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DIEZ FACTORES ESPECIFICOS EN EL MANEJO TERAPEUTICO DE LAS

ENFERMEDADES FISICAS O CIRUGIA.


1. Explore el concepto del paciente sobre la enfermedad o cirugía
inminente.
El significado especifico de la enfermedad o cirugía del paciente debe
identificarse en forma terapéutica. Por supuesto el estilo del lenguaje del
terapeuta debe ser sencillo al interpretarlo para evitar confusiones. De manera
que se debe analizar la enfermedad con respecto al significado realista y
simbólico.
Hacer que el paciente dibuje imágenes de su aflicción corporal, ayuda a aclarar
el concepto que tiene de la misma.
2. Explore el significado personal y el papel que juega la enfermedad
(ganancias secundarias, etc.)
Un fenómeno característico de todas las psicopatologías y enfermedades
orgánicas es la ganancia secundaria. Ganar atención, evadir
responsabilidades, controlar y tiranizar a la familia, y situaciones similares son
muy comunes y puede verse en forma dramática en el “seguro de neurosis” o
“sindroma de pensión”, donde la enfermedad provoca ciertas ventajas al
paciente y puede operar de manera inconsciente para retardar su recuperación.
La investigación de las ansiedades del paciente debe incluir un examen del
significado superficial que la enfermedad tiene para él y los factores que
derivan de nociones anteriores que han sido reprimidas y encuentran una
representación contemporánea en la capa psíquica.
La pasividad reforzada, en especial de naturaleza prolongada, puede implicar
una gran amenaza para un paciente, y para otro, representar una gratificación
infantil que aprovecha al máximo.
Las operaciones especificas pueden parecer en particular amenazadoras a
ciertas personas por razones de idiosincrasia.
3. Eduque al paciente.
La estructura de las ideas inconscientes, preconscientes o aún conscientes del
paciente sobre su enfermedad deben establecerse mediante sus antecedentes,
con la ayuda de técnicas proyectivas como la prueba de dibujar un hombre y el
test de apercepción temática. Una vez identificadas las concepciones erróneas,
el terapeuta puede iniciar un periodo de educación.
4. Establezca contacto con el médico o cirujano.
El terapeuta debe comunicar sobre sus visitas profesionales a la administración
y como cortesía profesional, al cirujano e internista a cargo del caso. Si los
otros médicos perciben al psicoterapeuta como un “ayuda” se facilitará su
papel. Para ser más efectivo, el terapeuta tendrá que familiarizarse con las
dificultades de condiciones médicas o quirúrgicas especiales.
5. Explore el significado de la anestesia.
Es necesario explorar los miedos específicos del paciente respecto a la
anestesia. Es necesario explorar el significado específico del miedo.
7. Clases específicas de enfermedades y cirugías.
Las operaciones con mayor amenaza quirúrgica tienen alta frecuencia de
psicosis posoperatorias. Hay enfermedades que son amenazantes para la vida.
8. Órganos con significado sexual.
Una enfermedad o cirugía que involucre a los órganos sexuales toma un
significado particular por el papel libidinoso, social y moral que juega en la
sexualidad. En enfermedades de transmisión, el sentimiento de culpa sobre la
promiscuidad puede tener un papel importante, el concepto de ensuciar a otros,
puede despertar furia e incluso reacciones paranoides.
Algunos tipos específicos de cirugía de los órganos sexuales estimulan
reacciones normales. (Se pueden presentar ansiedades de castración,
amenazas a la feminidad) Es necesario discutir con el paciente todos los
aspectos estéticos y las posibles complicaciones de la operación.
9. Afecciones malignas.
La intervención profesional en el caso de un individuo diagnosticado con una
afección maligna sigue por lo general, uno o dos procedimientos. El primero
permite que el paciente responda y se ajuste a su estado a su manera, con la
ayuda del terapeuta quien hace lo posible sólo para mejorar la respuesta
adaptativa. El segundo se aplica cuando el paciente no puede sobrellevar la
crisis de enfermedad mortal y se entrega a una negación masiva. Ambos
procedimientos se le permite al paciente llevar la dirección, sin embargo,
siempre se le debe hacer sentir la presencia de apoyo del terapeuta. Este debe
hablar de los avances médicos con el paciente, sin dar o provocar falsas
esperanzas. Puede ayudar a educarlo acerca de la naturaleza de su mal y
anticipar preguntas con el fin de aliviar su ansiedad o ayudarlo a discutir las
prioridades del tratamiento.
Es necesario identificar el significado subjetivo especifico de la afección
maligna. También hay que afrontar los temores o miedo a morir.
Los problemas de contratransferencia de los pacientes moribundos son muy
fuertes y emocionalmente agotadores. Se necesita un autoanálisis muy
cuidadoso para funcionar en forma óptima y con el grado mínimo de dolor y
ansiedad.
10. Enfermedades del corazón.
El corazón tiene un especial significado simbólico y emocional, aparte de su
función vital real.
Los pacientes se sienten vulnerables y cerca de la muerte, y a los que no, que
generalmente son los más jóvenes no hay que tranquilizarlos o darles
confianza porque puede ser perjudicial, a veces se debe a que uno no asimila
del todo la situación. En este caso la intervención puede implicar interpretación
de la negación sin atemorizarlo indebidamente.
El terapeuta debe anticipar el sentimiento de depresión del paciente después
de darse de alta y estar preparado para asumir un papel de apoyo en el
tratamiento de vigilancia. El paciente que sabe de su enfermedad y lo que
podría suceder está más preparado. El terapeuta puede ayudar al paciente a
evitar que se convierta en un inválido crónico por su temor y pasividad
excesivos.
Hay que tener sumo cuidado con estos pacientes, porque han experimentado
tal vez algo cercano a una muerte súbita. Las ideas erróneas sobre el
diagnostico en si puede causar temor inadecuado. Los factores intrapsíquicos
que tienen sus raíces dinámicas en un temor reprimido de debilidad, abandono
y castración y que son revividos, con frecuencia, implican temor incapacitante
de muerte.
Por la naturaleza misma del órgano involucrado las enfermedades cardiacas
implican otro problema único. El corazón es el símbolo de las emociones
humanas básicas- amor, afecto y odio- y por lo tanto sustenta la primacía sobre
los demás órganos del cuerpo.
Bellak y Haselkom encontraron que los pacientes con antecedentes
premórbidos de una conducta sobre compensatoria, competitiva y agresiva se
mostraban más amenazados emocionalmente por una enfermedad de las
coronarias.
Existen secuelas ante una cirugía a corazón abierto, debido a que
consideramos a este órgano como fuente de vida, e imaginarlo fuera, a manos
de otra persona y totalmente vulnerable dan por resultado graves problemas
emocionales.

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