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La adolescencia en el ámbito educativo y familiar

1. Introducción

La adolescencia es una fase que marca el final de la niñez y el comienzo de la


etapa adulta. Aunque no se puede definir de manera exacta el comienzo y final de esta
fase, se puede considerar como un proceso de desarrollo biológico, social, emocional
y psicológico que transcurre entre los 12 y 19 años de una persona. Algunos
adolescentes la consideran como un período de incertidumbre, otros de mayor
independencia, otros lo definen como una etapa en la que predominan las amistades
internas y otros, como un período de ilusiones y proyectos futuros.

El mundo del adolescente está en constante transformación y las repercusiones


afectivo-emocionales y psicológicas son de relevante importancia para la familia y
también dentro del ámbito educativo. La acción educativa debería contribuir con las
familias al desarrollo integral del alumnado, transmitiendo actitudes y valores que
favorezcan el respeto a la libertad individual, la igualdad, la pluralidad y la justicia.

“El adolescente es un ser extraño,


inocente como un ángel, orgulloso como
un príncipe, valiente como un héroe,
vanidoso como un pavo real, perezoso
como un asno, indomable como un toro,
irritable como una damisela”
(Stanley Hall, psicólogo y pedagogo
norteamericano).

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Existe una coincidencia completa, entre psicólogos, pedagogos y familias, en que
la adolescencia es la etapa más complicada de todo el ciclo vital en las personas. Los
adolescentes están constantemente preocupados por su físico de una manera
obsesiva, y al mismo tiempo son muy inestables emocionalmente. Todo ello les lleva a

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que no dispongan de la seguridad suficiente para tomar decisiones y convertirse en
personas independientes.

Las familias y los educadores juegan un papel muy importante para que el
adolescente pueda tomar las decisiones correctas. Juntos, pueden y deben contribuir
al desarrollo cognitivo, afectivo y psicosexual.

Muchas son las características psicológicas definidas sobre la adolescencia, nos


ocuparemos de manera especial de las siguientes:

• Preocupación por el físico.


• Propensión a la inestabilidad emocional.
• Lucha por la independencia.

Las dos primeras características psicológicas, de las tres enumeradas


anteriormente, pueden derivar, de manera especial, en problemas patológicos
(bulimia, anorexia nerviosa, ansiedad, depresión, etc.). Una actitud preventiva y la
observación continua del adolescente pueden ayudar a evitar la aparición de dichos
problemas.

2. Adolescentes preocupados por su físico

Las características fisiológicas destacables para ambos sexos son:

• Aparición de las características sexuales secundarias.


• Maduración de las características sexuales primarias (aparato
reproductor).
• Rápido crecimiento físico (peso, longitud, anchura).

Distinguiendo entre sexos las características fisiológicas más importantes son:

• Mujeres
o El peso óseo es inferior.
o La pelvis es más ancha.
o Desarrollo progresivo de las mamas.
o Pilosidad axilar y púbica.
• Varones
o La fuerza física aumenta, la musculatura se incrementa.
o El tono de voz es grave y fuerte.
o La estatura es superior a la femenina.
o Aparece pilosidad en la cara, pecho y espalda.

Se realizará una clasificación sobre el carácter patológico de la cuestión, y a partir


de ahí se propondrán actuaciones que puedan ayudar a los adolescentes preocupados
por su físico.

• Actuaciones orientadas a adolescentes con problemas físicos de


carácter patológico

o La excesiva preocupación, sensibilidad y vulnerabilidad de algunos


adolescentes por su atractivo físico los convierte en víctimas de

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enfermedades, como la dismorfofobia (preocupación excesiva por
un defecto físico real o imaginario), la anorexia nerviosa y la bulimia.
Entre los varones se presentan habitualmente dos preocupaciones
dismórficas: el acné y el cuerpo poco masculino (poco desarrollo de
los caracteres sexuales primarios o secundarios). En las mujeres,
suele surgir la preocupación por los defectos en el rostro y la figura.

Otras de las patologías más conocidas y derivadas de la excesiva


preocupación por el físico son:

ƒ Ansiedad
ƒ Depresión
ƒ Nutrición inadecuada

Ante comportamientos sintomáticos de alguna patología sería


conveniente la atención médica especializada.

• Actuaciones orientadas a adolescentes con problemas físicos de


carácter no patológico

o Los problemas de atractivo físico derivados de defectos


permanentes o temporales, los defectos físicos congénitos o la falta
real de atractivo, requieren de una destreza y tacto singular por
parte de la familia y educadores. Puede ser conveniente, en algunos
casos, ayudarse del consejo de profesionales o expertos en la
materia. En casos extremos debería barajarse la posibilidad de
intervención quirúrgica, prótesis, etc. que supongan un cambio
sustancial para mejorar la concepción que el adolescente tiene
sobre su físico. No obstante, esta posibilidad debe ser examinada
cuidadosamente. Si el adolescente logra con su esfuerzo aceptar,
aún pasando por momentos difíciles, una nariz larga, un pecho muy
pequeño, una talla anormal, etc., se convertirá en una persona
fuerte, segura y estable ante futuras dificultades en distintos ámbitos
de su vida. En caso contrario, el adolescente se convertiría en un
vasallo de la moda y de los cánones de belleza imperantes.

o En el caso de aquellas preocupaciones por el físico que obedecen a


un desarrollo físico incompleto, el tiempo juega siempre a favor de la
familia y los educadores. Se debería esperar con serenidad a que
se complete el desarrollo físico del adolescente y mientras tanto
animar al adolescente sin perder la calma. La familia debería aplicar
los recursos a su alcance (dermatólogos, pediatras, etc.) y
ayudarles con los tratamientos. Sobre todo se debería evitar que el
adolescente limite sus actividades habituales, el contacto con sus
amigos y amigas restará importancia a su preocupación.

Las familias y los educadores de los adolescentes tienen la responsabilidad de


transmitirles la verdadera importancia del físico en las personas. Deberían hacerles
comprender que es necesario cuidar el físico, pero que es mucho más importante
la calidad humana medida en valores como: el interés por las cosas, la educación,
la bondad, la valentía, la falta de hipocresía, la amistad, etc.

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Terminaré con una cita de El Quijote que resume y explica magistralmente todo
lo expuesto en este apartado:

“Atiende, Sancho (respondió Don Quijote), que hay dos maneras de


hermosura: una la del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra
en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y
en la buena confianza, y todas estas partes caben y pueden estar en un
hombre feo; y cuando se pone la mirada en esta hermosura y no en la del
cuerpo, suele nacer el amor con ímpetu y con ventajas. Yo, Sancho, bien veo
que no soy hermoso; pero también conozco que no soy disforme; bástale a un
hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como tenga los dotes
del alma que te he dicho.”

3. Adolescentes propensos a la inestabilidad emocional

Los cambios rápidos de ánimo de los jóvenes se producen por un desfase entre el
desarrollo neuronal y la inmadurez emocional de la adolescencia.

La mejor forma de atravesar la tormenta emocional del adolescente, y evitar que


se moje lo menos posible, es adoptar una actitud comprensiva y de ayuda. Tanto la
familia como los educadores necesitarán mucha paciencia para atravesar esta etapa,
los adolescentes parecen ponerse en contra de todo y rebelarse ante el mundo. Como
ya sabemos, es normal, están definiendo su personalidad y necesitan diferenciarse
sobre todo de la figura de los progenitores. Algunas posibles actuaciones a llevar a
cabo serían las siguientes:

• Tratar de crear momentos en los que se puedan establecer diálogos sobre


temas que les interesen o preocupen, aumentando la confianza que tienen
sobre ellos mismos.
• Reforzar la autoestima valorando, sin excesivos elogios, su trabajo y actitud
como medios necesarios para la vida en sociedad.
• Ayudarles a desarrollar el control emocional, controlar los estados de
euforia, las frustraciones, etc.
• Establecer unos límites y proponer valores (bondad, valentía, perseverancia
en sus metas, etc.). Necesitan una referencia, unas certidumbres que
alivien su variable estado anímico.

4. Adolescentes que luchan por tener mayor independencia

Los adolescentes están inmersos en una constante búsqueda de la independencia,


desean más privilegios, más libertades y, como no, evitar la supervisión de la familia y
educadores. Por otro lado, esta ansiedad por la independencia supone un factor de
desorientación importante, máxime en un mundo cambiante y lleno de riesgos como el
actual.

Las familias y los educadores podrían ayudar al desarrollo de la independencia del


adolescente llevando a cabo acciones como las siguientes:

• Informarles y concienciarles sobre las repercusiones de los riesgos


potenciales a los que están expuestos: embarazos, drogas, malas
compañías, etc.

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• ‘La independencia mejor en pequeñas dosis’. Ayudar a su independencia
haciéndoles partícipes de algunas responsabilidades y decisiones. Al
mismo tiempo deben sentirse apoyados y acompañados en las mismas.
• Ayudándoles a adoptar un punto de vista autocrítico sobre sus decisiones,
correctas o incorrectas.
• Se deben dar opciones razonables: los adolescentes adoptan una actitud
positiva hacia el diálogo cuando se les orienta con opciones razonables.
• Establecer limitaciones (hora de llegar a casa, lugares donde no debería ir,
etc.) asegurándonos que se cumplen regularmente. Se les debe transmitir
la importancia de sus extralimitaciones y de los riesgos asociados.
• ‘Los errores son necesarios’. En ocasiones es conveniente dejar que el
adolescente cometa equivocaciones, siempre supervisadas, que conlleven
al mínimo riesgo.

Conclusiones

El comportamiento del adolescente se presenta como un generador de riesgos


que puede afectar a su salud, a su proyecto de vida y a sus relaciones sociales. En
estos tiempos de crisis, la educación más que nunca, juega un papel fundamental para
la cualificación personal y profesional. La crisis actual puede proyectar una imagen
transformada de la realidad y contribuir a que los adolescentes tomen, la decisión
equivocada, de abandonar prematuramente el sistema educativo. Ello no supone un
nuevo riesgo, sino más bien el mismo riesgo amplificado debido a la confusión general
en la que estamos inmersos. Las familias, los educadores y sobre todo los políticos
estamos comprometidos con el futuro de nuestros adolescentes y debemos, ante
estas nuevas circunstancias, proponer ideas y actuaciones que contribuyan a
minimizar riesgos como el abandono escolar, embarazos no deseados, adicciones
peligrosas, trastornos psicológicos, etc.

Las actuaciones propuestas contribuirán de manera general al desarrollo madurativo


del adolescente y de manera particular a:

• Asumir y aceptar los cambios.


• Aumentar la capacidad expresiva.
• Favorecer la comunicación.
• Incrementar la seguridad en sí mismos.
• Desarrollar una mayor autonomía.

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