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JUAN A. MAGARIÑOS DE MORENTIN ~-- )

CIENCIA - POLITICA - SOCIEDAD

Aldo Neri
Salud y Política Social
Enrique Marí
La problemática del castigo. El discurso de Jeremy Bentham y
Michel Foucault
EL SIGNO
Próxima aparición:
Jorge E. Dotti Las fuentes teóricas de la semiología:
Dialéctica y Derecho. El proyecto ético-político hegeliano

Pierre-Fran~ois Moreau Saussure, Peirce, Morris


La utopía. Derecho natural y novela del Estado
Raymond Boudon y Fran~ois Bourricaud
Diccionario crítico de Sociología

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HACHETTE
1

Para Giovanna
con cuya fe y generosidad
se construyó este texto _

©UBRERIA HACHETTE
Rívadavia 739, Buenos Aires
Hecho el depósito que marca la Ley 1 I.723
PRIMERA EDICJON: Abril de 1983
ISBN: 950-006-031-0

IMPRESO EN ARGENTINA-PRINTED IN ARGENTINA


T

INTRODUCCION

Existe hoy día una extensa bibliografia sobre temas que, con una notable
dispersión, si la vemos críticamente, o amplitud, si preferimos retener sus
aspectos positivos, pueden encuadrarse en el ámbito de la semiología. Ello se
vincula, circularmente, con la extensión del concepto de lenguaje; de lo
verbal y su modelización en la escritura, se pasa a toda manifestación del
individuo destinada a ser interpretada por un receptor que, eventualmente,
puede ser el mismo emisor. Así, se han estudiado y se continúan investi-
gando los lenguajes gestuales, las actitudes del cuerpo, su despliegue cine-
mático y la combinación que entre ellos puede producirse. Se trata de
manifestaciones perceptuales que representan algo que es diferente de ellas
mismas; que pueden identificarse por oposiciones de caracteres presentes y
ausentes; que se yuxtaponen con una relativa libertad de integración y,
simultáneamente, obedeciendo a determinadas regularidades, ya bien con-
vencionales, ya bien determinables con posterioridad a su producción; que
pueden ser interpretadas atribuyéndoseles significaciones específicas; con lo
que participan de las características fundamentales del signo y por lo tanto se
hacen objeto de estudio analizable desde una Teoría General de la Semiolo-
gía o, considerando la adecuación de los principios generales a su peculiari-
dad, desde las respectivas Semiologías Particulares.
El concepto de lenguaje abarca también las manifestaciones culturales
destinadas a servir de vínculo comunicativo entre los integrantes de una
comunidad; comunidad cuya expansión espacial y temporal nunca está
definitivamente agotada, sino que, en cuanto ámbito propicio a la propaga-
ción de un mensaje, crece o se reduce en virtud de las posibilidades de
participación en el reconocimiento de un mismo código y, a partir de él, en la
generación de nuevas interpretaciones. Desde esta perspectiva, las diversas
investigaciones tratan de establecer los caracteres lingüísticos que hacen de
la música, la pintura, la arquitectura, la cartografia, el folklore, Ja política, la
televisión, el cine, etc., sistemas capaces de actualizarse en los correspon-
dientes textos o propuestas perceptuales destinadas a ser interpretadas como
portadoras de algo diferente a su pura manifestación perceptual. En cuanto
tales y porque el análisis muestra elementos mínimos identificables por
relaciones diferenciales respectt• a los restantes que se articulan en cada uno
de dichos sistemas; porque, además, se presentan en secuencias ya bien
lineales, o espaciales, o planares; y porque su relación con un universo de

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EL SIGNO
T JNTRODUCCJON

significaciones, que no está presente pero al c~al. actualizan, debe ser ~um­ El lenguaje es sólo, desde nuestro antropocentrismo, la culmi?ación de
plida por un receptor confor~e a su c·onoc~m1ent? del correspondiente un proceso que comienza con la comunicación más rudimentar~a q~~ un
código y a la evaluación del ~1smo desde ~u .m~ed1ato contexto cultural, organismo puede establecer con su entorno. Cuando esta ~omumcac10n se
resultan ser objetos de estud10 de una d1sc1plma tal que, poseyendo la complica, pero no tanto todavía como puede lograr comphcarla el hombr~,
capacidad de formular enunciados generales relativos a los problemas que no dudamos e'n hablar de los lenguajes animales. Y el concepto de lenguaje
plantean las relaciones de sustitución y de integración, puede adecuarlos a las sigue expandiéndose, lo que reafirma la necesidad de la ciencia que dé
particularidades que adoptan dichas relaciones al constituir los respectivos cuenta de las leyes y operaciones de tal fenómeno y que recon.duzca su
mensajes y analizar sus posibilidades de circulación e intercambio intra e aparente diversidad a un núcleo de proposiciones rigurosas que s~t1sfa~~n la
intercomunitario. Tal ciencia, en plena etapa de formación y en rigurosa necesidad de explicación y de predicción con respecto a su manifestac10n Y
búsqueda del espacio epistemológico que le corresponde en el concierto de consecuencias. Por todo e.sto, la bibliografía que desarrolla los pr~blemas
las restantes disciplinas, es la semiología. del signo, del texto, del discurso y de la significación ha crecido tan
Pero el concepto de lenguaje va mucho más allá. Las mismas institucio- desmesuradamente.
nes culturales de una sociedad que no son mensajes en sí mismas sino que Pero no todo es semiología. La semiología es el estudio científico de las
están destinadas a transmitir determinadas secuencias de mensajes, pueden características y manifestaciones de la facultad semi~tica del hombre (y de las
ser consideradas también como discursos significativos. La universidad no restantes especies orgánicas).
sólo transmite un mensaje formativo e informativo acerca de los contenidos Científico; o sea, no literario ni ideológico. Científico en cuanto lo~ra dar
científicos de sus distintas facultades o departamentos, sino que su propia razón adecuada de cada una de sus proposiciones, integrarlas en un sistema
estructura supone la organización de secuencias que nada son por sí solas completo y no contradictorio y establecer explicaciones racionales de los
salvo que cumplan la actualización del apredizaje e investigación de los fenómenos semióticos.
conocimientos a que están destinadas. Las empresas industriales, comercia- Desde luego que este objetivo no se ha l.ogrado to~a:'ía; existe, incluso,
les y de servicios, son textos procedentes de un sistema económico destina- un grave peligro de circularidad en las múltiples exp~s1c10nes q~e procuran
dos a la producción de significaciones que quedan evaluadas en virtud de su análisis semiológicos de textos particulares. Este r.1esg? proviene .de q~e
aporte al bienestar y el progreso del hombre y de la sociedad. Las creencias, cada autor se considera con derecho a inaugurar la c1enc1a de la sem10log1a,
los mitos, las religiones son textos en que se dicen las expectativas del prescindiendo de cuanto se haya escrito previamente. Pero no hay pensa-
individuo en relación a su trascendencia y que ordenan sus incalculables y miento científico que, para merecer tal nombre, no deba apoyarse en un
angustian tes relaciones con la transitoriedad del entorno físico, intelectual y pensamiento precedente; y tal pensamiento preced.ente, con cuya tra?~forma­
emocional. Lo mismo ocurre con las estructuras del poder, las relaciones ción se cumple la tarea de la ciencia, debe ser tenido en cuentaexpllcllamen-
familiares, la impartición de la justicia, etc.; cada una de las instituciones de te. Tal el sentido del presente trabajo: retomar el contacto con las fuentes
la sociedad se manifiesta a través de aspectos concretos, perceptibles senso- teóricas de la semiología y recomponer un punto de partida que permita el
rial o intelectualmente, que representan valores, fines y necesidades que no real progreso de esta disciplina. Con tal objeto s: analizará?, tratando. ?e
son inmediatamente consta tables. En cuanto se hace presente un objeto que mostrar su fecundidad en función de las necesidades de mterpretac10n
no se agota en sí mismo sino que vale en la medida en que es portador de un actuales, los aspectos más tr~scendentes de los e~critos de Ferdinand de
ausente que no puede concretarse más que a través de tal representación, el Saussure, Charles Sanders Peirce y Charles Moms.
concepto de lenguaje es aplicable y puede ayudar a establecer relaciones, a La primera parte del trabajo está dedicada a Saussure. La oposición
desentrañar los mecanismos por los que se hace eficaz, a mostrar su mayor o lengua vs. lenguaje está analizada a partir del concepto de que. lo natural al
menor adecuación con respecto al contenido cuya puesta a disposición de la hombre radica en la/acuitad de constituir sistemas de signos, mientras que la
comunidad constituye la significación que tiene socialmente asignada. Pero oposición lengua vs. habla permite establecer las relacion~s cons~itutivas de
queda lejos de este concepto de lenguaje aquel que se limitaba a a ailalizar las un sistema teórico, instrumento fundamental para el estud10 del signo el cual
cualidades de lo verbal; se necesita una ciencia que establezca la homogenei- necesariamente estará referido a un sistema ya sea el de sus propios elemen-
dad y la heterogeneidad entre planos tan distantes; que enuncie las leyes de tos constitutivos, ya sea aquél articdado por otros signos frente a los cuales
esos signos con los que se puede, ya bien nombrar al universo, ya bien poner cada signo obtiene su acotamiento negativo. De inmediato se desarrolla la
al universo a disposición de las necesidades del hombre; que no se desoriente conocida propuesta saussuriana de la dualidad interna inherente a todo
por las urgencias propias de la especialización que tiende a jerarquizar los signo y en especial al lingüístico: significante y significado; la reflexión ~obre
objetos y significados de la particular inmediatez de cada disciplina, pero este algoritmo permite ampliarlo de modo que dé cuenta de las relac10nes
que sepa establecer la estructura más profunda que explica las contradiccio- tanto intrasistémicas como intersistémicas que mantienen las dos partes del
nes de la apariencia; tal el fin y la utilidad de la semiología.

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EL SIGNO /NTRODUCC/ON

mismo con el sistema al cual pertenecen y con el sistema al cual representan texto inglés hemos propuesto nuestra propia traducción, sometiendo la
o traducen; se estudia cada una de las seis variantes a que conduce esta valoración de los matices que nos interesa destacar al contraste del lector
expansión. A continuación el trabajo analiza las propuestas de Saussure crítico. El aporte de Peirce consiste fundamentalmente e~ la estruct.ura
relativas a lo que debe entenderse por valor y por significación, la importan- dinámica que establece entre las partes del signo y en los suces1~os trat.am1en-
cia de este par de conceptos para reconocer aquellas características en virtud tos a que somete a dichas partes hasta elaborar su mag1s~ral sistema,
de las cuales un signo se adscribe a un sistema y aquellas otras mediante las primero de nueve signos o nueve aspectos en qu~ puede se~ cons1d.e.ra.do todo
que se vincula a un universo distinto a sí mismo. Ambos términos permiten signo y, posteriormente, de diez signos por las mterrelac10nes tnad1ca~ que
un análisis estático o dinámico, siguiendo al cual, los conceptos de sincronía establece entre los precedentes. En todos los casos hemos procurado, JUnto
y diacronía aproximan importantes problemas de naturaleza epistemológi- al desarrollo teórico que destacase el mencionado car~cter dinámico. (9ue
ca; disintiendo parcialmente del pensamiento de Saussure, se puede apreciar anticipa, en la unidad mínima, la estructura del camb10 ~ue P.roducua la
la utilidad de sus propuestas en lo que respecta a la historia de las ciencias y a significación como efecto de unidades más complejas), eJemphficar d~sde
la ubicación de los distintos niveles lingüísticos y metalingüísticos, de objeto distintos ángulos cada propuesta, tanto para esclarecer conceptos no s1ei:ri-
material y objeto formal, y sus variaciones relativas y discordantes. Final- pre fácilmente accesibles, como para mostrar la eficacia del modelo pe1r-
mente se agrupan los conceptos relativos a la semiología que aparecen ceano en el análisis de fenómenos semióticos concretos.
dispersos a lo largo del Curso y se formula una elemental sistematización de Finalmente, en la tercera parte se efectúa una lectura crítica de las propues-
ellos con intención de dejar establecida una base mínima pero esencial de lo tas de Ch. Morris. Hay mucha diferencia entre el Morris de 1938, cuando
que por tal disciplina deba entenderse. escribe "Foundations of the Theory of Signs", y el de 1946 en que aparece su
La segunda parte tiene por objeto identificar los aportes de Ch. S. Peirce muy difundida obra "Signs, Language an~ Beh~vior" a la 9ue dedicamos
a la problemática actual de la semiología. Peirce parte de la lógica así como preferente atención. En la primera, Morns esta mucho mas cerca. ~e. las
Saussure había partido de la lingüística. El primero se refiere a la semiótica, reflexiones de la Received View. mientras que en 1946 adopta defm1tiva-
dando lugar a la' difusión de tal término para identificar nuestra disciplina, mente los postulados del conductismo. El temor a la objeción de ment:ilista
mientras que el segundo optó por el de semiología; éste fue preferido por los le lleva a teorizaciones que desmerecen frente a las formuladas en la pnmera
estudiosos europeos, mientras que los anglosajones, en especial americanos, época. El seguimiento de los textos de Morris nos ha con?ucido .ª un
continuaron usando el de semiótica. Actualmente parece afirmarse este desarrollo, no sólo critico en cuanto al análisis efectuado a partir del. mismo,
último, especialmente por influjo de la obra de Thomas A. Sebeok, uno de sino en cuanto rechazo de la mayoría de sus planteos que no resisten. un
sus más destacados cultores contemporáneos, y de la publicación periódica riguroso contraste lógico. Asi, el estudio de la.s condiciones del signo suve
"Semiótica" editada por la Asociación Internacional de Semiótica; incluso para poner de relieve la necesidad de pensar al signo c?m? ~na estructura de
Umberto Eco, cuyos estudios han contribuido notablemente al conocimien- sustitución, con todas las dificultades que ello pueda s1gmficar, descartando
to y profundización de esta ciencia, ha titulado una de sus más recientes la yuxtaposición causalista, útil en el estudio del discurso, pero que contra-
obras "A Theory of Semiotics", traducida al castellano como "Teoría de dice a la función semiótica del signo. Esta falla en el punto de arranque de la
Semiótica General". Nosotros preferimos mantener la propuesta saussu- teoría conduce a los apriorismos y tautologías con que se trata de establecer
riana de semiología para designar a la ciencia general que tiene por objeto el una tipología de los discursos; su análisi~ n.o logra. lleg~r. a los discursos a
estudio de la vida de los signos en el seno de la vida social; conservar la calidad partir de las características de los signos, umco cammo log1co ya que se trata
de adjetivo que posee el significante verbal semiótica y utilizarlo, en conse- tan sólo de una estructura en que se actualizan secuencias de signos sin la
cuencia, para calificar a aquella facultad y a aquellas actuaciones que intervención de tercer elemento algcno, sino que se ve obligado a catalogar-
implican la presencia de signos; y designar al producto resultante, en cuanto los según aquello acercad¡; lo cual se habla, con lo que d~j.a el probl~ma en su
presencia perceptual de secuencias de.signos, como semiosis. punto inicial: ¿cómo caracterizar a los discurso~ en func10n de los signos que
En el análisis, casi exegético, de los textos de Peirce que hemos seleccio- los constituyen? Prefiriendo formular afirmaciones de rr;iuy corto alcance,
nado para esta segunda parte, se ha transcripto la versión inglesa de todos hemos ensayado una clasificación que supone la necesidad de tomar en
los párrafos utilizados; ello se debe, en primer lugar a la dificultad en cuenta dos niveles simultáneos de interrelación que se corresponden con l?s
disponer de la obra original ya que, salvo la edición de Ph. P. Wiener(N.Y. dos aspectos estructuradores del signo: signi[icant.e y significado, segun
1958) de dificil obtención en la actualidad, no se dispone sino de los Sassure 0 representamen e interpretante. segun Peirce. Mucho es lo que
"Collected Papers" que reúne prácticamente la totalidad de la fecunda labor queda ~or elaborar, pero, al menos, hemos tratado de no sobrepasar lo que
de Peirce y, en consecuencia, más dificil todavía de conseguir, siendo pocas era lógicamente deducible y empíricamente constat~ble.
las bibliotecas del mundo hispánico en que puede consultarse. Junto a cada Justamente, por esta característica de elementalidad que posee el pre-

14 15
EL SIGNO

sente trabajo, no hemos considerado conveniente darlo por concluido; smo


finaliµrlo con una propuesta de investigación. No se ofrecen conclusiones.
sino un nuevo prólogo: aquél en que se señalan puntos a resolver para llegar a
una mínima axiomatización de la semiología y algunos lineamientos meto-
dológicos que nos orientan acerca de cómo cumplir con tal propuesta. Las
observaciones y críticas que se nos formulen serán invalorables aportes para PRIMERA PARTE
ello.
Deseo manifestar mi agradecimiento a quienes han sido mis alumnos,
durante estos doce años ( 1970-1982), en Buenos Aires y en distintas capitales
del interior, por su aporte inteligente y su paciencia inagotable, mientras FERDINAND DE SAUSSURE
exponía, analizábamos y discutíamos estos temas. DESARROLLO Y ACTUALIZACION
Asimismo agradezco al Dr. Eugenio Pucciarelli las importantes sugeren- DE SUS CONCEPTOS
cias que me formuló tras la lectura de los originales y que han contribuido a
ajustar y mejorar algunos aspectos del texto.

16
l. La Oposición: Lengua / Lenguaje.

La primera preocupación de Ferdinand de Saussure es diferenciar los


conceptos de "lengua" y "lenguaje". A la lengua le atribuye "el primer lugar
entre los hechos del lenguaje" (p. 25) 1, al tiempo que afirma que "la lengua
produce la unidad del lenguaje" (p.27). Amhos conceptos venían siendo
utilizados corrientemente por Ja lingüística clásica; no obstante su uso era
equívoco. La intervención científica de Saussure tuvo por objeto determinar
ciertas características estructurales que lograsen delimitar. con el correspon-
diente rigor, los respectivos conceptos de "lengua" y "lenguaje".
En un primer momento considera al lenguaje como Jotalidad, una de
cuyas partes (esencial) es la lengua. Pero cuando desarrolla en qué consiste
esta diferenciación entre totalidad y parte propone nuevos criterios delimi-
tadores con calidad epistemológica. "El lenguaje -transcriben sus alum-
nos- es multiforme y heteróclíto"; la lengua "es, a la vez, un producto
social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones necesarías,
adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de esta facultad
entre los individuos" (p. 25). La inicíal oposición diferenciadora todo vs.
parte ha sido reconducida a la de facultad natural vs. producto social. en la
medida en que lo social es una intervención en lo natural, ámbito del cual el
hombre selecciona determinadas posibilidades comunicativas. fijándolas y
jerarquizándolas mediante la atribución de valores y significaciones conven-
cionalmente aceptados.
Al ir estableciendo la diferencia entre lengua y lenguaje, Saussure va
construyendo un paradigma científico mediante el cual asigna a la lingüísti-
ca un lugar epistemológico autónomo respecto a otros enfoques posibles de
los fenómenos que analiza y de notable coherencia y exhaustividad. Lo que
de tal paradigma puede derivarse no se agota en modo alguno en los
desarrollos saussurianos, como lo demuestran los posteriores enfoques de la
lingüística; del mismo modo continúa sugiriendo nuevas posibilidades para

1
Ferdinand de Saussure, Cour.s de Linguistique Générale, Paris, Payot, 19/L. La i:ditorial
Losada, de Buenos Aires, ha publicado numerosas ediciones de la versión castellana de Amado
Alonso. Las referencias del texto, indicadas entre paréntesis al final de cada cita, son traducción
del autor y remiten a la edición francesa de 1972.
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSUIU.

la 1dentificac16n del cuerpo teonco de esa c1enc1a, la semiología. cuya re dice: "No es el lenguaje hablado el que es natural al hombre, sino la
importancia y extensión él percibió con singular claridad. facultad de_ constituir una lengua, es decir, un sistema de signos distintos,
Ferdinand de Saussure se preocupa por la posible objeción de que, por el corresp?nd1entes a ideas distintas" (p. 26). En este punto, además de plan-
hecho de ser el ejercicio del lenguaje una consecuencia de la "facultad que tear la idea de la función sustitutiva de los signos ("un systéme de signes
recibimos de la naturaleza, mientras que la lengua es cosa adquirida y distincts correspondants á des idées distinctes"), inaugura la hipótesis estruc-
convencional", en la respectiva jerarquización de los elementos en estudio, es tural de que dicha sustitución se produce entre sistemas diferentes. Junto con
la lengua la que parecería que "debería subordinarse al instinto natural, en ello, se hace presente el concepto metodológico de la diferenciación (la cua-
lugar de sobreponérsele". Es un problema, por consiguiente, de jerarquía d< lidad de distincts. que atribuye respectivamente tanto a signos como a ideas),
conceptos. En el enfoque tradicional, de raigambre romántica, el concepto I~ cual acontece, a su vez, en el interior de cada uno de los correspondientes
de "naturaleza" se encontraba nítidamente privilegiado frente al de "socie- sistemas.
dad". Pero Saussure, al asentar las pautas fundamentales de la lingüística Pero, además, el problema se inscribe en una oposición con la que
como ciencia, advierte que tal orden de prioridades necesita ser invertido. recupera el nivel antropológico a que hiciéramos referencia. Al plantear tal
Para defender su tesis de que la lengua producf la unidad dfl lenguaje, se facultad superior como lo natural al hombre, está estableciendo su cualidad
preocupa de demostrar que "no está probado que la función del lenguaje, tal diferencial respecto al restante ámbito de lo biológico. Dada la extensión y
como se manifiesta cuando hablamos, sea enteramente natural". Para ello a_ctualidad que tienen los estudios sobre lenguajes comparados y la popula-
rebate ciertas consideraciones positivistas, como la pretensión de que "nues- nd_ad que_ han adquirido ciertos simios como Washoe, Koko y Flo 3 de
tro aparato vocal .:sté hecho para hablar como nuestras piernas para cami- quienes disponemos de excelentes informes respecto a comportamientos
nar", o reduce la trascendencia universal que se atribuye al descubrimiento que se interpretan como lenguaje desde enfoques behavioristas o empiristas,
de las locali1aciones ce;·c:hrales, teoría que, en su tiempo, sustituye a la resulta particularmente oportuno detener nuestra atención en la oposición
desacreditada frenología, rno.;trando en qué forma lo com•cncional y por propuesta por Saussure y desarollarla para evidenciar el espectro de com-
tanto social n:kga a 1u1 lugar s<."cuudario la cuestión del aparato vocal; y portamientos que cubre la función semiótica general y conocer sus límite~
cúmo, lo que se !luclca en la tercera circunvolución frontal izquierda, "es lógicos. He aquí la primera formulación de este modelo de oposición:
menos la Licuitad de proferir tales o cuales sonidos ... que la de evocar por un
instrnn1en10, cualquiera que sea, los signos de un lenguaje regular", por lo HUMANIDAD
que concluye con una afirmación que, al independizar una concreta racultad
de un determinado órgano, constituye el presupuesto de la existencia de una NATURAL ARTIFICIAL
facultad de nivel superior o más general, cuyas manifestaciones habrán de
conducirle a proponer la nueva ciencia de la semiología: "Todo esto nos Tratemos de ir atribuyendo un contenido a este par de términos.
lleva a creer que, por encima del funcionamiento de los diversos órganos, El hombre, tomado en un determinado momento de su propia historia
existe una facultad más general, aquella que gobierna a los signos, y que encuentra a su mundo circundante constituido como un universo de signos.
sería la facultad lingüística por excelencia" (p. 27). Con ello, Saussure está En virtud de la función derivada de su facultad semiótica, resulta natural
poniendo el acento, no sobre determinados signos (los del lenguaje verbal) para el hombre significar cuanto le rodea, o sea, transformar a su universo
sino sobre cualquier instrumento (o sea, signos de otros lenguajes) capaces, externo e interno en signos. Mediante esta modificación de su entorno (al
mediante la correspondiente convención, de manifestar la capacidad del cual el animal, utilizando otra vía, se adaptaría), lo transforma en objeto de
pensamiento humano para sustituir. Y esa sustitución que Ch. S. Peirce conocimiento y, así, su intervención consiste en la elaboración de una <'specí-
demarcará como de "algo por algo " 2 , en una plena generalización lógica y, jica artificialidad. La práctica de su humanidad en el mundo consiste en
en cuanto tal, carente de contenido pero capaz de todo contenido posible, elaborar esas veladuras df lo real. mediante las que se aliena definitivamente
constituye el punto de arranque de la evolución hacia una ciencia de la de lo natural y genera un ámbito específico a su naturaleza: el ámbito de la
semiología. significación. El hombre, mediante esta actividad de transformar a lo natu-
ral en signos, resulta ser naturalmente artificial.
Otro párrafo, también fundamental, desde nuestra actualidad, para esta-
blecer por qué la lengua produce la unidad del lenguaje y que nos ofrece un
3
concreto aporte para una antropología semiológica, es aquél en que Saussu- Juan Angel Magariños de Morentin, Rugidos. balbuceos y lengua/es; conferencia pronun-
ciada el 19-VI 1-1980 en la Biblioteca Joaquín V. González; inédita. Pueden consultarse:
Euclid O. Smith tEd.), Social Play in Primates (Proceedings of a Symposium, University Park.
1 Pa., 1977), New York, Academic Press, 1978; y f'rancine Patterson, Conversations with a
Charles Sanders Peirce, Speculative Grammar. en Collected Papers, Cambridge, Massa·
chusetts, The Belknap Press of Harvard University Press, 1931, parágrafo 2.228. Gorilla. en National Geographic, October 1978, ps. 438 a 465. entre otros.

)() 21
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

El modelo de oposición ínicíal se amplía, por tanto. del siguiente modo: Ahora será necesario desarrollar en qué consiste esta NO-Elaboración de
su propia artijicialidad. Tal expresión se vincula con uno de los conceptos
HUMANIDAD más utilizados, debatidos y tergiversados de nuestra cultura: el de aliena-
ción. Este término establece una distancia o aje ni dad frente a algo; resulta
NATURAL ARTIFICIAL fundamental establecer la calidad de ese algo frente al que se toma distancia.
l'.la. btorac1on
., t Partiendo de la perspectiva de la función semiótica como natural al hombre,
se enriquece el concepto de alienación en tres posibles aspectos.
de su propia ?. Decir que es natural al hombre elaborar su propia artificialidad. implica
Artificialidad
decir que el hombre se constituye en htimilno en la medida en que crea su
Si lo específicamente natural al hombre consiste en elaborar su propio propia alienación, o sea, su propia distancia de "lo real", expresión que
nivel de artificialidad, como consecuencia lógica se plantea la pregunta utilizamos, meramente, en el sentido de lo no significativo. Habría. por
acerca de su artíficialídad específica. tanto, un aspecto de la actividad humana, fundamental para establecer su
Existe una posibilidad de respuesta que, por la lógica de las oposiciones especificidad diferencial en el ámbito de lo biológico, a la que puede denomi-
propuestas, situaría como tal artificialidad a lo biológico. No obstante, se narse "alienación humanizante". Este sería uno de los aspectos que ningún
trataría de una equivocada lógica ya que la asignación de contenidos a experimento conductista ni aséptica observación empírica habría podido
natural y artificial responde al establecimiento de las respectivas funciones comprobar en lo que se refiere a los pretendidos lenguajes anímales. La
derivadas de la facultad semiótica, y no a deslindar los contenidos natural y capacidad de reproducción de determinados signos. por efecto del aprendi-
artifü·ia 1(k la naturaleza humana. Decir que lo natural al hombre es lo social zaje a que han sido sometidos, no probaría que Washoe ni Koko han
y que lo artificial es lo híológico es tan sin sentido como el supuesto inverso. cumplido efectivamente esta aiienacíón (fracaso experimental confirmador
h1 el mPdl'io q ne dcs;1 rrul la mos. lo hio/!Ígico ocupa un lugar muy diferente: de que esa facultad semiótica y la correlativa función constituyen lo específi-
camente natural al hombre, como es la propuesta saussuriana). Por otra
BlOLOGICO parte, la observación de la capacidad comunicativa de Flo y su manejo de
determinadas situaciones en el grupo de chimpancés en libertad, observados
lllJMANO ANIMAL por Goodall, tampoco implicarían el empleo d~ dicha facultad semiótica ya
que no es constatable que mediante tales comportamientos se instituya un
NATURAL ARTIFICIAL universo social, o sea, un universo, por acotado que fuera. diferente y aliena-

t '
El a b orac1on
t do de lo real.
Este tipo de alienación humanizante carece, por consiguiente, de Ja
de su propia ?• habitual carga peyorativa que se le atribuye a la expresión. Pero el esquema
que estamos deduciendo no ha quedado todavía completo. Es preciso esbo-
artificialidad
zar, al menos, cuales sean las posibilidades o formas de esa NO-Elaboración
E! interrogante acerca de la a rtificialidad del hombre permanece, pues, sin de la propia artificialidad que se ha señalado como contenido de lo artificial
respuesta, ya que lo biológico se sitúa como metalenguaje de humano y pertinente al hombre. Es evidente que han de tratarse de restricciones a la
animal y lo que estamos buscando e~ la significación de lo artificial como mencionada alienación; serán situaciones o comportamientos en que hay
concepto incluido en lo humano. El camino correcto será oponer, mediante una limitación, pérdida o deterioro del ejercicio de aquella "facultad de
la negación del contenido, la significación de artificial a la significación de constituir ... un sistema de signos distíntos correspondientes a ideas distin-
natural. Por consiguiente, tendremos: tas" caracterizado por Saussure. Si tal facultad es natural, su posible limita-
ción provendrá, ya bien de una decisión voluntaria en mayor o menor grado
HUMANIDAD o ~a bien como efecto de perturbaciones psícosomáticas que pueda sufrir. Al
primer caso podemos caracterizarlo como "alienación funcional"; al segun-
NATURAL ARTIFICIAL do, como "alienación real".
Con la expresión "alienación funcional" se está haciendo referencia a esa
Elab!ación NO-Ela,oración porción de la tarea de propia humanización a la que se renuncia en función
de la propia de la propia de la comunicación social. O sea, se alude a los límites de la medida en que se
artifícialidad artifícialidad acepta una impersonal alienación estandarizada, que constituye la base

'' 2J
El S!Gl''<'O
FERDINAND DE SAUS5iURE

común e imprescindible para la organización social de la coexistencia. Cada


impidiendo la producción de discursos unívocos; ya bien porque el sujeto en
coyuntura histórico-social supone una herencia de alienación preestableci-
cuestión no logra distanciarse y duplicar en lo simbólico el ámbito existen-
da, en cuya interioridad se trata de encauzar el acontecer social. Todo ser
cial en el cual transcurre su acontecer; casos, ambos, en que lo que se
humano accede a la vida comunitaria optando entre un número determina-
manifiesta lesionado es la fundamental capacidad de generar y estructurar
do de pautas que le proponen modelos de alienación, mediante los cuales
los correspondientes signos. No logra la sustitución de lo imaginario por lo
encontrará resuelto el problema de organizar en forma significativa el caos
circundante. En los estudios sobre la evolución de los primates hacia el homo simbólico tanto por carecer o por haber perdido la posibilidad de producir
mpiens, hay una etapa denominada homo erectus en que, con un cerebro diferenciaciones en su horizonte semiológico, como por haber perdido o por
todavía inferior a los 1.000 cm 3 , logra adquirir una cualidad que multiplica carecer de la posibilidad de adscribir tales diferenciaciones a los homólogos
su potencia intelectual y, por tanto, su capacidad para intervenir en el lugares de su universo de significaciones. Cuando estudiemos la semiótica
mundo; es lo que Robert Ardrey confiesa que le sugirió Kenneth Oakley de Ch. Peirce diremos, más técnicamente: por deterioro en la percepción de
mediante la expresión "la mente social". En su fácil y entretenido estilo representámenes o en la producción de interpretantes o en la transformación
delfundamento, operaciones todas implicadas en la función semiótica natu-
manifiesta: "Mientras escribo estos párrafos, ejercito la mente social. Aun-
que yo puedo insertar una o dos conclusiones originales, dependo de un ral al hombre. Tal sería el auténtico demente (y, en cuanto tal,alienado )en el
conjunto de experiencias reunidas por miles de investigadores científicos. que se manifestarían los distintos aspectos en que puede producirse la pérdi-
Sin estas contribuciones, yo soy sencillamente un hombre con un cerebro da de la capacidad de elaborar su propia alienación humanizante.
normal. un cociente de inteligencia bastante alto, una disposición a la En resumen. el desarrollo completo del modelo derivado de la propuesta
curiosidad. un moderado valor para oponerse a corrientes de moda, y esto es saussuriana sería el siguiente:
todo. 1k m:ivor importancia es para mí la mente social. Es la centralita que
rl'lrasrnitl' :1 lllnlida lJlll' reúne las señales de otros ecrebros" 4 . Esta mente HUMANIDAD
son;il g1·rn·1a 1111a alicnaciún que confígura los parúmctros de seguridad y de
dcsariollo de i<Hla co1111midad. Ll mdividuo renuncia en parte a su autóno- NATURAL ARTIFICIAL
mo desarrollo par;1 aprovechar el desarrollo social; y toda renuncia implica
1111 saníl1cio. ·1 ·< >d< >s ¡u.:cptamos tal sacrificio. como ineludible exigencia para
integrarnos en una sociedad. además de que, para cuando adquirimos f
nincicncia de tal sacrificio. el mismo ya está consumado. Por consiguiente, Elaboración NO-Elaboración
el hombre, defi!:ido diferencialmente, como generador de sus propios sig- de la propia de la propia
nos, se debate entre dos polos: generar su propio sistema de signos, con artificialidad artificialidad
prescindencia de las dificultadc:. que para la comunicación ello pueda
acarrearle o aceptar los estereotipos de grandes parcelas de significación
mediatizados por los sistemas de signos que se le proponen, en su aprendiza- ALIENACION ALIENACION
je cultural, como instrumento de la comunicación intersubjetiva y comuni- HUMANIZANTE DESHUMANIZANTE
taria. La sociedad sanciona tan sólo una de estas dos actitudes polares: la del
autista que se niega a integrarse en el grupo comunitario. Ningún reproche ALIENACION ALIENACION
social se formula, por el contrario, a quienes renuncian a elaborar su FUNCIONAL REAL
cualidad de humanos, aceptando y adecuándose incondicionalmente a la
imagen y código que le propone la alienación funcional. Tras este esbozo de la distancia teórica que media entre el universo
La tercera forma de alienación, la alienación real ("real" en cuanto semiótico y el universo real, regresemos a la diferenciación lengua vs.
produce una distancia existencial entre el hombre y su capacidad de humani- lenguaje.
zación), supone una pérdida o deterioro en la/acuitad de constituir sistemas Desde el punto de vista de la lingüística estructural, los conceptos que
de signos. Ya bien porque el sistema, en tales individuos, carece de la relativa desarrolla Saussure en este primer punto de su Capítulo III, son fundamen-
estabilidad de los conectores que relacionan a los signos que lo constituyen, tales para la restante comprensión de sus planteos científicos. El signo
1 lingüístico adquiere la calidad de instancia definida en el interior del sistema
de la lengua. El signo lingüístico no puede pensarse aislado. Constituye el
'Robert Ardrey, La evolución del hombre: La hipótesis del cazador. Madrid, Alianza, 1978. p. embate definitivo frente a la lingüística que pretende adscribir a cada signo
134.
su propio referente. La sustitución, en cuanto función constitutiva del signo,

24
25

1

EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

no se produce cosa-a-cosa, sino sistema-a-sistema. Así como, lingüística-


11. La Oposición: Lengua/ Habla.
mente, el signo no es, sino que resulta ser por la interrelación con los demás
signos del sistema de la lengua, lo mismo ocurre en el ámbito de la semiolo- No ofrece una nítida coherencia la reflexión a partir de la cual Saussure
gía. Para el conocimiento, ninguna propuesta perceptual es, sino que resulta elabora esta distinción. En una lectura inicial, parecería que la oposición
ser. después de la transformación semiótica en que la forma implica la doble /enr;ua vs. habla podría ser reconducida a la más amplia (y que, semiológica-
sustitución de sí misma y de lo representado por el correspondiente concep- m~nte, ha de ser fundamental) existente entre sistema vs. discurso. Pero el
to; de aquí que conocer no consiste en llegar a esencia metafisica alguna, conocido comentario al ámbito semántico de la palabra alemana "Rede"
sino en producir, como efecto del pensamiento, la descripción topológica de elimina ese intento de correlación: "Rede corresponde. aproximadamente, a
los lugares de un sistema, los cuales recién quedan delimitados cuando se 'parole' (habla) pero le añade el sentido especial de 'discours: (discurso)" (p.
determinen las leyes de relación que vinculan al signo en estudio con el 31 ). Luego, en el pensamiento saussuriano. habla y discurso no son
sistema o subsistema correspondiente; y ello debe cumplirse tanto respecto
homologa bles.
al sistema de las formas (que han de ser utilizadas como unidades de un La primera caracterización con que comienza a deslindar el ámbito d~ i_a
determinado lenguaje) como respecto al sistema del universo a cuyos ele- lengua es la de consistir ésta en un "vínculo social" cuya naturaleza espcc1f1-
mentos tales formas sustituyen. ca estaria constituida por el discutido concepto de "suma de 1magenes
Esto es lo que Saussure realiza: no parte de una previa definición de verbales almacenadas en todos los mdividuos" (p. 30).
lengua o lenguaje (en forma que hubiera sido apriorística y en algún modo Frente a esto el habla queda caracterizada como una "práctica" capaz de
metafisica), sino que los opone para, mediante la tarea de ir evidenciando depositar ese "tesoro (la lengua) ... en los sujetos pertenecientes a una misma
sus relaciones comunes y sus relaciones diferenciales, llegar a poder produ-
comunidad".
cirlos en cuanlo instancias internas (explícitamente definibles) del sistema Así alcanza uno de sus fundamentales criterios delimitadores: "Separan-
dl' la cil'ncia dl' l;1 l111giiís1ica. do la l~ngua del habla, se separa al mismo tiempo: 12 ) lo que es s,ocial de lo
l'l'rll. lt;1sl;1 l'I 111.,111t·111 ... la lah<1r ha lll'gado ~olamenle hasta poder que es individual; 2º) lo que es esencial de lo que es accesono y mas o me_nos
111 .. ,11a1 L1 1111,·1dt·pt·11th-1w1;1 l'X1\lc111l' c11lrc esos dos signos: lenguaje y accidental" (ibídem). La doble observación aquí formulada merece conside-
k11¡•.11;1. 1 1 lt-11¡•.11:i ,,. q 11l'd;1 111cl 111do l'll el úmbito de lll antropológico como la
raciones independientes. .
L1ntl1;1d "·11111"•11t ;1 dtlnl'11nal l .a kngua concreta un sistema de signos La oposición entre lo individual y lo social. si bien propo_rc1ona un
(ll1v;1 111;1le11;tl1d:1d pcrccp_tual es de naturaleza acústica) prevenientes de la principio conceptual de diferenciación entre habla y lengua, requiere adver-
larnl1ad. tcrn1111antcmcnte delimitada, del lenguaje. Se comprende, también tir, no obstante: a) que lo individual queda dcb1lttado (y no pod1a ser de otro
la otra relación saussuria'la, citada al comienzo de este trabajo, que expresa modo tratándose de una consecuencia de la facultad destinada a la comuni-
que "es la lengua la que produce la unidad del lenguaje". O sea, si bien la cación) por la mclusión del habla entre los fenómenos sociales (es una
lengua concreta los signos provenientes de la facultad del lenguaje, esta "práctica" social); b) que lo social de la lengua no e:; u~a "suma" de las
tarea es, simultáneamente, constitutiva del lenguaje. Es la misma actitud de imágenes verbales. sino una articulación (o mtegrac1on en_ un .1·1.1·1cma
la que participa la psicología de la forma. Gestálticamente, la totalidad virtual) del conjunto de los signos lingüísticos poseídos comumtanamente.
precede a las partes. En el enfoque antropológico, el lenguaje es la totalidad No debe interpretarse esta relación entre habla v lengua. cuan? o Saussu-
(facultad) y la lengua es tan sólo una de las delimitaciones posibles (función) re denomina a la segunda como "producto social", en el sentido de una
en la interioridad del lenguaje. Desde el punto de vista de la lingüística como relación causa/isla. Ello no tendría sentido en un pensador que tuvo una de
ciencia, la lengua es una totalidad específica (fonética) y son sus leyes las que las más lúcidas aproximaciones epistemológicas a los planos en que transcu-
confieren o no calidad de lenguaje a los conjuntos fonéticos que se propon- rre la tarea de elaboración de los objetos. formal y material. de una c1enc1a
gan a su estudio; no todo lo incluido en la actividad verbalizadora es (anticipando en unos 15 años lo que el Cí_rculo de Viena, q_~e c~~enzó sus
lenguaje, sino sólo aquello que queda organizado en lengua. Para la semio- reuniones en 1923, había de tardar en precisar) cuando mamtesto: Lejos de
logía, el lenguaje impone sus condiciones fundamentales a todos los conjun- preceder el objeto al punto de vista, se elida _que es el punto de vista el que crea
tos significantes (formas perceptibles sensorialmente) con pretensión al objeto v. por otra parte. nada nos ant1c1pa que una de tales maneras de
significativa. considera-r el hecho en cuestión sea anterior o superior a las otras'' (p. 23).
Pero, todavía, es necesario enriquecer las relaciones existentes entre estos En cuanto a la segunda observación. debe reconocerse que utiliza un
signos, para lo cual será necesario introducir una tercera instancia: el habla. débil criterio de diferenciación cuando acude a los conceptos de "esencial"
Por eso, en un segundo momento epistemológico, Saussure estudia las por oposición a "accesorio" y "accidental". Con ello incurre en ~I criterio de
relaciones existentes entre lengua y habla. considerar al conocimiento como una esencia a la que sena necesano
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

distinguir de los aparentes accidentes que lo envuelven y ocultan. Es eviden- tan cierto que el hecho de haber percibido Saussure relaciones como las
te, no obstante. que la intención de Saussure ha sido atribuir a la lengua el mencionadas, implica haber adoptado un determinado punto de vista,
valor de estructura teórica que es preciso construir ya que no se ofrece constituyendo éste y las relaciones desde él percibidas, el elemento fundacio-
inmediatamente a la observación directa, mientras que señala al habla. nal de la lingüística estructural. Por ello, dicha actividad de clasificar no es
justamente. como el nivel observacional y empírico con cuya mera acumula- un objeto de conocimiento de los individuos, sino la construcción de una
ción de dato$ nunca llegaría a formalizarse la lingüística en cuanto ciencia. actividad teóricamente supuesta que permite conferir coherencia tanto a un
Pero esta terminología no se encontraba disponible en el tiempo en que momento sincrónico de una lengua, como a sus cambios, o sea, a su
Saussure dictaba sus cursos, siendo posterior elaboración de la Filosofía de transformación diacrónica; se trata, pues, de una identificación en el ámbito
la Ciencia. ( teórico de la lingüística y no de una experiencia de cuyo acontecer pueda ser
Como desarrollo de esta primera oposición entre la lengua como vínculo consciente el protagonista.
social y el habla como práctica. Saussure va enunciando nuevas característi- ·En lo que se refiere a las características del habla, Saussure se limita a
cas diferenciales: mostrar el grado de participación de la individualidad en el acto o comporta-
miento, ahora sí, plenamente observacional y constatable. En tal sentido, se
limita a identificar la doble operación cumplida por dicho individuo: la de
LENGUA HABLA ~ombinatoria respecto a las entidades del código y la relativa a la exteriori.za-
ción de las combinaciones disponibles mediante el correspondiente mecanis-
-No es función del sujeto hablante.

- b prodm:w que el individuo registra pasi- -Es un acto individual de voluntad


j mo psicofísico.
Ferdinand de Saussure desarrolla extensamente los caracteres de la len-
gua y sólo incidentalmente se preocupa de fijar determinadas características
va mente. del habla. Esto es coherente con la totalidad de su pensamiento, ya que ciñe
su tarea al desarrollo de una lingüística del habla. Como toda proposición
··--Nunca '11pom· pre111edttación -Es un acto individual. .. de inteligencia fundamental de una teoría científica ello contiene una estructura un tanto
circular o tautológica; mal podría haber una lingüística del habla si la
I ,a rdltx1ún ru1 1ntcrvícnt,_· mús que para la
<lt'llv1dad Lk clasificar
lingüística, en cuanto ciencia, consiste en la adopción de un earticular
punto de vista que crea su objeto. Esta creación acontece a partir de los
-En el acto del habla son distinguibles: datos del habla pero no consiste en el habla; o a partir de determinados
a) Las combinaciones mediante las cuales el presupuestos teóricos con los que quedarán ordenados los fenómenos del
sujeto hablante utiliza el código de la len- habla; pero en uno y otro caso lo que se constituye es la lengua como sistema
gua; teórico capaz de dar cuenta de las observaciones empíricas correspondien-
b) el mecanismo psicofisíco que le permite tes. Consciente de esta dualidad, cuida de dejar bien establecida la respectiva
exteriorizar tales combinaciones demarcación: "Se puede, en rigor, conservar el nombre de lingüística para
cada una de ambas disciplinas y hablar de una lingüística del habla. Pero
será preciso no confundirla con la lingüística propiamente dicha, aquélla
De tales características, destaca esa específica pasividad del individuo cuyo único objeto es la lengua. Nos abocaremos únicamente a esta última y
respecto a la lengua; las restantes no hacen más que desarrollar las formas de si, en el transcurso de nuestras demostraciones, nos proporciona luz el
tal pasividad. Situándose al nivel del sistema de la lengua, en cuanto "sistema estudio del habla, cuidaremos de no borrar nunca los límites que separan
gramatical virtualmente existente en cada cerebro", Saussure atribuye a ambos dominios" (ps. 38-39). Los estudios relativos al habla tomaron
cada individuo el papel de ser soporte necesario de dicho sistema. consistencia en escuelas que optaron por las tesis empiristas y behavioristas,
U na, no obstante, de las características diferenciales atribuidas a la entre las que destaca la General Semantics que llega, en sus más conspicuos
lengua produce cierta inquietud: es la relativa a la reflexión, la cual no desarrollos, como son los de Alfred Korzybski 5 o S. l. Hayakawa 6 , a
intervendría más que para la actividad de clasificar. Por remisión del mismo formular audaces conexiones entre el comportamiento verbal y la salud
Saussure sabemos que tal actividad clasificatoria consiste en las que deno-
mina "relaciones sintagmáticas" y "relaciones asociativas" (p. 170). Esto
suscita la siguiente pregunta: ¿Pertenecen, dichas relaciones sintagmáticas y ~ Alfred Korzybski, Science and Sanity: An introduction lo Non-Aristotelian Systems and
asociativas. a la lengua o, más bien, a la lingüística, formando parte de su General Semantics. Lancaster, Science Press Printing Company, 1933.
objeto formal? Que el punto de vista constituye el objeto de la lingüística es •s. l. Hayakawa. El lenguaje en el pensamiento y en la acción. México, Uteha. 1967.

29
EL SIGNO FERD!NAND DE SA USSURE

fisiológica, en el caso del primero de estos autores, o a afirmar arbitrarios LENGUA HABLA
postulados sobre la ética de la semántica en que se comprobaría la preferibi-
lidad de la cooperación sobre el conflicto, como es el caso del segundo autor.
La escasa aceptabilidad de semejante propuesta ratifica la oportunidad de la
advertencia de Saussure. En cierta forma podría decirse que los intentos de
constituir una lingüística del había, con rigurosa pretensión científica, ha
conducido al campo de la semántica. ya bien tratada en la perspectiva de la
¡ -Parte social del lenguaje. exterior al indi-
viduo (p. 31 ).
--¿Parte individual del lenguaje exterior al
individuo'?
-¿Parte individual del lenguaje, interior
al individuo?
V-¿Parle social del lenguaje, interior al
individuo'!
lógica, como la llamada "Escuela de Varsovia" (Lesniewski, Kotarbinski y
-El individuo, por si solo. no puede crear- -¿Puede d individuo crearla o modificar-
Tarski) 7 fijando el segundo de estos autores, Kotarbinski, el término "Pra- la ni modificarla 1).
:1 la?
xiología" para referirse a "la ciencia de la acción eficiente "R; ya bien desde la
perspectiva generativa, como lo hacen, entre otros, aparte e incluso al -Sólo existe en virtud de una especie de -¿Existe con independencia del contrato?
contrato establecido entre los miembros de
margen de Chomsky, .krrold J. Katz y Jerry A. Fodor 9 ; ya bien, retoman-
una comunidad J 1).
do el concepto de praxíología y encuadrando al habla en los problemas de la
comunicación, en los estudios de V. Sánchez de Zavala w. - f ] individuo necesila un aprend11aje pa- -Su práctica. ¿requiere un aprendizaje'?
La actitud adoptada por Saussure hace que, al continuar el desarrollo de ra conocer su funcionamicn!o J l ).
-------··--·--------~~--··
las diferencias entre lengua y habl;;i tienda más a completar las relativas a la -Se conserva, aun rcrdido d uso dd ha- ~Puede perderse, conservándose la len-
lengua que las que configurarían el habla, quedando estas últimas como bla 31). gua (lbidem).
interrogantes cuya formulación puede resultar, no ob~tante, fructífera para -Puede estudiarse con índependenci;i del -¡,Puede estudiarse con independencia de
la reflexión epistemológica. En el siguiente cuadro contrastador de caracte- habla 31 ). la lengua''
rc:< trataremos de enfrentar cnum:iados correspondientes a la lengua y al -La ciencia de la lengua 'ó!o es rosiblc -¡.Requiere la ciencia del habla (si es posi-
habla, aun en aquello~: casos en que Saussurc no los ha enunciado expresa- sí no se o Iros elementos (p . .11 ). sible tal ciencia) la misma
mente; tales casos pl)drún identificarse porque están en su forma interroga-
-La lengua es de nalllralcza homogénea -¿El habla es heterogénea como. según
tiva.
J2). Saussure, In es el
-Es un sistema de signos donde lo úníco -El habla i.CS unsis1t·ma? En tal caso, ¿qué
esencial es la uníón d1•l wnt ido r Je la 1ma- le resulta esencial? ¿Cuál es la naturaleza
í(en acústíca, siendo las dos partes del signo de los signos que la constituyen''
·····Ob¡ctn bien definido en el conjunto hete- -¿Objeto indefinido en el nrn¡untn heteró- i[?Ualmente psíquirns (p. 32).
ródito de los hechos dél ). clito de los hechos dd ----------~---·---··

-Es un ob.ieto de namraleza concreta -Es un objeto de naturaleza concreta


-Aquella porción determinada del circui- -;.Pertenece a ese mismo circuito" ;.En 4ué J2) (Ibídem)
to donde una imagen auditiva se asocia con parte del circuito se instala?
-Los signos lingüísticos son asociaciones -¿Cuáles son los signos del habla? ¿Re-
un 31 ).
ratificadas por el consentimiento colectivo quieren la ratificación colectivary

-Son realidades 4ue tienen su asiento en -;,Cuál es la realidad de los signos del ha-
1
María del Carmen Bobes Naves. La semiótica como teoría lingüística. Madrid, Gredos, el cerebro 32). bla''
1973. -Son, por así decir. tangibles; la escritura -Sería imposible fotografiar, en todos sus
8
Tadeusz Kotarbinski, Praxiological Sentences and How They Are Proved, en Logíc, Metho- puede fijarlos mediante imágenes conven- detalles. los actos del habla (Ibídem).
dology and Philosophy ofScience (Proceedings of the 1960 lntemational Congress. Eds. Na gel, cionales 32).
Suppes and Tarski), Stanford, California, Stanford University Press, 1962; ps. 211 y ss.
• Jerrold J. Katz and Jerry A. Fodor, TheStructureofa SemanticTheory. en Readings in the
Psychology of Language, Ed. L. A. Jakobovits and M. S. Miron, Englewood Cliffs. New Podemos prescindir de esta última observación, de mero carácter técnico,
Jersey, Prentíce-Hall, 1967; ps. 398 y ss. (publicado originariamente en Language, VoL 39, que ha quedado contradicha por la evolución de la propia técnica fotográfi-
April-June 1963; ps. 170-210).
ca; si Saussure deja de lado el estudio del habla, lo hace en procura de una
'ºVíctor Sánchez de Zavala, /11dagacio11es praxiológicas sobre la actividad lingüística. Ma- pureza metodológica que, en su momento, se imponía como una exigencia
drid. Sigk XXI, 197J. imprescindible para conferir rigor científico a su disciplina. El progreso que
1
J Jl
·1
r EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

~ermitió registrar ópticamente la descomposiciún de los sonidos v111 , 1¡..., estaban en el firmamento antes de que la astronomía (o su etapa arqueológi-
s1mpl~'.11ente, superó la inaprensible dificultad con que él se enfrenta ha ... 1. 1 ca: la astrología) los tomase en consideración, los astrónomos, al menos en
fona~1~n de una palabra, por pequeña que sea, ~upone una infinidad tk la resentida mirada que Saussure lanza en torno, disponían de ellos a su
mov1m1entos musculares extremadamente difíciles de conocer y represen antojo. No considera Saussure que antes de que él consolidase la lingüística
tar" (p.32). también existía el lenguaje y los hechos del habla lo anteceden desde siglos
Las preguntas, no formuladas por Saussure, a las que hemos dado forma que comienzan con los interrogantes que hoy se plantean acerca de su
a partir de las afirmaciones saussurianas acerca de la k11g11a. poseen, en posibilidad en el hombre de Neanderthal 11 . O más bien, trata de demostrar que
algunos casos, res~uestas muy obvias; pero, en general, sirven de guía para tal existencia no le sirve, al menos con los medios de observación y análisis
constatar la pos1bI11dad de una ciencia acerca del habla, así como para de que dispone, para conferirle status de objeto formal de su ciencia; por
detectar una sene de problemas y evaluar si la semántica, conductista, eso recharn de su campo de estudio a una lingüística del habla, como a la
lógica, generativa o praxiológica, da debidamente cuenta de ellos. posibilidad de un registro de los matices de la fonación. Sin embargo, entre
¿Cuál es el objeto al que tiende Saussure al enumerar estos caracteres de la el habla como existencia y los cuerpos celestes como existencias no puede
lengua? El objeto de la lingüística no preexiste a la propia lingüística, como, formularse diferencia alguna en cuanto a que ambos no existen para la
según ~emos visto, se enc~:g~ de dejar debidamente establecido: por el ciencia hasta que ;;e adopta el específico punto de vista: el cual, en uno y otro
contrano, la tarea de la lmgu1st1ca, en cuanto c1cnc1a, consiste en constituir- caso habrá de transformarlos en los correspondientes objetos formales. La
~º· Por eso Saussure no parte de un concepto de lengua dado, sino que sale, ciencia, en cuanto producción de su propio discurso, tiene una vida que no es
J~Stam.ente, en su búsqueda. En la mediad en que lo consiga habrá podido, otra que la de los signos mediante los cuales dice a un universo de objetos
s1multaneamcnk, establecer la existencia de una ciencia de la lingüística. Lo determinado, sin que tales objetos o tal realidad participe de la vida de dicha
que es la lengua (y. en consecuencia. lo que lleguen a ser los signos lingüísti- ciencia. Pese a las resonancias organicistas que pueda despertar lo que acaba
cos) ~~hcrá ser producido como efecto de significación de su propio discurso de manifestarse se trata de uno de los criterios fundamentales de la actual
c1e~t1f 1co. Lo contra no implicaría que, al comienzo de la investigación, ya se teoría de la ciencia: criterio anticipado por Peirce, aproximadamente en la
sabia aquello que se pretendía llegar a saber. misma época que lo hizo Saussure: "La trama y la urdimbre de todo
. No hay que malinterpretar el sentido de esta observación. El texto que pensamiento y de toda investigación son los símbolos y ... la vida del pensa-
~t1hzamos para seguir el desarrollo del pensamiento de Sausstire es el de su miento y de la ciencia es la vida inherente a estos símbolos", en uno de los
12
famoso Curso, tal como nos ha llegado en la versión de sus alumnos Charles párrafos más citados de la ingente obra del filósofo norteamericano .
Bally Y Albert Sechehaye. Con i.ndependencia de las interpolaciones que A Saussure no le interesa desarrollar las relaciones conceptuales del
p~e~en proceder de quienes le dieron forma, la exposición de Saussure es signo-habla, justamente, porque no va a construir una lingüística del habla.
d1d_act1ca_ y n?prctende conservar el_ orden lógico del desarrollo de un trabajo El hecho de oponerlo al signo-lengua es a los meros efectos de evidenciar con
de mvest1gac1on_. O ~e.a, que es preciso distinguir entre el orden de exposición mayor eficacia la estructura pertinente a este último.
de un discurso c1en.t1f1co y s~ propio orden de producción 0 progreso lógico, Obsérvese que hemos empezado a hablar de "signo-lengua" y de ''signo-
coherente y deductivo. Aqu1 nos encontramos ante un texto que conserva un habla". Precisamente, porque lo que ha logrado hacer Saussure ha sido
determinado orden de exposición. Cuando Saussure se refiere a la distinción transformar a la lengua y al habla en el par de signos correspondientes y así
entre lengua y habla lo que hace es mostrarnos conclusiones importantes a hacerlos objeto de conocimiento de su disciplina. Vamos a continuar nues-
l~s que ha llegado, en tiempos y por procesos que pueden ser totalmente tro análisis de su texto tratando de reconstruir el desarrollo lógico mediante
distintos, ~que en nada afectan a la ubicación, al comienzo de su texto (0 en el que se cumple esta transformación. De más está decir que Saussure no usa
sus clases mt~oduct~n~s) de tales conclusiones. Pero, también, lo que hace es tales expresiones (signo-habla y signo-lengua), pero llega a conferirles un
valo:ar la calidad teonca de I~ estrucmra ci.entífica que va a proponer y en eso valor teórico, especialmente a la lengua, que implícitamente los transforma
consiste buena parte de la calidad y actualidad que posee su pensamiento; lo en tales. Nosotros los utilizamos en las páginas siguientes para diferenciar
desarrolla con clara conciencia de los problemas epistemológicos que impli- claramente el nivel existencial y el nivel teórico en que la lengua (y el habla)
ca la. tarea a I~ qu~ enfrenta y, así, simultáneamente, nos enseña lingüística y pueden situarse.
teona de la c1enc1a.
E.s c.ur~oso q~e padezca un cierto desenfoque respecto a la labor científica
11 Sobre la hipótesis de Brose-Wolpoff. ver W.W. Howells. Ncandertha/s: Names, Hypotheses
en d1sc1plmas ~J~nds a su especialidad. "Otras ciencias operan sobre objetos
and Scientijic Method, en American Anthropologist. V. 76, 1974.
dados por ant1c1pado y que pueden considerar, de inmediato desde diferen-
tes puntos de vista" (p. 23 ). Es evidente que, frente a los cuer~os celestes que 12 Ch. S. Peirce, Op. cit., parágrafo 2.220.

:n
EL SIGNO FERD!NAND DE SAUSSURH

Para proceder al conocimiento de un signo (o sea. de una estructura que


posee un lugar en un determinado sistema y que se define por las rclacio11c~
1 El papel que cumplen los elementos terminales de las distintas relacione!'>
en que Saussure sitúa a la lengua ("hechos del lenguaje", "individuo",
que, en cuanto tal lugar, guarda con los restantes lugares constitutivos dd "circuito de asociación de imagen y concepto", "habla", "lenguaje exte-
sistema; valga esta 'primera aproximación al concepto de signo, ya que lo~ rior" y "contrato comunitario") es el de signos delimitadores, es decir,
posteriores estudios sobre Peirce y sobre Morris ayudarán a conceptual izar- aquellos que no tienen otra función que permitir Ja transformación de la
lo específicamente) es necesario optar entre dos procedimientos: o se estuJia lengua en el signo-lengua pertinente a la ciencia de la lingüística. Ocupan los
al signo hacía su propia interioridad. o se lo estudia vinculándolo con otros lugares del "A"y el "B" en el modelo de Greimas.
signos del mismo sistema.Optaremos inicialmente por este segundo procedi- Los elementos conectores ("delimitación", "interioridad", "aprendiza-
miento por ser el que se ajusta al desarrollo que realiza Saussure en esta je", "parcialidad", "conservación", "independencia", y "existencia)" atri-
parte de su exposición. Más adelante nos adentraremos en el desarrollo de la buyen un valor a las relaciones que median entre la lengua y sus propios
estructura del signo. Todavía debe advertirse que todo signo se vincula con signos de delimitadores, A través de tales valores o leyes de relación intra-sis-
otros signos, ya bien en la contigüidad integradora de un discurso (relaciones témica, Saussure elabora la forma conceptual del signo-lengua.
sintagmáticas), o ya bien en la simultaneidad articuladora de un sistema Se llega, así, a una definición explícita del concepto de lengua tal como ha
(relaciones paradigmáticas). En el cuadro siguiente se ha optado por esta sido producido por su pensamiento científico: f:'s una delimitación en la
última variante, ya que también es tal la intención de Saussure en cuanto lo interioridad de los hechos del lengua;e que solo toma en cuenta parte de los
que tiene en vista es la descripción estructural del sistema de la lengua. elementos inte¡;rantes del circuito de asociación de imagen y concepto y parte
Algirdas Julien Greimas ofrece un modelo elemental de estructura: "La de los hechos constitwivos del lenguaje exterior. cuya existencia requiere del
estructura -dice- es el modo de la existencia de la significación, caracteri- acuerdo comunitario y a la cual el individuo accede mediante un aprendiza/e,
zado por la presencia de la relación articulada entre dos semas" 13 y lo siendo su conservación independiente del fenómeno Je/ habla.
simboliza mediante: Saussure ha ido haciendo explícitos. o sea, sacando de la nebulosa de lo
indiferenciado y enunciando expresamente uno por uno, cada uno de los
A/ r (S) / B elementos con los que, sin ser lengua, se relaciona la lengua. Hay, todavía,
no obstante, una vaciedad en cuanto a las calidades de las relaciones
establecidas. Si bien, con ellas, el fenómeno de la lengua pasa a ocupar el
Nosotros, en vez de hacerlo entre sernas (ya que no tratamos la problemá- nivel teórico en cuanto signo-lengua, es tal signo-lengua el que deberá ser
tica particular de la significación, lo haremos entre el signo-lengua. por una definido explícitamente a continuación. Y este segundo paso en la tarea
parte y las terminales de sus posibles relaciones, tal como hemos visto que estructuradora de la lingüística, Saussure lo da sin advertirnos que la
las propone Saussure. exposición ha cambiado de plano; aparece entre las características que va
mencionando como recapitulación de los caracteres de la lengua.

l
SIGNO-LENGUA SIGNO-l.ENGUA

t
LENGl'A S-e-!rti_d_o~~~~~~H-,-,m-o-,T,-n-eidad ~-~,-;~-::ª-;fr~:-n_:_:t-e-~~-~-:-~~:~~~-~-~-.-
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parcialidad •
existencía lmlen acústica

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+ ratificadas concreta'

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SISTEMA DE SIGNOS-LEN1JA
intNiorídad

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parcialidad
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Circuí10 de
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IMAGEN Y
independencia

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ffABLA LENGUAJE CONTRATO
Conoc+ienlo

Independencia
l Transfe,ríbilídad

f
ILNUl!4.IE CONCEPTO COMUNTTARIO
EXTERIOR
-----*+--------OTROS SISTEMAS------'------
SIC~NOS-HABLA _ _ _ _ _ __.. .___ _ _ _..
._,._ SIGNOS-GRAFICOS
'' Algirdas Julien Greimas. Semántica estructural, Madrid, Gredos, 1973; p. 32.

il 35
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

Las relaciones ya no se establecen entre la lengua y otros signos, sino Este sistema está constituido por elementos de naturale1a específica, los
entre el signo-lengua (elaborado en las anteriores delimitaciones) y el sistema signos-iengua. que sólo pueden ser definidos en interacción con el sistema al
de sígnos-len¡;ua en el cual queda incluido. Las relaciones que a este efecto que. simultáneamente. estructuran y por el cual resultan estructurados. No
enuncia Saussure se refieren a las cualidades de tal signo-lengua: "homoge- hay signos, si no es en función de un sistema; tampoco existe sistema más
neidad", "sentido e imagen acústica", "asociaciones colectivamente ratifi- que en función de los signos que contiene. El estudio de un tipo específico de
cadas" y "realidades mentales y concretas". El paradigma así organizado signos (en este momento particular de nuestro trabajo, el estudio de los
tiene dos expansiones: una hacia el sistema de signos-habla y otra hacia el sis- signos de la lingüística) requiere que cuanto de ellos se diga, sea coherente (y
tema de si¡;nos-¡;ráficos (escritura). En ambos casos, ya no es el signo-lengua constitutivo) respecto a cualquier afirmación que pueda plantearse acerca
el que está siendo desarrollado, sino el sís tema de signos-lengua que, median- de la totalidad del sistema.
te estas nuevas relaciones se transforma en entidad teórica propia de la lin- De aquí las particularidades que atribuye Ferdinand de Saussure al
güística y, en cuanto tal, en signo-sistema de signos-lenf¡ua. Para este último signo-lengua. Debe contener todas las características y sólo aquéllas me-
nivel, respecto al sistema de signos-habla la relación es de "conocimiento" e diante cuya expansión pueda produc;rse el sistema de la lengua. Y así. la
"independencia"; respecto al sistema de la escritura lo es de "transferibi- lengua. en la lingüística estructural. no serú considerada como cosa. o sea.
lidad." como fenómeno existente. sino como conrn:iniiento acerca de determinados
Disponemos, así, de una nueva definición explícita, esta vez correspon- fenómenos.
diente al signo-sistema de signos-lengua: es un conjunto homogéneo de signos-
lengua. en cuanto realidades mentales y concretas, de los que importa su senti- Por eso. los signos de la lingüístirn (los signos-lengua) no son las pala-
bras, sino un tipo particular de entidades cuya estructura es preciso elabo-
do y su imagen acústica y destinados afijar asociaciones colectivamente ratifi-
rar. Puede decirse que la palabra es la cosa. mientras que el signo-lengua es el
cadas. El signo-sistema de signos-lengua es transferible a otros sistemas: de
resultado de pensar científicamente tal palabra-cosa. Esta reflexión es fun-
signo-habla y/ o de signos-gráficos. siendo cognoscible con independencia de
damental para que podamos situarnos en la perp~ctiva adoptada por Saus-
tales otros sistemas.
A partir de aquí, Saussure puede pasar a referirse a la semiología en sure cuando afirma la estructura dual del signo-lengua, constituida por un
cuanto sistema j?eneral de los signos del lenguaje. Para ello es suficiente con significante y un significado.
ampliar las oposiciones en estudio, hasta abarcar las relaciones (y fijar la Del par significante-significado se habían ocupado ya Aristóteles, San
naturaleza de tales relaciones) que vinculan al si¡;no-sístema de los signos-len- Agustín, la es<:olástica, los gramáticos de Port-Roval, etc. Pero sólo captan-
gua con los restantes sistemas capaces de servir de soporte a las distintas do el particular sentido· que recibe esta bipola11dad en el pensamiento
formas de organización de "sistemas de signos diferentes" que el hombre es saussuriano poL'remos enfrentar la problemútica de la lingüística estructural
capaz de generar. Alcanza, de este modo, en una nítida derivación epistemo- y de la semiología a que da lugar. No es un problema complejo. pero
lógica. su propio concepto de semiología: Se puede, pues, concebir una tampoco es fácil verlo. Sugiere una de esas ilusiones ópticas en que la
ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social". la cual perspectiva de un cubo, tan pronto se nos aparece en su aspecto cóncavo
"nos enseñará en qué consisten los signos y qué leyes los rigen" (p. 33). como en el convexo. Lo peligroso es afirmar aspectos relativos a su convexi-
Nosotros relegamos su estudio para más adelante, ya que todavía queda dad cuando lo que se esta percibiendo es su concavidad y viceversa. La causa
mucho por decir acerca de los signos-lengua. En efecto, tan sólo se ha principal de ambigüedad en los signos-lengua está constituida por su aspec-
analizado su relación con otros signos. o sea, su estructura exterior; en lo que to significante, ya que el mismo nunca lo es de modo totalmente originario,
continúa analizaremos las consecuencias a que conduce la propuesta saus- sino que siempre puede ser considerado como transportando el significado de
suriana acerca de su estructura interna. otro significante que pertenece a un nivel "más" originario. Someramente
enunciado, la palabra «cielo», en su forma escrita o verbal, es un significan-
III. Los signos-lengua en su estructura interna te. Su significado no es el cielo cuya inmensidad contemplamos en el campo
o entrevemos sobre los edificios de la ciudad; su sir,nifícado es un lugar
"Es preciso situarse, desde el comienzo, en el terreno de la lengua y conceptual que, en el orden de nuestros conocimientos, vulgares o cientí-
tomarla por norma de todas las restantes manifestaciones del lenguaje" (p. ficos, ocupa el ciclo visible. Pero también el cielo con su falsa coloración azul
25). En base a lo estudiado anteriormente, la afirmación de Saussure exige es un significante, ya que lo percibimos como forma a la que atribuimos un
partir de un conjunto con la calidad de sistema, dentro del cual y sólo en valor. o sea. como.forma de la cual podemos afirmar que sabemos lo que es: y
vírtud dd cual quedarán ordenados todos los fenómenos que derivan de la tal es. como veremos, el sentido fundamental del concepto de :-.igníficante.
lac11ltad del lenguaje. Ahora bien. el significado del significante "cielo", en cu;i.ntG signo-lengua.
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

es algo que acontece, conceptualmente, en el ámbito de la lengua, sin fue asumido por los organismos internacionales: "Antes de la segunda
transgredir sus límites; mostrar qué es lo que acontece en el sistema de la guerra mundial. la lnternational Federation of.Nationa/ Standard Association
lengua y cómo acontece, es el tipo de transformación a que tenemos que (l.S.A.), partiendo de la experiencia lingüística tradicional, coleccionaba o
someter la palabra "cielo" para pensarla lingüísticamente. fijaba en primer lugar los términos -o sea, los significantes- que remitían
Se acaba de decir que todo significante es siempre ya significado de otro ulteriormente a sus definiciones, las cuales delimitaban las nociones. Pero
significante "más" originario. Pero la transformación de un significado (que una experiencia de 25 años ha llevado a la Internatíonal Organisation for
lo es de algún significante tomado como inicial) en significante destinado a Standardisation (l.S.0.), sucesora del I.S.A., a adoptar, desde 1953, el
la producción de un nuevo significado, no es una operación interna a un procedimiento inverso: ir desde las nociones a las definiciones, y desde las
único signo, sino un proceso que involucra, no sólo dos signos, sino dos definiciones a los términos" 15 (el añadido, entre guiones, es nuestro). Pero
sistemas, ya que cada uno de tales signos pertenece a un sistema distinto. Por tales definiciones continúan siendo consideradas en su aspecto lingüístico.
esto. la operación que en tal caso se cumple bien puede ser considerada "La definición -escribe Alain Rey- es una frase corta destinada a cubrir
como traducción; su estudio no puede agotarse, por ello mismo, en el puro exactamente y a sugerir lo que se llama el sentido, es decir, el conjunto de
ámbilo de la lingüística. sino que debe tomar en consideración las leyes valores de empleo de un conjunto de sonidos, de letras, trátese de un
correspondientes a la lingüística y a aquel otro sistema al que pertenec~ el 'nombre' o de una expresión. Esta frase está constituida por una palabra
precedente par significante-significado. Siguiendo nuestro elemental ejem- central, que designa una noción que engloba la de lo definido (tal el 'género
plo, el significado del significante verbal "cielo" no nos conduce al cielo sino próximo' de la lógica) y que está calificada por otras palabras, cuyo rol
que es el camino de entrada al infierno de la lingüística. O sea, "cielo", en consiste en distinguir el sentido a definir de todos los otros del mismo género
cuanto uno de los signos-lengua, encuentra su significado en el interior de un (los alumnos de filosofía habrán reconocido la 'diferencia específica ')" 16 .
paradigma perteneciente a la lengua castellana, en el que se articula con Las definiciones. aparte de sus características lógicas y que hacen a su
"celeste", "celestial"; o en el interior de otro paradigma de la misma lengua calidad en cuanto tales, deben ser consideradas como enunciados lingüísti-
que nos permite construir "cielo-s"; o de otro que nos impide decir "ciel-a", cos acerca de características de entidades no lin[(ÜÍsticas; o sea, generalmente,
etcétera. a través de una definición, se relaciona un significante lingüístico con otro
Es evidente entonces que el prohlema de la semántica se plantea, no como significante de naturaleza no linf(iiística. lo cual cumple dicha definición
problema puramente lingüístico, sino como problema de interrelación entre mediante la descripción de ciertas calidades de tal significante no lingüístico.
lugares determinados de sistemas-lengua distintos. Cuando hablamos co- El concepto de "sentido" suele complicar más el problema por cierta
munmente del significado de un término, no solicitamos una respuesta que superposición con el "significado". Greimas no logra diferenciarlos adecua-
nos lo ubique en el interior del correspondiente sistema de la lengua (salvo damente, pero adopta una perspectiva totaknente coherente con lo que
que el significado solicitado sea metalingüístico, pero ello suele ser la venimos enfocando: "La significación no es, por tanto, más que esta trans-
excepción) sino que la respuesta solicitada habrá de encontrarse en otro posición de un nivel de lenguaje en otro, de un lenguaje en un lenguaje
sistema diferente al lingüístico (sin que deba desorientarnos el hecho de que diferente, y el sentido no es más que esta posibilidad d<: transcodificación" 11 •
se nos enunciará mediante signos-lengua). ¿Cuál es. entonces, el valor de la expresión de Saussure: "El signo
Nos enfrentamos. por lo tanto, a la equivocidad del concepto de sif(mfica- lingüístico une, no una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen
do. No debe extrañarnos. ante la muy abundante literatura al respecto que, acústica" (98)? Estudiando los dos pares que contrapone, podemos ubicar
no obstante, no ha logrado clarificar el tema adecuadamente. Posiblemente del lado del sif(nificante, ya bien al nombre (lo que niega), ya bien a la imagen
el desarrollo que procederemos a hacer de la famosa propuesta saussuriana acústica (que es lo que afirma); y del lado del significado estarían, ya bien la
siga el mismo camino; pero, al menos, habrá demostrado algunos aspectos cosa (con la que niega la relación), ya bien el concepto (término aceptado de
del análisis que no podrán dejar de ser tomados en cuenta. la relación que plantea).
Los diccionarios y la forma convencional de aprender un idioma extran- De los cuatro elementos enunciados, tres pueden calificarse como "mate-
jero (memorizando lo que SÍ[(nifican interminables listas de palabras) inílu-
yen en este desenfoque. Los diccionarios. especialmente, cuidan de dar Ver, también. Marie-Jose Rey-Debove. La dejinition lexícographique, en Cahiers Lexicographi-
definiciones precisas. Entre quienes han trabajado el tema. desde un enfoque ques. n• 8. 1966: ps. 7 I y ss.
empírico pero con intención de lograr algunas generalizaciones inductiva-
•s George Mounin, Los problemas teóricos de la traducción. Madrid, Gredos, 1971: p. 154
mente válidas, destacan Ala in Rey y Marie-José Rey-Debove 14 • El problema '' Alaín Rey. Prése/llation du Oictionnaire. en Dictionnaire Alphabétique et Analogique de la
Langue Francaise. por Paul Robert (Petít Robert) Paris. S.N.L.. 1972; p. XVI.
17
14
Alain Rey. A prop<H de la définition. en Cahiers Lcxicographiques, n° 6. 1965; p. 68 y ss. Algirdas .lulien Greimas. /)11 Sen~. París. du Seuil, 1970: p. 13.
EL SIGNO
FERDINAND DE SAUSSURE

riales": la cosa, el nombre y la imagen acústica. Sólo el cuarto, el concepto,


surge a primera vista como abstracto y como tal lo califica el mismo las dos palabras, "SIGNIFICANTE-SIGNIFICADO"; el resultado no es
Saussure. Pero, respecto a la imagen acústica también nos dice .que la significativo, limitándose a mostrárnoslas. Lo único válido significativa-
considera como "la huella psíquica de ese sonido, la representación que nos mente es la oposición de las respectivas definiciones. Y ya estamos, casi sin
proporciona el testimonio de nuestros sentidos", eiiminando, así, la calidad habernos dado cuenta, realizando la segunda de las lecturas posibles del
material de tal sonido. esquema, la lectura vertical. Las palabras "SIGNIFICANTE" y "SIGNIFI-
Dejemos de lado el psicologicismo del que se le ha acusado; es un rastro, CADO" son ambas meros significantes. En cuanto significantes (S) cada
en su texto, del paradigma científico (en el sentido en que habla Thomas S. uno de ellos tiene un significado (s): la construcción conceptual y discursiva
Kuhn) 18 que le es contemporáneo. Lo importante es que Saussure está que los explícita. Leyendo los opuestos en ese segundo nivel captamos
afirmando la inmaterialidad de las perspectivas componentes que integran inmediatamente su diferenc!a: uno se refiere a la "imagen acústica" y el otro
las dos caras del signo, tal como él lo define: "El signo lingüístico es, pues, al ''concepto", elementos que ya sabemos diferenciar, máxime con la expli-
una entidad psíquica de dos caras ... Proponemos conservar la palabra cación que les agrega Saussure. Pero "SIGNIFICANTE-SIGNIFICADO"
signo para designar a la totalidad y reemplazar concepto e imagen acústica es un enigma si lo privamos del nivel definitorio. Entonces, ¡,por qué hemos
respectivamente por sign~firado y significante" (p. 99). Dentro de aquella podido decir que son dos?, ¡,por qué no la reiteración de uno solo?
inmaterialidad, se limita a afirmar que el hecho de "llamarlo 'materiar (al (11)
sonido) es sólo ... por oposición al otro término de la asociación, el concep- -NTE
to, generalmente más abstracto" (p. 98). Es importante comprender las dos s SIGNIFICA
-DO
afirmaciones que este texto implica: 1) El signo, en cuanto tal, es una
estructura cuyas componentes son ampas inmateriales; 2) el concepto posee Presencia de formas gráficas o fonéticas comunes y
de una variante alternativd (gráfica o fonética) ·
"generalmente" una mayor abstracción. diferencial
Así, si de un objeto podemos afirmar su calidad de signo es porque posee
en sí la capacidad de establecer (mostrándola) una distancia (ese plus de
abstracción) entre dos entidades inmateriales. Lo que aparece ahora en el nivel inferior(s) es lo que nos permite conocer

~
s
.j SIGNIFICANTE
Eficacia "psíquica"
SIGNIFICADO

Concepto "abstracto"
s
s
que estamo.s en presen.cia de dos significantes. Así pues, al margen y previa a
toda otra .d1fe~enc1ac~on que pueda proponerse, existe una significación que
nos permite d1ferenc1arlos como dos entidades lingüísticas.
Sustituyamos ahora en el esquema (1) el nivel del significante (S) (donde
de la imagen acústica de una cosa fi~~raba el par: "SIGNIF~CANTE-SIGNIFICADO") por el nivel del sig-
s s nificado (s) tal como ha sido producido en el modelo (11):

En este esquema (1) encontramos el par significante-significado como de formas gráficas o fonéticas comunes y
legible en dos direcciones: la horizontal y la vertical. En la horizontal, se una '.iriante alternativa (gráfica o fonética)
puede leer el paralelismo directamente pretendido por Saussure: la relación
entre significante y significado se reproduce homologándose en la relación Concepto abstracto
entre la "eficacia psíquica de la imagen acústica" y el "concepto abstracto de de una cosa
una cosa". Sin embargo, tal homologación no es significativa, en función de
la estructura científica de la lingüística, más que en el nivel de las respectivas s
definiciones; el superior no hace más que mostrarnos los dos términos que,
como dijimos, ya habían sido frecuentemente diferenciados: el inferior, los En el esquema o modelo así configurado nos encontramos con dos
reduce a una abreviación a los efectos de su presentación simbólica. Lo que posibles significados: "Eficacia psíquica ... " o "Concepto abstracto ... "
aquí interesa es la diferencia específica que entre ambos piar.tea Saussurc. del significante "Presencia de formas ... ". El segundo significado ("Con-
Hagamos ahora una breve reflexión: si ponemos una al lado de la otr.1 q cepto abstracto ... ") no se encuentra lógicamente conectado con el signifi-
c~nt.e .aquí propuesto ("Presencia de formas ... ") sino que llegará a ser el
"Thomas S. Kuhn. La esrructura de las revoluciones científicas, México. F.C.E., 1971: ps. 80 s1gmf1cado que corresponda al otro código del cual es traducción o transco-
Y SS. dificacíón el significante que estamos trabajando.
Reordenando el modelo obtenido, tenemos:

40
41

FERDINAND DE SAUSSURE
El SIGNO

Al haberlo desconectado, en la provisionalidad de nuestro análisis, de la


s Presencia de formas gráficas o fonéticas comunes y
de una variante alternativa (gráfica o fonética) estructura significativa que dio cuenta del significante lingüístico en cuanto
diferencial tal (S/s 1 ), se hace imprescindible una investigación destinada a mostrar su
propia cualidad significativa. Sabemos los títulos que acreditan a un signifi-
cante como parte de la estructura del signo: entonces, ¿cuál es la cualidad del
significado que lo acredita como para completar dicha estructura?
De nuevo la trágica equivocidad del concepto de significado. El "cielo"
lingüístico y el cielo que está sobre nuestras cabezas, siendo originariamente
heterogéneos, ¿cómo homogeneizarlos?
La relación entre "S" y "s 1" constituye al signo-lengua, por su estructura El significado "s 1 " constituye la significación lingüística del significante
interna, en objeto de conocimiento para la ciencia de la lingüística: y lingüístico "S". Luego, el significante correspondiente al significado "s"
especialmente al aspecto puramente sintáctico de la ciencia de la lingüística. deberá ser buscado en el ámbito de lo extralingüístico. Precisar este aspecto
Al sustituir. en el nivel del significante, las anteriores formas (en nuestro es, también, particular preocupación de Hjelmslev: "Parece justo 4ue un
caso) gráficas: "SIGNIFICANTE-SIGNIFICADO" por la calidad percep-
signo sea signo de algo y 4ue este algo reside, de algún modo, fuera del signo
tual que poseen para poder ser percibidas y para que la percepción sepa mismo: así la palabra bos4ue es el signo de un objeto determinado en el
identificarlas, nos permite comprender por qué Saussurc se muestra un paisaje y ... este objeto no forma parte del propio signo " 2'>.
tanto aprensivo con el carácter material del significante. Sólo en la medida en
que la percepción juega un papel preponderante, habla de una cierta mate- En la saussuriana expresión "concepto abstracto de una cosa" no que-
rialidad. En definitiva la materialidad de un significante radica en la necesi- dan rastros de materia lingüística (salvo la necesaria para pensarlo o comuni-
dad fundamental de ser percibido; pero también se reduce a ello. Su evalua- carlo), pero en nuestro concepto del cielo quedan efectivos rastros de
ción lingüística comienza después del "hecho ontológico o fenomenológi- nuestra actividad perceptual de elevar los ojos y contemplar la inmensidad
co", como manifiesta Hjelmslev 19 , momento en el cual la expresión (o del espacio. Y sabemos lo que buscamos cuando tenemos la voluntad de
significante) se transforma en "signo de una sustancia de la expresión". En buscar el cielo: lo diferenciamos, por sus características perceptuales, de un
definitiva, la materialidad del significante no hace referencia al hecho elefante, de una pared, de una brizna de hierba, del número 4, del concepto
perceptual sino a ciertas calidades diferenciales que sólo pueden advertirse de metamorfosis, etc. Si podemos hacerlo es porque, en todos estos casos,
en tal significante porque ya el sujeto conoce otros significantes respecto a nos encontramos anteformas con elementos comunes v con variantes diferen-
los cuales puede diferenciar el que tiene en presencia. El significante de una ciales. Quiere decir que los percibimos ya como significantes, conforme a la
lengua lo es por sus diferencias y no por la materialidad de su presencia. definición anteriormente propuesta. En el ámbito de sus respectivas calida-
Podemos hablar de una variante diferencial a partir de la cual una mera des diferenciales, tales significantes van dejando la huella psíquica de sus
sensación óptica (o acústica) se transforma en la expresión de un signo. imágenes respectivas. O sea, vamos constituyendo sistemas de variaciones y
También por eso, no puede existir un lenguaje con un signo único; si existiese de correspondencias que establecen un principio de orden en el universo que
un único significante, la única calidad que podría poseer sería la de su nos rodea; sistemas en que se interrelacionan conceptos que se corresponden
materialidad, con cuyo exclusivo aporte el pensamiento no podría conocer- con a4uellos significantes.
lo, ya que el conocimiento es diferenciación respecto de otros, pero ese único
supuesto significante no proveería de relaciones de diferenciación y el Este estudio del significado ("s") en el enfoque de Saussure evidencia la
pensamiento no podría atribuirle ese plus inmaterial que no está contenido necesidad de encontrar el sign!ficante perdido: aquel del que procede tal
en lo percibido sino que resulta añadido por el pensamiento al confrontar significado y que, desde luego. no es el significante lingüístico. Tal el objeto
diversas percepciones. Aquello en que puede percibirse una variante diferen- de estudio específico de la semiología, en cuanto ciencia general que abarque
cial es la expresión que da cuenta de la capacidad significativa de un la totalidad de los signos utilizados o reconocidos como tales por la sociedad
significante y bien puede considerarse como su definición. y que, en su parte no lingüística, abarca todos aquellos conocimientos que
son traducidos por el signo lingüístico.
Se hace evidente que, en el anterior esquema (IV), ha quedado aislado el
"concepto abstracto de una cosa" el cual, en principio, parece corresponder Llegamos pues al siguiente esquema:
con la entidad lingüística que Saussure denomina "significado".
"' Louis Hjelmslev. op. cíl .. ibídem
" Louis Hjelrnslev, Prolégoménes a une Théoríe du Langage, París. de Minuit, 1968; p. 76.

42
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

(V) En el modelo (VI) están contenidos cuatro signos distintos:


Presencia de formas gráficas o s s s1 s1
s fonéticas comunes y de una va- SIGNIFICANTE
s S1 s S1
riante alternativa (gráfica o foné-
tica) diferencial LINGUISTICO además de poder constatar la necesidad de dar respuesta a los problemas
resultantes de la posible vinculación inmediata entre:
S1 Eficacia psíquica de la imagen SIGNIFICADO
(acústica o gráfica) LINGUISTICO s---sl; s-----sl
SIGNIFICADO Conviene dejar indicadas, al menos nocionalmente, las variantes que,
s Concepto abstracto de una cosa
NO-LINGÜISTICO para el problema de la significación, sugiere el modelo alcanza<;io.

Presencia de formas (cual- la. variante: S • Significante lingüístico


quiera sea su cualidad) con SIGNIFICANTE Si · sobre significado lingüístico
s1
elemento~ comunes y con NO
variantes diferenciales LINGUISTICO Como dijimos, constituye el ámbito propio de la ciencia de la lingüística
1 estructural. Con él se afirma la existencia de un significado ("s 1 ") que
Con esto han quedado deslindados los contenidos de cada uno de íos encuentra exhaustiva respuesta en el interior de lo puramente lingüístico.
elementos del algoritmo saussuriano S/s así como los lugares que ocupan en No hay en él alusión a otro universo que no sea el de la lengua. Excluye por
la respectiva relación. Asimismo se puede comprender claramente que lo tanto a la semántica, la que se deberá considerar imposible de responder
existen dos problemas que deben ser deslindados: uno es el relativo al dentro del exclusivo campo de esta ciencia; no obstante, tampoco debe
signo-lengua en cuanto perteneciente al Sistema de signos-lengua (proble- limitarse a presentar la problemática de la sintaxis exclusivamente; más
mática que constituye a la lingüística) y otro es d relativo al signo-lengua en bien abarca e incluye los temas puramente formales de la teoría del lenguaje.
cuanto mediador con otros Sistemas de signos-no lingüísticos (problemática La pretensión de la lingüística, mediante el estudio comparativo de los
que, por una parte, define el ámbito de la semántica y, por otra, constituye a diversos sistemas de signos-lengua (o sea, las lenguas actuales o históricas),
la semiología; según que, respectivamente, se atienda a la relación entre los consiste en elaborar un sistema de significados de estricta naturaleza lingüís-
signos-lengua y los signos-no lingüísticos, o a la estructura interna de tales tica ("s 1") capaz de dar cuenta de todas las relaciones diferenciales percibi-
signos-no lingüísticos). Se establece, por consiguiente, un principio de orga- bles en los distintos sistemas de significantes lingüísticos ( «S») en los que se
nización en el problema de la significación, al contestar qué es lo que en materializan (tomando en consideración las adecuadas reservas saussuria-
definitiva une el signo lingüístico. nas) la totalidad de los signos-sistema de signos-lengua cognoscibles. A esta la.
El esquema (V) puede formalizarse, conforme a los símbolos saussuria- variante del algoritmo, que consideramos fundamental, de la semiología, lo po-
nos, como: demos denominar "signo metalingüístico".
Un ejemplo de su utilización en semiología aplicada conduce al esclareci-
(VI)

~
miento de los valores estrictamente lingüísticos mediante los cuales, un
sujeto parlante organiza las relaciones diferenciales de su propia materia
fónica. Es pauta, por tanto, para descubrir las claves de un «idiolecto» en

8.15
que, además, permite producir, concretando las posibles int<:rrelaciones
cuanto remodelación individual de la lengua utilizada en la comunidad a
que un sujeto determinado pertenece; no en cuanto a las significaciones
extra-lingüísticas que utiliza de modo diferente a como lo determina tal
código, sino en cuanto a la gramaticalidad que reelabora subjetivamente.
entre sus cuatro términos, un conjunto ordenado de respuestas a fundamen-
tales problemas relativos a la facultad semiótica general y, así, sistematizar s1 Significante no-lingüístico

la problemática de la semiología. Por ello, el anterior algoritmo, desenvuel- la. variante: sobre significado no-lingüístico
to a partir del de Saussure, bien puede considerarse como la representación s
del signo en semiología y lo denominamos "algoritmo fundamental de la Con este algoritmo se señala la existencia, para el conocimiento, del
semiología". restante y plural conjunto de signos de naturaleza no lingüística. Son signos

44 45
EL SIGNO
FERD!NAND DE SAUSSURE

cuyo significante ("S 1") y cuyo significado ("s") acontecen ambos en siste- final, para el conocimiento, de los signos-no lingüísticos; y por otra tenemos
mas que ordenan universos de calidad no lingüística. a los signos-no lingüísticos en cuanto entidades del conocimiento plenamen-
Abarca lo que Saussure señala como "semiología", es decir, "la escritu- te significativas con independencia del lenguaje verbal, pero destinadas a ser
ra, el alfabeto de los sordomudos, los ritos simbólicos, las formas de cor- comunicadas, lo cual, en principio, necesita cumplirse mediante los signos-len-
tesía, las señales militares, etc., etc." (p.33); pero, además, prescindiendo gua (u otro lenguaje formal cuyos símbolos han debido ser explicitados, en la
de que se trate de formas artificiales destinadas a la comunicación, abarca etapa de propuesta o aprendizaje, mediante signos-lengua). Es comprensible
todo el resto de cuanto el hombre puede conocer por percepción sensorial o que el hecho de estar constreñidos a tal traducción no excluye la necesidad
mental. El conocimiento del universo, vulgar, científico o poético, es tal en de ser conocidos por su estructura interna, antes y al margen de la transfor-
VIrtud de su pertene~cia (son formas codificadas) a sistemas en mayor o mación que debería surgir al ser insumidos en la lengua. 3) Los signos-no
menor g;ad~ f?.rmahzados que nos permiten diferenciar al objeto de la lingüísticos constituyen el objeto material del conocimiento de numerosas
percepc1on ( _S1 )y .confe~1rles un valor y una significación ("s"). Es eviden- disciplinas sociales. La historia, la sociología, la psicología, la antropología,
te que esta d1ferenc1a rad¡ca en una separación convencional de lo lingüís- la arqueología, etc., tratan acerca de acontecimientos, situaciones, estructu-
tico, por la cahdad específica del objeto significante y por la función ras, que aunque dotadas de calidad cultural, no son originariamente lingüís-
md~shndable del pensamiento que posf'e la lengua. Pero, cuanto pueda ticas (lo que no quiere decir que no sean originariamente semióticas): para
decirse acerca de estos signos considerados semiológicos podrá también cuando accedemos a su estudio o análisis ya las encontramos transformadas
decirse ?e l_os signos lin_güísticos (no siendo válida la proposición inversa por en lenguaje o bien la primera tarea que debe cumplir el investigador es
la espec1fic1dad de los signos de la lengua); ello fundamenta que la lingüística transformarlas en tal. Por ello, no es inusual que se contaminen con legalida-
solo pueda ser acertadamente estudiada en el interior de la semiología o, en des que son propias de lo lingüístico, perdiéndose, en ocasiones, su propia
las ~~labras de Saussure: "si por primera vez hemos podido asignar a la legalidad extra-lingüística.
hngu1st1ca un lugar en las ciencias, ello se debe a que la hemos incluido en la El manejo de esta segunda variante ("S/s") permite, justamente consi-
semiología" (p. J)-34); y agrega: "Para nosotros ... el problema lingüístico derarlos en cuanto estructura con legalidad y sistematización propia. Por
es; ante todo, semiológico y todos nuestros desarrollos encuentran significa- ello. a esta 2a. variante del algoritmo fundamental de la semiología podemos
c1011 cn este importante hecho. Si se quiere descubrir la verdadera naturaleza denominarlo "signo metasemiótico".
del lenguaje, hay que empezar por considerarla en aquello que posee en El establecimiento de esta división, se la considere provisoria o nece-
común con todos los otros sistemas del mismo orden ... Con eso, no sola- saria, replantea, también, desde otro enfoque, la relación entre pensa-
mente se a_clarará el problema lingüístico sino que pensamos que al conside- miento y lenguaje. En el pensamiento encontrarían cabida la totalidad de los
rar a los ntos, cost~~bres, etc.: como signos, estos hechos aparecerán bajo sistemas de signos tanto lingüísticos como no lingüísticos. Ahora, el pensa-
otra_ luz Y se sent1ra la necesidad de agruparlos en la semiología y de miento, ¿se constituye en el acto de traducir los signos-no lingüísticos en
explicarlos por las leyes de esta ciencia" (p. 34-35). signos-lengua? O bien, ¿está ya plenamente constituido cuando cumple el
Akndiendo al estado actual de desarrollo de los conocimientos de la acto de articular signos sean lengua o sean no lingüísticos (es decir, por la
lingüística, de la semiología e incluso de las restantes ciencias sociales, hay tarea de relacionar un significante diferencial con su específico significado
tres razones por las que, metodológicamente, resulta conveniente identificar también diferencial) sin que deba esperarse su traducción a lo verbal?
a los signos semiológicos en cuanto no lingüísticos y mantener esta artificial Cuando suele preguntarse sobre la prioridad lógica entre pensamiento y
diferencia, al menos provisoriamente: 1) por el escaso desarrollo de la lenguaje se supone una posibilidad de pensamiento no verbal pero se lo
semiología, lo que la pone en plena dependencia de la lingüística. Los considera, por esta carencia de lengua que lo diga, como una indiferencia-
buenos deseos de Saussure apenas si han comenzado a concretarse y, pese a ción un tanto amorfa. Ello da fácil ventaja a quienes rechazan la posibilidad
todos los desarrollos literarios de la semiología en las décadas del 60 y 70, es de tal pensamiento sin lenguaje: porque fuera del lenguaje todo sería una
P.oco, I? que se ha a,vanzado para dotarla de una estructura respetablemente nebulosa sin contornos. Incluso hay que advertir que ésta es la posición de
c1en.t1f1ca; De aqu1 que todavía es más lo que la lingüística aporta a la Saussure, para quien "psicológicamente, hecha abstracción de su expresión
sem1olog1a que lo que ésta proporciona a la otra. La condición fundamental mediante las palabras, nuestro pensamiento no es más qlle una masa amorfa
consiste en mantener cada una de las respectivas calidades debidamente e indistinta. Filósofos y lingüistas han coincidido siempre en reconocer que,
difere~ci~das y propugnar una rápida rigorización de la semiología. 2) Todo sin el auxilio de los signos, seríamos incapaces de distinguir las ideas de
conoc1m1ento no lingüístico está destinado a ser traducido al sistema de manera clara y constante. Tomado en sí mismo, el pensamiento es como una
signos-lengua que bien pueden calificarse como instrumentos ancestrales del nebulosa donde nada existe necesariamente delimitado. No existen ideas
conocimiento. O sea, de una parte tenemos a los signos-lengua como destino preestablecidas y nada está diferenciado antes de la aparición de la lengua"
(o. 155).
46
47
El. SIGNO
FERDINAND DE SAUSSURE

Aquí Saussure se olvida de la semiología que propuso inicialmente.


Esta es la propuesta ongínal saussuriana. En ella i:'I significante lingüís-
O mejor, como la restringe a sistemas de comunicación mediante otro ti-
tico está visto como un mediador. En efecto, su cualidad significativa intra-
po de signos, pero de signos ya codificados y declarados aptos para la co-
municación, la semiología no le sirve. Es totalmente cierto que el pensa- lingüística está utilizada para otra función diferente a sí misma (y en la cual
consiste lafundón semiótica por excelencia) consistente t'n la elaboración
miento amorfo no es tal, pero también es cierto que no es necesario recurrir
significativa extralingüística. A esta 3a. variante del algoritmo fundamen-
al lenguaje para disponer de un pensamiento con ideas claras, definidas y
tal de la semiología, lo denominamos "signo mediador".
constantes. Saussure le teme al platonismo de las "ideas preestablecidas";
pero no es necesario recurrir a tal platonismo para que el pensamiento En ella se basa su función de traducción. Es lo que se denomina, aten-
diferencie y jerarquice el universo. Incluso, es posible especular, desde una diendo al nivel en que acontece el lenguaje, "lenguaje-objeto". frente al
perspectiva lógica, que la palabra necesitó la preexistencia de lo nombrado "metalenguaje" que consistiría en la remnclucción del signo-lengua a su
y, en el más rudimentario de los universos culturales (posiblemente aquel al específico sistema lingüístico. Esta distinción entre las dos direcciones posi-
que aludimos del homhre de Neanderthal) existía un sistema de objetos bles de un significante hizo factible la solución de las famosas paradojas de
('"S 1") diferenciado y cuya utilidad empírica u orden mítico ("s") estaba ya Russell; en efecto, necesitó producir una teoría de los tipos según la cual
establecido en la relación que el comportamiento guardaba con esos obje- "toda clase es de un tipo más alto del que lo son sus miembros y todo
tos, aunque no se hubiesen diferenciado y sistematizado en lengua las enunciado acerca de otro enunciado es de un tipo más alto qui:' aquel sobre el
expresiones vocales que habían de yuxtaponérseles. Otro problema es la que se cor1struye" 21 . El metalenguaje. por tanto. saca al significante de su
sobredeterminación de esos signos-no Jingüí:;ticos cuando quedan cubiertos originaria función de mediador o traductor del significado perteneciente a
por la palabra; es más fácil perder la definición de signos-no lingüísticos que otro sistema semiótico. para reconducirlo al significado que posee en su
de palabras, y uno de los riesgos de las culturas ha sido siempre quedarse en exclusivo s:stema lingüístico; el tipo más alto o de mayor nivel de abstrac-
la comodidad de las palabras y perder la crt'atividad de la tarea que transfor- ción es, lógicamente, aquel que se refiere a sus puras cualidades formales,
ma a las cosas en signos-no lingübticos. No tratamos de plantear la posibili- mientras que, respecto a éste, Si:' considerará un tipo inferior o más bajo,
dad de una cultura sin lenguaje; constituve e! medio más apto para la aquel en que el significante da cuenta de una entidad observacional o más
comunicación que el hombre tiene a su disposición y no hay cultura sin concreta. Este último es el papel del lenguaje cuando díce al mundo (lengua-
comunicación. Pero pensar y, npecialmrntc, pensar científicamente requie- je-objeto); aquel tipo más alto se cumple cuando el lenguaje se dice a sí
re transformar lo real en un orden de percepciones o significantes difercncia- mismo (metalenguaje).
ks y someter a crítica constanti:' los enunciados, es decir, las fórmulas del El concepto abstracto que Saussuri:' atribuye al significado, en su bifa-
lenguaje, mediante las cuales se establecen tales diferencias y los correlativos cial estructura del signo, ("s") no Si:' vincula naturalmente con el signifi-
valores de sistematización que ri:'presentan. El conocimiento del signo que cante lingüístico ("S"), sino que tal conexión es arbitraria y convencional-
estamos considerando ofrece, pues, una directa relacíón con el principio mente establecida (p. 100); dicho concepto abstracto procede de un signifi-
epistemológico que rige al concepto mismo de la ciencia; no se trata sólo de cante ("S 1")al que. a su vez, atribuye un significado. En esta tercera variante
razonar sino de establecer la razonabilidad del propio razonamiento. Esta que estamos analizando, es un significante implícito o no manifiesto. Pero al
necesidad de crítica del lenguaje se manifiesta en la teoría de la ciencia nomhrar. tanto en una tarea denotativa u ostensiva, como al integrarlo en un
enunciando asertos tan categóricos como que "el significado de un término discurso (y tal es la función posible del signo que estamos analizando). el
estriba en su método de verificación" 11 y en la perspectiva metafísica como significante extralingüístico subyace; así, el significante lingüístico sustituye.
la necesidad de la filosofía en cuanto "autorreflexión universal ... , la razón cumpliendo la función semiótica fundamental de naturaleza metafórica, al
hundida, replegada sobre sí misma, accede al rango de razón. de razón que significante extralingüístico, sustitución que no lo elimina ya que, mediante
se comprende y se regula a sí misma " 22 • la fuerza de la convención lingüística lo vincula al significado
extralingüístico.
Ja. variante: S Significante lingüístico En esta operación radicad papel trascendental del lenguaje: nos pi:'r-
miti:' intercambiar palabras sin necesitar, en cada caso disponer de la cosa
s significado no-lingüístico nombrada. Una cosa contiene su propio significante ysu propio significado;
en virtud de ello la reconocemos. Una palabra se utiliza, normalmente, con
21
Frederíck Suppe. The Structure o/ Scientific Theories, Chicago, Universíty of Illinois
olvido de su significado lingüístico, en sustitución de un significante diferen-
Press. 1974; p. 13.
'' Joergcn Jocrgensen. Thc ficvclopmem otf,ogical Empiriásm. en Found~tlons of1hc Unnv
22
Edmund Husserl, la ftlosofia como ciencia eslricta. Buenos Aires, Nova, 1973; p. 130. of Science. Chicago, The University of Chícago Press, V. IL 1970; p. 858. .

4X 49
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

te a ella misma y como portadora del significado que, siéndole ajeno, se le Este tipo de estructura es tan curiosa como importante. Señala lo que
adosa por convención. Jugando con el absurdo de suprimir el lenguaje, queda en lo extralingüístico después de haber sido nombrado. O sea, el
puede comprenderse perfectamente el párrafo que Jonathan Swift dedica al rastro de transformación operada por la verbalización. El amor que ha sido
proyecto de uno de los "arbitristas de estudios especulativos" con quien ya nombrado como "amor" no es el mismo que cuando era todavía un
Gulliver conversa en la Gran Academia de Lagado 24 • "Era un plan para sentimiento inefable (indecible). Ubica, también, en su lugar preciso, el
abolir por completo todas las palabras, cualesquiera que fuesen ... en hecho de comportarse ante los acontecimientos o frente a los sentimientos
consecuencia, se ideó que, siendo las palabras simplemente el nombre de las según su definición verbal o según la condensación de esa definición que es
cosas, sería más conveniente que cada persona llevase consigo todas aque- su nombre; a la visión del mundo según las leyes de los nombres con que lo
llas cosas de que fuere necesario hablar en el asunto especial sobre el que nombra; a la anteposición de lo simbólico a lo existencial, etc. En definitiva,
había de discurrir ... Muchos de los más sabios y eruditos se adhirieron al se está atribuyendo a los significantes extralingüísticos ("S 1")los valores o
nuevo método de expresarse por medio de las cosas: lo que presenta el único significados lingüísticos ("s 1")que tienen las palabras que los nombran. A
inconveniente de que cuando el hombre se ocupa de grandes y diversos esta 4a. variante del algoritmo fundamental de la semiología, lo denomina-
asuntos se ve obligado, en proporción, a llevar a espaldas un gran talego de mos "signo ideológico".
cosas, a menos que pueda pagar uno o dos robustos criados que le asistan. Esta variante marca el ámbito del pensamiento ideológico en cuanto por
Yo he visto muchas veces a dos de estos sabios, casi abrumados por el peso el mismo se entiende un sistema de significados lingüísticos ("s 1")en cuya
de sus fardos, como van nuestros buhoneros, encontrarse en la calle, echar la interioridad, preestablecida, se agota la capacidad significativa de todo
carga a tierra, abrir los talegos y conversar durante una hora: meter los significante existencial ("S 1"); el único tipo de conocimiento que así puede
utensilios, ayudarse mutuamente a reasumir la carga y despedirse". Tal la alcanzarse es un reconocimiento, una cspccularidad sobre significados que
consecuencia, descrita con cáustico humor por Swift, de pensar que los no pertenecen al universo en el que adquiere significación el significante
nombres y las cosas son intercambiables y que es posible renunciar a los extralingüístico, sino que pertenecen a un sistema de significaciones que les
significantes lingüísticos ("S") recurriendo a los auténticos (en cuanto no es totalmente ajeno.
sustituidos, ni traducidos) significantes no lingüísticos ("S 1"). La paradoja También es la estructura que debe tenerse en cuenta cuando se pretende,
del hombre, anticipada en el análisis de su natural artiflcialidad. es que su por ejemplo, transformar una obra literaria en cinematográfica. Tal proceso
realidad son los lenguajes. los cuales son una traducción de lo real; cuando consiste en encontrar los significantes extralingüísticos ("S 1")(sin que esto
reclama una mayor experiencia de realidad, pide nuevas palabras porque ya ponga en cuestión la existencia de un lenguaje cinematográfico), o sea, las
no le satisface la sustitución que las viejas palabras le proporcionaban imagenes fílmicas, capaces de dar cuenta de las significaciones procedentes
acerca de lo real. de un texto de naturaleza lingüística ("s 1"). El fracaso de semejantes empre-
Mostrando visualmente la relación saussuriana, lo que ella conecta es: sas ocurre cuando la pretensión del director es encontrar significantes
cinematográficos ("S 1")que sustituyan a los significantes lingüísticos ("S")
del texto literario; ello implica olvidar que cada lenguaje tiene sus propias
características para la creatividad y que éstas pertenecen a las leyes inheren-
tes a sus significados; es decir, que para encontrar las imágenes adecuadas
("S 1")que den cuenta de la tensión creativa inherente a un texto literario lo
que hay que filmar rio son los adjetivos y los sustantivos ("S") sino la
Con lo que se evidencia, tanto la función mediadora de la lengua, como lo legalidad del lenguaje literario mediante la cual, lo narrado o referido se
que el lenguaje deja implícito cuando se lo utiliza como lenguaje-objeto. transforma en estético, lo cual depende exclusivamente del uso de la signifi-
cación lingüística con que ha sido utilizado el lenguaje verbal ("s 1"). Si el
relato carece de esta cualidad sobreañadida a lo narrado, o sea, si ha usado
las significaciones lingüísticas tal como están en el código comunitario sin
producir ninguna propuesta creadora, entonces da lo mismo que el cineasta
S Significante no-lingüístico se limite a filmar los meros significantes tal como han sido escritos, ya que ni
4a. variante: 1

una ni otra serán, posiblemente, una obra de arte.


s 1 sobre significado lingüístico
Es justamente la causa por la que nos parecen aberraciones pictóricas las
propuestas gráficas con que, durante la alta edad media, se pretendía
24
Jonathan Swift, Viajes de Gulliver, Tercera Pane, Cap. V. visualizar los símbolos, por ejemplo, del Apocalipsis. Lafealdad de los

50 51
EL SIGNO FERDINAND DE SAVSSURE

resultados obtenidos muestra que las expresiones de San Juan, pese a ser finalidades prácticas de la vida cotidiana; con frecuencia no está suficiente-
poéticamente muy gráficas, no valían como pautas de representación icóni- mente actualizado como para descubrir explicaciones, ya constatadas en la
ca, sino que encontraban su plena potencia y belleza en su calidad lingüísti- investigación científica y que considera preciosistas, innecesarias o ridícu-
ca. Esto, sin demérito de nuestra valoración de tales códices medievales las. Valga como ejemplo, elementalmente desarrollado, del contacto con la
iluminados con esos dibujos; poseen, no solo valor histórico sino estético, epistemología que proporciona la reflexión sobre estos modelos semiológi-
pero este último carácter procede de la aproximación a una mentalidad que cos. Pasemos al estudio de las yuxtaposiciones entre significantes o significa-
seguía diferentes caminos en su construcción de lo imaginario y no en el dos cuando, en vez de pertenecer a un mismo sistema (como en lo que
objeto concretamente producido. acabamos de ver) pertenecen a sistemas totalmente diferentes.
Cuando, en la página 45 se definieron las cuatro variantes que surgían
del algoritmo desarrollado a partir de la propuesta de Saussurc, se señaló 5ª variante:
también la presencia de otros dos problemas relativos, ya no a la sustitución
entre significantes y significados, sino a la posibilidad de yuxtaposición s-s 1 : Yuxtaposición, en discurso, de los significados extralingüísticos y lin-
entre dos clases de significantes o dos clases de significados pertenecientes a güísticos.
lenguajes diferentes. Debe observarse que, mientras entre un significante y un
significado siempre se produce una relación de sustitución, ésta ya no puede En este momento de nuestro estudio no tiene importancia cuál de los
plantearse cuando los elementos a relacionar son sólo significantes o sólo significados precede al otro. ni cuántos significados de cada tipo se hagan
significados. Con ellos no podemos hacer más que yuxtaponerlos, es decir, presentes en la totalidad de un discurso. 1nteresa, en cambio, wmprender el
situarlos uno al lado del otro para tratar de producir estructuras de discurso. problema que se plantea admitiendo la posibilid;id de integrar, en un
Sí los significantes o los significados pertenecen a una misma lengua, el mismo discurso. significados provenientes de sistemas diferentes.
resultado es ya bien un texto, como éste que estamos leyendo o como la Veamos un ejemplo en el cual la falta de identificación de los distintos
percepción de un paisaje, en el primer caso; ya bien la estructura teórica de sistemas a que pertenecen significaciones tratadas como homogéneas
una ciencia con su pluralidad de conceptos virtualmente activos o las conduce a conclusiones erróneas. En un artículo escrito conjuntamente con
componentes del sentido común respecto a los conceptos implícitos en la la Dra. Martha Blache' 6 , al analizar las opiniones de los autores hispanoa-
explicación de un fenómeno cotidiano. Existe un famoso debate entre Carl mericanos acerca del papel de la escritura en la transmisión del folklore, ob-
Gustav Hempel y M. Scriven sobre si existen o no leyes de cobertura servamos que daban u11 tratamiento sin diferenciación a las distintas mani-
científica para dar explicación adecuada de un suceso como el siguiente: festaciones que tomaban en cuenta. El debate acerca de la tradici6n escrita
"Queriendo agarrar el diccionario, usted golpea con la rodilla el borde de la del folklore se perdía en una maraña de contradicciones que llevaban a su a-
mesa y esto vuelca el tintero; su contenido se escurre 30bre la mesa y ensucia ceptación o rechazo sin adecuado fundamento, por mezclar y considerar al
la alfombra". Para Scriven es suficiente con aplicar los supuestos que mismo nivel los fenómenos estudiados. O sea, se estaba en presencia de un
constituyen el sentido común; para Hempel allí están implícitas todas las discurso o conjunto de interpretaciones que se podía presentar, con los ins-
leyes de las teorías científicas, biológicas, psicológicas, fisicas y químicas trumentos semiológicos que estamos analizando como:
que, aplicadas al evento, lo explican 25 • Se trata, desde la perspectiva
semiológica que permite el desarrollo que venimos realiw.ndo del esquema
de Saussure, de la opción entre dos discursos de significados pertenecientes a
sistemas teóricos diferentes. Esto nos permite considerar el problema desde
una tercera perspectiva, en vez de tratar de justificar que sólo el sentido y donde el único nivel tomado en consideración era la calidad de escritura (el
común o sólo las leyes de cobertura son adecuadas para explicarlo: el sen- sistema cuyos componentes serían todos "s", con particularidades indivi-
tido común contiene los mismos significados de la estructura teórica (o dualizadoras de carácter puramente formal, pero que pertenecerían en todos
sea, no se trata en rigor, de dos sistemas teóricos diferentes), sólo que los casos al sistema de la escritura). Y decíamos: "La escritura es un tema
vulgarizados o desprendidos de las condiciones taxativamente establecidas complejo porque se presta a diversos niveles de utilización y de interpreta-
en la ciencia, El sentido común reordena los significados científicos para las ción. Si bien los dos autores dtados mencionan casos en que se usa la
escritura en la transmisión del comportamiento folklórico, sin embargo en

25 Carl G. Hempel. Aspeas of Scíentí/ic Explanation. and Other Essays in the Phílosophy of
26
Martha Blache y Juan Angel Magarii'los de Morentin, Síntesis critica de la Teorla del
Scíence, New York, The Free Press, 1965; p. 360. Folklore en Hispdnoamérica. Buenos Aires, Ed. Tekné, 1980

52 53
i:,L SIGNO
FERD!NAND DE SAUSSURE

la ejemplificación que ellos presentan nos encontramos que ésta cumple tres
funciones distintas: 1) En las Cartas de Dios y en las Cédulas de San Juan, Ja titulado "One and Three Chairs" muestra una silla flanqueada, de un lado.
epístola o el papel manuscrito son en sí mismos objetos folklóricos .... no es por una fotograíla, de tamaño poco menor que el natural, de esta misma
su propósito ser un medio de aprendizaje. 2) En la oración a San La Muerte y ~illa y ;al otro lado, por la ampliación de una página de diccionario conte-
las fórmula-s de ensalmo, la escritura tiene que confluir con otros elementos niendo, justamente, la definición de la palabra "silla". Con esto se propone
tales, por ejemplo, el altar, la imagen o el ritual. para constituir el acto un efecto estético como resultado de un discurso perceptual en que se
folklórico ... Aquí, la función de la escritura es completar el comportamien- yuxtaponen tres significantes pertenecientes, cada uno de ellos, a un sistema
to folklórico. Simultáneamente ... puede servir como vehículo de transmi- peculiar y diferente al de los demás: la silla, como significante existencial (o
sión. 3) En los Autos de los Reyes Magos o los cuadernos de cantores, la indicia!, en la terminología de Pcirce); la fotografía, como significante
escritura es una acción previa ya que es anterior la lectura al cumplimiento formal (o icónico): y la definición del diccionario, como significante verbal
del acto ... La escritura cumple, en esta ocasión, la función de instrumento (o simbólico). Estos tres significantes confluyen a proporcionarnos la totali-
de transmisión y enseñanza. Complementariamente puede poseer valor dad del concepto de silla con una apetencia de plenitud que no podría
histórico ... " La distribución de los significados de la escritura en estos tres pretender ninguno de ellos por sí solo. La formalización semiológica del
grupos implicaba modificar la anterior propuesta de interpretación en otra panel sería la siguiente:
dotada de la siguiente estructura semiológica:
s--- s1 ---s,
~·, -----,.= ·: 2 - - y otras posibilidades
Este tipo de esquemas sirve también para identificar nuevos significante~.
En el discurso teórico del folklore la diferenciación entre los significados en aquellos casos en que se dispone. tan sólo. de un determinado segmento
atribuibles a las manifestaciones escritas es fundamental a efectos desiste- de discurso que no basta para eliminar su propia ambigüedad. Supongamos.
matizar la función que taks manifestaciones cumplen respecto a la transmi- por ejemplo. la siguiente situación:
sión de ta tradición folklórica. "Una madre le dice a su hijo de seis años: -¡Muy bien 1".
La expresión "¡Muv bien!" tiene la posibilidad. en su utilización habituaL de
6a. variante: poseer una significación aprobatoria. irónica. de reprobación o de simple mu-
letilla verbal. "i M 11y bien,., se presenta. por tanto, como un ~ignillcantc ver-
S - s 1: Yuxtaposición, en discurso. de los significantes lingüísticos bal ("S") incapaz. por sí mismo. de determinar cuúl de sus posibilidade~ es la
y extralingüísticos. actualizada en un momento dado. Pero. si a la situación anterior le añadi-
mos alguna otra circunstancia, o sea si tomamos en consideración la
presencia de algún otro significante de naturale;a normalmente extralm-
Este esquema señala la posibilidad de yuxtaponer significantes de diversa
güística, es posible determinar la univocidad de dicha expresión.
naturaleza y. por tanto, pertenecientes a distintos lenguajes. para. por su
"Una madre le dice a su hijo se seis años, el cual acaba de regresar de la
intermedio, producir específicos significados. También indica la necesidad,
escuela con el guardapolvo desgarrado: Muy bien!" .
.desde el punto de vista de la metodología del análisis. de tomar en considera-
Aquí, la significación resultante se ha hecho unívocamente reprobatoria. O
ción la pluralidad de elementos que conlluyen en la realización de un
supongamos que sustituimos el anterior significante existencial por este otro:
discurso, ya que ningún fenómeno agota su capacidad significativa a un
"Una madre le dice a su hijo de seis años. el cual acaba de regresar de la
solo nivel de significantes de naturaleza homóloga. sino que, por el contra-
escuela con una medalla de premio prendida al guardapolvo:
rio, la pertenencia de tales significantes a niveles diversos exige analizar las
-"¡Muy bien!".
particularidades que se han impuesto para integrarlos en una totalidad que
Y la significación resultante se constituye unívocamente como aprobato-
resulta, no obstante, significativa.
ria. Supongamos otra variante:
Uno de los casos en que se evidencia la conciencia de tal posibilidad y su "Una madre le dice a su hijo de seis años. el cual acaba de regresar de la
utilización con finalidades estéticas viene dado por el arte conceptual. Tal el escuela con una medalla de premio prendida al guardapolvo desgarrado:
caso de algunos paneles de la "Collection: Count Panza, Milán, 1965" 27 • El -¡Muy bien!".
En este caso. el chico se quedará en suspenso sin saber a qué parte de su
21
Joseph Kosuth, L'Art concep1uel, en VH 101. nº 3. Automne, 1970: p. 52. aspecto deberá yuxtaponer lo que su madre le dice: a la medalla o al
desgarrón. Necesitarú un nuevo significante producido por la madre para

.'i4
- FERD!NAND DE 5»AUSSURE
EL SIGNO

calidad de discursos) en los correspondientes estadios deductivos o índucti··


obtener univocidad del discurso del que es destinatario: o lo abra7an o lo vos del razonamiento. La segunda modificación consiste en la necesidad de
retan. admitir secuencias más complejas que las de la mera linealidad. Esto, en
Formalicemos. elementalmente, las secuencias de significantes de cada cuanto a la semiología, ya fue advertido por el mismo Saussure con respecto
caso: a "los significantes visuales (señales marítimas, etc.), que pueden presentar
complicaciones simultáneas en varias dimensiones" (ibídem); podemos aña-
S = ambigüedad
dir, por ejemplo, la pintura, ya que la lectura de un cuadro se propone como
s - S,= reprobación
S..._S, =aprobación simultaneidad en las dos dimensiones del plano, si bien esto ha sido estudia-
s-s,-s, =ambigüedad do por nosotros en otro trabajo 28 respecto a la correcdón de analizarlo
s-s,- s,- S, =aprobación como lenguaje.
s-s,- s,- S, reprobación
Resumiendo cuanto venimos desarrollando, podemos constatar la pre- IV. Valor y Significación. Sincronía y Diacronía.
sencia de: A. Valor y Significación
s
A) Dos signos puros: --: pero de utilización meramente metalingüistica. Tras haber expandido la estructura del signo propuesta por Saussure

!
S1
s s para dar cabida a la problemática que deberá resolver la semiología, es
B) Dos signos impropios: s Y s,' pero de función mediadora (o sustitutiva). preciso regresar al concepto de sis•ema. La calidad estructural de su pensa-
C) Dos estructuras peculiares: s - ~ S- S,: son estructura de discurso. miento se plasma definitivamente en el análisis de la organización interna
del sistema de la lengua, que expandiremos, también, hacía el ámbito de la
Hasta aquí hemos seguido la expansi<'in sem1ológ;ca que ~e hace posible a semiología. Saussure realiza tal análisis en base a los conceptos de "valor" y
partir de la estructura del signo propuesta por Saussure. Quizás, ahora, de "significación", sus relaciones y el contenido que les atribuye.
estemos en mejores condiciones para evaluar la riqueza conceptual que Sinteticemos, inicialmente, los diversos enunciados que formula respecto
deriva de la citada afirmación de que la lengua es "un sistema de signos a ambos términos.
distintos correspondientes a ideas distintas". También podrá comprenderse
mejor d carácter de "arbitrario" que atribuye al signo lingüístico. Básica- VALOR SIGNIFICACION
mente la convención social legaliza la unión del significante lingüístico ("S ")
con un significado no lingüístico ("s") al que nada lo vincula naturalmente. -Propiedad de una palabra para repre- -Le sería aplicable este mismo concepto
sentar una idea (pensamiento generaliza- del valor.
Sólo los que acabamos de denominar "signos puros" fijan una necesariedad do) (la admite como uno de los aspectos
en la relación entre signífícante y significado; pero no son aptos para del valor) (p. 158).
cumplir una función autónoma de sustitución respecto a un universo dife-
rente a ellos mismos. También, los esquemas o modelos desarrollados -Un elemento de la significación (n. 158). -Dificultad en distinguirla del valor, ya
permiten comprender el otro carácter que postula Saussure respecto al que está bajo su dependencia (p. 159).
significante: su "linealidad" (p. 103). Esta es una característica peculiar de la -El signo mismo. como contrapartida de -Identifica significación y significado, en
lengua y Saussure le atribuye la misma importancia que a la arbitrariedad los otros signos de la lengua (p. l 59). los olros signos de la lengua (p. 159).
(p. 100). La hemos representado mediante la formalización de dos tipos -Por la solidaridad de los elementos de la - T otalídad que se cumple en los límites de
peculiares de discurso: "s - s 1" y "S - s 1";desde luego que, en la forma lengua, el valor de cada uno no proviene la palabra considerada como un dominio
habitual de la lengua, adoptarán secuencias como: más que de la presencia simultánea de los cerrado, existente por sí mismo (p. 159).
otros
"S.....-s 1- - s2 - S 1", etc.
-Está constituido por una cosa deseme- -Aquel aspecto del valor de una palabra
La diferencia, para hacerlos aptos para la representación de los discursos jante susceptible de intercambiarse con que se limita a constatar que puede "inter-
semiológicos con significantes de otras características, ha requerido dos aquella cuyo valor está por determinar cambiarse" por tal o cual concepto(p. 160)
modificaciones. La primera, tomar en consideración los discursos sólo de (p. 159).
significados: esto, en el sistema de la lengua carece de sentido pero la
semiología debe dar cuenta también de discursos virtuales. o sea, que no
están actualizados pero que se concretan de muy diversas maneras. como es "Juan Angel Magariños de Morentin. El cuadro como texto; aportes para una semiología de la
el caso mencionado de la estructura teórica de las ciencias o la del sentido pintura, Buenos Aires, Tres Tiempos, 1981.
común en que se requiere una sucesividad (y, en cuanto tal, participan de la
. 57

1
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

VALOR SIGNIFICACION cuando somete al valor a un "principio paradoja!": estar constituido por
una cosa desemejante susceptible de intercambiarse con aquélla cuyo valor

!
-Está constiwido por cosas semejantes está por determinar; y estar constituido por cosas semejantes que se pueden
que se pueden comparar con aquella cuyo comparar con aquélla cuyo valor está en cuestión. El rigor lógico establece que
valor está en cuestión (p. 159). tal paradoja se refiere a la totalidad del signo, como lo evidencia el modelo de
-Un aspecto del contenido de la palabra -Un aspecto del contenido de la palabra las relaciones del significante recién transcripto; y que los dos aspectos de tal
que sólo se determina con certeza mediante que sólo >.e determina con certeza mediante paradoja no confluyen en el ralor, sino que, por el contrario. este término
el concurso de aquello que existe fuera de el concurso de aquello que existe fuera de sirve para indicar la presencia en el signo del segundo aspecto (la compara-
ella (p. 160). ella. ción de cosas semejantes), mientras que la primera parte (la intercambiabili-
-Aquello de lo cual, principalmente. una -Aquello que no es lo único de lo cual una
palabra está revestida. por el hecho de for-
1 dad de cosas desemejantes) constituye la definición del concepto de signifi-
palabra está revestida, por el hecho de for- cado. Así lo establece en la página siguiente y, al hacerlo, aparece la
mar parte de un o.istema (p. 160). mar parte de un sistema. significación como una parte del valor; pero, entonces, no podría llegar a
establecer, como lo hace. al comparar dos lenguas, que "términos con la
-El valor de cualquier término está deter- 1 misma significación pueden no tener el mismo valor", lo cual, en cambio, se
minado por aquello que Jo rodea (p. 160). comprende claramente cuando se diferencia sin ambigüedad la función que
-Comparando dos lenguas, términos con
habrá de atribuirse respectivamente a valor y significación. Podríamos decir
-Comparando dos lenguas, términos rnn
que hay dos maneras de enfrentar este problema: una atribuye a valor un
la misma significación pueden no tener el
mismo valor (p. 160).
la 111is111a significación pueden no tener el
mismo valor. f sentido amplío que abarca a la significación (en cuanto intercambiabilidad) y

l
--~~~~~~~~~---::-:---~~~~;-----::~;--~:::-:-;- al propio valor (en cuanto determinación por su propio entorno; intrasisté-
mico, por consiguiente), interpretación según la cual valor queda ambiguo y
realmente contradictorio; otra se basa en el sentido estricto del término valor
-No hav id,•a1 dadas de antemano, ""º -La relación entre ''gnitlcamc y
y lo utiliza para designar a la relación intrasistémíca que un signo guarda con
\'(/lorn e~ianantes del sistema (p. l62l. do (en cuanto esquema del signo) simboli-
los restantes signos de su propio sistema: y también confiere al término
1a la significación. que no tiene nada de
inicial
significación un sentido estricto consistente en la capacidad que posee todo
signo de relacionarse con entidades pertenecientes a otro sistema de signos
es
sus relaciones con otros valores semejantes
sin los cuales no existiría 162).
1 diferentes al primero, en una relación, por tanto, de naturalezaextrasistémi-
ca o intersistémica.
El plan dd desarrollo de Saussure sigue esta relativa indefinición. Preocupa-
- Todos los valores convencionales pre- -Su soporte no es en do fundamentalmente por mostrar al !'igno lingüístico como totalidad. resiente
sentan e! carácter de no confundirse con su sino las diferencias fónicas que permiten
la claridad analítica que se propone estudiar: "es necesario partir de la
soporte tangible (p. 164). distinguir una palabra de todas las demás
(p. 163)
1 totalidad solidaria (constituida por un determinado sonido y un determina-
do concepto) para obtener, mediante el análisis, los elementos que encierra"
(p. 157). Los tres parágrafos siguientes abarcan respectivamente al signo
De acuerdo al modelo anteriormente desarrollado, se evidencia que "desde el punto de vista del significado o concepto(§ 2), del significante(§
Saussure elabora conscientemente las dos direcciones cuyo punto de partida 3) y del signo total (§4)''. Al analizar el significado o concepto. desarrolla la
es el significante lingüístico: mayoría de los contenidos diferenciales que hemos ordenado en forma
contrastante, relativos al valor y al significado: o sea, ambos aspectos los
trata incluidos en el problema del "significado". Tales equívocos se elimi-
nan considerando las relaciones estructurales que confluyen en el signo
donde Ja relación S/s 1 pone de manifiesto la operatividad d~l .concepto de total, como establecidas entre tres niveles identificables: el significante, el
valor, mientras que es la relación S/s la que describe la operat1v1dad del con- valor y el significado.
cepto de significación. En este núcleo de proposiciones saussuríanas subyace una mecánica
No obstante, correlacionando esta interpretación ord_enadora con·'ª epistemológica que no llega a hacerse racionalmente consciente y. en ocasio-
doble columna comparativa en que se registran. lo~ enuncia~os saussuna- nes, provoca contradicciones como las que se han señalado. Efectivamente,
nos. se a dvierten diversos equívocos y contrad1cc10nes. Ast por ejemplo,

l Saussure está utilizando relaciones lógicas inherentes a los conceptos de


EL SIGNO 1 FERDINAND DE SAUSSURE

sistema, historia y traducción. Partiendo de tales relaciones se comprende habrán de establecerse respecto a las características sintácticas, siendo
que "valor" es un concepto operativo cuando se lo piensa en función de la fundamental entre tales, la de recursividad, en cuanto capacidad para gene-
integración del signo que lo posee en la interioridad de determinado sistema;
"significación" opera, conceptualmente, en función de la relación de traduc-
ción entre signos determinados de sistemas diferentes; finalmente, la trans-
formación de un signo se produce por la incidencia de relaciones históricas l rar estructuras de discurso teóricamente ilimitadas. Por el momento nos
concretaremos a sus características sistémicas y, a los efectos de su mejor
comprensión, comenzaremos su ejemplificación por el análisis de entidades
pertenecientes al lenguaje verbal.

j
asimétricas entre los tres aspectos que lo constituyen: transformación fonéti- En el Diccionario Manual de la Real Academia Española (Madrid,
ca de los significantes, que puede ir o no acompañada de la transformación Espasa Calpe, 1950), leemos: "CONGREGAR. tr. Juntar, reunir. U. t. c.r. ".
de los otros dos; transformación de los valores de tales significantes en la in- El valor, o sea, el conjunto de relaciones ir.trasistémicas de la voz CON-
terioridad de un sistema, que puede ir o no acompañado de la transfor- GREGAR está manifestado por esas abreviaturas: "tr.", "U. t. c. r.". Con
mación de los otros dos; y transformación de las significaciones, en cuanto independencia de que las características enumeradas en el Diccionario no
estado de la traducción entre dos sistemas diferentes, que puede ir o no agotan los contenidos de su valor lingüístico (falta, por ejemplo, el paradig-
acompañada de la transformación de los otros dos aspectos constitutivos
del signo total. Vamos a tratar de desarrollar y ejemplificar estas propuestas
fundamentales tanto a la lingüística como a la semiología.
1 ma de sus variaciones verbales y la regla de transformación que pl"rmite su
aspecto sustantivo), lo que se manifiesta mediante esas abreviaturas corres-
ponde al "s 1" que estamos esudiando. Establecen que se trata de un "verbo
En un momento dado, un sistema lingüístico está constituido por un transitivo" y que puede "utilizarse también como reflexivo". Nada nos
conjunto de significantes dotado, cada uno de ellos, de un valor que los dicen acerca de ese otro universo en el que acontece un fenómeno cuya
interrelaciona de modo que constituyen un sistema y de una significación
específica en virtud de la cual se vinculan con significaptes y valores de otro
1 designación, en castellano, corresponde a la palabra "congregar". Pero, en
cambio, dan cuenta de las principales legalidades mediante las cuales esa
sistema no-lingülstíco (dejando en suspenso el problema del metalenguaje,
desde cuya perspectiva el sistema lingüístico se utili7~ para t. aducir lo que el
propio sistema lingüístico es, lo que garantiza la existencia de una artificial
pero igualmente doble existencia de :;istemas, uno de los cuales dice al otro).
l
.,
palabra se relaciona con otras del sistema de la lengua castellana. Los
conceptos abreviados son puro metalenguaje.
La significación o relación íntersistémica de la voz "CONGREGAR" se
manifiesta mediante otros dos significantes: "Juntar, reunir". No obstante,
El esquema inicialmente enunciado queda pues interpretado del siguiente
modo:
(s 1) Valor in1rasis1émico ..,.,...__ _ __ (S) Sistema de significan/es
~
l el problema no es tan simple. En cuanto "juntar, reunir" son signos lingüís-
ticos del mismo sistema que "congregar" y están utilizados para delimitarlo
conceptualmente, también aquí puede hablarse de metalenguaje: pero sólo
en cuanto se están utilizando palabras para dar cuenta de palabras. Por así
(s) Significación intersistémica

O sea dado un sistema X de significantes, para que pueda predicarse de


ellos la ~alidad de /enguaie deberán, entre otros, cumplir con los siguientes
requisitos: a) Todos sus ·términos constitutivos guardarán mta rela~ión tal
"que las unas dependan de las otras. Estas unidades no son nada a1.slada-
i decirlo, es metalingüístico el procedimiento utili1.ado, pero no el efecto de
significación producido. Las palabr;;is "juntar, reunir" no están destinadas a
valer en cuanto palabras, sí no más bien a ser portadoras de sus respectivos
conceptos; en la medida en que mediante ellas nos enteramos de lo que
quiere decir "congregar" ya no estamos haciendo metalenguaje, sino que
estamos traduciendo. Quiere decir que, por la función intersistémica, se
mente, sino sólo en el conjunto de que forman parte; no son entidades
positivas sino negativas, al ser lo que son por su diferencia respecto a las ponen en relación dos universos de signos de naturaleza diferente. Un signo
demás. Cada una de estas entidades tiene un valor relativo, ya que depende lingüístico nos remite, en este caso, a otro signo existencial o social. Parece
del valor de las demás entidades; no pueden ser definidas absolutamente" 29 ; resurgir, con ello, el viejo problema del referente. Pero el signo no-lingüísti-
b) Los valores así establecidos, que tales términos poseen en el sistema al que co no es el referente del signo lingüístico; la correspondencia se produce
pertenecen, deberán corresponderse mediante r~laci<:mes asi~étr.i~as Yrefle- entre el valor (o lugar relacional intrasistémico) del signo lif'lgüístico y el
xivas con los valores que posean, en su respectivo sistema, s1gmf1cantes de valor (o lugar relacional intrasistémico) del signo no-lingüístico.
otra y diferente naturaleza. Otras condiciones para que un sis~ema de Cuanto venimos diciendo supone lo que Saussure denomina "sincróni-
entidades perceptuales pueda ser considerado lenguaje, en el amplio -que co", en cuanto análisis que no toma en cuenta el transcurso del tiempo en la
no debe ser confundido con ambiguo- sentido semiológico del término,
r vida del sistema en estudio. Pero el análisis admite también la consideración
"diacrónica", para la cual, los distintos aspectos que componen al signo no
se transforman con la misma velocidad, lo que plantea determinados y, en
29 Emilio Alarcos Llorach. Gramática estructural. Madrid. Gredos, 1971; p. 17. ocasiones, complejos problemas no siempre debidamente diferenciados.

(¡()
1 61

t
FERD!NAND DE SAUSSURE
EL SIGNO

Por consiguiente, conforme al esquema que nos acompaña en nuestro mecanismo o máquina.// Perteneciente a los oficios u obras de los menes-
)-l(s)
trabajo (s 1
trales ... (etc)". Y dice el Diccionario de Autoridades: "MECHANICO, CA.
adj. ~o que se executa con las manos. Pronúnciase la ch como K ... " (Sic).
podemos diferenciar variaciones diacrónicas en uno, dos o los tres aspectos DeJando de lado la transformación del significante (meCánico/meCHá-
que lo integran. No es nuestra pretensión realizar una investigación diacró- nico) que responde a la mera forma gráfica sin afectar la forma de pronun-
nica acerca de la lengua castellana, sino limitarnos a ejemplificar los niveles ciación, su valor es el mismo: en ambos momentos está determinada la doble
teóricos que venimos desarrollando. Con esta salvedad, podemos observar posibilidad masculino-femenino y su característica relacional en el decurso
de la frase es la de adjetivo. Pero es evidente que algo cambió y no en la
la transformación diacrónica sufrida en castellano por la palabra: "Calmar".
Leemos en el Diccionario Manual de la Real Academia Española: "CAL- ( lengua castellana, sino en el mundo de los fenómenos traducidos mediante la
lengua castellana. "Mecánico" capta, en uno respecto al otro momento,
MAR. tr. Sosegar, adormecer, templar, U.t.c.r.int. Estar en calma o tender a
ella". significaciones provenientes de dos núcleos de comportamiento diferentes:
Por su parte, en el Diccionario de Autoridades de la Real Academia a) lo que se ejecuta con las manos (sin mención de herramienta o maquina-
Española, impreso en el año 1726, podemos leer: "Calmar. v.n. Parar el ria); b) lo que se ejecuta con máquinas (sin mención de las manos, siendo,
viento y no sentirse alguno. En el mar se entiende por cessar totalmente el
aire y parar el baxel, de suerte que si no le ayudan no se mueve. Es formado
1 precisamente, esta exclusión la que determina la especificidad del ámbito
que se quiere significar). Porque, para aquello en cuya ejecución intervienen
del nombre Calma (y siguen varías citas y usos) ... CALMAR. Traslaticiamente
vale suspenderse, pararse, detenerse, cesar y dexar pendiente lo que se había
de mover, tratar o perficionar y concluir. (Siguen citas como: El deseo de ! las manos, está la palabra "Manufactura" ("f. Obra hecha a mano o con
auxilio de máquina", dice el actual Diccionario). Y una sorpresa que se
produce cuando buscamos, en el de 1726, esta última palabra: no existe, lo
cual es lógico ya que todavía no había acontecido la Revolución Industrial

l
venRanza y reputación suele calmar en seme;antes aprietos)" (Sic).
Es inmediatamente observable la transformación intrasistémica del lexe- que es donde aparece un fenómeno laboral que requeriría poder ser dife-
ma en estudio. En el castellano actual, puede ser "transitivo", "reflexivo" e, renciado mediante la palabra correspondiente. Quede con esto ejemplifica-
incluso "intransitivo". Serían ejemplos: Sus palabras calmaron al pueblo; do el caso de la aparición de un significante lingüístico como respuesta a la
me calmé al oír su voz; saldremos cuando calme la tormenta. exigencia de un significante extra-lingüístico que le precede. La considera-
Pero toda esta riqueza, en lo que hace al valor lingüístico de "Calmar" se ción diacrónica de un sistema de signos supone, por consiguiente, tomar en
reducía, en el castellano de 1726 a la forma "intransitiva" (o, como se la consideración estas transformaciones en función de las modificaciones
correspondientes producidas en las relaciones intra o ínter sistémicas. Lo
nombraba en ese momento, "neutra"). Para evidenciarlo se ha transcripto
la aplicación traslativa en que, si bien la explicación del acontecer corres-
1 dicho a partir-del lenguaje verbal tiene plena aplicación cuando se estudia la
existencia o transformación de cualquier otro sistema de signos.

l
pondiente aparece en forma "reflexiva" la cita con la que se muestra su uso
lo hace en forma "intransitiva". O sea, en esa situación de la lengua, Debe tenerse en cuenta todavía que, mientras que el valor intrasistémico
"Calmar" sólo tenía como valor (s 1) la mecánica relacional del intransitivo. (s 1) consiste, en todos los casos, en un conjunto homogéneo de relaciones
El posterior enriquecimiento del valor lingüístico en nada influyó respec- legalmente establecidas (puede utilizarse para caracterizarlo el concepto de
to al significante (S ). el cual permaneció invariable; incluso también podría- "law-cluster concepts" acuñado por H. Putnam), la significación intersisté-
mos decir que la significación (s) es la misma en uno y otro momento. Valga, mica (s) es múltiple e incluso, en principio, inagotable. Tomemos el ejemplo
no obstante, la observación de la dependencia ineludible de la configuración de un automóvil: en cuanto al valor intrasistémico consiste en sus caracterís-
del objeto en virtud de las particularidades intrasistémicas de la palabra que ticas diferenciales relativas al diseño, potencia, velocidad, combustible, etc.;
lo designa, lo que, en la expansión del algoritmo saussuriano habíamos es decir todo aquello que nos permite establecer las relaciones identificado-
esquematizado como ras y diferenciadoras respecto a los restantes automóviles, pero sin salir del
sistema del automóvil. Frente a esto, su precio, su calidad estética su
S¡ utilización, el nivel social que confiere, sus posibilidades de comercializa-
ya que, en efecto, la posibilidad del uso transitivo y reflexivo en el castellano ción, etc., suponen la relación del significante existencial automóvil con los
actual evidentemente acota fenómenos que no estaban en las posibilidades correspondientes sistemas económico, estético, utilitario, social, comercial,
del de 1726. etc. Las significaciones que, en estos diferentes sentidos pueden atribuirse al
Veamos ahora un cambio de significación con permanencia del valor
lingüístico. Dice el Diccionario Manual de la Real Academia Española:
1 automóvil no dependen del sistema de los automóviles, sino que se producen
al vincularlo a sistemas ajenos al mismo, pero que son los que le confieren
"MECANICO, CA. adj. Perteneciente a la mecánica/I Que se ejecuta por un una determinada significación.

62

'
'
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

En definitiva, cuando preguntamos por el valor de un signo, la respuesta utilidad para la comprensión de ciertos problemas semiológicos. Incluso es
se producirá sin trascender los límites del sistema al que el signo pertenece. importante realizar ciertos ajustes respecto a la reflexión sa11ssuriana, apo-
Cuando preguntamos por la significación, la respuesta habrá de producirse en yándonos en cuanto hasta el momento hemos desarrollado, tanto en lo que
un sistema diferente a aquel al que pertenece dicho signo. Una es tarea relati- hace a la estructura interna del signo como a la diferencia entre valor y
vamente metalingüística y la otra es tarea de traducción. Si hacemos metalenguaje significación.
estamos enriquecíerÍdo el sistema al que pertenece el signo; si traducimos Para Saussure, según se tome en consideración o no al factor tiempo, la
estamos afirmando relaciones entre sistemas de signos diferentes. ¿Qué es lo lingüística se encontrará ante una de "dos rutas absolutamente divergentes"
que nos interesa conocer de una determinada situación, fenómeno social, (ps. 114 y ss.). "La mayoría de las restantes ciencias ignora esta dualidad
objeto de arte, teoría científica, etc.? ¿Su coherencia interna? Estudiaremos radical: el tiempo no produce en ellas efectos particulares". Salvará de este
el conjunto de relaciones que lo vinculan a los restantes fenómenos de su desinterés excepcional a las ciencias económicas, en las cuales resultará
misma especie. ¿Su eficacia? Tendremos que estudiar sus posibilidades de necesario diferenciar entre economía política (que, por no tomar en
traducir o de ser traducido al nivel en el cual nos interesa su operatividad. La consideración al tiempo, se asemejará a la lingüística sincrónica), e
calidad de un aviso publicitario depende de su capacidad de traducir, lo más historia económica (que, al tomarlo en consideración, aproximará su
exactamente posible, las apetencias del sector de población al que va dirigi- estructura epistemológica a la lingüística diacrónica); y ello será así
do. Pero el significante publicitario y la apetencia no pertenecen al mismo porque, como en lingüística, "es/amos ante la noción de valor". Con
sistema; por esta causa, el significante publicitario tendrá que vencer una respecto a las restantes ciencias, Saussurc reflexiona del siguiente
determinada resistencia para que su destinatario establezca el pretendido modo:
contacto, o realice la esperada traducción entre la propia textualidad del
aviso y su individual apetencia, de modo que se provoque una determinada a) "La astronomía ha constatado que los astros sufren notables
rc~pucsta: la accplaciún de lo puhlicitadt). El tema lo desarrollo extensa- cambios; pero no se ha visto obligada por ello a escindirse en dos
mente en "/J 111c111ait p11hl1ci1ario". actualmente en prensa (Hachctte). disciplinas".
Por el contrario, si lo que nos interesa es conocer, por ejemplo, el valor del b) "La geología razona casi constantemente en base a sucesiones;
concepto de masa en el sistema de Newton, tendremos que reintroducirlo en pero cuando se ocupa de los estados de la tierra, no hace de ello un
el propio sistema de Newton y relacionándolo con los restantes conceptos: objeto de estudio radicalmente distinto".
velocidad, espacio, etc., estableceremos su valor, pero no su significación. c) "Existe una ciencia descriptiva del derecho y una historia del
La significación de la "masa" newtoniana se producirá cuando se la ponga derecho; nadie las opone entre sí".
en relación, por ejemplo, con la máquina de escribir eléctrica en la que estoy d) "La historia política de los Estados se mueve totalmente en el tiempo;
trabajando; y es evidente que nada tiene que ver "masa" en cuanto al no obstante, si un historiador describe una época no se tiene la impresión de
concepto científico con los concretos objetos a 'los que puede aplicarse, o salir de la historia. Inversamente, la ciencia de las instituciones políticas es
sea, a los que retraduce con un determinado significado científicamente estable- esencialmente descriptiva, pero puede perfectamente tratar. en ocasiones.
cido. Como ese concepto puede también considerarse incluido en otro sistema, una cuestión histórica sin perturbar por ello su unidad".
el de Einstein, variando con ello su valor, resulta también modificado su
ámbito de significación, ya que, mientras en el sistema de Newton la máqui- Para Saussure, en estos últimos casos, el dato natural tendría una gran
na mantendrá constante su masa, en el de Einstein dependerá de que se incidencia, por lo cual el tiempo cambiaría eventualmente sus condiciones
encuentre conectada o no a la red eléctrica y por tanto en movimiento. físicas pero no interv.endría como factor diferenciador de elementos que
requiriesen ser estudiados en cuanto meros repre.5entantes del cambio y, por
B. Sincronía y Diacronía ello, según leyes y criterios específicos. Así, incluso entre las ciencias econó-
micas y la lingüística establece una graduación ya que en el caso de la
Si bien ya venimos refiriéndonos a la sincronía y a la diacronía como economía "su vinculación con las cosas le proporciona, pese a todo, una
modificación, en el tiempo, del valor y/o del significado y/o del significante base natural y por ello las apreciaciones pertinentes nunca serán completa-
de un signo. el tratamiento del problema se despliega, también, en otra mente arbitrarias; su variabilidad está limitada. Pero ya hemos visto que, en
importante vertiente teórica. lingüística, los datos naturales no tienen lugar alguno".
Al establecer la diferencia entre una lingüística sincrónica y una lingüística Tomando el caso a) de la astronomía y adaptando el algoritmo saussuria-
diacrónica, Saussure formula ciertas consideraciones relativas a la dualidad no ampliado a sus particularidades, podremos elaborar el siguiente modelo:
interna de todas las ciencias que operan con valores, que result.rn de gran

64
FERDINAND DE SAUSSURE
EL SIGNO

~.----1--s"_
sn Sn

Sn+l Sn+I Sn+I

Sn+2 S11•

con las siguientes equivalencias: ··Sn" = "percepción sensorial de un determinado comportamiento sm:ial":
"Sn"="percepción ingenua o supuestamente inicial de los "sn" = "valoración social inicial de dicho comportamiento":
astros"; "Sn+ l" ="percepción de un cornportamicnlo social tal corno ha 4ucdado
"sn "="conocimiento ingenuo o supuestamente inicial que establece el socialmente valorado":
valor de las anteriores percepciones y las organiza en sistema"; "sn+ l" ="fijación de la valoración social dc tal comportamiento. mediante
"Sn+ 1"="percepción sensorial interpretada según el conocimiento inge- la legislación y la jurisprudencia":
nuo precedente": ·'S11+2" ="percepción del comportamiento social legalmente valorado":
"sn 11 "="conocimiento científico al establecer el valor de las percepcio- "sn+2" = "conocimiento científico al establecer la sistematización de los
nes interpretadas precedentes y organizarlas en sistema"; comportamientos legalmente valorados";
"S1112"="pcrccpciún sensorial interpretada según el conocimiento cien- "Sn+ 3" " "percepción del comportamiento social interpretado según la
tífico precedente". sistematización cíen tífica precedente''.
Lo que nos interesa establecer es que ninguna ciencia se constituye en Esto conduce a interrogarse sobrL: cu{¡] sería el objeto de la ciencia del
base a los datos naturales. sino en base a valores que han sido previamente derecho: sí el comportamiento valorado antes de su encuadre legal
establecidos. Saussure sigue aquí una concepción científica errónea, como ("Sn/sn"). es tkcír. "Sn+I ";o los valores legales que ordenan el anterior
cuando. según ya comentamos, había dicho que "otras ciencias operan en 1:omportamiento ("s11+ I "): o el comporta miento social legalmente valorado
base a objetos dados por anticipado" mientras que en la lingüística, "en vez ("S11+2"): o lm propios criterios de sistematización científica de tales com-
de que el objeto preceda al punto de vista, se diría que es el punto de vista el portamientos valorados legalmente ("sn+ 2"). Todo ello puede ser objeto del
que crea el objeto" (p.23). La epistemología contemporánea ha establecido conocimiento jurídico; pero resulta f1mdamc11tal identificar el 111vel en el que
que esto último es lo que ocurre en todos los casos; consideración tenida en ~e encuentra tal objeto de conocimiento. ya 4ue ello establece su particular
cuenta en nuestro modelo y que permite su interpretación en función de las calidad y el tratamiento metodológico y conceptual al que dcber{t ser
particularidades de las distintas ciencias. Lo que la dirección de las flechas sometido.
establece es la génesis de los valores previamente establecidos. A su vez, Lo que induce a Saussure a aproximar las ciencias económicas a la
tales Hechas s~ñalan. igualmente, la transformación de lo percibido, o su lingüística es que en ellas el valor no es sólo una sistematización del conoci-
dependencia. respecto al valor elaborado en algún momento precedente; en miento. ya bien relativamente ingenuo. ya bien establecido por alguna
definitiva, no es posible el análisis de los valores ni de las formas sin tomar estructura mtermediana como es la ley en el caso del derecho sino que el
en cuenta su inserción en la historia. valor es una relación constitutiva del propio objeto de estudio. el cual no es
Hay una supuesta primera percepción o percepción ingenua que sólo económico más que en la medida en que guarda determinada relación de
posee el valor de un supuesto lógico, como pu_nto de origen del e.squ~ma, ya 1 mnhio con otro objeto utilizado como materialíí·ación de tal valor. Una
que se trataría en una instancia atemporal e irreal. Todas las c1enc1as, por historia de estos fenómenos serú. por tanto. una historia de los valores
consiguiente, operan sobre valores; lo que puede acontecer es que, por concretados en las relaciones de cambio y. consiguientemente. de sus trans-
tratarse además de objetos producidos por el hombre, o sea. por tratarse de l'ormaciones. Los modelos precedentes deberían incrementarse con un par
cultura, los niveles de transformación se incrementan. Así en el caso del mús a efectos de dar cuenta de las distintas instancias intetviníentes antes de
derecho podemos establecer: proceder a la reflexión científica. La interpretación. en este caso de la
con las siguientes equivalencias: L'conomía. sería diferente:

67
66
EL SIGNO FERJ)fNAND DE SAUSSl'RE

"Sn" = "percepción sensorial de la presencia de un determinado bien que como en el caso del lenguaje ocurre respecto al universo referencial de los
se encuentra disponible en el seno de una comunidad"; signos propiamente lingüísticos.
"s 11 " = "evaluación de dicho bien como relativamente escaso en el seno de Por ello, al tomar en consideración la intervención del tiempo, Saussure
tal comunidad"; considera imprescindible diferenciar el análisis del estado del sistema en un
"Sn+I" = "percepción de dicho bien como relativa~ente escaso"; . momento dado frente al análisis de los cambios de tal sistema con el
"sn+I" = "evaluación de la fuerza de trabajo necesana para hacer efectiva- transcurso del tiempo. O sea, la historicidad de la relación de dos sistemas se
mente disponible ese bien relativamente escaso en el seno de tal constituye en la necesidad de utilizar técnicas específicas que permitan
comunidad"; estudiar la relativamente independiente movilidad de uno y otro (del sistema
"Sn+2" = "el dinero como objeto sensorialmente perceptible; implica la de los bienes y del sistema del dinero) ya que no seguirían velocidades
creación en el seno de la mencionada comunidad, de un tipo de objeto homogéneas. Pero esto no excluye que en las restantes disciplinas a las que
destinad~ a su posible sustitución por aquellos bienes previamente califica- alude, la astronomía, la geología, el derecho, la política, etc., exista también
dos como relativamente escasos"; la dualidad de sistemas en consideración, si bien no llegan a estar represen ta-
"sn+2 = "evaluación del dinero en cuanto a su capacidad de sustitución por dos, por lo general. mediante tales dos sistemas. Ello sería discutible, por
bienes considerados relativamente escasos en determinada comunidad; con- ejemplo, en el caso del derecho en el cual la ley y la jurisprudencia determi-
fluencia de otras múltiples relaciones valorativas (como, por ej~mplo .• ~l nan un sistema evaluador diferente, tanto al acontecimiento o comporta-
valor de la fuerza de trabajo incorporado al bien, para ampliar su d1spomb1- miento humano como a la elaboración científica que pueda llegar a estable·
lidad en una determinada comunidad) sobre el dinero como consecuencia de cerse acerca de los valores de juridicidad que se les atribuyen. Interesa de
aquella inicial evaluación de su capacidad de sustituc!ón"; . modo particular establecer las que son relaciones de valoración y las que
"Sn+-1 = "percepción de dos clases de objetos: los bienes relat1vamentes constituyen relaciones de significación en las distintas áreas del acontecer
escasos y el dinero con capacidad de sustituirlos, después de haberse estable- social, científico o cultural en general.
cido la convención que regula su mutua sustituibilidad"; . . .. Es decir, que la importancia de la distribución que se pone en evidencia
"sn t J" = "conocimiento científico al establecer los procesos de sust1tu1b1lt- desarrollando el algoritmo saussuriano, aparte de su directa incidencia en el
dad recíproca entre bienes y dinero y sistematización relativamente rigurosa estudio del sistema de la lengua, radica en la posibilidad de diferenciar sus
de tales relaciones de sustitución"; diversas instancias en el ámbito de las ciencias sociales en general, lo que, a
"Sn+4" = "percepción de los bienes relativamente escasos y de ia f~erza de su vez, constituye el futuro de la semiología en cuanto disciplina analítica de
trabajo necesaria para ponerlos a efectiva disposición de la com~m?~~· tal la cultura. Respecto a los listados de percepciones ("S ") y de con tenidos
como quedan regulados después de haber sido e~tablec1~a su. ~ust1tu1b1hdad ("s") desarrollados, con alcance meramente ejemplificativo,respecto a las
por el dinero, tanto en la evalua~ión social ?e dicha sust1.tuc1.~n',~omo en la disciplinas mencionadas pueden formularse aquí unas breves indicaciones
ordenación científica de esas mismas relac10nes de sust1tuc10n . 11ue aclaren su uso y adviertan respecto a los planos de análisis que permiten.
Si Saussure aproxima las ciencias económicas a la lingüis.tic~.,es yorque El hecho de comenzar, en todos los casos por un "Sn" se debe a la
atribuye al dinero el papel de un lenguaje portador.de valores lmgu1st1cos ~,de imposibilidad lógica de encontrar un puro significante: ya bien se considere a
significaciones intersistémicas. En efecto, el dmero es una conven~10n, la historia de la humanidad, que impide una percepción de algo como
materializada en un tipo de objetos perceptuales, que guardan relaciones todavía nunca valorado, o a la experiencia del individuo (~u historia indivi-
diferenciales entre sus distintas denominaciones (o entre la denominación de dual) que reconoce una presencia al menos por diferencia respecto a otras
sus diferentes valores cuantitativos) así como que poseen posibilidades de previamente conocidas, la percepción ingenua está excluida de las posibilida-
sustitución interna entre diferentes conjuntos de denominaciones distintas; des de la mente humana; en resumen, porque todo hombre alcanza su
tales y otras consideraciones técnicas permiten considerar al di~ero en la humanidad en el interior de una determinada cultura y cultura es, justamen-
interioridad de un sistema en el cual cada elemento de tal sistema se te. una propuesta vigente en una comunidad para la interpretación del
identifica y diferencia sin tomar en consideración más que sus relaciones entorno; propuesta que el ser humano no recibe genéticamente inscripta
recíprocas, lo que permite afirmarlo como do~ado de ~elacio~es de val.ar, .d.e sino que debe serle trasmitida en forma simbólica, por lo general (pero no
modo semejante a las que afectan a los paradigmas d1f~renc1~l.es de s1gnif~­ exclusivamente) mediante símbolos verbales. Tal, pues, el significado de esa
cantes lingüísticos, antes y al margen de tomar ~n cons1derac10n s~1 capaci- "n" que acompaña como subíndice a las "S" con que se representan los
dad de sustitución de elementos o entidades diferentes a ellos mismos. ~ignificantes o percepciones sensoriales, y que, en consecuencia, deberán
La significación del dinero está constituida por tal capacidad de susti~u­ también acompañar a las "s" de los correspondientes contenidos o, en la
ción respecto a elementos de un universo distinto al puramente monetano; terminología de Saussure. los significados.

68
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

Si bien en la sucesividad de los listados ejemplificados, se alternan las forma de oposiciones ya que lo que nos interesa es acompañar la reflexión
"S" y las :'s", cada una con el subíndice representativo del nivel de ela?ora- saussuriana incorporando, tan sólo, aquellos aspectos que la evolución de
ción al que se encuentran, no todos los momentos _de tal~s suce~1ones la propia disciplina semiológica ha ido poniendo de manifiesto; los numera-
representan el mismo tipo de relaciones entre ellos. La diferencia cons1s_te en remos para facilitar su posterior comentario.
que entre "S" y "s" de un mismo nivel o sea, afectados P?r el !111smo 1. "Se sabe que esta localización (se refiere a la que Broca establece en la
subíndice, la relación es de evaluación, lo que supone que se esta c~ns1deran­ tercera circunvolución frontal izquierda y en la que radicaría la facultad de
do a los respectivos significantes en cuanto a los valores que rec1_bi:n en el !1ablar) se ha confirmado para todo aquello que se relacione con el lengua-
sistema al que pertenecen. Por el contrario, en los casos de suci:s1v1~~d de je .. ., lo que parece indicar: 1º)que las diversas perturbaciones del lenguaje
"S" y "s", 0 de "s" y "S", ya bien se presenten en una u ?tra dir_ecc10~,en oral se entreveran de múltiples formas con las del lenguaje escrito; 2º) que en
forma inmediata o ya bien en forma mediata (con otros niveles d1stanc1an- todos los casos de afasia o agrafia, lo lesionado no es tanto la facultad de
dolos) la relación es intersistémica y representa a las significaciones en proferir tales o cuales sonidos como la de evocar mediante un instrumento,
cuanto que las formas o valores de un nivel están sust~tuyend~ o son cualquiera que sea, los signos de un lenguaje regular. Todo nos lleva a creer
sustituidas por valores o formas de otro nivel. De aqu1 la ut1hdad de que, por encima del funcionamiento de los diversos órganos, existe una
diferenciar de modo riguroso e incluso formalizable los con_ce~t~s de valor,y facultad más general, aquella que gobierna a los signos. y que sería la
significación. Un estudio sincrónico de una determinada d1sc1plma (? fe_no- facultad lingüística por excelencia" (ps. 26-27).
meno social o sistema de comunicación) podrá tomar en cuenta los s1gu1en- 2.) "La lengua es un sistema de signos que expresan ideas y, por ello,
tes aspectos: a) cómo una evaluación preexistente co~diciona la posibilidad comparable a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos simbóli-
de que se perciba actualmente a un determinado s1gmf1cante; o sea, ~or cos, a las formas de cortesía, a las señales militares, etc, etc. Sólo que es el
ejemplo, cómo un "Sn+ 1" es posible porque se poseía la clave mterpre_tat1va más importante de tales sistemas" (p. 33).
"sn"; ésto puede considerarse el estudio del input en e~ s_1stema cuya s_mcro- 3. "Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en
nía va a ser considerada: b) la organización parad1gmat1ca en el mtenor del el seno de la vida social . .. Enseñaría en qué consisten los signos y qué leyes
propio sistema. según la cual los significantes "Sn+ 1" se articulan conforme los rigen" (p. 33 ).
a los respectivos valores "sn+ 1". lo que constituye e! es_tud10 del ar~umento 4. "(La semiología) formaría parte de la psicología socia! y, en consecuen-
que proporciona coherencia a la totalidad de tal sistema; c) como los cia, de la psicología general" (p. 33).
significantes de un determinado nivel "Sn+I" se corresponden con los 5. " ... todavía no existe ... , pero tiene derecho a la existencia y su lugar
significantes del nivel subsiguiente, por ejemplo, '.'Sn+2" establec1en~o una está ya preestablecido. La lingüística no es más que una parte de esta ciencia
relación que, en los casos de lenguajes convencionales, respondera a las general; las leyes que descubra la semiología serían aplicables a la lingüísti-
relaciones intersistémicas entre las respectivas valoraciones "sn+ 1" Y"sn+2" ca, la que se encontrará así vinculada a un dominio bien definido en el
que los afectan, a cada uno en su sistema pertinent~; tal el proceso propia- conjunto de los hechos humanos" (p. 33).
mente dicho de significación o utilización de un nivel para dar cuenta de 6. "Deberá tenerse cuidado con no confundir la semiología con la semán-
otro· es un estudio del output del sistema en consideración. tica. que estudia los cambios de significación y de la cual F. de S. no
El estudio diacrónico consistirá en la determinación de los cambios desarrolló una exposición metódica ... " (nota 1, p. 33).
acontecidos, ya bien entre significantes de distintos niveles, por ej_en_iplo, 7. " ... si por primera vez hemos podido asignar a la lingüística un lugar
"Sn+ 1" respecto a "Sn+2". ya bien entre valoraciones diferentes ~e d1stmtos entre las ciencias es porque hemos podido vincularla a la semiología" (ps.
niveles, "sn+ 1" y ."sn+2" y considerará la específica influencia de tales 33-34 ).
cambios en los respectivos sistemas. 8. "¿Por qué no ha sido reconocida todavía como ciencia autónoma,
poseyendo, como cualquier otra, su objeto propio? Es que se gira en un
V. La Semiología círculo vicioso: por una parte, nada es más adecuado que la lengua para que
se comprenda la naturaleza del problema semiológico; pero, para plantearlo
Tal como hemos venido haciendo en los capítulos anteriores, agrupare- convenientemente, haría falta estudiar la lengua en sí misma; pero, hasta el
mos inicialmente los conceptos saussurianos relativos a la semiología, junto presente, casi siempre se la ha abordado en función de alguna otra cosa,
con algunos otros que, si bien Saussure no utiliza directamente para desde otros puntos de vista" (p. 34 ).
caracterizar a esta disciplina, deben ser tenidos especialmente en cuenta; 9. " ... el gran público: no ve en la lengua más que una nomenclatura .. .,
eludiremos, en cambio, los que han sido tratados con anterioridad y cuya el punto de vista del psicólogo que estudia el mecanismo del signo en el
trascendencia semiológica ha quedado establecida. No los estudiaremos en individuo ... , es el método más fácil pero sólo alcanza a la ejecución

70 71
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

individual sin llegar hasta el signo, que es social por naturaleza" (p. 34). proceso semiológico; por eso la lengua, el más completo y más amplío de los
10. " ... cuando se comprende que el signo debe estudiarse socialmente sistemas de expresión es también el más característico de todos; en ese
no se consideran más que los rasgos de la lengua que la vinculan a otras sentido la lingüística puede constituirse en patrón general de toda semiolo-
instituciones más o menos dependientes de nuestra voluntad; y así se deja de gía, pese a que Ja lengua no sea más que un sistema particular" (ps. 100-101 ).
lado el objetivo, desdeñando los caracteres que son exclusivos de los siste- 17. "Por oposición a los significantes visuales (señales marítimas, etc.)
mas semíológicos en general y de la lengua en particular. Porque el signo que pueden presentar complicaciones simultáneas en varias dimensiones,
escapa siempre, en cierta medida, a la voluntad individual o social, constitu- los significantes acústicos no disponen más que de la línea del tiempo; sus
yendo esto su carácter esencial; pero es el que menos aparece a primera elementos se presentan uno a continuación del otro; forman una cadena" (p.
vista" (p. 34). 103).
11. " ... tal carácter sólo aparece claramente en la lengua pero se mani- 18. "La lengua .. ., concierne, a cada momento, a todo el mundo ... En
fiesta en cosas menos estudiadas y, de rebote, no se acaba de comprender la este aspecto no puede establecerse comparación alguna entre ella y las otras
necesidad o la utilidad particular de una ciencia semiológica" (p. 34). instituciones. Las prescripciones de un código, los ritos de una religión, las
12. "Para nosotros, por el contrano, el problema lingüístico es, ante todo, señales marítimas, etc., nunca ocupan a la vez más que un cierto número de
semiológico y toáo nuestro desarrollo encuentra significación a partir de individuos y durante un tiempo limitado" (p. 107).
este importante hecho" (ps. 34-35). 19. "Una lengua es radicalmente incapaz de defenderse contra los facto-
13. "Con ello, no sólo se aclarará el problema lingüístico, sino pensamos res que desplazan, a cada instante. las relaciones entre el significado y el
que considerando los ritos, las costumbres, etc. como signos, tales hechos significante ... Las otras instituciones humanas -las costumbres, las leyes,
aparecerán bajo otra luz y se sentirá la necesidad de agruparlos en la etc.- se fundan, en diversos grados, en relaciones naturales entre las cosas;
semiología y de explicarlos mediante las leyes de esta ciencia" (p. 35). hay en ellas una afinidad necesaria entre los medios empleados y los fines
14. "Nuestra definición de la lengua supone que descartamos todo aque- perseguidos. Incluso la moda que fija nuestro vestuario no es totalmente
llo que es extraño a su organismo. a su sistema: en una palabra, lo que se arbitraria; no puede apartarse más que en cierta medida de las condiciones
designa con el término de 'lingüística externa': ... etnología .. ., historia dictadas por el cuerpo humano ... Tan cierto es esto que se trata de un
política .... instituciones de toda clase .... ámbito geográfico ... Creemos principio que debe verificarse incluso a propósito de las lenguas artificiales.
que el estudio de los fenómenos lingüísticos externos es muy fructífero; pero Quien crea una de ellas la controla mientras no está en circulación; pero
es falso decir que sin ellos no pueda conocerse el organismo lingüístico desde el instante en que cumple su misión y se convierte en propiedad de
interno .. ., la separación de los dos puntos de vista se impone y cuanto más todo el mundo, el control se le escapa ... La continuidad del signo en el
rigurosamente se la observe será mejor. La prueba es que cada uno de ellos tiempo, unido a su alteración en el tiempo, es un principio de la semiología
crea métodos distintos. La lingüística externa puede acumular detalles sin general; su confirmación se encuentra en los sistemas de escritura. el lengua-
sentirse enclaustrada en el estudio de un sistema" (ps. 40 a 43 ). je de los sordo-mudos, etc." (ps. 110-111 ).
15. "Lengua y escritura son dos sistemas de signos distintos: la única 20. "En ningún momento, y contra lo aparente, ésta (la lengua) existe al
razón de ser del segundo es la de representar al primero; el objeto lingüístico margen del hecho social, porque es un fenómeno semiológico" (p. 112).
no se define por la combinación de la palabra escrita y de la palabra hablada; 21. " ... el sistema nunca es más que momentáneo (está ejemplificando con
este último constituye, por sí solo, su objeto" (p. 45). el ajedrez); varía de una posición a otra. Es cierto que los valores dependen
16. " ... cuando la semiología esté organi7.ada deberá preguntarse si los también y especialmente de una convención inmutable, la regla del juego,
modos de expresión que reposan sobre signos totalmente naturales -como que existe antes del comienzo de la partida y se mantiene después de cada
la pantomima- le pertenecen por derecho propio. Suponiendo que los movimiento. Esta regla, admitida de una vez para siempre, existe también en
acoja, su principal objetivo no dejará de ser el conjunto de los sistemas materia del lenguaje; tales son los principios constantes de la semiología ...
fundados sobre lo arbitrario del signo. En efecto. todo medio de expresión No hay más que un punto en que la comparación falla; el jugador de ajedrez
recibido en una sociedad reposa. en principio. sobre un hábito colectivo o, lo riene la intención de producir el cambio y ejercer una acción sobre el sistema;
e¡ue es lo mismo, sobre la convención. Los signos de cortesía, por ejemplo, mientras que la lengua no premedita nada ... " (ps. 126-127).
dotados con frecuencia de cierta expresividad natural (piénsese en los chinos 22. "Así, puesto que se producen y se producirán siempre cambios
que saludan a su emperador posternándose nueve veces hasta el s~elo) fonéticos, puede considerarse este fenómeno en general como uno de los
están también establecidos por una regla; es tal regla la que obliga a aspectos constantes del lenguaje; es pues una de sus leyes ... Pero tales
emplearlos, no su valor intrínseco. Puede decirse por tanto que los signos constituyen los principios generales que existen con independencia de los
totalmente arbitrarios cumplen mejor que los restantes con el ideal del

72
EL SIGNO FERDJNAND DE SAUSSURE

he~hos concretos; cuando se habla de hechos particulares y tangibles, no relativas a la precedencia histórica de la escritura sobre la palabra en cuanto
existe punto de vista pancrónico" (ps. 134-135). a lenguaje utilizado en la comunicación social, como desarrolla y reafirma
23. "La lengua presenta este carácter extraño y sorprendente de no Derrida 30 . Desde una perspectiva lógica lo que interesa es que el pensamien-
ofrecer entidades perceptibles a primera vista, sin que pueda dudarse, no to requiere de signos, no pudiendo antecederlos, sino teniéndolos por
obstante, de que existan ni de que su juego es lo que la constituye. Es éste, sin materia prima; pero cuál sea su calidad material resulta, en principio,
duda, un rasgo que la distingue de todas las otras instituciones semiológi- irrelevante.
cas" (p. 149). De aquí también que, epistemológicamente, el estudio de los signos, en
24. "Se ve, pues, que en los sistemas semiológicos, como la lengua, donde cuanto materia prima del pensamiento, requiere un nivel de generalidad
los elementos se sostienen rectprocamente en equilibrio según reglas deter- mayor que el estudio de cualquiera de las clases específicas de signos que
minadas, la noción de identidad se confunde con la de valor y recíprocamen- puedan llegar a ser utilizadas en la producción y comunicación de tal
te. Por esto, en definitiva, la noción de valor recubre las de unidad, entidad pensamiento. En consecuencia, la ciencia de los signos es una "ciencia
concreta y realidad" (p. 154 ). general" que antecede a la "voluntad individual o social" de utilizarlos
25. "Filósofos y lingüistas han estado siempre de acuerdo en reconocer como instrumento de comunicación, cuyas reglas de funcionamiento prece-
que, sin el auxilio de los signos, seríamos incapaces de distinguir dos ideas de den a cualquier juego o praxis, siendo "inmutables ... (y) admitidas de una
una manera clara y constante. Tomado en sí mismo, el pensamiento es como vez para siempre"; sólo al pasar de la enunciación de tales principios
una nebulosa donde nada está necesariamente delimitado. No existen ideas gener¡¡les a la consideración de sus leyes de actuación se manifiesta el cambio
preestablecidas y nada es diferenciable antes de la aparición de la lengua" (p. como proceso o "vida de los signos en el seno de la vida social" lo que
155). constituye, juntq a la formulación de aquellas generalidades inmutables, el
26. "Lo que es cierto acerca del valor lo es también acerca de la unidad ... objeto de la ciencia de la semiología (citas "5, 10, 21, 22 y 3").
Aplicado a la unidad, el principio de diferenciación puede formularse así: /os Por la amplituq que, en su momento, se le confería a la psicología,
caracteres de la unidad se confunden con la unidad misma. En la lengua, como Saussure ubica a la semiología, en cuanto ciencia, como integrándose en la
en todo sistema semiológico, aquello que distingue a un signo coincide con "psicología general" y, particularmente, en "la psicología social" (cita "4").
todo aquello que lo constituye. Es la diferencia lo que le confiere carácter, Los desarrollos subsiguientes mostraron que esto no era totalmente correc-
como es también lo que produce el valor y la unidad" (p. 168). to ya que si bien parte de su estudio podría utilizar como ciencia auxiliar a la
Tales los párrafos en los que Saussure alude a la semiología de forma psicología social, en particular porque su aplicación requiere tomar en
explícita, junto con algunos que, sin nombrarla, contribuyen a completar cuenta a la producción e interpretación de los mensajes en el seno de una
sus conceptos constitutivos fundamentales. Tras lo expresado en los capítu- comunidad, no obstante, su nivel mayor de generalidad encontraba más
los anteriores, en que se pasó somera revista a algunos aspectos particulares adecuada ubicación junto a la lógica simbólica y la epistemología. Así se
de la lingüística que son generalizables en el plano de la semiología, tratare- hicieron fundamentales los estudios de Carnap sobre la semántica de los
mos ahora de completarlos sistematizando elementalmente los que se con- lenguajes formales y los de Morris, especialmente, en su "Foundations of
tienen en los párrafos transcriptos. the Theory of Signs" de 1938, ya que cuando, en 1946, publica "Signs,
En la cita "1" se plantea la existencia de la facultad semiótica general. Language and Behavior" muestra un excesivo vuelco a la psicología
Saussure la menciona como "facultad lingüística por excelencia", pero la conductista.
caracteriza diciendo que, en caso de afasia, "lo lesionado no es tanto la Tras diferenciar, por consiguiente, una Teoría General de la Semiología.
facultad de proferir tales o cuales sonidos, como la de evocar mediante un destinada a la formulación de los principios generales del signo, y una
instrumento, cualquiera que sea, los signos de un lenguaje regular". O sea, Práctica Semio/ógica. cuyo objetivo consiste en establecer las condiciones
da preeminencia, en cuanto facultad fundamental del hombre a la de utilizar generales de producción, comunicación e interpretación de mensajes, se
un mediador para que se evoquen o actualicen signos sistematizados o requiere acotar un tercer ámbito destinado al estudio de las Semiologías
regulares; el lenguaje verbal sería, tan sólo, aquel en que se concretaba una Particulares. o sea, a establecer las especificidades que adoptan los diversos
de tales posibilidades de actualización. Por eso, cuando en nuestra cita "25" lenguajes en relación a la calidad material de los signos que utilizan y a la
establece que "el pensamiento es una nebulosa ... , antes de la aparición de la finalidad a que se los destina en el proceso de la comunicación.
lengua", esta lengua a la que hace referencia debe ampliarse hasta abarcar Una de estas semiologías particulares es la lengua. sin duda "el más
cualqu~er sistema semiótico. Si bien la conclusión procede de las propias
expres10nes de Saussure, es dudoso que tal haya sido su intención expresa;
"'.lacque' Derrida. /)e la grammatologie. París. Les Ed. de Minu1t. Versión castellana. /)e /11
no obstante, su coherencia interna lo exige y así ha podido dar lugar a tesis
(,'ramatología. Buenos Aires. Siglo XXI. 1971

74
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE

importante de tales sistemas" (cita "2"). Saussure no vacila en atribuir a su des o inexactitudes en las afirmaciones específicas que haya podido formu-
concepción de la semiología como totalidad la posibilidad de "asignar a la lar, sino en la recuperación de sus lineamientos generales que, en el estado
lingüística un lugar entre las ciencias" (cita "7"). Por tanto afirma la actual de las ciencias sociales, continúan plenamente vigentes, así como de
necesidad de pensar el signo como abstracción y generalidad que abarque postulados metodológicos cuya dificultad de aplicación no justifica su
diversas posibilidades de materialización antes de poder introducirse en el relegamiento o prescindencia. En el presente trabajo hemos tratado, tan
estudio particular de una de tales concreciones; y así la lengua encuentra su sólo, de aprovechar algunos de tales principios y de desarrollarlos conforme
estructura propia y la perspectiva científica para encuadrarla adecuadamen- a su orientación metodológica, para reencontrar base firme iras tantos y tan
te (citas "8, 11 y 12"). Tras afirmar la calidad ''social" de todo signo, de la personalistas avances en esta ciencia. La semiología "todavía no existe"
cual participa la lengua en cuanto forma parte del fenómeno semiológico (cita "5"), dijo Saussure durante sus cursos de principios de siglo, y hoy
(citas "9 y 20"), trata de establecer, al menos, un matiz de diferenciación puede observarse que todavía se la considera tierra de nadie, donde cada
entre la "a rbítrariedad" especialmente pertinente al signo lingüístico y autor puede incursionar a su libre arbitrio y proponer, negar o afirmar según
cierta vinculación natural de aquellos signos con los cuales se constituyen el dogmatismo de su inspiración. Pero la ciencia no tiene esa historia;
"otras instituciones humanas (las cuales) se fundan, en diversos grados, en justamente por no existir ciencia sin historia, sólo el prl'lfundo respeto a los
relaciones naturales entre las cosas" (citas" 16 y 19"). Es un difícil tema al textos precedentes puede avalar el avance del pensamiento que pretende ser
cual, no siendo su objetivo más que anticipar la necesidad de la existencia de reconocido como científico. La semiología deberá poseer mucha mayor
la ciencia de la semiología, no puede hacer más que apuntar. Con ello abre el historia en cuanto ciencia antes de que pueda cerrarse definitivamente el
problema de las semiologías particulares sobre la base de diferencias en la Curso de Saussure.
estructura profunda de los signos que las componen. Basta con observar,
por ejemplo, el carácter que adoptan los signos de la pintura, cuando se
considera al cuadro como texto; frente a la permanencia de los significantes
del lenguaje verbal, los significantes pictóricos son esencialmente mudables
adquiriendo sus diversas posibilidades semánticas, no por la mera variación
del contexto, como es esencial a la lengua, sino por variación de su forma
perceptual, radicando su permanencia y posibilidad de codificación en
ámbitos muy distintos y con diferente dependencia del carácter de arbitra-
riedad. Otras características, como la espacialidad de la yuxtaposición de los
significantes pertenecientes a distintos ámbitos semiológicos (o la planari-
dad de los del lenguaje pictórico a que acabamos de aludir) tampoco fueron
dejadas de lado por Saussure en su anticipación (cita" 17") diferenciándolos
de la linealidad que caracteriza a los lingüísticos, así como tampoco obser-
vaciones relativas al ámbito de representatividad de que son susceptibles
tales otros sistemas o acerca de la extensión de sus usuarios (cita "18"). La
observabilidad perceptual de los restantes significantes, con exclusión de los
de la lengua, es, posiblemente, apresurada por cierta especialización que la
sitúa frente al problema de no identificar lo aparente y lo científico (cita
"23") en su propio campo y suponer a los re~tantes eximidos de tan dura
tarea.
Otras muchas observaciones pueden extraerse de los párrafos transcrip-
tos así como de los que han dado lugar a los precedentes desarrollos de este
trabajo. La lectura de Saussure es una necesidad constante, tanto para el
investigador de los principios generales de una Teoría General de la Semio-
logía, como para los que tratan de desentrañar las complejidades de alguna
de las Semiologías Particulares (aunque no comprendemos cómo pueda
cumplirse esto último sin haberse esclarecido adecuadamente aquellos prin-
cipios). En cuanto lectura de fuentes no consiste en la búsqueda de exactitu-

76 77
f
1
¡

SEGUNDA PARTE

CHARLES SANDERS PEIRCE:


SUS APORTES A LA
PROBLEMATICA ACTUAL DE LA SEMIOLOGIA
'
l. El Signo
En Teoría de los Signos, los conceptos y criterios clasificatorios de Ch. S.
Peirce resultan fundamentales para la organización sistemática de la semio-
logía como disciplina científica y para la investigación empírica que de ella
se deriva. Es imposible, en la brevedad de estas páginas, desarrollar la razón
teórica que justifique plenamente tal afirmaciór.. Se buscará cumplir un
objetivo más humilde, consistente en la somera presentación de aquellas
ideas básicas que son especialmente actualizables en el pensamiento de
Peirce. Asimismo, se esbozarán algunas de tales ideas ya actualizadas,
llamándose la atención respecto a la falta de un adecuado estudio sobre su
teoría semiótica 1 , reservando, en cambio, para otro desarrollo ulterior, la
exposición sobre los pasos de la derivación producida y su contraste crítico
frente a otras teorías, como la de Ogden y Richards y, en especial, la de Ch.
Morris, de las que también proceden abundantes pautas para la sistematiza-
ción de una semiología formalizada.
"A sign, or representamen, is something which stands to somebody for
something in sorne respect or capacity" ("Un signo, o represen/amen. es algo
que está para alguien, por algo, en algún aspecto o disposición" 2: parágrafo
2.228).
Esta definición constituye el gozne sobre el que gira la teoría de Peirce.

1
El creciente interés por el estudio de la obra de Ch. S. Peirce puede constatarse por
constituir el tema monográfico del n2 58 de "Langages", Juin 1980: La sémiotique de C. S.
Peirce. entre cuyos diversos artículos destaca el de Umberto Eco: Peirce et la sémantique
contemporaine y el de Eliseo Verón: La sémiosis et son monde.

2
Charles Sanders Peirce, Speculative Grammar, en Collected Papers, Cambridge, Massa-
chusetts, The Belknap Press of Harvard University Press. 1931. Se ha utilizado la versión
castellana inédita de Giovanna María Winchkler, supervisada por el autor. En castellano: "La
Ciencia de la Semiótica", Buenos Aires, Nueva Visión, 1974; contiene parte de la Gramática
Especulativa, un fragmento de Grafos Existenciales y tres cartas a Lady Welby. La importancia
de lo' te.xto' de l'c1rcc hace aconsqablc reproducirlos en su idioma nriginal para que el
investigador pueda analizarlos directamente y coincidir o no con nuestra interpretación.

81
EL SIGNO CHARLES' SANDERS PEIRCE

Dice lo menos posible para poder construir sobre ella lo más posible. Es un del lenguaje (en cuanto duplicación semiótica) para cuya producción se
enunciado que Jakobson calificaría de "afásico" 5 , ya que los lugares sintác- requieren dos signos: el representamen y el interpretante; el primero en el
ticos que deberían estar ocupados por conceptos sustanciales, están mera- emisor y el segundo en el receptor. De todas formas, es conveniente desper-
mente señalados por esos pronombres: "algo", "alguien" y, de nuevo sonalizar este proceso lingüístico. del cual la comunicación emisor-receptor
"algo", así como por el adjetivo, tan propenso a pronominali1arse, "algún". es sólo un caso. El proceso del conocimiento es también una relación entre
Lo adjetivado por tal "'algún" tampoco ofrece excesivo contenido, ya que, representamen e interpretante; en tal caso el representamen es el concepto o
además de la traducción ofrecida ("aspectu o disposición"), puede aceptar- enunciado. por ejemplo. científico que se dirige a un sistema teórico donde.
se.más sintéticamente. "relación" (en su sentido amplio y no -al menos. no transformado en interpretante, o sea, en lugar lógico, recibe su valor signifi-
todavía- en ningún específico sentido lógíco-matemútico ). Cerrando la cativo, el cual. posiblemente. incrementa el que tenía en cuanto propuesta o
estructura de la definición, utiliza el \erbo "to stan.!for". O sea. "estar en representamen. A partir del gráfico anterior, su complemento, conforme a
lugar Je". incluso es preferible "estar por". va que éste es el sentido m{is lo que acaba de decirse, es:
vacío de la representación que es. en definitiva. lo que es tú en juego. Así, un
poco más adelante. en el párrafo 2.273. d mismo Pcirce se encarga de fijarle
el sentido que le interesa: "To stand fór. llwt is. to be in such a rclation lo (B)
another that.fár ccrtaín purposes it is .tremed hy somc mi11d as if it 11·en· that
other" ("Estar en lugar de. es decir. situarse en una relación tal respecto a ALGO ( 1, 2 y 3) ................................... ( l )Interpretan te:
otro que. para ciertos fines. puede considcr{irsele. en algún modo como si que también es signo,
fuese ese otro"). Logra así que la definición inicial se armonice en un o sea, ALGO (1, 2 y 3)
~ontcxto i~ótopo con la lihertad proporcionada por los pronomhrcs que la
constituyen. El verbo incluso podría haber quedado implícito. dehido al
vigor de las preposiciones "to". ''.fór" e "i11" ("para. por. en") que articulan En segundo lugar. todo aquel signo (A) es el sustituto de algo, a lo que
tal contexto. Reducido a una forma csquemútica, tendríamos·el siguiente denomina su objeto. Hasta aquí Peírce constituye al signo como capaz de
modelo de signo: sustituir a su objeto, del que sólo puede decir que es "algo". Coincide así con
el concepto intuitivo. en semiología, de caos. en cuanto lo señalable (lógica-
(A)
mente) pero indecible. (El tema del caos en semiología, lo estudio desde
~( 1) para ..................... alguien diversos ángulos en mi trabajo "Del caos al lenguaje", Buenos Aires, Ed .
ALGO·~ (2) en ........................ alguna . . . . . relación Tres Tiempos, 1983.). No obstante, Peirce quiere decir algo más acerca de
(3) por ........................ algo ese objeto y así afirma que la sustitución que el signo hace de tal objeto no lo
es en cuanto totalidad, sino respecto a una parte de su posibilidad sustituti-
El mismo parúgrafo 2.228. cítado anteriormente. continúa diciendo: "ft va, a un tipo de idea, a la que denomina "fundamento". ¿En qué consiste
a<Mrcsses somebodr. that ís. crea tes in thc mind o( that pcr.mn an equivalent esta idea que el signo recorta del objeto y de la que se hace sustituto? Peirce se
sign. or perlwps a more dcvelopcd sígn. 711e sign 1rhich it creares. l Cal/ thc preocupa por liberar a tal término de los diversos sentidos filosóficos que
lntcrpretant o{ the /int '>Ígn. Thc sign stands .fór .rnmNhing. its objcct. Ir puede evocar y opta por su significado cotidiano. lo que precisa mediante
sta11d1for thot ohjecl. nof in ali rcspcct.v. bu! in refácnce to a sort ofidca. 11·hich algunas ejemplificaciones: .. cuando un hombre capta la idea de otro .•
1 havc ca/led tlw ground o( thc rcprcsentanwn" ("Ello se dirige a alguien. o ... cuando un hombte recuerda lo que estuvo pensando en un momento
sea. crea en la mente de esa persona un signo equivalente. o quizá un signo anterior, o bien, ... cuando continúa pensando en algo. Los ejemplos evi-
mús desarrollado. A éste, que aquél crea. lo denomino el interpretante del dencian que esa idea que el signo toma del objeto, no está en el objeto sino en
primer signo. Al signo que está por algo. su objeto. Este está por tal objeto. el pensamiento (de un hombre o en cuanto proposición de un sistema
no en todo sentido. sino respecto a un tipo de idea que algunas veces he teórico). Quiere decir que habría dos posibilidades teóricas: o bien el signo
llamado el fundamento del represen lamen"). En principio. es la totalidad del sustituye al objeto en cuanto caos, diciéndolo por primera vez, o bien el
signo. cuyo esquema gráfico antecede (A) la que se dirige a alguien y crea en él signo sustituye, mediante un nuevo decir, algo que estaba ya dicho (o
otro signo: el interpretante del primero. Se trata de un fenómeno característico pensado) acerca del objeto. En este último caso, se puede percibir cómo el
caos retrocede hacia un supuesto objeto primordial al haber sido desenmas-
'Roman Jakobson. Deux aspee Is du /angage el deux types J'aphasie. en Essaís de linguistí- carado por demostrarse que ya estaba dicho. En definítiva, ¿cuál es el objeto
que générale. París. Minuít. 1963; p. 43. de un signo?; o sea, ¿cuál es su referente (usando el término más polémico)?

82 83
Cl!ARrES S'ANDERS PEIRCE
EL SIGNO

O el caos u otro decir: tertium non datur. Siendo el caos indecible, si hubiera object which itself refers (its object) in the same way. the interpretant beco-
un signo que lo señalara, tal sería el último nivel de objeto al que podría ming in turn a sign, and so on ad infinitum" ("Todo lo que constriñe a algún
accederse. Como esto no es lógicamente posible, ya que si es signo es que otro (su interpretante) a referirse a un objeto, al cual él mismo se refiere del
tiene como fundamento aquello que puede decirse (aquella "idea") acerca mismo modo (su objeto), transformándose a su ve1 el intcrpretante en signo,
del objeto (no existe signo que no sea reducible a otro signo), resulta que un y así ad infinitum").
signo tendrá como objeto, siempre, a otro decir, osea,a otro signo. Se llega, Un tanto más implícitamente admite la clausura del signo respecto a su
por tanto, a este nuevo esquema: objeto. por ser éste también signo. al menos "in thf' case of a Sign that is a
part of a Sign" ("en el caso de un Signo que es parte de un Signo"; parágrafo
2.230). Esto lo ejemplifica, entre otras cosas, con una supuesta situación que
(C) es una estructura del mejor estilo de arte conceptual: .. On a map ofan island
(2) Represen/amen: : _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __..,. ( 1) Interpretan/e:
la id down upon the soil of that island there must, under ali ordinarv circunstan-
'(LGO ( I, 2 y 3) c.¡ue también es signo, ces be sorne position. sorne point, marked or not, that represents.quaplace on
,. o sea, ALGO ( 1, 2 y 3)
the map. the very same point qua place on the island" ("En el mapa de una
(3) Fundamento: isla, extendido sobre el suelo de esa isla, debe existir necesariamente cierta
que también es signo. posición, cierto punto, marcado o no, que representa qua -en cuanto-
o sea, ALGO (1, 2 y 3) lugar en el mapa, a ese mismo punto qua -en cuanto- lugar en la isla";
ibidem ). En el parágrafo siguiente la calidad de previamente conocido, o sea,
la calidad de ser ya signo, inherente al objeto de todo signo, queda expresa-
El añadido en este gráfico del término "representamen" está perfecta- mente establecido. Pese a su extensión, resulta oportuno transcribir íntegra-
mente justificado, ya que Peirce lo ofrece como sinónimo alternativo del mente el parágrafo 2.231 por el interés que tiene para investigadores y
término "signo", en cuanto indica la existencia de la forma perceptual en críticos: "The Sign can only represen/ the Object and tell about it. lt cannot
que el signo consiste (próximo, por tanto, al "significante" saussuriano). furnish acquaintance with or rpcognition of that Object: for that is what is
Resulta evidente que este cerramiento del signo, tanto en lo que respecta al meant in this volume by the Object of a Sign: namely, that with which it
interpretan te atribuyéndole el carácter de signo, como en lo que respecta al presupposes an acquaintance in order to convey some further information
fundamento estableciéndolo igualmente como signo, implica una recursivi- concerning it. No doubt there will be readers who wi!l say they cannot compre-
dad en la estructura de la gramática de los signos (Peirce denomina a la obra hend this. They think a Sign need not relate to anything otherwise known, and
cuyos parágrafos estamos comentando, "Speculative Grammar") que es can make neither head nor tail of the statement that every sign must relate to
actualmente exigencia de las gramáticas formales, en sus definiciones recur- such an Object. But !f there be anything that conveys inf~rmation and yet has
sivas (véase, entre otros, Carnap4 ; Quine5 ; Chomsk:y6 -voz "recursiveness"- absolutely no relation nor reference to anything which the pason to whom it
y también Chomsky 7 ). conveys information has. when he rnmprehends that information. the s!ightest
Esta clausura y la correlativa expansión del signo en sus instancias de acquaintance direct or indirect -anda very strange sort of information that
interpretante y fundamento no es fruto de una actualización ni exigió una would be- the vehicle of that sort of information is not, in this volume. called a
derivación epistemológica de sus conceptos. sino que fue vista expresamente Sign" ("El Signo sólo puede representar al Objeto y aludir a él. No puede
por Peirce. proporcionar conocimiento o reconocimiento acerca de tal Objeto; esto es
En cuanto al interpretan te, en el parágrafo 2.303, insiste en el concepto de lo que se entiende por Objeto de un Signo en este estudio; es decir, aquello
signo desde el punto de vista de sus interrelaciones, definiéndolo como acerca de lo cual se presupone un conocimiento a fin de proporcionar alguna
"Anything which detamines something e/se (its interpretant) to refer to an información adicional respecto aH Sin duda habrá lectores que manifiesten
no poder comprenderlo. Piensan que un Signo no necesita relacionarse con
algo ya conocido por otros medios, y no pueden encontrar sentido a la
• Rudolf Carnap, lntroduction to symbolic logic and its applications. New York, Dover afirmación de que todo Signo debe estar relacionado con tal Objeto conoci-
Publications, 1958; p. 164.
do. Pero si hubiera algo que aportase información y no tuviese relación
i Willard van Orman Quine, Set Theory and its Logíc. Cambridge, The Belknap Press of alguna ni referencia con algo acerca de lo cual, la persona a la que se aporta
Harvard Uníversity Press, 1969; p. 174.
esa información de modo que pueda comprenderla no tuviera el menor
• Noam Chomsky, Aspectos de la teorfa dela sintaxis, Madrid, Aguilar, 1971; ps. 13 y 229. conocimiento directo o indirecto -y se trataría de una muy extraña clase de
información-, al vehículo de dicha información no se lo denominará, en
'Noam Chomsky, Estructuras Sintácticas, México, Siglo XXI, 1974, p. 39.

84 85
EL SIGNO CHARLES SANDERS PEIRCE

esta obra, Signo"). O sea, del caos (en cuanto objeto supuestamente primor- El signo se produce en un ámbito semiótico que es la condición lógica de
dial) no puede surgir conocimiento. El conocimiento tiene siempre por su existencia. Así, la estructura teórica en la que puede fundamentarse la
objeto a otro conocimiento y nunca a la realidad en su pretendida pureza de investigación semiológica requiere la elaboración y el ajuste lógico de tal

(
no modificada todavía por el pensamiento. Si, por tanto, el objeto de todo ámbito semiótico, en cuya interioridad, el signo es la estructura estructuran-
signo debe ser algo ya conocido, es que también es signo. Este sentido te en cuanto unidad mínima de análisis: no hay signo en tanto no se
recurrente del concepto de signo es uno de los aportes más fructíferos de establece el ámbito semiótico que lo genera; pero cuando se ha logrado
Peirce a la epistemología contemporánea. De aquí, por ejemplo, surge la determinar un ámbito semiótico correctamente acotado, se puede recono-
posibilidad de afirmar que el signo único es incognoscible (Magariños de cer, simultáneamente, el pertinente signo particular.
Morentin 8 ) como límite a las pretensiones, multivariadas y más o menos
implícitas, de las formas actuales de sustancialismo y nominalismo (ya que
ninguno de los tres componentes del signo, ni el fundamento, ni el represen-
1 Poniendo en relación el esquema (D) con el esquema (A) puede compren-
derse la riqueza inherente al carácter afasico de la definición que formula
Peirce del signo. Esta debe contener la posibilidad de relación en los tres
tamen, ni el interpretan te, tienen sentido por sí solos). El signo, que se hace aspectos que requiere su existencia: el "por algo", el "para alguien" y el "en
presente mediante el representamen, aparece, en todo caso, constituyendo alguna relación". Mediante el primero, el signo captará lo que de conoci-
una estructura cuyos elementos interdependientes son el interpretante y el miento (fundamento) le interesa del objeto; mediante el segundo, se institui-
fundamento. Tal es uno de los aspectos que llevan a Popper.a exclamar con rá a sí mismo como forma perceptual y soporte sustitutivo (representamen)
entusiasmo, la dimensión de cuyo exceso sería difícil de precisar, que Peirce de tal intervención; y, mediante el tercero, proporcionará la posibilidad de
es el más grande filósofo norteamericano 9 . modificación que, en un determinado sistema (interpretante), afecta al
Sin entrar en la crítica de otras estructuras triádicas como las ya mencio- conocimiento o desconocimiento (pero no, no-conocimiento) acerca de
nadas de Ogden y Richards o de Morris o la de Ullmann, se hace evidente la dicho objeto. Es suficiente, en esta aproximación a los fundamentos de la
que resulta de la propuesta de Peirce: semiología, con esta interpretación directamente semiótica de los conceptos

(D) Representamen/R
j de primeridad, secundidad y terceridad propuestos por Peirce; han dado
lugar a excesivas y excesivamente gratuitas especulaciones metafísicas acer-
ca de su carácter apriorístico y a escasas reflexiones epistemológicas respec-
to al aporte de racionalidad de que provee a la teoría del signo.
Lo tradicional ha sido ver al signo como una réplica del objeto; éste era su
referente y él era la simbolización de tal referente. La fundación de la ciencia
"en alguna
de la lingüística fue posible quebrando esa dependencia. El parsignificante-
relación"
significado, de Saussure, pone el acento en el tercer aspecto; ser tal para
Fundamento/R ---,,.......~
REPRESENT AMEN ~~-- Interpretante/R alguien o para algún sistema de conocimiento, en cuanto toda forma percep-
tual puede ser portadora de un concepto (para alguien). Esto elimina como
problemática científica la vinculación biunívoca (cosa a cosa) entre signo y
referente, lo cual se replantea como determinación del lugar lógico corres-
pondiente a cada uno de ellos en el respectivo sistema (de interpretan tes y de
SIGNO fundamentos). Desde otra perspectiva, a Hjelmslev le interesan las cualida-
des del signo que se deriven de sus características en cuanto representamen;
"por algo" "para alguien" son formas sintácticas y problemas de rección los que encadenan secuencias
FUNDAMENTO INTERPRET ANTE de formas interdependientes y con las cuales acota los conceptos de signo y
de un no-signo en lingüística. Esto le lleva a concebir cada elemento de la
lengua "como una categoría determinada, definida por ciertas posibilidades
de combinación determinadas y por la exclusión de otras" 1º. Relegando el
Fundamento/F Interpretante/F Fundamento/I Interpretante/I aspecto sustancial de la lengua, establece la Glosemática como estudio que
'Juan Angel Magariños de Morentin, Curso de Semiología Estructura/, Buenos Aires, ILAE
1975; p. 57. J insiste sobre la forma (representamen) y situando a "la lingüística en el

'Karl R. Popper, Conocimiento objetivo, Madrid, Tecnos, 1974; p. 198.


'º Louis Hjelmslev, El Lenguaje, Madrid, Gredos, 1971; p. 47.

86 1 87

1
EL SIGNO 1 CHARLES SANDERS PEIRCE

marco de una semiótica (o semiología) general'' 11 ; definiendo "formalmente


a una semiótica como una jerarquía cuyos componentes cualquiera sean
admiten un análisis ulterior en clases definidas por relaciones mutuas, de
1 signos. El punto de partida consiste en la estructura del signo y las tres
componentes ya identificadas:

modo tal que no importa cuál de esas clases admita un análisis en derivados
definidos por mutación mutua" 12 • Por otra parte, el aspecto dinámico del
signo, considerado en relación con el interpretante, ha dado lugar a las
corrientes praxiológicas de la lingüística que toman especialmente en cuenta
( a) Por algo
b) En alguna relación
c) Para alguien

el aspecto comunicativo en su definición del lenguaje. En general derivan del Se vio cómo esto implicaba la presencia, en cuanto ámqito semiológico,
tercer concepto de Ch. Morris, que caracteriza como "La dimensión prag-
mática de la semiosis", planteándola en un definido sentido de información
biológica: "El intérprete de un signo es un organismo; el interpretante es el
f de una estructura de tres elementos que, a su vez, son signos y que se
corresponden con los elementos enunciados del siguiente modo:

~.
hábito del organismo de responder, a causa del signo vehículo, frente a (E)
objetos ausentes que son relevantes para una situación problemática presen- a) Por algo ........................................................... Fundamento
te, como si estuvieran presentes" 13 • Ello le conduce a plantear la relación con b) En alguna relación ...................................... Representamen
el "designatum" (lo que Peirce denomina "fundamento") como un "actual c) Para alguien .................................................... lnterpretante
tomar en cuenta, en la conducta del intérprete, a una determinada clase de
cosas en virtud de la respuesta al signo vehículo, y que tales cosas tomadas La relación afirmada en (E) bajo la letra a) es una relación de actuación.
en cuenta son los designa ta". Incurro en este atisbo de expansión hacia otras Es decir, se establece una relación cuya razón determinante consiste en el
estructuras del signo, pese a mis buenos propósitos, por haber tocado uno de hecho de acotar, mediante el signo, el particular aspecto del objeto (Funda-
los puntos más sensibles en la sistematización de la semiología como ciencia mento) qúe es de interés para determinada comunicación.
de la producción de la significación, íntimamente dependiente del concepto La relación afirmada en (E) bajo la letra b) es una relación de compara-
de signo que se adopte. El cúmulo de elaboraciones existentes con respecto ción. O sea, se establece una relación cuya razón determinante consiste en la
al concepto de signo lo señalan como el problema definitorio de esta discipli- posibilidad de concretarse, mediante el signo, una presencia de naturaleza
na y establece la necesidad de enunciarlo a partir de fundamentos axiomáti- semiótica (Representamen).
cos para conferir a la semiología el 1ugar epistemológico que le corresponde. La relación afirmada en (E) bajo la letra c) es una relación de pensamien-
El esquema propuesto en (D). que no es sino la graficación resultante de to· con ella se establece una relación cuva razón determinante consiste en la
considerar a cada uno de los elementos constitutivos del signo, a su vez, n;cesidad que confiere consistencia, 'mediante el signo, al sistema del
como signo, permite entrar en el siguiente aspecto expuesto en la Gramática Interpretan te.
Especulativa de Peirce y que consiste en su propuesta de clasificación de los Cada una de estas razones determinantes de las respectivas relaciones de
signos. Clasificación en que están implícitos los axiomas de una semiología correspondencia pueden también enunciarse como: a) de existencia, b) de
científica a que se ha hecho referencia. forma. c) de ley. Se llega así al siguiente cuadro de equivalencias:
(F)
En un desarrollo estrictamente lógico de la definición inicial, llega a la
formulación de tres tricotomías que proporcionan nueve clases de signos.
al Por algo ........... Fundamento .... , Actuación ...... 1kdll) ...... l· \is ten cía
No analizaré aquí el proceso mediante el cual, a través de la determinación b) l'n alguna rdación .. Rcprc,cmamcn .... Comparación ... Posibilidad .. Forma
de tres relaciones triádicas y de tres relaciones de correlación (o correlatos) e) Para alguien ....... lntcrprctantc ...... l'cn'>amícnto .... Sccc,ídad ... Ln
llega a enunciar dichas tricotomías. Lo sustituiré por una explicación casi
didáctica que permita al lector no familiarizado con el pensamiento de el cual evidencia las distintas relaciones lógicas inherentes a cada elemento
Peirce comprender, elementalmente, la calidad de cada uno de dichos nueve
de la estructura del signo.
Sólo falta tomar en cuenta una característica del signo que ha estado
llLouis Hjelmslev, Ensayos lingüísticos. Madrid, Gredos. 1972; p. 49.
12 Louis

11
Hjelmslev, Prolégomenes a une théoríe du langage, París, Minuit, 1971; p. 135.

Charles Morris, Foundations of the Theory of Signs. en Foundations of the Unity of


Science, V. 1, Chicago, The University of Chicago Press (1938), 1971; p. 109.
l

constantemente presente en cuanto antecede: cada uno de los elementos de
Ja estructura del signo es, a su vez, un signo. Entonces, si el Fundamen~o. ~¡
Representamen y el Interpretante son, además de las tres partes const1tut1-
vas del signo, cada uno de ellos un signo. cada uno de ellos contiene a los tres
elementos que constituyen la estructura del signo. Por tanto:

88
1 S9

1
EL SIGNO 1 CHARLES SANDERS PEIRCE

(G) En alguna relación Por algo Para alguien


9 SIGNOS REPRESENT AMEN FUNDAMENTO JNTERPRET ANTE
(o Clases de Comparación Actuación Pensamiento
Signos) Posibilidad Hecho Necesidad
a) Signo Fundamento .... posee .............. a') su propio fundamento Forma Existencia Ley
b') su propio representamen
c') su propio interpretante 1 En alguna relación
REPRESENT AMEN
Comparación CUALISIGNO ICONO RHEMA

b) Signo Representamen .... posee .......... a") su propio fundamento


b") su propio representamen
c") su propio interpretante
t Posibilidad
Forma
Por algo
--

FUNDAMENTO
Actuación SINSIGNO INDICE DIC!SlGNO
c) Signo Interpretante .... posee .............. a'") su propio fundamento Hecho
b'") su propio representamen Existencia
--
c"') su propio interpretante Para alguien
JNTERPRET ANTE
Pensamiento LEGISIGNO SIMBOLO ARGUMENTO
lo cual se corresponde, en cuanto enunciados, con el gráfico (D) en cuanto Necesidad
espacios constitutivos del ámbito semiótico pertinente al signo. Ley

Con esto, entre a') y c"') se han generado, en forma recurrente, los nueve
signos que son la base primaria de toda clasificación semiológica. Desde En principio, y más como guía en la práctica del trabajo de investigación
luego, como manifestara Peirce en el parágrafo 2.303, la generación de otros acerca del significado de cada uno de los signos del cuadro precedente que
posibles signos prosigue "ad infinitum''. El límite vendrá dado por las como criterio metodológico, es ilustrativa (ante la necesidad de clasificar un
necesidades de cada disciplina científica o de cada investigación en particu- determinado signo que aparece en un determinado discurso o ante la
lar. Los que se producen, mediante esta ley de transformación semiótica, necesidad de producir un determinado signo para su inclusión en un deter-
son niveles sucesivos de metalenguaje a partir de cada uno de los aspectos o minado discurso) la lectura de las entradas, por fila y por columna, que
elementos inherentes a la estructura del signo. Mencionándolo con absoluta corresponden al signo que se quiere producir, o hasta ubicar al signo que
provisionalidad, puede decirse que ello permite identificar, ante los enuncia- identifica al que se desea clarificar. Así, por ejemplo, un INDICE resulta ser
dos de una determinada disciplina científica (y con especial utilidad en las la "existencia" de un "fundamento". o bien el "hecho" de una "existencia"
llamadas "ciencias humanas") el correcto lugar epistemológico que les o la "actuación" de dicha "existencia", etc. En cambio un ARGUMENTO
corresponde a cada uno de tales enunciados, al poder establecer, con rigor resulta ser, por ejemplo, el "Interpretan te" del "Interpretan te", o una "ley"
formal, qué ha sido utilizado como lenguaje-objeto (u objeto material de del "pensamiento", o una "necesidad" "para alguien", etc. Repito que se
una ciencia), qué como metalenguaje 1º (u objeto formal) y qué como trata tan sólo de un tanteo expresivo o práctica didáctica para encontrar el
eventuales metalenguajes 2º, 3º, etc. (niveles epistemológicos o enunciados enunciado acerca del signo correspondiente que mejor permita cubrir la
procedentes de otros sistemas en que poseen distinto nivel metalingüístico). necesidad conceptual b empírica de un momento concreto de la investiga-
Con esta perspectiva de análisis pueden eliminarse muchas de las aporías ción. Ello no infringe en nada y, por el contrario, utiliza como instrumento
que con ~recuencia atentan a la sistematicidad, claridad y virtud explicati- de análisis a la propia estructura del signo.
va, especialmente en las mencionadas ciencias humanas; así como someter En la lectura por columnas se encuentran los correlatos enunciados por
los respectivos enunciados, con mayor rigor y eficacia, a las diversas con- Peirce, o sea: Jer. Correlato. constituido por Cualisigno, Sinsigno y Legisig-
trastaciones de verificación, falsabilidad o confirmación. no; identifica el aspecto formal (o "s;gnificante") de cada uno de los niveles:
. P~ra su mejor identificación, pese a lo farragoso de la terminología, en el formal propiamente dicho, existencial y legal. La forma tiene forma (Cuali-
s1gu1ente cuadro de doble entrada, siguiendo la distribución de los esquemas signo ); la existencia tiene forma (Sinsigno ); y la necesidad (lógica) tiene

l1
(D), (F) Y (G), se despliegan dichos nueve signos con las denominaciones forma (Legisigno ); tal el sentido de los tres signos de este primer correlato.
que Peirce les atribuye y con los componentes que los originan: El 2º Correlato está constituido por Icono, Indice y Símbolo, identificándo-

90 91
CHARLES SANDERS PEIRCE
1:1. 5;/GNO

guaje verbal del cual, aquí, en el cualisigno, aparece como una mera
se, por su intermedio, el aspecto existencial (la concreta y actual presencia pos.ibilidad. Esto implica: i) existencia de un lenguaj~ ver~al q~e va.ª
del signo) de cada uno de los niveles. Así se alude a la existencia de la forma ser sustituido (sin diferenciar entre hablado o escrito); n) existencia
,Icono): a la existencia de la existencia (Indice); y a la existencia de la ley o de aspectos perceptuales en el lenguaje verbal cuyo conjunto. sistemático
sistema teórico (Símbolo) (adviértase el sentido específico que toma en puede ser sustituido por aspectos perceptuales de otros lenguajes cuyas ca-
Peirce el término tan controvertido y ambiguo de "símbolo"). El 3er. Corre- racterísticas pueden ser verbales (traducción de un idioma a otro) o no ver-
lato está constituido por Rhema, Dicisigno y Argumento. Con ellos se da bales (gestos, colores, dibujos, impulsos eléctricos, etc.); iii) un len-
cabida al aspecto legal de la forma, por ejemplo. en el sentido de las posibles guaje verbal no puede ser sustituido por un no-lenguaje. salvo al
relaciones sistemáticas (Rhema): al aspecto legal de la existencia, por precio de dejar de ser lenguaje. Los elementos señalados en ii) son los
ejemplo. en el sentido de las relaciones sintácticas de un contexto específico cualisignos del lenguaje verbal, o sea, aquellos aspectos referentes al
(Dicisigno); y el aspecto legal de la propia legalidad, en el sentido de la razón objeto-signo "lenguaje verbal", que se relacionan de modo espeífico
teórica que da consistencia a un sistema (Argumento). con el sistema semiótico que contiene al signo-representamen del
Para completar esta visión, transcribiré las definiciones que ofrece Peirce alfabeto Morse.
de cada uno de tales signos, acompañándolas de un breve comentario.
Seguiré, asimismo, el desarrollo de los nueve signos a través de un doble
Icono
ejemplo: l º)como ejemplo conceptual, las localizaciones a que dan lugar los
posibles signos discernibles en el paradigma del signo "SlJSTlTUCION" (ejem- "fs a Sign which refers to the Object that it denotes mere/y by virtue of
plo cuya abstracción se justifica por ser el concept() fundamental de la characters of its own. and which it possesses. ju~t the same, w~ether
propia semiología en cuanto disciplina científica): y 2º) como ejemplo any such Object actual/y exists or not'' ("Es un Signo que se refiere al
empírico (que además constituye una actualización específica del signo Objeto que denota tan sólo en virtud de los cara~teres que . le s~n
sustitución) el llamado "ALFABETO MORSE". propios, y que éste posee por igual con independencia de la ex1stenc1a
o no existencia actual de cada Objeto"; parágrafo 2.247). Se trata de
11. Las Nueve clases de Signo un signo que toma del objeto y transfiere al interpretante la posibili-
Cualisigno dad de que una determinada forma exista en tal objeto.
Ejemplo l: "La existencia posible de la sus.ti~~ción". O sea, esta?le-
"l~ a qua/ity which is a Sign" ("Es una cualidad que es un signo"; ce, ante una propuesta. determinada, su pos1bihdad º. no de sust1t~­
parágrafo 2.244). Se trata de un signo que toma del objeto y transfie- ción v en su caso, la forma de sustitución que, a parur del repertono
re a un interpretante el mero aspecto formal de tal objeto. de c~~lisignos podría aplicarse al supuesto en presencia. De la susti-
Ejemplo 1: "La forma posible de sustitución". Se señala por su tución como objeto de un ícono, éste toma como fundamento aquel
intermedio el repertorio de cualidades en virtud de las cuales un sector del paradigma de posibilidades de sustitución que sería actua-
objeto puede estar en lugar de otro. O sea, supuesta la sustitución lizable en un momento dado. Así ocurre cuando lo que desea captarse
como hipotético objeto del sign() investigado, el cua/isigno toma como del objeto mediante el signo correspondiente es su i?entifica~ión
fundamento propio (es decir, como aquel aspecto del objeto que le como posibilidad para individualizarlo tanto en pre~enc~~ d~ dicho
interesa representar) el repertorio de las variantes mediante las objeto como en su ausencia; es decir, cuando la sus~1tuc10n tiende. a
cuales puede producirse ia sustitución: reemplazo, desplazamiento, producir un reemplazo representativo. ,P~ra producirlo se ,sel.ecc10-
eliminación (lo que actualiza a aquel al que el eliminado ocultaba), nará una forma gráfica, o 1111a forma acust1ca. o una forma !actll, et~.
evolución (en que el precedente deja de ser, dando lugar a otro que de Tal forma podrá pertenecer, o no, al mismo objeto q~e quiere susti-
él proviene), subdivisión, reunión, etc. Este repertorio de formas tuirse; podrá conservar semejanza, o no, con det~rmmados .asp~ctos
posibles de sustitución (con especial énfasis en la calidad de "posi- perceptuales o conceptuales de dicho obje.to; o b1~n se deshgara de
bles") es, por consiguiente. un repertorio de cualisignos y es impres- toda relación fisica o intelectual con el objeto, debiendo, en tal caso,
cindible como fundamento para la realización de cualquier sustitu- basarse en una opción (individual o colectiva) aleatoriamente esta-
ción o para la interpretación de cualquier percepción sustitutiva. blecida. La forma, bajo estas condiciones y características, es el
Ejemplo 2: El objeto de sustitución, en el caso del alfabeto Morse, signo-representamen ícono del objeto-signo susti~ució:'. .,
es el lenguaje verbal. El cualisigno toma del lenguaje verbal las Ejemplo 2: El ícono, en el alfabeto Morse, 1n;p!1~ la elecc10n, en el
posibilidades que el mismo tiene de ser sustituido y ofrece, así. el repertorio de cualisignos. de alguna de las pos1b1h?~des marcadas en
paradigma en cuya interioridad deberá llegar a acontecer el alfabeto ii). De este modo se acota una nueva gama de pos1b1hdades enmarca-
Morse para constituirse en forma específica de sustitución del len-

92 93
EL SIGNO ~
i
CHARLES SANDERS PE!RCE

das en su ámbito. Así, el aspecto icónico del alfabeto Morse está


¡ .mediante el rhema se tomará del objeto, como fundamento, el valor de la
constituido por las características de un lenguaje no verbal aptas sustitución resultante cuando en ausencia del objeto, sólo se tengan en
para sustituir a un lenguaje verbal. Propone como problema propio cuenta los reemplazantes representativos dotados de la cuahdad formal por
la selección de la calidad de lo no-verbal que habrá de sustituir a lo la que se haya optado. Esta relación interna en un sistema de ~ustitutos, por
verbal. Los gestos conducirán, por ejemplo, al lenguaje de los sordo- ejemplo, gráficos o, por ejemplo, acústicos o, por ejemplo, táctiles, con la
mudos o a la mímica como género teatral. Los colores permitirán la capacidad de sustitución resultante de sus propias leyes de interrelación, es
sustitución del lenguaje verbal mediante, por ejemplo, el alfabeto del lo que los constituye en el signo-representamen rhema del objeto-signo
Código internacional de señales marítimas. Los impulsos eléctriéos. sustitución.
reproduciéndose ya bien acústicamente, ya bien gráficamente. pue-
den conducir al alfabeto Morse. La conexión entre la intensidad y Ejemplo 2: El alfabeto Morse en cuanto rhema implica la evaluación, en
frecuencia del impulso eléctrico y las sonoridades del lenguaje verbal cuanto sistema, de su capacidad para sustituir un determinado universo de
es arbitraria y convencional. Quiere decir que el ícono del Morse no elementos que, en este caso, es el del lenguaje verbal. La composición en
conserva nada de las caractelÍsticas perceptuales inherentes al len- base a dos signos diferenciables ("punto" y "raya'', atendiendo exclusiva-
guaje verbal, sino que proviene de una atribución meramente con- mente a su representación gráfica); la recurrencia, a partir de cualquiera de
vencional de las formas perceptuales resultantes de los impulsos los dos signos, en combinación consigo mismo o con el otro y pudiendo
eléctricos como reemplazos representativos de las formas percep- reiterarse cualquiera de ellos cuantas veces sea necesario para lograr la
tualmente diferenciables del lenguaje verbal. identificación de cada configuración; la pausa para diferenciar cada confi-
guración en secuencias de continuidad; la economía y la antientropía como
criterio diferenciador de configuraciones; la semantización de ciertas confi-
Rhema guraciones como "comienzo", "final", "recibido" y "error"; todos ellos
comtituyen pautas para evaluar la aptitud del consiguiente sistema en
"Is a Sign which, for its lnterpretant. is a Sign of qualitative cuanto intérprete del lenguaje verbal (la respuesta a aquello del lenguaje
possibility. that is, is understood as representing such and such a kind verbal que debe estar representado por cada configuración del Morse, no es
of possible Object" ("Es un Signo que. para su Interpretante, es Signo problema del rhema sino del legisigno y será entonces cuando habrá de
de posibilidad cualitativa, es decir, que se lo entiende como la repre- analizarse).
sentación de tal o cual tipo de Objeto posible"; parágrafo 2.250).
Peirce adopta, para designar este lugar lógico de su estructura Sinsigno
partícional de los signos, la denominación (Rhema) con que desde
Platón se identifica al componente verbal de un enunciado y que para "(Where the syllab/e sin is taken as meaning 'being only once', asín single,
Dionisio de Tracia significa la enunciación de una actividad o proce- simple, Latin semel, etc.) is an actual existent thing or event which is a sign. lt
so. Desde otro punto de vista, que no corresponde desarrollar aquí, can only be so through its qualities... " ("[donde la sílaba sin está tomada en
señala la posibilidad de que un determinado sistema teórico reciba su significado de 'existente único', como en singular, simple, en latín semel,
(produzca o le encuentre lugar lógico) a un signo originariamente no etc.] es una cosa o acontecimiento de existencia actual, la cual es un signo.
previsto en el sistema. Señala la posibilidad de expansión o desarro- Sólo mediante sus cualidades puede ser signo ... "; parágrafo 2.245). Se trata
llo de un sistema. Es la posibilidad que posee un sistema de transfor- de un signo que toma-del objeto y transfiere al interpretante las característi-
marse, a partir de (y sin quebrantar) la legalidad (o el interpretante) cas formales que pueden existir en tal objeto.
de tal sistema. Se trata de un signo que toma del objeto y entrega al Ejemplo 1: "La existencia de una forma sustitutiva", en cuanto concreta
interpretante la posibilidad de que una determinada forma confiera actualidad de la posibilidad de sustituir, mediante una forma perceptual. las
un determinado valor a tal objeto al ser incluida en un específico cualidades existentes en un determinado objeto, sin vincularse a temporali-
sistema. dad alguna: puede haber ocurrido ya, puede estar ocurriendo u ocurrirá en
Ejemplo 1: "El valor de la posibilidad de sustitución". Por su intermedio, el el futuro. Es la posibilidad en función de la relación existente entre las
cualisigno que mostró la gama de posibilidades y el ícono que la acotó cualidades reales del objeto-signo que va a ser sustituido y el signo-represen-
condicionándola a la función que le será atribuida. quedan ambos some- tamen que puede llegar a sustituirlo. Una especie de espada de Damocles
tidos a su aceptabilidad en un determinado sistema. Así, si eran posibles para cada objeto específico del universo.
íconos gráficos, acústicos o táctiles para la producción de la sustitución, Ejemplo 2: El sinsigno referido al alfabeto Morse especifica la disponibili-

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CHARLES SANDERS PEIRCE
EL SJGNO

término y 9ue p~eden v~rse, por ejemplo, en Quine 14) puede ser un signo
dad, en un momento como éste en que no está siendo, aquí y ahora, cuando esta destinada a integrarse con otras proposiciones para formar una
estructura de proposiciones más compleja (p.e.: un párrafo o un libro). Pero,
utilizado, de sus caracteres específicos. Cada una de sus configuraciones de ~: cuando Peirce dice que el Signo Dicente es una proposición, lo que debe
elementos (el hecho de saber, por ejemplo, que las siguientes configuracio-
interpretarse es que su valor de signo proviene de su aptitud para integrar
nes son formas codificadas del Morse: ". - ", o" - - . ",o". - - - ·",o cualquier
una proposición o enunciado, no exactamente en serlo. Más ajustado, pero
otro) es un sinsigno, ya que existen, en su sistema correspondiente, como
sin añadir claridad, es decir que es una "cuasi-proposición"; o sea, algo que
secuencias de "punto" y "raya" dispuestas a captar del correspondiente
ya contiene todas las condiciones necesarias para llegar a serlo. Y esto es
objeto-signo "elementos del lenguaje verbal", aquel aspecto que interesa
importante porque señala el destino de toao signo en el sentido de llegar a
sustituir para transformarlo en otro: el signo representamen del Morse.
formar parte de un contexto: único mecanismo por el cual tal signo puede
actualizarse. Mientras el Rhema señala la puerta de entrada en un sistema,
en cuanto es la pos_ibilidad de transformarse en un valor lógicamente
Indice e~ti:u.cturado según la legalidad de tal sistema (pero no es un sistema), el
d1c1S1gno señala la puerta de salida del sistema por el cual los signos de tal
"Is a Sign which rejas to the Object that it denotes by virtue of being real/y sistema se encuentran en condiciones de hacerse presentes, o de existir, en
ajfected by that Object" ("Es un Signo que se refiere al Objeto que denota en una proposición o enunciado o discurso. O sea, se refiere al valor, ya que
virtud de estar afectado realmente por ese Objeto"; parágrafo 2.248). Se estamos en la columna del interpretante; pero en cuanto valor actual o
trata de un signo que toma del objeto y transfiere al interpretante la concreta existente, ya que estamos también en la hilera del fundamento. En defini-
existencia material de tal objeto. tiva, es signo para un contexto (pero rto es un contexto). Se trata, por tanto,
Ejemplo 1: "La existencia actual de la sustitución", en cuanto concreta de un signo que toma del objeto y transfiere al interpretan te la identificación
participación en una existencia previa de un determinado objeto y, simultá- de tal objeto en el contexto existencial al que pertenece (y que, en virtud de su
neamente, en el resultado de la posterior transformación producida en tal entrega al interpretante, se organiza como identificación sintáctica en el
objeto (quiere decir que lo sustituido ya no está en el objeto al cual se respectivo contexto sémico).
sustituyó, pero que depende del hecho de haberse producido tal sustitución; Ejemplo 1: "La existencia de un valor de sustitución", en cuanto concreta
y está ya en el objeto sustituyente con la nueva calidad que le confiere el estar existencia del signo que puede producir (o que puede haber producido) la
en el lugar del sustituido). Este signo ináica la plena existencia actual del sustitución del objeto y que supone la relativa correlación entre las relacio-
signo en su valor de tal signo. nes del objeto-signo en el contexto en que es percibido y las relaciones del
Ejemplo 2: El signo índice referido al alfabeto Morse consiste en una de signo-representamen en el contexto semiótico sustitutivo del precedente al
sus configuraciones admitidas cuando aparece actualizada en un momento que es reconducido.
y lugar determinado. Así. cuando ahora pasarnos a escribir: "- .- -. ---", Ejemplo 2: La totalidad de las configuraciones del alfabeto Morse,
hemos actualizado índices del alfabeto Morse (o, con mayor precisión, consideradas como dicisigno, se sitúan como elementos en un contexto más
como se verá más adelante, sus réplicas gráficas correspondientes). El índice amplio constituido por un determinado proceso de comunicación. Así, el
participa de la existencia del objeto-signo, y efectivamente, las representa- emisor, el receptor, el mensaje, el canal y el referente, constituyen otros
ciones perceptuales recién trazadas son tanto Morse como letras ("m", "a", sign'?s contextuales junto a los cuales cobra sentido, o valor, la presencia de
"n", "o"). en cuanto elementos constitutivos de la representación gráfica los signos del alfabeto Morse. Las circunstancias de distancia relativa entre
emisor y receptor y de economía y eficacia frente a otros. medios de comuni-
del lenguaje verbal.
cación, constituyen un segundo nivel contextual que incide en el valor de
cada presencia contingente de dichos signos. Así, la diferencia entre el
Dicisigno o Signo Dicente divertimento de ~na parejita de enamorados que se despiden en la noche,
desde sus respectivas ventanas, mediante destellos de linterna utilizando el
alfabeto Morse, y una información entre estaciones del ferroc~rril referente
"Is a Sign, which, for its Interpretan t. is a Sign ofactual existence" ("Es un al paso de los trenes, radica en la distinta calidad de dicisigno que adquiere,
signo que, para su Interpretante, es Signo de existencia actual"; parágrafo en uno y otro caso, el alfabeto Morse.
2.251 ). En el parágrafo anterior a éste, ampliando la denominación del
Signo Dicente acota Peirce: "o sea, una proposición o cuasi-proposición". "Wiilard van Orman Quine, Filosojla .dela Lógica, Madrid, Alianza Universidad, 1973, ps.
Es un aspecto peligroso e incluso equívoco que requiere un leve ajuste. Una 21 y SS.
proposición (dejando de lado los problemas que implica el uso de este

97
EL SIGNO

CHARLES SANDERS PEIRCE


Legisigno
consiguiente, de un signo que toma del objeto y transfiere al interpretan te un
"Is a law that is a Sign. This law is usual/y established by men. Every núcleo de relaciones pertinentes a tal objeto de su propio universo. En el
conventional sign is a legisign (but not convasely). It is nota single object, but mismo parágrafo, 2.246, en que Peirce trata el concepto de legisigno,
a general type which it has be agreed, shall be significant" ("Es una ley que es introduce el concepto de "Réplica", al que anteriormente habíamos hecho
un Signo. Esta ley es una creación de la humanidad. Todo signo convencio- alusión. El nombre aparece cargado de platonismo, ya que lo real del signo
nal es un legisigno [pero no a la inversa]. No es un objeto singular, sino un se reserva tanto a esa ley general que lo identifica en cuanto tal, como al
tipo general que, por convención, será significante"; parágrafo 2.246). concepto de "Símbolo" en que, como veremos, se concreta su existencia. La
Ejemplo l: "El valor de la forma de sustitución". Esta se adquiere en la , "Réplica" es la actualidad contingente manifestada por cada presencia real
interioridad de algún sistema de signos válidos para la producción de la del signo en un contexto. "Every legisign signifies through an instance ofits
sustitución. Requiere, por ello, una determinada convención y, en conse- application, which may be termed a Replica of it" ("Todo legisigno adquiere
cuencia, es una producción social de un particular sistema de sustitución. O significación en oportunidad de su aplicación, a la cual puede llamarse su
sea, supone la existencia (por ahora, lógica) de un lenguaje. Los seis signos Réplica"). Así, todo análisis de un determinado contexto o situación obser-
precedentes pudieron estudiarse en relaciones que no excedían el propio vacional, tiene como objeto réplicas de legisignos. Y tal es la tesis del estudio
sistema que los organizaba. Los tres signos que faltan en nuestro análisis, y sobr"' ~1 caos: Todo objeto, si es conocido (y todo objeto que puede ser
que corresponden a la hilera del interpretante, requieren del "otro" sistema percibido i:~ 4ue es en algún modo conocido) ya es signo, o sea, existe un
(al que sustituyen), ya que su valores el resultante de relaciones intersistémi- sistema (que podrá ser mítico, poético, científico, vulgar o ritual) desde el
cas. Si los primeros organizan el "concepto" de sustitución, estos últimos cual adquiere una específica legalidad (que lo hace conocido y, por tanto,
fijan las características de la "relación" de sustitución. Nuestro ejemplo perceptible). Si algo es puramente real, en cuanto existente en el mundo
requiere, por tanto, ser especificado respecto a un tipo de lenguaje. Sea el (ónticamente existente), pero no es réplica de ninguna legalidad, entonces
verbal. Ello implica que dicho "valor de la forma de sustitución" se hace no puede ser percibido, ya que nada nos guía hacia su presencia (lo que
posible por la existencia de "un lugar en un paradigma verbal". O sea, ocurrió con ciertos colores "descubiertos" no hace mucho, que existían pero
posibilidad de identificar una forma morfémica diferencial que, por pertene- no podían ser percibidos) y así es caos.
cer a un sistema, el del habla, está vinculada mediante leyesintrasistémicas a Esta consideración semiológica de la percepción fundamenta el criterio
otros morfemas de su propio sistema y mediante leyes intersistémicas con que rechaza a la realidad como instancia válida para lacontrastación de una
elementos semánticos que a su vez la vinculan en forma paradigmática, con determinada teoría científica y concurre en apoyo del criterio que limita el
los restantes elementos semánticos de su respectivo universo; los paradig- valor de los procesos inductivos para la formulación de enunciados genera-
mas así constituidos, respectivamente morfémico y semántico, tendrán, les. O esa realidad es ya Réplica de alguna precedente legalidad (y, por tanto,
generalmente, una relativa homología, en el sentido de semejanza estructu- no es "real" en el sentido atribuido por los empiristas a ultranza sino
ral; nunca serán idénticos, ya que se suponen conformados por una materia percepción interpretada) o es caos y, en cuanto tal, perfectamente inútil como
semiótica diferente; tampoco podrán ser totalmente heterogéneos, ya que el fundamento o como prueba de teoría alguna.
pensamiento exige atribuir a los lugares que ocupan en los respectivos Ejemplo 2: El legisigno del alfabeto Morse consiste en la regularidad de la
paradigmas una homogeneidad, al menos convencional, que permita la combinatoria seleccionada. Tal regularidad está fundada en la convención y
sustitución recíproca (He quedado.un tanto inquieto por haber introducido, en la eficacia de la trasmisión diferenciada de impulsos eléctricos. Se puede
sin previo aviso, la expresión "materia semiótica"; es una alusión a aquello intentar una combinatoria basada en transformaciones progresivas a partir
de lo que están constituidos los respectivos significantes y que determina, de un punto y una raya, con los agregados de estos mismos signos que
hasta cierto punto, la respectiva legalidad.) Peirce, en el mismo parágrafo, permiten diferenciarlos con la mayor economía. Tendríamos así:
ejemplifica el legi.signo: ... The word 'the' will usual/y occur fromfifteen to
twenty-ftve times on a page. lt is in ali these occu"ences one and the same
word, the same legisign" ("La palabra 'el', aparecerá normalmente de quince (e) . (i) .. (t)- (m)-
a veinticinco veces en una página. Toda vez que aparezca es una única y (a) (u) . (n) - , (g)--.
misma palabra, un mismo legisigno"). Esta generalidad que afecta todavía (r) (f) .. (k)-.- (q) - - .
al legisigno es consecuencia de las componentes que concurren en él en (w) . - - (s) , , (d) - .. ( z ) - - ..
(l) ' (v) ... - (y)-.--
cuanto lugar lógico en el sistema de los nueve signos que estamos estudian- (O)
(p) (h) .. .. (c)-.-. (ch)----
do: es la forma de una ley; pero, todavía, no es una ley existente. Se trata, por
(il (x) - .. -
(b) - ...
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99
CHARLES SANDERS PE!RCE
EL SIGNO

lugar lógico que lo fije y lo tenga a disposición para cuando requiera ser
La regularidad en la combinatoria produce las configuraciones de puntos utilizado. El concepto de símbolo en Peirce es de extraordinaria riqueza y la
y rayas que se utilizan como alfabeto Morse. Pero la misma no se correspon- complejidad del enunciado con que lo define no va reñida con la claridad
de con el orden convencional de las letras del alfabeto. Tampoco con la que lo identifica. La lectura del cuadro (H) ofrece los parámetros fundamen-
disposición del teclado de la máquina de escribir cuya distribución responde tales que han de ser tenidos en cuenta: así, el símbolo aparece en el cruza-
a un legisigno proveniente de la racionalización de frecuencia estadística de miento de "Existencia" y "Ley", siendo, por su orden de enunciación: "La
uso (en inglés) y su correspondencia con los dedos de ambas manos. Proba- existencia de la ley". El símbolo es, por tanto, el signo que permite afirmar la
blemente, el legisigno del Morse responda a la identificación y diferencia-. correlación entre la ley existente en el objeto y la ley existente en algún
ción de los conjuntos de impulsos eléctricos de modo que su entropía en la intcrpretante. Si existen ambas leyes es posible producir un signo que las
transmisión de información se reduzca al mínimo posible. Respecto a las correlacione, y tal será el símbolo. Simétricamente, si se pretende clasificar
cifras es posible, en cambio, establecer un legisigno en base a la transforma- a un signo como símbolo, deberá probarse, acerca de él, que es el punto de
ción ordenada de cinco elementos partiendo de un punto y cuatro rayas para convergencia de la legalidad de dos sistemas: el que lo identifica en cuanto
el "l ", y de una raya y cuatro puntos para el "6", sustituyendo progresiva- objeto y el que lo valora como concepto. Por eso Peirce, al desarrollar la
mente cada raya por un punto en el primer grupo y a la inversa en el naturaleza de los símbolos, puede afirmar respecto a la relación del símbolo
segundo, hasta el "O" como décimo elemento: con su interpretan te que "a Symbol is a Representamen whose Representative
cha rae ter consists precise/y in its being a rule that wil/ determine its Interpre-
.----(1) - .... (6) tants. Ali wordv, sentences. books. and othcr conventional signs are Symbo/s"
.. - - - ( 2 ) - - ... (7) ("Un Símbolo es un Representamen cuyo carácter Representativo consiste
... --(3) - - - .. (8) en ser una norma que determinará a su lnterpretante. Todas las palabras,
.... -(4) ----.(9)
enunciados, libms y demás signos convencionales son Símbolos"; parágrafo
..... (5) -----(0)
2.292). La enumeración con que termina la cita ayuda a comprender el
sentido en que Peirce utiliza el término: abarca, por su intermedio, la
No siendo pretensión de esta exposición más que evidenciar lo que es totalidad de los signos convencionales; y es que, efectivamente, por el hecho
legisigno en referencia al alfabeto Morse, prescindiré de los restantes signos de haber sido objeto de una puesta de acuerdo, expresa o tácita, arbitraria o
que lo constituyen. fundada en algún tipo de relación, han llegado a ser Representámenes (en
cuanto aspecto perceptual de tales signos) portadores de la ley de correla-
Símbolo ción inherente a algún par ordenado de lugares específicos, pertenecientes,
cada uno de los lugares de dicho par, a un sistema semiótico distinto. Y, de
"Is a Sign which refers to the Object that it denotes by virtue of /aw, usua/ly nuevo tocando directamente el problema del caos y su distancia respecto al
an association of general ideas. which opera tes to cause the Symbol to be conocimiento, Peirce, al estudiar la relación del símbolo con su objeto,
interpreted as referring to that Object .. . Not only is it general itself. but the ofrece pautas anticipatorias del tema. "A Symbol is a /aw. ar regularity of the
Object to which it refers is ofa general nature. Now that which is general has its indejinitefuture. Jts Jnterpretant must be of the same description; and so must
being in the instances which it will determine. There must. therefore, be existent be a/so the complete inmPdiate Object. ar meaning" ("Un símbolo es una ley,
instances of what the Symbol denotes. although we must here understand by o regularidad del futuro indefinido -en cuanto que estará dispuesto a ser
'existent', existent in the possibly imaginary universe to which the Symbo/ utili;ado en cualquier situación no previamente establecida-. Su lnterpre-
refers" ("Es un Signo que se refiere al Objeto que denota en virtud de una tante deberá ajustarse a esta misma descripción -en cuanto disponibilidad
ley, habitualmente una asociación de ideas generales, que induce a interpre- futura y no especificada del correspondiente lugar lógico del sistema con-
tar el Símbolo como referido a tal Objeto ... No sólo es general el propio ceptual-; y lo mismo deberá ocurrir con el Objeto en su inmediata plenitud,
símbolo, sino que el Objeto al cual hace referencia es también de naturaleza o significado"; parágrafo 2.293). De más está decir que lo escrito entre
general. Ahora bien, aquello que es general se hace existente en las instancias guiones es un añadido personal. De pronto Peirce sacude al lector al dar una
que habrá de determinar. Deben darse, por lo tanto, instancias existentes de definición implícita e inesperada de "significado". Dejemos de lado la
lo que el Símbolo denota, si bien debemos entender aquí por 'existente', cuestión de la oportunidad de hacer aparecer aquí el problema del significa-
existente en el universo quizá imaginario al que el Símbolo se refiere"; do: ya en nuestro Curso 15 planteamos la significación como un efecto cuyo
parágrafo 2.249). Se trata, pues, de un signo que toma del objeto algún nivel
de generalidad en el cual puede ser conocido y entrega al interpretante el
valor de tal generalidad para que exista en el sistema correspondiente un
1' J. A. Magariños de Morentin, Op. Ci1 .. p. 18.

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CHARLES SANDERS PEIRCE
EL SIGNO

ciones particulares de dicho alfabeto, en cuanto representan a cada una de


instrumento productor son los signos integrados en discurso; cuando los las formas escritas del alfabeto verbal. Debe observarse que las letras no son
signos se encuentran meramente disponibles por su articulación en un siste- símbolos en el sistema de la lengua (como tampoco lo son los fonemas); no
ma. como ocurre con el repertorio de signos que estamos analizando, el son, respecto al sistema de la lengua ni siquiera signos (siéndolo. en cambio,
efecto que cualquiera de ellos puede producir corresponde denominarlo en el sistema de su representación gráfica); constituyen lo que Hjelmslev
mostración. ya que se limita a señalar el lugar lógico correspondiente al llama "no-signos'', ya que no generan fenómenos de reccíón en el decurso
objeto en el sistema que le es pertinente; pero no le añade nada; añadido (o del lenguaje de aquellos de los que pueda afirmarse que son portadores de
su posibilidad) que es imprescindible para acotar el concepto de significado. significación, proponiendo para ellos la denominación operacional de "fi-
Pero lo que más podría inquietar del enunciado de Peirce es que vincule al guras"16. Por el contrarío, cada una de las letras del alfabeto Morse es, no
significado con esa plena inmf'diatez del objeto, ya que ello contradiría, no sólo un signo, sino además un símbolo. Su función consiste y se agota, en
sólo el desarrollo de nuestro texto, al suponer en un signo la posibilidad cuanto sígnos-representamen, en captar a cada una de las letras del alfabeto
de acceder al objeto en cuanto tal, no modificado ya por algún conocimien- verbal, que son sus objetos-signo. Así las letras. que no son signos verbales,
to, sino incluso el propio desarrollo que viene realizando Peirce. Pero la se transforman en signos en cuanto objeto o fundamento de los signos del
expresión en cuestión no se refiere a una última realidad de lo real; una nota alfabeto Morse. Lo que sirve para comprender la calidad semiológicamente
al pie _de página elimina dudas al respecto al reafirmar, en términos más cambiante de cualquier propuesta de conocimiento, en cuanto dependiente,
expresivos que nunca, la calidad de signo que es propia al objeto de todo en todo caso, del sistema desde el que se la considera. Esta identificación de
signo: "There are two ways in which a Symbol may have a real Existential los distintos niveles en que puede presentarse una misma propuesta, permite
Thing as its real Object. First. the thing may conform to it, whether acciden- eliminar muchas de las falacias e incluso errores teóricos a que ya hemos
tal/y or by virtue of the Symbol having the virtue of a growing habit; -and se- hecho alusión, inherentes al momento actual de las ciencias sociales, consis-
condly-. by the Symbol having an Indexas a part of itself. But the inmediate tiendo en ello la tarea fundamental de la semiología aplicada a la Filosofía
Object of a Symbol can only be a Symbol and if it has in its own nature another de la Ciencia y al análisis crítico de la metodología de muy diversas discipli-
kind of Object, this must be by an endless series" ("De dos maneras un nas. Respecto a las estructuras más complejas (palabras, frases) que pueden
Símbolo puede tener como Objeto real una Cosa Existencial real. Primero, produdr~e utilizando el alfabeto Morse, su calidad de símbolos no depende
l~ cosa puede adecuarse a él ya sea accidentalmente o en virtud de que el ya de éste, sino que siguen la legalidad inherente a la estructura literal del
S1mbolo tenga alguna particular potencia expansiva, y segundo, cuando el lenguaje sustituid o.
Símbolo tenga un Indice como parte de sí mismo. Pero el Objeto inmediato
de un Símbolo sólo puede ser un Símbolo y si contiene en su propia naturaleza Argumento
otra clase de objeto, ello será por una progresión infinita"). Una piedra, en
cuanto Cosa Existencial real, puede ser símbolo de sí misma, por ejemplo,
cuando se encuentra sobre la mesa de un tribunal por haber sido utilizada "Is a Sign which, for its Interpretant, is a Sign of Law. Or we may say that a
po: alguien para matar a alguien (primer caso de la primera manera); un RhemP is a Sign which is understood to represent its Object in its characters
telefono, un receptor de radio, un receptor de TV, una carta escrita, en n;erely; that a Dicisign is a sign which is understood to represent its Object in
cuanto Cosas Existenciales reales, son en sí mismas símbolos de la comuni- respect to actual existence; and that an Argument is a Sign which is understood
cación humana, con independencia de los símbolos efectivamente transmiti- to represent its Object in its character as Sign" ("Es un Signo que, para su
dos Pº1: su intermedio, por ser la comunicación un símbolo particularmente Interpretante, es un Signo de ley. O también podemos decir que, en tanto
expans1"'.o (segundo ca;;o de la primera manera); una brújula, en cuanto que un Rhema es un Signo entendido como la mera representación de su
Cosa Existencial real, recibe su valor simbólico del hecho de contener como Objeto por los caracteres propios de éste y que un Dicísigno es un Signo
part~ de sí misma, a una aguja imantada que es un Indice (segunda m~nera). entendido como representación de su Objeto en función de su existencia
EJemplo 1: En el desarrollo que venimos siguiendo desde el cualisigno actual; un Argumento es un Signo entendido como representación de su
"forma posible de sustitución", aquí, como símbolo, tendremos",,¡ valor de Objeto en su carácter de Signo"; parágrafo 2.252). Antes de entrar al análisis
una sustitución existmte". Particularizand() el ejemplo, podemos señalar al de este signo, considero necesario reproducir también lo que dice Peirce en el
"morfema". en cuanto forma verbal existente, cuya legalidad en el sistema parágrafo siguiente, 2.253: "The Interpretan! ofthe Argument represents itas
?e la len~ua es homóloga a la legalidad de una forma existencial que por su an instance of a general class of Arguments, which class on the whole will
mtermedw queda dicha, con lo que se afirma el valor semántico individual
de todo morfema. 16 L. Hjelmslev, Prolégoménes.... p. 58.
Ejemplo 2: Símbolo en el alfabeto Morse lo es cada una de las configura-

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EL SIGNO
CHARLES SANDERS PEIRCE

always tend to the truth" ("El Interpretante del Argumento lo representa


como un caso de una clase general de Argumentos, la cual, globalmente, verdad. El argumento, en cuanto signo, plantea una relación de homologa-
tenderá hacia la ve~dad"). Parafraseando la estructura retórica de la prir:ne- ción entre el principio ordenador del sistema de signos-representamen y
ra de estas referencias, se puede decir que así como del rhema se afirmó que algún aspecto del principio ordenador del sistema de objetos-signo que
era _la_ puerta de entrada de los signos en un sistema, ya que señalaba la constituyen el fundamento de los primeros. Verdad. pues, que tiende a
pos1b1hdad de que_ se pudiese atribuir a un signo un valor o una legalidad en afirmarse en el interior de cada uno de los sistemas, mediante el adecuado
u_n determ1~ado sistema: y del dicisigno que era la puerta de salida de los cumplimiento de sus condiciones particulares de lenguajes bien-formados, v
s1gn~s del sistema, ya que señalaba las condiciones bajo las cuales un signo que tiende, también, a afirmarse mediante la constitución del adecuad~
podna adq~mr la legalidad pertinente a un determinado contexto y, por lo modelo de interpretación que permita el proceso de sustitución de los
ta?to, manifestarse en él como existente actual: del argumento puede objetos-signo por los correspondientes signos-representamen. "Tendencia"
aflfmarse que es el signo que ordena un sistema hacia su propia interioridad. y no plenitud de tal verdad por la historicidad propia del conocimiento
? sea, el argumento, en cuanto signo, toma del objeto y transfiere al científico como desarrollo inagotable de correspondencia entre dos lengua-
interpretante aquel concepto básico que, atribuyéndole un lugar en el
.1es.
sistema de necesidades lógicas que constituyen la propia estructura del Las particulares relaciones necesarias que identifica el legisigno constitu-
interpretante, confirma la legalidad del signo en cuanto perteneciente a tal yen la estructura moderna de tal argumento; en cuanto signo identifica al
interpretan_te y convalida, a cada reconocimiento o producción de signos, lo objeto desde alguna de tales relaciones. Por ejemplo, el de "cambio" o el de
no cont~ad1ctono de la estructura lógica del mismo interpretante. Identifi- "producción" son legisignos que identifican a la "parcela de terreno" en la
car un signo como ar_gumento, o identificar lo que de argumento posee un interioridad del argumento "valor", ordenación de la consideración econó-
signo, o produclf un signo que pueda actualizar en un contexto el argumento mica de dicho objeto. En cuanto una determinada "parcela de terreno", en
de un determinado sistema, siendo operaciones muy diferentes, tienen en su calidad de objeto partic~lar generalizable a una pluralidad de objetos
comun que la identificación o producción lo es de una forma perceptual particulares que quedan as1 homogeneizados (o abarcados por una ley
(representamen o s1gnif1cante) que sea susceptible de mostrar el principio general), se hace representativa de alguno de aquellos legisignos, por ejem-
ordena?or o la constante relacional que atribuye coherencia a un conjunto plo, el de "producción", en su calidad de ley particular generalizable que
determinado de conocimientos. La posibilidad de establecer entre una encuentra su lugar específico en el seno de una estructura ordenada según el
pluralidad de propuestas que se están analizando (objetos, con~eptos, imá- argumento del "valor" que identifica al sistema económico. tal "parcela de
genes, etc) el qutd en vlftud del cual pueden ser considerados una totalidad terreno" se convierte en un símbolo. Este tipo de lectura (sorprendente
en algún sentido homogéneo, depende de la posibilidad de atribuirles una arquitectura semiótica propuesta por Peirce) constituye otro de sus aportes
constante ordenadora que los relaciona y jerarquiza: vistos como portado- fundamentales y corresponde a los desarrollos que formula en los parágra-
res de tal constante es como se con~tituyen en signos argumento. Evidente- fos 2.254 a 2.264 que, en seguida, someteré a breve análisis.
mente, sobre cada objeto inciden una pluralidad de argumentos, de los Ejemplo 1: Respecto al concepto de sustitución que se ha desarrollado,
cuales se actualizan tan sólo uno por vez, al utilizarlo como signo provenien-
viene a culminar, como argumento, en el "valor de los valores de sustitución".
t~ de un determinado sistema e incluirlo en un contexto particular. En un
La concreción de tal argumento para el caso del lenguaje verbal consiste en
eJempl_o de generalidad insuficiente, una "parcela de terreno", para ser
la adecuación entre la legalidad del lenguaje verbal y la legalidad del
act~~hzada: como s1g_no, en los múltiples contextos posibles, económico,
universo ordenado de objetos-signo a los que se dice. El objeto de la
estet1~~· qmm1co, poht1co, etc., necesita ser identificada en aquel aspecto
lingüística consiste, justamente, en establecer tal argumento y así puede
espec1f1co que le hace posible part1c1par en cada uno de los sistemas corres-
adoptarse, por ejemplo, la propuesta de Chomsky en cuanto al conjunto de
pondientes, por su adecuación al principio ordenador (argumento) de cada reglas reescriturales que constituyen su gramática transformacional. El
uno de tales sistemas: es decir, es necesario determinar que tal "parcela de objeto de una ciencia empírica (a condición, naturalmente, de que no se trate
terreno" puede ser, alternativamente, considerada en función del valor, de la del "empirismo de secano", como lo califica Hanson 17 ) consistirá, semejan-
bpl/eza. de los elementos componentes, de la propiedad o relación laboral, etc. temente, en establecer el argumento que permita la enunciación de normas
Tales so~ los argur:ientos de los sistemas respectivos, pero, además, tal es la de generalidad relativa referidas al universo de objetos en estudio. Como
caractenst1ca que, inherente a la "parcela de terreno" deberá resultar desta- esto último habrá de cumplirse mediante otro lenguaje distinto al de los
cada por la estructura semántica del específico contexto en que se la utilice. objetos-signo que la correspondiente disciplina estudia, será menester en-
~or cuanto antecede puede comprenderse, también, que Peirce, en el
paragrafo 2.253 citado, haga tender a la clase general de argumentos hacia la
"NorwooJ Russcll Hanson en Patrones de descubrimiento. Observación y explicación. Ma-
drnl. Alian1a lJnivcrsiJaJ, 1977, p. 45.
104
1())
CHARLES SANDERS PEIRCE
EL SIGNO

• LEGISIGNO SIMBO LO ARGUMENTO


contrar o producir el argumento en que se sinteticen las legalidades perti- 1. Valor de la forma de sus- 1. Valor de una sustitución l. Valor de los valores de
nentes a ambos lenguajes (el de objetos-signo -u otros materiales-y el de titución (lugar en un pa- existente (morfema) sustitución (potencia se-
radigma verbal) mántica del sistema de la
signos-representamen -u objetos formales- que los sustituye.n). . .
lengua)
Ejemplo 2: El argumento del alfabeto Morse es de la mayor s1mphc1dad.
2. La regularidad conven- 2. Las configuraciones del 2. Correspondencia biuní-
Consiste en el establecimiento de una combinatoria convencional del par de cional y pragmática de la Morse como represen- voca entre ambos alfa-
constituyentes elementales ("punto" y "raya"), con las posibilidades señala- combinatoria elegida -- tantcs del alfabeto verbal betos
das al desarrollar el correspondiente legisígno, tal que se implante como 3. "Singular" 3. "Caballo" 3. "Contigüidad"
modelo interpretativo capaz de sustituir al universo de elementos que consti- 4. Las leyes de proyección 4. La representatívídad es- 4. Criterios interpretativos
tuyen el alfabeto escrito. . pecífica de los mapas de la representación car-
Es conveniente resumir en un cuadro el desarrollo de los dos ejemplos tográfica
ofrecidos. El ejemplo conceptual aparece marcado con el número 1 y el
ejemplo empírico, con el número 2. He añadido una secuencia marcada con
el número 3, con ejemplos de objetos-signos, independientes entre sí, en cada La explicación prometida de los ejemplos bajo el Nº 3 es la siguiente:
uno de los cuales se destaca particularmente una cualidad que permite 3. Cualisigno: Lo verde. Es una cualidad que puede aplicarse a algo, pero
ubicarlos en el correspondiente lugar en que aparecen. De ellos formularé, que en sí es una mera posibilidad.
también, una muy elemental explicación. Con otro más, indicado con el 3. Icono: Una pintura realista. En cuanto lo es de formas existentes:
número 4, añado una secuencia progresiva, el razonamiento de cuyo des- percibidas en el entorno, o imaginarias, o por combinación de ambas.
arrollo dejo al lector en la seguridad de que podrá comprenderla. 3. Rhema: Un axioma necesario para la plenitud de un cálculo. Ya que, si
(1) falta, es una carencia que se manifiesta por el propio funcionamiento
mecánico de dicho cálculo, cuyo procedimiento se encuentra dificultado por
CUALISIGNO ICONO RHEMA tal ausencia y reclama su integración.
1. Forma posible de sustitu- 1. Existencia posible de la l Valor de la posibilidad de 3. Sinsigno: Una caricatura. En cuanto unicidad del individuo represen-
ción sustitución sustitución tado que, no obstante, no es tal representación, sino que ésta muestra una
forma de la posibilidad de ser tal individuo.
3. Indice: Un billete de banco. En cuanto en él existen las cosas que pueden
CUALISIGNO ICONO RHEMA comprarse. No es tales cosas, pero las representa. Hay que evitar confundir
l. Forma posible de sustitu- 1. Existencia posible de la 1. Valor de la posibilidad de el billete de banco en cuanto índice (o sea, en inmediata relación con cosas
ción sustitución sustitución adquiribles) con el mismo billete de banco en cuanto símbolo (o sea, su valor
2. ldem 2. "Puntos" y "rayas" 2. Suficiencia de tal combi- referido a un sistema económico). En su uso en este ejemplo se refiere al
(.) (-) natoria
momento en que actúa para una adquisición determinada: se lo entrega y se
3. Lo verde 3. Una pintura realista 3. Un axioma necesario pa-
ra la plenitud de un cál-
obtiene un paquete de cigarrillos. Sí éstos resultan "caros" o no, depende del
culo valor (en cuanto símbolo) de tal billete. Pero la posibilidad de adquirir los
4. La interpretabílidad 4. Un modelo 4. Su eficacia para mostrar cigarrillos depende de la entrega del billete (en cuanto índice).
las relaciones constituti- 3. Dicisigno: Un rancho. Porque su propia denominación exige actualizar
vas de una estructura un contexto rural. De modo semejante a como "un piso" exige concebirlo
formando parte de un edificio de departamentos, salvo que el contexto
SINSIGNO INDICE DICISIGNO verbal recupere el sentido de "suelo"; p.e.: "aquella habitación tenía un piso
l. Existencia de una forma 1. Existencia actual de la 1. Existencia de un valor de de mosaicos".
sustitutiva sustitución sustitución 3. Legisigno: "Singular". Ya que se está nombrando un concepto que
2. Disponibilidad del alfa- 2. (-- .- -. ---)etc. 2. El alfabeto Morse en el
forma parte de una estructura lógica binaria junto a "plural" (o ternaria,
beto Morse contexto de la comunica-
ción
considerando también el "dual"); luego nombra un aspecto de la legalidad
3. Una caricatura 3. Un bíllete de banco 3. Un rancho de un sistema.
4. Las características espe- 4. Un mapa determinado 4. La ubicación del mapa 3. Símbolo: "Caballo". Por convención es el nombre de un concepto. El
cíficas de algún lugar anterior en otro (p.e.: un lugar que posee como signo en el sistema de la lengua representa el lugar que
mapamundi) más amplio

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EL SIGNO

posee el concepto en el sistema del conocimiento. En cambio:" Juan", como 6) Legisigno-indicial-rhemático.


7) Legisigno-indicial-Oicisigno.
denominación de una persona concreta, es un índice por su vinculación
existencial con tal persona. En el índice debe haber, en cierta forma, una 8) Legisigno-simbólico-rhemático.
designación ostensiva. Pero" Juan", en cuanto nombre propio utilizado por 9) Legisigno-simbólico-Oicisigno.
el castellano para denominar a algunos individuos del género masculino, es
10) Legisigno-simbólico-argumental.
un símbolo, ya que es una forma lingüística para representarlos.
En esta nomenclatura triádica, si se ha comprendido la estructura funda-
3. Argumento: "Contigüidad". En el sentido que se le atribuye en semio- mental del signo, resulta claro que la primera parte de cada una de tales
logía, como ériterio ordenador de las observaciones relativas al lenguaje denominaciones corresponde a la cualidad que debe tener elrepresentamen del
animal, el cual, en principio, no llegaría a cumplir una función de sustitu- signo; la segunda a la del fundamento; y la tercera a la del interpretante. La
ción, sino que produciría la puesta en contigüidad del referente y el eventual utilidad de esta clasificación sintética se puede apreciar leyendo, según ese
signo que lo represente, sin que este último sustituya al precedente, sino que orden, los ejemplos que, bajo IÓs números 1, 2 y 4, se han enunciado en el
lo prolonga. Del mismo modo que también es un argumento, "sustitución", cuadro (1). Haré una breve lectura del 4 2 ejemplo, dejando los restantes a la
en cuanto síntesis del algoritmo fundamental de la semiología que da elaboración del lector. Téngase en cuenta que la redacción sintáctica puede
coherencia interna a las consideraciones sobre el lenguaje humano que se obligar a cambiar el orden de enunciación de los componentes; no obstante,
realicen desde la perspectiva de esta disciplina. el análisis lógico muestra la correcta integración de dichos elementos.
Procederé ahora, como había anticipado, a un elemental análisis del 1) C-Ic-Rh.: Toda posibilidad de interpretación supone la existencia de un
último paso en que seguiremos a Peirce en este breve resumeR, respecto a su modelo eficaz para mostrar las relaciones constitutivas de una estructura.
Teoría de los Signos. Tras haberse basado en el análisis para descomponer el 2) Ss-Ic-Rh.: La posibilidad de identificar las características específicas de
signo y haber utilizado esta descomposición para producir, con una profun- un lugar requiere la existencia de un modelo eficaz para mostrar las
da racionalidad, su clasificación de los signos, pasa a cumplir una tarea de relaciones constitutivas de una estructura.
síntesis y genera un nuevo nivel de signos que le permiten alcanzar una 3) Ss-In-Rh.: La posibilidad de identificar las características específicas
nueva clasificación en que la Semiótica: "the quasinecessary, or formal, de un lugar supone la existencia de un mapa determinado que evidencie las
doctrine of Signs" ("la cuasinecesaria, o formal, doctrina de los Signos"; relaciones constitutivas de una estructura.
parágrafo 2.227) queda a punto para su utilización en la estructura teórica y 4) Ss-In-D.: Las características específicas de un lugar, tal como quedan
en la investigación empírica de la semiología. identificadas en un mapa determinado, adquieren su pleno valor relacionán-
La ley que utiliza para la formación de los nuevos sign0s (que, por la dolas con las señaladas sobre otro mapa que contiene al priméro.
combinatoria desarrollada, resultan ser diez) es simple: a) cada una de las 5) L-lc-Rh.: Las leyes de proyección permiten la posible existencia de un
hileras, en el cuadro (H), está jerárquicamente ordenada respecto a las modelo capaz de mostrar las relaciones constitutivas de una estructura.
restantes (cada hilera inferior contiene a las superiores) de modo que la 6) L-In-Rh.: Las leyes de proyección concretan en un mapa determinado
inferior puede articularse con elementos de la superior, pero no a la inversa; las relaciones constitutivas de una estructura.
b) de cada hilera no puede tomarse más que un elemento por columna, sin 7) L-In-D.: Las leyes de proyección permiten relacionar un mapa determi-
repetir ninguna columna y sin que falte, tampoco, ninguna; y c) el orden de nado con las características de otro más amplio que lo contiene.
selección de elementos de las respectivas columnas seguirá siempre la se- 8)L-Sb-Rh.: Las leyes de proyección confieren representatividadespecífi-
cuencia de forma, existencia y ley, en Ja integración de cada signo. ca al mapa de las relaciones constitutivas de una estructura.
Por deducción de los nueve signos elementales, con aplicación de las 9) L-Sb-D: Las leyes de proyección confieren representatividad específi-
reglas de transformación que acaban de enunciarse, puede obtenerse un ca a un mapa determinado con relación a otro más amplio que lo contiene.
único conjunto exhaustivo de signos derivados. 1O) L-Sb-A.: Las leyes de proyección confieren representatividad específi-
ca a un mapa determinado en función de los criterios interpretativos de la
Se obtiene así: cartografía.
1) Cualisigno-icónico-rhemático. Cada uno de los 10 signos resultantes, por la naturaleza de Jos componen-
2) Sinsigno-icónico-rhemático. tes semióticos que concurren a su producción, exige un tratamiento lógico
3) Sinsigno-indicial-rhemático. específico, y las afirmaciones que se enuncien acerca de cad.a ~no de e~los n?
4) Sinsigno-indicial-dicisigno. pueden ser aseveradas automáticamente de los restantes, ex1~1e.ndo la identi-
5) Legisigno-icónico-rhemático. ficación de instrumentos analíticos específicos y el establec1m1ento de leyes

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EL SIGNO
CHARLES SANDERS PEJRCE

de transformación específicas para el recorrido conceptual de los niveles


implicados en el respectivo signo.
Tal el aporte, muy incompletamente descrito, que proporciona la Teoría científíco 18 , sino que nos ha legado esta conapcíón dmámica del signo de la
de los Signos de Ch. S. Peirce para una incipiente formalización de la que pueden esperarse importantes réditos en fa investigación social y en la
semiología y, consiguientemente, eñla medida y en los espacios teóricos en historia de las ciencias.
que ello sea posible, de las ciencias sociales. Me he limitado a la exégesis de Nada tiene que ver cuanto antecede con el uso banal que suele atribuirse a
unos pocos fragmentos de la "Speculative Grammar". para ofrecer un fugaz la semiología y que es fruto de la literaturización de propuestas teóricas que
panorama de la semiología como disciplina científica. no alcanzan a consolidarse ni adquieren la esperada eficacia explicativa y
Los intentos de racionalizar los fundamentos axiomáticos de la semiolo- predictiva. La semiología no es una moda ni un divertimento. La originali-
gía retoman el legado de Saussure contribuyendo a perfilar la estruttura de dad· de su enfoque ha permitido ingeniosos desarrollos, de los que ha hecho
"una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social'' y presa el diletantismo. La semiología no es una lectura de salón ya que el
que enseñe "en qué consisten los signos y cuáles son las leyes que los deslumbramiento fácil y perecedero como ingrediente de la conversación
gobiernan". Ello se ensambla con lo que, contemporánea e independiente- social o las pseudo-profundidades en textos de inconsistente oscuridad no es
mente, manifestaba Peirce: " ... the woof and watp of al/ thought and ali semiología. Es una disciplina metodológica difícil, que éxige el abandono de
research is symbols, and the life of thought and science is the life inherent in hábitos intelectuales muy arraigados y que, sólo tras la profundización de
symbols; so... it is wrong to say that a good language is important to good sus propuestas más elementales comienza a mostrar al estudioso sus posibi-
thought, merely;for ít is of the essence of i(' (" ... La trama y la urdimbre de lidades de esclarecimiento y racionalidad como aporte a otras disc~plinas
todo pensamiento y de toda investigación son los símbolos. y la vida del sustantivas. Por ahora es una promesa; que no promete lo que los apresura-
pensamiento y de la ciencia es la vida inherente a los símbolos; por tanto .... dos creen poder ya utilizar, sino que promete señalar nuevos problemas o,
es erróneo decir, tan sólo, que un buen lenguaje sea importante para pensar mejor quizás, indicar cuáles son los verdaderos problemas o dónde puede
correctamente; pertenece a su esencia"; parágrafo 2.220). encontrárselos, para guiar hacia ellos al investigador, lo cual es una manera
Para Peirce, nuestra disciplina se identifica con la lógica: "Logic. in its de comenzar a resolverlos.
general sense. is, as l believe J have shown, onfr another name far semiotic
(6'1,..ttwrriclj) the quasinecessary, or formal. do~t rine of signs" ("La lógica,
en sentido amplio, es, como creo haber demostrado. ~ólo otro nombre de la
semiótica, la cuasinecesaria o formal doctrina de los signos"; parágrafo
2.227). Y casi del mismo modo la podemos continuar considerando en la
actualidad, especialmente en cuanto lógica o metateoría de la estructura
teórica de las ciencias sociales. Su concepto dinámico del signo. al conside-
rarlo como una percepción (o representamen) que toma un aspecto de lo
conocido (o fundamento) y lo presenta (reelaborado por su inclusión en un
contexto) a la consideración de un receptor (o interpretante), ofrece una
sugestiva propuesta de solución al dificultoso cruce del Escila et Caribdis
que precipita al concepto de "cultura", ya bien contra la inmovilidad del
estructuralismo, ya bien contra la vorágine de la dialéctica. En la estructura
del signo, según Peirce, se encuentra su propia historia: representante de lo
conocido, se proyecta hacia formas originales del conocimiento; proceso de
tr!lnsformación que se cumple por la integración de tal signo en un texto
junto con otros signos que muestran, o pueden llegar a mostrar, lo que dicho
signo poseía como posibilidad desconocida. Este tema lo he desarrollado
más ampliamente, sí bien tentativamente, en "El cuadro como texto"
(Buenos Aires, Ed. Tres Tiempos, 198 I ). Peirce no sólo desarrolló la,
todavía inadecuadamente explorada, lógica de relaciones e introdujo la
noción de cuantificador, inapreciable aporte a la formalización del lenguaje
'

110 i
j
i'Alfred Tarski. Introducción a la Lógica y a la Metodología de la Ciencias Deductivas.
Ma<lrid Fspasa Calpc. 1977; p. 37

111

l
TERCERA PARTE

CHARLES IviOK.iUS
ANALISIS CRITICO DE SU TEORIA DE LOS SIGNOS

¡ji
l. Las Condiciones del Signo
Charles Morris elude formular una específica definición de signo, consi-
derando que las enunciadas en el marco teórico del conductismo (a cuyo
ámbito él se asimila) pecan de un exceso de simplicidad, convirtiéndolo en
mero sinónimo de "estímulo sustitutivo" y opta por formular conjuntos de
condiciones bajo las cuales algo puede consíderarse signo.
En tres momentos enuncia tales condiciones:
111 ) "Si algo, A, controla el comportamiento hacia un objetivo de un modo
semejante (pero no necesariamente idéntico) al modo en que otra cosa B,
controlaría el comportamiento respecto a tal objetivo en una situación en
que éste hubiera sido _observado, entonces A es un signo" 1 (p. 7).
211 ) "Si algo, A, es un estímulo-preparatorio el cual, en ausencia de obje-
tos-estímulo que inicien secuencias de respuesta de una cierta familia de con-
ducta, causa una disposición en determinado organismo a responder bajo
ciertas condiciones mediante secuencias de respuesta de tal familia de con-
ducta, entonces A es un signo" (p. 10).
32 ) Al referirse a una clase especial de signos, 1osformantes ("forma-
tors": no en el sentido en que la lingüística estructural lo utiliza como se-
cuencias de rasgos distintivos), Morris emplea la misma técnica de enun-
ciar las condiciones mediante las que puede identificarse un signo, pero
acotando este concepto en un nivel diferente, en cierto sentido "metasemió-
tico": "Los formantes son signos que predisponen a sus intérpretes a
modificar en determinado sentido las disposiciones a la respuesta provoca-
da por otros signos, en aquellas combinaciones de signos en las que aparece
el formante" (p. 158).
¿Cuáles son las condiciones que establece Morris, en definitiva, como
necesarias para afirmar la presencia del signo? Fundamentalmente pueden
i~:i"entificarse como pertenecientes a tres grandes grupos, según se refieran a
los caracteres presentes, a los ausentes o a la respectiva eficacia de unos y
otros. El siguiente cuadro los muestra agrupados en forma comparativa:

' Charles Morris, Signs, Languagfl and Behavior, New York, George Braziller, 1955. (Prime-
ra edición: N.Y., Prentice-Hall, 1946.) Versión castellana: Buenos Aires, Losada, 1962. Las
referencias del texto, indicadas entre paréntesis al final de cada cita, lo son a la edición de 1955.

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EL SIGNO
CHARLES MORRIS

ler. Enunciado 2do. Enunciado 3er. Enunciado


objetivo, pero en la cual el elemento de control (que ahora es A) cambia y, no
' • ' •••• ' ' ....... ' < ' •• ' ••• ' • • • • • ~ • ' • • • • • ' •••• , •••• ' • ' • • •• ' • .. ' ......... ' ••• ' . . . . . . . . . . . '" . . . . . . . . . . .

Presencia A A' A"


obstante, dicha conducta alcanza también exitosamente el mencionado
Modo de control de la Estímulo-prepara- Signos (formantes) objetivo. La acción controladora de B fue garantía del éxito de la conducta;
conducta hacia un torio en c0mbínación con posteriormente se admite A como sustituto de B y si A logra garantizar el
objetivo. (Observa- otros signos (no-for- éxito de la correspondiente conducta, entonces A merece la calificación de
ción actual) mantes) signo.
............................................... ·····. ·········· .................................. ., .................. .. En el segundo enunciado, los elementos B' y A' parecen haber cambiado
Ausencia B B' B" su estrategia d~ intervención en la conducta, al tiempo que se identifican con
Otro modo de con- Objeto-estímulo Combinaciones de mayor claridad. En efecto, en el enunciado anterior. el concepto de "con-
trol de la conducta signos ninguno de _ trol" parecía situarlos. ya bieff como una acción generalizada sobre la
hacia el mismo ob- los cuales es un for-
jetivo totalidad de la conducta, ya, bien como un vago impulso hacia su cumpli-
mante.
(Observación vir- miento; pero en todo caso aparecían como susceptibles de intervenir en tal
tualí conducta, en un momento no especificado de su desarrollo, con la virtud de
.................................................................. ............................................ , ... , ......................... . mantenerla o impulsarla a la consecución del objetivo propuesto. En este
Eficacia e e· C" segundo enunciado aparecen nítidamente situados al comienzo de la secuen-
Semejanza (no ne- de B': iniciar secuen- De B"· provocar u- cia de respuesta en que tal conducta se concreta. El signo (inicial) sustituiría
cesaria identidad) cias de respuestas de na disposición en su a otra posible forma de iniciar una determinada conducta, excluyéndose su
de A y B determinada fami- intérprete a determi- intervención (pero no su eficacia) en el transcurso del consiguiente desarro-
lia de conductas. nada secuencia de llo. Si bien B' no figura expresamente en este 22 enunciado, puede aceptarse
respuestas (por ejem- que queda claramente identificado como el "objeto-estímulo"; A', por su
plo: la que acontece
parte, en ausencia de B', se identifica como un "estímulo-preparatorio". Si
en A o en A').
De A': provocar u- De A": provocar u-
A' predispone al organismo a producir secuencias de respuesta pertenecien-
na disposición del na disposición en su tes a la misma familia de conducta que las que produce B', entonces A' es un
organismo bajo de- intérprete a modifi- signo.
terminadas condi- car, de modo deter- La "excepcionalidad" de A' sigue presente. B' es el objeto estímulo
ciones, a responder minado, la disposi- necesario para que se inicie una determinada conducta. Si falta (anorma-
de modo semejante ción a la respuesta lidad de la situación) puede hacerse presente A' (el signo) como estímulo
a cómo respondería que ocasionaría B". preparatorio y predisponer al organismo a la misma conducta que desencade-
ante B'.
naría la presencia de B'.
••>••••••••<><>•••••<>><<>•<+>••>><><><•>••>>•><>H<•.,,>>+•+•+•><<H+<>>+•>>>>>>>>>>>>n . . <•><>>••>•>•••>+•>•><•<>+•>•+•>•><><•<•>•>>>•>>>••>•

La identificación de B' con el objeto-estímulo y de A' (el signo) con el


En un primer nivel de acceso crítico a estos enunciados, puede advertirse estímulo-preparatorio, en la utilización que hace Morris de la teoría beha-
en to.d.os ellos un concepto de comportamiento básico o ti pico, en cuanto no viorista, además de reafirmar el carácter excepcional (con la consiguiente
mod1f1cado, y una secuencia de conducta, sólo identificable en referencia a anormalidad de la situación en estudio) del signo, es fuente de confusión por
la precedente, en la que se observa la presencia de uno o más elementos el papel que respectivamente les asigna en este 2º enunciado. No se trata ya,
atípicos o modificados respecto a los correspondientes del otro virtual como en el precedente, de dos "modos semejantes (pero no necesariamente
comportamiento típico. idénticos)" de actuación sobre la conducta. El objeto-estímulo inicia secuen-
El signo aparecería, así, como lo excepcional en determinada conducta. cias de respuesta de determinada familia de conductas: el estímulo-prepara-
Pese a lo cual, dicha conducta mantendría una eficacia semejante a la de la torio causa una disposición a responder. "Un estímulo-preparatorio es todo
conducta originaria. estímulo que favorece una respuesta a algún otro estímulo" (p. 8). De este
En el primer enunciado, tal "excepcionalidad" queda establecida a partir modo, una secuencia de respuesta es la consecuencia de la acción de una
del supuesto de que ha sido percibida una conducta tendiente a la consecu- energía física sobre un organismo vivo receptor, siendo la fuente de tal
ción de un determinado objetivo y que, bajo la acción del control de energía la que se denomina objeto-estímulo.
determinado el~i;iento (B), lo consigue; la "excepcionalidad" está supuesta En cambio, cuando el estímulo actúa incrementando Ja eficacia de otro
por la observac10n de otra conducta tendiente a la consecución del mismo estímulo o produciendo en un organismo una predisposición a responder a
algún otro estímulo, entonces a tal estímulo-preparatorio (de otro estímulo)

116
117
EL SIGNO , CHARLES MORRIS
se lo denomina signo. Aquí, la atipicidad del signo radica en el hecho de
distanciarlo de la conducta en cuyo origen se encontrará siempre un objeto- f
estímulo (y no un signo), relegándose el signo al papel de adaptador del mundo (en cuanto conducta pretendidamente natural o no modificada) y
organismo a una especial receptividad del objeto-estímulo que será el que, otra intervención semiótica (o lingüística) que produciría algún tipo de
en definitiva, desencadenará la conducta. Esta mediatización de la función modificación en la supuesta conducta de base. Su concepto de conducta
que cumple el signo respecto a la ca usación de una determinada conducta, se modificada encuentra nuevas dificultades al estudiar los signos "forman-
tes", en particular al referirse a los discursos lógico-matemáticos; pese a
incrementa, con un nuevo intermediario, en el caso del tercer enunciado
relativo a los signos formantes.
En efecto, el 3er. enunciado supone: a) una conducta iniciada en un ob-
1 aceptar textualmente la afirmación de Wittgenstein de que "haya enuncia-
dos que 'muestran' algo acerca del lenguaje sin referirse ... al lenguaje" (p.
jeto-estímulo determinado; b) una disposición a tal conducta facilitada 271, n. H) no logra establecer, como veremos, la calidad específica del
por la previa intervención de determinados estímulos-preparatorios, o referente particular de tales lenguajes.
sea, de algún o de algunos signos; y e) una modificación en la disposición a En cierto modo, el pensamiento semiológico deberá decidir entre consi-
dicha cond ueta, por la participación de los signos formantes en las combina- derar signo a todo aquello que puede formar parte del lenguaje (y deberá
ci(rnes de signos que habían provocado la particular disposición precedente. tenerse en especial consideración que también forma parte del lenguaje el
En breve: a) una respuesta a un estímulo; b) una disposición a tal respuesta; mundo dicho mediante tal lenguaje) o seleccionar como signo sólo a aquello
y e) una modificación a dicha disposición. que cumpla ciertas condiciones exógenas (que no son por cierto las del
En la perspectiva causal de la conducta, el ~.igno aparece como un lenguaje ya que nadie calificaría al timbre que estimula al perro de los
sustituto de su causa natural; o bien modifica la eficacia de tal causa; o ejemplos de Morris, como perteneciente al lenguaje).
modifica la modificación de la causa. No se discute ahora la concepción Pasemos a un segundo nivel de lectura crítica de los tres enunciados de
be ha viorista de Morris; se destaca la técnica utilizada para señalar la presen- Morris. Ello requiere tomar contacto con la estructura epistemológica y el
cia del signo: describir conductas que .1e apartan de un proyecto inicial por la desarrollo metodológico que utiliza.
presencia de los signos o que mantienen tal proyecto pese a la presencia de los Parte constantemente de un supuesto contraste entre dos conductas.
signos. Desde el punto de vista empírictJ, esto restringiría la posibilidad de observa-
El concepto de signo parte. pues, del concepto de conducta modificada. ciones válidas, ya que siempre tendría que disponer de la otra conducta de
Ello implicaría que la conducta de referencia, la que se supondría no contraste, para poder afirmar la presencia de signos, sólo reconocibles por la
modificada (y. en cierto modo, por consiguiente, natural) carecería de modificación en la disposición del interpretan te al que se supone de cierta y
signos. Tendremos oportunidad de comprobar cómo esta proposición que- determinada forma dispuesto a tal modificación.
da rebatida en el análisis de los ejemplos ofrecidos por el mismo Morris (y Muchas pueden ser las conductas homólogas (familias de conducta) y por
falsada a penas se la pone en relación con el espacio teórico del lenguaje). diversas vías lograr que tales conductas alcancen objetivos similares; pero
Marca además, y como era de esperar. una actitud de contraposición no es esta amplitud la que le interesa a Morris, sino que, justamente, en su
extrema con el Wittgenstein que, en 1922 escribía: "Los límites de mi acotamiento (según determinadas condiciones y de modo que queden selec-
lenguaje significan los límites de mi mundo" 2 y que, dos años antes de la cionadas algunas de tales conductas semejantes capaces ü~ alcanzar un
publicación de la obra de Morris afirmaba:" ... imaginar un lenguaje signi- mismo objetivo) radica la construcción de su Teoría de los Signos. Es así
fica imaginar una forma de vida " 1 . Estos enunciados wittgensteinianos como, desde el punto de vista epistemológico, están presupuestas toda una
coinciden con la perspectiva semiótica del ser humano, según la cual se serie de condiciones lógicas previas y mediante las cuales es posible identifi-
superponen mundo y semiosis. Resulta, no sólo innecesaria, sino además
perjudicial (de modo particular, por la distorsión que provoca en la básica 1 car las condiciones empíricas que han de ser admitidas como pertinentes. El
oscuro y, a veces, ambiguo camino que recorre en sus explicaciones, se
estructura epistemológica de las ciencias sociales) la diferenciación, implíci-
ta en la propuesta de Morris, entre una intervención a-semiótica en el
~ origina en la ausencia de claridad en el establecimiento de tales condiciones
lógicas.
El intento de ir construyendo una teoría científica se ve constantemente
debilitado por el temor, muy saludable, de no poder abarcar la totalidad de
'Ludwig Wittgenstein. Tractatus /,ogico-Philosophicus. Madrid. Alianza Universidad. 1973; los fenómenos al tiempo que pretende llegar a enunciados válidos para toda
parágrafo 5. 6.
observación. Mediante la acumulación de enunciados extensionales no
'Ludwig Wittgenstein. Philosophical /nvest(f{ations, Oxford, Basil Blackwell 1953; parágrafo logra formular los enunciados intensionales que darían forma teórica a la
doctrina de los signos. Morris enfrenta la niebla del futuro que nunca le

l
19.
garantiza la forma del próximo fenómeno conductual que le tocará obser-
118

119
(1
CHARLES MORRIS
EL SlGNO

d) El signo, ¿puede ser identificado, inmediatamente, en la observación


var, para cuya categorización teórica necesitaría del enunciado universal y de la conducta?
del máximo nivel alcanzable de precisión 4 • e) En definitiva, ¿qué tipo de "condiciones" de la conducta pueden,
mediante su observación, permitir una inferencia respecto a las "condicio-
La identificación de tales condiciones lógicas constituye, por tanto, la
tarea liminar del estudio de los signos, o sea, de la semiología; así como su
1 nes" del signo?
Para formular los enunciados acerca de las condiciones del signo, Morris
mayor responsabilidad teórica la constituye la permanente búsqueda de
enunciados de fenómcn,)s que puedan rnntradec;rJas, a los efectos del 1 desarrolla dos ejemplos fundamentales cuyo análisis nos permitirá contras-
constante reordenamiento enriquecedor en que consiste la historia de cual- tar el, valor respectivo del repertorio de preguntas que acaba de formularse.
quier disciplina científica. Pese a lo extenso de la cita, procederé a transcribir los párrafos en que
Hay dos caminos para enunciar tales cond11.:1ones lógicas. Uno de ellos Morris desarrolla tales ejemplos; ellos serán fundamentales para nuestro
consiste en proponerlas en forma axiomática y, junto al enunciado de las análisis:
reglas de formación y transformación de los esquemas y fórmulas derivables "El primer ejemplo proviene de experimentos con perros. Si a un perro
de tales axiomas, constituir las hipótesis de trabajo de la disciplina corres- hambriento que va a cierto lugar para obtener alimento cuando ve o huele el
pondiente. El otro consiste en la lectura crítica de los autores que han alimento, se lo entrena de determinada manera, aprenderá a ir a tal lugar por
trabajado el problema, en este caso Morris, e ir poniendo de manifiesto las alimento cuando suene un timbre, aún cuando no perciba el alimento. En tal
constantes, implícitas y explícitas, inherentes a sus exposiciones para, así, de caso el perro presta atención al timbre pero, normalmente, no va hacia el
tales textos, extraer los enunciados de dichas condiciones lógicas. Este timbre mismo; y si el alimento no es accesible hasta cierto tiempo después de
procedimiento es más honesto científicamente, ya que la axiomatización haber sonado el timbre, el perro no irá hacia el lugar en cuestión hasta que
anteriormente mencionada no puede surgir de una inspiración creadora ex haya pasado tal intervalo de tiempo. Muchos dirán, en tal situación, que el
nihilo, sino de la búsqueda de información y de la experiencia analítica del sonido del timbre es, para el perro, un signo de alimento en un lugar dado; en
investigador que este segundo camino pone de manifiesto y somete a discu- particular, un signo no-lingüístico. Si hacemos abstracción del experimento
sión. Al término estará igualmente la axiomatización y la formalización del y sus propuestas en este ejemplo, atendiendo sólo al perro, el ejemplo
trabajo científico. Con lo cual también se toma conciencia y se respeta la proporciona lo que generalmente se llaman "signos naturales", de modo
historia del pensamiento científico en cuyo campo se trabaja, haciendo semejante a cómo una nube negra es un signo de lluvia. Tal es el sentido que
manifiesto que sus alcances de investigador provienen de cuanto se ha deseamos atribuir a este experimento.
elaborado. precedentemente y ocuparán el lugar que esa misma historia, "El segundo ejemplo proviene de la conducta humana. Una persona
dentro de su amplía gama de posibilidades, admita; sin audacias metafísicas maneja a lo largo de una carretera, en marcha hacia una determinada
pertinentes a la literatura pero no a la ciencia. ciudad: otra lo detiene diciéndole que la carretera está bloqueada, algo más
Del análisis de los tres enunciados de Morris pueden desprenderse, por adelante, por un derrumbe. La persona que escucha los sonidos que la otra
tanto, un c.onjunto de problemas que, una vez identificados, deberá estable- utiliza no continúa hacia el lugar en cuestión sino que se vuelve hacia un
cerse si poseen el valor explicativo que les atribuye Morris, si responden a j camino lateral y toma otra ruta hacia su destino. Se dirá comúnmente al
respecto, que los sonidos producidos por una persona y escuchados por otra
preguntas que estén correctamente formuladas o si impfü;an a su vez otros
problemas implícitos, cuya formulación sería previa a su tratamiento. Resu- (e incluso por el mismo que los emite) son, para ambos, signos del obstáculo
miendo las cúestiones a proponer, podrían enunciarse los siguientes temas t en la carretera y, en particular. son signos lingüísticos aún cuando las
que no se pretende resolver en este trabajo, sino, meramente, llamar la respectivas respuestas de ambas personas son muy distintas.
atención respecto a su prioridad. "Lo común en estas dos situaciones es que, tanto el perro como la
a) ¿Cuál es el valor de los conceptos de "presencia" y "ausencia" en la persona, dirigen su conducta a la manifestación de una necesidad, el hambre
construcción de una teoría de los signos? en un aso y la llegada a determinada ciudad en el otro. En cada caso el
b) La "eficacia" en el logro de un objetivo al menos semejante mediante organismo tiene varios caminos para alcanzar sus objetivos: cuando huele la
el desarrollo de dos conductas pertenecientes a una misma familia, ¿consti- comida, el perro reaccíona de modo diferente a cuando suena el timbre;
tuye un criterio válido para admitir la presencia de signos? cuando encuentra el obstáculo, el hombre reacciona de modo diferente a
c) La "eficacia" ¿es un concepto empírico que permita eliminar las cuando se lo dicen, estando a distancia de tal obstáculo. Además, no
implicancias metafísicas (la aprensión de Marris hacia el mentalismo) del responde al timbre como a la comida, ni a las palabras dichas como a un
concepto de "significado"? obstáculo; el perro puede esperar un tiempo antes de ir hacia la comida y el
hombre puede continuar manejando un tiempo por la carretera bloqueada
'Karl Popper, La lógica de la investigación cienlfjica, Madrid, Tecnos, 1977; p. 155.
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120
El SIGNO
CHARLES MORRIS

antes de volverse hacia otro camino. Y también, en cierto sentido, tanto el


timbre como las palabras controlan o dirigen el curso de la conducta hacia supuesto un espectador con información previa, se vincula la "presencia de
un objdivo de modo semejante (aunque no idéntico) al control que,ejercería una nube negra" con la posterior "caída de lluvia".
el alimento o el obstáculo si hubieran estado presentes como estimulo; el En ocasiones, tal anticipación opera en sentido inverso, en cuyos casos se
timbre constriñe la conducta del perro a la búsqueda del alimento en tiene un "indicio" de algo que ya ha acontecido previamente 5 • Tal es el caso
determinado lugar y en determinado momento; las palabras constriñen la de la huella en la arena, que es el indicio de que un pie ha pisado allí; o del
conducta del hombre a llegar a determinada.ciudad superando cierto obstá- humo que se alza tras un obstáculo a la vista, que es indicio de que allí detrás
culo en un lugar dado de una carretera dada. El timbre y las palabras son, en hay un fuego. Aquí los desarrollos secuenciales poseen un distinto orden
cierto sentido, 'sustitutos' en el control de la conducta respecto al control según se consideren como acontecimientos o como per(.epciones:
que ejercía sobre la conducta aquéllo que significan, si hubiera sido observa-
do ello mismo"(p. 5 y 6). Supuesto D:
El aspecto más externo del análisis de los precedentes ejemplos nos (Orden secuencial del acontecimiento)
conduce al primer interrogante planteado al final del apartado anterior: 4) Presión de un pie sobre la arena ... 2) Huella de tal pie.
¿cuál es el valor de los conceptos de "presencia" y "ausencia" en la construc- (Orden de percepción del acontecimiento)
ción de una teoría de los signos? 2) Huella de un pie ... 4) Presión de un pie sobre la arena.
El primer ejemplo, que Morris aproxima al concepto de los que denomina Supuesto E:
"signos naturales", plantea un conjunto de acontecimientos secuencialmen- (Orden secuencial del acontecimiento)
te ordenados. El encadenamiento que los vincula, es evidentemente, causal. 4) Combustión de determinados elementos -fuego- ... 2) Formación
Pueden identificarse dos supuestos: de la humareda.
Supuesto A: (Orden de percepción del acontecimiento)
1) Perro hambriento ... 2) Visión u olfación del alimento ... 3) Encamina- 2) La humareda formada ... 4) Combustión de determinados elementos
miento hacia el alimento ... 4) Comida del alimento -fuego-.
Supuesto B: En todas las situaciones enunciadas bajo C, D y E, existe una vinculación
1) Perro hambriento ... 2) Audición del sonido de un timbre ... 3) temporal y, en una u otra forma, causal entre los fenómenos que se han
Encaminamiento hacia el alimento ... 4) Comida del alimento. caracterizado como 2 y 4, en todas sus variantes. Pero la "anticipación" de
Todavía, al final del primero de los párrafos transcriptos, Morris da un algo que está por sobrevenir y que, en condiciones normales, habrá de
ejemplo, concentrado, de "signo natural", cuya correspondencia con el sobrevenir, así como el "indicio" de que algo ha acontecido, se distancian de
desarrollo secuencial de los precedentes supuestos es el siguiente: ese acontecimiento futuro o pasado por elementos en alguna forma materia-
les: de tal modo resultarán perfectamente constatables, transformando a la
distancia que parece separarlos en una continuidad entre el primer elemen-
Supuesto C:
to percibido y aquel en que termina el proceso; no se daría, por tanto, un par
2) Presencia de una nube negra ... 4) Caída de lluvia. de elementos, simultáneamente vinculados, uno presente y el otro ausente,
Al margen de toda discusión referida al causalismo como posibilidad, o sino que ambos serían sucesivamente reubicables en un presente contingen-
no, de producir la explicación científica de un fenómeno semiótico, interesa temente desplazado hacia el futuro o hacia el pasado.
aquí establecer la díferencia entre los conceptos de anticipación y sustitución. D~l mismo modo, si percibimos continuadamente el comportamiento del
Con respecto a la anticipación (dejando de lado la llamada, en ocasiones, perro, lo veremos, primero, prestar atención al olor o a la visión de la
anticipación científica, o sea, la predicción), se trata de un comportamiento comida y, después, comenzar a desplazarse hasta llegar, en el momento
que, por reiteración semejante, se conecta con otro comportamiento futuro, siguiente, ante el plato de comida y proceder a devorarlo. Lo mismo ocurrirá
ya bien como cumplimiento relativamente vinculado y automatizado si en vez de olerla o verla, la escucha (tal el sentido de su aprendizaje de
(aprendizaje animal), ya bien como conocimiento (el cual, en el hombre, no respuesta al timbre, sobre el que volveremos enseguida). La distancia entre el
se produce solamente por este proceso de reiteración, vinculación y automa- olor o la visión o el sonido del timbre y la comida abarca una distancia
tización, sino mediante el aprendizaje de instrumentos de transformación temporal que queda cubierta por una sucesión ininterrumpida (o con even-
autónomos respecto a la materia a transformar). Tal, en los ejemplos que se tuales desvíos que no desdicen la continuidad de la secuencia) de comporta-
comentan, la vinculación existente entre la "visión u olfación del alimento"
y el "encaminamiento" y el "consumo del alimento". O bien, cuando,
'Henri Wallon, De l'acte a la pensée. Essais de Psychologíe comparée, Paris, Flammarion,
1942; p. 166.

122
123
H 5iffr·VO
CHARLES MORRIS

mientas (manejando el adecuado instrumental semiológ1co. puede amíci-


parse que en tales casos no se e<>tá en prt?sencia <le signos más que en la toma lo que ciertamente constituye una de las características definirorias del
signo: su capacidad de sustitución; pero transforma el sus",tuyente y lo
medida en que éstos están ya integrados en discurso).
sustituido en un antes y un después, a través de una interpretación material
Si percibimos continuadamente la nube negra es posible que no tardemos
(y no en su valor lógico) de los términos presente y ausente inherentes a toda
en comenzar a percibir la caída de la lluvia. Si se elimina el obstáculo tras el
sustitución.
cual se alzaba la humareda se habrá podido percibir la continuidad e integra-
ción que vincula a los fenómenos del fuego y el humo. También la distancia En el caso de aquellos fenómenos perceptuales (sensorial <J intelectual-
entre la huella y el pie depende de que hayamos sido espectadores de la mente) a los que puede denominarse signo en sentido riguroso, su capacidad
pisada o que sólo dispongamos del molde mientras el pie que fue su de sustitución implica la existencia de una distancia infranqueable entre el
complemento se va distanciando, qu1za en el espacio, pero seguramerne en el ele?1ento presente y el ausente. Entre la palabra "taza" y el co:Tespondiente
tiempo, como los tres millones y medio de años que nos separan de quienes. objeto no existe continuidad posible: pertenecen a dos nive!ts de Jos que
según Mary Leake~. pisaron las cenizas volcánicas, sob'"e la explanada de simplemente puede afirmarse que no interactúan; cada uno de ellos guarda
Laetoli 6 • una relación de contigüidad y eventualmente de continuidal; tan sólo con
La situación en todos estos casos y, especialmente. en la del perro elementos pertenecientes a su propio nivel; entre elementos v,"culados por
propuesto por Morris corno ejemplificación del signo natural. es la de, un tal rel~ción de contigüidad no puede plantearse la afírrnaciór· de que unos
espectador que percibe tan ~ólo una parte del discurso, o qur- !o secciona en sean signos de los otros, meramente los anticipan o conservan la influencia
componentes de su transcurso, de modo tal que se Lonv1erte a! "'antes" «n un de los que los precedieron. Entre elementos del mismo ni"vel se pueden
sustituto del "después". o viceversa. Así, estando, en la anticipación. el formar, ya bien "sistemas" (y así la sustitución viene a producirse por
"antes" presente, se lo malinterpreta como un sustituto de un ausente que, determinación arbitraria y convencional entre los lugares homólogos de
simplemente. estaría "después"; o bien, siendo, en el indicio, el "de~pués" el sistemas correspondientes a contigüidades diferentes), ya bien "discursos" (en
que se percibe en un momento presente, también se lo mahnterpretacmmdo que, de todas las relaciones posibles en un sistema determinado, se actuali-
se lo supone sustituyend(! a un ausente que es, simplemente, el "antes" de tal zan aquellas que interesan a los efectos de que otras relaciorn-s posibles de
indicio. otro determinado --pero distinto al anterior- sistema quede:i, por efecto
Como puedt \t'íse. en todas estas <.,ituacíones. la pres:,;, capan:lad de de las semejantemente actualizadas). También, mdiante meca-
sustitución (\, po; iamo. d..: repn::sentací.Jn) de un dett'fn!l!ltido ausente nismos 1·specífü:os pueden organizarse discu?:;os entre ele-

mediante delcrminadu pr<:5cnoa no responde a la relación formal de los pMa '.onfigurar adecuadamente t:;.• tipo de dis-
eh:mento<; co:v;;deracios. sino a una mera situación covuntural dei observa- íormub.do algunas ptecisiones técni :as ajenas a lo
dor. Existe una supuesta situación óptima, aún incl;1so si se la considera que en ningún modo convalidarían'º'' .~jemplos que
puramente hipotética como la que se daría ante las huellas de la llanura de se critican.
Laetuii, en 4ue un observador percibiera la totalidad del fenómeno. en cuyo Mo~ris, en el seg~ndo d.e los párrafos citados, da un ejernpL . pertenecien-
caso no se le ocurriría plantear a la primera parte Jel a..cm;.:c..:r ri-·rcibido te al mvel de los signos lingüísticos. Siempre limitándonos " análisis del
como sir;no de la segunda o pos tenor parte, ~íno como su mero antecedente, valor de ios conc~pt?s de "presencia" y "ausencia" en la teoría Je los signos,
causa! o no. Si de~de un;, ventana se ve una esquina de la ciudad y se ven vernos .que ~orm vincula en su ejemplo las palabras de advertencia respecto
avanzar dos automóviles, uno por cada una de las calles que confluyen. a la e.x1s~e~c1a de un obstáculo en una ruta con el obstáculo mismo; lo cual,
smcromzados en tiempo y velocidad, no puede decirse que la marcha de los en pnnc1p10, es correcto respecto a dichos conceptos. No quif',·e incurrir en
automóviles sea un signo de! posterior encomronazo de ambo~. no obstante, el ment~lismo propio del término "palabras" y lo sustituye pm "los sonidos
en cada una de las chatarras resultante:,, está la huelia del otro auto. El producidos por una persona y escuchados por otra". Según su ¡:.fanteo, entre
invierno no es un signo de la primavera. aunque en aquél ocurran fenóme- los "sonidos" y el "obstáculo" existiría una relación de cierta a~·inidad con la
nos que anticipan lo que habrá de ocurrir en é~ta. Existe, por tanto. un uso que exi,stiría entre el "timbre" y la "comida", en el ejemplo del perro.
vulgar del término "signo" que se ha infiltrado peligrosamente en la teoría v A.qm, el desarrollo de la exposición de Morris es equívoco, como se
que no se corresponde en absoluto con el valor científico con que se pretent~ percibe cuando escribe a continuación: "Lo común a estas dos situaciones es
atribuir univocidad en tal teoría &l concepto del signo. El lenguaje vulgar que tanto el perro corno la persona dirigen su conducta a la satisfacción de
una necesidad, el hambre en un caso y la llegada a determinada ,:iudad en el
otro". Pero debe observarse que, mientras en el caso del perro el timbre está
6
Mary D. Leakey. Foo1prints in 1he Ashe1 o[Time en National Geographic. Vol 155. nQ 4. propuesto (errón~amente) como signo de la comida (que es el objetivo que
April. 1979: ps. 446 a 457. sattsface su necesidad), en el -caso de la persona los sonidos q;.1>: uno emite

I .?~
12:'\
CHARLES MORRJS
EL SIGNO

Cada tipo de estos.componentes puede ser caracterizado semiológica-


y otro escucha están propuestos (más certeramente) como signo del obstácu-
mente de la siguiente manera:
lo (que no es el objetivo que satisface su necesidad, el cual está constituido
por la llegada a la ciudad a la que se dirige). La simetría le exigiría haber Componente 1:
puesto a la ciudad como aquello de lo cual los sonidos serían signo; pero la Es el intérprete del signo. Es protagonista en el proceso de comunicación
evidencia del absurdo se lo impide, con lo cual su propia interpretación de en cuanto receptor. Para Morris evidenciará la existencia del signo mediante
los ejemplos propuestos se hace contradictoria. el comportamiento subsiguiente a su percepción e interpretación.
El análisis de este segundo ejemplo requiere también tener en cuenta las Componente 2:
situaciones que están en juego, su encadenamiento secuencial y los lugares Elemento incompleto por sí mismo que se integra con otro para formar
entre los que se producen las respectivas sustituciones. El planteo es más una totalidad diferente (el signo). Atendiendo al orden de producción de su
complejo que en el caso del perro que, en un primer supuesto, respondía a la complementario, en todos los casos, tal como los expone Morris, su presencia
visión y olfación y, en el segundo, al sonido del timbre. antecede a la de tal complementario.
Habría aquí una situación básica en la cual nada perturba el avance del
Componente 3:
automovilista hacia su destino; posteriormente estarían las situaciones
ejemplificadas por Morris. Conducta adoptada como consecuencia de la presencia del componente 2.
Supuesto F: Componente 4:
1) Un conductor maneja su automóvil por una carretera ... 5) Existencia En A, B, f, G y H, es el objetivo final que busca alcanzar la conducta.
de una carretera que une el punto en que se encuentra el automóvil en un Para Morris, como ya advertimos, es ambiguo: por una parte lo establece
momento dado con una determinada ciudad ... 4) La ciudad hacia la qtie se como la "necesidad" que queda cumplida con la conducta de los respectivos
dirige el automóvil. protagonistas de sus ejemplos, pero, por otra parte, establece que "los
Supuesto G: sonidos producidos por una persona y escuchados por otra ... son, para
1) Un conductor maneja su automóvil por una carretera ... 5) Existencia ambos, signos del obstáculo en la carretera", con lo cual, al tiempo que
de una carretera que une el punto en que se encuentra el automóvil en un afirma que el signo "controla el comportamiento hacia un objetivo" (o sea,
momento dado con una determinada ciudad ... 6) Existencia de un obstácu- hacia la satisfacción de una necesidad) hace aparecer al obstáculo como un
lo en dicha carretera ... 4) La ciudad hacia la que se dirige el automóvil. elemento intermediario, sin definir si es el obstáculo o es la llegada a determi-
Supuesto H: nada ciudad, el complemento que integraría el signo junto con el componente
l) Un conductor maneja su automóvil por una carretera ... 5) Existencia 2. En C, D y E, es el fenómeno en que se transforma el componente 2; la
de una carretera que une el punto en que se encuentra el automóvil en un derivación causal de 2 hacia 4 hace que se los considere complementarios
momento dado con una determinada ciudad ... 6) Existencia de un obstácu- estructuralmente y, según Morris (pero según nuestra hipótesis de forma
lo en dicha carretera ... 2) Sonidos (información) que alguien proporciona totalmente equivocada) constituyen casos característicos de "signos
al conductor del automóvil acerca del obstáculo en la carretera ... 7) Exis- naturales".
tencia de otra u otras rutas alternativas para llegar a la ciudad hacia la que se Componente 5:
dirige el conductor del automóvil ... 3) Abandono de la primera carretera y Es un elemento contextual que, en este caso, determina el ámbito físico en
opción por la carretera alternativa ... 4) Ciudad hacia la que se dirige el el que se cumple la conducta que contiene al signo.
automóvil.
Componente 6:
En resumen, los componentes que intervienen en cada una de las distintas Es el elemento que, ambiguamente, aparece también. en el desarrollo de
variantes de la totalidad de los ejemplos propuestos son las siguientes: Morris, como complementario del componente 2 en el supuesto H.
Componentes Componente 7:
Supuesto A: 1-2-3-4 Idem al componente 5.
Supuesto B: 1-2-3-4
Supuesto C: En definitiva, para Morris, el signo se estructura por la relación existente
-2--4
Supuesto D: entre 2 y 4 o, en su caso, no debidamente aclarado, por la relación entre 2 y 6.
-2--4
Supuesto E: Traduciendo ésto nuevamente a las situaciones de los ejemplos propuestos y
-2- -4
Supuesto F omitiendo por el momento la actividad del intérprete, quiere decir:
1 - - -4-5
Supuesto G: 1 - - -4-5-6
Supuesto H: 1-2-3-4-5-6-7
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EL SIGNO
CHARLES MORR/S

Signo en A: 2) Visión u olfación del alimento ... 4) Comida del alimento.


Signo en B: 2) Audición del sonido de un timbre ... 4) Comida del En el ejemplo cuyas dos situaciones son A y B tal intérprete Jo es el perro.
alimento. En tales situaciones se totalizan tres componentes: i) el olor de la comida
Signo en C: 2) Presencia de una nube negra ... 4) Caída de la lluvia. (dejamos de ladc la visión que no enriquece el ejemplo y simplemente alude
Signo en D: 2) Huella de un pie en la arena ... 4) Presión del pie sobre la a la simultaneidad entre estímulo y objeto de la conducta, siendo preferible
arena. trabajar en función de la no simultaneidad, lo cual, sin distonionar el
Signo en E: 2) Humareda ... 4) Combustión de determinados elementos. análisis, ayuda a identificar claramente la autonomía de los elementos cuya
Signo en F· No se produce por no haber elementos correlacionados. dependencia se estudia); ii) la comida; y iii) el sonido del timbre. Lo que a
Signo en G: No se produce por no haber elementos correlacionados. Morris le interesa estudiar es el valor del timbre. o sea, de su sonido, a tra-
Signo en ff Ja. posibilidad: 2) Sonidos (información) ... 4) Ciudad hacia vés del control que ejerce sobre la conducta del perro. El timbre sustitu-
la que se dirige el automóvil. ye al olor, en cuanto control sobre la conducta, interviniendo en tal con-
2da. posibilidad: 2) Sonidos (información) ... 6) Obstáculo en ducta de modo semejante a como puede intervenir el olor. O sea, que el
la carretera. componente 3 (el encaminamiento del perro hacia el alimento) se produce en
forma semejante cuando se dan una u otra de las variantes del componente 2
Es caracteristica común en todos estos pares d!! componentes correlacio- (en A: olor; en B: sonido del timbre). Incluso advierte expresamente que: "El
nados el hecho de no ser percibidos simultáneamente; mientras el indicado en perro presta atención al timbre pero normalm;;.:nte no va hacia el timbre
Ier. término (2) es actualmente percibido, el segundo término del par (4) es mismo", sino que irá hacia el lugar en que se encuentra la comida. Es fácil
un supuesto o inferencia mientras no se verifique el desarrollo de la conducta advertir que aquí hay un cambio de nivel lógico subyacente que no permite
(o del fenómeno) que vincula al primero con el segundo. . admitir pacíficamente el planteo. Si lo natural es que el perro huela la
Esta no simultaneidad o distancia, como ya habíamos advertido, en A, comida y, por esta causa, se dirija hacia ella, será necesario que "se lo
B, C y H ( 1a. posibilidad) se desplaza temporalmen.te implicando laposter!?- entrene de determinada manera" para que se dirija hacia la comida cuando
ridad del segundo término (ausente) respecto al primero. En D hay tamb1en escuche el sonido de un timbre. Si no se lo adiestra en ese sentido, cuando el
desplazamiento temporal, pero implicando anterioridad del se~undo térmi- perro escuche el sonido de un timbre, si se logra que le preste atención,
no (4) (ausente) respecto al primero (2). En E, el desplazamiento es más dirigirá la mirada o, quizás, incluso se encamine hacia el lugar de donde
perceptual que temporal, ya que el lll'mo y el fuego pueden.considerarse (al procede tal sonido. Pero, en el ejemplo y con el condicionamiento mencio-
margen de precisiones físico-químicas que aquí no nos interesan) coi:no nado, se dirigirá hacía la comida. Efectivamente, el perro ha sido capaz de
simultáneos; se integran, por tanto, en una totalidad de la que sólo se percibe reaccionar de modo semejante ante el timbre o ante el olor: en ambos casos
una parte, lo que obliga a establecer la no percibida como inferen~ia. En. H va hacia la comida. Este último comportamiento es demostrativo de que, en
(2da. posibilidad), el desplazamiento es fund<.mentalmente e~pac1al; la m- su capacidad de recepción (en el perro como intérprete) olor y timbre son
formación v el obstáculo, tal como están planteados en el ejemplo, no se intercambiables, o sea, se sustituyen recíprocamente. El ir hacia la comida
perciben si~ultáneamente; no obstante, e~ evidente que di7ha distancia no sustituye al olor, ni el olor sustituye a la comida; tampoco la comida
podría desaparecer en el caso de que algmen, ante un obstaculo en u~a sustituye al timbre, ni el timbre a la comida. El olor es "signo" de la comida
carretera, lo enuncie como tal, al margen del valor redundante que poseena sólo en el sentido vulgar y no técnico a que ya antes nos hemos referido: una
tal información anticipación cronológica o espacial que, por efecto de su reiteración, permi-
Podría pues concluirse al respecto que, para afirmar la presencia del te anticipar la producción de un determinado resultado o efecto. No es
signo, se requieren dos elementos relacionados; dichos elementos deben ser válido tal sentido para una consideración científica del signo porque ello
diferenciables y contener la posibilidad de distanciarse ~emporal Y(º es~a­ elevarla a la condici.ón de signo cualquier antecedente respecto a su conse-
cialmente, sin que sea necesario que se encuentren efectivamente d1stanc1a- cuente. El signo no vincula a los elementos que correlaciona según una
dos en uno u otro sentido (la diferenciación deberá garantizar, en todo caso, implicación material. Por otra parte, en forma más grave para el análisis,
la real distancia lógica existente entre ellos). ello supondria confundir la relación de sustitución que caracteriza al signo con
Tanto para dilucidar la ambigüedad inherente~~· res~ecto ~cuáles s?n la relación de integración que caracteriza al discurso. O sea; el perro, el olor de
los componentes que se correlacionan para constttmr el signo, s1 .2 - ~·o 2 la comida Y la comida se integran en un discurso y no en una estructura de
- 6, como para completar las implicaciones inherentes al par de s1t~ac1ones signo. Podemos ayudarnos a comprenderlo mediante el análisis de un
descritas en A y B, es necesario tomar en cuenta el comportamiento del diálogo estereotipado (que por el hecho de su estereotipia es semejante a una
"intérprete". conducta habitual o ya reiterada). Si alguien dice: "Buenos días", es muy
posible que obtenga como respuesta: "¿Cómo está usted?" Ahora bien, a

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CHARLES MORR/5·;

sor). ya que es el comportamiento del receptor el que interesa a Morrís de


nadie se le ocurriría decir que "Buenos días" sea un signo de "¿Cómo está modo especial para evidenciar la presencia y eficacia del signo.
usted?": simplemente suelen sucederse en la conducta del saludo conven~io­ Según planteáramos poco antes, deberá establecerse cuáles son los compo-
nal. (Tampoco el "buenos" es signo de "días", si bien cuando, en determina- nentes mediante cuya correlación se produce el signo: si se trata del par 2-4 o
da situación, alguien dice "buenos" es muy posible que termine diciendo del par 2-6. Cuanto se ha dicho en el caso de la conducta del perro continúa
"días"; ni la ineducada abreviación de"¡ Buenas!" es signo de "tardes" m de siendo válido y permite rápidamente eliminar el par 2-4 como representativo
nada; es simplemente una abreviación vulgar, ya que es tan familiar lo que de la estructura del signo. La llegada a la ciudad en cuanto objetivo de la
sígue que se omite completar la frase.) En definitiva, no es correcto. toi:nar a conducta del automovilista, todo lo más podría garantizar la sustituibilidad
la~ causa como signo del efecto, ni lo previo como signo de lo subs1gu1ente. ·entre (2) los sonidos y (6) el obstáculo; pero no necesariamente. ya que bien
O sea, la relación planteada por Morris de 2-4 no es conducente par~ la pudiera el automovilista. por temer o por comprender que llegaría demasiado
producción del signo. En el supuesto A deberá con~luirse que no exist,e tarde a la ciudad a la que se dirige, dado el rodeo a que le obligaría el cambio de
signo. Si al supuesto B lo tomamos como propuesta aislada, tamp.oco en el ruta, decidir regresar al punto de partida. Pero estas decisiones, así como las
podrá identificarse signo alguno (aparte de los del propio enunciado des- va riantcs intermedias que admite Morris, serán fruto de actitudes psicológi-
criptivo de la conducta animal). El olor no es signo d~ comida; el timbr~, cas o de racionalidad que no hacen a nuestro problema semiológico. Ni los
tampoco. Pero en cambio, trabajando sobre la relacwn de transform.acwn sonidos (información), ni el obstáculo en sí mismo son signos de la ciudad a
existente entre A \'B. en cuanto conductas descriptas y no como enunoados, la que se dirige. Aquí es más evidente que son meras instancias que ocupan
corresponde aflrn~ar que el timbre es signo del olor. Aqrlí se produce una su lugar en una secuencia de acontecimientos sin representatividad alguna
auténtica est;uctura de sustitución: 1º) El lugar que ocupa el "olor" en la respecto al objetivo pretendido; pueden, como toda sucesión de etapas, el
descripción de la conducta del perro en el supuesto A es homólogo al lugar cumplimiento de cada una de las cuales permite iniciar la siguiente, facilitar
que ocupa el "sonido del timbre". en el supuesto B; . La posib1hdad de qu~ o dificultar la consecución de tal objetivo (contextualmente), pero, repito,
ello sea así ha requerido un prev10 aprendizaje mediante el cual el perro ha no representarlo.
llegado a ser intérprete (conservando la terminol.ogía de Morns pr~1v1;1onal­ Por economía de exposición, el supuesto H se propuso integrando todos sus
mente) del "sonido del timbre", de modo semeJante a como era mterprde elementos en forma lineal, del 1 al 7. Ahora ello puede perjudicar la
del "olor". En definitiva, para un perro adiestrado de este modo, la comida comprensión del fenómeno del signo; la enunciación de la sustituibilidad
no sólo huele sino que además suena. Por consiguiente, los elementos entre (2) los sonidos y (6) el obstáculo que parecería contradecir lo estableci-
componentes del signo, en el ejemplo propuesto. son (2 en B) y (2 en A). lo do respecto a la necesidad de excluir de la estructura del signo la composición
cual se constata por la similitud del comportamiento del perro en A y en B. entre elementos que pertenecen meramente a un antes y un después. Por la di-
Tal como Morris plantea el ejemplo, los elementos componentes del signo ficultad que puede representar, para quien no esté avezado a los análisis se-
(significante-significado, representamen-fundamento o, simplemente. pre- miológicos, continuar la explicación de la estructura del signo relacionando e-
se~te-ausente) no se encuentran, como él pretende. en dos lugares distintos de lementos que aparentemente forman parte de una misma secuencia, resulta o-
un mismo discurso. sino en dos lugares homólogos de discursos distintos. rortuno diferenciar las dos situaciones que subyacen en el enunciado supues-
Los equívocos precedentes provienen. en gran parte. del mal uso del concep- tamente unitario y dar así lugar al conocim1en10 que de la existencia del obstá-
to de "signo natural" que hace Morris. Por cuanto hemos dicho, un antece- culo pueda tenerse. ya que es tal conocimiento lo que habrá de quedar susti-
dente no es signo de un consecuente. ni "natural" ni "artificial". Hablar de :uido pm los sonidos (información) y no la pura existencia fenoménica del
~ignos "naturales" sólo es (relativamente) legítimo para referirse a los sign~s l1crrumbe.
del habla. va que lo verbal es el instrumento "natural" (en cuanto mas
generalizad~i y, eventualmente. el de mayor capacidad de sustitución) con el Supuesto 11 1
cual el ser humano construye los signos pertmentes al lengua1e: lo cual nada í) Un conductor maneja su automóvil por una carretera ... 5) Existencia de
tiene que ver con el sentido en que lo menciona Morris. . . una carretera que une el punto en que se encuentra el automóvil en un
Con respecto al segundo ejemplo, el supuesto H. en que interviene el momento dado con una determinada ciudad ... 6) Existencia de un obstáculo
lenguaje verbal propiamente dicho, son también ídentificabl~s tres elemen- en dicha carretera ... 2) percepción de dicho obstáculo por el conductor del
tos fundamentales: i) el derrumbe; ii) la ciudad a la que se dmge el automo- a11tomó1•1f .. 7) Existencia de otra u otras rutas alternativas para llegar a la
vilista: y íii) los sonidos (información) acerca del derrumbe. Aquí. en ciudad hacía la que se dí rige el conductor del automóvil. .. 3) Abandono de la
principi~. Morris advierte acerca de la existencia de d_os intfapretes: el primera carretera por el conductor del automóvil y opción por la carretera
recept0r y el emisor (que es también receptor de sus propio~ sonidos); para ;ilternativa ... 4) Ciudad hacia la que se dirige el automóvil.
un más simple análisis prescindiremos de este segundo mterprete (el em1-

131
130
EL SIGNO CHARLES MORRIS

tendremos que 2 (tanto en By A, como H 2 y H 1) actuarían como controles


Supuesto H 2 del comportamiento hacia un objetivo. Y, efectivamente, tanto la visión y
(Se mantiene el desarrollado inicialmente bajo H. que se reproduce por olfación de la comida, como el sonido del timbre acotan la conducta del
perro, el cual, en ambos casos, se dirige hacia la comida. Así, el desarrollo de
comodidad de lectura.) la conducta controlada por cualquiera de los dos estímulos es un elemento
1) Un conductor maneja su automÓ\Íl por una carretera ... 5) Existencia de verificador de la intercambiabilidad de ambos estímulos. Del mismo modo,
una carretera que une el punto en que se encuentra el automóvil en un la percepción del obstáculo o la información (creíble) acerca de su existencia
momento dado con una determinada ciudad ... 6) Existencia de un obstáculo acotan la conducta del automovilista, el cual en ambos casos, opta por llegar
en dicha carretera ... 2) Sonidos (información) que alguien proporciona al a su destino siguiendo un camino distinto. También aquí. el desarrollo de la
conductor del automóvil acerca del obstáculo en la carretera ... 7) Existencia posterior conducta motivada por cualquiera de los dos estímulos es un
de otra u otras rutas alternativa para llegar a la ciudad hacia la que se dirige elemento verificador de la relativa intercambiabilidad de ambos.
el conductor del automóvil... 3) Abandono de la primera carretera por el La desorientación dispersa en diversas frases del trabajo de Morris, se
conductor del automóvil y opción por la carretera alternativa ... 4) Ciudad concreta en el enunciado con que termina la cita transcripta: "El timbre y las
hacia la que se dirige el automóvil. palabras son, en cierto sentido. sustitutos en el control de la conducta respecto
La introducción del supuesto H 1se cumple a los solos efectos de poseer la al control que ejercería sobre la conducta aquello que significan, si hubiera sido
descripción de una conducta en que no interviene una información de un observado ello mismo". Y, según escribe poco antes: "Tanto el timbre como
tercero acerca de la existencia del obstáculo, sino que tal obstáculo es las palabras controlan ... , la conducta .. ., de modo semejante al control que
percibido directamente por el protagonista de la conducta total. La relación ejercería el alimento o el obstáculo ... " Con lo cual, el "significado" del timbre es
estructuradora del signo se establece así, de modo semejante a la correspon- el alimento y el de las palabras es el obstáculo. No discutimos la introducción
diente conducta animal. entre los componentes (2 en HJ Y (2 en H:,). El del término "significado", pese a que no ha sido definido (lo alude en diversos
obstáculo no sólo puede ser percibido por un sujeto, sino que éste puede ser momentos y sólo en el glosario con que termina su obra hay un intento, que en
informado acerca de su existencia. Lo que los sonidos que informa~ sustitu- realidad lo es de eludirlo: "Significatum: Aquellas condiciones tales que
yen no es pues el obstáculo. sino su percepción; o, lo. que es lo m1sm~, los aquello que las satisfaga es un denotatum de un signo dado"; p. 354);
sonidos proporcionan una forma de acceder al conoc1m1ento del obstaculo tomémoslo simplemente por la afirmación de las correspondencias: timbre/
que es sustitutiva respecto a su percepción. alimento y palabras/obstáculo. Tales correspondencias ya hemos comprobado
Al eliminar, en la consideración del supuesto H, tanto al par 2-6 como al que son erróneas y que deben establecerse entre timbre/visión u olfación y
par 2-4 como designativos de los elementos que componen al signo, de palabras/percepción del obstáculo.
nuevo se rechaza que la relación constitutiva del signo pueda establecerse en Dejemos de lado los equívocos de Morris y partamos de estos últimos
la interioridad de un discurso; (2 en H 2) y (2enH 1) son, una vez más. lugares pares. ¿Se cumple en ellos la condición o condiciones establecidas en el
homólogos en discursos distintos y, estos sí, con una capacidad de relación de primer enunciado? Rellenando los lugares corespondientes a las proposicio-
sustitución que es constitutiva de la estructura del signo. nes que ya conocemos (ver p. 122) con los enunciados protocolares de cada
Hasta ahora hemos efectuado, por una parte, el análisis de los tn:s una de las situaciones descriptas, tendremos:
enunciados acerca de las condiciones del signo, y. por otra. el análisis de las
dos situaciones ejemplares propuestas por Monis. Trataremos de ensayar la
posibilidad de integración entre ar;ibos anális_is: . ..
·De qué manera se puede garantizar la efect1v1dad de la sust1tuc1on (o sea.
qu~ ha habido sustitución y que la sustitución se ha, establecido ent~e ~os
elementos señalados -[ 2 en B] y [2 en A] en un caso, as1 como [2 en HJ) [-en
H ] en el otro-) si no es controlando los resultados alcanzados por las
re~pectivas conductas (o sea, su eficacia) e_n ca?a uno_de tales casos? ¿Es
cierto que cualquier intento de afirmar la_ sus~1.tuc1on, con independencia ?e tal
verificación conducta l. implicaría la ut1hzac1on mentalista (o sea. metaf1s1ca)
del concepto de "significado"? Estas preguntas recuperan la problemática
de aquellas con las que se acotó el primer enfoque de es_te estud10. .
Retomando el primer enunciado acerca de las condiciones del signo.

132
.' ¡i ¡_ ,
!!. ,\ /(;\'(! en "' , ' I f ,1,

i er. F\'UNCIADO l er. ejemplo 2º ejemplo automovilista cambiar su itinerario ante las palabras (sonid0<.; ) qd · aig1iit: n
(perro) (hombre) le dirigía, como, por la experiencia de tal observador, ésH. :l· ía q :i•.' '- ¡~
....... .. ...... , .. ......... .... , ........... .......... ' ............................................................
,, ' ., ~
comportan los automovilistas cuando se encuentran con un obstácuio en [¡_¡
A A A carretera. O sea, qu~ este observador ajeno no podría asegurar que el : i:-r1brt.
l'rt 1cn ci a
Modo de control de Sonido del timbre. Sonidos (informa- y las palabras eran signos más que a condición de tener previa experiencia de
la cpr. ucta hacia ción) acerca de la cuál era el comportamiento del perro y del automovilista ante el olor o la vi.l'l ·i•:
un objct ivo. existencia de un obs- Je la comida y ante la percepción de un obstáculo en la ar1·etera . A"í. b
i Ol'- tr .1.:11\n ;.i d u a l) táculo. identificación de algo como signo dependería del observador aieno v rlí• d· ·
·················································································································································· la eficacia de la propia conducta para su protagonista. No h;br í ~~ -si!! n ."'·
B 8 8
más que para observadores ajenos y experimentados: lo cual la! m argen dt~
Otro modo de con - Vi,1lin u ol ia ción Percepción del obs-
la necesidad de conocer el código, que aquí no está en juego) es u n ~ihsurd u
,¡ · . or.d1 .l - de la comida. táculo.
1111! i.1
El signo interesa especialmente en cuanto es reconocido corno ¡~11 l'O ITil'
1.:1 h :icia el rrn- m· uno. de los elementos componentes de la propia conducta. po r el p r' -t ~_,gon• ..
oh i::t ;\ ,,_
ta de dicha conducta. Somos observadores de la condu l:ta dd pe rr. ) i ·l uJ,!.
i ( ) '~ ' f\' él CÍÓll V ir-
no puede dar cuenta de su propia experiencia de protag.o nist; ); pu u 11i-.r :1-
mal) mente esta posición que ocupamos en la obser ación del compt)tt arn.ient c
····-···· ·· ·········" '''''''''º''••••·································································································· animal hace que no sea una perspectiva adecuada para formular la. iniciales
e (' e observaciones relativas al signo (los signos en algún eventual Jengua/t~ animai
Semej a nza (n o Of."· Ol·,pl a zamiento ha- Abandono de la
sólo podrán establecerse como relación, en mayor o menor medida diferen-
..:esana ídcnt 1d.1d l • 1.1 ·I lugar en que primera carretera y
cial, respecto a lo que ya conozcamos como signos en el lenguaje humano).
de A v B. s encuentra la co- opción por la ca-
Por lo tanto, el enunciado general, con categoría de posible enuncia<lo
mida. tanto por es- rretera alternativa.
tanto por estímulo
científico, deberá formularse a partir de comportamientos qu e ;,. _) !•l ~ nt!· -.
timulo del sonido
de la información a-
signos y no, ya que los fenómenos no son simétricos. a partir di: . .·, >n ! 11 i! á
de! timbre como por
mientos que no los contengan, con la pretensión de que sean ~S tu'., io:;. 1..p1 •..: no s
ei de la j, ión u o l- cerca del obstáculo
ilustren acerca de aquello de que. en principio. carecen.
1ación de la comida. como por la percep-
ción del obstáculo
Morris afirma que "la precedente formulación de 'signo' no e '~ una
definición en el sentido de que proporcione las condiciones necesarias y
mismo.
suficientes para que algo sea signo. No se dice que algo sea signo si y ólo si
··-············································································································································ satisface las condiciones establecidas, sino que, si se dan tales condicion es.
Al tornaí ln totalidad de la respuesta como situación que permite identi- todo aquello que las reúne es un signo" (p. 12). Se trata por tanto . rn rno
f1 ~~11 la presencia del signo. se confiere a éste la calidad de "excepcion~l" a establece un poco más adelante, de que el conjunto de condiciones pwpu es-
~ . 1 ·: h8bhmos él ludido anteriormente . Excepcional por mantener la misma tas es suficiente para denominar a algo como signo .
l.r¡ i._i ·1 ~e la conduct a pese al cambio del "control" B (que se da en la En principio, por consiguiente (tal es la posibilidad que abre f\.forris al
. . g•.,_L 1<~n de refc:-t·m.::a: visión u olfa ción y percepción del obstáculo)_por el eliminar de estas condiciones la calidad de necesarias), habría signo d.Un
·· · , ,, . · , ·i .. \ iu: i c ·.;e dd ,. l !.1 situación modificada:-. sust itu~ ente: el sonido del cuando no se obtenga la semejanza en el controi de una determinada
· :mhrt· : ¡ pfo1~ rnación <t CL'rca del obstáculo). Lo normal sería que el perro conducta. Tal el ejemplo aportado por Osgood (para no tomar más que
. L!<."~·1.' hJ L"! a !:i om1di1 -uando la ve o la huele; lo excepcional será que el perro autores ubicados en un ámbito teórico próximo al de l\forns): "La palabra
'. J\ ;1 h:iri a la comida cuando suena el timbre. Lo normal será que el fuego tiene un significado para el lector sin hacer que salga co rtii:n io : la
HUtornovilista 1.. a mbíe de carretera cuando percibe un derrumbe (el obstácu- palabra rnanzana tiene significado. sin que por ello provoque 1rn . JnllL' nt o s
lo ) que le impide avanzar: lo excepcional será que cambie de carret~ra de masticación " 7 .
cuando a lguien le informa acerca de la existencia de tal obstáculo. Exc~pc10- Pero también la calidad de suficiente puede ser puesta en cri ... í.. O sea.
nalidad a la manera del asombro que padecería un observador ajeno a ~1 un cuando se den las mencionadas condiciones de semejanza en e L·nntrol
a mbas situaciones que viese al perro comportarse ante el timbre como en
otro momento lo había visto comportarse ante el olor o la vista de la comida
¡y cuvo comportamiento había admitido como normal); y asombro al ver al
CllARLES MORRIS
EL SIGNO

2° ENUNCIADO ler. ejemplo 2° ejemplo


de la conducta, ello no es suficiente para poder afirmar que haya signo. Sería ...............................................................................................................................................
el caso del siguiente contraejemplo respecto al propuesto por Morris: Pre5encia A' A' A'
Estímulo-prepara- Sonido del timbre. Sonidos (informa-
torio. ción) acerca de la
Supuesto K 1:
existencia de un
1) Un conductor maneja su automóvil por la carretera ... 2) Visión de un
obstáculo.
derrumbe que obstruye la carretera ... 3) Regreso al punto de origen,
desistiendo del viaje.
···············································································································································
Ausencia B' B' B'
Objeto-estímulo. Visión u olfación de Percepción del obs-
Supuesto K 2: la comida. táculo.
1) Un conductor maneja su automóvil por una carretera ... 2) Compro- •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• 1••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

bación de que ha olvidado unos documentos fundamentales para su activi- Eficacia C' C' C'
dad en el lugar al que se dirige ... 3) Regreso al punto de origen, desistiendo De B': iniciar se- De B': actuar sobre De B': actuar sobre
del viaje. cuencias de respues- el perro, el cual res- el automovilista de
ta de determinada ponde poniéndose modo que busque
familia de conducta. en movimiento ha- otra ruta para llegar
En tales casos (2 en K 1 ) y (2 en K 2 ) producen un control semejante sobre la cia la comida. a su destino.
conducta del automovilista, si hemos de atender a la semejanza de efectos De A': provocar u- De A': provocar en De A': ¡Jrovocar en
por la familia de conducta resultante. sin que pueda decirse en modo alguno. na disposición en el perro una predis- el automovilista u-
que el derrumbe y el olvido de documentos tengan entre sí relación alguna de el organismo, bajo posición a poner- na predisposición
sustitución, es decir, sin que sean el uno signo del otro. También, con determinadas con- se en movimiento a buscar otra ruta
diciones, a respon- e ir hacia el alimen- para llegar a su des-
respecto a la conducta del animal:
der de modo seme- to, a condición de tino, a condición de
jante a como respon- que tal desplaza- que tenga nafta su-
dería a B'. miento sea física- ficiente, que exista
Supuesto L 1: mente posible, de tal ruta alternativa,
que tenga hambre, que el retraso no le
1) Perro comiendo ... 2) Alguien le retira la comida ... 3) Actitud agresi-
de que no esté inhi- quite interés en lle-
va del perro. bido por la presen- gar, etcétera.
cia de otro animal,
etcétera.
Supuesto L 2:
1) Perro comiendo ... 2) Visión de un gato que pasa corriendo a pocos
metros ... 3) Actitud agresiva del perro. Eliminando ?el análisis cuanto está ya visto precedentemente, interesa
destacar la p~rt1cular calidad atribuida al objeto-estímulo y al estímulo-pre-
parator~o. Mientras que el objeto-estímulo (que no sería signo) iniciaría
Es igualmente evidente que entre ver al gato y que le retiren la comida no
existe relación alguna de sustitución, no obstante estar dadas las condicio- d.etermmadas secuencias de respuesta, el estímulo-preparatorio (que sería el
nes que Morris enuncia para la existencia del signo, respecto al cambio de los signo) di~pondría al organismo para iniciar secuencias de respuesta afines a
estímulos y la semejanza del control de tales estímulos sobre la conducta del las antenores (o sea, pertenecientes a una misma familia de conducta).
perro. El eje de la posibilidad de identificar a algo como signo pasa, desde esta
En definitiva, el fer. L'nunciado de las condiciones del signo no logra perspectiva, por el término "disposición" o "predisposición", inherente al
organizar una explicación sistemática y no contradictoria respecto a las estímulo preparatorio. Aceptando las propias citas de Morris, un estímulo es
situaciones analizables según sus propuestas. toda energía física que actúa sobre un receptor de un organismo vivo; siendo
Con respecto al 2º Enunciado, los ejemplos desarrollados por Morris le el objeto-estímulo la fuente de tal energía (Clark L. Hull). En cuanto al
confieren los siguientes contenidos empíricos: estímulo-preparatorio es todo estímulo que influencia una respuesta (de un
organismo) a algún otro estímulo (O. H. Mowrer). Pero no es suficiente

1.17
136
. ' \'j':; .\ ()

dad de verirícación observacional). junto con la desvenwía de Lurh!H<ir ci


cq í n:ti!c·· pn:pdratorio para poder ascnt~tr su calidad de signo, problema a ámbitos psicológicos m~ pertinentes. .
.id• qu~ .. '•.·k·r;'¡ ._·untpl1r "dcterrninad<)S requisitos adicionales" que Morris
Por lo que se ha visto hasta aquí. d tema está. en geueral. '-·orn:ctamentc
,n,;r,;1 r"'n el ¡,:·rniinP A su vez. "una disposición a responder ubicado en el problema Je la s1is1i1uc16n. pero las conú1uone:-. pr(J¡mcq;¡\
.1 .dt-:" u, t i<'ll" modl• ,-~un ¡;;;t ado de un organismo. en un momento dado,
para su definición no logran sacarlo a luz. Lo únil·o que puede rat it in,r~t? c'
· .1! qu,· did1ci n'>p1.1csta ten~¡¡ 1. hajn cierta' condiciones adicionales" (p.
que. también para Morrís, un si¡;no es una eslruuura de .1ustiwción. l'ao sera
•.· 1 1 :.u, 1:nmliuun..:s n:lú:rcn a dete1 mí nadas circunstancias externas o necesario continuar trabajando arduamente hasta establecer la icgali(htd de
1:ikt-r1<i~ or_!.!.alllsnw cn u1c:-.t1ón . ...¡uc 1arilitan o díficultan la producción de tal relación de sustitución. Llegar a esc oh.1ctivo es un impera!lv•l dd c>tadLi
._,¡·.nc 1;i;·11L'"· rc~puc~t¿1:-- actual del desarrullo dt: la serni1ilogía. pero no 1,i cs de este i::-.wd1n soh1 ,.
' \ , 1 . ii'-:iantc. , umP llhst?rv:i ()-;g(hH.l\ scrá preciso llegar a formular Morris. de cuya lectura crítica pretende extraerse. tan ~óln. la ubicación ck
¡ . a:;i í,!éntilicar !;,s 'disposiciones'. pues de lo contrario hahrú algo algunos problemas fundamentales para la semiología y formular una l'V11-
.~1.Í.' .;:·e -:11 1,"11) lk ·mentaií:,mn' t?n d 'Ístt?ma". O sea quedi.1po.üción es un luación acerca del método propuesto por dicho :.iut,ir.
1árn1r,,, ·c<•ricn ¡j;l ddmido que cumple h.t runción de una implantación EIJer. Enunciado acerca de las condiciones del ~igno. lu efrctúa M,>rri~ ;d
:1kUl1:·;,:1 •..:11 ,·I d1,cur\o científico. dando la sensación (intuitiva) de dejar estudiar un tipo especial de signos: íosfórman/es y requiere. pur ello r1mn11,.
,"qJÍJ<.',H.i« :,, que ll•• ak:ui1a mús 4uc a una enunciación verbalizada. Como formular ciertas precisiones previas.
¡!HJL:'u •ni..:11"r ,., :-.<Jiu dcierminabk p11r su manifcs1¡1,·ión \ l-sta. para Su estudio lo plantea junto al de un tipo especial de discurso ;il que
·.·... it-1 ¡;· 1 ;ii(lr de a tal t'.1/lnwlo-prepamlorin, según Morns. deberú denomina "formativo". No nos interesa ir más :.illú de lo indispen,arllc en cl
,·,•li'-1'·\lr ,·¡¡ u11;1 umducta de l;i llli,ma r:1rnifÍa ljlle las provocadas Jirecla- análisis del método que empica Morris par;1 enfrentar el problema de J¡"
:1\•'Pll· l'<li "l ,,¡,¡"!•.H''límulo. Con lo que cs!<llllOS :mtc la ·'semejan1a" en el díseurslls. su clasificación y s11 eficacia. \a que ello cs el objeto c:on que
'''~ t 1' ·l del , '.:11 ¡11 JI L1111 icnto del primer en un ciado \ mereciendo las mismas continúa este mismo trahajo, tras cl anúlisis dcl cunn·pto de 'il!,'.llu. Nus
•li':'" i- ,,,. !i:. \ i:11w·11tc planteada:-.. limitaremos, por consiguiente. a revisar la estructura del concepto de "lor-
· r- d l.i·· ''.. 011.Ji,·iom·, ad1, 1i111ak,''. ést:is no son exclusivas del mante" para tratar de encontrar crikrios u1ili1ablcs ell un cn1rnc1:1d11 uuc
' '1,' : .. ! : '•: ;; ! '· ' Sl'<I, <kl -;1gl1< 1) sino ljlll' tamhién intervienen. posi- pueda conteuer las características generales del sigr11J. ·
' l;;; l.>! i»~: .Ji ,., 1.!!li11 11, tt'~puc~L1 L'li ci c~isn del ubjL·tu-cstí1nulo(osea, del
Con suma prudencia, Morris advierte que el tema que va a tratar es de¡,,.;
.J-' ·i::.-· 1 " ·:Pl\d,>11111,;lo pn:p:1r;il\'rio 'ería como una mcdiacián
más debatidos en el campo de la ciencia de los signos v que por ello !os
· 1,;;, " " . ,_¡,_ no l• spuc·:-.t.i c11 u11 •n\,!'1lllSlllll \otro estado de respuesta
alcances serán meramente exploratorios (p. 153 ). Fija su objt?to en la inter-
·:ii.!1:"., ,:.1rn"m" 1c,pect<l a llll dctcrminadooh_ieto-estín:ulo. respues-
pretación de aspectos tales como "o","¿?'' y"()". Para nuestn) estudio no
¡" c·sta 1:11111;:1 qtll' sL \l'l'Ía l<ie!liwda por tal mediación. Papel que, así
nos interesa el acierto o desacierto de Morris en la caracterí1acíón de taie>
-1 tleHe que \er cun la "ustitucit'm que el mismo Morrís
elementos. Lo que nos resulta de interés es investigar :,,i en la descripción
· " 1c: 1 ,'i'''· ,, n'tllilll\;1 del conccplP de ;..igno. A111stando el concepto de
que de ello~ hace, en cuanto signos, hav ciernen tos que puedan rescatar'c para
<it'¡'""'· H 111·· ,_,,¡ ,;01110 pretende l\1on1s. "d mérito Je esta formulación es
una conceptualización del signo o para la determinación de su:, rnnd1u;rnes
:l•' r, . ¡t11c 1 cptc el p, rn' u el co11d11chir respondan al signo mismo.
generales. Al comienzo de estas páginas se ha transcripto la definición uuc
'"lid, '! -.iµn< tan "ÚÍ<' como un estímulo-preparatorio de la respllesta a
propone Morris de losforman1es. habiéndose también proecdído a la d~s
1

,,;¡" (p. l IJ ),
composición analítica del concepto según los componentes de prel'oícia.
1:; ,:os,¡'' ,,1 : ,¡g1 '" tlll ·:;.. ef1ca/ por sí mismo'' Ya que completando
c·I s1µ110 . "sólo requiere que si d animal realita las ausencia y eficacia, 1nteresa, entonct:s, teniendo presente lo que alií se di¡o,
ver de qué manera los ejemplos que propone ilustran acer;.;a de una estructu·-
tk 1c·:,pucsta que csti1 dispuesto a realizar cuando se han satísfc-
'11dí,·1nnc'.' ad1L·iondks lcundiuones de necesidad y de mantení-
ra de cuya complejidad nos ha advertido.
"¡Y volvamos al perro! Supóngase que S, son para el pen«• -,cñales
~. l·.« ,.¡,1<:1<1s·t:s!Ímulo) e-;t;ts secuencias de respuesta serún de la
de alimento en diferentes lugare::.. o sea que el perro, estando hambriento
n:1-.1;-1:1 "' •1íi1.1 de· t:(>ndm:ta que aquellas ;i las que hubiera dado origen el
busca el alimento en el lugar ;.Ígnirtcado pur cl estímulo 411e ,e le propone
'.'.! •1!n" ,·í' ,q:'1utlo" (p. 11 ).
Ahora bien, sí se combina siempre un 1H1e\<) estímulo. S,,. cundo-, de CS<l~
!<\~:dm1·:1lc ,·] L()!lccp!o de disposición no agrega nada (\'a que carece de
otros estímulos (como es, supongamos, S 1• S,,. S,) \si cntoncc:- el perru. -;i11
r•it.ac1Crn lligil" \ no tiene m,is yuc una distante y ambígua posíbili-
preferencias, busca el alimento en uno de los lugar.:-, sigmfiG1dt)>. v Jo bu~,:a
en el otro lugar si y "-'ilo el alimento no sc encuentra en el primero de ](i-,
lugares optados, entonces S,, podrú ser un est111rnlo que tcndrú muci1n l'n
",. .. '• 1
C Ji ·l /,:f .1 ·, 1I ( >l : f...' / '
i./. .,, . ¡ \(!

dad de verificación observacional). junto con la desve maia de cun d u,!r t1


1 il•.:dl r l' ti1i1 t.llc}-prcpara to ri o para po der asentar su calidad de signo.
problema a ámbitos psicológicos no pertinentes. -
. l i \) p i ~·. ~ .· ~ 1 .:r,1 curn plir ''dct errn;nados requi sitos adicionales" que Morris
Por lo que se ha visto hasta aquí. el tema está, en general. co rri..· ~ tan1e1itl·
. PM1 , ! ·. in 'I t ·r¡ l ino ''(Jí ..,po~i~.: i ó n '' . A su vez. "una disposición a responder
ubicado en el problema de la sustitución, pero las condiciones propu e'lil~
:1 .1 1~. • '._ 1t•1111 11w~h ' l'S un c. t ado de un orga nismo . en un momento dado.
para su definición no lo gran sacarlo a luz. Lo úni co que puede ratifica rsi: e'i
, .• ~ ...¡¡.h: ,i 11. :llJ 1 ·:- ni11:s c::i t cn~ .i luga 1. baj 1) ciertas condiciones adicionales" (p .
que, también para Morris, un siKnO es una estrucwra Je susli!Ución. Pero sc r<i
' i 1 l.1 _1ll hl1i.:1\1r1c s s.c refieren a det i.:1 min adas circunstanéias externas o
necesario continuar 1ra b aja ndo ardu a mente hasta es tablecer la lega lidad d t·
i : t ·rn .1' :d orµ.1111:-. 1110 en cues ti ó n. que lar ili ta n o dificultan la producción de
tal relación de sustitoción . Lle gar <t l..'." e objetivo es un imperati vo del es tado
"::1c ¡.!i'111.·" re nt11.: -.1 ~1s
actual del desarrollo de la sem11)lugi<i. pero no lo es Je este c:;tll dÍ i"l su hrr::
°" '' >r' .in .... . ~1: nw obse rva Osgon \' . se rá preciso llegar a formular Morris, de cuya lectura crítica pretende extraerse. ta n sólo. la ubi ca1." 1ón dt'
· reµl:1 " . .;11 ¡1 i, kil11 Iicar Lis 'disposiciones' . pues de lo contrario habrá algo algunos problemas fundamentales para la semiologb y t"l r mular un a eva-
, 1.'1 · ..,t·1.· :11 r ... \ ~) lk 'me ntalismn · en el sist ema"- O sea que disposición es un
0
luación acerca del n1étodo propuesto por dicho a ut o r.
¡ ,~ , 111 11·11) 11·1·,ri · ni · detinido que cumple la función de una implantación
EIJer. Enunciado acerca de las condiciones del signo. lo efcctú~ M LHTI S al
:fü· .. 111 ''"-~ ' ·~ ...·I d i-.: curso científico. da ndo la sensación (intuitiva) de dejar
estudiar un tipo especia 1 de signo s: íosformanles y req uiere. po r d io :rnsinu .
l..'. pl 1cadu i,1 que iw ;dcan1a más qu e a un a enunciación verbalizada. Como
formular ciertas precisiones previas .
proc eso mrcriur e:-. st) ln Jcterminahk por su manifesta ción y ésta, para Su ~studio lo plantea junto al de un tip o especial ck di.,cursu ~il qu e
-. ., .1 ·11 r \ ,d(\r dl !! 110 a tal csllmulo-preparatorio. seg ún Morri s. deberá
denomina "formativo" - No no s interesa ir más allá de lo indispensable en el
\." rn -.1-.11r ·11 11 11 :1 l 1):1d ucta de la mi sma familia que las pro vocadas directa- análisis del método que empl ea Morris para enfrentar el problem a ck Ju..,
rn :: nll' por el e hie t._)-cs timul o. Co n lo que estamos ante la "semejanza" en el
discursos, su clasificaóó n y su efo.:<Jc ia . ) a que ello es d objeto l;On qu e
'.' l>n t rn l d e ! 1.;11 ~ 1 orta miento del primer enunciado y mereciendo las mismas
continúa este mismo trabajo, tras el análisis del concepto de sign o. ·11
p: . . :~1 rn •.: nte plan reacias . limitaremos, por consiguiente. a revisar la estructura del concc rt) te " lor-
,.. r- .: .1 !.:·· ·' : .rn rli cio ne:-; a di c i nna le~' ·. éstas no son exclusivas del mante" para tratar de encontrar criterios utili zables en un crnuh.:íadP LjU t'
:'> ~; · 1·1 • · ·; • :'': ·, _. ¡ , • '.. , • • ., \ .~ s '~1 . del sign u) -., ino que también intervienen, posi-
pueda contener las características generales del sign o .
i , ;. .1 .0: , .. : · • Ji ' 1·, 1.i:1.i1,;,, h 11.:,ptl l' u1.·11 ·\...• 1'ioddobjeto-estímulo(osea,del
, ¡., :-, ¡~'. •· · • ~ t • 1i. !! · i 't \ J. 1..·i c-.,t im .il1) prl·r:11 ator io sería como una mediación Con suma prudencia, Morris advierte que el tema qu e va a tratar es de 11 ''
. ·1; :1 :: et: ·, ·. \;,,.! .. · !l..: nu ¡1 :spliL''> t <1 en un o rganis mo y otro estado de respuesta más debatidos en el campo de la ciencia de los signos y que por ello los
,_· n ;.:; 'lih !l'.\ 1 '1~ .rn is m u rc ~p ·i.: to a un determin ado objeto-estímulo, respues- alcances serán meramente exploratorios (p. 153). Fija su objero en ía inter-
t<1 c·sL.l til t1m~1 qul' :-,(' \trí a facilitad a por ta l mediación. Papel que, así pretación de aspectos tales como "o", "¿?"y''()" . Para nu e.s tro estudio no
, _,,-,. 1.. . ·.11 !.· . 1,nl.1 tiene l{ Ul.' \er con la sustitución que el mismo Morris nos interesa el acierto o desacierto de Morris en la caracteri1ació11 de taie'.,
, : .1 · 11.:;1 <.: · q·r:( , ,·,; n<-t itu ti \a ck l concepto de signo. Ajustand o el concepto de elementos . Lo que nos resulta de interés es investigar si en la \kSLTipciór.
d 1:- pc•-,i1..Í(11t "' . td i co mo prc 11.· nde Monis. "el mérito de esta formulación es que de ellos hace, en cuanto signos. hay elementos que pued~rn rcs...:atdl~ ~ para
¡_¡ :. ;:: lh • n.:yUJo..:!t que el pc fl°l) o el conductor respond a n a l signo mismo. una conceptualización del signo o para la determinaci ó n de sus (.'(ifH.ltc!~rnes
,; ¡._ ¡.-111 i.· · ~ ·1~1111 1;111 ,l·)¡p t.' 1) 111 0 un es tímul o-preparatori o de la res puesta a generales. Al comienzo de estas páginas se ha transcripto la definición Cllll'
: :\ ~ ,1 ·1,! •r , ... ''· '--(p . 10) propone Morris de ¡osformames. habién d Jse también procedido a la d~s-­
:!.'· , :·. i 1 .- •• , , ., ¡.1 1 1~1 h 1 nu ·~s ef1ca1 por sí mismo? Ya que completando composición analítica del concepto según los componentes de presencia.
<i 11.! ·.1 .1~ 1 .:;..-.1. l'I 1_:!'1 >. .. . ":-iólo req ui ~ re que si el animal realiza las ausencia y eficacia. Interesa, entonces, teniendo presente lo que allí se dij o.
-,ec u, . ;_, , d. · ' \.' ·.pt11.·,1.1 ¡u l.'. está di spuesto a realizar cuando se han satisfe- ve r de qué manera Jos ejemplos que propone ilustran acerca de una estructu -
,_lu L · 11:1 .-.. i . !1 11 °1 ;·, ,· . . ,:J1c ionalcs (c ondici o nes de necesidad y de manteni- ra de cuya complejidad nos ha advertido.
.r1 Jl: : ¡,' \! '., ... 11.1..111 · ti1n ul o) e::;tas sec uencias de respuesta se rá n de la "iY volvamos al perro~ Supóngase 4ue S1• S 2 , S 3 so n para el perro se üak~
rni, 111 ; 1 1 11 q1l1,1 ,¡ l. n 1ndu.:1;.¡ que aque ll a'.-> a las que hubiera dado origen el de a limento en diferentes lugares. o sea que el perro, estando hambr Íl' l1W .
: ~! . n i•»'.) ~ ·',, ·1 , .1,...¡:·1culn " ( p. 11 ). busca el alimento en el lu ga r significnd o por el estímulo 4ue se le propo ne .
!{ ~: dmt . 1i t c l'I co nce pto de di sp o~i (' ión no agrega nada (ya que carece de Ahora bien. si se cornbina siempre un nue vo es tímulo , S,,. co n do~ de esu:-.
¡m: á- ~: uhi(J t: il'111 k1g ic 1 y no tiene mús que una distant e y ambigua posibili- otros estímulos (como es, supo ngamos, S 1.. Sti· S.:i l y si entonces el perro. -;in
prefe ren cias. bu sca el alimento en uno de los lugares significaclo:-. , ' lo bu :-,~a
en el otro lugar si y sólo el a limento no se encuentra en el primero d e lo:-;
lugares optados. entonces S0 podr{1 ser un estimulo que tend r:1 mu cho ·,-r1
EL SIGNO
CHARLES MORRIS

común con el 'o' excluyente del inglés ('al menos uno pero no ambos')" (p. contiene una posibilidad de conductas alternativas, sino la posibilidad de
156). Un poco más adelante formula la interpretación que le va a permitir extensión de una misma conducta en procura de un mismo objetivo.
enunciar su 3er. conjunto de condiciones atinentes a la existencia del signo: El único atisbo de alternativa apunta en la situación inicial del experi-
"S 1 dispone al perro a buscar el alimento en un lugar determinado y S2 a mento, cuando, tras la percepción del estímulo S 1 , S6 y S2 , "el perro, sin
buscarlo en otro lugar. ¿A qué conducta está dispuesto el perro, a causa de S6 preferencias, busca el alimento en uno de los dos lugares"; o sea, que no está
cuando éste se presenta junto a S 1 y S2?... El perro está dispuesto a buscar el predeterminado un obligado recorrido, disponiendo así de la "alternativa"
alimento en un lugar si el alimento no se encuentra en el otro lugar. La de dirigirse hacia el lugar X 1 o hacia el lugar X 2 • La distancia entre el puro
disposición a relacionar los interpretantes de los otros signos de este modo azar en cuanto al itinerario que recorrerá el perro y la necesidad o la
es el interpretante distintivo de s6 ya que s6 establece esta disposición frecuencia coñ que opta por uno de ellos en virtud de la concurrencia de
sin considerar a qué signos acompaña. Es una disposición (interpretante) de condiciones circunstanciales que así lo determinen (la mayor frecuencia en
segundo orden, ya que es una disposición a relacionar otras disposiciones la existencia de comida en X 1 o en X2 , la proximidad de X 1 o de X 2 respecto
(interpretantes) de un modo determinado" (p. 157). al punto de partida del perro, etc.) requerirían una especialmente cuidadosa
Pese al resabio de lógica simbólica de la última frase, prácticamente preparación del experimento y una igualmente cuidadosa evaluación. Y aún

¡
construye aquí Morris una definición operacional del signo. así, no estaríamos ante una alternatividad significada por la secuencia S 1, S6 ,
Para Morris, el ejemplo propuesto le permite decir que "S 6 significa la S, en el sentido que le atribuye Morris de disyunción excluyente, sino que
propiedad de alternatividad" (lbidem). ¿Es ésto correcto? Ordenemos las más bien podría parecer una simple disyunción, ya que cualquiera de los dos
propuestas de la situación ejemplificada: 1) Perro hambriento ... 2) Produc- caminos por el que opte el perro satisface la expectativa del experimento
ción de la secuencia de los tres estímulos (S 1, S6 , S2 ) ••• 3) Conducta de (con independencia de que se plantee luego la prolongación o no del
l.
respuesta del perro la cual puede ofrecer las siguientes variantes: a) el perro comportamiento, que ya no es respuesta al estímulo sino efecto de la
va hacia el lugar X 1 y, encontrando allí el alimento, lo consume, sin intentar, consecución o no del resultado esperado). Pero entonces, la bifurcación del
antes ni después de la comida, ir hacia el lugar X 2 ; b) el perro va hacia el lugar camino de un laberinto, en cualquier experimento con ratas, significaría
X 1 y, no encontrando allí el alimento, se dirige hacia el lugar X 2 donde, 1 también la disyunción simple (y en ciertas situaciones, incluso disyunción
conforme a lo establecido, se encuentra con el alimento al cual consume. excluyente, cuando sólo por una de las ramas de la bifurcación se alcanzase
La primera dificultad para coincidir con la propuesta de Morris, en el el resultado recompensado). En definitiva, una propuesta disyuntiva no es
sentido de atribuir, específicamente, al estímulo S6 el significado de alterna- si~no de alternatividad, ya que no sustituye a nada y menos a un determinado
tividad aparece en el hecho de que los tres estímulos deben producirse en resultado, sino que son causa material y observable (favorable o desfavora-
conjunto, o sea, en alguna forma de secuencia; así la respuesta del perro lo es ble) para la consecución de tal resultado.
a un estímulo complejo sin que nada garantice que es el estímulo S6 el que lo El desarrollo de las objeciones precedentes ha seguido la propuesta de
dispone, en cierta manera, a algún tipo de opción, del mismo modo que nada Morris, buscando de conferirle un sentido posible para, de ese modo, según
garantiza la vinculación de S 1, ni de S2 , con X 1 o X 2 , ya que según la misma un viejo consejo de Popper, mostrar los resultados inaceptables a que
propuesta del ejemplo, el perro puede iniciar su recorrido en cualquiera de conduce la aceptación de la teoría o posición teórica que se pretende
tales lugares con independencia del orden de la secuencia, cuya única refutar 9 • Pero es, también, evidente la confusión epistemológica en que
condición es contener a S6 • incurre al atribuir al proceso para la consecución exitosa de un resultado, la
El supuesto podía, pues, reformularse en el sentido de que el estímulo calidad lógica pertinente a una función veritativa. Produce una clara hipós-
complejo constituido por S1, S6 , S2 sea el que signifique la altematividad; pero tasis entre la estructura sustitutiva del signo por una parte y, por otra, la
ni siquiera entonces sería aceptable. En el supuesto de la conducta de proposición teórica que define lo "verdadero" como lo "útil" (W. James,
respuesta a) significaría "final de ejercicio", ya que, encontrada en el primer mediatizado o no por Ch. S. Peirce), o sea, como el "éxito" de un comporta-
intento la comida, el perro da por concluida su secuencia de respuesta al miento. El hecho de que Morris llegue al conductismo desde la posición
estímulo. En el supuesto de la respuesta b) significaría "inicio de la segunda empirista, incluso en la forma lógica que adopta a través de la Encyclopedia
parte del ejercicio'', ya que, frustrada la búsqueda en el primer intento, el of Unified Science, no le autoriza, sino que más bien contradice, el intento de
perro se dirigiría al segundo lugar donde necesariamente, conforme a las mostrar al conjunto de estímulos S 1, S6 , S2 como nexo entre verdad y éxito. ya
reglas de juego establecidas, va a estar la comida. O sea, lo que se trata de que ello ratificaría la existencia de una función lógica previa, independiente
destacar es que no hay alternativa en cuanto opción, sino marca de acaba-
miento o de prolongación (utilizo la palabra "marca" para evitar mencionar
aquí al signo). La "o" aquí incluida (de acabamiento o de prolongación) no "'K. R. Popper. Op. cit.. p. 243. nº 6.

140 141

l
'
CHARL/:·5· MORRts·
EL SIGNO

y sólo coyunturalmente actualizada en un desarrollo conductual que no significatum: aquellas condiciones tales que cualquier cosa que las cumpla es
sería más que su ejemplificación, a la inversa de la pretensión de fundarla,
como intenta desde el behaviorismo a ultranza que adopta en esta obra de
1 un denotatum: p. 17), es evidente que con tal diferencia no logra una
caracterización debidamente ajustada en el tratamiento de este signo for-
1946. mante. Siguiendo el criterio de la sustitución como el elemento estructurador
El ejemplo del perro le resulta a Morris, una vez más, equívoco y poco del signo. vimos cómo el concepto Ge "disposición", pese a ser criticable,
dejaba cierto lugar al ausente su tituido por el signo. si bien de difícil
fructífero. Regresemos, por ello, al concepto de "formantes" y a su estructu-
ra en relación con la interpretación de elementos tales como "o", "¿?" y
1 constMación en la conducta; no obstante. el concepto de "disposición" a
"()". modificar la disposición" no le deja prácticamente espacio teórico a dicho
ausente. convirtiéndose en una entidad metafísica sin contenido específico
acotable. Atribuye a los formantes un "modo de significar" (en el ejemplo
Para la identificación de tales formantes, los diferencia de los signos
léxicos ("lexicative signs. or lexicators") que son aquellos que permiten iáen-
1 por él desarrollado, la alternatividad), pero priva a tales formantes de la
tificar. designar, apreciar o prescribir. La consideración de esas funciones la posibilidad de designar a cosas u otros signos (lo que reserva como caracte-
postergamos brevemente hasta que, terminado este análisis del signo, pase- rística de los signos léxicos), incidiendo los formantes sobre totalidades de
mos a estudiar su concepto· de discurso. Pero digamos que, excluidos los signos y, así su denotatum "es una referencia al modo en que otros signos
signos léxicos, reserva a los formantes la función de "influenciar de un modo significan algo" (p. 26Í'>).
uniforme la significación total de aquellas particulares combinaciones de A efectos de organizar la red semiológica en la que se plantean los
signos en que aparecen" (p. 154). Así pues, entre una combinación con sólo problemas enunciados por Morris respecto al signo formante. desarrollare-
signos léxicos y otra en que además de tales signos se presentan los forman- mos, también aquí, un contraejemplo que permita un análisis comparativo.
tes, existe una diferencia que afecta a la significación producida por una ·y Un enunciado compuesto por determinados signos verbales tiene s11
otra clase de combinaciones. propio denotatum y así provoca en el receptor de tal enunciado una determi-
Dados los ejemplos propuestos de signos formantes ("o", "¿?" y "()"), nada disposición a responder (con un comportamiento no-verbal que sea
resulta difícil suponer combinaciones de signos léxicos (o sea, discursos) que consecuencia de los signos del enunciado o con un comportamiento verbal
no contengan lo que Morris denomina formantes. En efecto, la enumeración que sea, a consecuencia de los signos del enunciado. una propuesta de
puede ampliarse eón"¡!",",",":" ... etc.; con lo cual estamos tomando en modificación de tales signos): si a tal enunciado, como totalidad. se lo
consideración la forma escrita de determinadas características del habla afecta por un signo formante interrogativo (no su simple representación
cuya inclusión. en el ámbito de la lingüística no es unánime ni pacífica. Desde gráfica "¿T', sino el modo verbal y/o la entonación en cuanto signo y dicha
luego, otro repertorio se inciaría a partir de "o" que, para mantenernos en el representación gráfica cuando se utiliza, como aquí, la versión escrita) la
valor lógico que Morris le atribuye, podría constituirse con "y", "si", "si y inicial disposición a responder queda modificada por lo que Morris llama
sólo si", "no", "todo", "alguno" ... , "verdadero", "falso", o los símbolos "una disposición de segundo orden".
lógicos correspondientes; no resulta claro qué tienen estos signos que los Así. el siguiente enunciado directo, con la primaria significación de los
excluya de los que denomina signos léxicos, salvo que acote a estos últimos a signos que lo constituyen: "las nubes van hacia el Sur", resulta interrogati-
los nombres y quizá a los verbos. vamente modificado mediante los rasgos suprasegmentales incorporados en
Prescindiendo, una vez más, del escaso ajuste de los ejemplos propuestos, el enunciado" ¿las nubes van hacia el Sur?", debiéndose ello a la presencia
podemos tratar de acotar el objeto de estudio que propone Morris: el signo del formante interrogativo (entonación o"¿'?'') en tal enunciado. De acuer-
forman/e, como cualquier otro signo, produce una "disposición a respon- do con el esquema elaborado para analizar los enunciados anteriores acerca
der"; actúa, en consecuencia, sobre un organismo interpretante, disponién- de las condiciones del signo, tendríamos el siguiente conjunto de correspon-
dolo no a una respuesta cuyo objetivo sería el denotatum de algún signo, dencias respecto al 3er. Enunciado.
sino a una respuesta que es una modificación a aquella otra cuyo objetivo
sería dicho denotatum. Morris lo sitúa en una gran proximidad del signo
metalingüístico, del que no obstante lo diferencia, ya que el formante no
tiene a otras cosas ni signos como denotatum; el formante actúa sobre
combinaciones de signos como totalidades.
Pese a que Morris define por separado la denotación y el significado
(denotatum: todo aquello que puede permitir el cumplimiento de la secuen-
cia de respuesta a la cual el intérprete está dispuesto a causa del signo;

143
142
El SIGNO

3er. ENUNCIADO Ejemplo de Morris Nuestro ejemplo


' Cf/ARl.lS MORRIS

Eficacia C'': De B": Aceptación (o rechazo) del receptor (intérprete) del


hecho de que la dirección de las nubes es la afirmada y
;~;~;~~~~.................. ~::········••«••••«• ................~::················••«••·············~·::··························· comportamiento consecuente (por ejemplo, saldrá de
Producción de la se- Emisión del enun- 5U casa con paraguas).
Signos (formantes)
en combinación cuenda de los tres dado interrogati- De A": El receptor (intérprete) mirará el cielo para establecer
con otros signos (no- estímulos: S¡. S6 • s,. vo: ·•¿Las nubes van la dirección de las nubes; si éstas van hacia el Sur,
hacia el Sur?". saldrá de su casa (por ejemplo) con paraguas; sí van
formanles).
,~~:.;~~~~·········· ..········8::··························.. ·······8::············ .......................8::·········· .................. hacía el Norte, saldrá sin paraguas.
Combinaciones de Producción de la Emisión del enu·1- En cualquiera de los ejemplos. según la tesis de Morris, la eficacia de A"
secuencia de dos es- ciado afirmativo:
signos. ninguno de consistirá en provocar una disposición en su intérprete a modificar. de modo
tímulos: S 1, S 2 • "Las nubes van ha-
los cuales es for- determinado. la disposición a la respuesta que ocasionaría B". Trataremos
cia el Sur".
man te. de establecer la adecuación de esta interpretación con cada una de las
c .. C" C" distintas secuencias de comportamiento descriptas en nuestros ejemplos y
Eficacia
De B": Provocar De B": Si el orden De B": Aceptación en el de Morris. Comencemos con la variante que acabamos de introducir a
una disposición en de los estímulos es: (o rechazo) del re- nuestro propio ejemplo.
S 1, S2 • el perro irá ceptor (intérprete)
su intérprete a de- De inmediato se comprueba que el cumplimiento de un determinado
primero al lugar X, del hecho de que la
terminada secuen- comportamiento final, del tipo de salir con o sin paraguas, es irrelevante
cia de respuestas. y después al lugar dirección de las nu-
bes es la afirmada y
desde el punto de vista de la calidad de signo que pueda ofrecer el estímulo
X,; si el orden de los
comportamiento con- inicial: podía haber sido cualquier otra, como, por ejemplo. quedarse en
estímulos es S,. S"
el perro irá primero secuente (por ejem- casa o la reflexión: "me está mintiendo". También aquí. como había-
al Jugar X2 y después plo. saldrá de su ca- mos visto analizando los primeros ejemplos de Morris. el hecho de que se
al lugar X,. sa con paraguas). mantenga el objetivo final de la conducta no constituve una condición
suficiente para asegurar la calidad de signo respecto al estímulo-preparato-
De A": Provocar De A": Indepen- De A": El receptor rio. El comportamiento que sucede a un signo no determina aquello que el
una disposición en dientemente del or- (intérprete) de la signo significa. sino que se trata de un problema acerca de si es integrable o no
su intérprete a mo- den de los estímu- pregunta tendrá un con tal signo en un todo con naturaleza de discurso. Un signo significa aquello
los, el perro irá ha- comportamiento
dificar, de modo de- a lo que sustituye y, así, la pregunta que cabe formularse en el ejemplo
terminado, la dis- cia uno de los dos verbal que podrá a-
barcar las siguien-
propuesto deberá referirse a lo sustituido por los estímulos a los que se
posición a la res- lugares. donde. si en-
tes variantes: .. Sí". confiere calidad de signo. Se observa cómo pierde entidad la calificación de
puesta que ocasio- cuentra la comida.
"No". "No sé", "estímulos" que es central para Morris; el estímulo lo puede ser, efectiva-
naría B". termina su secuencia
"Voy a averiguar"; mente. para la producción de un discurso pero no para la significación de un
de conducta y. si no
o un comportamien- signo. Ahora bien, lo sustituido en la última variante de nuestro ejemplo, es lo
encuentra ali í su co- to no verbal consis- siguiente:
mida. se dirigirá ha- tente en la omisión
cia el otro lugar. De B": El enunciado sustituye al acontecimiento meteorológico consis-
de toda respuesta.
tente en determinado fenómeno al que, reuniendo ciertas condiciones, se
••••••••u•o•H•••••••••••••UUU•>•u••••<><u•••••••••••••••ou•••n••n••••••••••••••••••••••••••••••n•"-••••••uooo•••H••'*•••••••H•u••
denomina "nubes", cuando, bajo la acción, descripta en la disciplina corres-
También podríamos plantear una v~riante a nuestro ejemplo, para hacer- pondiente, de lo que se denomina "viento", se dirigen en una dirección, a
lo más próximo al de Morris. de la s1gmente forma: cuyo establecimiento colabora la geometría y que, geográficamente, recibe
el nombre de "Sur". Esta correspondencia puede realizarse con mayor o
Presencia A": Emisión del enunciado disyuntivo (afirmativo): "Las nubes menor precisión científica y requerir la confluencia de una serie de conoci-
van hacia el Sur o van hacia el Norte". mientos que fundamentan la afirmación o ser, meramente. enunciada según
Emisión del enunciado afirmativo.: "Las _nube~ va~,hacía el el buen saber y entender de un profano. Pero en todo caso, dicho enuncia-
Ausencia B": do (discurso) sustituye a otro discurso de signos no-lingüísticos (o perte-
Sur" (o posible emisión del enunciado afirmativo: Las nu-
necientes a otro sistema de lenguaje que no es el verbal), dependiendo
bes van hacia el Norte").

145
144
CHARIES MORRIS

Ja validez de tal sustitución, por una parte, de que la corr~lación ~ntr_~, l~s
sígnos lingüísticos y los no-lingüísticos,(o de un diferente s1:tema lmgu1st~­ lingüísticas de un mismo sistema no pueden sustituirse entre sí (sólo pueden
co) sea, científica o vulgarmente, u111voca y, por otra parte, de que la integrarse para constituir discursos). La presencia del interrogativo, "¿?",
relación producida entre los signos lingüístic?s.establezca (o c,o~serve) la tiene su particular universo de sustitución que no es el del propio lenguaje, ni
relación previamente establecida len_ sentido l_og1co y _no ~~onol~g1co) entr~ el de lo fenoménico; es el estado de desconocimiento en que se encuentra su
los signos no-lingüísticos (o de un diferente s_1stema lmgu1s_t1co), o se,a, que. emisor; no en el particular estado en que ratificase para sí mismo tal
Jos signos sustituyan a los signos y las relaciones establecidas (smtacuca- desconocimiento (como sería el enunciado: "No sé si las nubes van hacia el
ment;) entre los signos de un sistema sean hom_ólogas. e~ algun~ m~~era, sur"); sino en un particular estado dinámico del desconocimiento que tiende
con las relaciones (sintácticamente) preestablecidas (en forma c1ent1f1ca o a ser eliminado. El hecho de que las nubes, científica o vulgarmente, vayan
vulgar) entre los signos del otro sistema. . . , hacia el sur (tanto como el hecho de que vayan hacia el norte) no es el
De A": Ocurre exactamente lo mismo, con la part1culan~ad del ~aracter elemento sustituido por el interrogativo: "¿Las nubes van hacia el sur?"; tal
ex el u vente que le confiere la estructura sintáctica del enunciado._ Eh11_1~nan­ hecho es lo sustituido, en su caso, por el enunciado afirmativo: "Las nubes
do. p;ra simplificar el ejemplo. la posibilidad de cualquier otra d.1recc1~n:_ la van hacia el sur". La otra forma verbal de sustituir lo mismo que el
única. significación atribuible a dicho enunciado es la de su prop1~ ª"!b1gue- interrogativo sustituye, podría expresarse mediante el enunciado: "No sé si
dad. Dicho enunciado no proporciona a su eventual ~~ceptor (interprete: las nubes van hacia el sur y quiero dejar de ignorarlo", haciendo, por tanto.
según Morris) ninguna información_ acerca de la direcc1on de las nubes. ~as objeto de sustitución a un estado en el conocimiento del propio individuo que
emite dicha pregunta. El hecho de la disponibilidad en el lenguaje verbal de

l
relaciones lingüísticamente establecidas no se corresponden con las relacio-
nes cognoscibles acerca del fenómeno sustituido: l~s nub_es (por lo ~ue puede dos -o más- formas lingüísticas capaces de sustituir una misma estructura
denominarse, su sintaxis fenoménica) no pueden "lf hacia el sur o 1_r h~cia el extra-lingüística no conduce al problema de la sustituibilídad recíproca de
norte'' simultáneamente. U na disyunción excluyente con v~lor ventat1~0 en ambas expresiones en el sentido de que la una podría ser signo de la otra; se
la lógica, carece de capacidad informativa para la descn~c1c:~ de un fenom~­ trata de posibilidades sintagmáticas vinculadas, en última instancia, por
no: puede, no obstante, mantener su valor como enu?ciac10n ?e las condi- relaciones de transformación pertenecientes al sistema de la lengua de que se
ciones previas alternativas en que un fe_n~meno habra de ma111festarse. i:n trate y nunca por relaciones de sustitución tales que se constituyese a la una
este caso su valor será el de la alternat1v1dad. Este es el punto en ~ue_ I?ªs
cerca podemos situarnos de la propuesta de ,Mo~ris. en cu~n~o a la s1g111f1ca-
J
'I

en el significado de la otra.
En el caso del ejemplo planteado por Morris, situado en el plano del
ción de la "o" como signo formante, pero aun dicha prox1m1dad lo es desde ¡ comportamiento animal. su descripción presenta falacias peligrosas. En
una vía de acceso totalmente distinta. Pero lo que queda claramente estable-
cido es que no existe sustitución_ ,alguna e~tre _I? enunci~do en A" Y lo
j principio, la alternatividad que pudiera subyacer tras el conjunto de tres
estímulos "S 1. S6 , S2 " sería significación para un espectador humano del
enunciado en B". No existe relacton de sust1tuc1on entre L~s. nube~, van experimento, pero ello nada tiene que ver con el comportamiento del perro;
hacia el sur o las nubes van hacia el norte" y "Las nubes van haci_a el sur . La el hombre puede establecer una cierta relación "metafórica" entre dicho
disyunción o la alternatívidad no es signo (ya qu~ no lo sustit~ye) de ~n comportamiento animal y la operación lógica correspondiente; lo cual
enunciado simple. En cuanto característica sintáctica del lenguaJe tend~a o constituye un problema totalmente diferente. Pero, además, la situación
no posibilidad de corresponderse con el orden (desde cierta perspect1v~. propuesta (con la específica presencia de "S 6 " entre ··s, .. y "S " ) nada tiene
2
también sintáctico) que vincula a los elementos de aquello.ª que el lenguaje de por sí de sustitutiva, como todavía subyacía en los dos ejemplos iniciales
sustituve. No hav sustitución sino variación paradigmática ~ntre formas de Morris. El triple estímulo es, simplemente, un estímulo compuesto. como
sintácticas difere~tes pero pertenecientes a un mismo lenguaje., también lo es el doble estímulo. En ambos casos el perro sale en busca de la
Ln la pnmera variante de nuestro e.iemplo (p. 141 ). '.ª, relac1.on entre el comida; en ambos casos el estímulo compuesto sustituye al olor o a la visión
interrogativo y el afirmativo, tampoco es de su_st_1~uc10n recmro.:a: _aun de la comida y con ello agotan su eventual carácter de signos. Que exista
admitiendo Ja sustitución en el plano de la d1spos1cton en d caso B Y en ~l mayor o menor complejidad en el comportamiento del animal, aprendido
plano de la disposición a la disposición en el caso A"._ El s1g_no que Moms como respuesta a cada uno de los distintos conjuntos de estímulos. nada
denomina "formante" y que propone como"¿?" no tiene ~mgun~ capaci- aporta a la sustituibilidad del signo; lo que el perro haga a consecuencia de la
dad sustitutiva sobre la calidad afirmativa del primer enunciado. En el caso presencia de uno u otro de dichos estímulos complejos no está diferencia/-
B" es reproducible cuanto acabamo~ de establecer para el_ m1sm? su.~uest~ mente significado por cada uno de ellos, sino específicamente aprendido;
en ta segunda variante de nuestro ejemplo: s:gnos y rela_c1ones hngu1st1cas relación causal, por tanto, perfectamente diferenciabÍe de Ja relación susti-
tutiva, pertinente al signo.
sustituyen a signos y relaciones no-lingüísttcas, pero signos Y relaciones
Como vemos, la diferencia entre signo y discurso es fundamental para la

146
147
Ff. SIGNO 1' CllARU:S 1WORR!S

correcta ubicación de los problemas semiológicos; cada uno de ellos respon- discurso, en cuanto a que ha de estar constituido, al menos, por dos signos, si
de a legalidades diferentes. No obstante, del hecho de que el discurso resulte, bien exige que uno de ellos sea simpre un "identificador", dejando al otro u
necesariamente, de la integración de dos o más signos, se desprende que otros la posibilidad de aparecer en cualquiera de los restantes modos
soporta una doble legalidad: la de cada uno de los signos que lo constituyen posibles de significar. Desde su problemática de los "modos" de significar,
(legalidad semántica) y la pertinente a su propio carácter de secuencia o de estos dos (o más) signos que constituyen un adscriptor, uno habrá de
puesta en contigüidad lineal o espacial de signos (legalidad sintáctica); predominar y éste conferirá su carácter al discurso como totalidad. Diferen-
legalidad, esta última, capaz de modificar la individual legalidad de cada cia la relación entre el signo dominante y los subordinados, de la pura
uno de los signos que lo componen en una relación de integración con todos relación sintáctica entre sujeto y predicado y ésta, a su vez, no coincide con
los restantes presentes en el mismo discurso, siendo, tal propiedad, la que la que establece entre los identificadores y los restantes modos de significa-
hace del discurso el instrumento productor del efecto de significación. Pasa- ción: "Lo que frecuentemente se denomina el 'sujeto' y el 'predicado' de un
remos, pues, al análisis del discurso, a partir de las propuestas de Morris, a adscriptor parece coincidir con la distinción entre signos subordinados y
efectos de completar la síntesis sobre su aporte a la Teoría de los Signos. signos dominantes y no, como pudo suponerse inicialmente, con la distin-
ción entre identificadores y signos en otros modos de significación. En la
2. Las Componentes del Discurso terminología que habremos de utilizar, la distinción entre sujeto y predicado
Morris tampoco define el discurso; se sitúa en él, afirmando simplemente: es una distinción sintáctica, mientras que la distinción entre los modos de
"El lenguaje del habla cotidiana es un signo complejo de sorprendente significar es semántica" (p. 75). Con esto marca un nuevo aspecto enriquece-
complicación que contiene signos en todos los modos de significación y que dor del concepto de discurso: los signos que lo componen pueden definirse y
sirve a una amplia variedad de propósitos" (p. 123). relacionarse por su calidad sintáctica (o sea, por las características de su
Propone una sistematización de los "tipos de discurso" en cuanto "espe- linealidad o yuxtaposición), pero también, simultáneamente e inclu~o
cializaciones del lenguaje", configurando un cuadro de doble entrada en el según esta parte del análisis de Morris, preferentemente, se definen y relacio-
que confluyen los "modos" de la significación y los "usos" de los signos. nan por su calidad semántica (o sea, por las características de sus respectivas
Reproducimos aquí dicho cuadro para disponer de él como referencia en capacidades de sustitución).
nuestro análisis: No obstante, la carencia de un concepto que defina con rigor la "signifi-
esos cación", así como que tipifique adecuadamente sus "modos", hace conve-
MODOS INFORMATIVO VALORATIVO INCITATIVO SISTEMICO
niente formular antes unas pocas observaciones, que provienen del prece-
DESIGNATIVO Científico Fictivo Legal Cosmológico dente análisis de las condiciones del signo, así como enunciar una contra-
APRECIATIVO Mítico Poético Moral Crítico propuesta respecto a los criterios a tener en cuenta para la explicaclón de los
PRESCR IPTIVO Tecnológico Político Religioso Publicitario
FORMATIVO Lógico-m atcmá t ico Retórico Gramatical Metafísico fenómenos habituales del habla, en la medida en que interese, a partir de
ellos, ajustar el concepto de "discurso".
Según hemos visto, Morris separa el signo y la conducta; el primero
La posibilidad de admitir esta tipología de discursos depende de que aparece como el motivador de la conducta y la segunda como lo motivado
queden debidamente definidos los elementos que concurren a su categoriza-
ción. Deberá, por tanto, establecer el sentido de los términos: "Significa- 1
;l
en una forma específica por el signo. No integra al signo en la conducta (y,
como veremos, cuando lo hace hubiera debido separarlos) porque no ad-
ción", "Modo de significación" (del cual dependen, a su vez, los tipos de vierte la calidad de conducta que posee el signo. Si en algún momento
modos que establece) y "Uso de los signos" (también con sus tipos menciona al signo como conducta, porque Morris menciona casi todo, no
respectivos). extrae sus consecuencias ni lo utiliza en la sistematización de su Teoría de los
Pese a no definir el concepto de "discurso", propone y desarrolla otro que Signos.
le es relativamente próximo; el de "adscriptor": "Como minimum, los Dicha separación entre signo y conducta lo lleva a que tal Teoría de los
signos útiles para un organismo deben orientar en el espacio y en el tiempo la Signos aparezca como una reflexión p~icológica que puede aportar una
conducta de tal organismo y predisponerla de determinado modo hacia la tipología de las motivaciones de la conducta y una clasificación de los
región de su entorno que ha sido identificada. Esto confiere máxima impor- distintos mecanismos de tales motivaciones, pero que no constituye al signo
tancia a los signos que unen el modo identificativo de significar con un signo en objeto específico de conocimiento, más que al precio de convertirlo en un
(o signos) que se encuentra en cualesquiera otro modo (o modos) de signifi- objeto psicológico. Por el contrario, si se integra al signo en la conducta
car. Llamaremos a tal signo complejo (y a la combinación de tales signos (como el aspecto formal y manifiesto de la conducta) se hace posible su
complejos) un adscriptor" (p. 73). Así afirma Morris la calidad compleja del estudio como elemento objetivo de la producción y es posible situarlo en el

148 149
EL SUiNO
CHARLES MORR!S

ámbito complejo. pero que le e~ propio, del "contexto", clarificando esta


noción, en ningún momento debidamente valorada por Morris más qu~ alcance a constituir un todo significativo, sino que se presente como una
como una referencia, de mero encuadre, a las posibles variaciones de una estructura de significantes sintácticos que requiere complementos (proceden-
conducta que vendría determinada por específicas motivaciones propiocep- tes del contexto) con cuya incorporación recién alcance calidad significati-
tivas, solo analizable a través de sus efectos. va. Desde este punto de vista, para poder afirmar que existe discurso deberá
Simultáneamente, también diferencia conducta y objetos a través de los requerirse de~ermina?a hom?geneidad a los signos que lo constituyen (y que
cuales actúa tal conducta (que podríamos denominar canal), o a los cuales se establecera a partir del sistema del que proceden tales signos).
produce dicha conducta (objetivo alcanzado). o con los cuales se produce (la 3) El "contexto" es una estructura compleja. Quiere decir que en su
materialidad del mensaje). Pero esa diferencia la establece de forma causal o composición interviene más de un signo (al menos, cuatro) y más de un
sucesiva y no como complejidad de niveles interactuantes en el momento de discurso (al menos, dos). por lo cual, tales signos se distribuirán entre, al
la actualización del discurso. que requieren integrarse para establecer la menos, dos clases diferentes. La heterogeneidad es, por tanto, una calidad
capacidad significativa del discurso (o sea, el contexto proporciona, explíci- inherente a todo contexto.
ta o implícitamente, piscursos que concurren con el discurso en estudio Así, el universo de mayor concreción es el contexto; y la generalidad de
-por ejemplo, una determinada manifestación actual del habla con la que mayor abstracción es el signo. El discurso (cada discurso, en su homogenei-
concurre la situación de un paisaje que transcurre tras la ventanilla de un dad) está a mitad de camino entre Ja abstracción y la concreción; participa
vagón del ferrocarril- para la efectiva producción final de la significación; de la abstracción de los signos que lo constituyen y de la concreción de ser él
constituyendo, justamente, su deslinde, identificación y mecanismo de inte- mismo elemento del contexto de los restantes discursos con los que constitu-
gración, una tarea del análisis semiológico ). ye el contexto total.
En definitiva, se trata de fijar cuál habrá de ser el criterio de partición del Con ~ste mín.imo esque~a semiológico trataremos de leer las propuestas
fenómeno a analizar; para Morris éste requiere ser diferenciado en las de Morns, relativas a los "tipos de discurso" mostrando las contradicciones
siguientes etapas cronológicamente yuxtapuestas: 1) Signo (que no puede en que su enfoque le haga incurrir, cuanto tal sea el caso; tratando de
afirmarse como tal hasta que una conducta ha alcanzado un determinado esclarecer las oscuridades y sometiendo a una prueba de contraste su
objetivo que, por semejanza con otro alcanzado en otra circunstancia y por ~étodo ~ el nuestro'. a efectos de alcanzar la mayor capacidad explicativa y
otra conducta, puede asociar a la familia de esta última la conducta motiva- s1stemat1zadora posible.
da por el signo); 2) Conducta (que, por las características de su producción ,E! primer~lemento que toma en cuenta Morris para establecer la proble-
garantizará la calidad y tipo de signo del cual causalmente procede); y 3) mat1ca del discurso es el de los '·modos de significación". Tratemos de
Objetivo (que ratificará la virtud del signo para generar conductas capaces establecer su alcance.
de un resultado determinado y, en consecuencia, se constituirá como el s1:r;niji- . Reafirmando su posición dentro del conductismo, Morris se propone
cado de tal signo). e~1mmar. la con~u~ión existente en lo que respecta a Jos criterios para
La adopción del criterio semiológico que proponemos consiste en dife- diferenciar los d1stmtos modos de significación, asentándose en las anterio-
renciar, en la totalidad del fenómeno en estudio, los siguientes niveles res formulaciones respecto a los signos, las 'Cuales le permitirían tal diferen-
interactuantes en todo fenómeno semiótico: 1) Signo; 2) Discurso; y 3) Contex- ciación "en. base a las diferencias en las tendencias a la respuesta" del
to. Una caracterización, muy esquemática, de tales niveles, desde el punto de orgamsmo mterpretante (p. 62).
vista morfológico, deberá conk11er los siguientes elementos: En la respuesta consiguiente (o "conducta semiótica") pueden identifi-
1) El "signo" es una unidad de medida (relativamente simple y siempre carse tres factores principales "que corresponden a la naturaleza del entorno
identificada en algún sentido específico) cuya extensión depende del modelo en el cual actúa el organismo, a la importancia o relevancia de dicho entorno
de interpretación que se esté utilizando (gramatical, estilístico, comunicati- respecto a las necesidades del organismo, y a las formas mediante las cuales
vo, etc.); no tiene existencia en sí sino respecto a algún punto de vista desde el el organismo puede actuar sobre el entorno para satisfacer sus necesidades.
que se lo considera y en función del cual podrán explicitarse sus capacidades Estos tres factores ... , pueden denominarse respectivamente como los com-
de sustitución. ponentes designativo, evaluativo y prescriptívo del significar... Decir que la
2) El "discurso" es una estructura plural constituida por más de un signo conducta semiótica posee estos aspectos equivale a establecer un enunciado
(al menos, dos). Para una identificación técnicamente adecuada del término objetivo acerca de la conducta de un organismo en una situación: esto es.
"discurso", es conveniente condicionar la calificación de tal a aquella que el organismo, a causa del signo, está dispuesto a reaccionar a ciertas
estructura plural cuyos signos estén todos considerados desde un mismo características de su entorno, a responder preferentemente a algunas de tales
modelo de interpretación; aun con la muy frecuente eventualidad de que no caracter_ísticas en virtud de una determinada necesidad y a preferir algunas
secuencia<; de respuesta frente a otras con el propósito de satisfacer tal

150
1."il
EL SIGNO CflARlES MORRIS

necesidad. Aquello que se designa, cómo se lo evalúa y qué respuestas están inconsistencia de la hipótesis de que el signo "signifique" un resultado. Se
prescriptas, quedará determinado mediante un ánálisis de la conducta derrumba, en consecuencia, la pretensión de categorizar los modos de la
semiótica del organismo en relación con su entorno" (lbidem). significación según los tipos de conducta tendientes a la obtención de
En el esquema de Morris, si el signo es un estímulo preparatorio de una determinados resultados. Pero es que. además y especialmente, la diferencia
conducta, la conducta es una respuesta a tal signo para la obtención de un entre discurso y conducta es ineludible. El mismo Morris, como citamos al
objetivo y el objetivo aquello hacia lo que un signo dirige la conducta de un comenzar esta sección, sitúa al discurso en "el lenguaje del habla cotidiana";
determinado organismo, resulta que el significado es el denotatum de tal por consiguiente, el discurso se refiere a la conducta; no es la conducta (pese
signo y el modo de significar es la característica que adopta la conducta para a que, desde otra perspectiva, el discurso sea un tipo de conducta). Y,
alcanzar tal denotatum u objetivo. completando su referencia al habla cotidiana, vimos que era "un signo
Resulta, entonces, que la clasificación de los significados se realizará complejo de sorprendente complicación que contiene signos en todos los
según la posible clasificación de las características de la conducta en procu~a modos de significación". Así pues, el discurso, es un signo complejo, en el
del objetivo hacia el que un organismo se siente impulsado por la presencia sentido de que contiene signos. Atribuir al discurso la calidad de signo
de un signo. Como la conducta puede tener por objetivo "dirigir sus complejo es un acierto. Ello evita considerar al signo como una determinada
respuestas hacia una determinada región espacio-temporal", es P?sible entidad acatable a priori, como una retícula que permitiría cuadricular
establecer la existencia de un tipo de significado que puede denominarse cualquier fenómeno obteniendo una respuesta automática acerca de lo que
"identificador": como la conducta puede tener por objetivo ·'alcanzar un es y lo que no es signo. El signo es una relación (de sustitución) pero también
objeto de características específicas", es posible establecer la existencia de una unidad de medida, como ya hemos dicho, cuya dimensión no es en
un tipo de significado que puede denominarse "descriptor"; como la con- modo alguno absoluta, sino que depende del plano o perspectiva desde el
ducta puede tener por objetivo "responder preferentemente r_espe~to a que se acceda al análisis. Así, un discurso, no importa cuál sea su extensión
ciertos objetos", es posible establecer la existencia de un tipo de s1gmf1cado (salvo un hipotético discurso con características de clase universal) puede ser
que puede denominarse "evaluador"; y, finalmente, como la conducta considerado como signo; lo que Morris omite es la transformación inversa, que
puede tener por objetivo "configurar determinadas secue~cias de_resp.uesta también es válida: todo signo, no importa cuál sea su extensión (salvo un
en vez de otras", es posible establecer la existencia de un tipo de s1gmf1cad? hipotético signo con características de clase vacía) puede ser considerado
que puede denominarse "prescriptor". Y añade: '.'Puede decirs~, pm consi- como discurso, o sea, como constituido por la yuxtaposición de, al menos,
guiente. que los identificadores significan ubicación en el espacio y tiempo, dos signos, identificables desde algún determinado nivel de análisis.
los designadores significan características del entorno._ los_ ~valuadores si~­ En cuanto el discurso es además conducta (no la conducta dicha por el
nifican categorías preferenciales y los prescriptores s1gmf1can el requen- discurso, sino la conducta del decir) evidentemente puede ser objeto de otro
miento de respuestas específicas" (p. 66). discurso; pero. también aquí, la distancia entre la conducta del decir y el
La pregunta crítica aquí es la siguiente: ¿Puede admitirse esta homogenei- discurso acerca de tal conducta se reafirma necesariamente y el análisis del
zación que va desplazando (no analizando integrativa~ente) un ~.1smo segundo discurso no puede identificarse con el que sería pertinente respecto
concepto (el de "modo de significación") a través de tres mveles mamf1esta- del primero. Cada uno de ellos está constituido por signos de naturaleza
mente heterogéneo~, a saber: la conducta, la significación Y el signo? · específica y mutuamente diferenciada: la conducta del decir está constituida
Dejemos de lado el eventual valor que pueda tener la tipología de 1a por signos de lenguaje-objeto (o sea, signos lingüísticos usados como objeto
cond~cta que se propone; supongámosla válida. ¿Puede tal tipología ser~ir intermediario para decir algo que no son ellos mismos); el discurso acerca de
para clasificar el significado de esa misma c~:mduct~? Supongamos, provisw- la conducta del decir está constituida por signos metalingüísticos (o sea,
nalmente, que admitimos esta dudosa hipóstasis entre clase o modo de signos lingüísticos usados como objeto reflexivo para decirse a sí mismos).
significación y tipo de conducta. ¿Puede la tipología de los significados de l_a Lo sustituido en el primer caso no es un signo lingüístico, lo sustituido, en
conducta servir para clasificar los significados del signo?Como para Moms el segundo, son signos de la misma naturaleza que aquellos con los cuales se
el significado del signo, según vim0s eu el tratamiento preced~nte y como dice; por ello la relación significativa es profundamente distinta. Y aquí
reafirma en esta misma parte, es "la condición bajo la cual el signo denota vemos aparecer en un nuevo lugar el concepto teórico de significación: como
algo" (p. 64), siendo este algo aquello a lo que tiende una conducta como si; relación :significativa. Tal es el más elemental camino de acceso al problema
resultado, es evidente que el signifrcado de la conducta se superpone con el de la significación y de sus modos.
significado del signo. Dicho de otra manera, el s_igni~icado del ~stí~.ulo a La significación se plantea, por consiguiente, como el tipo de relación
una determinada conducta no resulta, para Morns, diferente al sigmf1cado existente entre la parte del signo que sustituye y la parte del signo que ha sido
de esta misma conducta. Pero también vimos, en el análisis precedente, la sustituida. O sea, entre una presencia y una ausencía; pero dejando bien
1

152 l.'i.\

J
EL SIGNO CHARLJ::S MORRIS

sentado que ninguno por sí solo es signo, ni lo que ocurre en el discurso ma según las características determinables en una pura conducta, de la cual
acerca de otra conducta, ni lo que, ocurriendo en la conducta, es dicho pasa a analizar sus relaciones con el entorno. Frente a esto último, ¡0 que
mediante el discurso. El error de Morris, en su búsqueda de objetividad, es postulamos es que, ~espec~o al pro~lema de la significación, resulta indispen-
limitar a este último nivel (conducta pretendidamente objetiva) y en forma ~ble est,ablecer la diferencia entr~ signo y conducta, ya que la relación de sig-
exclusiva, el reducto material de la significación. La significación no se mf1cac1on es Justamente el particular modo de remisión mediante el cnal
materializa en la conducta (como reclama desde su behaviorismo),ni es una percibi:ndo sig~os, pued~n representarse conductas (diferencia que oper~
instancia inmaterial del conocimiento (conforme rechaza respecto a las por.la ~1multane1dad del signo y lo representado y no por algún tipo de yuxta-
posiciones mentalistas). La significación es una operación de sustitución y la pos1c1on causal entre ellos).
naturaleza de tal operación consiste en establecer una relación mediante la O sea, si bien el signo es una forma de conducta cuando se lo percibe junto
cual determinados elementos se hacen presentes a la percepción con la a otros constituyendo un discurso, se lo diferencia a efectos de conocer
finalidad de hacer presentes a la representación otros elementos diferentes a aquello a lo que el signo sustituye; la eficacia de la significación estará
sí mismos (dejando al margen el caso de los metalenguajes, los cuales constituida, por tanto, por un fenómeno complejo y dependerá: 1Q) de que la
representándose a sí mismos, lo hacen a otro nivel, lo que se manifiesta sintaxis del lenguaje de los signos sea capaz de actualizar la sintaxis de la
haciéndolo mediante otros signos, aun cuando todos pertenezcan al mismo conducta (o del fenómeno del que esté dando cuenta); 2Q) que genere una
lenguaje: "perro" nunca puede ser signo metalingüístico de "perro"; deberá particular homología aceptable según las relaciones sintácticas respectiva-
acudirse a "sustantivo" o "masculino" o al enunciado "palabra de dos mente codificadas en el universo del lenguaje utilizado y en el universo del
sílabas"; desde luego, además, que nos referimos a una representación fenómeno que ha sido dicho; 3Q) que un receptor (o analista) domine las
intelectual o cognitiva y no a una representación psicológica, la cual consti- legalidades de ambos códigos y acepte la propuesta de sustitución como
tuye otro tipo de conducta que puede, obviamente, ser representada). válida (desde luego que aquí se abre un nuevo problema: el de la validez de
Por cuanto antecede, a la conducta, a cualquier conducta, es posible un enunciado, que Morris también se plantea en este punto, si bien en
categorizarla según que su relación con el entorno. es decir, con el contexto. forma muy insatisfactoria, tras el tratamiento del uso de los signos; p. 108 y
sea de identificación (la seguridad proveniente de que los elementos del SS.).
entorno están identificados, o la angustia por la presencia de objetos que no Por "modos de significar" podrá entenderse, en consecuencia (sin que
están identificados), de descripción (el examen de un objeto mediante la ello implique que aceptemos el problema como categoría epistemológica-
vista, el tacto, etc.) de evaluación (la elección, por ejemplo, de un instru- mente adecuada. ni que, caso ~le hacerlo en el futuro, se acepte conferirle este
mento como el más adecuado para determinada tarea) y/o de prescripción lugar epistemológico) las distintas formas en que puede establecerse una
(el depositar una moneda en el molinete que, bajo esa condición, permite el relación de cmstitución entre los dos discursos para que un enunciado tenga
acceso a determinado lugar). Pero éstos no son modos de significación (su capacidad de sip,n(ficación; relación que vincula, por tanto, el disc'..lrso de la
problemática corresponde al estudio del mensaje y de la teoría de la 1
sintaxis de !ns signos con que algo queda dicho con el discurso de :a sintaxis
comunicación); son unilineales en cuanto acontecen por entero en el plano : 1
de los signos que han quedado dichos (y resulta evidentemenk confuso
de la conducta. La significación sólo aparecerá como un efecto procedente atribuir a este último discurso la cualidad de conducta; el discurso :mstituido
de los signos y, por esta causa, no pueden pertenecer, por entero, a un único puede poseer cualquier cualidad fenoménica, concreta o abstracta).
nivel (ya que el signo es una relación entre dos niveles), sino que será. por el Tomemos, para ejemplificar algunas de estas relaciones, de sustitución
contrario, el resultado, no ya de una sino de dos conductas: la presente que sintáctica, el siguiente repertorio de variantes, no exhaustivas:
se percibe y la ausente que se actualiza mediante la presente y al precio de 1) "Tierra cuadrado el hojean".
que la presente cumpla una.función meramente instrumental, siendo, quede 2) "El tierra hojean cuadrado".
bien claro, fundamental (pero no suficiente) para la significación tal instru- 3) "La tierra hojea cuadrada".
mentalidad. 4) "El tierra es cuadrado".
Si bien, como hemos dicho, Morris diferencia y separa al signo de la 5) "El tierra es redondo".
conducta (considerando al signo una instancia previa y desencadenante de 6) "La tierra es una cebolla".
determinado tipo de conducta), frente a lo cual hemos postulado la necesi- 7) "El ave fénix es una cebolla".
dad de considerar al signo como conducta (lo que lo enriquece en sus 8) "La tierra es cuadrada".
posibilidades contextuales y permite explicar el mecanismo por el que puede 9) "La tierra es redonda".
llegar a ser el ausente de otro signo que lo actualice), cuando enfoca el
problema de la significación los unifica y resuelve, en definitiva, tal proble- Si elegimos como límite de la desestructuración el nivel sintáctico y no

154 155
CHARl.ES MORR!S
EL SIGNO

ción: Falsa (repertorio ejemplifícatívo: caso 4 ).


sobrepasamos tal límite (es decir si excluimos la desestrucrnración de la V) Presencia de significantes verbales: existencia de estructura sint:ktíca
palabra o, en su caso, del signo lingüístico) podemos correlacionar, o tratar en L-a; validación de tal estructura: Falsa; existencia de representación en
de correlacionar, las nueve frases precedentes con aquello que sabemos (en el cuanto posibilidad (mediante L-a) de estructurar una sintaxis en L-b; vali-
sentido en que Peirce se refiere al Fundamento u Objeto de todo signo 10 : véase
también p. 8J l acerca de las entidades que han sido sustituidas por cada. una
de las palabras constitutivas de dichas frases. Tal saber acerca de lo ~ust1tu1-
j dación de la estructura sintáctica en L-b: Falsa; existencia de posible corre-
lación entre las estructuras sintácticas de L-a y L-b; validación de tal correla-
ción: Falsa (repertorio ejemplificativo: caso 5).
do confiere a las cosas mismas (o entidades sustituidas) el valor de signos en VI) Presencia de significantes verbales; existencia de estructura sintáctica
algún otro tipo de lenguaje (que podemos denominar L-b); por tanto, en L-a; validación de tal estructura: Verdadera; existencia de representación
dotado de su propia sintaxis con entera 111dependenc1a de la smtax1s del en cuanto posibilidad (mediante L-a) de estructurar una sintaxis en L-b;
lenguaje con que han sido dichas (en este caso, independientemente de la 1
¡ validación de la estructura sintáctica en L-b: Falsa; existencia de posible
sintaxis del lenguaje verbal, al que podemos designar mediante "L-a"). correlación entre las estructuras sintácticas de L-a y L-b: validación de tal
Atendiendo a tal diferencia y a la posibilidad de relacionar los discursos correlación: Falsa (repertorio ejemplifícativo: casos 6, 7 y 8).
constituidos, en cada caso, por su respectiva sintaxis, podemos identificar VII) Presencia de significantes verbales: existencia de estructura sintácti-
los siguientes núcleos conceptuales: . . , . ca en L-a; validación de tal estructura: Verdadera; existencia de representa-
l) Presencia de significantes verbales; carencia de estructura smtactlca en ción en cuanto posibilidad (mediante L-a) de estructurar una sintaxis en
L-a; imposibilidad, por tanto, de toda validación acerca de tal estr~ctur~; L-b· validación de la estructura sintáctica en L-b: Verdadera; existencia de
carencia de representación, en cuanto imposibilidad de estructurar smtax1s posible correlación entre las estructuras sintácticas de L-a y L-b; validación
alguna en L-b; imposibilidad consiguiente de toda validación, a~erca de tal de tal correlación: Verdadera (repertorio ejemplificativo: caso 9).
estructura; imposibilidad de correlacionar las estructuras s111tact1cas de ~:ª Es importante formular dos observaciones sobre los núcleos conceptua-
y L-b, que no existen en este caso; imposibilidad de validar tal correlac10n les que acaban de establecerse: A) Los casos 4 y 5 producen un efecto
por inexistente (repertorio ejemplificativo: .caso 1). . , . "retroactivo", consistente en que la posibilidad de representación (en el
11) Presencia de significantes verbales; existencia de estructura smtacttca sentido indicado) genera la autocorrección sintáctica de L-a; es decir, se
en L·a; validación de tal estructura: Falsa; carencia de representación en transforma "El tierra es cuadrado" o "El tierra es redondo" en las formas:
cuanto imposibilidad de estructurar una sintax~s en. L-?; im~o~füilidad "La tierra es cuadrada" o "La tierra es redonda", que son sintácticamente
consiguiente de validación alguna acerca de tal s111tax1s; 1mpos~b1hd~d de verdaderas en L-a. B) En los casos 6, 7 y 8 existe la posibilidad de generar
correlacionar las estructuras sintácticas de L-a y L-b, por mex1stencia de otro lenguaje "L-c" tal que, en él, sea verdadera la sintaxis que no lo era en
esta última; imposibilidad de validar tal correlación por inexistente (reper- L-b; es la situación de lo sustituido por el lenguaje poético y, en determina-
torio ejemplificativo: caso 2). . . . , . dos casos, por el lenguaje científico (cuando la historia de la ciencia exige la
111) Presencia de significantes verbales; existencia de estructura smtact_1~a producción de un nuevo lenguaje constitutivo de nuevos objetos formales
en L-a· validación de tal estructura: Verdadera; carencia de representac1on para tal ciencia). Por consiguiente, en todos los casos en que la sintaxis de
en cua~to imposibilidad de estructurar una sintaxis en L-b; imposibilidad L-a es verdadera y con capacidad de representación o.falsa pero representa-
consiguiente de validación alguna acerca de tal sintaxis; in:pos~bilid~d de ble y, en cuanto tal, susceptible de autocorrección, no puede sostenerse que
correlacionar las estructuras sintácticas de L-a y L-b, por mex1stenc1a de no exista uní verso alguno en que la sintaxis de algún otro lenguaje ( L-b, L-c,
esta última; imposibilidad de validar tal correlación por inexistente ( reper- ... L-n), representado mediante L-a, no pueda resultar igualmente verdadera.
torio ejemplificativo: caso 3). . . . , . Estos nueve ejemplos. agrupados en siete diferentes núcleos conceptuales
iV) Presencia de significantes verbales; ex1stenc1a de estructura smta~tlca (en cierta forma semejantes a los "law-cluster concepts" desarrollados por
en L.-a: validación dt'. tal estructura: Falsa: ex1stenc1a de representac10n en
H. Putnam 11 ) permiten ensayar una terminología racional en este difícil y
cuanto posíbilidad (mediante L.-a) de estructurar una -;intaxis en L-b. valida-
controvertido campo 12 • Quede bien claro que la terminología es, en princi-
ción de la estructura sintáctica en L.-b:Jalsa; existencia de posible correla-
pio, secundaria; lo fundamental es la univocidad del sistema conceptual,
ción entre las estructuras sintácticas de L-a y L-b: validación de tal correla-
cada uno de cuyos lugares se trata de denominar.
11 Frederick Suppe. The Structure o(Scienlific Theories. Urbana. Universíty of lllínoís Prcss.

!974; p. 73.
'ºCharles Sanders Peirce, Collected Papers, Cambridge, The Belknap Press of Harvard 12 Wil!ard van Orman Quine, Filosojla de la lógica. Madrid, Alianza Universidad, 1977; ps.
University Press, 193!; parágrafos 2.228 y 2.231. 21 y SS.

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EL SIGNO
CHARLES MORRJ.S'

Los casos 1 y 2 sólo pueden ser denominados "significantes verbales", ya


que ésta es la única cualidad que poseen (y que los restantes retienen Parecería que la validación como verdadera de la estructura sintáctica de
igualmente, pero incrementando otras diferentes cualidades). L-~. ge.~erada como representación por L-a (y que, por tanto, implica la
El caso 3 es un "significante sintáctico" (o "discurso"), que implica la val~dac~~n como verdadera de L-a, o su autocorrección) ya supondría la
calidad de verbal con el exclusivo agregado de la cualidad de verdadero o vahdac1on como verdadera de la correlación entre las estructuras sintácticas
sintácticamente correcto. de L-a YL-b. No obstante ello no es necesariamente cierto, ya que pueden ser
Del caso 4 al 9, puede decirse que todos son, no sólo significantes verdad cada una de las estructuras sintácticas de L-a y de L-b (en función de
verbales, sino además significantes sintácticos, verdaderos o autocorregi- los respectivos si temas a que pertenecen) y no ser verdad la correlación entre
bles en L-a; pero, además, todos ellos poseen la capacidad de producir ambas. Así aparece la denominación de "juicio" para designar la situación
"representación", o sea, propuestas sintácticas en L-b (o en algún otro en la cual, además de ser válidas cada una de las estructuras sintácticas, es
lenguaje entre L-b + 1... L-n ); lo cual nada tiene en común con la representa- t~"!?ién¡;álida la correlación entre amb.as. Lo contrario ocurre con la propo-
ción psicológica, sino que esta representación-por-sustitución-de-lenguajes o s1cwn: El sol gira alrededor de la tierra", la cual, pese a que el análisis
representación semiológica es empíricamente constatable ya que siempre establece la presencia de dos estructuras sintácticas cada una de ellas verda-
será posible construir la sintaxis representada mediante sus propios signos o dera en la interioridad de su propio sistema, tanto en L-a como en L-b, no
una tercera clase de signos que, sin ser los del lenguaje verbal, se constituyen obstante muestran una correlación falsa. Pero aquí. para afirmar como
en tercer modelo de lo originariamente sustituido; por ejemplo, un modelo verdadera dicha proposición (es decir, para afirmarla como verdadera
gráfico o un modelo de simulación cuantitativo o espacial de determinada también en L-b) ha sido necesario que la representación aconteciera en el
afirmación acerca de la estructura atómica. En cuanto dotados de tal sistema del "Almagesto" de Ptolomeo; para afirmar la faísedad de la co-
capacidad, se puede afirmar que estos casos 4 a 9 son todos ellos significati- rrelación t.uvimos que referirla a la representación que proviene del "De
vos ya que tal es el lugar epistemológico de la significación: como efecto de un revoluuombus orbium coelestium" de Copémico. O sea, un "juicio" su-
sign{(icante sintáctico con posibilidades de representación (o sea. de generar pone la aceptación. de '·ª repre~entaci~n (L-b) generada por L-a como
otro significante sintáctico perteneciente a otro diferente lenguaje). Ello es verdadera. desde el mtenor del sistema en que tal representación (L-b) es
consecuencia de la capacidad de sustitución inherente a todos y cada uno de verdadera, para afirmar la calidad verdadera de tal juicio. Su rechazo o
los signos que se integran en tal significante sintáctico. falsación exige la presencia de un tercer sistema (perteneciente, no obstante,
De estos casos de 4 a 9. todos ellos significantes sintácticos con posibili- al mismo lengua.Je L-b o a otro inmediatamente derivado de él) que rechaza Ja
dad de representación. hay que diferenciar, en primer término, aquellos precedente pretensión de relación sintáctica. El problema de la correlación
cuya estructura sintáctica en L-b resulta ser falsa: a estos los podemos entre estructuras sintácticas de diferentes lenguajes es, por tanto, un proble-
denominar "enunciados". en cuanto no se agotan en sí mismos como mera ma de aceptación o rechazo del sistema en el cual ha quedado convalidada
estructura sintáctica, sino que en uncían algo (o sea, actualizan una estructu- como ve:dadera la representación L-b de una proposición L-a; es un proble-
ra sintáctica perteneciente a otro lenguaje), pero aquello que enuncian resulta ma. que implica la diacronía o transformación de los lugares relativos que
falso (en cuanto falsedad o no corrección de la sintaxis sustituida). No articulan un sistema y desde. los cuales tal representación ha quedado, en un
obstante. no es esta particularidad de falsación sintáctica lo que individuali- momento determinado, venficada o falsada. El juicio trasciende las carac-
za al "enunciado", sino que, deberá entenderse que aunque la representación terísticas de la significación y es el resultado, al menos, de la toma en
resulta íalsa ya tienen el carácter de "enunciados"', el cual mantienen s1 consideración acerca de la vigencia de determinado sistema de conocimien-
resultan verdaderos; pero. en tal caso, nos encontraremos ya ante otro. más to; c~n lo cual el proble~a acerca de la verdad o falsedad de los juicios se
enriquecido, lugar sistemático: el de la "proposición". La proposición afirma. constituye en una relación entre entidades históricamente relacionadas.
por tanto, la validez sintáctica extralingüística tal como ha quedado repre- Esto hace que, semiológicamente, el problema no lo sea tanto de sustitución
sentada por la estructura sintáctica lingüística; no se afirma su validez como de integración y yuxtaposición, requiriéndose instrumentos analíti-
lógica, sino que, meramente. se trata de establecer un criterio objetivo de cos que evidencien la sucesividad de las transformaciones acontecidas. en una
validez semántica. Por consiguiente, los casos 4, 6, 7 y 8 son enunciados y no causalidad-estructural, en la interioridad de un determinado sistema. Estas
proposiciones; los casos 5 y 9 son. además de enunciados. también proposicio- considerac.iones ~elativas a la falsedad o verdad semántica apuntan, todavía
nes. O sea. de 4 a 9 puede decirse que todos son "enunciados"; pero, 4, 6, 7y8 ~e f<;>rma msu~c1~~te~~nte definida, a establecer criterios de rigor en el
son sólo enunciados; 5 y 9 son "proposiciones" sin haber dejado de ser enuncia- amb1to. ~e la, s~gmf1cacwn; constatada su diferencia con el problema de la
dos, quedando normalmente esta última denominación absorbida por la de vahdac1on log1ca de los enunciados formales, se trata, no obstante de
proposiciones. achicar el campo de lo intuitivo que Camap había señalado diciendo 'que

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ti
CHARLES MORRIS
EL SIGNO

portamit!nto animal; p. 65 y ss) correspondiente a los modos designativo,


"uno puede saber cuando un enunciado es significativo, antes de saber apreciativo, prescriptivo y formativo, hayan perdido eficacia y consistencia,
cuando es verdadero o falso" 13 • lo cual nos absuelve de analizarlos.
No es pertinente en este trabajo dar mayor desarrollo a la propuesta de El segundo elemento que tiene en cuenta Morris para la clasificación de
análisis que antecede. Quede pues como afirmación tentati~a y p~og~am.a de los tipos de discurso es el de los "usos de los signos". Ello requiere enfrentar
trabajo con el que se da entrada a la posibilida~ de .i:na sem10log1a c1ent1fica un nuevo problema: el relativo al "propósito por el cual un organismo
con la consiguiente necesidad de formahzac10n de sus problemas produce signos a los que él mismo u otro organismo interpreta. Considera-
fundamentales. . . remos ahora a los signos, no desde el punto de vista de su interpretación,
Lo que ha quedado muy desplazado es el concepto de M<:>m~ .relat'.~º a sino en función de su relación con la conducta intencional en la que han sido
los "modos de la significación" como componentes, del s1gmf1.car que producidos y a la cual sirven" (p. 92). E inmediatamente agrega: "se dirá que
corresponde a la naturaleza del entorno en el cual actua el orga~1smo, a la un signo S está usado respecto a un propósito y de un organismo z, si y es un
importancia 0 relevancia de dicho entorno respecto a l.as necesidades del concreto objetivo de z y si z produce un signo que sirve como medio para la
organismo y a las formas mediante las cual~s el º.~gamsmo puede actuar consecución de y". Por ello le interesa tratar la adecuación de los signos y
sobre el entorno para satisfacer sus necesidades . ~l pro~lem.ª, de los escribe: "Un signo es adecuado en la medida en que alcanza el propósito para
"modos" de la significación, si es que interesa a la s1stemat1zac10n de la el cual se lo usa" (p. 93). Llega así a identificar cuatro usos básicos de los
semiología un análisis modal de la significación, se referirá a los modos e? signos: "Los signos, por tanto, pueden usarse para informar al organismo
que un L-a genera una representación organizada según !---b. En este .senti- acerca de algo, para ayudarle en su selección preferencial de objetos, para
do, por ejemplo, una importante apertura puede prove.mr d~ la. ~ons~~er~­ incitar secuencias de respuesta de determinada familia de conducta y para
ción de los modos científico, poético y vulgar de produclí la s1g?1f1cac1on .. organizar la conducta producida por signos (interpretantes) en una determi-
El modo científico implicaría utilizar exclusivamente dos le~~uaJeS caracteri- nada totalidad. Tales usos pueden denominarse como usosiriformativo, eva-
zados por la estricta sistematización de sus leyes de formac10? y de transfor- luativo, incitativo y sistémico de los signos" (p. 95).
mación de modo que a un signo en L-a le corresponda uno y solo uno en L-b, Los análisis precedentemente realizados en este trabajo acerca de las
resultando, en alguna forma, biyectables. El modo poético supone una propuestas de Morris, en los que se ha estudiado la estructura interna del
generación de propuestas sintácti~as en L-a a las q~e no se corresp~mden signo (sustitución) y el problema de la significación y sus modos (correlación
determinadas propuestas en L-b, sino que va produciendo un ?uevo s,1stema de las sintaxis de dos lenguajes) inciden sobre las propuestas que acaban de
"L-c" que organiza de modo original el univ~rs? a.nte:; cono~1do segun L-b. citarse obviando casi su comentario.
El modo vulgar coordina las estructuras sintact1cas propias de. L-a ~on Reiteramos esquemáticamente algunos conceptos ya ertunciados y dise-
fragmentos de sistemas del tipo L-b y/o .L-c, sin c~idars~ ~e la ex1stenc1.a o ñaremos algún otro que permita ubicar adecuadamente estos conceptos de
no de un argumento que los jerarquice e mterrelac1.one (dmam?s que existe Morris. Lo fundamental habrá de referirse a la calidad epistemológica que
un sistema L-x, en cada momento y en cada comunidad determinad.a, ~ue se tienen el "propósito" y el "objetivo" de la conducta del organismo y la
organiza mediante una sintaxis de las ~~idencias en cuanto con~c~m1entos característica de "medio adecuado a tal propósito" que le atribuye al signo
científicos o poéticos asimilados y utilizados en forma d.ogmat1ca Y no para clasificar sus usos.
crítica y en el que se constituye el universo de las represent~c10nes generadas Así como para estudiar la estructura interna del signo se requiere orientar
por las estructuras sintácticas de L-a). Quede esto como ejemplo Yno como la investigación hacia el conocimiento de la relación lógica que vincula una
propuesta formal, independientemente ?~l lugar ~ue el problem~ de l?s forma presente con otra forma ausente mediante una función de sustitu-
"modos de la significación" pueda adqumr en el sistema de la sem10log1~. ción, para estudiar la estrnctura de un discurso se requiere investigar sus
Cuanto acaba de decirse hace que los ejemplos propuestos por Morns leyes de formación y de transformación, así como su capacidad de actualizar
para describir situaciones (que, por otra parte, sigue extrayendo del com- otro discurso dotado de sus propias leyes de formación y transformación.
El término "discurso" está usado aquí en un sentido muy amplio, como
lo requiere el universo del "habla cotidiana" de la cual Morris lo hace
sinónimo (p. 123). Así, lo adoptaremos provisoriamente, pese al lugar
"Rudolf Carnap, "Scheinprobleme in der Philosophie" (Berlín, 1928~, citado.en Joergen técnicamente asignado de "significante sintáctico" que precedentemente le
Joergensen, The Development of Logical Empiricism, Fundations of the Umty of Sc1ence, V. 11, hemos atribuido (p. 47). Pues bien, cuando el signo se encuentra ya actuali-
Chicago. The University of Chicago Press, 1970; p. 875. zado en un discurso podrá ser estudiado por sus relaciones de contigüidad
con !os otros signos junto a los cuales constituye tal discurso, de modo que
1• Esta clasificación coincide, pero con otro enfoque, con las clases de discurso de Galvano

Della Volpe, Crí1ica del gusto. Barcelona. Seix Barral; p. 99 Y ss.

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del conjunto de sus posibilidades de sustitución (tal como se encuentran propó~ito,: l~grar la función de significación y actualizar un elemento ( estruc-
establecidas en el sistema del lenguaje al que pertenece) se acota una única (si tura smtacuca ?e L-b) seleccionándolo entre un universo de infinitas posibi-
tal es la eficacia de los otros signos junto a los que se integra en discurso) o lidades, es ?~Clí, lograr la. ~roducción de un significado. Es el segundo de
una zona en que un conjunto de posibilidades de sustitucióri, siempre menor estos propos1tos, la selecc1on de una de tales posibilidades, el que podría
que aquellas de que dispone en el sistema, se proponen con cierta aleatorie- aproximarse a la propuesta de Morris.
dad (cuando a tal se reduce la eficacia de los otros signos junto a los que se En principio hay que acotar, respecto a la definición anteriormente
integra en discurso). Esto hace que pueda parecer posible un estudio causa- transcripta, que no se tratará del uso de un signo, sino del uso de un discurso
lista del discurso. En cuanto secuencia existencial, ya que todo discurso es ya qu~ éste es el instrumento capaz de actualizar significados. De un sign~
un fenómeno concretamente existente, hay en él un antes y un después y tan solo pode~os, ya bien describir sus relaciones en el sistema al que
cierta forma de antecedencia y consecuencia. La linealidad del discurso. pertenece, ya ~1en establecer el lugar en el sistema de otro lenguaje, al que no
postulada por Saussure para el discurso verbal. permite concebirlo como pertenece tal signo, que así queda mostrado por el primero, o sea, analizar su
una secuencia de producción en que cada elemento que se hace presente específica función de sustitución. Por consiguiente, debería entenderse,
es causa del que aparecerá a continuación y cualquiera de ellos sería el efecto cuant~ Moms plantea, como referido al discurso y no al signo. Con lo cual
del que le ha precedido. Así puede haber cierta tendencia a considerar a tal
cadena de producción como medio utilizado por su emisor para alcanzar
1 no le SlíVe ya para su propósito, que era hacer aparecer los distintos usos de
los signos como una de las componentes que, en su cuadro de doble entrada
una determinada finalidad u objetivo. Y, ciertamente, es el único medio (que transcnb'.mos en, la p. 148) pcrmitirún establecer los tipos de discurso.
posible para producir un único objetivo: la significación, si bien no por tal
encadenamiento causal sino en una integración estructural. El equívoco
comienza cuando se quieren incluir todos los posibles objetivos de la con-
j Pero todav1a habr~a qu~ depurar su propuesta del causalismo en que la
encu~dra. N? p~r re_s1stencia a una explicación causal, que tiene su ámbito
prop10 de ef1cac1a, srno por no adecuarse al tipo de problema del fenómeno
ducta de un organismo (aunque limitásemos tal organismo al humano) que se está estudiando. Un discurso en L-ano es causa de un discurso en L-b.
como el producido por el discurso o por los distintos discursos que puede Normalmente, el discurso en L-b preexiste, al menos como posibilidad, del
producir tal organismo. La obvia pluralidad subyacente está constituida por
aquellos otros discursos pertenecientes a otros lenguajes cuya respectiva j mismo modo que preexistía, al menos como posibilidad, el discurso en L-a
antes de que su emisor lo produjese. El texto que estoy escribiendo no es más
pluralidad sintáctica es actualizada por el primero mediante la representa- q_ue la actualización de una posibilidad que, evidentemente, preexistía en el
ción (como concepto semiótico específico). Tendremos, por consiguiente, s1_stema de la l~n~ua en que lo expreso. Si uso un texto para describir, por
en cualquier caso que pretendamos actualizar: a) una estructura de discurso, ejemplo, u? pa1saJ~, los elementos de tal paisaje y la sintaxis que lo vincula y
.la legalidad de cuya sintaxis dependerá del sistema del lenguaje al que que actualizo ~ed1ante mi texto, existían, al menos en cuanto posibilidad,
pertenezcan los signos que lo constituyan (pero se postula la unicidad de su an_tes de que_m~ t~xto se produjera. Eliminemos el antes y el después; existían,

l
estructura en cuanto discurso, proviniendo la pluralidad de los posibles
e~1s!en _Y ex1st1ra~, _al ma_rgen de que mi texto los actualice. No por una
sistemas de lenguaje por los que pueda optarse); b) un único objetivo a h1potes1s sustan~1alrsta, smo, también al margen de tal hipótesis, porque
alcanzar por tal discurso: la significación (postulándose la unicidad de la c~da uno de los signos que yo puedo "decir" eran elementos que habían sido
función significativa y proviniendo la posible pluralidad de los significados dichos precedentemente (y en cuanto ya dichos existían a mi disposición en
de aquellas otras estructuras sintácticas pertenecientes a otros sistemas de el s_1stema); y cada ~na de las relaciones sintácticas pertinentes a su propia
lenguaje actualizables mediante la función significativa del primero). En calidad (L-b) también había sido dicha (y en cuanto ya dicha estaban a mi
definitiva, la significación es una, que se produce o no se produce según que disp_osición como posibilidades de relación ente los elementos del sistema);
las interrelaciones de los signos en un discurso sean o no conducentes a la pudiendo yo, a lo sumo, proponer relaciones sintácticas que no habían sido
actualización del otro discurso; los significados son plurales, consistiendo previamente utilizadas para relacionar determinados elementos del sistema
cada uno de ellos en la particular estructura sintáctica del otro discurso que y, quizá, media~t~ ese uso diferente de las relaciones sintácticas, hacer que
ha sido actualizado por el primero. Dos conceptos: significación y significa- puedan ser perc1b1dos (sensorial o intelectualmente) elementos no identifi-
do, cuya proximidad paradigmática en castellano no debe confundirse con cados (pero siempre posibles) con anterioridad en tal sistema. El universo de
una semejante proximidad epistemológica en semiología; el primero desig- la semiología está, también, ya dicho: por eso analizamos la forma de decirlo
na una función constante y el segundo un universo de infinito número de Mo~ris_, para_ proponer, mediante un discurso en L-a (este texto), relaciones
elementos; ambos conceptos deben mantenerse perfectamente smtact1cas diferentes en L-b (el universo de la semiología tal como queda
diferenciados. representado a través del texto de Morris ). Pero mi texto no es causa de tales
Por consiguiente, el sujeto productor de un discurso lo emite con ufl doble relaciones sintácticas ni de la identificación de elementos semiológicos

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EL SIGNO CHARLES MORRIS

determinados; meramente las actualiza como posibilidades que existen con


independencia de que las diga o no. Lo que interesa. por tanto, establecer es 3. Las Partes de la Teoría de los Signos.
la legalidad de tal propuesta de actualización. La problemática de la actuali-
zación conducirá al establecimiento de homologías y heterologías entre Los conceptos de Morris que han sido analizados hasta el momento
pares de estructuras sintácticas, perteneciendo cada uno de los componentes corresponden al año 1946. Ocho años antes, en 1938, Morris había publica-
de tales pares a universos diferentes. Se trata pues de un análisis de totalida- do "Foundations of the Theory of Signs"; un trabajo destinado a integrarse
des y de su correspondencia o la falta de tal correspondencia, en modo en una obra plural, la "International Fncyclopedia of Unified Science" is,
absoluto o relativo; en tal análisis reaparece la sustituibilidad recíproca, con la que se buscaba afirmar la unidad fundamental del pensamiento
anticipada por la pertinente a cada uno de sus elementos constitutivos. científico, por ser básicamente único el lenguaje mediante el cual se lo
Cada significado no es sino una propuesta de sintaxis entre elementos produce. Estos ocho años marcan un notable cambio en Morris· durante su
diferentes a aquellos que se estructuran sintácticamente para actualizarlo. trans~urso se diste.ocia del empirismo lógico que, a impulsos, esp~cialmente,
Clasificar los significados es clasificar el universo de lo decible y, considera- de qmenes ya se agrupaban en torno a la desaparecida revista Erkenntnis
do como tal, tiene poca importancia para una teoría de los signos cuál sea la antes_ de emigrar a Estados Unidos, fue promotor de la Encyclopedia y
clasificación que se adopte. Pero, por el contrario, es fundamental para adqmere, por una parte, una progresiva adecuación al conductismr, (cuyas
dicha teoría la clasificación de las correlaciones que pueden establecerse consecu~nc1as hemos podido evaluar en las páginas precedentes) y, por otra,
entre los pares que producen tales significados. una creciente preocupación por los problemas de la ética y de la psicología
En el texto de Morris parecen imponerse, como una evidencia, y pese a que habrían de ir dejando atrás <\U interés por los problemas de la teoría de
cuanto antecede, la existencia de discursos que informan. evalúan, incitan o los signos.
sistematizan. Y es cierto que se trata de una evidencia y, en cuanto tal, Los conceptos de Mords que han alcanzado mayor difusión, en semióti-
particularmente peligrosa si no se sitúa en su lugar adecuado: el mensaje. ca, proceden de esta última época de 1946. Es la psicología conductista
La diferencia entre mensaje y discurso (este último en el sentido en que lo quie~ más uso hace de sus propuestas. No obstante, en el trabajo de 1938 hay
venimos desarrollando) es importante ya que el acotamiento respectivo una nqueza que nos llega menos contaminada por dogmatismos de escuela.
permite ubicarlos en momentos muy distintos de la teoría de los signos. En Hay un3: mayor atención hacia los problemas generales del lenguaje como
efecto, mientras en torno al discurso se agrupan los problemas del signo, de perspectiva para enfocar la caracterización de la semiótica. "La semiótica
la producción de la significación y de la selección de los significados, en el proporciona un lenguaje general aplicable a todo lenguaje o signo determi-
concepto de mensaje confluyen los problemas de la trasmisión de la informa- nado Yaplicable, asimismo, al lenguaje de la ciencia y a los signos específicos
ción y del proceso de comunicación. Un mensaje es la materialización de un que se usan en la ciencia" (p. 81). Su proximidad al conductismo, que habrá
discurso y, en cuanto tal, supone su transferencia de un emisor a un receptor de acrecentarse con el paso del tiempo, no deja de percibirse ya en esta
y su valor dependerá de las relaciones que puedan establecerse entre los época;. pe_ro establece una di~erencia entre la observación de lo particular y Ja
respectivos sistemas de cada uno de ellos, lo que, en definitiva, permitirá enunc1ac1ón de las abstracciones pertmentes al plano de lo teórico, distin-
emitir un juicio acerca de la posibilidad de interpretación de tal mensaje. Se guiendo entre "semiosis" y "semiótica", distinción qúe va a irse perdiendo
sitúa, por tanto, en otra zona de la problemática de la semiología, casi en sus por un temor creciente al reproche dementalista, cuyos rastros, como hemos
límites, ya que se hacen presentes términos, conceptos y problemas que son visto, todavía le recrimina Osgood.
propios de la teoría de la información. Muchas de las propuestas de Morris Morris entiende por semiosis: "El proceso en el cual algo funciona como
podrían ser recuperables si se las ubica en esta zona de confluencia entre la un signo" (Jbidem) y lo ejemplifica de inmediato con la situación en que un
teoría de los signos y la teoría de la información. Pero, en cuanto disciplinas, per_ro _re~po~de de determinada manera a un timbre, en la que luego habría
es preciso tener bien claro que la primera se constituye como un cuerpo de d_e ms1stJr reiteradamente. Pero en esta situación, fundamentalmente empí-
conocimientos teóricos, mientras que la segunda abarca un conjunto de rica Y conducta!, descubre el valor de lo mediato para su explicación teórica.
conocimientos predominantemente empíricos. Ello hace que sea diferente "En _la semiosis, algo toma en cuenta a otro algo mediatamente, o sea, por
su estructura interna, sus exigencias metodológicas y los procedimientos de med10 de un tercer algo. La scmiosis es, por tanto, un tomar-en-cuenta-me-
análisis a utilizar en cada caso. diato. Los mediadores son los signos-vehículo; quienes toman-en-cuenta son
El desarrollo de nuestro estudio nos ha conducido, pues, hasta el último
aspecto que es necesario considerar en la lectura crítica de Morris: el relativo 15
a las partes que constituyen una racional teoría de los signos. • Charles Morrís, Foundations of the 1ñeory of Signs, en Foundations of :he Unity of
Sc1ence, V. 1, Chicago, The UniversityofChicago Press (1938), 1971, ps. 77y ss. Las referencias
a este texto, entre paréntesis al final de cada cita, van en bastardilla.

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EL SIGNO CHARLES MORRIS

los interpretan tes; los agentes del proceso son los intérpretes; lo que se toma arnpha gama de aproximaciones a los fenómenos del signo, puede intentar
en cuenta son los designata" (p. 82). asumir el mismo rol" (p. 135). Por ello puede decirse que el Morris de 1938
En este proceso de semiosis todos los elementos están interrelacionados y estaba notablemente próximo al Peirce que. en l 897. escribía:" La lógica. en
la posibilidad de esta interrelación es una propiedad que se descubre en su sen ti do general. es sólo, como creo haber demostrado. otro nombre de la
determinado tipo de situaciones observables. "Las propiedades de ser un semiótica. la cuasinecesaria o formal doctrina de los signos " 16 .
signo, un designatum, un intérprete o un interpretante, son propiedades Pero en .1946, Morris despfa7a a la semiótica de este papel que le atribuye
relacionales que las cosas adquieren participando en un proceso funcional en la c1enc1a v se lo hace ocupar respecto a la filosofía: "La semiótica (que
de semiosis". Y de inmediato pasa a formular su concepto de semiótica:" A la rncluye a la lógica) se constituye, en este sentido amplio. en el órgano
semiótica no le incumbe el estudio de una clase particular de objetos sino de esencial de la filosofía. ya que, para que la filosofía cumpla adecuadamente
los objeto.s comunes en cuanto (y sólo en cuanto) participan de la semiosis" su tarea de plena sistemati1ación, necesita el mús pertine~ente conocimiento
(lbidem). que pueda alcan;ar acerca de los signos" (p. 237). Mediante esta transfor-
De este modo, la semiótica aparece como una teoría con ciertas caracte- mación, la semiótica ofrece la clave de los problemas que la filosofía pueda
rísticas de generalidad, mientras que la semiosis es la característica particu- plarHear resrecto a sus propios signos: pero ésta era la función que antes el
lar que puede poseer una determinada situación. Con la semiosis se califica rrop1o~orns le había atribuido respecto a la ciencia. En el primer trabajo,
un fenómeno; con la semiótica se identifica una disciplina científica; "La la sem1ot1ca ofrece sus rosibilidadcs de f(1rmali1ación a un sistema va
semiótica, como la ciencia de la semiosis, es tan distinta de la semiosis como formali1ado como es la ciencia: en el último. permite formali7ar un siste~ia
cualquier ciencia de la materia de que trata" (p. 86). En 1938, Morris no formali7ado. como es la filosofía.
independiza a la semiótica como ese lenguaje de toda la ciencia que no Lsto es coherente. en el estudio de 1946. con el rapcl de 'Ja semiótica
depende de ninguna corriente específica. Pero ya muestra su preferencia por rcspc_cto a b unificación de la ciencia. Terminantemente afirma que "la
el conductismo; hay una especie de debate en su propia conciencia intelec- sc1111ot1ca tiene una especial imrortancia en todo rrograma de unificación
tual que se trasfiere nítidamente al texto: " ... debe observarse que la teoría (siste111ati1ación) del conocimiento científico" (fl. 224). No obstante, poco
general de los signos no se encierra a sí misma en ninguna específica teoría antes ath 1ertc que el úmhito de tal conocimiento científico se acota, desde el
acerca de los alcances de una puesta en contacto con algo a través del uso de runto de vista de la imrortancia teórica de la semiótica, a los campos de la
un signo. Es posible considerar este 'tomar-en-cuenta-mediato' como el rsicología. los estudios humanísticos V la f'il<>sot'ía, y, respecto a la importan-
único término primitivo para el desarrollo axiomático de la semiótica. No cia rr:'1ctica, vinculúndola a los problemas relativos a la orientación de fa
obstante, la explicación precedente permite su tratamiento desde el punto de organi1ación individual .v social. ;1sí como de la educación. Ln definitiva, la
vista del conductismo y éste será el punto de vista adoptado en cuanto sigue. semiótica (trasladando a ella los intereses intelectuales del propio Morris)se
Esta interpretación de la definición del signo no es, pese a todo, necesaria. Se circunscribe a la psicología y la ética. La semiótica cstú muv próxima a
la adopta aquí porque tal perspectiva, de algún modo se ha generalizado convertirse en un instrumento de la percepción o en un instn;mento de fo
entre los psicólogos ... " (p. 84). idcolc'igico: curiosamente, las dos limitaciones que han influido en el descré-
Este oscilante criterio para encuadrar la semiótica no le impide a Morris dito_\ la banali7ación de la semiología.
establecer claramente cuál sea su valor respecto a las restantes ciencias. Fn 'Toundations ... ", Morris desarrolla la integración de la semiótica, en
"Puede decirse que toda ciencia empírica está empeñada en la adquisición de el mús amplio sentido, en el campo de los lenguajes científicos y requiere.
información que pueda servirle como signos confiables; es absolutamente rara la tarea de sistemati7ación que debe cumplir. "el uso de la lógica
cierto que toda ciencia debe formular sus resultados mediante signos lin- simbólica:\ dado que la semiótica trata íntegramente de relaciones, resulta
güísticos. En consecuencia, el científico precisa ser tan cuidadoso con sus particularmente conducente su tratamiento en hase a la lógica de relacio-
instrumentos lingüísticos como lo es en el diseño de los aparatos o en la nes" (JI. 133). Tiene muv clara visión. en ese momento, del material que está
realización de las observaciones. Las ciencias deben buscar en la semiótica manc¡ando y de las exigcncias metodológicas que implica. "Es muy impor-
los conceptos y principios generales pertinentes respecto a sus propios tante distinguir las relaciones que sustenta un signo dado y los signos usados
problemas de análisis de signos. La semiótica no es meramente una ciencia para referirse a tales relaciones: el pleno reconocimiento de esto es quizás la
entre las ciencias, sino un órgano o instrumento de todas las ciencias" (p. 134). más importante aplicación prúctica de la semiótica. La función de los signos
Este papel epistemológico atribuido a la teoría de los signos había sido es, en general. un modo por el rnal ciertas existencias toman en cuenta a
precedentemente desempeñado por la lógica, la cual "fue, en realidad,
incapaz de jugar el rol que se había atribuido; actualmente la semiótica,
incorporando a sí misma los más recientes desarrollos de la lógica y una "Charle.-, S;¡ndn, !'circe. Op. cil .. p;¡r;'1µr"I" 2.2"27

166 167
EL SIGNO
CHARLES MORR/5;
otras existencias a través de una clase intermediaria de existencias" (p. 86).
Así, el signo, como un existente intermediario, queda apuntado como un Pero. aunque ésta es la forma de presentación en que estr1·b 1 . .
al h h d f. ·' • . a a Ciencia V pese
puro núcleo de relaciones confluyentes, con problemáticas diferentes según ec º. e que, re mendose exclusivamente la semiótica a rela . .
el aspecto componente que se tome en consideración. :~ ~on~ttuyle e.n particularmente idónea para ser tratada segúc~~~e~ue:~~
Este claro acotamiento del lenguaje de la semiótica y de la calidad g1ca e ~e ~c10nes, no o~stante no es prudente ni posible en la resente
relacional de su objeto de estudio se debilita en 1946. Aparecen los modos de monograf1a mtentar tal tipo de exposición. Es cierto hp
lograd 1 ·1· · que mue o se ha
la significación y el uso de los signos para caracterizar las distintas clases de .. ºen e ana isis ~eneral de :as relaciones de signos por los formalistas
discursos y a la semiótica la adscribe a la clase del "discurso científico acerca empmstas y pragmatistas, pero los resultados alcanzados parecen ser un·~
de los signos; con el tiempo, desarrollará técnicas experimentales para este ¡eq~~~~ parte de lo que se podía esperar; la sistematización preliminar de
objetivo y su lenguaje contendrá también un cuerpo de ascriptores formati- os is mto~ asl:>ectos ha comenzado penosamente. Por tales razones como
vos que considerados en sí mismos pertenecen al discurso lógico-matemáti- por la función mtro?uc~oria de esta monografía, no ha parecido p~~dent
co (esto es, su lenguaje contendrá al discurso científico y al discurso lógico- intentar una formahzac1ón de la semiótica que vaya mucho más allá de~
matemático )" (p. 181 ). Una mirada a su cuadro ejemplificativo de los estado actual del tema y .que puede oscurecer el rol que la semiótica uede
grandes tipos de discurso, permite apreciar que el discurso científico es el presentar en la construcción de la ciencia unificada. Tal desarrollo cr~a ne
resultado de la concurrencia del modo designativo de la significación y el ce, pese a todo, como un objetivo" (p. 87). ¡Lástima que los lad~idos del
uso informativo de los signos. Al situar a la semiótica en el discurso perr? de ~avlov lograsen arrinconarlo en el puro conductismo'
científico, la hace partícipe del modo designativo, según el cual "el intérprete ~1multan,eamente con e~te. alejamiento de la lógica simbólica ·como len-
se encuentra dispuesto hacia determinadas secuencias de respuesta las cua- guaje especifico de I~ semiótica, Morris pone en duda y relega a un 1
les tendrán por término un objeto de determinadas características" (p. 66); sumame!1te secundario la clasificación de las partes de la teor1'a de 1 pape
que habia pro t 1 , os signos
y, simultáneamente, la hace partícipe del uso informativo, por el cual "el pues 0 en 938 · As1 como son las corrientes conductistas las
organismo debe tomar en cuenta el entorno en el cual opera'.' (p. 95). Esta 1
que .~e~u tan herederas d~I concepto de signo de Morris, su división de la
calidad de discurso científico que debe poseer la semiótica, según el texto de ;e~1 t1ca se convierte casi en un lugar común aceptado por cuantos acciden-
1946, dista mucho de la propuesta de que su tratamiento óptimo se debía a o .permanentemente se adentran en este campo ... salvo para el ro ¡
cumplir mediante la lógica de las relaciones, como había afirmado en 1938. ~o~~~~ue, ª.cbelptfando las prevenc~ones de O. Neurath, pasa a consid~ra~a0
O la calidad de discurso científico está incorrectamente caracterizado o no es n , pos1 e uente de confusiones '
tal discurso científico el que conviene a la semiótica. Ahora el discurso Es importan~e. tener en cuenta qu~ el espacio teórico que Morris se
lógico-matemático (que incluye una componente informativa además del preocupa de d1v1dir es el de la semiosis y no el de la semiótica con Jo cual lo
modo formativo de significación) es, meramente, una parte del lenguaje de ~r~s.~spectos que va a sefialar intervienen para enmarcar asp~ctos concreto!
la semiótica. e proceso en el cual algo funciona como un signo'" pero no · ·
el 'f · d 1 . · lo. , L · son cntenos•
Al margen, pues, de aceptar como correcta o no la caracterización del as1 icatonos . . e as propiedades
. . ,, generales '"'
. ue s 011Jetos comunes en
~~~~~:a:ciÍ9 n de la semios1s ·Esta díferencia también la va a omitir Monís,
discurso científico, se muestra el cambio operado en Morris al llegar a
excluir de la teoria de los signos todo otro encuadre que no provenga del 46 , r~to~e el ~roblema y, al haber debilitado su anterior
dl.st1'nc1·ó'n en t re sem1os1s
conductismo: "El presente estudio puede desarrollarse más provechosa- " y semiótica
. .. • 10 u t·1· t· ·
I ice en orma menos precisa para
mente sobre una base biológica y, específicamente, en el sistema de la ciencia .marcar e1 a 1canee y ~ubd1vis1ones de la semiótica" (p. 217). En cuanto
de la conducta" (p. 2). s~gue. no obs~ante, ~naltzaremos la propuesta como referida exclusivamente
Se pierde así definitivamente lo que había sido un proyecto de sólida a aspecto existencial de los signos (como aspecto por tanto d 1 d'
que e d d 1 · . , , e 1scurso,
elaboración para dotar de una estructura científica a la teoría de los signos. b s on( _e os _signos existen) Y no a su aspecto teórico o sistemático 0
Las palabras con que Morris, en "Foundations ... " formula este proyecto a stra~to v1rtualtdad de los signos en el sistema a que pertenecen). Se los
siguen siendo la pauta más precisa para la investigación contemporánea y trat~~a_, pues_, como elementos aptos para el análisis de los fenómenos
no dudo en hacerlas portadoras de mi propio proyecto. Las transcribo, pese se~i tidcos, sidn q~e, en principio, corresponda evaluarlos como criterios
a su extensión, para la reflexión de los estudiosos de la semiología: "Es or ena. o.r~s el sistema teórico correspondiente.
posible intentar la sistematización de todo el conjunto de términos y propo- La división, tal como se propone en "Foundations " "I
tres J t 5( · , ... , se apoya en os
siciones concernientes al s'.gno. En principio, se puede presentar a la semióti- d c7rre ª ? . s!~no-vehi~ulo, desi~natum, intérprete) de la relación triádi-
ca como un sistema deductivo, con términos no-definidos y enunciados ca e ª sem1?s1~ (p. 8fJ. S_urgen, as1, tres relaciones diádicas que caracteri-
primitivos que permiten la deducción de otros enunciados como teoremas. zan 1os consiguientes amb:tos.

168
169
EL SIGNO
' CHARLES MORR!S

Semántica Pragmática

"Una puede estudiar las relaciones de los signo~ co~ l?s ob~~tos a l_os La segunda de las relaciones diádicas enunciadas por Morris surge por-
cuales se aplican tales signos. Esta relación se d_e_nommarad1me?s10n ~e~a~~ que "el objeto de estudio puede ser la relación del signo con sus intérpretes.
ti ca de /a semiosis... Al estudio de esta dimens10n de lo llamara semant1ca Esta relación se denominará dimensión pra¡;mática tic la semiosis ... , y el estu-
(Ibídem). Siguiendo un criterio que había anticipado previamente, o?s~rva dio de tal dimensión se llamará pragmática" (p. M) Ll término ofrece una
que "puede hacerse una distinción entre su aspecto puro y des~nptivo, directa derivación del que identifica a la corriente filosúfica del pra¡fmatismo y
proporcionando la semántica pura los términos y l~ te?ría necesar~os para a la cual, como nos recuerda el propio Morris. pertenecieron Peirce, Ja-
hablar acerca de la dimensión semántica de la sem10s1s y concerniendo la mes, Dewey y Mead, en el campo de la semiótica'". Pno. en cuanto
semántica descriptiva a las instancias actuales de tal dimensión" (p. 99). término clasificatorio, se preocupa por conferirle una formulación especír1 ·
Observa que los estudios semánticos tienen un neto atraso respecto a los ca. "Dado que la mayoría de los signos, si no todos, tienen como intérprete'
sintácticos, pese a los aportes que, en su tiempo, habían producido Camap Y a organismos vivos, ello constituye una suficientemente ajustada caractni ·
Tarski. En consecuencia, reclama el esclarecimiento de los términos "estruc- zación de la pragmática como para decir que se ocupa del aspecto biótico dt'
tura" y "estructura de un lenguaje'', ya que sin ello ~e multiplicarán _las la semiosis, o sea, de todo fenómeno psicológico, biológico y sociológico
inútiles discusiones acerca del problema. Tal fue, efectivamente, el camino que aparece en el funcionamiento de los signos. La pragmática, asimismo.
que siguió la investigación lingüística, debiéndose el actual de~arr?!lo Y tiene sus aspectos puro y descriptivo; el primero surge del propósito de
vigencia de los problemas semánticos a los progresos en la formahzac10n de desarrollar un lenguaje con el que dar cuenta de la dimensión pragmática de
las estructuras de la lengua debidos a Noam Chomsky y su escuela. la semiosis; el último se refiere a la aplicación, de tal lenguaje a los casos
En el lugar central de una teoría semántica, ubica Morris el concepto de específicos" (p. 108). Si ya Peirce había mostrado u na discreta preocupación
"regla semántica", la cual "designa en semióti~a una _regl~ ,que esta~lece por encuadrar sus conceptos teóricos acerca del signo en el contexto de la
bajo qué condiciones un signo se aplica a un objeto o s1tuac10n ... U~ s1~no comunicación. Morris origina una multitud de estudios y algunos intentos
denota cuando cumple la condición formul~~a por u~a re~la semant1ca, de síntesis que permiten llegar a hablar de unapraxiología como la disciplina
mientras que la regla misma establece las cond1c10nes designativas Ydetermi- específica que tiene por objeto la actuación lingüística. La propuesta toma
na por tanto el designatum (la categoría y la clase d~ los denota_ta)"(¡;. 101).
Cita los aportes al respecto, provenientes ~e la _lóg~ca y de la fllosofia ?e la
ciencia, que formularon Reichenbach y AJduk1ew1cz. Nuevamen_te acierta " En 1970. Charles Morri' publica lhc l'ragn1111u· lfo1n11t'llt 111 l11m 111111 l'/11/010¡>'11 (Ne\\
en el desarrollo que había de alcanzar un punto considerado_ cr1:1c1al por ~as York, George Brazillcr), en el cual pasa revi~la a la~ circu11 ... L111u.1.., 111 ... 11',11l ª" c11 q11l' ... e p1•1d11l t·
corrientes críticas y, no obstante, continuadoras del pos1t1v1smo lógico el pensamiento pragmatista y lo analiza desde el punto de v1\la dr la 'n1111",1" "· L1111t·1c cdc>lc 'f'.'".
la axiología v la cosmología. Estudia. agudamente. lm m{¡, dcstacadm '"Pn '"' dc· l.1 echr" el.-
(Received View). Los estudios acerca de la estructura de las teorías científicas Charles Sanders Peirce. William James. John Dcwc\ y 1 krhnt Mead 1>"1tl1d<>, rn ""
atribuyen la mayor importancia al adecuado planteo del problema, n:1á.~ adhesiones. entre el pragmatismo y el conductismo. se esfuer¡¡1 pllr de\laca1 la 111tl11rnn.1 q11.-
conocido en epistemología como el de las "reglas de correspondencia el primero ejerció sobre el segundo: "El pragmat isrno representa la actitud L'l110c1c>11al. '"'" ".1
(correspondence rulel). El problema del "signi_ficado" en el seno de una e intelectual que ha predominado en el desarrollo de las ciencias conductistas en lm (·,::idc>s
llnidos" (p.169). Lamentablemente. imbuido por los métodos y criterios cxper1111c11taks del
teoría científica y su independencia o dependencia respecto a las estructuras
conductismo. trata de convencernos de su afirmación utililando los resultados de u na c11rnn111
propiamente sintácticas (totalmente formalizadas en el cálculo o relativa- permanente mantenida desde 1954 hasta 1963. entre los Fellows ofthe Center for ;\"111ccd
mente formalizadas en los lenguajes naturales) puede ser un problema real o Stud; in the Behavioral Sciences. Los tres mil treinta y cinco cuestionarios le ofrecen porcenta-
un pseudoproblema, como lo califica C. G. Hempel 17 • Lo cierto es q_ue, entre jes que le permiten ratificar la importante influencia del pragmatismo en los ámbitos de la
los términos teóricos de una ciencia (que se corresponden con los signos del sociología. la antropología y la psicología conductistas .... todo ello según el buen sentir de
quienes fueron respondiéndolos. No tratamos aquí de evaluar ni discutir la magnitud de tal
lenguaje L-a en que algo queda enunciado) y los enuncia?os observaci?n_ales influencia: sólo señalar la pobre1.a e incluso la distorsión de los métodos conductistas (ya que.
constituidos por términos observacionales (cuya finalidad es desc~1b1r l_a en realidad. no se respondió a la importancia de tal influencia. sino que se informó acerca de la
sintaxis que acontece en L-b), o sea, los enunciados acerca de la smtax1s adhesión o rechazo que cada encuestado sentía respecto a ·la componente pragmatista que
perceptual del fenómeno, se extiende una distancia difícil de salvar Yque no recibió durante su formación en la respectiva disciplina): cuando ya la Filosofia de la Ciencia
en los Estados Unidos había elaborado distintos y mucho más rigurosos instrumentos anali1i-
se cruza sin riesgos. cos para decidir este tipo de problemas epistemológicos (entre otros. los aportes procedentes
de continuados desarrollos a partir de la. varias veces ci1ada en este trabajo. Encyclopedia of
lJnified Science. de la que el propio Morris fue editor y colaborador).
1• Carl G. Hempel. en Frederick Suppe. Op. cit .. p. 253

170 171
FL SIGNO
' Cll·llU I .\ .1 t O N. N. l\

de que un signo prepare al 111tt·rprctc a tener lo en cuenta sólo puede afirmar-


cuerpo en Sánchez de Zavala: "Vemos, por consiguiente, que en un plan0 se en f1111ción de otros signos. Ls nc1t" que tal afirmación no es ne~esaria,
intermedio entre el estudio puramente lingüístico ... , de la actividad semióti- pero. d1 principio, siempre scr;'1 pw.ihk l"1111ularla y, en tal caso, relaciona
ca ... , y el análisis de su efectivo ejercicio ... , se encuentra la teoría de los al signo en cuestión con los otros .'>1g1u1s < '11;1111"' 111;'1.-; signos hayan sido
principios que permiten, en general, tal actuación en una entidad dada; lo claramente referidos a otros signos. L111tm 111.1" 1;1-.m ;1pan·ntcs de signos
que podría llamarse praxiología lingüística ... , si se a~opta el término pra~io­
aislados prueban al análisis no ser tale.\\ 111111" 11"1"" '"" "1v,11"' ,c relacio-
logía en el sentido de teoría de la praxis, de la act1v1dad eficaz en sentido
nan con otros signos, potencial cuando no ;1ct11;il111<·111<·. 11".1111.11111111·1111·111<·
amplio" 19 . establecer una tercera dimensión de la semiosis 1·001 d111.11 l.11 1111 l.1-. 1•l1 .1-. cl1 •··
En Morris, ha de ser la propia concepción de la pragmática, en cuanto
ya mencionadas. Esta tercera dimensión se de11on11na 1;'1c/111101111111 11111111 111 11
parte de la teoría de los signos, la que ha de irlo distanciando de la estructura de la semiosis ... , y al estudio de tal dimensión se le llamar;'11111t11111111 (!• 8\¡
lógica que, inicialmente, fue el centro de su propuesta. "Si del pragmatismo Pero esta conflictiva complicación. Morris la limita al ;'1mhito de I;¡ .11·111111111.
se abstraen los rasgos de particular interés para la pragmática, el resultado ya que, en lo que se refiere a la lógica y, por tanto, a la scn11út1c;1, "l.1
puede formularse así: el intérprete de un signo es un organismo; el interpre-
sintáctica, como el estudio de las relaciones sint;'1ctic;1.' c11trc '"' sig11lls,
tante es el hábito de respuesta que tiene tal organismo, en razón del signo
haciendo abstracción de las relaciones con los ob¡l'los o crn1lll.'>1111n p1 ct;a11
vehículo, respecto a objetos ausentes que son relevantes para una situación
tes es la más desarrollada de todas las ramas de la scn11út1ca" lh1dn11.
problemática presente, como si estuvieran presentes. En virtud de la semio-
sis, un organismo toma en cuenta las propiedades relevantes de objetos También en esta dimensión Morris postula la existencia de "reglas sintác-
ausentes, o las propiedades inobservables de objetos presentes, consistiendo ticas", las cuales abarcan "las reglas deformación que determinan la permi-
en esto el significado instrumental general de las ideas" (p. 109), con lo cual sible combinación independiente de los miembros del conjunto (denomi-
los designata quedan incluidos en el ámbito de la pragmática. nándose a tales combinaciones enunciados) y las reglas de transformación,
También para la pragmática propone la introducción del término "regla que determinan los enunciados que pueden obtenerse a partir de otros
pragmática"; dicha regla "establece las condiciones en los intérpretes bajo enunciados" (p. 92). Pero Morris entra en un terreno peligroso cuando trata
las cuales el signo-vehículo es un signo ... El enunciado de las condiciones en de establecer la especificidad de la sintáctica en semiótica, frente a la sintaxis
las que se han usado determinados términos, en aquello que no ha sido lógica. A modo de ejemplo propone utilizar "el término 'enunciado-obieto'
abarcado por las reglas sintácticas o semánticas, constituye las reglas prag- para designar cualquier enunciado cuyo designatum no incluya signos; tal
máticas de los términos en cuestión" (p. 113). enunciado lo es acerca de cosas y puede estudiarse en la semiótica" (p. 93).
Anteriormente se ha planteado, en este mismo trabajo, la hipt'1tesis de que
Sintáctica todo enunciado en un determinado lenguaje ( p1 ,r qc111pl1 ,, 1 a) 11, c.'> a enea
de otro enunciado en otro determinado lenguaje (por c¡c111plt1. 1 h) N" ,,.
Tras haber enunciado las relaciones diádicas precedentes, observa Morris ha entrado a la consideración del concepto de lengua,1c que e' l 1111da 111n1Lil.
que "una importante relación entre signos no se ha introducido todavía: la en definitiva, para establecer tal hipótesis, ni es éste d lugar pa1;i hacnl11.
relación formal de los signos unos con otros" (p. 84). No obstante, plantea Pero aún, frente a tal supuesto, admitiendo la existencia de enu11c1;1dm que
los problemas previsibles respecto a la dificultad en identificar al signo puedan referirse puramente a fenómenos o cosas (en cuanto no l111gtiist1ca
aislado o acerca de si es correcto aplicar el nombre de signo a algo que no sea mente elaboradas) el tema da lugar a grandes debates en teoría de la c1cnu;1.
parte de un sistema de signos. Dado que Morris no diferencia adecuadamen- La existencia de términos teoréticos y de términos observacionales es con-
te el tipo de relaciones que vincula a un signo con los restantes signos del flictivo. como lo es el problema que subyace en tal diferencia acerca de la
sistema al que pertenece, en cuanto posibilidad virtual, por una parte y, por existencia de predicados analíticos y predicados sintéticos. En 1938. Morris
otra, las relaciones que vinculan a un signo con los restantes signos del puede citar ya opiniones de Carnap en cuanto dicho autor "puso en claro el
discurso en que aparece, en cuanto existencia actual, el problema lo deja un hecho de que muchos enunciados que son aparentemente enunciados-objetos
tanto perplejo, si bien se le impone la n~cesidad lógica de tomar en conside- y, por tanto. acerca de objetos que no son signos, muestran ser, bajo el
ración este tipo de relación. "Por cierto que, potencialmente, si no actual- análisis, pseudo-enunciados-objeto a los que debe interpretarse como enun-
mente, todo signo tiene relaciones con otros signos, en cuanto que el hecho ciados sintácticos acerca del lenguaje" (lbiJem). En 1966, el propio Carnap
seguía tratando de ajustar el mismo problema y refiriéndose a la diferencia
entre los predicados analíticos y los sintéticos caracterizaba los primeros
1• Víctor Sánchez de Zavala, Indagaciones praxiológicas sobre la actividad lingüíslica, Ma- como aquellos que "si son ciertos, lo son en virtud de sus formas lógicas y el
drid, Siglo XXI, 1973; ps. 38 y 39. significado de los términos lógicos y descriptivos que contienen". En cuanto

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EL SIGNO CHARLL.\' ll40l?Ul.\

a los segundos "la verdad o falsedad de una sentencia sintet1ca no se la, ya c~á.si.ca, crít.ica de ( 'hrnw-.k' ··a 11 ..,11u lio de Skínner 23 sohre la aplicación
establece por el significado de sus términos, sino mediante información del analwsfunc1onal al compml;rnw·nl•• \Tlhal.
factual acerca del mundo físico" 2º. La dimensión sintáctica de la semiosis Ch?msky, situándose en el mismo plano que Skinncr (y no "desde otro
habrá de tener. en este debate, un papel específico a través de la determina- parad1gm~", co!'°o se ha pretcndido 14 ) esl ahlc-n· la mconsistcncia, ambigüe-
ción de los respectivos niveles de lenguaje y la validación particular de cada da? Y erronea interpretación de los tl-1"1111110~ v t"1111t"t"pl<>' 11tílitados por
uno de ellos, así como de la correspondiente correlación. Sktn~er, cuando pretende trasladarlos dd e~111d11• del 111111por1mni<·n10
Tras la elaboración de estas tres dimensiones de la semiótica, Morris se experimental de las ratas en el labora1orio, a la p1!'du1 11'•11 v 1"""',¡de fa
considera en condiciones de caracterizar lo que puede entenderse por len- cond~cta verbal en el. hombre. La diferencia húsica, tal w1110 Ju plu 11 11', 1 l'I
guaje: "Un lenguaje. en el pleno sentido semiótico del término, es cualquier prop10 Chomsky, reside en que para Skinner "la cont nb1w1ú11 drl huhl 11 1111·
conjunto intersubjetiva de signos-vehículo cuyo uso se determina mediante es totalmen~e trivial y elemental, y la precisa predicción del co111po11 11111 w11 11,
reglas sintácticas. semánticas y pragmáticas" (p. 113). con lo cual. en verbal reqmere tan solo la especificación de unos pocns fac1t11«' 1•xt«i t1m
realidad. desplaza a la definición y contenido de dichas reglas la caracteriza- que él ha aislado experimentalmente en organismos inferiores"; mu· 11 11ª'
ción de lo que por lenguaje deba entenderse; que. no obstante, al identificar ~ue, para Chomsky, "la predicción de la conducta de un or~:anísmo romph-
los lugares que confluyen en tal concepto. ya es de por sí una relevante tarea. JO ,<o de una máquina) requeriría, además de la informan1'm ;tenca de
En el intervalo entre la obra de Morris en 1938 y la que publica en 1946, se e~t1mulos externos, conocimiento acerca de la estructura interna del orga-
edita la lntroduction to Semantics de Carnap ( 1942) el cual rinde homenaje a msmo. Yde los mo.dos por los cuales éste procesa la información adquirida y
Morris como autor de tal distinción. señalando apenas "una leve diferencia orga~1za su propio comportamiento. Estas características del organismo
en el uso del término 'pragmática' que Morris define como el lugar de las constituyen, en general, un complicado producto de la estructura innata, el
relaciones entre los hablantes (o ciertos procesos en ellos) y las expresio- proceso de maduración genéticamente determinado y la experiencia pasa-
nes". Para el propio Carnap. la pragmática abarca las investigaciones acerca da"; por todo lo cual "los hallazgos obtenidos en los laboratorios del teórico
de los lenguajes cuando "hace explícita referencia al hablante o, en términos del refuerzo, si bien yerfectamentc auténticos, sólo pueden aplicarse al
más generales, al usuario de un lenguaje ... (sin que, respecto a esta clasifica- complejo comport.am1ento ~um~no del modo más grosero y superficial y los
ción, haya diferencia entre referirse o no a los designata)" 21 . intentos especu~auvos de d1scut1r el comportamiento lingüístico exclusiva-
En 1946, Morris. aparte de citar el párrafo en que Carnap adopta la mente en tales termmos excluyen la consideración de factores de fundamen-
clasificación por él propuesta. reformula su propia clasificación en términos tal importancia que están, sin duda, :>. disposición del científico, si bien,
más adecuados a su entera adscripción al conductismo (y mucho menos. por actualmente, no puede formularse coit precisión su carácter específico".
supuesto. a la construcción científica de la teoría de los signos). Nos limita- No vamos a entrar aquí a revisar el demoledor análisis crítico efectuado
mos a transcribirla: "Pragmática es aquella parte de la semiótica que con- por Chomsky de los ejemplo!' aportados por Skinncr y en los que éstt· t'illírno
cierne al origen. usos y efectos de los signos en el interior de la conducta en la fundamenta su argumentac!/m respecto a la utilidad del arnílis1s funcional al
cual acontecen; semántica se refiere a la significación de los signos en todos desplazarlo del comport:uniento observado en sus cohayos al dd homo
los modos de significar: la sintáctica se refiere a las combinaciones de los signos loquens. Digamos,. t~n sólo, que las observaciones ·formuladas poi
sin atender a sus específicas significaciones ni a sus relaciones con la ~homsky han ~on.stttrndo artrnmentos sumamente valiosos para rcfu!ar los
conducta en la cual acontecen"(p. 219). intentos behav1onstas de explicar la acruación lingüísrica y sus fonómenos

"> ."Chomsky. Rc,icw ol B. 1:. Sk11111c1 .. , "Vcrhal lkhavior". en Languagc. 35. n" 1. J9W. J"
Polémica Chomsky-Skinner
-6 ª 58: reimpr.eso en dt\cr.'ª' oportunidades: .1. A. hidor and J . .l. Kat1. l71c Stmcturc o(
t:ngua~e: Readmgs m the Philosop!iy <~F Languaf!e, Englewood Cliffs. Prentice-Hall. 1964, ps.
Re~ulta oportuno. para completar este estudio acerca de la distorsión que · 7-578, L.~· Jakobovns and M.S. Mi ron, Remlinf! in the Psychologyof Lanf!UOf!e, Englewood
introduce el conductismo (en nuestro caso, el de Morris) respecto a la Cl.'ffs, Prent1ce-Hall. 1967, ps. 142-171: en esta oportunidad con una breve introducción del
fundamentación de una semiología 1igurosa. destinar unos breves párrafos a misi:no Chomsky para advertir que encuentra "poco del tema que hubiera cambiado si lo
escnb1era en la actualidad": nuestras referencias son traducción propia de este texto. Hay
versión castellana con el thulo "Reseña de 'La conducta verbal' dt> B F. sk·
N dl (C ·¡ d ) Pr b • · ·
" o
tnner • en scar
u er omp1 a or , o lemas epistemológicos de la psicologla Buenos Aires S'gl 1
XXI
1975; ps. 113-164. · , o ,
'"R11dol1 ( arnap.
259 \ 260
/'l11/mophiu1I Fmmdati,,11s o( l'hnics. Ncw '1 ork. Basic Boob. 1966. p>. ::e.
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"Rudolf Carnap. l111roduction to Semantic.~. Cambridge, Harvard University Press, 1942: p. 9. 13. n 9 l. · · ~ ' ' ·

174 175
EL S/(íNO CHARILS MUIWIS

concomitantes mediante el pretendidamente simple manejo de los concep-


tos de "estímulo", "respuesta" y "refuerzo". Tales conceptos, no obstante, en una sucesividad temporal v/n \ll\l:1po~1u!111 espacial. Sería el único
aspecto del lenguaje al cual podría enf< 1d1rselo desde· una perspectiva similar
continúan haciendo estragos en el estudio de los lenguajes animales, tanto
por desorbitar la capacidad de simbolización que se les atribuye, como por a la .uti~i,zada por Skinner, val.iendo cmpno todas las ohjeciones de indife-
renciac10n, falta de exhaust1v1dad, amhi!!,ll<'dad v ~implismo reduccionista
impedir una correcta evaluación de la facultad semiótica que efectivamente que le achaca Chomsky.
manifiestan.
Lo que nos interesa destacar es la existencia de múltiples problemas La posibilidad de formular una explicaciii11 cl.-1 .1-.1wl"lo 11·1111inrico me-
donde Skinner pretende que veamos tan sólo uno; así como que dicha diante el enfoque conductista queda totalnll'ntc ni li11cl;1 pn1 L" 1111 , 111 as
multiplicidad se distribuye en conjuntos de problemas cuya vía de resolu- razones con que argumentamos que el sonido del t 1111h11" l'll .-1, ª"' d.-1 1w 11c,
ción requiere la adopción de métodos distintos e, inclusive, en determinados hambriento, no era signo de comida sino signo dcl 111111 di' la , 111111cl11
aspectos, el recurso a estructuras teóricas distintas; todo ello en función de El aspecto sintáctico queda también fuera dc la\ pm1h1lrdad1·" nplrc 1111
que la aparente unidad del fenómeno en estudio, el habla, contiene en sí vas de la propuesta de Skinner ya que la ckmentalrdacl d .. la \llll•I• 11'111
diferentes objetos materiales de conocimiento. Hay aspectos "naturales" experimental originaria (una rata que presiona 1111a palanca ª""'ª"ª ;1 la
como la capacidad biológica de fonación y articulación del lenguaje y hay pared de la jaula, con lo que logra que k caiga 1111a bolrta c1 .. c1111111la.
aspectos "culturales" o "sociales" (sin que con esto reivindiquemos Ja eventualmente condicionada la totalidad de esta cond11cta al emT111lido de
dualidad d~ "ciencias naturales vs. ciencias sociales") como la capacidad una luz que indicaría la existencia, no inmediatamente perceptual, del
representativa o simbólica de los signos lingüísticos y la posibilidad pragmá- alimento) no permite la menor aproximación al estudio de la estructura de la
tica de la comunicación entre sujetos capaces de la interpretación de las sintaxis propia del lenguaje verbal (recordemos, sólo para marcar distan-
correspondientes estructuras simbólicas. En este sentido habrá de entenderse cias, el problema de los no-signos de Hjelmslev o de la segunda articulación
la advertencia de Chomsky respecto a "los peligros inherentes a todo intento de Martinet, en los que se apoyan propiedades indispensables de la sintaxis,
de 'extrapolar' la complejidad de la conducta a partir del estudio de respues- tales como la recursividad, la corrección, etc. y que resultan indiscrimina-
tas tan simples como el presionador-de-palancas", no como una compleji- bles en dicha situación experimental).
dad lineal (que podría incrementarse, teóricamente, en forma indefinida Respecto al cuarto aspecto, el interpretativo, sobre el cual recaen las
11_1ediante un encadenamiento acumulativo de "reforzadores secundarios"), mayores y más virulentas críticas conductistas, que lo impugna por menta-
sino como una concurrencia simultánea de niveles de conducta (el decir y Jo /isla (con una comprensible aproximación al furor antimetafísico de Jos
dicho, o sea, aquello acerca de lo cual se habla; los desencadenantes del decir positivistas), se trataría del problema al que indirectamente le pretendería
y la selectividad de lo dicho; la gramaticalidad del decir y la semanticidad de dar solución Skinner, reduciéndolo a la descripción de fenómenos ohserva-
lo dicho; la eficacia, en el mismo hablante o en otro sujeto del decir y la bles de tipo empírico. O sea, ubicada en un contexto situacional. la conducta
posibilidad o capacidad de la interpretación de lo dicho; etc.). verbal acontece entre determinados fenómenos precedentes y otros dl'lcrmi~
De este "conjunto heteróclito de los hechos del lenguaje" como los nados fenómenos subsiguientes; en ellos radicaría la única estructma analr
califica Saussure, podemos separar los tres aspectos cuya delimitación inició zable (ya que observable) y suficiente para explicar la significacii'm c1 .. la
Morris: 1) el decir o conducta consistente en hablar (así como toda conducta conducta verbal (que no es otra que la de ser interpretada, ya qui' l'\
consistente en escuchar), cuyos desencadenantes y cuya eficacia pertenece- provocadora de otro acontecimientG esperable por su intermedio). FI su Jl'lo
rían al tipo de objetos de conocimiento con cuyo estudio se genera una de la conducta verbal la produciría como respuesta (y, por tanto, en rad1;1 de
pragmática; 2) lo dicho o tema acerca del cual se habla, cuya capacidad de ser haber interpretado adecuadamente) a un fenómeno precedente que puede
representado en el lenguaje pertenecería al tipo de objetos de conocimiento haber sido reforzado por el pre-conocimiento del fenómeno subsiguiente a
con cuyo estudio se genera una semántica; 3) la gramaticalidad lingüística que su habla daría lugar (comportamiento eventual del receptor). En el
del decir y la gramaticalidad semiótica de lo dicho que pertenecerían al tipo paralelismo implícita y constantemente establecido por Skinner, la conduc-
de objetos de conocimiento con cuyo estudio se generaría una sintáctica; a Jo ta de la rata sería la misma que se reproduce en cualquier situación de (por lo
que puede añadirse un cuarto aspecto relativo a la selectividad de lo dicho y menos) un monólogo: la luz desencadenante del comportamiento de presio-
a la posibilidad y capacidad de comunicación de lo dicho, lo cual pertenece- nar la palanca que proporciona la comida se correspondería, supongamos,
ría al tipo de objetos de conocimiento cuyo estudio generaría una teoría de la con un impacto emocional (como la visión del cadáver de Julio César por
interpretación. parte de Marco Antonio) desencadenante de un comportamiento verbal (el
El aspecto pragmático estará destinado a estudiar fenómenos observa- shakespeariano monólogo) reforzado por el conocimiento de Ja posible
bles, por lo general causalmente vinculados y, en todo caso, diferenciables eficacia de tal comportamiento (la consecución del poder). Ya Chomsky
argumenta suficientemente respecto a la aleatoriedad absoluta de las rela-

176 177
-
EL SIGNO

ciones que podrían vincular a los momentos del "estímulo", "respuesta" y


"refuerzo" en la conducta verbal, para que insistamos en ellos. Ubiquemos,
someramente para concluir, el problema en su correcta perspectiva. Se trata
de atribuir un sentido a esta secuencia triádica de comportamientos consi-
derando que se ha producido una interpretación que el segundo segmento (la
presión de la palanca o el monólogo)hace del primero(elencendidode la luz EPll.O<;o
o la visión del cadáver) sabiendo lo que va a ocurrir en el tercero (la obtención
de la comida o del poder). Ahora bien, la rata ¿interpreta la luz como signo Un Nuevo PróloKo
de la comida? (es evidente que Marco Antonio interpreta el cadáver en fun-
ción del poder). O bien, la rata ¿recuerda que el encendido de la luz
precedió a su actividad de presionar la palanca en las oportunidades en que
obtuvo la comida? {es evidente que Marco Antonio no necesitó antes pasar
por otra situación similar a aquella con que se encontró al entrar al senado
romano, sino que su actividad consistió en inventar la posibilidad de generar
el poder a partir del cadáver). Es cierto que la memoria de tal triádica
secuencia reviste cierta complejidad ... considerada en el cerebro de una rata.
Pero la facullad de la memoria no es identificable con la facultad del lenguaje,
caracterizándose, justamente, ésta última por su capacidad para generar o
interpretar secuencias no experimentadas previamente, por lo que la descrip-
ción de un comportamiento mnémico no puede utilizarse como explicación
de un comportamiento lingüístico. Una vez más, como ya habíamos consta-
tado en el análisis de Morris, el conductismo trata de transformar lo sustitu-
tivo del signo en lo secuencial del comportamiento; el "estar en lugar de", en
un "estar antes {o después) de"; la dualidad saussuriana "significante-signi-
ficado" o la doble dualidad peirceana "representamen-fundamento" y "re-
presentamen-interpretante", en la simple y clara yuxtaposición de "antece-
dente-consecuente". Por desgracia, esta pretendida claridad observable em-
píricamente no ofrece más que una evidencia cuya tautología esconde,
complicándolo, al problema que se trata de explicar.

178
EPILOGO

El mejor fruto que puede obtenerse de la lectura de Saussure, Peirce y


Morris consiste en la formulación de un programa de investigación. Cada
uno de ellos ofrece sustanciales fragmentos teóricos que se hace necesario
homogeneizar y sistematizar para que proporcionen consistencia científica
a la semiología. Por eso resulta oportuno formular una serie de enunciados
que delimiten problemas, identifiquen los concepto~ de que se dispone y
señalen los interrogantes pendientes en los vacíos que la teoría todavía no
ha descubierto. Este epílogo no clausura sino que propone temas a la
investigación y a la discusión fructífera; las afirmaciones que lleguemos a
realizar deberán considerarse. en todos los casos, como provisionales y
guiadas por la intención de encontrar un principio de orden en el rico
material preexistente.
1) Estatuto científico de la semiología. Conforme anticipáramos en la
Introducción, la semiología puede definirse como el estudio de las caracle-
rísticas y manifestaciones de la facultad semiótica en el hombre (y en las
restantes especies orgánicas).
Ello exigirá, a su vez, una definición explícita de la facultad semiótica. En
este sentido puede ser útil recuperar d concepto de facultad lingüística
enunciado por Saussure: "lafacultad... , de evocar mediante un instrumento,
cualquiera sea éste, los signos de WI lenguaje regular". Al hablar de una
"facultad" pareciera que se trataría de un objeto de estudio perteneciente a
la psicología o. incluso. a la fisiología; no obstante, se alude con ello
simplemente a un centro de producción de signos del que no interesa a la
semiología el proceso orgánico por el cual llegan a manifestarse, ni los
condicionamientos psicológicos que eventualmente pueden afectarlo (si bien
la concurrencia de ambas disciplinas puede aportar información auxiliar a la
semiología; y viceversa). Por el enfoque de la semiología. tal centro de
producción (e interpretación) puede estudiar~e como estructura lúgica aten-
diendo a los mínimos elementos necesarios para la manifrstauún se1111út1rn,
sin perjuicio. en una instancia lógicamente posterior. de ín1cg1a1 tal co11oci-
miento en un marco de mayor gcnt:ralídad, capa1 de ofret:cr l'Xphcrnnncs
hipotéticas a espectros más amplios del comportamiento humano.
Al diferenciar el estudio de las carac1erís1icas del ct"e las mani/i'st11rn1111-rse
diferencian los aspectos teóricos y empíricos de esta disciplina. El hecho de
que el conocimiento busque la producción de integraciones y no fragmenta-
ciones de la información no debe ser confundido con la necesidad de
proceder ordenadamente en la elaboración de tal conocimiento. Lo cual se
refiere ya a la segunda de estas proposiciones provisionales que estamos
formulando.
2) El objeto de conocimiento de la semiología. La semiología deberá ser
considerada como una ciencia empírica y no como una ciencia puramente
especulativa, ni menos como una cosmovisión.·AI enunciarla como ciencia
empírica pretendemos que se considere la existencia del objeto, cuya estruc-
tura se propone explicar la semiología, como previo e independiente del
conocimiento que produzca esta ciencia. O sea, el comportamiento semióti-

181
EL SIGNO
EPILOGO

co del hombre (y de la totalidad del universo de lo orgánico) es un fenómeno (también como hipótesis inicial puede afirmarse que la totalidad de los
cuya ocurrencia es descubierta y no producida por la semiología; dicho sea fenómenos culturales), lo que no quiere decir que la semiología estudie a la
esto con independencia de que, posteriormente, se modifique tal comporta- cultura, sino a las formas mediante las cuales la cultura se manifiesta.
miento semiótico por intervención del propio conocimiento alcanzado. También son instrumentales otros fenómenos que pueden situarse en ámbi-
tos marginales de lo cultural, ya bien por responder al aprendizaje de
En cuanto ciencia empírica deberá poseer, por tanto, la biplanaridad que comportamientos ritualizados o estereotipados o ya bien por tratarse de
le es pertinente: Una teoría semiológica constituida por términos teóricos, manifestaciones procedentes de información genéticamente recibida. Así,
adecuadamente definidos, vinculados por leyes lógicas y que deberán satisfa- los comportamientos experimentales de animales sometidos a un aprendiza-
cer las condiciones inherentes a todo sistema teórico; y una práctica semioló- je condicionador (y que, estudiados al margen de una semiología rigurosa,
gica destinada, mediante las propuestas que procedan de aquella teoría, a la aparentan e, incluso, son propuestos como homologables al lenguaje huma-
explicación de determinados fenómenos generados por el hombre (y por las no) y también los comportamientos de comunicación animal con sus congé-
restarrtes especies orgánicas) y a la predicción del futuro comportamiento de neres y aquellos que han sido denominados "simbólicos" 1 por reproducir,
tal tipo de fenómenos, sin que medie o mediando la intervención provocada siempre en el ámbito animal, aparentes comportamientos de comunicación
de específicas componentes semióticas. El paso entre uno y otro de ambos sin que se observe destinatario real: todo ello, en cuanto utiliza manifesta-
planos deberá cumplirse conforme a determinados modelos semiológicos; ciones instrumentales para una vinculación efectiva o aparente con su
éstos interpretarán las leyes, los enunciados legaliformes o las hipótesis entorno, forma parte del objeto de estudio de la semiología.
(según sea el grado de verificación y/o de falsabilidad que los afecte) trans- Este enfoque contribuye a situar a la semiología en el nivel epistemológi-
formando los términos teóricos (definidos en la interioridad del sistema co como metateoría, ya que su objeto material está constituido por ese
teórico) en sus correlativos términos observacionales (establecidos por ob- producto de base biológica, cuyo desarrollo es paralelo al desarrollo psico-
servación y/o, en la medida en que ello sea posible, experimentación). lógico en que se encuentra el organismo que lo produce y cuya plenitud se
Así pues, puede decirse que el objeto material de la semiología está alcanza con el estatuto lingüístico específico de lo humano, que es el signo.
constituido por las conductas y comportamiento semióticos en general. Ahora bien, el contenido significativo de las distintas clases de signos es el
Supone la existencia de una semiosis como actividad estudiada por la semio- objeto de conocimiento de las teorías o disciplinas científicas y, de modo
logía. Tal semiosis puede intentar definirse como toda manifestación de un particular, de las denominadas ciencias sociales o humanas. Para éstas, no
organismo mediante la cual produce fenómenos sensoria/mente perceptibles a por multiplicar denominaciones, sino con el objeto de concretar, en lo
los cuales utiliza como instrumento mediador en sus relaciones con su entorno o posible, su ámbito y el tipo de cxplíl..:ación que les resulta pertinente, puede
habitar. Se trata por tanto de fenómenos de naturaleza instrumental (o sea, postularse como más correcta sil caractni:raci611 de áendas semióticas,
que no se agotan como finalidad en sí mismos, sino que están destinados a la puesto que el objeto material en el cual inl<'nictwn r rn me 'fl/í('(l{'itÍn procuran
producción y/o a la representación y/o a la interpretación de entidades (distintos aspectos del comportamiento humano 11de111 .. l'ultum") n l'tl 11gno
situadas en su entorno). Por esto la semiología no puede ser considerada en No es pues pertinente, por mera analogía, como 1an l 1111'1 ílt-1 a111n11 e pn,111li•
modo alguno como urrn cosmovisión: porque no estudia contenidos sino las en su momento Lévi-Strauss, la 111ílin11:i6n de una metodología p1ovn1w111c
formas capaces (y su relativa adecuación) de transportar tales contenidos. La de la lingüística, sino que, en h1 medida en que la misma lmgtíÍ'illc1 c'i 1111.1
extensión de tal semiosis abarca, en una hipótesis inicial, a la totalidad de lo manifestación de la más general y abarcadora facultad ,\cm11í11rn, '>n ;1
biológico, sí bien sus desarrollos más impor"tantes (antropocéntricamente, al necesario disponer de la específica estructura metodológica 4ut· propor n<>
menos) corresponden a los producidos por el hombre. El lenguaje es el ne la semiología ... aun cuando ésta todavía no exista.
a
fenómeno instrumental por excelencia, ya que no se tiene sí mismo por Por lo que respecta a su ohietoformal, de modo totalmente provisional,
por esa carencia teórica que la limita en la actualidad, aparece constituido
finalidad, sino que su utilización supone, justamente, que no se atienda a su
presencia en cuanto materialidad, sino a aquello que, por su intermedio, está por términos y relaciones que provienen, en su gran mayoría, de la lingüísti-
siendo dicho; el lenguaje tiende diríamos, un tanto metafóricamente, a ca, si bien también puede rastrearse una notable influencia de la Teoría de la
hacerse invisible. La semiología es el estudio de esta "invisibilidad"; prescin- Comunicación, de la Lógica Simbólica y, sobre todo en los últimos tiempos,
de del contenido y analiza las cualidades que una determinada estructura de la Teoría General de Sistemas. Trataremos de enunciar los componentes
formal (generalmente, de suma complejidad) debe poseer para adecuarse elementales de la estructura formal de la semiología en el punto 4 de este
como instrumento mediador de un contenido cualquiera. Esta característica epílogo.
instrumental del lenguaje la poseen no sólo las lenguas habladas o escritas,
1 Konrad Lorenz, Consideraciones sobre las conductas animal y humana. Barcelona, Plaza Y
sino multitud de otros fenómenos culturales.
Janés, 1974; ps, 23 y ss.

182 183
-
F/. S/(,'I\/( 1 /:P/LOGO

3) tl método científico de la semiología. Por su carácter de ciencia empíri- cuanto a sus respectivos contenidos de los que nos limitaremos a las proposi-
ca. el método más adecuado para el tratamiento teórico. contrastación y ciones más generales, sin las desagregaciones y análisis en cuyo cumplimien-
generalización de sus hipótesis y explicaciones, así como para la aplicación to radica. justamente. la puesta a disposición del conocimiento científico del
práctica de los correspondientes enunciados al análisis, interpretación y adecuado sistema teórico de la semiología. En segundo lugar, una observa-
producción de los fenómenos semióticos, es el hipotético-deductivo. En la ción metodológica: la sl:cucncia que sigue posee un orden de enunciación
actualidad hay ya un suficiente desarrollo de la semiología, tanto en especula- que consideramos se corresponde con el orden analítico pertinente a la
ciones teóricas, como en observaciones empíricas, lo que permite aproxi- investigación semiológica; o sea. que no podrá explicarse, respectf' a fenó-
marse a cualquiera de las manifestaciones que pueden considerarse su meno semiótico alguno. la producción de la significación a que está destina-
objeto material con un bagaje teórico susceptible de la correspondiente do ni las condicione; que habrá de requerir su posibilidad de interpretación
confirmación o falsación. Esto deberá conducir a la corrección. modifica- por parte del corres Jondiente destinatariu. ~;il que, previamente, hayan sido
ción o eliminación de las hipótesis preexistentes. Por otra parte, caso de establecidas las car<,cterísticas específicas al signo. al texto y a la representa-
enunciarse hipótesis nuevas en forma inductiva, las mismas deberán ser ción significante. R~sulta muy habitual encontrar desarrollos explicativos
evaluadas en función de su coherencia con las restantes del sistema teórico, de la significatividad que toman al mensaje, cualquiera sea su naturale1a,
en el estado de desarrollo abundante pero parcial en que se encuentra. Como como totalidad; la otaiidad es un objetivo que el análisis semiológico tiene
no se trata de un conocimiento puramente especulativo. no será suficiente que alcanzar como reordenación de la~ entidades arnlíticamente deslinda-
con demostrar la deductibilidad rigurosa de sus enunciados respecto a das; pero, primero, tiene que deslindar tales entidades y establecer su
determinados axiomas considerados come fundamentales; como tampoco eficacia, para lo cual tiene que poder reconocerlas empíricamente. La
se limita a una recopilación de información empírica. no será suficiente con búsqueda apresurada de respuesta a la significatividad de un mensaje con-
producir generali7aciones de fenómenos observados; ambos aspectos de la tradice la investigación semiológica y la reconduce a generalizaciones que
tarea de investigación deberán estar contemplados. La aproximación empí- podrán, en el mejor de los casos. poseer un valor estético pero nunca
rica a su ob_¡eto de conocimiento. es decir. la observación y descripción de cien tífico.
fenómenos semióticos, deberá complementarse con la form11lación de enun-
ciados generales legaliformes con apetencia de valide? relativamente univer- 1. Teoría del Signo.
sal. así corno se deberá explor.. r la posibilidad heurística de evidenciar los
axiomas 1mplícilos en sus actuales desarrollos teóricos. Y no "Teoría de los Signos" ya quL: t·~ta pluralización hace r,.ferencia a las
4) La l'\·tructura teórica de la semiología. La elaboración de una estructura distintas manifestacione~ ,emiótic:1s qta" son l'mpíricamcnte constatables,
teórica adel uadamente razonada y fundamentada constituye la necesidad pero que la semiología, en cuanto cil·nci11 gl'111Tal, dl'lw s1sll'mati1ar confor-
más urgente en esta área del conocimiento. Pese a los notables desarrollos me a la determinación de sus caractníst1t·;1s l1111<L1111t·11taks v 11111vcrsall's.
operados tanto por los "clásicos" a cuyo pensamiento nos hemos acercado Tan sólo podemos proponer, como tema dl' 111vl'sl1¡'.ac1.-111. 1111 <ks;111ollo
en este trabajo, como en los subsiguientes estudios que tan amplia difusión descriptivo del signo y es el siguientl': IIl'igno c.1111111u·d1at!111. 11·111111111/111n111·
han etlcontrado, falta una sistematización que merezca la calificación de perceptible, entre lo que es prcviamcn1c conocido acerca di' ,J/go 1· /111 ¡11111/>1/1
estructura teórica de la semiología. Aquí trataremos, meramente. de aproxi- dades que ese algo tiene de trans/ármar.1·c en un conocimi1·11111 i/1/1·11·111r
marnos al problema estableciendo una propuesta respecto a los términos Es importante no confundir la función de mediador que es propia dl"I
teóricos que requieren adecuada definición, la cual, una vez elaborada, signo en cuanto algo que estú por algo y para posibilitar la transforrnacrún
permitirá disponer de los conceptos fundamentales de cuya interrelación del conocimiento que de ese algo se tiene en un momento dado. con el uso a
podrán deducirse las hipótesis básicas de esta disciplina; recién entonces, los que está destinado como mediador entre alguien (o algún texto) que propo-
modelos construidos a partir de tales hipótesis dispondrán de variables ne algo y quien lo interpreta. Ver al signo en todo mensaje como mediador
significativamente relacionadas y podrán ser interpretados con la informa- entre un emisor y un receptor puede ser una consideración habitual y común.
ción específica y procedente de los fenómenos semióticos, en cuya explica- pero no establece su función científica. Primero el signo posee la posibilidad
ción radica la razón de ser de la semiología. de mediar entre lo conocido y ello mismo o una nueva propuesta de
Es necesario formular dos advertencias respecto al breve esbozo teórico conocimiento; esta es su característica en cuanto entidad mediadora o de
con que concluiremos este ensayo: en primer lugar. la absoluta provisiona- sustitución; luego. y con plena eficacia empírica, un emisor utiliza esta
lidad de los enunciados que se proponen y la plena conciencia de su insu- potencialidad del signo para organizar su mensaje con la concreta propuesta
ficiencia. no en cuanto lugares necesarios del sistema semiológico que que le interesa transmitir a su receptor,
creemos preferible reducir a su mínima y completa expresión lógica, sino en Un signo, en su correspondiente código, se vincula a los restantes de tal

184 i8'.i
EL SIGNO EPILOGO

código mediante su valor, que deberá ser establecido respecto a cada reper- Como quiera que todo signo sustituye a otro, una secuencia de signos
torio o sistema semiótico. Pero, por el mero hecho de poseer un valor no es yuxtapuestos deberá, en todos los casos.sustituir a otra secuencia de signos
signo; requiere poseer una significación y ésta, a nivel del signo, consiste en la (sin que deba corresponderse el número ni la calidad de las relaciones actuali-
relación que guarda su propio valor con el valor que, en el correspondiente zadas en uno y otro texto). La existencia de un texto supone, por tanto, la
código, posee otro signo al que el primero sustituye. O sea, no existe, desde el existencia de otro respecto al cual cumple su función de mediador; es en tal
punto de vista lógico, un signo, sino que, para que exista como signo, otro donde se pretende producir la modificación del valor de los signos que
~e?erá? existir ya dos (como tampoco puede existir, en un mismo código, un constituyen a tal otro, para lo cual, por lo general. deberá mantener con toda
umco signo, ya que su valor provendrá, al menos de su relación con otro, y lo nitidez las relaciones (en que se concretan los valores) de yuxtaposición de
mismo ocurre con aquel al que sustituye, se tiene en definitiva que para que los signos que constituyen al que actúa como mediador.
exista un signo se requiere establecer la existencia de cuatro signos). No La problemática del texto requiere la elaboración lógica, y la pertinente
obstante, es prematuro hablar, a nivel del signo de la significación, sino de contrastación empírica, de la reiaC1ón de yuxtaposición y la identificación de
una correspondencia entre signos (o lugares relacionales) de códigos recí- las operaciones en que la misma se concreta.
proca o unidireccionalmente sustituibles; por ello, más que del par: valor-signi-
ficado, debería hablarse del par: valor-mostración. Un signo, sin contexto, no 111. Teoría de la Representación Significante.
puede hacer otra cosa que señalar o mostrar el lugar correspondiente en otro
código o sistema al que sustituye. Su posibilidad de cambio, su dinámica, La estructura lógica del signo es conceptualmente organizable y empíri-
anticipada un tanto intuitivamente por Peirce y desaprovechada por él, no came~~e vent~c~ble; las secuencias constitutivas del texto requieren de la
es más que una virtualidad cuando se lo considera en el paradigma en el que reflex1on analtt1ca y de una rigurosa observación del fenómeno semiótico
se integra; tal dinámica opera, no sobre el propio sistema al que pertenece implicado. Pero uno de los aspectos cruciales frente al cual se suelen estrellar
sino sobre el sistema en que se encuentra el lugar al que sustituye; pero para las buenas voluntades semiológic.as es el de la capacidad que signos y textos
evidenciar tal cambio necesita de un contexto (si se trata de un signo del posee~ ~ara represe_ntar a las entidades ausentes cuya sustitución (con toda
lenguaje verbal) o de su propia transformación formal (como ocurre, por la pos1b1hdad de e_f1cac1a transformadora que ello permite) producen.
ejemplo, con los signos del lenguaje pictórico). Se trata de un tipo de relacion;•s que no ha sido encarado con la debida
La problemática del signo requiere la elaboración lógica, y la pertinente autonomía. Es deci;, que su est_udio ha sído, por lo general, un supuesto tan
contrastación empírica. de la relación Je sus1itución y la identificación de las ob"'.10 que se!º. deJo de lado, s111 atnh111rk status de componente necesario
operaciones en que la misma se concreta. al sistema teonco de la sem10logía. l .a propuesta tentativa que aquí formu-
lamos e~ l~ de .re_clamar, para tak~ rdanom·~. una inwst igación de sus
Il. Teoría del Texto caractenst1cas log1cas y de las part1n1larnladn n11pí111 ª'qui' ad1 •plan en su
concreta ocurrencia. No coincide nm d c-.t who ik l;1 1 d;u 1,'111 .i.. """t 1t ucilm
Por el mismo razonamiento desarrollado con respecto al signo, tampoco p~_rtinente al signo ya que el mismo se refien: a la~ po,1h1hd.idc' de , 11 -.t 1t 11
wrresponde referirse a una "teoría de los textos" o "de los discursos". c1on que ofrece en cuanto entidad pcrknedcnte a 1111 ~1s11·111a p.. , d, 011 1111
Optamos por el término "texto" a causa de que "discurso" implica la rio, las relacio~es ~ ~ue nos :cfrrimos y para cuya sistc111a1 11 au1'111 p1 op., 111·
presencia, como objeto de necesario análisis, de la significación, con los mos la denommacion de "l enría de la representación sígnifiG111tc ... nmu1
problemas ya mencionados. ten en aquellas relacionex qui' put'dan vincular a signos de si.~ll'mas di.lti 11 10.1. d 1•
Entendemos por" texto" un conjunto existente y sensoria/mente percepti- modo que el uno pueda .l"t'r co.nsidaado como representante del otro. ax{ como
ble, cuyo mínimo deberá constar de dos signos y cuyo máximo resulta poseer también a las relacione.1· entre los .vignos de tales sistemas diferentes cuando.\"!'
una extensión teóricamente inacotable, encontrándose, los signos que lo consti- manifiestan en los textos respectivos.
tuyan, vinculados por alguna forma de yuxtaposición: en cuanto constituido por To_dos los temibles espectros del mentalismo se levantan airados apenas se
signos, participa de su misma cualidad fundamental de mediador. menc10?a este _tema. Como ~lemento constatable, como "realidad" inobje-
Aquí, el concepto de mediador debe entenderse también en el sentido que table, solo se d~spone de un signo, de un texto; lo otro, lo sustituido aparece
se manifestó respecto del signo. Los signos que constituyen un texto pertene- co"?º. ~na entidad totalmente metafísica y, por consiguiente, ajena a la
cen, normalmente, al mismo sistema, por lo que sus relaciones actuales en pos1b1hdad de encontrar explicación científica. No obstante, cuando el
tal texto materializan las potenciales de que disponían en el código o abogado o el procurador actúan en nombre o representación de su cliente
sistema; pero, nada obstaculiza que puedan constituirse textos mediante la tal representación se funda en una convención que, por ser de naturalez~
yuxtaposición de signos pertenecientes a sistemas diferentes. jurídica, deberá estar adecuadamente establecida. Es sólo un ejemplo, pero

186 187
EL SIGNO

f<:PILOGO
permite vislumbrar por dónde podrá orientarse la investigación para deter-
minar, en el universo de la cultura, la necesaria convención implícita por la sustituido,, en virtud de la transformación que sobre él operan los signos
cual los signos y los textos pueden remitir a signos o textos ausentes y constitutivos de un determinado texto; este valor no necesita ser original, pero
sustituidos. siempre será nuevo, en cuanto cada texto sintácticamente coherente y que
En el fondo se trata del problema de la semántica, pero generalizado, en sustituye a otra sintaxis que, por su intermedio, también puede establecerse
cuanto la semiología es una ciencia general de los signos, y replanteado en como regular, produce necesariamente una determinada significación. La
coherencia con el sistema que venimos desarrollando. No se trata de un originalidad puede predicarse acerca de la información que contiene una
mero cambio de denominación sino, posiblemente, de la identificación del significación; la novedad es una propiedad de toda significación, con inde-
espacio teórico de investigación abarcado por el término "semántica". pendencia de que aporte información original.
Requiere, en consecuencia, una revisión semejante a la cumplida en el En consecuencia, esta mínima parcela de la significación podrá llegar a ser
presente trabajo, de las fuentes teóricas de esa disciplina; una relectura de los enunciada, explicando la producida por determinado fenómeno semiótico y
aportes de ia escuela europea, vinculada a los nombres de Bréal, Buyssens, prediciendo la que puede ser producida por determinado fenómeno (pero no
Pottier y Greimas, y de la escuela americana a través de Chomsky y de los proponiendo un determinado fenómeno semiótico para que surja cierta
debates en torno a los planteos de Katz y Fodor, sin dejar de tener muy en significación, salvo en el caso de significaciones previamente formaiítadas y
cuenta los aportes de la lógica simbólica de Frege, Tarski y Carnap. que, por tanto, excluyen la'posibilidad de contener información original).
Como criterio ordenador, si bien un tanto provisional, puede anticiparse Para ello deberán utilizarse los dos instrumentos conceptuales que, si se han
la conveniencia de acotar dos grandes ámbitos de este estudio: por una cumplido los estadios precedentes, estarán a disposición del investigador: las
parte, el referido a deslindar la problemática de las homologías topológicas homologías topológicas entre los respectivos sistemas y las homologías
entre. al menos. dos sistemas diferentes de signos; por otra, el referido a la sintácticas entre los textos correspondientes. Así, la significación encontrará
problemática de las homologías sintácticas entre, al menos, dos textos, uno de su doble problemática: la relativa a la validación de la estructura sintáctica de
los cuales sustituye al otro. Todo ello cumplido al puro nivel de los significan- cada uno de los discursos contrastantes (el sustituyen te y el sustituido) y la
tes, lo cual interesa en cuanto únicos elementos sensorialmente observables, relativa a la validación ae la corrclaáán entre ambas estructuras sintácticas.
para, a través de ellos, recuperar las respectivas coberturas semánticas y
establecer las correspondencias y desajustes que puedan producirse.

IV. Teoría de la Significación.

Recién en este punto, cuando se han constatado las calidades asignables a V. Teoría de la Interpretación
cada uno de los niveles precedentes, será posible enfocar el problema de la
significación. En principio, si se dispone de la información proporcionada
por el análisis de cualquier fenómeno semiótico bajo los modelos proceden- Este último aspecto es ya 1'1llH'li"11'111 de'"'.'> pu11l"," .111tn 1"' "" 1111 • ""'""
tes de las cualidades del signo, del texto y de la representación significante, cidos. La comprensión de la el 1l'alla dt' los IL·11úm1·1111-. -.1·11111•l11 "" ,,11 • 1 .,, 11 ..
será analizable la significación, no como entidad metafísica, sino en sus de una comunidad estar:'! e11 d11cl'ta 1daciún de las cll11ve11< 1011<". \ lf""ll""
aspectos más concretos e inmediatos. Siempre quedará fuera de Ja posibili- a
respeCtO la Calidad de los signos expresa O lÚCÍtalllellfl' l'Slahln 1dm l 4'111• •
dad del conocimento científico un amplio campo de la creatividad humana: constitutivos de los mensajes sonaks: ;1sí como al dominio qut' pt1'>1·;111 '""
todo aquello que sólo la intuición podría establecer y que contiene las claves usuarios de tales convenciones. FI concepto dcinterpretación parte d11 n ta
de la poesía y de la imaginación; pero no todo lo significativo es poético y, mente del de significación, cstahlccicndo la posibilidad de que un de1ermitu11111
además, la significación, una vez producida está transportada por esos receptor se encuentre en con<Jiciones u'e conocer el nuevo valor que adquie1e un
elementos significantes que pueden ser objeto de conocimiento científico. signo sustituido en viriud de la transformación que sobre él operan los signos
Hay pues un mínimo acatable, en lo que respecta al conocimiento de la constitutivos de determinado texto.
significación, que puede ser, sin duda, objeto de estudio riguroso y sistemá- Diferenciando por tanto su problemática de la Teoría de ia Comunica-
tico. ción, y centrándola en el concepto de significatividad de un texto, la teoría de
Pero, además, el mismo concepto de significación requiere una reubica- la interpretación deberá dar cuenta de los siguientes aspectos: producción,
ción que le proporcione mayor consistencia conceptual. En este sentido, transmisiórr y recepción significativas de textos significativos.
podemos decir que significación es el nuevo valor que adquiere un signo Tales son los que pueden considerarse problemas fundamentales para la
sistematización de la ciencia de la semiología.
188 189
-

INDICE ANALITICO

A Causa,
- como signo del cf.:cto, 130;
Accesorio, 2 7 - material, 141;
Accidental, 27 - natural, 118.
Actuacion, 89; Causalismo, 162.
-lingüística, 175. Ciencia ( s),
Adscriptor, 148. empírica, 166;
·I Aidukiewicz, K., 170. hurn;111as, 90, 183;
Alienación, 23; sen11úticas, 183;
- deshumanizante, 25; sociales, 183;
- funcional, 23, 24, 25; •estructura epistemológica, 118.
- humanizante, 23, 25; Científico, 13,
- real, 23, 24, 25; - modo, 160.
Alienado, 24. Cfrculo de Viena, 27
Altcrnatividad, 140, 141, 143, 146, 147. Clase,
Análisis, ·-universal, 153;
- diacrónico, 61 - vacía, 153.
- funcional, 175 · Clasificar,
- semiológico, do; actividad de, 28, 29.
- sincrónico, 61. Cúdigo, 12.
Anticipación, ( 'ombinatoria,
- y sustitución, 122, 123. actividad de, 29
Antropolo&ía, ( '11111pa1ac11'111, 8').
- semiologica, 20. (
0
llllllllllt IU lj.111,
Apocalipsis, 51. 11111111111, IK 1
Ardrey, R., 24. '11111¡111111'1111'
Argumento, 91, 103 a 106. 1 11,1y1111lh111 1l1 1I .1.,111111 111, 1"'I1
A ristóte/es, 3 7. 1·v.1l11,1l lvu 111•1 •11111111• •11. 1 , 1
Articulación, 2 7. 1111••• •ll'llvu .1 .. 1 •l~11llh "'· 1, 1
Articular, 4 7. ( "11111 <'1'1", •10, •I 1
Artificial, lo, 21, 25. ( 'ond111"111 ( "'l.
Axiomatización, 120. ad1no1111ln, 1 IK,
lúiücas, 1 l 'J, 1 JO,
necesaria, 1 .l.'>,
B su lidcnte, 1.Vi.
Conducta,
fJallv, Ch .. 32. - discurso y, 152;
Biológico, lo , 22. - modificada, 119;
Blache, M., 53. - semiótica, 151;
Bobes Naves, M. del C., 30. - signo y, 149;
Bréal, M., 188. - signo y objetivo, 150.
Brose-Wolpoff.
- hipótesis de, 3 3. Conductismo, 15, 151.
Buysse113, E., 188. Conocer, 26.
Contexto, 97, 150, 186.
- de descripción, 154;
c - de evaluación, 154;
- de identificación, 154;
Caos, 83, 86. - de prescripción, 154;
Camap, R., 75, 84, 159, 170, 173, 188. - signo y discurso, 150.

191
-
'

EL SIGNO INDICE ANALITICO

Contigüidad, E G lnterpretante, 25, 82, 84 a 91, 109;


- integradora, 34. - modificación en la disposición del,
Continuidad, 124. Eco, U., 14, 81. General Semantics, 29. 119.
Convencional, lo, 20. Efecto, Glosemática, 87. Interpretativo,
Copérníco, 159. - de significación, 148, 154; Goodall, J. v., 23 .. - aspecto, 1 77.
Correlación, - la causa como signo del, 130. Greimas. A. J., 34, 39, 186. Intérprete, 169;
- entre estructuras sintáctícas, 159. Eficacia, 120. - de un signo, 88.
Correlatos, 88, 91. Finstein, A., 64.
Cualisigno, 91 a 93, Encyc/opedia of Unified Science, 141.
- icónico-rhemático, 108, 109. Enunciado, 158; H J
Cuantificador, 110. -- ex tensional, 119;
Cultura, 66, 69, 110. - intensional, 119; Habla, 176. J akobovits, L. A., 17 5.
- universal, 120. Habla / Lengua, Jakobson. R., 81.
Enunciado-objeto, 173. - la oposición, 27 a 36. James, W., 141, 171.
Epistemología, 75. Hanson, N. R., 105. Joergensen, J., 49, 160.
CH Hayakawa, S. l., 29. Juícío, 159.
Escritura, 36.
Escuela de Varsovia, 30. Hecho, 89.
Chomsky, N., 30, 84, 105, 170, 174 a Hempel, C C., 52, 170.
178, 188. Esencial, 27.
Hipotético-dcd uct ivo, K
Estímulo, 137, 176;
- complejo, 140; - método, 184.
Historia, 60. Katz, J. J., 30, 175, 188.
compuesto, 14 7. Koko, 21, 23.
Estímulo-preparatorio, ll5, 117, 137, Historicidad,
D - de la relación entre dos sistemas, 69. Korzybski, A., 29.
138.
Estructura, 169; Hielmslev, L., 42, 43, 87, 103, 177. Kosuth, J., 54.
Definición, 38. 39. concepto, 34; Horno, Kotarbinski, T., 30.
!Je/la Volpe, e; . 160. - de dbcurso 56· - sapiens, 24; Kuhn, T. S., 40.
Dcnotatum. 142, 143. de un lengu'aje,'!69; - erectus, 24.
Derrida, J., 75. de sustitución, 130; Homologías,
Descripción, - sintáctica, I 56; - sintácticas, 186;
-- contcx to de, 154. teórica, 28. - topológicas, 186.
Descriptor, L
Evaluación, Horizonte scmiolopco, 25.
- tipo de significado, 152. contexto de, 154. Howells, W. W., 33. Leakey, M., 124.
Designativo, Evaluador, Hui/, e f,. 137. Lectura,
modo, 168. tipo de significado, 152. Humanidad, 21.
Dcsignatum. 88. 170. - de un cuadro, 57.
Evaluativo, Husserl. f.·., 48. Legisigno, 91, 98 a 100;
Dewey, J., 171. - uso, 161.
Díacronía, Evidencias, icónico-rhemático, 108, 109;
- sincronía y, 64 a 70. sintaxis de las, 160. indicial-dicisi~no, 109;
Diacrónico, Excepcional, lo, 134. indicial-rhematico, 109;
análisis, 6 1. Existencia, 89. simbólico-argumental, 109;
Diccionario, 38. Icono, 91, 93 y 94. simbólico-dicisi~no, J 09;
Expresión, 42. Identificación,
Dicisigno, 91, 96 y 9 7. simbólico-rhemahco, 109.
Diferenciación, 21. contexto de, 154. Lengua,
Dionísio de Tracia. 94. Identificador, 148; como semiología particular, 75;
Discurso, 12, 27, 125, 148, 158, 162; F - tipo de significado, 151. definición explícita, 35.
científico, 168; Ideologico, Lerrgua / Habla,
- las componentes del, 148 a 164; Facultad, signo, 51. la oposición, 27 a 36.
lógico-matemático, 168; de la memoria, 178; Idiolecto, 45. Lengua / Lenguaje,
- publicitario, 64; del lenguaje, 178; Incitativo, la oposición, 19 a 2 7.
signo y, 148; lingüística, 181; uso, 161. Lenguaje, 60;
- signo y contexto, 150, 151; semiótica, 74, 181; Indice, 91, 96. animal, 135; 176;
teoría del, 185; Figura, 103. Indicio, 123, 124. cinematografico1 51;
- tipología, 15; Filosofía de la Ciencia, 28. Individual, lo, 27. en sentido semiotico, 174;
- uso de un, 163; Flo, 21, 23. Informativo, facultad del, 17 8.
virtual, 6 5; Fodor, J. A., 30, 175, 188. uso, 161, 168. Lenguaje / Lengua,
y conducta, 15 3; Folklore, 53. Integración, 12. - la oposición, 19 a 2 7.
yuxtaposición en, 53, 54. Forma 26 89· Intemational Federation of Nacional Lenguaje-objeto, 49, 90.
Disposición, 137, 138, 146; psi~ol~gía de la, 26. Standard Association (/.S.A.), 39. Lesniewskí, St., 30.
- a responder, 117. Formalízacíón, 120. International Organisation for Lexema, 62.
Disyunción, Formantes, 115, 139. Standardísatfon (J.S.0.), 39. Ley (-es),
excluyente, 141, 146; Frege, G., 188. Interpretación, 177, 189; - intrasistémicas, 98;
simple, 141. Fundamento, 25, 83, 84 a 91, 109, 156. - teoría de la, 175, 189. - intersistémicas, 98.

192 193
EL SIGNO 1 INDICE ANALITICO

Pragmática, 88, 171, 172, 176. significativa, 154;


Linealidad, 56, 149.
Lingüística, 14;
N
1 Pragmatismo, 171. sintagmática, 28, 34;
- del habla, 29; Natural, lo, 21, 25, 129.. • Praxiolo~ía 30;
, 172.
triádicas, 88.
Réplica, 99.
- diacrónica, 64; Neanderthal, 33, 48.
- facultad, 181; Necesidad, 89. Pr 122. Representación, 12, 154, 156;
- objeto de la, 32; Neurath, O., 169. Predisposición, 13 7. relación de, 18 7 ;
- sincrónica, 64. Newton, G., 64. Prescripción, semiológica, 158;
Lógica, Nombrar. 49. contexto de, 154. significante, concepto, 187;
- de relaciones, 110; Normal, lo, 134., Prescriptor, significante, teoría de la, 187.
- simbólica, 75, 183. No-signo, 103. tipo de significado, 152. Representamen, 25, 81, 84, 86 a 91,
Lorenz, K., 183. Nudler, O., 175. Primeridad, 87. 109.
Proposición, 96, 97, 158. Respuesta, 176,
Ptolomea, 159. Rey, A., 38, 39.
Puccíarelli, E., 16. Rey Debove, M. J., 38, 39.
o Putnam, H., 157. Rhema, 91, 94, 95.
M Richards, l. A.,
Oak/ey, K., 24. Ogden y, 81, 86.
Maccorquodale, K., 175. Objetivo, Q Russelt, B., 49.
MagariiiosdeMorentin, J. A., 53, 57, 86, signo y conducta, 150.
101. Objeto, Quine, W. v. O., 84, 97, 157.
Martinet,A., 177. científico, 66;
del signo, 82 a 85, 156;
s
Mead, G. H., 171.
Mediación, 138. formal, 183; San Agustín, 37.
Mediador, formal y material, 27; R Sánchez de Zabala, V., 30, 172.
el signo, 185; intermediario, 153; San Juan, 52.
el signo-lengua como, 44; material de Ja semiología, 182; Real, lo, 23. Saussure, F. de, 13, 14, 17 a 77, 110.
el texto, 186; reflexivo, 15 3. Realidad, 86, 99. 181.
significante lingüístico como, 49. Objeto-estímulo, 117, 137. Received View, IS, 170. Scriven, M., 52.
Memoria, Observacional, Reconocimiento, 51. Sebeok, Th., 14.
facultad de la, 178. nivel, 28. Recursividad, 61. Secundidad, 87.
Mensaje, 164. Ogden, C. K., Referente, 61. Sechehaye, A., 32.
Mcntalismo, 15, 120, 125, 187. y Ríchards, 81, 86. Reflexión, 28. Serna, 34.
Mcntalista. 165, 177. Operación, Reforzadores, Semántica, 30, 170, 176, 177, 188;
Mente social, 24. de sustitución, 154. - secundarios, 176. - el problema de Ja, 38;
Metalenguaje, 22, 49, 61, 90. Orden, Refuerzo, 176. - validez, 158.
Metalíngüístico (- a), de exposición, 32; Regla (-s), Semejanza, 138.
signo, 45; lógico, 32. de correspondencia, 170; Semiología, 14, 20, 46, 111;
... tarea_, ,6~. Osgood, Ch. E., 135, 138, 165. - pragmática, 172; -cicnciadela, 183, 189;
Metasem1ottco, 115. semántica, 170; - como metateoría, 183;
Meta teoría, sintáctica, 173. - concepto, 13, 14, 36;
semiología como, 183. p Reichenbach, H., 170. - concepto saussuriano, 70 a 77;
Método, Relación (-es), - el método científico de la, 184:
hipotético-deductivo, 184. Palabra, 3 7. - asociativas, 28; - el objeto de conocimiento de la,
Modelos, Paradojas, - causalista, 27; 181;
scmiológicos, 182. - de Russell, 49. de actuación, 89; - estatuto científico de la, 181;
Modo, Patterson, F., 21. - de cambio, 67; - estructura teórica de la, 184;
apreciativo, 148; Peirce, Ch. S., 13, 14, 20, 25, 33, 34, 81 - de comparación, 89; - fin y utilidad de la, 12;
científico, 160; a 111, 156, 167, 171, 181. - de correlación, 88; - futuro de la, 69;
designativo, 148, 168; Pensamiento, 89; - de integración, 129; - objeto de estudio de la, 43;
de significación, 148, 152, 154, 160; - y lenpiaje, 4 7. - de pensamiento, 89; - objeto material de la, 182;
de significar, 15 5; Percepcíon, 154; - de representacion, 187; - particulares, 75, 76;
formativo, 14 8; - ingenua, 69; - desustitución,52, 129, 153, 155, - teoría general de la, 75, 76.
poético, 160; - interpretada, 99. 189· Semiológico (-a),
prescriptivo, 148; Platón, 94. - de t;ansformación, 130; - análisis, 150;
vulgar, 160. Poético, - de yuxtaposición, 187; - clasificación, 90;
Marris, Ch. W.. 13, 15, 34, 75, 81, 88, - modo, 160. - diádicas, 169; - modelos, 182;
llS a 178, 181. Popper, K. R., 86, 120, 141. - extrasistémica, 59; - práctica, 182;
Morse, Port-Royal, 37. - históricas asimétricas, 60; - teoría, 182.
alfabeto. 92 a 107. Posibilidad, 89. - intersistémica, 59, 61, 63; Semiosis, 1651
Mostración, 186. Pottier, B., 188. - intrasistémica, 59, 61, 63; - campo teorico de la, 169;
Mounin, G., 39. Práctica, - lógicas, 59; - concepto, 14, 180;
Mawrer, O. H., 137. - semiológica, 75, 182. - paradigmáticas, 34; - dimensión pragmática de la, 1 71;

194 195

EL SIGNO
1 INDICE ANALIT!CO

dimensión semántica de la, 170;


dimensión sintáctica de la, 173.
Semiótica, 14, 108, 165, 166, 167, 169;
naturales, 121, 122, 127, 130;
puros, 56;
semiológicos, 46;
1 T
tlc los signos, 148, 161, 163;
evaluativo, 161;
incitativo, 148, 161;
ámbito, 87; sistema de signos-lengua, 36; Tarski, A., 30, 170, 188. informativo, 148, 161, 168;
concepto, 14; subordinados, 149; Teoría - sistémico, 148, 161;
conducta, 151; su estructura dinámica, 15; de '1a comunicación, 183; - valorativo, 148.
en Hjelmslev, 88; su función sustitutiva, 21; de la interpretación, 176, 189;
facultad, t 81; teoría del, 185; de la representación significante,
fenómeno, 150; uso de los, 148, 161, 163; 187; V
materia, 98; uso vulgar del término, 124; de la significación, 188;
su lenguaje específico, 168. y conducta, 149, 154; del discurso, 186; Valor, 67, 186;
Sentido, 39. y discurso, 14 7. dd signo, 185; - intrasistémico, 63;
Sentido común, 52. Signos gráficos, 35. del texto, 186; - lógico, 142;
Significación, 147, 149, 186; Signos habla, 33, 35. general de sistemas, 183; - y significación, 5 7 11 1•• 1
como efecto de un discurso, 101; Signos lengua, 33 a 5 7. scmíolúgica, 182. Variaciones,
- concepto, 188; Si,gnos - vehículo, 165. T<•rn:ridad, 87. - diacrónicas, li 2
efecto de, 148; S1mbolo, 91, JOOa 103. Tc.\to. 11. Verdad, 105.
intersistémica, 63; Simultaneidad, concepto, 186; Verificador,
- lugar epistemológico de la, 158; articuladora, 34. ,¡gnitícativo, 189; elemento, 1 U.
modos de, 148, 151, 154, 160; Sincronía y diacronía, 64 a 70. teoría del, 186; Veró11. lo".• 81
teoría de la, 188; Sincrónico, Tí pos, Vulgar,
- valor y, 57 a 64. análisis, 61. de discurso, 15 l; modo, 160.
Sinsigno, 91 95 y 96; de relación, 153;
Significado, 37 a 57, 87, 101, 102, 120, icónico-rhemático, 108, 109; teoría de los, 49.
132, 152, 170; lndicial-dicilliqn,o, 108, 109; Tradui.:ción 38 60· w
.. clasificación, 15 2; lndicial-rhematico, 108, 109. tarea d~. 64. '
descriptor, 152; Sintáctica, 172 a 1 74, 176, 177. Traducir, 47. Wa//on, H., 123.
- el problema del, 59; Sintaxis, Tricotomías, 88. Washoe, 21, 23.
evaluador, 152; fenoménica, 146; WittJ(enstein, L. 118, 119.
- identificador, 152. de las evidencias, 160.
Significante, 3 7 a 5 7, 87;
- extralingüístico, 63; y
- lingüístico, 63; Sistema, 57, 60, 125;
de la lengua, 28; ()lit na nn •.~:. l.. 8t,
publicitario, 64; u~n. Ytl\laposídón, 52, 149;
puro, 69; de signos - gráficos; 36; 1dac1Ún ti<', 187.
de signos habla, 36; del di'l'11r~o. 163;
- sintácticos, 157;
- verbales, 156. de signos - lengua, 35;
Significar, general de los signos del lenguaje, 36;
- modo de, 143, 155. lingüístico, 60;
Significatum, 143. ···· no lingüístico, 60;
Signo (-s), virtual, 2 7;
· como estructura de sustitución, 138; vs. discurso, 27.
- como lo excepcional, 116; Sistémico,
- complejo, 153; uso, 161.
- concepción dinámica del, 111; Skinner, B. F., 174 a J 78.
- concepto, 34, 185; Smith, E. O., 21.
- condiciones del, 15, 115 a 178; Sobredeterminación,
- conducta y objetivo, 150; de los signos no lingüísticos, 48.
- definición operacional del, 140; Social, lo, 27;
- delimitadores, 35; - práctica, 27, 28;
- discurso y contexto, 150; vínculo, 28.
- dominante, 149; Sucesividad, 56.
- en Peirce, 81 a 92;
- formantes, 118, 139, 142; Suppe, F., 48.
- ideológico, 51 ; Sustitución, 12, 52, 92 a 107, 139, 143,
- impropios, 56; capacidad de, 20, 124, 158;
- las nueve clases de, 92 a 109; - estructura de, 130;
- léxicos, 142; - función de, 25;
- lingüístico, 25, 40; - operación de, 154;
-- mediador, 49; - relación de, 186;
- metalingüístico, 45; - y anticipación, 122.
- metasemiótico, 4 7; Swift, J., 50.

196 197
1

INDICE

Introducción .................................... . 11

PRIMERA PARTE
FERDINAND DE SAUSSURE: DESARROLLO Y ACTUALJZACJON

J DE SUS CONCEPTOS LINGUISTICOS Y SEMIOLOGICOS . . . . . . . . .


l. - La oposición: Lengua / Lenguaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
17
19
II. - La oposición: Lengua/ Habla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
III. - Los signos-lengua en su estructura interna . . . . . . . . . . . . . . . 36
IV. - Valor y significación. Sincronía y diacronía . . . . . . . . . . . . . . 57
V. - La Semiología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70

SEGUNDA PARTE
CHARLES SANDERS PEIRCE: SllS APOIU l·S
A LAPROBLEMATICAACTUAL IJI< 1 A Sl·MIOI OCIA
l. - El signo . . . . . . . . . . . . . . . . . . HI
Il. - Las nueve clases de signo . . . •¡'

TERCERA PARTE
CHARLES MORRIS:
ANALISIS CRITICO DE SlJ TH>RIA DE LOS SIGNOS . . . . . . . . . . . 11 1
l. Las condiciones del signo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11\
Il. - Las componentes del discurso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14H
IIL - Las partes de la teoría de los signos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . lhS

EPILOGO
UN NUEVO PROLOGO 179

Indice analltico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191

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