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Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales

“Ezequiel Zamora”
Vice-Rectorado Infraestructura y Procesos Industriales
Programa Ciencias Sociales y Jurídicas
Sub-Programa Derecho
San Carlos Estado Cojedes

DERECHO ROMANO

Profesor: Gerardo Labandeira


Bachiller: Jhomar Rodríguez
C.I.: 30.661.660
Sección: 02
Índice
Pág.
Introducción 3
Concepto de Persona (Etimología) 5
Clasificación de las Personas según los Romanos 6
Sujetos de Derecho 30
Capacidad Jurídica 31
Requisitos Relativos a la Existencia Humana: Elementos requeridos por los
39
Romanos para que pueda considerarse existente el hombre
El Nasciturus: Curator Ventris 40

Conclusión 42

Bibliografía 43
Introducción

Desde tiempos pasados el hombre en su afán de conquistar el mundo a buscado


clasificar los entes que le rodean. Es así, como en la antigua Roma se perfilaban
ciertas instituciones que conformaron el derecho romano.

Para los romanos la palabra persona y el concepto expresado por este vocablo,
tuvo su sede principal en el derecho. Etimológicamente significa; personar¨, sonar
fuerte, resonar y se identifica con las máscaras que, en la escena teatral clásica,
utilizaban los actores para cubrir su rostro y también para dar asonancia especial a la
voz. Persona en Roma, lo mismo que hoy, es todo ente susceptible de
adquirir derechos y contraer obligaciones.

Los romanos clasificaban a las personas en personas físicas, las que


presentan signos característicos de humanidad y personas morales, que son creaciones
ideales y a las cuales la ley les reconoce capacidad de derecho, ya que no poseen
capacidad de hecho y, por tanto, actúan jurídicamente por medio de representantes. En
Roma son sujetos de derecho todas aquellas personas que pueden tener derechos y
ejercerlos, o sea, los dotados de capacidad jurídica.

La personalidad jurídica conlleva la existencia en el sujeto de dos requisitos:


una capacidad de derecho y una capacidad de hecho. La capacidad de derecho es el
conjunto de condiciones requeridas por la ley para ser titular de un derecho y
necesariamente debe poseer tres elementos: El ¨Status Libertatis¨, el ¨Status Civitatis¨y
el ¨Status familiae¨, es decir, ser libre y no esclavo, ser ciudadano romano y no latino
o peregrino y ser ¨Sui juris¨, único que puede adquirir derechos y ejercerlos, todos los
demás, con excepción de los esclavos; que son cosa; serán personas, pero no sujetos de
Derecho.
La capacidad de hecho es el conjunto de condiciones requeridas por la ley
para poder ejercitar los derechos de que se es titular. La capacidad de hecho se
determina por vía de excepción, son incapaces de hecho, aquellos que la ley señala
como tales.

Es notorio que ya en Roma existían acepciones acerca de las personas o sujetos


de derecho y que aún hoy en día se han conservado.
Concepto de Persona (Etimología)

La palabra persona designa a un individuo de la especie humana, hombre o


mujer, que, considerado desde una noción jurídica y moral, es también un sujeto
consciente y racional, con capacidad de discernimiento y de respuesta sobre sus propios
actos. Como tal, es un concepto opuesto a animal o cosa, pues se le atribuyen la
racionalidad y la vida, y, en este sentido, cumple un desarrollo biológico y psíquico,
desde que nace hasta que muere.

Persona proviene del latín persōna, que significa ‘máscara de actor’ o


‘personaje teatral’, y este del etrusco phersu, que a su vez viene del griego πρόσωπον
(prósōpon), que traduce precisamente ‘máscara’.

Persona, pues, se refiere a la máscara que se ponían los actores griegos o


romanos en las representaciones teatrales, y que contaba con una bocina para darle
mayor resonancia a la voz, de modo que llegara a todos los espectadores. De allí que
muchas veces se profundice sobre su significado en un sentido filosófico y se diga que
ser persona es representar un rol ante el mundo, en la sociedad, así como tener voz.

Como ejemplo podemos citar, en sus usos cotidianos, como persona


denominamos a un hombre o mujer de quien no sabemos el nombre: “Dile a aquella
persona que te ayude”. Así como también se puede referir al hombre o mujer
distinguido con un cargo público importante.

Persona es también una forma de denominar a un personaje de una obra


literaria.

Por otro lado, existen expresiones que contienen la palabra persona, como la
locución latina persona non grata, que significa persona no grata. Mientras que "hacer
alguien de su persona", por su lado, se refiere a evacuar, aliviar el vientre.
Clasificación de las Personas según los Romanos

Clases de personas:

La primera, que es la más extensa, distingue los esclavos y las personas libres.
Aparte de algunas diferencias en detalle, los esclavos tienen en derecho, sobre poco
más o menos, la misma condición. Las personas libres, por el contrario, se subdividen
por una parte en ciudadanos y no ciudadanos, y por otra, en ingenuos y libertinos.

La segunda división se aplica a las personas consideradas en la familia. Las


unas son alieni juris, o sometidas a la autoridad de un jefe; las otras, sui juris,
dependiendo de ellas mismas.

✓ Personas naturales, físicas o humanas (libres y esclavos)


En Roma para ser considerado persona física debías tener tres status; status
libertatis (ser libre), status civitatis (ser ciudadano) y estatus familiae (no estar bajo
ninguna potestad. La falta de un status se le conocía como capitis deminutio.

La teoría de las personas físicas o naturales implica el examen del status


personarum u hominum, es decir, de la condición en que se encuentra una persona
respecto a una determinada situación (status). La situación (el status) puede afectar
decisivamente a la capacidad jurídica, en cuanto que no goza de ésta quien no tiene
libertad (status libertatis) o la ciudadanía (status civitatis). De otra parte, sólo la distinta
situación en la familia (no la situación familiar misma, el status familiae) influye en la
capacidad jurídica.

STATUS LIBERTATIS

De acuerdo al “status libertatis” los hombres se dividen en libres y esclavos.


Concepto de Esclavitud

La esclavitud era una institución jurídica conforme a la cual un ser humano se


veía despojado de toda personalidad, asimilado a una cosa, y como tal perteneciente en
plena propiedad a otro ser humano, por un título similar al de una bestia de carga o a
una cosa inanimada cualquiera.

Esta institución tuvo probablemente su origen en la guerra, pues el vencedor en


lugar de matar al prisionero de guerra lo conservaba, quitándole tan solo la libertad,
con un fin económico, para obtener ventajas de su trabajo o para obtener un precio de
su venta.

Causas de la Esclavitud

La esclavitud podía tener por causa el nacimiento o un hecho posterior al


nacimiento.

1. Nacimiento: Nacían esclavos los hijos de mujer esclava.

Poco importaba que el padre fuera un esclavo o un hombre libre, puesto que
fuera del matrimonio, la regla absoluta era que el hijo seguía la condición de la madre
y para una mujer esclava no podía haber matrimonio.

En la época clásica había que considerar el momento del parto, para establecer
la condición jurídica del recién nacido y así saber si este nacía libre o esclavo, y se
establecía que el hijo era libre si en el momento del parto la madre era libre, aun cuando
hubiera sido antes esclava, y que, por lo contrario, el hijo nacía esclavo, cuando la
madre, libre en el momento de la concepción o en el período siguiente, hubiera llegado
a ser esclava para la época del parto.
Finalmente, Justiniano decidió, en favor de la libertad, que el hijo nacía libre
cuando la madre hubiera sido libre en un momento cualquiera entre la concepción de
ese hijo y el momento del parto.

2. Hechos posteriores al nacimiento:

Las fuentes de la esclavitud posteriores al nacimiento podrían resultar del


derecho de gentes o del derecho civil. Esta distinción es importante porque el derecho
de gentes era común a los ciudadanos romanos y a los peregrinos, en tanto que el
derecho civil no se aplicaba sino a los ciudadanos romanos.

La causa única de esclavitud del derecho de gentes era el cautiverio y era


necesario que esto se produjera durante una guerra declarada regularmente.

Según una ficción fundada en la equidad y admitida por el derecho, si el esclavo


se fugaba del cautiverio y volvía a su país recobraba su libertad; esta ficción de derecho
era llamada “ius postliminium” y producía el efecto de obrar retroactivamente y
considerar al cautivo que regresaba como si nunca hubiera estado sometido a
cautiverio, por lo tanto se presumía que nunca había perdido la propiedad de sus bienes
y la potestad paterna sobre sus hijos; pero esta ficción opera sólo sobre los derechos y
no sobre los hechos, de allí que si poseía bienes esta posesión quedaba interrumpida, y
si estaba casado antes de caer en cautiverio no se restablecía el matrimonio que había
quedado disuelto por consecuencia de la cautividad por él sufrida. Igualmente operaba
otra ficción jurídica que se llamaba la ficción de la Ley Corneliapara el caso en que el
cautivo no llegara a recobrar su libertad y muriera en cautiverio, en este caso, la ficción
consideraba al cautivo como muerto el día en que cayó prisionero del enemigo; y esto
tenía por finalidad darle validez al testamento que hubiera hecho antes de caer en
cautiverio.
En lo que respecta a las causas de esclavitud del derecho civil, hay que
distinguirlas durante el derecho antiguo, en el derecho clásico y en el derecho de
Justiniano.

En el derecho antiguo, las causas de esclavitud fueron, de acuerdo con lo que


disponíala Ley de las XII Tablas, las siguientes:

a. El no haber prestado el servicio militar obligatorio, lo que lo hacía caer en


esclavitud del Estado.
b. El hecho de no inscribirse en el censo, para eludir el pago del tributo, caso en
el cual se hacía también esclavo del Estado.
c. En el caso del sujeto que fuera encontrado en flagrante delito contra la
propiedad o contra las personas.
d. El deudor insolvente, o sea aquél que hubiera faltado al pago o ejecución de la
obligación que había sido contratada mediante un contrato de nexum; pues si el
deudor no cumplía con su prestación, el acreedor podía ejercitar sobre él la
“manus iniectio” y podía matarlo o venderlo como esclavo en la otra margen
del río Tíber.

De acuerdo con el derecho clásico se hacía esclavo:

a. El liberto ingrato para con su antiguo amo.


b. El sujeto que era condenado a las bestias o a las minas, que se hacía esclavo de
su pena.
c. Conforme al senado-consulto Claudiano, la mujer libre que mantenía relaciones
sexuales con un esclavo ajeno en contra de consentimiento del dueño del
esclavo, la cual se hacía esclava del dueño del esclavo si luego de tres
apercibimientos que le hiciera éste no cesaba en sus hábitos.
d. El hombre libre que se hacía vender como esclavo por un cómplice para
aprovecharse del precio compartiendo éste con su cómplice, luego de hacerse
reconocer su libertad. En este caso se atribuía como esclavo al comprador para
castigarlo por su tentativa de fraude, pero para ello era necesario que se dieran
los siguientes requisitos en el que intentaba cometer este hecho:

Que fuera mayor de 20 años, que supiera que él era un hombre libre, que tuviera
la intención de partir el precio con el que se hacía pasar por su dueño, que el
precio hubiera sido pagado efectivamente y que el comprador fuera de buena
fe.

En el derecho de Justiniano solamente fueron suprimidas dos causas de


esclavitud: la que resultaba del senado consulto Claudiano y la que resultaba de
la imposición de una condena.

La Manumisión. Sus formas:

La manumisión es el acto, en virtud del cual el amo voluntariamente concede


la libertad a su esclavo.

En el derecho antiguo existieron tres formas solemnes de manumisión que


fueron: la vindicta, el censo y el testamento.

1. La vindicta: Consistía en un juicio ficticio de libertad. El dueño que quería


libertar a un esclavo comparecía ante el pretor acompañado de un amigo
suyo, que tomaba el nombre de “asertor libertatis”, este “asertor libertatis”
tocando al esclavo con una varita, “vindicta”, decía: “declaro que este
hombre es libre” y como el amo del esclavo no contradecía esta declaración
el pretor hacia constar que efectivamente el esclavo era libre. Esta forma
tenía la ventaja de que podía aprovecharse en cualquier tiempo y en cualquier
lugar, pero tenía el inconveniente de que exigía la presencia del pretor.
2. El censo: Consistía en dejar que su esclavo se inscribiera en el número de
ciudadanos en los registros del censo, con su consentimiento; es un
procedimiento similar al de la pérdida de la libertad para el ciudadano que
omitía inscribirse en el censo. El procedimiento dicho ofrecía los
inconvenientes de que no podía ser practicado más que en la ciudad de Roma
y que no se podía realizar sino cada cinco años que era la oportunidad en que
se practicaba el censo.

3. El testamento: El dueño al redactar su testamento, que venía a surtir efectos


en el momento de su muerte, podía acordar a su esclavo la libertad en su
testamento, era “el legado de libertad”, que tenía lugar cuando el testador en
su testamento establecía, por ejemplo: “que Primus, mi esclavo, sea libre”.
En este caso el liberto tenía por patrono al difunto y por eso se llamaba
“libertus orsinus”.

En el derecho clásico, la vindicta se mantuvo sin modificación alguna, el censo


dejó de aplicarse desde el comienzo del principado, y el testamento recibió una
modificación, porque al lado del “legado de libertad”, que confería directamente la
libertad al esclavo, apareció “el fideicomiso de libertad”, en virtud del cual el dueño
encargaba a su heredero que manumitiera al esclavo; entonces el esclavo tenía por
patrono al heredero y no al difunto y se le denominaba entonces “libertus heredis”,
pudiendo en este caso el testador no solamente conceder la libertad a su propio esclavo
sino también a un esclavo del heredero o a un esclavo de una tercera persona, en cuyo
caso el heredero debía adquirirlo para conferirle la libertad. Aparecen en esta época las
llamadas formas no solemnes de manumisión, o sea las llamadas manumisión “inter
acimos”, “per epistolam”, etc., pues podía el dueño limitarse a expresar su voluntad de
libertar a su esclavo sin emplear ninguna forma especial, por ejemplo: ante amigos,
después de beber, por cartas o sea “per epistolam”, entre otros.
Según el derecho civil romano, esta manumisión sin forma no producía ningún
efecto, pues el individuo quedaba esclavo y podía ser reclamado por su dueño y fue en
virtud de ello que el pretor en nombre de la equidad intervino, manteniendo en jaque
la reivindicación ejercitada por los amos, ya que la situación de estos sujetos era
equívoca, puesto que, en derecho eran esclavos pero de hecho eran libres, hasta que se
dictó la ley “Iunia Norbana” que regularizó la situación de estos libertas declarando
que serían libres pero que no serían ciudadanos romanos. Por ello se les llamó latinos
junianos, latinos porque su condición se acercaba a la de los latinos y junianos en razón
dela Ley Juniao “Iunia”.

En el Bajo Imperio las formas anteriores de vindicta y testamento se


mantuvieron, pero la vindicta se simplificó, pues ya no consistió más que en una
declaración hecha ante el magistrado por parte del amo; y se estableció una nueva
forma bajo Constantino, que era la manumisión en las iglesias “in sacrosantis eclesis”,
o sea por una declaración del sacerdote ante el dueño y los fieles; y en esta época la
manumisión entre amigos o por cartas se practicó y produjo los mismos efectos de la
manumisión solemne.

Efectos de la Manumisión

En el derecho antiguo, el manumitido era libre y ciudadano romano, pero su


condición era inferior a la del “ingenuo” por varios conceptos:

1) No tenían el “ius honorum”, o sea el derecho a desempeñar magistraturas.


2) Carecían del “ius connubii”, o sea el derecho a contraer justas nupcias con
un ingenuo y más tarde con una persona del rango senatorial, sin embargo,
sus hijos nacían ingenuos.
3) Quedaban ligados para con su antiguo amo en virtud del derecho de
patronato.
Derecho de Patronato

Era el derecho que tenía el antiguo amo, denominado patrono, con respecto a
su liberto; o sean las obligaciones para con su patrono, que se reducían a tres:

a. El “obseqium”, que era el deber de respeto debido al patrono y a sus


descendientes. En consecuencia, el liberto no podía demandar judicialmente a
su patrono sin autorización del magistrado.
b. Los “opere”, que eran los servicios debidos por el liberto. Unos, los “opere
oficiales”, de devoción y complacencia, se debían de pleno derecho; otros, los
“opere fabriles”, tenían carácter industrial y un valor pecuniario, y no se debían
sino en virtud de una promesa formal hecha bajo juramento inmediatamente
después de la manumisión.
c. e) Los “iura sucesiones”, que tenían lugar cuando el liberto moría sin dejar
descendencia legítima, en cuyo caso sus bienes volvían a su antiguo amo o a
sus descendientes.

Distintos tipos de Manumitidos

En el derecho clásico hay que distinguir tres clases de libertos, que fueron: los
libertos ciudadanos, admitidos por el derecho civil, los libertos latinos junianos y los
libertos dedicticios, creación de las leyes Iunia Norbana y Aelia Sentia.

Los libertos ciudadanos romanos, eran los que habían sido manumitidos por
un medio solemne y que no caían bajo los rigores de la Lex Aelia Sentia; estos libertos
ciudadanos tenían la mayor libertad, es decir la libertad por excelencia, yla Lex Iunia
de Maritandis Ordinibus, de la época de Augusto, les acordó el “ius connubii” con los
ingenuos, excepto si estos eran personas del rango senatorial.

Los manumitidos latinos junianos eran principalmente los que habían sido
manumitidos antes que cumplieran la edad de 30 años, y los que habían sido
manumitidos por un dueño que no tenía sobre ellos más que la propiedad bonitaria y
no la propiedad quiritaria. Estos libertos no tenían ningún derecho político: ni el “ius
sufragii” o sea el derecho a elegir, ni el “ius bonorum” o sea el derecho a ser elegido
para una magistratura. Desde el punto de vista privado no tenían el “ius connubii” o
derecho de contraer justas nupcias, ni el “ius comercii” o sea el derecho de ejecutar
actos jurídicos conforme al derecho civil romano; y desde el punto de vista sucesoral
tenían una doble incapacidad: no podían hacer testamento, pues los bienes que tuvieren
necesariamente volvían a su antiguo amo “iure peculii”, o sea que, vivían como libres
pero morían como esclavos; y si eran instituidos herederos o legatarios en un
testamento no tenían el derecho a recoger el beneficio de ese testamento, o sea que
tenían la “testamenti factio pasiva” pero carecían del “ius capiendi”. Podían sin
embargo adquirir fácilmente la ciudadanía romana.

Los libertos dedicticios eran los que habiendo sido esclavos habían sufrido
penas infamantes. La condición de estos sujetos era sumamente mala, puesto que no
podían llegar a ser ni latinos ni ciudadanos, y les estaba prohibido, bajo pena de volver
a caer en esclavitud, ir a Roma o a una distancia de cien millas alrededor de Roma.

Bajo el Imperio no hubo sino una sola clase de manumitidos, como en el derecho
antiguo no existían sino libertas ciudadanos, no hubo libertos latino junianos ni libertos
dedicticios.

STATUS CIVITATIS

De acuerdo al “status civitatis”, los hombres se dividen en ciudadanos y no


ciudadanos. Esta distinción fue muy importante en la época en que sólo los ciudadanos
romanos gozaban de las instituciones del derecho civil.

Adquisición de la Ciudadanía

La ciudadanía romana se adquiría por nacimiento o por causa posterior al


nacimiento.
1) Nacimiento: No era el lugar del nacimiento sino la nacionalidad de los padres la que
confería la ciudadanía romana al hijo. Para nacer ciudadano romano era preciso nacer
de padres que fueran ciudadanos romanos, o sea, que en esta materia se aplicaba el
principio del “Ius Sanguinis”.

Cuando sólo uno de los padres era ciudadano romano, como no podía haber habido
justas nupcias ya que estas eran posibles solamente entre ciudadanos, el hijo seguía la
condición de la madre en el momento del parto; de modo que si el padre era peregrino
o latino y la madre era ciudadana romana, el hijo nacía ciudadano romano.

Adquiría este derecho el ingenuo, que era la persona que nacía libre y que nunca había
dejado de serio, sin que importara que su padre hubiera sido ingenuo o liberto. Esta
condición de ingenuo también podía ser adquirida por el liberto a quien le era concedida
por un rescripto del emperador el derecho de portar un anillo de oro en el dedo,
denominado el “Ius Aureorum Anulorum”, que era el símbolo de la ingenuidad.

2) Causas posteriores al nacimiento: La cualidad de ciudadano romano se adquiría


como un derecho en los siguientes casos:

A) En el caso del esclavo que había sido manumitido por su propietario quiritario
conforme al procedimiento pautado por el derecho civil romano, o sea mediante alguna
de las formas solemnes.

B) El peregrino o extranjero a quien le era conferida la ciudadanía, bien por resolución


de los comicios, por disposición de un delegado del pueblo o por un rescripto del
emperador. En esta forma, en muchas oportunidades, se otorgó el beneficio de la
ciudadanía romana no sólo a un determinado individuo sino a toda su familia, a grupos
de personas y aún a ciudades enteras, las cuales se convertían en Municipios; pudiendo
esta concesión graciosa comprender todos los derechos que encerraba el “ius civitatis”
o solamente algunos de ellos.
C) En el año 212 el emperador Caracalla concedió el derecho de ciudadanía a todos los
habitantes del Imperio. Esta medida fue tomada con una finalidad fiscal, aumentar el
rendimiento de los impuestos que no cubrían más que los ciudadanos romanos; pero,
conforme a la opinión general no tuvo por efecto suprimir por completo a los latinos y
a los peregrinos, pues siempre hubo libertos latinos, libertos dedicticios y peregrinos
dedicticios, y también hubo ciudadanos privados del derecho de ciudadanía en virtud
de sentencias, ya que el edicto de Caracalla sólo se aplicó a los habitantes del Imperio
para el momento en que fue dictado; en tanto que los que fueron sometidos
posteriormente a la dominación romana eran peregrinos. Este edicto de Caracalla se
generalizó bajo Justiniano, en que todos los habitantes del Imperio fueron ciudadanos
y lo fueron igualmente todos los manumitidos, quedando tan sólo como peregrinos los
que habían perdido el derecho de ciudadanía en virtud de una sentencia.

Pérdida del Derecho de Ciudadanía

Tres causas principales hacían perder el derecho de ciudadanía:

A) Cuando se perdía la libertad.

B) Cuando se hacía admitir como miembro de una ciudad extranjera.

C) Por efecto de ciertas condenas, tales como el exilio bajo la República y la


deportación en la época del Imperio.

Condición de los Ciudadanos Romanos

El derecho de ciudadanía romana confería ventajas tanto desde el punto de vista


del derecho público como desde el punto de vista del derecho privado.

Desde el punto de vista del derecho público, el derecho de ciudadanía ofrecía


al ciudadano las siguientes ventajas:

1) El “lus Suffragii”, o sea el derecho de voto.


2) El “Ius Honorum”, o sea el derecho de ser electo para desempeñar las magistraturas.

3) El derecho a servir en las legiones romanas.

Desde, el punto de vista del derecho privado, el ciudadano romano tenía estas
otras ventajas:

1) El “lus Connubii” o “Connubium”, o sea el derecho a contraer justas nupcias y a


fundar una familia romana.

2) El “Ius Commercii” o “Commercium”, que no debe ser confundido con el derecho


de comerciar, sino que era el derecho a adquirir la propiedad quiritaria, de ser acreedor,
deudor, etc., y de servirse para esto de las formas especiales establecidas por el derecho
civil romano.

3) El derecho de hacer testamento, o sea la “testamenti tactia activa”, y el derecho a ser


instituido heredero o legatario de un testamento, o sea la “testamenti factio pasiva”.

4) El derecho de obrar judicialmente de acuerdo con el procedimiento civil romano.

Los no Ciudadanos

Entre los no ciudadanos había dos clases: los latinos y los peregrinos. Los
latinos comprendían a su vez tres clases distintas: los latini veteres o antiguos, los latini
coloniarii o coloniales, y los latini iuniani o junianos.

Los latini veteres o antiguos. Eran los antiguos habitantes del Lacio y después
los miembros de las colonias fundadas por la Liga Latina hasta su disolución el año
415 de Roma y por último todos aquellos a quienes se concedió la calidad de latino
hasta el año 486 de Roma.

La condición de estos latinos era muy semejante a la de los ciudadanos


romanos: en derecho público tenían derecho al sufragio cuando estaban en Roma en el
momento de la votación, pero no tenían derecho a las magistraturas, ni derecho a servir
en las legiones romanas. En el derecho privado, gozaban del ius connubium y del ius
commercium, así como del derecho de comparecer en juicio. Podían adquirir la
ciudadanía romana si habían desempeñado una magistratura en su país y en caso de
denunciar exitosamente a un magistrado de haber cometido el delito de concusión.

Esta clase de latinos desapareció en el año 486 después de la guerra social, en


que se acordó a todos en conjunto el derecho de ciudadanía.

Los latini coloniarii. Se llamó así a todos aquellos a quienes se confirió el


derecho de latinidad a partir del año 486 que formaron realmente parte de las colonias.
En esta forma el emperador Vespaciano concedió la latinidad colonial a todas las
ciudades de España.

Los latini coloniarii no tenían ningún derecho político y tampoco tenían el ius
connubii; pero en cambio tenían el ius commercii y el derecho de comparecer en juicio.

Los latini iuniani. Fueron creación de la Lex Iunia Norbana para proteger a los
libertos de hecho, o sea aquellos esclavos que no habían sido liberados en las formas
solemnes establecidas por la ley de las XII Tablas, o que no habían sido liberados por
su propietario quiritario. Esta ley equiparó estos latinos a los latinos coloniarii, de allí
que gozaran del ius commercium y del derecho a ser instituido heredero en un
testamento, pero no podían hacer adición de la herencia si antes de morir el testador no
habían adquirido la ciudadanía romana. Carecían de los derechos políticos y del
derecho de disponer de sus bienes por testamento, pues estos bienes al ellos morir
pasaban a propiedad de su patrono “iure peculii”.

Estos latinos podían adquirir la ciudadanía romana en las siguientes formas:

a) Como un beneficio otorgado por el emperador, cuando éste por medio de un


rescripto le concedía la condición de ciudadano;
b) Por la “causae probatio”, que consistía en el hecho de casarse un latino juniano con
una latina juniana o con una ciudadana y tener un hijo, cuando este hijo tenía un año
podía pedir del magistrado que le declarase ciudadano y adquiría la ciudadanía no sólo
él sino también su mujer y su hijo;

c) Por la “erroris causae probatio”, que tenía lugar cuando una ciudadana romana se
casaba con un latino juniano creyéndolo ciudadano, podía entonces probar su error y
tanto este como los hijos habidos de esa unión se hacían ciudadanos romanos;

d) Si el latino juniano era manumitido de nuevo, llenándose las condiciones que no


se habían cumplido en la anterior manumisión;

e) Si había servido durante seis años en las guardias de Roma, posteriormente este
término se redujo a tres años;

f) Si el latino juniano había construido una casa o un navío;

g) Si había establecido un molino de viento; y,

h) La latina que había dado a luz tres hijos, aun cuando estos fueran “vulgo concepti”.

Los Peregrinos

Los peregrinos no eran extranjeros, en el sentido moderno de la palabra, sino


que eran aquellos individuos sometidos a Roma a los que se había dejado en libertad,
pero que no habían recibido la concesión del derecho de ciudadanía ni la del derecho
de latinidad.

Los peregrinos no tenían ninguno de los atributos del derecho de ciudadanía, ni


desde el punto de vista del derecho público ni desde el punto de vista del derecho
privado; vivían bajo el imperio de las leyes especiales en su ciudad cuando Roma les
hubiera acordado esa facultad o bajo el imperio del derecho de gentes, que como se
sabe se desarrolló progresivamente para aplicarse con uniformidad a todos los
sometidos a Roma, ciudadanos y peregrinos; y para conocer de los juicios que pudieran
presentarse entre peregrinos, o entre estos y los ciudadanos romanos se instituyó en el
año 512 de Roma el llamado pretor peregrino.

Los peregrinos dedicticios. Se denominaban así a los habitantes de los pueblos


que se habían rendido incondicionalmente a Roma. A estos individuos se les privó de
toda autonomía, se les negó el ius gentium y se les prohibió residir en Roma y en un
radio de100 millas a la redonda de Roma, bajo pena de caer en esclavitud. Su situación
por lo tanto era similar a la de los libertos dedicticios, porque por el hecho de haberse
rendido incondicionalmente eran considerados personas indignas.

STATUS FAMILIAE

Conforme al “status familiae” los hombres se dividen en: sui iuris y alieni iuris.

Se llaman sui iuris a las personas libres de toda autoridad que no dependen sino
de ellas mismas, en tanto que los alieni iuris son las personas que están sometidas a
alguna potestad o sea a la autoridad de otra persona.

Las personas alieni iuris son aquellas que pueden estar sometidas a una de las
cuatro potestades siguientes: a la dominica potestas, o sea a la potestad que ejerce el
dueño sobre el esclavo; a la patria potestas, o sea a la potestad del pater-familias sobre
los miembros de la familia; a la manus, o sea a la potestad que ejerce el marido sobre
su mujer, o el que ejerza la patria potestad sobre el marido sobre dicha mujer; y al
mancipium, o sea el poder que ejerce un hombre libre sobre otro hombre libre.

De estas cuatro potestades que existían en el derecho clásico cayeron en desuso


en la época de Justiniano la manus y el mancipium.

El hombre sui iuris es llamado también paterfamilias o jefe de familia, pero este
título implica el derecho de tener un patrimonio y de ejercer sobre otro alguno de los
cuatro poderes ya dichos, los cuales disfruta sea cual fuere su edad y aunque no tenga
de hecho persona alguna bajo su autoridad. La mujer sui iuris es llamada mater-familias
esté o no casada, siempre que sea de costumbres honestas; puede tener un patrimonio
y ejercer la autoridad de amo sobre sus esclavos, pero la autoridad paterna, la manus y
el mancipium sólo pertenecen a los hombres.

Condición jurídica de los sui iuris y de los Alieni Iuris

Hablar de la condición jurídica de los sui iuris y de los alieni iuris, viene a ser
referirse a los diversos poderes a los cuales están sometidos los alieni iuris, en lo que
respecta a las reglas de autoridad del amo y a la condición del esclavo, por lo que sólo
se describirá la situación de las personas sometidas a la autoridad paterna, a la manus
y al mancipium.

A) Personas sometidas a la autoridad paterna:

El pater-familias tenía en el derecho antiguo sobre los hijos de familia los


mismos poderes que sobre sus esclavos, en consecuencia: podía abandonarlos,
venderlos y aún matarlos, esto último después de oír la opinión de los parientes más
próximos.

No podía el hijo de familia contraer matrimonio sin el consentimiento de su


pater-familias, y una vez casado era el paterfamilias quien ejercía la manús sobre su
mujer y la patria potestad sobre sus hijos.

Los bienes que pudiera adquirir el hijo, por cualquier causa, entraban a formar
parte del patrimonio del pater-familias; y, cuando intervenía en algún acto jurídico lo
hacía por cuenta de éste, que era quien se hacía propietario o acreedor; pero no podía
empeorar la condición del pater-familias, o sea, constituirlo en deudor de una tercera
persona por un acto realizado por él.
Finalmente, podía el pater-familias confiar un peculio al hijo para que lo
administrara, el cual tomó el nombre de peculio profecticio, pero era el padre el
propietario de este peculio y no el hijo.

La situación por tanto del hijo de familia en esta época primitiva era similar a
la del esclavo, pues ambos eran alieni iuris, sometidos a la autoridad absoluta del pater-
familias, tanto en cuanto a su persona como en cuanto a los bienes; pero, el hijo de
familia difería del esclavo desde el punto de vista del derecho privado en que gozaba
del status libertatis y del status civitatis, o sea que era una persona libre y ciudadana; y
desde el punto de vista del derecho público en que tenía los mismos derechos que un
pater-familias, o sea el derecho de voto y el de ser electo para el desempeño de una
magistratura.

Desde fines dela República se manifestó la tendencia de limitar los poderes del
pater-familias y el reconocimiento de derechos al hijo, ya que los poderes del pater-
familias sobre la persona de los hijos sufrieron restricciones y en cuanto a los bienes
también mejoró la condición de los hijos con el desarrollo de los peculios, pues al lado
del peculio profecticio que subsistió con sus caracteres anteriores, surgieron los
denominados peculio castrense, peculio cuasi-castrense y peculio adventicio o bona
adventicia, a los cuales nos referiremos en detalle oportunamente.

B) La mujer in manus:

La manus era un poder ejercido sobre la mujer casada, en todo semejante a la


patria potestad en cuanto a sus efectos; de manera que la mujer in manus se consideraba
como hija de su marido, “loco filiae”, y como hermana de sus hijos. Desde el momento
en que caía in manu dejaba de formar parte de su antigua familia y se rompía para ella
con esa familia todo vínculo o parentesco de agnación y entraba por completó en la
manus del marido o en la de la persona que tuviera la patria potestad sobre el marido,
era admitida al culto privado de su nueva familia, sacra privata; por ser alieni iuris no
tenía patrimonio. Si en el momento de casarse era sui iuris los bienes que en ese
momento poseyera eran adquiridos por el marido o el que ejerciera sobre éste la patria
potestad, y era al marido o al paterfamilias de éste a quien pertenecían todos los bienes
que ella pudiera adquirir durante el matrimonio; y a la muerte del marido la mujer in
manus entraba a la sucesión de éste en calidad de heredero suyo con igual título que
sus propios hijos y en concurrencia con ellos.

Esta institución estaba en desuso en la época de Justiniano.

C) El mancipium:

Era el poder que un hombre libre ejercía sobre otro hombre libre. El mancipium
podía establecerse como la manus en forma durable o bien por un pacto de fiducia, para
alcanzar otro fin tal como la emancipación o la adopción de un hijo.

En forma permanente podía constituirse el mancipium cuando un padre vendía


a su hijo en Roma para obtener un provecho, o bien cuando abandonaba al hijo “noxalis
causa” a la víctima de un delito cometido por ese hijo, para no tener que reparar el daño
causado.

El individuo in mancipium estaba en una situación semejante a la del esclavo,


los textos dicen que estaba “loco servis”, en consecuencia era un alieni iuris y servía
de instrumento de adquisición para su amo, ya que el amo o señor podía hacerlo trabajar
y podía venderlo como a un esclavo y esta situación terminaba con la liberación bien
por censo, por vindicta o por testamento; sin embargo, la persona in mancipium
conservaba su status libertatis y civitatis, de manera que cuando se sustraía a ese poder
seguía siendo ingenuo y no liberto.

En ciertos casos podía reclamar su liberación, especialmente en el caso del


abandono noxal, cuando con su trabajo había pagado su falta.

El mancipium desapareció definitivamente bajo Justiniano, quien suprimió la


última causa, al abolir el abandono noxal del hijo de familia.
La Capitis Deminutio

La capitis deminutio es la destrucción o el cambio de la personalidad jurídica o


capacidad de un sujeto, o sea de su “status” o “caput”.

En el derecho clásico esto puede ocurrir de tres modos: por la pérdida del status
libertatis, por la del status civitatis y por salir la persona de la familia agnaticia a que
pertenece. En el primer caso se considera destruida en absoluto la personalidad jurídica;
en el segundo y tercero sufre un simple cambio o alteración.

También puede decirse, que la capitis deminutio es una Institución de Derecho


romano que significa cambio por disminución del anterior estado, “prioris status
mutatis” entendiendo por estado la personalidad jurídica.

Clases

Señala Ontiveros, que hay tres elementos en el estado: “libertas civitas, et


agnatio” de allí tres clases de “capitis deminutio” máxima, media y mínima.

Capitis Deminutio Máxima: Sufre la capitis deminutio máxima el individuo


que pierde la libertad y, consecuencialmente, pierde la ciudadanía y la familia, lo cual
ocurre:

a) A los libertos condenados por ingratitud para con su antiguo amo, o sea su patrono.

b) A los que eran condenados a las bestias o las minas, que se hacían esclavos de su
pena.

c) A los hombres libres que se hacían vender como esclavos por un cómplice para
aprovecharse del precio al compartir éste con el cómplice.

d) Por cautividad en la guerra, ya que el ciudadano romano mientras se halla en


cautiverio queda reducido a una situación semejante a la del esclavo, con consecuencias
análogas; pero el cautivo sigue siendo considerado como ciudadano romano pues sus
derechos no desaparecen, sino que se mantienen en suspenso ya que no puede
ejercitarlos; y únicamente se extinguen las relaciones jurídicas ininterrumpibles, como
la posesión y el matrimonio. Sin embargo, si el prisionero muere siendo cautivo, la
suspensión de sus derechos se convierte en pérdida definitiva, la cual, según la teoría
de los juristas clásicos, obra con efectos retroactivos, ya que se considera la muerte
como ocurrida en el momento de caer éste prisionero. Esto en virtud de la ficción de la
“Lex Cornelia”, de la época de Sila, para solucionar el problema que surgía con su
herencia, ya que de considerarse que moría siendo esclavo el testamento que hubiera
hecho antes de caer cautivo sería considerado nulo y ni con testamento ni sin él se le
podría heredar, puesto que jurídicamente un esclavo no deja herencia.

En cambio, si el cautivo se fuga y vuelve a Roma reintégrase en el pleno goce


de todos sus derechos, salvo aquellos que se hayan extinguido por prescripción si ésta
se ha realizado en favor de una tercera persona, caso en el cual puede ejercitar contra
dicha persona la acción “in integrum restitutio” para anular esa prescripción.

Vuelve por tanto a ser en virtud de la ficción del “ius postliminiun”,


jurídicamente, padre de sus hijos, propietario de sus bienes, acreedor de sus deudores
y deudor de sus acreedores; es decir, sujeto de sus propias relaciones jurídicas, como
si jamás se hubiera hallado prisionero.

Capitis Deminutio Media: La capitis deminutio media la sufre el individuo que


pierde la ciudadanía y como consecuencia la familia, lo cual ocurre:

a) Con el que sufre la interdicción del agua y del fuego, o sea el exilio.

b) Con el que ha sido condenado a la deportación en una isla.

Esta capitis deminutio no extingue la personalidad jurídica del individuo pues


subsiste la libertad, ya que el individuó que la sufre deja de ser ciudadano romano y
pasa a ser peregrino, lo cual desmejora su personalidad jurídica. Pero, en el caso del
peregrino que adquiere la ciudadanía romana, que también se considera que sufre esta
capitis deminutio, su personalidad jurídica, por lo contrario, mejora.

No hay que confundir, la pena de deportación con la pena de relegación en una


isla, porque esta última no hace perder la ciudadanía romana por ser una pena temporal,
en tanto que la deportación sí hace perder la condición de ciudadano por ser una pena
perpetua.

El emperador puede, sin embargo, acordarle al deportado como una gracia la


restitución, que puede ser de dos clases: la restitutio simple, si el deportado sólo vuelve
a adquirir el derecho de ciudadanía; y, la restitutio per omnia o entera, cuando el
deportado además de recobrar su derecho de ciudadanía, recobra su condición anterior,
o sea todos sus derechos familiares y patrimoniales.

Capitis Deminutio Mínima: La capitis deminutio mínima consiste en un


cambio de familia, lo cual ocurre en los siguientes casos:

a) Cuando un paterfamilias se da en adrogación a otro paterfamilias.

b) Cuando son legitimados los hijos habidos de un concubinato.

c) Cuando al hijo emancipado le es revocada la emancipación.

d) La mujer que al contraer matrimonio cayera in manu mariti.

e) El hijo de familia que por cualquier causa ha sido cedido in mancipium por su
paterfamilias a otro paterfamilias.

f) El hijo de familia que ha sido dado en adopción por su paterfamilias a otro


paterfamilias.

g) El hijo de familia que ha sido emancipado por su paterfamilias.


No hay capitis deminutio mínima en el caso del esclavo liberado por su amo,
así como tampoco en el caso del hijo que se hace sui iuris por la muerte, la esclavitud
o la pérdida de la ciudadanía de su paterfamilias o por su propia elevación a ciertas
dignidades.

Efectos de la Capitis Deminutio

Cualquiera que sea la causa, la capitis deminutio consiste siempre en la


extinción de la personalidad jurídica de quien la sufre y produce por tanto el mismo
efecto que es la pérdida de los derechos de la persona civil, de lo cual resultan las
consecuencias siguientes:

1) El parentesco de agnación se rompe. El capitis minutus sale de su familia y por lo


tanto pierde los derechos de sucesión, de tutela y de curatela, que van unidos a su
condición de agnado. La capitis deminutio del patrono o del manumitido extingue
también los derechos de patronato.

2) El capitis minutus pierde todos los bienes que componían su patrimonio. Estos
bienes son adquiridos por el señor, cuando haya caído en esclavitud; por el Estado,
cuando ha sido a consecuencia de una condena que ha perdido la libertad o, la
ciudadanía y que lleva consigo la confiscación de los bienes; y por el adrogante o por
el marido, en caso de adrogación o de que la mujer caiga in manu mariti. Pero, los
derechos de usufructo y de uso que están como atados a la persona del capitis minutus,
terminan con él.

3) Las deudas del capitis minutus se extinguen. Por razones de orden público,
subsisten solamente las deudas que resulten de los delitos que hubiere cometido antes
de caer en capitis deminutio. La capitis deminutio extingue la personalidad jurídica
para el derecho civil, pero no para el derecho natural, pues sigue subsistiendo para este
último; de allí que el capitis minutus conserve los derechos de Cognación agregados al
parentesco natural, quedando además obligado para con sus acreedores de acuerdo con
el derecho natural. Los derechos públicos y políticos se respetan también por la capitis
deminutio y si los pierde, como ocurre en el caso de la capitis deminutio máxima y
media, es porque en ambas deja de ser ciudadano. La extinción de las deudas del capitis
minutus era un resultado molesto e injusto para los acreedores, y por ello el pretor
remedió esta situación estableciendo que si se trataba de una capitis deminutio mínima,
se consideraba como no existente y restituía a los acreedores sus acciones contra el
capitis minutus; y en caso de capitis deminutio máxima o media, los acreedores pueden
ejercer sus acciones contra aquellos que han recogido los bienes del deudor reducido a
esclavitud o privado del derecho de ciudadanía.

✓ Persona Jurídica, Morales o Colectivas:


El derecho romano reconocía cierta capacidad jurídica de ciertos entes sociales
a los que denominaba corpora y en épocas posteriores con el conocimiento de la
representación directa, nació la persona jurídica con características propias y definidas
tales como las corporaciones y fundaciones, dándoles categoría de sujetos de derecho
aptas para adquirir derechos y contraer obligaciones.

La capacidad de estas personas jurídicas está limitada específicamente a la


adquisición y ejercicio de derechos patrimoniales, los cuales son susceptibles de
apreciación pecuniaria y de lucro, Poseen bienes comunes y fondos propios,
intervienen en las relaciones sociales por medio de un representante.

El derecho romano clasificó al igual que la doctrina moderna a las personas


jurídicas en personas jurídicas de derecho público y de derecho privado. Entre las
personas jurídicas de derecho público tenemos al Estado, los Municipios y las
Ciudades. Las personas de derecho privado son: las Corporaciones y las Fundaciones.

Las Corporaciones son un conjunto de personas que se reúnen para realizar


fines comunes de utilidad general persiguiendo la obtención de lucro. Las
corporaciones estaban constituidas por directores y administradores, miembros
asociados, un síndico o representante legal y una caja común.

Las Fundaciones son asociaciones de personas ajena a la obtención de lucro y


que persiguen un objetivo asistencial, piadoso, hospitalario, de allí la denominación de
fundaciones piae causa. Este tipo de asociación se desarrolla, fundamentalmente, en el
imperio cristiano.

En el derecho romano, los elementos esenciales de una sociedad eran el


consentimiento de las partes, el aporte de los socios, el fin económico lícito común, y
la affectio societatis (relación de fraternidad entre los socios). Las sociedades se
clasificaban según la extensión de los aportes de los socios y de acuerdo a la naturaleza
de tales aportes. Tenían reglas establecidas en cláusulas para el reparto de ganancias,
si no había reglas se distribuían por partes iguales entre los socios.

Las obligaciones fundamentales de los socios consisten en realizar el aporte


prometido y gestionar los negocios. También tenían establecidos las causas de
extinción de la sociedad (el cumplimiento del término, la pérdida del patrimonio social,
el mutuo disentimiento, la renuncia de uno de los socios).

En el derecho moderno las personas jurídicas se definen como colectividades


de personas o bienes, jurídicamente organizadas y elevadas por la ley a la condición de
sujetos de derecho. La ley les imprime esa personalidad a través de ciertas formalidades
prescritas por la ley misma.

Existen en el derecho moderno como en el romano, dos tipos de persona:


personas individuales o físicas, y esas otras entidades, la Alcaldía y la compañía de
seguros, con tenencia de derechos y obligaciones, pero sin naturaleza individual
humana.

Sujetos de Derecho

Son aquellos que disponen de capacidad para tener derechos y obligaciones.


Según la doctrina legal, es equivalente al concepto de persona. Como persona se
entiende el ser humano o el ente al que el ordenamiento jurídico reconoce la capacidad
para ser titular de derechos y obligaciones.

Como sujeto de derecho, el ser humano tiene derechos subjetivos, deberes y


obligaciones. En este punto es importante resaltar que el ser humano no es el único que
puede considerarse sujeto de derecho. El origen de la definición de persona, ligada muy
de cerca al sujeto de derecho, viene del latín del verbo persono, que significa resonar.

El concepto “persona” se refería a una máscara que utilizaban los artistas en su


caracterización y que variaba el sonido de su voz. En derecho no se equipará persona
y ser humano; en consecuencia, el sujeto de derecho y el ser humano tampoco son
indentificables.

Existen requisitos legales para ser considerado persona por el derecho. Solo
cuando un ente adquiere capacidad o personalidad jurídica, puede tener derechos y
obligaciones.

Tipos de sujetos del derecho

Según la cantidad de personas

✓ Sujetos de derechos individuales: Son seres humanos individuales con


capacidad para adquirir derechos y obligaciones. Se les denomina también
personas naturales o físicas. Es fundamental establecer que todas las personas
naturales (personas físicas) son seres humanos. Es decir, los humanos desde
que nacen son sujetos de derecho; es su prerrogativa.

✓ Sujetos de derechos colectivos: Son los que se definen como personas jurídicas.
Están conformados por un grupo de personas. Las personas jurídicas se llaman
también personas morales. Son entidades compuestas por personas físicas y son
considerados sujetos de derecho.

Tanto las personas físicas como las jurídicas disponen de derechos protegidos
por la ley. Lógicamente tienen también obligaciones que no pueden obviar, porque si
no pueden ser sancionadas según las leyes aplicables.

Según la titularidad de los derechos

✓ Sujetos activos

Son los titulares de derechos exigibles ante terceros. Es decir, pueden reclamar
a otro un comportamiento o conducta determinada. Un ejemplo de sujeto activo es el
acreedor.

✓ Sujetos pasivos

Son los titulares de las obligaciones. Es decir, aquellos que tienen el deber de
tener un comportamiento, bien sea voluntario o forzadamente. Ejemplo de sujeto
pasivo es el deudor.

Todos los sujetos, pasivos o activos, colectivos o naturales, hacen efectivos sus
derechos y sus obligaciones directamente o mediante un representante.
Capacidad Jurídica

Es aquella que nos permite ser sujetos de derechos y obligaciones. Así, por
ejemplo, un niño recién nacido puede ser titular de una cuenta bancaria porque tiene
capacidad jurídica.

La capacidad jurídica se obtiene con el nacimiento y la mantenemos a lo largo


de toda nuestra vida.

Las personas y los sujetos de derecho tienen capacidad jurídica, que consiste en
la aptitud para acceder a derechos y adquirir obligaciones o deberes por sí mismo. Esta
capacidad jurídica tiene dos aspectos:

a. Capacidad de Derecho o de Goce, el conjunto de condiciones requeridas por


la ley para ser titular de un derecho y necesariamente debe poseer tres
elementos: El "Status Libertatis", "Status Civitatis" y el "Status familiae", es
decir, ser "Sui juris", único que puede adquirir derechos y ejercerlos, todos los
demás, con excepción de los esclavos; que son cosas; serán personas, pero no
sujetos de Derecho.

b. Capacidad de Hecho o de Ejercicio, el conjunto de condiciones requeridas


por la ley para poder ejercitar los derechos de que se es titular. La capacidad de
hecho se determina por vía de excepción, son incapaces de hecho, aquellos que
la ley señala como tales.

La capacidad va paralela a la personalidad: se debe ser necesariamente persona


para tener capacidad. Por eso algunos jurisconsultos han confundido los términos, que
sin embargo son diferentes. Lo mismo se aplica a la diferenciación entre capacidad de
'goce' y de 'ejercicio'; ya que, de hecho, puede tenerse capacidad de goce mas no de
ejercicio, un ejemplo sería el nasciturus, quien, aunque aún no ha nacido, pero ya puede
ser titular de ciertos derechos; o yéndonos menos al extremo, podríamos hablar de los
infantes que son propietarios de un bien inmueble, y aunque tienen derechos sobre la
propiedad, no pueden ejercitar sus derechos vendiéndola o arrendándola. La
imposibilidad de ejercer o gozar de la capacidad de obrar se conoce como incapacidad'.

Causas Modificativas de la Capacidad Jurídica. Modificación de la Capacidad

Las personas pueden hallarse en situaciones que, sin borrar su capacidad para
ser titulares de derechos y obligaciones, limiten, sin embargo, la posibilidad de
ejercitarlos. Las circunstancias que concurren en dichas personas privan a las mismas
de la autonomía necesaria para la realización de actos creadores, modificativos o
extintivos de relaciones jurídicas.

Se distingue a este efecto por los comentaristas entre capacidad jurídica


propiamente dicha o potencial -que no puede faltar en ninguna persona, ya que
precisamente por tener dicha capacidad lo es- y capacidad de obrar o capacidad de
hecho. Un niño de dos años, libre, ciudadano romano y sui iuris puede ser titular de un
patrimonio, tiene capacidad jurídica o de tenencia; pero carece, en cambio, de
capacidad de ejercicio, de la aptitud necesaria para concluir autónomamente actos que
creen, modifiquen o extingan derechos y obligaciones.

Dentro de las Causas Modificativas encontramos:

1. Situaciones de cuasi esclavitud: Las aludidas situaciones o circunstancias


modificativas son múltiples y de efectos diversos. Algunas de tal alcance que
colocan al afectado por ellas en un estado muy similar al del esclavo. Pueden
indicarse como ejemplos de situaciones de cuasi esclavitud las siguientes:

a. La del deudor insolvente desde el momento en que era entregado


(iudicatus, addictus) por el magistrado al acreedor hasta el momento en
que saldase su deuda con el trabajo personal o hasta que fuese, en el
Derecho antiguo, vendido trans Tiberim.

b. Las personas libres vendidas por su paterfamilias dentro


de Roma (personae in mancipio).
c. El esclavo manumitido bajo condición o término mientras éstos no se
cumplen (statu liber) y el que siendo libre vive erróneamente como
esclavo de otro (homo liber bona fide serviens).

d. En el derecho del bajo Imperio, los colonos, que no pueden separarse de


la tierra en que trabajan (glebae adscripti).

e. El rescatado al enemigo (redemptus ab hostibus) mediante precio pagado


por un tercero, mientras éste no sea resarcido.

2. Falta de honorabilidad: La honorabilidad de una persona no es propiamente


una noción jurídica. El juicio que asigna a un individuo buena o mala fama
aprecia matices de conducta que escapan al campo estricto del Derecho. Pero
los romanos señalaron limitaciones para el ejercicio de determinadas
actividades jurídicas a los ciudadanos que no gozaban de una limpia fama
(status illaesae existimationis). Surgen así las nociones de infamia y turpitudo,
llamadas también, respectivamente, infamia iuris e infamia facti. A
continuación ejemplos de estas:

a. Infamia: En el primero de estos tipos de falta de honorabilidad -infamia-


sucedía que, o las causas productoras de tal estado se hallaban fijadas
de antemano por el derecho positivo, o la apreciación del deshonor se
concretaba en la sentencia de un magistrado. Por ello los comentaristas,
desde la época de los glosadores, suelen hacer en la infamia
propiamente dicha una distinción en infamia inmediata, en la que se
incurría dedicándose a ciertas profesiones o realizando determinados
actos indicados unas y otros por la ley, e infamia mediata, para caer en
la cual se requería una decisión judicial.

b. Turpitudo: la mala reputación de un sujeto expresa simplemente el


parecer de la sociedad en que vive; es obra de la opinión pública.

3. La edad: es una de las circunstancias más influyentes en la capacidad de


ejercicio de los derechos. La conclusión de los actos que tal ejercicio supone
implica necesariamente una intención y una voluntad plenamente desarrolladas.
Y, además, la seguridad del orden legal exige una normal y consciente
exteriorización de la intención de quien lleva a cabo un negocio jurídico, si se
han de atribuir a éste sus peculiares consecuencias. Tales factores no se dan en
individuos de corta edad. Las categorías distinguidas por los romanos en
materia de edad, en relación con la capacidad de las personas, son éstas:

✓ Impúberes:
a. Infantes.
b. Impúberes infantia maiores.
c. Impúberes pubertati proximi.

✓ Púberes:
a. Minores viginti quinque annis.
b. Maiores viginti quinque annis.

Impúberes son los que no alcanzaron aún la aptitud fisiológica para la


procreación. Desde la época imperial, tal aptitud se supone en los varones al
cumplir los catorce años y en las mujeres al cumplir los doce, señalándose así a
la impubertad en cada sexo un límite uniforme y legal.
Los sui iuris que no han llegado a dicha edad están todos sometidos a la
dirección de un tutor, pero la esfera de actividad de éste y la consiguiente zona
de actuación del pupilo varían según las otras tres categorías que en los
impúberes se apreciaban. Infans fue originariamente el impúber que aún no
sabe hablar, qui fari non potest; más tarde se fijó en los siete años un límite
uniforme a este período de la vida. El infans es absolutamente incapaz de
realizar actos jurídicos; sus declaraciones carecen de eficacia. No comete
tampoco actos delictivos. La actividad necesaria para el ejercicio de los
derechos y obligaciones que integran su patrimonio la cumple por él su tutor.

El impuber infantia maior -entre los siete y los catorce o los doce años- puede
ya realizar por sí aquellos actos que no pueden acarrearle sino un beneficio
patrimonial, v. gr., aceptar sin condiciones un regalo, apoderarse de una cosa
que no tiene dueño. Necesita, en cambio, de su tutor puede afectar una
modalidad que no es posible respecto al infans. Porque si el pupilo es infans, el
tutor tiene que actuar él sólo, mientras que con el infantia maior, que ya puede
expresar una voluntad aunque inexperta, el tutor colabora, reforzando dicha
voluntad con su auctoritas. Existen, finalmente, actos -matrimonio, testamento-
que ni con la asistencia del tutor pueden ser llevados a cabo por el impuber
infantia maior. Al impúber pubertati proximus se le consideraba responsable
por algunos actos delictivos -iniuriae vel doli capax-, y debía hacer efectivas
las obligaciones que de ellos se derivaban.

Los púberes -varones mayores de catorce años y hembras mayores de doce-


fueron en el antiguo Derecho romano plenamente capaces para la conclusión de
toda clase de actos jurídicos. El desarrollo de la vida económica dejó ver pronto
los inconvenientes de fijar la plenitud de ejercicio de todos los derechos en edad
tan temprana, y, en realidad, la antigua esfera de total autonomía jurídica de los
púberes quedó reducida a dos actos: el matrimonio y el testamento. Para todos
los demás negocios jurídicos, una serie de medidas protectoras hacen que se
pueda señalar la subdistinción antes indicada: púberes menores de veinticinco
años y púberes mayores de esta edad.

De hecho, sólo estos últimos son plenamente capaces. Los menores de


veinticinco años continuaron siéndolo doctrinalmente: pero la realidad,
determinada por las facilidades que las normas positivas romanas daban para
privar la eficacia a los actos en que el menor resultaba perjudicado, hizo que
fuese siendo cada vez más frecuente el uso de designarle un curator que con su
consejo y presencia evitase tales inconvenientes. El curator, nombrado
eventualmente para intervenir en actos concretos, se hizo después institución
permanente -aunque voluntaria por parte del menor- para todo el período de
minoridad. Y más tarde, hecha obligatoria la designación, la situación del que
no ha cumplido los veinticinco años aparece en el derecho justinianeo muy
asimilada a la del impúber sometido a tutela.

4. Enfermedad y Prodigalidad:

a. Enfermedad: Los estados patológicos (morbus), en cuanto oscurecen o


borran la inteligencia y voluntad necesarias para la realización de negocios
jurídicos -como sucede con la locura e imbecilidad en sus diversas formas
(furiosi, dementes, mentecapti)- o dificultan la necesaria exteriorización de
la voluntad propia y la recepción de la ajena (sordomudos, ciegos), influyen
en la capacidad de ejercicio de los derechos. Los locos tenían un curator.
Sobre los enfermos o afectados de un defecto físico (vitium) pesaban ciertas
incapacidades. También a los castrati, además del matrimonio, les estaba
prohibida en el Derecho justinianeo la adopción.
b. Prodigalidad: Situación similar a la de los afectados de algunas
modalidades de dolencia mental es la de los pródigos, individuos a
quienes, por sus hábitos de dilapidación, se les privaba de la
administración de sus bienes, para cuya tarea era también designado
un curator.

5. Sexo y Religión

a. Sexo: Prescindiendo de su incapacidad en el aspecto político, también


el Derecho privado establecía limitaciones en la capacidad jurídica de
la mujer. Si era sui iuris estaba en el Derecho antiguo sometida a tutela
perpetua, institución que no pudo resistir en el Derecho clásico el
cambio operado en la manera de concebir la tutela. La lex
Voconia limitó la capacidad de la mujer para suceder por testamento.
Y algunas otras diferencias de trato jurídico -a veces con matiz de
protección- en materia de sucesiones, obligaciones y procedimientos.

b. Religión: En la época del paganismo, la diferencia de religión no


afectó a la capacidad jurídica. Tuvo, en cambio, una influencia
bastante grande al implantarse el cristianismo como religión oficial.
En el Derecho romano bizantino son numerosas las limitaciones que,
en distintas zonas del Derecho privado, gravan a paganos y herejes,
apóstatas y judíos. Puede decirse que, en general, el pleno goce de los
derechos civiles está reservado de modo exclusivo a los cristianos
ortodoxos. Incapacidades en el orden matrimonial, prohibición de
tener esclavos cristianos, de adquirir por testamento -e incluso por
cualquier título a los adeptos de algunas sectas-, de ser testigos, entre
otros, afectaban a los no ortodoxos.
6. Domicilio, condición o rango social: Algunas otras circunstancias, como el
domicilio y la condición o rango social, proyectan también influencias en el
ejercicio de los derechos.

Requisitos Relativos a la Existencia Humana: Elementos requeridos por los


Romanos para que pueda considerarse existente el hombre

Los requisitos referentes a la existencia humana para que el hombre pueda


considerarse existente son cuatro:

a) Que el nuevo ser quedase separado por completo del claustro


materno, totus processit ad orbem, sin lo cual mulieris portio est vel
viscerum. El desprendimiento total del feto del claustro materno es lo
que nos indica el nacimiento, pues este constituye la total separación o
desvinculación de la madre y desde que esta tiene lugar se dice que el
feto es parto mulierirs. Esta separación puede verificarse de un modo
natural o artificial, por ejemplo mediante la practica de la operación
Cesárea.

b) Que naciese vivo. Acerca de este requisito surgieron opiniones


contradictorias entre las dos escuelas de jurisconsultos:
✓ Los Proculeyanos: el niño nace vivo desde el momento en que
respira, se manifiesta por el grito o llanto.
✓ Los Sabinos: se puede manifestar que el niño nace vivo por
cualquier otra seña distinta al grito o llanto.

c) Que el parto sea perfecto: que no se tratara de un parto abortivo, el


aborto se equipara al niño que nace muerto y no se le reconoce
capacidad jurídica en ningún momento.
d) Que tuviese forma humana: non sunt liberi qui contra formam humani
generis converso more procreantur. Esta exigencia está íntimamente
relacionada con la creencia antigua de que de una mujer podían seres
vivos que no fueran humano; y se acogen en este sentido relatos de este
genero que hablan del nacimiento de hipocentauros y de la esclava que
dio a luz una serpiente.

Existe un criterio unánime de algunos textos en cuanto a las


anormalidades que suponen la falta de forma humana, por ejemplo, la
falta de una pierna, de un brazo, de los dedos, entre otros; pero no existía
entre los Romanos una regla fija a seguir para poder determinar cuales
eran las anormalidades que hacían entrar en la categoría de monstruos o
de prodigios.

El Nasciturus: Curator Ventris

En el derecho romano al concebido, pero aún no nacido, se le denomina de


diversas formas en los textos jurisprudenciales. Así, en primer lugar, conceptus,
también nasciturus, que significa el que se espera que nazca y, en algunos
supuestos, postumus.

Asimismo, se encuentra en las fuentes jurisprudenciales referencias al


nasciturus utilizando la expresión qui in útero est.

Las reglas generales del otorgamiento de la condición de persona impiden al


concebido ser titular de derechos, pues para ello el primer requisito es la existencia y
ésta se produce por el nacimiento. No obstante, el Derecho romano, desde etapas muy
tempranas, toma en consideración al nasciturus, es decir considera digno de protección
algunos de sus intereses y por ello asigna determinados efectos al mero hecho de su
existencia intrauterina.
El origen de la máxima que protege los intereses del concebido equiparándolo
al nacido para lo que le sea favorable, pudiera encontrarse originariamente en la defensa
de las expectativas hereditarias del hijo póstumo, de post humus, significando que ha
nacido con posterioridad a la muerte (inhumación) de su padre.

Sus eventuales derechos hereditarios sólo los adquirirá cuando nazca. El Pretor,
hasta que nazca, puede conceder la posesión hereditaria de los bienes a la
madre, bonorum possesio ventris nomine, e incluso, a petición de ésta nombrar
un curator ventris para administrar los bienes hereditarios.

Más tarde fueron reconociéndose nuevos supuestos de protección de diversas


situaciones.

Desde esta abundante casuística se llega al enunciado: "al concebido se le tiene


por nacido para todos los efectos que le sean favorables". La regla se mantiene a lo
largo de todo nuestro Derecho histórico, tanto en su formulación doctrinal como en su
plasmación legislativa hasta llegar incólume al momento de la codificación.
Conclusión

Entre las innumerables definiciones de persona en Derecho, podemos citar que


es el ente apto para ser titular de derechos o deberes jurídicos; personalidad es la
cualidad de ser persona, o sea, la aptitud para ser titular de derechos o deberes jurídicos.
Si se entiende por sujeto de derecho aquel que actualmente tiene un derecho o deber,
el concepto de persona es más amplio porque comprende también a quien puede llegar
a tener un derecho o un deber, aunque actualmente no lo tenga.

Las personas en Derecho, o sea, las personas jurídicas en sentido lato se


clasifican en: Personas Naturales y Personas Jurídicas. Las personas naturales llamadas
también individuales, físicas, simples o concretas, son los individuos de la especie
humana y solo ellos. Las personas jurídicas en sentido estricto, colectivas, morales,
complejas o abstractas, son todos los entes aptos para ser titulares de derechos o deberes
y que no son individuos de la especie humana.

Jurídicamente es persona todo ser al que el Derecho considera como miembro


de la comunidad, atribuyéndole aptitud para ser titular de relaciones jurídicas
(capacidad jurídica). Y como quiera que esta capacidad no solo le es reconocida al
hombre, sino también atribuida a determinadas organizaciones humanas, que se crean
para conseguir los fines más variados, están también, como personas, dichas
organizaciones que, por no ser hombres, se denominan personas jurídicas.

En consecuencia, la persona jurídica puede ser definida como ¨organización


humana encaminada a la consecución de un fin, a la que el Derecho reconoce como
miembro o de la comunidad, otorgándole capacidad jurídica¨.
Bibliografía

http://vhfderechoromano.blogspot.com/2010/06/tema-4-y-5-los-sujetos-de-
derecho.html https://www.monografias.com/trabajos50/derecho-
romano/derecho-romano2.shtml

https://concepto.de/persona-2/#ixzz6vF2O1rqO

https://es.wikipedia.org/wiki/Capacidad_jur%C3%ADdica

https://temasdederecho.wordpress.com/2012/06/02/status-libertatis-civitatis-y-
familiae/

https://www.crecenegocios.com/persona-natural-y-persona-juridica/

https://www.significados.com/persona/#:~:text=Qu%C3%A9%20es%20Persona%3A
&text=Persona%20proviene%20del%20lat%C3%ADn%20pers%C5%8Dna,q
ue%20traduce%20precisamente%20'm%C3%A1scara'.

https://www.vendus.es/blog/persona-natural-y-juridica/

Idoipe, Victoria. (18 de February de 2021). Sujetos del derecho. Lifeder. Recuperado
de https://www.lifeder.com/sujetos-derecho/.

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