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REALISMO O IDEALISMO EN LAS CIENCIAS FÍSICAS ..

TEóFILO lSNARDI
PRÓLOGO: MARIO BUNGE

PRÓLOGO:
TEÓFILO lSNARDI,
EL PRIMER FILÓSOFO DE LA FíSICA ARGENTINO.

El artículo que se reproduce a continuación, hasta que lsnardi se jubiló, a fines de 1952,
"Realismo o idealismo en las ciencias físicas", cuando lo sucedió José Antonio Balseiro.
apareció originariamente en el Nro. 6, aiio XIII,
1927, pp. 405-421, de la Revista de Filosofía, lsnardi participaba regularmenie en el semi-
fundada por José Ingenieros y dirigida por nario de j[sica teórica que manteníamos los
Antbal Ponce. Su autor fue el D1: Teófilo lsnardi estudiantes de física entre 1945 y 1952, y dis-
(1890-1966), profesor de física general y fúica cutía con nosotros mano a mano, señalando difi-
matemática en la Universidad de Buenos Aires, cultades que presentaba (y aún presenta) la
de fisicoquímica en la Universidad de la Plata, interpretación física del formalismo matemático
y de física en la Escuela Naval Militar de Rto de la mecánica cuántica. Don Teófilo sostenía
Santiago. que ésta permite calcular pero no entenda Esta
opinión es debatible, pero era compartida por
Que yo sepa, este artículo fundó la filosoj[a muchos grandes físicos de la época. Niels Bolu;
de laj[sica en Argentina. Hacia la misma época célebre no sólo por su modelo del átomo sino
otros profesores universitarios escribieron también por la oscuridad de sus ensayos episte-
ensayos sobre la filosofía de otras disciplinas. mológicos, llegó a afirmar que había que cam-
Por ejemplo, Claro C. Dassen escribió sobre la biar la definición de "entender".
filosoj[a de la matemática, Carlos Dieulefait
sobre filosofía de la estadtstica y Narciso Nótese lafecha del ensayo de Isnardi: 1927.
C. Laclau sobre filosofía de la biología. Años Tres mios antes Louis de Broglie habta publica-
más tardé Enrique Gaviota escribiría sobre do las primeras ideas sobre la mecánica ondu-
filosoj[a de la mecánica cuántica y Carlos latoria, que asociaba una "onda ficticia" (la
Prélat sobre filosoj[a de la química. futura función de onda) a todo cuerpo en
movmuento. Dos mios antes, Werner
El Dr. Isnardi se habtaformado en Alemania, Heisenberg había publicado su primer artículo
donde asistió a cursos de Max Planck y otros sobre la díscola mecánica matricial. En 1926
cientificos eminentes. Conocía a fondo la física E1win Schrodinger había publicado su primera
clásica, en particular la termodinámica, y estu- memoria sobre la nueva mecánica ondulatoria,
. diaba seriamente la mecánica cuántica. Sus que es la que usamos hoy. Y el mismo año Max
cursos eran un modelo de organización y clari- Boriz propuso la interpretación probabilista de
dad. Pero, al igual que los cursos europeos, su la célebre función de onda (u onda fantasma,
curso de fúica teórica no incluía la resolución como la llamó él mismo), que había postulado
de problemas. Yo tuve el honor de ser su primer de Broglie y que Schrodinger permitía calcular.
ayudante de j[sica matemática; duré de 1946 O sea, el artículo de Isnardi apareció en cuanto

Revista de Enseñanza de la Física, Vol. 15 W 1, pp 23-31, 2002.


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hubo nacido la· mecáncia cuántica. No puede El dualismo realista, al colocar nuestro
pedirse más actualidad. entendimiento frente a la realidad preexistente,
plantea una ardua~cuestión: la de las relaciones
Al mismo tiempo los propios físicos -en par- entre la realidad y nuestra psiquis mediante la
ticular Bohr, Heisenberg, Shrodinge1; Planck y sensación. La creencia popular acepta un
Einstein- comenzaron discusiones epistemológi- ingenuo realismo, según el cual nuestras sensa-
cas sobre la nueva física. La más difícil o ciones son imágenes fieles de las cosas; las
importante de ellas, y que aún está en pie, es la modalidades y cualidades de aquéllas son
que aborda lsnardi en el m1ículo que comenta- "propiedades" intrínsecas de éstas: color sabor,
mos. Se trata de averiguar si la física describe peso, forma, etcétera. La sensación reproduce la
una realidad que existe independientemente del realidad en nuestra conciencia, que entra, por lo
observador, o si se limita a describir percep- tanto, en inmediato contacto con aquélla.
ciones del observador. lsnardi, al igual que
Planck, Einstein y de Broglie, toma partido por Este realismo ingenuo no fué nunca adoptado
el realismo contra el positivismo subjetivista de por ninguna escuela filosófica; dentro de la físi-
la mayoría. ¡Bravo, Don Teófilo! ca, ya Galileo distinguía entre las propiedades
· Mario Bunge. primarias de las cosas, peso, forma, etcétera, y
las propiedades secundarias, color, sabor,
. etcétera, y atribuía estas últimas a las cualidades
l. REALISMO O IDEALISMO. de nuestros sentidos.

Realismo e idealismo son dos polos opuestos Por otra parte, una misma realidad puede
en la esfera de la teoría del conocimiento. A provocar sensaciones diferentes en diversos
las preguntas: ¿Cuál es el objeto, el tema, de sujetos, y aun en un mismo sujeto bajo condi-
nuestros conocimientos? ¿Qué podemos cono- ciones diferentes. Supuesta permanente aquella
cer?, responde el realista: El objeto de nuestros realidad, es necesario admitir que estas diversas
conocimientos es la realidad del mundo exterior, sensaciones son diferentes aspectos o aparien-
vale decir, de la naturaleza, que nos es revelada cias de ella. Más aun, 1os datos de dos sentidos
por nuestras sensaciones. Estas forman una imá- con respecto a una misma realidad pueden ser
gen de aquélla, que nos permite conocerla (sen- entre sí contradictorios; ya Aristóteles hacía
sismo o sensualismo), y aunque tal conocimien- notar qué "si se cruzan los dedos, el tacto dice
to sea hasta ahora imperfecto o fragmentario, la que existen dos objetos donde la vista revela uno
actividad cognoscitiva del hombre lo perfec- sólo" (Metafísica, IV, L. 6); es la conocida expe-
ciona y lo extiende constantemente, procurando riencia con la pelotilla de miga de pan que se
alcanzar el dominio pleno de la verdad con coloca entre las yemas de los dedos medio e
respecto a la realidad exterior. índice, previamente cruzados (aquél sobre éste).
El conjunto de hechos análogos conduce a la
El idealista, ubicado en el polo opuesto de la teoría de las ilusiones del sentido, para conciliar
esfera, responde a su vez: La existencia de una estos datos contradictorios con el presupuesto
realidad exterior permanente constituye una de una realidad única y permanente. Es el núcleo
hipótesis no contraloreable y, por lo tanto, arbi- de la argumentación de Sócrates en contra de
traria. Sólo podemos conocer nuestro mundo la defmición de Protágora: el conocimiento es la
interior, el mundo de nuestra conciencia. La sensación (Platón, Teeteto, VIII, 1). Sócrates
sensación es el más elemental de· los actos apela al sentido común para justificar su premisa
cognoscitivos, pero no sale fuera de nuestra tácita de una realidad única y permanente, lo
·conciencia. Su objetivación en una realidad cual posiblemente no hubiera satisfecho a
exterior es pura apariencia, resultando de nues- Protágora, que no la admitía.
tra imaginación voluntaria. El mundo es el con-
junto ordenado y conexo de mis sensaciones; es, En el polo opuesto encontramos el idealismo,
por lo tanto, pura representación; no tiene exis- desarrollado por filósofos eminentes: Berkeley,
tencia propia, porque sólo es un contenido de mi Hume, Schopenhauer, etcétera. Al suprimir el
conciencia. La totalidad del mundo está en mí, el dualismo, realidad-psiquis, esta doctrina elimina
dualismo: "mundo físico" y "mundo psíquico" todos los problemas que el realismo plantea sin
carece de sentido. llegar a resolverlos. Pero el-idealismo conduce a
no menores dificultades, pues sus últimas conse-
;Entre estos "dos polos opuestos caben cuencias parecen inadmisibles.
escuelas o doctrinas intermedias, que procuran
conciliar la antinomia. Si mi conciencia no puede salir de sí misma,
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lo único que puedo afirmar es su propio con- Surge entonces inmediatamente la cuestión:
tenido. Las personas del mundo exterior de los ¿Qué entienden por "naturaleza"? ¿Acas.o la
realistas son, como los pretendidos objetos realidad del mundo exterior como tal? ¿0, por el
reales, pura representación; sólo existen en mi contrario, el conjunto ordenado y conexo de
conciencia. Todo conocimiento es, por lo tanto, nuestras representaciones? En e 1 primer caso las
individual, y no puede comunicarse ni trasmi- ciencias naturales serían un capítulo mal funda-
tirse. Si acaso existe otro ser pensante, su do de una metafísica realista acaso la elabo-
mundo, es decir, el mundo de sus representa- ración de los materiales para fundar en el futuro
ciones no podrá en ningún caso ponerse en esta ciencia. En el segundo serían un capítulo
relación con el mío y no tendrá con éste ningún extenso de la psicología, que estudia el con-
elemento común. Se llega así al "solipsismo", tenido de nuestra conciencia.
que es la consecuencia lógica del idealismo en
su forma más pura. Los sofistas, consecuentes Es evidente que si por naturaleza entendieran
con sus propias doctrinas, se atenían a esta con- las ciencias físicas la realidad del mundo
clusión. Aristóteles atribuye, a Protágora la exterior, habrían adoptado de antemano una
siguiente opinión: "Nosotros para conocer las solución realista del problema fundamental de la
cosas aplicamos la sensación, pero la sensación teoría del conocimiento. En tal caso, para que
no es la cosa; por lo tanto, la verdad no existe esta solución estuviera suficientemente fundada
fuera de la opinión individual" (Metafísica, IX, hubiera sido necesario resolver previamente las
6); y Sócrates, en el ya mencionado diálogo de dificultades con que el realismo tropieza, tan
Platón, al hacerse cargo de la opinión del mismo acertadamente anotadas por los idealistas. En
Protágoras, para quien "el hombre es la medida particular, toda la ciencia "positiva" estaría fun-
de todas las cosas", la interpreta significando dada en una hipótesis no contraloreable y, por lo
que, "tal como una cosa me parece a mí, así es tanto, arbitraria: la de la existencia de una reali-
para mí; tal como te parece a tí, así es para tí". dad exterior permanente. Más aun, la aplicación
Esta opinión, sustentada también por los de los principios fundamentales de estas
pitagóricos, es indudablemente la consecuencia ciencias suscitaría dudas insalvables; tal, por
lógica, aunque extrema, del idealismo. ejemplo, el principio de causalidad. Porque si
éste es el origen empírico, resultado de la expe-
riencia, carece de la universalidad y certeza que
II. FILOSOFÍA Y CIENCIA. es necesario asignarle para el desarrollo de
toda ciencia. Si, por el contrario, es una forma
Sería: largo e inoficioso resumir las solu- "a priori" de nuestra actividad lógica, y por lo
ciones que las diversas escuelas filosóficas han tanto apodícticamente válido, no se comprende
propuesto para las cuestiones que suscita el por qué la realidad exterior ha de conformarse
problema fundamental de la teoría del con él, como si el hombre impusiera a la natu-
conocimiento, y no nos creeríamos autorizados raleza el yugo de su inteligencia.
para intentarlo. Basta aquí con la enunciación
del problema mismo, porque aquellas escuelas La solución idealista del problema presenta
no interesan directamente para nuestro propósi- para las ciencias naturales no menores dificul-
to, que sólo lo contempla desde su único punto tades; porque si el mundo fuera también para
de vista: el de las ciencias naturales_y más par- ellas, pura representación, es decir, el conjunto
ticularmente el de las ciencias físicas. ordenado y conexo de nuestras imágenes per-
ceptivas, ¿qué significado tendría la constante
Dicho está con lo que precede que no apelación a la experiencia, es decir, en último
deseamos inmiscuirnos en las discusiones de los análisis a la sensación? ¿Y cómo evitan el
filósofos ni pretendemos invadir los límites de extremo del "solipsismo", que es incompatible
su dominio. Nadie ha protestado más eficaz- con la actividad científica? El método experi-
mente que ellos en contra de las tentativas mental debiera ser en tal caso substituido por la
hechas para aplicar a un campo los métodos de introspección: el "a posteriori" de las ciencias
cultivo del otro. Esas protestas son, sin duda, por el "a priori" de la filosofía.
justificadas, lo que no significa aprobar el dejo
despectivo con que los labradores de uno suelen El problema es, pues, tan fundamental para la
referirse a las actividades de los cultores del ciencia como para la filosofía; y acaso más para
otro. aquélla que para ésta. Porque su solució~, _no
sólo le interesa en tanto afecta al valor objetivo
Pero las ciencias naturales, y entre ellas la de sus conocimientos, que estarían justificados
física, se proponen el estudio de la naturaleza. por sus aplicaciones técnicas, sino en cuanto es
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necesaria y prev.ia para poder justificar sus pro- que se ha demostrado que, supuesta posible una
pios métodos de investigación. He aquí por qué, interpretación mecánica completa del mismo,
sin ser filósofos, y aun protestando porque tal se podrían deducirse de ella un infinito número de
los supusiera, muchos hombres de ciencia, y explicaciones mecánicas diferentes, pero igual-
especialmente físicos eminentes, han debido mente satisfactorias. Este Teorema de Poincaré
abordar un tema que la filosofía estudia desde -deducido matemáticamente de las ecuaciones
hace treinta siglos, sin haber podido alcanzar generales de la dinámica- nos muestra cuán ilu-
una solución única. soria era la confianza que el materialismo cien-
tífico abrigaba con respecto al éxito de la
mecánica en la investigación de la realidad en sí
ill. EL REALISMO EN LAS CIENCIAS. misma; porque solamente razones prácticas
podrían guiarnos para preferir una de entre todas
Aquella constante apelación a la experiencia las explicaciones mecánicas que serían posibles.
puede conducir a la opinión de que la ciencia
sólo es posible a condición de aceptar una inter-
pretación realista del mundo; que su fin es el IV. LAS SENSACIONES Y LA REALIDAD.
conocimiento de la realidad, tal cual es; y que la
verdad científica nos revela la esencia de las Desechado el realismo ingenuo a que antes
cosas en sí mismas, o tiende por lo menos hacia nos referíamos, y según el cuál hubiéramos
este ideal, al cual se aproxima constantemente. podido deducir de nuestras sensaciones una imá-
gen fiel de la realidad, corresponde investigar
No es raro encontrar entre los físicos par- qué relación debe presuponerse entre las cosas
tidarios de un realismo casi ingenuo, que se des- del mundo exterior -supuestas reales- y nuestras
cub're en sus convicciones más que en sus libros, sensaciones para que las ciencias sean posibles;
donde a· menudo se omite la cuestión. Para ellos del resultado de esta investigación depende el
toda duda acerca del valor objetivo de la ciencia valor objetivo que podamos asignar a nuestros
es anticientífica, porque no solamente abrigan conocimientos.
una profunda fe en cuanto a los datos inmediatos
de la experiencia, es decir, de nuestros sentidos Ya en 1878 H. von Helmholtz, el célebre físi-
convenientemente contraloreados, sino también co teórico de la Universidad de Berlín y uno de
en cuanto a las hipótesis científicas que traspo- los más grandes ingenios de su siglo, abordaba
nen los límites precisos de la experiencia mtsma. resueltamente el estudio de la cuestión. Sus
opiniones son, por otra parte, particularmente
Aquel realismo ingenuo conduce a un opti- autorizadas, porque durante muchos años se
mismo exagerado con respecto al valor de las dedicó al estudio de las sensaciones, especial-
ciencias y al poder de sus métodos para el mente las visuales y acústicas.
conocimiento del mundo exterior, optimismo
que a menudo se mezcla con un poco de petu- Sin duda la hipótesis realista -dice
lancia individual. Helmholtz- es la más sencilla que podamos for-
mular; ha sido probada y comprobada en todas
Hubo una época en que los éxitos de la sus determinaciones particulares, y por lo tanto,
mecánica de Newton, y sobre todo de la m\!cáni- extraordinariamente aplicable y fructífera como
ca celeste, que es su capítulo más brillante, fundamento de la acción. La regularidad causal
hicieron pensar en la posibilidad de reducir la de las sensaciones sólo pudiéramos concebirla
explicación de todos los fenómenos a las leyes según la representación idealista diciendo: nues-
del movimiento de determinadas substancias; y tras percepciones se suceden "como si" el
no sólo se postulaba la posibilidad de esta expli- mundo de las cosas materiales, que la hipótesis
cación, sino que se consideraba tácitamente que realista supone, existiera realmente. Pero de este
la multiplicidad de los fenómenos, y su · "como si" no podemos apartarnos, debemos
conocimiento cada vez más exacto y detallado, considerar la concepción realista como una
conduciría a una "única" explicación mecánica hipótesis notablemente precisa y aplicable, pero
.posible de los mismos; y esta explicación única a la que no podemos atribuir validez necesaria,
debía, por lo tanto, reproducir la realidad en sí. porque junto a ella son posibles otras hipótesis
Actualmente ya no es posible mantener estas ilu- idealistas que no pueden rebatirse.
siones; porque, no sólo el desenvolvimiento de
las teorías físicas-en las últimas décadas parece Tenemos así un realismo que pudiéramos lla-
conducirnos a interpretaciones incompatibles mar de carácter pragmático, de utilidad práctica.
con la concepción mecánica del Universo, sino ¿Por qué no es posible apartarse de ese "como
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si", sobre el cual insiste Helmholtz? La respues- sensaciones, y recíprocamente. Podemos por lo
ta está en su teoría de las relaciones entre las tanto, descubrir en nuestros signos las relaciones
cosas exteriores y las sensaciones que nos de causalidad que vinculan a los fenómenos
provocan. Estas no son -según Helmholtz- imá- entre sí, e inversamente, conociendo estas
genes de aquellas, sino "signos", rriarcas o sím- re 1aciones y dadas las circunstancias actuales,
bolos que las diferencian en nuestra conciencia. mediate sus signos respectivos, podemos prever
las consecuencias futuras. Una sensación aislada
El mismo ha explicado claramente la carece de todo elemento real; pero un conjunto
diferencia. Exigimos siempre de una imagen conexo de sensaciones contiene algo de la reali-
cierta semejanza con el objeto representado: en dad: sus propias relaciones de conexión; y son
una estatua, igualdad de forma; en un dibujo, éstas lo único que nos interesa como fundamen-
igualdad de la proyección perspectiva en el to de la acción. Por lo tanto, no sólo es posible
campo visual; en una pintura, además, igualdad una ciencia de aquellos signos desprovistos de
de color. En cámbio, un signo o símbolo no realidad, sino que también una tal ciencia nos
necesita ninguna semejanza con la cosa cuyo es tan útil como la que hubieramos podido fun-
signo es. La relación entre ambos sólo consiste dar en una hipótesis ingenuamente realista o
en que un mismo objeto en las mismas condi- sensualista.
ciones provoca el mismo signo característico, y
que, por lo tanto, diferentes signos corresponden
a diferentes excitantes. VI. CIENCIA EMPÍRICA Y CIENCIA RACIONAL.

Entre las cosas y las sensaciones que nos Tales podrían ser los fundamentos de una
provocan hay, pues, según Helmholtz, una ciencia empírica. Esta ciencia debería limitarse
relación del mismo orden que entre las cosas y a describir grupos de circunstancias y las corres-
sus nombres respectivos; pero existe la diferen- pondientes consecuencias observadas; su méto-
cia de que mientras en el primer caso la relación do se aproximaría al que preconizó lord Bacon
se establece directamente con nuestra concien- en su Novum Organon. Ejemplos dentro de las
cia, en el segundo caso la palabra es una nueva ciencias físicas los encontraríamos en el estado
sensación interpuesta entre aquéllas y ésta. Por actual de la meteorología.
eso en el lenguaje nuestra conciencia percibe la
palabra y no la cosa. La ciencia apenas podría trasponer este
primer estadio de su desarrollo; y ésta ha sido la
opinión de algunos grandes espíritus, entre ellos
V. LA POSIBILIDAD DE LA CIENCIA. Goethe y Kirchoff. Para Goethe "todo lo tempo-
ral es solamente una alegoría"; la ciencia debe
¿Es posible una ciencia de signos, desprovis- limitarse a una ordenación de los hechos, sin
tos de toda otra relación con la realidad? Y en formar ideas abstractas, que parecen sólo nom-
caso de ser posible, ¿puede semos de alguna bres vacíos que obscurecen las cosas. Para
utilidad una tal ciencia? Kirchoff el ideal de las ciencias se reduce a
"describir" los fenómenos en la fom1a más sen-
La concepción de Helmholtz se aparta tanto cilla y más completa. Toda teoría y toda hipóte-
del realismo ingenuo del vulgo que a primera sis científica es sólo una tentativa para extender
vista parece que debiéramos contestar negativa- esa descripción y las consiguientes relaciones de
mente estas preguntas. Sin embargo, aún no causalidad a fenómenos aún no observados; y
poseyendo una imagen fiel del mundo, la ciencia debe por lo tanto someterse a la prueba de la
es posible porque podemos obtener mediante experiencia, para verificar la fidelidad de la
nuestras sensaciones una imagen de la regulari- descripción obtenida; esta fidelidad sólo se
dad causal de los fenómenos, que es en último refiere a las relaciones de causalidad antes men-
análisis lo que nos interesa. cionadas, en el sentido de Helmholtz.

Toda ley natural establece, en efecto, que: de Sin embargo, la actividad científica no
circunstancias en cierto modo iguales se derivan parece tender a este único ideal; las ideas
consecuencias también iguales, en cierto modo. generales son cada vez más amplias y más
Ahora bien, como en el mundo de nuestras sen- abstractas en el dominio de la física, y las teorías
saciones las circunstancias iguales se manifies- e hipótesis contienen siempre algo más que una
tan por iguales signos, aquella regularidad prolongación inductiva de los resultados obs~r­
causal de los fenómenos se corresponderá con vados. La teoría de la constitución de la matena,
una regularidad análoga en el mundo de nuestras por ejemplo, es una tentativa para obtener un
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modelo mecánico del átomo que permita deducir que las consecuencias necesariamente lógicas de
sus propiedades; y ese modelo se constituye con nuestras imágenes sean a su vez imágenes de las
ideas abstractas. Estas parecen ser el fundamen- consecuencias que necesariamente se producen
to de toda ciencia racional. El ideal de Kirchhoff en las cosas naturales representadas.
nos conduciría a una ciencia impecable en cuan-
to a su forma y a su vigor lógico, condiciones "Estas imágenes de que hablamos son nues-
que seducen a los espíritus, como él, eminente- tras representaciones de las cosas; ellas tienen
mente teorico-matemáticos; pero de menor con- con las cosas sólo una concordancia, que con-
tenido que las ciencias actuales. Su utilidad, en siste en Ilenar aquella exigencia; y para nuestro
cuanto pudiera proporcionar las sugestiones objeto no es necesario que tengan ninguna otra
necesarias para el progreso de la investigación concordancia con ellas. En verdad no sabemos,
científica, sería por otra parte muy limitada. y no tenemos ningún medio para saberlo, si
nuestras imágenes de las cosas concuerdan con
Es que en general la relación de causalidad es ellas en algo más que en aquella. "única" y "fun-
algo más que una relación temporal necesaria; damental relación".
su carácter no es puramente fenomenológico. El
efecto sigue invariablemente a la causa, pero la El mundo que estudian las ciencias no es, por
recíproca no es cierta. No basta que un fenó- lo tanto, el de la realidad en sí, sino el mundo de
meno siga invariablemente a otro para que con- nuestras representaciones. En este mundo hay
sideremos como efecto de éste: la noche sigue un amplio campo para el juego de nuestra fan-
invariablemente al día, y, sin embargo, nadie tasía; pero ésta no es completamente libre.
establece entre ellos la relación de la causalidad. Debe, por el contrario, someterse a "una"
Esta tiene carácter lógico; y la ciencia tiende a condición: que .las consecuencias deducidas
descubrir el nexo lógico correspondiente. Todo en el mundo de nuestras representaciones se
invéstigador, después de haber descripto com- correspondan fielmente (en el sentido de los sig-
pletamente un grupo de fenómenos y las nos de Helmholtz) con las consecuencias que se
circunstancias en que se producen, intenta des- producen en el mundo real. Decimos que un
cubrir sus "causas"; lo cual sería un redundancia fenómeno es efecto de otro (causa) cuando la
si aquella descripción contuviera ya las nece- imagen o el "símbolo" de aquél es una conse-
sarias y suficienfes conexiones de causalidad. cuencia "necesariamente lógica" de la imagen o
símbolo de éste (en el mundo de n,uestras repre-
El conocimiento científico deja de ser sentaciones), y sólo entonces. Este es, en la
empírico, para ser racional cuando se han descu- ciencia, el carácter .lógico del principio de la
bierto las relaciones de causalidad, en su signifi- causalidad.
cado lógico.
Y de aquí resulta la justificación del método
experimental, cuyo objeto es verificar, mediante
Vfi. EL MÉTODO DE LAS CIENCIAS RACIONALES. las imágenes o símbolos de nuevos fenómenos,
la consecuencias necesariamente lógicas de
¿En qué consiste este carácter lógico y cuál nuestras imágenes o símbolos anteriores. No es,
es su fundamento? por lo tanto, necesaria una interpretación realista
del conocimiento para justificar el método de las
"El objeto inmediato, y en cierto sentido el ciencias naturales; ni la constante apelación a la
más importánte, de nuestro conocimiento de la experiencia de que éstas hacen uso importa una
naturaleza, dice Hertz, el más eminente de los teoría realista de aquél.
discípulos de Helmhol.tz, · es que nos permita
prever. futuras· experiencias para poder reglar
nuestros actos actuales de acuerdo con estas pre- VIIT. EL MONISMO IDEALISTA.
visiones, como fundamento para la resolución
de este problema del conocimiento utilizamos en Las doctrinas de Helmholtz y de Hertz con-
. todas circunstancias experiencias anteriores, tienen todavía un resto del dualismo mundo físi-
obtenidas por la observación o mediante inten- co y mundo psíquico, aún cuando el primero sea
cionales experimentos. Pero el método que sólo hipotéticamente admitido, "como si"
siempre utilizamos para deducir el futuro del existiera en realidad.
pasado, y con ello la obtención de las necesarias
previsiones, es el siguiente: "Nosotros nos for- La aétivid~d científica y el desarrollo ulterior
mamos imágenes interiores o "símbolos" de los . de la ciencia son independientes de toda deter-
objetos exteriores, y las hacemos de tal manera minación particular con respecto a esa hipótesis
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porque sólo se aplican al mundo de nuestras sí"? No parece sino que hubiéramos descripto un
representaciones; y el fin perseguido por la cien- círculo vicioso.
cia, que es un fin práctico, puede lograrse inde-
pendientemente de aquélla. La hipótesis no afec- En el dominio de las ciencias corresponde a
ta, por lo tanto, interiormente a la ciencia misma Ernesto Mach, cuya fama entre los físicos está
que puede no preocuparse de ella. Se presupone bien cimentada en sus obras sobre los principios
una realidad física, pero no se afirma, ni se de la mecánica, los principios del calor y la ópti-
intenta, la realidad del conocimiento científico. ca, el mérito de haber desarrollado un sistema
que resuelve radicalmente estas dificultades. En
En sentido científico la hipótesis realista su primera obra, titulada "Análisis de las sensa-
queda reducida a lo siguiente: el mundo de nues- ciones" y publicada en 1886, definió los cuerpos
tras representaciones está sometido a una regu- como complejos de elementos sensoriales que
laridad causal; la realidad es el fundamento gozan de una cierta permanencia. "E 1 hecho, el
desconocido de esta regularidad. Es, pues, cuerpo, la materia, no son otra cosa que la unión
mediante una nueva aplicación del principio de de los elementos, de los colores, de los sonidos:
inducción que llegamos a esta consecuencia. La la concepción filosófica de una "cosa en sí" debe
realidad queda definida solamente como la ser reconocida como monstruosa y absurda".
causa de su efecto, que es la regularidad causal
en el mundo de nuestras representaciones. Esta doctrina fué posteriormente desarrollada
en todas sus consecuencias en una segunda obra,
¿Es legítima esta aplicación del principio de titulada "Conocimiento y error", cuya primera
causalidad? La pregunta es pertinente, porque edición apareció en 1905. En ella su idealismo
según hemos visto, aquél principio se aplica en monista se afina y se perfecciona. "Si llamo mi
el mundo de nuestras representaciones: es el cri- yo en sentido amplio, dice, a la totalidad de mi
terio que le imponemos de antemano y al que psiquis, incluyendo las sensaciones, puedo decir
éstas deben conformarse; y entonces cabe la en este sentido, que mi yo contiene al mundo".
duda sobre la aplicabilidad cuando transpo- Pero dentro de este yo en sentido amplio está mi
nemos los límites del mundo de nuestras repre- yo estrecho: contenido en los límtes de mi cuer-
sentaciones para crear la "realidad en sí". po, que a su vez está caracterizado por un com-
plejo particular de sensaciones: y al lado de mi
Además la simple aceptación hipotética de la propio yo estrecho, otros yo ajenos cuyas psiquis
concepción realista trae aparejadas muy serias presumo por analogía. Así se evitan los extremos
dificultades. Dada la realidad, para que sea posi- del solipsismo creando un solipsismo más
ble formar nuestras representaciones confor- amplio: "Quien afirma que el límite del yo no
mándose con ella, así sea solamente en cuanto a puede ser franqueado por el conocimiento, pien-
aquella "única" condición que les impusimos, es sa en el yo amplio el cual contiene ya al mundo
necesario que existan ciertas concordancias y a los yo ajenos". Pero "un ingenuo subjetivis-
entre la realidad y nuestro entendimiento, es mo que considere las diferentes percepciones de
decir, nuestra facultad representativa. "La expe- una misma persona bajo diversas circunstancias.
riencia nos enseña -dice Hertz- que aquella y las de distintas personas, como diferentes
condición puede llenarse y que por Jo tanto tales casos de apariencias, colocando frente a ellas
concordancias existen efectivamente". una realidad permanente, ya no es sostenible".

¿Cuál es el origen de estas misteriosas con- Esta es la forma más avanzada del idealismo.
cordancias? La más sólida tentativa para expli- . dentro de las ciencias físicas; y preciso es
carlas se debe a Kant y forma el núcleo de su reconocer que está muy próxima de las doctrinas
crítica, y especialmente de la parte que él del ya mencionado Protágora y de los pitagóri-
denominó lógica trascendente; pero sin duda esa cos, para quienes la imagen o apariencia de bs
explicación no es lrr única posible, ni está libre cosas que nos dan los sentidns es "ella misma",
de objeciones. Aquí las teorías son tantas cuan- la verdad; es decir la única realidad cognoscible.
tas escuelas filosóficas existen.

Desde otro punto de vista: formamos el IX. EL VALOR OBJETIVO DE LA CIENCIA.


mundo de nuestras representaciones pre-
suponiendo el principio de causalidad y La doctrina de Mach puede considerarse
cumpliéndolo en cada paso; ¿podemos invocar como una forma del positivismo. que desterró ele
la regularidad causal de este mundo, que fué la ciencia a la "verdad absoluta", y ha sido por
nuestra obra, para crear después la "realidad en ello denominada, "positivismo idealista". Pero,
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·qué queda del valor objetivo de la ciencia? una realidad permanente e independiente del
Evidentemente nada: ni siquiera aquella concor- sujeto, que se revela en aquellas relaciones.
dancia que admite Hertz entre la realidad y
nuestras imágenes; porque el de Hertz es un La necesidad de una hipótesis metaflsica
positivismo realista. Sin embargo, Hertz no para poder asignar valor objetivo a la ciencia ha
asignaba valor objetivo a las relaciones de sido explícitamente reconocida por M. Planck,
causalidad, válidas solamente en el mundo de el gran físico matemático, que es actualmente
nuestras representaciones. Esta limitación fué profesor de la Universidad de Berlín. Ya en 1908
abandonada por Poincaré, mediante una nueva se declaraba en contra del positivismo de Mach,
solución del problema, que podríamos llamar no obstante admite que desarrollado 1ógica-.
nominalista. mente, no conduciría a ninguna contradicción
consigo mismo; su discrepancia con él proviene
"Lo que nos garantiza de la objetividad del "porque dicho positivismo se aparta de la carac-
mundo en que vivimos es que este mundo nos es terística de toda ciencia, a saber: la exigencia
común con otros seres pensantes". "Tal es la de una "constante" imagen del mundo, indepen-
primera condición de la objetividad: lo que es diente de los tiempos y de los pueblos". Y es esta
objetivo debe ser común a distintos espíritus y, imagen lo que Planck llama realidad, porque ella
por consiguiente, poder ser trasmitido de uno a no podrá ser alterada por ninguna revolución, ni
otro". "Las sensaciones son intrasmitibles, o más de la naturaleza, ni del espíritu humano.
bien, todo lo que en ellas es cualidad pura es
intransmitible y por siempre impenetrable". En 1913 vo 1vió sobre el tema, precisando el
"Pero no sucede lo mismo con las relaciones significado de esta afirmación: "Supongamos
entre estas sensaciones". "Desde este punto de que se encontrara una imagen física del mundo
vista todo lo que es objetivo está desprovisto de que llenara todas las· exigencias posibles, es
toda cualidad, y no es sino relación pura". decir, que permitiera desarrollar completamente
"Decir que la ciencia no puede tener valor obje- todas las leyes naturales empíricamente descu-
tivo puesto que ella no nos hace conocer sino biertas. A pesar de ello no podría demostrarse de
relaciones, es razonar al revés, puesto que pre- ningún modo que esa imagen fuera eq alguna
cisamente son estas relaciones las únicas que manera semejante a la naturaleza "real".
pueden considerarse como objetivas". Pero esta afirmación tiene un reverso que
habitualmente no se expresa: tampoco puede
La solución es evidentemente lógica; pero demostrarse de ningún modo que es falsa la afir-
comporta una nueva definición de lo que es mación contraria de que aquella imagen repro-
objetivo, que no coincide con el sentido que el duce fielmente en todos sus detalles, sin excep-
realismo da a este concepto. Todo lo que es obje- ción a la naturaleza real. Pues para demostrarlo
tivo en el sentido realista debe ser común a dis- sería necesario poder afirmar con seguridad algo
tintos espíritus y por lo tanto transmisible: pero respecto de la naturaleza, lo que está totalmente
no a la inversa: lo que es común a diversos descartado. Aquí se abre, pues, un enorme
espíritus y por lo tanto transmisible, no es nece- vacío al que ninguna ciencia puede penetrar; y
sariamente objetivo en el sentido realista. La la obra de llenar este vacío no corresponde a la
objetividad de Poincaré no se aleja mucho de la razón pura, sino a la razón práctica, a una sana
de Protágora, pues sólo substituye la opinión intuición".
individual por la opinión colectiva, en distintos
espíritus. ¿Y si aquella imagen del mundo no fuera la
úmca posible, como en el caso de la inter-
En resumen, la ciencia tiene ese valor objeti- pretación mecánica? El razonamiento de Planck
vo que le asigna Poincaré; pero no es ese el que se funda no sólo en el supuesto explícito de
pretenden los realistas. Y élmismo lo reconoce: aquella imagen, sino también en la hipótesis
"no solamente la ciencia no nos puede hacer tácita de que sería la "única" posible; lo cual
conocer la verdadera naturaleza de las cosas importa la afirmación metafísica de una realidad
pero nada nos la puede hacer conocer, y si algú~ permanente. No pudo esto pasar desapercibido
dios la conociera no encontraría palabras para para el mismo Planck; y en una reciente
expresarla". Y en cuanto a las relaciones que la conferencia leída en la Academia prusiana de
c.ie.ncia nos revela, únicas a las que asigna obje- las ciencias ( 1926), ha repetido su argu-
tividad, no es muy evidente su afirmación de que mentación a saber: que la afirmación de una
"son, serán o permanecerán comunes a todos los realidad permanente no puede demostrarse lógi-
seres pensantes"; porque esta afirmación sólo camente pero tampoco puede lógicamente
puede fundarse en una hipótesis metafísica: la de rebatirse; y ha aceptado, por ello, explícita-
REVISTA DE ENSEÑANZA DE LA FÍSICA 31

mente, su carácter "metafísico".

X. CONCLUSIÓN.

Si las ciencias se limitan a llenar sus fines


prácticos, tales como los que enunció Hertz, la
hipótesis de una realidad exterior permanente no
es necesaria para su desarrollo, aunque puede
ser útil o económica; el positivisimo idealista
prescinde de ella sin dificultad y acaso con
ventajas.

La afirmación de una realidad permanente,


independiente del sujeto, es de carácter metafísi-
co; y sin una hipótesis de este carácter no sería 1
posible pasar del conocimiento científico al de
aquella realidad. Corresponde entonces a la
metafísica dilucidar si, y en cuanto, puede
1
aprovechar de los resultados de la ciencia.

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