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La problemática del castigo. El discurso de Jeremy Bentham y
Michel Foucault
EL SIGNO
Próxima aparición:
Jorge E. Dotti Las fuentes teóricas de la semiología:
Dialéctica y Derecho. El proyecto ético-político hegeliano
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HACHETTE
1
Para Giovanna
con cuya fe y generosidad
se construyó este texto _
©UBRERIA HACHETTE
Rívadavia 739, Buenos Aires
Hecho el depósito que marca la Ley 1 I.723
PRIMERA EDICJON: Abril de 1983
ISBN: 950-006-031-0
INTRODUCCION
Existe hoy día una extensa bibliografia sobre temas que, con una notable
dispersión, si la vemos críticamente, o amplitud, si preferimos retener sus
aspectos positivos, pueden encuadrarse en el ámbito de la semiología. Ello se
vincula, circularmente, con la extensión del concepto de lenguaje; de lo
verbal y su modelización en la escritura, se pasa a toda manifestación del
individuo destinada a ser interpretada por un receptor que, eventualmente,
puede ser el mismo emisor. Así, se han estudiado y se continúan investi-
gando los lenguajes gestuales, las actitudes del cuerpo, su despliegue cine-
mático y la combinación que entre ellos puede producirse. Se trata de
manifestaciones perceptuales que representan algo que es diferente de ellas
mismas; que pueden identificarse por oposiciones de caracteres presentes y
ausentes; que se yuxtaponen con una relativa libertad de integración y,
simultáneamente, obedeciendo a determinadas regularidades, ya bien con-
vencionales, ya bien determinables con posterioridad a su producción; que
pueden ser interpretadas atribuyéndoseles significaciones específicas; con lo
que participan de las características fundamentales del signo y por lo tanto se
hacen objeto de estudio analizable desde una Teoría General de la Semiolo-
gía o, considerando la adecuación de los principios generales a su peculiari-
dad, desde las respectivas Semiologías Particulares.
El concepto de lenguaje abarca también las manifestaciones culturales
destinadas a servir de vínculo comunicativo entre los integrantes de una
comunidad; comunidad cuya expansión espacial y temporal nunca está
definitivamente agotada, sino que, en cuanto ámbito propicio a la propaga-
ción de un mensaje, crece o se reduce en virtud de las posibilidades de
participación en el reconocimiento de un mismo código y, a partir de él, en la
generación de nuevas interpretaciones. Desde esta perspectiva, las diversas
investigaciones tratan de establecer los caracteres lingüísticos que hacen de
la música, la pintura, la arquitectura, la cartografia, el folklore, Ja política, la
televisión, el cine, etc., sistemas capaces de actualizarse en los correspon-
dientes textos o propuestas perceptuales destinadas a ser interpretadas como
portadoras de algo diferente a su pura manifestación perceptual. En cuanto
tales y porque el análisis muestra elementos mínimos identificables por
relaciones diferenciales respectt• a los restantes que se articulan en cada uno
de dichos sistemas; porque, además, se presentan en secuencias ya bien
lineales, o espaciales, o planares; y porque su relación con un universo de
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EL SIGNO
T JNTRODUCCJON
significaciones, que no está presente pero al c~al. actualizan, debe ser ~um El lenguaje es sólo, desde nuestro antropocentrismo, la culmi?ación de
plida por un receptor confor~e a su c·onoc~m1ent? del correspondiente un proceso que comienza con la comunicación más rudimentar~a q~~ un
código y a la evaluación del ~1smo desde ~u .m~ed1ato contexto cultural, organismo puede establecer con su entorno. Cuando esta ~omumcac10n se
resultan ser objetos de estud10 de una d1sc1plma tal que, poseyendo la complica, pero no tanto todavía como puede lograr comphcarla el hombr~,
capacidad de formular enunciados generales relativos a los problemas que no dudamos e'n hablar de los lenguajes animales. Y el concepto de lenguaje
plantean las relaciones de sustitución y de integración, puede adecuarlos a las sigue expandiéndose, lo que reafirma la necesidad de la ciencia que dé
particularidades que adoptan dichas relaciones al constituir los respectivos cuenta de las leyes y operaciones de tal fenómeno y que recon.duzca su
mensajes y analizar sus posibilidades de circulación e intercambio intra e aparente diversidad a un núcleo de proposiciones rigurosas que s~t1sfa~~n la
intercomunitario. Tal ciencia, en plena etapa de formación y en rigurosa necesidad de explicación y de predicción con respecto a su manifestac10n Y
búsqueda del espacio epistemológico que le corresponde en el concierto de consecuencias. Por todo e.sto, la bibliografía que desarrolla los pr~blemas
las restantes disciplinas, es la semiología. del signo, del texto, del discurso y de la significación ha crecido tan
Pero el concepto de lenguaje va mucho más allá. Las mismas institucio- desmesuradamente.
nes culturales de una sociedad que no son mensajes en sí mismas sino que Pero no todo es semiología. La semiología es el estudio científico de las
están destinadas a transmitir determinadas secuencias de mensajes, pueden características y manifestaciones de la facultad semi~tica del hombre (y de las
ser consideradas también como discursos significativos. La universidad no restantes especies orgánicas).
sólo transmite un mensaje formativo e informativo acerca de los contenidos Científico; o sea, no literario ni ideológico. Científico en cuanto lo~ra dar
científicos de sus distintas facultades o departamentos, sino que su propia razón adecuada de cada una de sus proposiciones, integrarlas en un sistema
estructura supone la organización de secuencias que nada son por sí solas completo y no contradictorio y establecer explicaciones racionales de los
salvo que cumplan la actualización del apredizaje e investigación de los fenómenos semióticos.
conocimientos a que están destinadas. Las empresas industriales, comercia- Desde luego que este objetivo no se ha l.ogrado to~a:'ía; existe, incluso,
les y de servicios, son textos procedentes de un sistema económico destina- un grave peligro de circularidad en las múltiples exp~s1c10nes q~e procuran
dos a la producción de significaciones que quedan evaluadas en virtud de su análisis semiológicos de textos particulares. Este r.1esg? proviene .de q~e
aporte al bienestar y el progreso del hombre y de la sociedad. Las creencias, cada autor se considera con derecho a inaugurar la c1enc1a de la sem10log1a,
los mitos, las religiones son textos en que se dicen las expectativas del prescindiendo de cuanto se haya escrito previamente. Pero no hay pensa-
individuo en relación a su trascendencia y que ordenan sus incalculables y miento científico que, para merecer tal nombre, no deba apoyarse en un
angustian tes relaciones con la transitoriedad del entorno físico, intelectual y pensamiento precedente; y tal pensamiento preced.ente, con cuya tra?~forma
emocional. Lo mismo ocurre con las estructuras del poder, las relaciones ción se cumple la tarea de la ciencia, debe ser tenido en cuentaexpllcllamen-
familiares, la impartición de la justicia, etc.; cada una de las instituciones de te. Tal el sentido del presente trabajo: retomar el contacto con las fuentes
la sociedad se manifiesta a través de aspectos concretos, perceptibles senso- teóricas de la semiología y recomponer un punto de partida que permita el
rial o intelectualmente, que representan valores, fines y necesidades que no real progreso de esta disciplina. Con tal objeto s: analizará?, tratando. ?e
son inmediatamente consta tables. En cuanto se hace presente un objeto que mostrar su fecundidad en función de las necesidades de mterpretac10n
no se agota en sí mismo sino que vale en la medida en que es portador de un actuales, los aspectos más tr~scendentes de los e~critos de Ferdinand de
ausente que no puede concretarse más que a través de tal representación, el Saussure, Charles Sanders Peirce y Charles Moms.
concepto de lenguaje es aplicable y puede ayudar a establecer relaciones, a La primera parte del trabajo está dedicada a Saussure. La oposición
desentrañar los mecanismos por los que se hace eficaz, a mostrar su mayor o lengua vs. lenguaje está analizada a partir del concepto de que. lo natural al
menor adecuación con respecto al contenido cuya puesta a disposición de la hombre radica en la/acuitad de constituir sistemas de signos, mientras que la
comunidad constituye la significación que tiene socialmente asignada. Pero oposición lengua vs. habla permite establecer las relacion~s cons~itutivas de
queda lejos de este concepto de lenguaje aquel que se limitaba a a ailalizar las un sistema teórico, instrumento fundamental para el estud10 del signo el cual
cualidades de lo verbal; se necesita una ciencia que establezca la homogenei- necesariamente estará referido a un sistema ya sea el de sus propios elemen-
dad y la heterogeneidad entre planos tan distantes; que enuncie las leyes de tos constitutivos, ya sea aquél articdado por otros signos frente a los cuales
esos signos con los que se puede, ya bien nombrar al universo, ya bien poner cada signo obtiene su acotamiento negativo. De inmediato se desarrolla la
al universo a disposición de las necesidades del hombre; que no se desoriente conocida propuesta saussuriana de la dualidad interna inherente a todo
por las urgencias propias de la especialización que tiende a jerarquizar los signo y en especial al lingüístico: significante y significado; la reflexión ~obre
objetos y significados de la particular inmediatez de cada disciplina, pero este algoritmo permite ampliarlo de modo que dé cuenta de las relac10nes
que sepa establecer la estructura más profunda que explica las contradiccio- tanto intrasistémicas como intersistémicas que mantienen las dos partes del
nes de la apariencia; tal el fin y la utilidad de la semiología.
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EL SIGNO /NTRODUCC/ON
mismo con el sistema al cual pertenecen y con el sistema al cual representan texto inglés hemos propuesto nuestra propia traducción, sometiendo la
o traducen; se estudia cada una de las seis variantes a que conduce esta valoración de los matices que nos interesa destacar al contraste del lector
expansión. A continuación el trabajo analiza las propuestas de Saussure crítico. El aporte de Peirce consiste fundamentalmente e~ la estruct.ura
relativas a lo que debe entenderse por valor y por significación, la importan- dinámica que establece entre las partes del signo y en los suces1~os trat.am1en-
cia de este par de conceptos para reconocer aquellas características en virtud tos a que somete a dichas partes hasta elaborar su mag1s~ral sistema,
de las cuales un signo se adscribe a un sistema y aquellas otras mediante las primero de nueve signos o nueve aspectos en qu~ puede se~ cons1d.e.ra.do todo
que se vincula a un universo distinto a sí mismo. Ambos términos permiten signo y, posteriormente, de diez signos por las mterrelac10nes tnad1ca~ que
un análisis estático o dinámico, siguiendo al cual, los conceptos de sincronía establece entre los precedentes. En todos los casos hemos procurado, JUnto
y diacronía aproximan importantes problemas de naturaleza epistemológi- al desarrollo teórico que destacase el mencionado car~cter dinámico. (9ue
ca; disintiendo parcialmente del pensamiento de Saussure, se puede apreciar anticipa, en la unidad mínima, la estructura del camb10 ~ue P.roducua la
la utilidad de sus propuestas en lo que respecta a la historia de las ciencias y a significación como efecto de unidades más complejas), eJemphficar d~sde
la ubicación de los distintos niveles lingüísticos y metalingüísticos, de objeto distintos ángulos cada propuesta, tanto para esclarecer conceptos no s1ei:ri-
material y objeto formal, y sus variaciones relativas y discordantes. Final- pre fácilmente accesibles, como para mostrar la eficacia del modelo pe1r-
mente se agrupan los conceptos relativos a la semiología que aparecen ceano en el análisis de fenómenos semióticos concretos.
dispersos a lo largo del Curso y se formula una elemental sistematización de Finalmente, en la tercera parte se efectúa una lectura crítica de las propues-
ellos con intención de dejar establecida una base mínima pero esencial de lo tas de Ch. Morris. Hay mucha diferencia entre el Morris de 1938, cuando
que por tal disciplina deba entenderse. escribe "Foundations of the Theory of Signs", y el de 1946 en que aparece su
La segunda parte tiene por objeto identificar los aportes de Ch. S. Peirce muy difundida obra "Signs, Language an~ Beh~vior" a la 9ue dedicamos
a la problemática actual de la semiología. Peirce parte de la lógica así como preferente atención. En la primera, Morns esta mucho mas cerca. ~e. las
Saussure había partido de la lingüística. El primero se refiere a la semiótica, reflexiones de la Received View. mientras que en 1946 adopta defm1tiva-
dando lugar a la' difusión de tal término para identificar nuestra disciplina, mente los postulados del conductismo. El temor a la objeción de ment:ilista
mientras que el segundo optó por el de semiología; éste fue preferido por los le lleva a teorizaciones que desmerecen frente a las formuladas en la pnmera
estudiosos europeos, mientras que los anglosajones, en especial americanos, época. El seguimiento de los textos de Morris nos ha con?ucido .ª un
continuaron usando el de semiótica. Actualmente parece afirmarse este desarrollo, no sólo critico en cuanto al análisis efectuado a partir del. mismo,
último, especialmente por influjo de la obra de Thomas A. Sebeok, uno de sino en cuanto rechazo de la mayoría de sus planteos que no resisten. un
sus más destacados cultores contemporáneos, y de la publicación periódica riguroso contraste lógico. Asi, el estudio de la.s condiciones del signo suve
"Semiótica" editada por la Asociación Internacional de Semiótica; incluso para poner de relieve la necesidad de pensar al signo c?m? ~na estructura de
Umberto Eco, cuyos estudios han contribuido notablemente al conocimien- sustitución, con todas las dificultades que ello pueda s1gmficar, descartando
to y profundización de esta ciencia, ha titulado una de sus más recientes la yuxtaposición causalista, útil en el estudio del discurso, pero que contra-
obras "A Theory of Semiotics", traducida al castellano como "Teoría de dice a la función semiótica del signo. Esta falla en el punto de arranque de la
Semiótica General". Nosotros preferimos mantener la propuesta saussu- teoría conduce a los apriorismos y tautologías con que se trata de establecer
riana de semiología para designar a la ciencia general que tiene por objeto el una tipología de los discursos; su análisi~ n.o logra. lleg~r. a los discursos a
estudio de la vida de los signos en el seno de la vida social; conservar la calidad partir de las características de los signos, umco cammo log1co ya que se trata
de adjetivo que posee el significante verbal semiótica y utilizarlo, en conse- tan sólo de una estructura en que se actualizan secuencias de signos sin la
cuencia, para calificar a aquella facultad y a aquellas actuaciones que intervención de tercer elemento algcno, sino que se ve obligado a catalogar-
implican la presencia de signos; y designar al producto resultante, en cuanto los según aquello acercad¡; lo cual se habla, con lo que d~j.a el probl~ma en su
presencia perceptual de secuencias de.signos, como semiosis. punto inicial: ¿cómo caracterizar a los discurso~ en func10n de los signos que
En el análisis, casi exegético, de los textos de Peirce que hemos seleccio- los constituyen? Prefiriendo formular afirmaciones de rr;iuy corto alcance,
nado para esta segunda parte, se ha transcripto la versión inglesa de todos hemos ensayado una clasificación que supone la necesidad de tomar en
los párrafos utilizados; ello se debe, en primer lugar a la dificultad en cuenta dos niveles simultáneos de interrelación que se corresponden con l?s
disponer de la obra original ya que, salvo la edición de Ph. P. Wiener(N.Y. dos aspectos estructuradores del signo: signi[icant.e y significado, segun
1958) de dificil obtención en la actualidad, no se dispone sino de los Sassure 0 representamen e interpretante. segun Peirce. Mucho es lo que
"Collected Papers" que reúne prácticamente la totalidad de la fecunda labor queda ~or elaborar, pero, al menos, hemos tratado de no sobrepasar lo que
de Peirce y, en consecuencia, más dificil todavía de conseguir, siendo pocas era lógicamente deducible y empíricamente constat~ble.
las bibliotecas del mundo hispánico en que puede consultarse. Junto a cada Justamente, por esta característica de elementalidad que posee el pre-
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EL SIGNO
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l. La Oposición: Lengua / Lenguaje.
1
Ferdinand de Saussure, Cour.s de Linguistique Générale, Paris, Payot, 19/L. La i:ditorial
Losada, de Buenos Aires, ha publicado numerosas ediciones de la versión castellana de Amado
Alonso. Las referencias del texto, indicadas entre paréntesis al final de cada cita, son traducción
del autor y remiten a la edición francesa de 1972.
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSUIU.
la 1dentificac16n del cuerpo teonco de esa c1enc1a, la semiología. cuya re dice: "No es el lenguaje hablado el que es natural al hombre, sino la
importancia y extensión él percibió con singular claridad. facultad de_ constituir una lengua, es decir, un sistema de signos distintos,
Ferdinand de Saussure se preocupa por la posible objeción de que, por el corresp?nd1entes a ideas distintas" (p. 26). En este punto, además de plan-
hecho de ser el ejercicio del lenguaje una consecuencia de la "facultad que tear la idea de la función sustitutiva de los signos ("un systéme de signes
recibimos de la naturaleza, mientras que la lengua es cosa adquirida y distincts correspondants á des idées distinctes"), inaugura la hipótesis estruc-
convencional", en la respectiva jerarquización de los elementos en estudio, es tural de que dicha sustitución se produce entre sistemas diferentes. Junto con
la lengua la que parecería que "debería subordinarse al instinto natural, en ello, se hace presente el concepto metodológico de la diferenciación (la cua-
lugar de sobreponérsele". Es un problema, por consiguiente, de jerarquía d< lidad de distincts. que atribuye respectivamente tanto a signos como a ideas),
conceptos. En el enfoque tradicional, de raigambre romántica, el concepto I~ cual acontece, a su vez, en el interior de cada uno de los correspondientes
de "naturaleza" se encontraba nítidamente privilegiado frente al de "socie- sistemas.
dad". Pero Saussure, al asentar las pautas fundamentales de la lingüística Pero, además, el problema se inscribe en una oposición con la que
como ciencia, advierte que tal orden de prioridades necesita ser invertido. recupera el nivel antropológico a que hiciéramos referencia. Al plantear tal
Para defender su tesis de que la lengua producf la unidad dfl lenguaje, se facultad superior como lo natural al hombre, está estableciendo su cualidad
preocupa de demostrar que "no está probado que la función del lenguaje, tal diferencial respecto al restante ámbito de lo biológico. Dada la extensión y
como se manifiesta cuando hablamos, sea enteramente natural". Para ello a_ctualidad que tienen los estudios sobre lenguajes comparados y la popula-
rebate ciertas consideraciones positivistas, como la pretensión de que "nues- nd_ad que_ han adquirido ciertos simios como Washoe, Koko y Flo 3 de
tro aparato vocal .:sté hecho para hablar como nuestras piernas para cami- quienes disponemos de excelentes informes respecto a comportamientos
nar", o reduce la trascendencia universal que se atribuye al descubrimiento que se interpretan como lenguaje desde enfoques behavioristas o empiristas,
de las locali1aciones ce;·c:hrales, teoría que, en su tiempo, sustituye a la resulta particularmente oportuno detener nuestra atención en la oposición
desacreditada frenología, rno.;trando en qué forma lo com•cncional y por propuesta por Saussure y desarollarla para evidenciar el espectro de com-
tanto social n:kga a 1u1 lugar s<."cuudario la cuestión del aparato vocal; y portamientos que cubre la función semiótica general y conocer sus límite~
cúmo, lo que se !luclca en la tercera circunvolución frontal izquierda, "es lógicos. He aquí la primera formulación de este modelo de oposición:
menos la Licuitad de proferir tales o cuales sonidos ... que la de evocar por un
instrnn1en10, cualquiera que sea, los signos de un lenguaje regular", por lo HUMANIDAD
que concluye con una afirmación que, al independizar una concreta racultad
de un determinado órgano, constituye el presupuesto de la existencia de una NATURAL ARTIFICIAL
facultad de nivel superior o más general, cuyas manifestaciones habrán de
conducirle a proponer la nueva ciencia de la semiología: "Todo esto nos Tratemos de ir atribuyendo un contenido a este par de términos.
lleva a creer que, por encima del funcionamiento de los diversos órganos, El hombre, tomado en un determinado momento de su propia historia
existe una facultad más general, aquella que gobierna a los signos, y que encuentra a su mundo circundante constituido como un universo de signos.
sería la facultad lingüística por excelencia" (p. 27). Con ello, Saussure está En virtud de la función derivada de su facultad semiótica, resulta natural
poniendo el acento, no sobre determinados signos (los del lenguaje verbal) para el hombre significar cuanto le rodea, o sea, transformar a su universo
sino sobre cualquier instrumento (o sea, signos de otros lenguajes) capaces, externo e interno en signos. Mediante esta modificación de su entorno (al
mediante la correspondiente convención, de manifestar la capacidad del cual el animal, utilizando otra vía, se adaptaría), lo transforma en objeto de
pensamiento humano para sustituir. Y esa sustitución que Ch. S. Peirce conocimiento y, así, su intervención consiste en la elaboración de una <'specí-
demarcará como de "algo por algo " 2 , en una plena generalización lógica y, jica artificialidad. La práctica de su humanidad en el mundo consiste en
en cuanto tal, carente de contenido pero capaz de todo contenido posible, elaborar esas veladuras df lo real. mediante las que se aliena definitivamente
constituye el punto de arranque de la evolución hacia una ciencia de la de lo natural y genera un ámbito específico a su naturaleza: el ámbito de la
semiología. significación. El hombre, mediante esta actividad de transformar a lo natu-
ral en signos, resulta ser naturalmente artificial.
Otro párrafo, también fundamental, desde nuestra actualidad, para esta-
blecer por qué la lengua produce la unidad del lenguaje y que nos ofrece un
3
concreto aporte para una antropología semiológica, es aquél en que Saussu- Juan Angel Magariños de Morentin, Rugidos. balbuceos y lengua/es; conferencia pronun-
ciada el 19-VI 1-1980 en la Biblioteca Joaquín V. González; inédita. Pueden consultarse:
Euclid O. Smith tEd.), Social Play in Primates (Proceedings of a Symposium, University Park.
1 Pa., 1977), New York, Academic Press, 1978; y f'rancine Patterson, Conversations with a
Charles Sanders Peirce, Speculative Grammar. en Collected Papers, Cambridge, Massa·
chusetts, The Belknap Press of Harvard University Press, 1931, parágrafo 2.228. Gorilla. en National Geographic, October 1978, ps. 438 a 465. entre otros.
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EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE
El modelo de oposición ínicíal se amplía, por tanto. del siguiente modo: Ahora será necesario desarrollar en qué consiste esta NO-Elaboración de
su propia artijicialidad. Tal expresión se vincula con uno de los conceptos
HUMANIDAD más utilizados, debatidos y tergiversados de nuestra cultura: el de aliena-
ción. Este término establece una distancia o aje ni dad frente a algo; resulta
NATURAL ARTIFICIAL fundamental establecer la calidad de ese algo frente al que se toma distancia.
l'.la. btorac1on
., t Partiendo de la perspectiva de la función semiótica como natural al hombre,
se enriquece el concepto de alienación en tres posibles aspectos.
de su propia ?. Decir que es natural al hombre elaborar su propia artificialidad. implica
Artificialidad
decir que el hombre se constituye en htimilno en la medida en que crea su
Si lo específicamente natural al hombre consiste en elaborar su propio propia alienación, o sea, su propia distancia de "lo real", expresión que
nivel de artificialidad, como consecuencia lógica se plantea la pregunta utilizamos, meramente, en el sentido de lo no significativo. Habría. por
acerca de su artíficialídad específica. tanto, un aspecto de la actividad humana, fundamental para establecer su
Existe una posibilidad de respuesta que, por la lógica de las oposiciones especificidad diferencial en el ámbito de lo biológico, a la que puede denomi-
propuestas, situaría como tal artificialidad a lo biológico. No obstante, se narse "alienación humanizante". Este sería uno de los aspectos que ningún
trataría de una equivocada lógica ya que la asignación de contenidos a experimento conductista ni aséptica observación empírica habría podido
natural y artificial responde al establecimiento de las respectivas funciones comprobar en lo que se refiere a los pretendidos lenguajes anímales. La
derivadas de la facultad semiótica, y no a deslindar los contenidos natural y capacidad de reproducción de determinados signos. por efecto del aprendi-
artifü·ia 1(k la naturaleza humana. Decir que lo natural al hombre es lo social zaje a que han sido sometidos, no probaría que Washoe ni Koko han
y que lo artificial es lo híológico es tan sin sentido como el supuesto inverso. cumplido efectivamente esta aiienacíón (fracaso experimental confirmador
h1 el mPdl'io q ne dcs;1 rrul la mos. lo hio/!Ígico ocupa un lugar muy diferente: de que esa facultad semiótica y la correlativa función constituyen lo específi-
camente natural al hombre, como es la propuesta saussuriana). Por otra
BlOLOGICO parte, la observación de la capacidad comunicativa de Flo y su manejo de
determinadas situaciones en el grupo de chimpancés en libertad, observados
lllJMANO ANIMAL por Goodall, tampoco implicarían el empleo d~ dicha facultad semiótica ya
que no es constatable que mediante tales comportamientos se instituya un
NATURAL ARTIFICIAL universo social, o sea, un universo, por acotado que fuera. diferente y aliena-
t '
El a b orac1on
t do de lo real.
Este tipo de alienación humanizante carece, por consiguiente, de Ja
de su propia ?• habitual carga peyorativa que se le atribuye a la expresión. Pero el esquema
que estamos deduciendo no ha quedado todavía completo. Es preciso esbo-
artificialidad
zar, al menos, cuales sean las posibilidades o formas de esa NO-Elaboración
E! interrogante acerca de la a rtificialidad del hombre permanece, pues, sin de la propia artificialidad que se ha señalado como contenido de lo artificial
respuesta, ya que lo biológico se sitúa como metalenguaje de humano y pertinente al hombre. Es evidente que han de tratarse de restricciones a la
animal y lo que estamos buscando e~ la significación de lo artificial como mencionada alienación; serán situaciones o comportamientos en que hay
concepto incluido en lo humano. El camino correcto será oponer, mediante una limitación, pérdida o deterioro del ejercicio de aquella "facultad de
la negación del contenido, la significación de artificial a la significación de constituir ... un sistema de signos distíntos correspondientes a ideas distin-
natural. Por consiguiente, tendremos: tas" caracterizado por Saussure. Si tal facultad es natural, su posible limita-
ción provendrá, ya bien de una decisión voluntaria en mayor o menor grado
HUMANIDAD o ~a bien como efecto de perturbaciones psícosomáticas que pueda sufrir. Al
primer caso podemos caracterizarlo como "alienación funcional"; al segun-
NATURAL ARTIFICIAL do, como "alienación real".
Con la expresión "alienación funcional" se está haciendo referencia a esa
Elab!ación NO-Ela,oración porción de la tarea de propia humanización a la que se renuncia en función
de la propia de la propia de la comunicación social. O sea, se alude a los límites de la medida en que se
artifícialidad artifícialidad acepta una impersonal alienación estandarizada, que constituye la base
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El S!Gl''<'O
FERDINAND DE SAUS5iURE
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•
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE
distinguir de los aparentes accidentes que lo envuelven y ocultan. Es eviden- tan cierto que el hecho de haber percibido Saussure relaciones como las
te, no obstante. que la intención de Saussure ha sido atribuir a la lengua el mencionadas, implica haber adoptado un determinado punto de vista,
valor de estructura teórica que es preciso construir ya que no se ofrece constituyendo éste y las relaciones desde él percibidas, el elemento fundacio-
inmediatamente a la observación directa, mientras que señala al habla. nal de la lingüística estructural. Por ello, dicha actividad de clasificar no es
justamente. como el nivel observacional y empírico con cuya mera acumula- un objeto de conocimiento de los individuos, sino la construcción de una
ción de dato$ nunca llegaría a formalizarse la lingüística en cuanto ciencia. actividad teóricamente supuesta que permite conferir coherencia tanto a un
Pero esta terminología no se encontraba disponible en el tiempo en que momento sincrónico de una lengua, como a sus cambios, o sea, a su
Saussure dictaba sus cursos, siendo posterior elaboración de la Filosofía de transformación diacrónica; se trata, pues, de una identificación en el ámbito
la Ciencia. ( teórico de la lingüística y no de una experiencia de cuyo acontecer pueda ser
Como desarrollo de esta primera oposición entre la lengua como vínculo consciente el protagonista.
social y el habla como práctica. Saussure va enunciando nuevas característi- ·En lo que se refiere a las características del habla, Saussure se limita a
cas diferenciales: mostrar el grado de participación de la individualidad en el acto o comporta-
miento, ahora sí, plenamente observacional y constatable. En tal sentido, se
limita a identificar la doble operación cumplida por dicho individuo: la de
LENGUA HABLA ~ombinatoria respecto a las entidades del código y la relativa a la exteriori.za-
ción de las combinaciones disponibles mediante el correspondiente mecanis-
-No es función del sujeto hablante.
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EL SIGNO FERD!NAND DE SA USSURE
fisiológica, en el caso del primero de estos autores, o a afirmar arbitrarios LENGUA HABLA
postulados sobre la ética de la semántica en que se comprobaría la preferibi-
lidad de la cooperación sobre el conflicto, como es el caso del segundo autor.
La escasa aceptabilidad de semejante propuesta ratifica la oportunidad de la
advertencia de Saussure. En cierta forma podría decirse que los intentos de
constituir una lingüística del había, con rigurosa pretensión científica, ha
conducido al campo de la semántica. ya bien tratada en la perspectiva de la
¡ -Parte social del lenguaje. exterior al indi-
viduo (p. 31 ).
--¿Parte individual del lenguaje exterior al
individuo'?
-¿Parte individual del lenguaje, interior
al individuo?
V-¿Parle social del lenguaje, interior al
individuo'!
lógica, como la llamada "Escuela de Varsovia" (Lesniewski, Kotarbinski y
-El individuo, por si solo. no puede crear- -¿Puede d individuo crearla o modificar-
Tarski) 7 fijando el segundo de estos autores, Kotarbinski, el término "Pra- la ni modificarla 1).
:1 la?
xiología" para referirse a "la ciencia de la acción eficiente "R; ya bien desde la
perspectiva generativa, como lo hacen, entre otros, aparte e incluso al -Sólo existe en virtud de una especie de -¿Existe con independencia del contrato?
contrato establecido entre los miembros de
margen de Chomsky, .krrold J. Katz y Jerry A. Fodor 9 ; ya bien, retoman-
una comunidad J 1).
do el concepto de praxíología y encuadrando al habla en los problemas de la
comunicación, en los estudios de V. Sánchez de Zavala w. - f ] individuo necesila un aprend11aje pa- -Su práctica. ¿requiere un aprendizaje'?
La actitud adoptada por Saussure hace que, al continuar el desarrollo de ra conocer su funcionamicn!o J l ).
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las diferencias entre lengua y habl;;i tienda más a completar las relativas a la -Se conserva, aun rcrdido d uso dd ha- ~Puede perderse, conservándose la len-
lengua que las que configurarían el habla, quedando estas últimas como bla 31). gua (lbidem).
interrogantes cuya formulación puede resultar, no ob~tante, fructífera para -Puede estudiarse con índependenci;i del -¡,Puede estudiarse con independencia de
la reflexión epistemológica. En el siguiente cuadro contrastador de caracte- habla 31 ). la lengua''
rc:< trataremos de enfrentar cnum:iados correspondientes a la lengua y al -La ciencia de la lengua 'ó!o es rosiblc -¡.Requiere la ciencia del habla (si es posi-
habla, aun en aquello~: casos en que Saussurc no los ha enunciado expresa- sí no se o Iros elementos (p . .11 ). sible tal ciencia) la misma
mente; tales casos pl)drún identificarse porque están en su forma interroga-
-La lengua es de nalllralcza homogénea -¿El habla es heterogénea como. según
tiva.
J2). Saussure, In es el
-Es un sistema de signos donde lo úníco -El habla i.CS unsis1t·ma? En tal caso, ¿qué
esencial es la uníón d1•l wnt ido r Je la 1ma- le resulta esencial? ¿Cuál es la naturaleza
í(en acústíca, siendo las dos partes del signo de los signos que la constituyen''
·····Ob¡ctn bien definido en el conjunto hete- -¿Objeto indefinido en el nrn¡untn heteró- i[?Ualmente psíquirns (p. 32).
ródito de los hechos dél ). clito de los hechos dd ----------~---·---··
-Son realidades 4ue tienen su asiento en -;,Cuál es la realidad de los signos del ha-
1
María del Carmen Bobes Naves. La semiótica como teoría lingüística. Madrid, Gredos, el cerebro 32). bla''
1973. -Son, por así decir. tangibles; la escritura -Sería imposible fotografiar, en todos sus
8
Tadeusz Kotarbinski, Praxiological Sentences and How They Are Proved, en Logíc, Metho- puede fijarlos mediante imágenes conven- detalles. los actos del habla (Ibídem).
dology and Philosophy ofScience (Proceedings of the 1960 lntemational Congress. Eds. Na gel, cionales 32).
Suppes and Tarski), Stanford, California, Stanford University Press, 1962; ps. 211 y ss.
• Jerrold J. Katz and Jerry A. Fodor, TheStructureofa SemanticTheory. en Readings in the
Psychology of Language, Ed. L. A. Jakobovits and M. S. Miron, Englewood Cliffs. New Podemos prescindir de esta última observación, de mero carácter técnico,
Jersey, Prentíce-Hall, 1967; ps. 398 y ss. (publicado originariamente en Language, VoL 39, que ha quedado contradicha por la evolución de la propia técnica fotográfi-
April-June 1963; ps. 170-210).
ca; si Saussure deja de lado el estudio del habla, lo hace en procura de una
'ºVíctor Sánchez de Zavala, /11dagacio11es praxiológicas sobre la actividad lingüística. Ma- pureza metodológica que, en su momento, se imponía como una exigencia
drid. Sigk XXI, 197J. imprescindible para conferir rigor científico a su disciplina. El progreso que
1
J Jl
·1
r EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE
~ermitió registrar ópticamente la descomposiciún de los sonidos v111 , 1¡..., estaban en el firmamento antes de que la astronomía (o su etapa arqueológi-
s1mpl~'.11ente, superó la inaprensible dificultad con que él se enfrenta ha ... 1. 1 ca: la astrología) los tomase en consideración, los astrónomos, al menos en
fona~1~n de una palabra, por pequeña que sea, ~upone una infinidad tk la resentida mirada que Saussure lanza en torno, disponían de ellos a su
mov1m1entos musculares extremadamente difíciles de conocer y represen antojo. No considera Saussure que antes de que él consolidase la lingüística
tar" (p.32). también existía el lenguaje y los hechos del habla lo anteceden desde siglos
Las preguntas, no formuladas por Saussure, a las que hemos dado forma que comienzan con los interrogantes que hoy se plantean acerca de su
a partir de las afirmaciones saussurianas acerca de la k11g11a. poseen, en posibilidad en el hombre de Neanderthal 11 . O más bien, trata de demostrar que
algunos casos, res~uestas muy obvias; pero, en general, sirven de guía para tal existencia no le sirve, al menos con los medios de observación y análisis
constatar la pos1bI11dad de una ciencia acerca del habla, así como para de que dispone, para conferirle status de objeto formal de su ciencia; por
detectar una sene de problemas y evaluar si la semántica, conductista, eso recharn de su campo de estudio a una lingüística del habla, como a la
lógica, generativa o praxiológica, da debidamente cuenta de ellos. posibilidad de un registro de los matices de la fonación. Sin embargo, entre
¿Cuál es el objeto al que tiende Saussure al enumerar estos caracteres de la el habla como existencia y los cuerpos celestes como existencias no puede
lengua? El objeto de la lingüística no preexiste a la propia lingüística, como, formularse diferencia alguna en cuanto a que ambos no existen para la
según ~emos visto, se enc~:g~ de dejar debidamente establecido: por el ciencia hasta que ;;e adopta el específico punto de vista: el cual, en uno y otro
contrano, la tarea de la lmgu1st1ca, en cuanto c1cnc1a, consiste en constituir- caso habrá de transformarlos en los correspondientes objetos formales. La
~º· Por eso Saussure no parte de un concepto de lengua dado, sino que sale, ciencia, en cuanto producción de su propio discurso, tiene una vida que no es
J~Stam.ente, en su búsqueda. En la mediad en que lo consiga habrá podido, otra que la de los signos mediante los cuales dice a un universo de objetos
s1multaneamcnk, establecer la existencia de una ciencia de la lingüística. Lo determinado, sin que tales objetos o tal realidad participe de la vida de dicha
que es la lengua (y. en consecuencia. lo que lleguen a ser los signos lingüísti- ciencia. Pese a las resonancias organicistas que pueda despertar lo que acaba
cos) ~~hcrá ser producido como efecto de significación de su propio discurso de manifestarse se trata de uno de los criterios fundamentales de la actual
c1e~t1f 1co. Lo contra no implicaría que, al comienzo de la investigación, ya se teoría de la ciencia: criterio anticipado por Peirce, aproximadamente en la
sabia aquello que se pretendía llegar a saber. misma época que lo hizo Saussure: "La trama y la urdimbre de todo
. No hay que malinterpretar el sentido de esta observación. El texto que pensamiento y de toda investigación son los símbolos y ... la vida del pensa-
~t1hzamos para seguir el desarrollo del pensamiento de Sausstire es el de su miento y de la ciencia es la vida inherente a estos símbolos", en uno de los
12
famoso Curso, tal como nos ha llegado en la versión de sus alumnos Charles párrafos más citados de la ingente obra del filósofo norteamericano .
Bally Y Albert Sechehaye. Con i.ndependencia de las interpolaciones que A Saussure no le interesa desarrollar las relaciones conceptuales del
p~e~en proceder de quienes le dieron forma, la exposición de Saussure es signo-habla, justamente, porque no va a construir una lingüística del habla.
d1d_act1ca_ y n?prctende conservar el_ orden lógico del desarrollo de un trabajo El hecho de oponerlo al signo-lengua es a los meros efectos de evidenciar con
de mvest1gac1on_. O ~e.a, que es preciso distinguir entre el orden de exposición mayor eficacia la estructura pertinente a este último.
de un discurso c1en.t1f1co y s~ propio orden de producción 0 progreso lógico, Obsérvese que hemos empezado a hablar de "signo-lengua" y de ''signo-
coherente y deductivo. Aqu1 nos encontramos ante un texto que conserva un habla". Precisamente, porque lo que ha logrado hacer Saussure ha sido
determinado orden de exposición. Cuando Saussure se refiere a la distinción transformar a la lengua y al habla en el par de signos correspondientes y así
entre lengua y habla lo que hace es mostrarnos conclusiones importantes a hacerlos objeto de conocimiento de su disciplina. Vamos a continuar nues-
l~s que ha llegado, en tiempos y por procesos que pueden ser totalmente tro análisis de su texto tratando de reconstruir el desarrollo lógico mediante
distintos, ~que en nada afectan a la ubicación, al comienzo de su texto (0 en el que se cumple esta transformación. De más está decir que Saussure no usa
sus clases mt~oduct~n~s) de tales conclusiones. Pero, también, lo que hace es tales expresiones (signo-habla y signo-lengua), pero llega a conferirles un
valo:ar la calidad teonca de I~ estrucmra ci.entífica que va a proponer y en eso valor teórico, especialmente a la lengua, que implícitamente los transforma
consiste buena parte de la calidad y actualidad que posee su pensamiento; lo en tales. Nosotros los utilizamos en las páginas siguientes para diferenciar
desarrolla con clara conciencia de los problemas epistemológicos que impli- claramente el nivel existencial y el nivel teórico en que la lengua (y el habla)
ca la. tarea a I~ qu~ enfrenta y, así, simultáneamente, nos enseña lingüística y pueden situarse.
teona de la c1enc1a.
E.s c.ur~oso q~e padezca un cierto desenfoque respecto a la labor científica
11 Sobre la hipótesis de Brose-Wolpoff. ver W.W. Howells. Ncandertha/s: Names, Hypotheses
en d1sc1plmas ~J~nds a su especialidad. "Otras ciencias operan sobre objetos
and Scientijic Method, en American Anthropologist. V. 76, 1974.
dados por ant1c1pado y que pueden considerar, de inmediato desde diferen-
tes puntos de vista" (p. 23 ). Es evidente que, frente a los cuer~os celestes que 12 Ch. S. Peirce, Op. cit., parágrafo 2.220.
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EL SIGNO FERD!NAND DE SAUSSURH
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SIGNO-LENGUA SIGNO-l.ENGUA
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LENGl'A S-e-!rti_d_o~~~~~~H-,-,m-o-,T,-n-eidad ~-~,-;~-::ª-;fr~:-n_:_:t-e-~~-~-:-~~:~~~-~-~-.-
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independencia
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ffABLA LENGUAJE CONTRATO
Conoc+ienlo
Independencia
l Transfe,ríbilídad
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ILNUl!4.IE CONCEPTO COMUNTTARIO
EXTERIOR
-----*+--------OTROS SISTEMAS------'------
SIC~NOS-HABLA _ _ _ _ _ __.. .___ _ _ _..
._,._ SIGNOS-GRAFICOS
'' Algirdas Julien Greimas. Semántica estructural, Madrid, Gredos, 1973; p. 32.
il 35
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE
Las relaciones ya no se establecen entre la lengua y otros signos, sino Este sistema está constituido por elementos de naturale1a específica, los
entre el signo-lengua (elaborado en las anteriores delimitaciones) y el sistema signos-iengua. que sólo pueden ser definidos en interacción con el sistema al
de sígnos-len¡;ua en el cual queda incluido. Las relaciones que a este efecto que. simultáneamente. estructuran y por el cual resultan estructurados. No
enuncia Saussure se refieren a las cualidades de tal signo-lengua: "homoge- hay signos, si no es en función de un sistema; tampoco existe sistema más
neidad", "sentido e imagen acústica", "asociaciones colectivamente ratifi- que en función de los signos que contiene. El estudio de un tipo específico de
cadas" y "realidades mentales y concretas". El paradigma así organizado signos (en este momento particular de nuestro trabajo, el estudio de los
tiene dos expansiones: una hacia el sistema de signos-habla y otra hacia el sis- signos de la lingüística) requiere que cuanto de ellos se diga, sea coherente (y
tema de si¡;nos-¡;ráficos (escritura). En ambos casos, ya no es el signo-lengua constitutivo) respecto a cualquier afirmación que pueda plantearse acerca
el que está siendo desarrollado, sino el sís tema de signos-lengua que, median- de la totalidad del sistema.
te estas nuevas relaciones se transforma en entidad teórica propia de la lin- De aquí las particularidades que atribuye Ferdinand de Saussure al
güística y, en cuanto tal, en signo-sistema de signos-lenf¡ua. Para este último signo-lengua. Debe contener todas las características y sólo aquéllas me-
nivel, respecto al sistema de signos-habla la relación es de "conocimiento" e diante cuya expansión pueda produc;rse el sistema de la lengua. Y así. la
"independencia"; respecto al sistema de la escritura lo es de "transferibi- lengua. en la lingüística estructural. no serú considerada como cosa. o sea.
lidad." como fenómeno existente. sino como conrn:iniiento acerca de determinados
Disponemos, así, de una nueva definición explícita, esta vez correspon- fenómenos.
diente al signo-sistema de signos-lengua: es un conjunto homogéneo de signos-
lengua. en cuanto realidades mentales y concretas, de los que importa su senti- Por eso. los signos de la lingüístirn (los signos-lengua) no son las pala-
bras, sino un tipo particular de entidades cuya estructura es preciso elabo-
do y su imagen acústica y destinados afijar asociaciones colectivamente ratifi-
rar. Puede decirse que la palabra es la cosa. mientras que el signo-lengua es el
cadas. El signo-sistema de signos-lengua es transferible a otros sistemas: de
resultado de pensar científicamente tal palabra-cosa. Esta reflexión es fun-
signo-habla y/ o de signos-gráficos. siendo cognoscible con independencia de
damental para que podamos situarnos en la perp~ctiva adoptada por Saus-
tales otros sistemas.
A partir de aquí, Saussure puede pasar a referirse a la semiología en sure cuando afirma la estructura dual del signo-lengua, constituida por un
cuanto sistema j?eneral de los signos del lenguaje. Para ello es suficiente con significante y un significado.
ampliar las oposiciones en estudio, hasta abarcar las relaciones (y fijar la Del par significante-significado se habían ocupado ya Aristóteles, San
naturaleza de tales relaciones) que vinculan al si¡;no-sístema de los signos-len- Agustín, la es<:olástica, los gramáticos de Port-Roval, etc. Pero sólo captan-
gua con los restantes sistemas capaces de servir de soporte a las distintas do el particular sentido· que recibe esta bipola11dad en el pensamiento
formas de organización de "sistemas de signos diferentes" que el hombre es saussuriano poL'remos enfrentar la problemútica de la lingüística estructural
capaz de generar. Alcanza, de este modo, en una nítida derivación epistemo- y de la semiología a que da lugar. No es un problema complejo. pero
lógica. su propio concepto de semiología: Se puede, pues, concebir una tampoco es fácil verlo. Sugiere una de esas ilusiones ópticas en que la
ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social". la cual perspectiva de un cubo, tan pronto se nos aparece en su aspecto cóncavo
"nos enseñará en qué consisten los signos y qué leyes los rigen" (p. 33). como en el convexo. Lo peligroso es afirmar aspectos relativos a su convexi-
Nosotros relegamos su estudio para más adelante, ya que todavía queda dad cuando lo que se esta percibiendo es su concavidad y viceversa. La causa
mucho por decir acerca de los signos-lengua. En efecto, tan sólo se ha principal de ambigüedad en los signos-lengua está constituida por su aspec-
analizado su relación con otros signos. o sea, su estructura exterior; en lo que to significante, ya que el mismo nunca lo es de modo totalmente originario,
continúa analizaremos las consecuencias a que conduce la propuesta saus- sino que siempre puede ser considerado como transportando el significado de
suriana acerca de su estructura interna. otro significante que pertenece a un nivel "más" originario. Someramente
enunciado, la palabra «cielo», en su forma escrita o verbal, es un significan-
III. Los signos-lengua en su estructura interna te. Su significado no es el cielo cuya inmensidad contemplamos en el campo
o entrevemos sobre los edificios de la ciudad; su sir,nifícado es un lugar
"Es preciso situarse, desde el comienzo, en el terreno de la lengua y conceptual que, en el orden de nuestros conocimientos, vulgares o cientí-
tomarla por norma de todas las restantes manifestaciones del lenguaje" (p. ficos, ocupa el ciclo visible. Pero también el cielo con su falsa coloración azul
25). En base a lo estudiado anteriormente, la afirmación de Saussure exige es un significante, ya que lo percibimos como forma a la que atribuimos un
partir de un conjunto con la calidad de sistema, dentro del cual y sólo en valor. o sea. como.forma de la cual podemos afirmar que sabemos lo que es: y
vírtud dd cual quedarán ordenados todos los fenómenos que derivan de la tal es. como veremos, el sentido fundamental del concepto de :-.igníficante.
lac11ltad del lenguaje. Ahora bien. el significado del significante "cielo", en cu;i.ntG signo-lengua.
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE
es algo que acontece, conceptualmente, en el ámbito de la lengua, sin fue asumido por los organismos internacionales: "Antes de la segunda
transgredir sus límites; mostrar qué es lo que acontece en el sistema de la guerra mundial. la lnternational Federation of.Nationa/ Standard Association
lengua y cómo acontece, es el tipo de transformación a que tenemos que (l.S.A.), partiendo de la experiencia lingüística tradicional, coleccionaba o
someter la palabra "cielo" para pensarla lingüísticamente. fijaba en primer lugar los términos -o sea, los significantes- que remitían
Se acaba de decir que todo significante es siempre ya significado de otro ulteriormente a sus definiciones, las cuales delimitaban las nociones. Pero
significante "más" originario. Pero la transformación de un significado (que una experiencia de 25 años ha llevado a la Internatíonal Organisation for
lo es de algún significante tomado como inicial) en significante destinado a Standardisation (l.S.0.), sucesora del I.S.A., a adoptar, desde 1953, el
la producción de un nuevo significado, no es una operación interna a un procedimiento inverso: ir desde las nociones a las definiciones, y desde las
único signo, sino un proceso que involucra, no sólo dos signos, sino dos definiciones a los términos" 15 (el añadido, entre guiones, es nuestro). Pero
sistemas, ya que cada uno de tales signos pertenece a un sistema distinto. Por tales definiciones continúan siendo consideradas en su aspecto lingüístico.
esto. la operación que en tal caso se cumple bien puede ser considerada "La definición -escribe Alain Rey- es una frase corta destinada a cubrir
como traducción; su estudio no puede agotarse, por ello mismo, en el puro exactamente y a sugerir lo que se llama el sentido, es decir, el conjunto de
ámbilo de la lingüística. sino que debe tomar en consideración las leyes valores de empleo de un conjunto de sonidos, de letras, trátese de un
correspondientes a la lingüística y a aquel otro sistema al que pertenec~ el 'nombre' o de una expresión. Esta frase está constituida por una palabra
precedente par significante-significado. Siguiendo nuestro elemental ejem- central, que designa una noción que engloba la de lo definido (tal el 'género
plo, el significado del significante verbal "cielo" no nos conduce al cielo sino próximo' de la lógica) y que está calificada por otras palabras, cuyo rol
que es el camino de entrada al infierno de la lingüística. O sea, "cielo", en consiste en distinguir el sentido a definir de todos los otros del mismo género
cuanto uno de los signos-lengua, encuentra su significado en el interior de un (los alumnos de filosofía habrán reconocido la 'diferencia específica ')" 16 .
paradigma perteneciente a la lengua castellana, en el que se articula con Las definiciones. aparte de sus características lógicas y que hacen a su
"celeste", "celestial"; o en el interior de otro paradigma de la misma lengua calidad en cuanto tales, deben ser consideradas como enunciados lingüísti-
que nos permite construir "cielo-s"; o de otro que nos impide decir "ciel-a", cos acerca de características de entidades no lin[(ÜÍsticas; o sea, generalmente,
etcétera. a través de una definición, se relaciona un significante lingüístico con otro
Es evidente entonces que el prohlema de la semántica se plantea, no como significante de naturaleza no linf(iiística. lo cual cumple dicha definición
problema puramente lingüístico, sino como problema de interrelación entre mediante la descripción de ciertas calidades de tal significante no lingüístico.
lugares determinados de sistemas-lengua distintos. Cuando hablamos co- El concepto de "sentido" suele complicar más el problema por cierta
munmente del significado de un término, no solicitamos una respuesta que superposición con el "significado". Greimas no logra diferenciarlos adecua-
nos lo ubique en el interior del correspondiente sistema de la lengua (salvo damente, pero adopta una perspectiva totaknente coherente con lo que
que el significado solicitado sea metalingüístico, pero ello suele ser la venimos enfocando: "La significación no es, por tanto, más que esta trans-
excepción) sino que la respuesta solicitada habrá de encontrarse en otro posición de un nivel de lenguaje en otro, de un lenguaje en un lenguaje
sistema diferente al lingüístico (sin que deba desorientarnos el hecho de que diferente, y el sentido no es más que esta posibilidad d<: transcodificación" 11 •
se nos enunciará mediante signos-lengua). ¿Cuál es. entonces, el valor de la expresión de Saussure: "El signo
Nos enfrentamos. por lo tanto, a la equivocidad del concepto de sif(mfica- lingüístico une, no una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen
do. No debe extrañarnos. ante la muy abundante literatura al respecto que, acústica" (98)? Estudiando los dos pares que contrapone, podemos ubicar
no obstante, no ha logrado clarificar el tema adecuadamente. Posiblemente del lado del sif(nificante, ya bien al nombre (lo que niega), ya bien a la imagen
el desarrollo que procederemos a hacer de la famosa propuesta saussuriana acústica (que es lo que afirma); y del lado del significado estarían, ya bien la
siga el mismo camino; pero, al menos, habrá demostrado algunos aspectos cosa (con la que niega la relación), ya bien el concepto (término aceptado de
del análisis que no podrán dejar de ser tomados en cuenta. la relación que plantea).
Los diccionarios y la forma convencional de aprender un idioma extran- De los cuatro elementos enunciados, tres pueden calificarse como "mate-
jero (memorizando lo que SÍ[(nifican interminables listas de palabras) inílu-
yen en este desenfoque. Los diccionarios. especialmente, cuidan de dar Ver, también. Marie-Jose Rey-Debove. La dejinition lexícographique, en Cahiers Lexicographi-
definiciones precisas. Entre quienes han trabajado el tema. desde un enfoque ques. n• 8. 1966: ps. 7 I y ss.
empírico pero con intención de lograr algunas generalizaciones inductiva-
•s George Mounin, Los problemas teóricos de la traducción. Madrid, Gredos, 1971: p. 154
mente válidas, destacan Ala in Rey y Marie-José Rey-Debove 14 • El problema '' Alaín Rey. Prése/llation du Oictionnaire. en Dictionnaire Alphabétique et Analogique de la
Langue Francaise. por Paul Robert (Petít Robert) Paris. S.N.L.. 1972; p. XVI.
17
14
Alain Rey. A prop<H de la définition. en Cahiers Lcxicographiques, n° 6. 1965; p. 68 y ss. Algirdas .lulien Greimas. /)11 Sen~. París. du Seuil, 1970: p. 13.
EL SIGNO
FERDINAND DE SAUSSURE
~
s
.j SIGNIFICANTE
Eficacia "psíquica"
SIGNIFICADO
Concepto "abstracto"
s
s
que estamo.s en presen.cia de dos significantes. Así pues, al margen y previa a
toda otra .d1fe~enc1ac~on que pueda proponerse, existe una significación que
nos permite d1ferenc1arlos como dos entidades lingüísticas.
Sustituyamos ahora en el esquema (1) el nivel del significante (S) (donde
de la imagen acústica de una cosa fi~~raba el par: "SIGNIF~CANTE-SIGNIFICADO") por el nivel del sig-
s s nificado (s) tal como ha sido producido en el modelo (11):
En este esquema (1) encontramos el par significante-significado como de formas gráficas o fonéticas comunes y
legible en dos direcciones: la horizontal y la vertical. En la horizontal, se una '.iriante alternativa (gráfica o fonética)
puede leer el paralelismo directamente pretendido por Saussure: la relación
entre significante y significado se reproduce homologándose en la relación Concepto abstracto
entre la "eficacia psíquica de la imagen acústica" y el "concepto abstracto de de una cosa
una cosa". Sin embargo, tal homologación no es significativa, en función de
la estructura científica de la lingüística, más que en el nivel de las respectivas s
definiciones; el superior no hace más que mostrarnos los dos términos que,
como dijimos, ya habían sido frecuentemente diferenciados: el inferior, los En el esquema o modelo así configurado nos encontramos con dos
reduce a una abreviación a los efectos de su presentación simbólica. Lo que posibles significados: "Eficacia psíquica ... " o "Concepto abstracto ... "
aquí interesa es la diferencia específica que entre ambos piar.tea Saussurc. del significante "Presencia de formas ... ". El segundo significado ("Con-
Hagamos ahora una breve reflexión: si ponemos una al lado de la otr.1 q cepto abstracto ... ") no se encuentra lógicamente conectado con el signifi-
c~nt.e .aquí propuesto ("Presencia de formas ... ") sino que llegará a ser el
"Thomas S. Kuhn. La esrructura de las revoluciones científicas, México. F.C.E., 1971: ps. 80 s1gmf1cado que corresponda al otro código del cual es traducción o transco-
Y SS. dificacíón el significante que estamos trabajando.
Reordenando el modelo obtenido, tenemos:
40
41
•
FERDINAND DE SAUSSURE
El SIGNO
42
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE
~
miento de los valores estrictamente lingüísticos mediante los cuales, un
sujeto parlante organiza las relaciones diferenciales de su propia materia
fónica. Es pauta, por tanto, para descubrir las claves de un «idiolecto» en
8.15
que, además, permite producir, concretando las posibles int<:rrelaciones
cuanto remodelación individual de la lengua utilizada en la comunidad a
que un sujeto determinado pertenece; no en cuanto a las significaciones
extra-lingüísticas que utiliza de modo diferente a como lo determina tal
código, sino en cuanto a la gramaticalidad que reelabora subjetivamente.
entre sus cuatro términos, un conjunto ordenado de respuestas a fundamen-
tales problemas relativos a la facultad semiótica general y, así, sistematizar s1 Significante no-lingüístico
•
la problemática de la semiología. Por ello, el anterior algoritmo, desenvuel- la. variante: sobre significado no-lingüístico
to a partir del de Saussure, bien puede considerarse como la representación s
del signo en semiología y lo denominamos "algoritmo fundamental de la Con este algoritmo se señala la existencia, para el conocimiento, del
semiología". restante y plural conjunto de signos de naturaleza no lingüística. Son signos
44 45
EL SIGNO
FERD!NAND DE SAUSSURE
cuyo significante ("S 1") y cuyo significado ("s") acontecen ambos en siste- final, para el conocimiento, de los signos-no lingüísticos; y por otra tenemos
mas que ordenan universos de calidad no lingüística. a los signos-no lingüísticos en cuanto entidades del conocimiento plenamen-
Abarca lo que Saussure señala como "semiología", es decir, "la escritu- te significativas con independencia del lenguaje verbal, pero destinadas a ser
ra, el alfabeto de los sordomudos, los ritos simbólicos, las formas de cor- comunicadas, lo cual, en principio, necesita cumplirse mediante los signos-len-
tesía, las señales militares, etc., etc." (p.33); pero, además, prescindiendo gua (u otro lenguaje formal cuyos símbolos han debido ser explicitados, en la
de que se trate de formas artificiales destinadas a la comunicación, abarca etapa de propuesta o aprendizaje, mediante signos-lengua). Es comprensible
todo el resto de cuanto el hombre puede conocer por percepción sensorial o que el hecho de estar constreñidos a tal traducción no excluye la necesidad
mental. El conocimiento del universo, vulgar, científico o poético, es tal en de ser conocidos por su estructura interna, antes y al margen de la transfor-
VIrtud de su pertene~cia (son formas codificadas) a sistemas en mayor o mación que debería surgir al ser insumidos en la lengua. 3) Los signos-no
menor g;ad~ f?.rmahzados que nos permiten diferenciar al objeto de la lingüísticos constituyen el objeto material del conocimiento de numerosas
percepc1on ( _S1 )y .confe~1rles un valor y una significación ("s"). Es eviden- disciplinas sociales. La historia, la sociología, la psicología, la antropología,
te que esta d1ferenc1a rad¡ca en una separación convencional de lo lingüís- la arqueología, etc., tratan acerca de acontecimientos, situaciones, estructu-
tico, por la cahdad específica del objeto significante y por la función ras, que aunque dotadas de calidad cultural, no son originariamente lingüís-
md~shndable del pensamiento que posf'e la lengua. Pero, cuanto pueda ticas (lo que no quiere decir que no sean originariamente semióticas): para
decirse acerca de estos signos considerados semiológicos podrá también cuando accedemos a su estudio o análisis ya las encontramos transformadas
decirse ?e l_os signos lin_güísticos (no siendo válida la proposición inversa por en lenguaje o bien la primera tarea que debe cumplir el investigador es
la espec1fic1dad de los signos de la lengua); ello fundamenta que la lingüística transformarlas en tal. Por ello, no es inusual que se contaminen con legalida-
solo pueda ser acertadamente estudiada en el interior de la semiología o, en des que son propias de lo lingüístico, perdiéndose, en ocasiones, su propia
las ~~labras de Saussure: "si por primera vez hemos podido asignar a la legalidad extra-lingüística.
hngu1st1ca un lugar en las ciencias, ello se debe a que la hemos incluido en la El manejo de esta segunda variante ("S/s") permite, justamente consi-
semiología" (p. J)-34); y agrega: "Para nosotros ... el problema lingüístico derarlos en cuanto estructura con legalidad y sistematización propia. Por
es; ante todo, semiológico y todos nuestros desarrollos encuentran significa- ello. a esta 2a. variante del algoritmo fundamental de la semiología podemos
c1011 cn este importante hecho. Si se quiere descubrir la verdadera naturaleza denominarlo "signo metasemiótico".
del lenguaje, hay que empezar por considerarla en aquello que posee en El establecimiento de esta división, se la considere provisoria o nece-
común con todos los otros sistemas del mismo orden ... Con eso, no sola- saria, replantea, también, desde otro enfoque, la relación entre pensa-
mente se a_clarará el problema lingüístico sino que pensamos que al conside- miento y lenguaje. En el pensamiento encontrarían cabida la totalidad de los
rar a los ntos, cost~~bres, etc.: como signos, estos hechos aparecerán bajo sistemas de signos tanto lingüísticos como no lingüísticos. Ahora, el pensa-
otra_ luz Y se sent1ra la necesidad de agruparlos en la semiología y de miento, ¿se constituye en el acto de traducir los signos-no lingüísticos en
explicarlos por las leyes de esta ciencia" (p. 34-35). signos-lengua? O bien, ¿está ya plenamente constituido cuando cumple el
Akndiendo al estado actual de desarrollo de los conocimientos de la acto de articular signos sean lengua o sean no lingüísticos (es decir, por la
lingüística, de la semiología e incluso de las restantes ciencias sociales, hay tarea de relacionar un significante diferencial con su específico significado
tres razones por las que, metodológicamente, resulta conveniente identificar también diferencial) sin que deba esperarse su traducción a lo verbal?
a los signos semiológicos en cuanto no lingüísticos y mantener esta artificial Cuando suele preguntarse sobre la prioridad lógica entre pensamiento y
diferencia, al menos provisoriamente: 1) por el escaso desarrollo de la lenguaje se supone una posibilidad de pensamiento no verbal pero se lo
semiología, lo que la pone en plena dependencia de la lingüística. Los considera, por esta carencia de lengua que lo diga, como una indiferencia-
buenos deseos de Saussure apenas si han comenzado a concretarse y, pese a ción un tanto amorfa. Ello da fácil ventaja a quienes rechazan la posibilidad
todos los desarrollos literarios de la semiología en las décadas del 60 y 70, es de tal pensamiento sin lenguaje: porque fuera del lenguaje todo sería una
P.oco, I? que se ha a,vanzado para dotarla de una estructura respetablemente nebulosa sin contornos. Incluso hay que advertir que ésta es la posición de
c1en.t1f1ca; De aqu1 que todavía es más lo que la lingüística aporta a la Saussure, para quien "psicológicamente, hecha abstracción de su expresión
sem1olog1a que lo que ésta proporciona a la otra. La condición fundamental mediante las palabras, nuestro pensamiento no es más qlle una masa amorfa
consiste en mantener cada una de las respectivas calidades debidamente e indistinta. Filósofos y lingüistas han coincidido siempre en reconocer que,
difere~ci~das y propugnar una rápida rigorización de la semiología. 2) Todo sin el auxilio de los signos, seríamos incapaces de distinguir las ideas de
conoc1m1ento no lingüístico está destinado a ser traducido al sistema de manera clara y constante. Tomado en sí mismo, el pensamiento es como una
signos-lengua que bien pueden calificarse como instrumentos ancestrales del nebulosa donde nada existe necesariamente delimitado. No existen ideas
conocimiento. O sea, de una parte tenemos a los signos-lengua como destino preestablecidas y nada está diferenciado antes de la aparición de la lengua"
(o. 155).
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47
El. SIGNO
FERDINAND DE SAUSSURE
4X 49
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE
te a ella misma y como portadora del significado que, siéndole ajeno, se le Este tipo de estructura es tan curiosa como importante. Señala lo que
adosa por convención. Jugando con el absurdo de suprimir el lenguaje, queda en lo extralingüístico después de haber sido nombrado. O sea, el
puede comprenderse perfectamente el párrafo que Jonathan Swift dedica al rastro de transformación operada por la verbalización. El amor que ha sido
proyecto de uno de los "arbitristas de estudios especulativos" con quien ya nombrado como "amor" no es el mismo que cuando era todavía un
Gulliver conversa en la Gran Academia de Lagado 24 • "Era un plan para sentimiento inefable (indecible). Ubica, también, en su lugar preciso, el
abolir por completo todas las palabras, cualesquiera que fuesen ... en hecho de comportarse ante los acontecimientos o frente a los sentimientos
consecuencia, se ideó que, siendo las palabras simplemente el nombre de las según su definición verbal o según la condensación de esa definición que es
cosas, sería más conveniente que cada persona llevase consigo todas aque- su nombre; a la visión del mundo según las leyes de los nombres con que lo
llas cosas de que fuere necesario hablar en el asunto especial sobre el que nombra; a la anteposición de lo simbólico a lo existencial, etc. En definitiva,
había de discurrir ... Muchos de los más sabios y eruditos se adhirieron al se está atribuyendo a los significantes extralingüísticos ("S 1")los valores o
nuevo método de expresarse por medio de las cosas: lo que presenta el único significados lingüísticos ("s 1")que tienen las palabras que los nombran. A
inconveniente de que cuando el hombre se ocupa de grandes y diversos esta 4a. variante del algoritmo fundamental de la semiología, lo denomina-
asuntos se ve obligado, en proporción, a llevar a espaldas un gran talego de mos "signo ideológico".
cosas, a menos que pueda pagar uno o dos robustos criados que le asistan. Esta variante marca el ámbito del pensamiento ideológico en cuanto por
Yo he visto muchas veces a dos de estos sabios, casi abrumados por el peso el mismo se entiende un sistema de significados lingüísticos ("s 1")en cuya
de sus fardos, como van nuestros buhoneros, encontrarse en la calle, echar la interioridad, preestablecida, se agota la capacidad significativa de todo
carga a tierra, abrir los talegos y conversar durante una hora: meter los significante existencial ("S 1"); el único tipo de conocimiento que así puede
utensilios, ayudarse mutuamente a reasumir la carga y despedirse". Tal la alcanzarse es un reconocimiento, una cspccularidad sobre significados que
consecuencia, descrita con cáustico humor por Swift, de pensar que los no pertenecen al universo en el que adquiere significación el significante
nombres y las cosas son intercambiables y que es posible renunciar a los extralingüístico, sino que pertenecen a un sistema de significaciones que les
significantes lingüísticos ("S") recurriendo a los auténticos (en cuanto no es totalmente ajeno.
sustituidos, ni traducidos) significantes no lingüísticos ("S 1"). La paradoja También es la estructura que debe tenerse en cuenta cuando se pretende,
del hombre, anticipada en el análisis de su natural artiflcialidad. es que su por ejemplo, transformar una obra literaria en cinematográfica. Tal proceso
realidad son los lenguajes. los cuales son una traducción de lo real; cuando consiste en encontrar los significantes extralingüísticos ("S 1")(sin que esto
reclama una mayor experiencia de realidad, pide nuevas palabras porque ya ponga en cuestión la existencia de un lenguaje cinematográfico), o sea, las
no le satisface la sustitución que las viejas palabras le proporcionaban imagenes fílmicas, capaces de dar cuenta de las significaciones procedentes
acerca de lo real. de un texto de naturaleza lingüística ("s 1"). El fracaso de semejantes empre-
Mostrando visualmente la relación saussuriana, lo que ella conecta es: sas ocurre cuando la pretensión del director es encontrar significantes
cinematográficos ("S 1")que sustituyan a los significantes lingüísticos ("S")
del texto literario; ello implica olvidar que cada lenguaje tiene sus propias
características para la creatividad y que éstas pertenecen a las leyes inheren-
tes a sus significados; es decir, que para encontrar las imágenes adecuadas
("S 1")que den cuenta de la tensión creativa inherente a un texto literario lo
que hay que filmar rio son los adjetivos y los sustantivos ("S") sino la
Con lo que se evidencia, tanto la función mediadora de la lengua, como lo legalidad del lenguaje literario mediante la cual, lo narrado o referido se
que el lenguaje deja implícito cuando se lo utiliza como lenguaje-objeto. transforma en estético, lo cual depende exclusivamente del uso de la signifi-
cación lingüística con que ha sido utilizado el lenguaje verbal ("s 1"). Si el
relato carece de esta cualidad sobreañadida a lo narrado, o sea, si ha usado
las significaciones lingüísticas tal como están en el código comunitario sin
producir ninguna propuesta creadora, entonces da lo mismo que el cineasta
S Significante no-lingüístico se limite a filmar los meros significantes tal como han sido escritos, ya que ni
4a. variante: 1
50 51
EL SIGNO FERDINAND DE SAVSSURE
resultados obtenidos muestra que las expresiones de San Juan, pese a ser finalidades prácticas de la vida cotidiana; con frecuencia no está suficiente-
poéticamente muy gráficas, no valían como pautas de representación icóni- mente actualizado como para descubrir explicaciones, ya constatadas en la
ca, sino que encontraban su plena potencia y belleza en su calidad lingüísti- investigación científica y que considera preciosistas, innecesarias o ridícu-
ca. Esto, sin demérito de nuestra valoración de tales códices medievales las. Valga como ejemplo, elementalmente desarrollado, del contacto con la
iluminados con esos dibujos; poseen, no solo valor histórico sino estético, epistemología que proporciona la reflexión sobre estos modelos semiológi-
pero este último carácter procede de la aproximación a una mentalidad que cos. Pasemos al estudio de las yuxtaposiciones entre significantes o significa-
seguía diferentes caminos en su construcción de lo imaginario y no en el dos cuando, en vez de pertenecer a un mismo sistema (como en lo que
objeto concretamente producido. acabamos de ver) pertenecen a sistemas totalmente diferentes.
Cuando, en la página 45 se definieron las cuatro variantes que surgían
del algoritmo desarrollado a partir de la propuesta de Saussurc, se señaló 5ª variante:
también la presencia de otros dos problemas relativos, ya no a la sustitución
entre significantes y significados, sino a la posibilidad de yuxtaposición s-s 1 : Yuxtaposición, en discurso, de los significados extralingüísticos y lin-
entre dos clases de significantes o dos clases de significados pertenecientes a güísticos.
lenguajes diferentes. Debe observarse que, mientras entre un significante y un
significado siempre se produce una relación de sustitución, ésta ya no puede En este momento de nuestro estudio no tiene importancia cuál de los
plantearse cuando los elementos a relacionar son sólo significantes o sólo significados precede al otro. ni cuántos significados de cada tipo se hagan
significados. Con ellos no podemos hacer más que yuxtaponerlos, es decir, presentes en la totalidad de un discurso. 1nteresa, en cambio, wmprender el
situarlos uno al lado del otro para tratar de producir estructuras de discurso. problema que se plantea admitiendo la posibilid;id de integrar, en un
Sí los significantes o los significados pertenecen a una misma lengua, el mismo discurso. significados provenientes de sistemas diferentes.
resultado es ya bien un texto, como éste que estamos leyendo o como la Veamos un ejemplo en el cual la falta de identificación de los distintos
percepción de un paisaje, en el primer caso; ya bien la estructura teórica de sistemas a que pertenecen significaciones tratadas como homogéneas
una ciencia con su pluralidad de conceptos virtualmente activos o las conduce a conclusiones erróneas. En un artículo escrito conjuntamente con
componentes del sentido común respecto a los conceptos implícitos en la la Dra. Martha Blache' 6 , al analizar las opiniones de los autores hispanoa-
explicación de un fenómeno cotidiano. Existe un famoso debate entre Carl mericanos acerca del papel de la escritura en la transmisión del folklore, ob-
Gustav Hempel y M. Scriven sobre si existen o no leyes de cobertura servamos que daban u11 tratamiento sin diferenciación a las distintas mani-
científica para dar explicación adecuada de un suceso como el siguiente: festaciones que tomaban en cuenta. El debate acerca de la tradici6n escrita
"Queriendo agarrar el diccionario, usted golpea con la rodilla el borde de la del folklore se perdía en una maraña de contradicciones que llevaban a su a-
mesa y esto vuelca el tintero; su contenido se escurre 30bre la mesa y ensucia ceptación o rechazo sin adecuado fundamento, por mezclar y considerar al
la alfombra". Para Scriven es suficiente con aplicar los supuestos que mismo nivel los fenómenos estudiados. O sea, se estaba en presencia de un
constituyen el sentido común; para Hempel allí están implícitas todas las discurso o conjunto de interpretaciones que se podía presentar, con los ins-
leyes de las teorías científicas, biológicas, psicológicas, fisicas y químicas trumentos semiológicos que estamos analizando como:
que, aplicadas al evento, lo explican 25 • Se trata, desde la perspectiva
semiológica que permite el desarrollo que venimos realiw.ndo del esquema
de Saussure, de la opción entre dos discursos de significados pertenecientes a
sistemas teóricos diferentes. Esto nos permite considerar el problema desde
una tercera perspectiva, en vez de tratar de justificar que sólo el sentido y donde el único nivel tomado en consideración era la calidad de escritura (el
común o sólo las leyes de cobertura son adecuadas para explicarlo: el sen- sistema cuyos componentes serían todos "s", con particularidades indivi-
tido común contiene los mismos significados de la estructura teórica (o dualizadoras de carácter puramente formal, pero que pertenecerían en todos
sea, no se trata en rigor, de dos sistemas teóricos diferentes), sólo que los casos al sistema de la escritura). Y decíamos: "La escritura es un tema
vulgarizados o desprendidos de las condiciones taxativamente establecidas complejo porque se presta a diversos niveles de utilización y de interpreta-
en la ciencia, El sentido común reordena los significados científicos para las ción. Si bien los dos autores dtados mencionan casos en que se usa la
escritura en la transmisión del comportamiento folklórico, sin embargo en
25 Carl G. Hempel. Aspeas of Scíentí/ic Explanation. and Other Essays in the Phílosophy of
26
Martha Blache y Juan Angel Magarii'los de Morentin, Síntesis critica de la Teorla del
Scíence, New York, The Free Press, 1965; p. 360. Folklore en Hispdnoamérica. Buenos Aires, Ed. Tekné, 1980
52 53
i:,L SIGNO
FERD!NAND DE SAUSSURE
la ejemplificación que ellos presentan nos encontramos que ésta cumple tres
funciones distintas: 1) En las Cartas de Dios y en las Cédulas de San Juan, Ja titulado "One and Three Chairs" muestra una silla flanqueada, de un lado.
epístola o el papel manuscrito son en sí mismos objetos folklóricos .... no es por una fotograíla, de tamaño poco menor que el natural, de esta misma
su propósito ser un medio de aprendizaje. 2) En la oración a San La Muerte y ~illa y ;al otro lado, por la ampliación de una página de diccionario conte-
las fórmula-s de ensalmo, la escritura tiene que confluir con otros elementos niendo, justamente, la definición de la palabra "silla". Con esto se propone
tales, por ejemplo, el altar, la imagen o el ritual. para constituir el acto un efecto estético como resultado de un discurso perceptual en que se
folklórico ... Aquí, la función de la escritura es completar el comportamien- yuxtaponen tres significantes pertenecientes, cada uno de ellos, a un sistema
to folklórico. Simultáneamente ... puede servir como vehículo de transmi- peculiar y diferente al de los demás: la silla, como significante existencial (o
sión. 3) En los Autos de los Reyes Magos o los cuadernos de cantores, la indicia!, en la terminología de Pcirce); la fotografía, como significante
escritura es una acción previa ya que es anterior la lectura al cumplimiento formal (o icónico): y la definición del diccionario, como significante verbal
del acto ... La escritura cumple, en esta ocasión, la función de instrumento (o simbólico). Estos tres significantes confluyen a proporcionarnos la totali-
de transmisión y enseñanza. Complementariamente puede poseer valor dad del concepto de silla con una apetencia de plenitud que no podría
histórico ... " La distribución de los significados de la escritura en estos tres pretender ninguno de ellos por sí solo. La formalización semiológica del
grupos implicaba modificar la anterior propuesta de interpretación en otra panel sería la siguiente:
dotada de la siguiente estructura semiológica:
s--- s1 ---s,
~·, -----,.= ·: 2 - - y otras posibilidades
Este tipo de esquemas sirve también para identificar nuevos significante~.
En el discurso teórico del folklore la diferenciación entre los significados en aquellos casos en que se dispone. tan sólo. de un determinado segmento
atribuibles a las manifestaciones escritas es fundamental a efectos desiste- de discurso que no basta para eliminar su propia ambigüedad. Supongamos.
matizar la función que taks manifestaciones cumplen respecto a la transmi- por ejemplo. la siguiente situación:
sión de ta tradición folklórica. "Una madre le dice a su hijo de seis años: -¡Muy bien 1".
La expresión "¡Muv bien!" tiene la posibilidad. en su utilización habituaL de
6a. variante: poseer una significación aprobatoria. irónica. de reprobación o de simple mu-
letilla verbal. "i M 11y bien,., se presenta. por tanto, como un ~ignillcantc ver-
S - s 1: Yuxtaposición, en discurso. de los significantes lingüísticos bal ("S") incapaz. por sí mismo. de determinar cuúl de sus posibilidade~ es la
y extralingüísticos. actualizada en un momento dado. Pero. si a la situación anterior le añadi-
mos alguna otra circunstancia, o sea si tomamos en consideración la
presencia de algún otro significante de naturale;a normalmente extralm-
Este esquema señala la posibilidad de yuxtaponer significantes de diversa
güística, es posible determinar la univocidad de dicha expresión.
naturaleza y. por tanto, pertenecientes a distintos lenguajes. para. por su
"Una madre le dice a su hijo se seis años, el cual acaba de regresar de la
intermedio, producir específicos significados. También indica la necesidad,
escuela con el guardapolvo desgarrado: Muy bien!" .
.desde el punto de vista de la metodología del análisis. de tomar en considera-
Aquí, la significación resultante se ha hecho unívocamente reprobatoria. O
ción la pluralidad de elementos que conlluyen en la realización de un
supongamos que sustituimos el anterior significante existencial por este otro:
discurso, ya que ningún fenómeno agota su capacidad significativa a un
"Una madre le dice a su hijo de seis años. el cual acaba de regresar de la
solo nivel de significantes de naturaleza homóloga. sino que, por el contra-
escuela con una medalla de premio prendida al guardapolvo:
rio, la pertenencia de tales significantes a niveles diversos exige analizar las
-"¡Muy bien!".
particularidades que se han impuesto para integrarlos en una totalidad que
Y la significación resultante se constituye unívocamente como aprobato-
resulta, no obstante, significativa.
ria. Supongamos otra variante:
Uno de los casos en que se evidencia la conciencia de tal posibilidad y su "Una madre le dice a su hijo de seis años. el cual acaba de regresar de la
utilización con finalidades estéticas viene dado por el arte conceptual. Tal el escuela con una medalla de premio prendida al guardapolvo desgarrado:
caso de algunos paneles de la "Collection: Count Panza, Milán, 1965" 27 • El -¡Muy bien!".
En este caso. el chico se quedará en suspenso sin saber a qué parte de su
21
Joseph Kosuth, L'Art concep1uel, en VH 101. nº 3. Automne, 1970: p. 52. aspecto deberá yuxtaponer lo que su madre le dice: a la medalla o al
desgarrón. Necesitarú un nuevo significante producido por la madre para
.'i4
- FERD!NAND DE 5»AUSSURE
EL SIGNO
!
S1
s s para dar cabida a la problemática que deberá resolver la semiología, es
B) Dos signos impropios: s Y s,' pero de función mediadora (o sustitutiva). preciso regresar al concepto de sis•ema. La calidad estructural de su pensa-
C) Dos estructuras peculiares: s - ~ S- S,: son estructura de discurso. miento se plasma definitivamente en el análisis de la organización interna
del sistema de la lengua, que expandiremos, también, hacía el ámbito de la
Hasta aquí hemos seguido la expansi<'in sem1ológ;ca que ~e hace posible a semiología. Saussure realiza tal análisis en base a los conceptos de "valor" y
partir de la estructura del signo propuesta por Saussure. Quizás, ahora, de "significación", sus relaciones y el contenido que les atribuye.
estemos en mejores condiciones para evaluar la riqueza conceptual que Sinteticemos, inicialmente, los diversos enunciados que formula respecto
deriva de la citada afirmación de que la lengua es "un sistema de signos a ambos términos.
distintos correspondientes a ideas distintas". También podrá comprenderse
mejor d carácter de "arbitrario" que atribuye al signo lingüístico. Básica- VALOR SIGNIFICACION
mente la convención social legaliza la unión del significante lingüístico ("S ")
con un significado no lingüístico ("s") al que nada lo vincula naturalmente. -Propiedad de una palabra para repre- -Le sería aplicable este mismo concepto
sentar una idea (pensamiento generaliza- del valor.
Sólo los que acabamos de denominar "signos puros" fijan una necesariedad do) (la admite como uno de los aspectos
en la relación entre signífícante y significado; pero no son aptos para del valor) (p. 158).
cumplir una función autónoma de sustitución respecto a un universo dife-
rente a ellos mismos. También, los esquemas o modelos desarrollados -Un elemento de la significación (n. 158). -Dificultad en distinguirla del valor, ya
permiten comprender el otro carácter que postula Saussure respecto al que está bajo su dependencia (p. 159).
significante: su "linealidad" (p. 103). Esta es una característica peculiar de la -El signo mismo. como contrapartida de -Identifica significación y significado, en
lengua y Saussure le atribuye la misma importancia que a la arbitrariedad los otros signos de la lengua (p. l 59). los olros signos de la lengua (p. 159).
(p. 100). La hemos representado mediante la formalización de dos tipos -Por la solidaridad de los elementos de la - T otalídad que se cumple en los límites de
peculiares de discurso: "s - s 1" y "S - s 1";desde luego que, en la forma lengua, el valor de cada uno no proviene la palabra considerada como un dominio
habitual de la lengua, adoptarán secuencias como: más que de la presencia simultánea de los cerrado, existente por sí mismo (p. 159).
otros
"S.....-s 1- - s2 - S 1", etc.
-Está constituido por una cosa deseme- -Aquel aspecto del valor de una palabra
La diferencia, para hacerlos aptos para la representación de los discursos jante susceptible de intercambiarse con que se limita a constatar que puede "inter-
semiológicos con significantes de otras características, ha requerido dos aquella cuyo valor está por determinar cambiarse" por tal o cual concepto(p. 160)
modificaciones. La primera, tomar en consideración los discursos sólo de (p. 159).
significados: esto, en el sistema de la lengua carece de sentido pero la
semiología debe dar cuenta también de discursos virtuales. o sea, que no
están actualizados pero que se concretan de muy diversas maneras. como es "Juan Angel Magariños de Morentin. El cuadro como texto; aportes para una semiología de la
el caso mencionado de la estructura teórica de las ciencias o la del sentido pintura, Buenos Aires, Tres Tiempos, 1981.
común en que se requiere una sucesividad (y, en cuanto tal, participan de la
. 57
1
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE
VALOR SIGNIFICACION cuando somete al valor a un "principio paradoja!": estar constituido por
una cosa desemejante susceptible de intercambiarse con aquélla cuyo valor
!
-Está constiwido por cosas semejantes está por determinar; y estar constituido por cosas semejantes que se pueden
que se pueden comparar con aquella cuyo comparar con aquélla cuyo valor está en cuestión. El rigor lógico establece que
valor está en cuestión (p. 159). tal paradoja se refiere a la totalidad del signo, como lo evidencia el modelo de
-Un aspecto del contenido de la palabra -Un aspecto del contenido de la palabra las relaciones del significante recién transcripto; y que los dos aspectos de tal
que sólo se determina con certeza mediante que sólo >.e determina con certeza mediante paradoja no confluyen en el ralor, sino que, por el contrario. este término
el concurso de aquello que existe fuera de el concurso de aquello que existe fuera de sirve para indicar la presencia en el signo del segundo aspecto (la compara-
ella (p. 160). ella. ción de cosas semejantes), mientras que la primera parte (la intercambiabili-
-Aquello de lo cual, principalmente. una -Aquello que no es lo único de lo cual una
palabra está revestida. por el hecho de for-
1 dad de cosas desemejantes) constituye la definición del concepto de signifi-
palabra está revestida, por el hecho de for- cado. Así lo establece en la página siguiente y, al hacerlo, aparece la
mar parte de un o.istema (p. 160). mar parte de un sistema. significación como una parte del valor; pero, entonces, no podría llegar a
establecer, como lo hace. al comparar dos lenguas, que "términos con la
-El valor de cualquier término está deter- 1 misma significación pueden no tener el mismo valor", lo cual, en cambio, se
minado por aquello que Jo rodea (p. 160). comprende claramente cuando se diferencia sin ambigüedad la función que
-Comparando dos lenguas, términos con
habrá de atribuirse respectivamente a valor y significación. Podríamos decir
-Comparando dos lenguas, términos rnn
que hay dos maneras de enfrentar este problema: una atribuye a valor un
la misma significación pueden no tener el
mismo valor (p. 160).
la 111is111a significación pueden no tener el
mismo valor. f sentido amplío que abarca a la significación (en cuanto intercambiabilidad) y
l
--~~~~~~~~~---::-:---~~~~;-----::~;--~:::-:-;- al propio valor (en cuanto determinación por su propio entorno; intrasisté-
mico, por consiguiente), interpretación según la cual valor queda ambiguo y
realmente contradictorio; otra se basa en el sentido estricto del término valor
-No hav id,•a1 dadas de antemano, ""º -La relación entre ''gnitlcamc y
y lo utiliza para designar a la relación intrasistémíca que un signo guarda con
\'(/lorn e~ianantes del sistema (p. l62l. do (en cuanto esquema del signo) simboli-
los restantes signos de su propio sistema: y también confiere al término
1a la significación. que no tiene nada de
inicial
significación un sentido estricto consistente en la capacidad que posee todo
signo de relacionarse con entidades pertenecientes a otro sistema de signos
es
sus relaciones con otros valores semejantes
sin los cuales no existiría 162).
1 diferentes al primero, en una relación, por tanto, de naturalezaextrasistémi-
ca o intersistémica.
El plan dd desarrollo de Saussure sigue esta relativa indefinición. Preocupa-
- Todos los valores convencionales pre- -Su soporte no es en do fundamentalmente por mostrar al !'igno lingüístico como totalidad. resiente
sentan e! carácter de no confundirse con su sino las diferencias fónicas que permiten
la claridad analítica que se propone estudiar: "es necesario partir de la
soporte tangible (p. 164). distinguir una palabra de todas las demás
(p. 163)
1 totalidad solidaria (constituida por un determinado sonido y un determina-
do concepto) para obtener, mediante el análisis, los elementos que encierra"
(p. 157). Los tres parágrafos siguientes abarcan respectivamente al signo
De acuerdo al modelo anteriormente desarrollado, se evidencia que "desde el punto de vista del significado o concepto(§ 2), del significante(§
Saussure elabora conscientemente las dos direcciones cuyo punto de partida 3) y del signo total (§4)''. Al analizar el significado o concepto. desarrolla la
es el significante lingüístico: mayoría de los contenidos diferenciales que hemos ordenado en forma
contrastante, relativos al valor y al significado: o sea, ambos aspectos los
trata incluidos en el problema del "significado". Tales equívocos se elimi-
nan considerando las relaciones estructurales que confluyen en el signo
donde Ja relación S/s 1 pone de manifiesto la operatividad d~l .concepto de total, como establecidas entre tres niveles identificables: el significante, el
valor, mientras que es la relación S/s la que describe la operat1v1dad del con- valor y el significado.
cepto de significación. En este núcleo de proposiciones saussuríanas subyace una mecánica
No obstante, correlacionando esta interpretación ord_enadora con·'ª epistemológica que no llega a hacerse racionalmente consciente y. en ocasio-
doble columna comparativa en que se registran. lo~ enuncia~os saussuna- nes, provoca contradicciones como las que se han señalado. Efectivamente,
nos. se a dvierten diversos equívocos y contrad1cc10nes. Ast por ejemplo,
sistema, historia y traducción. Partiendo de tales relaciones se comprende habrán de establecerse respecto a las características sintácticas, siendo
que "valor" es un concepto operativo cuando se lo piensa en función de la fundamental entre tales, la de recursividad, en cuanto capacidad para gene-
integración del signo que lo posee en la interioridad de determinado sistema;
"significación" opera, conceptualmente, en función de la relación de traduc-
ción entre signos determinados de sistemas diferentes; finalmente, la trans-
formación de un signo se produce por la incidencia de relaciones históricas l rar estructuras de discurso teóricamente ilimitadas. Por el momento nos
concretaremos a sus características sistémicas y, a los efectos de su mejor
comprensión, comenzaremos su ejemplificación por el análisis de entidades
pertenecientes al lenguaje verbal.
j
asimétricas entre los tres aspectos que lo constituyen: transformación fonéti- En el Diccionario Manual de la Real Academia Española (Madrid,
ca de los significantes, que puede ir o no acompañada de la transformación Espasa Calpe, 1950), leemos: "CONGREGAR. tr. Juntar, reunir. U. t. c.r. ".
de los otros dos; transformación de los valores de tales significantes en la in- El valor, o sea, el conjunto de relaciones ir.trasistémicas de la voz CON-
terioridad de un sistema, que puede ir o no acompañado de la transfor- GREGAR está manifestado por esas abreviaturas: "tr.", "U. t. c. r.". Con
mación de los otros dos; y transformación de las significaciones, en cuanto independencia de que las características enumeradas en el Diccionario no
estado de la traducción entre dos sistemas diferentes, que puede ir o no agotan los contenidos de su valor lingüístico (falta, por ejemplo, el paradig-
acompañada de la transformación de los otros dos aspectos constitutivos
del signo total. Vamos a tratar de desarrollar y ejemplificar estas propuestas
fundamentales tanto a la lingüística como a la semiología.
1 ma de sus variaciones verbales y la regla de transformación que pl"rmite su
aspecto sustantivo), lo que se manifiesta mediante esas abreviaturas corres-
ponde al "s 1" que estamos esudiando. Establecen que se trata de un "verbo
En un momento dado, un sistema lingüístico está constituido por un transitivo" y que puede "utilizarse también como reflexivo". Nada nos
conjunto de significantes dotado, cada uno de ellos, de un valor que los dicen acerca de ese otro universo en el que acontece un fenómeno cuya
interrelaciona de modo que constituyen un sistema y de una significación
específica en virtud de la cual se vinculan con significaptes y valores de otro
1 designación, en castellano, corresponde a la palabra "congregar". Pero, en
cambio, dan cuenta de las principales legalidades mediante las cuales esa
sistema no-lingülstíco (dejando en suspenso el problema del metalenguaje,
desde cuya perspectiva el sistema lingüístico se utili7~ para t. aducir lo que el
propio sistema lingüístico es, lo que garantiza la existencia de una artificial
pero igualmente doble existencia de :;istemas, uno de los cuales dice al otro).
l
.,
palabra se relaciona con otras del sistema de la lengua castellana. Los
conceptos abreviados son puro metalenguaje.
La significación o relación íntersistémica de la voz "CONGREGAR" se
manifiesta mediante otros dos significantes: "Juntar, reunir". No obstante,
El esquema inicialmente enunciado queda pues interpretado del siguiente
modo:
(s 1) Valor in1rasis1émico ..,.,...__ _ __ (S) Sistema de significan/es
~
l el problema no es tan simple. En cuanto "juntar, reunir" son signos lingüís-
ticos del mismo sistema que "congregar" y están utilizados para delimitarlo
conceptualmente, también aquí puede hablarse de metalenguaje: pero sólo
en cuanto se están utilizando palabras para dar cuenta de palabras. Por así
(s) Significación intersistémica
(¡()
1 61
t
FERD!NAND DE SAUSSURE
EL SIGNO
Por consiguiente, conforme al esquema que nos acompaña en nuestro mecanismo o máquina.// Perteneciente a los oficios u obras de los menes-
)-l(s)
trabajo (s 1
trales ... (etc)". Y dice el Diccionario de Autoridades: "MECHANICO, CA.
adj. ~o que se executa con las manos. Pronúnciase la ch como K ... " (Sic).
podemos diferenciar variaciones diacrónicas en uno, dos o los tres aspectos DeJando de lado la transformación del significante (meCánico/meCHá-
que lo integran. No es nuestra pretensión realizar una investigación diacró- nico) que responde a la mera forma gráfica sin afectar la forma de pronun-
nica acerca de la lengua castellana, sino limitarnos a ejemplificar los niveles ciación, su valor es el mismo: en ambos momentos está determinada la doble
teóricos que venimos desarrollando. Con esta salvedad, podemos observar posibilidad masculino-femenino y su característica relacional en el decurso
de la frase es la de adjetivo. Pero es evidente que algo cambió y no en la
la transformación diacrónica sufrida en castellano por la palabra: "Calmar".
Leemos en el Diccionario Manual de la Real Academia Española: "CAL- ( lengua castellana, sino en el mundo de los fenómenos traducidos mediante la
lengua castellana. "Mecánico" capta, en uno respecto al otro momento,
MAR. tr. Sosegar, adormecer, templar, U.t.c.r.int. Estar en calma o tender a
ella". significaciones provenientes de dos núcleos de comportamiento diferentes:
Por su parte, en el Diccionario de Autoridades de la Real Academia a) lo que se ejecuta con las manos (sin mención de herramienta o maquina-
Española, impreso en el año 1726, podemos leer: "Calmar. v.n. Parar el ria); b) lo que se ejecuta con máquinas (sin mención de las manos, siendo,
viento y no sentirse alguno. En el mar se entiende por cessar totalmente el
aire y parar el baxel, de suerte que si no le ayudan no se mueve. Es formado
1 precisamente, esta exclusión la que determina la especificidad del ámbito
que se quiere significar). Porque, para aquello en cuya ejecución intervienen
del nombre Calma (y siguen varías citas y usos) ... CALMAR. Traslaticiamente
vale suspenderse, pararse, detenerse, cesar y dexar pendiente lo que se había
de mover, tratar o perficionar y concluir. (Siguen citas como: El deseo de ! las manos, está la palabra "Manufactura" ("f. Obra hecha a mano o con
auxilio de máquina", dice el actual Diccionario). Y una sorpresa que se
produce cuando buscamos, en el de 1726, esta última palabra: no existe, lo
cual es lógico ya que todavía no había acontecido la Revolución Industrial
l
venRanza y reputación suele calmar en seme;antes aprietos)" (Sic).
Es inmediatamente observable la transformación intrasistémica del lexe- que es donde aparece un fenómeno laboral que requeriría poder ser dife-
ma en estudio. En el castellano actual, puede ser "transitivo", "reflexivo" e, renciado mediante la palabra correspondiente. Quede con esto ejemplifica-
incluso "intransitivo". Serían ejemplos: Sus palabras calmaron al pueblo; do el caso de la aparición de un significante lingüístico como respuesta a la
me calmé al oír su voz; saldremos cuando calme la tormenta. exigencia de un significante extra-lingüístico que le precede. La considera-
Pero toda esta riqueza, en lo que hace al valor lingüístico de "Calmar" se ción diacrónica de un sistema de signos supone, por consiguiente, tomar en
reducía, en el castellano de 1726 a la forma "intransitiva" (o, como se la consideración estas transformaciones en función de las modificaciones
correspondientes producidas en las relaciones intra o ínter sistémicas. Lo
nombraba en ese momento, "neutra"). Para evidenciarlo se ha transcripto
la aplicación traslativa en que, si bien la explicación del acontecer corres-
1 dicho a partir-del lenguaje verbal tiene plena aplicación cuando se estudia la
existencia o transformación de cualquier otro sistema de signos.
l
pondiente aparece en forma "reflexiva" la cita con la que se muestra su uso
lo hace en forma "intransitiva". O sea, en esa situación de la lengua, Debe tenerse en cuenta todavía que, mientras que el valor intrasistémico
"Calmar" sólo tenía como valor (s 1) la mecánica relacional del intransitivo. (s 1) consiste, en todos los casos, en un conjunto homogéneo de relaciones
El posterior enriquecimiento del valor lingüístico en nada influyó respec- legalmente establecidas (puede utilizarse para caracterizarlo el concepto de
to al significante (S ). el cual permaneció invariable; incluso también podría- "law-cluster concepts" acuñado por H. Putnam), la significación intersisté-
mos decir que la significación (s) es la misma en uno y otro momento. Valga, mica (s) es múltiple e incluso, en principio, inagotable. Tomemos el ejemplo
no obstante, la observación de la dependencia ineludible de la configuración de un automóvil: en cuanto al valor intrasistémico consiste en sus caracterís-
del objeto en virtud de las particularidades intrasistémicas de la palabra que ticas diferenciales relativas al diseño, potencia, velocidad, combustible, etc.;
lo designa, lo que, en la expansión del algoritmo saussuriano habíamos es decir todo aquello que nos permite establecer las relaciones identificado-
esquematizado como ras y diferenciadoras respecto a los restantes automóviles, pero sin salir del
sistema del automóvil. Frente a esto, su precio, su calidad estética su
S¡ utilización, el nivel social que confiere, sus posibilidades de comercializa-
ya que, en efecto, la posibilidad del uso transitivo y reflexivo en el castellano ción, etc., suponen la relación del significante existencial automóvil con los
actual evidentemente acota fenómenos que no estaban en las posibilidades correspondientes sistemas económico, estético, utilitario, social, comercial,
del de 1726. etc. Las significaciones que, en estos diferentes sentidos pueden atribuirse al
Veamos ahora un cambio de significación con permanencia del valor
lingüístico. Dice el Diccionario Manual de la Real Academia Española:
1 automóvil no dependen del sistema de los automóviles, sino que se producen
al vincularlo a sistemas ajenos al mismo, pero que son los que le confieren
"MECANICO, CA. adj. Perteneciente a la mecánica/I Que se ejecuta por un una determinada significación.
62
'
'
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE
En definitiva, cuando preguntamos por el valor de un signo, la respuesta utilidad para la comprensión de ciertos problemas semiológicos. Incluso es
se producirá sin trascender los límites del sistema al que el signo pertenece. importante realizar ciertos ajustes respecto a la reflexión sa11ssuriana, apo-
Cuando preguntamos por la significación, la respuesta habrá de producirse en yándonos en cuanto hasta el momento hemos desarrollado, tanto en lo que
un sistema diferente a aquel al que pertenece dicho signo. Una es tarea relati- hace a la estructura interna del signo como a la diferencia entre valor y
vamente metalingüística y la otra es tarea de traducción. Si hacemos metalenguaje significación.
estamos enriquecíerÍdo el sistema al que pertenece el signo; si traducimos Para Saussure, según se tome en consideración o no al factor tiempo, la
estamos afirmando relaciones entre sistemas de signos diferentes. ¿Qué es lo lingüística se encontrará ante una de "dos rutas absolutamente divergentes"
que nos interesa conocer de una determinada situación, fenómeno social, (ps. 114 y ss.). "La mayoría de las restantes ciencias ignora esta dualidad
objeto de arte, teoría científica, etc.? ¿Su coherencia interna? Estudiaremos radical: el tiempo no produce en ellas efectos particulares". Salvará de este
el conjunto de relaciones que lo vinculan a los restantes fenómenos de su desinterés excepcional a las ciencias económicas, en las cuales resultará
misma especie. ¿Su eficacia? Tendremos que estudiar sus posibilidades de necesario diferenciar entre economía política (que, por no tomar en
traducir o de ser traducido al nivel en el cual nos interesa su operatividad. La consideración al tiempo, se asemejará a la lingüística sincrónica), e
calidad de un aviso publicitario depende de su capacidad de traducir, lo más historia económica (que, al tomarlo en consideración, aproximará su
exactamente posible, las apetencias del sector de población al que va dirigi- estructura epistemológica a la lingüística diacrónica); y ello será así
do. Pero el significante publicitario y la apetencia no pertenecen al mismo porque, como en lingüística, "es/amos ante la noción de valor". Con
sistema; por esta causa, el significante publicitario tendrá que vencer una respecto a las restantes ciencias, Saussurc reflexiona del siguiente
determinada resistencia para que su destinatario establezca el pretendido modo:
contacto, o realice la esperada traducción entre la propia textualidad del
aviso y su individual apetencia, de modo que se provoque una determinada a) "La astronomía ha constatado que los astros sufren notables
rc~pucsta: la accplaciún de lo puhlicitadt). El tema lo desarrollo extensa- cambios; pero no se ha visto obligada por ello a escindirse en dos
mente en "/J 111c111ait p11hl1ci1ario". actualmente en prensa (Hachctte). disciplinas".
Por el contrario, si lo que nos interesa es conocer, por ejemplo, el valor del b) "La geología razona casi constantemente en base a sucesiones;
concepto de masa en el sistema de Newton, tendremos que reintroducirlo en pero cuando se ocupa de los estados de la tierra, no hace de ello un
el propio sistema de Newton y relacionándolo con los restantes conceptos: objeto de estudio radicalmente distinto".
velocidad, espacio, etc., estableceremos su valor, pero no su significación. c) "Existe una ciencia descriptiva del derecho y una historia del
La significación de la "masa" newtoniana se producirá cuando se la ponga derecho; nadie las opone entre sí".
en relación, por ejemplo, con la máquina de escribir eléctrica en la que estoy d) "La historia política de los Estados se mueve totalmente en el tiempo;
trabajando; y es evidente que nada tiene que ver "masa" en cuanto al no obstante, si un historiador describe una época no se tiene la impresión de
concepto científico con los concretos objetos a 'los que puede aplicarse, o salir de la historia. Inversamente, la ciencia de las instituciones políticas es
sea, a los que retraduce con un determinado significado científicamente estable- esencialmente descriptiva, pero puede perfectamente tratar. en ocasiones.
cido. Como ese concepto puede también considerarse incluido en otro sistema, una cuestión histórica sin perturbar por ello su unidad".
el de Einstein, variando con ello su valor, resulta también modificado su
ámbito de significación, ya que, mientras en el sistema de Newton la máqui- Para Saussure, en estos últimos casos, el dato natural tendría una gran
na mantendrá constante su masa, en el de Einstein dependerá de que se incidencia, por lo cual el tiempo cambiaría eventualmente sus condiciones
encuentre conectada o no a la red eléctrica y por tanto en movimiento. físicas pero no interv.endría como factor diferenciador de elementos que
requiriesen ser estudiados en cuanto meros repre.5entantes del cambio y, por
B. Sincronía y Diacronía ello, según leyes y criterios específicos. Así, incluso entre las ciencias econó-
micas y la lingüística establece una graduación ya que en el caso de la
Si bien ya venimos refiriéndonos a la sincronía y a la diacronía como economía "su vinculación con las cosas le proporciona, pese a todo, una
modificación, en el tiempo, del valor y/o del significado y/o del significante base natural y por ello las apreciaciones pertinentes nunca serán completa-
de un signo. el tratamiento del problema se despliega, también, en otra mente arbitrarias; su variabilidad está limitada. Pero ya hemos visto que, en
importante vertiente teórica. lingüística, los datos naturales no tienen lugar alguno".
Al establecer la diferencia entre una lingüística sincrónica y una lingüística Tomando el caso a) de la astronomía y adaptando el algoritmo saussuria-
diacrónica, Saussure formula ciertas consideraciones relativas a la dualidad no ampliado a sus particularidades, podremos elaborar el siguiente modelo:
interna de todas las ciencias que operan con valores, que result.rn de gran
64
FERDINAND DE SAUSSURE
EL SIGNO
~.----1--s"_
sn Sn
Sn+2 S11•
con las siguientes equivalencias: ··Sn" = "percepción sensorial de un determinado comportamiento sm:ial":
"Sn"="percepción ingenua o supuestamente inicial de los "sn" = "valoración social inicial de dicho comportamiento":
astros"; "Sn+ l" ="percepción de un cornportamicnlo social tal corno ha 4ucdado
"sn "="conocimiento ingenuo o supuestamente inicial que establece el socialmente valorado":
valor de las anteriores percepciones y las organiza en sistema"; "sn+ l" ="fijación de la valoración social dc tal comportamiento. mediante
"Sn+ 1"="percepción sensorial interpretada según el conocimiento inge- la legislación y la jurisprudencia":
nuo precedente": ·'S11+2" ="percepción del comportamiento social legalmente valorado":
"sn 11 "="conocimiento científico al establecer el valor de las percepcio- "sn+2" = "conocimiento científico al establecer la sistematización de los
nes interpretadas precedentes y organizarlas en sistema"; comportamientos legalmente valorados";
"S1112"="pcrccpciún sensorial interpretada según el conocimiento cien- "Sn+ 3" " "percepción del comportamiento social interpretado según la
tífico precedente". sistematización cíen tífica precedente''.
Lo que nos interesa establecer es que ninguna ciencia se constituye en Esto conduce a interrogarse sobrL: cu{¡] sería el objeto de la ciencia del
base a los datos naturales. sino en base a valores que han sido previamente derecho: sí el comportamiento valorado antes de su encuadre legal
establecidos. Saussure sigue aquí una concepción científica errónea, como ("Sn/sn"). es tkcír. "Sn+I ";o los valores legales que ordenan el anterior
cuando. según ya comentamos, había dicho que "otras ciencias operan en 1:omportamiento ("s11+ I "): o el comporta miento social legalmente valorado
base a objetos dados por anticipado" mientras que en la lingüística, "en vez ("S11+2"): o lm propios criterios de sistematización científica de tales com-
de que el objeto preceda al punto de vista, se diría que es el punto de vista el portamientos valorados legalmente ("sn+ 2"). Todo ello puede ser objeto del
que crea el objeto" (p.23). La epistemología contemporánea ha establecido conocimiento jurídico; pero resulta f1mdamc11tal identificar el 111vel en el que
que esto último es lo que ocurre en todos los casos; consideración tenida en ~e encuentra tal objeto de conocimiento. ya 4ue ello establece su particular
cuenta en nuestro modelo y que permite su interpretación en función de las calidad y el tratamiento metodológico y conceptual al que dcber{t ser
particularidades de las distintas ciencias. Lo que la dirección de las flechas sometido.
establece es la génesis de los valores previamente establecidos. A su vez, Lo que induce a Saussure a aproximar las ciencias económicas a la
tales Hechas s~ñalan. igualmente, la transformación de lo percibido, o su lingüística es que en ellas el valor no es sólo una sistematización del conoci-
dependencia. respecto al valor elaborado en algún momento precedente; en miento. ya bien relativamente ingenuo. ya bien establecido por alguna
definitiva, no es posible el análisis de los valores ni de las formas sin tomar estructura mtermediana como es la ley en el caso del derecho sino que el
en cuenta su inserción en la historia. valor es una relación constitutiva del propio objeto de estudio. el cual no es
Hay una supuesta primera percepción o percepción ingenua que sólo económico más que en la medida en que guarda determinada relación de
posee el valor de un supuesto lógico, como pu_nto de origen del e.squ~ma, ya 1 mnhio con otro objeto utilizado como materialíí·ación de tal valor. Una
que se trataría en una instancia atemporal e irreal. Todas las c1enc1as, por historia de estos fenómenos serú. por tanto. una historia de los valores
consiguiente, operan sobre valores; lo que puede acontecer es que, por concretados en las relaciones de cambio y. consiguientemente. de sus trans-
tratarse además de objetos producidos por el hombre, o sea. por tratarse de l'ormaciones. Los modelos precedentes deberían incrementarse con un par
cultura, los niveles de transformación se incrementan. Así en el caso del mús a efectos de dar cuenta de las distintas instancias intetviníentes antes de
derecho podemos establecer: proceder a la reflexión científica. La interpretación. en este caso de la
con las siguientes equivalencias: L'conomía. sería diferente:
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66
EL SIGNO FERJ)fNAND DE SAUSSl'RE
"Sn" = "percepción sensorial de la presencia de un determinado bien que como en el caso del lenguaje ocurre respecto al universo referencial de los
se encuentra disponible en el seno de una comunidad"; signos propiamente lingüísticos.
"s 11 " = "evaluación de dicho bien como relativamente escaso en el seno de Por ello, al tomar en consideración la intervención del tiempo, Saussure
tal comunidad"; considera imprescindible diferenciar el análisis del estado del sistema en un
"Sn+I" = "percepción de dicho bien como relativa~ente escaso"; . momento dado frente al análisis de los cambios de tal sistema con el
"sn+I" = "evaluación de la fuerza de trabajo necesana para hacer efectiva- transcurso del tiempo. O sea, la historicidad de la relación de dos sistemas se
mente disponible ese bien relativamente escaso en el seno de tal constituye en la necesidad de utilizar técnicas específicas que permitan
comunidad"; estudiar la relativamente independiente movilidad de uno y otro (del sistema
"Sn+2" = "el dinero como objeto sensorialmente perceptible; implica la de los bienes y del sistema del dinero) ya que no seguirían velocidades
creación en el seno de la mencionada comunidad, de un tipo de objeto homogéneas. Pero esto no excluye que en las restantes disciplinas a las que
destinad~ a su posible sustitución por aquellos bienes previamente califica- alude, la astronomía, la geología, el derecho, la política, etc., exista también
dos como relativamente escasos"; la dualidad de sistemas en consideración, si bien no llegan a estar represen ta-
"sn+2 = "evaluación del dinero en cuanto a su capacidad de sustitución por dos, por lo general. mediante tales dos sistemas. Ello sería discutible, por
bienes considerados relativamente escasos en determinada comunidad; con- ejemplo, en el caso del derecho en el cual la ley y la jurisprudencia determi-
fluencia de otras múltiples relaciones valorativas (como, por ej~mplo .• ~l nan un sistema evaluador diferente, tanto al acontecimiento o comporta-
valor de la fuerza de trabajo incorporado al bien, para ampliar su d1spomb1- miento humano como a la elaboración científica que pueda llegar a estable·
lidad en una determinada comunidad) sobre el dinero como consecuencia de cerse acerca de los valores de juridicidad que se les atribuyen. Interesa de
aquella inicial evaluación de su capacidad de sustituc!ón"; . modo particular establecer las que son relaciones de valoración y las que
"Sn+-1 = "percepción de dos clases de objetos: los bienes relat1vamentes constituyen relaciones de significación en las distintas áreas del acontecer
escasos y el dinero con capacidad de sustituirlos, después de haberse estable- social, científico o cultural en general.
cido la convención que regula su mutua sustituibilidad"; . . .. Es decir, que la importancia de la distribución que se pone en evidencia
"sn t J" = "conocimiento científico al establecer los procesos de sust1tu1b1lt- desarrollando el algoritmo saussuriano, aparte de su directa incidencia en el
dad recíproca entre bienes y dinero y sistematización relativamente rigurosa estudio del sistema de la lengua, radica en la posibilidad de diferenciar sus
de tales relaciones de sustitución"; diversas instancias en el ámbito de las ciencias sociales en general, lo que, a
"Sn+4" = "percepción de los bienes relativamente escasos y de ia f~erza de su vez, constituye el futuro de la semiología en cuanto disciplina analítica de
trabajo necesaria para ponerlos a efectiva disposición de la com~m?~~· tal la cultura. Respecto a los listados de percepciones ("S ") y de con tenidos
como quedan regulados después de haber sido e~tablec1~a su. ~ust1tu1b1hdad ("s") desarrollados, con alcance meramente ejemplificativo,respecto a las
por el dinero, tanto en la evalua~ión social ?e dicha sust1.tuc1.~n',~omo en la disciplinas mencionadas pueden formularse aquí unas breves indicaciones
ordenación científica de esas mismas relac10nes de sust1tuc10n . 11ue aclaren su uso y adviertan respecto a los planos de análisis que permiten.
Si Saussure aproxima las ciencias económicas a la lingüis.tic~.,es yorque El hecho de comenzar, en todos los casos por un "Sn" se debe a la
atribuye al dinero el papel de un lenguaje portador.de valores lmgu1st1cos ~,de imposibilidad lógica de encontrar un puro significante: ya bien se considere a
significaciones intersistémicas. En efecto, el dmero es una conven~10n, la historia de la humanidad, que impide una percepción de algo como
materializada en un tipo de objetos perceptuales, que guardan relaciones todavía nunca valorado, o a la experiencia del individuo (~u historia indivi-
diferenciales entre sus distintas denominaciones (o entre la denominación de dual) que reconoce una presencia al menos por diferencia respecto a otras
sus diferentes valores cuantitativos) así como que poseen posibilidades de previamente conocidas, la percepción ingenua está excluida de las posibilida-
sustitución interna entre diferentes conjuntos de denominaciones distintas; des de la mente humana; en resumen, porque todo hombre alcanza su
tales y otras consideraciones técnicas permiten considerar al di~ero en la humanidad en el interior de una determinada cultura y cultura es, justamen-
interioridad de un sistema en el cual cada elemento de tal sistema se te. una propuesta vigente en una comunidad para la interpretación del
identifica y diferencia sin tomar en consideración más que sus relaciones entorno; propuesta que el ser humano no recibe genéticamente inscripta
recíprocas, lo que permite afirmarlo como do~ado de ~elacio~es de val.ar, .d.e sino que debe serle trasmitida en forma simbólica, por lo general (pero no
modo semejante a las que afectan a los paradigmas d1f~renc1~l.es de s1gnif~ exclusivamente) mediante símbolos verbales. Tal, pues, el significado de esa
cantes lingüísticos, antes y al margen de tomar ~n cons1derac10n s~1 capaci- "n" que acompaña como subíndice a las "S" con que se representan los
dad de sustitución de elementos o entidades diferentes a ellos mismos. ~ignificantes o percepciones sensoriales, y que, en consecuencia, deberán
La significación del dinero está constituida por tal capacidad de susti~u también acompañar a las "s" de los correspondientes contenidos o, en la
ción respecto a elementos de un universo distinto al puramente monetano; terminología de Saussure. los significados.
68
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE
Si bien en la sucesividad de los listados ejemplificados, se alternan las forma de oposiciones ya que lo que nos interesa es acompañar la reflexión
"S" y las :'s", cada una con el subíndice representativo del nivel de ela?ora- saussuriana incorporando, tan sólo, aquellos aspectos que la evolución de
ción al que se encuentran, no todos los momentos _de tal~s suce~1ones la propia disciplina semiológica ha ido poniendo de manifiesto; los numera-
representan el mismo tipo de relaciones entre ellos. La diferencia cons1s_te en remos para facilitar su posterior comentario.
que entre "S" y "s" de un mismo nivel o sea, afectados P?r el !111smo 1. "Se sabe que esta localización (se refiere a la que Broca establece en la
subíndice, la relación es de evaluación, lo que supone que se esta c~ns1deran tercera circunvolución frontal izquierda y en la que radicaría la facultad de
do a los respectivos significantes en cuanto a los valores que rec1_bi:n en el !1ablar) se ha confirmado para todo aquello que se relacione con el lengua-
sistema al que pertenecen. Por el contrario, en los casos de suci:s1v1~~d de je .. ., lo que parece indicar: 1º)que las diversas perturbaciones del lenguaje
"S" y "s", 0 de "s" y "S", ya bien se presenten en una u ?tra dir_ecc10~,en oral se entreveran de múltiples formas con las del lenguaje escrito; 2º) que en
forma inmediata o ya bien en forma mediata (con otros niveles d1stanc1an- todos los casos de afasia o agrafia, lo lesionado no es tanto la facultad de
dolos) la relación es intersistémica y representa a las significaciones en proferir tales o cuales sonidos como la de evocar mediante un instrumento,
cuanto que las formas o valores de un nivel están sust~tuyend~ o son cualquiera que sea, los signos de un lenguaje regular. Todo nos lleva a creer
sustituidas por valores o formas de otro nivel. De aqu1 la ut1hdad de que, por encima del funcionamiento de los diversos órganos, existe una
diferenciar de modo riguroso e incluso formalizable los con_ce~t~s de valor,y facultad más general, aquella que gobierna a los signos. y que sería la
significación. Un estudio sincrónico de una determinada d1sc1plma (? fe_no- facultad lingüística por excelencia" (ps. 26-27).
meno social o sistema de comunicación) podrá tomar en cuenta los s1gu1en- 2.) "La lengua es un sistema de signos que expresan ideas y, por ello,
tes aspectos: a) cómo una evaluación preexistente co~diciona la posibilidad comparable a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos simbóli-
de que se perciba actualmente a un determinado s1gmf1cante; o sea, ~or cos, a las formas de cortesía, a las señales militares, etc, etc. Sólo que es el
ejemplo, cómo un "Sn+ 1" es posible porque se poseía la clave mterpre_tat1va más importante de tales sistemas" (p. 33).
"sn"; ésto puede considerarse el estudio del input en e~ s_1stema cuya s_mcro- 3. "Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en
nía va a ser considerada: b) la organización parad1gmat1ca en el mtenor del el seno de la vida social . .. Enseñaría en qué consisten los signos y qué leyes
propio sistema. según la cual los significantes "Sn+ 1" se articulan conforme los rigen" (p. 33 ).
a los respectivos valores "sn+ 1". lo que constituye e! es_tud10 del ar~umento 4. "(La semiología) formaría parte de la psicología socia! y, en consecuen-
que proporciona coherencia a la totalidad de tal sistema; c) como los cia, de la psicología general" (p. 33).
significantes de un determinado nivel "Sn+I" se corresponden con los 5. " ... todavía no existe ... , pero tiene derecho a la existencia y su lugar
significantes del nivel subsiguiente, por ejemplo, '.'Sn+2" establec1en~o una está ya preestablecido. La lingüística no es más que una parte de esta ciencia
relación que, en los casos de lenguajes convencionales, respondera a las general; las leyes que descubra la semiología serían aplicables a la lingüísti-
relaciones intersistémicas entre las respectivas valoraciones "sn+ 1" Y"sn+2" ca, la que se encontrará así vinculada a un dominio bien definido en el
que los afectan, a cada uno en su sistema pertinent~; tal el proceso propia- conjunto de los hechos humanos" (p. 33).
mente dicho de significación o utilización de un nivel para dar cuenta de 6. "Deberá tenerse cuidado con no confundir la semiología con la semán-
otro· es un estudio del output del sistema en consideración. tica. que estudia los cambios de significación y de la cual F. de S. no
El estudio diacrónico consistirá en la determinación de los cambios desarrolló una exposición metódica ... " (nota 1, p. 33).
acontecidos, ya bien entre significantes de distintos niveles, por ej_en_iplo, 7. " ... si por primera vez hemos podido asignar a la lingüística un lugar
"Sn+ 1" respecto a "Sn+2". ya bien entre valoraciones diferentes ~e d1stmtos entre las ciencias es porque hemos podido vincularla a la semiología" (ps.
niveles, "sn+ 1" y ."sn+2" y considerará la específica influencia de tales 33-34 ).
cambios en los respectivos sistemas. 8. "¿Por qué no ha sido reconocida todavía como ciencia autónoma,
poseyendo, como cualquier otra, su objeto propio? Es que se gira en un
V. La Semiología círculo vicioso: por una parte, nada es más adecuado que la lengua para que
se comprenda la naturaleza del problema semiológico; pero, para plantearlo
Tal como hemos venido haciendo en los capítulos anteriores, agrupare- convenientemente, haría falta estudiar la lengua en sí misma; pero, hasta el
mos inicialmente los conceptos saussurianos relativos a la semiología, junto presente, casi siempre se la ha abordado en función de alguna otra cosa,
con algunos otros que, si bien Saussure no utiliza directamente para desde otros puntos de vista" (p. 34 ).
caracterizar a esta disciplina, deben ser tenidos especialmente en cuenta; 9. " ... el gran público: no ve en la lengua más que una nomenclatura .. .,
eludiremos, en cambio, los que han sido tratados con anterioridad y cuya el punto de vista del psicólogo que estudia el mecanismo del signo en el
trascendencia semiológica ha quedado establecida. No los estudiaremos en individuo ... , es el método más fácil pero sólo alcanza a la ejecución
70 71
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE
individual sin llegar hasta el signo, que es social por naturaleza" (p. 34). proceso semiológico; por eso la lengua, el más completo y más amplío de los
10. " ... cuando se comprende que el signo debe estudiarse socialmente sistemas de expresión es también el más característico de todos; en ese
no se consideran más que los rasgos de la lengua que la vinculan a otras sentido la lingüística puede constituirse en patrón general de toda semiolo-
instituciones más o menos dependientes de nuestra voluntad; y así se deja de gía, pese a que Ja lengua no sea más que un sistema particular" (ps. 100-101 ).
lado el objetivo, desdeñando los caracteres que son exclusivos de los siste- 17. "Por oposición a los significantes visuales (señales marítimas, etc.)
mas semíológicos en general y de la lengua en particular. Porque el signo que pueden presentar complicaciones simultáneas en varias dimensiones,
escapa siempre, en cierta medida, a la voluntad individual o social, constitu- los significantes acústicos no disponen más que de la línea del tiempo; sus
yendo esto su carácter esencial; pero es el que menos aparece a primera elementos se presentan uno a continuación del otro; forman una cadena" (p.
vista" (p. 34). 103).
11. " ... tal carácter sólo aparece claramente en la lengua pero se mani- 18. "La lengua .. ., concierne, a cada momento, a todo el mundo ... En
fiesta en cosas menos estudiadas y, de rebote, no se acaba de comprender la este aspecto no puede establecerse comparación alguna entre ella y las otras
necesidad o la utilidad particular de una ciencia semiológica" (p. 34). instituciones. Las prescripciones de un código, los ritos de una religión, las
12. "Para nosotros, por el contrano, el problema lingüístico es, ante todo, señales marítimas, etc., nunca ocupan a la vez más que un cierto número de
semiológico y toáo nuestro desarrollo encuentra significación a partir de individuos y durante un tiempo limitado" (p. 107).
este importante hecho" (ps. 34-35). 19. "Una lengua es radicalmente incapaz de defenderse contra los facto-
13. "Con ello, no sólo se aclarará el problema lingüístico, sino pensamos res que desplazan, a cada instante. las relaciones entre el significado y el
que considerando los ritos, las costumbres, etc. como signos, tales hechos significante ... Las otras instituciones humanas -las costumbres, las leyes,
aparecerán bajo otra luz y se sentirá la necesidad de agruparlos en la etc.- se fundan, en diversos grados, en relaciones naturales entre las cosas;
semiología y de explicarlos mediante las leyes de esta ciencia" (p. 35). hay en ellas una afinidad necesaria entre los medios empleados y los fines
14. "Nuestra definición de la lengua supone que descartamos todo aque- perseguidos. Incluso la moda que fija nuestro vestuario no es totalmente
llo que es extraño a su organismo. a su sistema: en una palabra, lo que se arbitraria; no puede apartarse más que en cierta medida de las condiciones
designa con el término de 'lingüística externa': ... etnología .. ., historia dictadas por el cuerpo humano ... Tan cierto es esto que se trata de un
política .... instituciones de toda clase .... ámbito geográfico ... Creemos principio que debe verificarse incluso a propósito de las lenguas artificiales.
que el estudio de los fenómenos lingüísticos externos es muy fructífero; pero Quien crea una de ellas la controla mientras no está en circulación; pero
es falso decir que sin ellos no pueda conocerse el organismo lingüístico desde el instante en que cumple su misión y se convierte en propiedad de
interno .. ., la separación de los dos puntos de vista se impone y cuanto más todo el mundo, el control se le escapa ... La continuidad del signo en el
rigurosamente se la observe será mejor. La prueba es que cada uno de ellos tiempo, unido a su alteración en el tiempo, es un principio de la semiología
crea métodos distintos. La lingüística externa puede acumular detalles sin general; su confirmación se encuentra en los sistemas de escritura. el lengua-
sentirse enclaustrada en el estudio de un sistema" (ps. 40 a 43 ). je de los sordo-mudos, etc." (ps. 110-111 ).
15. "Lengua y escritura son dos sistemas de signos distintos: la única 20. "En ningún momento, y contra lo aparente, ésta (la lengua) existe al
razón de ser del segundo es la de representar al primero; el objeto lingüístico margen del hecho social, porque es un fenómeno semiológico" (p. 112).
no se define por la combinación de la palabra escrita y de la palabra hablada; 21. " ... el sistema nunca es más que momentáneo (está ejemplificando con
este último constituye, por sí solo, su objeto" (p. 45). el ajedrez); varía de una posición a otra. Es cierto que los valores dependen
16. " ... cuando la semiología esté organi7.ada deberá preguntarse si los también y especialmente de una convención inmutable, la regla del juego,
modos de expresión que reposan sobre signos totalmente naturales -como que existe antes del comienzo de la partida y se mantiene después de cada
la pantomima- le pertenecen por derecho propio. Suponiendo que los movimiento. Esta regla, admitida de una vez para siempre, existe también en
acoja, su principal objetivo no dejará de ser el conjunto de los sistemas materia del lenguaje; tales son los principios constantes de la semiología ...
fundados sobre lo arbitrario del signo. En efecto. todo medio de expresión No hay más que un punto en que la comparación falla; el jugador de ajedrez
recibido en una sociedad reposa. en principio. sobre un hábito colectivo o, lo riene la intención de producir el cambio y ejercer una acción sobre el sistema;
e¡ue es lo mismo, sobre la convención. Los signos de cortesía, por ejemplo, mientras que la lengua no premedita nada ... " (ps. 126-127).
dotados con frecuencia de cierta expresividad natural (piénsese en los chinos 22. "Así, puesto que se producen y se producirán siempre cambios
que saludan a su emperador posternándose nueve veces hasta el s~elo) fonéticos, puede considerarse este fenómeno en general como uno de los
están también establecidos por una regla; es tal regla la que obliga a aspectos constantes del lenguaje; es pues una de sus leyes ... Pero tales
emplearlos, no su valor intrínseco. Puede decirse por tanto que los signos constituyen los principios generales que existen con independencia de los
totalmente arbitrarios cumplen mejor que los restantes con el ideal del
72
EL SIGNO FERDJNAND DE SAUSSURE
he~hos concretos; cuando se habla de hechos particulares y tangibles, no relativas a la precedencia histórica de la escritura sobre la palabra en cuanto
existe punto de vista pancrónico" (ps. 134-135). a lenguaje utilizado en la comunicación social, como desarrolla y reafirma
23. "La lengua presenta este carácter extraño y sorprendente de no Derrida 30 . Desde una perspectiva lógica lo que interesa es que el pensamien-
ofrecer entidades perceptibles a primera vista, sin que pueda dudarse, no to requiere de signos, no pudiendo antecederlos, sino teniéndolos por
obstante, de que existan ni de que su juego es lo que la constituye. Es éste, sin materia prima; pero cuál sea su calidad material resulta, en principio,
duda, un rasgo que la distingue de todas las otras instituciones semiológi- irrelevante.
cas" (p. 149). De aquí también que, epistemológicamente, el estudio de los signos, en
24. "Se ve, pues, que en los sistemas semiológicos, como la lengua, donde cuanto materia prima del pensamiento, requiere un nivel de generalidad
los elementos se sostienen rectprocamente en equilibrio según reglas deter- mayor que el estudio de cualquiera de las clases específicas de signos que
minadas, la noción de identidad se confunde con la de valor y recíprocamen- puedan llegar a ser utilizadas en la producción y comunicación de tal
te. Por esto, en definitiva, la noción de valor recubre las de unidad, entidad pensamiento. En consecuencia, la ciencia de los signos es una "ciencia
concreta y realidad" (p. 154 ). general" que antecede a la "voluntad individual o social" de utilizarlos
25. "Filósofos y lingüistas han estado siempre de acuerdo en reconocer como instrumento de comunicación, cuyas reglas de funcionamiento prece-
que, sin el auxilio de los signos, seríamos incapaces de distinguir dos ideas de den a cualquier juego o praxis, siendo "inmutables ... (y) admitidas de una
una manera clara y constante. Tomado en sí mismo, el pensamiento es como vez para siempre"; sólo al pasar de la enunciación de tales principios
una nebulosa donde nada está necesariamente delimitado. No existen ideas gener¡¡les a la consideración de sus leyes de actuación se manifiesta el cambio
preestablecidas y nada es diferenciable antes de la aparición de la lengua" (p. como proceso o "vida de los signos en el seno de la vida social" lo que
155). constituye, juntq a la formulación de aquellas generalidades inmutables, el
26. "Lo que es cierto acerca del valor lo es también acerca de la unidad ... objeto de la ciencia de la semiología (citas "5, 10, 21, 22 y 3").
Aplicado a la unidad, el principio de diferenciación puede formularse así: /os Por la amplituq que, en su momento, se le confería a la psicología,
caracteres de la unidad se confunden con la unidad misma. En la lengua, como Saussure ubica a la semiología, en cuanto ciencia, como integrándose en la
en todo sistema semiológico, aquello que distingue a un signo coincide con "psicología general" y, particularmente, en "la psicología social" (cita "4").
todo aquello que lo constituye. Es la diferencia lo que le confiere carácter, Los desarrollos subsiguientes mostraron que esto no era totalmente correc-
como es también lo que produce el valor y la unidad" (p. 168). to ya que si bien parte de su estudio podría utilizar como ciencia auxiliar a la
Tales los párrafos en los que Saussure alude a la semiología de forma psicología social, en particular porque su aplicación requiere tomar en
explícita, junto con algunos que, sin nombrarla, contribuyen a completar cuenta a la producción e interpretación de los mensajes en el seno de una
sus conceptos constitutivos fundamentales. Tras lo expresado en los capítu- comunidad, no obstante, su nivel mayor de generalidad encontraba más
los anteriores, en que se pasó somera revista a algunos aspectos particulares adecuada ubicación junto a la lógica simbólica y la epistemología. Así se
de la lingüística que son generalizables en el plano de la semiología, tratare- hicieron fundamentales los estudios de Carnap sobre la semántica de los
mos ahora de completarlos sistematizando elementalmente los que se con- lenguajes formales y los de Morris, especialmente, en su "Foundations of
tienen en los párrafos transcriptos. the Theory of Signs" de 1938, ya que cuando, en 1946, publica "Signs,
En la cita "1" se plantea la existencia de la facultad semiótica general. Language and Behavior" muestra un excesivo vuelco a la psicología
Saussure la menciona como "facultad lingüística por excelencia", pero la conductista.
caracteriza diciendo que, en caso de afasia, "lo lesionado no es tanto la Tras diferenciar, por consiguiente, una Teoría General de la Semiología.
facultad de proferir tales o cuales sonidos, como la de evocar mediante un destinada a la formulación de los principios generales del signo, y una
instrumento, cualquiera que sea, los signos de un lenguaje regular". O sea, Práctica Semio/ógica. cuyo objetivo consiste en establecer las condiciones
da preeminencia, en cuanto facultad fundamental del hombre a la de utilizar generales de producción, comunicación e interpretación de mensajes, se
un mediador para que se evoquen o actualicen signos sistematizados o requiere acotar un tercer ámbito destinado al estudio de las Semiologías
regulares; el lenguaje verbal sería, tan sólo, aquel en que se concretaba una Particulares. o sea, a establecer las especificidades que adoptan los diversos
de tales posibilidades de actualización. Por eso, cuando en nuestra cita "25" lenguajes en relación a la calidad material de los signos que utilizan y a la
establece que "el pensamiento es una nebulosa ... , antes de la aparición de la finalidad a que se los destina en el proceso de la comunicación.
lengua", esta lengua a la que hace referencia debe ampliarse hasta abarcar Una de estas semiologías particulares es la lengua. sin duda "el más
cualqu~er sistema semiótico. Si bien la conclusión procede de las propias
expres10nes de Saussure, es dudoso que tal haya sido su intención expresa;
"'.lacque' Derrida. /)e la grammatologie. París. Les Ed. de Minu1t. Versión castellana. /)e /11
no obstante, su coherencia interna lo exige y así ha podido dar lugar a tesis
(,'ramatología. Buenos Aires. Siglo XXI. 1971
74
EL SIGNO FERDINAND DE SAUSSURE
importante de tales sistemas" (cita "2"). Saussure no vacila en atribuir a su des o inexactitudes en las afirmaciones específicas que haya podido formu-
concepción de la semiología como totalidad la posibilidad de "asignar a la lar, sino en la recuperación de sus lineamientos generales que, en el estado
lingüística un lugar entre las ciencias" (cita "7"). Por tanto afirma la actual de las ciencias sociales, continúan plenamente vigentes, así como de
necesidad de pensar el signo como abstracción y generalidad que abarque postulados metodológicos cuya dificultad de aplicación no justifica su
diversas posibilidades de materialización antes de poder introducirse en el relegamiento o prescindencia. En el presente trabajo hemos tratado, tan
estudio particular de una de tales concreciones; y así la lengua encuentra su sólo, de aprovechar algunos de tales principios y de desarrollarlos conforme
estructura propia y la perspectiva científica para encuadrarla adecuadamen- a su orientación metodológica, para reencontrar base firme iras tantos y tan
te (citas "8, 11 y 12"). Tras afirmar la calidad ''social" de todo signo, de la personalistas avances en esta ciencia. La semiología "todavía no existe"
cual participa la lengua en cuanto forma parte del fenómeno semiológico (cita "5"), dijo Saussure durante sus cursos de principios de siglo, y hoy
(citas "9 y 20"), trata de establecer, al menos, un matiz de diferenciación puede observarse que todavía se la considera tierra de nadie, donde cada
entre la "a rbítrariedad" especialmente pertinente al signo lingüístico y autor puede incursionar a su libre arbitrio y proponer, negar o afirmar según
cierta vinculación natural de aquellos signos con los cuales se constituyen el dogmatismo de su inspiración. Pero la ciencia no tiene esa historia;
"otras instituciones humanas (las cuales) se fundan, en diversos grados, en justamente por no existir ciencia sin historia, sólo el prl'lfundo respeto a los
relaciones naturales entre las cosas" (citas" 16 y 19"). Es un difícil tema al textos precedentes puede avalar el avance del pensamiento que pretende ser
cual, no siendo su objetivo más que anticipar la necesidad de la existencia de reconocido como científico. La semiología deberá poseer mucha mayor
la ciencia de la semiología, no puede hacer más que apuntar. Con ello abre el historia en cuanto ciencia antes de que pueda cerrarse definitivamente el
problema de las semiologías particulares sobre la base de diferencias en la Curso de Saussure.
estructura profunda de los signos que las componen. Basta con observar,
por ejemplo, el carácter que adoptan los signos de la pintura, cuando se
considera al cuadro como texto; frente a la permanencia de los significantes
del lenguaje verbal, los significantes pictóricos son esencialmente mudables
adquiriendo sus diversas posibilidades semánticas, no por la mera variación
del contexto, como es esencial a la lengua, sino por variación de su forma
perceptual, radicando su permanencia y posibilidad de codificación en
ámbitos muy distintos y con diferente dependencia del carácter de arbitra-
riedad. Otras características, como la espacialidad de la yuxtaposición de los
significantes pertenecientes a distintos ámbitos semiológicos (o la planari-
dad de los del lenguaje pictórico a que acabamos de aludir) tampoco fueron
dejadas de lado por Saussure en su anticipación (cita" 17") diferenciándolos
de la linealidad que caracteriza a los lingüísticos, así como tampoco obser-
vaciones relativas al ámbito de representatividad de que son susceptibles
tales otros sistemas o acerca de la extensión de sus usuarios (cita "18"). La
observabilidad perceptual de los restantes significantes, con exclusión de los
de la lengua, es, posiblemente, apresurada por cierta especialización que la
sitúa frente al problema de no identificar lo aparente y lo científico (cita
"23") en su propio campo y suponer a los re~tantes eximidos de tan dura
tarea.
Otras muchas observaciones pueden extraerse de los párrafos transcrip-
tos así como de los que han dado lugar a los precedentes desarrollos de este
trabajo. La lectura de Saussure es una necesidad constante, tanto para el
investigador de los principios generales de una Teoría General de la Semio-
logía, como para los que tratan de desentrañar las complejidades de alguna
de las Semiologías Particulares (aunque no comprendemos cómo pueda
cumplirse esto último sin haberse esclarecido adecuadamente aquellos prin-
cipios). En cuanto lectura de fuentes no consiste en la búsqueda de exactitu-
76 77
f
1
¡
SEGUNDA PARTE
1
El creciente interés por el estudio de la obra de Ch. S. Peirce puede constatarse por
constituir el tema monográfico del n2 58 de "Langages", Juin 1980: La sémiotique de C. S.
Peirce. entre cuyos diversos artículos destaca el de Umberto Eco: Peirce et la sémantique
contemporaine y el de Eliseo Verón: La sémiosis et son monde.
2
Charles Sanders Peirce, Speculative Grammar, en Collected Papers, Cambridge, Massa-
chusetts, The Belknap Press of Harvard University Press. 1931. Se ha utilizado la versión
castellana inédita de Giovanna María Winchkler, supervisada por el autor. En castellano: "La
Ciencia de la Semiótica", Buenos Aires, Nueva Visión, 1974; contiene parte de la Gramática
Especulativa, un fragmento de Grafos Existenciales y tres cartas a Lady Welby. La importancia
de lo' te.xto' de l'c1rcc hace aconsqablc reproducirlos en su idioma nriginal para que el
investigador pueda analizarlos directamente y coincidir o no con nuestra interpretación.
81
EL SIGNO CHARLES' SANDERS PEIRCE
Dice lo menos posible para poder construir sobre ella lo más posible. Es un del lenguaje (en cuanto duplicación semiótica) para cuya producción se
enunciado que Jakobson calificaría de "afásico" 5 , ya que los lugares sintác- requieren dos signos: el representamen y el interpretante; el primero en el
ticos que deberían estar ocupados por conceptos sustanciales, están mera- emisor y el segundo en el receptor. De todas formas, es conveniente desper-
mente señalados por esos pronombres: "algo", "alguien" y, de nuevo sonalizar este proceso lingüístico. del cual la comunicación emisor-receptor
"algo", así como por el adjetivo, tan propenso a pronominali1arse, "algún". es sólo un caso. El proceso del conocimiento es también una relación entre
Lo adjetivado por tal "'algún" tampoco ofrece excesivo contenido, ya que, representamen e interpretante; en tal caso el representamen es el concepto o
además de la traducción ofrecida ("aspectu o disposición"), puede aceptar- enunciado. por ejemplo. científico que se dirige a un sistema teórico donde.
se.más sintéticamente. "relación" (en su sentido amplio y no -al menos. no transformado en interpretante, o sea, en lugar lógico, recibe su valor signifi-
todavía- en ningún específico sentido lógíco-matemútico ). Cerrando la cativo, el cual. posiblemente. incrementa el que tenía en cuanto propuesta o
estructura de la definición, utiliza el \erbo "to stan.!for". O sea. "estar en representamen. A partir del gráfico anterior, su complemento, conforme a
lugar Je". incluso es preferible "estar por". va que éste es el sentido m{is lo que acaba de decirse, es:
vacío de la representación que es. en definitiva. lo que es tú en juego. Así, un
poco más adelante. en el párrafo 2.273. d mismo Pcirce se encarga de fijarle
el sentido que le interesa: "To stand fór. llwt is. to be in such a rclation lo (B)
another that.fár ccrtaín purposes it is .tremed hy somc mi11d as if it 11·en· that
other" ("Estar en lugar de. es decir. situarse en una relación tal respecto a ALGO ( 1, 2 y 3) ................................... ( l )Interpretan te:
otro que. para ciertos fines. puede considcr{irsele. en algún modo como si que también es signo,
fuese ese otro"). Logra así que la definición inicial se armonice en un o sea, ALGO (1, 2 y 3)
~ontcxto i~ótopo con la lihertad proporcionada por los pronomhrcs que la
constituyen. El verbo incluso podría haber quedado implícito. dehido al
vigor de las preposiciones "to". ''.fór" e "i11" ("para. por. en") que articulan En segundo lugar. todo aquel signo (A) es el sustituto de algo, a lo que
tal contexto. Reducido a una forma csquemútica, tendríamos·el siguiente denomina su objeto. Hasta aquí Peírce constituye al signo como capaz de
modelo de signo: sustituir a su objeto, del que sólo puede decir que es "algo". Coincide así con
el concepto intuitivo. en semiología, de caos. en cuanto lo señalable (lógica-
(A)
mente) pero indecible. (El tema del caos en semiología, lo estudio desde
~( 1) para ..................... alguien diversos ángulos en mi trabajo "Del caos al lenguaje", Buenos Aires, Ed .
ALGO·~ (2) en ........................ alguna . . . . . relación Tres Tiempos, 1983.). No obstante, Peirce quiere decir algo más acerca de
(3) por ........................ algo ese objeto y así afirma que la sustitución que el signo hace de tal objeto no lo
es en cuanto totalidad, sino respecto a una parte de su posibilidad sustituti-
El mismo parúgrafo 2.228. cítado anteriormente. continúa diciendo: "ft va, a un tipo de idea, a la que denomina "fundamento". ¿En qué consiste
a<Mrcsses somebodr. that ís. crea tes in thc mind o( that pcr.mn an equivalent esta idea que el signo recorta del objeto y de la que se hace sustituto? Peirce se
sign. or perlwps a more dcvelopcd sígn. 711e sign 1rhich it creares. l Cal/ thc preocupa por liberar a tal término de los diversos sentidos filosóficos que
lntcrpretant o{ the /int '>Ígn. Thc sign stands .fór .rnmNhing. its objcct. Ir puede evocar y opta por su significado cotidiano. lo que precisa mediante
sta11d1for thot ohjecl. nof in ali rcspcct.v. bu! in refácnce to a sort ofidca. 11·hich algunas ejemplificaciones: .. cuando un hombre capta la idea de otro .•
1 havc ca/led tlw ground o( thc rcprcsentanwn" ("Ello se dirige a alguien. o ... cuando un hombte recuerda lo que estuvo pensando en un momento
sea. crea en la mente de esa persona un signo equivalente. o quizá un signo anterior, o bien, ... cuando continúa pensando en algo. Los ejemplos evi-
mús desarrollado. A éste, que aquél crea. lo denomino el interpretante del dencian que esa idea que el signo toma del objeto, no está en el objeto sino en
primer signo. Al signo que está por algo. su objeto. Este está por tal objeto. el pensamiento (de un hombre o en cuanto proposición de un sistema
no en todo sentido. sino respecto a un tipo de idea que algunas veces he teórico). Quiere decir que habría dos posibilidades teóricas: o bien el signo
llamado el fundamento del represen lamen"). En principio. es la totalidad del sustituye al objeto en cuanto caos, diciéndolo por primera vez, o bien el
signo. cuyo esquema gráfico antecede (A) la que se dirige a alguien y crea en él signo sustituye, mediante un nuevo decir, algo que estaba ya dicho (o
otro signo: el interpretante del primero. Se trata de un fenómeno característico pensado) acerca del objeto. En este último caso, se puede percibir cómo el
caos retrocede hacia un supuesto objeto primordial al haber sido desenmas-
'Roman Jakobson. Deux aspee Is du /angage el deux types J'aphasie. en Essaís de linguistí- carado por demostrarse que ya estaba dicho. En definítiva, ¿cuál es el objeto
que générale. París. Minuít. 1963; p. 43. de un signo?; o sea, ¿cuál es su referente (usando el término más polémico)?
82 83
Cl!ARrES S'ANDERS PEIRCE
EL SIGNO
O el caos u otro decir: tertium non datur. Siendo el caos indecible, si hubiera object which itself refers (its object) in the same way. the interpretant beco-
un signo que lo señalara, tal sería el último nivel de objeto al que podría ming in turn a sign, and so on ad infinitum" ("Todo lo que constriñe a algún
accederse. Como esto no es lógicamente posible, ya que si es signo es que otro (su interpretante) a referirse a un objeto, al cual él mismo se refiere del
tiene como fundamento aquello que puede decirse (aquella "idea") acerca mismo modo (su objeto), transformándose a su ve1 el intcrpretante en signo,
del objeto (no existe signo que no sea reducible a otro signo), resulta que un y así ad infinitum").
signo tendrá como objeto, siempre, a otro decir, osea,a otro signo. Se llega, Un tanto más implícitamente admite la clausura del signo respecto a su
por tanto, a este nuevo esquema: objeto. por ser éste también signo. al menos "in thf' case of a Sign that is a
part of a Sign" ("en el caso de un Signo que es parte de un Signo"; parágrafo
2.230). Esto lo ejemplifica, entre otras cosas, con una supuesta situación que
(C) es una estructura del mejor estilo de arte conceptual: .. On a map ofan island
(2) Represen/amen: : _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __..,. ( 1) Interpretan/e:
la id down upon the soil of that island there must, under ali ordinarv circunstan-
'(LGO ( I, 2 y 3) c.¡ue también es signo, ces be sorne position. sorne point, marked or not, that represents.quaplace on
,. o sea, ALGO ( 1, 2 y 3)
the map. the very same point qua place on the island" ("En el mapa de una
(3) Fundamento: isla, extendido sobre el suelo de esa isla, debe existir necesariamente cierta
que también es signo. posición, cierto punto, marcado o no, que representa qua -en cuanto-
o sea, ALGO (1, 2 y 3) lugar en el mapa, a ese mismo punto qua -en cuanto- lugar en la isla";
ibidem ). En el parágrafo siguiente la calidad de previamente conocido, o sea,
la calidad de ser ya signo, inherente al objeto de todo signo, queda expresa-
El añadido en este gráfico del término "representamen" está perfecta- mente establecido. Pese a su extensión, resulta oportuno transcribir íntegra-
mente justificado, ya que Peirce lo ofrece como sinónimo alternativo del mente el parágrafo 2.231 por el interés que tiene para investigadores y
término "signo", en cuanto indica la existencia de la forma perceptual en críticos: "The Sign can only represen/ the Object and tell about it. lt cannot
que el signo consiste (próximo, por tanto, al "significante" saussuriano). furnish acquaintance with or rpcognition of that Object: for that is what is
Resulta evidente que este cerramiento del signo, tanto en lo que respecta al meant in this volume by the Object of a Sign: namely, that with which it
interpretan te atribuyéndole el carácter de signo, como en lo que respecta al presupposes an acquaintance in order to convey some further information
fundamento estableciéndolo igualmente como signo, implica una recursivi- concerning it. No doubt there will be readers who wi!l say they cannot compre-
dad en la estructura de la gramática de los signos (Peirce denomina a la obra hend this. They think a Sign need not relate to anything otherwise known, and
cuyos parágrafos estamos comentando, "Speculative Grammar") que es can make neither head nor tail of the statement that every sign must relate to
actualmente exigencia de las gramáticas formales, en sus definiciones recur- such an Object. But !f there be anything that conveys inf~rmation and yet has
sivas (véase, entre otros, Carnap4 ; Quine5 ; Chomsk:y6 -voz "recursiveness"- absolutely no relation nor reference to anything which the pason to whom it
y también Chomsky 7 ). conveys information has. when he rnmprehends that information. the s!ightest
Esta clausura y la correlativa expansión del signo en sus instancias de acquaintance direct or indirect -anda very strange sort of information that
interpretante y fundamento no es fruto de una actualización ni exigió una would be- the vehicle of that sort of information is not, in this volume. called a
derivación epistemológica de sus conceptos. sino que fue vista expresamente Sign" ("El Signo sólo puede representar al Objeto y aludir a él. No puede
por Peirce. proporcionar conocimiento o reconocimiento acerca de tal Objeto; esto es
En cuanto al interpretan te, en el parágrafo 2.303, insiste en el concepto de lo que se entiende por Objeto de un Signo en este estudio; es decir, aquello
signo desde el punto de vista de sus interrelaciones, definiéndolo como acerca de lo cual se presupone un conocimiento a fin de proporcionar alguna
"Anything which detamines something e/se (its interpretant) to refer to an información adicional respecto aH Sin duda habrá lectores que manifiesten
no poder comprenderlo. Piensan que un Signo no necesita relacionarse con
algo ya conocido por otros medios, y no pueden encontrar sentido a la
• Rudolf Carnap, lntroduction to symbolic logic and its applications. New York, Dover afirmación de que todo Signo debe estar relacionado con tal Objeto conoci-
Publications, 1958; p. 164.
do. Pero si hubiera algo que aportase información y no tuviese relación
i Willard van Orman Quine, Set Theory and its Logíc. Cambridge, The Belknap Press of alguna ni referencia con algo acerca de lo cual, la persona a la que se aporta
Harvard Uníversity Press, 1969; p. 174.
esa información de modo que pueda comprenderla no tuviera el menor
• Noam Chomsky, Aspectos de la teorfa dela sintaxis, Madrid, Aguilar, 1971; ps. 13 y 229. conocimiento directo o indirecto -y se trataría de una muy extraña clase de
información-, al vehículo de dicha información no se lo denominará, en
'Noam Chomsky, Estructuras Sintácticas, México, Siglo XXI, 1974, p. 39.
84 85
EL SIGNO CHARLES SANDERS PEIRCE
esta obra, Signo"). O sea, del caos (en cuanto objeto supuestamente primor- El signo se produce en un ámbito semiótico que es la condición lógica de
dial) no puede surgir conocimiento. El conocimiento tiene siempre por su existencia. Así, la estructura teórica en la que puede fundamentarse la
objeto a otro conocimiento y nunca a la realidad en su pretendida pureza de investigación semiológica requiere la elaboración y el ajuste lógico de tal
(
no modificada todavía por el pensamiento. Si, por tanto, el objeto de todo ámbito semiótico, en cuya interioridad, el signo es la estructura estructuran-
signo debe ser algo ya conocido, es que también es signo. Este sentido te en cuanto unidad mínima de análisis: no hay signo en tanto no se
recurrente del concepto de signo es uno de los aportes más fructíferos de establece el ámbito semiótico que lo genera; pero cuando se ha logrado
Peirce a la epistemología contemporánea. De aquí, por ejemplo, surge la determinar un ámbito semiótico correctamente acotado, se puede recono-
posibilidad de afirmar que el signo único es incognoscible (Magariños de cer, simultáneamente, el pertinente signo particular.
Morentin 8 ) como límite a las pretensiones, multivariadas y más o menos
implícitas, de las formas actuales de sustancialismo y nominalismo (ya que
ninguno de los tres componentes del signo, ni el fundamento, ni el represen-
1 Poniendo en relación el esquema (D) con el esquema (A) puede compren-
derse la riqueza inherente al carácter afasico de la definición que formula
Peirce del signo. Esta debe contener la posibilidad de relación en los tres
tamen, ni el interpretan te, tienen sentido por sí solos). El signo, que se hace aspectos que requiere su existencia: el "por algo", el "para alguien" y el "en
presente mediante el representamen, aparece, en todo caso, constituyendo alguna relación". Mediante el primero, el signo captará lo que de conoci-
una estructura cuyos elementos interdependientes son el interpretante y el miento (fundamento) le interesa del objeto; mediante el segundo, se institui-
fundamento. Tal es uno de los aspectos que llevan a Popper.a exclamar con rá a sí mismo como forma perceptual y soporte sustitutivo (representamen)
entusiasmo, la dimensión de cuyo exceso sería difícil de precisar, que Peirce de tal intervención; y, mediante el tercero, proporcionará la posibilidad de
es el más grande filósofo norteamericano 9 . modificación que, en un determinado sistema (interpretante), afecta al
Sin entrar en la crítica de otras estructuras triádicas como las ya mencio- conocimiento o desconocimiento (pero no, no-conocimiento) acerca de
nadas de Ogden y Richards o de Morris o la de Ullmann, se hace evidente la dicho objeto. Es suficiente, en esta aproximación a los fundamentos de la
que resulta de la propuesta de Peirce: semiología, con esta interpretación directamente semiótica de los conceptos
(D) Representamen/R
j de primeridad, secundidad y terceridad propuestos por Peirce; han dado
lugar a excesivas y excesivamente gratuitas especulaciones metafísicas acer-
ca de su carácter apriorístico y a escasas reflexiones epistemológicas respec-
to al aporte de racionalidad de que provee a la teoría del signo.
Lo tradicional ha sido ver al signo como una réplica del objeto; éste era su
referente y él era la simbolización de tal referente. La fundación de la ciencia
"en alguna
de la lingüística fue posible quebrando esa dependencia. El parsignificante-
relación"
significado, de Saussure, pone el acento en el tercer aspecto; ser tal para
Fundamento/R ---,,.......~
REPRESENT AMEN ~~-- Interpretante/R alguien o para algún sistema de conocimiento, en cuanto toda forma percep-
tual puede ser portadora de un concepto (para alguien). Esto elimina como
problemática científica la vinculación biunívoca (cosa a cosa) entre signo y
referente, lo cual se replantea como determinación del lugar lógico corres-
pondiente a cada uno de ellos en el respectivo sistema (de interpretan tes y de
SIGNO fundamentos). Desde otra perspectiva, a Hjelmslev le interesan las cualida-
des del signo que se deriven de sus características en cuanto representamen;
"por algo" "para alguien" son formas sintácticas y problemas de rección los que encadenan secuencias
FUNDAMENTO INTERPRET ANTE de formas interdependientes y con las cuales acota los conceptos de signo y
de un no-signo en lingüística. Esto le lleva a concebir cada elemento de la
lengua "como una categoría determinada, definida por ciertas posibilidades
de combinación determinadas y por la exclusión de otras" 1º. Relegando el
Fundamento/F Interpretante/F Fundamento/I Interpretante/I aspecto sustancial de la lengua, establece la Glosemática como estudio que
'Juan Angel Magariños de Morentin, Curso de Semiología Estructura/, Buenos Aires, ILAE
1975; p. 57. J insiste sobre la forma (representamen) y situando a "la lingüística en el
86 1 87
1
EL SIGNO 1 CHARLES SANDERS PEIRCE
modo tal que no importa cuál de esas clases admita un análisis en derivados
definidos por mutación mutua" 12 • Por otra parte, el aspecto dinámico del
signo, considerado en relación con el interpretante, ha dado lugar a las
corrientes praxiológicas de la lingüística que toman especialmente en cuenta
( a) Por algo
b) En alguna relación
c) Para alguien
el aspecto comunicativo en su definición del lenguaje. En general derivan del Se vio cómo esto implicaba la presencia, en cuanto ámqito semiológico,
tercer concepto de Ch. Morris, que caracteriza como "La dimensión prag-
mática de la semiosis", planteándola en un definido sentido de información
biológica: "El intérprete de un signo es un organismo; el interpretante es el
f de una estructura de tres elementos que, a su vez, son signos y que se
corresponden con los elementos enunciados del siguiente modo:
~.
hábito del organismo de responder, a causa del signo vehículo, frente a (E)
objetos ausentes que son relevantes para una situación problemática presen- a) Por algo ........................................................... Fundamento
te, como si estuvieran presentes" 13 • Ello le conduce a plantear la relación con b) En alguna relación ...................................... Representamen
el "designatum" (lo que Peirce denomina "fundamento") como un "actual c) Para alguien .................................................... lnterpretante
tomar en cuenta, en la conducta del intérprete, a una determinada clase de
cosas en virtud de la respuesta al signo vehículo, y que tales cosas tomadas La relación afirmada en (E) bajo la letra a) es una relación de actuación.
en cuenta son los designa ta". Incurro en este atisbo de expansión hacia otras Es decir, se establece una relación cuya razón determinante consiste en el
estructuras del signo, pese a mis buenos propósitos, por haber tocado uno de hecho de acotar, mediante el signo, el particular aspecto del objeto (Funda-
los puntos más sensibles en la sistematización de la semiología como ciencia mento) qúe es de interés para determinada comunicación.
de la producción de la significación, íntimamente dependiente del concepto La relación afirmada en (E) bajo la letra b) es una relación de compara-
de signo que se adopte. El cúmulo de elaboraciones existentes con respecto ción. O sea, se establece una relación cuya razón determinante consiste en la
al concepto de signo lo señalan como el problema definitorio de esta discipli- posibilidad de concretarse, mediante el signo, una presencia de naturaleza
na y establece la necesidad de enunciarlo a partir de fundamentos axiomáti- semiótica (Representamen).
cos para conferir a la semiología el 1ugar epistemológico que le corresponde. La relación afirmada en (E) bajo la letra c) es una relación de pensamien-
El esquema propuesto en (D). que no es sino la graficación resultante de to· con ella se establece una relación cuva razón determinante consiste en la
considerar a cada uno de los elementos constitutivos del signo, a su vez, n;cesidad que confiere consistencia, 'mediante el signo, al sistema del
como signo, permite entrar en el siguiente aspecto expuesto en la Gramática Interpretan te.
Especulativa de Peirce y que consiste en su propuesta de clasificación de los Cada una de estas razones determinantes de las respectivas relaciones de
signos. Clasificación en que están implícitos los axiomas de una semiología correspondencia pueden también enunciarse como: a) de existencia, b) de
científica a que se ha hecho referencia. forma. c) de ley. Se llega así al siguiente cuadro de equivalencias:
(F)
En un desarrollo estrictamente lógico de la definición inicial, llega a la
formulación de tres tricotomías que proporcionan nueve clases de signos.
al Por algo ........... Fundamento .... , Actuación ...... 1kdll) ...... l· \is ten cía
No analizaré aquí el proceso mediante el cual, a través de la determinación b) l'n alguna rdación .. Rcprc,cmamcn .... Comparación ... Posibilidad .. Forma
de tres relaciones triádicas y de tres relaciones de correlación (o correlatos) e) Para alguien ....... lntcrprctantc ...... l'cn'>amícnto .... Sccc,ídad ... Ln
llega a enunciar dichas tricotomías. Lo sustituiré por una explicación casi
didáctica que permita al lector no familiarizado con el pensamiento de el cual evidencia las distintas relaciones lógicas inherentes a cada elemento
Peirce comprender, elementalmente, la calidad de cada uno de dichos nueve
de la estructura del signo.
Sólo falta tomar en cuenta una característica del signo que ha estado
llLouis Hjelmslev, Ensayos lingüísticos. Madrid, Gredos. 1972; p. 49.
12 Louis
11
Hjelmslev, Prolégomenes a une théoríe du langage, París, Minuit, 1971; p. 135.
88
1 S9
1
EL SIGNO 1 CHARLES SANDERS PEIRCE
FUNDAMENTO
Actuación SINSIGNO INDICE DIC!SlGNO
c) Signo Interpretante .... posee .............. a'") su propio fundamento Hecho
b'") su propio representamen Existencia
--
c"') su propio interpretante Para alguien
JNTERPRET ANTE
Pensamiento LEGISIGNO SIMBOLO ARGUMENTO
lo cual se corresponde, en cuanto enunciados, con el gráfico (D) en cuanto Necesidad
espacios constitutivos del ámbito semiótico pertinente al signo. Ley
Con esto, entre a') y c"') se han generado, en forma recurrente, los nueve
signos que son la base primaria de toda clasificación semiológica. Desde En principio, y más como guía en la práctica del trabajo de investigación
luego, como manifestara Peirce en el parágrafo 2.303, la generación de otros acerca del significado de cada uno de los signos del cuadro precedente que
posibles signos prosigue "ad infinitum''. El límite vendrá dado por las como criterio metodológico, es ilustrativa (ante la necesidad de clasificar un
necesidades de cada disciplina científica o de cada investigación en particu- determinado signo que aparece en un determinado discurso o ante la
lar. Los que se producen, mediante esta ley de transformación semiótica, necesidad de producir un determinado signo para su inclusión en un deter-
son niveles sucesivos de metalenguaje a partir de cada uno de los aspectos o minado discurso) la lectura de las entradas, por fila y por columna, que
elementos inherentes a la estructura del signo. Mencionándolo con absoluta corresponden al signo que se quiere producir, o hasta ubicar al signo que
provisionalidad, puede decirse que ello permite identificar, ante los enuncia- identifica al que se desea clarificar. Así, por ejemplo, un INDICE resulta ser
dos de una determinada disciplina científica (y con especial utilidad en las la "existencia" de un "fundamento". o bien el "hecho" de una "existencia"
llamadas "ciencias humanas") el correcto lugar epistemológico que les o la "actuación" de dicha "existencia", etc. En cambio un ARGUMENTO
corresponde a cada uno de tales enunciados, al poder establecer, con rigor resulta ser, por ejemplo, el "Interpretan te" del "Interpretan te", o una "ley"
formal, qué ha sido utilizado como lenguaje-objeto (u objeto material de del "pensamiento", o una "necesidad" "para alguien", etc. Repito que se
una ciencia), qué como metalenguaje 1º (u objeto formal) y qué como trata tan sólo de un tanteo expresivo o práctica didáctica para encontrar el
eventuales metalenguajes 2º, 3º, etc. (niveles epistemológicos o enunciados enunciado acerca del signo correspondiente que mejor permita cubrir la
procedentes de otros sistemas en que poseen distinto nivel metalingüístico). necesidad conceptual b empírica de un momento concreto de la investiga-
Con esta perspectiva de análisis pueden eliminarse muchas de las aporías ción. Ello no infringe en nada y, por el contrario, utiliza como instrumento
que con ~recuencia atentan a la sistematicidad, claridad y virtud explicati- de análisis a la propia estructura del signo.
va, especialmente en las mencionadas ciencias humanas; así como someter En la lectura por columnas se encuentran los correlatos enunciados por
los respectivos enunciados, con mayor rigor y eficacia, a las diversas con- Peirce, o sea: Jer. Correlato. constituido por Cualisigno, Sinsigno y Legisig-
trastaciones de verificación, falsabilidad o confirmación. no; identifica el aspecto formal (o "s;gnificante") de cada uno de los niveles:
. P~ra su mejor identificación, pese a lo farragoso de la terminología, en el formal propiamente dicho, existencial y legal. La forma tiene forma (Cuali-
s1gu1ente cuadro de doble entrada, siguiendo la distribución de los esquemas signo ); la existencia tiene forma (Sinsigno ); y la necesidad (lógica) tiene
l1
(D), (F) Y (G), se despliegan dichos nueve signos con las denominaciones forma (Legisigno ); tal el sentido de los tres signos de este primer correlato.
que Peirce les atribuye y con los componentes que los originan: El 2º Correlato está constituido por Icono, Indice y Símbolo, identificándo-
90 91
CHARLES SANDERS PEIRCE
1:1. 5;/GNO
guaje verbal del cual, aquí, en el cualisigno, aparece como una mera
se, por su intermedio, el aspecto existencial (la concreta y actual presencia pos.ibilidad. Esto implica: i) existencia de un lenguaj~ ver~al q~e va.ª
del signo) de cada uno de los niveles. Así se alude a la existencia de la forma ser sustituido (sin diferenciar entre hablado o escrito); n) existencia
,Icono): a la existencia de la existencia (Indice); y a la existencia de la ley o de aspectos perceptuales en el lenguaje verbal cuyo conjunto. sistemático
sistema teórico (Símbolo) (adviértase el sentido específico que toma en puede ser sustituido por aspectos perceptuales de otros lenguajes cuyas ca-
Peirce el término tan controvertido y ambiguo de "símbolo"). El 3er. Corre- racterísticas pueden ser verbales (traducción de un idioma a otro) o no ver-
lato está constituido por Rhema, Dicisigno y Argumento. Con ellos se da bales (gestos, colores, dibujos, impulsos eléctricos, etc.); iii) un len-
cabida al aspecto legal de la forma, por ejemplo. en el sentido de las posibles guaje verbal no puede ser sustituido por un no-lenguaje. salvo al
relaciones sistemáticas (Rhema): al aspecto legal de la existencia, por precio de dejar de ser lenguaje. Los elementos señalados en ii) son los
ejemplo. en el sentido de las relaciones sintácticas de un contexto específico cualisignos del lenguaje verbal, o sea, aquellos aspectos referentes al
(Dicisigno); y el aspecto legal de la propia legalidad, en el sentido de la razón objeto-signo "lenguaje verbal", que se relacionan de modo espeífico
teórica que da consistencia a un sistema (Argumento). con el sistema semiótico que contiene al signo-representamen del
Para completar esta visión, transcribiré las definiciones que ofrece Peirce alfabeto Morse.
de cada uno de tales signos, acompañándolas de un breve comentario.
Seguiré, asimismo, el desarrollo de los nueve signos a través de un doble
Icono
ejemplo: l º)como ejemplo conceptual, las localizaciones a que dan lugar los
posibles signos discernibles en el paradigma del signo "SlJSTlTUCION" (ejem- "fs a Sign which refers to the Object that it denotes mere/y by virtue of
plo cuya abstracción se justifica por ser el concept() fundamental de la characters of its own. and which it possesses. ju~t the same, w~ether
propia semiología en cuanto disciplina científica): y 2º) como ejemplo any such Object actual/y exists or not'' ("Es un Signo que se refiere al
empírico (que además constituye una actualización específica del signo Objeto que denota tan sólo en virtud de los cara~teres que . le s~n
sustitución) el llamado "ALFABETO MORSE". propios, y que éste posee por igual con independencia de la ex1stenc1a
o no existencia actual de cada Objeto"; parágrafo 2.247). Se trata de
11. Las Nueve clases de Signo un signo que toma del objeto y transfiere al interpretante la posibili-
Cualisigno dad de que una determinada forma exista en tal objeto.
Ejemplo l: "La existencia posible de la sus.ti~~ción". O sea, esta?le-
"l~ a qua/ity which is a Sign" ("Es una cualidad que es un signo"; ce, ante una propuesta. determinada, su pos1bihdad º. no de sust1t~
parágrafo 2.244). Se trata de un signo que toma del objeto y transfie- ción v en su caso, la forma de sustitución que, a parur del repertono
re a un interpretante el mero aspecto formal de tal objeto. de c~~lisignos podría aplicarse al supuesto en presencia. De la susti-
Ejemplo 1: "La forma posible de sustitución". Se señala por su tución como objeto de un ícono, éste toma como fundamento aquel
intermedio el repertorio de cualidades en virtud de las cuales un sector del paradigma de posibilidades de sustitución que sería actua-
objeto puede estar en lugar de otro. O sea, supuesta la sustitución lizable en un momento dado. Así ocurre cuando lo que desea captarse
como hipotético objeto del sign() investigado, el cua/isigno toma como del objeto mediante el signo correspondiente es su i?entifica~ión
fundamento propio (es decir, como aquel aspecto del objeto que le como posibilidad para individualizarlo tanto en pre~enc~~ d~ dicho
interesa representar) el repertorio de las variantes mediante las objeto como en su ausencia; es decir, cuando la sus~1tuc10n tiende. a
cuales puede producirse ia sustitución: reemplazo, desplazamiento, producir un reemplazo representativo. ,P~ra producirlo se ,sel.ecc10-
eliminación (lo que actualiza a aquel al que el eliminado ocultaba), nará una forma gráfica, o 1111a forma acust1ca. o una forma !actll, et~.
evolución (en que el precedente deja de ser, dando lugar a otro que de Tal forma podrá pertenecer, o no, al mismo objeto q~e quiere susti-
él proviene), subdivisión, reunión, etc. Este repertorio de formas tuirse; podrá conservar semejanza, o no, con det~rmmados .asp~ctos
posibles de sustitución (con especial énfasis en la calidad de "posi- perceptuales o conceptuales de dicho obje.to; o b1~n se deshgara de
bles") es, por consiguiente. un repertorio de cualisignos y es impres- toda relación fisica o intelectual con el objeto, debiendo, en tal caso,
cindible como fundamento para la realización de cualquier sustitu- basarse en una opción (individual o colectiva) aleatoriamente esta-
ción o para la interpretación de cualquier percepción sustitutiva. blecida. La forma, bajo estas condiciones y características, es el
Ejemplo 2: El objeto de sustitución, en el caso del alfabeto Morse, signo-representamen ícono del objeto-signo susti~ució:'. .,
es el lenguaje verbal. El cualisigno toma del lenguaje verbal las Ejemplo 2: El ícono, en el alfabeto Morse, 1n;p!1~ la elecc10n, en el
posibilidades que el mismo tiene de ser sustituido y ofrece, así. el repertorio de cualisignos. de alguna de las pos1b1h?~des marcadas en
paradigma en cuya interioridad deberá llegar a acontecer el alfabeto ii). De este modo se acota una nueva gama de pos1b1hdades enmarca-
Morse para constituirse en forma específica de sustitución del len-
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EL SIGNO ~
i
CHARLES SANDERS PE!RCE
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CHARLES SANDERS PEIRCE
EL SJGNO
término y 9ue p~eden v~rse, por ejemplo, en Quine 14) puede ser un signo
dad, en un momento como éste en que no está siendo, aquí y ahora, cuando esta destinada a integrarse con otras proposiciones para formar una
estructura de proposiciones más compleja (p.e.: un párrafo o un libro). Pero,
utilizado, de sus caracteres específicos. Cada una de sus configuraciones de ~: cuando Peirce dice que el Signo Dicente es una proposición, lo que debe
elementos (el hecho de saber, por ejemplo, que las siguientes configuracio-
interpretarse es que su valor de signo proviene de su aptitud para integrar
nes son formas codificadas del Morse: ". - ", o" - - . ",o". - - - ·",o cualquier
una proposición o enunciado, no exactamente en serlo. Más ajustado, pero
otro) es un sinsigno, ya que existen, en su sistema correspondiente, como
sin añadir claridad, es decir que es una "cuasi-proposición"; o sea, algo que
secuencias de "punto" y "raya" dispuestas a captar del correspondiente
ya contiene todas las condiciones necesarias para llegar a serlo. Y esto es
objeto-signo "elementos del lenguaje verbal", aquel aspecto que interesa
importante porque señala el destino de toao signo en el sentido de llegar a
sustituir para transformarlo en otro: el signo representamen del Morse.
formar parte de un contexto: único mecanismo por el cual tal signo puede
actualizarse. Mientras el Rhema señala la puerta de entrada en un sistema,
en cuanto es la pos_ibilidad de transformarse en un valor lógicamente
Indice e~ti:u.cturado según la legalidad de tal sistema (pero no es un sistema), el
d1c1S1gno señala la puerta de salida del sistema por el cual los signos de tal
"Is a Sign which rejas to the Object that it denotes by virtue of being real/y sistema se encuentran en condiciones de hacerse presentes, o de existir, en
ajfected by that Object" ("Es un Signo que se refiere al Objeto que denota en una proposición o enunciado o discurso. O sea, se refiere al valor, ya que
virtud de estar afectado realmente por ese Objeto"; parágrafo 2.248). Se estamos en la columna del interpretante; pero en cuanto valor actual o
trata de un signo que toma del objeto y transfiere al interpretante la concreta existente, ya que estamos también en la hilera del fundamento. En defini-
existencia material de tal objeto. tiva, es signo para un contexto (pero rto es un contexto). Se trata, por tanto,
Ejemplo 1: "La existencia actual de la sustitución", en cuanto concreta de un signo que toma del objeto y transfiere al interpretan te la identificación
participación en una existencia previa de un determinado objeto y, simultá- de tal objeto en el contexto existencial al que pertenece (y que, en virtud de su
neamente, en el resultado de la posterior transformación producida en tal entrega al interpretante, se organiza como identificación sintáctica en el
objeto (quiere decir que lo sustituido ya no está en el objeto al cual se respectivo contexto sémico).
sustituyó, pero que depende del hecho de haberse producido tal sustitución; Ejemplo 1: "La existencia de un valor de sustitución", en cuanto concreta
y está ya en el objeto sustituyente con la nueva calidad que le confiere el estar existencia del signo que puede producir (o que puede haber producido) la
en el lugar del sustituido). Este signo ináica la plena existencia actual del sustitución del objeto y que supone la relativa correlación entre las relacio-
signo en su valor de tal signo. nes del objeto-signo en el contexto en que es percibido y las relaciones del
Ejemplo 2: El signo índice referido al alfabeto Morse consiste en una de signo-representamen en el contexto semiótico sustitutivo del precedente al
sus configuraciones admitidas cuando aparece actualizada en un momento que es reconducido.
y lugar determinado. Así. cuando ahora pasarnos a escribir: "- .- -. ---", Ejemplo 2: La totalidad de las configuraciones del alfabeto Morse,
hemos actualizado índices del alfabeto Morse (o, con mayor precisión, consideradas como dicisigno, se sitúan como elementos en un contexto más
como se verá más adelante, sus réplicas gráficas correspondientes). El índice amplio constituido por un determinado proceso de comunicación. Así, el
participa de la existencia del objeto-signo, y efectivamente, las representa- emisor, el receptor, el mensaje, el canal y el referente, constituyen otros
ciones perceptuales recién trazadas son tanto Morse como letras ("m", "a", sign'?s contextuales junto a los cuales cobra sentido, o valor, la presencia de
"n", "o"). en cuanto elementos constitutivos de la representación gráfica los signos del alfabeto Morse. Las circunstancias de distancia relativa entre
emisor y receptor y de economía y eficacia frente a otros. medios de comuni-
del lenguaje verbal.
cación, constituyen un segundo nivel contextual que incide en el valor de
cada presencia contingente de dichos signos. Así, la diferencia entre el
Dicisigno o Signo Dicente divertimento de ~na parejita de enamorados que se despiden en la noche,
desde sus respectivas ventanas, mediante destellos de linterna utilizando el
alfabeto Morse, y una información entre estaciones del ferroc~rril referente
"Is a Sign, which, for its Interpretan t. is a Sign ofactual existence" ("Es un al paso de los trenes, radica en la distinta calidad de dicisigno que adquiere,
signo que, para su Interpretante, es Signo de existencia actual"; parágrafo en uno y otro caso, el alfabeto Morse.
2.251 ). En el parágrafo anterior a éste, ampliando la denominación del
Signo Dicente acota Peirce: "o sea, una proposición o cuasi-proposición". "Wiilard van Orman Quine, Filosojla .dela Lógica, Madrid, Alianza Universidad, 1973, ps.
Es un aspecto peligroso e incluso equívoco que requiere un leve ajuste. Una 21 y SS.
proposición (dejando de lado los problemas que implica el uso de este
97
EL SIGNO
99
CHARLES SANDERS PE!RCE
EL SIGNO
lugar lógico que lo fije y lo tenga a disposición para cuando requiera ser
La regularidad en la combinatoria produce las configuraciones de puntos utilizado. El concepto de símbolo en Peirce es de extraordinaria riqueza y la
y rayas que se utilizan como alfabeto Morse. Pero la misma no se correspon- complejidad del enunciado con que lo define no va reñida con la claridad
de con el orden convencional de las letras del alfabeto. Tampoco con la que lo identifica. La lectura del cuadro (H) ofrece los parámetros fundamen-
disposición del teclado de la máquina de escribir cuya distribución responde tales que han de ser tenidos en cuenta: así, el símbolo aparece en el cruza-
a un legisigno proveniente de la racionalización de frecuencia estadística de miento de "Existencia" y "Ley", siendo, por su orden de enunciación: "La
uso (en inglés) y su correspondencia con los dedos de ambas manos. Proba- existencia de la ley". El símbolo es, por tanto, el signo que permite afirmar la
blemente, el legisigno del Morse responda a la identificación y diferencia-. correlación entre la ley existente en el objeto y la ley existente en algún
ción de los conjuntos de impulsos eléctricos de modo que su entropía en la intcrpretante. Si existen ambas leyes es posible producir un signo que las
transmisión de información se reduzca al mínimo posible. Respecto a las correlacione, y tal será el símbolo. Simétricamente, si se pretende clasificar
cifras es posible, en cambio, establecer un legisigno en base a la transforma- a un signo como símbolo, deberá probarse, acerca de él, que es el punto de
ción ordenada de cinco elementos partiendo de un punto y cuatro rayas para convergencia de la legalidad de dos sistemas: el que lo identifica en cuanto
el "l ", y de una raya y cuatro puntos para el "6", sustituyendo progresiva- objeto y el que lo valora como concepto. Por eso Peirce, al desarrollar la
mente cada raya por un punto en el primer grupo y a la inversa en el naturaleza de los símbolos, puede afirmar respecto a la relación del símbolo
segundo, hasta el "O" como décimo elemento: con su interpretan te que "a Symbol is a Representamen whose Representative
cha rae ter consists precise/y in its being a rule that wil/ determine its Interpre-
.----(1) - .... (6) tants. Ali wordv, sentences. books. and othcr conventional signs are Symbo/s"
.. - - - ( 2 ) - - ... (7) ("Un Símbolo es un Representamen cuyo carácter Representativo consiste
... --(3) - - - .. (8) en ser una norma que determinará a su lnterpretante. Todas las palabras,
.... -(4) ----.(9)
enunciados, libms y demás signos convencionales son Símbolos"; parágrafo
..... (5) -----(0)
2.292). La enumeración con que termina la cita ayuda a comprender el
sentido en que Peirce utiliza el término: abarca, por su intermedio, la
No siendo pretensión de esta exposición más que evidenciar lo que es totalidad de los signos convencionales; y es que, efectivamente, por el hecho
legisigno en referencia al alfabeto Morse, prescindiré de los restantes signos de haber sido objeto de una puesta de acuerdo, expresa o tácita, arbitraria o
que lo constituyen. fundada en algún tipo de relación, han llegado a ser Representámenes (en
cuanto aspecto perceptual de tales signos) portadores de la ley de correla-
Símbolo ción inherente a algún par ordenado de lugares específicos, pertenecientes,
cada uno de los lugares de dicho par, a un sistema semiótico distinto. Y, de
"Is a Sign which refers to the Object that it denotes by virtue of /aw, usua/ly nuevo tocando directamente el problema del caos y su distancia respecto al
an association of general ideas. which opera tes to cause the Symbol to be conocimiento, Peirce, al estudiar la relación del símbolo con su objeto,
interpreted as referring to that Object .. . Not only is it general itself. but the ofrece pautas anticipatorias del tema. "A Symbol is a /aw. ar regularity of the
Object to which it refers is ofa general nature. Now that which is general has its indejinitefuture. Jts Jnterpretant must be of the same description; and so must
being in the instances which it will determine. There must. therefore, be existent be a/so the complete inmPdiate Object. ar meaning" ("Un símbolo es una ley,
instances of what the Symbol denotes. although we must here understand by o regularidad del futuro indefinido -en cuanto que estará dispuesto a ser
'existent', existent in the possibly imaginary universe to which the Symbo/ utili;ado en cualquier situación no previamente establecida-. Su lnterpre-
refers" ("Es un Signo que se refiere al Objeto que denota en virtud de una tante deberá ajustarse a esta misma descripción -en cuanto disponibilidad
ley, habitualmente una asociación de ideas generales, que induce a interpre- futura y no especificada del correspondiente lugar lógico del sistema con-
tar el Símbolo como referido a tal Objeto ... No sólo es general el propio ceptual-; y lo mismo deberá ocurrir con el Objeto en su inmediata plenitud,
símbolo, sino que el Objeto al cual hace referencia es también de naturaleza o significado"; parágrafo 2.293). De más está decir que lo escrito entre
general. Ahora bien, aquello que es general se hace existente en las instancias guiones es un añadido personal. De pronto Peirce sacude al lector al dar una
que habrá de determinar. Deben darse, por lo tanto, instancias existentes de definición implícita e inesperada de "significado". Dejemos de lado la
lo que el Símbolo denota, si bien debemos entender aquí por 'existente', cuestión de la oportunidad de hacer aparecer aquí el problema del significa-
existente en el universo quizá imaginario al que el Símbolo se refiere"; do: ya en nuestro Curso 15 planteamos la significación como un efecto cuyo
parágrafo 2.249). Se trata, pues, de un signo que toma del objeto algún nivel
de generalidad en el cual puede ser conocido y entrega al interpretante el
valor de tal generalidad para que exista en el sistema correspondiente un
1' J. A. Magariños de Morentin, Op. Ci1 .. p. 18.
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CHARLES SANDERS PEJRCE
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j
i'Alfred Tarski. Introducción a la Lógica y a la Metodología de la Ciencias Deductivas.
Ma<lrid Fspasa Calpc. 1977; p. 37
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l
TERCERA PARTE
CHARLES IviOK.iUS
ANALISIS CRITICO DE SU TEORIA DE LOS SIGNOS
¡ji
l. Las Condiciones del Signo
Charles Morris elude formular una específica definición de signo, consi-
derando que las enunciadas en el marco teórico del conductismo (a cuyo
ámbito él se asimila) pecan de un exceso de simplicidad, convirtiéndolo en
mero sinónimo de "estímulo sustitutivo" y opta por formular conjuntos de
condiciones bajo las cuales algo puede consíderarse signo.
En tres momentos enuncia tales condiciones:
111 ) "Si algo, A, controla el comportamiento hacia un objetivo de un modo
semejante (pero no necesariamente idéntico) al modo en que otra cosa B,
controlaría el comportamiento respecto a tal objetivo en una situación en
que éste hubiera sido _observado, entonces A es un signo" 1 (p. 7).
211 ) "Si algo, A, es un estímulo-preparatorio el cual, en ausencia de obje-
tos-estímulo que inicien secuencias de respuesta de una cierta familia de con-
ducta, causa una disposición en determinado organismo a responder bajo
ciertas condiciones mediante secuencias de respuesta de tal familia de con-
ducta, entonces A es un signo" (p. 10).
32 ) Al referirse a una clase especial de signos, 1osformantes ("forma-
tors": no en el sentido en que la lingüística estructural lo utiliza como se-
cuencias de rasgos distintivos), Morris emplea la misma técnica de enun-
ciar las condiciones mediante las que puede identificarse un signo, pero
acotando este concepto en un nivel diferente, en cierto sentido "metasemió-
tico": "Los formantes son signos que predisponen a sus intérpretes a
modificar en determinado sentido las disposiciones a la respuesta provoca-
da por otros signos, en aquellas combinaciones de signos en las que aparece
el formante" (p. 158).
¿Cuáles son las condiciones que establece Morris, en definitiva, como
necesarias para afirmar la presencia del signo? Fundamentalmente pueden
i~:i"entificarse como pertenecientes a tres grandes grupos, según se refieran a
los caracteres presentes, a los ausentes o a la respectiva eficacia de unos y
otros. El siguiente cuadro los muestra agrupados en forma comparativa:
' Charles Morris, Signs, Languagfl and Behavior, New York, George Braziller, 1955. (Prime-
ra edición: N.Y., Prentice-Hall, 1946.) Versión castellana: Buenos Aires, Losada, 1962. Las
referencias del texto, indicadas entre paréntesis al final de cada cita, lo son a la edición de 1955.
115
EL SIGNO
CHARLES MORRIS
116
117
EL SIGNO , CHARLES MORRIS
se lo denomina signo. Aquí, la atipicidad del signo radica en el hecho de
distanciarlo de la conducta en cuyo origen se encontrará siempre un objeto- f
estímulo (y no un signo), relegándose el signo al papel de adaptador del mundo (en cuanto conducta pretendidamente natural o no modificada) y
organismo a una especial receptividad del objeto-estímulo que será el que, otra intervención semiótica (o lingüística) que produciría algún tipo de
en definitiva, desencadenará la conducta. Esta mediatización de la función modificación en la supuesta conducta de base. Su concepto de conducta
que cumple el signo respecto a la ca usación de una determinada conducta, se modificada encuentra nuevas dificultades al estudiar los signos "forman-
tes", en particular al referirse a los discursos lógico-matemáticos; pese a
incrementa, con un nuevo intermediario, en el caso del tercer enunciado
relativo a los signos formantes.
En efecto, el 3er. enunciado supone: a) una conducta iniciada en un ob-
1 aceptar textualmente la afirmación de Wittgenstein de que "haya enuncia-
dos que 'muestran' algo acerca del lenguaje sin referirse ... al lenguaje" (p.
jeto-estímulo determinado; b) una disposición a tal conducta facilitada 271, n. H) no logra establecer, como veremos, la calidad específica del
por la previa intervención de determinados estímulos-preparatorios, o referente particular de tales lenguajes.
sea, de algún o de algunos signos; y e) una modificación en la disposición a En cierto modo, el pensamiento semiológico deberá decidir entre consi-
dicha cond ueta, por la participación de los signos formantes en las combina- derar signo a todo aquello que puede formar parte del lenguaje (y deberá
ci(rnes de signos que habían provocado la particular disposición precedente. tenerse en especial consideración que también forma parte del lenguaje el
En breve: a) una respuesta a un estímulo; b) una disposición a tal respuesta; mundo dicho mediante tal lenguaje) o seleccionar como signo sólo a aquello
y e) una modificación a dicha disposición. que cumpla ciertas condiciones exógenas (que no son por cierto las del
En la perspectiva causal de la conducta, el ~.igno aparece como un lenguaje ya que nadie calificaría al timbre que estimula al perro de los
sustituto de su causa natural; o bien modifica la eficacia de tal causa; o ejemplos de Morris, como perteneciente al lenguaje).
modifica la modificación de la causa. No se discute ahora la concepción Pasemos a un segundo nivel de lectura crítica de los tres enunciados de
be ha viorista de Morris; se destaca la técnica utilizada para señalar la presen- Morris. Ello requiere tomar contacto con la estructura epistemológica y el
cia del signo: describir conductas que .1e apartan de un proyecto inicial por la desarrollo metodológico que utiliza.
presencia de los signos o que mantienen tal proyecto pese a la presencia de los Parte constantemente de un supuesto contraste entre dos conductas.
signos. Desde el punto de vista empírictJ, esto restringiría la posibilidad de observa-
El concepto de signo parte. pues, del concepto de conducta modificada. ciones válidas, ya que siempre tendría que disponer de la otra conducta de
Ello implicaría que la conducta de referencia, la que se supondría no contraste, para poder afirmar la presencia de signos, sólo reconocibles por la
modificada (y. en cierto modo, por consiguiente, natural) carecería de modificación en la disposición del interpretan te al que se supone de cierta y
signos. Tendremos oportunidad de comprobar cómo esta proposición que- determinada forma dispuesto a tal modificación.
da rebatida en el análisis de los ejemplos ofrecidos por el mismo Morris (y Muchas pueden ser las conductas homólogas (familias de conducta) y por
falsada a penas se la pone en relación con el espacio teórico del lenguaje). diversas vías lograr que tales conductas alcancen objetivos similares; pero
Marca además, y como era de esperar. una actitud de contraposición no es esta amplitud la que le interesa a Morris, sino que, justamente, en su
extrema con el Wittgenstein que, en 1922 escribía: "Los límites de mi acotamiento (según determinadas condiciones y de modo que queden selec-
lenguaje significan los límites de mi mundo" 2 y que, dos años antes de la cionadas algunas de tales conductas semejantes capaces ü~ alcanzar un
publicación de la obra de Morris afirmaba:" ... imaginar un lenguaje signi- mismo objetivo) radica la construcción de su Teoría de los Signos. Es así
fica imaginar una forma de vida " 1 . Estos enunciados wittgensteinianos como, desde el punto de vista epistemológico, están presupuestas toda una
coinciden con la perspectiva semiótica del ser humano, según la cual se serie de condiciones lógicas previas y mediante las cuales es posible identifi-
superponen mundo y semiosis. Resulta, no sólo innecesaria, sino además
perjudicial (de modo particular, por la distorsión que provoca en la básica 1 car las condiciones empíricas que han de ser admitidas como pertinentes. El
oscuro y, a veces, ambiguo camino que recorre en sus explicaciones, se
estructura epistemológica de las ciencias sociales) la diferenciación, implíci-
ta en la propuesta de Morris, entre una intervención a-semiótica en el
~ origina en la ausencia de claridad en el establecimiento de tales condiciones
lógicas.
El intento de ir construyendo una teoría científica se ve constantemente
debilitado por el temor, muy saludable, de no poder abarcar la totalidad de
'Ludwig Wittgenstein. Tractatus /,ogico-Philosophicus. Madrid. Alianza Universidad. 1973; los fenómenos al tiempo que pretende llegar a enunciados válidos para toda
parágrafo 5. 6.
observación. Mediante la acumulación de enunciados extensionales no
'Ludwig Wittgenstein. Philosophical /nvest(f{ations, Oxford, Basil Blackwell 1953; parágrafo logra formular los enunciados intensionales que darían forma teórica a la
doctrina de los signos. Morris enfrenta la niebla del futuro que nunca le
l
19.
garantiza la forma del próximo fenómeno conductual que le tocará obser-
118
119
(1
CHARLES MORRIS
EL SlGNO
122
123
H 5iffr·VO
CHARLES MORRIS
mediante delcrminadu pr<:5cnoa no responde a la relación formal de los pMa '.onfigurar adecuadamente t:;.• tipo de dis-
eh:mento<; co:v;;deracios. sino a una mera situación covuntural dei observa- íormub.do algunas ptecisiones técni :as ajenas a lo
dor. Existe una supuesta situación óptima, aún incl;1so si se la considera que en ningún modo convalidarían'º'' .~jemplos que
puramente hipotética como la que se daría ante las huellas de la llanura de se critican.
Laetuii, en 4ue un observador percibiera la totalidad del fenómeno. en cuyo Mo~ris, en el seg~ndo d.e los párrafos citados, da un ejernpL . pertenecien-
caso no se le ocurriría plantear a la primera parte Jel a..cm;.:c..:r ri-·rcibido te al mvel de los signos lingüísticos. Siempre limitándonos " análisis del
como sir;no de la segunda o pos tenor parte, ~íno como su mero antecedente, valor de ios conc~pt?s de "presencia" y "ausencia" en la teoría Je los signos,
causa! o no. Si de~de un;, ventana se ve una esquina de la ciudad y se ven vernos .que ~orm vincula en su ejemplo las palabras de advertencia respecto
avanzar dos automóviles, uno por cada una de las calles que confluyen. a la e.x1s~e~c1a de un obstáculo en una ruta con el obstáculo mismo; lo cual,
smcromzados en tiempo y velocidad, no puede decirse que la marcha de los en pnnc1p10, es correcto respecto a dichos conceptos. No quif',·e incurrir en
automóviles sea un signo de! posterior encomronazo de ambo~. no obstante, el ment~lismo propio del término "palabras" y lo sustituye pm "los sonidos
en cada una de las chatarras resultante:,, está la huelia del otro auto. El producidos por una persona y escuchados por otra". Según su ¡:.fanteo, entre
invierno no es un signo de la primavera. aunque en aquél ocurran fenóme- los "sonidos" y el "obstáculo" existiría una relación de cierta a~·inidad con la
nos que anticipan lo que habrá de ocurrir en é~ta. Existe, por tanto. un uso que exi,stiría entre el "timbre" y la "comida", en el ejemplo del perro.
vulgar del término "signo" que se ha infiltrado peligrosamente en la teoría v A.qm, el desarrollo de la exposición de Morris es equívoco, como se
que no se corresponde en absoluto con el valor científico con que se pretent~ percibe cuando escribe a continuación: "Lo común a estas dos situaciones es
atribuir univocidad en tal teoría &l concepto del signo. El lenguaje vulgar que tanto el perro corno la persona dirigen su conducta a la satisfacción de
una necesidad, el hambre en un caso y la llegada a determinada ,:iudad en el
otro". Pero debe observarse que, mientras en el caso del perro el timbre está
6
Mary D. Leakey. Foo1prints in 1he Ashe1 o[Time en National Geographic. Vol 155. nQ 4. propuesto (errón~amente) como signo de la comida (que es el objetivo que
April. 1979: ps. 446 a 457. sattsface su necesidad), en el -caso de la persona los sonidos q;.1>: uno emite
I .?~
12:'\
CHARLES MORRJS
EL SIGNO
128
129
CHARLES MORR/5·;
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130
EL SIGNO CHARLES MORRIS
132
.' ¡i ¡_ ,
!!. ,\ /(;\'(! en "' , ' I f ,1,
i er. F\'UNCIADO l er. ejemplo 2º ejemplo automovilista cambiar su itinerario ante las palabras (sonid0<.; ) qd · aig1iit: n
(perro) (hombre) le dirigía, como, por la experiencia de tal observador, ésH. :l· ía q :i•.' '- ¡~
....... .. ...... , .. ......... .... , ........... .......... ' ............................................................
,, ' ., ~
comportan los automovilistas cuando se encuentran con un obstácuio en [¡_¡
A A A carretera. O sea, qu~ este observador ajeno no podría asegurar que el : i:-r1brt.
l'rt 1cn ci a
Modo de control de Sonido del timbre. Sonidos (informa- y las palabras eran signos más que a condición de tener previa experiencia de
la cpr. ucta hacia ción) acerca de la cuál era el comportamiento del perro y del automovilista ante el olor o la vi.l'l ·i•:
un objct ivo. existencia de un obs- Je la comida y ante la percepción de un obstáculo en la ar1·etera . A"í. b
i Ol'- tr .1.:11\n ;.i d u a l) táculo. identificación de algo como signo dependería del observador aieno v rlí• d· ·
·················································································································································· la eficacia de la propia conducta para su protagonista. No h;br í ~~ -si!! n ."'·
B 8 8
más que para observadores ajenos y experimentados: lo cual la! m argen dt~
Otro modo de con - Vi,1lin u ol ia ción Percepción del obs-
la necesidad de conocer el código, que aquí no está en juego) es u n ~ihsurd u
,¡ · . or.d1 .l - de la comida. táculo.
1111! i.1
El signo interesa especialmente en cuanto es reconocido corno ¡~11 l'O ITil'
1.:1 h :icia el rrn- m· uno. de los elementos componentes de la propia conducta. po r el p r' -t ~_,gon• ..
oh i::t ;\ ,,_
ta de dicha conducta. Somos observadores de la condu l:ta dd pe rr. ) i ·l uJ,!.
i ( ) '~ ' f\' él CÍÓll V ir-
no puede dar cuenta de su propia experiencia de protag.o nist; ); pu u 11i-.r :1-
mal) mente esta posición que ocupamos en la obser ación del compt)tt arn.ient c
····-···· ·· ·········" '''''''''º''••••·································································································· animal hace que no sea una perspectiva adecuada para formular la. iniciales
e (' e observaciones relativas al signo (los signos en algún eventual Jengua/t~ animai
Semej a nza (n o Of."· Ol·,pl a zamiento ha- Abandono de la
sólo podrán establecerse como relación, en mayor o menor medida diferen-
..:esana ídcnt 1d.1d l • 1.1 ·I lugar en que primera carretera y
cial, respecto a lo que ya conozcamos como signos en el lenguaje humano).
de A v B. s encuentra la co- opción por la ca-
Por lo tanto, el enunciado general, con categoría de posible enuncia<lo
mida. tanto por es- rretera alternativa.
tanto por estímulo
científico, deberá formularse a partir de comportamientos qu e ;,. _) !•l ~ nt!· -.
timulo del sonido
de la información a-
signos y no, ya que los fenómenos no son simétricos. a partir di: . .·, >n ! 11 i! á
de! timbre como por
mientos que no los contengan, con la pretensión de que sean ~S tu'., io:;. 1..p1 •..: no s
ei de la j, ión u o l- cerca del obstáculo
ilustren acerca de aquello de que. en principio. carecen.
1ación de la comida. como por la percep-
ción del obstáculo
Morris afirma que "la precedente formulación de 'signo' no e '~ una
definición en el sentido de que proporcione las condiciones necesarias y
mismo.
suficientes para que algo sea signo. No se dice que algo sea signo si y ólo si
··-············································································································································ satisface las condiciones establecidas, sino que, si se dan tales condicion es.
Al tornaí ln totalidad de la respuesta como situación que permite identi- todo aquello que las reúne es un signo" (p. 12). Se trata por tanto . rn rno
f1 ~~11 la presencia del signo. se confiere a éste la calidad de "excepcion~l" a establece un poco más adelante, de que el conjunto de condiciones pwpu es-
~ . 1 ·: h8bhmos él ludido anteriormente . Excepcional por mantener la misma tas es suficiente para denominar a algo como signo .
l.r¡ i._i ·1 ~e la conduct a pese al cambio del "control" B (que se da en la En principio, por consiguiente (tal es la posibilidad que abre f\.forris al
. . g•.,_L 1<~n de refc:-t·m.::a: visión u olfa ción y percepción del obstáculo)_por el eliminar de estas condiciones la calidad de necesarias), habría signo d.Un
·· · , ,, . · , ·i .. \ iu: i c ·.;e dd ,. l !.1 situación modificada:-. sust itu~ ente: el sonido del cuando no se obtenga la semejanza en el controi de una determinada
· :mhrt· : ¡ pfo1~ rnación <t CL'rca del obstáculo). Lo normal sería que el perro conducta. Tal el ejemplo aportado por Osgood (para no tomar más que
. L!<."~·1.' hJ L"! a !:i om1di1 -uando la ve o la huele; lo excepcional será que el perro autores ubicados en un ámbito teórico próximo al de l\forns): "La palabra
'. J\ ;1 h:iri a la comida cuando suena el timbre. Lo normal será que el fuego tiene un significado para el lector sin hacer que salga co rtii:n io : la
HUtornovilista 1.. a mbíe de carretera cuando percibe un derrumbe (el obstácu- palabra rnanzana tiene significado. sin que por ello provoque 1rn . JnllL' nt o s
lo ) que le impide avanzar: lo excepcional será que cambie de carret~ra de masticación " 7 .
cuando a lguien le informa acerca de la existencia de tal obstáculo. Exc~pc10- Pero también la calidad de suficiente puede ser puesta en cri ... í.. O sea.
nalidad a la manera del asombro que padecería un observador ajeno a ~1 un cuando se den las mencionadas condiciones de semejanza en e L·nntrol
a mbas situaciones que viese al perro comportarse ante el timbre como en
otro momento lo había visto comportarse ante el olor o la vista de la comida
¡y cuvo comportamiento había admitido como normal); y asombro al ver al
CllARLES MORRIS
EL SIGNO
bación de que ha olvidado unos documentos fundamentales para su activi- Eficacia C' C' C'
dad en el lugar al que se dirige ... 3) Regreso al punto de origen, desistiendo De B': iniciar se- De B': actuar sobre De B': actuar sobre
del viaje. cuencias de respues- el perro, el cual res- el automovilista de
ta de determinada ponde poniéndose modo que busque
familia de conducta. en movimiento ha- otra ruta para llegar
En tales casos (2 en K 1 ) y (2 en K 2 ) producen un control semejante sobre la cia la comida. a su destino.
conducta del automovilista, si hemos de atender a la semejanza de efectos De A': provocar u- De A': provocar en De A': ¡Jrovocar en
por la familia de conducta resultante. sin que pueda decirse en modo alguno. na disposición en el perro una predis- el automovilista u-
que el derrumbe y el olvido de documentos tengan entre sí relación alguna de el organismo, bajo posición a poner- na predisposición
sustitución, es decir, sin que sean el uno signo del otro. También, con determinadas con- se en movimiento a buscar otra ruta
diciones, a respon- e ir hacia el alimen- para llegar a su des-
respecto a la conducta del animal:
der de modo seme- to, a condición de tino, a condición de
jante a como respon- que tal desplaza- que tenga nafta su-
dería a B'. miento sea física- ficiente, que exista
Supuesto L 1: mente posible, de tal ruta alternativa,
que tenga hambre, que el retraso no le
1) Perro comiendo ... 2) Alguien le retira la comida ... 3) Actitud agresi-
de que no esté inhi- quite interés en lle-
va del perro. bido por la presen- gar, etcétera.
cia de otro animal,
etcétera.
Supuesto L 2:
1) Perro comiendo ... 2) Visión de un gato que pasa corriendo a pocos
metros ... 3) Actitud agresiva del perro. Eliminando ?el análisis cuanto está ya visto precedentemente, interesa
destacar la p~rt1cular calidad atribuida al objeto-estímulo y al estímulo-pre-
parator~o. Mientras que el objeto-estímulo (que no sería signo) iniciaría
Es igualmente evidente que entre ver al gato y que le retiren la comida no
existe relación alguna de sustitución, no obstante estar dadas las condicio- d.etermmadas secuencias de respuesta, el estímulo-preparatorio (que sería el
nes que Morris enuncia para la existencia del signo, respecto al cambio de los signo) di~pondría al organismo para iniciar secuencias de respuesta afines a
estímulos y la semejanza del control de tales estímulos sobre la conducta del las antenores (o sea, pertenecientes a una misma familia de conducta).
perro. El eje de la posibilidad de identificar a algo como signo pasa, desde esta
En definitiva, el fer. L'nunciado de las condiciones del signo no logra perspectiva, por el término "disposición" o "predisposición", inherente al
organizar una explicación sistemática y no contradictoria respecto a las estímulo preparatorio. Aceptando las propias citas de Morris, un estímulo es
situaciones analizables según sus propuestas. toda energía física que actúa sobre un receptor de un organismo vivo; siendo
Con respecto al 2º Enunciado, los ejemplos desarrollados por Morris le el objeto-estímulo la fuente de tal energía (Clark L. Hull). En cuanto al
confieren los siguientes contenidos empíricos: estímulo-preparatorio es todo estímulo que influencia una respuesta (de un
organismo) a algún otro estímulo (O. H. Mowrer). Pero no es suficiente
1.17
136
. ' \'j':; .\ ()
,,;¡" (p. l IJ ),
composición analítica del concepto según los componentes de prel'oícia.
1:; ,:os,¡'' ,,1 : ,¡g1 '" tlll ·:;.. ef1ca/ por sí mismo'' Ya que completando
c·I s1µ110 . "sólo requiere que si d animal realita las ausencia y eficacia, 1nteresa, entonct:s, teniendo presente lo que alií se di¡o,
ver de qué manera los ejemplos que propone ilustran acer;.;a de una estructu·-
tk 1c·:,pucsta que csti1 dispuesto a realizar cuando se han satísfc-
'11dí,·1nnc'.' ad1L·iondks lcundiuones de necesidad y de mantení-
ra de cuya complejidad nos ha advertido.
"¡Y volvamos al perro! Supóngase que S, son para el pen«• -,cñales
~. l·.« ,.¡,1<:1<1s·t:s!Ímulo) e-;t;ts secuencias de respuesta serún de la
de alimento en diferentes lugare::.. o sea que el perro, estando hambriento
n:1-.1;-1:1 "' •1íi1.1 de· t:(>ndm:ta que aquellas ;i las que hubiera dado origen el
busca el alimento en el lugar ;.Ígnirtcado pur cl estímulo 411e ,e le propone
'.'.! •1!n" ,·í' ,q:'1utlo" (p. 11 ).
Ahora bien, sí se combina siempre un 1H1e\<) estímulo. S,,. cundo-, de CS<l~
!<\~:dm1·:1lc ,·] L()!lccp!o de disposición no agrega nada (\'a que carece de
otros estímulos (como es, supongamos, S 1• S,,. S,) \si cntoncc:- el perru. -;i11
r•it.ac1Crn lligil" \ no tiene m,is yuc una distante y ambígua posíbili-
preferencias, busca el alimento en uno de los lugar.:-, sigmfiG1dt)>. v Jo bu~,:a
en el otro lugar si y "-'ilo el alimento no sc encuentra en el primero de ](i-,
lugares optados, entonces S,, podrú ser un est111rnlo que tcndrú muci1n l'n
",. .. '• 1
C Ji ·l /,:f .1 ·, 1I ( >l : f...' / '
i./. .,, . ¡ \(!
común con el 'o' excluyente del inglés ('al menos uno pero no ambos')" (p. contiene una posibilidad de conductas alternativas, sino la posibilidad de
156). Un poco más adelante formula la interpretación que le va a permitir extensión de una misma conducta en procura de un mismo objetivo.
enunciar su 3er. conjunto de condiciones atinentes a la existencia del signo: El único atisbo de alternativa apunta en la situación inicial del experi-
"S 1 dispone al perro a buscar el alimento en un lugar determinado y S2 a mento, cuando, tras la percepción del estímulo S 1 , S6 y S2 , "el perro, sin
buscarlo en otro lugar. ¿A qué conducta está dispuesto el perro, a causa de S6 preferencias, busca el alimento en uno de los dos lugares"; o sea, que no está
cuando éste se presenta junto a S 1 y S2?... El perro está dispuesto a buscar el predeterminado un obligado recorrido, disponiendo así de la "alternativa"
alimento en un lugar si el alimento no se encuentra en el otro lugar. La de dirigirse hacia el lugar X 1 o hacia el lugar X 2 • La distancia entre el puro
disposición a relacionar los interpretantes de los otros signos de este modo azar en cuanto al itinerario que recorrerá el perro y la necesidad o la
es el interpretante distintivo de s6 ya que s6 establece esta disposición frecuencia coñ que opta por uno de ellos en virtud de la concurrencia de
sin considerar a qué signos acompaña. Es una disposición (interpretante) de condiciones circunstanciales que así lo determinen (la mayor frecuencia en
segundo orden, ya que es una disposición a relacionar otras disposiciones la existencia de comida en X 1 o en X2 , la proximidad de X 1 o de X 2 respecto
(interpretantes) de un modo determinado" (p. 157). al punto de partida del perro, etc.) requerirían una especialmente cuidadosa
Pese al resabio de lógica simbólica de la última frase, prácticamente preparación del experimento y una igualmente cuidadosa evaluación. Y aún
¡
construye aquí Morris una definición operacional del signo. así, no estaríamos ante una alternatividad significada por la secuencia S 1, S6 ,
Para Morris, el ejemplo propuesto le permite decir que "S 6 significa la S, en el sentido que le atribuye Morris de disyunción excluyente, sino que
propiedad de alternatividad" (lbidem). ¿Es ésto correcto? Ordenemos las más bien podría parecer una simple disyunción, ya que cualquiera de los dos
propuestas de la situación ejemplificada: 1) Perro hambriento ... 2) Produc- caminos por el que opte el perro satisface la expectativa del experimento
ción de la secuencia de los tres estímulos (S 1, S6 , S2 ) ••• 3) Conducta de (con independencia de que se plantee luego la prolongación o no del
l.
respuesta del perro la cual puede ofrecer las siguientes variantes: a) el perro comportamiento, que ya no es respuesta al estímulo sino efecto de la
va hacia el lugar X 1 y, encontrando allí el alimento, lo consume, sin intentar, consecución o no del resultado esperado). Pero entonces, la bifurcación del
antes ni después de la comida, ir hacia el lugar X 2 ; b) el perro va hacia el lugar camino de un laberinto, en cualquier experimento con ratas, significaría
X 1 y, no encontrando allí el alimento, se dirige hacia el lugar X 2 donde, 1 también la disyunción simple (y en ciertas situaciones, incluso disyunción
conforme a lo establecido, se encuentra con el alimento al cual consume. excluyente, cuando sólo por una de las ramas de la bifurcación se alcanzase
La primera dificultad para coincidir con la propuesta de Morris, en el el resultado recompensado). En definitiva, una propuesta disyuntiva no es
sentido de atribuir, específicamente, al estímulo S6 el significado de alterna- si~no de alternatividad, ya que no sustituye a nada y menos a un determinado
tividad aparece en el hecho de que los tres estímulos deben producirse en resultado, sino que son causa material y observable (favorable o desfavora-
conjunto, o sea, en alguna forma de secuencia; así la respuesta del perro lo es ble) para la consecución de tal resultado.
a un estímulo complejo sin que nada garantice que es el estímulo S6 el que lo El desarrollo de las objeciones precedentes ha seguido la propuesta de
dispone, en cierta manera, a algún tipo de opción, del mismo modo que nada Morris, buscando de conferirle un sentido posible para, de ese modo, según
garantiza la vinculación de S 1, ni de S2 , con X 1 o X 2 , ya que según la misma un viejo consejo de Popper, mostrar los resultados inaceptables a que
propuesta del ejemplo, el perro puede iniciar su recorrido en cualquiera de conduce la aceptación de la teoría o posición teórica que se pretende
tales lugares con independencia del orden de la secuencia, cuya única refutar 9 • Pero es, también, evidente la confusión epistemológica en que
condición es contener a S6 • incurre al atribuir al proceso para la consecución exitosa de un resultado, la
El supuesto podía, pues, reformularse en el sentido de que el estímulo calidad lógica pertinente a una función veritativa. Produce una clara hipós-
complejo constituido por S1, S6 , S2 sea el que signifique la altematividad; pero tasis entre la estructura sustitutiva del signo por una parte y, por otra, la
ni siquiera entonces sería aceptable. En el supuesto de la conducta de proposición teórica que define lo "verdadero" como lo "útil" (W. James,
respuesta a) significaría "final de ejercicio", ya que, encontrada en el primer mediatizado o no por Ch. S. Peirce), o sea, como el "éxito" de un comporta-
intento la comida, el perro da por concluida su secuencia de respuesta al miento. El hecho de que Morris llegue al conductismo desde la posición
estímulo. En el supuesto de la respuesta b) significaría "inicio de la segunda empirista, incluso en la forma lógica que adopta a través de la Encyclopedia
parte del ejercicio'', ya que, frustrada la búsqueda en el primer intento, el of Unified Science, no le autoriza, sino que más bien contradice, el intento de
perro se dirigiría al segundo lugar donde necesariamente, conforme a las mostrar al conjunto de estímulos S 1, S6 , S2 como nexo entre verdad y éxito. ya
reglas de juego establecidas, va a estar la comida. O sea, lo que se trata de que ello ratificaría la existencia de una función lógica previa, independiente
destacar es que no hay alternativa en cuanto opción, sino marca de acaba-
miento o de prolongación (utilizo la palabra "marca" para evitar mencionar
aquí al signo). La "o" aquí incluida (de acabamiento o de prolongación) no "'K. R. Popper. Op. cit.. p. 243. nº 6.
140 141
l
'
CHARL/:·5· MORRts·
EL SIGNO
y sólo coyunturalmente actualizada en un desarrollo conductual que no significatum: aquellas condiciones tales que cualquier cosa que las cumpla es
sería más que su ejemplificación, a la inversa de la pretensión de fundarla,
como intenta desde el behaviorismo a ultranza que adopta en esta obra de
1 un denotatum: p. 17), es evidente que con tal diferencia no logra una
caracterización debidamente ajustada en el tratamiento de este signo for-
1946. mante. Siguiendo el criterio de la sustitución como el elemento estructurador
El ejemplo del perro le resulta a Morris, una vez más, equívoco y poco del signo. vimos cómo el concepto Ge "disposición", pese a ser criticable,
dejaba cierto lugar al ausente su tituido por el signo. si bien de difícil
fructífero. Regresemos, por ello, al concepto de "formantes" y a su estructu-
ra en relación con la interpretación de elementos tales como "o", "¿?" y
1 constMación en la conducta; no obstante. el concepto de "disposición" a
"()". modificar la disposición" no le deja prácticamente espacio teórico a dicho
ausente. convirtiéndose en una entidad metafísica sin contenido específico
acotable. Atribuye a los formantes un "modo de significar" (en el ejemplo
Para la identificación de tales formantes, los diferencia de los signos
léxicos ("lexicative signs. or lexicators") que son aquellos que permiten iáen-
1 por él desarrollado, la alternatividad), pero priva a tales formantes de la
tificar. designar, apreciar o prescribir. La consideración de esas funciones la posibilidad de designar a cosas u otros signos (lo que reserva como caracte-
postergamos brevemente hasta que, terminado este análisis del signo, pase- rística de los signos léxicos), incidiendo los formantes sobre totalidades de
mos a estudiar su concepto· de discurso. Pero digamos que, excluidos los signos y, así su denotatum "es una referencia al modo en que otros signos
signos léxicos, reserva a los formantes la función de "influenciar de un modo significan algo" (p. 26Í'>).
uniforme la significación total de aquellas particulares combinaciones de A efectos de organizar la red semiológica en la que se plantean los
signos en que aparecen" (p. 154). Así pues, entre una combinación con sólo problemas enunciados por Morris respecto al signo formante. desarrollare-
signos léxicos y otra en que además de tales signos se presentan los forman- mos, también aquí, un contraejemplo que permita un análisis comparativo.
tes, existe una diferencia que afecta a la significación producida por una ·y Un enunciado compuesto por determinados signos verbales tiene s11
otra clase de combinaciones. propio denotatum y así provoca en el receptor de tal enunciado una determi-
Dados los ejemplos propuestos de signos formantes ("o", "¿?" y "()"), nada disposición a responder (con un comportamiento no-verbal que sea
resulta difícil suponer combinaciones de signos léxicos (o sea, discursos) que consecuencia de los signos del enunciado o con un comportamiento verbal
no contengan lo que Morris denomina formantes. En efecto, la enumeración que sea, a consecuencia de los signos del enunciado. una propuesta de
puede ampliarse eón"¡!",",",":" ... etc.; con lo cual estamos tomando en modificación de tales signos): si a tal enunciado, como totalidad. se lo
consideración la forma escrita de determinadas características del habla afecta por un signo formante interrogativo (no su simple representación
cuya inclusión. en el ámbito de la lingüística no es unánime ni pacífica. Desde gráfica "¿T', sino el modo verbal y/o la entonación en cuanto signo y dicha
luego, otro repertorio se inciaría a partir de "o" que, para mantenernos en el representación gráfica cuando se utiliza, como aquí, la versión escrita) la
valor lógico que Morris le atribuye, podría constituirse con "y", "si", "si y inicial disposición a responder queda modificada por lo que Morris llama
sólo si", "no", "todo", "alguno" ... , "verdadero", "falso", o los símbolos "una disposición de segundo orden".
lógicos correspondientes; no resulta claro qué tienen estos signos que los Así. el siguiente enunciado directo, con la primaria significación de los
excluya de los que denomina signos léxicos, salvo que acote a estos últimos a signos que lo constituyen: "las nubes van hacia el Sur", resulta interrogati-
los nombres y quizá a los verbos. vamente modificado mediante los rasgos suprasegmentales incorporados en
Prescindiendo, una vez más, del escaso ajuste de los ejemplos propuestos, el enunciado" ¿las nubes van hacia el Sur?", debiéndose ello a la presencia
podemos tratar de acotar el objeto de estudio que propone Morris: el signo del formante interrogativo (entonación o"¿'?'') en tal enunciado. De acuer-
forman/e, como cualquier otro signo, produce una "disposición a respon- do con el esquema elaborado para analizar los enunciados anteriores acerca
der"; actúa, en consecuencia, sobre un organismo interpretante, disponién- de las condiciones del signo, tendríamos el siguiente conjunto de correspon-
dolo no a una respuesta cuyo objetivo sería el denotatum de algún signo, dencias respecto al 3er. Enunciado.
sino a una respuesta que es una modificación a aquella otra cuyo objetivo
sería dicho denotatum. Morris lo sitúa en una gran proximidad del signo
metalingüístico, del que no obstante lo diferencia, ya que el formante no
tiene a otras cosas ni signos como denotatum; el formante actúa sobre
combinaciones de signos como totalidades.
Pese a que Morris define por separado la denotación y el significado
(denotatum: todo aquello que puede permitir el cumplimiento de la secuen-
cia de respuesta a la cual el intérprete está dispuesto a causa del signo;
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El SIGNO
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144
CHARIES MORRIS
Ja validez de tal sustitución, por una parte, de que la corr~lación ~ntr_~, l~s
sígnos lingüísticos y los no-lingüísticos,(o de un diferente s1:tema lmgu1st~ lingüísticas de un mismo sistema no pueden sustituirse entre sí (sólo pueden
co) sea, científica o vulgarmente, u111voca y, por otra parte, de que la integrarse para constituir discursos). La presencia del interrogativo, "¿?",
relación producida entre los signos lingüístic?s.establezca (o c,o~serve) la tiene su particular universo de sustitución que no es el del propio lenguaje, ni
relación previamente establecida len_ sentido l_og1co y _no ~~onol~g1co) entr~ el de lo fenoménico; es el estado de desconocimiento en que se encuentra su
los signos no-lingüísticos (o de un diferente s_1stema lmgu1s_t1co), o se,a, que. emisor; no en el particular estado en que ratificase para sí mismo tal
Jos signos sustituyan a los signos y las relaciones establecidas (smtacuca- desconocimiento (como sería el enunciado: "No sé si las nubes van hacia el
ment;) entre los signos de un sistema sean hom_ólogas. e~ algun~ m~~era, sur"); sino en un particular estado dinámico del desconocimiento que tiende
con las relaciones (sintácticamente) preestablecidas (en forma c1ent1f1ca o a ser eliminado. El hecho de que las nubes, científica o vulgarmente, vayan
vulgar) entre los signos del otro sistema. . . , hacia el sur (tanto como el hecho de que vayan hacia el norte) no es el
De A": Ocurre exactamente lo mismo, con la part1culan~ad del ~aracter elemento sustituido por el interrogativo: "¿Las nubes van hacia el sur?"; tal
ex el u vente que le confiere la estructura sintáctica del enunciado._ Eh11_1~nan hecho es lo sustituido, en su caso, por el enunciado afirmativo: "Las nubes
do. p;ra simplificar el ejemplo. la posibilidad de cualquier otra d.1recc1~n:_ la van hacia el sur". La otra forma verbal de sustituir lo mismo que el
única. significación atribuible a dicho enunciado es la de su prop1~ ª"!b1gue- interrogativo sustituye, podría expresarse mediante el enunciado: "No sé si
dad. Dicho enunciado no proporciona a su eventual ~~ceptor (interprete: las nubes van hacia el sur y quiero dejar de ignorarlo", haciendo, por tanto.
según Morris) ninguna información_ acerca de la direcc1on de las nubes. ~as objeto de sustitución a un estado en el conocimiento del propio individuo que
emite dicha pregunta. El hecho de la disponibilidad en el lenguaje verbal de
l
relaciones lingüísticamente establecidas no se corresponden con las relacio-
nes cognoscibles acerca del fenómeno sustituido: l~s nub_es (por lo ~ue puede dos -o más- formas lingüísticas capaces de sustituir una misma estructura
denominarse, su sintaxis fenoménica) no pueden "lf hacia el sur o 1_r h~cia el extra-lingüística no conduce al problema de la sustituibilídad recíproca de
norte'' simultáneamente. U na disyunción excluyente con v~lor ventat1~0 en ambas expresiones en el sentido de que la una podría ser signo de la otra; se
la lógica, carece de capacidad informativa para la descn~c1c:~ de un fenom~ trata de posibilidades sintagmáticas vinculadas, en última instancia, por
no: puede, no obstante, mantener su valor como enu?ciac10n ?e las condi- relaciones de transformación pertenecientes al sistema de la lengua de que se
ciones previas alternativas en que un fe_n~meno habra de ma111festarse. i:n trate y nunca por relaciones de sustitución tales que se constituyese a la una
este caso su valor será el de la alternat1v1dad. Este es el punto en ~ue_ I?ªs
cerca podemos situarnos de la propuesta de ,Mo~ris. en cu~n~o a la s1g111f1ca-
J
'I
.¡
en el significado de la otra.
En el caso del ejemplo planteado por Morris, situado en el plano del
ción de la "o" como signo formante, pero aun dicha prox1m1dad lo es desde ¡ comportamiento animal. su descripción presenta falacias peligrosas. En
una vía de acceso totalmente distinta. Pero lo que queda claramente estable-
cido es que no existe sustitución_ ,alguna e~tre _I? enunci~do en A" Y lo
j principio, la alternatividad que pudiera subyacer tras el conjunto de tres
estímulos "S 1. S6 , S2 " sería significación para un espectador humano del
enunciado en B". No existe relacton de sust1tuc1on entre L~s. nube~, van experimento, pero ello nada tiene que ver con el comportamiento del perro;
hacia el sur o las nubes van hacia el norte" y "Las nubes van haci_a el sur . La el hombre puede establecer una cierta relación "metafórica" entre dicho
disyunción o la alternatívidad no es signo (ya qu~ no lo sustit~ye) de ~n comportamiento animal y la operación lógica correspondiente; lo cual
enunciado simple. En cuanto característica sintáctica del lenguaJe tend~a o constituye un problema totalmente diferente. Pero, además, la situación
no posibilidad de corresponderse con el orden (desde cierta perspect1v~. propuesta (con la específica presencia de "S 6 " entre ··s, .. y "S " ) nada tiene
2
también sintáctico) que vincula a los elementos de aquello.ª que el lenguaje de por sí de sustitutiva, como todavía subyacía en los dos ejemplos iniciales
sustituve. No hav sustitución sino variación paradigmática ~ntre formas de Morris. El triple estímulo es, simplemente, un estímulo compuesto. como
sintácticas difere~tes pero pertenecientes a un mismo lenguaje., también lo es el doble estímulo. En ambos casos el perro sale en busca de la
Ln la pnmera variante de nuestro e.iemplo (p. 141 ). '.ª, relac1.on entre el comida; en ambos casos el estímulo compuesto sustituye al olor o a la visión
interrogativo y el afirmativo, tampoco es de su_st_1~uc10n recmro.:a: _aun de la comida y con ello agotan su eventual carácter de signos. Que exista
admitiendo Ja sustitución en el plano de la d1spos1cton en d caso B Y en ~l mayor o menor complejidad en el comportamiento del animal, aprendido
plano de la disposición a la disposición en el caso A"._ El s1g_no que Moms como respuesta a cada uno de los distintos conjuntos de estímulos. nada
denomina "formante" y que propone como"¿?" no tiene ~mgun~ capaci- aporta a la sustituibilidad del signo; lo que el perro haga a consecuencia de la
dad sustitutiva sobre la calidad afirmativa del primer enunciado. En el caso presencia de uno u otro de dichos estímulos complejos no está diferencia/-
B" es reproducible cuanto acabamo~ de establecer para el_ m1sm? su.~uest~ mente significado por cada uno de ellos, sino específicamente aprendido;
en ta segunda variante de nuestro ejemplo: s:gnos y rela_c1ones hngu1st1cas relación causal, por tanto, perfectamente diferenciabÍe de Ja relación susti-
tutiva, pertinente al signo.
sustituyen a signos y relaciones no-lingüísttcas, pero signos Y relaciones
Como vemos, la diferencia entre signo y discurso es fundamental para la
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147
Ff. SIGNO 1' CllARU:S 1WORR!S
correcta ubicación de los problemas semiológicos; cada uno de ellos respon- discurso, en cuanto a que ha de estar constituido, al menos, por dos signos, si
de a legalidades diferentes. No obstante, del hecho de que el discurso resulte, bien exige que uno de ellos sea simpre un "identificador", dejando al otro u
necesariamente, de la integración de dos o más signos, se desprende que otros la posibilidad de aparecer en cualquiera de los restantes modos
soporta una doble legalidad: la de cada uno de los signos que lo constituyen posibles de significar. Desde su problemática de los "modos" de significar,
(legalidad semántica) y la pertinente a su propio carácter de secuencia o de estos dos (o más) signos que constituyen un adscriptor, uno habrá de
puesta en contigüidad lineal o espacial de signos (legalidad sintáctica); predominar y éste conferirá su carácter al discurso como totalidad. Diferen-
legalidad, esta última, capaz de modificar la individual legalidad de cada cia la relación entre el signo dominante y los subordinados, de la pura
uno de los signos que lo componen en una relación de integración con todos relación sintáctica entre sujeto y predicado y ésta, a su vez, no coincide con
los restantes presentes en el mismo discurso, siendo, tal propiedad, la que la que establece entre los identificadores y los restantes modos de significa-
hace del discurso el instrumento productor del efecto de significación. Pasa- ción: "Lo que frecuentemente se denomina el 'sujeto' y el 'predicado' de un
remos, pues, al análisis del discurso, a partir de las propuestas de Morris, a adscriptor parece coincidir con la distinción entre signos subordinados y
efectos de completar la síntesis sobre su aporte a la Teoría de los Signos. signos dominantes y no, como pudo suponerse inicialmente, con la distin-
ción entre identificadores y signos en otros modos de significación. En la
2. Las Componentes del Discurso terminología que habremos de utilizar, la distinción entre sujeto y predicado
Morris tampoco define el discurso; se sitúa en él, afirmando simplemente: es una distinción sintáctica, mientras que la distinción entre los modos de
"El lenguaje del habla cotidiana es un signo complejo de sorprendente significar es semántica" (p. 75). Con esto marca un nuevo aspecto enriquece-
complicación que contiene signos en todos los modos de significación y que dor del concepto de discurso: los signos que lo componen pueden definirse y
sirve a una amplia variedad de propósitos" (p. 123). relacionarse por su calidad sintáctica (o sea, por las características de su
Propone una sistematización de los "tipos de discurso" en cuanto "espe- linealidad o yuxtaposición), pero también, simultáneamente e inclu~o
cializaciones del lenguaje", configurando un cuadro de doble entrada en el según esta parte del análisis de Morris, preferentemente, se definen y relacio-
que confluyen los "modos" de la significación y los "usos" de los signos. nan por su calidad semántica (o sea, por las características de sus respectivas
Reproducimos aquí dicho cuadro para disponer de él como referencia en capacidades de sustitución).
nuestro análisis: No obstante, la carencia de un concepto que defina con rigor la "signifi-
esos cación", así como que tipifique adecuadamente sus "modos", hace conve-
MODOS INFORMATIVO VALORATIVO INCITATIVO SISTEMICO
niente formular antes unas pocas observaciones, que provienen del prece-
DESIGNATIVO Científico Fictivo Legal Cosmológico dente análisis de las condiciones del signo, así como enunciar una contra-
APRECIATIVO Mítico Poético Moral Crítico propuesta respecto a los criterios a tener en cuenta para la explicaclón de los
PRESCR IPTIVO Tecnológico Político Religioso Publicitario
FORMATIVO Lógico-m atcmá t ico Retórico Gramatical Metafísico fenómenos habituales del habla, en la medida en que interese, a partir de
ellos, ajustar el concepto de "discurso".
Según hemos visto, Morris separa el signo y la conducta; el primero
La posibilidad de admitir esta tipología de discursos depende de que aparece como el motivador de la conducta y la segunda como lo motivado
queden debidamente definidos los elementos que concurren a su categoriza-
ción. Deberá, por tanto, establecer el sentido de los términos: "Significa- 1
;l
en una forma específica por el signo. No integra al signo en la conducta (y,
como veremos, cuando lo hace hubiera debido separarlos) porque no ad-
ción", "Modo de significación" (del cual dependen, a su vez, los tipos de vierte la calidad de conducta que posee el signo. Si en algún momento
modos que establece) y "Uso de los signos" (también con sus tipos menciona al signo como conducta, porque Morris menciona casi todo, no
respectivos). extrae sus consecuencias ni lo utiliza en la sistematización de su Teoría de los
Pese a no definir el concepto de "discurso", propone y desarrolla otro que Signos.
le es relativamente próximo; el de "adscriptor": "Como minimum, los Dicha separación entre signo y conducta lo lleva a que tal Teoría de los
signos útiles para un organismo deben orientar en el espacio y en el tiempo la Signos aparezca como una reflexión p~icológica que puede aportar una
conducta de tal organismo y predisponerla de determinado modo hacia la tipología de las motivaciones de la conducta y una clasificación de los
región de su entorno que ha sido identificada. Esto confiere máxima impor- distintos mecanismos de tales motivaciones, pero que no constituye al signo
tancia a los signos que unen el modo identificativo de significar con un signo en objeto específico de conocimiento, más que al precio de convertirlo en un
(o signos) que se encuentra en cualesquiera otro modo (o modos) de signifi- objeto psicológico. Por el contrario, si se integra al signo en la conducta
car. Llamaremos a tal signo complejo (y a la combinación de tales signos (como el aspecto formal y manifiesto de la conducta) se hace posible su
complejos) un adscriptor" (p. 73). Así afirma Morris la calidad compleja del estudio como elemento objetivo de la producción y es posible situarlo en el
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EL SUiNO
CHARLES MORR!S
150
1."il
EL SIGNO CflARlES MORRIS
necesidad. Aquello que se designa, cómo se lo evalúa y qué respuestas están inconsistencia de la hipótesis de que el signo "signifique" un resultado. Se
prescriptas, quedará determinado mediante un ánálisis de la conducta derrumba, en consecuencia, la pretensión de categorizar los modos de la
semiótica del organismo en relación con su entorno" (lbidem). significación según los tipos de conducta tendientes a la obtención de
En el esquema de Morris, si el signo es un estímulo preparatorio de una determinados resultados. Pero es que. además y especialmente, la diferencia
conducta, la conducta es una respuesta a tal signo para la obtención de un entre discurso y conducta es ineludible. El mismo Morris, como citamos al
objetivo y el objetivo aquello hacia lo que un signo dirige la conducta de un comenzar esta sección, sitúa al discurso en "el lenguaje del habla cotidiana";
determinado organismo, resulta que el significado es el denotatum de tal por consiguiente, el discurso se refiere a la conducta; no es la conducta (pese
signo y el modo de significar es la característica que adopta la conducta para a que, desde otra perspectiva, el discurso sea un tipo de conducta). Y,
alcanzar tal denotatum u objetivo. completando su referencia al habla cotidiana, vimos que era "un signo
Resulta, entonces, que la clasificación de los significados se realizará complejo de sorprendente complicación que contiene signos en todos los
según la posible clasificación de las características de la conducta en procu~a modos de significación". Así pues, el discurso, es un signo complejo, en el
del objetivo hacia el que un organismo se siente impulsado por la presencia sentido de que contiene signos. Atribuir al discurso la calidad de signo
de un signo. Como la conducta puede tener por objetivo "dirigir sus complejo es un acierto. Ello evita considerar al signo como una determinada
respuestas hacia una determinada región espacio-temporal", es P?sible entidad acatable a priori, como una retícula que permitiría cuadricular
establecer la existencia de un tipo de significado que puede denominarse cualquier fenómeno obteniendo una respuesta automática acerca de lo que
"identificador": como la conducta puede tener por objetivo ·'alcanzar un es y lo que no es signo. El signo es una relación (de sustitución) pero también
objeto de características específicas", es posible establecer la existencia de una unidad de medida, como ya hemos dicho, cuya dimensión no es en
un tipo de significado que puede denominarse "descriptor"; como la con- modo alguno absoluta, sino que depende del plano o perspectiva desde el
ducta puede tener por objetivo "responder preferentemente r_espe~to a que se acceda al análisis. Así, un discurso, no importa cuál sea su extensión
ciertos objetos", es posible establecer la existencia de un tipo de s1gmf1cado (salvo un hipotético discurso con características de clase universal) puede ser
que puede denominarse "evaluador"; y, finalmente, como la conducta considerado como signo; lo que Morris omite es la transformación inversa, que
puede tener por objetivo "configurar determinadas secue~cias de_resp.uesta también es válida: todo signo, no importa cuál sea su extensión (salvo un
en vez de otras", es posible establecer la existencia de un tipo de s1gmf1cad? hipotético signo con características de clase vacía) puede ser considerado
que puede denominarse "prescriptor". Y añade: '.'Puede decirs~, pm consi- como discurso, o sea, como constituido por la yuxtaposición de, al menos,
guiente. que los identificadores significan ubicación en el espacio y tiempo, dos signos, identificables desde algún determinado nivel de análisis.
los designadores significan características del entorno._ los_ ~valuadores si~ En cuanto el discurso es además conducta (no la conducta dicha por el
nifican categorías preferenciales y los prescriptores s1gmf1can el requen- discurso, sino la conducta del decir) evidentemente puede ser objeto de otro
miento de respuestas específicas" (p. 66). discurso; pero. también aquí, la distancia entre la conducta del decir y el
La pregunta crítica aquí es la siguiente: ¿Puede admitirse esta homogenei- discurso acerca de tal conducta se reafirma necesariamente y el análisis del
zación que va desplazando (no analizando integrativa~ente) un ~.1smo segundo discurso no puede identificarse con el que sería pertinente respecto
concepto (el de "modo de significación") a través de tres mveles mamf1esta- del primero. Cada uno de ellos está constituido por signos de naturaleza
mente heterogéneo~, a saber: la conducta, la significación Y el signo? · específica y mutuamente diferenciada: la conducta del decir está constituida
Dejemos de lado el eventual valor que pueda tener la tipología de 1a por signos de lenguaje-objeto (o sea, signos lingüísticos usados como objeto
cond~cta que se propone; supongámosla válida. ¿Puede tal tipología ser~ir intermediario para decir algo que no son ellos mismos); el discurso acerca de
para clasificar el significado de esa misma c~:mduct~? Supongamos, provisw- la conducta del decir está constituida por signos metalingüísticos (o sea,
nalmente, que admitimos esta dudosa hipóstasis entre clase o modo de signos lingüísticos usados como objeto reflexivo para decirse a sí mismos).
significación y tipo de conducta. ¿Puede la tipología de los significados de l_a Lo sustituido en el primer caso no es un signo lingüístico, lo sustituido, en
conducta servir para clasificar los significados del signo?Como para Moms el segundo, son signos de la misma naturaleza que aquellos con los cuales se
el significado del signo, según vim0s eu el tratamiento preced~nte y como dice; por ello la relación significativa es profundamente distinta. Y aquí
reafirma en esta misma parte, es "la condición bajo la cual el signo denota vemos aparecer en un nuevo lugar el concepto teórico de significación: como
algo" (p. 64), siendo este algo aquello a lo que tiende una conducta como si; relación :significativa. Tal es el más elemental camino de acceso al problema
resultado, es evidente que el signifrcado de la conducta se superpone con el de la significación y de sus modos.
significado del signo. Dicho de otra manera, el s_igni~icado del ~stí~.ulo a La significación se plantea, por consiguiente, como el tipo de relación
una determinada conducta no resulta, para Morns, diferente al sigmf1cado existente entre la parte del signo que sustituye y la parte del signo que ha sido
de esta misma conducta. Pero también vimos, en el análisis precedente, la sustituida. O sea, entre una presencia y una ausencía; pero dejando bien
1
152 l.'i.\
J
EL SIGNO CHARLJ::S MORRIS
sentado que ninguno por sí solo es signo, ni lo que ocurre en el discurso ma según las características determinables en una pura conducta, de la cual
acerca de otra conducta, ni lo que, ocurriendo en la conducta, es dicho pasa a analizar sus relaciones con el entorno. Frente a esto último, ¡0 que
mediante el discurso. El error de Morris, en su búsqueda de objetividad, es postulamos es que, ~espec~o al pro~lema de la significación, resulta indispen-
limitar a este último nivel (conducta pretendidamente objetiva) y en forma ~ble est,ablecer la diferencia entr~ signo y conducta, ya que la relación de sig-
exclusiva, el reducto material de la significación. La significación no se mf1cac1on es Justamente el particular modo de remisión mediante el cnal
materializa en la conducta (como reclama desde su behaviorismo),ni es una percibi:ndo sig~os, pued~n representarse conductas (diferencia que oper~
instancia inmaterial del conocimiento (conforme rechaza respecto a las por.la ~1multane1dad del signo y lo representado y no por algún tipo de yuxta-
posiciones mentalistas). La significación es una operación de sustitución y la pos1c1on causal entre ellos).
naturaleza de tal operación consiste en establecer una relación mediante la O sea, si bien el signo es una forma de conducta cuando se lo percibe junto
cual determinados elementos se hacen presentes a la percepción con la a otros constituyendo un discurso, se lo diferencia a efectos de conocer
finalidad de hacer presentes a la representación otros elementos diferentes a aquello a lo que el signo sustituye; la eficacia de la significación estará
sí mismos (dejando al margen el caso de los metalenguajes, los cuales constituida, por tanto, por un fenómeno complejo y dependerá: 1Q) de que la
representándose a sí mismos, lo hacen a otro nivel, lo que se manifiesta sintaxis del lenguaje de los signos sea capaz de actualizar la sintaxis de la
haciéndolo mediante otros signos, aun cuando todos pertenezcan al mismo conducta (o del fenómeno del que esté dando cuenta); 2Q) que genere una
lenguaje: "perro" nunca puede ser signo metalingüístico de "perro"; deberá particular homología aceptable según las relaciones sintácticas respectiva-
acudirse a "sustantivo" o "masculino" o al enunciado "palabra de dos mente codificadas en el universo del lenguaje utilizado y en el universo del
sílabas"; desde luego, además, que nos referimos a una representación fenómeno que ha sido dicho; 3Q) que un receptor (o analista) domine las
intelectual o cognitiva y no a una representación psicológica, la cual consti- legalidades de ambos códigos y acepte la propuesta de sustitución como
tuye otro tipo de conducta que puede, obviamente, ser representada). válida (desde luego que aquí se abre un nuevo problema: el de la validez de
Por cuanto antecede, a la conducta, a cualquier conducta, es posible un enunciado, que Morris también se plantea en este punto, si bien en
categorizarla según que su relación con el entorno. es decir, con el contexto. forma muy insatisfactoria, tras el tratamiento del uso de los signos; p. 108 y
sea de identificación (la seguridad proveniente de que los elementos del SS.).
entorno están identificados, o la angustia por la presencia de objetos que no Por "modos de significar" podrá entenderse, en consecuencia (sin que
están identificados), de descripción (el examen de un objeto mediante la ello implique que aceptemos el problema como categoría epistemológica-
vista, el tacto, etc.) de evaluación (la elección, por ejemplo, de un instru- mente adecuada. ni que, caso ~le hacerlo en el futuro, se acepte conferirle este
mento como el más adecuado para determinada tarea) y/o de prescripción lugar epistemológico) las distintas formas en que puede establecerse una
(el depositar una moneda en el molinete que, bajo esa condición, permite el relación de cmstitución entre los dos discursos para que un enunciado tenga
acceso a determinado lugar). Pero éstos no son modos de significación (su capacidad de sip,n(ficación; relación que vincula, por tanto, el disc'..lrso de la
problemática corresponde al estudio del mensaje y de la teoría de la 1
sintaxis de !ns signos con que algo queda dicho con el discurso de :a sintaxis
comunicación); son unilineales en cuanto acontecen por entero en el plano : 1
de los signos que han quedado dichos (y resulta evidentemenk confuso
de la conducta. La significación sólo aparecerá como un efecto procedente atribuir a este último discurso la cualidad de conducta; el discurso :mstituido
de los signos y, por esta causa, no pueden pertenecer, por entero, a un único puede poseer cualquier cualidad fenoménica, concreta o abstracta).
nivel (ya que el signo es una relación entre dos niveles), sino que será. por el Tomemos, para ejemplificar algunas de estas relaciones, de sustitución
contrario, el resultado, no ya de una sino de dos conductas: la presente que sintáctica, el siguiente repertorio de variantes, no exhaustivas:
se percibe y la ausente que se actualiza mediante la presente y al precio de 1) "Tierra cuadrado el hojean".
que la presente cumpla una.función meramente instrumental, siendo, quede 2) "El tierra hojean cuadrado".
bien claro, fundamental (pero no suficiente) para la significación tal instru- 3) "La tierra hojea cuadrada".
mentalidad. 4) "El tierra es cuadrado".
Si bien, como hemos dicho, Morris diferencia y separa al signo de la 5) "El tierra es redondo".
conducta (considerando al signo una instancia previa y desencadenante de 6) "La tierra es una cebolla".
determinado tipo de conducta), frente a lo cual hemos postulado la necesi- 7) "El ave fénix es una cebolla".
dad de considerar al signo como conducta (lo que lo enriquece en sus 8) "La tierra es cuadrada".
posibilidades contextuales y permite explicar el mecanismo por el que puede 9) "La tierra es redonda".
llegar a ser el ausente de otro signo que lo actualice), cuando enfoca el
problema de la significación los unifica y resuelve, en definitiva, tal proble- Si elegimos como límite de la desestructuración el nivel sintáctico y no
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CHARl.ES MORR!S
EL SIGNO
!974; p. 73.
'ºCharles Sanders Peirce, Collected Papers, Cambridge, The Belknap Press of Harvard 12 Wil!ard van Orman Quine, Filosojla de la lógica. Madrid, Alianza Universidad, 1977; ps.
University Press, 193!; parágrafos 2.228 y 2.231. 21 y SS.
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EL SIGNO
CHARLES MORRJ.S'
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CHARLES MORRIS
EL SIGNO
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EL SIGNO CHARLES MORRIS
del conjunto de sus posibilidades de sustitución (tal como se encuentran propó~ito,: l~grar la función de significación y actualizar un elemento ( estruc-
establecidas en el sistema del lenguaje al que pertenece) se acota una única (si tura smtacuca ?e L-b) seleccionándolo entre un universo de infinitas posibi-
tal es la eficacia de los otros signos junto a los que se integra en discurso) o lidades, es ?~Clí, lograr la. ~roducción de un significado. Es el segundo de
una zona en que un conjunto de posibilidades de sustitucióri, siempre menor estos propos1tos, la selecc1on de una de tales posibilidades, el que podría
que aquellas de que dispone en el sistema, se proponen con cierta aleatorie- aproximarse a la propuesta de Morris.
dad (cuando a tal se reduce la eficacia de los otros signos junto a los que se En principio hay que acotar, respecto a la definición anteriormente
integra en discurso). Esto hace que pueda parecer posible un estudio causa- transcripta, que no se tratará del uso de un signo, sino del uso de un discurso
lista del discurso. En cuanto secuencia existencial, ya que todo discurso es ya qu~ éste es el instrumento capaz de actualizar significados. De un sign~
un fenómeno concretamente existente, hay en él un antes y un después y tan solo pode~os, ya bien describir sus relaciones en el sistema al que
cierta forma de antecedencia y consecuencia. La linealidad del discurso. pertenece, ya ~1en establecer el lugar en el sistema de otro lenguaje, al que no
postulada por Saussure para el discurso verbal. permite concebirlo como pertenece tal signo, que así queda mostrado por el primero, o sea, analizar su
una secuencia de producción en que cada elemento que se hace presente específica función de sustitución. Por consiguiente, debería entenderse,
es causa del que aparecerá a continuación y cualquiera de ellos sería el efecto cuant~ Moms plantea, como referido al discurso y no al signo. Con lo cual
del que le ha precedido. Así puede haber cierta tendencia a considerar a tal
cadena de producción como medio utilizado por su emisor para alcanzar
1 no le SlíVe ya para su propósito, que era hacer aparecer los distintos usos de
los signos como una de las componentes que, en su cuadro de doble entrada
una determinada finalidad u objetivo. Y, ciertamente, es el único medio (que transcnb'.mos en, la p. 148) pcrmitirún establecer los tipos de discurso.
posible para producir un único objetivo: la significación, si bien no por tal
encadenamiento causal sino en una integración estructural. El equívoco
comienza cuando se quieren incluir todos los posibles objetivos de la con-
j Pero todav1a habr~a qu~ depurar su propuesta del causalismo en que la
encu~dra. N? p~r re_s1stencia a una explicación causal, que tiene su ámbito
prop10 de ef1cac1a, srno por no adecuarse al tipo de problema del fenómeno
ducta de un organismo (aunque limitásemos tal organismo al humano) que se está estudiando. Un discurso en L-ano es causa de un discurso en L-b.
como el producido por el discurso o por los distintos discursos que puede Normalmente, el discurso en L-b preexiste, al menos como posibilidad, del
producir tal organismo. La obvia pluralidad subyacente está constituida por
aquellos otros discursos pertenecientes a otros lenguajes cuya respectiva j mismo modo que preexistía, al menos como posibilidad, el discurso en L-a
antes de que su emisor lo produjese. El texto que estoy escribiendo no es más
pluralidad sintáctica es actualizada por el primero mediante la representa- q_ue la actualización de una posibilidad que, evidentemente, preexistía en el
ción (como concepto semiótico específico). Tendremos, por consiguiente, s1_stema de la l~n~ua en que lo expreso. Si uso un texto para describir, por
en cualquier caso que pretendamos actualizar: a) una estructura de discurso, ejemplo, u? pa1saJ~, los elementos de tal paisaje y la sintaxis que lo vincula y
.la legalidad de cuya sintaxis dependerá del sistema del lenguaje al que que actualizo ~ed1ante mi texto, existían, al menos en cuanto posibilidad,
pertenezcan los signos que lo constituyan (pero se postula la unicidad de su an_tes de que_m~ t~xto se produjera. Eliminemos el antes y el después; existían,
l
estructura en cuanto discurso, proviniendo la pluralidad de los posibles
e~1s!en _Y ex1st1ra~, _al ma_rgen de que mi texto los actualice. No por una
sistemas de lenguaje por los que pueda optarse); b) un único objetivo a h1potes1s sustan~1alrsta, smo, también al margen de tal hipótesis, porque
alcanzar por tal discurso: la significación (postulándose la unicidad de la c~da uno de los signos que yo puedo "decir" eran elementos que habían sido
función significativa y proviniendo la posible pluralidad de los significados dichos precedentemente (y en cuanto ya dichos existían a mi disposición en
de aquellas otras estructuras sintácticas pertenecientes a otros sistemas de el s_1stema); y cada ~na de las relaciones sintácticas pertinentes a su propia
lenguaje actualizables mediante la función significativa del primero). En calidad (L-b) también había sido dicha (y en cuanto ya dicha estaban a mi
definitiva, la significación es una, que se produce o no se produce según que disp_osición como posibilidades de relación ente los elementos del sistema);
las interrelaciones de los signos en un discurso sean o no conducentes a la pudiendo yo, a lo sumo, proponer relaciones sintácticas que no habían sido
actualización del otro discurso; los significados son plurales, consistiendo previamente utilizadas para relacionar determinados elementos del sistema
cada uno de ellos en la particular estructura sintáctica del otro discurso que y, quizá, media~t~ ese uso diferente de las relaciones sintácticas, hacer que
ha sido actualizado por el primero. Dos conceptos: significación y significa- puedan ser perc1b1dos (sensorial o intelectualmente) elementos no identifi-
do, cuya proximidad paradigmática en castellano no debe confundirse con cados (pero siempre posibles) con anterioridad en tal sistema. El universo de
una semejante proximidad epistemológica en semiología; el primero desig- la semiología está, también, ya dicho: por eso analizamos la forma de decirlo
na una función constante y el segundo un universo de infinito número de Mo~ris_, para_ proponer, mediante un discurso en L-a (este texto), relaciones
elementos; ambos conceptos deben mantenerse perfectamente smtact1cas diferentes en L-b (el universo de la semiología tal como queda
diferenciados. representado a través del texto de Morris ). Pero mi texto no es causa de tales
Por consiguiente, el sujeto productor de un discurso lo emite con ufl doble relaciones sintácticas ni de la identificación de elementos semiológicos
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EL SIGNO CHARLES MORRIS
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EL SIGNO CHARLES MORRIS
los interpretan tes; los agentes del proceso son los intérpretes; lo que se toma arnpha gama de aproximaciones a los fenómenos del signo, puede intentar
en cuenta son los designata" (p. 82). asumir el mismo rol" (p. 135). Por ello puede decirse que el Morris de 1938
En este proceso de semiosis todos los elementos están interrelacionados y estaba notablemente próximo al Peirce que. en l 897. escribía:" La lógica. en
la posibilidad de esta interrelación es una propiedad que se descubre en su sen ti do general. es sólo, como creo haber demostrado. otro nombre de la
determinado tipo de situaciones observables. "Las propiedades de ser un semiótica. la cuasinecesaria o formal doctrina de los signos " 16 .
signo, un designatum, un intérprete o un interpretante, son propiedades Pero en .1946, Morris despfa7a a la semiótica de este papel que le atribuye
relacionales que las cosas adquieren participando en un proceso funcional en la c1enc1a v se lo hace ocupar respecto a la filosofía: "La semiótica (que
de semiosis". Y de inmediato pasa a formular su concepto de semiótica:" A la rncluye a la lógica) se constituye, en este sentido amplio. en el órgano
semiótica no le incumbe el estudio de una clase particular de objetos sino de esencial de la filosofía. ya que, para que la filosofía cumpla adecuadamente
los objeto.s comunes en cuanto (y sólo en cuanto) participan de la semiosis" su tarea de plena sistemati1ación, necesita el mús pertine~ente conocimiento
(lbidem). que pueda alcan;ar acerca de los signos" (p. 237). Mediante esta transfor-
De este modo, la semiótica aparece como una teoría con ciertas caracte- mación, la semiótica ofrece la clave de los problemas que la filosofía pueda
rísticas de generalidad, mientras que la semiosis es la característica particu- plarHear resrecto a sus propios signos: pero ésta era la función que antes el
lar que puede poseer una determinada situación. Con la semiosis se califica rrop1o~orns le había atribuido respecto a la ciencia. En el primer trabajo,
un fenómeno; con la semiótica se identifica una disciplina científica; "La la sem1ot1ca ofrece sus rosibilidadcs de f(1rmali1ación a un sistema va
semiótica, como la ciencia de la semiosis, es tan distinta de la semiosis como formali1ado como es la ciencia: en el último. permite formali7ar un siste~ia
cualquier ciencia de la materia de que trata" (p. 86). En 1938, Morris no formali7ado. como es la filosofía.
independiza a la semiótica como ese lenguaje de toda la ciencia que no Lsto es coherente. en el estudio de 1946. con el rapcl de 'Ja semiótica
depende de ninguna corriente específica. Pero ya muestra su preferencia por rcspc_cto a b unificación de la ciencia. Terminantemente afirma que "la
el conductismo; hay una especie de debate en su propia conciencia intelec- sc1111ot1ca tiene una especial imrortancia en todo rrograma de unificación
tual que se trasfiere nítidamente al texto: " ... debe observarse que la teoría (siste111ati1ación) del conocimiento científico" (fl. 224). No obstante, poco
general de los signos no se encierra a sí misma en ninguna específica teoría antes ath 1ertc que el úmhito de tal conocimiento científico se acota, desde el
acerca de los alcances de una puesta en contacto con algo a través del uso de runto de vista de la imrortancia teórica de la semiótica, a los campos de la
un signo. Es posible considerar este 'tomar-en-cuenta-mediato' como el rsicología. los estudios humanísticos V la f'il<>sot'ía, y, respecto a la importan-
único término primitivo para el desarrollo axiomático de la semiótica. No cia rr:'1ctica, vinculúndola a los problemas relativos a la orientación de fa
obstante, la explicación precedente permite su tratamiento desde el punto de organi1ación individual .v social. ;1sí como de la educación. Ln definitiva, la
vista del conductismo y éste será el punto de vista adoptado en cuanto sigue. semiótica (trasladando a ella los intereses intelectuales del propio Morris)se
Esta interpretación de la definición del signo no es, pese a todo, necesaria. Se circunscribe a la psicología y la ética. La semiótica cstú muv próxima a
la adopta aquí porque tal perspectiva, de algún modo se ha generalizado convertirse en un instrumento de la percepción o en un instn;mento de fo
entre los psicólogos ... " (p. 84). idcolc'igico: curiosamente, las dos limitaciones que han influido en el descré-
Este oscilante criterio para encuadrar la semiótica no le impide a Morris dito_\ la banali7ación de la semiología.
establecer claramente cuál sea su valor respecto a las restantes ciencias. Fn 'Toundations ... ", Morris desarrolla la integración de la semiótica, en
"Puede decirse que toda ciencia empírica está empeñada en la adquisición de el mús amplio sentido, en el campo de los lenguajes científicos y requiere.
información que pueda servirle como signos confiables; es absolutamente rara la tarea de sistemati7ación que debe cumplir. "el uso de la lógica
cierto que toda ciencia debe formular sus resultados mediante signos lin- simbólica:\ dado que la semiótica trata íntegramente de relaciones, resulta
güísticos. En consecuencia, el científico precisa ser tan cuidadoso con sus particularmente conducente su tratamiento en hase a la lógica de relacio-
instrumentos lingüísticos como lo es en el diseño de los aparatos o en la nes" (JI. 133). Tiene muv clara visión. en ese momento, del material que está
realización de las observaciones. Las ciencias deben buscar en la semiótica manc¡ando y de las exigcncias metodológicas que implica. "Es muy impor-
los conceptos y principios generales pertinentes respecto a sus propios tante distinguir las relaciones que sustenta un signo dado y los signos usados
problemas de análisis de signos. La semiótica no es meramente una ciencia para referirse a tales relaciones: el pleno reconocimiento de esto es quizás la
entre las ciencias, sino un órgano o instrumento de todas las ciencias" (p. 134). más importante aplicación prúctica de la semiótica. La función de los signos
Este papel epistemológico atribuido a la teoría de los signos había sido es, en general. un modo por el rnal ciertas existencias toman en cuenta a
precedentemente desempeñado por la lógica, la cual "fue, en realidad,
incapaz de jugar el rol que se había atribuido; actualmente la semiótica,
incorporando a sí misma los más recientes desarrollos de la lógica y una "Charle.-, S;¡ndn, !'circe. Op. cil .. p;¡r;'1µr"I" 2.2"27
166 167
EL SIGNO
CHARLES MORR/5;
otras existencias a través de una clase intermediaria de existencias" (p. 86).
Así, el signo, como un existente intermediario, queda apuntado como un Pero. aunque ésta es la forma de presentación en que estr1·b 1 . .
al h h d f. ·' • . a a Ciencia V pese
puro núcleo de relaciones confluyentes, con problemáticas diferentes según ec º. e que, re mendose exclusivamente la semiótica a rela . .
el aspecto componente que se tome en consideración. :~ ~on~ttuyle e.n particularmente idónea para ser tratada segúc~~~e~ue:~~
Este claro acotamiento del lenguaje de la semiótica y de la calidad g1ca e ~e ~c10nes, no o~stante no es prudente ni posible en la resente
relacional de su objeto de estudio se debilita en 1946. Aparecen los modos de monograf1a mtentar tal tipo de exposición. Es cierto hp
lograd 1 ·1· · que mue o se ha
la significación y el uso de los signos para caracterizar las distintas clases de .. ºen e ana isis ~eneral de :as relaciones de signos por los formalistas
discursos y a la semiótica la adscribe a la clase del "discurso científico acerca empmstas y pragmatistas, pero los resultados alcanzados parecen ser un·~
de los signos; con el tiempo, desarrollará técnicas experimentales para este ¡eq~~~~ parte de lo que se podía esperar; la sistematización preliminar de
objetivo y su lenguaje contendrá también un cuerpo de ascriptores formati- os is mto~ asl:>ectos ha comenzado penosamente. Por tales razones como
vos que considerados en sí mismos pertenecen al discurso lógico-matemáti- por la función mtro?uc~oria de esta monografía, no ha parecido p~~dent
co (esto es, su lenguaje contendrá al discurso científico y al discurso lógico- intentar una formahzac1ón de la semiótica que vaya mucho más allá de~
matemático )" (p. 181 ). Una mirada a su cuadro ejemplificativo de los estado actual del tema y .que puede oscurecer el rol que la semiótica uede
grandes tipos de discurso, permite apreciar que el discurso científico es el presentar en la construcción de la ciencia unificada. Tal desarrollo cr~a ne
resultado de la concurrencia del modo designativo de la significación y el ce, pese a todo, como un objetivo" (p. 87). ¡Lástima que los lad~idos del
uso informativo de los signos. Al situar a la semiótica en el discurso perr? de ~avlov lograsen arrinconarlo en el puro conductismo'
científico, la hace partícipe del modo designativo, según el cual "el intérprete ~1multan,eamente con e~te. alejamiento de la lógica simbólica ·como len-
se encuentra dispuesto hacia determinadas secuencias de respuesta las cua- guaje especifico de I~ semiótica, Morris pone en duda y relega a un 1
les tendrán por término un objeto de determinadas características" (p. 66); sumame!1te secundario la clasificación de las partes de la teor1'a de 1 pape
que habia pro t 1 , os signos
y, simultáneamente, la hace partícipe del uso informativo, por el cual "el pues 0 en 938 · As1 como son las corrientes conductistas las
organismo debe tomar en cuenta el entorno en el cual opera'.' (p. 95). Esta 1
que .~e~u tan herederas d~I concepto de signo de Morris, su división de la
calidad de discurso científico que debe poseer la semiótica, según el texto de ;e~1 t1ca se convierte casi en un lugar común aceptado por cuantos acciden-
1946, dista mucho de la propuesta de que su tratamiento óptimo se debía a o .permanentemente se adentran en este campo ... salvo para el ro ¡
cumplir mediante la lógica de las relaciones, como había afirmado en 1938. ~o~~~~ue, ª.cbelptfando las prevenc~ones de O. Neurath, pasa a consid~ra~a0
O la calidad de discurso científico está incorrectamente caracterizado o no es n , pos1 e uente de confusiones '
tal discurso científico el que conviene a la semiótica. Ahora el discurso Es importan~e. tener en cuenta qu~ el espacio teórico que Morris se
lógico-matemático (que incluye una componente informativa además del preocupa de d1v1dir es el de la semiosis y no el de la semiótica con Jo cual lo
modo formativo de significación) es, meramente, una parte del lenguaje de ~r~s.~spectos que va a sefialar intervienen para enmarcar asp~ctos concreto!
la semiótica. e proceso en el cual algo funciona como un signo'" pero no · ·
el 'f · d 1 . · lo. , L · son cntenos•
Al margen, pues, de aceptar como correcta o no la caracterización del as1 icatonos . . e as propiedades
. . ,, generales '"'
. ue s 011Jetos comunes en
~~~~~:a:ciÍ9 n de la semios1s ·Esta díferencia también la va a omitir Monís,
discurso científico, se muestra el cambio operado en Morris al llegar a
excluir de la teoria de los signos todo otro encuadre que no provenga del 46 , r~to~e el ~roblema y, al haber debilitado su anterior
dl.st1'nc1·ó'n en t re sem1os1s
conductismo: "El presente estudio puede desarrollarse más provechosa- " y semiótica
. .. • 10 u t·1· t· ·
I ice en orma menos precisa para
mente sobre una base biológica y, específicamente, en el sistema de la ciencia .marcar e1 a 1canee y ~ubd1vis1ones de la semiótica" (p. 217). En cuanto
de la conducta" (p. 2). s~gue. no obs~ante, ~naltzaremos la propuesta como referida exclusivamente
Se pierde así definitivamente lo que había sido un proyecto de sólida a aspecto existencial de los signos (como aspecto por tanto d 1 d'
que e d d 1 · . , , e 1scurso,
elaboración para dotar de una estructura científica a la teoría de los signos. b s on( _e os _signos existen) Y no a su aspecto teórico o sistemático 0
Las palabras con que Morris, en "Foundations ... " formula este proyecto a stra~to v1rtualtdad de los signos en el sistema a que pertenecen). Se los
siguen siendo la pauta más precisa para la investigación contemporánea y trat~~a_, pues_, como elementos aptos para el análisis de los fenómenos
no dudo en hacerlas portadoras de mi propio proyecto. Las transcribo, pese se~i tidcos, sidn q~e, en principio, corresponda evaluarlos como criterios
a su extensión, para la reflexión de los estudiosos de la semiología: "Es or ena. o.r~s el sistema teórico correspondiente.
posible intentar la sistematización de todo el conjunto de términos y propo- La división, tal como se propone en "Foundations " "I
tres J t 5( · , ... , se apoya en os
siciones concernientes al s'.gno. En principio, se puede presentar a la semióti- d c7rre ª ? . s!~no-vehi~ulo, desi~natum, intérprete) de la relación triádi-
ca como un sistema deductivo, con términos no-definidos y enunciados ca e ª sem1?s1~ (p. 8fJ. S_urgen, as1, tres relaciones diádicas que caracteri-
primitivos que permiten la deducción de otros enunciados como teoremas. zan 1os consiguientes amb:tos.
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169
EL SIGNO
' CHARLES MORR!S
Semántica Pragmática
"Una puede estudiar las relaciones de los signo~ co~ l?s ob~~tos a l_os La segunda de las relaciones diádicas enunciadas por Morris surge por-
cuales se aplican tales signos. Esta relación se d_e_nommarad1me?s10n ~e~a~~ que "el objeto de estudio puede ser la relación del signo con sus intérpretes.
ti ca de /a semiosis... Al estudio de esta dimens10n de lo llamara semant1ca Esta relación se denominará dimensión pra¡;mática tic la semiosis ... , y el estu-
(Ibídem). Siguiendo un criterio que había anticipado previamente, o?s~rva dio de tal dimensión se llamará pragmática" (p. M) Ll término ofrece una
que "puede hacerse una distinción entre su aspecto puro y des~nptivo, directa derivación del que identifica a la corriente filosúfica del pra¡fmatismo y
proporcionando la semántica pura los términos y l~ te?ría necesar~os para a la cual, como nos recuerda el propio Morris. pertenecieron Peirce, Ja-
hablar acerca de la dimensión semántica de la sem10s1s y concerniendo la mes, Dewey y Mead, en el campo de la semiótica'". Pno. en cuanto
semántica descriptiva a las instancias actuales de tal dimensión" (p. 99). término clasificatorio, se preocupa por conferirle una formulación especír1 ·
Observa que los estudios semánticos tienen un neto atraso respecto a los ca. "Dado que la mayoría de los signos, si no todos, tienen como intérprete'
sintácticos, pese a los aportes que, en su tiempo, habían producido Camap Y a organismos vivos, ello constituye una suficientemente ajustada caractni ·
Tarski. En consecuencia, reclama el esclarecimiento de los términos "estruc- zación de la pragmática como para decir que se ocupa del aspecto biótico dt'
tura" y "estructura de un lenguaje'', ya que sin ello ~e multiplicarán _las la semiosis, o sea, de todo fenómeno psicológico, biológico y sociológico
inútiles discusiones acerca del problema. Tal fue, efectivamente, el camino que aparece en el funcionamiento de los signos. La pragmática, asimismo.
que siguió la investigación lingüística, debiéndose el actual de~arr?!lo Y tiene sus aspectos puro y descriptivo; el primero surge del propósito de
vigencia de los problemas semánticos a los progresos en la formahzac10n de desarrollar un lenguaje con el que dar cuenta de la dimensión pragmática de
las estructuras de la lengua debidos a Noam Chomsky y su escuela. la semiosis; el último se refiere a la aplicación, de tal lenguaje a los casos
En el lugar central de una teoría semántica, ubica Morris el concepto de específicos" (p. 108). Si ya Peirce había mostrado u na discreta preocupación
"regla semántica", la cual "designa en semióti~a una _regl~ ,que esta~lece por encuadrar sus conceptos teóricos acerca del signo en el contexto de la
bajo qué condiciones un signo se aplica a un objeto o s1tuac10n ... U~ s1~no comunicación. Morris origina una multitud de estudios y algunos intentos
denota cuando cumple la condición formul~~a por u~a re~la semant1ca, de síntesis que permiten llegar a hablar de unapraxiología como la disciplina
mientras que la regla misma establece las cond1c10nes designativas Ydetermi- específica que tiene por objeto la actuación lingüística. La propuesta toma
na por tanto el designatum (la categoría y la clase d~ los denota_ta)"(¡;. 101).
Cita los aportes al respecto, provenientes ~e la _lóg~ca y de la fllosofia ?e la
ciencia, que formularon Reichenbach y AJduk1ew1cz. Nuevamen_te acierta " En 1970. Charles Morri' publica lhc l'ragn1111u· lfo1n11t'llt 111 l11m 111111 l'/11/010¡>'11 (Ne\\
en el desarrollo que había de alcanzar un punto considerado_ cr1:1c1al por ~as York, George Brazillcr), en el cual pasa revi~la a la~ circu11 ... L111u.1.., 111 ... 11',11l ª" c11 q11l' ... e p1•1d11l t·
corrientes críticas y, no obstante, continuadoras del pos1t1v1smo lógico el pensamiento pragmatista y lo analiza desde el punto de v1\la dr la 'n1111",1" "· L1111t·1c cdc>lc 'f'.'".
la axiología v la cosmología. Estudia. agudamente. lm m{¡, dcstacadm '"Pn '"' dc· l.1 echr" el.-
(Received View). Los estudios acerca de la estructura de las teorías científicas Charles Sanders Peirce. William James. John Dcwc\ y 1 krhnt Mead 1>"1tl1d<>, rn ""
atribuyen la mayor importancia al adecuado planteo del problema, n:1á.~ adhesiones. entre el pragmatismo y el conductismo. se esfuer¡¡1 pllr de\laca1 la 111tl11rnn.1 q11.-
conocido en epistemología como el de las "reglas de correspondencia el primero ejerció sobre el segundo: "El pragmat isrno representa la actitud L'l110c1c>11al. '"'" ".1
(correspondence rulel). El problema del "signi_ficado" en el seno de una e intelectual que ha predominado en el desarrollo de las ciencias conductistas en lm (·,::idc>s
llnidos" (p.169). Lamentablemente. imbuido por los métodos y criterios cxper1111c11taks del
teoría científica y su independencia o dependencia respecto a las estructuras
conductismo. trata de convencernos de su afirmación utililando los resultados de u na c11rnn111
propiamente sintácticas (totalmente formalizadas en el cálculo o relativa- permanente mantenida desde 1954 hasta 1963. entre los Fellows ofthe Center for ;\"111ccd
mente formalizadas en los lenguajes naturales) puede ser un problema real o Stud; in the Behavioral Sciences. Los tres mil treinta y cinco cuestionarios le ofrecen porcenta-
un pseudoproblema, como lo califica C. G. Hempel 17 • Lo cierto es q_ue, entre jes que le permiten ratificar la importante influencia del pragmatismo en los ámbitos de la
los términos teóricos de una ciencia (que se corresponden con los signos del sociología. la antropología y la psicología conductistas .... todo ello según el buen sentir de
quienes fueron respondiéndolos. No tratamos aquí de evaluar ni discutir la magnitud de tal
lenguaje L-a en que algo queda enunciado) y los enuncia?os observaci?n_ales influencia: sólo señalar la pobre1.a e incluso la distorsión de los métodos conductistas (ya que.
constituidos por términos observacionales (cuya finalidad es desc~1b1r l_a en realidad. no se respondió a la importancia de tal influencia. sino que se informó acerca de la
sintaxis que acontece en L-b), o sea, los enunciados acerca de la smtax1s adhesión o rechazo que cada encuestado sentía respecto a ·la componente pragmatista que
perceptual del fenómeno, se extiende una distancia difícil de salvar Yque no recibió durante su formación en la respectiva disciplina): cuando ya la Filosofia de la Ciencia
en los Estados Unidos había elaborado distintos y mucho más rigurosos instrumentos anali1i-
se cruza sin riesgos. cos para decidir este tipo de problemas epistemológicos (entre otros. los aportes procedentes
de continuados desarrollos a partir de la. varias veces ci1ada en este trabajo. Encyclopedia of
lJnified Science. de la que el propio Morris fue editor y colaborador).
1• Carl G. Hempel. en Frederick Suppe. Op. cit .. p. 253
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FL SIGNO
' Cll·llU I .\ .1 t O N. N. l\
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EL SIGNO CHARLL.\' ll40l?Ul.\
a los segundos "la verdad o falsedad de una sentencia sintet1ca no se la, ya c~á.si.ca, crít.ica de ( 'hrnw-.k' ··a 11 ..,11u lio de Skínner 23 sohre la aplicación
establece por el significado de sus términos, sino mediante información del analwsfunc1onal al compml;rnw·nl•• \Tlhal.
factual acerca del mundo físico" 2º. La dimensión sintáctica de la semiosis Ch?msky, situándose en el mismo plano que Skinncr (y no "desde otro
habrá de tener. en este debate, un papel específico a través de la determina- parad1gm~", co!'°o se ha pretcndido 14 ) esl ahlc-n· la mconsistcncia, ambigüe-
ción de los respectivos niveles de lenguaje y la validación particular de cada da? Y erronea interpretación de los tl-1"1111110~ v t"1111t"t"pl<>' 11tílitados por
uno de ellos, así como de la correspondiente correlación. Sktn~er, cuando pretende trasladarlos dd e~111d11• del 111111por1mni<·n10
Tras la elaboración de estas tres dimensiones de la semiótica, Morris se experimental de las ratas en el labora1orio, a la p1!'du1 11'•11 v 1"""',¡de fa
considera en condiciones de caracterizar lo que puede entenderse por len- cond~cta verbal en el. hombre. La diferencia húsica, tal w1110 Ju plu 11 11', 1 l'I
guaje: "Un lenguaje. en el pleno sentido semiótico del término, es cualquier prop10 Chomsky, reside en que para Skinner "la cont nb1w1ú11 drl huhl 11 1111·
conjunto intersubjetiva de signos-vehículo cuyo uso se determina mediante es totalmen~e trivial y elemental, y la precisa predicción del co111po11 11111 w11 11,
reglas sintácticas. semánticas y pragmáticas" (p. 113). con lo cual. en verbal reqmere tan solo la especificación de unos pocns fac1t11«' 1•xt«i t1m
realidad. desplaza a la definición y contenido de dichas reglas la caracteriza- que él ha aislado experimentalmente en organismos inferiores"; mu· 11 11ª'
ción de lo que por lenguaje deba entenderse; que. no obstante, al identificar ~ue, para Chomsky, "la predicción de la conducta de un or~:anísmo romph-
los lugares que confluyen en tal concepto. ya es de por sí una relevante tarea. JO ,<o de una máquina) requeriría, además de la informan1'm ;tenca de
En el intervalo entre la obra de Morris en 1938 y la que publica en 1946, se e~t1mulos externos, conocimiento acerca de la estructura interna del orga-
edita la lntroduction to Semantics de Carnap ( 1942) el cual rinde homenaje a msmo. Yde los mo.dos por los cuales éste procesa la información adquirida y
Morris como autor de tal distinción. señalando apenas "una leve diferencia orga~1za su propio comportamiento. Estas características del organismo
en el uso del término 'pragmática' que Morris define como el lugar de las constituyen, en general, un complicado producto de la estructura innata, el
relaciones entre los hablantes (o ciertos procesos en ellos) y las expresio- proceso de maduración genéticamente determinado y la experiencia pasa-
nes". Para el propio Carnap. la pragmática abarca las investigaciones acerca da"; por todo lo cual "los hallazgos obtenidos en los laboratorios del teórico
de los lenguajes cuando "hace explícita referencia al hablante o, en términos del refuerzo, si bien yerfectamentc auténticos, sólo pueden aplicarse al
más generales, al usuario de un lenguaje ... (sin que, respecto a esta clasifica- complejo comport.am1ento ~um~no del modo más grosero y superficial y los
ción, haya diferencia entre referirse o no a los designata)" 21 . intentos especu~auvos de d1scut1r el comportamiento lingüístico exclusiva-
En 1946, Morris. aparte de citar el párrafo en que Carnap adopta la mente en tales termmos excluyen la consideración de factores de fundamen-
clasificación por él propuesta. reformula su propia clasificación en términos tal importancia que están, sin duda, :>. disposición del científico, si bien,
más adecuados a su entera adscripción al conductismo (y mucho menos. por actualmente, no puede formularse coit precisión su carácter específico".
supuesto. a la construcción científica de la teoría de los signos). Nos limita- No vamos a entrar aquí a revisar el demoledor análisis crítico efectuado
mos a transcribirla: "Pragmática es aquella parte de la semiótica que con- por Chomsky de los ejemplo!' aportados por Skinncr y en los que éstt· t'illírno
cierne al origen. usos y efectos de los signos en el interior de la conducta en la fundamenta su argumentac!/m respecto a la utilidad del arnílis1s funcional al
cual acontecen; semántica se refiere a la significación de los signos en todos desplazarlo del comport:uniento observado en sus cohayos al dd homo
los modos de significar: la sintáctica se refiere a las combinaciones de los signos loquens. Digamos,. t~n sólo, que las observaciones ·formuladas poi
sin atender a sus específicas significaciones ni a sus relaciones con la ~homsky han ~on.stttrndo artrnmentos sumamente valiosos para rcfu!ar los
conducta en la cual acontecen"(p. 219). intentos behav1onstas de explicar la acruación lingüísrica y sus fonómenos
"> ."Chomsky. Rc,icw ol B. 1:. Sk11111c1 .. , "Vcrhal lkhavior". en Languagc. 35. n" 1. J9W. J"
Polémica Chomsky-Skinner
-6 ª 58: reimpr.eso en dt\cr.'ª' oportunidades: .1. A. hidor and J . .l. Kat1. l71c Stmcturc o(
t:ngua~e: Readmgs m the Philosop!iy <~F Languaf!e, Englewood Cliffs. Prentice-Hall. 1964, ps.
Re~ulta oportuno. para completar este estudio acerca de la distorsión que · 7-578, L.~· Jakobovns and M.S. Mi ron, Remlinf! in the Psychologyof Lanf!UOf!e, Englewood
introduce el conductismo (en nuestro caso, el de Morris) respecto a la Cl.'ffs, Prent1ce-Hall. 1967, ps. 142-171: en esta oportunidad con una breve introducción del
fundamentación de una semiología 1igurosa. destinar unos breves párrafos a misi:no Chomsky para advertir que encuentra "poco del tema que hubiera cambiado si lo
escnb1era en la actualidad": nuestras referencias son traducción propia de este texto. Hay
versión castellana con el thulo "Reseña de 'La conducta verbal' dt> B F. sk·
N dl (C ·¡ d ) Pr b • · ·
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u er omp1 a or , o lemas epistemológicos de la psicologla Buenos Aires S'gl 1
XXI
1975; ps. 113-164. · , o ,
'"R11dol1 ( arnap.
259 \ 260
/'l11/mophiu1I Fmmdati,,11s o( l'hnics. Ncw '1 ork. Basic Boob. 1966. p>. ::e.
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Kenneth Maccorquodale. en Journal of thc Experimental Analv.sis o' Behavior 1970· V
"Rudolf Carnap. l111roduction to Semantic.~. Cambridge, Harvard University Press, 1942: p. 9. 13. n 9 l. · · ~ ' ' ·
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EL S/(íNO CHARILS MUIWIS
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EL SIGNO
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EPILOGO
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EL SIGNO
EPILOGO
co del hombre (y de la totalidad del universo de lo orgánico) es un fenómeno (también como hipótesis inicial puede afirmarse que la totalidad de los
cuya ocurrencia es descubierta y no producida por la semiología; dicho sea fenómenos culturales), lo que no quiere decir que la semiología estudie a la
esto con independencia de que, posteriormente, se modifique tal comporta- cultura, sino a las formas mediante las cuales la cultura se manifiesta.
miento semiótico por intervención del propio conocimiento alcanzado. También son instrumentales otros fenómenos que pueden situarse en ámbi-
tos marginales de lo cultural, ya bien por responder al aprendizaje de
En cuanto ciencia empírica deberá poseer, por tanto, la biplanaridad que comportamientos ritualizados o estereotipados o ya bien por tratarse de
le es pertinente: Una teoría semiológica constituida por términos teóricos, manifestaciones procedentes de información genéticamente recibida. Así,
adecuadamente definidos, vinculados por leyes lógicas y que deberán satisfa- los comportamientos experimentales de animales sometidos a un aprendiza-
cer las condiciones inherentes a todo sistema teórico; y una práctica semioló- je condicionador (y que, estudiados al margen de una semiología rigurosa,
gica destinada, mediante las propuestas que procedan de aquella teoría, a la aparentan e, incluso, son propuestos como homologables al lenguaje huma-
explicación de determinados fenómenos generados por el hombre (y por las no) y también los comportamientos de comunicación animal con sus congé-
restarrtes especies orgánicas) y a la predicción del futuro comportamiento de neres y aquellos que han sido denominados "simbólicos" 1 por reproducir,
tal tipo de fenómenos, sin que medie o mediando la intervención provocada siempre en el ámbito animal, aparentes comportamientos de comunicación
de específicas componentes semióticas. El paso entre uno y otro de ambos sin que se observe destinatario real: todo ello, en cuanto utiliza manifesta-
planos deberá cumplirse conforme a determinados modelos semiológicos; ciones instrumentales para una vinculación efectiva o aparente con su
éstos interpretarán las leyes, los enunciados legaliformes o las hipótesis entorno, forma parte del objeto de estudio de la semiología.
(según sea el grado de verificación y/o de falsabilidad que los afecte) trans- Este enfoque contribuye a situar a la semiología en el nivel epistemológi-
formando los términos teóricos (definidos en la interioridad del sistema co como metateoría, ya que su objeto material está constituido por ese
teórico) en sus correlativos términos observacionales (establecidos por ob- producto de base biológica, cuyo desarrollo es paralelo al desarrollo psico-
servación y/o, en la medida en que ello sea posible, experimentación). lógico en que se encuentra el organismo que lo produce y cuya plenitud se
Así pues, puede decirse que el objeto material de la semiología está alcanza con el estatuto lingüístico específico de lo humano, que es el signo.
constituido por las conductas y comportamiento semióticos en general. Ahora bien, el contenido significativo de las distintas clases de signos es el
Supone la existencia de una semiosis como actividad estudiada por la semio- objeto de conocimiento de las teorías o disciplinas científicas y, de modo
logía. Tal semiosis puede intentar definirse como toda manifestación de un particular, de las denominadas ciencias sociales o humanas. Para éstas, no
organismo mediante la cual produce fenómenos sensoria/mente perceptibles a por multiplicar denominaciones, sino con el objeto de concretar, en lo
los cuales utiliza como instrumento mediador en sus relaciones con su entorno o posible, su ámbito y el tipo de cxplíl..:ación que les resulta pertinente, puede
habitar. Se trata por tanto de fenómenos de naturaleza instrumental (o sea, postularse como más correcta sil caractni:raci611 de áendas semióticas,
que no se agotan como finalidad en sí mismos, sino que están destinados a la puesto que el objeto material en el cual inl<'nictwn r rn me 'fl/í('(l{'itÍn procuran
producción y/o a la representación y/o a la interpretación de entidades (distintos aspectos del comportamiento humano 11de111 .. l'ultum") n l'tl 11gno
situadas en su entorno). Por esto la semiología no puede ser considerada en No es pues pertinente, por mera analogía, como 1an l 1111'1 ílt-1 a111n11 e pn,111li•
modo alguno como urrn cosmovisión: porque no estudia contenidos sino las en su momento Lévi-Strauss, la 111ílin11:i6n de una metodología p1ovn1w111c
formas capaces (y su relativa adecuación) de transportar tales contenidos. La de la lingüística, sino que, en h1 medida en que la misma lmgtíÍ'illc1 c'i 1111.1
extensión de tal semiosis abarca, en una hipótesis inicial, a la totalidad de lo manifestación de la más general y abarcadora facultad ,\cm11í11rn, '>n ;1
biológico, sí bien sus desarrollos más impor"tantes (antropocéntricamente, al necesario disponer de la específica estructura metodológica 4ut· propor n<>
menos) corresponden a los producidos por el hombre. El lenguaje es el ne la semiología ... aun cuando ésta todavía no exista.
a
fenómeno instrumental por excelencia, ya que no se tiene sí mismo por Por lo que respecta a su ohietoformal, de modo totalmente provisional,
por esa carencia teórica que la limita en la actualidad, aparece constituido
finalidad, sino que su utilización supone, justamente, que no se atienda a su
presencia en cuanto materialidad, sino a aquello que, por su intermedio, está por términos y relaciones que provienen, en su gran mayoría, de la lingüísti-
siendo dicho; el lenguaje tiende diríamos, un tanto metafóricamente, a ca, si bien también puede rastrearse una notable influencia de la Teoría de la
hacerse invisible. La semiología es el estudio de esta "invisibilidad"; prescin- Comunicación, de la Lógica Simbólica y, sobre todo en los últimos tiempos,
de del contenido y analiza las cualidades que una determinada estructura de la Teoría General de Sistemas. Trataremos de enunciar los componentes
formal (generalmente, de suma complejidad) debe poseer para adecuarse elementales de la estructura formal de la semiología en el punto 4 de este
como instrumento mediador de un contenido cualquiera. Esta característica epílogo.
instrumental del lenguaje la poseen no sólo las lenguas habladas o escritas,
1 Konrad Lorenz, Consideraciones sobre las conductas animal y humana. Barcelona, Plaza Y
sino multitud de otros fenómenos culturales.
Janés, 1974; ps, 23 y ss.
182 183
-
F/. S/(,'I\/( 1 /:P/LOGO
3) tl método científico de la semiología. Por su carácter de ciencia empíri- cuanto a sus respectivos contenidos de los que nos limitaremos a las proposi-
ca. el método más adecuado para el tratamiento teórico. contrastación y ciones más generales, sin las desagregaciones y análisis en cuyo cumplimien-
generalización de sus hipótesis y explicaciones, así como para la aplicación to radica. justamente. la puesta a disposición del conocimiento científico del
práctica de los correspondientes enunciados al análisis, interpretación y adecuado sistema teórico de la semiología. En segundo lugar, una observa-
producción de los fenómenos semióticos, es el hipotético-deductivo. En la ción metodológica: la sl:cucncia que sigue posee un orden de enunciación
actualidad hay ya un suficiente desarrollo de la semiología, tanto en especula- que consideramos se corresponde con el orden analítico pertinente a la
ciones teóricas, como en observaciones empíricas, lo que permite aproxi- investigación semiológica; o sea. que no podrá explicarse, respectf' a fenó-
marse a cualquiera de las manifestaciones que pueden considerarse su meno semiótico alguno. la producción de la significación a que está destina-
objeto material con un bagaje teórico susceptible de la correspondiente do ni las condicione; que habrá de requerir su posibilidad de interpretación
confirmación o falsación. Esto deberá conducir a la corrección. modifica- por parte del corres Jondiente destinatariu. ~;il que, previamente, hayan sido
ción o eliminación de las hipótesis preexistentes. Por otra parte, caso de establecidas las car<,cterísticas específicas al signo. al texto y a la representa-
enunciarse hipótesis nuevas en forma inductiva, las mismas deberán ser ción significante. R~sulta muy habitual encontrar desarrollos explicativos
evaluadas en función de su coherencia con las restantes del sistema teórico, de la significatividad que toman al mensaje, cualquiera sea su naturale1a,
en el estado de desarrollo abundante pero parcial en que se encuentra. Como como totalidad; la otaiidad es un objetivo que el análisis semiológico tiene
no se trata de un conocimiento puramente especulativo. no será suficiente que alcanzar como reordenación de la~ entidades arnlíticamente deslinda-
con demostrar la deductibilidad rigurosa de sus enunciados respecto a das; pero, primero, tiene que deslindar tales entidades y establecer su
determinados axiomas considerados come fundamentales; como tampoco eficacia, para lo cual tiene que poder reconocerlas empíricamente. La
se limita a una recopilación de información empírica. no será suficiente con búsqueda apresurada de respuesta a la significatividad de un mensaje con-
producir generali7aciones de fenómenos observados; ambos aspectos de la tradice la investigación semiológica y la reconduce a generalizaciones que
tarea de investigación deberán estar contemplados. La aproximación empí- podrán, en el mejor de los casos. poseer un valor estético pero nunca
rica a su ob_¡eto de conocimiento. es decir. la observación y descripción de cien tífico.
fenómenos semióticos, deberá complementarse con la form11lación de enun-
ciados generales legaliformes con apetencia de valide? relativamente univer- 1. Teoría del Signo.
sal. así corno se deberá explor.. r la posibilidad heurística de evidenciar los
axiomas 1mplícilos en sus actuales desarrollos teóricos. Y no "Teoría de los Signos" ya quL: t·~ta pluralización hace r,.ferencia a las
4) La l'\·tructura teórica de la semiología. La elaboración de una estructura distintas manifestacione~ ,emiótic:1s qta" son l'mpíricamcnte constatables,
teórica adel uadamente razonada y fundamentada constituye la necesidad pero que la semiología, en cuanto cil·nci11 gl'111Tal, dl'lw s1sll'mati1ar confor-
más urgente en esta área del conocimiento. Pese a los notables desarrollos me a la determinación de sus caractníst1t·;1s l1111<L1111t·11taks v 11111vcrsall's.
operados tanto por los "clásicos" a cuyo pensamiento nos hemos acercado Tan sólo podemos proponer, como tema dl' 111vl'sl1¡'.ac1.-111. 1111 <ks;111ollo
en este trabajo, como en los subsiguientes estudios que tan amplia difusión descriptivo del signo y es el siguientl': IIl'igno c.1111111u·d1at!111. 11·111111111/111n111·
han etlcontrado, falta una sistematización que merezca la calificación de perceptible, entre lo que es prcviamcn1c conocido acerca di' ,J/go 1· /111 ¡11111/>1/1
estructura teórica de la semiología. Aquí trataremos, meramente. de aproxi- dades que ese algo tiene de trans/ármar.1·c en un conocimi1·11111 i/1/1·11·111r
marnos al problema estableciendo una propuesta respecto a los términos Es importante no confundir la función de mediador que es propia dl"I
teóricos que requieren adecuada definición, la cual, una vez elaborada, signo en cuanto algo que estú por algo y para posibilitar la transforrnacrún
permitirá disponer de los conceptos fundamentales de cuya interrelación del conocimiento que de ese algo se tiene en un momento dado. con el uso a
podrán deducirse las hipótesis básicas de esta disciplina; recién entonces, los que está destinado como mediador entre alguien (o algún texto) que propo-
modelos construidos a partir de tales hipótesis dispondrán de variables ne algo y quien lo interpreta. Ver al signo en todo mensaje como mediador
significativamente relacionadas y podrán ser interpretados con la informa- entre un emisor y un receptor puede ser una consideración habitual y común.
ción específica y procedente de los fenómenos semióticos, en cuya explica- pero no establece su función científica. Primero el signo posee la posibilidad
ción radica la razón de ser de la semiología. de mediar entre lo conocido y ello mismo o una nueva propuesta de
Es necesario formular dos advertencias respecto al breve esbozo teórico conocimiento; esta es su característica en cuanto entidad mediadora o de
con que concluiremos este ensayo: en primer lugar. la absoluta provisiona- sustitución; luego. y con plena eficacia empírica, un emisor utiliza esta
lidad de los enunciados que se proponen y la plena conciencia de su insu- potencialidad del signo para organizar su mensaje con la concreta propuesta
ficiencia. no en cuanto lugares necesarios del sistema semiológico que que le interesa transmitir a su receptor,
creemos preferible reducir a su mínima y completa expresión lógica, sino en Un signo, en su correspondiente código, se vincula a los restantes de tal
184 i8'.i
EL SIGNO EPILOGO
código mediante su valor, que deberá ser establecido respecto a cada reper- Como quiera que todo signo sustituye a otro, una secuencia de signos
torio o sistema semiótico. Pero, por el mero hecho de poseer un valor no es yuxtapuestos deberá, en todos los casos.sustituir a otra secuencia de signos
signo; requiere poseer una significación y ésta, a nivel del signo, consiste en la (sin que deba corresponderse el número ni la calidad de las relaciones actuali-
relación que guarda su propio valor con el valor que, en el correspondiente zadas en uno y otro texto). La existencia de un texto supone, por tanto, la
código, posee otro signo al que el primero sustituye. O sea, no existe, desde el existencia de otro respecto al cual cumple su función de mediador; es en tal
punto de vista lógico, un signo, sino que, para que exista como signo, otro donde se pretende producir la modificación del valor de los signos que
~e?erá? existir ya dos (como tampoco puede existir, en un mismo código, un constituyen a tal otro, para lo cual, por lo general. deberá mantener con toda
umco signo, ya que su valor provendrá, al menos de su relación con otro, y lo nitidez las relaciones (en que se concretan los valores) de yuxtaposición de
mismo ocurre con aquel al que sustituye, se tiene en definitiva que para que los signos que constituyen al que actúa como mediador.
exista un signo se requiere establecer la existencia de cuatro signos). No La problemática del texto requiere la elaboración lógica, y la pertinente
obstante, es prematuro hablar, a nivel del signo de la significación, sino de contrastación empírica, de la reiaC1ón de yuxtaposición y la identificación de
una correspondencia entre signos (o lugares relacionales) de códigos recí- las operaciones en que la misma se concreta.
proca o unidireccionalmente sustituibles; por ello, más que del par: valor-signi-
ficado, debería hablarse del par: valor-mostración. Un signo, sin contexto, no 111. Teoría de la Representación Significante.
puede hacer otra cosa que señalar o mostrar el lugar correspondiente en otro
código o sistema al que sustituye. Su posibilidad de cambio, su dinámica, La estructura lógica del signo es conceptualmente organizable y empíri-
anticipada un tanto intuitivamente por Peirce y desaprovechada por él, no came~~e vent~c~ble; las secuencias constitutivas del texto requieren de la
es más que una virtualidad cuando se lo considera en el paradigma en el que reflex1on analtt1ca y de una rigurosa observación del fenómeno semiótico
se integra; tal dinámica opera, no sobre el propio sistema al que pertenece implicado. Pero uno de los aspectos cruciales frente al cual se suelen estrellar
sino sobre el sistema en que se encuentra el lugar al que sustituye; pero para las buenas voluntades semiológic.as es el de la capacidad que signos y textos
evidenciar tal cambio necesita de un contexto (si se trata de un signo del posee~ ~ara represe_ntar a las entidades ausentes cuya sustitución (con toda
lenguaje verbal) o de su propia transformación formal (como ocurre, por la pos1b1hdad de e_f1cac1a transformadora que ello permite) producen.
ejemplo, con los signos del lenguaje pictórico). Se trata de un tipo de relacion;•s que no ha sido encarado con la debida
La problemática del signo requiere la elaboración lógica, y la pertinente autonomía. Es deci;, que su est_udio ha sído, por lo general, un supuesto tan
contrastación empírica. de la relación Je sus1itución y la identificación de las ob"'.10 que se!º. deJo de lado, s111 atnh111rk status de componente necesario
operaciones en que la misma se concreta. al sistema teonco de la sem10logía. l .a propuesta tentativa que aquí formu-
lamos e~ l~ de .re_clamar, para tak~ rdanom·~. una inwst igación de sus
Il. Teoría del Texto caractenst1cas log1cas y de las part1n1larnladn n11pí111 ª'qui' ad1 •plan en su
concreta ocurrencia. No coincide nm d c-.t who ik l;1 1 d;u 1,'111 .i.. """t 1t ucilm
Por el mismo razonamiento desarrollado con respecto al signo, tampoco p~_rtinente al signo ya que el mismo se refien: a la~ po,1h1hd.idc' de , 11 -.t 1t 11
wrresponde referirse a una "teoría de los textos" o "de los discursos". c1on que ofrece en cuanto entidad pcrknedcnte a 1111 ~1s11·111a p.. , d, 011 1111
Optamos por el término "texto" a causa de que "discurso" implica la rio, las relacio~es ~ ~ue nos :cfrrimos y para cuya sistc111a1 11 au1'111 p1 op., 111·
presencia, como objeto de necesario análisis, de la significación, con los mos la denommacion de "l enría de la representación sígnifiG111tc ... nmu1
problemas ya mencionados. ten en aquellas relacionex qui' put'dan vincular a signos de si.~ll'mas di.lti 11 10.1. d 1•
Entendemos por" texto" un conjunto existente y sensoria/mente percepti- modo que el uno pueda .l"t'r co.nsidaado como representante del otro. ax{ como
ble, cuyo mínimo deberá constar de dos signos y cuyo máximo resulta poseer también a las relacione.1· entre los .vignos de tales sistemas diferentes cuando.\"!'
una extensión teóricamente inacotable, encontrándose, los signos que lo consti- manifiestan en los textos respectivos.
tuyan, vinculados por alguna forma de yuxtaposición: en cuanto constituido por To_dos los temibles espectros del mentalismo se levantan airados apenas se
signos, participa de su misma cualidad fundamental de mediador. menc10?a este _tema. Como ~lemento constatable, como "realidad" inobje-
Aquí, el concepto de mediador debe entenderse también en el sentido que table, solo se d~spone de un signo, de un texto; lo otro, lo sustituido aparece
se manifestó respecto del signo. Los signos que constituyen un texto pertene- co"?º. ~na entidad totalmente metafísica y, por consiguiente, ajena a la
cen, normalmente, al mismo sistema, por lo que sus relaciones actuales en pos1b1hdad de encontrar explicación científica. No obstante, cuando el
tal texto materializan las potenciales de que disponían en el código o abogado o el procurador actúan en nombre o representación de su cliente
sistema; pero, nada obstaculiza que puedan constituirse textos mediante la tal representación se funda en una convención que, por ser de naturalez~
yuxtaposición de signos pertenecientes a sistemas diferentes. jurídica, deberá estar adecuadamente establecida. Es sólo un ejemplo, pero
186 187
EL SIGNO
f<:PILOGO
permite vislumbrar por dónde podrá orientarse la investigación para deter-
minar, en el universo de la cultura, la necesaria convención implícita por la sustituido,, en virtud de la transformación que sobre él operan los signos
cual los signos y los textos pueden remitir a signos o textos ausentes y constitutivos de un determinado texto; este valor no necesita ser original, pero
sustituidos. siempre será nuevo, en cuanto cada texto sintácticamente coherente y que
En el fondo se trata del problema de la semántica, pero generalizado, en sustituye a otra sintaxis que, por su intermedio, también puede establecerse
cuanto la semiología es una ciencia general de los signos, y replanteado en como regular, produce necesariamente una determinada significación. La
coherencia con el sistema que venimos desarrollando. No se trata de un originalidad puede predicarse acerca de la información que contiene una
mero cambio de denominación sino, posiblemente, de la identificación del significación; la novedad es una propiedad de toda significación, con inde-
espacio teórico de investigación abarcado por el término "semántica". pendencia de que aporte información original.
Requiere, en consecuencia, una revisión semejante a la cumplida en el En consecuencia, esta mínima parcela de la significación podrá llegar a ser
presente trabajo, de las fuentes teóricas de esa disciplina; una relectura de los enunciada, explicando la producida por determinado fenómeno semiótico y
aportes de ia escuela europea, vinculada a los nombres de Bréal, Buyssens, prediciendo la que puede ser producida por determinado fenómeno (pero no
Pottier y Greimas, y de la escuela americana a través de Chomsky y de los proponiendo un determinado fenómeno semiótico para que surja cierta
debates en torno a los planteos de Katz y Fodor, sin dejar de tener muy en significación, salvo en el caso de significaciones previamente formaiítadas y
cuenta los aportes de la lógica simbólica de Frege, Tarski y Carnap. que, por tanto, excluyen la'posibilidad de contener información original).
Como criterio ordenador, si bien un tanto provisional, puede anticiparse Para ello deberán utilizarse los dos instrumentos conceptuales que, si se han
la conveniencia de acotar dos grandes ámbitos de este estudio: por una cumplido los estadios precedentes, estarán a disposición del investigador: las
parte, el referido a deslindar la problemática de las homologías topológicas homologías topológicas entre los respectivos sistemas y las homologías
entre. al menos. dos sistemas diferentes de signos; por otra, el referido a la sintácticas entre los textos correspondientes. Así, la significación encontrará
problemática de las homologías sintácticas entre, al menos, dos textos, uno de su doble problemática: la relativa a la validación de la estructura sintáctica de
los cuales sustituye al otro. Todo ello cumplido al puro nivel de los significan- cada uno de los discursos contrastantes (el sustituyen te y el sustituido) y la
tes, lo cual interesa en cuanto únicos elementos sensorialmente observables, relativa a la validación ae la corrclaáán entre ambas estructuras sintácticas.
para, a través de ellos, recuperar las respectivas coberturas semánticas y
establecer las correspondencias y desajustes que puedan producirse.
Recién en este punto, cuando se han constatado las calidades asignables a V. Teoría de la Interpretación
cada uno de los niveles precedentes, será posible enfocar el problema de la
significación. En principio, si se dispone de la información proporcionada
por el análisis de cualquier fenómeno semiótico bajo los modelos proceden- Este último aspecto es ya 1'1llH'li"11'111 de'"'.'> pu11l"," .111tn 1"' "" 1111 • ""'""
tes de las cualidades del signo, del texto y de la representación significante, cidos. La comprensión de la el 1l'alla dt' los IL·11úm1·1111-. -.1·11111•l11 "" ,,11 • 1 .,, 11 ..
será analizable la significación, no como entidad metafísica, sino en sus de una comunidad estar:'! e11 d11cl'ta 1daciún de las cll11ve11< 1011<". \ lf""ll""
aspectos más concretos e inmediatos. Siempre quedará fuera de Ja posibili- a
respeCtO la Calidad de los signos expresa O lÚCÍtalllellfl' l'Slahln 1dm l 4'111• •
dad del conocimento científico un amplio campo de la creatividad humana: constitutivos de los mensajes sonaks: ;1sí como al dominio qut' pt1'>1·;111 '""
todo aquello que sólo la intuición podría establecer y que contiene las claves usuarios de tales convenciones. FI concepto dcinterpretación parte d11 n ta
de la poesía y de la imaginación; pero no todo lo significativo es poético y, mente del de significación, cstahlccicndo la posibilidad de que un de1ermitu11111
además, la significación, una vez producida está transportada por esos receptor se encuentre en con<Jiciones u'e conocer el nuevo valor que adquie1e un
elementos significantes que pueden ser objeto de conocimiento científico. signo sustituido en viriud de la transformación que sobre él operan los signos
Hay pues un mínimo acatable, en lo que respecta al conocimiento de la constitutivos de determinado texto.
significación, que puede ser, sin duda, objeto de estudio riguroso y sistemá- Diferenciando por tanto su problemática de la Teoría de ia Comunica-
tico. ción, y centrándola en el concepto de significatividad de un texto, la teoría de
Pero, además, el mismo concepto de significación requiere una reubica- la interpretación deberá dar cuenta de los siguientes aspectos: producción,
ción que le proporcione mayor consistencia conceptual. En este sentido, transmisiórr y recepción significativas de textos significativos.
podemos decir que significación es el nuevo valor que adquiere un signo Tales son los que pueden considerarse problemas fundamentales para la
sistematización de la ciencia de la semiología.
188 189
-
INDICE ANALITICO
A Causa,
- como signo del cf.:cto, 130;
Accesorio, 2 7 - material, 141;
Accidental, 27 - natural, 118.
Actuacion, 89; Causalismo, 162.
-lingüística, 175. Ciencia ( s),
Adscriptor, 148. empírica, 166;
·I Aidukiewicz, K., 170. hurn;111as, 90, 183;
Alienación, 23; sen11úticas, 183;
- deshumanizante, 25; sociales, 183;
- funcional, 23, 24, 25; •estructura epistemológica, 118.
- humanizante, 23, 25; Científico, 13,
- real, 23, 24, 25; - modo, 160.
Alienado, 24. Cfrculo de Viena, 27
Altcrnatividad, 140, 141, 143, 146, 147. Clase,
Análisis, ·-universal, 153;
- diacrónico, 61 - vacía, 153.
- funcional, 175 · Clasificar,
- semiológico, do; actividad de, 28, 29.
- sincrónico, 61. Cúdigo, 12.
Anticipación, ( 'ombinatoria,
- y sustitución, 122, 123. actividad de, 29
Antropolo&ía, ( '11111pa1ac11'111, 8').
- semiologica, 20. (
0
llllllllllt IU lj.111,
Apocalipsis, 51. 11111111111, IK 1
Ardrey, R., 24. '11111¡111111'1111'
Argumento, 91, 103 a 106. 1 11,1y1111lh111 1l1 1I .1.,111111 111, 1"'I1
A ristóte/es, 3 7. 1·v.1l11,1l lvu 111•1 •11111111• •11. 1 , 1
Articulación, 2 7. 1111••• •ll'llvu .1 .. 1 •l~11llh "'· 1, 1
Articular, 4 7. ( "11111 <'1'1", •10, •I 1
Artificial, lo, 21, 25. ( 'ond111"111 ( "'l.
Axiomatización, 120. ad1no1111ln, 1 IK,
lúiücas, 1 l 'J, 1 JO,
necesaria, 1 .l.'>,
B su lidcnte, 1.Vi.
Conducta,
fJallv, Ch .. 32. - discurso y, 152;
Biológico, lo , 22. - modificada, 119;
Blache, M., 53. - semiótica, 151;
Bobes Naves, M. del C., 30. - signo y, 149;
Bréal, M., 188. - signo y objetivo, 150.
Brose-Wolpoff.
- hipótesis de, 3 3. Conductismo, 15, 151.
Buysse113, E., 188. Conocer, 26.
Contexto, 97, 150, 186.
- de descripción, 154;
c - de evaluación, 154;
- de identificación, 154;
Caos, 83, 86. - de prescripción, 154;
Camap, R., 75, 84, 159, 170, 173, 188. - signo y discurso, 150.
191
-
'
192 193
EL SIGNO 1 INDICE ANALITICO
194 195
•
EL SIGNO
1 INDICE ANALIT!CO
196 197
1
INDICE
Introducción .................................... . 11
PRIMERA PARTE
FERDINAND DE SAUSSURE: DESARROLLO Y ACTUALJZACJON
SEGUNDA PARTE
CHARLES SANDERS PEIRCE: SllS APOIU l·S
A LAPROBLEMATICAACTUAL IJI< 1 A Sl·MIOI OCIA
l. - El signo . . . . . . . . . . . . . . . . . . HI
Il. - Las nueve clases de signo . . . •¡'
TERCERA PARTE
CHARLES MORRIS:
ANALISIS CRITICO DE SlJ TH>RIA DE LOS SIGNOS . . . . . . . . . . . 11 1
l. Las condiciones del signo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11\
Il. - Las componentes del discurso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14H
IIL - Las partes de la teoría de los signos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . lhS
EPILOGO
UN NUEVO PROLOGO 179