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El término esperpento
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Geográficamente la pequeña calle de Álvarez Gato, a pocos metros de la Puerta del Sol.
contemporánea. Por lo que se puede concluir que España solo puede servir de
tema literario esperpénticamente.
Esperpento e ideología
Michael P. Predmore estudia dos concepciones, liberal y popular del arte, y su posible
incidencia en Valle Inclán (Gabriele, 1992, 97-125). Afirma que la tajante oposición
entre modernismo y noventayochismo perjudicó el estudio de la obra valleinclaniana
como una unidad. Sólo recientemente que desde diferentes lenguajes y perspectivas
artísticas, se advierte que Valle “estaba haciendo todo lo posible por demoler la cultura
oficial de la España de la Restauración, preparando a su modo una nueva y mejor
España”. Intenta demostrar que también en las Sonatas destruye los mitos e ilusiones
con que la sociedad se engaña a sí misma y que están lejos de ser literatura de evasión.
Según Predmore, es el primer escritor de su generación que rompe las estrechas normas
estéticas e ideológicas del liberalismo y enraíza su arte en la cultura popular. Señala
como una constante en su obra, la fascinación que siente por la descomposición, el
desmoronamiento de órdenes sociales y el fallo de los sistemas políticos. A partir de
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esto, deduce un sentido dialéctico de la historia, puesto que del derrumbe y la lucha
nacerá un futuro que responde más a un espíritu carnavalesco de liberación que a
un ideal revolucionario de justicia social. Respecto a su posición ante algunas causas,
valga esta curiosa afirmación que –como sus textos– encubre el moralismo a través del
humor: “No fumo, no bebo vino, odio el café y los toros, la religión y el militarismo, el
acordeón y la pena de muerte” (Díaz Plaja, 1951: 77). Rubia Barcia entiende que
España es el primer país europeo en sentir la insignificancia de su posición
internacional, sensación que después de la Primera Guerra predominaría también en los
otros países. Junto a esto se da la comprobación de una crisis de los valores
tradicionales y de los ideales. La dictadura de Primo de Rivera (1923) exacerbó su
antipatía por los estamentos sociales, pero su malestar venía de antes. En ese contexto,
Valle simpatizó con la guerra de Cuba y las Revoluciones mexicana y rusa, y fue
consciente de los dramáticos cambios que sobrevinieron a la Primera Guerra Mundial.
En 1917 había fracasado la huelga general, en 1921 ocurre el desastre de Annual en la
guerra de Marruecos. En 1920, por la época de Don Friolera, Valle Inclán responde a
una pregunta para La Internacional: “¿Qué debemos hacer [los escritores]? Arte no. No
debemos hacer Arte ahora, porque jugar en los tiempos que corren es inmoral, es una
canallada. Hay que lograr primero una justicia social” (Rubia Barcia en Gabriele,
1992: 139) En esa frágil filo entre juego y denuncia se sitúa el mundo del esperpento.
Cuando en 1927 aparece el esperpento La hija del capitán, la dictadura impide
su circulación. Fue detenido y encarcelado por unos días por insultar a la autoridad y
por perpetrar “contra el orden social [..] ataques tan demoledores” (Rubia Barcia en
Gabriele, 1992: 140). Rubia toma la distinción que hace Alfred Stern entre humor y
sátira: mientras el primero refuerza los valores establecidos, tanto del orden individual
como colectivo, la segunda produce el efecto opuesto “debido a su explotación de las
diferencias de juicios de valor, especialmente entre distintos grupos” (Rubia Barcia en
Gabriele, 1992: 141) Y aún, la función del artista que se enfrenta al orden establecido
requiere que este “prescinda de premuras, de necesidades apremiantes, de
identificación con el país propio y sus habitantes, porque «si la sátira tiene por objeto
degradar los valores colectivos de un cierto grupo o los valores privados de una cierta
persona, será para provocar el triunfo final de los valores universales de la humanidad,
los cuales habían sido suplantados o disminuidos por los valores colectivos o los
valores privados. En conclusión la sátira hace posible la unión de los seres humanos en
un plano más elevado, en el plano de los valores universales»” (Rubia Barcia en
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Gabriele, 1992: 141) Respecto a ese requisito de distancia de su cultura, puede señalarse
que Valle se sentía hombre de la periferia, más gallego que español.
El esperpento es el resultado del acercamiento satírico a la realidad de la
moderna sociedad española. Sólo tres obras han sido denominadas esperpentos por el
autor: Luces de Bohemia (1920), Los cuernos de Don Friolera (1921)y La hija del
capitán (1927). En 1930 publicó estas dos últimas con el Esperpento de las galas del
difunto en una trilogía que llamó Martes de carnaval. El primer esperpento es inmediato
a la Primera Guerra, releva una galería de personajes que viven al margen de la sociedad
y el narrador en tercera persona sólo se hace cargo de las acotaciones.
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Entrevista realizada por Martínez Sierra, el 7 de diciembre de 1928.
inicio, juzgan el teatro de títeres de acuerdo al criterio de Valle. El distanciamiento
respecto a los personajes tiene su origen en el primer Valle Inclán de antes de la guerra.
De ahí proviene el antididactismo, la creencia en la autonomía del arte, la preocupación
visual.
Esperpento y literatura
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