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Convenciones de La Haya de Derecho Internacional

Privado: su aplicación en la Argentina


por MARÍA BLANCA NOODT TAQUELA, GUILLERMO ARGERICH
7 de Febrero de 1996
REVISTA JURISPRUDENCIA ARGENTINA Nro. 5971,
JURISPRUDENCIA ARGENTINA S.A.
Id SAIJ: DACJ990190

I-Convención sobre procedimiento civil. La Haya, 1/3/54 C. 2a Apels. Civ. y Com. La Plata, sala 1a, 23/9/93
-"Sadowski, Francisco v. Butka, Jorge y otros s/reivindicación". Inédita.

El demandado opuso excepción de arraigo porque el actor no tenía domicilio en la Argentina. La Cámara
resolvió que la aprobación de la Convención de La Haya de 1954 sobre Procedimiento Civil, por parte de la
Argentina, hace perder virtualidad al arraigo establecido en el CPr. Bs. As. (art. 346), ya que de acuerdo al art.

17 de la Convención no se puede exigir caución o fianza al actor por carecer de domicilio en la Argentina.

El tribunal destacó la supremacía del acuerdo internacional sobre el derecho interno, con fundamento en los
arts. 26 y 27 de la Convención de Viena de 1969 sobre el Derecho de los Tratados.

La Cámara recordó que según la jurisprudencia de la Corte sup. los tratados aprobados y ratificados, se
incorporan al derecho argentino y son aplicables en el Estado cuando revisten carácter autoejecutorio o
autosuficiente.

La Cámara dijo que una interpretación contraria a la primacía de la Convención de La Haya sobre la norma
procesal interna sería inconstitucional de acuerdo a la prelación consagrada por el art. 31 CN.

Cám. Nac. de Apels. Civ. y Com. Fed. Bs. As., sala 2a 30/4/91, "Giorgio Armani S.P.A. v. Armanjeans S.R.L.
s/cese de uso de marca".

Por aplicación de la Convención sobre Procedimiento Civil, adoptada el 1/3/54 por la Conferencia de La Haya de
Derecho Internacional Privado, la actora domiciliada en Italia, puede demandar en nuestro país en las mismas
condiciones que las personas aquí domiciliadas (art. 17 de la mencionada convención). Entonces, el art. 348
CPr. local que exige el arraigo, no se aplica a la sociedad italiana.

Por otra parte la Cámara ha rechazado la inconstitucionalidad de la ley argentina que aprobaba la Convención
citada, ya que la cuestión no había sido planteada ante el juez de 1a instancia.

La sentencia se dictó en un proceso sobre uso de marca de comercio extranjera.

Cám. Nac. de Apels. Civ. y Com. Fed. Bs. As., sala 1a, 23/3/90, "General Europea S.A. v. General Asistance
S.A. s/oposición registro de marca".

En virtud de la Convención sobre Procedimiento Civil, adoptada por la Conferencia de Derecho Internacional
Privado de La Haya, el 1/3/54, de aplicación entre Argentina y España, la Cám. de Apels.

exime de la cautio judicatum solvi a una sociedad anónima española, que no tenía domicilio en la República
Argentina.

La exigencia de la caución frustraria el beneficio legal establecido en el art. 17 de la Convención, el cual tiende a
asegurar el mejor y más apropiado acceso a la justicia.

La sentencia se dictó en un proceso sobre registro de marca de comercio.

Cám. Nac. de Apels. Civ. y Com. Bs. As., sala 1a, 29/9/91, societé des Auteurs des Arts visuels v. La Nación
S.A. s/propiedad intelectual.

En un caso relativo de propiedad intelectual, la Cám. de Apels. Civ.

dijo que el fin del art. 17 Convención de La Haya de 1954 sobre Procedimiento Civil, que suprime el arraigo, es
el de asegurar la igualdad de trato dentro de un proceso entre demandantes nacionales o extranjeros o
domiciliados fuera del país.

Siendo la sociedad demandante perteneciente a un Estado contratante, ella no debe cumplir caución alguna, ya
que la Convención no hace distinción entre personas físicas o jurídicas.

La Cámara resaltó la supremacía de los tratados internacionales respecto a la ley interna. La letrada en vigor de
la Convención de La Haya en la Argentina, no significa la derogación del art. 348 CPr. que exige el arraigo a las
personas domiciliadas en el extranjero, sino que el mismo resulta inaplicable en este caso particular.

Cám. Nac. de Apels. Civ., sala 1a, 2/4/91, "Dumas de Castex, Luisa s/sucesión vacante".

Se trata de una sucesión presuntivamente vacante que tramitaba ante un juzgado civil de Bs. As., ya que el
último domicilio de la causante se encontraba en Argentina (art. 3284 CC.). El juez de 1 instancia libró en 1985,
a pedido de la apoderada del Consejo Nac.

de Educación, un exhorto internacional a las autoridades francesas requiriendo la transferencia de fondos


depositados a nombre de la causante en una institución bancaria de París, el Credit Industriel et Commerciel de
París, a la orden del juzgado argentino interviniente. El exhorto fue transmitido (diligenciado) por la vía
diplomática y después de seis años no se tuvo respuesta del trámite posterior de la rogatoria.

La Cám. de Apels. resolvió que el pedido a la autoridad francesa de transferencia de los fondos existentes en
ese país a la orden del juez de la sucesión que tramita en Argentina, excede los límites del auxilio judicial
internacional en materia civil y comercial.

El tribunal expresó que resulta inconveniente admitir la vía del exhorto o carta rogatoria, como manifestación del
auxilio judicial internacional, para requerir por este medio la realización de una medida que implique el
reconocimiento del poder jurisdiccional del Estado requirente sobre bienes que puedan reputarse situados en el
Estado requerido.

La Cám. de Apels. consideró que, ante la facultad de denegar la ejecución del exhorto si la rogatoria afecta la
soberanía o la seguridad del país (art. 11 inc. 3 Convención de La Haya sobre Procedimiento Civil), la posible
invasión de la jurisdicción del Estado requerido, podría reputarse como afectando la soberanía jurisdiccional.

En el caso se consideró que por tratarse de una sucesión vacante, debía descartarse la calificación del asunto
como sucesorio, según la doctrina francesa, ya que los derechos ejercidos por el Estado de lugar de situación
de los bienes, tienen carácter de derecho público ligado a la soberanía, lo que conduce a la aplicación de la lex
rei sitae.

Por ello la Cámara Civil estimó que si no se había recibido respuesta alguna en 6 años sobre el exhorto librado
podía suponerse fundadamente, que la autoridad judicial francesa no habría de hacer lugar a la rogatoria.

Juzg. Nac. 1a instancia Civ. n. 22 Bs. As., 15/5/95, apelada, "Gerscovich, Carlos G. v. Mindlin, Marcos s/cobro
de honorarios".

Inédita.

En un proceso por cobro de honorarios de un abogado tramitado en Argentina, debía notificarse la demandada
por exhorto internacional a dos de los demandados, uno domiciliado en Suiza y otro en la Antillas Holandesas,
en los términos de la Convención de Procedimiento Civil de La Haya de 1954.

La actora se negó a acompañar con los exhortos, fotocopias de la documentación presentada con la demanda;
pidió que se otorgara un plazo mayor a los demandados domiciliados en el extranjero para que concurrieran al
tribunal a examinar la documentación.

El juez resolvió que por estar los demandados domiciliados en el extranjero, la notificación de la demanda sin
acompañar copia de los documentos, atentaría contra su legítima defensa.

El tribunal expresó que es la misma parte -demandada en el caso- quien debe tener a la vista el contenido de la
documentación, aunque fuera probable que interviniera un apoderado en el juicio.

El juez consideró insuficiente la confección de una lista en la que se enumeraban correctamente los documentos
acompañados.

El actor había alegado la excesiva onerosidad de acompañar las copias con el exhorto por los gastos de
legalización.

El tribunal rechazó el argumento afirmando que las copias simples que se acompañan con el exhorto no deben
ser legalizadas porque no se trata de instrumentos públicos. Dijo que la Convención de La Haya de 1954 no
exige la legalización de las copias ni su traducción.

Convención sobre Procedimiento civil. La Haya, 1/3/54 Corte Sup., 13/11/90; "Stoffregen de Schereyer,
Friederick, C.M.M.

c/González Dazzori, Edgardo J. y otros", ED 141-596/599 (fallo n. 1) y LL 1991-C-57/58.

El certificado emitido por una autoridad judicial de Hamburgo, presentado en un proceso que tramita en la
Argentina, autoriza a eximitr a la actora de prestar la contracautela ordenada en garantía de un embargo
preventivo.

El art. 22 Convención de La Haya sobre Procedimiento Civil, del 1/3/54, que regula las relaciones entre
Alemania y Argentina, restringe las facultades de la autoridad encargada de decidir acerca del pedido de
asistencia judicial gratuita. Esta autoridad puede solamente controlar el certificado y solicitar informaciones
complementarias. Ello significa que el juez argentino debe dar fe a las constataciones de hecho sobre la
situación económica del requirente proporcionadas por la autoridad de su residencial habitual. El juez debe
asegurar al extranjero el goce del beneficio en un pie de igualdad con el nacional, que hubiere demostrado
carencia de medios equivalente.
El beneficio de litigar sin gastos comprende no sólo la exención de impuestos, tasas y gastos desde el inicio del
trámite sino también, el derecho a obtener la traba de medidas cautelares, sin el previo otorgamiento de la
caución.

Este interpretación se aplica al beneficio provisional (art. 83 CPr.), cuando no existen presunciones que inclinen
a pensar que el beneficio será denegado.

La Corte Sup. consideró que una resolución contraria menoscabaría la defensa en juicio (art. 18 CN.). Aunque
no fue mencionado en la sentencia, estaba también en juego el art. 20 CN.: "Los extranjeros gozan en el
territorio de la Nación de todos los derechos civiles del ciudadano".

Corte Sup., 7/3/89- "Ruiz de Frías de Mozarouski, Mariá Rosario y otros v. Asoc. Civil Mater Dei y otros".
Publicada en Fallos de la Corte Sup., 312-283/284.

El art. 17 de la Convención de La Haya de 1954 sobre Procedimiento Civil, que exime del arraigo a los
habitantes de los países adherenes, es de aplicación inmediata a los juicios pendientes.

La actora había consentido la procedencia del arraigo y posteriormente invocó los beneficios de la Convención.
La Corte Sup.

resolvió que la accionante debía ser eximida de prestar la caución, a pesar de que se encontraba firme, por
tratarse de un derecho emergente de una convención internacional, que hace al más adecuado ejercicio del
derecho de defensa y porque debe contemplarse el cambio de circunstancias sobrevinientes, aludiendo
implícitamente a la entrada en vigencia de la Convención de La Haya de 1954.

C. 1a Apels. Civ. y Com. La Plata, Prov. de Buenos Aires, sala l, 11/3/93, "Monteagudo Fontán, E. v.
Monteagudo Fontán, M.

s/reconocimiento judicial de instrumento privado y reducción a escritura pública".

El tribunal dispuso que teniendo la actora su domicilio en España y siendo éste uno de los países signatarios de
la Convención de La Haya de 1954 sobre Procedimiento Civil, no puede imponérsele caución o depósito alguno.

Cám. Nac. de Apels. Com. Bs. As., sala D, 2/8/89, "Liguria Societa di Assicurazioni S.P.A. y otros v. Galicia y Río
de la Plata Cía. de Seguros s/cobro de pesos".

El 24/4/87 el apoderado judicial de varias sociedades domiciliadas en Italia, Reino Unido, Países Bajos,
Portugal, Israel y Malasia, inició demanda en Argentina por cobro de pesos contra una compañía de seguros
domiciliada en al República Argentina. La demandada exigió el arraigo de las sociedades actoras, las que se
allanaron al mismo y solicitaron que la caución se prestara en moneda nacional argentina y se otorgara un plazo
de 60 días para su efectivización.

El juez de 1a instancia dictó sentencia el día 10/3/89 fijando una caución a la actora.

Al momento del dictado de la sentencia ya había entrado en vigencia para la República Argentina, el día 9/6/88,
la Convención de La Haya de 1954 sobre Procedimiento Civil. La Cám. de Apels. confirmó la caución, sin hacer
aplicación de la Convención mencionada la cual vinculaba a Argentina con alguno de los países donde tenían
domicilio las compañías demandantes.

Juz. Nac. 1a instancia Com. n. 18 Bs. As., 20/5/94, autos: Inédita.


La actora, quien tenía su domicilio real en Port Sunlight, Wirral, Marsydie, Gran Bretaña, solicita el rechazo de la
excepción de arraigo opuesta por la demandada basándose en lo normado por la Convención sobre
Procedimiento Civil adoptada el 1/3/54 por la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado. El juez
hizo lugar a la excepción de arraigo prevista por el art. 348 CPr., aprobado por ley 17.454 de 1967, modificado
por la ley 22.434 de 1981, en razón de que Gran Bretaña no era parte de la citada Convención.

Cám. Nac. de Apels. Civ. Bs. As., sala F, 6/9/93, "Popa, Pedro v.

Ferace, Rosario s/reivindicación". Inédita.

La Cámara revocó la decisión de un juzgado de 1a instancia que había acogido la excepción de arraigo contra
una persona domiciliada en Rumania, ya que con este último país la República Argentina se haya vinculada por
la Convención de Procedimiento Civil de La Haya de 1954 que dispone que no se podrá imponer ninguna
caución o depósito, por la sola condición de extranjeros o por falta de domicilio o de residencia en el país a los
nacionales de uno de los estados contratantes que tengan su domicilio en uno de dichos estados y que sean
demandantes o parte ante los tribunales de otro de los estados.

La Convención prevalece sobre la norma interna que autoriza la excepción de arraigo (art. 348 CPr.), en virtud
de la supremacía de los tratados contemplada por el art. 31 CN. Cám. Nac. de Apels. Civ. Bs. As., sala F,
4/11/93, "Vogelius, Federico Roberto y otro v. Grecian Investment S.A. y otros s/simulación". Inédita.

La Cámara admite la excepción de arraigo opuesta contra actores domiciliados en Gran Bretaña al no haber
adherido tal país a la Convención e La Haya de Procedimiento Civil. Entendió el tribunal que de ninguna manera
se puede deducir que el citado tratado haya derogado el art. 348 CPr., que autoriza la excepción de arraigo,
plenamente vigente con relación a los países que no son parte en la citada Convención.

Cám. Nac. de Apels. Civ. Bs. As., sala F, 27/2/92, "Kohnke, Otto v.

Knapp, Eugenio s/sucesión s/cobro de sumas de dinero". Inédita.

En este juicio se perseguía el cobro de un préstamo otorgado por el actor a Eugenio Knapp, a cuyos sucesores
se demandó. La cámara confirmó la decisión de 1a instancia que dispuso que no podría serle impuesto al actor
arraigo alguno en virtud de estar domiciliado el mismo en la entonces República Federal alemana, país con el
que la República Argentina está vinculado por la Convención de Procedimiento Civil de 1954. Esta Convención,
a criterio del tribunal, tiene jerarquía normativa superior a las normas procesales argentinas. Sostuvo además
que una interpretación contraria estaría en pugna con la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados
(arts. 26 a 27).

C. 2a Apels. Civ. y Com. La Plata, sala 2a, 11/3/93, causa B-75.049.

Inédita.

El juez de 1a instancia admitió la excepción de arraigo planteada porque el actor estaba domiciliado en
Pontevedra, España. La C. 2a Apels. La plata, sala 2a, revocó la resolución en virtud del art. 17 Convención de
La Haya de 1954 sobre procedimiento civil y por ser España parte de la convención.

Convención sobre la obtención de pruebas en el extranjero en materia Civil o Comercial. La Haya 18/3/70 Juzg.
Nac. Com. n. 7, secretaría n. 13, Bs. As., firme, 8/7/,88, "Panamerican Resource & Development Inc. v.
Huancayo S.A.F. y otros s/exhorto internacional". Inédita.
Se trata de un exhorto dirigido por un juez de Nueva York, Estados Unidos de América, en un proceso civil,
librado para que se reciba declaración a varios testigos en Buenos Aires, Argentina. El exhorto no fue
transmitido a la autoridad central argentina por el juez de Nueva York, sino directamente por la parte interesada.

El juez argentino aplica la Convención de La Haya de 1970 sobre la Obtención de Pruebas en el extranjero en
materia civil o comercial, vigente en las relaciones entre Argentina y Estados Unidos. El juez considera que la
vía de transmisión utilizada, no es la vía indicada por la Convención; autoridad central (art. 2). En consecuencia,
no se aplica la supresión de legalizaciones prevista en el art. 3 último párrafo de la Convención. La sentencia
considera que la finalidad de las legalizaciones es garantizar la autenticidad de los documentos y que en el
marco de la Convención de La Haya, ese objetivo se logra a través de la vía de transmisión.

El juez sostiene que de acuerdo a la Convención de La Haya de 1961, que suprime la exigencia de legalización
de los documentos públicos extranjeros, también en vigencia en las relaciones entre Argentina y Estados Unidos
de América, el exhorto debía llevar la apostille, por no haber sido transmitido por autoridad central.

No obstante, el exhorto no tenía apostille, pero sí una legalización efectuada por la autoridad consular argentina.
El juez exige, entonces, la legalización del Min. de Relaciones Exteriores de Argentina, de acuerdo al antiguo
sistema de legalizaciones previsto por la ley argentina (decreto 24/7/18).

Una vez que la legalización fue cumplida, el tribunal dió curso a la rogatoria. Aceptó la traducción del exhorto al
español, efectuada por un traductor de los Estados Unidos de América, de acuerdo al art. 4 de la Convención de
1970.

Convención por la cual se suprime la exigencia de legalización de los documentos públicos extranjeros. La
Haya, 5/10/61.

Cam. Nac. de Apels. Com., sala E, 11/10/88, Voest Alpine Intertrading v. Cargem S.A. en ED 138-.717.

La Convención de La Haya de 1961 que suprime la exigencia de la legalización de los documentos públicos
extranjeros, se aplica al laudo arbitral dictado en el Reino Unido de Gran Bretaña con anterioridad a la entrada
en vigencia de la Convención para Argentina, pero cuyo reconocimiento se solicita a un tribunal comercial de Bs.
As., con posterioridad a la entrada en vigencia de la Convención, el 18/2/88.

La Cámara resolvió que las legalizaciones que llevaban los documentos eran insuficientes, de acuerdo al
antiguo sistema de legalizaciones establecido por la ley argentina (decreto del 24/7/18 y art. 255 Reglamento
consular, decreto ley 8.714/63). El tribunal exigió la colocación de la apostille antes de pronunciarse sobre el
reconocimiento de la sentencia arbitral.

El laudo arbitral ha adquirido carácter público por la intervención del notario inglés, independientemente de la
naturaleza que revista el arbitraje en el país donde fue dictado. Como la Convención de La Haya de 1961
considera "documentos públicos", las "actas notariales", la Convención es aplicable a estos documentos.

La apostille prevista para la Convención es un requisito formal y su omisión no obsta a la validez intrínseca del
documento. la Cámara resolvió que no corresponde rechazar in limine el reconocimiento del laudo arbitral, sino
exigir la colocación de la apostille, antes de pronunciarse sobre la ejecución del laudo.

Cám. Nac. de Apels. Civ. bs. As., sala B, 6/4/89, "Mauri, Celso s/sucesión", en LL. 1989-E-392; JA 1990-I-472.

La sentencia de la Cám. Nac. de Apels. Civ. Bs. As., sala B, afirma que la única formalidad exigida por la
Convención por la cual se suprime la exigencia de legalización de los documentos públicos extranjeros en la
apostille, definida en el art. 4 de la Convención.

La Cámara aceptó como auténtico, un certificado de estado civil emitido en Italia que llevaba una apostille,
presentado en una sucesión, sin exigir otras formalidades.

La decisión aborda la contradicción entre las dos primeras frases del art. 2: la primera elimina la legalización de
los documentos públicos descriptos en el art. 1, mientras que la segunda hace referencia a la legalización
efectuada por los agentes diplomáticos o consulares del país donde se quiere presentar el documento.

Esta contradicción es considerada sólo aparente por los jueces por las siguientes razones:

a) el art. 3 párr. 1, establece que la única formalidad exigida por la Convención es la apostille, la cual debe ser
colocada por la autoridad competente del estado de origen del documento, en este caso, Italia;

b) el art. 5, último párrafo, exime a la apostille de toda legalización;

c) cada Estado contratante debe evitar que sus agentes diplomáticos o consulares legalicen los documentos
públicos abarcados en la Convención (art. 9);

d) no haya otros funcionarios autorizados por las leyes argentinas para proceder a efectuar tales legalizaciones;

e) el fin de la Convención, que surge de su título y de su preámbulo, ha sido el de simplificar las formalidades
necesarias para garantizar la autenticidad de los documentos extranjeros, imponiendo un proceso fácil y seguro
(la apostille);

f) el art. 2 no busca exigir una legalización, sino más bien trata de definir esa palabra en tanto es utilizada en el
marco de la Convención.

Cám. Nac. de Apels. Com. Bs. As., sala D, 26/2/91, "Bernardino A. Ramírez e Hijos S.C.A. s/pedido de quiebra
por Septodont". Inédita.

El tribunal resolvió acerca de un poder otorgado en Francia, presentado por el letrado apoderado de una
sociedad francesa, en un pedido de quiebra iniciado en Argentina. El poder había sido otorgado en instrumento
privado, cuya firma estaba certificada por notario público. El documento llevaba la apostille de la Convención de
La Haya que suprime la exigencia de legalización de documentos públicos extranjeros, por lo que la Cámara
decidió que el poder prima facie poseía eficacia internacional.

Cám. Nac. de Apels. Civ. Bs. As., sala 1a, 30/3/97, "Neusplel, Golda s/sucesión", en ED, diario del 12/6/95, fallo
46.478 y en Revista del Notariado, Bs. As., n. 841, abril-mayo-junio '95, ps. 382 a 387.

La presente decisión de la Cámara recae en una sucesión en la que se han presentado varios documentos
públicos extranjeros (partida de defunción, poder, fotocopias certificadas de pasaporte, partida de matrimonio,
partidas de nacimiento, declaratoria de herederos) provenientes del Estado de Israel.

Algunos de ellos poseen apostille y otros carecen de ella, contando con las legalizaciones exigidas con
anterioridad a la entrada en vigencia de la Convención. Se plantea en autos, la autenticidad o no de los mismos,
lo cual acarrearía la necesidad de efectuar nuevas legalizaciones sobre dichos documentos.

El tribunal sostuvo que a falta de disposición expresa que impida la aplicación de la Convención de La Haya del
5/10/61 a los documentos apostillados con anterioridad a su vigencia para el Estado receptor del documento,
cabe acudir a una solución del problema transitorio que mejor se compadezca con la finalidad de la misma. En
ese sentido resulta irrazonable exigir que un documento debidamente legalizado y autenticado según el decreto
del 24/7/18 que regía con anterioridad a la vigencia de la Convención de La Haya arriba mencionada, sea
presentado con apostille, por la sola razón de que su presentación en nuestro país ante una autoridad sea
posterior a la vigencia de la citada Convención, pues sería una retroactividad que ésta justamente, no impone.

A su vez, para los documentos provenientes de países ratificantes de la Convención de La Haya presentado con
posterioridad a su vigencia para la República Argentina, aprobada por ley 23.458, en vigor desde el 12/8/88
(conforme Noodt Taquela, María B. y Vicario, Roberto, "Tratados vigentes...", Revista de la Asociación de
Magistrados n. 1, p. 81), cabe admitir, tanto aquellos que acrediten su autenticidad mediante la apostille
cualquiera fuere la fecha de su colocación en el instrumento, como los que estén acompañados de la legislación
reglada en el decreto del 24/7/18.

Convención sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores, La Haya 25/10/80 Juzg. Civ.
n. 106 (Familia), 7/12/92, "H., J.A. v. V., C. P.

s/exhorto", firme, inédita.

El juez ordenó la restitución inmediata de una menor de 2 años de edad, al Canadá, de acuerdo al requerimiento
formulado por un juez de Toronto, Ontario. Los padres y la niña eran argentinos y tenían su residencia habitual
en Toronto. Aunque habían decidido separarse, habitaban la misma casa cuando la madre viajó con su hija a
Buenos Aires, sin que el padre tuviera conocimiento de ello y solicitó la tenencia de la menor al juez argentino.
El padre solicitó inmediatamente a las autoridades judiciales canadienses la custodia de la menor, que le fue
otorgada y su restitución.

El juez argentino escuchó a las partes, en 3 audiencias. Rechazó las pruebas ofrecidas por la madre, que no
tenían carácter documental, porque consideró que tendían a acreditar el conflicto matrimonial, pero no la
existencia de un peligro inminente para la menor en caso de restituirla a su padre (art. 13 de la Convención) con
lo que se desnaturalizaría el exhorto.

La sentencia reconoce la jurisdicción del juez de Canadá, la que etá aceptada por las partes, por ser el del
último domicilio conyugal y sostiene que es quien debe resolver sobre la tenencia y el régimen de visitas. Afirma
que la madre no cuestionó la tenencia provisoria otorgada al padre por el juez de Toronto. El juez afirma que no
puede legitimarse un hecho consumado contrario a derecho, pues la madre desconoció las leyes sobre la patria
potestad vigentes en Canadá, al solicitar la tenencia ante el juez argentino.

La sentencia fue dictada 4 meses y medio después de haber llegado al juzgado el pedido de restitución. Fue
cumplida voluntariamente por la madre quien solicitó autorización para viajar con la menor de regreso a Canadá,
la que le fue concedida.

Juzg. Nac. de 1a. instancia Civ. n. 102 de Buenos Aires, iniciado el 27/4/93, "R., P.D. y C. M., A. s/incidente de
familia", Inédita.

La madre de un menor de 7 años lo retuvo ilícitamente en España, adonde había sido autorizada a viajar por el
padre, quien detentaba la tenencia. El menor residía con su padre en Argentina, según el acuerdo celebrado en
el juicio de divorcio que tramitó en la República Argentina. La madre vivía en España. El 1/2/93 el padre ha
autorizado, ante escribano público, que su hijo viajara a España, junto a su madre. Terminado el plazo
autorizado para la estadía en aquel país, el menor no fue traído a su hogar. El juzgado consideró ilícita la
retención del menor en España de acuerdo a los términos de la Convención y libró exhorto internacional a
España, sin mencionar expresamente la Convención de La Haya de 1980.
El Juzg. Civ. n. 1 de Collado Villalba, España, citó a una audiencia a la madre y le ordenó que presentara al
menor. El juez dispuso la entrega del niño al padre quien había viajado a España a esos efectos.

Juzg. 1a instancia Civ. y Com. Morón, Prov. de Buenos Aires, iniciado el 3/9/92, "L., H. B. v. T., R. s/reintegro
inmediato de menores y tenencia provisoria de hijos". Inédita.

Un tribunal argentino solicitó la restitución de 2 menores, de 1 y 5 años de edad, que habían sido trasladados
ilícitamente, por la madre de la República Argentina a los Estados Unidos de Norteamérica.

Los padres habían contraído matrimonio en los Estados Unidos de América. Luego trasladaron su domicilio a la
Argentina, donde nacieron sus 2 hijos. La madre, de nacionalidad norteamericana, trasladó a los niños el
27/8/92 al estado de Florida, E.U.A. El padre solicitó la restitución ante el tribunal argentino, quien ordenó el
8/9/92 exhorto internacional. El juez de los Estados Unidos de América hizo lugar al pedido de restitución de los
menores. El 14/8/93, los niños volvieron a Argentina con su padre.

Juzg. Nac. de 1 instancia Civ. n. 81, iniciado el 5/6/92, "S. de M.

v. M., J. C. s/reintegro de hijos". Inédita.

La madre de 4 menores solicitó, ante un tribunal argentino, la restitución de los mismos, ante un traslado ilícito
que efectuó el padre hacia los Estados Unidos de América. La pareja había celebrado matrimonio en la
República Argentina, país donde nació el mayor de los hijos. Luego trasladaron su domicilio conyugal a los
Estados Unidos, donde nacieron los otros 3 hijos del matrimonio. Después de habitar 15 años en aquel país,
volvieron a radicarse en la Argentina donde adquirieron inmuebles, y obtuvieron la residencia permanente los
menores nacidos en Estados Unidos. Los niños concurrían a la escuela en Argentina. Diez meses después de
haber regresado a la Argentina, el padre se trasladó ilícitamente, el 19/11/90, a los Estados con los 4 menores,
vía Uruguay. Antes que el tribunal requiera la restitución de los menores, la madre manifestó en el expediente
habier legado a un acuerdo con el padre de sus hijos. La Convención entró en vigencia en Argentina el 1/6/91 y
el traslado había ocurrido el 19/11)90, a pesar de lo cual no se planteó su inaplicabilidad al caso (art. 35).

Cám. Nac. de Apels. Civ., sala 1a, (letra l), 14/9/95, firme "S., Z.

A. v. A., D. D. s/exhorto". Inédita.

El padre de nacionalidad kuwaití, solicitó la restitución, a través de la autoridad central del Reino Unido de
Inglaterra y Gales, de un menor de 5 años de edad, que se encontraba en Argentina, con su madre. Ante el
cuestionamiento de que el requerimiento de restitución se había formulado exclusivamente por la vía
administrativa, la Cámara Civil resolvió que, de acuerdo a la "Convención sobre los aspectos civiles de la
sustracción internacional de menores", adoptada el 25/10/80 por la Conferencia de La Haya de Derecho
Internacional Privado, la solicitud de retorno o restitución de un menor, no necesita ser formulada por una
autoridad judicial, bastando, al respecto, la intervención de la autoridad central del país requirente.

El tribunal consideró irrelevante que no existiera resolución de fondo en el proceso sobre la tenencia cuyo
trámite inició la madre en la Argentina, como tampoco una decisión judicial extranjera que confiera dicha
tenencia o guarda al padre, por cuanto no se trata de un juiico de exequatur ni es preciso que la persona
legitimada para requerir la restitución cuente a su favor con una sentencia, ya que el derecho que se ejercite de
tenencia, guarda, custodia o visita puede resultar de una atribución de pleno derecho (art. 3 último apartado de
la Convención).

Con relación a los requisitos necesarios para que proceda la restitución, dado que la autenticidad documental
del pedido fue cuestionada por el fiscal de Cámara, el tribunal resolvió que corresponde descartar toda
exigencia formal rigurosa, en tanto la vía de transmisión, en todo momento oficial, de autoridad central a
autoridad central, garantiza esa autenticidad, así como la de los instrumentos públicos que la acompañan y de lo
que posteriormente se agregara al proceso por vía del Min. de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y
culto.

La Cámara Civil consideró suficiente la información sobre la Ley de Menores inglesa procedente de la autoridad
central de Inglaterra y Gales y del fiscal oficial del tribunal supremo, responsable de la administración de la
Oficina del Lord Canciller dedicada a asuntos relativos a la sustracción de menores, y afirmó que la falta de
acompañamiento de los textos legales no es obstáculo suficiente, desde que la propia Convención no lo exige,
conformándose con una certificación o declaración jurada de la autoridad central o de otra autoridad competente
del Estado requirente o de una persona calificada.

Por lo tanto consideró acreditado que en los casos en que los padres del menor están casados entre sí en la
fecha de nacimiento de éste, el art. 2 Ley de Menores inglesa, confiere la patria potestad a ambos, que pueden
ejercerla en forma independiente.(art. 2.7.).

El tribunal resolvió que el elemento de hecho contenido en el art. 3 de la Convención, debe considerarse
cumplido con lo expresado por el padre, en tanto reputa que el niño fue raptado de Inglaterra por la fuerza e
injustamente.

Ante la ausencia de una calificación autárquica en las Convenciones de La Haya, la Cámara recordó que la
residencia habitual ha sido entendida como una noción de hecho, como un punto de conexión sociológico, que
se refiere al centro afectivo de la vida del menor, es el lugar donde el menor desarrolla sus actividades, donde
está establecido con un cierto grado de permanencia, es el centro de sus afectos y vivencias.

También se desestimaron las objeciones que cuestionaban la existencia de residencia habitual en Inglaterrra,
porque sostenía que la residencia no fue producto del consenso paterno-materno, sino casual, por la trágica
situación vivida a raíz de la Guerra del golfo, reuniéndose en Inglaterra, donde realizaba estudios el padre, luego
de larga residencia de la familia en Kuwait desde septiembre de 1979.

La Cámara Civil dijo que el requisito de la residencia habitual está configurado si desde agosto de 1990 hasta el
viaje a la Argentina de la madre y del menor en mayor de 1993, ambos padres residían en Inglaterra con el niño,
donde la madre trabajaba y aquél acudía a una guardería.

Se resolvió que existía residencia habitual en Inglaterra si ambos padres permanecieron allí con el niño durante
casi 3 años, aunque su situación migratoria no se encontrara regularizada y la residencia pudiera considerarse
inestable. Se dijo además que si bien se cuestionó que la residencia habitual se encontrara en Inglaterra, al
opornerse la madre a la restitución, no se sugirió siquiera, que el menor tuviera otro centro de vida y no podía
considerarse que este fuera Kuwait, país que había sido abandonado largo tiempo atrás por el conflicto bélico.

La Cámara Civil consideró ilícito el traslado, ya que de acuerdo al derecho de la residencia habitual -Inglaterra-
corresponde a ambos padres la contitularidad de la patria potestad y el derecho de custodia no necesita de una
decisión previa que le confiera o le reconozca. El tribunal juzgó ilícito el desplazamiento por haberse producido
sin el consentimiento expreso de ambos cónyuges En el caso no se había adoptado decisión sobre la guarda
del menor, porque no existía proceso en Inglaterra y si bien la madre había iniciado un juicio de tenencia en
Argentina, el juez rechazó el pedido de tenencia provisoria en virtud de lo dispuesto por el art.

16 de la Convención.
La Cámara Civil señaló que un niño, cuyos padres de nacionalidad diferente están separados, tiene el derecho,
salvo circunstancias excepcionales, de mantener sus vínculos con sus dos padres, con cita de los arts. 8.1 y 9.3
de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño de 1989.

El plazo de un año al que se refiere el art. 12 de la Convención, debe calcularse hasta la fecha en que se recibe
la demanda en el estado requerido. En el caso se resolvió que no había transcurrido el plazo mencionado, ya
que el traslado del menor a la Argentina, se produjo el 5/5/93 y se recibió el fax de la autoridad central de
Inglaterra y Gales el 12/4/94.

La Cámara Civil resolvió que debe permitirse al oponente producir prueba sobre las causas de oposición al
retorno del menor, pues de lo contrario la oposición autorizada por el art. 13 de la Convención vendría en letra
muerta. El juez de 1a. instancia había rechazado la recepción de las pruebas ofrecidas, porque debía atenerse
al plazo del art. 11 de la Convención. La Cámara dijo que el juez debía adoptar las medidas tendientes a
compatibilizar la celeridad y el adecuado ejercicio del derecho de oposición.

Al resolver la restitución, no se dió relevancia a los documentos privados presentados por la madre del menor en
el juicio de tenencia, a pesar de que el padre demandado no contestó la demanda, que le fue notificada por
exhorto internacional en Inglaterra. El juez de 1a instancia y la Cámara consideraron que ante el traslado ilícito
del menor, sustraído de su ámbito propio y de sus jueces naturales, el padre estaba eximido de comparecer
ante otros tribunales -argentinos en el caso- para cumplir con la carga de contestar la demanda de tenencia. Se
dijo que, por lo tanto, los documentos privados no pueden ser tenidos por auténticos al no encontrarse
reconocidos.

La sentencia rechazó también el argumento del asesor de menores de cámara de que el niño estaba integrado
al medio actual -Argentina- ya que esta circunstancia no constituye un motivo autónomo de oposición, salvo en
el caso de que la restitución sea solicitada más allá del plazo de un año a que se refiere el art. 12 de la
Convención (con cita del fallo de la Corte Sup. del 14/6/95, "W., E.", consid. 17 último párrafo).

La Cámara Civil resolvió que no constituye un principio fundamental del Estado requerido -Argentina- (art. 20 de
la Convención), el precepto del art. 206 párr. 2 CC. argentino (texto modificado por ley 23.515 de 1987), que
dispone que en caso de separación de los padres, "los hijos menores de 5 años quedarán a cargo de la madre,
salvo causas graves que afecten el interés del menor". Sostuvo que se trata de un principio de derecho de
familia argentino, pero que es dudoso que pueda ser calificado como principio fundamental, en tanto reconoce
excepciones. El tribunal recordó que los Estados parte en la Convención han aceptado sacrificar la invocación
de los principios de su derecho de familia como causa de oposición, lo que recepta la tendencia creciente a
restringir los alcances de la excepción de orden público internacional (Fermé, Eduardo L, "Derecho Internacional
Privado, Convención Interamericana sobre Normas Generales", Bs. As., Enciclopedia Jurídica Omeba, Apéndice
V, 1987, p. 214).

La sentencia resolvió finalmente que la restitución del niño a la proximidad de su padre lo expondría a un grave
riesgo a la vida, en base al documento en el cual el padre funda su pedido de restitución ante la autoridad
central de Inglaterra en el que se refirió a sus actividades contra el movimiento árabe e islámicos que los Arabes
e Islámicos fanáticos habían dictado una sentencia de muerte contra él y el temor por su vida lo obligaba a no
desplazarse nunca a Argentina.

El tribunal que consideró verosímil el grave riesgo a la vida, en razón de la conocida decisión con la que el
fanatismo fundamentalista musulmán persigue sus fines, sin detenerse en atentados de todo tipo Señaló que el
art. 13.b. de la Convención, que debe ser interpretado con carácter restrictivo, contempla no sólo riesgos
externos generalizados en el país requirente (guerra civil, etc.), sino también la situación concreta que pudiera
derivarse de la reinstalación del menor en la situación anterior al traslado ilícito.

El rechazo de la restitución se fundó en el art. 13.b. de la Convención, y en el art. 19.1. de la Convención de las
Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, de 1989, por el cual los Estados se han obligado a adoptar todas
las medidas para proteger al niño "contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato
negligente". El tribunal destacó que la resolución adoptada no debía entenderse como un premio al
comportamiento ilegítimo de la madre, ni de una actitud de falso nacionalismo, de modo de favorecer el traslado
ilícito efectuado por la madre argentina, sino de preterir los legítimos derechos del padre en favor del interés del
menor a su propia existencia, sin enfrentar riesgos innecesarios en razón de las actividades o ideas de aquél.

Convención sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores, La Haya 25/10/80 Juzg. de
1a instancia Civ. y Com. n. 13 San Isidro, Prov. de buenos Aires, 20/12/94, "P., P. v. P., H. s/exhorto". Inédita.

La madre, nacida en Cuba y de nacionalidad estadounidense salió de Argentina el 29/1/92 con sus 3 hijas de
10, 8 y 5 años hacia Florida, Estados Unidos de América, sin el consentimiento del padre.

Los jueces, que intervinieron en los juicios de "tenencia" promovidos por la madre en Estados Unidos y por el
padre en Argentina resolvieron que la residencia habitual de los menores y de sus padres se encontraba en
Argentina, a pesar de que los padres tenían una casa en Florida y viajaban frecuentemente a Estados Unidos de
América. Posteriormente, el 10/4/92, el padre retira a las 2 hijas menores de Florida, E.U.A. y las traslada a
Martínez, prov. de Buenos Aires, Argentina.

El padre solicitió la restitución de la hija mayor a Argentina, la que fue denegada por el tribunal de Miami porque
la menor estaba arraigada en Florida y se oponía a regresar a Argentina. El juez resolvió que la niña había
alcanzado una edad y grado de madurez adecuados para que se tomaran en cuenta sus opiniones. También
consideró que existía grave riesgo de que su regreso a Argentina la expusiera a daño psicológico o la pusiera en
una situación intolerable.

Posteriormente, la madre solicitó a la autoridad central de Estados Unidos la restitución de las 2 hijas menores.
La autoridad central de Estados Unidos de América remitió por fax el 17/3/93 el pedido de la autoridad central de
Argentina. La petición fue presentada al juez de San Isidro, Prov. de Buenos Aires, Argentina, el 6/7/94.

El juez argentino resolvió el 20/12/94 rechazar la restitución porque consideró que el traslado efectuado por el
padre de las 2 menores no era ilícito, ya que anteriormente la madre había sustraído las 3 hijas de Argentina.

El juez tuvo en cuenta la declaración de la madre ante los tribunales de Miami, en la que ella admitió que para
trasladar a sus 3 hijas a Estados Unidos, sin el consentimiento paterno exigido por el art. 264 quater CC,
argentino, modificado por le 23.264, de 1985, sobornó a un oficial de migraciones mediante la entrega de $300,
equivalente a u$s300.

La autoridad central argentina al recibir el pedido de restitución de la autoridad central de Estados Unidos y
remitirlo al juez de San Isidro, había dictaminado en contra de la restitución, fundando su improcedencia en que
la residencia habitual de las menores estaba en Argentina y que no existió traslado ilícito por parte del padre,
sino por el contrario era ilegal el traslado efectuado por la madre.

El padre no contestó el traslado del pedido de restitución y la asesora de menores se opuso a la restitución.

El primer juez de Estados Unidos de América que intervino en el pedido de custodia formulado por la madre, lo
rechazó por no tener jurisdicción internacional porque la residencia habitual estaba en Argentina. Otro juez de
Estados Unidos asume jurisdicción el 26/10/93 porque considera que la madre no podía litigar en Argentina por
la violencia que su esposo había ejercido sobre ella. El 21/12/93 el juez estadounidense otorgó la custodia de
las 3 menores a la madre, 2 de las cuales se encontraban en Argentina con el padre.

Cám. Nac. de Apels. Civ., sala H, 2/3/95, "A., L. A. s/exhorto".

Inédita.

Pedido de restitución, proveniente de la autoridad central española, formulado por el padre de una menor que
salió de España ilegalmente con su madre y trasladada a Argentina. Los padres se encontraban separados,
ambos residían en España y la niña vivía con la madre. En el juicio de divorcio tramitado en España, se le
otorgó como medida cautelar a la madre la custodia y guarda de la niña el día 23/4/91.

En audiencia de fecha 1/7/91, la juez de España exige la entrega de los pasaportes de los padres a fin de evitar
toda salida del país sin permiso del tribunal. La madre sale con la menor de España, entre juilio y septiembre de
1991, utilizando un pasaporte que poseía ilegítimamente. Con posterioridad, el 3/6/92, la juez española atribuyó
la guarda y custodia al padre.

La juez de 1a instancia de la República Argentina declara improcedente la restitución solicitada por el padre,
pedido que se había efectuado 2 años antes de la resolución de la magistrada, señalando la misma que la
madre salió de España con la menor en ejercicio de un derecho de custodia otorgado con anterioridad. Por lo
tanto no se configuró un traslado ilícito en los términos del juez de la Convención. Sumado a esto, la juez
consideró, apoyándose en el art. 13 inc. b de la Convención, que la menor sufriría una gran violencia emocional
de hacerse lugar a la restitución, ya que la misma se ha integrado el nuevo medio en la Argentina.

La Cám. de Apels. revocó la decisión de 1a instancia, basándose en que se había configurado el extremo
exigido por el art. 3 del Convenio, dado que el egreso de España se hizo sin autorización judicial, para lo cual
señala el tribunal, se habían retenido expresamente los pasaportes.

Concluyó sosteniendo también la Cámara que en el caso no concurrían los supuestos de inconveniencia y
riesgo contemplados en el art. 13 del Convenio. En apoyo de lo anterior agrega que en realidad se ha
comprobado el estado de riesgo psicofísico al que se encuentra sometida la niña en compañía de su madre en
este país, prueba de ello es la manipulación de su opinión por parte de su progenitora y su abuela, las cuales
vinculan a la niña con su padre, llegando al punto de efectuar una denuncia penal por violación. Dentro del
marco de esta última acción se llevaron a cabo 3 exámenes médico ginecológicos de la menor a efectos de
aventar la posibilidad de la comisión del delito denunciado. La autorización de la madre a que se realizaran tales
exámenes fue considerada por la Cámara como contraria a su deber de protección y una forma específica de
maltrato hacia su hija. A lo dicho debe sumarse que la madre con posterioridad manifestó su voluntad de no
instar la acción penal contra el padre a quien había denunciado por abusos deshonestos respecto de la hija.

En fecha 29/8/95, la Corte sup. confirmó la sentencia de la Cámara que ordenaba la restitución.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Noodt Taquela, María B., "Derecho Internacional Privado. Método de casos. Análisis de fallos. Documentos
Extranjeros", Bs As, Ed.

Astrea, 1992, pág. 53, ps. 134/136, ps. 96/97.

Noodt Taquela, María B. y Vicario, Roberto, "Tratados vigentes..."

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