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La vida es bella 

(La vita è bella en italiano) es una película italiana dramática de 1997,


escrita, dirigida y protagonizada por Roberto Benigni. Los actores Nicoletta Braschi, Giorgio
Cantarini y Giustino Durano completaron el elenco principal, y la participación especial
de Marisa Paredes.
Benigni interpreta a Guido Orefice, un judío italiano dueño de una librería, que debe emplear
su fértil imaginación para proteger a su pequeño hijo de los horrores de un campo de
concentración nazi. La historia está parcialmente basada en la experiencia real de Rubino
Romeo Salmoni, un judío sobreviviente al Holocausto y que narró su experiencia en un libro
titulado Al final derroté a Hitler, y en la experiencia del propio padre de Benigni, que pasó dos
años en un campo de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial.
La película fue un éxito comercial y de crítica a nivel internacional, siendo galardonada con
varios premios internacionales, destacando el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes,
nueve David di Donatello en Italia y siete nominaciones al Óscar, incluyendo a Mejor película,
convirtiéndola en la sexta película de habla no inglesa en recibir dicha nominación, y siendo
además la segunda vez que una película italiana compite por el Óscar en la categoría principal
desde Il Postino en 1995, así como también una nominación simultánea en la categorías de
Mejor película y Mejor película extranjera desde Z en 1969, aunque finalmente solamente
ganaría tres estatuillas, en las categorías de Mejor banda sonora, Mejor Actor y Mejor película
extranjera en la ceremonia de 1998.
La película comienza con una voz en off diciendo: Esta es una historia sencilla, pero no es
fácil contarla. Como en una fábula, hay dolor, y como una fábula, está llena de maravillas y
felicidad.
En 1939, Guido Orefice (Roberto Benigni), un alegre, hermoso, divertido y carismático joven
italiano de origen judío, llega a la casa de su tío Eliseo en Arezzo para trabajar como
camarero en su hotel. Allí conoce a una joven y bella profesora llamada Dora (Nicoletta
Braschi, esposa en la vida real de Roberto Benigni), de la que se enamora inmediatamente y
hace lo posible por conquistarla, llamándola princesa y saludándola alegremente con la
frase ¡Buenos días, princesa! cada vez que la ve, aunque resulta que ella es la prometida de
un funcionario fascista local llamado Rodolfo.
La primera mitad de la película muestra el cambio político que se está produciendo en el país.
Guido imita la forma de caminar de los soldados nazis y parodia sus teorías racistas y
pseudocientíficas. Un día, al hotel donde trabaja Guido llega un médico, el doctor Lessing
(Horst Buchholz), que enseguida se hace amigo suyo, ya que los dos son aficionados a las
adivinanzas y pasan el tiempo planteándoselas el uno al otro. Cuando en el hotel se celebra la
fiesta de compromiso de Rodolfo y Dora, Guido llega y le confiesa sus sentimientos por ella.
Dora, que nunca ha estado verdaderamente enamorada de Rodolfo, se va con Guido en su
caballo. Mientras todo esto ocurre, el avance del fascismo es cada vez más evidente: el
negocio de Eliseo y su caballo aparecen frecuentemente cubiertos con pintadas y
mensajes antisemitas.
Seis años después, en 1945, Guido y Dora están casados y tienen un hijo, llamado Giosuè
(Giorgio Cantarini). A pesar de la guerra y de la ocupación nazi de Italia, siguen siendo felices.
Guido abre una librería y Dora continúa con su trabajo como profesora. El día del cumpleaños
de Giosuè, Guido, Eliseo y Giosuè son detenidos debido a su origen judío y subidos a un tren
rumbo a un campo de concentración. Aunque Dora no es judía, exige subir también al tren
para permanecer junto a su familia, pero al llegar al campo, los hombres y mujeres son
inmediatamente separados y Eliseo y muchos otros son enviados directamente a las cámaras
de gas, ya que no se les considera útiles para trabajar. Guido oculta a su hijo la terrible
situación que están viviendo, haciéndole creer que es sólo un juego en el que deben ganar
puntos, y el primero que gane 1000 puntos conseguirá un tanque auténtico. También le dice
que si llora, pide comida o quiere ver a su madre, perderá puntos, mientras que si se esconde
de los guardias del campo ganará puntos extra.
Guido usa esta fantasía para justificar la realidad que les rodea: los guardias los tratan mal
porque quieren el tanque para ellos y el número cada vez menor de niños (que están siendo
asesinados en las cámaras de gas) se debe a que están escondidos para ganar puntos. Guido
consigue convencer a Giosuè para que no quiera marcharse diciéndole que van en cabeza y
sólo necesitan un poco más de tiempo para volver a casa con el tanque. A pesar de estar
rodeados de horror, tristeza y muerte, Giosuè acaba creyéndolo todo gracias a la convincente
historia que le cuenta su padre y a su propia inocencia.
Un día, Guido se encuentra con el doctor que conoció en el hotel, convertido en oficial de
las SS, que está eligiendo a los prisioneros que serán enviados a las cámaras de gas. Al ver a
Guido, le reconoce y no le envía a las cámaras, y hace que trabaje como camarero en una
cena que van a celebrar los altos mandos militares del campo. Guido muestra a su hijo que
hay más niños allí, solo que están escondidos, ante la situación de que ya estaba empezando
a creer en la teoría de la cruda realidad por pasar días enteros sin ver a ningún niño. En ese
instante, llaman a todos a comer y por error ven a Giosue, teniendo que pasar la prueba de
estar en silencio durante toda la cena para no ser descubierto como si fuera una simple
prueba más del juego. En un momento de la cena, Guido tiene una charla con el doctor, quien
le plantea un nuevo acertijo para que le ayude a resolver, por lo que Guido queda
decepcionado debido a que había creído que el doctor iba a ayudarlo a él y a su familia a salir
con vida del campo de concentración.
Una noche se observa un gran revuelo en el campo: los alemanes se están retirando ante la
llegada del Ejército de los Estados Unidos porque la guerra ha terminado, pero quieren matar
a todos los prisioneros antes de que los aliados les liberen. Guido ordena a Giosuè que se
esconda hasta que todo se calme, porque "están a punto de ganar el premio". Mientras, él va
en busca de Dora para marcharse todos juntos, pero es sorprendido y fusilado por uno de los
guardias. A la mañana siguiente, los alemanes han huido y Giosuè sale de su escondite. De
pronto aparece un tanque M4 Sherman, que él cree que es su premio. Son
los estadounidenses, liberando el campo. Le recogen y por el camino, entre los prisioneros
liberados, Giosuè encuentra a su madre y le comunica que han ganado.
La voz en off del principio, que resulta ser la de Giosuè adulto, termina diciendo: "Esta es mi
historia. Ese es el sacrificio que hizo mi padre. Aquel fue el regalo que tenía para mí".

Reparto

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