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ELEMENTOS PARA LA ENSEÑANZA ESCOLAR DE LOS PROCESOS DE NEGOCIACIÓN

ENTRE LAS FARC-EP Y EL ESTADO COLOMBIANO.

LADY BELTRÁN BERMEO.

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS.

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN.

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS SOCIALES.

BOGOTÁ D.C

2021
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ELEMENTOS PARA LA ENSEÑANZA ESCOLAR DE LOS PROCESOS DE NEGOCIACIÓN


ENTRE LAS FARC-EP Y EL ESTADO COLOMBIANO.

LADY BELTRÁN BERMEO.

20062155005

Tesis presentada como requisito para optar al título de:

Licenciada en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales.

Directora

Patricia Inés Liscano López.

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS.

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN.

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS SOCIALES.

BOGOTÁ D.C

2021
iii

Resumen

Tras seis décadas de enfrentamientos entre el Estado colombiano y las FARC-EP, la firma del
Acuerdo para la terminación del conflicto entre dichos actores posiciona la construcción y
sostenibilidad de la paz como una de las tareas de mayor relevancia para la escuela, de manera
que, la comprensión misma del conflicto y, consecuentemente, de las experiencias de paz se ha
convertido en uno de los más importantes aportes para cimentar y fortalecer dicha labor a partir
de las reflexiones y prácticas que tienen lugar desde y para la escuela. En este contexto,
situándose a la vez como aporte y resultado, el ejercicio desarrollado busca facilitar de una forma
proyectiva la comprensión de las experiencias de paz fallidas entre los mencionados
contendientes a partir de un ejercicio de investigación cualitativa desarrollado en dos niveles
complementarios; la indagación documental y la construcción de una herramienta pedagógica a
partir de los planteamientos epistemológicos y metodológicos propios la Educación para la Paz.

Palabras clave: FARC-EP, procesos de paz, cultura de paz, educación para la paz, conflicto
armado.

Abstract

After six decades of confrontations between the Colombian State and the FARC-EP, the
signing of the Agreement for the termination of the conflict between these actors positions the
construction and sustainability of peace as one of the most important tasks for the school, so that ,
the very understanding of the conflict and, consequently, of the experiences of peace has become
one of the most important contributions to cement and strengthen this work based on the
reflections and practices that take place from and for the school. In this context, situating itself as
both contribution and result, the exercise developed seeks to facilitate in a projective way the
understanding of the failed peace experiences among the aforementioned contenders from a
qualitative research exercise developed at two complementary levels; the documentary inquiry
and the construction of a pedagogical tool based on the epistemological and methodological
approaches of Education for Peace.

Key Words: FARC-EP, peace process, peace culture, education for peace, armed conflict.
iv

AGRADECIMIENTOS.

A mí, Simón (que ya no es tan pequeño) por ser tierra firme cuando no encuentro puerto y convertirse
en alas cuando se hace demasiado pesado el andar por esta tierra, por ser la fuerza que anima a creer en la
posibilidad de construir un mundo más bello.

A la flaca, que ha sido un pilar en mi existencia desde siempre, al apoyo incondicional de mi mamá, y
a Luis por su compañía en días de biblioteca, por las jornadas de búsqueda en las librerías y su lucidez en
la lectura de la historia del país.

A todas aquellas personas con las que tuve la oportunidad de compartir en el curso de mi proceso
formativo ya que a cada paso siempre algo se quedó conmigo, en especial a mi maestra Patricia Liscano
por su paciencia y fundamental apoyo en este proceso.
v
Contenido
Introducción. ............................................................................................................................... 1
Capítulo 0 ¿Y si pensamos la paz? ............................................................................................. 4
Formulación del problema ...................................................................................................... 4
Objetivo general ..................................................................................................................... 5
Objetivos específicos. ......................................................................................................... 5
Metodología ............................................................................................................................ 6
Capítulo 1 La escuela y la paz ................................................................................................... 8
Capítulo 2 Un Rastreo Necesario ............................................................................................ 17
2.1 Antecedentes ............................................................................................................. 17
2.2 El surgimiento de las FARC...................................................................................... 21
2.3 Los intentos de paz .................................................................................................... 27
2.3.1 Primer período de negociación: Acuerdos de La Uribe. ......................................... 27
2.3.2 Tlaxcala Y Caracas. ................................................................................................. 35
2.3.3 Diálogos Del Caguán. .............................................................................................. 40
2.3.4 Proceso de Paz de la Habana. .................................................................................. 47
Capítulo 3 Re-construyendo la Paz ......................................................................................... 58
3.1 Presentación de la herramienta ....................................................................................... 59
3.2 Desempeños de EP y conocimientos propios de las ciencias sociales. .......................... 62
3.3 Propuesta de la herramienta pedagógica. ....................................................................... 63
Capítulo 4 Conclusiones .......................................................................................................... 72
Referencias ............................................................................................................................... 77
Anexos ...................................................................................................................................... 88
vi

Índice de tablas

Tabla 1. Identificación la herramienta pedagógica. 62


Tabla 2. Desempeños que aborda la herramienta pedagógica. 63
Tabla 3. Diseño de sesión #1. 63
Tabla 4. Diseño de sesión #2. 64
Tabla 5. Diseño de sesión #3. 65
Tabla 6. Diseño de sesión #4. 65
Tabla 7. Diseño de sesión #5. 66
Tabla 8. Diseño de sesión #6. 67
Tabla 9. Diseño de sesión #7. 67
Tabla 10. Diseño de sesión #8. 68
Tabla 11. Diseño de sesión #9. 69
Tabla 12. Diseño de sesión #10. 70
1
Introducción.

El 2012 fue un año sin precedentes para la historia de Colombia, a partir de ese momento se
escribe un nuevo capítulo, tal vez el epilogo de una larga serie de acontecimientos violentos
materializados en casi siete décadas de enfrentamiento entre el Estado Colombiano y las distintas
organizaciones guerrilleras. La guerra, mutante, se ha transformado alterando actores, métodos,
territorios y estrategias, estableciendo como puntos de inflexión los múltiples intentos que se han
dado en el país en busca de una solución política negociada; en este escenario tanto los acuerdos
y pactos, como los movimientos políticos resultantes de dichos intentos (la Unión Patriótica1, la
Alianza Democrática M-192 y el movimiento Esperanza, Paz y Libertad3) buscaron a su modo
poner fin al conflicto social, político y armado que vive el país sin lograr ningún resultado
concluyente y convirtiéndose incluso en víctimas de nuevas etapas de la acción violenta.

En este contexto, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo
(FARC-EP), al haber sido la guerrilla más grande y de mayor duración en el país, se ubica como
protagonista de un nuevo intento por encontrar una salida negociada al conflicto social, político y
armado existente en Colombia, intento que se concreta en el proceso de paz llevado a cabo entre
la mencionada guerrilla y el Estado Colombiano en la Habana, Cuba, (2012-2016). Fruto de estos
años de dialogo, hoy se puede afirmar que esta empresa alcanzó cuotas de éxito como ninguna
otra antes, dado que en ninguna de las experiencias anteriores se había logrado la firma de un
acuerdo final entre éstas dos partes, punto que se logra el 24 de noviembre de 2016 con la firma
del Acuerdo para la Terminación Definitiva del Conflicto, así que a la vista de muchos expertos
el país se debate entre la posibilidad de superar la situación de violencia que ha propiciado un
conflicto que suma ya más de medio siglo o de cerrar definitivamente esta alternativa.

Teniendo en cuenta lo anterior, se hace absolutamente necesario generar en la escuela


reflexiones que aborden los elementos mencionados en líneas anteriores y, en consecuencia,

1 Coalición política de izquierda que surge en 1985 en el marco de los Acuerdos de la Uribe llevados a cabo entre el gobierno del
presidente Belisario Betancur y las FARC.
2 Movimiento político de izquierda que surge tras la desmovilización del grupo guerrillero Movimiento 19 de abril (M-19) como

resultado del proceso de negociación con el gobierno del presidente Virgilio Barco en 1990.
3 Movimiento político resultante de la desmovilización parcial de la guerrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL) en el

marco de los acuerdos firmados entre dicha guerrilla y el gobierno del presidente Cesar Gaviria Trujillo en 1991.
2
construir herramientas que permitan aportar a la construcción de una cultura de paz desde la
enseñanza escolar de las ciencias sociales, para tal fin la propuesta que se desarrolla en la
presente elaboración apunta a generar una reflexión en torno a las limitaciones y posibles
contribuciones que, desde el estudio de los intentos de paz anteriores al proceso de la Habana,
puedan sugerir elementos para consolidar la construcción de la paz en Colombia.

Para desarrollar la tarea mencionada en líneas anteriores la presente elaboración académica se


plantea como un proceso de investigación cualitativa que se fracciona en dos partes; la primera
busca elaborar la reconstrucción histórica del fenómeno en cuestión (los procesos de paz llevados
a cabo entre el Estado colombiano y las FARC-EP) por medio de una investigación exploratoria
de tipo documental; en la segunda parte del documento se plantea una propuesta de herramienta
pedagógica sobre el tema ya mencionado a partir de los presupuestos epistemológicos y
metodológicos de la Educación para la Paz (EP).

En el capítulo 0 se plantea el problema de investigación, se delimitan los objetivos que


orientan el ejercicio académico y se define la metodología con la que éste se desarrolla.
Como punto de partida, en el capítulo 1 se abordan los elementos teóricos que sustentan la
necesidad y pertinencia del ejercicio académico que se propone a partir de dos elementos, las
condiciones particulares del contexto actual del país y los marcos legales de la educación en
Colombia.

Según el diseño investigativo descrito anteriormente, el capítulo 2 es el resultado de la primera


parte de la investigación; en la primera parte se presenta un rastreo histórico orientado a la
identificación del contexto y las razones del surgimiento de las FARC-EP en aras de visibilizar la
importancia que tiene para el país y la sociedad en su conjunto la firma del Acuerdo y el paso de
dicha organización guerrillera a la vida política legal.

En la segunda parte del capítulo dos se abordan los intentos de paz llevados a cabo entre el
Estado colombiano y las FARC-EP durante los años de existencia de dicha guerrilla, resaltando
las limitaciones, posibles aportes y matices que pudieran sugerir elementos para facilitar la
3
comprensión del momento actual que atraviesa el país y, sobre todo, para reflexionar en torno
a la responsabilidad que tenemos como sociedad en la tarea de construir la paz.

Consecuentemente, el capítulo tres condensa la segunda parte del ejercicio investigativo, en


esta se plasma la propuesta de la herramienta pedagógica que se construye sobre los temas
trabajados en el capítulo 2 y teniendo en cuenta los presupuestos de la Educación para la Paz,
todo esto orientado al objetivo principal de la tesis, es decir, aportar a la construcción de una
cultura de paz desde la enseñanza escolar de las ciencias sociales.

Finalmente, en el capítulo 4, se presentan las conclusiones del proceso investigativo


desarrollado en cuanto a la pertinencia de la enseñanza escolar del tema, los elementos que desde
la EP resultan útiles para aportar a la construcción de una cultura de paz desde la enseñanza de
las ciencias sociales y la relevancia de retomar los posibles aportes de las experiencias de paz
anteriores para comprender y accionar en el momento histórico que asistimos.
4
Capítulo 0
¿Y si pensamos la paz?

Formulación del problema

En respuesta a la lectura del contexto actual y ante la demanda de prácticas concretas que
faciliten la labor de la educación con respecto a la construcción de una paz estable y duradera la
escuela se ubica como un escenario de acción fundamental responsable de empoderarse de la paz
como su empresa más urgente. En este sentido, la pertinencia del presente ejercicio académico se
sustenta en la comprensión del momento actual de Colombia como un punto de partida y no
como una meta última; si bien la firma del Acuerdo para la Terminación Definitiva del Conflicto
es un momento clave para la historia reciente del país, es apenas el primer paso para la búsqueda
de una solución política al prolongado período de lucha armada que aquí ha tenido lugar, así
pues, coincidiendo con los planteamientos de Oto Higuita4 (2014), resulta indispensable tener en
cuenta que alcanzar esta meta histórica tiene una connotación fundamental, de ahí que no se puede
minimizar su significado ante la generación actual, y menos aún, ante las futuras generaciones, (…) de
alcanzarse un acuerdo político definitivo sobre el conflicto armado, el conflicto social sigue vigente en
tanto que hay un modelo económico y político por transformar, y es ahí donde los nuevos y viejos actores
de la lucha de clases encontrarán otra vez su razón de ser. Es en el conflicto social y político, a partir de
las condiciones que cree y abra los acuerdos que se firmen, se refrenden y verifiquen, donde seguirá su
trámite los demás temas fundamentales que no ha resuelto el conflicto armado. Pero para ello hay que
alcanzar la carta de mayoría de edad en tanto sujetos políticos para continuar la lucha por la
transformación de las relaciones de poder, y con ellas, la transformación de las formas de vida, hacia una
sociedad democrática, de derechos y el goce de estos para la vida digna de la mayoría de sus ciudadanos.
(p. 488 - 489)

Por ende, al ser la escuela, un lugar donde se reflejan a través de los estudiantes las diversas
formas que tiene una sociedad de entender y posicionarse en su propia realidad, resulta
indispensable potenciar desde allí la comprensión del momento histórico por el que atraviesa el

4
Licenciado en Historia Económica y de las Ideas de la Universidad de Estocolmo, Suecia. Estudios en inglés del University
College of London (UCL). Escritor de artículos de opinión y ensayista en diferentes medios de comunicación alternativos.
5
país en aras de aportar a la construcción de las transformaciones enunciadas anteriormente.
Es la enseñanza escolar un escenario totalmente propicio para analizar y entender el conflicto y
así mismo generar herramientas que posibiliten la búsqueda de soluciones y la reconstrucción de
una sociedad que, a pesar de sus graves heridas y el resentimiento que ellas generan, está en su
mayoría cansada de la guerra, de hecho, el mismo marco legal de la educación en el país plantea
esta tarea como un elemento de suma importancia.5 Para ello, el alcance de dicho objetivo, se
orientará a partir de la siguiente pregunta problema:

¿Cómo aportar a la construcción de una nueva generación para la paz por medio de
herramientas que faciliten la enseñanza de los procesos de paz entre el Estado colombiano y las
FARC-EP?

Objetivo general
Proponer una herramienta de enseñanza-aprendizaje orientada a los grados de educación
media en aras de aportar a la construcción de una nueva generación para la paz desde la escuela
por medio de la enseñanza de los procesos de paz que, desde la década de los ochenta y hasta el
momento, tuvieron lugar entre el Estado colombiano y las FARC-EP (La Uribe, Tlaxcala y
Caracas, El Caguán y La Habana)

Objetivos específicos.
• Indagar acerca de la necesidad y pertinencia de generar herramientas que posibiliten la
enseñanza escolar de los procesos de paz que tuvieron lugar en el país entre el Estado
colombiano y las FARC-EP.

• Reconocer los elementos que de los tres primeros procesos de paz entre el Estado
colombiano y las FARC-EP (La Uribe, Tlaxcala y Caracas, El Caguán) pueden sugerir
aportes significativos para la comprensión del proceso que se encuentra en fase de
implementación.

5
Así se puede constatar por ejemplo en la Ley General de Educación (Ley 115 de 1994), en los estándares básicos de competencias
(Ley 715 de 2001) y en la Ley 1732 de septiembre 01 de 2014, “Por el cual se establece la Cátedra de la Paz en todas las instituciones
educativas del país”
6
• Construir una herramienta de enseñanza-aprendizaje para abordar en los grados de
educación media el tema de los procesos de paz que tuvieron lugar en el país hasta el
momento entre el Estado colombiano y las FARC-EP a partir de la EP.

Metodología

La iniciativa investigativa del presente ejercicio académico se pauta desde los lineamientos
político pedagógicos de la EP, entendiendo esta como un esfuerzo orientado a la acción, a la
construcción de una nueva manera de ver, comprender y existir en el mundo, enfocada a la
generación de estrategias transformadoras de la realidad desde los diferentes contextos, cuestión
que plantea, en el caso colombiano, el desafío de construir un tejido social que edifique y
sostenga la Paz.

Así, este trabajo se plantea como un ejercicio de investigación cualitativa estructurado en dos
niveles complementarios; la indagación documental y la creación de una propuesta consecuente
con los fines de la EP:

Los estudios cualitativos intentan describir sistemáticamente las características de las variables y
fenómenos (con el fin de generar y perfeccionar categorías conceptuales, descubrir y validar
asociaciones entre fenómenos o comparar los constructos y postulados generados a partir de
fenómenos observados en distintos contextos), así como el descubrimiento de relaciones causales,
pero evita asumir constructos o relaciones a priori. Intentan descubrir teorías que expliquen los
datos. (Quecedo Lecanda & Castaño Garrido, 2003, p. 12)

En consecuencia, el primer nivel busca describir, comprender y analizar los intentos de paz
que tuvieron lugar entre el Estado colombiano y las FARC-EP a partir de una reconstrucción
histórica,
el método cualitativo opera “en dos momentos: 1) en un primer momento el investigador intenta
(mediante grupos de discusión, entrevistas abiertas, historias de vida, etc) reproducir los discursos
de determinado grupo social, comunidad o colectivo. O en su caso, produce o recopila documentos
(relatos históricos, biográficos, tradiciones orales, etc) referidos al ámbito o población en la que se
7
centra la investigación.2) Posteriormente, se analiza e interpreta la información recogida”
(Rubio J y Varas J, citado por Cazau, 2006, p. 34)

La investigación documental realizada en este ejercicio pretende abordar textos que aporten a
la compresión de tres elementos clave: las experiencias de procesos de paz entre las FARC-EP y
el Estado colombiano, la EP y los instrumentos para componer una herramienta pedagógica en
coherencia.
8
Capítulo 1
La escuela y la paz

Teniendo en cuenta que asistimos a uno de los fenómenos políticos más relevantes de la
historia reciente del país por varias razones ya expuestas, resulta pertinente además resaltar que la
firma del Acuerdo busca dar fin a las acciones bélicas entre ambos grupos, compromete a ambas
partes a cumplir con una agenda de implementación, se posiciona como hoja de ruta para pensar
los objetivos sociales, políticos y económicos para una sociedad que necesita con urgencia un
proceso de reconciliación y, tal vez la razón más importante, vincula a la ciudadanía a cuidar,
participar y ser garante, no sólo del cumplimiento de los acuerdos, sino también de proyectar los
lineamientos que, desde la población civil, las organizaciones sociales, las instituciones
vinculadas y desde el propio aparato estatal, mantengan viva la idea de que la construcción
democrática y en paz de este país es posible.
Al igual que el conflicto, los intentos de paz entre las FARC-EP y el gobierno nacional han
tenido múltiples dinámicas y facetas, con algunos elementos comunes y diferencias entre sí, el
proceso de la Habana ha sido el único en pasar de la etapa de diálogos y materializarse en la
firma de un acuerdo definitivo para la terminación del conflicto, trascendiendo a un punto
inexplorado hasta ese momento en el desarrollo de los procesos de paz entre los mencionados
contendientes, así la cuestión, el punto de partida será precisamente comprender el proceso de
paz como
una síntesis aceptable por las partes del conflicto, es la representación de la imposibilidad que
tienen las partes de imponer una agenda política del Estado, dado el empate militar negativo
(ausencia de victoria militar definitiva de alguna de las partes) y la pervivencia de los factores
motivantes del conflicto” (Castaño, 2013, p. 9)

Sin embargo, tal como lo plantean Grasa y Mateos (2015) por proceso de paz se hace
referencia a una “expresión ambigua, polisémica y valorativamente muy cargada”, en
consecuencia, dichos autores intentan delimitarlo como aquellas “negociaciones políticas, que se
dan en contextos diferentes, que persiguen resultados que podrían considerarse de “paz” en
sentido restringido, fin de las hostilidades armadas y algunos acuerdos para encarar el posterior
proceso de rehabilitación y reconstrucción posbélica”. (pp. 17 – 18)
9
Así pues, y coincidiendo con la formulación de Vincenç Fisas6 (2010), la finalidad última
de un proceso de paz es lograr un acuerdo que ponga fin a la violencia física como punto de
partida y conduzca luego a la superación de las violencias estructurales7 que se ubican en la raíz
misma del conflicto por medio de la implementación de acuerdos, en consecuencia, es necesario
resaltar que no es posible comprender un proceso de paz como un momento especifico, sino
como
un conjunto de fases o etapas alargadas en el tiempo, en las que intervienen todos los actores
afectados, en un esfuerzo colectivo para en un momento determinado alcanzar acuerdos que
permitirán acabar con la situación anterior, dominada por la violencia y el enfrentamiento armado.
(Fisas, 2010)

Así, el objetivo final de un proceso de paz se basa en alcanzar una paz que trascienda la
ausencia de enfrentamientos bélicos y se configure como el logro de un alto grado de justicia y
eliminación de múltiples expresiones de violencia directa, estructural y cultural. Para tal fin, se
propone a partir de las deliberaciones que tuvieron lugar en La Habana la necesidad de
estructurar mecanismos que desde la escuela aporten a la reconstrucción de la sociedad y a la
implementación de los acuerdos bajo la figura de una Cátedra de Paz por medio de la ley 1732 de
2014 expedida por el gobierno nacional, la cual plantea en el artículo 4° que “Todos los
establecimientos estatales y privados de educación formal que ofrezcan niveles de preescolar,
básica y media incluirán en sus respectivos Proyectos Educativos Institucionales (PEI) la Cátedra
de Paz.

Para la puesta a andar de la ley en mención se genera el Decreto 1038 de 2015, “Por el cual se
reglamenta la Cátedra de Paz”, allí se establecen como objetivos fundamentales de la Cátedra
contribuir al aprendizaje, la reflexión y al diálogo sobre tres temas principales: Cultura de paz,
Educación para la paz y Desarrollo sostenible. Ahora bien, para el abordaje de dichos objetivos,

6 Director de la Escola de Cultura de Pau de la Universitat Autónoma de Barcelona, titular de la Catedra UNESCO sobre Paz y
Derechos Humanos de dicha universidad, Doctor de Peace Studies por la Universidad de Bradford
7 Johan Galtung (citado por Cascón Soriano, 2006) propone la comprensión del concepto de violencia en tres niveles; la violencia

directa o física (que comúnmente se ve y considera como tal y además fomenta y propicia el aumento de las otras dos), la
violencia cultural (se sitúa desde los aspectos culturales que pueden ser utilizados para legitimar la violencia directa o estructural)
y la violencia estructural (abarca los modelos organizativos y estructuras injustas que mantienen a las personas en la insatisfacción
de sus necesidades, de manera que muchas veces no es reconocida como tal pero es la raíz y causa principal de la violencia
directa).
10
plantean entonces doce temáticas8 que el Ministerio de Educación Nacional (MEN) (2016),
por razones de simplicidad y claridad, propone agrupar en seis categorías:

• Convivencia Pacífica. (Resolución pacífica de conflictos y Prevención del acoso escolar.)


• Participación Ciudadana. (Participación política y Proyectos de Impacto Social)
• Diversidad e identidad. (Diversidad y pluralidad y Protección de las riquezas culturales de
la nación)
• Memoria histórica y Reconciliación. (Memoria Histórica e Historia de los acuerdos de paz
nacionales e internacionales)
• Desarrollo sostenible. (Uso sostenible de los recursos naturales y Protección de las
riquezas naturales de la Nación)
• Ética, cuidado y decisiones. (Justicia y Derechos Humanos, Dilemas morales y Proyectos
de vida y prevención de riesgos)

Ahora bien, para los grados de educación media, los desempeños de la EP propuestos por el
MEN están fuertemente ligados a los planteamientos del área de ciencias sociales de una forma
complementaria, se organizan a partir del estudio de la historia reciente del país y buscan que las
y los estudiantes se entiendan como actores que construyen la historia, toman decisiones y
transforman contextos, dichos desempeños se dividen para cada grado en cuatro ejes que
temporalmente pueden ser equivalentes a los cuatro periodos del año escolar, en este orden, el
tema de las experiencias de paz en el país se aborda puntualmente en el tercer eje propuesto para
grado décimo.9
Si bien, el principal objetivo del presente ejercicio académico nace a partir de la búsqueda de
respuestas a un interrogante que surge desde la praxis pedagógica, entendida como la práctica
pedagógica que se reflexiona y se transforma a razón de las dificultades y fracasos que al interior
de ella puedan presentarse, es claro que la intención de generar una herramienta que facilite la

8 a). Justicia y Derechos Humanos; b) Uso sostenible de los recursos naturales; c) Protección de las riquezas culturales y naturales
de la Nación; d) Resolución pacífica de conflictos; e) Prevención del acoso escolar; f) Diversidad y pluralidad; g) Participación
política; h) Memoria histórica; i) Dilemas morales; j) Proyectos de impacto social; k) Historia de los acuerdos de paz nacionales e
internacionales; l) Proyectos de vida y prevención de riesgos.
9 En la propuesta de desempeños de Educación para la paz la afirmación del eje se plantea como: (el estudiante) “comprende

actores, intereses y cambios del conflicto interno colombiano hasta comienzos de la década del 90; iniciativas y experiencias de
paz, en dicho periodo, y se reconoce como sujeto activo en la construcción de la convivencia pacífica en y desde la escuela”.
11
enseñanza de los procesos de paz en Colombia resulta más que pertinente y justificada
desde lo establecido en la formulación legal de la Cátedra de Paz, es un mínimo pero significativo
aporte al intento de posicionar la educación para la paz como una posibilidad concreta y
realizable que incorpore las experiencias de la comunidad educativa y no como una suposición
teórica y orientada al futuro.
Si bien la firma del Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una
paz estable y duradera es un punto crucial para la historia reciente del país y un logro apabullante
para el conjunto de la sociedad colombiana, la puesta a andar de lo pactado es una tarea más
quijotesca aún dado que requiere la construcción de una serie de condiciones indispensables para
que la tan anhelada paz se transforme en realidad. En este sentido, al ser la violencia cultural el
fundamento primario de los otros niveles de violencia, es necesario que esta se transforme en una
paz cultural, es decir, en un fundamento que promueva y legitime la paz directa y la paz
estructural y, por tanto, en una cultura de paz. (Equipo del Programa por la Paz. ACODESI,
2003)
Ahora bien, la cultura de paz, como paradigma integrador de una serie de ideales universales y
humanistas, surge como resultado de las conferencias mundiales convocadas a partir de 1980 por
las Naciones Unidas en torno al tema del Desarrollo Humano y es definida en 1994 por el
entonces Director General de la UNESCO, Federico Mayor (citado por Quintero-Montilla, 2012)
como una
cultura de cambio, ‘cultura de vida’ e implica una lucha sin cuartel (por medios pacíficos, como la
educación, la cultura, la formación de ciudadanía, las leyes) contra la pobreza, la exclusión y los
prejuicios. Es la única batalla que vale la pena librar, con todas las fuerzas del espíritu, porque la
pobreza, la exclusión y los prejuicios son el terreno fértil de los conflictos, la violencia y los
extremismos. En resumen, significa la humanización efectiva de la especie humana (p. 2)
Cabe aquí resaltar que en el Decreto 1038 de 2015, el MEN entiende la Cultura de Paz “como
el sentido y vivencia de los valores ciudadanos, los Derechos Humanos, el Derecho Internacional
Humanitario, la participación democrática, la prevención de la violencia y la resolución pacífica
de los conflictos”. Así, es posible afirmar que la cultura de paz tiene como propósito promover
formas de ver, relacionarse y vivir en el mundo que aporten a la construcción de la paz y se
traduzcan en modificaciones institucionales capaces de promover el bienestar, la igualdad, la
administración equitativa de los recursos, la seguridad para los individuos y familias, la identidad
12
de los grupos o de las naciones, y sin necesidad de recurrir a la violencia (Boulding. Citado
por Fisas, 1998).
En este marco de ideas, la educación es, sin lugar a dudas, la herramienta más poderosa para
alcanzar dichos objetivos, dado que la EP se posiciona aquí como un enfoque de análisis teórico
que, a pesar de contar con múltiples perspectivas con respecto a la creación de una cultura de paz,
propone unos mínimos en el acto educativo tanto en el campo de lo epistemológico, como en lo
metodológico, puesto que
la Educación para la Paz se concibe como una educación en el conflicto y para el conflicto, esto es,
una educación que hace de los conflictos de la vida cotidiana, la posibilidad de buscar salidas no
violentas y buscar mecanismos de gestión de los mismos al interior de las comunidades. Se trata
entonces, de potenciar el conflicto de un modo tal que de él se pueda aprender posibles formas de
cooperación entre los sujetos que a la vez, los alfabeticen políticamente. (ACODESI, 2003, p. 56.)

En este sentido, como marco de referencia, la EP aporta los valores y contenidos actitudinales
y del conocimiento dispuestos a impactar sobre el acto educativo como categoría profunda, es
decir, no se limita a la instrucción acerca de temas relacionados con la paz, sino que establece la
necesidad de combinar en la forma y el contenido la enseñanza-aprendizaje de destrezas,
conocimientos y actitudes.

Sin embargo, es de resaltar que existen múltiples concepciones acerca de la EP, para la
UNESCO (2000)
es el proceso de promoción de conocimientos, habilidades, actitudes y valores necesarios para
lograr cambios de comportamiento que permitan a niños y niñas, jóvenes y adultos prevenir los
conflictos y la violencia, tanto manifiestos como estructurales, resolver los conflictos pacíficamente
y crear las condiciones propicias para la paz, ya sea en un nivel intrapersonal, interpersonal,
intergrupal, nacional o internacional.

Por otra parte, desde el marco legal de la educación en Colombia, el MEN define en el
Decreto 1038 de 2015 la EP “como la apropiación de conocimientos y competencias ciudadanas
para la convivencia pacífica, la participación democrática, la construcción de equidad, el respeto
13
por la pluralidad, los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario”. En este
sentido, resulta entonces indispensable tener en cuenta que

la construcción de paz implica una serie de transformaciones en las estructuras sociales y demás
elementos que sustentan la cultura en aras de dar paso a un nuevo contrato social que logre afectar
la cultura de la violencia y la guerra, en este sentido, “el trabajo por la cultura de paz requiere (…)
de una segunda alfabetización que ha de levantarse necesariamente sobre la primera alfabetización,
esto es la de la educación básica”. (Equipo del Programa por la Paz. ACODESI, 2003, p. 64).

Consecuentemente, teniendo en cuenta que el eje central del presente ejercicio gira en torno a
la preocupación por el necesario aporte que, desde la enseñanza-aprendizaje de las ciencias
sociales, debe hacerse a la construcción de una cultura de paz, la EP se entiende entonces como el
eje transversal que orienta toda la acción educativa a la transformación de aquellos elementos que
se encuentran en la base misma de los diferentes tipos y niveles de violencias.

En concordancia, desde el marco legal de la educación en Colombia se contempla en el


artículo 5 de la ley 115 entre los fines de la educación: “la formación en el respeto a la vida, los
derechos humanos, la paz, los principios democráticos y la participación (…)”; para la
consecución de tales fines se definen los Estándares Básicos de Competencias (EBC) por medio
de la ley 715 de 2001 como un conjunto de criterios que permiten conocer lo que se debe
aprender en la escuela, que establecen puntos de referencia sobre aquello que los y las estudiantes
deben estar en capacidad de saber y saber hacer en cada una de las áreas y niveles, logrando
cierto nivel de comprensión, de comunicación de experiencias propias y de acción e intervención
en la realidad. Para alcanzar dichas competencias en el proceso de construcción de conocimiento
se plantean una serie de acciones concretas de pensamiento y de acción que se desglosan en tres
ejes articuladores (la manera de aproximarse al conocimiento, el manejo de los conocimientos
propios del área y el desarrollo de compromisos personales y sociales); en cuanto al área de
ciencias sociales la estructuración de los estándares se fundamenta en los lineamientos
curriculares, manteniendo una perspectiva abierta, crítica, problémica y transdisciplinaria.
14
La perspectiva problémica propone, al igual que los lineamientos, abordar el
conocimiento, análisis y comprensión de la realidad desde las problemáticas que tienen lugar al
interior de las sociedades, así que a partir de este punto se formula el segundo de los ejes
articuladores, es decir, el manejo de los conocimientos propios de las ciencias sociales; se
propone una división en tres aspectos que pretende dar cuenta de actuaciones referidas a los
saberes específicos del área:
• Relaciones con la historia y las culturas
• Relaciones espaciales y ambientales
• Relaciones ético-políticas
Así pues, el tema de enseñanza de los procesos de paz en Colombia en este marco aparece de
manera implícita en el punto de relaciones ético políticas de los estándares de competencias
diseñados para desarrollar entre los grados décimo y undécimo (“Reconozco y explico los
cambios y continuidades en los movimientos guerrilleros en Colombia desde su surgimiento
hasta la actualidad”), y además aparece como un desarrollo esperado en la parte de los
compromisos personales y sociales (“Asumo una posición crítica frente a los procesos de paz que
se han llevado a cabo en Colombia, teniendo en cuenta las posturas de las partes involucradas”).
A partir del año 2015 el MEN estableció, en articulación con los Lineamientos Curriculares y
los Estándares Básicos de Competencias, los Derechos Básicos de Aprendizaje (DBA), una serie
de aprendizajes estructurantes que deben alcanzarse a través de los distintos grados del proceso
educativo, en este sentido, de acuerdo con el MEN (2016),
se entienden los aprendizajes como la conjunción de unos conocimientos, habilidades y actitudes
que otorgan un contexto cultural e histórico a quien aprende. Son estructurantes en tanto expresan
las unidades básicas y fundamentales sobre las cuales se puede edificar el desarrollo futuro del
individuo.
En consecuencia, los DBA pretenden facilitar los procesos de enseñanza-aprendizaje grado a
grado en aras de lograr que los estudiantes alcancen los objetivos trazados en los EBC, no como
una propuesta curricular en sí, sino como un hilo conductor que además logre incorporarse
teniendo en cuenta los marcos establecidos por los PEI de los distintos establecimientos.
15
Es de resaltar que, en lo que respecta al tema de la construcción de una cultura de paz,
para secundaria y básica media el tema de la construcción de una cultura de paz y los procesos de
paz en sí aparecen como fundamento del aprendizaje estructurante para el área en algunos grados
10

Adicionalmente, se plantea también una prospectiva al respecto en el marco del Plan Nacional
Decenal de Educación (PNDE) 2016-2026 como una lista de desafíos con respecto a la situación
de la educación en el país proponiendo en consecuencia una serie de lineamientos estratégicos
como frentes de acción encargados de resolver dichos desafíos formulados de cara al 2026, entre
ellos la cuestión del necesario aporte de la educación a la construcción de una sociedad en paz y
al conocimiento del Acuerdo firmado en la Habana entre las FARC-EP y el Estado colombiano
como uno de los elementos de mayor relevancia.
Para ello, se enuncian entonces tres puntos clave a tener en cuenta: la formulación de
lineamientos curriculares, la formación docente y la necesidad de construir una sociedad en paz.
En el tercer desafío estratégico, “El establecimiento de lineamientos curriculares generales,
pertinentes y flexibles”, se establece que, para fomentar la construcción de lineamientos que
cumplan con dichas características, uno de los elementos más importantes es precisamente que
dicha construcción debe orientarse a brindar “elementos para la convivencia, la inclusión, el
desarrollo productivo, el cuidado del medio ambiente y la paz”. Adicionalmente, en el cuarto
desafío estratégico, “La construcción de un política pública para la formación de educadores”,
se proponen una serie de acciones dirigidas a consolidar la calidad y pertinencia de todos los
ciclos y modalidades de dicho proceso formativo en aras de “garantizar que en los procesos de
formación docente se incluyan las estrategias desarrolladas para la construcción de la cultura de
paz y la recuperación de los colombianos de los impactos negativos del conflicto armado”.
En este sentido, los dos puntos mencionados anteriormente contribuyen entonces a la
consecución del séptimo desafío “Construir una sociedad en paz sobre una base de equidad,
inclusión, respeto a la ética y equidad de género”, para tal fin se propone en primer lugar
convertir todas las escuelas en el país en territorios de paz por medio del fortalecimiento de la
formación ciudadana para la convivencia pacífica y cultura de paz en la comunidad educativa, la
construcción de escenarios de paz con nuevos currículos y metodologías acordes al momento

10 Engrado séptimo: “Aplica procesos y técnicas de mediación de conflictos en pro del establecimiento de una cultura de la paz.”
Y en grado once: “Evalúa la importancia de la solución negociada de los conflictos armados para la búsqueda de la paz.”
16
histórico por el que atraviesa Colombia y además se resalta la necesidad de dar a conocer el
Acuerdo de paz y los procesos que de él se derivan en los escenarios de clase para todos los
niveles del sistema educativo.
De este modo y partiendo de la firme convicción de que la paz resulta de un esfuerzo que
involucra a toda la sociedad y no solo del diálogo entre contendientes, es necesario, en aras de ser
consecuente con los objetivos planteados por los marcos legales de la educación en el país y por
el contexto mismo en el que nos ubicamos como sociedad, aportar desde la escuela a la
superación de la situación de violencia que ha permeado múltiples escenarios de la vida cotidiana
en Colombia y a la construcción de una paz estable y duradera, generar espacios de reflexión en
torno a los aportes y matices de los procesos de paz entre el Estado colombiano y las FARC-EP
anteriores a la experiencia de la Habana, la razón de los éxitos parciales, y por tanto, de las
limitaciones y problemáticas que no han permitido superar la situación de violencia en el país.
17
Capítulo 2
Un Rastreo Necesario

Indiscutiblemente para lograr abordar el tema de los procesos de paz entre el Estado
colombiano y las FARC-EP resulta fundamental, sobre todo teniendo en cuenta que dicho
abordaje se orienta a la enseñanza escolar del tema, iniciar por identificar las características
particulares de dicha guerrilla en tanto actor en el marco del conflicto y firmante del Acuerdo de
La Habana. En este sentido, la primera parte del presente capítulo gira en torno a la necesidad de
abordar históricamente parte del desarrollo de las FARC-EP en aras de visibilizar la importancia
que tiene para Colombia el fin de la existencia de dicha organización como grupo armado, de
manera que se tienen en cuenta dos elementos para realizar dicho abordaje: los aspectos políticos
del contexto en que surge y se desarrolla la organización guerrillera en mención, así como los
intentos de terminación del conflicto en el país que anteceden a los procesos en que participarían
las FARC-EP, dado que, paradójicamente, ambos elementos guardan una estrecha relación.

2.1 Antecedentes
Durante la década de los años cuarenta del siglo XX se gesta en Colombia una fuerte oleada
de violencia a distintos niveles; la violencia partidista materializada en matanzas en zonas rurales
entre liberales y conservadores y la violencia clasista expresada por ejemplo en la represión de las
organizaciones sindicales, configurando lo que se conocerá en la historia del país como la época
de la Violencia, (Sixirei, 2011, p. 42), un conflicto inicialmente urbano de represión al
gaitanismo, al comunismo y a los movimientos sindicales, que posteriormente se expandió a las
zonas rurales que habían sido fuertemente golpeadas por los ataques de la policía conservatizada
y las bandas armadas de derecha.
Tras la problemática situación que se gestaba en el país cómo resultado de la época de la
violencia deviene que se posibilitara el golpe militar dirigido por el general Gustavo Rojas Pinilla
y será en el marco de su gobierno que tendrán lugar los primeros intentos de poner fin al naciente
conflicto en el país por medio de la amnistía11 ofrecida a las guerrillas liberales de los llanos

11Medida tomada por el legislador, que tiene por efecto extinguir la acción penal y suprimir la pena por infracciones que la Ley
de Amnistía considere que pueden ser objeto de este beneficio. Se considera comúnmente como una medida de olvido.
(Corporación Medios Para la Paz, 1999, p. 94)
18
orientales12 que se concede formalmente el 8 de julio de 1954 mediante decreto de Estado
de Sitio13 N°1823, sin embargo, cabe aclarar que estos casos se redujeron a procesos de
desarme14 y desmovilización15, al respecto Sánchez & Meertens (2000) resaltan que:

Con un lema muy simple pero hondamente sentido, “Paz, Justicia y Libertad”, seguido de una oferta
incondicional de amnistía, Rojas logró casi inmediatamente un resonante triunfo, y fue acogido con
beneplácito general, lo cual no deja de seguir causando cierta sorpresa, puesto que fue
“curiosamente un militar sin mayores méritos, él que curiosamente sin utilizar las armas logró el
objetivo político en el que militarmente fracasó uno de los más avezados políticos del país. La
amnistía constituía una concesión al movimiento (guerrillero), pero en verdad significaba su peor
derrota”. (p. 41)
Con este proceso se logró desarticular gran parte de las guerrillas liberales y gaitanistas,
empero, ante la inexistencia de leyes que materializaran las exigencias políticas y sociales
planteadas por los comandantes liberales orientadas a viabilizar su regreso a la vida civil16, todas
las demandas quedaron sólo en actas y compromisos públicos que nunca se llevaron a cabo, en
consecuencia, poco tiempo después se generó una nueva oleada de violencia, persecución y

12 “Los primeros grandes núcleos guerrilleros se formaron en zonas que, como los Llanos, combinaban determinadas
circunstancias: homogeneidad política; fronteras de colonización abierta capaces de absorber productivamente un número
ilimitado de fugitivos del interior del país; distancias considerables del poder central que dificultaban la represión y la vecindad de
un país (Venezuela) cuyo gobierno se suponía amigo de la resistencia. Se calcula en un mínimo de 20.000, hacia fines de 1952, el
número de combatientes en esta zona, baluarte de la lucha guerrillera de los años cincuenta, la de más significativas
transformaciones ideológicas y la de más amplia perspectiva nacional en su desarrollo. (…) la resistencia aparece entonces como
una combinación a gran escala de diversas expresiones políticas y diferentes niveles de conciencia de clase, los cuales varían
históricamente, no solo de una región a otra, sino también al interior de cada una de ellas. Su componente social es igualmente
muy variado, tanto a nivel de combatientes rasos como de cuadros dirigentes. Entre estos últimos se encuentran, por ejemplo,
migrantes (Eliseo Velásquez en los Llanos); desertores del ejército (Saúl Fajardo en Yacopí y Dumar Aljure en los llanos);
antiguos líderes agrarios (Isauro Yosa en Chaparral, y Juan de la Cruz Varela en el Sumapaz); pequeños propietarios (Leopoldo
García, “El Capitán Peligro” en el Sur del Tolima); expolicías “nueve-abrileños”; expresidiarios fugados de las cárceles a raíz del
“Bogotazo”, y campesinos pobres, como Guadalupe Salcedo, convertido en símbolo nacional de la resistencia durante el período.”
(Sánchez & Meertens, 2000, pp. 39-40)
13 En Colombia fue una figura creada en la constitución de 1886 y reemplazada en la constitución de 1991 por la de Estado de
Conmoción interior, que aparece como una medida adoptada por el presidente en caso de perturbación grave del orden público,
que atente de manera inminente contra la estabilidad institucional, la seguridad del Estado o la convivencia ciudadana, y que no
pueda ser conjurada mediante las atribuciones ordinarias de la policía (Corporación Medios para la Paz, 1999, p. 59).
14 Definida como “recogida, documentación, control y eliminación de armas pequeñas, ligeras y pesadas, municiones y explosivos

de combatientes. Es una etapa que necesita de observadores militares, proporcionados a veces por la comunidad internacional
(Naciones Unidas, países amigos, etc.)” (Fisas, 2011, p. 6)
15 Definida como “liberación oficial y controlada que se da a combatientes activos de las fuerzas armadas u otros grupos armados.

La primera etapa de la desmovilización puede extenderse desde el acantonamiento de los combatientes en centros temporales,
hasta la concentración de tropas en campamentos habilitados para ello (lugares de acantonamiento, campamentos, zonas de
concentración o cuarteles).” (Fisas, 2011, p. 6)
16 Exigencias afines con lo planteado por Guadalupe Salcedo en el Pliego de la Gileña: 1. Dar garantías a toda la población

combatiente; 2. Indemnizar a las víctimas del conflicto; 3. Dar trabajo a los guerrilleros amnistiados; 4. Liberación de los presos
políticos; 5. Reconstrucción de pueblos; 6. Construcción de escuelas y colegios; 7. Creación de cooperativas agrícolas con crédito
y maquinaria. (Alape, 2008, p. 143)
19
represión en la que fueron asesinados gran parte de los ex dirigentes de la guerrilla del llano
y se realizaron fuertes operativos militares en contra de regiones campesinas que se consideraban
peligrosas debido a que eran zonas de influencia comunista o con presencia de bandoleros17.
Es de resaltar que, para dicho momento, como resultado del macartismo18 que recorría el
continente, se declara en Colombia el 14 de septiembre de 1954, con 34 votos a favor y 18 en
contra, bajo el acto legislativo No. 6 del mismo año, reformatorio de la Constitución Nacional, la
prohibición de la “actividad política del comunismo internacional” por parte de la Asamblea
Nacional Constituyente (ANAC). La implementación de dicha política en Colombia tendría su
más fuerte desarrollo en la llamada “Guerra de Villarrica” al oriente del Tolima. Así pues, las
guerrillas comunistas se vieron excluidas del proceso de amnistía y fuertemente perseguidas a
tal punto que se realizaron operativos militares sin precedentes para acabar con su influencia en
diversas zonas del país como la ya mencionada región del Tolima, Carmen de Apicalá, Icononzo,
Cunday, Pandi, Cabrera y todo el Sumapaz, en consecuencia, y, con el apoyo del Partido
Comunista estas guerrillas se transformarían en movimientos de autodefensa campesina, sin
desmovilización y sin entrega de armas al gobierno.
Seguidamente y como resultado de la unificación de los partidos tradicionales y diversos
sectores de la sociedad colombiana, el 10 de mayo de 1957 desde las dirigencias de dichos
partidos se plantea una estrategia orientada a implementar un andamiaje institucional que pusiera
fin a la violencia bipartidista y defendiera el poder político y el control del Estado, el Frente
Nacional, un acuerdo político refrendado por medio del plebiscito de 1957 que dio vía a la
reforma constitucional que establecía la alternación bipartidista en la Presidencia del país, así
como la repartición de la administración pública, los cargos e incluso el presupuesto, negando de

17 Se trataba pues, en primera instancia, de jefes o militantes de origen campesino a quienes en la fase inicial de la violencia y
particularmente en el período 1949-1953, incluso una fracción de la clase dominante, a través del partido liberal, había
reconocido, no sin vacilaciones, el carácter de guerrilleros. El hecho decisivo en la pérdida de esta precaria legitimidad fue su
reacción frente a las propuestas de amnistía, inicialmente en 1953-54, bajo el gobierno militar de Rojas Pinilla, y luego en 1958
bajo el primer gobierno del Frente Nacional. Algunos se negaron a acogerlas porque consideraban insuficientes, sospechosas o
engañosas las garantías ofrecidas; y otros, porque habiéndose acogido transitoriamente a ellas, encontraron que los continuos
hostigamientos a que eran sometidos y el peso de tantos años de vida irregular les impedían readaptarse a la vida rutinaria del
campo. Además, sobre todos ellos influía no solo la lección del asesinato de Guadalupe Salcedo, el más prestigioso comandante
de la resistencia al gobierno dictatorial de Laureano Gómez, sino también la memoria de muchos otros ex guerrilleros
reintegrados a la vida civil y después de algún tiempo abatidos por las fuerzas de los organismos de seguridad del Estado. En tales
circunstancias, buen número de los antiguos guerrilleros no encontró otra salida confiable distinta a la de regresar a la azarosa
vida del monte, cargando con el mote de “bandoleros” que ahora también su propio partido oficializaba, en represalia por lo que
consideraba como una inaceptable insumisión. (Sánchez & Meertens, 2000, p. 47)
18 Término que hace referencia a la estrategia de acusar de deslealtad o traición sin ningún tipo de evidencias, esta será la base de

una actitud política eminentemente anticomunista se demuestra, por ejemplo, en “The subversive activities control act of 1950”
impulsada por el senador Joseph McCarthy (ley que será una “pieza maestra de la guerra fría” (Molano Bravo, 2014)
20
esta manera un proceso de democratización, una de las causas del conflicto que se venía
desarrollando desde la década de los cuarenta, dejando, además, de lado temas sustanciales en
relación con las necesarias transformaciones sociales como la reforma agraria, limitándose a
manejar las diferencias entre los partidos y a unificar los intereses de latifundistas, empresarios,
comerciantes e industriales, ignorando totalmente los impactos sobre los sectores sociales y el
campesinado y promoviendo la eliminación de las guerrillas por vía militar como única
alternativa de culminación del conflicto.
Durante el primer gobierno del Frente Nacional (1958-1962) a cargo de Alberto Lleras
Camargo se implementa un segundo proceso de amnistía, la denominada política de
rehabilitación, que buscaba un acercamiento con el movimiento armado de inspiración comunista
y con las guerrillas liberales que aún se encontraban en armas, pretendía brindar solución a la
lucha armada y llevar beneficios de parte del Estado a aquellas zonas cuyo desarrollo se vio
afectado por la violencia, especialmente en los departamentos donde subsistían problemas de
"orden público" y se encontraban en estado de sitio, como Caldas, Cauca, Huila, Tolima y Valle
del Cauca, este proceso tuvo una gran acogida en tanto que implicaba beneficios de tipo
económico y facilidades para cultivar y conseguir tierras por medio de instituciones de fomento
como la Caja Agraria, sin embargo la rehabilitación funcionó a medias; entre las trabas de esta
política cuentan el hecho de haber beneficiado solo a unos cuantos dirigentes de las guerrillas
comunistas, liberales y conservadoras, mientras que la situación era totalmente distinta para los
demás, así como la falta de claridad para definir los delitos políticos, hecho que propició que los
beneficios formulados inicialmente para las guerrillas se extendieran a grupos de bandoleros
dedicados al pillaje (Estévez Pedraza, 2009, p. 195) y también la entrega de mayores garantías a
ciertos grupos de guerrillas liberales que terminaron al servicio del ejército y de gamonales
adelantando acciones en contra de los grupos agrarios de influencia comunista, guerrilleros
comunistas desmovilizados e incluso contra sus propios ex compañeros de armas.
Es así como, retomando los argumentos de Sánchez & Meertens (2000), es preciso tener en
cuenta que
la amnistía cumple en cada etapa una función particular y fundamental: el objetivo de la primera, la
de 1953-54, fue desarmar el movimiento guerrillero; la segunda, la de 1958, tuvo un doble
propósito. Por un lado, legitimar la lucha armada bipartidista contra la “tiranía” de Rojas, y por otro
lado condenar a nombre del pacto del Frente Nacional, la continuidad de esa misma lucha. (p. 47)
21
Y que, como consecuencia de dichos acontecimientos el país inicia una nueva etapa de la
violencia y una nueva forma de confrontación que trasciende el marco bipartidista en tanto que
los enunciados de partido liberal desaparecerían de las plataformas políticas de los grupos
guerrilleros que tendrían continuidad o que nacerían a partir de 1959, dando paso a programas
centrados en las reivindicaciones agrarias y sociales.

2.2 El surgimiento de las FARC


Tras el fracaso de los procesos de entrega de armas y amnistía decretados bajo los gobiernos
de Rojas Pinilla y Lleras Camargo un numeroso grupo de campesinos excombatientes decidió
asentarse en diversas zonas del sur del país como Riochiquito, El Pato, El Guayabero y
Marquetalia, y ,a razón de la negativa por parte del Estado de brindarles apoyo alguno, por
medio de sus propios esfuerzos iniciaron la construcción de escuelas y puestos de salud, se
dedicaron al trabajo de la tierra y a organizar autodefensas campesinas19 para su protección y
seguridad, conformando así una especie de “repúblicas independientes”20, este fenómeno no tardó
en generar reacciones en los sectores de ultraderecha en el país que exigían vigorosamente la
intervención del ejército con el fin único de eliminar estas dinámicas en las zonas rurales.
Durante los posteriores gobiernos del Frente Nacional nunca se buscó un acercamiento en
búsqueda de la paz, por el contrario, durante el gobierno de Guillermo León Valencia (1962-
1966) se llevaron a cabo en el marco del Plan Laso21 sucesivos ataques militares a las ya
mencionadas zonas agrarias, operativos que terminaron siendo un gran fracaso tanto político
como militar que marcaría el curso de la historia del país en la siguiente mitad de siglo. En este
contexto, el 28 de mayo de 1964 se da el ataque a Marquetalia, un símbolo de la resistencia
campesina en armas, aproximadamente doce mil soldados son enviados para iniciar la ofensiva
en contra de no más de cincuenta familias que habitaban el caserío, después tendrían lugar los

19
“Inicialmente, la autodefensa fue una organización popular armada de los campesinos dirigida por el Partido Comunista en las
regiones agrarias que tenía influencia comunista. Esta forma organizativa creció y se hizo fuerte en algunas regiones del país,
siendo el caso más significativo la autodefensa de Irco, Tolima; y el de n algunas ciudades y poblaciones importantes, en donde la
autodefensa jugó un papel importante en el enfrentamiento con los "pájaros", una organización cuasi paramilitar.
La autodefensa no era una guerrilla, y solo fue creada por el Partido Comunista para defender determinadas poblaciones de
agresiones potenciales.” (Avila , 2016)
20
Término acuñado en octubre de 1961 por el entonces senador Álvaro Gómez Hurtado, haciendo referencia al nivel de autonomía
que tenían estos territorios del Estado colombiano, en tanto que contaban con una organización propia en torno al trabajo agrario,
la producción campesina y la defensa del territorio.
21
(Latin American Security Operation), es un plan creado durante la administración del presidente John F. Kennedy con el fin de
contrarrestar los movimientos revolucionarios en América Latina, se inició el con la operación militar contra Marquetalia.
22
ataques a El Pato (noviembre de 1964), Riochiquito (septiembre de 1965) y finalmente
Guayabero, acciones que, desde diferentes posturas, como la de Lozano Guillen (2008) se
consideran como
acciones irracionales que, de no haberse dado, quizás le hubieran ahorrado al país tantos años de
confrontación armada, violencia y barbarie, en una guerra fratricida que se ha prolongado en el
tiempo de manera indefinida, por la terca negativa de la clase dominante a resolverla mediante
negociaciones de paz que erradiquen las causas objetivas que la engendraron. Los campesinos
expulsados de sus pequeñas propiedades, destrozadas por el vandalismo militar, se organizaron en
las guerrillas del Bloque Sur, que después se autoproclamaron Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) (p. 169)
Una vez finalizado el ataque a Marquetalia, los campesinos en armas deciden realizar un
balance de su lucha y organizan con los destacamentos guerrilleros de Marquetalia, Riochiquito,
El Pato, Guayabero y Natagaima “la Primera Conferencia Guerrillera” el 20 de julio de 1964; en
el marco de esta primera conferencia se conforma el Bloque Sur de la Guerrilla y adicionalmente
se define el tema agrario como factor central en la agenda reivindicativa y como la más
importante bandera de lucha del movimiento revolucionario (cuestión que ha de mantenerse en
general en las diferentes etapas de su desarrollo posterior) dado que la cuestión agraria y la lucha
por la tierra son un elemento central en la agenda política del país para mediados del siglo XX,
pero hay una insuficiente capacidad de brindar solución desde el ámbito institucional a todas las
problemáticas que dicha cuestión acarrea (Caicedo F, 2009).
Se concretó además el paso a partir de este momento de autodefensas campesinas a una
organización de guerra de guerrillas22 constituyendo así el antecedente orgánico de lo que serían
las FARC, ocho meses después, con los impactos de las operaciones militares mencionadas en
líneas anteriores, con la extensión y el aumento de los niveles de represión oficial por otras zonas
de los departamentos del Huila y Tolima, la dispersión que esto genera en el movimiento
guerrillero y la desigualdad de fuerzas a favor del ejército, se realizó la Segunda Conferencia de
las guerrillas del Bloque Sur, allí se plantea una plataforma política de exigencias al Estado

22
La guerra de guerrillas es una táctica militar que se basa en hostigar al enemigo utilizando el conocimiento del terreno, con
destacamentos irregulares y mediante ataques rápidos y sorpresivos, realización de emboscadas, voladuras de instalaciones,
puentes y caminos o secuestros de armas y provisiones.
23
colombiano, que da cuenta del porqué de la resistencia y sus propósitos23 y también se
expresa la necesidad de accionar bajo un criterio de unidad y de generar un plan de acción que
posibilite seguir haciendo frente a la ofensiva gubernamental y a la intervención estadounidense
sustentada en el Plan Laso y en el programa Alianza para el Progreso24, es en este momento que
surgen como tal las FARC, así consta en la Declaración Política de la Segunda Conferencia
Guerrillera del Bloque Sur.25
Los siguientes años serían difíciles para la organización guerrillera en tanto que no contaba
con una fuente de financiación estable, se estaba ajustando a una nueva forma de trabajo y la
mayor parte del tiempo se vio limitada a un accionar defensivo; en cuanto a los procesos de
amnistía, esta guerrilla prefiere permanecer al margen a razón del escepticismo que dichos
procesos le genera, posición que, para el grupo armado, será validada con el asesinato de muchos
de los líderes que se acogieron a la medida. (Arenas, 1990)
El período comprendido entre 1966 y 1974 aportará elementos cruciales para definir la
dinámica de las FARC en la década siguiente; primero “la crisis política que viene
experimentando el Partido Comunista a raíz de eventos que se producen en el ámbito mundial,

23
Dicha plataforma se plasma en el Programa Agrario de los Guerrilleros, compuesto por siete puntos y firmado en Marquetalia,
el 20 de julio de 1964. Al ser el tema agrario una de las causas fundamentales de la violencia en el país y por tanto uno de los ejes
principales de las luchas campesinas que atraviesan el siglo XX, será también un elemento central en los puntos contenidos en el
programa, en tanto que se plantea la necesidad de generar toda una serie de transformaciones en la estructura del campo en aras de
lograr una mejora sustancial de las condiciones de vida del campesinado, entre ellas, bajo la consigna de “Tierra a quien trabaja”
se propone crear un nuevo esquema en torno a la distribución y propiedad de la tierra, así como la entrega a los campesinos de
herramientas, animales de labor y construcciones requeridas para trabajarla; para tal fin, se expresa en el programa, debe crearse
un gobierno revolucionario encargado de garantizar la efectiva puesta a andar del proceso de reforma agraria y la implementación
de las medidas requeridas para el mejoramiento de las condiciones de vida del campesinado. Finalmente se abordan los temas del
establecimiento de precios básicos remunerativos a productores agropecuarios, la protección de las comunidades indígenas, sus
tierras, formas de organización interna y cultura y se hace una llamado a la creación de una figura denominada Frente Único del
Pueblo, una alianza entre las diferentes fuerzas sociales (campesinos, obreros, a empleados, estudiantes, artesanos, pequeños
industriales, y a lo que en dicho documento se define como la “burguesía nacional que esté dispuesta a combatir contra el
imperialismo, a los intelectuales demócratas y revolucionarios, a todos los partidos políticos de izquierda o de centro que quieran
un cambio en sentido del progreso”) para viabilizar la realización del programa agrario. (Arenas, 1972, pp. 111-116)
24
Programa de desarrollo implementado por los Estados Unidos durante la década del sesenta, es una iniciativa continental
orientada a enfrentar procesos revolucionarios en América Latina, en aras de evitar que se gesten procesos revolucionarios de
carácter comunista, como sucede dos años antes con la revolución cubana, esto por medio de la implementación de un modelo de
desarrollo diferente en cada país, imponiendo las políticas norteamericanas y en varios casos promoviendo dictaduras.
25
“En los campos colombianos los imperialistas y reaccionarios desencadenan contra el campesinado una sucia guerra de
exterminio. Se la denomina guerra preventiva contrarrevolucionaria bajo los lineamientos del plan laso inspirado en la nueva
filosofía de la guerra irregular que practica típicos procedimientos fascistas, "acción cívica, comunal o acción cívico-militar",
dentro de una guerra sicológica por la conquista de las masas para desarrollar, luego, la táctica de guerra de guerrillas
contraguerrillera. Frente a todo lo anterior los destacamentos guerrilleros del bloque Sur, nos hemos unido en esta Conferencia y
constituido las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (F.A.R.C.), que iniciarán una nueva etapa de lucha y de unidad
con todos los revolucionarios de nuestro país, con todos los obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales, con todo nuestro
pueblo, para impulsar la lucha de las grandes masas hacia la insurrección popular y la toma del poder para el pueblo.” (Arenas,
1972, pp. 119)
24
sobre los cuales van a girar en gran medida las posibilidades de expansión del proyecto” (de
la guerrilla) (Medina, 2009, p. 79) y segundo la implementación de la estrategia militar definida a
partir de la Segunda Conferencia; es en este contexto que se realiza entre el 14 y el 22 de abril de
1969 la Tercera Conferencia que se plantea como objetivo valorar la experiencia de la lucha
hasta ese momento con respecto a la sobrevivencia de la organización guerrillera, la formulación
de un plan de trabajo y de recomposición política y territorial y al acatamiento de los acuerdos
firmados en la Segunda Conferencia. (Medina, 2010, p. 242). Dichos procesos de reorganización
y redefinición de la estrategia militar se dinamizarán y alimentarán entonces a partir de la
realización de las siguientes tres conferencias, la Cuarta Conferencia realizada entre el 20 y el 29
de abril de 1971 en la región de El Pato, la Quinta Conferencia que tuvo lugar en el Meta en
septiembre de 1974 y la Sexta Conferencia llevada a cabo en 1978.
Durante los períodos presidenciales que siguieron al Frente Nacional, es decir, los gobiernos
de Alfonso López Michelsen (1974-1978) y Julio César Turbay Ayala (1978-1982) se decreta el
Estado de Sitio como medida para combatir cualquier manifestación de oposición bajo el
argumento de defender la seguridad nacional y evitar el apoyo de la sociedad a la subversión,
dicha situación ocasiona unos fuertes niveles de represión del movimiento social y popular que a
mediados de los setenta se encuentra bastante fortalecido, hecho que se refleja en el paro cívico
nacional de septiembre de 197726.
Durante el gobierno de Turbay Ayala, se dan importantes sucesos como el robo de más de
cinco mil armas del Cantón Norte de Bogotá y la toma de la embajada de República Dominicana
por parte del Movimiento 19 de Abril (M-19)27, la aparición de la agrupación armada Muerte a

26
“Esta jornada de protesta se realizó durante el gobierno de Alfonso López Michelsen (1974-1978) y fue convocada por las
cuatro centrales obreras que, de manera inusitada, entablaron diálogos y propusieron unidad de acción para luchar por
reivindicaciones comunes, junto al Partido Comunista, a otros grupos de izquierda, más organizaciones comunales, de vivienda y
asociaciones de padres de familia.
Este paro fue mucho más que una huelga laboral de brazos caídos, porque en él también participaron campesinos, liderados por la
Anuc, y varios sectores urbanos —pobladores barriales, estudiantes, jóvenes, amas de casa, desempleados, vendedores
ambulantes—, todos con sus propias reivindicaciones. Y tuvo una alta capacidad expresiva: mostró el descontento de capas
medias y populares tanto por la situación económica, social y política que se vivía en el momento como por la insatisfacción de
las expectativas reformistas que había generado el ascenso de López a la presidencia entre sus electores —más del 50 % de los
votantes— y por la desatención gubernamental a las demandas sociales.” (García Velandia, 2017)
27
Movimiento exclusivamente urbano, creado en 1972 con un perfil nacionalista y bolivariano por militantes provenientes de las
FARC, el Partido Comunista y la Anapo como respuesta al supuesto fraude electoral de 1970 (de donde toma su nombre).
25
Secuestradores (MAS)28 y la creación de la primera Comisión de Paz29 en noviembre de
1981 mediante el decreto 2761 del mismo año como resultado del agotamiento que habían dejado
en el contexto nacional los múltiples intentos infructuosos que hasta aquí se habían dado por
terminar con el conflicto por la vía autoritaria y la respuesta negativa de las guerrillas por hacer
parte del proyecto de indulto y amnistía que se ofertó por medio de la Ley 37 de 1981 y el
decreto 474 del 18 de febrero de 1982, leyes que no tocaron los problemas de fondo que
configuraban las raíces del conflicto y las causas del surgimiento de las guerrillas en el país, sino
que se limitaban al tema desarme y desmovilización, de manera que la política de paz de este
gobierno se vio restringida a una amnistía para los guerrilleros encarcelados y a la
desmovilización de quienes se encontraban activos.
Es de resaltar que, adicionalmente, a razón del Estatuto de Seguridad30 y la guerra abierta
contra la insurgencia se estableció un régimen de persecución contra cualquier persona que
representara oposición y, en consecuencia, como resultado de la ampliación de las atribuciones de
los militares se materializarían diferentes tipos de abusos como encarcelamientos, torturas,
detenciones arbitrarias y secuestros, que serían condenados a nivel nacional e internacional por
diversas instancias y organizaciones defensoras de Derechos Humanos, a tal punto que se crea en

28
A finales de los años 70, el aumento de secuestros, robos de ganado y cobros de vacunas por parte de las guerrillas a
terratenientes, ganaderos y narcotraficantes, originó el surgimiento del grupo Muerte a Secuestradores, MAS, considerado como
la primera manifestación a gran escala del paramilitarismo. (…) La ampliación del MAS sumada al aumento de sus ofensivas de
terror y a la sospecha reiterada sobre la participación de miembros de la fuerza pública, obligaron al presidente Betancourt a
solicitar una investigación a la Procuraduría General de la Nación. Los resultados revelaron las verdaderas dimensiones de los
vínculos entre el grupo Muerte a Secuestradores MAS y los miembros de la fuerza pública. Según el informe de febrero 20 de
1983, “a la luz de las pruebas recogidas hasta el momento existían cargos suficientes para vincular procesalmente a 163 personas;
de ellas, 59 en servicio activo de las Fuerzas Armadas”. Solo 33 pudieron ser identificados plenamente. (Muerte a secuestradores.
MAS: Los origenes del paramilitarismo, 2011)
29
Esta primera Comisión resulta de una propuesta hecha por el ex presidente Carlos Lleras Restrepo, quien el 13 de septiembre
de 1981 en calidad de director de la Revista Nueva Frontera (de adscripción liberal) publicó un editorial en donde recomendaba al
gobierno la creación de un comité de paz integrado por civiles y militares en pro de “estudiar la difícil situación de orden público
que vivía Colombia y formular recomendaciones para construir un ambiente favorable para la terminación del conflicto con las
guerrillas” (García Segura, 2015) sin embargo, dicha Comisión estaría acorde con la correlación de fuerzas políticas
predominantes para ese momento, de manera que la Iglesia Católica e integrantes de la Fuerza Pública lideraban su composición y
los demás integrantes representaban instancias institucionalizadas del Poder Ejecutivo, así que dicha composición será más bien
una aglutinación de sectores afines a las políticas del Ejecutivo, eliminando así alguna opción real para fuerzas de oposición
(terceras fuerzas). Aun así, esta Comisión funcionó de manera muy limitada debido a las presiones por parte de las fuerzas
militares y a la escasa autonomía que tenía para actuar. Ver Agudelo Ríos, El cambio de posición. Los gobiernos, pp. 295-298.
Ver Pécaut, Crónica de dos décadas de política colombiana: 1968-1988, pp. 350-351.
30
“En 1978 se aprueba un Estatuto de Seguridad de clara factura contrainsurgente que imita la doctrina de seguridad nacional de
las dictaduras del cono sur. Dicho estatuto impone medidas que combina una normatividad de carácter preventivo junto con
acciones represivas contra las organizaciones populares legales, campesinas, sindicales y estudiantiles, hasta el punto que se
generaliza la aplicación de la tortura a los prisioneros políticos y los activistas sociales como parte de la lógica contrainsurgente
de combatir al “enemigo interno”. Además, en ese estatuto se legaliza la Justicia Penal Militar y los consejos verbales de guerra,
con lo cual se generaliza la impunidad” (Vega Cantor, 2015, p. 662)
26
1.979 en el marco del Primer Foro Nacional por los Derechos Humanos y las Libertades, el
Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH).
En este marco, se realiza la Séptima Conferencia de las FARC entre el 4 y el 14 de mayo de
1982 y con ella se abre una nueva etapa en el desarrollo de la guerrilla, dado que esta decide
ampliar su plataforma política para incluir sectores marginados de la sociedad que no hacían
parte de su primera generación programática centrada en la problemática agro-social. Según
Beltrán (2009), esta segunda generación en la agenda reivindicativa de las FARC se centrará en
aspectos sociales y políticos, se inicia además un proceso de transformación estructural que
propone una proyección nacional sustentada en un nuevo accionar militar, dado que la
organización guerrillera decide perfilarse como un ejército revolucionario (razón por la cual se
añade al nombre la terminación E.P, ejército del pueblo), y una política de crecimiento definida y
sostenida en el tiempo que pretende incorporar todas las formas de lucha, perfilándose como una
guerrilla más ofensiva y definiendo un nuevo horizonte en cuanto a la manera en que se
desarrolla el conflicto interno y por tanto las políticas de seguridad nacional, empezando a
plantearse el tema de la toma del poder en tanto que desde el punto de vista de la organización
guerrillera “en Colombia se están dando asomos de una situación revolucionaria”.
Sin embargo, es de resaltar que, también, entre los elementos más importantes que resultan de
dicha conferencia se encuentra la posibilidad que plantea la organización guerrillera de propiciar
un escenario de dialogo con el gobierno, así lo explicaría posteriormente Manuel Marulanda
Vélez31, en los Documentos por el 30 aniversario de las FARC-EP. (León, 2013)
En síntesis, entre los años cincuenta y setenta se configura un punto crucial para la historia
reciente del país; a raíz de la intensidad con que se desarrolla la “época de la violencia” se
propician iniciativas para poner fin a dicha situación, el proceso de amnistía bajo el mandato de
Rojas Pinilla en 1954 y la política de rehabilitación de Lleras Camargo, sin embargo ambos
procesos fracasarían debido a varias razones, entre ellas la limitación que tenían para transformar
las causas estructurales que habían motivado la conformación de las guerrillas y la falta de
garantías reales para quienes se acogían a dichos procesos. De tal forma, lejos de dar solución al
conflicto, los procesos de amnistía logran aportar a la configuración de nuevos elementos; el
surgimiento de plataformas de lucha centradas en reivindicaciones agrarias que trascendían el

31 Fundador y comandante en jefe de las FARC-EP desde el surgimiento del movimiento armado en 1964 hasta su muerte.
27
tema partidista, el bandolerismo, la formación de repúblicas independientes, las
consecuentes acciones en contra de ellas apoyadas desde el exterior y finalmente la organización
de las guerrillas del Bloque Sur, antecedente orgánico de las FARC, que se configuran como tal a
partir de 1964 precisamente en respuesta al mantenimiento y agudización de las condiciones
mencionadas en líneas anteriores (en especial la represión gubernamental). Así, las FARC, con
una plataforma de lucha centrada en el tema agrario y social, proyectan una estrategia política,
militar y territorial orientada inicialmente a la pervivencia de la guerrilla y luego a un proceso de
expansión y consolidación que desembocará en los lineamientos establecidos en la Séptima
Conferencia llevada a cabo en 1982, la cual da paso a una plataforma de lucha centrada en
aspectos sociales y políticos y define acciones orientadas a transformar la organización
guerrillera en un ejército revolucionario con miras a expandirse, fortalecerse e iniciar el proyecto
de la toma del poder.

2.3 Los intentos de paz


Es de resaltar que, si bien las FARC-EP no alcanzan su meta con respecto a la toma del poder,
el Estado colombiano tampoco consiguió una victoria militar sobre dicha guerrilla, por el
contrario, esta logra consolidarse como la fuerza insurgente más numerosa en Colombia y llega a
sumar más de cinco décadas de existencia. En consecuencia, fueron también bastantes y
prolongados los intentos de poner fin al conflicto por la vía del dialogo en los que participó la
organización guerrillera, cuatro en total desde la década de los ochenta: los Acuerdos de la Uribe
(1984), los Diálogos de Tlaxcala y Caracas (1991-1992), el Proceso de Paz del Caguán (1998-
2002) y el Proceso de Paz de la Habana (2012-2016), así pues, son estos procesos los que definen
la periodización que se propone para abordar el tema, cuestión que constituye la segunda parte
del presente capítulo.

2.3.1 Primer período de negociación: Acuerdos de La Uribe.


La intensificación de la violencia en el gobierno de Turbay Ayala permite que para el período
presidencial de 1982-1986, en cabeza de Belisario Betancur, el diálogo y la negociación política
con las guerrillas sean temas de central importancia32, así que el gobierno plantea desde una

32Así lo manifiesta Betancur incluso desde su discurso de posesión: “Levanto una blanca bandera de paz para ofrecerla a
todos mis compatriotas. Tiendo mi mano a los alzados en armas para que se incorporen al ejercicio pleno de sus derechos, en el
28
nueva perspectiva el tema del orden público y las guerrillas; por un lado, impulsa el Plan
Nacional de Rehabilitación (PNR) como forma de hacerle frente a lo que el mismo presidente
habría denominado “las causas objetivas y subjetivas de la violencia”, y además intenta generar
un escenario de dialogo con los armados.
En conformidad, el gobierno promueve la Ley 35 de 1982 con el fin de otorgar a la insurgencia
y a sus presos políticos amnistía general y establecer una serie de normas tendientes al
restablecimiento y preservación de la paz, concediendo la libertad a la mayoría de presos de las
guerrillas, y el decreto 2711 de septiembre para la creación de la Comisión de Paz Asesora del
Gobierno Nacional, figura que se encargaría de formular recomendaciones para que los
guerrilleros se incorporaran a la vida civil. Dicha Comisión funcionaría de manera autónoma con
respecto al gobierno y sería integrada por cuarenta miembros, dado que se buscaba que tuviera un
carácter de convocatoria nacional dirigida a partidos políticos y organizaciones sociales
representativas; entre sus aportes se destacaron la denuncia del MAS, la demanda de una reforma
constitucional garantista, la facilitación de contactos con las FARC-EP y la visibilización de la
problemática del desplazamiento campesino (Villarraga, 2015).
Tras iniciar los acercamientos con distintas organizaciones guerrilleras, el 29 y 30 de enero de
1983 se reúnen miembros de la Comisión con parte del Estado Mayor de las FARC-EP, como
base de discusión la guerrilla presentó un memorando en el que se resumían sus posiciones con
respecto a la paz y la amnistía33; en consecuencia con los planteamientos de la Séptima
Conferencia, la guerrilla ve dicha amnistía como la posibilidad de incursionar en nuevos
espacios, dar a conocer su proyecto político, convocar a la participación activa de la población en
la vida política del país y movilizar a las masas en torno a la construcción de una paz estable y
duradera34.

amplio marco de la decisión que tomen las Cámaras. Les declaro la paz a mis conciudadanos sin distinción alguna: ¡a esa tarea
prioritaria me consagro porque necesitamos esa paz colombiana para cuidarla como se cuida el árbol que convocará bajo sus gajos
abiertos a toda la familia nacional!” (Betancur, 1982)
33
“Nosotros hemos planteado, desde hace tiempo, la necesidad de que haya en Colombia paz democrática, esto es paz con
democracia, paz con amplia libertades políticas y sindicales para el pueblo, paz sin hambre y sin retaliaciones oficiales, paz sin
MAS, paz con la fuerza pública en sus cuarteles, paz sin torturas, paz con igualdad de oportunidades, paz con justicia social, con
sueldos y salarios en consonancia con el costo de vida, paz con concertación en la conducción de la gestión pública, paz sin
desocupación, paz con techo, con tierra para la masa campesina que no la posee, paz sin dominio monopólico de la vida
económica del país, paz con una redistribución equitativa de la renta y la riqueza nacional es, paz sin injerencia del capital
financiero norteamericano.” (Arenas, Cese el fuego. Una historia política de las FARC, 1985, p. 22)
34 Así lo manifiesta la organización guerrillera en el quinto punto del Memorando del estado mayor central de las FARC-EP a la

Comisión de Paz emitido el 30 de enero de 1983: “Las FARC no minimizan la importancia de la ley de amnistía. Por el contrario,
29
Como resultado del primer acercamiento entre las FARC-EP y la Comisión de Paz se
emitió una declaración conjunta el 30 de enero de 1983 en la que se sientan las bases del proceso
que tendrá lugar durante los meses siguientes, se resalta la necesidad de propiciar escenarios
democráticos y de participación para diversos sectores que los venían reclamando desde hace
tiempo, se acuerda la realización de nuevas reuniones “para ayudar a consolidar los programas de
paz además de estimular propuestas de cambio social y económico” y se plantean acciones en
busca de brindar credibilidad al proceso. (Arenas, 1990)
De esta forma se iniciaba un intercambio epistolar que se prolongaría durante 14 meses y
sentaría las bases de los Acuerdos de la Uribe, firmados el 28 de marzo de 1984, por parte de la
guerrilla se establecen algunos puntos clave durante este tiempo: la necesidad de generar un
impacto en los medios de comunicación al posicionarse como un movimiento con visión global
en torno a los problemas del país y disposición para proponer y dialogar (Arenas, 1985); el
rechazo al secuestro y la extorsión en tanto suponen que éstas prácticas constituyen “pretextos
para torpedear las gestiones y la lucha por la paz” y la necesidad de tener en cuenta en el proceso
que se llevaba a cabo no solo el cese de enfrentamientos entre el Estado y las guerrillas, sino
también un proceso de apertura democrática y de generación de condiciones para la sociedad
colombiana35.
Ahora bien, después de la reunión entre la Comisión y los delegados de las FARC-EP
Betancur nombró tres Altos Comisionados para la Paz encargados de facilitar su comunicación
con la Comisión, apoyar gestiones de diálogo y negociación y promover el PNR en las regiones.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del mandatario, varios sectores de la sociedad, de la clase
dirigente e incluso de sectores subordinados al Ejecutivo asumirían una posición contraria a la
paz, a tal punto que un primer intento de reunión entre la Comisión y el Secretariado de las
FARC-EP se frustró por la presencia de comandos militares que iban por el máximo líder de la
guerrilla, Manuel Marulanda, aunque las ordenes de Betancur eran no interferir en la cita

nos apoyamos en ella para transformarla en un instrumento de movilización de opinión y de amplias masas para la lucha por una
verdadera, estable y duradera paz en Colombia”. (Arenas, 1990, p. 64)
35 Así se plasmará en la carta dirigida al Presidente Betancur fechada el 19 de febrero de 1983 y en la declaración de las FARC-

EP titulada “Los alzados si queremos la paz” firmada en mayo del mismo año: “(…) la amnistía está promoviendo opinión y si
todos los patriotas colombianos interesados en la paz nos alzamos a la lucha, pronto verificaremos la más formidable movilización
de masas, que obligue a los guerreristas a modificar sus conceptos de paz romana, a sentarse con los alzados a dialogar en busca
de la paz democrática que conduzca al país a la reforma de sus costumbres políticas. Ya hemos dicho que los alzados ligamos
nuestros planteamientos al gran planteamiento del país, al de la gran crisis que lo afecta, al problema de la miseria, de la falta de
tierra, de techo, de trabajo y de libertades públicas. (Arenas, 1990, p. 74).
30
(Romero, 2015); se intensificarían las dinámicas de violencia regional en todo el país y
particularmente en el Magdalena Medio e incluso pocos meses después de decretada la amnistía y
antes de obtener una respuesta por parte de los grupos armados sale a la luz pública el domingo
31 de octubre de 1982 en el periódico “El Tiempo” la carta del entonces Ministro de Defensa,
general Fernando Landazábal Reyes, titulada “Esperamos que esta sea la última amnistía” en
donde éste plantea un total desacuerdo con la política de paz que se impulsaba en el país, en tanto
que las Fuerzas Militares la percibían como una afrenta contra su honor y dignidad, pidiendo
respaldo al accionar en contra de las guerrillas36.
A pesar del panorama nacional esbozado en líneas anteriores, las FARC-EP se enfocarán en
intensificar su acción política en torno a los temas de participación, tregua y cese al fuego,
logrando, so peso de los inconvenientes, fortalecer su propuesta política en base a nuevas
reivindicaciones orientadas a incrementar el apoyo por parte de sectores de la población civil en
campos, ciudades y sectores populares.
Vale aclarar que los Acuerdos de la Uribe, contemplan dos componentes básicos; el primero
de ellos, el cese al fuego, la tregua y la consolidación de un proceso orientado a la firma de un
tratado de paz; y el segundo, eminentemente social. Así, con la firma de los acuerdos se inicia un
pacto de no agresión entre las FARC-EP y el gobierno, los primeros se comprometen a detener
todo acto que desestabilice la seguridad del Estado y del naciente proceso de diálogo, y el
gobierno a impartir indicaciones para el mismo fin a las fuerzas armadas, estableciendo además
condiciones puntuales para llegar a la firma de un tratado de paz. 37 Ahora bien, con respecto al

36 Cita la carta: “El instrumento armado se ha comprometido a fondo con el cumplimiento del mandato constitucional en el conflicto
bélico y cuando ha estado ha estado a punto de obtener la victoria militar definitiva sobre los alzados en armas, la acción de la
autoridad política interviene para levantar nuevamente el Estado de Sitio. En esta forma la voluntad de los grupos armados de la
subversión recibe el “oxígeno” de la liberación para la acción y antes de afianzarse en sus filas el quebrantamiento definitivo de esa
voluntad de lucha en el campo armado, transforman las derrotas sufridas por la acción militar en victorias políticas de gran
resonancia, como en el caso clásico del M-19 y de las FARC en los últimos tiempos.”
37 “Las FARC-EP ordenarán el cese al fuego y demás operativos militares a todos sus frentes en el país, a partir del día 28 de

mayo de 1984 a las 0:00 horas, fecha que podrá posponerse, como máximo, hasta por dos meses si fuere necesario. La orden de
que antes se habla se mantendrá indefinidamente si el señor presidente de la República, doctor Belisario Betancur, corresponde a
este gesto efectivo de paz con una orden semejante suya, dada a todas las autoridades civiles y militares bajo su jurisdicción, en la
oportunidad debida. Las FARC-EP condenarán y desautorizarán nuevamente el secuestro, la extorsión y el terrorismo en todas sus
formas y contribuirán a que termine su práctica, como atentados que son contra la libertad y la dignidad humanas.(…) Una
Comisión nacional amplia y representativa de las fuerzas implicadas en los enfrentamientos, designada por el señor presidente de
la República, será encargada de la verificación de todas las disposiciones contenidas en este Acuerdo, con la finalidad de
consolidar el proceso de pacificación. (…) Cuando a juicio de la Comisión nacional de verificación, hayan cesado los
enfrentamientos armados, se abrirá un período de prueba o espera de un (1) año para que los integrantes de la agrupación hasta
ahora denominada Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), puedan organizarse política, económica y
socialmente, según su libre decisión. El gobierno les otorgará, de acuerdo con la Constitución y las leyes, las garantías y los
estímulos pertinentes.” (Arenas, 1985, p. 63)
31
elemento social, se plantean las reformas a implementar para alcanzar las condiciones
requeridas por el conjunto de la sociedad colombiana en cuanto a tierra, salud, educación y
participación política, en este sentido el gobierno debía demostrar la voluntad de reformar las
instituciones y prácticas políticas con el fin de posibilitar la apertura democrática propuesta por
las FARC-EP y, por ende, la intervención de esta guerrilla en la política legal38
En consecuencia, como un intento de transición de la lucha militar a la lucha política por parte
de la guerrilla, que partía del cese al fuego y la tregua y pretendía una total inserción de los
insurgentes a la vida civil, se lanza en 1985 la Unión Patriótica (UP), un movimiento político
destinado a ser un espacio legal de soporte al proceso de paz, no como brazo político de la
organización armada, sino como un movimiento de “carácter independiente, amplio, pluralista y
policlasista” (Medina Gallego, 2009) con objetivos claros de participación y reforma del sistema
político del país, en consecuencia a la UP llegarían no solo militantes de izquierda, sino también
sectores liberales, socialistas e independientes que veían allí una alternativa al poder de los
partidos tradicionales.
A razón de la acogida que tuvo la UP y el miedo que esto generaba a las clases dominantes,
incluso antes de su lanzamiento oficial se contaban ya 70 militantes asesinados, en el primer año
de existencia del movimiento político fueron asesinados 165 militantes, en 1988 contaban ya 573
muertos (siendo este el año más crítico con casi un asesinato diario, 278 en total) y al cabo de
pocos años el movimiento político estaría totalmente aniquilado sumando casi cinco mil
integrantes asesinados en total impunidad y en la mayoría de casos con participación de fuerzas
estatales. (Romero Ospina, La Unión Patriótica. Expedientes contra el olvido, 2011)
La cúpula militar se encargó de sabotear permanentemente el proceso que se intentaba con la
UP39, ésta casi nula disposición del ente militar para viabilizar el proceso de paz se debía

38 “La Comisión de paz da fe de que el gobierno tiene una amplia voluntad de: a. Promover la modernización de las instituciones
políticas, dirigida a enriquecer la vida democrática de la nación, e insistir ante las Cámaras en la pronta tramitación de los
proyectos sobre reforma política, garantías a la oposición, elección popular de alcaldes, reforma electoral, acceso adecuado de las
fuerzas políticas a los medios de información, control político de la actividad estatal, eficacia de la administración de justicia,
impulso al proceso de mejoramiento de la administración pública y nuevas iniciativas encaminadas a fortalecer las funciones
constitucionales del Estado y a procurar la constante elevación de la moral pública. b. Impulsar vigorosamente la aplicación de
una política de reforma agraria en reconocimiento a que los problemas de la tierra están presentes en los actuales conflictos
sociales (…) d. Hacer constantes esfuerzos por el incremento de la educación a todos sus niveles, así como de la salud, la vivienda
y el empleo (Arenas, 1985, pp. 64-67)
39 Poco después de oficializada la UP se denuncia el Plan Cóndor, destinado a perseguir y a eliminar las organizaciones del nuevo

movimiento político. Entre 1988 y 1990 el Plan Esmeralda es concebido para asesinar los líderes de la UP en Meta y Caquetá; 215
ejecuciones extrajudiciales y 70 desapariciones forzadas fueron su resultado. En 1992 la dirigencia de la UP denuncia el Plan
Golpe de Gracia, dirigido a exterminar a su dirigencia nacional y a desprestigiar a sus dirigentes mediante la falsa imputación de
cargos ante las autoridades judiciales. En 1993 el Plan Retorno pretende terminar con la UP en Urabá, donde se ha consolidado
32
precisamente a que durante el período presidencial anterior los militares habían adquirido
cierto nivel de autonomía gracias al Estatuto de Seguridad y el hecho de iniciar una amnistía era
estimado como un retroceso en la lucha contra la subversión y una inmoralidad política, ya que se
consideraban excesivas las concesiones otorgadas a la insurgencia. Esta postura además fue
respaldada por buena parte del sector industrial, gremios económicos del país, medios de
comunicación y miembros de los partidos tradicionales que terminarían avalando y hasta
apoyando la creación y el fortalecimiento de grupos paramilitares40 y criminalizando la protesta
social y la participación política;
la situación no es fácil, al lado del discurso de Paz de Betancur se erige simultáneamente un proceso
de pacificación violento, agenciado por los mandos militares, los cuales no ven con buenos ojos el
proceso que adelanta el presidente con los grupos guerrilleros. Parte de la cúpula militar impulsa
con mayor fuerza -pese a las denuncias hechas por la Procuraduría General de la Nación- los grupos
paramilitares, cuyo modelo más fuerte se ubica en el Magdalena Medio, el caso del municipio de
Puerto Boyacá, da origen a una experiencia piloto de lucha anticomunista que comienza desde
entonces a reproducirse en otras regiones del territorio nacional. (Medina, 2010, p. 536)
Esta serie de acontecimientos generaría entre las FARC-EP una fuerte desconfianza en la
posibilidad de la paz y de una incursión en la política legal, cuestión que, sumada a hechos como
la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19, la retoma por parte del Ejército Nacional y la
pérdida del poder real de Betancur van a generar el redireccionamiento de las medidas
establecidas para el proceso de diálogo, de manera que se finaliza el cese al fuego y la tregua
luego de los enfrentamientos entre los frentes 14 y 15 de las FARC-EP y el Batallón Cazadores
del Caquetá el 16 de junio de 1987, teniendo como consecuencia el incremento de la Guerra

como una de las fuerzas políticas más importantes gracias a sus resultados electorales en las alcaldías y concejos. Según las
investigaciones de Reiniciar, el plan es ejecutado por mandos militares y grupos paramilitares, con el auspicio de empresarios
regionales y la tolerancia de autoridades civiles y judiciales de la región, y deja un saldo de más de mil militantes y simpatizantes
de la UP asesinados, decenas de exiliados y miles de desplazados internos. (citado en El Baile Rojo: Relatos no contados del
Genocidio de la UP, Yezid Campos Zornosa, Editorial Debate, año primera edición noviembre 2008, Bogotá D.C,)
40 Desde comienzos de la década de los sesenta la Fuerza Pública y los organismos de seguridad del Estado han sido formados bajo

los parámetros de la doctrina de la Seguridad Nacional y la aplicación de los fundamentos del Conflicto de baja intensidad. Dentro
de tal propósito se han implementado mecanismos prestos a la eliminación del "enemigo interno", representado en la existencia del
comunismo, la subversión o insurgencia. Así, en el marco de dicha estrategia a comienzos de la misma década se recomienda por
parte de asesores militares norteamericanos la conformación de organizaciones de "tipo antiterrorista" y para la "lucha
anticomunista", (…) miembros de la Fuerza Pública entrenaron, dotaron de armamento y adoctrinaron habitantes en zonas de
Conflicto con la finalidad de involucrar de manera directa a la población dentro de la Confrontación y apoyar a los cuerpos oficiales
en la lucha contrainsurgente. (Equipo Operativo: ASFADDES - CINEP - Comisión Andina de Juristas Seccional Colombiana -
Colectivo de Abogados "José Alvear Restrepo" - ILSA - SEMBRAR - CSPP, s.f.)
33
Sucia41 y la represión contra la insurgencia y en general contra cualquier forma de oposición
en todo el territorio nacional, a tal punto que se contarán en un solo período presidencial el
asesinato de un precandidato y tres candidatos presidenciales: Jaime Pardo Leal de la U.P (1987),
Luis Carlos Galán del Nuevo Liberalismo (1989), Bernardo Jaramillo Ossa de la U.P y Carlos
Pizarro de la Alianza Democrática M-19 (1990).
Si bien las FARC-EP ya habían planteado con anterioridad la necesidad de edificar una paz
que trascendiera la eliminación del enfrentamiento bélico, de acuerdo con lo que definían como
“la paz democrática”, tras el cierre de los diálogos la guerrilla llamaría al pueblo a respaldar y
fortalecer la política de paz42.
Es de resaltar que simultáneamente a los Diálogos La Uribe, en mayo de 1985 se da el primer
proceso de unidad guerrillera en el país, la Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG) que
conforman inicialmente el Ejército de Liberación Nacional (ELN)43, el Partido Revolucionario de
los Trabajadores (PRT)44, el Movimiento de Integración revolucionaria MIR-Patria Libre45 y el
Quintín Lame46 y tiempo después también el M-19 y el Ejército Popular de Liberación (EPL)47,
por su parte las FARC-EP no formarían parte de este proceso debido a la participación del grupo
disidente Ricardo Franco48 en dicha iniciativa; solo hasta julio de 1987, después de iniciarse el

41 En el contexto colombiano ha sido definida como la etapa de violencia crónica surgida con la aparición de organizaciones
parainstitucionales (paramilitares y parapoliciales). La guerra sucia, articulada con estrategias poco ortodoxas de control social y
enmarcadas en las políticas de seguridad nacional, se convirtió en una ofensiva criminal contra distintos sectores sociales:
numerosos líderes obreros, campesinos, indígenas, populares y políticos sucumbieron en la oleada de terror que recorrió el país
aniquilando los brotes de inconformidad social, con el pretexto de la guerra a la subversión armada y al narcotráfico. (Medina &
Téllez, 1994, p. 48)
42 “Conquistar la paz en Colombia, como decimos, no es tarea fácil. Se necesita que el pueblo colombiano se movilice y luche en

dirección a imponer la política de paz (…). Pero este pueblo nuestro, que tantas pruebas de heroísmo ha dado en todo el proceso
de su historia, ante tanta inequidad, tanta infamia, tanto oscurantismo, y frente a la imposibilidad de conquistar la paz por medios
políticos, se alzará, no nos quepa la menor duda, a conquistarla con la insurrección popular” (Arenas, 1990, p. 140)
43 Movimiento político militar de orientación castrista fundado en 1964 en Santander por los hermanos Fabio y Manuel Vásquez

Castaño y Víctor Medina.


44 Organización político militar de orientación marxista-leninista-maoísta, que surge como resultado de una división interna del

Partido Comunista marxista-leninista a mediados de la década de los setenta y se transforma en grupo insurgente en 1982.
45 Grupo guerrillero fundado en 1983 con presencia principalmente en las regiones de Sucre y Córdoba.
46
Movimiento armado conformado por indígenas Páez (Nasa) que inicia como autodefensa con una importante iniciativa de
recuperación de tierras en el norte del Cauca y se consolida en 1984.
47
Grupo político militar de orientación comunista creado en diciembre de 1967, ubicado en primer momento en la Costa atlántica,
extendiendo posteriormente su influencia hacia la zona bananera de Urabá, Norte de Santander y Putumayo y frentes urbanos en
Medellín, Cali y Bogotá
48 “Grupo disidente de las farc liderado por alias “Javier Delgado”, conocido como el monstruo de los Andes. Delgado, un

hombre de confianza de Jacobo Arenas del Secretariado de las farc, se fugó con un millón de dólares para crear su propia
guerrilla. A los pocos meses se tomó un pueblo, Miranda, donde se incorporó a sus filas un grupo amplio de personas. “Ahí
comenzaron los problemas”, apuntó un sobreviviente. Se dijo que entre los recién ingresados había cinco infiltrados. Empezaron a
desaparecer personas. Al principio una, luego otra y después muchas más. Las sacaban en grupos y las llevaban a los
campamentos “donde bajo tortura, unos aventaban a otros, y así se fue haciendo interminable la lista de supuestos infiltrados”. En
total se asesinó a 164 personas entre hombres, mujeres y niños.” (Catano, 2017)
34
exterminio de la U.P y romperse las relaciones entre FARC-EP y U.P, es que se genera un
acercamiento entre la CNG y las FARC-EP en el marco de la Primera Conferencia Bolivariana,
que da origen a la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB), de la cual hacen parte las
FARC-E., el M-19, la UC-ELN, el PRT y el Quintín Lame y que configura una apuesta por el
andar unitario orientado primordialmente a fortalecer la relación con la población.
Aquí, resulta pertinente señalar dos elementos importantes de este momento: primero, los
múltiples acuerdos de paz firmados entre el Estado y varias organizaciones guerrilleras, durante
el período presidencial de Virgilio Barco (1986-1990), el M-19 firma un acuerdo de paz, deja las
armas para apostarle a la vía política y funda el movimiento político Alianza Democrática M-19,
posteriormente, ya en el gobierno Cesar Gaviria (1990 – 1994), otras guerrillas (CRS49, MAQL,
PRT y EPL) que se habían mostrado renuentes a la negociación van a acogerse a pactos de paz
que simplemente conducirán a la desaparición de dichos grupos del escenario político nacional,
ya que dicha acción desafortunadamente no se reflejó en la solución política del conflicto en el
país. Y el segundo elemento, aunque el Partido Comunista juega un rol fundamental en los
inicios de las FARC-EP, a partir de los diálogos de La Uribe esta guerrilla empieza a
reconocerse como un actor político con vocería propia, lo que permite cierto nivel de autonomía,
así que el tema del dialogo y la salida negociada al conflicto se convertirán en un debate central y
un horizonte de acción para la CGSB, a tal punto que de manera conjunta tendrá participación en
los diálogos de Tlaxcala y Caracas entre 1991 y 1992.
Ahora bien, entre los principales aportes de esta experiencia se cuentan la disminución
temporal en la intensidad del conflicto posibilitada gracias a la tregua y el cese al fuego,
indudablemente el reconocimiento de la oposición armada como actor político, la posibilidad que
se abre al país de propiciar la paz a través de reformas políticas y sociales y el impulso para
buscar transformaciones en el sistema político, elemento que a pesar de no resultar directamente
de las negociaciones, deviene del clima propiciado por ellas.
Si bien los Acuerdos de la Uribe veían como necesario el proceso de reestructuración y
modernización de las instituciones, el fortalecimiento de la democracia y de la generación de
garantías para la participación política, es posible notar en los documentos resultantes del
proceso, tanto de un lado, como del otro y de las reuniones entre ambos, que la discusión se

49
Otra disidencia en el ELN, la cual reconoció como válida la reforma constituyente e inició de manera independiente
negociaciones con el gobierno, entre 1993 y 1994.
35
centró en cuestiones de forma (condiciones del cese al fuego y la tregua, la violación de las
mismas, la expansión del paramilitarismo, entre otras similares, que, si bien son importantes en
un proceso de paz, son insuficientes para concretar un acuerdo final). Por ende, vale resaltar entre
las limitaciones de esta experiencia varios elementos a saber; el modelo de negociación del
gobierno basado esencialmente en la voluntad presidencial más que en un apoyo de los sectores
políticos, el hecho de no abordar la discusión sobre las reformas y mecanismos para
implementarlas y la inexistencia de una real agenda de negociación y por tanto de un cronograma
para la implementación de dichas reformas, a esto se suma que, a pesar de la permanente
manifestación abierta por parte del gobierno sobre su voluntad de paz y las directrices de ser
consecuentes con ello, tal como se señaló en líneas anteriores, se incumplen los mínimos
pactados, posicionando así la falta de voluntad de las fuerzas militares, el paramilitarismo y el
genocidio de la U.P como algunos de los más importantes obstáculos de este proceso.

2.3.2 Tlaxcala y Caracas.


Para el período presidencial que iniciaba en 1990, tras el asesinato de tres candidatos
presidenciales en campaña y un precandidato, fue electo Cesar Gaviria Trujillo, quien se vería
obligado a viabilizar la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), propuesta resultante de la
llamada Séptima papeleta, una masiva expresión ciudadana impulsada por el movimiento
estudiantil que exigía la elaboración de una nueva Constitución en Colombia en reemplazo de la
Constitución de 1886, esta nueva carta magna sería redactada democráticamente por un grupo de
líderes de diversos sectores políticos, pero sin la participación de los grupos que permanecían
alzados en armas.
Aunque inicialmente Gaviria expresa su intención de mantener los esfuerzos de paz, las
condiciones de ese momento a nivel nacional e internacional (la desmovilización de buena parte
de la insurgencia que ahora participaría en la ANC, la muerte del jefe político de las FARC-EP,
Jacobo Arenas, y la caída del bloque soviético) son tomadas por el gobierno como la oportunidad
de iniciar una ofensiva contrainsurgente de exterminio materializada, para empezar, en el ataque
realizado sin advertencia alguna a Casa Verde50 el 9 de diciembre de 1990 mientras se realizan

50Sede del Secretariado Nacional de las FARC-EP y a la vez zona utilizada para los encuentros con delegaciones gubernamentales
desde 1983
36
las votaciones para la conformación de la Constituyente de Paz, hecho que para las FARC-
EP constituye una clara muestra de falta de voluntad para negociar por parte del gobierno51.
En ese proceso de la ANC la CGSB, conformada ahora por un nuevo reagrupamiento de las
guerrillas que permanecían activas (FARC-EP, UC-ELN y una pequeña disidencia del EPL), no
tendrá participación dada su negativa a acogerse al proceso de paz que pretende continuar con las
políticas del gobierno anterior de limitar la negociación a mecanismos de desarme,
desmovilización y reinserción.52 Por parte de las FARC-EP la razón de dicha negativa obedece a
dos factores; primero, desde su punto de vista este tipo de esquema aplica a organizaciones
derrotadas militar y políticamente y no a una organización activa que pretende unas reformas
estructurales a nivel económico y político; y segundo, acciones como el ataque a Casa Verde y el
asesinato de Carlos Pizarro, recién desmovilizado del M-19, lejos de mostrar una voluntad de paz
son una clara prueba de la política de exterminio adelantada por parte del gobierno. (Villarraga,
2015)
En respuesta al ataque de Casa Verde, se inicia una nueva ofensiva guerrillera entre diciembre
de 1990 y marzo de 1991 llamada “Comandante Jacobo Arenas, estamos cumpliendo”, ésta
presionará al gobierno para entablar diálogos con la CGSB, será la primera vez que el gobierno
estaría en la mesa de negociación con las tres organizaciones guerrilleras que integraban la
Coordinadora y representará un punto de suma importancia en la historia de los procesos de
negociación en el país, según lo plantea Medina (2011), en tanto que esta etapa de diálogos
“constituye el paso de un modelo de negociación cerrada a uno de agenda abierta”53
A mediados de 1991 se inician los diálogos de Caracas que centran la primera ronda de
conversaciones (3 de junio de 1991) en los temas a tratar y la búsqueda de alternativas para
finalizar la confrontación armada y orientan la segunda ronda (4 de septiembre) a la generación

51 “El presidente Cesar Gaviria (1990-1994) nos atacó en Casa Verde, sin antes habernos declarado la guerra, agotando las
posibilidades de encontrar una salida política antes de la guerra, al tiempo que expertos en política, habían dicho que las
condiciones para realizar conversaciones de alto nivel estaban dadas, para desempantanar la situación que se nos estaba
presentando en varias partes con los operativos y el incumplimiento de los anteriores gobiernos.” (FARC-EP, 1994)
52 Asistencia ofrecida a los ex combatientes durante la desmovilización, previa al proceso de reintegración. Se trata de una forma

de asistencia transicional para cubrir las necesidades básicas de los ex combatientes y sus familias y que puede incluir
prestaciones para la seguridad, alimentos, ropa, servicios médicos, educación a corto plazo, formación, empleo y herramientas.
(Fisas, 2011, p. 6)
53 Las distintas experiencias han configurado una serie de modelos de negociación y solución política que los académicos han

clasificado en tres según la naturaleza de las agendas y las condiciones de negociación: Agenda amplia (toma en consideración
aspectos relacionados con una paz con justicia social, soberanía y democracia), Agenda restringida (se reduce a abordar el tema
de la desmovilización, el desarme y la reinserción) y Negociación en medio del conflicto (que combina las dos agendas).
(Medina Gallego, 2009, p. 82)
37
de soluciones a la crisis social y económica del país; la discusión se iniciaría planteando el
cese al fuego como condición para que los voceros insurgentes participaran en la constituyente,
pero como no se llegó a un acuerdo las demandas de la Coordinadora no se tuvieron en cuenta
para ser incluidas en la nueva Carta Política.
Al no darse un cese al fuego, los diálogos de Caracas tienen lugar en medio del
enfrentamiento, tanto la guerrilla como el ejército continuaron sus acciones militares, y así
mismo, continuó también la persecución y el exterminio de la izquierda y la represión a lucha
popular, finalmente como resultado de las deliberaciones sostenidas en Caracas durante los días 4
y 5 de junio de 1991 se definen los temas a tratar en la agenda, aunque las partes manifiestan no
haber generado compromiso alguno entre ellas. 54
En este contexto, con la promulgación de la nueva Constitución, en medio de los
enfrentamientos y la guerra sucia, tras la respuesta positiva de la CGSB a la propuesta
gubernamental de zonas de concentración con garantías para la actividad política y la
manifestación abierta de la posibilidad de un eventual cese al fuego55, el 20 de octubre el
gobierno decide unilateralmente suspender los diálogos so pretexto del atentado contra el
presidente del Senado Aurelio Iragorri atribuido por parte del gobierno al EPL.
Simultáneamente, durante la realización de la sexta cumbre de la CGSB, las guerrillas
formulan como un aporte a la negociación, Doce propuestas para construir una estrategia de
paz, que serán condensadas en una carta entregada al parlamento el 25 de enero de 1992, donde
se enfatiza en la necesidad de incluir en los procesos de paz diversos sectores sociales del país, se
propone una nueva metodología para recoger las posiciones diversas en cuanto a las

54 1. Estudiar la posibilidad de convenir entre el Gobierno y la Coordinadora una fórmula del cese del fuego y de las hostilidades.
2. Relaciones de este proceso con la Asamblea Nacional Constituyente, las corporaciones públicas, las organizaciones políticas y
los sectores sociales. 3. Acciones contra los grupos paramilitares y de justicia privada, medidas efectivas contra la impunidad,
concesiones sobre la denominada doctrina de la seguridad nacional. 4. Derechos humanos, derechos de las minorías étnicas. 5. El
Estado, la democracia y la favorabilidad política. 6. Elementos que contribuyan a desarrollar la soberanía nacional, tales como el
manejo de los recursos naturales y aspectos de los tratados internacionales relativos a los temas de este proceso y la política
económica exterior. 7. Elementos para la democratización de la política económica y social. 8. Diseño de un proceso que permita
evolucionar a una fase en la que se concreten acuerdos y medidas prácticas que materialicen la superación definitiva del conflicto
armado en Colombia y garanticen el ejercicio de la actividad política sin el recurso de las armas, dentro del marco de la vida civil
y democrática del país, una vez satisfechos los requisitos necesarios para este propósito. 9. Veeduría del proceso de paz. 10.
Metodología, procedimientos y reglamentaciones de las negociaciones y de los acuerdos. (León, 2013, pp. 214 - 215)
55 “Entendemos que Colombia atraviesa momentos de definiciones históricas y que la fase de transición a enfrentar desde el

próximo julio 6, la coloca en una situación de interinidad institucional que debe contar, para su superación, con el aporte de todos
los que la queremos en paz. Cesar los fuegos es añadir un nuevo elemento de tranquilidad y renovación. Por ello, proponemos un
cese de fuegos que pare de inmediato la confrontación, que sea punto de partida hacia la meta de la paz, acordado sin
condicionamientos previos que dilaten la negociación, para que se genere automáticamente el cese de las acciones que afectan la
población civil.” (León, 2013, p. 215)
38
problemáticas nacionales por medio de un elemento que aparece aquí por vez primera, los
diálogos regionales por la paz, y se establecen puntos clave para la búsqueda de la paz y la
reconciliación en Colombia: aspectos socioeconómicos del país, recursos naturales y energéticos,
la función social del estado, corrupción, fuerza pública, paramilitares, derechos humanos,
impunidad, democracia, el tema agrario, la unidad nacional y reparación de los afectados por la
violencia. (Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, 1992)
En marzo de 1992 se reanudan las conversaciones, esta vez en Tlaxcala, México, sin embargo
los avances de la mesa serán mínimos y en consecuencia los diálogos serán suspendidos de
manera unilateral por parte del gobierno de Gaviria tomando como argumento central en su
decisión el secuestro y posterior muerte del ex ministro Argelino Durán Quintero en poder del
EPL, hecho que para diversos sectores de la izquierda no es argumento suficiente dada la
situación de violencia y las continuas persecuciones, torturas y desapariciones a las que se
enfrenta buena parte de la sociedad colombiana.
Tras la suspensión de los diálogos ambas partes realizan un compromiso público de retomar a
más tardar el 31 de octubre de 1992, sin embargo, el acuerdo es incumplido por parte del
gobierno y a cambio, éste decide declarar la “guerra integral”56 a la CGSB, hecho que fue
interpretado como muestra de poca voluntad del gobierno para la solución negociada al conflicto
y de la convicción de poder derrotar militarmente a la insurgencia. Mientras, para las FARC-EP
la cuestión de la paz y la salida convenida al conflicto se mantienen como pilares de su
plataforma política, de manera que en el marco de la octava conferencia realizada en 1993 en La
Uribe se plantea la necesidad de apoyar la creación de un movimiento de respaldo a las posibles
conversaciones de paz y además se traza como objetivo de gran importancia trabajar en pro de un
Nuevo Gobierno de Reconciliación y Reconstrucción Nacional capacitado para guiar al país
hacia la paz.
Finalizados los diálogos , las FARC-EP, el EPL y el ELN deciden continuar con el proceso de
la Coordinadora para hacer frente a la estrategia de guerra integral, pero con el inicio del
gobierno de Ernesto Samper Pizano (1994-1998) las FARC-EP es la única de las tres
organizaciones que logra fortalecerse mientras que el EPL y el ELN se debilitan dado que el

56Estrategia que pretende acabar con la guerrilla por la vía militar en un plazo máximo de 18 meses, incrementa la militarización
del país, para tal empresa se crean 18 Brigadas, 4 Divisiones, 18 Batallones contraguerrilla, aumento del pie de fuerza policial y
los servicios de inteligencia y se implementa además un sistema de recompensas por delación ampliamente difundido por los
medios de comunicación.
39
ataque político y militar no se logra afrontar como conjunto, sin embargo el crecimiento
militar de las FARC-EP no se verá acompañado un proceso de cualificación política en la misma
magnitud, hecho que constituye una de las mayores debilidades de esta guerrilla a largo plazo.
Durante el gobierno Samper, a pesar de no realizarse un proceso de diálogos, se dan una serie
de acontecimientos de vital importancia para el desarrollo de los siguientes intentos de paz que
tendrán lugar en el Caguán; aunque el gobierno intenta un acercamiento proponiendo el despeje
de la Uribe, la oposición por parte de los militares no permitiría la puesta a andar de dicha
iniciativa, de manera que los únicos avances significativos en materia de paz durante este período
serán, por un lado la decisión unilateral de las FARC-EP de liberar en un acto concertado en un
municipio del departamento de Caquetá, un numeroso grupo de soldados que tenían retenidos, y
por parte del gobierno, la creación de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (OACP), con
el fin de centralizar los debates en torno al conflicto y a la vez generar una estrategia para superar
los modelos de negociaciones anteriores en el país que habían limitado los procesos de paz a la
desmovilización y la reinserción de los guerrilleros. Sin embargo, este gobierno había iniciado
con una fuerte crisis política y en consecuencia no le será posible poner en marcha la iniciativa
planteada en torno al tema de la paz desde la OACP, a tal punto que las guerrillas se niegan a
negociar bajo el argumento de la ilegitimidad del gobierno y exigen además su renuncia como
condición para el dialogo.
Aún con la aparente preocupación en torno al tema de la solución negociada al conflicto, el
gobierno Samper retornó a la estrategia militarista por medio de la operación Destructor II
llevada a cabo en los llanos del Yarí sin resultados concretos, es necesario subrayar que las
FARC-EP están tan fortalecidas en este momento, que logran propinarle duros golpes al
gobierno, como el copamiento de bases militares de importancia y la toma de Mitú, operaciones
en las que llegaron a retener como prisioneros de guerra a casi cuatrocientos miembros de las
Fuerzas Armadas, de modo que el tema estará en el centro de las propuestas de campaña de los
candidatos para el siguiente período presidencial, Horacio Serpa por el liberalismo y Andrés
Pastrana por el partido conservador.
Intentando entonces un balance con respecto a la experiencia de Caracas y Tlaxcala es posible
afirmar que mientras la posición de la guerrilla se orientaba a una transformación estructural de la
vida nacional para dar solución a las causas del conflicto, los intereses del gobierno seguían
sustentados en la salida militar, por tanto, hubo una evidente falta de voluntad. Claro está, sin
40
ignorar que por primera vez se definen unos ejes temáticos puntuales para la agenda de
negociación, que además se logra trascender la perspectiva gubernamental de una agenda cerrada
a una agenda amplia gracias a la inclusión del temario aprobado en Tlaxcala y a la propuesta de
convocar a diversos sectores de la nación a pronunciarse en torno a los problemas del país y
también se consigue avanzar en temas como la verificación regional y nacional y la veeduría
internacional.
2.3.3 Diálogos Del Caguán.
El debacle militar para la fuerza pública con que culmina el período presidencial de Samper,
resultado de los golpes propiciados por las FARC-EP, y el fortalecimiento militar de dicha
guerrilla, genera en algunos sectores de la sociedad colombiana la percepción de un posible
avance del proyecto fariano, por tanto el inicio del período presidencial de Andrés Pastrana
(1998-2002), quién se había comprometido a propiciar las condiciones necesarias para los
diálogos, será considerado por una parte de la clase dirigente del país como un momento propicio
para iniciar un nuevo proceso de paz (Lozano, 2008, pp. 224-225); es de resaltar que, tal como se
ha evidenciado en el rastreo realizado hasta aquí, desde sus inicios las FARC-EP plantearon la
importancia de buscar la salida política al conflicto, de manera que, también para esta guerrilla,
resultará más que pertinente la cuestión de intentar un nuevo proceso de paz. A esto se suma que
la sociedad civil, marcando un hito en cuanto a participación ciudadana en el país, consagra
mediante su voto el 26 de octubre de 1997 el Mandato ciudadano por la paz, la vida y la
libertad, una iniciativa impulsada por diversos sectores de la sociedad colombiana en la que más
de 10 millones de ciudadanos dicen sí al inicio de las negociaciones de paz.
Así, inicia un nuevo proceso de negociación, se emite la Resolución 84 del 14 de Octubre de
1998, que reconoce a tres miembros de las FARC-EP como negociadores de paz (Raúl Reyes,
Joaquín Gómez y Fabián Ramírez), y la Resolución 85 de la misma fecha, que declara la apertura
del proceso, otorga carácter político a la guerrilla y señala una zona de distensión que abarcaría,
desde el 7 de noviembre de ese año, 42.139 km² delimitados en los municipios de La Macarena,
Mesetas, Vista Hermosa y la Uribe en el Meta y San Vicente del Caguán en el Caquetá, zonas
definidas como única área en tregua, de manera que la negociación se realizará en medio del
enfrentamiento bélico.
El 7 de enero de 1999 con la asistencia de invitados nacionales y extranjeros y la ausencia del
máximo jefe de las FARC-EP, Manuel Marulanda Vélez, inician formalmente los diálogos, la
41
situación del país de ese momento lleva a la mesa de negociación una guerrilla fortalecida,
con “una estructura militar que cuenta con 60 frentes guerrilleros, operando en territorios de 450
municipios, 10 compañías móviles, una organización urbana en proceso de crecimiento y
consolidación en las principales ciudades del país” (Medina, 2010, p. 794) y a un Estado
debilitado, hecho que sería tomado como argumento por los sectores que se oponían al proceso
dado que, desde su punto de vista, un acuerdo bajo estas condiciones sería favorable para la
insurgencia.
Para empezar, se definen tres fases en el proceso: la primera buscaría crear condiciones para
negociar, en la segunda se definirían agenda, fechas, lugares y presencia de ONG`s y otros
actores y la tercera sería en sí el proceso de negociación, pero a pocos días de dar inicio a los
diálogos, se da también su primer congelamiento debido a una dinámica que sería desde el inicio
mismo del proceso su principal obstáculo, el fortalecimiento del paramilitarismo. Éste fenómeno
se manifestaría en tres elementos clave: el primero, la creación de las Convivir57; el segundo, el
repliegue del Ejército Nacional resultado de los golpes militares atestados por las FARC-EP entre
1996 y 1998, situación que deja la lucha contra las guerrillas en manos de las Convivir y que se
refuerza con la omisión reiterativa del Ejército frente a las acciones paramilitares e incluso con la
existencia de relaciones entre unos y otros58; finalmente, un tercer elemento hace referencia a un
proceso de reconfiguración interna del paramilitarismo que le permite superar el estancamiento
que lo había caracterizado en años anteriores, a tal punto que en 1997 se crean las Autodefensas
Unidas de Colombia (AUC) como resultado de la unificación de nueve organizaciones
paramilitares de diferentes lugares del país originando la más amplia expansión de este fenómeno
hacia todos los extremos del territorio nacional. En consecuencia, tras una serie de masacres
perpetradas por los paramilitares, el 19 de enero de 1999 las FARC-EP anuncian el
congelamiento de los diálogos hasta abril mientras se conocía el informe oficial de la lucha en
contra del paramilitarismo por parte del gobierno nacional.

57
Según el CNMH (2013) a partir de 1994 el gobierno había reestablecido un esquema legal para las autodefensas a través de las
Cooperativas de Vigilancia y Seguridad Privada (Decreto 356 de 1994), más conocidas como las Convivir, figuras que
autorizaban a civiles portar armas y equipos de comunicaciones y ejercer funciones de vigilancia y cooperación con organismos
de seguridad estatales, de manera que hacia marzo de 1997 existían ya 414 convivir en el país, en este contexto, cuando en
noviembre de 1997 la Corte Constitucional inicia el trámite de la demanda de inconstitucionalidad y determina que dichas
asociaciones no podrían desarrollar labores de inteligencia ni portar armas de largo alcance, las Convivir transitaron de forma
masiva a la clandestinidad para engrosar el fenómeno del paramilitarismo.
58
Dichas acciones han sido sancionadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en casos como la Masacre de
Mapiripán, Meta, en julio de 1997 y el Aro, Antioquia, en octubre del mismo año. (Grupo de Memoria Historica, 2013)
42
Se suma a esta compleja situación uno de los acontecimientos más difíciles de sortear
para los diálogos, la retención y posterior ejecución de tres ciudadanos estadounidenses que
hacían parte de una misión de solidaridad con indígenas U´wa por parte del frente 10 de la
guerrilla, hecho que generó una fuerte reacción de rechazo por parte del gobierno nacional, la
comunidad indígena y la comunidad internacional a tal punto que el gobierno estadounidense
decide detener los contactos que viene realizando desde finales de 1998 con la organización
guerrillera en el marco de las negociaciones.
Tras varias semanas de tensión para el proceso y la instalación del Consejo Nacional de Paz59
(CNP), se retoman los diálogos iniciando la etapa de negociación, como resultado de un primer
acercamiento las FARC-EP elaboran una propuesta de 10 puntos para un gobierno de
reconstrucción y reconciliación nacional y por su parte el gobierno elabora también una
propuesta de Paz, posibilitando así el surgimiento de una Agenda Común para el cambio hacia
una Nueva Colombia el 6 de mayo de 1999, en la Machaca, San Vicente del Caguán, dicha
agenda es el documento central de la primera fase de diálogos en tanto resulta de la discusión
sobre las problemáticas centrales del país en relación con las causas estructurales de la violencia
y las posibilidades de superarlas, en ella se plantean 12 temas fundamentales para la búsqueda de
soluciones reales a la crisis nacional.60 Adicionalmente, se firma el documento “Por el cambio:
encuentro con la Nación”, en él se define la composición de la mesa nacional de negociación61 y
los mecanismos de participación ciudadana para el desarrollo de los diálogos que serían
implementados bajo la figura de audiencias públicas en diferentes regiones del país62.

59
Figura creada como “órgano asesor y consultivo del Gobierno Nacional. Su misión será propender por el logro y
mantenimiento de la paz, y facilitar la colaboración armónica de las entidades y órganos del Estado, otorgando prioridad a las
alternativas políticas de negociación del conflicto armado interno, en orden a alcanzar relaciones sociales que aseguren una paz
integral permanente.”
60
1. Solución política Negociada, 2. Protección de los derechos humanos como responsabilidad del Estado, 3. Política Agraria
Integral, 4. Explotación y Conservación de los Recursos naturales, 5. Estructura Económica y Social, 6. Reformas a la justicia,
lucha contra la Corrupción y el Narcotráfico, 7. Reforma política para la ampliación de la democracia, 8. Reformas del Estado, 9.
Acuerdos sobre Derecho Internacional Humanitario, 10. Fuerzas Militares, 11. Relaciones Internacionales, 12. Formalización de
los acuerdos (Gobierno Nacional, FARC-EP, 1999)
61
La mesa nacional de negociación se definió entonces como la máxima instancia decisoria, encargada de orientar la negociación
y diseñar y manejar el proceso, estaba compuesta por negociadores del gobierno y designados de las FARC-EP en igualdad
numérica (no más de diez miembros en conjunto) y sesionaría en cualquiera de los municipios que componían la zona de
distensión. Adicionalmente la mesa de negociación contaría con la figura del comité temático nacional, integrado hasta por veinte
representantes de los diferentes estamentos del país, encargado de “organizar las audiencias públicas, consolidar información,
desarrollar opciones y hacer recomendaciones a la mesa nacional de negociación”
62
Esta figura se define como encuentros presénciales del Comité temático con diferentes sectores de la sociedad en los que la
finalidad central era escuchar los planteamientos que sobre los temas acordados por la mesa nacional de negociación fuera
conveniente realizar en aras de brindar la mayor legitimidad social posible al proceso, enriquecer la discusión de la agenda y
dimensionar la participación de todos los colombianos en la búsqueda de la reconciliación, se establece también como
43
El fuerte accionar paramilitar, los operativos de la guerrilla en varias zonas del país y en
particular en Cundinamarca, las dinámicas propias de la zona de distención, los señalamientos de
las fuerzas policiales y militares sobre el uso de la misma como “laboratorio de guerra” y las
diferencias entre las partes sobre la necesidad de instalar una Comisión Internacional de
Verificación generan una nueva suspensión indefinida de los diálogos, sin embargo, cabe señalar
que un avance importante de la segunda mitad del año fue la puesta a andar de mesas temáticas
en perspectiva de las audiencias públicas.
Para inicios del año 2.000 se dan varios aportes relevantes al proceso; se definen tres grandes
ejes temáticos a tener en cuenta en las audiencias públicas (Estructura social y económica;
Derechos Humanos, derecho internacional humanitario y relaciones internacionales; Democracia,
estructura política del Estado), así como un reglamento para su realización, se concreta una
metodología para la negociación y, además, se reconoce desde la mesa de negociación una
amplia disposición de la comunidad internacional para vincularse a la búsqueda de una salida
política al conflicto armado en Colombia. Se debe agregar que un avance sin precedentes será la
realización de 25 audiencias públicas entre abril y octubre de ese año, hecho que permite la
expresión de la sociedad civil, los gremios y diversos sectores en relación a los temas abordados
en la mesa de negociación.
Entre noviembre de 2000 y febrero de 2001 los diálogos se interrumpen de nuevo y para
reactivarlos se dan cita el mandatario y Manuel Marulanda, como resultado de dicho encuentro se
redactaron dos documentos, el Acuerdo de Los Pozos63 y la Resolución No. 5 del Gobierno
Nacional que prolongaría la zona de distención. Sin embargo, los meses siguientes fueron críticos
para el ya maltrecho proceso de Paz, había una ambigüedad latente de ambas partes entre la
apuesta política y el accionar militar; las acciones bélicas, secuestros y permanentes violaciones
de DDHH de parte de la guerrilla64, serían el argumento para que el gobierno centrara su atención

herramienta complementaria el envío gratuito de la correspondencia que los ciudadanos o instituciones representativas de los
distintos sectores dirijan a la mesa nacional de negociación a través del correo nacional.
63
En dicho documento se ratifica la voluntad de las partes por continuar con el proceso de paz, se evalúan los logros y
debilidades del mismo y se plantean varios puntos clave para la reactivación de los diálogos (la importancia de avanzar en la
discusión sobre los mecanismos para acabar con el paramilitarismo y disminuir la intensidad del conflicto, la creación de una
comisión de personalidades nacionales con la tarea de generar recomendaciones, el descongelamiento de la Mesa de dialogo, la
necesidad de discutir el cese al fuego y concretar un acuerdo humanitario, entre otros).
64
Entre ellas la promulgación, el 4 de abril del 2000, de la “ley 002 o impuesto para personas que tengan un patrimonio superior a
1 millón de dólares”, considerada por muchos como una amenaza de secuestro generalizada; las amenazas, intimidaciones y vetos
a funcionarios públicos de diferente orden en el país y la masacre de la familia Turbay Cote, élite política Liberal del
departamento del Caquetá. (Grupo de Memoria Historica, 2013, p 167)
44
en tales hechos y congelara las conversaciones reiteradamente, además, había una
imposibilidad real por parte del gobierno para iniciar las reformas necesarias para viabilizar una
solución política consecuente con la Agenda Común en tanto que los temas que allí se trataban no
fueron atendidos, la atención de las conversaciones giraba en torno a temas como el intercambio
humanitario, el paramilitarismo, la zona de distensión y la erradicación manual de los cultivos
ilícitos, hecho que ocasionó una fuerte inconformidad por parte de la guerrilla.
Se sumaba a este contexto la falta de coherencia del gobierno entre su manifiesta disposición
para la paz y acciones como la aprobación del Plan Colombia65 y el fortalecimiento de cuerpos
armados, hecho que se convirtió en motor de una permanente puja de fuerzas entre el gobierno y
la guerrilla en busca de influir en el horizonte que tomarían las negociaciones. Según la
Comisión de Notables, creada el 11 de mayo como resultado del Acuerdo de Los Pozos, y
coincidiendo con posiciones como las de Lozano (2008), el error fundamental de este proceso fue
negociar en medio del conflicto,
Si una negociación se adelanta en medio del conflicto, las partes han de entender que pueden ocurrir
situaciones terribles, propias de la confrontación – y más aún con las características que la nuestra
tienen-, pero no necesariamente han de conducir al fin del esfuerzo superior de la paz. Por desgracia
eso ha frustrado todos los intentos de reconciliación, situación que gravitó –y gravita- en el estado
de ánimo de los colombianos cuando se les habla de la solución negociada al conflicto
La Comisión de Notables propone entonces una serie de fórmulas para viabilizar el proceso,
entre ellas pactar una tregua bilateral entre gobierno y guerrilla, inicialmente de seis meses y con
posibilidad de prórroga, centrar las discusiones de la mesa en los puntos de la Agenda Común
que conformarían un temario definido de proyectos de reforma constitucional, adelantar gestiones
gubernamentales para someter a la justicia a los implicados en el paramilitarismo, aumentar
esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico con el apoyo internacional y finalmente posicionar la
paz como una política de Estado centrada en la solución no violenta de conflictos y la justicia

65El Plan Colombia, previsto en la política de paz del gobierno, se explicaba como semejante al Plan Marshall en la posguerra de
Europa, orientado a la reconstrucción y recuperación de la población, del tejido social, de la economía y de la institucionalidad
afectada por el conflicto. No obstante, por su contenido, presupuesto y ejecuciones reales se asoció finalmente, en buen grado, a
un plan de fortalecimiento, ampliación y robustecimiento de las fuerzas armadas estatales en el contexto del desarrollo de la
guerra interna. (Villarraga, 2015, p. 142)
45
social, sin embargo, estas recomendaciones llegan a la mesa de negociación en un momento
en que las conversaciones ya se encuentran camino a la ruptura definitiva.
Como resultado del descontento de la guerrilla por los controles militares en la zona de
despeje y la falta de consenso para un cese al fuego el proceso frena por varios meses, tanto el
gobierno como la guerrilla formulan una serie de propuestas y exigencias encaminadas a reactivar
los diálogos, pero, lejos de lograr su objetivo, intensifican aún más la pugna entre ambas
posiciones, haciendo imposible encaminar nuevamente el proceso, así que en la alocución del 20
de febrero de 2002 el presidente manifiesta su decisión de finalizar unilateralmente los diálogos
bajo el argumento de que las obras de infraestructura adelantadas por la guerrilla (puentes,
carreteras, vías, salones comunales y pistas de aterrizaje que ya existían con licencias de
construcción de la aeronáutica) son obras destinadas al desarrollo del narcotráfico, mientras que
la organización guerrillera las justifica desde el abandono estatal en que se encuentran las
poblaciones de la zona de despeje.
Una vez cerrado el proceso, las FARC-EP reiteran las consignas y derroteros que han
abanderado su lucha durante casi cuatro décadas manifestando dejar abiertas las posibilidades de
retomar la salida política al conflicto y encomendando al conjunto de la sociedad colombiana la
tarea de la paz.
Es necesario recalcar que este proceso deja importantes precedentes; el haber logrado el
primer intercambio humanitario, la entrega unilateral de más de trescientos miembros de la fuerza
pública retenidos por parte de las FARC-EP, el planteamiento de una Agenda Común y la
participación en ella de múltiples sectores de la sociedad colombiana dispuestas a generar
propuestas sobre temas cruciales en el marco del conflicto por medio de la figura de Audiencias
Públicas. Sin embargo, la experiencia deja en el país un ambiente en que las esperanzas de una
solución política al conflicto se ven agotadas frente a la iniciativa recompuesta de amplios
sectores de la sociedad por buscar la salida militar, dicho momento coincide con la campaña
presidencial para el siguiente período (2002-2006), en la que, con el abierto respaldo de las
fuerzas narcoparamilitares resulta electo Álvaro Uribe Vélez66 para ser reelegido en el 2006, tras
modificar la Constitución de 1991.

66El electo presidente Uribe se presenta ante la opinión pública calificada con un pasado ligado al narcotráfico y al
paramilitarismo y una controvertida carrera política que lo ha paseado por distintos escenarios de gobierno con posturas radicales
y marcadamente independientes de los lineamientos tradicionales del partido Liberal del que proviene y del cual se libera para
aspirar en forma independiente a la presidencia. La carrera política y administrativa de Uribe se inicia de manera temprana en la
46
Uribe toma como bandera la recuperación militar del país, así que inicia su gobierno con
la implementación el 11 de agosto de 2002 del Estado de Conmoción Interior, “por el cual se
adoptan medidas para el control del orden público y se definen los territorios militarizados a los
cuales se les tilda de zonas de rehabilitación y consolidación” (Medina, 2011, p. 228). El
mandatario centra su administración en la política de defensa y, como política de Estado a largo
plazo plantea la seguridad democrática, apuesta que gira en torno a la imposición de la autoridad
estatal asociada al debilitamiento de ciertas garantías constitucionales en materia de derechos
humanos en aras de poner fin al conflicto desde el plano militar negando cualquier carácter
político e ideológico a las guerrillas y, por tanto, la existencia de las causas de la confrontación.
Al respecto el CNMH afirma que además de reducir las garantías constitucionales y
democráticas, las políticas enunciadas anteriormente, van a posibilitar el mayor incremento en la
historia del conflicto armado en el país de la ofensiva policial, militar y jurídica en contra de las
guerrillas67, además de graves restricciones a los derechos humanos materializados en acciones
como detenciones arbitrarias, torturas, desplazamiento forzado, interceptaciones, allanamientos
sin autorización, persecución a organizaciones sindicales, sociales, populares y de derechos
humanos bajo el argumento de estar cooperando con la subversión, además de un altísimo nivel
de muertes por fuera de combate a razón de la violencia sociopolítica 68. A esto se suma que,
como resultado de las presiones y los incentivos por resultados a la fuerza pública, tendrán lugar
en el país prácticas criminales como “los falsos positivos” (1.486 investigaciones por parte de la
Fiscalía con 2.701 víctimas al 31 de mayo de 2011 según datos del CNMH).

Universidad de Antioquia en el activismo del Partido Liberal y en las Empresas Públicas de Medellín en el puesto de Jefe de
Bienes (1976). Ejerce como Secretario de General del entonces Ministerio de Trabajo (1977-1978); director del Departamento de
Aeronáutica Civil (1980-1982); alcalde de Medellín (1982) por cinco meses, periodo en el cual impulsa programas sociales
“cofinanciados” por la actividad de narcotráfico, en particular “Medellín sin tugurios” que cuenta con la especial atención de
Pablo Escobar. Igualmente, es concejal de Medellín (1984-1986), Senador de la República (1988- 1993) y Gobernador de
Antioquia (1995 – 1997) (Medina., 2011, pp. 226-227)
67
Durante los primeros dos años del período presidencial tendrían lugar los más fuertes golpes que recibirían las FARC-EP como
las capturas de la guerrillera Sonia, Simón Trinidad y Rodrigo Granda, el asesinato de Raúl Reyes e Iván Ríos como resultado de
acciones militares, una efectiva estrategia de infiltración por parte de las Fuerzas Armadas y la operación Jaque, por medio de la
cual se logra rescatar 14 secuestrados que permanecían en poder de las FARC-EP.
68
Según el informe “En contravía de las recomendaciones internacionales. Seguridad democrática, derechos humanos y derecho
humanitario en Colombia: agosto de 2002 a agosto de 2004”se dieron por lo menos 4.362 detenciones arbitrarias entre julio de
2002 y junio de 2003, frente a 2.869 en los seis años anteriores, desde julio de 1996; en el caso de las torturas una víctima
registrada cada día, que es el doble del promedio diario de los seis años anteriores; entre julio de 2003 y junio de 2004 hay un
promedio de más de seis sindicalistas muertos al mes y al menos 337.953 víctimas de desplazamiento forzado. “En cuanto a las
violaciones al derecho a la vida cometidas fuera de combate en el año 2003, en las cuales se conoce el presunto autor genérico, el
77,11% de las muertes se atribuyó al Estado: por perpetración directa de agentes estatales el 7,77% (184 víctimas); por omisión,
tolerancia, aquiescencia o apoyo a las violaciones cometidas por grupos paramilitares, el 69,34% (1.642 víctimas)”
47
Por otra parte, Uribe otorga a los paramilitares un estatus de actores políticos en el marco
del conflicto sin serlo y contrae con ellos un proceso de paz impulsado desde la Ley de Justicia y
Paz, suceso que sería tomado por diversos sectores de la sociedad colombiana como muestra de
la efectividad de las políticas de gobierno, sin embargo, este proceso no acabaría con el fenómeno
del paramilitarismo en tanto que “el proyecto de ley que el Gobierno diseñó para que los
paramilitares se desmovilizaran contemplaba la casi total impunidad para los responsables de
crímenes atroces y no reconocía los derechos de las víctimas” (Grupo de Memoria Historica,
2013, p. 179), adicionalmente se presentarían rearmes en distintos lugares del país en un corto
período.
De este modo, entre las principales características del gobierno Uribe figuran el hecho de
desconocer absolutamente el conflicto interno y definirlo como amenaza terrorista, ubicando a las
FARC-EP como un grupo narcoterrorista totalmente inválido como interlocutor y abandonando
de plano la posibilidad de construir una política de paz, sin embargo, vale aclarar que, a pesar del
debilitamiento que sufrió la guerrilla no se logró su derrota definitiva, ni se posibilitó un proceso
de diálogos aunque se produjeron acuerdos específicos para liberar civiles y miembros de la
fuerza pública en poder de la guerrilla.

2.3.4 Proceso de Paz de la Habana.


Tres meses después de iniciado el período presidencial de Juan Manuel Santos (agosto de
2010) inician los acercamientos con las FARC-EP, como resultado de varios meses de
conversaciones secretas y directas entre las delegaciones del gobierno y la guerrilla en la ciudad
de la Habana, tras desarrollarse un encuentro exploratorio entre el 23 de febrero y el 26 de agosto
de 2012 se firmó el Acuerdo general para la terminación del conflicto armado y la construcción
de una paz estable y duradera, a pesar de los inconvenientes y contradicciones internas que
acarrea para la guerrilla adelantar los acercamientos mientras tienen lugar hechos como el
asesinato de Jorge Briceño69 y Alfonso Cano70, principal defensor del proceso de negociación al
interior de la guerrilla.

69
Jefe del Bloque Oriental y miembro del Secretariado de las FARC-EP abatido en el marco de la Operación Sodoma el 22 de
septiembre del 2010 en un bombardeo a uno de sus campamentos en La Macarena, Meta.
70
Comandante en jefe, miembro del Secretariado y máximo ideólogo político de las FARC-EP tras el fallecimiento de Manuel
Marulanda, abatido en el marco de la Operación Odiseo el 4 de noviembre de 2001 en Suarez, Cauca.
48
El documento en mención sería la hoja de ruta para orientar las conversaciones,
contemplaría en su preámbulo los elementos y normas necesarias para construir acuerdos y daría
apertura a la negociación que iniciaría en Oslo (Noruega) y se continuaría en la Habana (Cuba),
dicho acuerdo se daría a conocer al país el 5 de septiembre siguiente, de manera separada,
mediante alocuciones públicas del presidente y del comandante de las FARC-EP Timoleón
Jiménez. Esta fase exploratoria, desde posiciones como la de Villarraga (2012),
permitió definir una agenda acotada y muy realista en comparación a las anteriores y unos criterios
y términos a tono con las nuevas circunstancias. Es ampliamente reconocido el cambio en la
relación de fuerzas a favor del Estado y en contra de las guerrillas tanto en aspectos políticos, de
representatividad, como militares.
Así, el 8 de octubre de 2012, se instala formalmente la mesa de conversación; se plantean en el
acuerdo seis grandes temas que definen las discusiones: 1. Política de desarrollo agrario integral,
2. Participación política, 3. Fin del conflicto, 4.Solución al problema de las drogas ilícitas, 5.
Víctimas y 6. Implementación, verificación y refrendación; cada uno de estos puntos sería
trabajados por ciclos, regularmente de tres días seguidos cada uno y un día de descanso hasta
completar nueve días de discusión y contando además con la realización de Foros en busca de
recoger las propuestas del conjunto de la sociedad con respecto a cada punto de la agenda.
Éste proceso da cuenta de un momento crucial en la historia del país en el que hay un altísimo
nivel de escepticismo e incluso de rechazo a la insurgencia por buena parte de la sociedad
colombiana resultado de algunos elementos clave como el fracaso de los intentos anteriores por
lograr una salida negociada al conflicto, la inconformidad con respecto al accionar de la guerrilla
y el discurso antiterrorista que criminalizaba la insurgencia fortalecido durante los gobiernos
anteriores y reproducido por los medios de comunicación, así que el apoyo de la sociedad civil se
irá posicionando paulatinamente como un elemento fundamental en la construcción de unas
condiciones reales para conseguir una paz con justicia social, estable y duradera.
Para el inicio de los diálogos las FARC-EP proponen tratar el tema del cese al fuego y, a pesar
de obtener una respuesta negativa por parte del gobierno, la organización guerrillera hace pública
su decisión de un cese al fuego unilateral por dos meses el 19 de noviembre de 2012 como
muestra de su compromiso con la paz. Ya para el mes de febrero del siguiente año, y tras la
realización de seis rondas de diálogos, las FARC-EP y el gobierno colombiano logran los
primeros avances con respecto al primer punto de la agenda y tienen lugar varios acuerdos en
49
torno al tema agrario, para finalmente, el 26 de mayo del 2013, al completar la décima
ronda, sacar a la luz dichos acuerdos en el comunicado conjunto titulado Hacia un Nuevo Campo
Colombiano: Reforma Rural Integral (RIR), en él se propone una necesaria transformación
estructural del campo por medio de la creación de unas condiciones de bienestar de la población
campesina en aras de contribuir a la generación de una paz estable y duradera, se abordan temas
como el acceso y uso de la tierra, tierras improductivas, formalización de la propiedad, frontera
agrícola y protección de zonas de reserva dado que,
a juicio del Gobierno esa transformación debe contribuir a reversar los efectos del conflicto y a
cambiar las condiciones que han facilitado la persistencia de la violencia en el territorio. Y que a
juicio de las FARC-EP dicha transformación debe contribuir a solucionar las causas históricas del
conflicto, como la cuestión no resuelta de la propiedad sobre la tierra y particularmente su
concentración, la exclusión del campesinado y el atraso de las comunidades rurales. (Gobierno
Nacional, FARC-EP, 2014, p. 3)
Ahora bien, al ser la participación del conjunto de la sociedad uno de los elementos más
relevantes de este proceso, tal y como se mencionaba en líneas anteriores, se ponen en marcha
encuentros regionales para contribuir al fin del conflicto especialmente en el tema de víctimas, de
ellos se recogen, por las Comisiones de Paz del Congreso y con el apoyo de Naciones Unidas y el
Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional, una serie
de propuestas que serían llevadas a la mesa de negociación y en junio del mismo año se inician
las discusiones en torno al siguiente punto de la agenda, la participación política.
Se debe agregar que, durante la discusión del segundo punto de la agenda se sientan unos
precedentes importantes, por ejemplo el hecho de reconocer por vez primera la responsabilidad
en relación con el conflicto de parte del Estado colombiano y de las FARC-EP, la restitución de
la personería jurídica de la UP y la creación de una Comisión de la Verdad encargada de
esclarecer lo acontecido en el marco del conflicto en el país, sin embargo, diferencias en temas
como la propuesta de la guerrilla de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente al finalizar
el proceso frente a la del gobierno de refrendar los acuerdos, generarían momentos bastante
tensos en la mesa de diálogo.
Aun así, el 6 de noviembre de 2013, desde la Habana se anuncia el acuerdo conjunto sobre
participación política, titulado Participación Política: Apertura democrática para construir la
paz; a partir de la discusión de este punto, se entiende la construcción de la paz como un asunto
50
concerniente a todas las personas que hacen parte de la sociedad colombiana y por tanto se
resalta la importancia de la participación ciudadana en diferentes aspectos de interés general y en
el fortalecimiento de la democracia;
la construcción y consolidación de la paz, en el marco del fin del conflicto, requiere de una
ampliación democrática que permita que surjan nuevas fuerzas en el escenario político para
enriquecer el debate y la deliberación alrededor de los grandes problemas nacionales y, de esa
manera fortalecer el pluralismo y por tanto la representación de las diferentes visiones e intereses de
la sociedad, con las debidas garantías para la participación y la inclusión política. Es importante
ampliar y cualificar la democracia como condición para lograr bases sólidas para forjar la paz.
(Gobierno Nacional, FARC-EP, 2014, p.1)
Por estos tiempos Santos aprueba que se modifique la metodología de las conversaciones,
implementando rondas más largas y pausas más breves y se inicia la discusión sobre el cuarto
punto de la agenda, Solución al Problema de las Drogas Ilícitas, tras cinco meses de discusión y
al alcanzar el acuerdo conjunto el 16 de mayo de 2014 se define la problemática de los cultivos
ilícitos como un fenómeno posterior al surgimiento del conflicto profundamente relacionado con
las condiciones de pobreza y abandono en diferentes zonas del territorio nacional que ha
permeado todos los aspectos de la vida cotidiana del país, incluyendo el conflicto, y ha tenido
graves consecuencias en el conjunto de la sociedad colombiana afectando el goce y ejercicio de
sus derechos y libertades, de manera que
como consecuencia de todo lo anterior es necesario diseñar una nueva visión que atienda las causas
y consecuencias de este fenómeno, especialmente presentando alternativas que conduzcan a mejorar
las condiciones de bienestar y buen vivir de las comunidades en los territorios afectados por los
cultivos de uso ilícito; que aborde el consumo con un enfoque de salud pública y que intensifique la
lucha contra las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico, incluyendo actividades
relacionadas como las finanzas ilícitas, el lavado de activos, el tráfico de precursores y la lucha
contra la corrupción, desarticulando toda la cadena de valor del narcotráfico. (Gobierno Nacional,
FARC-EP, 2014, p. 2)
A finales de este mes se realizan las elecciones para el siguiente periodo presidencial, Santos
obtiene el segundo lugar en la primera vuelta y se procede a efectuar una segunda, a la par se
impulsa desde el Gobierno una iniciativa a nivel nacional para realizar pedagogía sobre el fin del
conflicto de forma descentralizada en todo el país por medio de la puesta a andar del Consejo
Nacional de Paz, una semana antes de desarrollarse la segunda vuelta la guerrilla anuncia un cese
51
al fuego unilateral y de manera conjunta con el Gobierno hacen publica una “Declaración
de principios para la discusión del punto 5 de la Agenda: “Víctimas”, documento en el que se
trazan los lineamientos a tener en cuenta para abordar el tema71, las FARC-EP reconocen su
responsabilidad en el conflicto y se comprometen con las víctimas. Finalmente, Santos resulta
electo para continuar en el cargo gracias al apoyo de sectores que, si bien en su mayoría estaban
inconformes con sus políticas de gobierno en diferentes ámbitos, defendían el proceso de paz.
Para trabajar el punto 5 de la agenda se creó a mediados de agosto la Comisión Histórica del
Conflicto y sus Víctimas, conformada por 6 delegados por las FARC-EP y 6 por el Gobierno,
además de dos relatores encargados de redactar un informe que serviría como herramienta para la
Comisión de la Verdad72 que se crearía al terminar la negociación y se dio un primer encuentro
con un grupo de 12 personas representantes de las víctimas e incluso a finales del mismo mes de
manera conjunta el gobierno y la guerrilla deciden socializar los acuerdos alcanzados hasta ese
punto en aras de hacer un contrapeso a las críticas de los sectores opositores al proceso. Sin
embargo, dichas críticas no serían el único obstáculo de las negociaciones para ese momento, ya
que durante este tiempo se daría también un aumento importante de amenazas a defensores de
Derechos Humanos, líderes sociales, militantes de izquierda y desmovilizados, también se dio a
conocer que el jefe del equipo negociador del gobierno, Humberto de la Calle, y el responsable
de las comunicaciones de las organización guerrillera tenían interceptadas de manera ilegal sus
comunicaciones, posiblemente por sectores opositores al proceso de paz, e inclusive se dio una
suspensión temporal de los diálogos por parte del gobierno como consecuencia de la retención de
un general del Ejército colombiano por parte de las FARC-EP. quien fue liberado de forma
unilateral dos semanas después.
A pesar de los impases ya mencionados, y de la negativa por parte del gobierno a la propuesta
de posibilitar una veeduría internacional, la guerrilla anuncia un nuevo cese al fuego y
hostilidades de manera indefinida a partir del 20 de diciembre y tienen lugar dos importantes

71
El reconocimiento de las víctimas, el reconocimiento de responsabilidad, satisfacción de los derechos de las víctimas, la
participación de las víctimas, el esclarecimiento de la verdad, la reparación de las víctimas, las garantías de protección y
seguridad, la garantía de no repetición, principio de reconciliación y enfoque de derechos.
72
Las comisiones de la verdad son órganos creados para investigar patrones de violencia ocurridos en un país
durante un tiempo determinado, y son parte de las diferentes medidas para responder a violaciones masivas a los
derechos humanos ocurridas en el pasado y lograr una transición hacia la paz. (…) Uno de los objetivos más
comunes e importantes de las comisiones de la verdad es contribuir a que las víctimas y la sociedad en general
puedan conocer y dar a conocer la verdad sobre los hechos violentos del pasado, las circunstancias en que ocurrieron,
así como sus causas y consecuencias.
52
acontecimientos; Pablo Catatumbo, comandante guerrillero, pide perdón por la masacre de
Bojayá73 y desde Cuba las FARC-EP manifiestan su disposición para sacar a los menores de 15
años de sus filas y para el proceso de desminado.

Para inicios del 2015 Santos manifiesta su intención de disminuir la intensidad del conflicto y,
en consecuencia, da indicaciones al equipo negociador de abordar en la mayor brevedad el punto
del cese al fuego y hostilidades bilateral y definitivo, adicionalmente el mandatario aprueba la ley
para refrendar el acuerdo de paz por medio de un referendo, al respecto las FARC-EP plantean
que además debía conformarse una Asamblea Constituyente que funcionara como mecanismo
refrendatario, de manera que temas como la entrega de armas, el desminado, los menores de edad
en las filas guerrilleras, la desmilitarización, la justicia transicional, la financiación del
posconflicto y los posibles escenarios tanto para los futuros desmovilizados como para las
Fuerzas Armadas en el marco del mismo serán temas centrales para uno y otro bando, para la
mesa de conversaciones y para el conjunto de la sociedad colombiana durante estos meses.
Ya en febrero se reanudan las conversaciones con la discusión en torno al modelo de verdad,
justicia y reparación a las víctimas que debería aplicarse y tiene lugar también la primera reunión
de la Subcomisión Técnica para el fin del conflicto, figura que estaría conformada por hasta 10
miembros de cada delegación, de los cuales al menos uno sería plenipotenciario, se encargaría de
abordar los sub puntos del cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo por medio del
análisis de experiencias similares a nivel nacional e internacional que pudieran facilitar las
discusiones de los plenipotenciarios del Gobierno Nacional y las FARC-EP en aras de concretar
acuerdos que condujeran al fin del conflicto (Gobierno Nacional, FARC-E.P, 2015).

A pesar de los importantes avances del proceso mencionados hasta aquí, de un prolongado
cese al fuego unilateral por parte de la guerrilla y la consecuente orden de Santos de suspender
los bombardeos contra los campamentos de las FARC- EP por unos meses, en abril la
organización guerrillera da pie a un enfrentamiento con las fuerzas militares en el Cauca como

73
El GMH documentó la masacre ocurrida el 2 de mayo del 2002 en Bojayá, Chocó, como uno de los casos
emblemáticos de comisión de crímenes de guerra relativos a operaciones militares. Durante los combates librados
entre los paramilitares (bloque Élmer Cárdenas) y las FARC por el control territorial, los paramilitares usaron a la
población civil como escudo humano al apostarse al lado de la iglesia donde esta se refugiaba. Por su lado, las FARC
utilizaron indiscriminadamente cilindros bomba. Uno de estos artefactos cayó en la iglesia del pueblo y al explotar
ocasionó la muerte a 79 personas, entre ellos 48 niños y niñas. (Grupo de Memoria Historica, 2013, pp. 89-90)
53
respuesta, según ellos, al asedio que se daba por parte de dichos militares. Este
acontecimiento representó un retroceso significativo para el desescalamiento del conflicto que se
venía forjando, dado que el mandatario ordenó reanudar los bombardeos y la guerrilla levantó su
cese al fuego unilateral, como consecuencia aumentaron los ataques y víctimas de ambos bandos
en los días siguientes, incluso dos miembros de la Delegación de Paz de las FARC-EP en la
Habana que se encontraban haciendo pedagogía de paz en sus frentes fueron asesinados en el
marco de dichas acciones, finalmente esta crisis fue superada gracias a la mediación de los países
garantes que solicitaron un desescalamiento urgente, sin embargo, solo hasta el 20 de julio se
iniciaría un nuevo cese al fuego unilateral de 4 meses por parte de la guerrilla y se manifestaría la
disposición del Gobierno para desescalar de nuevo la confrontación.

Pese a los impases mencionados, el 4 de junio, por medio de un informe conjunto presentado
por el Gobierno y las FARC-EP se anunció la puesta a andar de la Comisión para el
Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición una vez se firmara el Acuerdo
Final, esta se planteó como

un mecanismo independiente e imparcial de carácter extra-judicial (…), parte del sistema integral
de verdad, justicia, reparación y no repetición que se ha de acordar en la Mesa para satisfacer los
derechos de las víctimas, terminar el conflicto y alcanzar la paz. (Gobierno Nacional, FARC-E.P,
2015)

De esta manera, los objetivos de la Comisión serían entonces el esclarecimiento de lo ocurrido


en el marco del conflicto, la promoción de la convivencia en los territorios como medio para
dignificar a las víctimas y el reconocimiento de las mismas y de los actores del conflicto en aras
de aportar a la búsqueda de la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.

Durante los meses siguientes tendrían lugar avances igualmente importantes para el proceso,
se acordó acelerar el ritmo de las negociaciones, de manera que los ciclos ya no serían de 11 días
sino que se terminarían una vez se lograra llegar a un acuerdo sobre el punto tratado, también se
reunieron por vez primera los asesores jurídicos de Gobierno y FARC-EP para trabajar en torno
al tema de justicia y buscar acuerdos en cuanto al Sistema Integral de Verdad, Justicia,
Reparación y No Repetición (SIVJRNR), se anunció por parte del Gobierno la puesta a andar de
un plan piloto en Putumayo y Nariño para la sustitución de cultivos ilícitos acorde con lo pactado
54
en la mesa de negociación, e incluso, se hizo público de forma conjunta el acuerdo para
crear una Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), esta sería el componente de justicia del
SIVJRNR, así que se encargaría de administrar la justicia transicional y conocer de los delitos
cometidos en el marco del conflicto armado por excombatientes de las FARC-EP, miembros de
la Fuerza Pública, otros agentes del Estado y terceros civiles en busca de satisfacer los derechos
de las víctimas a la justicia, ofrecerles verdad y contribuir a su reparación, con el propósito de
construir una paz estable y duradera.
Tras año y medio de conversaciones, el 15 de diciembre sale a la luz pública el borrador
conjunto sobre el punto 5 de la agenda, Acuerdo sobre las Víctimas del conflicto, en él se
establece que “resarcir a las víctimas está en el centro del Acuerdo entre el Gobierno Nacional y
las FARC-EP”, se resalta que el énfasis de las medidas allí dispuestas se centra en la reparación y
la restauración y en consecuencia se pacta la creación de la Comisión para el Esclarecimiento de
la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CEV)74; la Unidad Especial para la Búsqueda de
Personas dadas por Desaparecidas en el contexto y en razón del conflicto (UBPD)75 y la JEP,
elementos todos articulados en el marco del SIVJRNR, al que se ligan además las medidas
específicas de reparación76 y medidas de no repetición77 (Gobierno Nacional, FARC-EP, 2015).

El 2016 marcaría un punto crucial en la historia de Colombia, el año en que se firmaría la Paz
entre el Estado y la guerrilla más numerosa y antigua del país, este año inicia con el traslado a
Colombia de varios miembros de la delegación de paz de las FARC-EP con el fin de socializar en
los frentes guerrilleros los acuerdos alcanzados y con la creación de un mecanismo tripartito
(Gobierno, FARC-EP y una misión política de la ONU como componente internacional) de
monitoreo y verificación del acuerdo sobre el cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo
y la dejación de las armas. Sin embargo, muy a pesar de los esfuerzos y del compromiso de
firmar el Acuerdo Final el 23 de marzo, ese mismo día el jefe negociador del gobierno, Humberto

74 Mecanismo imparcial, transitorio y extra judicial que busca esclarecer los hechos ocurridos en el marco del conflicto, reconocer
la responsabilidad de los diferentes actores que intervinieron, reconocer a las víctimas y promover la convivencia para garantizar
la no repetición.
75 Unidad de alto nivel, de carácter humanitario y extra judicial, creada con el fin de buscar e identificar a las personas

desaparecidas en el marco del conflicto, y en caso de fallecimiento, localizar y entregar de manera digna los restos a sus
familiares.
76 Conjunto de medidas orientadas al fortalecimiento de las ya existentes en torno al tema de reparación integral de las víctimas a

nivel individual y colectivo.


77 Resultado de la implementación coordinada de los diferentes mecanismos del Sistema, los otros puntos del acuerdo y de las

medidas de no repetición pautadas en el punto 3 del Acuerdo .


55
de la Calle, anuncia que las conversaciones se prolongarían dado que aún no había sido
posible cerrar el punto 3 de la agenda.
A pesar de no haber cumplido con la fecha definida inicialmente para la firma del Acuerdo
Final el proceso seguía avanzando, el 12 de mayo Gobierno y FARC-EP presentaron un
documento en el que se establecían una serie de mecanismos para brindar seguridad y estabilidad
jurídica al Acuerdo Final y ya el 1 de junio el Congreso aprobó el Acto Legislativo para la Paz,
“por medio del cual se establecen instrumentos jurídicos para facilitar y asegurar la
implementación y el desarrollo normativo del acuerdo final para la terminación del conflicto y la
construcción de una paz estable y duradera”, a esto se suma que el 23 de junio se anuncia desde
Cuba el acuerdo sobre el punto 3 de la agenda, titulado Acuerdo sobre cese al fuego y
hostilidades bilateral y definitivo y dejación de armas entre el Gobierno Nacional y las FARC-
EP, en él se establecen unas definiciones claves:
Cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo (CFHBD): Terminar de manera definitiva las
acciones ofensivas entre la Fuerza Pública y las FARC-EP, las hostilidades y cualquier conducta
que no deba ser ejecutada de acuerdo con el anexo de las Reglas que Rigen el CFHBD.
Dejación de las armas (DA): Es un procedimiento técnico, trazable y verificable mediante el cual la
Organización de Naciones Unidas (ONU) recibe la totalidad del armamento de las FARC-EP para
destinarlo a la construcción de monumentos. (Gobierno Nacional; FARC-EP, 2016)
Adicionalmente se establecen una serie de pautas para intercambiar información entre
Gobierno y FARC-EP en aras de poner en marcha el acuerdo sobre este punto de la agenda, se
establece un cronograma para el cese y la dejación de armas y se plantean además los protocolos
y procedimientos necesarios para tal fin.
Casi en paralelo el expresidente y senador Álvaro Uribe, principal opositor del Proceso de Paz,
con el apoyo del Centro Democrático78 inicia una campaña de recolección de firmas en varias
ciudades para rechazar los acuerdos, el uribismo fue un férreo opositor al proceso bajo la premisa
de tener que derrotar militarmente a la insurgencia para lograr la paz como única salida posible al
conflicto y, en consecuencia, se encargaría de oponerse a la aprobación de los diferentes avances
legales del proceso (Ley de Justicia Transicional, Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, el
Marco Jurídico para la Paz y el Acto Legislativo para la Paz).

78Partido político creado por Álvaro Uribe Vélez en 2013 precisamente como la máxima representación de sus ideales y
planteamientos y los de su círculo de apoyo y por tanto como una importante expresión de oposición al Proceso de Paz adelantado
por el Gobierno de Santos.
56
Durante julio y agosto se realizarían las discusiones sobre los puntos pendientes, se
establecería un cronograma de desarme, entraría en vigencia el cese al fuego definitivo y,
finalmente, se realizaría entre el 17 y el 23 de septiembre la Décima Conferencia Nacional
Guerrillera por parte de las FARC-EP con el fin de “analizar y refrendar el Acuerdo Final (…)
y producir las disposiciones políticas y organizativas para iniciar el tránsito hacia un partido o
movimiento político”, al respecto la organización guerrillera manifestaría en la declaración
política del evento que
el Acuerdo Final celebrado en La Habana, Cuba, contiene los mínimos necesarios para dar
continuidad por la vía política a nuestras aspiraciones históricas por la transformación del orden
social vigente. Por tal razón, hemos decidido surtir todos los aprestamientos necesarios para el
tránsito de nuestra estructura político-militar hacia un nuevo partido político cuyo congreso
fundacional se llevará a cabo a más tardar en mayo de 2017, si se implementan los acuerdos, tal y
como está convenido. Será función del Partido dar continuidad a nuestros propósitos políticos de
carácter estratégico por la construcción social de poder para el pueblo. (FARC-E.P, 2016)
Así las cosas, se daría entonces un acontecimiento histórico para el país, el 26 de septiembre
se firmaría en Cartagena el Acuerdo Final entre el presidente Juan Manuel Santos y el líder
máximo de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, el documento sería refrendado vía plebiscito el
siguiente 2 de octubre, sin embargo, el uribismo, en unión con varios sectores de la sociedad
colombiana que se habían declarado en abierta oposición al Proceso de Paz, como el Partido
Conservador, asociaciones de ganaderos, empresarios agroindustriales y algunos sectores
religiosos se movilizaron e iniciaron una campaña para votar por el “No”, de acuerdo con
Medófilo Medina

entre las estrategias de la campaña del “No” se destacan la exasperación del rencor, el estímulo de
la revancha, la exigencia del castigo y la divisa según la cual “el fin justifica los medios”, que les
permite (a los impulsores del “No”) poner en circulación fórmulas breves y efectivas contra el
Acuerdo, cargadas de mentiras, tergiversaciones e invenciones (2016, p. 78).

Contrario a las expectativas de paz el “No” gana con una diferencia del 0,5%, el 50,21%
frente al 49,7% de los votos, oponiéndose entonces a la refrendación del Acuerdo por parte del
Congreso de la República (Acto Legislativo para la Paz), el sector del “No” exigió que se
cambiara el grueso del Acuerdo, argumentando que el pueblo se había manifestado en contra
del plebiscito (Duque-Daza, 2019, p. 71 - 72), pero en contravía con sus propósitos y aunque
57
el Acuerdo tuvo que ser renegociado con los voceros del “No” para incorporar sus
propuestas, tras una amplia movilización ciudadana y decenas de marchas y manifestaciones
realizadas en varias ciudades del país que exigían un nuevo acuerdo, se logró la firma del
mismo en Bogotá el 24 de noviembre de 2016.
Finalmente, resulta pertinente establecer algunos elementos que hicieron la diferencia en
relación con las experiencias anteriores; indiscutiblemente la voluntad política de las partes
fue el elemento clave que permitió llevar los diálogos a buen término y sortear los diferentes
obstáculos que se presentaron durante su desarrollo, a esto se suman el hecho de haber
planteado una agenda limitada y concisa y la decisión de llevar a cabo las conversaciones
fuera del territorio nacional para evitar que las dinámicas propias de la guerra y la política
afectaran la negociación, no obstante, como en todo proceso, tuvieron lugar una serie de
percances y limitaciones entre los que se cuentan por ejemplo los múltiples incidentes
ocasionados por el hecho de negociar en medio de la guerra que contradecían en la acción el
discurso de paz que se intentaba posicionar, el poco sentido de pertenencia con el proceso de
parte de algunos sectores de la sociedad so peso de la distancia y la discreción con la que este
se manejó, la consecuente acción de los sectores opositores al proceso para hacer todo tipo de
campañas basadas en mentiras y, como resultado parcial de estas, la falta de legitimidad y
apoyo que tuvo el proceso en cierta parte de la sociedad colombiana.
En este sentido, es necesario resaltar que, si bien la firma del Acuerdo Final no constituye
en sí misma la consecución de la paz en Colombia, si implica unos aportes valiosísimos para
el país, entre ellos el reconocimiento de las responsabilidades en el desarrollo del conflicto por
parte de ambos actores, la posibilidad para las FARC-EP de participar en el escenario político
legal y el reconocimiento de las víctimas en perspectiva de reconciliación.
En síntesis, después de tres décadas de repetidos intentos es esta la única ocasión en que se
llegó a la firma de un Acuerdo Final entre el Estado colombiano y las FARC-EP, en
consecuencia, dicho acontecimiento se consolida como uno de los de mayor relevancia en la
historia reciente del país y a la vez como una prueba de que la paz negociada es posible e
incluso, a la vista de muchos, es la única alternativa.
58
Capítulo 3
Re-construyendo la Paz

El punto de partida del presente capítulo, que es a la vez el puerto de llegada de este ejercicio
académico y pedagógico en su conjunto, gira en torno a una de las cuestiones más complejas y
recurrentes dentro de la labor docente que es la búsqueda y construcción de mecanismos que
posibiliten los procesos de enseñanza-aprendizaje en el aula, para tal fin la propuesta que resulta
de las reflexiones suscitadas hasta aquí y a partir de los elementos expuestos en los capítulos
anteriores se materializa en la herramienta pedagógica que se desarrolla en este aparte, dicha
herramienta se entiende precisamente como aquel instrumento diseñado con el fin específico de
facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje y el desarrollo de ciertas habilidades de diferente
naturaleza (Vega, 2018), que para el caso se orientan a generar aportes a la construcción de la paz
desde la escuela.
Ahora bien, al referirse a herramientas pedagógicas orientadas a la enseñanza de temas
relacionados con el conflicto armado colombiano, es indispensable ubicar como referente el
Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH)79, para dicha institución “a diferencia de una
actividad, una herramienta es un instrumento con el que se pueden realizar trabajos de diversa
naturaleza”. Esto resulta especialmente relevante teniendo en cuenta que el CNMH plantea, con
respecto a su propia razón de ser, un importante compromiso en relación con el aporte que desde
la educación debe hacerse a la generación de garantías para la no repetición de hechos
victimizantes en lo que al conflicto colombiano se refiere, otorgando un papel fundamental a los
procesos de enseñanza – aprendizaje desde las aulas dado que, según el CNMH (2015)
en las instituciones escolares (IE) se educan los ciudadanos y las ciudadanas del futuro. En este
sentido, el CNMH reconoce que las IE pueden ser escenarios donde, o se reproducen las memorias
vengativas o falsificadoras que alimentan el conflicto armado, o se promueven conversaciones y

79
El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) es una institución creada en el marco de la ley de víctimas y la restitución
de tierras (ley 1448 de 2011), donde expresamente se le asigna la misión de contribuir a la realización de la reparación integral y a
fomentar el esclarecimiento histórico del que son titulares las víctimas y la sociedad en su conjunto. También tiene el deber de
resguardar la memoria histórica de las violaciones ocurridas en el marco del conflicto armado colombiano, en un horizonte de
construcción de paz, democratización y reconciliación. (Centro Nacional de Memoria Histórica. Colombia, Departamento para la
Prosperidad Social (DPS). Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Organización Internacional
para las Migraciones (OIM - Misión Colombia)., 2015, p. 9)
59
debates en torno a las memorias del conflicto armado en clave de paz y convivencia
democrática. (p. 13)
Ahora bien, para procurar alcanzar dichos objetivos, una herramienta pedagógica debe contar
con una serie de elementos definidos en aras de cumplir con su propósito; unos objetivos claros,
concisos y establecidos con antelación, actividades, contenidos, una hoja de ruta acorde con
dichos objetivos y con las características del grupo de estudiantes al que se dirige, así como un
mecanismo de evaluación que permita valorar el proceso, de manera que bajo estos presupuestos
se desarrolla la propuesta que se expone a continuación.

3.1 Presentación de la herramienta


Al ser la Educación para la paz el horizonte desde el cual se propone la presente herramienta
pedagógica, es necesario empezar resaltando que, como una educación en y para el conflicto, la
EP se orienta al abordaje, el descubrimiento y la resolución de las causas profundas que originan
los conflictos y se concreta por medio de acciones puntuales: descubrir la perspectiva positiva del
conflicto, aprender a analizar los conflictos y su complejidad y finalmente procurar soluciones
que posibiliten afrontar los conflictos de maneras constructivas (no violentas), tanto a nivel micro
como a nivel macro (Cascón, 2001), todo esto apuntando a unas finalidades específicas: explorar
conceptos de la paz, indagar sobre los obstáculos y causas de su inexistencia, resolver conflictos
en aras de construir un mundo más justo y examinar una gama de futuros alternativos diversos
coherentes con los puntos anteriores (ACODESI, 2003).

Ahora bien, en aras de lograr estos objetivos, la EP clasifica sus propuestas pedagógicas según
sus énfasis teóricos y niveles de operación de acuerdo con los ámbitos en que se materializan las
prácticas pedagógicas concretas80, de manera que, al ser el planeamiento curricular que se
fundamenta tanto en el método como en el contenido y se proyecta desde niveles diversos que
incluyen lo afectivo, lo cognitivo y lo actitudinal el eje de la presente herramienta y la escuela el
escenario en donde esta se propone, el lugar de enunciación de la misma será entonces el enfoque
curricular.

80
Estos se diferencian por su visión de realidad, por su ideología social y por el lugar que les confieren a los distintos
niveles de competencias (cognitivas o socioafectivas) a desarrollar en los estudiantes así: a. Enfoque culturalista, b.
Enfoque curricular, c. Enfoque liberacionista y d. Enfoque pragmático.
60
Consecuentemente, la EP como campo epistemológico y metodológico hace uso de
diferentes enfoques pedagógicos, entendidos como “formas y modos de concebir los procesos de
construcción de conocimiento, pero también de formas y modos de construcción de sujeto”
(Equipo del Programa por la Paz. ACODESI, 2003, p. 57), estos enfoques buscan, desde sus
principios y resultados, generar las transformaciones requeridas para aportar a las facetas de una
cultura de paz81 (Arboleda, Herrera , & Prada Ramírez , 2017), de manera que, en aras de
alcanzar los objetivos planteados en líneas anteriores se tienen en cuenta elementos desde cuatro
de los enfoques abordados por la EP:
• Enfoque participativo y de horizontalidad. Dicho enfoque centra su atención en dos
elementos a saber, el primero es la necesidad de hacer que los procesos sean “inclusivos,
deliberativos, democráticos, con espacio para el dialogo de saberes y un relacionamiento
horizontal en el que todas las personas se sientan igualmente respetadas, representadas y
comprometidas” (Arboleda, Herrera , & Prada, 2017, p. 36) y el segundo es el principio
de complementariedad, que supone reemplazar las dinámicas de competencia por
procesos que giren en torno a la reflexión conjunta de las experiencias y aprendizajes de
los participantes, todo esto orientado a hacer mejores personas, no personas que sean
jerarquizadas a razón de la cantidad de conocimientos adquiridos.
• Enfoque vivencial o experiencial. Este se fundamenta en la necesidad de generar
aprendizajes a partir de la vivencia en primera persona y no desde la teoría como
elemento externo, así pues, quienes participan de los procesos se convierten en actores
principales de sus aprendizajes.
• Enfoque de evaluación formativa. Dado que la EP pretende aportar al desarrollo de
capacidades que favorezcan los aspectos sociales y convivenciales de las personas se
propone que ellas mismas realicen su proceso evaluativo a partir de unos desempeños
cognitivos, valorativos y procedimentales definidos.
• Enfoque reflexivo. La pretensión principal aquí se fundamenta en la necesidad de
trascender del pensamiento memorístico al pensamiento analítico, esto quiere decir que

81
Todos estos plantean la formación desde una perspectiva dialógica, participativa y horizontal, orientada al
reconocimiento y al dialogo de saberes: enfoque participativo y de horizontalidad, enfoque vivencial o experiencial,
énfasis en las emociones y la neuroconvivencia, enfoque apreciativo, enfoque de evaluación formativa, enfoque
artístico y lúdico, enfoque reflexivo y enfoque diferencial.
61
los aprendizajes adquiridos logren representarse en la propia experiencia vital de las
personas participes del proceso.

En articulación con estos enfoques, de acuerdo con Arboleda, Herrera, & Prada (2017), se han
logrado filtrar una serie de metodologías que facilitan la puesta a andar de la EP82, de manera
que, para la construcción de la presente propuesta se toman elementos de las siguientes:
• Metodologías reflexivas/pensamiento analítico: pretenden desarrollar el pensamiento
analítico y reflexivo en torno a diversas situaciones cotidianas para la toma de
decisiones, de manera que se hará uso de recursos como la indagación, la
investigación, la autoevaluación y la socialización.
• Aprendizaje vivencial: en este modelo las personas son actores protagónicos en su
proceso de construcción del conocimiento, el cual se posibilita únicamente a partir de
la experiencia.
• Lenguaje lúdico y artístico: va muy de la mano con el aprendizaje vivencial, se
plantea como un mecanismo para reinterpretar y transformar diferentes contextos
fomentando la participación, la enseñanza, la creatividad y la colectividad.
Así pues, la herramienta pedagógica que se presenta se basa en un ejercicio de simulación
orientado a desarrollar la empatía, entendida como la capacidad para ponerse en el lugar del
otro/a y considerar una cuestión especifica desde un punto de vista diferente, complementado por
técnicas de recolección de información y ejercicios que buscan estimular el pensamiento crítico,
en consecuencia, se proponen tres momentos:
1. Búsqueda, organización y análisis de diferentes fuentes de información. La intención aquí es
desarrollar en el aula ejercicios de investigación muy puntuales que permitan a las y los
estudiantes plantearse e intentar responder interrogantes, generar hipótesis, buscar información
haciendo uso de metodologías propias de las ciencias sociales, principalmente el trabajo con
fuentes. Así, este primer momento se orienta a tres puntos clave:
• Identificar los actores del conflicto

82 Provención, metodologías reflexivas/pensamiento analítico, educación critica para la paz, didáctica viva, educación popular,

pedagogía del dialogo, dramaturgias por la paz, teatro legislativo, pedagogía de la memoria, Investigación Acción Participativa
(IAP), metodologías participativas, pedagogías a través del trabajo subjetivo y la conciencia, aprendizaje vivencial, metodologías
socioafectivas, neuroconvivencia, lenguaje lúdico y artístico.
62
• Indagar acerca del contexto histórico de los procesos de negociación entre el Estado
colombiano y las FARC-EP.
• Explorar las agendas y dinámicas de los procesos de negociación entre el Estado
colombiano y las FARC-EP.
2. Desarrollo del ejercicio de simulación. Este tipo de actividades pretenden reproducir o recrear
situaciones o problemáticas en busca de promover en el aula la empatía, la comprensión de
motivaciones, intenciones e interpretaciones posibles de los actores que intervienen en ellas y
la estimulación del pensamiento divergente, todo esto enfocado a la formación y el
fortalecimiento de las y los estudiantes para la toma de decisiones fijando como punto de
partida el pasado, pero entendiéndose en el presente. Por tanto, la situación que será tenida en
cuenta para el caso de esta herramienta serán los procesos de dialogo llevados a cabo entre el
Estado colombiano y las FARC-EP.
3. Evaluación y balance colectivo de la experiencia. En aras de mantener la coherencia con los
objetivos de la EP, la evaluación debe realizarse desde las y los estudiantes, debe ser formativa
dado que se pretende facilitar el desarrollo de capacidades para el desempeño social y la
convivencia y debe además contar con unos indicadores de desempeño cognitivo, valorativo y
procedimental. (Arboleda, Herrera , & Prada Ramírez , 2017, p. 39)

Tabla 1. Identificación la herramienta pedagógica.


IDENTIFICACIÓN DE LA HERRAMIENTA PEDAGÓGICA

Título: Re-construyendo la paz

Nivel: Educación media Grado: Décimo Duración: 10 sesiones

3.2 Desempeños de EP y conocimientos propios de las ciencias sociales.


Teniendo en cuenta que los desempeños de EP se plantean en una relación de
complementariedad con aquellos que se trabajan en el área de ciencias sociales, a continuación,
se definen los elementos a tener en cuenta de unos y otros en la herramienta que aquí se presenta.
63
Tabla 2. Desempeños que aborda la herramienta pedagógica.
Desde En cuanto al manejo de conocimientos:
los EBC “Explico el surgimiento de la guerrilla, el paramilitarismo y el narcotráfico en
Colombia.” (D1)
“Reconozco y explico los cambios y continuidades en los movimientos guerrilleros
en Colombia desde su surgimiento hasta la actualidad” (D2)
En cuanto al desarrollo de compromisos personales y sociales:
“Asumo una posición crítica frente a los procesos de paz que se han llevado a cabo
en Colombia, teniendo en cuenta las posturas de las partes involucradas.” (D3)
Desde la Desempeños específicos:
EP “Identifica los intereses de diferentes actores sociales (como guerrillas y carteles el
narcotráfico) e institucionales (fuerzas de seguridad del Estado) en el desarrollo del
conflicto interno, entre el final del Frente Nacional y la Constitución Política de
1991” (D4)
“Establece relaciones entre experiencias de violencia y de paz en el conflicto
interno y experiencias de violencia y de paz en la convivencia cotidiana en la
escuela” (D5)
3.3 Propuesta de la herramienta pedagógica.
Tabla 3. Diseño de sesión #1.
DESEMPEÑOS D4

OBJETIVO Cognitivo: Diferenciar los actores que hacen parte del conflicto armado
colombiano.
Procedimental: Construir de manera colaborativa una pintura en donde se
representen los actores que las y los estudiantes identifican como parte
del conflicto armado colombiano.
CONTENIDO Actores en el conflicto armado colombiano

HOJA DE RUTA Se inicia con la presentación de la herramienta y la metodología al grupo,


seguidamente se invita a las y los estudiantes que se organicen por
grupos y representen a través de una pintura ¿quienes creen que
64
participan o han participado en el conflicto colombiano? y una vez
finalizado el ejercicio se realiza una socialización de las pinturas
elaboradas y con el apoyo del(la) docente a cargo se procede a definir y
clasificar los actores identificados.
RECURSOS Pliegos de papel Kraft, marcadores o temperas, tablero

EVALUACIÓN Se realiza por medio de una autoevaluación oral que será registrada en un
diario de campo a partir de los siguientes puntos:
¿Qué podemos decir que hemos aprendido?
¿Identifico las características de los actores mencionados en la sesión?
¿Encuentro diferencias entre ellos?
¿Considero que hago parte del conflicto? ¿Por qué?
Tabla 4. Diseño de sesión #2.
DESEMPEÑOS D5

OBJETIVO Cognitivo: Reflexionar sobre el concepto de paz


Procedimental: Representar por medio de pequeñas puestas en escena
las ideas que se tienen en torno a los conceptos de paz/no paz
CONTENIDO Concepto de paz

HOJA DE RUTA Se invita a las y los estudiantes que se organicen por grupos, a la mitad
de ellos se les propone construir una escena de un minuto que represente
aquello que entienden por paz y la otra mitad de los grupos deberá hacer
lo mismo con la idea de no paz. A medida que se van presentando las
escenas se va tomando nota en el tablero acerca de los elementos que se
plantean en cada una, de manera que, en el siguiente momento se
realizará una construcción colectiva del concepto de paz moderado y
orientado por la docente.
RECURSOS Tablero, marcadores.

EVALUACIÓN Se realiza por medio de una autoevaluación oral que será registrada en
un diario de campo a partir de los siguientes puntos:
65
¿Qué podemos decir que hemos aprendido?
¿Ha surgido alguna reflexión nueva a partir del trabajo de la sesión?
¿Qué podemos hacer desde nuestros espacios cotidianos para construir
paz?
¿Considero que hago parte del conflicto? ¿Por qué?
Tabla 5. Diseño de sesión #3.
DESEMPEÑOS D2, D3, D4
OBJETIVO Cognitivo: Reconocer las experiencias, aportes y matices de los
Acuerdos de la Uribe firmados entre el Estado Colombiano y las FARC-
E.P.
Procedimental: Desarrollar un ejercicio de indagación sobre el contexto,
desarrollo y resultados de los Acuerdos de la Uribe.
CONTENIDO Acuerdos de la Uribe
HOJA DE RUTA Se inicia la sesión con una breve introducción a la historia de los
procesos de paz que han tenido lugar entre el Estado Colombiano y las
FARC-EP y al contexto en que se desarrolla puntualmente el proceso de
la Uribe. Seguidamente se invita a las y los estudiantes a formar grupos
para hacer parte del ejercicio de simulación sobre los Acuerdos de la
Uribe, se les entrega el material de apoyo y se acompaña la preparación
del ejercicio.
RECURSOS Aparte 3.1 del presente documento, Acuerdos de la Uribe.
EVALUACIÓN Se realiza por medio de una autoevaluación oral que será registrada en
un diario de campo a partir de los siguientes puntos:
¿Qué podemos decir que hemos aprendido?
¿Qué expectativas tengo frente a la realización del ejercicio de
simulación?
Tabla 6. Diseño de sesión #4.
DESEMPEÑOS D2, D3, D4
66
OBJETIVO Cognitivo: Reconocer las experiencias, aportes y matices de los
Acuerdos de la Uribe firmados entre el Estado Colombiano y las FARC-
EP.
Procedimental: Desarrollar un ejercicio de simulación a pequeña escala
la mesa de negociación que tuvo lugar en el marco de los Acuerdos de la
Uribe.
CONTENIDO Acuerdos de la Uribe
HOJA DE RUTA Se inicia la sesión definiendo los momentos y tiempos en que se
desarrollará el ejercicio de simulación, así:
• Presentación de actores, agenda e intervención de apertura de los
diálogos (10 minutos)
• Desarrollo de la negociación (30 minutos)
• Cierre y balance del proceso (10 minutos)
• Evaluación colectiva de la experiencia (15 minutos)
RECURSOS Documento base construido por cada grupo a partir de la sesión anterior.
EVALUACIÓN Anexo 1

Tabla 7. Diseño de sesión #5.


DESEMPEÑOS D2, D3, D4
OBJETIVO Cognitivo: Reconocer las experiencias, aportes y matices de los
Diálogos de Tlaxcala y Caracas llevados a cabo entre el Estado
Colombiano y las FARC-E.P.
Procedimental: Desarrollar un ejercicio de indagación sobre el contexto,
desarrollo y resultados de los Diálogos de Tlaxcala y Caracas.
CONTENIDO Diálogos de Tlaxcala y Caracas
HOJA DE RUTA Se inicia la sesión con una breve introducción al contexto en que se
desarrollan los Diálogos de Tlaxcala y Caracas, posteriormente se
entrega a los grupos ya conformados el material de apoyo y se acompaña
la preparación del ejercicio.
67
RECURSOS Aparte 3.2 del presente documento, documento “Doce propuestas para
construir una estrategia de paz”
EVALUACIÓN Se realiza por medio de una autoevaluación oral que será registrada en
un diario de campo a partir de los siguientes puntos:
¿Qué podemos decir que hemos aprendido?
¿Qué expectativas tengo frente a la realización del ejercicio de
simulación?

Tabla 8. Diseño de sesión #6.


DESEMPEÑOS D2, D3, D4
OBJETIVO Cognitivo: Reconocer las experiencias, aportes y matices de los
Diálogos de Tlaxcala y Caracas llevados entre el Estado Colombiano y
las FARC-E.P.
Procedimental: Desarrollar un ejercicio de simulación a pequeña escala
la mesa de negociación que tuvo lugar en el marco de los Diálogos de
Tlaxcala y Caracas
CONTENIDO Diálogos de Tlaxcala y Caracas
HOJA DE RUTA Se inicia la sesión definiendo los momentos y tiempos en que se
desarrollará el ejercicio de simulación, así:
• Presentación de actores, agenda e intervención de apertura de los
diálogos (10 minutos)
• Desarrollo de la negociación (30 minutos)
• Cierre y balance del proceso (10 minutos)
• Evaluación colectiva de la experiencia (15 minutos)
RECURSOS Documento base construido por cada grupo a partir de la sesión anterior.
EVALUACIÓN Anexo 1

Tabla 9. Diseño de sesión #7.


DESEMPEÑOS D2, D3, D4
68
OBJETIVO Cognitivo: Reconocer las experiencias, aportes y matices de los
Diálogos del Caguán llevados a cabo entre el Estado Colombiano y las
FARC-E.P.
Procedimental: Desarrollar un ejercicio de indagación sobre el contexto,
desarrollo y resultados de los Diálogos del Caguán.
CONTENIDO Diálogos de los Diálogos del Caguán
HOJA DE RUTA Se inicia la sesión con una breve introducción al contexto en que se
desarrollan los Diálogos del Caguán, posteriormente se entrega a los
grupos ya conformados el material de apoyo y se acompaña la
preparación del ejercicio.
RECURSOS Aparte 3.3 del presente documento, documento “Agenda Común para el
Cambio hacia una Nueva Colombia”, documento “Acuerdo de los
Pozos”
EVALUACIÓN Se realiza por medio de una autoevaluación oral que será registrada en
un diario de campo a partir de los siguientes puntos:
¿Qué podemos decir que hemos aprendido?
¿Qué expectativas tengo frente a la realización del ejercicio de
simulación?

Tabla 10. Diseño de sesión #8.


DESEMPEÑOS D2, D3, D4

OBJETIVO Cognitivo: Reconocer las experiencias, aportes y matices de los


Diálogos del Caguán llevados entre el Estado Colombiano y las FARC-
E.P.
Procedimental: Desarrollar un ejercicio de simulación a pequeña escala
la mesa de negociación que tuvo lugar en el marco de los Diálogos del
Caguán
CONTENIDO Diálogos del Caguán
69
HOJA DE RUTA Se inicia la sesión definiendo los momentos y tiempos en que se
desarrollará el ejercicio de simulación, así:
• Presentación de actores, agenda e intervención de apertura de los
diálogos (10 minutos)
• Desarrollo de la negociación (30 minutos)
• Cierre y balance del proceso (10 minutos)
• Evaluación colectiva de la experiencia (15 minutos)
RECURSOS Documento base construido por cada grupo a partir de la sesión anterior.
EVALUACIÓN Anexo 1

Tabla 11. Diseño de sesión #9.


DESEMPEÑOS D2, D3, D4
OBJETIVO Cognitivo: Reconocer las experiencias, aportes y matices del Proceso de
Paz de la Habana llevado a cabo entre el Estado Colombiano y las
FARC-E.P.
Procedimental: Desarrollar un ejercicio de indagación sobre el contexto,
desarrollo y resultados del Proceso de Paz de la Habana
CONTENIDO Proceso de Paz de la Habana
HOJA DE RUTA Se inicia la sesión con una breve introducción al contexto en que se
desarrolla el Proceso de Paz de la Habana, posteriormente se entrega a
los grupos ya conformados el material de apoyo y se acompaña la
preparación del ejercicio.
RECURSOS Aparte 3.4 del presente documento, cartilla “El nuevo acuerdo de paz
¡Bien explicadito!”
EVALUACIÓN Se realiza por medio de una autoevaluación oral que será registrada en
un diario de campo a partir de los siguientes puntos:
¿Qué podemos decir que hemos aprendido?
¿Qué expectativas tengo frente a la realización del ejercicio de
simulación?
70

Tabla 12. Diseño de sesión #10.


DESEMPEÑOS D2, D3, D4
OBJETIVO Cognitivo: Reconocer las experiencias, aportes y matices del Proceso de
Paz de la Habana llevado a cabo entre el Estado Colombiano y las
FARC-E.P.
Procedimental: Desarrollar un ejercicio de simulación a pequeña escala
la mesa de negociación que tuvo lugar en el marco del Proceso de Paz de
la Habana
CONTENIDO Proceso de Paz de la Habana
HOJA DE RUTA Se inicia la sesión definiendo los momentos y tiempos en que se
desarrollará el ejercicio de simulación, así:
• Presentación de actores, agenda e intervención de apertura de los
diálogos (10 minutos)
• Desarrollo de la negociación (30 minutos)
• Cierre y balance del proceso (10 minutos)
• Evaluación colectiva de la experiencia (15 minutos)
RECURSOS Documento base construido por cada grupo a partir de la sesión anterior.
EVALUACIÓN Anexo 1
Finalmente, es importante mencionar que, más allá del abordaje teórico del tema, mediante la

implementación de la herramienta se busca posibilitar un escenario de reflexión con las y los

estudiantes en torno a tres elementos clave; la forma en que se entiende la paz (en aras de edificar

como sociedad las condiciones requeridas para alcanzarla y, obviamente, aportar a dicha

construcción desde la escuela), las posibles lecciones resultantes de los intentos de paz entre las

FARC-EP y el Estado colombiano que anteceden al proceso de la Habana (lectura que debe

hacerse en clave de oportunidad) y la importancia de conocer, sostener y velar por la

implementación del Acuerdo firmado entre los mencionados contendientes en el año 2016, dado
71
que, aunque éste no es un acuerdo perfecto ni la consecución automática de la paz, si

constituye un punto importantísimo en la historia del conflicto social, político y armado en

Colombia.
72
Capítulo 4
Conclusiones

La reflexión que da lugar al presente ejercicio investigativo, tal como se planteó a lo largo de
toda la elaboración, surge a partir de la preocupación en torno a la responsabilidad que, como
docentes de ciencias sociales, podemos (y, desde un punto de vista muy personal, debemos)
asumir en torno a la construcción de la paz a partir de los procesos de enseñanza-aprendizaje que
tienen lugar en el aula, al respecto vale aclarar que, si bien hablar de los procesos de paz en el
aula no implica per sé que se logren poner en práctica los postulados de la EP, para un país que se
proyecta hacia la construcción de la paz resulta imperativo empezar por reconocer que el solo
hecho de comprometerse con la paz ha sido una tarea de varias décadas y numerosos esfuerzos,
todo esto orientado a generar reflexiones en torno a la concepción misma de la paz, a la
comprensión de nuestra historia reciente, a los aportes mismos de los intentos de paz anteriores y,
en consecuencia, a la importancia que tiene para el conjunto de la sociedad el momento que
asistimos y las responsabilidades que ello conlleva.
El punto de partida entonces tanto del presente ejercicio académico, como de la
implementación de la propuesta de herramienta pedagógica es la concepción de dos elementos
claves; la paz como un conjunto de condiciones que trascienden a la ausencia de enfrentamientos
bélicos y los procesos de paz como aquellos mecanismos que posibilitan dicha construcción y
que, por tanto, trascienden la firma de un acuerdo por parte de los contendientes.
Ahora bien, en cuanto a la reflexión con respecto a los aportes y matices de los procesos de
paz llevados a cabo entre el Estado colombiano y las FARC-EP anteriores a la experiencia de la
Habana a partir de la reconstrucción histórica realizada en el segundo y tercer capítulo de la
presente elaboración es posible señalar algunos elementos que se enuncian a continuación.

El primer elemento a abordar es que la mencionada organización guerrillera no surge por azar,
sino como resultado de unas situaciones específicas que tienen lugar en el país para el momento;
el problema de la tierra ligado a los fallidos intentos de reforma agraria y a la concentración de la
misma en unas pocas manos, las olas de violencia en las zonas rurales surgidas a razón de la falta
de participación política y la desigualdad (elemento íntimamente conexo al problema de la tierra),
la represión a diversas expresiones políticas y sociales expresada en el bipartidismo y sus
73
manifestaciones a diferentes niveles y, en consecuencia, los fuertes impactos de los grupos
armados de ambos bandos, razón por la que es apenas lógico plantear que, para contemplar la
posibilidad de poner fin al conflicto bélico resulta absolutamente necesario generar soluciones de
fondo a dichas problemáticas, en este sentido, es importante propiciar la reflexión al abordar el
tema en el aula en torno a la pregunta ¿En qué medida los procesos de paz llevados a cabo entre
los mencionados actores abordaron y generaron algún tipo de solución a dichas cuestiones?.
Con respecto a lo anterior, es necesario resaltar que, reiterativamente, casi desde los inicios de
esta confrontación armada, el tema del dialogo para construir la paz ha estado presente en la
plataforma política de ambas partes, pero que, en gran medida, los intentos que llegaron a tener
algún tipo de avance se limitaron a procesos de desarme, desmovilización o amnistías que
dejaron de lado la transformación de las cuestiones de fondo que dieron origen al conflicto,
limitando así una verdadera construcción de paz y, aún peor, propiciando nuevas dinámicas que
entraron a alimentar el conflicto y a sembrar desconfianza en torno a toda posibilidad de ponerle
fin, tal es el caso de las olas de violencia desatadas en contra de los firmantes de la paz y la falta
de garantías para su transición a la vida política legal.

En torno a lo anterior se cuentan varias experiencias en el país, incluso anteriores al


surgimiento de las FARC, como por ejemplo los numerosos guerrilleros liberales de los llanos
orientales amnistiados en la década de los 50 del siglo XX que fueron posteriormente asesinados
por el gobierno (entre ellos Guadalupe Salcedo, el más reconocido líder de los procesos
guerrilleros de ese entonces), así también es absolutamente necesario considerar las experiencias
de los diferentes grupos armados que se acogieron a las iniciativas de paz en la década de los 90 y
fueron fuertemente perseguidos, tal es el caso de la AD-M19 (con el asesinato de varios de sus
integrantes, entre ellos el comandante recién incorporado a la vida civil y candidato presidencial
para el periodo de 1990-1994, Carlos Pizarro Leongómez a manos del paramilitarismo), del
movimiento político EPL (842 miembros exterminados por parte de las AUC, el Estado
colombiano y las FARC-EP) y de las mismas FARC-EP que a tan solo 4 años de la firma del
acuerdo de paz cuentan ya con casi 250 excombatientes asesinados, la mayoría participantes de
programas resultantes de los pactos de la Habana.
Otro elemento transversal al conflicto en el país es la cuestión del uso ineficiente de la tierra,
la pobreza en el campo, el acceso y la concentración de la propiedad rural, dado que dicho
74
elemento ha estado presente en las plataformas de lucha de los movimientos armados
campesinos incluso antes de la conformación del grupo guerrillero, sería un factor clave en su
conformación, se mantendría latente en su horizonte político durante todos sus años de existencia,
y por tanto, en las agendas de negociación de los diferentes intentos de terminación del conflicto
e incluso hoy día sigue siendo un aspecto reiterativo en la agenda política del país y una
reivindicación de múltiples sectores incluyendo el partido FARC, empero, no ha tenido lugar en
el país medida alguna que haya logrado dar solución a dicha situación, ni siquiera con la
inclusión de esta en los acuerdos de la Habana, dado que según el informe Kroc (2020) “en los
43 meses transcurridos desde la firma del acuerdo, las medidas de acceso y formalización de
tierras no muestran una clara contribución a la transformación de los territorios”.
Ahora bien, otro elemento de suma relevancia para el análisis de las experiencias de paz en
Colombia entre los contendientes a saber gira en torno a la cuestión de la participación política
como exigencia histórica tanto del movimiento social como del movimiento guerrillero, dado
que, al limitar la paz a temas de desarme, desmovilización y amnistía no se da lugar a las
transformaciones requeridas en el sistema político para garantizar la participación de posturas
divergentes al estatus quo; este será precisamente uno de los aportes más relevantes del primer
proceso de negociación con las FARC-EP (1984), del cual vale resaltar que se diferencia de las
amnistías anteriores en tanto que, aparte de la suspensión del fuego, se planteaba la necesidad de
exigir la participación política de aquellos que históricamente habían sido excluidos de ella,
consecuentemente para el año 1985, como resultado de este proceso, surge la UP, iniciativa que
rápidamente sería perseguida y exterminada por parte de grupos paramilitares, fuerzas del Estado
y narcotraficantes al posicionarse de forma exitosa como una fuerza política alternativa a los
sectores que históricamente habían detentado el poder en el país, cerrando así las esperanzas de
transformar las prácticas políticas tradicionales que se ubicaban en las raíces mismas del conflicto
y lo seguirían alimentado durante décadas. Este punto es clave en la reflexión propuesta para la
implementación de la herramienta pedagógica teniendo en cuenta que desde la firma del acuerdo
de la Habana y hasta octubre del 2020, a los integrantes del partido FARC asesinados se suman,
según cifras de Indepaz, 840 líderes y 131 lideresas sociales, además de la persecución a otros
sectores de oposición como Colombia Humana83 (que solamente durante los 10 primeros meses

83Movimiento político fundado en 2011 por Gustavo Petro (ex militante del M-19 y de la AD-M19) y un amplio movimiento
ciudadano, con el nombre de “Movimiento progresista”, que se define según sus estatutos como “una organización política
75
del 2020 sumaba ya 7 militantes asesinados en diferentes regiones del país y más de 50
amenazas).
Si bien el proceso de la Habana es el único que logró llegar a la firma de un acuerdo final, es
importante tener en cuenta que los procesos anteriores ya habían tenido avances importantes con
respecto a varios elementos; en la experiencia de Tlaxcala, se pasa de un modelo de negociación
cerrada a uno abierto (cuestión sumamente importante en tanto que se contemplan en la
negociación elementos que van más allá del tema del desarme), tiene lugar también la propuesta
de incluir a diversos sectores sociales en el proceso a través de la figura de los Diálogos
Regionales por la paz y aparece en la agenda de negociación el tema de la reparación de los
sectores afectados por la violencia. Por su parte, durante los diálogos del Caguán, se reconoce el
carácter político a las FARC-EP, se establece un cronograma y unas fases definidas para llevar a
cabo el proceso, se plantea la existencia de unas causas estructurales del conflicto y, en
consecuencia, se enuncia al menos la necesidad de generar estrategias que permitan superarlas, se
avanza en torno a temas como la verificación nacional y regional y la veeduría internacional del
proceso, se fortalece además el tema de la participación ciudadana en el proceso por medio de la
figura de Audiencias Públicas en diferentes regiones del país y de figuras como la Comisión de
Notables que se encargan de generar análisis y recomendaciones a la mesa.
En este punto vale aclarar que la importancia de reflexionar en el aula sobre los elementos
enunciados anteriormente radica en que, si bien, el acuerdo de la Habana no es un acuerdo
perfecto, si tiene muchos avances con respecto a las experiencias anteriores tanto en la forma
como en su contenido, por ejemplo en lo que respecta a la metodología para llevar a cabo los
diálogos, la voluntad política demostrada por parte de los contendientes (que si bien no fue
absoluta se manifestó en acontecimientos sin precedentes en la historia del país como los
repetidos ceses al fuego unilaterales por parte de la guerrilla), la participación de la sociedad
civil, la creación de una Comisión de la Verdad para esclarecer los hechos del conflicto armado
acompañado con la formulación de un modelo de justicia transicional materializado en el
SIVJRNR, el reconocimiento de las víctimas como centro del acuerdo y, por vez primera, de la
responsabilidad del Estado y de terceros civiles en el desarrollo del conflicto.

pluralista, democrática, incluyente, defensora de la vida, la paz y el medio ambiente con vocación de poder. Orientado a
mejorar la vida de los colombianos y colombianas, fortalecer lo público, defender los derechos humanos, impulsar el desarrollo
económico y cultural diverso en el ámbito del principio del desarrollo sostenible” (Colombia Humana, 2020).
76
Finalmente, vale aclarar que dichas conclusiones se podrían abordar, replantear,
cuestionar y alimentar por medio de la implementación de la herramienta pedagógica que se
propone.
77
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Anexos
Anexo 1. Matriz de evaluación del ejercicio de simulación.
MATRIZ DE EVALUACIÓN.
(Será elaborada en un papelón de varios pliegos en una pared del salón y alimentada de
forma colectiva por parte de las y los estudiantes)
Acuerdos de Diálogos de Diálogos Proceso de
la Uribe Tlaxcala y del Caguán paz de la
Caracas Habana
Avances
Dificultades
¿Encuentro alguna
semejanza entre el
contexto estudiado y la
situación actual del
país?
¿Cuál es mi
reflexión?

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