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En el caso de la TIN, se puede decir que nos informaría en términos brutos, principal
diferencia con la TAE. Ambos indicadores son estipulados por cada entidad de forma
independiente, y su valor suele estar ligado proporcionalmente al ciclo económico y a
indicadores de referencia (como por ejemplo el Euribor o el Libor).
Eso sí, a la hora de trabajar con la TIN, debemos tener otra consideración fundamental en
cuenta, el periodo de tiempo. La tasa de interés nominal puede ser diaria, semanal,
trimestral, semestral o anual. No cuenta con un periodo de referencia estándar, y al no
incluir los gastos, nos imposibilita el comparar adecuadamente productos de la misma
naturaleza. A causa de esto, la TAE nació para simplificar este problema al tomar el año
como base y para permitirnos comparar productos de misma índole.
El TIN siempre se suele dar de forma anualizada. Imagina que tenemos mil euros que
queremos ahorrar y vamos a nuestra sucursal. El comercial nos dice que hay una oferta
nueva: un depósito a 6 meses con una TIN del 5% (anual). Esto se traduce en que
nuestro interés será en realidad del 2,5% (12 meses / 2 cuotas), 25 euros. Se debe a que
la TIN no era semestral, sino anual y el producto dura solo seis meses. En resumen, es
proporcional a la base de tiempo que tomemos como referencia.
VF = VP (1 + n*i)
Donde:
VF = 500.000(1+6*0.05) = 650.000
I= 500.000(6*0.05) = 150.000
De esta forma, el interés nominal es aquél que no exigen o nos pagan de forma general
por un préstamo o inversión respectivamente. Al interés nominal hay que
restarle impuestos, comisiones y la tasa de inflación y otros tipos de costes para que nos
dé una tasa de interés real equivalente con la que podamos homogeneizar y comparar las
operaciones, ya que en función de los requerimientos, costes y comisiones una operación
puede ser más atractiva que otra aun teniendo una tasa de interés nominal menor. A
diferencia de la TAE no se capitaliza, por lo que en lugar de TIN anual se ofrece la TIN
total.
Aunque siempre tendremos que tener en cuenta que estamos comparando. Por ejemplo,
la TAE de una hipoteca siempre va a ser más alta que la de un préstamo personal con la
misma tasa de interés nominal (TIN), porque la hipoteca suele conllevar más comisiones
(comisión de estudio, de apertura…).
Por tanto, la TAE nos proporciona un dato más fiel pero no exacto, aunque en su cálculo
incluye más premisas que el tipo de interés nominal, no incluye todos los gastos. Por
ejemplo, no incluye gastos notariales, impuestos, gastos por transferencia de fondos,
gastos por seguros o garantías, etc.
Esto se traduce en que, una vez contratado el depósito, sabrás la cantidad que has
invertido, la TAE de la operación, el vencimiento y poniendo en común todos estos datos
obtendrás un valor que se supone debiera ser el rendimiento de la operación.
Como podrás comprobar cuando te abonen los intereses, estos serán menores que el
resultado matemático que habías obtenido. ¿Por qué? Por lo explicado anteriormente, hay
gastos que la TAE no incluye. Nada es perfecto y tampoco lo va a ser esto. De ser
posible el empleado del banco que vendió el depósito te habría informado del rendimiento
exacto de la operación.
Fórmula de la TAE
Dónde:
Otro banco, nos pone encima de la mesa un depósito aparentemente muy similar. La
única diferencia es que los intereses se liquidan mensualmente sobre el mismo depósito.
DEPÓSITO B
En el DEPÓSITO A, el rendimiento es 100€ por cada 1.000€ invertidos. En este caso el
tipo de interés nominal coincide con la TAE.
La TAE nos facilita la tarea de comparar los productos financieros que nos ofrecen los
bancos.
Eso sí, no nos dejemos cegar por una TAE mayor (si se trata de depósitos o menor en
caso de préstamos). Puede darse el caso de que por unas décimas de mejor TAE
tengamos que contratar una tarjeta de crédito. Esto puede suponer un gasto de
mantenimiento mayor que lo que ganamos por esas décimas de la TAE. Por tanto, es
recomendable leer la letra pequeña.
TASA EFECTIVA MENSUAL
La TEM es la Tasa Efectiva Mensual, se calcula a partir de la TEA (la Tasa Efectiva
Anual), y es el cálculo del monto de interés esperado para un período de tiempo
determinado. Este dato va a impactar directamente en el valor de las cuotas de un crédito.
Cuanto más alta sea la TEM, más altas serán las cuotas que tu comercio tenga que
pagar cada mes.
Es la tasa de interés expresada de forma efectiva mensual y que se aplica sobre una
suma de dinero en función de un mes (30 días).
EJEMPLO:
La Sra. Margarita Paz, solicita un crédito para pagar en forma mensual (cada 30 días),
durante 10 meses (n), por la suma de S/. 2,000 (MP); VISION, ofrece este producto a una
tasa efectiva anual de 41.75% (TEA).
Para calcular las cuotas mensuales que tendría que abonar el cliente, vamos a realizar los
siguientes cálculos:
Donde:
MP = Monto de préstamo.
TEM = Tasa Efectiva Mensual a 30 días
TEA = Tasa Efectiva Anual a 360 días.
n = Numero de cuotas mensuales.
TEM = 2.95%
TASA DE INTERES REAL
El tipo de interés real o tasa de interés real es el rendimiento neto que obtenemos
en la cesión de una cantidad de capital o dinero, una vez hemos tenido en cuenta
los efectos y las correcciones en la inflación.
Debemos tener en cuenta que el valor del dinero no es el mismo ahora que en el futuro,
es decir, con una cantidad de dinero determinada, no podemos comprar lo mismo hoy,
que dentro de 3 años.
El tipo de interés real es un dato muy importante que hay que conocer, ya que nos
permite saber cuánto nos está cobrando nuestra entidad por la concesión de un préstamo,
una hipoteca, un crédito o incluso por la rentabilidad que nos ofrece por depositar
nuestros ahorros.
Forma de cálculo
Para calcular el tipo de interés real, tenemos que restar al tipo de interés nominal la tasa
de inflación (forma aproximada), siendo el tipo de interés nominal aquel que viene
expresado en moneda nacional y que no tiene en cuenta el efecto de la inflación y, por
tanto, no contabiliza el poder adquisitivo.
r – Tipo de interés real.
π – Inflación.
Por otro lado. también es importante tener en cuenta el cálculo de la rentabilidad real,
usada para medir la rentabilidad de una inversión incluyendo la inflación de precios:
Imaginemos que prestamos 200 Soles a un amigo, con un tipo de interés nominal del 3%.
Al año siguiente, cuando nos devuelve el préstamo, ha habido una inflación del 2%. Esto
quiere decir que, aunque hayamos aplicado un interés nominal de 3%, y nos devuelva 206
Soles, el tipo de interés real que le hemos aplicado ha sido de un 1% (3%-2%), ya que el
principal del préstamo (200) tiene menos valor al año siguiente, por el efecto inflacionario.
Supongamos que nuestro banco nos dado un tipo de interés nominal del 5% para un
depósito a un año. Al finalizar el año, queremos saber cuál es el tipo de interés real que
hemos obtenido con el depósito.
Para calcular el tipo de interés real, deberemos restar la inflación en nuestro país que
corresponda al periodo del depósito, en nuestro caso un año natural.
Con estos datos, podemos calcular el tipo de interés real para el depósito de un año que
hemos contratado.
r = 5% – 1% = 4%
Nuestra inversión nos ha rentado un 4% en periodo de un año ajustando la inflación. La
clave está en la utilización del tipo de inflación que a nosotros nos parezca el más
adecuado para la comparación que queremos hacer.
Supongamos una empresa que exporta madera a Alemania. Este año, tras llegar su cierre
contable, la empresa desea calcular su rentabilidad real teniendo en cuenta que el índice
de precios publicado es de un 2% anual, y la tasa de interés nominal efectiva ha sido de
un 3%.
Por tanto: