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GÉNERO Y LENGUAJE ARQUITECTÓNICO

GENDER AND ARCHITECTURAL LANGUAGE


Miguel Pedro Hernández

RESUMEN:
Siendo el lenguaje reflejo del comportamiento de la sociedad, el lenguaje refleja los problemas de opresión y desigualdad
derivados de la imposición de una sociedad patriarcal, de manera que el uso, por parte de la mujer, del ámbito inclusivo, en
condiciones de igualdad, no parece haber ocurrido con plenitud, estando además lo femenino impregnado de un sentido sexista
que proviene de la mirada patriarcal. ¿Tienen género los espacios arquitectónicos? Es decir, ¿existe una estructura de género en la
arquitectura? El lenguaje es un reflejo del pensamiento y del comportamiento humano. Si la arquitectura es también un lenguaje,
entonces, debe reflejar igualmente el comportamiento humano. Este artículo parte de la consideración de la arquitectura como un
lenguaje o sistema semiótico, que incluye entre sus propiedades la característica de género. Un estudio comparativo de la evolución
del género arquitectónico puede arrojar luz sobre el comportamiento de esta estructura dinámica que llamamos Lenguaje.

Palabras clave: Semiótica, feminismo, lenguaje, arquitectura, género.

ABSTRACT:

Being the language reflecting the behavior of society, language reflects problems of oppression and inequality arising from
the imposition of a patriarchal society, so that the use, by women, of the inclusive sphere, under conditions of equality, does not It
seems to have happened fully, femenine being also impregnated with a sexist sense from patriarchal view. Do architectural spaces
have gender? That is, is there a gender structure in architecture? Language is a reflection of human thought and behavior. If
architecture is also a language, then it must also reflect human behavior. This article starts from the consideration of architecture
as a language or semiotic system, which includes among its properties the gender characteristic. A comparative study of the
evolution of architectural genre can shed light on the behavior of this dynamic structure that we call Language.
Keywords: Semiotics, feminismo, language, architecture, gender.

NOTA CURRICULAR
Miguel Pedro Hernández
Graduado en Lengua y Literatura y Arquitectura-Técnica.
Institución: Servicio de Cultura - Ayuntamiento de Las Palmas. Las Palmas de Gran Canaria. España.
Publicaciones: Fonética de la Arquitectura. Semiosis y Arquitectura. Funciones de la Comunicación y Arquitectura –
Esquema, en https://www.researchgate.net/profile/Miguel_P_Hernandez_Diaz/publications

miguelphd@gmail.com
GÉNERO Y LENGUAJE ARQUITECTÓNICO

Estableciendo un paralelismo entre el lenguaje verbal y la arquitectura veamos a continuación que pautas se pueden establecer
como comunes entre ambos lenguajes, lenguaje verbal y lenguaje arquitectónico, en cuanto al género. En la lengua española, la
estructura del género tradicional, en líneas generales, ha venido desarrollándose según las siguientes pautas:

masculino = inclusivo

femenino = exclusivo

Siendo el lenguaje reflejo del comportamiento de la sociedad, el lenguaje refleja los problemas de opresión y desigualdad
derivados de la imposición de una sociedad patriarcal, de manera que el uso, por parte de la mujer, del ámbito inclusivo, en
condiciones de igualdad, no parece haber ocurrido con plenitud, estando además lo femenino impregnado de un sentido peyorativo
sexista y excluyente que proviene de esta mirada patriarcal.
¿Tienen género los espacios arquitectónicos? Es decir, ¿existe una estructura de género en la arquitectura?
El lenguaje es un reflejo del pensamiento y del comportamiento humano. Si la arquitectura es también un lenguaje, entonces,
debe reflejar igualmente, el comportamiento humano de forma similar al lenguaje verbal. En todo caso, debemos tener en cuenta
que el ámbito de acción del lenguaje arquitectónico está delimitado a lo que llamamos habitar.
Obviamente, y del mismo modo que las palabras no tienen sexo, los espacios tampoco lo tienen. Los conceptos del binomio
género/sexo han sufrido una profundización importante en el pensamiento occidental: mientras que el sexo viene determinado por
las diferencias biológicas entre seres humanos, el género es un constructo cultural.
En la arquitectura, la marca de género la confiere el denominado espacio “interior” y “exterior”. Históricamente, el espacio
exterior está relacionado con lo “público”, y el espacio interior con lo “íntimo”:

Así que la resignificación y reconfiguración del espacio se pondrá en marcha en principio con la parcelación de la ciudad: la calle se
convertirá en el territorio de lo público, en el espacio del reconocimiento, de lo visible, de lo abierto: de lo masculino, mientras que la
vivienda se irá convirtiendo en el espacio de las mujeres, en el espacio de lo íntimo, de lo cerrado, de lo no visible; espacio en el que se
realiza la sexualidad, el sueño, la enfermedad y la muerte. Caballero Galván (2016:41)

El espacio íntimo es el espacio femenino, y va a quedar ocupado por la mujer de forma excluyente. El espacio público se
corresponde con el género masculino, y podía ser ocupado por hombres y mujeres. La causa de esta asignación de roles, según
Acien (2001) iría más allá de la función que desempeña el hombre o la mujer, teniendo que ver con el significado “negativo” del
espacio público, frente a lo “positivo” del espacio privado.

- espacio masculino = espacio exterior (público)


- espacio femenino = espacio interior (íntimo)

Comprobamos que la estructura de género del espacio es similar a la estructura de género del lenguaje verbal:
exterior = inclusivo

interior = exclusivo

Igualmente, diremos que la ocupación de la mujer de este espacio público, teóricamente inclusivo, en condiciones de igualdad,
empieza a ocurrir en tiempos relativamente recientes.
No obstante, existen diferencias importantes: la estructura de género, en la arquitectura, ha variado considerablemente en las
sociedades occidentales, permaneciendo más anquilosada en las sociedades orientales. En la antigüedad los espacios interiores, el
hogar (la vivienda), fueron ocupados por la mujer (junto con las actividades domésticas relacionadas con la vivienda), mientras
que el hombre dominaba lo exterior (y las actividades relacionadas con lo exterior). El giro hacia una sociedad patriarcal impidió
a la mujer ocupar en condiciones de igualdad el espacio exterior, recordemos por ejemplo las ciudades griegas y romanas donde
la mujer únicamente podía ocupar el espacio público de forma excepcional.
Con la evolución de la sociedad la mujer ha ido reclamando y ocupando, paulatinamente, mayor espacio en lo exterior (lo
público). En la medida que la mujer ocupaba cada vez más el espacio exterior, paralelamente, los espacios de la vivienda perdían
poco a poco su carácter íntimo o privado, pasando a adoptar una naturaleza pública, o en todo caso transformándose en espacios
íntimos compartidos, inclusivos, que el hombre podía ocupar. Por ejemplo, el salón se convierte en un lugar inclusivo en la vivienda
que podía ocupar el hombre, naturaleza que se va extendiendo poco a poco el resto de espacios, dormitorio, cocina, etc. En realidad,
estos espacios interiores o fueron ocupados por el hombre, en todo caso eran visitados por el hombre en uso de sus prerrogativas.
Parece que el hombre necesita, desde su visión patriarcal, ese vaciamiento o neutralización de lo femenino como paso previo
necesario a ocupar el espacio interior, considerado femenino. Esta neutralización del espacio femenino se facilitó
considerablemente en occidente después de la Segunda Guerra Mundial cuando se requirió de la mujer sustituir al hombre en el
trabajo público.
Un ejemplo de espacio femenino puede ser el boudoir (tocador) que era un pequeño salón destinado a las conversaciones
femeninas íntimas, que alcanzó fama en la Francia burguesa del s. XVIII.

“La aparición del “boudoir” corresponde a una evolución de las costumbres sobre las relaciones entre hombres y mujeres
y la incidencia de esto sobre la arquitectura de interior. Mientras que para los hombres de la burguesía la expresión pública
era una manera de afirmarse, las mujeres se encontraban en salones más íntimos. En efecto, el salón de recepción estaba
reservado a la expresión masculina. La "imaginación erótica masculina" era provocada entonces por el retiro y el secreto del
pequeño espacio reservado a las conversaciones entre mujeres, con los invitados de su elección.” Boudoir. Wikipedia

Figura 1: Boudoir

Del mismo modo que ocurre en lenguaje con tantas palabras de género femenino, el boudoir había adquirido bastante mala
reputación. Un ejemplo de esto es esta novela erótica de 1795 atribuida al Marqués de Sade, La Philosophie dans le boudoir, o
recordemos la célebre novela Les liaisons dangereuses de Pierre Choderlos de Laclos (1782), y ese personaje revolucionario, la
marquesa de Merteuil escribiendo desde su boudoir sus cartas libertinas al igualmente libertino vizconde de Valmont.
Aún, hoy en día, perviven espacios absolutamente femeninos (por ejemplo, el harem árabe como el espacio doméstico
reservado para las mujeres de la casa en una familia musulmana), espacios exclusivos para mujeres (en todos los ámbitos sociales),
y espacios masculinos que siendo de naturaleza “pública” la presencia de la mujer es únicamente permitida de forma excepcional.
Notemos que la etiqueta impuesta de masculino/femenino obedece a causas no lingüísticas, más bien es resultado de la ocupación
física de esos espacios por parte de los diferentes sexos. Esto no es de extrañar, ocurre también en otros ámbitos de la cultura,
como es el caso de la indumentaria. Las prendas de vestir, a lo largo de la historia, han sido consideradas masculinas o femeninas
en función de su apropiación por parte de un sexo u otro, y curiosamente algunas que fueron masculinas durante un tiempo después
fueron femeninas, y viceversa. Incluso podríamos investigar también si existen o existieron prendas exclusivas íntimas que usan
solo las mujeres.
Podemos decir que la estructura de género en la arquitectura ha variado sensiblemente en la sociedad occidental. La mujer ha
pasado a tener una presencia considerable en el espacio público (no en condiciones de igualdad) y ha dejado un hueco en aquel
espacio, antes exclusivo, que el hombre puede ahora ocupar y compartir.
En la actualidad, se está produciendo un cambio importante en la estructura de género espacial:

exterior = inclusivo

interior = inclusivo

La mujer está ocupando en mayor medida el espacio exterior y el hombre ha pasado también a ocupar el espacio interior que
antes era excluyente. El debate actual feminista parece girar en torno al reclamo de visibilidad por parte de las mujeres en el ámbito
público, en condiciones de igualdad, tal y como hemos expresado que ya viene sucediendo en forma similar con la ocupación del
espacio exterior arquitectónico.
Trasladando esta demanda de visibilidad a la estructura de género de la lengua española, y estableciendo una comparación
entre lenguaje verbal y arquitectónico, parece que este espacio exterior masculino de la arquitectura se puede relacionar, en cierta
medida, con el “espacio” que ocupa el morfema de género -o en la lengua.

Lingüística Lenguaje verbal Lenguaje arquitectónico


género masculino femenino masculino femenino
significante no marcado exterior interior
marcado
*significado unitario complejo público íntimo
-femenino +femenino exterior interior
negativo positivo

*El significado lingüístico de masculino y femenino es una cuestión difícil de dilucidar puesto que ha estado oscurecida por
la confusión entre género y sexo, es decir, la confusión entre constructo social (lenguaje) y realidad extralingüística.
Hoy en día, en arquitectura, en España (en la sociedad occidental en general), el espacio público, que hemos denominado
“masculino”, se está convirtiendo en un espacio cada vez más inclusivo, al tiempo que desaparece la exclusividad del espacio
“femenino”, adquiriendo los espacios, una vez despojados de la función biológica, su verdadero significado no marcado.
Sin duda, un estudio comparativo entre los diferentes sistemas semióticos puede arrojar nueva luz sobre el comportamiento
de esta estructura dinámica que llamamos Lenguaje.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

ACIÉN ALMANSA, M. (2001) La formación del tejido urbano en al-Andalus, La ciudad medieval: de la casa al tejido
urbano. Universidad de Castilla-La Mancha: Ediciones Universidad Castilla-La Mancha (J. Passini, coord.), Cuenca, 11-32.
CEVEDIO, MÓNICA (2003) Arquitectura y género. Espacio público y privado. Barcelona: Icaria Editorial.
CABALLERO GALVÁN, JAVIER (2016) Los criterios de diseño arquitectónico de la vivienda moderna desde la
perspectiva de género. México: Instituto Tecnológico de la Construcción, Universidad del Valle de México. Debate Feminista 51
(2016) 36–49.

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