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Sistema concentrado

Una vez sentadas las bases en los países europeos, se comenzó a


institucionalizar el control constitucional hasta el grado de evolucionar a nuestros
días. Así, hoy el sistema centralizado del modelo europeo centraliza el ejercicio del
control constitucional en un único órgano.

Es decir, el control concentrado alude a los procedimientos en los que la norma


considerada contraria a la Constitución de manera expresa se impugna,
precisamente, por considerarse específicamente contraria al texto constitucional.

Lo que se busca del órgano jurisdiccional es una declaración de


inconstitucionalidad de la norma impugnada, de ahí que la norma, sea el objeto
central de la impugnación. En otras palabras, se le cuestiona al juzgador si cierta
norma es contraria al texto constitucional. Como señala José Ramón Cossío Díaz:
“la sentencia deberá ocuparse, expresa y destacadamente, de la norma
impugnada de inconstitucional a fin de determinar su calidad normativa”[8]. En
este sentido, Kelsen sostenía que la función del tribunal constitucional no es una
función política sino judicial, como la de cualquier otro tribunal, aunque con
matices que los distinguen.

1) El sistema de control constitucional concentrado.


La obra de Hans Kelsen se distingue por el hecho de que un solo órgano es el
competente para examinar una ley o acto, y determinar su conformidad con lo
estipulado en la ley fundamental, al cual puede otorgarse la denominación de
“tribunal constitucional”, “corte constitucional” u otra similar. Es únicamente este
órgano quien tiene facultades para analizar y determinar que una determinada ley
o acto contraviene lo dispuesto en la Constitución y privarlo de todo efecto jurídico.

En el sistema concentrado la declaración de inconstitucionalidad produce efectos


erga omnes, con la consiguiente anulación de la norma cuestionada que pierde
sus efectos en forma total y con presidencia del acto político, esto es que en los
sistemas concentrados es el propio órgano de control “La Corte Constitucional”
que recibe de la constitución la competencia necesaria para producir esa
anulación con los efectos generales, ocupando así el lugar de los otros poderes (el
legislador o el ejecutivo, según el caso) el conflicto queda diluido con la
desaparición de la norma cuestionada.

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