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En los sistemas push, el inventario se debe pronosticar, tanto qué productos comprarán los
clientes como la cantidad. Esto hace que tenga que entrar en juego el sistema de predicción,
un sistema que se basa en previsiones de años anteriores y en la tendencia del mercado.
Éstas, a menudo, suelen ser imprevistas y no se saben con exactitud, pudiendo hacer que el
inventario sea insuficiente o, por el contrario, se tenga demasiado stock.
Por su parte, en el sistema pull el inventario se mantiene, por regla general, bajo mínimos.
No se suele almacenar muchos productos o materia prima ya que, como se ha comentado,
se fabrica casi bajo demanda.
Frente a esta dicotomía, son muchas las empresas que están apostando por
implementar sistemas push-pull, como es el caso de la empresa Dell. En este caso en
concreto, las materias primas se pre-encargan con anterioridad y se almacenan, mientras
que, el montaje del equipo no se realiza hasta que se recibe la orden de pedido de un
cliente.
Sistema push
Los costes de producción son más bajos ya que se puede producir a mayor escala.
Suelen tener un sistema de producción más rápido y flexible, adaptándose así a
posibles picos en la demanda del producto.
Su mayor punto negativo es que las previsiones realizadas para comprar la demanda no
sean correctas. Esto puede acarrear que se tenga una gran cantidad de stock con el coste
implícito que esto lleva.
Sistema pull
Los costes de almacén son bajos, ya que prácticamente no se trabaja con stock.
No hay que hacer previsiones ni cálculos sobre qué comprar, ya que este paso se
realiza cuando la demanda del producto es una realidad.
El problema de contar con este tipo de sistema es que, ante un crecimiento fuerte de la
demanda, no se pueda conseguir llevar a cabo toda la producción, apareciendo así una
rotura de stock que puede causar una pérdida económica inmediata.
Aunque los dos modelos, Push y Pull, cuentan con defensores y detractores, todas las empresas que
los emplean tienen en común la búsqueda, en todo lo posible, de la menor escasez posible de
productos. Esta escasez podría provocar que no se pudieran atender las demandas de un cliente y
que éste buscara otro proveedor. Por otra parte, una buena gestión de la demanda de producto
convierte la cadena de suministro en más estable.
Con el sistema Push se desarrolla una estrategia ‘descendente’. La demanda del cliente se predice y
a partir de ahí se produce lo que se necesita para proveer a esa demanda. El sentido es descendente,
tanto del fabricante hacia sus clientes como del fabricante hacia los intermediarios, de ahí que se
haya adoptado el término ‘push’ (‘empujar’). Gracias a la planificación de requerimientos de
materiales o MRP (por sus siglas en inglés) es posible decidir cuánta cantidad de productos deben
producirse para ajustarse con criterios de eficiencia a las necesidades de los demandantes. Para
obtener el MRP se tienen en cuenta tanto la planificación logística como las estimaciones de
operaciones de tipo financiero.
La gestión Pull busca la máxima eficiencia y optimización adaptando, en tiempo real, la producción a
la demanda. La reposición de productos y la misma producción y distribución se efectúan al mismo
tiempo que un producto va siendo consumido. En el modelo Pull, frente al Push, es clave la
integración entre la información de demanda del producto y la toma de decisiones. La reposición
tiene que poder ser ágil, lo que convertirá toda la cadena de suministro en una herramienta de la
máxima eficiencia. El sistema Pull reduce los costes de almacenamiento de stock e incrementa la
eficiencia del abastecimiento.
El modelo Pull tiene la ventaja de que evita la aparición del problema del exceso de inventario, que
siempre acarrea costes de almacenamiento. La gran mayoría de los modelos Pull emplean un
sistema de gestión Just In Time (JIT), que limita los costes derivados de la gestión. El producto o
material llega a su destinatario en el momento en el que lo va a usar y no hay acciones innecesarias.
A ello hay que sumar que la producción nunca se realiza sobre estimaciones o modelos de cálculo,
sino sobre realidades. La peor cara del modelo Pull es la que tiene que ver con la resolución de
incidencias puntuales, como un pico inesperado de demanda.
Algunas compañías aprovechan las ventajas de los dos modelos, Push y Pull, en combinación. Estas
empresas lo hacen de tal forma que obtienen un pronóstico de demanda muy preciso pero, al
mismo tiempo, ajustan la producción y el inventario a la verdadera venta que se produce en el
momento. A esto hay que sumar que no todos los materiales productos se adaptan igual a cada
modelo; en la automoción predomina el Pull, basado en el uso del JIT, así como en otros sectores,
como el de los astilleros y la estiba. El modelo Push se emplea en sectores en los que la demanda
exacta no está tan bien definida o la oferta por el mismo producto es muy amplia. En algunos casos,
algunas empresas utilizan una estrategia combinada de gestión Push-Pull.