerse, tenía que seguir. Rápido, rápido. ✿✿✿ —Y si un día ya no soy un humano nunca más... —Susurró, acariciando su mejilla fría— ¿vas a seguir amándome entonces también? — Finalmente, sacó la última pluma y la dejo caer sobre el cuerpo inerte del mayor. Sintió un aura cálida invadirle. La paz se apoderó de su pecho y le hizo creer que ahora todo estaría bien. Tal vez el cuerpo de Jungkook estaba helado, pero su alma seguía acogiendo cariñosamente a Taehyung. —Por supuesto —Tuvo la ilusión de que unos labios rozaron su oreja mientras unos brazos le rodeaban en un abrazo protector. Jungkook acarició sus dedos adoloridos con sus grandes manos. Taehyung rompió en llanto— Te prometí que estaría junto a ti cuando perdieras tus alas... Esa grulla que bellamente tomó vuelo aquel día —Susurró— Siempre la recuerdo, inclusive ahora... Y como siempre, sigo amándote