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Conciencia Emocional: Las emociones

que no gestionas, te controlan


La conciencia emocional es una habilidad fundamental para nuestro
equilibrio mental. Sin embargo, no todas las personas logran
desarrollarla.
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1 Febrero 2021
Psicosociología, Salud y bienestarCultura 5Zero Cultura Preventiva Emociones Empatía Empresa
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A pesar de que todos experimentamos emociones, todos no somos capaces de reconocerlas


con exactitud y ponerles nombre. De hecho, ¿sabías que se han llegado a catalogar unas
250 emociones y sentimientos? Entre la tristeza y la alegría, entre sentirnos mal o bien, existe
un amplio abanico emocional en el que deberíamos profundizar.
Si no somos capaces de reconocer nuestras emociones y sentimientos, si no encontramos sus
causas y no comprendemos cómo impactan en nuestros comportamientos y decisiones, no
podremos gestionarlos adecuadamente y terminaremos viviendo en una montaña rusa
emocional que, antes o después, provocará desequilibrios. Por eso es tan importante
desarrollar la conciencia emocional.
¿Qué es la conciencia emocional?
La conciencia emocional es la capacidad para percibir tanto las propias emociones como las
ajenas, captando además el clima emocional que existe en determinado contexto. La
definición de conciencia emocional implica la existencia de otras habilidades básicas:

 Toma de conciencia de las propias emociones. Es la capacidad para percibir e


identificar con bastante precisión los sentimientos y emociones propias.
 Nombrar las emociones. Es la capacidad para usar el vocabulario emocional
adecuado a los sentimientos y emociones experimentados, etiquetándolos
correctamente.
 Comprensión de las emociones ajenas. Es la capacidad para percibir con precisión
las emociones y sentimientos de los demás, así como relacionarse desde
la empatía poniendo en práctica el lenguaje verbal y extraverbal adecuado a la
situación.
 Tomar conciencia de la relación entre emociones, cogniciones y
comportamiento. Es la capacidad para comprender cómo los estados emocionales
influyen en el pensamiento y comportamiento, así como entender el influjo de nuestras
ideas y conductas en los estados emocionales.

Existen muchos ejemplos de conciencia emocional. En el plano personal, podemos decir que
somos conscientes emocionalmente cuando comprendemos que no estamos dando lo mejor
de nosotros en el trabajo porque nos sentimos desmotivados – no aburridos ni abúlicos sino
desmotivados – y comprendemos que esa sensación proviene de la falta de retos, por lo que
tomamos cartas en el asunto, ya sea cambiando de trabajo o buscando nuevos proyectos que
representan un desafío motivador.
Otro ejemplo de conciencia emocional en el plano interpersonal es cuando llegamos a un sitio
y notamos cierta tensión en el aire. Podemos percatarnos de que las personas estaban
discutiendo justo antes de que llegáramos y nos proponemos hacer todo lo posible por
distender el ambiente.
Por tanto, la conciencia emocional implica un camino a través del cual percibimos la emoción,
la etiquetamos, buscamos sus causas e intentamos darle una salida asertiva.
Bruma emocional: Los peligros que entraña no distinguir las emociones
“El hombre, durante mucho tiempo, ha estado más interesado en el control de sus pasiones
que en el conocimiento de sus emociones”, escribió el psicólogo Paul Fraisse. Sin embargo,
sumirnos en una especie de bruma emocional es lo peor que podemos hacer.
Un estudio muy interesante realizado por psicólogos de la Universidad de Michigan reveló que
las personas que sufren depresión tienen una característica en común: no distinguen con
precisión las diferencias entre las emociones negativas que experimentan, como la tristeza, la
culpa, la ira y la frustración. Esto podría explicar, al menos en parte, por qué la depresión es
tan difícil de superar.

Para llegar a estas conclusiones los investigadores pidieron a personas sanas y a otras que
padecían depresión que reportaran sus emociones en momentos concretos a lo largo de una
semana. Así descubrieron que a las personas deprimidas les resultaba muy difícil distinguir
entre las diferentes emociones negativas.
Estas personas estarían sumidas en una especie de “bruma emocional”, la cual se genera
cuando no somos capaces de distinguir las emociones que experimentamos y etiquetarlas. El
problema es que ese estado puede agravar trastornos como la depresión o la ansiedad. De
hecho, es difícil mejorar nuestra vida si no sabemos exactamente cómo nos sentimos respecto
a ciertos aspectos.
Por ejemplo, ¿te imaginas qué difícil sería saber cuándo ha llegado el momento de llenar el
tanque de combustible si no tuvieras ese indicador en el salpicadero del coche? Algo similar
ocurre con nuestro estado emocional, no podemos mejorar o utilizar las emociones a nuestro
favor si no sabemos cómo nos sentimos y por qué.
¿Qué sucede en el cerebro cuando etiquetamos una emoción?
En 1915, el fisiólogo Walter Cannon descubrió el vínculo entre el miedo y el aumento de la
secreción de adrenalina. Propuso que los estímulos emocionales tienen dos efectos
excitatorios independientes ya que provocan tanto un cambio a nivel cerebral como a nivel de
sistema autónomo y somático. Desde entonces las Neurociencias no han dejado de estudiar
los efectos de las emociones a nivel cerebral, comprobando que estas producen y se
producen debido a una compleja cascada de cambios cerebrales.
Un estudio llevado a cabo en la UCLA reveló qué ocurre en nuestro cerebro cuando
etiquetamos las emociones negativas. Estos neurocientíficos pidieron a un grupo de
participantes que vieran imágenes en las que aparecían rostros enfadados o con miedo.
Esas imágenes incrementaban la actividad en la amígdala, una región del cerebro
íntimamente vinculada con las emociones que actúa como una alarma cuando detecta un
posible peligro y desencadena una serie de cambios fisiológicos que nos preparan para huir o
atacar. De hecho, se ha apreciado que la amígdala responde intensamente incluso ante
imágenes subliminales, que nuestra conciencia no capta.
En este punto, los investigadores se preguntaron si el simple hecho de etiquetar esas
emociones podría atenuarlas y disminuir el nivel de activación de la amígdala. A continuación,
les pidieron a los participantes que identificaran las emociones que estaban viendo. Los
resultados fueron asombrosos: casi inmediatamente la actividad de la amígdala comenzó a
disminuir, mientras se activaba la corteza prefrontal ventrolateral, una zona vinculada con el
pensamiento, la inhibición del comportamiento y el procesamiento racional de las emociones.
En práctica, lo que sucede es que cuando etiquetamos lo que sentimos nos vemos obligados
a activar la parte más racional del cerebro. Esa zona echa una especie de “freno de mano”,
evitando que las emociones tomen el control y se produzca un secuestro emocional. Al
entender lo que nos ocurre, el impacto emocional negativo disminuye y hace que las
emociones sean menos dolorosas.
¿Cómo desarrollar la conciencia emocional?
No nacemos con una conciencia emocional desarrollada, esta va perfeccionándose poco a
poco, a medida que vamos experimentando nuevas emociones y los adultos que nos rodean
nos ayudan a etiquetarlas y gestionarlas.
Por desgracia, en muchos casos ese aprendizaje no se produce y la conciencia emocional se
atrofia. Eso no significa que la persona no sea capaz de experimentar muchísimas emociones
y sentimientos, sino que no es capaz de reconocerlos y, por ende, le resulta mucho más
complicado gestionarlos.
La buena noticia es que la conciencia emocional se puede potenciar en cualquier etapa de la
vida.

1. Préstale más atención a las emociones. Muchas veces no prestamos la atención


suficiente a la manera en que reaccionamos a los acontecimientos. Para desarrollar la
conciencia emocional, sin embargo, debemos comenzar a mirar más dentro de
nosotros. También nos ayudará prestar atención a las reacciones físicas que generan
esas emociones, que pueden ir desde la sensación de tener un nudo en la garganta
hasta un agradable cosquilleo, una presión en el pecho o la sensación de calor. Todos
esos cambios son el reflejo directo de las emociones en nuestro cuerpo.
2. No juzgues las emociones, solo etiquétalas. Es importante que nos desliguemos de
la idea de que existen emociones buenas y malas. Las emociones son tan solo un
indicador de lo que estamos sintiendo, por lo que no necesitamos juzgarlas sino
intentar comprender su mensaje. El primer paso es etiquetarlas correctamente. ¿Te
sientes enfadado, frustrado o simplemente molesto?
3. Intenta comprender su mensaje. Para desarrollar la conciencia emocional no basta
con identificar lo que estamos sintiendo, necesitamos comprender por qué nos
sentimos así. Eso implica un arduo trabajo de introspección. A menudo, asumimos que
las emociones son la reacción a un hecho concreto, pero no siempre es así. Puedes
enfadarte porque tu pareja llegó tarde a vuestra cita, pero quizá en realidad ese enfado
sea una irritación contenida que revela un problema más profundo en la pareja o quizá
es la expresión de que estás sometido a un estrés excesivo en el trabajo. Comprender
la causa de las emociones nos permitirá gestionarlas mejor.
4. Identifica los pensamientos asociados a las emociones. Para comprender el
origen de las emociones, te ayudará enfocarte en los pensamientos asociados.
¿Cuándo te sientes triste comienzas a pensar que eres un fracaso total? ¿Si te
enfadas comienzas a pensar que nadie vale la pena y todos intentan aprovecharse de
ti? A menudo esos pensamientos son el reflejo de tu concepción del mundo y pueden
explicar, al menos en parte, tu reacción emocional.
5. Expresa asertivamente tus emociones. El próximo paso para desarrollar la
conciencia emocional consiste en aprender a expresar esos sentimientos
asertivamente. Cuando un pintor usa la ira como inspiración, por ejemplo, le está
dando una salida positiva a esa emoción. Salir a correr cuando estamos enfadados es
otra manera de liberar esa rabia, aunque también podemos probar con técnicas como
la meditación mindfulness, que nos permitirán mantener una relación más saludable y
equilibrada con nuestras emociones.

Fuente RincóndelaPsicología
https://www.prevencionintegral.com/actualidad/noticias/2021/01/26/conciencia-emocional-
emociones-que-no-gestionas-te-controlan?
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