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En 1945, Alemania estaba bajo el control de las potencias aliadas en Europa: los
Estados Unidos, la URSS, Gran Bretaña y Francia. Japón fue ocupado por los
Estados Unidos después de su rendición formal.
En 1949 Alemania se dividió en dos países, con las zonas ocupadas, que
pertenecían a las tres potencias occidentales fusionándose para formar la
República Federal de Alemania (RFA), mientras que los soviéticos establecieron la
República Democrática Alemana (RDA).
El desempleo bajó del 11 por ciento en 1950 a 0.7 por ciento en 1965. La
ocupación estadounidense de Japón duró hasta 1952, tiempo durante el cual se
intentó desmantelar conglomerados empresariales japoneses conocidos como
"zaibatsu".
La Guerra de Corea de 1950-53 fue una época de auge para las empresas
japonesas, cuyas proezas tecnológicas y de fabricación estaba en alta demanda
por las fuerzas estadounidenses.
Más allá de las políticas de gobierno, lo que condujo al crecimiento fue que; en
Japón y Alemania, la recuperación económica fue impulsada por las empresas con
la lealtad de los empleados bajo la promesa de aumento de los salarios y garantía
de puestos de trabajo de por vida, así como el desarrollo de productos
innovadores que se exportaron a todo el mundo. Ya fueran los conglomerados de
antes de la guerra como Mitsubishi o Sumitomo, o las pequeñas empresas de
antes de la guerra como el fabricante de automóviles Toyota o nuevas empresas
que son ahora marcas -familiares- como la electrónica del consumidor del gigante
Sony y el fabricante de automóviles Honda –las empresas japonesas fueron
instituciones rígidamente jerárquicas que estrechamente se asemejaron a una
familia o institución religiosa, según los expertos. La estrecha coordinación del
poderoso Ministerio de Industria ayudó a impulsar el crecimiento económico.
Singapur.
Hoy, Singapur es uno de los países económicamente más prósperos del mundo.
Con una renta per cápita de $56.532 en 2010, se sitúa como el país más rico del
mundo. Atendiendo a su tasa de crecimiento, no es exagerado hablar de un
milagro económico. No en vano, entre 1976 y 2014, Singapur creció un 6,81%
anualizado. Pero lo mejor es que su futuro no puede ser más prometedor, ya que
se prevé que siga ocupando el primer puesto en 2050, con una renta de $137,710
(ajustado a poder adquisitivo de 2010).
Con apenas 5,4 millones de habitantes, Singapur tiene un PIB de $326.500
millones. Es decir, que con la octava parte de la población de España, Singapur
produce un tercio de lo que produce nuestro país al año. La renta ha crecido a una
tasa del 4,3% anual en el último lustro y la tasa de paro se sitúa en un irrisorio 2%.
Pero este paraíso económico no siempre fue tan próspero. Cuando en 1959 Lee
Kuan Yew se convirtió en primer ministro, la renta per cápita del país apenas
alcanzaba los $500. Poco tiempo después se creó la Junta de Desarrollo
Económico de Singapur para diseñar e implementar una serie de medidas
económicas. Por aquel entonces, Lee Kuan Yew decidió apostar por el sector
secundario, iniciando una próspera etapa de industrialización.
Claves de su éxito
A diferencia del resto de países de la región, el inglés fue establecido como lengua
cooficial, junto con otras tres, y es la principal lengua utilizada en los colegios. De
manera similar a como sucede en Finlandia -referente mundial en materia
educativa-, la figura de los profesores es enormemente respetada y valorada por
la sociedad. Tanto es así que su remuneración es similar a la que reciben los
científicos e investigadores. Por último, otro de los factores clave que ha
contribuido a la riqueza de Singapur es su política de tolerancia cero contra la
corrupción. Singapur es uno de los países con menores tasas de corrupción del
mundo. La reducida discrecionalidad del gasto que tienen los burócratas
singapurenses, el reducido tamaño del Estado y sus estrictas leyes en esta
materia han hecho que Singapur sea también un país de referencia en este ámbito
a nivel mundial.
La experiencia del país ha llevado a muchos intentos por comprender qué fue lo
que permitió ese crecimiento económico tan rápido.
Para Jasper Kim, profesor de la Universidad Ewha en Seúl, Corea del Sur
consiguió llegar hasta donde estaba al apostar por el único recurso que tenía en
abundancia: su gente. Tanto el gobierno como las familias se dieron cuenta del
valor de la educación, e invirtieron en ello de modo extraordinario, le dice Kim al
programa Business Daily de la BBC.